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Neuropsicología de Lóbulos Frontales, Funciones Ejecutivas y Conducta Humana

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El objetivo de este artículo es proporcionar una visión integrativa de la neuropsicología de los lóbulos frontales, su organización funcional básica y las funciones cognitivas y conductuales que soporta, entre ellas las funciones ejecutivas. Los lóbulos frontales son las estructuras cerebrales de más reciente evolución en la especie humana, presentan la organización funcional más compleja y diversa del cerebro humano. Se dividen funcionalmente en tres grandes áreas: orbital, medial y dorsolateral, en éste artículo se presenta un revisión básica de las funciones neuropsicológicas soportadas por cada una de estas áreas. Esta revisión pretende aportar al lector una comprensión básica de la neuropsicología de los lóbulos frontales y de su aportación heterogénea a la conducta humana.
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Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, Abril 2008, Vol.8, No. 1, pp. 47-58 47
N
Neuropsicología de
Lóbulos Frontales,
Funciones Ejecutivas y
Conducta Humana
Julio César Flores Lázaro
Laboratorio de Psicofisiología y
Neuropsicología, Facultad de
Psicología, Universidad Nacional
Autónoma de México. México, D.F.,
México y División Académica de
Ciencias de la Salud, Universidad
Juárez Autónoma de Tabasco.
Villahermosa Tabasco, México.
Feggy Ostrosky-Solís
Jefa del Laboratorio de Psicofisiología
y Neuropsicología, Facultad de
Psicología, Universidad Nacional
Autónoma de México. México, D.F.,
México.
Correspondencia: Feggy Ostrosky-Solís. Rivera
de Cupia 110-71., Col. Lomas de Reforma.
México, D. F., C.P. 11900. Correo electrónico:
feggy@servidor.unam.mx
Agradecimiento
Proyecto parcialmente financiado con el apoyado otorgado a
la Dra. Feggy Ostrosky por el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (CONACYT) (49127-H) y por el Programa de
Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación
Tecnológica (PAPIIT) de la Universidad Nacional Autónoma
de México (IN31260).
Resumen
El objetivo de este artículo es proporcionar
una visión integrativa de la neuropsicología
de los lóbulos frontales, su organización
funcional básica y las funciones cognitivas y
conductuales que soporta, entre ellas las
funciones ejecutivas. Los lóbulos frontales
son las estructuras cerebrales de más
reciente evolución en la especie humana,
presentan la organización funcional más
compleja y diversa del cerebro humano. Se
dividen funcionalmente en tres grandes
áreas: orbital, medial y dorsolateral, en éste
artículo se presenta un revisión básica de
las funciones neuropsicológicas soportadas
por cada una de estas áreas. Esta revisión
pretende aportar al lector una comprensión
básica de la neuropsicología de los lóbulos
frontales y de su aportación heterogénea a
la conducta humana.
Palabras clave: Lóbulos frontales,
neuropsicología, funciones ejecutivas,
conducta humana.
Summary
The article objective is to bring an
integrative perspective on frontal lobe
neuropsychology, the basics concepts in
frontal lobes functional organization and the
behavioural and cognitive functions
supported by these brain areas. The frontal
lobes are the most recent developed brain
areas in the human specie; they present the
most complex and diverse functional
organization of the human brain. They are
functional divided in three large areas:
orbital, medial and dorsolateral, a basic
review of the neuropsychologycal functions
suported by each one of these areas is
presented in this article. This review
pretends to provide a basic understanding
of frontal lobe neuropsychology and its
Flores & Ostroksy-Solís
48 Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias
heterogeneous influence in human
behaviour.
Key words: Frontal lobe, neuropsychology,
executive functions, human behaviour.
Introducción
El objetivo de este artículo es proporcionar
una visión integrativa de las propiedades
neuropsicológicas de los lóbulos frontales,
las funciones que soporta, entre ellas las
funciones ejecutivas, y su aporte
heterogéneo a los distintos aspectos de la
conducta humana.
Los lóbulos frontales son las estructuras
cerebrales de más reciente desarrollo y
evolución en el cerebro humano, su
perfeccionamiento en los primates se
relaciona con la necesidad de un control y
coordinación más compleja de los procesos
cognitivos y conductuales que emergieron a
través de la filogénesis de estas especies
(Fuster, 2002).
Desde un punto de vista neuropsicológico
los lóbulos frontales representan un sistema
de planeación, regulación y control de los
procesos psicológicos (Luria, 1986);
permiten la coordinación y selección de
múltiples procesos y de las diversas
opciones de conducta y estrategias con que
cuenta el humano; organizan las conductas
basadas en motivaciones e intereses, hacia
la obtención de metas que sólo se pueden
conseguir por medio de procedimientos o
reglas (Miller & Cohen, 2001). También
participan de forma decisiva en la formación
de intenciones y programas, así como en la
regulación y verificación de las formas más
complejas de la conducta humana (Luria,
1989).
Debido a esta capacidad de regular,
planear y supervisar los procesos
psicológicos más complejos del humano, se
considera que los lóbulos frontales
representan el “centro ejecutivo del cerebro”
(Goldberg, 2001).
El daño o la afectación funcional de los
lóbulos frontales tienen consecuencias muy
heterogéneas e importantes en las
conductas más complejas del humano,
desde alteraciones en la regulación de las
emociones y la conducta social, hasta
alteraciones en el pensamiento abstracto y
la metacognición (Stuss & Levine, 2000).
Por lo que es necesario contar con un
conocimiento lo más completo posible
sobre sus propiedades neuropsicológicas.
