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Volumen 3, Número 2, octubre-marzo de 2013. LOS HOMBRES TAMBIÉN SUFREN. ESTUDIO CUALITATIVO DE LA VIOLENCIA DE LA MUJER HACIA EL HOMBRE EN EL CONTEXTO DE PAREJA

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Abstract

RESUMEN La investigación sobre violencia conyugal se ha centrado mayoritariamente en la relación hombre-agresor/mujer-victima. Nuestro trabajo indaga la situación contraria, cuando son los hombres las víctimas y sufren las consecuencias de la violencia. Se analizaron los discursos de seis hombres víctimas de violencia conyugal recogidos en una entrevista en la que se presentaron imágenes de violencia de la mujer hacia el hombre. Los resultados muestran que las mujeres utilizan violencia verbal para exigirles a sus parejas que se comporten de acuerdo al modelo hegemónico de " hombre " , cuestionando con ello su masculinidad. Se discute la necesidad de abordar el fenómeno desde la perspectiva de las masculinidades alternativas.
Volumen 3, Número 2, octubre-marzo de 2013.
Revista Vanguardia Psicológica / Año 3 / Volumen 3 / Numero 2, octubre-marzo / pp. 150-159 / ISSN 2216-0701
R
evista
V
anguardia
P
sicológica
Clínica Teórica y Práctica-
ISSN 2216-0701
UNIVERSIDAD MANUELA BELTRÁN, Programa de Psicología, Bogotá D.C. Colombia.
Avenida Circunvalar 60-00, edificio académico, teléfono 57(1)-5460600, extensión 1107.
LOS HOMBRES TAMBIÉN SUFREN. ESTUDIO
CUALITATIVO DE LA VIOLENCIA DE LA MUJER
HACIA EL HOMBRE EN EL CONTEXTO DE PAREJA
MEN ALSO SUFFER. QUALITATIVE STUDY OF SPOUSAL ABUSE
OF WOMEN TOWARDS MAN
Rodrigo Rojas-Andrade, Gabriela Galleguillos, Paulina Miranda & Jacqueline
Valencia*
Universidad del Mar
RESUMEN
La investigación sobre violencia conyugal se ha centrado mayoritariamente en la relación
hombre-agresor/mujer-victima. Nuestro trabajo indaga la situación contraria, cuando son los
hombres las víctimas y sufren las consecuencias de la violencia. Se analizaron los discursos
de seis hombres víctimas de violencia conyugal recogidos en una entrevista en la que se
presentaron imágenes de violencia de la mujer hacia el hombre. Los resultados muestran que
las mujeres utilizan violencia verbal para exigirles a sus parejas que se comporten de acuerdo
al modelo hegemónico de “hombre”, cuestionando con ello su masculinidad. Se discute la
necesidad de abordar el fenómeno desde la perspectiva de las masculinidades alternativas.
Palabras claves: Violencia doméstica, maltrato conyugal, masculinidad, salud masculina.
ABSTRACT
Research on domestic violence has focused mainly on the relationship male-aggressor/victim
woman. Our work explores the opposite situation, when men are the victims and suffer the
consequences of violence. We analyzed the speeches of six male victims of domestic
violence, obtained in the course of an interview accompanied by images of violence of
women against men. The results show that women use verbal violence to demand their
partners to behave according to the hegemonic model of "man", thereby questioning their
masculinity. We discuss the need to address the problem from the perspective of alternative
masculinities.
Key words: Domestic violence, spousal abuse, masculinity, men's health.
*
Rodrigo Rojas-Andrade es Docente asistente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Mar (Chile); Gabriela
Galleguillos, Paulina Miranda y Jacqueline Valencia son psicólogas egresadas de la misma casa de estudios.
La correspondencia en relación con este artículo debe dirigirse al Email de Contacto r.rojas.andrade@gmail.com
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN. RECIBIDO: Diciembre 7 de 2012 APROBADO: 18 marzo de
2013
Estudio cualitativo de la violencia conyugal 151
Revista Vanguardia Psicológica / Año 3 / Volumen 3 / Numero 2, octubre-marzo / pp. 150-159 / ISSN 2216-0701
INTRODUCCIÓN
Si bien el concepto de violencia posee
múltiples connotaciones, “implícitamente los
términos de poder y jerarquía se incluyen en los
distintos enfoques que la estudian, siendo
considerada como una forma de ejercer poder y/o
imponer la voluntad sobre alguien situado en una
posición de inferioridad o de subordinación en la
escala jerárquica a través de acciones u
omisiones para lograr su sometimiento y
opresión” (Larraín, 1994, p.23). En el contexto
intrafamiliar, la violencia es el abuso de poder en
las relaciones familiares de confianza y
dependencia (Boss, 2000) y la mayoría de los
estudios señalan a la mujer como la principal
víctima. Se estima que entre el 21 y 34% las
norteamericanas de 25 a 45 años en algún
momento va a ser abusada físicamente por sus
parejas (Ravazzola, 1997), datos que concuerdan
con los de Canadá, donde se aprecia que un tercio
de las mujeres sufre algún tipo de violencia por
parte de su pareja en el transcurso de su vida
(Boss, 2000). En Latinoamérica el 50% de las
mujeres ha sufrido violencia doméstica (OMS,
2005) y en Chile el Servicio Nacional de la Mujer
(2006) señala que el 35.7% de las mujeres entre
15 y 59 la ha experimentado.
La presencia y difusión de estas
estadísticas promueve el imaginario de que los
hombres son invariablamente los verdugos de las
mujeres (Trujano, Martínez & Camacho, 2010),
sin embargo, también existe evidencia, que
aunque poco compartida públicamente, demuestra
que los hombres también son víctimas y que cada
vez son más los que se atreven a denunciar
(Saracostti, 2011; Zunino, 2011) a pesar de la
burla y humillación que deben soportar, al
reconocerse como víctimas en una sociedad que
sólo los identifica como agresores (Fontena &
Gatica, 2000). Esta representación de los hombres
debe comprenderse desde la perspectiva de
género, la cual nos señala que existen modelos
hegemónicos de masculinidad y de femineidad a
los que se deben responder de acuerdo a nuestro
sexo, así se espera que los hombres cumplan con
todos los atributos asignados a su categoría social,
entre los cuales se cuenta que sean fuertes,
dominantes y violentos.
