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Las consecuencias de la fobia en el lazo social

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Para el psicoanálisis, el lazo socialno agrega a los humanos, sino queliga a los parlêtres entre sí, convistas a renovar lo viviente y hacerobra civilizatoria. Lo virtual en lasrelaciones humanas da fe de queel mundo contemporáneo se hallamarcado por el evitamiento fóbico.Facebook es un testimonio de ello:instaura un “agregado de agregado”de individuos que creen reconocerseporque comparten los mismosgustos y valores, protegiéndosedel Otro encarnado. Un psicoanálisiscompromete al sujeto en laseparación del Otro y le permitemodificar su lazo con los otros. Lafobia, núcleo de la neurosis, nosenseña que la separación y el lazoson consecuencia del efecto de laactividad lenguajera. Desactivadala fobia, el analizante podrá saltarmás allá del límite fijado por el objetofobígeno, y aquella se convertiráen oportunidad para el lazo social,cuando el sujeto salga de ella paraavanzar en la vida con los otros.
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a r t í c u l o d e i n v e s t i g a c i ó n | f e c h a d e r e c e p c i ó n : 2 9 /0 8 / 2 0 14. f e c h a d e a c e p ta c i ó n : 10 / 10/2014.
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Desde el Jardín de Freud [n.°
15, Enero - Diciembre 2015, Bogotá] issn: (impr eso) 1657-3986 (en líne a) 2256-5477, pp. 103-113.
Las consecuencias de la fobia en el lazo social
*
i s a B e l l e m o r i n
* *
Asociación de Psicoanálisis Jacques Lacan, Burdeos, Francia
Las consecuencias de la
fobia en el lazo social
Para el psicoanálisis, el lazo social
no agrega a los humanos, sino que
liga a los parlêtres entre sí, con
vistas a renovar lo viviente y hacer
obra civilizatoria. Lo virtual en las
relaciones humanas da fe de que
el mundo contemporáneo se halla
marcado por el evitamiento fóbico.
Facebook es un testimonio de ello:
instaura unagregado de agregado”
de individuos que creen reconocer-
se porque comparten los mismos
gustos y valores, protegiéndose
del Otro encarnado. Un psicoa-
nálisis compromete al sujeto en la
separación del Otro y le permite
modificar su lazo con los otros. La
fobia, núcleo de la neurosis, nos
enseña que la separación y el lazo
son consecuencia del efecto de la
actividad lenguajera. Desactivada
la fobia, el analizante podrá saltar
s allá del límite fijado por el obje-
to fobígeno, y aquella se convertirá
en oportunidad para el lazo social,
cuando el sujeto salga de ella para
avanzar en la vida con los otros.
Palabras clave: fobia, lazo social,
lenguaje, nudo, separación.
The Consequences of
Phobia for the Social
Bond
For psychoanalysis, the social bond
does not aggregate human beings
but rather links the parlêtres among
themselves, in order to renovate life
and carry out the task of civilization.
Virtual human relations attest to the
fact that human relations in the
contemporary world are marked by
phobic avoidance. Facebook is proof
of this: it establishes an “aggregate
of an aggregate” of individuals who
think they recognize each other
because they share the same tastes
and values, and protect themselves
from the incarnate Other. Psychoa-
nalysis engages subjects with res-
pect to the separation from the
Other and allows them to modify
their bonds with others. Phobia, as
the nucleus of neurosis, teaches us
that separation and bond are conse-
quences of language activity. Once
the phobia is deactivated, the sub-
ject undergoing analysis will be able
to go beyond the boundaries set by
the phobogenic object, thus giving
rise to the possibility of a social bond
when the subject advances toward
life with others.
Keywords: phobia, social bond, lan-
guage, node, separation.
Les conséquences de la
phobie au lien social
D’après la psychanalyse, le lien
social lie les parlêtres entre eux au
lieu de les agréger, afin de renou-
veler le vivant et de faire de l’œuvre
civilisatrice. Le monde contempo-
rain est marqué par l’évitement
phobique, tel que le monde virtuel
des rapports humains en témoig-
ne. Facebook en est un exemple,
car il instaure une « agrégation
d’agrégation » d’individus que
croient se reconnaitre au fait de
partager les mêmes goûts et les mê-
mes valeurs, se protégeant ainsi de
l’Autre incarné. Una psychanalyse
engage le sujet vers la séparation de
l’Autre et lui permet de modifier son
lien aux autres. La phobie, noyau
de la névrose, nous apprend que
la séparation et le lien sont des
conséquences de l’effet de l’activité
langagière. Une fois la phobie dé-
sactivée, lanalisant pourra dépasser
la limite fixée par l’objet phobogè-
ne, ce qui fera l’opportunité pour
le lien social, lorsque le sujet s’en
débarrasse pour se diriger vers la
vie avec les autres.
mots-clés: phobie, lien social, langa-
ge, nœud, séparation.
cómo citar: Morin, Isabelle. “Las conse-
cuencias de la fobia en el lazo social”. Desde
el Jardín de Freud 15 (2015): 103-113.