Neuroanatomía funcional de los lóbulos
frontales
Los lóbulos frontales son las estructuras
más anteriores de la corteza cerebral, se
encuentran situadas por delante de la
cisura central y por encima de la cisura
lateral. Se dividen en tres grandes regiones:
la región órbital, la región medial y la región
dorsolateral; cada una de ellas están
subdividida en diversas áreas. A
continuación se revisan de forma breve las
características funcionales y anatómicas de
estas áreas.
Corteza frontal dorsolateral
La corteza frontal dorsolateral es la región
más grande y filogenéticamente más nueva
de la corteza frontal, principalmente su
región media y anterior (Stuss & Levine,
2000). Se divide en cuatro áreas
principales: corteza motora, premotora,
dorsolateral y anterior.
Corteza motora y premotora
La corteza motora (ver figura 1) participa en
el movimiento específico de los músculos
estriados de las diferentes partes del
Neuropsicología de Lóbulos Frontales
Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias 49
cuerpo. Por su parte la corteza premotora
permite la planeación, organización y
ejecución secuencial de movimientos y
acciones complejas. La región más anterior
de la corteza motora suplementaria se
relaciona con la selección y preparación de
los movimientos, mientras que su porción
posterior se relaciona principalmente con la
ejecución de los mismos. Tres áreas que
involucran regiones premotoras y motoras
suplementarias se encuentran particular-
mente muy desarrolladas en el humano: 1)
el campo oculomotor (área de Brodmann
[AB] 8), involucrado en la percepción y
síntesis de información visual compleja; 2)
el área de Broca (AB 44 y 45), relacionada
con los aspectos más complejos del
lenguaje como la sintaxis; y 3) el área de
control del movimiento complejo de las
manos y dedos (AB 6 y 4) (corteza
premotora lateral) (Passingham, 1995).
Figura 1. Representación esquemática de una
vista lateral en donde se señalan las distintas
áreas de la corteza motora y premotora. La
numeración señala las áreas de acuerdo al
mapa de Brodmann (Brodmann, 1908).
Corteza prefrontal dorsolateral
La región anterior a la corteza motora y
premotora se denomina corteza prefrontal
(CPF) (ver figura 2) y, en comparación con
los primates más cercanos, representa la
estructura neo-cortical más desarrollada
(Ongur, Ferry, & Price, 2003),
particularmente su porción más anterior (AB
10), presenta un desarrollo y organización
funcional exclusivos de la especie humana
(Stuss & Levine, 2000). Estas zonas se
consideran regiones de asociación
supramodal o cognitivas ya que no
procesan estímulos sensoriales directos
(Fuster, 2002). Se ha encontrado una
mayor relación de sustancia
blanca/sustancia gris en la CPF en el
humano en comparación con otros primates
no-humanos, destacando la importancia
que esto tiene para las conexiones
funcionales entre las diversas zonas de la
CPF, así como de sus conexiones con la
corteza posterior y subcortical
(Schoenemann, Seehan, & Glotzer, 2005).
La región dorsolateral de la CPF se
denomina corteza prefrontal dorsolateral
(CPFDL). Se divide funcionalmente en dos
porciones: dorsolateral y anterior, y
presentan tres regiones: superior, inferior y
polo frontal.
La porción dorsal se encuentra
estrechamente relacionada con los
procesos de planeación, memoria de
trabajo, fluidez (diseño y verbal), solución
de problemas complejos, flexibilidad mental,
generación de hipótesis, estrategias de
trabajo, seriación y secuenciación (Stuss &
Alexander, 2000); procesos que en su
mayoría se consideran funciones ejecutivas
(FE). Las porciones más anteriores
(polares) de la corteza prefrontal
dorsolateral (AB 10) se encuentran
relacionadas con los procesos de mayor
jerarquía cognitiva como la metacognición,
permitiendo la auto-evaluación (monitoreo)
y el ajuste (control) de la actividad en base
al desempeño continuo (Fernandez-Duque,
Baird, & Posner, 2000; Kikyo, Ohki, &
Flores & Ostroksy-Solís
50 Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias
Miyashita, 2002; Maril, Simons, Mitchell, &
Schwartz, 2003) y en los aspectos
psicológicos evolutivos más recientes del
humano, como la cognición social y la
conciencia autonoética o auto-conocimiento
(integración entre la conciencia de sí mismo
y el conocimiento autobiográfico), logrando
una completa integración de las
experiencias emocionales y cognitivas de
los individuos (Stuss & Levine, 2000).
Figura 2. Visión esquemática de las distintas
áreas de la CPFDL.
Corteza órbitofrontal
La corteza órbitofrontal (COF) es parte del
manto arquicortical que proviene de la
corteza olfatoria caudal-orbital (ver figura 3)
(Stuss & Levine, 2000). Se encuentra
estrechamente relacionada con el sistema
límbico, y su función principal es el
procesamiento y regulación de emociones y
estados afectivos, así como la regulación y
el control de la conducta (Damasio, 1998).
Además, está involucrada en la detección
de cambios en las condiciones ambientales
tanto negativas como positivas (de riesgo o
de beneficio para el sujeto), lo que permite
realizar ajustes a los patrones de
comportamiento en relación a cambios que
ocurren de forma rápida y/o repentina en el
ambiente o la situación en que los sujetos
se desenvuelven (Rolls, 2000). Participa de
forma muy importante en la toma de
decisiones basadas en la estimación del
riesgo-beneficio de las mismas (Bechara,
Damasio, & Damasio, 2000). La COF se
involucra aun más en la toma de decisiones
ante situaciones inciertas, poco
especificadas o impredecibles, se plantea
que su papel es la marcación de la
relevancia (emocional) de un esquema
particular de acción entre muchas opciones
más que se encuentran disponibles para la
situación dada (Elliot, Dolan, & Frith, 2000).