Al respecto es necesario indicar que
muchos son los hombres que sienten que algo
anda mal en su papel dentro del orden social, por
lo que se enojan, se frustran o aún se confunden
acerca de lo que significa “Ser un hombre”
(Marín, 2004) lo que permite correr el velo de la
exigencia de cumplir los mandatos de la cultura
patriarcal y su modelo hegemónico de
masculinidad. Las instituciones subsumidas en
esta cultura, demandan que los hombres adscriban
sus actitudes y conductas a los modelos
preestablecidos, como es el caso del “rol de
violentador”, lo que se ha cristalizado
considerándose como una verdad incuestionable
que encubre la complejidad del fenómeno de la
violencia. Así, si hoy día se reconoce y se
demuestra, que los varones son más violentos, es
porque han sido educados en una cultura que
asocia el sexo masculino con un formato de
masculinidad que promueve la violencia y no
porque el hombre sea violento de forma instintiva
o por condición biológica (Gabarró, 2008).
De esta forma, lo que interesa aquí no es
tanto la violencia como fenómeno aislado, sino
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que situado en un contexto socio cultural que
glorifica un formato de masculinidad por sobre
todos los demás modelos (Salinas & Arancibia,
2006) ubicándolo en la cúspide de una estructura
jerárquica (Jiménez, 2003). Así, la violencia
conyugal hacia los hombres se subvalora y se
invisibiliza, llegando incluso a desconocerse
cuáles son sus manifestaciones y características
particulares, razón por la cual en la presente
investigación nos preguntamos ¿Qué formas
adquiere la violencia conyugal hacia los hombres
y cómo la significan aquellos que la sufren?
buscando a través de su respuesta comprender el
fenómeno desde la perspectiva de los actores
menos escuchados, los hombres.
MÉTODO
Participantes
Los participantes del estudio fueron seis
hombres profesionales entre 24 a 39 años que
reconocían haber sido víctimas de violencia por
parte de su ex pareja mujer, también profesional,
que habían decidido buscar ayuda en el
PROGRAMA DE RESOCIALIZACIÓN PARA
HOMBRES QUE EJERCEN VIOLENCIA CON
LA PAREJA (PRHEVIP), de la ciudad de Calama
(Chile), pero que no fueron atendidos ya que tal
programa sólo trabaja con varones agresores a
pesar de que reporta frecuentes consultas de
hombres que han sufrido o sufren violencia por
parte de sus parejas.
Técnicas e Instrumentos
Se utilizó una técnica visual consistente
en la proyección de 4 láminas (Ver Figura 1) que
plasman distintas situaciones en la que mujeres
violentan a hombres, seleccionadas de 56
imágenes previamente elegidas por el equipo de
investigación y sometidas al juicio experto de tres
profesionales con vasta experiencia en violencia
conyugal.
Figura 1. Imágenes de agresión o violencia de
mujeres a hombres utilizadas en la investigación
Adicionalmente, se utilizó una entrevista
(Ver Figura 2) para indagar los distintos
significados que las imágenes (símbolos)
proyectaban para los hombres que se habían
reconocido como víctimas de violencia en el
contexto de pareja, asumiendo que estos
significados formaban parte de los patrones
culturales en los que se habían socializado como
“Hombres” y que por adscripción o negación
demarcaron su construcción identitaria. Los ejes
temáticos indagados fueron la violencia, sus
formas y consecuencias, los que se fueron
ampliando de acuerdo a las particularidades de
cada entrevista, manteniéndose siempre la
experiencia subjetiva del varón como foco central
de la investigación.
Diseño y Procedimiento
Se optó por un enfoque metodológico de
carácter cualitativo-interpretativo, el cual permitió
alcanzar los objetivos de la investigación por
medio de la narrativa de los participantes que bajo
una epistemología hermenéutica busca el
significado de los fenómenos a través de una
interacción dialéctica o movimiento del
pensamiento que va del todo a las partes y de éstas
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al todo (Martínez, 2008). Se utilizó este enfoque
puesto que la información recogida se presta a
diferentes interpretaciones y se entiende que el
conocimiento que producimos es el resultado de
una dialéctica entre nuestros intereses, valores y
creencias y la información que entregan los
participantes expertos en el tema (Martínez,
2006).
Figura 2. Guion de entrevista
Las entrevistas se llevaron a cabo a través
de la mediación de PRHEVIP quién ayudó a
contactar a los participantes. Se utilizó una oficina
ubicada en el centro de la ciudad para dar curso a
las entrevistas, la cual contaba con un espacio
apropiado y con los materiales necesarios para
proyectar las imágenes y realizar las grabaciones.
Tres mujeres realizaron la entrevista y cada una de
ellas ejecutó una tarea específica, una
entrevistaba, la otra tomaba nota prestando
especial atención a la comunicación no verbal de
los sujetos y la última, cumplía la función de
acoger en un primer momento a cada uno de los
participantes. Al comenzar la entrevista, se
establecieron los encuadres y presentaciones
explicando los propósitos de la investigación
verbalmente, solicitando al mismo tiempo su
consentimiento escrito que explicitaba la
confidencialidad de los datos.
En cuanto al proceso realizado durante la
entrevista, se comenzó con la exposición de las
cuatro imágenes y sus preguntas correspondientes.
Una vez terminado este proceso, se procedió a
transcribir cada una de las entrevistas realizadas.
Posteriormente se realizó el análisis de la
información producida de las seis entrevistas
realizadas a partir de los pasos sugeridos por
Martínez (2006) que consisten en iniciar la
categorización del corpus textual, la
estructuración de las categorías emergentes, la
contrastación o comparación entre ellas y la
teorización o etapa comprensiva que permitió dar
cuenta del objetivo planteado.