* Traducción a cargo de Sylvia De Castro Kor-
gi, profesora de la Escuela de Estudios en Psi-
coanálisis y Cultura, Universidad Nacional
del Colombia.
**
email: imorin@netcourrier.com
© Obra gráfica: Carlos Jacanamijoy
Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas,
Escuela de Estudios en Psicoanálisis y Cultura, Revista de Psicoanálisis
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E
l lazo social, el que verdaderamente hace lazo entre los humanos, el que
trabaja para el viviente, de ninguna manera es equivalente a todo aquello
que congrega a los humanos. El orden social se funda a veces sobre el odio,
la violencia, el racismo y la fascinación del tirano, todo lo cual conduce a la
segregación. Entonces, el campo de lo social no es equivalente a lo social ni al lazo
social. Lo social se constituye a veces contra el lazo social. El lazo social, tal como el
psicoanálisis lo concibe, es lo que une a los hablante-seres entre sí, con vistas a renovar
lo vivo y a hacer obra en la civilización. Unir no es desunir y, por eso, para la destrucción
de lo vivo deberíamos inventar otro término que hiciera resonar la pulsión de muerte
puesta al servicio de la desmezcla de las pulsiones.
Gracias a la transferencia, un psicoanálisis permite revivir el primer lazo. La
transferencia es una relación única, un lazo basado en el amor al saber que se le supone
al Otro. Esta figura del lazo que es la transferencia, toma sus raíces en aquella otra,
primera, del sujeto y el Otro. La familia será en seguida el crisol originario en el que
ese lazo se perpetúa, pero también donde los odios y los celos encuentran su punto de
partida y su consistencia, capitoneada por el síntoma. La articulación entre el síntoma
y el lazo social se justifica en lo inseparable de la clínica del sujeto y una clínica de lo
social, pues, tal como Freud y Lacan lo hicieron valer, el sujeto de lo individual no es otro
que el del colectivo. Sin embargo, si el síntoma es una sinrazón en lo social
1
, es también
una oportunidad para el sujeto: la que le permite hacer lazo con los otros, una vez sale
de su fobia estructural, para entrar en la neurosis, que es una forma de tratamiento
del lazo social.
En su “Alocución sobre la psicosis del niño, en 1967, cuando Lacan habla de
segregación, sitúa el tiempo al cual la ciencia nos ha hecho entrar como un “tiempo
planetario”. Menciona allí la destrucción de “un orden social antiguo” simbolizado
por el “Imperio. Considera Lacan que los imperialismos han sucedido al Imperio, y
precisa que la cuestión del imperialismo es la siguiente: “¿Cómo hacer para que masas
humanas, condenadas al mismo espacio, no solamente geográfico, sino en esta ocasión
familiar, permanezcan separadas?”
2
. Lacan alude así a la destrucción del lazo social,
1. Jacques Lacan, Seminario 22. R.S.I. (1974-
1975), lección del 21 de enero de 1975.
Inédito. Consultado en Folio Views -
Bases documentales, versión digital.
2. Jacques Lacan, “Alocución sobre las
psicosis del niño” (1967), en Otros escritos
(Buenos Aires: Paidós, 2012), 383.
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pues la segregación separa las masas, desagrega el lazo entre aquellos que componen
la masa. La masificación se opone al lazo social porque el Uno aplasta la alteridad en la
que el sujeto puede asumir y vivir su singularidad.
lazo social y síntoma
Desde hace más de cincuenta años los trabajos sobre los extravíos de la civilización,
publicados por sociólogos, filósofos, economistas políticos, historiadores, novelistas y
psicoanalistas, no hacen más que destacar lo que Freud ya había analizado en 1929, y lo
que Lacan conjeturó en diversos textos de su enseñanza sobre los efectos del ascenso
exponencial de la ciencia y del capitalismo. Esos investigadores presentan un notorio
grado de unanimidad al reconocer un mundo sin límite, que introduce la perversión
ordinaria (J.-P. Lebrun), una civilización del narcisismo (Ch. Lasch), un incremento del
gozar a cualquier precio, lo que condiciona una nueva economía psíquica (Ch. Melman)
con efectos de clivaje y de desmentida perversa (R. Chemama), en una era del vacío
(G. Lipovetsky y O. Mongin), marcada por un incremento de los estados depresivos,
la fatiga de ser uno mismo (A. Ehrenberg), etc. Ese panorama, así simplificado, pone
de relieve los efectos perversos
3
o depresivos sobre los sujetos, cuando faltan bien
el límite, bien las referencias ligadas a la función de autoridad, correspondiente por
derecho al padre, en beneficio de otras figuras omnipotentes, principalmente las de
la ciencia y el ascenso del dios financiero. Lo que las mencionadas investigaciones
interrogan menos es una de las vertientes contemporáneas del lazo social, que es un
lazo de evitamiento fóbico, nombrado actualmente fobia social o fobias escolares.