En particular su región ventro-medial (AB
13) se ha relacionado con la detección de
situaciones y condiciones de riesgo, en
tanto que la región lateral (AB 47 y 12) se
ha relacionado con el procesamiento de los
matices negativo-positivo de las emociones
(Bechara et al., 2000).
Figura 3. Representación esquemática de las
distintas áreas de la COF.
Corteza frontomedial
La corteza frontomedial (CFM) participa
activamente en los procesos de inhibición,
en la detección y solución de conflictos, así
como también en la regulación y esfuerzo
atencional (Badgaiyan & Posner, 1997).
Además, participa en la regulación de la
agresión y de los estados motivacionales
(Fuster, 2002). Se considera que la corteza
del cíngulo anterior (AB 24) funciona de
Neuropsicología de Lóbulos Frontales
Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias 51
forma integrada con esta región (Miller &
Cohen, 2001). Su porción inferior (infero-
medial: AB 32) está estrechamente
relacionada con el control autonómico, las
respuestas viscerales, las reacciones
motoras y los cambios de conductancia de
la piel, ante estímulos afectivos (Ongur et
al., 2003); mientras que la porción superior
(supero-medial) se relaciona más con los
procesos cognitivos (Burgess, 2000). Las
porciones más anteriores de la corteza
frontomedial (prefrontal medial: AB 10), se
encuentran involucradas en los procesos de
mentalización (teoría de la mente) (Shallice,
2001).
Figura 4. Se observa de forma esquemática las
zonas de la corteza frontomedial.
Diferencias hemisféricas
Existen importantes diferencias entre el
funcionamiento de la CPF izquierda y la
CPF derecha. La CPF izquierda, está más
relacionada con los procesos de planeación
secuencial, flexibilidad mental, fluidez
verbal, memoria de trabajo (información
verbal), estrategias de memoria (material
verbal), codificación de memoria semántica
y secuencias inversas (Morris, Ahmed,
Syed, & Toone, 1993); así como en el
establecimiento y consolidación de rutinas o
esquemas de acción que son utilizados con
frecuencia (Goldberg, 2001). La CPF
derecha se relaciona más con la
construcción y diseño de objetos y figuras,
la memoria de trabajo para material visual,
la apreciación del humor (Geschwind &
Iacoboni, 1999), la memoria episódica, la
conducta y la cognición social (Shammi &
Stuss, 1999), así como en la detección y el
procesamiento de información y situaciones
nuevas (Goldberg, 2001).
La CPF izquierda se relaciona más con
decisiones que tienen una lógica,
condiciones determinadas y un espacio de
decisión conocido; a este tipo de decisiones
se le ha denominado “verídicas”, ya que
con independencia del sujeto que las haga
el resultado es prácticamente el mismo, por
ejemplo, ante la situación: ¿qué línea de
metro tomo para ir a la universidad?
únicamente hay una respuesta correcta y
está decisión se realizará con relativa
independencia del sujeto que la haga.
En cambio la CPF derecha se relaciona
más con decisiones subjetivas y
adaptativas que no son lógicas, son
relativas al momento y espacio de un sujeto
en particular, sus condiciones no son claras
ni el espacio en donde se desarrollan son
completamente conocidos (i.e., situaciones
de la vida diaria como: ¿qué ropa me
pondré hoy para ir al cine?, ¿qué película
veo? ¿voy al cine ó al teatro?) (Goldberg &
Podell, 1999).
A pesar de que la mayoría de las
diferencias hemisféricas citadas se
relacionan principalmente con la CPFDL,
algunas de ellas dependen de otras
regiones de la CPF ó incluso de toda la
CPF en su conjunto.
Lóbulos frontales y funciones ejecutivas
Las funciones más complejas del humano,
entre ellas las funciones ejecutivas (FE) son
soportadas principalmente por la corteza
Flores & Ostroksy-Solís
52 Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias
prefrontal (Goldberg, 2001), participan en el
control, la regulación y la planeación
eficiente de la conducta humana, también
permiten que los sujetos se involucren
exitosamente en conductas independientes,
productivas y útiles para mismos (Lezak,
Howieson, & Loring, 2004).
Se definen como un proceso o una serie de
procesos cuyo principal objetivo es facilitar
la adaptación a situaciones nuevas, opera
por medio de la modulación o el control de
habilidades cognitivas más básicas; estas
habilidades o rutinas son procesos sobre-
aprendidos por medio de la práctica o la
repetición e incluyen habilidades motoras y
cognitivas, como la lectura, la memoria o el
lenguaje (Burgess, 1997). Representan un
sistema cuyo desempeño es optimizado en
situaciones que requieren la operación de
diversos procedimientos cognitivos, este
sistema se necesita aun más cuando se
tienen que formular nuevos planes de
acción, al igual que cuando se necesita
seleccionar y programar secuencias
apropiadas de respuesta (Robbins, 1998).
Debido a que en la mayoría de las
situaciones de la vida diaria es necesario
hacer adaptaciones conductuales, también
permiten la creación de patrones nuevos de
procesamiento cuando no existen
esquemas que puedan enfrentar la
situación (Burgess, 1997).
Aunque se ha identificado y estudiado un
número importante de ellas, no existe una
función ejecutiva unitaria, existen diferentes
procesos que convergen en un concepto
general de las funciones ejecutivas
(Fernandez-Duque et al., 2000). Entre todas
las descritas destacan: la planeación, el
control conductual, la flexibilidad mental, la
memoria de trabajo y la fluidez.
Planeación
La planeación es una de las capacidades
más importantes de la conducta humana,
se define como la capacidad para integrar,
secuenciar y desarrollar pasos intermedios
para lograr metas a corto, mediano o largo
plazo (Tsukiura, Fujii, & Takahashi, 2001).