RESULTADOS
La violencia conyugal: Corrección,
grito y descontrol.
Las mujeres violentan a los hombres para
corregirlos, “porque debe haber ocurrido algún
problema, porque pudo haber hecho algo mal o
quizás no hizo caso a lo que le pidió la mujer (S6:
Párr. 2)”. La expresión más común de violencia
es la verbal, particularmente el grito, a través del
cual imponen autoridad, fortaleza y control, “la
mujer tiene más poder que el hombre porque lo
hace notar al estar gritando (S6: Párr. 1)”. Sin
embargo, si este no da resultados, añade acciones
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físicas como cachetadas, patadas, combos e
incluso el lanzamiento de objetos como zapatos y
platos.
Los varones describen a estas mujeres
como descontroladas, y esta percepción los lleva a
evitar reaccionar frente a la violencia, por lo que
deciden dejarla hablar sola, esperando a que se les
pase la rabia y se calme para poder conversar
“…no podía lograr que la persona te escuche
atentamente y diga ¡ah! tiene razón, porque esta
ensimismada dentro de su violencia y lo único que
podía hacer es desaparecer y que se calmen los
ánimos… para que no te pegue (S2: Párr. 56)”.
La masculinidad cuestionada
Los hombres se cuestionan si son ellos los
responsables de no haber controlado la situación
de violencia, por lo que adoptan una posición
desde donde poder retomarlo, la racionalidad del
dialogo, “siempre la comunicación va a ser
elemental, pero no siempre se va a dar en el
momento, porque (ella) tiene rabia y está
enojada, quizás en ese momento tiene que haberla
dejado tranquila y después hablar, pero siempre
está el tema de hablar, no hay otra solución (S5:
Párr. 51)”. A su vez, intentan ocultar las
situación de violencia, “para que nadie se entere,
es vergonzoso que alguien más lo sepa, porque se
ríen de ti, te tratan de tonto (S6: Párr. 7)”. A
pesar de que las formas que tienen de referirse a
mismos, reflejan la vulnerabilidad que sienten
frente a la mujer, “(el hombre es violentado) por
tener su autoestima baja y… tener una
codependencia de ella… ser tímido y no creer en
mismo... (S5: Párr. 23) lo que pone en jaque los
mandatos culturales, “(no hacía nada) por miedo
a ella, ver que la realidad no es así, porque casi
siempre el que la lleva es el hombre, no es por un
tema de machismo, pero el hombre la lleva y yo
no la llevaba… (S3: Párr. 19)”, mostrando con
esto la angustia y ansiedad que provienen del “no
llevarla” en la relación de pareja.
Figura 3. Elementos subjetivos de la experiencia
de victimización conyugal.
Así se culpan, “la culpa es de uno, es
culpa del hombre que la mujer huevee… uno se
siente culpable de todo, si me están maltratando
¡yo soy el culpable! ¡me lo merecía!... merezco
que me trate así porque no lo estoy haciendo bien
(S3: Párr. 31)”, criticando su manera de ser
hombre, la masculinidad que ellos representan, el
“Hombre Bueno”, cuyo rol frente a la mujer es
“cuidarla y protegerla, mostrarle lo que yo sabía
y marcarle el camino según lo que yo he
vivido…(S2: Párr. 16)”, “(con ella) fui el papá
bueno, el hombre bueno, príncipe azul que la
salvó del hombre malo (S4: Párr. 33)”, que ante
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las agresiones evitan reaccionar violentamente “(a
pesar de que) me sentía vejado, humillado… no
podía pegarle, no me lo permitiría (S4: Párr. 29)”
y que en vez de continuar con el círculo de
violencia, deciden alejarse y terminar su
relación… “tomé consciencia cuando los
moretones me empezaron a doler, como después
del quinto día y llega el momento de lucidez y
dices ¡ya no más! ¡me voy!, pesco mis cosas y las
hecho en un saco y me fui y ella no hizo nada, se
quedó sentada en la cama, sin decirme nada y sin
hacer un mea culpa ¡es triste recordar! (S4: Párr.
17)”. Ver figura 3.
El hombre siempre tiene la razón
Las mujeres violentas poseen un carácter
dominante, seguro y poco tolerante, “se sienten lo
más grande en la vida y que pueden hacer todo,
mujeres imponentes, alteradas y no saben
controlarse (S6: Párr. 20), los hombres
violentados, sienten que la relación es
desequilibrada, debido a que sitúan a la mujer en
un nivel superior, “porque en mi caso todas las
decisiones las tomaba ella, mandaba en todo si yo
quería dar mi opinión en algo no le gustaba y
subía la voz altiro (S6: Párr. 8)”. Es esta acción
verbal la que traslada a la mujer de una posición
de inferioridad a la que ha sido relegada
culturalmente, por ser mujer, a una posición
simétrica con el hombre, te gritan de frente,
cachay, es como de igual a igual (S4: Párr. 10)”,
el acto de subir la voz, es un acto de resistencia de
la mujer, es la manera de imponer su poder frente
al hombre, que ante este evento se disminuye y se
somete.
Los roles tradicionales se invierten, las
labores domésticas destinadas culturalmente a las
mujeres son realizadas por los hombres, lo que los
conflictúa, ya que ataca a la construcción de
masculinidad a través de la cual se han definido
históricamente los roles, “ ella era el hombre y yo
la mujer, yo hacia las labores de la casa,
cocinaba, limpiaba, iba a dejar al niño a la
escuela, etc., y ella se sentaba a ver tele y no
hacía nada y me criticaba si no lo hacía como ella
quería (S3: Párr. 15)”. Con esto, los hombres se
desconocen así mismos, cuando “ella vivía
gritándome y humillándome que yo no tenía
carácter ni era capaz de hacer nada, simplemente
era inútil (S6: Párr. 36)”, criticándolos a través
del lente del hombre tradicional, desconociendo
también a la mujer quien debía comportarse de
otra forma, “es como un quiebre de la imagen de
la persona que tenías antes y de la que tienes
ahora que me está gritando, insultando, hasta
pegando (S4: Párr. 7)”, yo pensaba, la miraba y
decía ¡pucha! la desconozco o nunca la conocí
(S1: Párr. 34)”.