El lazo fóbico se caracteriza por evitar el encuentro, evitar la mirada o, simplemente,
la presencia de lo desconocido; es el reverso de la tendencia actual de promoción de la
vida, de las preferencias y de los goces en las redes sociales. El lazo teñido de fobia es
una objeción a la dimensión narcisista, que caracteriza hoy tanto la vida ‘liberada’ como
esa vanidad contemporánea promovida y cada vez más demandada por los media.
La pregunta es, entonces, la siguiente: ¿cómo un goce sin límite, programado
para el consumismo, se las arregla con el núcleo fóbico de las neurosis? Con Lacan
sabemos que el discurso capitalista forcluye la castración pero, entonces, ¿cómo se las
arreglan los sujetos con el Edipo, que es el momento en que el niño organiza su relación
con la castración, lo que le permite entrar en la neurosis? ¿Puede ser desactivada la
relación del sujeto con la castración una vez que se pone en marcha? Si la neurosis
es una manera de hacer lazo social, una tentativa de tratar lo real del viviente, que se
apoya sobre la defensa que protege al sujeto del goce incestuoso, ¿cómo el gozar a
cualquier precio”, que es la prescripción del capitalismo, puede arreglárselas con ese
3. Precisemos que la perversión no es aquí
la del fetichista, sino la del niño cuando
el deseo permanece esencialmente
organizado por la instancia imaginaria,
lo que Freud llamaba la perversión
polimorfa, es decir, antes de que el Edipo
sucumba bajo el efecto de la castración.
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núcleo fóbico del sujeto que es defensa? Esta es una pregunta que moviliza la clínica
del sujeto en un tiempo en el que los significantes amo no son ya relevantes para la
organización social, y en el que la horizontalidad domina las relaciones sociales, a costa
de la verticalidad que proponía la autoridad patriarcal.
la fobia, condición de emergencia del sujeto
La fobia no es verdaderamente un síntoma, tampoco una estructura, no entra en la
trilogía freudiana neurosis, psicosis, perversión; sin embargo, está presente porque
convoca las condiciones de la estructura. El movimiento que le imprime al proceso de
la constitución del sujeto y, luego, su función estructurante en el momento del Edipo,
requieren localizar dos tiempos de la fobia. Un primer tiempo se distingue cuando el
niño se apropia del lenguaje, lo cual modifica su relación con el espacio; otra es la fobia
del tiempo del Edipo, que es un posicionamiento que opera el niño para asumir la
castración. La fobia del segundo tiempo tiene por función limitar el campo del deseo,
es decir que pone un límite al deseo. Escogiendo un objeto fobígeno interpone una
frontera que delimita un espacio más allá del cual reina la angustia. El campo del goce
se sitúa detrás de la angustia, en la hiancia (o agujero) entre goce y deseo. Es a partir
del goce que la fobia muestra su enigma. La lectura de la fobia ha sido retomada por
Lacan, de manera horizontal, a lo largo de toda su enseñanza, gracias a la invención
del objeto a, dado que este sitúa en el corazón del deseo un plus-de-goce que viene
de la pulsión, lo que Lacan llamó a continuación un trozo de real incastrable. El objeto
a dio un nuevo marco a la angustia, que es el punto culminante de la fobia. Si para
Freud el objeto de angustia es el padre —el niño queda apresado en una ambivalencia
entre amor y temor, en relación con el padre, debido al deseo edípico por la madre—;
para Lacan, la fobia se sostiene, ante todo, en la dificultad del padre para transmitir la
castración. Es lo que descubre el sujeto en análisis cuando repara en qué se apuntala
su propio goce. En una cura analítica el sujeto “desnuda” su significante fóbico, le
quita sus vestiduras imaginarias hasta reducirlo a un objeto pulsional. En suma, Freud
tenía razón al decir, en 1933, que de lo que se tiene miedo es de la propia libido
4
. En
la elección de objeto, la pulsión queda concernida al más alto nivel. Ladrar, morder,
mirar, son verbos que forman parte del circuito pulsional: pulsión invocante, pulsión
oral y pulsión escópica.
Destaquemos el hecho de que la fobia está en el corazón de la constitución del
sujeto, en su centro de gravedad, y que ella evoluciona, en general, hacia la histeria o
hacia la neurosis obsesiva, como estratos diferentes que dan fe de que su basamento
seguirá siendo fóbico. El sujeto neurótico es, entonces, estructuralmente fóbico.
4. Cf. Sigmund Freud, “Nuevas conferencias
de introducción al psicoanálisis. 33.
a
conferencia. La feminidad” (1933
[1932]), en Obras completas, vol. XXII
(Buenos Aires: Amorrortu, 1991).