En algunas ocasiones la planeación no sólo
se realiza en una sola dirección, con
frecuencia se realizan pasos indirectos o en
sentido inverso (para lo cual también se
requiere de flexibilidad mental, otra función
ejecutiva importante) que al seriarse con los
pasos directos, se consigue llegar a la meta
planteada (Luria, 1986). Por medio de
estudios de neuroimagen funcional se ha
encontrado que las porciones
dorsolaterales de la CPF, son las áreas que
se encuentran principalmente involucradas
en los procesos de planeación (Baker,
Rogers, & Owen, 1996; Morris et al., 1993).
Control conductual
Una de las funciones más importantes de la
CPF es la capacidad de control sobre los
demás procesos neuronales que se llevan a
cabo dentro y fuera de la CPF (Cohen,
1994), el control inhibitorio ejercido por la
CPF, en particular por la CFM, permite
retrasar las tendencias a generar
respuestas impulsivas, originadas en otras
estructuras cerebrales, siendo esta función
reguladora primordial para la conducta y la
atención (Matthews, Simmons, Arce, &
Paulus, 2005).
Flexibilidad mental
La capacidad para cambiar un esquema de
acción o pensamiento en relación a que la
evaluación de sus resultados indica que no
es eficiente, o a los cambios en las
condiciones del medio y/o de las
condiciones en que se realiza una tarea
específica, requiere de la capacidad para
Neuropsicología de Lóbulos Frontales
Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias 53
inhibir este patrón de respuestas y poder
cambiar de estrategia (Robbins, 1998).
También implica la generación y selección
de nuevas estrategias de trabajo dentro de
las múltiples opciones que existen para
desarrollar una tarea (Miller & Cohen,
2001). Las situaciones de la vida diaria con
frecuencia son altamente cambiantes y los
parámetros y criterios de respuestas no
dependen de una lógica inflexible y
generalizable a todas las circunstancias,
sino que dependen del momento y el lugar
en donde se desarrollen; la excesiva fijación
de un criterio, una hipótesis o una
estrategia de acción, afectan de forma
importante la solución de problemas
(Robbins, 1998).
Memoria de trabajo
La memoria de trabajo es la capacidad para
mantener información de forma activa, por
un breve periodo de tiempo, sin que el
estímulo esté presente, para realizar una
acción o resolver problemas utilizando
información activamente (Baddeley, 1990),
así como también para el curso de los
procesos de pensamiento (Baddeley, 2003).
Ante diversas modalidades de información
o tipo de procesamiento existe participación
diferente de diversas estructuras de la CPF
para el mantenimiento de la memoria de
trabajo, lo cual se extiende más allá de la
división verbal-visual (Goldman-Rakic,
1998).
Fluidez
La velocidad y precisión en la búsqueda y
actualización de la información, así como
en la producción de elementos específicos
en un tiempo eficiente, es un importante
atributo de la CPF y se relaciona con la
función ejecutiva de productividad (Lezak et
al., 2004). La fluidez de lenguaje, en
particular la fluidez de verbos o acciones,
se relaciona más con la actividad de la zona
premotora y con el área de Broca (Weiss,
Siedentopf, Hofer, & Deisenhammer, 2003).
La fluidez de diseño (dibujos y figuras) se
relaciona con la CPF derecha (Ruff, Allen,
Farrow, Niemann, & Wylie, 1994).
Recientemente se ha hecho énfasis en
capacidades psicológicas no incluidas
dentro del concepto FE, sino capacidades
de mayor jerarquía cognitiva, como la
metacognición, la mentalización y la
cognición social (Shimamura, 2000; Stuss &
Levine, 2000).
Metacognición
La metacognición es el proceso con mayor
jerarquía cognitiva y no se considera una
función ejecutiva sino un proceso de mayor
nivel (van den Heuvel et al., 2003). Es
definida como la capacidad para monitorear
y controlar los propios procesos
cognoscitivos (Shimamura, 2000).
Mentalización
La capacidad de pensar lo qué otra persona
puede estar pensando, pensará y/o
reaccionará en relación a una situación o
evento particular, se ha denominado
mentalización y es una de las capacidades
humanas más importantes para las
relaciones interpersonales y sociales
(Shallice, 2001).
Se ha encontrado que en sujetos con
autismo la capacidad de mentalización se
encuentra afectada y se ha propuesto que
esta situación es una de las características
más importantes de este trastorno (Baron-
Cohen & Belmonte, 2005). Los sujetos con
alteraciones en la capacidad de
mentalización no pueden estimar ni
comprender el proceso de pensamiento de
otras personas y no pueden estimar las
experiencias psicológicas desde la
perspectiva de los demás (Frith & Frith,
Flores & Ostroksy-Solís
54 Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias
2003). Por medio de estudios de
neuroimagen funcional se ha encontrado
que la CPFM es la región de la CPF más
relacionada con la capacidad de
mentalización (Shallice, 2001).
Conducta social
Durante el desarrollo, los niños tienen que
asimilar, aprender y desarrollar diversos
sistemas de reglas cognitivas y sociales, las
cuales cuando adultos, les permitan
interactuar propositivamente con su medio.