Frente a esto los hombres, buscan
explicaciones que permiten mantener la
coherencia respecto a su propia definición, en
consecuencia los hombres son racionales y las
mujeres emocionales e incapaces de resolver los
problemas a tiempo, es por eso que la violencia
para ellos es producto de “cosas que ella tiene
adentro, eso provoca la ira, y afuera como que la
detona, como que le abre la mechita y todo el
rollo que tiene ella (S2: Párr. 55)” con esto, las
cosas que dicen en los momentos de violencia,
tienen menos valor, son poco racionales, con esto
lo inútil y tonto que eran los hombres, son sólo
una manifestación de la emocionalidad de la
mujer.
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DISCUSIÓN
Los hombres entienden la violencia como
una forma correctiva que tiene la mujer para
moldearlos de acuerdo a sus expectativas y como
un producto de los conflictos subyacentes que
ellas no han logrado resolver adecuadamente. Así,
la violencia aparece cuando no cumplen el ideal
de hombre que las mujeres demandan, es decir,
cuando imponen su voluntad por sobre la de
ellos, y es justamente en este momento cuando las
mujeres son percibidas como superiores, ya que
utilizan el grito y el descontrol en un contexto
donde ellos ensalzan la conversación. La violencia
es la imposición de la voluntad pretendiendo a
través de diversas acciones y omisiones lograr el
sometimiento y opresión de otro en una relación
de desbalance de poder (Hernández, 2009;
Morales, Salamanca & Vargas, 2006), esta
definición permite comprender que los hombres,
efectivamente son violentados por sus mujeres,
puesto que sus parejas los gritan y golpean, como
forma de someterlos a su voluntad. Circunstancia
a la que estos hombres se oponen, evitando
enfrentarlas, a pesar de que la cultura patriarcal y
la masculinidad hegemónica los obliga a
reaccionar reduciéndola, sin embargo adscriben a
una masculinidad alternativa, a una que se aleja de
la violencia física. Como lo afirma Lomas (2004,
citado en Gabarró, 2009) no existe una forma
única y exclusiva de ser hombres, sino una gran
variedad de posibilidades, sin embargo, lo cierto
es que existe un modelo dominante, al menos en
el imaginario social, que más que una esencia,
constituye una ideología de poder, una
dominación simbólica, un mundo de significados
donde un cierto tipo de masculinidad se erige
como centro.
Las identidades masculinas alternativas
tienen un valor social emergente que permite
cuestionar los imaginarios dominantes y repensar
los modelos culturales tradicionales que propician
que los varones sientan que su papel en la
sociedad no está bien, ni es el correcto, generando
una crisis identitaria a los hombres que practican
nuevas formas de masculinidad, confundiéndolos
sobre todo su pareja es quién demanda. Así, es
la mujer atrapada en la cultura patriarcal,
subsumida en los roles dicotómicos, quien impone
un modelo de masculinidad tradicional,
violentando a estos hombres. Lo que es antesala
de la aparición del dolor, ya que pone en jaque su
propia identidad, generando angustia y ansiedad al
no percibirse a sí mismos como hombres y no
poder sentir y expresar sus emociones, porque
hacerlo implicaría perder lo único que les queda
como elemento distintivo de masculinidad, la
racionalidad.
La masculinidad referida por los hombres
de este estudio se construye en oposición a la
masculinidad tradicional, pues ellos son hombres
buenos mientras que los otros, son hombres
malos. Se encargan de proteger y cuidar a la
mujer, lo que se contrapone a la idea de maltrato
que entienden dan los otros hombres. Lo bueno de
estos hombres, viene dado por la no utilización de
la violencia física como modo de resolución de los
conflictos, lo que sólo es la negación de una sola
expresión; no han salido del laberinto de la cultura
patriarcal, no han encontrado nuevas formas de
abordar la relación, pudiendo con esto mismo
actuar de manera violenta, al no responder, al
evitar, al actuar de forma pasiva frente una
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petición. Sin embargo, lo bueno de estos hombres
no previene la herida narcisista de la violencia,
sino que cambia el poder físico por el poder
racional, así vivencian la violencia como una
humillación a su virilidad (Cagigas, 2000) pero
nunca como un cuestionamiento a su racionalidad,
porque la violencia de la mujer es descontrol y
emocionalidad, y evitarla es una estrategia
racional adecuada, así los hombres siguen siendo
los vencedores (López & Güida, 2000) aunque
sólo en el plano social, en el plano público, pues
detrás de las puertas también se sienten heridos y
no es por la acción de la mujer, sino por el
cuestionamiento a su masculinidad, a su forma, a
su identidad.
La violencia hacia el hombre, no se
considera como tal, sino más bien se ridiculiza,
razón por la cual se sigue dando prioridad pública
a las mujeres en temas de violencia, por
considerarlas más débiles y carentes de
protección, no dejando cabida a la idea que un
hombre también pueda ser la víctima, lo que deja
ver que la institucionalidad que trabaja en
temáticas de género, tampoco escapa a las
influencias cegadoras de la cultura patriarcal, así
los hombres callan, para no tener que lidiar con la
ridiculización. Esto pone en la palestra la poca o
nula red de apoyo con la que cuentan estos
hombres para intervenir su problemática, lo que
deja de lado aspectos que son importantes de
considerar, es decir, la masculinidad, pues no se
puede resolver la problemática de violencia de
género sino se aborda de forma integral,
analizando y reflexionando sobre ambos actores y
sobre la lucha entre la diversidad y la
homogeneidad de los patrones culturales. En
consecuencia, las políticas públicas deben integrar
y promover la participación de los hombres en
programas que se especialicen en la intervención
de este tipo de violencia, instando la reflexión y el
debate en torno al papel de los hombres en la
equidad de género y en la transformación social
en materias de justicia de género (Aguayo &
Sadler, 2011).