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Freud y Lacan buscaron dar cuenta del origen del sujeto, del choque entre las
exigencias de la pulsión y los efectos de la entrada en el lenguaje. En 1925 Freud pensó
el momento de emergencia del sujeto en la operación de denegación, die Verneinung,
que implica una primera elección y un primer rechazo del goce, por lo tanto una primera
castración de goce, bajo la forma de una (a)versión, justamente de un primer rechazo
que sería la matriz del evitamiento fóbico. Freud introduce una distinción entre lo que
es juzgado por el juicio de atribución, por una parte, y por el juicio de existencia, por
la otra, entre lo que es rechazado al exterior y lo que es guardado en el yo, fundando
así lo real como exterior al yo, mientras que lo bueno queda integrado en el interior.
No desarrollaré este punto
5
.
Lacan, por su parte, se orienta a fundar la emergencia del sujeto en esa
operación de lenguaje que es la alienación/separación, lo que nos permite acordarle
todo su alcance a la simbolización primordial.
la fobia a la prueba de la simbolización primordial
La fobia toma sus posiciones desde el momento en que tiene lugar la simbolización
primordial, cuando, para entrar en la palabra, el sujeto debe admitir que un significante
lo represente para otro significante. Ese movimiento necesita de la afánisis del sujeto,
es decir, de su desaparición momentánea, su borramiento, su desvanecimiento. Freud
observó a su pequeño nieto jugando con una bobina cuando la madre se ausentaba:
primera simbolización de la ausencia de la madre, tentativa de dominio del desamparo
del niño, de donde emerge el par significante Fort-Da. Esta emergencia fue verificada
por Freud cuando, de regreso a su casa, un día observó a su nieto acostado ante un
gran espejo que tocaba el suelo, como si quisiera hacer desaparecer la imagen
6
. Con
el fin de orientarnos en las consecuencias de la simbolización primordial, repasemos
rápidamente ese momento de desaparición radical del sujeto.
Retomando el juego del Fort-Da, Lacan se sirve de la desaparición radical del
niño ante el espejo para despejar el efecto afanisíaco del S
2
haciendo como si entre el
Fort y el Da el sujeto desapareciera como entre bastidores por un momento, lo que
le hace decir a Lacan que “mediante la separación el sujeto encuentra, digamos, el
punto débil de la pareja primitiva de la articulación significante
7
, ahí donde el deseo
se constituye, en ese punto de falta. Ese momento de afánisis es esencial. Mi hipótesis
es que la fobia es una suplencia de esa desaparición momentánea y necesaria del sujeto.
Ante la angustia de su propia desaparición, en ese momento sin coordenadas en el
Otro, el sujeto intercala el significante fóbico entre el S
1
y el S
2
,
o entre el Fort y el Da,
en la hiancia entre esos dos significantes, en ese agujero que se cava para el deseo,
5. Este es un punto que he desarrollado
ampliamente en Isabelle Morin, La phobie,
le vivant, le féminin (Toulouse: Presses
Universitaires du Mirail, 2006), 422-436.
6. Freud comenta esto en una corta nota
a pie de página. Ver: Sigmund Freud,
“Más allá del principio del placer” (1920-
1922), en Obras completas, vol. XVIII
(Buenos Aires: Amorrortu, 1975), 15-16.
7. Jacques Lacan, El Seminario. Libro 11.
Los cuatro conceptos fundamentales
del psicoanálisis (1964) (Buenos Aires:
Siglo XXI Editores, 1990), 226.
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con el fin de evitar desaparecer en esa operación de simbolización. El sujeto fóbico
se resiste al hecho de que el significante segundo está pegado al agujero, y pone el
significante fóbico para hacer lazo y para taponar el vacío en el que él podría hundirse.
La separación es, entonces, una necesidad para salir de la alineación en el
Otro. Es a esto a lo que se resiste el niño con su fobia. Se puede verificar que esta
experiencia del sujeto haciéndose desaparecer, se repite para el fóbico, quien se queja
frecuentemente de perderse en el espacio. Así, por ejemplo, el fóbico tiene usualmente
dificultades al leer un mapa para orientarse, pues para leer un mapa debe localizar su
propio lugar en función de dos puntos, si no, es imposible hacerlo. Esos dos puntos
son, de alguna manera, los significantes S
1
-S
2
, y cuando el sujeto no sabe dónde está,
pone el caballo, el perro, la gallina, el avión, el tren o el puente
La entrada en el lenguaje permite comprender cómo es que la agorafobia,
situada ella misma en el corazón de la fobia, está en el origen de la fobia que asalta
por primera vez al sujeto, “cogido” en la inmensidad del espacio. Este espacio está
determinado por el lenguaje. En muchas ocasiones Lacan hizo la observación de que
no habría espacio si no hubiera lenguaje. Es el miedo al espacio, el miedo a un espacio
sin fondo, sin borde, sin pared, en el cual el sujeto no estaría representado por ningún
significante. El sujeto entonces está confrontado a un agujero, lo cual es una experiencia
de desamparo comparable con la muerte. El lenguaje ofrece un habitáculo al sujeto, un
espacio, pero este espacio que él tiene, gracias al lenguaje, se vuelve repentinamente
aesférico, y no esférico, como nuestra sensibilidad nos permite percibirlo. Es en “El
atolondradicho” donde Lacan plantea esta idea de un espacio aesférico en oposición
a uno esférico. El lenguaje “a-esferiza” el espacio, en el sentido de que aporta una
abertura, y no el cierre necesario a la esfera. Esta abertura hacia lo desconocido hace,
de lecho, a la angustia.