Esta serie de capacidades se ha
denominado: implementación de reglas,
permitiendo que de forma flexible se
alterne, seleccione, actualice y se ejecuten
procedimientos efectivos de conducta en
base a situaciones sociales determinadas
(Bunge, 2004). Se ha encontrado que el
daño frontal perinatal y en la infancia
temprana, particularmente el daño en la
COF y CFM, produce una alteración
denominada: discapacidad de aprendizaje
social y conductual (Price, Daffner, Stowe,
& Mesulam, 1990) que se caracteriza
porque a partir de la adolescencia se
presentan conductas antisociales que van
desde robo, violencia y adicción a drogas, y
con frecuencia este tipo de pacientes
terminan en prisión (Anderson, Damasio,
Tranel, & Damasio, 2000). Se ha propuesto
que esta dificultad se debe a que el daño en
la COF no permite crear y/o adjudicar redes
neuronales que representen marcadores
afectivos de lo correcto o incorrecto (desde
un punto de vista social) de las conductas
que presentan en los niños durante su
desarrollo (Damasio, 1998).
Cognición social
La capacidad de cognición social se ha
propuesto para definir los procesos
cognitivos que incluyen al sujeto (con sus
motivaciones y valores) en un contexto
social en donde hay que tomar decisiones
personales (Stuss & Levine, 2000). Cada
sujeto tiene intereses personales,
profesionales y sociales los cuales intenta
desarrollar en dependencia de la evaluación
de su pertinencia social-ambiental. Se
plantea que la cognición social requiere de
un modelo mental del sujeto (auto-
conocimiento) que le permita identificar su
papel particular dentro de un contexto
familiar, laboral y social; de forma que
pueda estimar, regular y planear cómo
puede lograr satisfacer sus intereses en un
ambiente social complejo (Stuss & Levine,
2002). Se ha identificado que la CPF
derecha, en particular el polo frontal, puede
ser el nodo más importante en el soporte de
estas capacidades (Shammi & Stuss,
1999).
Las regiones polares de la CPF
(particularmente el polo frontal derecho) son
primordiales para algunas capacidades
incluidas dentro de la cognición social,
como son la interpretación del humor y la
interpretación no literal de mensajes
verbales como los refranes (Ferreti, Schwint
& Katz, 2006; Thoma & Daum, 2006),
debido a que para su comprensión se
requieren de la actualización e integración
de elementos autobiográficos (Shammi &
Stuss, 1999).
Neuropsicología del daño frontal
El análisis neuropsicológico del daño frontal
se complica por la variabilidad del tamaño
de la lesión, el tipo de patología, el daño
cortical versus el subcortical (o ambos), la
región de la corteza afectada, el tiempo de
desarrollo de la lesión y el impacto de la
desconexión funcional con otras áreas
corticales; debido a todos estos factores es
que las definiciones del “daño frontal”
varían considerablemente, se ha advertido
que no existe una entidad única y simple
Neuropsicología de Lóbulos Frontales
Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias 55
como “síndrome frontal”, agrupar como una
sola todas sus variantes es un error
(Kertesz, 1994).
El daño frontal produce muy diversas
características cognitivas y conductuales,
en dependencia de la(s) zona(s) que se
lesionen. Por ejemplo, el daño en la COF
producirá alteraciones en la regulación
afectiva y conductual, en tanto que el daño
en la CPFDL, afectará principalmente
funciones ejecutivas. Las lesiones de la
CFM prefrontal medial producirán
alteraciones del control atencional y de
mentalización. Las lesiones más polares
producirán alteraciones en las capacidades
de cognición social y metacognición.
También se ha propuesto agrupar a los
pacientes por medio del criterio funcional
(Stuss & Levine, 2000), debido a la gran
variabilidad en el tipo, la magnitud e
imprecisión anatómica de las lesiones
frontales; de esta forma el “síndrome
disejecutivo”, describe un amplio espectro
de alteraciones frontales y ejecutivas sin
precisar sus correlatos anatómicos. Lo que
admite describir en el nivel cognitivo y
funcional las alteraciones presentadas,
permitiendo enfocarse más en procesos y
mecanismos cognitivos que en zonas del
cerebro. Esto permite implementar y utilizar
métodos de evaluación y rehabilitación
provenientes de la psicología cognitiva
tanto en la evaluación como en la
rehabilitación de las muy diversas
consecuencias neuropsicológicas del daño
frontal.
Conclusiones
Los lóbulos frontales presentan una
organización neuropsicológica muy
heterogénea; debido a esto, su aporte a la
conducta y la cognición humana es
complejo y diverso. De la misma forma el
daño o compromiso funcional a sus
distintas áreas y zonas puede presentar
una sintomatología muy distinta, en
dependencia del tipo de lesión y de la(s)
zona(s) dañada(s).
Las regiones menos evolucionadas desde
el punto de vista filogenético: la COF y la
CFM, se relacionan con el control
conductual y afectivo; en tanto que la región
con mayor evolución filogenético: la
CPFDL, se relaciona principalmente con el
control de procesos cognitivos complejos,
como el pensamiento, el lenguaje, el control
ejecutivo, entre otros más. Por último, las
regiones más anteriores de la CPF soportan
los procesos más desarrollados y
exclusivamente humanos: la cognición
social, la mentalización, el auto-
conocimiento y la metacognición.
El desarrollo en el conocimiento de la
neuropsicología de los lóbulos frontales
permitirá avanzar en la comprensión de las
zonas del cerebro más importantes para la
conducta y la cognición humana. Lo que
eventualmente permitirá un abordaje clínico
más acorde a esta complejidad.
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... Estas funciones permiten que las personas se adapten a nuevas situaciones. Además, participan en el control, la regulación y la planeación eficiente de la conducta humana (Flores Lázaro & Ostrosky-Shejet, 2008). Las funciones más importantes de las FFEE son la organización, el control inhibitorio, la flexibilidad mental, la generación de hipótesis, la planeación, la memoria de trabajo, la atención, entre otras (Flores Lázaro et al., 2021). ...