Para finalizar, una importante limitación
del estudio fue la no realización de una segunda
entrevista para despejar las dudas que fueron
surgiendo a medida que se avanzaba en el
proceso, ya que los giros continuos de la
investigación abarcaban nuevas temáticas que no
habían sido consideradas en un comienzo, con lo
que surge la necesidad de continuar indagando en
las masculinidades alternativas. Dichos
cuestionamientos abren nuevas preguntas, nuevos
caminos ¿Cuáles son las nuevas formas de
construcción de la pareja?, ¿Cuáles son los
ideales de pareja?, ¿Cómo se logra aceptar al
otro en la pareja?, ¿De qué manera se puede
convivir con la diferencia?
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SERNAM. (2012). Orientaciones técnicas.
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Trujano, P., Martínez, A. & Camacho, S. (2010).
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Wadham, B. (1996). Violencia masculina: ¿un
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Zunino, N. (2011). En seis años aumentan en 83%
las denuncias de hombres por violencia
intrafamiliar. La tercera. Recuperado 16
de Noviembre 2012. Disponible en
www.diario.latercera.com/2011/12/09/01/
contenido/pais/31-93266-9-en-seis-anos-
aumentan-en--83-las-denuncias-de-
hombres-por-violencia.html.
... La sociedad actual no da cabida a la existencia del hombre maltratado ya que no existe la visión de este tipo de hombre en la violencia doméstica (Aguilera et al., 2015). Las instituciones subsumidas en esta cultura demandan que los hombres adscriban sus actitudes y conductas a los modelos preestablecidos, como es el caso del rol de violentador, lo que se ha cristalizado considerándose como una verdad incuestionable que encubre la complejidad del fenómeno de la violencia (Rojas et al., 2013) La violencia femenina tiende a naturalizarse por su carácter sutil y reactivo; no obstante, todo acto violento intencional genera un impacto psicológico devastador e irreversible en la autoestima de las víctimas (Huerta, 2016). Realmente para una mujer es muy sencillo embellecer una manifestación de violencia y disfrazarla con un escudo de amor, como la celotipia o victimizarse ante un bajo ingreso económico de la pareja. ...
... Los hombres entienden la violencia como una forma correctiva que tiene la mujer para moldearlos de acuerdo a sus expectativas y como un producto de los conflictos subyacentes que ellas no han logrado resolver adecuadamente. Así, la violencia aparece cuando no cumplen el ideal de hombre que las mujeres demandan (Rojas et al., 2013). ...
... La violencia hacia el hombre no se considera como tal, sino más bien se ridiculiza, razón por la cual se sigue dando prioridad pública a las mujeres en temas de violencia, por considerarlas más débiles y carentes de protección; no deja cabida a la idea que un hombre también pueda ser la víctima, lo que deja ver que la institucionalidad que trabaja en temáticas de género tampoco escapa a las influencias cegadoras de la cultura patriarcal; así los hombres callan, para no tener que lidiar con la ridiculización (Rojas et al., 2013). En el siguiente fragmento de entrevista también visibilizamos un tipo de violencia que suele ser callado por los hombres por temor a que duden de su masculinidad: Para salir con mis amigos tengo que preguntarle a mi esposa si puedo salir, casi casi pedir permiso. ...
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El presente libro es producto de las reflexiones y pesquisas de académicos e investigadores, quienes despliegan a través de la Red Latinoamericana de Estudios sobre la Violencia escritos de carácter ensayístico o empírico que develan fenómenos acerca de las violencias por parte del Estado y las instituciones, las cuales se expresan en grupos focalizados, como es el caso de infantes, adolescentes e igualmente mujeres, este último grupo analizado a partir de la perspectiva de género. En dichos trabajos, se profundiza en la comprensión de los sujetos que vivencian y habitan una sociedad ensanchada en violencia. Este texto constituye un espacio por el cual se comparten y se difunden escritos a fin de ampliar la comprensión sobre las violencias para su análisis y reinterpretación por parte de estudiantes, profesionales y personas interesadas sobre esta temática.
... 2) Since it is a socially ignored phenomenon, it is ridiculed and perhaps deemed unimportant. It is still considered a taboo subject and because of the minimization of violence perpetrated by women (Moral & López, 2013;Rodrigues et al., 2018;Rodríguez et al., 2019;Rojas-Andrade et al., 2013). The man as a victim. ...
... Three situations can arise: 1) The difficulty of admitting vulnerability to violence even justifying it as normal behavior when in disagreement with your partner (Becerra et al. 2009;Celis-Sauce & Rojas-Solís, 2015;Ferreira et al., 2015;Pacheco & Castañeda, 2013;Trujano et al., 2010). 2) The social aspects that permeate in the male victims to hide the situation and not bring their masculinity to be questioned (Navarro et al., 2019;Rodrigues et al., 2018), generating guilt for ex periencing violence or the feeling of undervaluation for not being able to assume the role of the provider (Fernández & Florez;2018;Rojas-Andrade et al., 2013). 3) Feelings of loneliness, suffering, shame, and low self-esteem are among the main consequences of suffering violence (Leiva & Lay-Lisboa, 2017;Rodriguez et al., 2019). ...
... The lack of complaints. There are few or no support networks or public policies for the inclusion of the needs of male victims of violence (Fiestas et al., 2012;Rojas-Andrade et al., 2013). Furthermore, there are individual and social factors that hinder the complaint process. ...