Una analizante, particularmente fóbica, planteaba una pregunta en el curso
de su cura, asombrándose de la intensidad de las angustias que la asaltaban en dos
situaciones diametralmente opuestas. No comprendía por qué, de niña, estaba tan
angustiada al dejar la casa materna, por lo tanto al encontrarse separada y sola en el
exterior, como en el auto con sus padres, sus hermanos y hermanas, es decir, comprimida
en un espacio cerrado. La angustia le sobrevenía, ¿por el hecho de estar afuera sola, o
adentro acompañada? O la soledad hacía resonar la separación, o su identidad corría
el riego de diluirse cuando se hallaba entre muchos. El lenguaje crea un espacio que
permite comprender esta aparente paradoja de un afuera/adentro. No hay interior y
exterior psíquicos, es nuestra percepción sensible transmitida por lo imaginario la que
crea ese mito. Esto explica que sea separada, sea comprimida, está adentro y afuera.
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La banda de Moebius ilustra perfectamente este interior/exterior puesto que en ella
hay continuidad entre reverso y derecho, y no un adentro que determina un afuera.
La fobia nos enseña, entonces, que la separación y el lazo son efectos de la
actividad lenguajera. El objeto fobígeno es ambiceptor, permite hacer lazo entre dos
significantes originarios. La palabra ‘ambiceptor’ es un término de la inmunología: es
una sustancia intermediaria que une el antígeno y el complemento. La fobia toma este
lugar, entre el S
1
y el S
2
, propio de la operación primera de alienación significante,
antes que opere la separación.
el lazo y el nudo
Lacan hace del padre un modo de anudamiento de la realidad psíquica; luego, en el
curso del avance de su enseñanza, se interroga sobre otros anudamientos posibles que,
entonces, no se limitan a aquel del Nombre-del-Padre. A, desarrolla la función de
anudamiento que puede tener el síntoma, a condición de reducirlo a sinthome. Esta
reducción implica la pérdida de lo sintomático, y lo que queda de esa sustracción es
la cicatriz de la constitución del sujeto. Este esclarecimiento sobre el sinthome permite
orientar la cura, tanto hacia una separación con respecto al anudamiento de la realidad
psíquica gracias al Otro, como hacia la posibilidad de prescindir del Otro para servirse
mejor de él. La operación analítica se vuelve ahora una manera de desanudar con
el fin de intentar operar un nuevo anudamiento. El psicoanálisis le da su chance al
sinthome para rehacer el anudamiento, restaurando con ello la división del sujeto. Hay
diferentes tipos de anudamiento que le permiten al sujeto sostenerse en su mundo.
El anudamiento gracias a lo simbólico concierne a los sujetos que se confían a
lo simbólico, en una suerte de servidumbre voluntaria que les impide prescindir de él.
No es este el modo de salida que pone en juego la fobia. La religión es otra manera
de abandonarse al Otro, a la que se acogen sujetos neuróticos que no tendrían la
capacidad de tratar de otro modo su relación con este Otro; o, aun, la secta, que es
finalmente una manera de someterse a un otro que hace función de Otro.
El anudamiento por lo imaginario es la vertiente de la perversión polimorfa en
la que el goce sería un bien a codiciar, un objeto del cual se goza armoniosamente.
Es una solución dolorosa porque el sujeto no puede confrontarse con la desilusión
del objeto cuando se lo compara con el objeto alucinado
8
; hay una confusión entre
el ideal del yo y el yo ideal. La banda, el look, las identificaciones, las comunidades
que comparten el mismo goce al margen de la castración, son el reflejo de este tipo
de anudamiento.
8. A la vez —se trata siempre de la
misma paradoja— un goce alucinado
sería insoportable porque aniquila
al sujeto, que quedaría engullido en
el Otro; lo propio de la defensa es
proteger al sujeto de ese surgimiento.
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El anudamiento por lo real corresponde al caso del sujeto que escoge la adicción,
la toxicomanía, las dependencias de todo género de un objeto. Es un retorno de lo
real que aplasta el deseo sobre la necesidad, como lo hace el sujeto bulímico. Pero
el sujeto no sale de ahí, al contrario, demanda más, porque, como lo dice Lacan, “el
estigma de este real como tal es no enlazarse con nada”
9
.
En cuanto a la fobia, se trata de un complemento al anudamiento por el
Nombre-del-Padre que permite al sujeto localizar el goce en el exterior para hacer más
soportable su mundo interior. Un nuevo anudamiento por el sinthomecuando el
análisis lo permite— en lugar del anudamiento por el padre, que toma su apoyo sobre
la parte de goce que le vuelve al sujeto. La función del padre es función de síntoma,
pero es un anudamiento que tiene como consecuencia un modo de servidumbre.