... El lóbulo frontal se localiza detrás de la frente. Este recibe y coordina los mensajes del resto del cerebro (Flores Lázaro & Ostrosky-Shejet, 2008). ...
... La región dorsolateral se encarga de procesos como la planificación, la memoria de trabajo, la fluidez, la solución de problemas complejos y la flexibilidad mental. Por otro lado, la región prefrontal anterior se relaciona con los procesos de mayor jerarquía como la metacognición, permitiendo la autoevaluación y el ajuste de la actividad en base al desempeño continuo (Flores Lázaro & Ostrosky-Shejet, 2008). Por último, la corteza orbito medial se encuentra relacionada con el sistema límbico. ...
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Debido a la creciente popularidad de TikTok, Reels y YouTube Shorts se abrieron varias interrogantes. Sin embargo, la más importante fue cuál es el efecto que puede tener este tipo de plataformas en las funciones cognitivas de los adolescentes. El objetivo de esta investigación fue evaluar el impacto del consumo de videos de formato corto (VFC) en las funciones ejecutivas en adolescentes. En la investigación participaron 51 adolescentes de entre 15 y 18 años pertenecientes a Pachuca de Soto, Hidalgo, México. Se aplicó un cuestionario sobre el consumo de VFC y la batería neuropsicológica BANFE-3 para la evaluación de las funciones ejecutivas de los participantes. Posteriormente, se realizaron pruebas estadísticas correlacionales entre los resultados de ambas evaluaciones. Se halló una correlación negativa-moderada significativa entre el consumo de VFC y el rendimiento en el área prefrontal anterior. Esto sugiere que hay un impacto negativo en las funciones cognitivas de esta zona. Se concluyó que es necesario moderar el uso de plataformas de VFC, pues puede afectar funciones esenciales en la adolescencia.
... Con normas basadas en una muestra de 332 individuos entre las edades de 5 y 70 años, el Test de La Figura Compleja de Rey-Osterrieth ha demostrado validez y fiabilidad, con coeficientes de confiabilidad inter-evaluador de 0,90 para la copia y de 0,85 para la reproducción a los 30 minutos (Pino et al, 2006). (Lázaro y Solís, 2008). Esta prueba consta de cinco laberintos de dificultad creciente que requieren planificación progresivamente mayor para llegar al final. ...
... Los ítems de la BANFE tienen una alta validez de constructo, respaldada por estudios de neuroimagen y neuropsicología clínica. Además, ha demostrado ser sensible en la evaluación de una variedad de grupos clínicos, incluyendo aquellos con depresión, demencia tipo Alzheimer, demencia vascular, abuso de alcohol, marihuana y cocaína, traumatismo craneoencefálico, Trastorno por Déficit de Atención en niños y adultos, y psicopatía (Lázaro y Solís, 2008). ...
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Introduction: Disability today is represented in approximately 1 billion people worldwide, whose condition generates limitations that encompass functional, adaptive and cognitive. Objective: to evaluate the effect of a computerized cognitive training program on the executive function of planning in people with mild intellectual disability. Methodology: A quasi-experimental design was used with 10 participants, who received 20 training sessions for 2 months. Planning skills were evaluated before and after the program. Results: Significant improvements in planning skills were evidenced after the training. Participants were able to complete the maze and king figure tasks in less time, indicating greater efficiency in problem solving. These findings support the effectiveness of computerized cognitive training in improving cognitive performance in people with mild intellectual disability. Conclusions: These results are relevant in the field of neuropsychology, as they demonstrate that computerized programs can have a positive impact on the development of executive functions in this population. In addition, they highlight the importance of using interactive and technological approaches in psychopedagogical and neuropsychological interventions.
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Objective The aim of this study was to determine whether there is a relationship between the time since recovery from coronavirus disease 2019 (COVID-19) and alterations in executive functions. We also evaluate the emotional state of post-COVID-19 patients. Patients and Methods We assessed patients between 18 and 50 years old, who had a history of COVID-19 with mild, moderate, or severe illness. We used the Batería Neuropsicológica de Funciones Ejecutivas y Lóbulos Frontales-3 (BANFE-3), Mini-Mental State Examination (MMSE), and Mini-International Neuropsychiatric Interview (MINI), in addition to a semi-structured interview. Spearman’s correlation coefficient was used, with a p value <0.05 indicating significance. Results We evaluated 67 patients with a mean age of 34.6±9.6 years, most of whom had ≥13 years of schooling (n=55, 82.1%). Among them, 52 (77.6%) reported persistent symptoms after resolution of the condition, with fatigue being the most frequent (n=20, 29.9%). Most participants had an adequate score on the MMSE (n=60, 89.6%). However, 19 (28.4%) showed alterations in the BANFE-3 total score, with mental flexibility as the most affected function (n=25, 37.3%). In participants from the first COVID-19 wave, a negative correlation was observed between the standardized orbitofrontal area scores and the time since recovery from the infection (r=−0.841, p=0.016), suggesting a pattern of deterioration over time, mainly in stimulus inhibition (r=0.880, p=0.021). Regarding emotional state, 45 subjects (67.2%) exhibited emotional alterations, with anxiety symptoms being the most frequent (n=33, 49.3%). Furthermore, individuals with depressive symptoms (n=32, 47.8%) were more likely to experience executive function impairment after COVID-19 (ExpB 0.302, 95% CI 0.098–0.933, p=0.038). Conclusion COVID-19 could lead to alterations in executive functions, probably resulting from progressive damage to orbitofrontal area functions, mainly in stimulus inhibition. However, the generalizability of these findings is limited, highlighting the need for further research with robust methodology. Furthermore, depression appears to be an indicator of cognitive impairment in individuals recovering from COVID-19. Therefore, cognitive rehabilitation and psychological support are essential for patients affected by severe acute respiratory syndrome coronavirus-2 (SARS-CoV-2) infection.