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La violencia hacia la pareja es un fenómeno que se ha analizado desde diversas perspectivas, entre ellas se encuentra la Violencia hacia el Hombre (VhH) en la pareja, objeto de estudio al que se le ha otorgado poca relevancia social y académica en diversas regiones. El presente estudio tiene como propósito identificar los aspectos metodológicos y hallazgos más relevantes de la VhH en los estudios realizados en las últimas dos décadas en Latinoamérica. Siguiendo las directrices del Modelo PRISMA, se llevó a cabo una revisión sistemática a través de una búsqueda de trabajos en seis bases de datos. Las referencias iniciales fueron 426, las cuales se sometieron a un análisis por medio de un proceso de depuración donde, finalmente, se obtuvieron 16 artículos que cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión. Los principales resultados destacan que, recientemente, la comunidad científica en América Latina ha prestado más atención a las víctimas masculinas realizado aportes que permiten cuestionar la minimización social, académica y científica del fenómeno. Se discuten los resultados destacando que el estigma social es lo que sigue dificultando el reconocimiento de las víctimas masculinas como un objeto legítimo y válido de investigación.
... En suma, la violencia hacia los hombres también ha sido considerada como violencia de género, por tanto, no puede resolverse sin un abordaje integral que considere aspectos como la masculinidad, el rol de víctima/victimario, así como aspectos relacionados a la diversidad y la cultura (Rojas-Andrade, Galleguillos, Miranda y Valencia, 2013). ...
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El fenómeno de la violencia de pareja hacia las mujeres es un problema multifacético que puede llegar a presentarse en función del contexto en el que se desarrolla la víctima y el perpetrador. Por lo antes expuesto, a lo largo de este capítulo se abordan los diferentes tipos de violencia según su uso, el contexto y tipo de manifestación, considerando aspectos específicos como la edad, el tipo de relación afectiva, etc. Asimismo, se resalta la importancia de abordar otros tipos de violencias emergentes las cuales se manifiestan a través de conductas o en entornos que hasta hace poco fueron ignorados; por ejemplo, el control de la pareja a través de medios electrónicos. Abordando cada uno de estos aspectos también se pretende evidenciar que, en aspectos generales, este problema afecta de manera significativa la salud e integridad de sus víctimas debido a que las conductas violentas ejercidas hacia las mujeres les generan daño y sufrimiento de tipo físico, psicológico, sexual e incluso la muerte. Lo anterior, además de demostrar las diversas caras del fenómeno, recomienda que tanto la comunidad científica como las y los profesionales de la salud desarrollen habilidades y estrategias para la prevención y atención de todos estos tipos de violencia con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las víctimas, así como identificar factores intrínsecos que no habían sido tomados en cuenta en estudios anteriores para poder trabajar con los perpetradores de una forma efectiva.
... En suma, la violencia hacia los hombres también ha sido considerada como violencia de género, por tanto, no puede resolverse sin un abordaje integral que considere aspectos como la masculinidad, el rol de víctima/victimario, así como aspectos relacionados a la diversidad y la cultura (Rojas-Andrade, Galleguillos, Miranda y Valencia, 2013). ...
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Rojas-Solís, J. L. y Hernández-Cruz, S. (2022). Capítulo 13. Futuras líneas de investigación en la violencia. En J.L. Rojas-Solís (Ed.), Investigación, prevención e intervención en la violencia de pareja hacia la mujer (pp. 235-248). Puebla, México: Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Puebla (CONCYTEP). Disponible en: https://bit.ly/3tGYic3?fbclid País: México. ISBN: 978-607-8839-00-1. Editorial: Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Puebla (CONCYTEP, México). RESUMEN La violencia de pareja hacia la mujer en México es un problema social alarmante que se ha manifestado de diferentes formas, contextos y niveles de gravedad, representando un objeto de estudio global que requiere ser atendido desde diferentes disciplinas. No obstante, la investigación se ha concentrado en algunos tipos de violencia en específico, dejando a un lado otras formas de expresión, lo cual limita la comprensión del fenómeno en su totalidad. Por ello, en el presente capítulo se presentan diversas propuestas en el desarrollo de futuras investigaciones que deberían ser incluidos tanto en los estudios como en la atención de las víctimas de diversas manifestaciones de violencia. Se discute la importancia de analizar la violencia en otros tipos de poblaciones más allá de las mujeres heterosexuales, al igual que su surgimiento y las formas en las que se ejerce la violencia a través de los medios electrónicos y redes sociales. Además, se evidencia la necesidad de disponer de una encuesta estatal que favorezca la obtención de datos actualizados sobre el fenómeno. Finalmente, se puntualizan algunos de los aspectos éticos que serían importantes atender para mejorar el tratamiento y asegurar la integridad física, emocional y psicológica de la víctima. Palabras clave: Violencia de pareja, mujer, violencia hacia la mujer mexicana ABSTRACT Intimate partner violence against women is an alarming social problem that has been characterized by manifesting itself in different forms, contexts and levels of severity, representing an object of global study that requires attention from different disciplines. However, research has focused on some specific types of violence, leaving aside other forms of expression, which limits the full understanding of its impact. For this reason, this chapter presents various proposals in the development of future research, as well as the main ethical aspects that should be included both in the studies and in the attention of this type of phenomena. The importance of analyzing violence in other types of populations beyond heterosexual women is discussed, as well as its emergence and promotion through electronic media and social networks; Furthermore, there is evidence of the need to have a state survey that favors obtaining updated data on the phenomenon. Finally, some of the ethical aspects that would be important to attend to in order to improve treatment and ensure the physical, emotional and psychological integrity of the victim are specified. Keywords: Intimate partner violence, violence towards women, Mexican
... En suma, la violencia hacia los hombres también ha sido considerada como violencia de género, por tanto, no puede resolverse sin un abordaje integral que considere aspectos como la masculinidad, el rol de víctima/victimario, así como aspectos relacionados a la diversidad y la cultura (Rojas-Andrade, Galleguillos, Miranda y Valencia, 2013). ...