¿Cuál va a ser el resultado del anudamiento por el sinthome? Lacan dice que “habiendo
reconocido la naturaleza del sinthome, no se priva de usarlo lógicamente, es decir, de
usarlo hasta alcanzar su real”
10
. El año anterior, en la Lección del 11 febrero de 1975,
cuando Lacan habla del efecto de sentido, propone estrechar dicho efecto mediante un
nudo que sea el buen nudo. Precisa que el efecto de sentido, exigible por el discurso
analítico, debe ser real. Lacan se encamina hacia el fuera de sentido. Para él la idea es
obtener que un decir haga nudo allí donde la palabra se desliza. Se pregunta ¿cómo
apretar un nudo que sea del orden de lo real para mantener juntos lo imaginario y lo
simbólico? ¿Un nudo mental es real? (recordar lo que dice Lacan de la fobia en 1956).
Es, me parece, en el seminario siguiente, El sinthome, en la Lección del 13 de enero
de 1976, donde precisa qué permite estrechar ese nudo de lo real, lo simbólico y lo
imaginario. Propone hacer una sutura o empalme por el sentido entre lo imaginario
y lo simbólico, y otro empalme entre lo simbólico y lo real para sostenerlos, a fin de
anudar los tres, de dos en dos. Lacan sostiene: “Por algún lado enseñamos al analizante
a hacer un empalme entre su sinthome y lo real”
11
; luego muestra que el sinthome
es lo que confiere a lo simbólico el estatuto de inconsciente. Entonces, es sobre la
unidad sinthome-real sobre la que hay que tratar para estrechar el anudamiento de
manera diferente al que tiene lugar con el Nombre-del-Padre. Ahora bien, la fobia
sostiene el anudamiento de lo real y lo simbólico y no, como algunos han sostenido,
de lo imaginario y lo real. Se trata, entonces, de localizar qué solución sostiene “el
efecto anudamiento del Nombre-del-Padre” en la cura del neurótico, para que pueda
prescindir de él. Aflojar la fobia es una solución porque la fobia es, ella misma, una
manera de apretar el Nombre-del-Padre, reforzándolo.
9. Jacques Lacan, El Seminario. Libro
23. El sinthome (1975-1976) (Buenos
Aires: Paidós, 2008), 121.
10. Ibíd., 15.
11. Ibíd., 70.
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otro anudamiento y otro lazo
El análisis es una operación de reducción del síntoma al sinthome, que es la oportunidad
de modificar el tipo de lazo posible, porque, al desanudar el temor del Otro —temor de
su castración, temor de que el sujeto le falte al Otro o de que el Otro no le falte—,
se abre la posibilidad de un lazo diferente con los otros, separado del fantasma.
Recordemos lo que dice Lacan del fin del análisis como “el momento en el que la
realización del sujeto encuentra cómo realizarse en la satisfacción de cada uno, es
decir, de todos aquellos con los que se asocia en la realización de una obra humana
12
,
para comprender cómo el análisis puede hacer lazo social de manera diferente con
respecto al capitalismo.
Para introducir mi hipótesis, parto de la reflexión adelantada por Roberto
Esposito en su libro La communitas. De la etimología compleja de communitas, Esposito
extrae el cum munus, que es el don que dona. El munusen suma, es el don que se
da porque se debe dar y no se puede no dar”
13
, no contempla el retorno. “[] ese
primer munus [] acomuna a los hombres”
14
, allí donde cada humano debe algo al
otro humano. El autor toma el cuidado de precisar que no se trata de un humanismo.
La investigación etimológica lo lleva más lejos. El munus es la repartición de una carga,
de un deber, de un menos, en fin, de una falta y no de un goce en común. Es este
menos” de cada uno que cada uno acepta perder lo que podría presidir un nuevo
lazo social, que estaría en posibilidad de fundar de otra manera una communitas.
Cómo pensar la communitas a partir de un lazo social que anudara sinthomes, es decir,
la parte no castrable de goce de cada uno. Qué es lo que un sujeto ofrece a otro, a
partir del sinthome para que esta alteridad pueda producir un lazo social vivible. A
título de ejemplo, podemos interrogar dos destinos de la fobia que harían lazo social
de manera diferente. Para examinarlos en ese sentido, propongo al psicoanalista y al
artista. Cada uno, a su manera, convoca la pulsión escópica o invocante, y no dudemos
en considerar también los esfuerzos del artista del lado de la satisfacción, que encuentra
ante la satisfacción de todos aquellos que él asocia a su obra. Es eso lo que hace que
el artista convoque a las generaciones ante un enigma intemporal. En la creación, el
sujeto se sirve de lo que él ha tomado en particular sobre lo irrepresentable, para hacer
aparecer el vacío de la Cosa en el objeto, justo al punto de desactivarla, franqueando
la barrera de lo bello. Esta es una apertura que ofrece la creación al síntoma fóbico.