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Resumen El articulo busca describir la calidad de servicio brindado al cliente interno, en el grupo de sinergia logística (SILOG) de la subdirección logística del Ministerio de Defensa Nacional (MDN) de Colombia; conociendo al interior la estimulación laboral brindada, como elemento clave para el desempeño y la eficiencia en el cumplimiento de las funciones, determinando el trabajo en equipo, estableciendo la necesidad de potencializar las fortalezas o minimizar las debilidades, al igual que evaluar las condiciones de bienestar con el ánimo de aumentar la eficiencia. Se utilizó técnicas de investigación cuantitativa descriptiva, no experimental al pretender cuantificar el problema, analizando de manera estructurada el problema con un diseño transeccional descriptivo, donde se recolectaran datos, una única vez, durante el tiempo de duración del estudio. Se analizaron los resultados obtenidos, asociándolos a las teorías del desarrollo organizacional. Como citar el artículo: Ortiz, JJ. (2018). Calidad de servicio brindado al cliente interno, en el grupo de sinergia
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La interpretación, como actividad comunicativa, ha sido estudiada desde diferentes áreas del conocimiento. Entre ellas, la psicolingüística ha abonado en la conformación de modelos teóricos que explican el procesamiento del intérprete, no obstante, han sido pocos los intentos de estudiar y describir el procesamiento psicolingüístico en línea del intérprete, i.e. durante la actividad interpretativa, a partir del empleo de metodologías psicolingüísticas. En este capítulo se muestran los fundamentos teóricos que establecen a la interpretación, además de una actividad comunicativa, como una actividad psicolingüística, al igual que el modelo de Gile (2009) que describe el procesamiento psicolingüístico del intérprete, con el objetivo de presentar avances de una investigación que implementa una metodología de priming interlingüístico y que tiene como objetivo describir el procesamiento psicolingüístico del intérprete en términos de memoria, así como en términos de la hipótesis de la sintaxis compartida, vis à vis la hipótesis de la sintaxis separada (Hartsuiker, et al., 2016). Finalmente, se establecen algunas correspondencias teóricas con los estudios de bilingüismo que abordan el procesamiento psicolingüístico del bilingüe, y relacionadas en consecuencia con el intérprete, con la intención de mostrar cómo la interpretación contribuye al área de la psicolingüística en general.
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El uso constante de la tecnología digital está modificando la estructura neuronal de los lóbulos cerebrales, principalmente del lóbulo frontal, inhibiendo el comportamiento social y modificando la forma de relacionarse en sociedad. El método de adaptación de los sujetos a su grupo social son las llamadas habilidades sociales, un grupo de comportamientos considerados correctos que permiten la aceptación en una comunidad. La estimulación de los lóbulos frontales por un componente digital a edades tempranas causa una lesión que inhibe el comportamiento social de los infantes, dificultándoles relacionarse con su entorno social y aislándolos parcialmente del mismo. Si el daño producido en el lóbulo frontal se observa a nivel poblacional, se encuentra un fenómeno de difícil corrección que modifica la conducta de los infantes, aislándolos de su entorno y creando una pseudo especialización digital en los infantes, impidiendo su adaptabilidad a situaciones estresantes o a la modificación de su entorno. Desde la Neuroantropología se aborda este fenómeno para explicar comportamientos a partir de modificaciones en las estructuras cerebrales, uniendo de esta forma la Antropología Física, la Neurología y la Psicología. El presente estudio busca indagar el desarrollo de habilidades sociales en los infantes de la Gran Caracas, Venezuela, así como los posibles indicadores que presenten en su desarrollo en la lectoescritura y socioemocional para lo cual se entrevistaron a psicólogos, maestros y representantes, indagación enmarcada dentro del contexto de la pandemia de COVID del 2020.
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Resumen La investigación tuvo como objetivo comparar las habilidades de teoría de la mente entre un grupo de hombres condenados por abuso sexual que cometieron el delito en un ambiente intrafamiliar con un grupo de hombres con la misma condena que cometieron el delito en un ambiente extrafamiliar. Adicionalmente, se incluyó un grupo de hombres que no habían sido judicializados por ningún delito. Se realizó un estudio descriptivo-comparativo con 41 hombres entre 21 y 50 años, que se encontraban en el Complejo Carcelario y Penitenciario Metropolitano de Bogotá, Cárcel la Picota, condenados por el delito de abuso sexual a menor de 14 años; se tomó como punto de referencia el medio en el que se cometió el delito: intrafamiliar o extrafamiliar. Se aplicó una ficha de recolección de información sociodemográfica, el Montreal Cognitive Assessment (MOCA), el inventario de depresión Estado/Rasgo (IDER) y la Escala Diagnóstica de Estrés Postraumático, de los que se tomaron algunos indicadores para los criterios de inclusión de la muestra. Luego se evaluó la habilidad de lectura de la mente través del test de la mirada y la ToM (Teoría de la Mente). Los resultados de este análisis indican que entre los dos grupos de abusadores sexuales y el grupo control hay diferencias estadísticamente significativas en las puntuaciones del test de la mirada, así como en las dimensiones de la ToM correspondientes a reconocimiento de emociones, toma de perspectiva y la competencia social. No se encontraron diferencias significativas en la toma de perspectiva y la competencia social determinada por la ToM al comparar los abusadores sexuales con el grupo control, contrario a lo encontrado en otras investigaciones similares.