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Rojas-Solís, J. L. y Hernández-Cruz, S. (2022). Capítulo 13. Futuras líneas de investigación en la violencia. En J.L. Rojas-Solís (Ed.), Investigación, prevención e intervención en la violencia de pareja hacia la mujer (pp. 235-248). Puebla, México: Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Puebla (CONCYTEP). Disponible en: https://bit.ly/3tGYic3?fbclid País: México. ISBN: 978-607-8839-00-1. Editorial: Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Puebla (CONCYTEP, México). RESUMEN La violencia de pareja hacia la mujer en México es un problema social alarmante que se ha manifestado de diferentes formas, contextos y niveles de gravedad, representando un objeto de estudio global que requiere ser atendido desde diferentes disciplinas. No obstante, la investigación se ha concentrado en algunos tipos de violencia en específico, dejando a un lado otras formas de expresión, lo cual limita la comprensión del fenómeno en su totalidad. Por ello, en el presente capítulo se presentan diversas propuestas en el desarrollo de futuras investigaciones que deberían ser incluidos tanto en los estudios como en la atención de las víctimas de diversas manifestaciones de violencia. Se discute la importancia de analizar la violencia en otros tipos de poblaciones más allá de las mujeres heterosexuales, al igual que su surgimiento y las formas en las que se ejerce la violencia a través de los medios electrónicos y redes sociales. Además, se evidencia la necesidad de disponer de una encuesta estatal que favorezca la obtención de datos actualizados sobre el fenómeno. Finalmente, se puntualizan algunos de los aspectos éticos que serían importantes atender para mejorar el tratamiento y asegurar la integridad física, emocional y psicológica de la víctima. Palabras clave: Violencia de pareja, mujer, violencia hacia la mujer mexicana ABSTRACT Intimate partner violence against women is an alarming social problem that has been characterized by manifesting itself in different forms, contexts and levels of severity, representing an object of global study that requires attention from different disciplines. However, research has focused on some specific types of violence, leaving aside other forms of expression, which limits the full understanding of its impact. For this reason, this chapter presents various proposals in the development of future research, as well as the main ethical aspects that should be included both in the studies and in the attention of this type of phenomena. The importance of analyzing violence in other types of populations beyond heterosexual women is discussed, as well as its emergence and promotion through electronic media and social networks; Furthermore, there is evidence of the need to have a state survey that favors obtaining updated data on the phenomenon. Finally, some of the ethical aspects that would be important to attend to in order to improve treatment and ensure the physical, emotional and psychological integrity of the victim are specified. Keywords: Intimate partner violence, violence towards women, Mexican
... En suma, la violencia hacia los hombres también ha sido considerada como violencia de género, por tanto, no puede resolverse sin un abordaje integral que considere aspectos como la masculinidad, el rol de víctima/victimario, así como aspectos relacionados a la diversidad y la cultura (Rojas-Andrade, Galleguillos, Miranda y Valencia, 2013). ...
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Referencia de la obra general: Rojas-Solís, J. L. (Ed.). (2022). Investigación, prevención e intervención en la violencia de pareja hacia la mujer (1ª Ed.). Puebla, México: Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Puebla (CONCYTEP). Disponible en: https://bit.ly/3tGYic3?fbclid ISBN: 978-607-8839-00-1
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La violencia contra las mujeres en el contexto de pareja constituye una grave problemática social de carácter estructural que se ha mantenido a través del tiempo y que implica profundas vulneraciones a los Derechos Humanos. Con el objetivo de develar las distintas formas en que se manifiestan las violencias dentro de las relaciones de pareja, se recolectaron 1.168 frases sobre las mismas en 41 baños de una institución universitaria. Estas manifestaciones se clasificaron cualitativamente según las diversas tipologías de violencia (física, psicológica, sexual, y económica) y, mediante un análisis crítico y hermenéutico desde los postulados de la Perspectiva de Género y la Perspectiva de Derechos, se logró hallar que la violencia de pareja se sustenta en estereotipos de género, se oculta tras diversas formas, se justifica mediante patrones culturales hetero-patriarcales y se encuentra profundamente arraigada y normalizada dentro de la cultura, a tal punto que vulneran Derechos Humanos expresamente protegidos por la ley.
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La violencia de pareja ha sido explorada en menor medida desde la perspectiva de los hombres como víctimas. Poco se conoce sobre las características y las circunstancias en que los varones experimentan este fenómeno. El presente estudio tuvo como propósito estimar la presencia y recurrencia de violencia emocional, física, sexual y económica en el papel de receptor, en varones estudiantes universitarios duranguenses, así como su comparación respecto a algunas variables sociodemográficas. Para ello, se aplicó un cuestionario a 232 hombres estudiantes de una universidad pública en Durango, México, a través de un muestreo aleatorio, estratificado y por conglomerados. El 95 % de los varones reportó haber sido víctima de algún tipo de violencia de pareja al menos una vez y el 69 %, de forma recurrente. El 6.7% de los estudiantes reportó tener hijos, condición que se encontró relacionada con la presencia de violencia económica (razón de prevalencia, RP= 2.30 [1.35-3.94] y su recurrencia RP= 3.31 [1.8-5.55]); asimismo, presencia de violencia sexual (RP= 2.60 [1.60-4.21] y su recurrencia RP= 3.53 [1.90-5.92]). La proporción de hombres víctimas de violencia es alta en comparación con otros estudios. Para finalizar, los datos permiten respaldar la necesidad de contar con programas de sensibilización, prevención y atención a los varones víctimas de violencia.
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El Grupo de Investigación Convivencia y Entornos Psicológicos (CONEPSI), categoría A de Minciencias, adscrito al Departamento de Psicología de la Universidad de Nariño pretende contribuir a la comprensión de los ambientes escolares, a través de la teorización sobre el desarrollo del pensamiento y convivencia escolar, ejecutan�do proyectos investigativos que descansan sobre la noción de trabajo en equipo y posibilitan tanto el conocimiento como la identificación y la caracterización de contextos, actores y acciones mediadoras de la vida escolar.