Herbert Graff, por ejemplo, alias Hans, artista con todas las de la ley, reconocido en
su siglo, se convierte en director de ópera a partir del “jaleo”, uno de los significantes
que, junto con la mancha negra, son constitutivos de su fobia. Servirse del jaleo es,
de alguna manera, haber hecho sinthome de su síntoma. En relación con el desenlace
12. Jacques Lacan, “Función y campo
de la palabra y del lenguaje en
psicoanálisis” (1953), en Escritos II
(México: Siglo XXI Editores, 2003), 308.
13. Roberto Esposito, Communitas (Buenos
Aires: Amorrortu, 2003), 28.
14. Ibíd., 36.
Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas,
Escuela de Estudios en Psicoanálisis y Cultura, Revista de Psicoanálisis
112
de su fobia no es a la creación como suplencia a lo que apunto, sino a la cicatriz de la
falta de objeto, como “redondel quemado de la maleza de las pulsiones”
15
que deja
un lugar vacío.
En cuanto al psicoanalista, si el analizante que él fue pudo distinguir lo que hace
a su ser, ese goce irreductible, si pudo percatarse de que el objeto es la falta de objeto
y que la castración del Otro es la suya, puede concluir que ningún objeto vale más que
otro… y puede ocurrirle que se le imponga comprometerse en acto como psicoanalista.
Este punto de falta en el sujeto es precisamente aquel que Lacan pone, en su texto,
“La ciencia y la verdad” en el origen del psicoanalista. Es posible también que el goce
desactivado con respecto al objeto, desvalorice el goce del inconsciente y active un
deseo particular, “un deseo sin objeto” que puede hacer del sujeto un psicoanalista.
el lazo social contemporáneo marcado por el evitamiento fóbico
Si el lazo social contemporáneo está teñido de perversión, como dice J.-P. Lebrun —
perversión que él nombra “ordinaria”— propongo que, una vez entrado en la neurosis,
ese lazo está marcado por el evitamiento fóbico. En el momento de la invasión de
las relaciones sociales por lo virtual, de la invasión de la vida a través de Facebook o
internet, el mundo que resulta de eso es “un agregado de agregado de personas que
se conocen y comparten los mismos gustos y valores. Ese principio de identificación
establecido sobre lo idéntico conduce a fenómenos conservadores de exclusión y de
alteridad”
16
. Estos son índices de una vida que evita la encarnación del viviente. Se
telefonea, se envía SMS (Short Message Service) como para mantener un contacto,
pero las leyes de la hospitalidad no existen en el mundo capitalista en el que cada
uno está encerrado con sus códigos de ingreso y diversas protecciones que evitan la
intrusión del otro. Lo que se llama actualmente la “fobia social” se ha convertido en un
vasto “cuarto de san Alejo”, como la depresión, según una terminología que utiliza los
estados ansiosos para difuminar el síntoma y la angustia. La fobia social fue nombrada
así por Pierre Janet en 1903, luego fue retomada por los comportamentalistas que
la definen como “un temor persistente ante una o más situaciones en las cuales el
sujeto está expuesto a la atención o a la mirada del otro”
17
. Se trata, en esos casos, de
excluirse de la presencia de los otros que miran, permaneciendo en el encierro edípico.
La insistencia de la fobia llamada social, en el momento en que las redes sociales
permiten que los sujetos vivan en un mundo de “amigos”, demuestra hasta qué punto
la fobia hace objeción a la muerte del sujeto. Los psicoanalistas que trabajan por el
psicoanálisis también corren el riesgo de enclaustrarse en el espacio cerrado que les
ofrecen las sociedades psicoanalíticas. Las instituciones le ofrecen al sujeto un encierro
15. Jacques Lacan, «Observación sobre
el informe de Daniel Lagache:
“Psicoanálisis y estructura de la
personalidad”» (1960), en Escritos II
(México, Siglo XXI Editores, 2003), 646.
16. Romain-Pierre Renou, “Facebook,
The social network, et un peu plus”,
La cause freudienne 87 (2014): 29.
17. Thérèse Lempérière, Les phobies
sociales (Paris: Acanthe-Masson, 2002),
1-17. Citado por André Merlet, “La
face cachée des phobies sociales”, La
cause freudienne 58 (2004): 11-21.
i s a b e l l e m o r i n [l a s c o n s e c u e n c i a s d e l a f o b i a e n e l l a z o s o c i a l ]
113
Desde el Jardín de Freud [n.°
15, Enero - Diciembre 2015, Bogotá] issn: (impre so) 1657-3986 (en líne a) 2256-5477, pp. 103-113.
esférico, preferido al espacio aesférico y su punto de perspectiva que indica la salida
de su fantasma y de la neurosis.
En conclusión, frente a la perversión polimorfa, que no encuentra la castración,
la fobia se desencadena ante la castración del Otro. A modo de espera, el sujeto fóbico
pone momentáneamente un límite artificial, un puente, un avión que simboliza la
libertad, o un caballo, una gallina o un perro que representa la mordedura de la vida.