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Neurocognitive deficits are part of both the etiology and consequences of bipolar affective disorder (BPD). The objective of this research was to characterize the executive functioning of a sample of 103 adults diagnosed with BAD in the euthymic phase. A descriptive and comparative cross-sectional study was carried out on the scores obtained in the BANFE-2 test. The description was made with the frequency distribution of neurocognitive performance by TAB diagnostic typologies and the comparison based on statistically significant differences (p < 0.05). Although the results obtained were heterogeneous, in some variables significant differences were found by diagnostic typologies; Of ten findings, in six, the type I group had better performance than the other groups in: planning processing speed, planning and visuospatial working memory, a situation that can be explained from the characteristics of this typology, which in euthymia can be faster and more functional if their condition is not more serious; Type II presented more precision in three planning variables, citing a better abstract attitude; Only in one variable of planning processing speed, the cyclothymic had a better score than type II. These findings are not conclusive, but they can be further explored as a possible indicator of the typologies at the level of their cognitive execution and to that extent adapt the interventions by bringing them closer to their clinical characteristics.
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In phylogeny as in ontogeny, the association cortex of the frontal lobe, also known as the prefrontal cortex, is a late-developing region of the neocortex. It is also one of the cortical regions to undergo the greatest expansion in the course of both evolution and individual maturation. In the human adult, the prefrontal cortex constitutes as much as nearly one-third of the totality of the neocortex. The protracted, relatively large, development of the prefrontal cortex is manifest in gross morphology as well as fine structure. In the developing individual, its late maturation is made most apparent by the late myelination of its axonal connections. This and other indices of morphological development of the prefrontal cortex correlate with the development of cognitive functions that neuropsychological studies in animals and humans have ascribed to this cortex. In broad outline, the ventromedial areas of the prefrontal cortex, which with respect to other prefrontal areas develop relatively early, are involved in the expression and control of emotional and instinctual behaviors. On the other hand, the late maturing areas of the lateral prefrontal convexity are principally involved in higher executive functions. The most general executive function of the lateral prefrontal cortex is the temporal organization of goal-directed actions in the domains of behavior, cognition, and language. In all three domains, that global function is supported by a fundamental role of the lateral prefrontal cortex in temporal integration, that is, the integration of temporally discontinuous percepts and neural inputs into coherent structures of action. Temporal integration is in turn served by at least three cognitive functions of somewhat different prefrontal topography: working memory, preparatory set, and inhibitory control. These functions engage the prefrontal cortex in interactive cooperation with other neocortical regions. The development of language epitomizes the development of temporal integrative cognitive functions and their underlying neural substrate, notably the lateral prefrontal cortex and other late-developing cortical regions
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Strategy application disorder is a term used to describe a pattern of deficits, usually associated with frontal lobe dysfunction, where people show disorganisation, absentmindedness and problems with planning and decision making in everyday life despite normal performance on traditional neuropsychological tests. It is argued that the prototypical situation which presents problems for these cases are those which require multitasking, and although good cases are rare in the literature, those that do exist show a characteristic neuropsychological pattern. Moreover, this pattern is confirmed in recent group studies of multitasking and of the relationship between multitasking tests (such as the Six Element Test), failures in everyday life and other neuropsychological measures. At present the evidence suggests that the potential frontal brain regions most implicated in multitasking are the anterior cingulate; B.A. 10 and immediately adjacent areas; and the right dorsolateral prefrontal cortex, with each making a unique contribution to different aspects of performance. Furthermore, recent studies show striking dissociations between performances on multitasking tests and two of the most commonly administered measures of executive function: the verbal fluency test and the Wisconsin Card Sorting Test, which sets a minimum level for a fractionation of the executive syndrome in humans.
Chapter
In this article I discuss a hypothesis, known as the somatic marker hypothesis, which I believe is relevant to the understanding of processes of human reasoning and decision making. The ventromedial sector of the prefrontal cortices is critical to the operations postulated here, but the hypothesis does not necessarily apply to prefrontal cortex as a whole and should not be seen as an attempt to unify frontal lobe functions under a single mechanism. The key idea in the hypothesis is that 'marker' signals influence the processes of response to stimuli, at multiple levels of operation, some of which occur overtly (consciously, 'in mind') and some of which occur covertly (non-consciously, in a non-minded manner). The marker signals arise in bioregulatory processes, including those which express themselves in emotions and feelings, but are not necessarily confined to those alone. This is the reason why the markers are termed somatic: they relate to body-state structure and regulation even when they do not arise in the body proper but rather in the brain's representation of the body. Examples of the covert action of 'marker' signals are the undeliberated inhibition of a response learned previously; the introduction of a bias in the selection of an aversive or appetitive mode of behaviour, or in the otherwise deliberate evaluation of varied option-outcome scenarios. Examples of overt action include the conscious 'qualifying' of certain option-outcome scenarios as dangerous or advantageous. The hypothesis rejects attempts to limit human reasoning and decision making to mechanisms relying, in an exclusive and unrelated manner, on either conditioning alone or cognition alone.
Article
"Localization and Neuroimaging in Neuropsychology" presents a comprehensive and thoroughly current review of theory and methodology in this rapidly advancing field. The first eight chapters address methodologies, including EEG, PET [positron emission tomography], and magnetic resonance imaging (MRI). The remaining chapters discuss localization information with respect to specific symptoms and syndromes, including aphasia, alexia, agraphia, apraxia, agnosia, dementia, and other cognitive deficits. [This book] discusses cutting-edge techniques in neuroimaging and localization of brain lesions; . . . summarizes information on the structural foundations of cognitive neuropsychology and brain mapping; covers the neuropsychology of language, memory, and cognition [and] provides a balanced presentation of cognitive function in each hemisphere. (PsycINFO Database Record (c) 2012 APA, all rights reserved)