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Resumen: Las personas ocupan distintos roles dentro del fenómeno de la violencia, con respecto a su ejercicio, recepción o atestiguamiento. Dadas las condiciones socioculturales de riesgo y desventaja de las mujeres en el mundo, mayormente se ha incentivado el estudio de su condición de víctimas. Se trabajó a través de la técnica de Redes Semánticas Naturales Modificadas con 239 mujeres y 232 varones estudiantes de 13 instituciones de educación superior públicas y privadas de la ciudad de Durango México, para conocer el significado psicológico que asignan al concepto de mujer violenta. Se identificaron los componentes: violencia física, verbal, psicológica, expresiones emocionales y adjetivos peyorativos. Palabras clave: Significado, Violencia, Agresora, Estudiantes universitarios. Introducción La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2012) define la violencia como el uso intencional de la fuerza física o amenazas, contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad y con consecuencias físicas, psicológicas, problemas de desarrollo o la muerte. Desde una perspectiva social, la violencia es una herramienta utilizada por el ser humano para obtener dominación, poder y control (Domínguez, Reyes-Lagunes y Muzquiz, 2003). En al ámbito de la violencia interpersonal, el rol de agresor lo ocupa la persona que va contra alguien con el propósito de producirle daño; en tanto la víctima es la persona que padece el daño como consecuencia de un acto infligido a sí misma o por alguien ajeno (Gonzales, 2016; Villareal, 2013). En la esfera de la pareja heterosexual, y en el orden del varón como víctima; Loinaz (2014) ha documentado en España, que pese a que las mujeres pueden cometer el mismo tipo de violencia contra la pareja y con motivaciones similares a los hombres; el conocimiento sobre el tratamiento de dichas agresoras es muy limitado y sin evidencias sobre su efectividad. En México, Trujano, Martínez y Camacho (2010) encontraron en varones adultos, que las modalidades de violencia ejercida en su contra, con mayor frecuencia incluyeron la psicológica, social y sexual. González y Fernández (2014) identificaron que 47.6% de los hombres jóvenes de un Estado del norte de México, reconoce haber sido víctima de algún tipo de violencia por parte de su pareja, siendo la violencia psicológica la más declarada. Asimismo, Hernández (2007) identificó en mujeres adolescentes y jóvenes mexicanas quienes ejercían violencia contra sus parejas, que en su mayoría lo realizaban por la vía verbal, siendo motivadas las discusiones por la actitud de desafío en las mujeres ante temas como dinero, amantes y tiempo de convivencia con los/las hijas. Otro escenario abordado por Vaca, Chaparro y Pérez (2006), al realizar un estudio de caso sobre la conducta de una mujer adulta, madre y cónyuge, identificada como generadora de actos violentos dentro de su núcleo familiar, se identificó que acudía a la violencia como forma de interacción y alternativa en la solución de conflictos al interior de su familia. Por lo tanto, es necesario enfatizar que la violencia que proviene de las mujeres no se reduce al contexto de pareja, sino puede ejercerse en distintos ambientes, tales como el maltrato a niños y niñas, contra las y los adultos mayores (Álvarez, 2009) o bien hacia sus pares mujeres en el entorno laboral, escolar, etc.
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El Documento nos brinda un panorama amplio de la investigación cualitativa. Inicia con una revisión necesaria del tema del conocimiento, abordado desde su naturaleza epistemológica para poder entender la totalidad concreta de la realidad, y en la terminología del autor, como un todo polisistémico y la interdisciplinariedad. En un segundo plano identifica la dimensión dinámica de la investigación cualitativa, en cuanto trata de identificar la naturaleza profunda de las realidades, su estructura y relaciones que se establecen, para cumplir las dos tareas básicas de toda investigación: recoger datos y categorizarlos e interpretarlos. Hace un tratamiento del marco referencial, los objetivos, las hipótesis y las variables, identificando varios métodos cualitativos, así como los instrumentos y procedimientos.
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En el artículo se exponen algunos de los antecedentes centrales del proyecto de investigación «Poder, participación ciudadana y género: significado del liderazgo femenino desde una construcción masculina».1 Utilizando un enfoque cualitativo, se desarrollaron entrevistas abiertas con el objetivo de comprender el significado que le asignan los hombres al liderazgo femenino. Los discursos fueron analizados en base a la Teoría Fundamentada de Strauss- Corbin (2003). Los resultados muestran que los varones coinciden en términos generales respecto a los cambios que ha habido en los roles de género, en que las mujeres tienen y deben tener más oportunidades, en que hay una mayor incorporación de éstas en el mercado laboral y en la necesidad de tener relaciones más equitativas al interior de la familia. Así, emergen tensiones que configuran el malestar de la masculinidad traspasando la esfera íntima y cuestionando las relaciones de intergénero actuales. También hay discursos más progresistas en los varones, que se aventuran hacia un reconocimiento de las capacidades y roles que han ido asumiendo las mujeres en el espacio público, aunque se trata de un reconocimiento vigilante, ambivalente, mediatizado por una percepción de confianza/desconfianza, eficiencia/incompetencia, hacia lo que ellas son capaces de lograr.
El patriarcado, como origen de la violencia doméstica. Monte Buciero, n°5
  • A Cacigas
Cacigas, A. (2000). El patriarcado, como origen de la violencia doméstica. Monte Buciero, n°5. Recuperado 05 de Octubre 2012.
La Violencia Doméstica hacia el Varón: factores que inciden en el hombre agredido para no denunciar a su pareja
  • C Fontena
  • A Gatica
Fontena, C. & Gatica, A. (2000). La Violencia Doméstica hacia el Varón: factores que inciden en el hombre agredido para no denunciar a su pareja. Universidad de Biobío. Recuperado 24 de Noviembre
La crisis de masculinidad y los nuevos hombres. El rincón de cori
  • C Herrera
Herrera, C. (2012). La crisis de masculinidad y los nuevos hombres. El rincón de cori. Recuperado 08 de Noviembre 2012. En www.ir21.con.ai
El hombre maltratado por su mujer: una realidad oculta" de Silvia Fairman
  • A Hernández
Hernández, A. (2009). Reseña de "El hombre maltratado por su mujer: una realidad oculta" de Silvia Fairman. Revista de Estudios de Género, 3(29). Fecha de consulta 3 de octubre de 2012. Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPd fRed.jsp?iCve=88411884012