Si este límite es desactivado por un análisis y la fobia afloja su corsé, el analizante tendrá
algunas oportunidades de saltar más allá de dicho corsé. La fobia es, entonces, una
oportunidad para el sujeto, pero también para el lazo social, cuando el sujeto sale de
ella para hacer el paso por la vida con otros.
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... Freud pide a la escuela que sea "un sustituto de la familia". De acuerdo con Morin (2015): "la familia es el crisol originario que perpetúa la primera relación de amor al saber supuesto al Otro [sin embargo,] también donde los odios y los celos encuentran su punto de partida y su consistencia" (p. 204). ...
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Este texto, producto de mi reflexión, describe el proceso de sometimiento al lenguaje que constituye al sujeto, para dar importancia a la diferencia entre sus dos fases: 1) el sujeto hablado se aliena en los significantes del primer Otro, 2) separarse de esos significantes lo libera. El caso de los hermanos Castaño Gil en Colombia, tal como lo relata Manuel Castaño, permite preguntar si una enseñanza movilizaría la alienación inicial del sujeto al gran Otro del lenguaje transmitidopor la familia, es decir, si haría alguna separación. Separación, que concepto psicoanalítico queaquí pretendo examinar.
... Partir del hecho de que los lazos sociales están formados por elementos del lenguaje, es gracias a que existe un vínculo de un significante (S 1 ) que es una demanda o una exigencia del lenguaje, con otro significante (S 2 ) que se forma a partir del primero; a su vez, este vínculo permite integrar dos efectos del lenguaje, el primero de ellos el sujeto ($), que soporta esa maquinaria del lenguaje y que es representado por el significante de la demanda (S 1 ), pero por el hecho de ser representado es al mismo tiempo ausentado, por lo tanto dividido (Aristóteles s.f.; citado en Lombardi, 2015); en un segundo lugar se encuentra una producción del discurso (a), considerada como la batería que le da energía al sistema del discurso y es esa parte del cuerpo que también es el representante de la parte viviente del sujeto ($), una mirada, una voz…; es entonces esa parte del cuerpo que viene a sostener al sujeto como un representante de la representación, que no hay en tanto viviente o presente (Lombardi, 2015). Morin (2015) refiere que los lazos sociales, desde una concepción psicoanalítica, es lo que une a los hablantes-seres entre sí, en aras de renovar lo vivo y hacer obra en la civilización, cuyos extravíos son evidentes y excesivos. La teoría lacaniana también adjudica a la conceptualización del lazo social aquello que es soportado por el lenguaje, que se puede evidenciar en la postulación de cuatro discursos fundamentales, más uno nuevo que al inscribirse en la cuestión del lazo, va en contra de los otros discursos radicales, ya que no hace lazo social; se alude aquí al discurso capitalista (Azcofaré, 2015); empero, no reconocer este discurso, al igual que la cuestión del cuerpo que sobre él recae, implica un atentado contra la concepción de lazo social que el psicoanálisis ofrece (Saad, 2015). ...
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Proponer una reflexión acerca de la globalización y la sintomatología social, adquiere una magnitud sideral, si se admite la transformación vertiginosa del conocimiento en el último siglo y de sus inevitables repercusiones en la relación del hombre con el mundo. Pese a lo ambicioso de la propuesta, su pertinencia es innegable como continuidad de un proceso que inició el Homo Sapiens, ante la urgencia de resolver los enigmas que surgieron con la observación, el asombro y la incertidumbre implícitos en el afán de sobrevivir.
Libro 23 El sinthome (1975-1976) Buenos Aires: Paidós, 2008. lempérière, thérèse. Les phobies sociales. Paris: Acanthe-Masson, 2002. merlet, andré La face cachée des phobies sociales Facebook, The social network
  • Inédito
  • Jacques Lacan
  • Seminario
Inédito. lacan, jacques. El Seminario. Libro 23. El sinthome (1975-1976). Buenos Aires: Paidós, 2008. lempérière, thérèse. Les phobies sociales. Paris: Acanthe-Masson, 2002. merlet, andré. " La face cachée des phobies sociales ". La cause freudienne 58 (2004): 11-21. morin, isaBelle. La phobie, le vivant, le féminin. Toulouse: Presses Universitaires du Mirail, 2006. renou, romain-pierre. " Facebook, The social network, et un peu plus ". La cause freudienne 87, 2014.
Alocución sobre las psicosis del ni-o
  • Jacques Lacan
  • Lacan
Jacques Lacan, "Alocución sobre las psicosis del niño" (1967), en Otros escritos (Buenos Aires: Paidós, 2012), 383.
Toulouse: Presses Universitaires du Mirail, 2006. renou, romain-pierre
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Observación sobre el informe de Daniel Lagache: 'Psicoanálisis y estructura de la personalidad
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  • Seminario
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Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. 33.a conferencia. La feminidad
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  • Freud
Observación sobre el informe de Daniel Lagache
  • Jacques Lacan
  • Lacan