Content uploaded by María José Guerra Palmero
Author content
All content in this area was uploaded by María José Guerra Palmero on Nov 17, 2015
Content may be subject to copyright.
Filosofía feminista contemporánea
(Edición de María José Guerra Palmero)
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, nº 63, 2014, 7-11
ISSN: 1130-0507
http://dx.doi.org/10.6018/daimon/214061
Presentación:
Cuerpos, géneros y diferencia(s)*
MARÍA JOSÉ GUERRA PALMERO**·
El Consejo de Redacción de Daimon me encargó, en 2013, la edición de un monográfico
sobre Filosofía Feminista Contemporánea. Se daba así salida a la necesidad de mostrar
reconocimiento a una de las vertientes más vivas y controvertidas de la filosofía actual, así
como, reflexionar sobre los diálogos entre feminismos y otras corrientes teóricas. A partir
de un Call for papers que finalizó a últimos de mayo de este año se recibieron veintitrés
artículos de los que, debido a razones de espacio y al procedimiento de revisión por pares,
se han seleccionado doce1. No es esta, en consecuencia, una labor de edición al uso en el
que la editora o el editor realizan su propia selección, sino que el procedimiento arroja
unos resultados determinados siguiendo el principio de la revisión ciega. No podemos,
pues, entender el conjunto de artículos que presentamos como una expresión acabada del
panorama actual de la filosofía feminista contemporánea. Hay muchas ausencias que en otro
tipo de obra, por ejemplo una antología o un tratado, tendrían que estar, pero los artículos
que aquí se reúnen sí que permiten percibir algunas tendencias de los derroteros de los
feminismos filosóficos recientes. Destacamos, sobre todo, la atención a la corporalidad –la
filosofía de Spinoza, la fenomenología de Merleau-Ponty y el psicoanálisis lacaniano van a
ser estaciones obligadas en obligada polémica con las tesis performativas de Judith Butler–,
y, la renovación de debates de larga solera histórica como el del sujeto del feminismo en
los cruces polémicos entre el repensar las identidades, la/s diferencia/s y las alteridades. La
teoría feminista sólo se puede entender como un campo de tensiones, controversias y dis-
putas siempre renovadas. El caso es que nunca la sangre ha llegado al río, en el sentido de
que la disidencia y la transgresión son señas de identidad de los feminismos. El matricidio
teórico, tras la obligatoria muerte del Padre, tiene ya una larga tradición. Por ejemplo, en
este monográfico, Judith Butler y su hegemonía –la concepción performativa del género– es
cuestionada desde muy diferentes posiciones. El espíritu de las querellas –como las Feminist
Contentions de los primeros noventa– está vivo y, lo que es más importante, sigue mostrando
una preocupación ético-política decisiva ligada a repensar los modos posibles y deseables de
la transformación social. Lo que podemos constatar es que, necesariamente, los feminismos
filosóficos se ponen a prueba a cada paso, casi rabiosamente y sin concesiones, frente a otros
modos teóricos más reposados y meramente especulativos. En mi opinión, lo que se man-
* Esta introducción se enmarca en el proyecto «Justicia, ciudadanía y género: feminización de las migraciones y
derechos humanos» (FFI2011-24120) del Ministerio de Economía y Competitividad del gobierno de España.
** Universidad de La Laguna. Correo electrónico: mjguerra@ull.es
1 Una parte del resto, la evaluada positivamente, irá saliendo en posteriores números de Daimon.
8María José Guerra Palmero
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, nº 63, 2014
tiene invariable es el carácter de los feminismos filosóficos como teorías críticas, absortas
en vincular lo conceptual y lo argumentativo con la praxis de la igualdad y los derechos,
con el respeto a las diferencias y la justicia.
Antes de entrar en materia quiero advertir de algunas novedades. Una primera cons-
tatación es el relevo generacional. Hemos recibido una mayoría de artículos de autoras y
autores jóvenes que insertan sus investigaciones en paradigmas feministas sin los problemas
de ajuste e inserción que vivimos generaciones anteriores. En el contexto español podemos
hablar ya de una generación de pioneras, marcada por el escrutinio de las «sinrazones»
patriarcales y la recuperación de las genealogías filosóficas feministas, en las que los nom-
bres de Celia Amorós, Amelia Valcárcel y Fina Birulés no pueden ser omitidos2. Poco a poco
fuimos generando una red informal de apoyo y reconocimiento entre estudiosas e investi-
gadoras. Proseguir con la crítica feminista al androcéntrico corpus filosófico y rescatar una
genealogía del pensamiento femenino/feminista fueron tareas que consumieron y consumen
aún mucho esfuerzo. El lograr carta de credibilidad para la filosofía feminista fue, que nadie
lo dude, una dura pelea. La institucionalización de los Institutos de Investigación en Estudios
de las Mujeres y/o Estudios Feministas –el primero, en 1979, la Universidad Autónoma de
Madrid a cargo de María Ángeles Durán y otras colegas– a lo largo de la mayoría de las uni-
versidades españolas así como la proliferación reciente de estudios de Máster y Doctorado
en las temáticas ligadas al género, la diferencia sexual o las políticas de igualdad apuntaló
la posibilidad de una renovación generacional que hoy, sin embargo, se ve retada, lamenta-
blemente, por el alcance de la precarización en la investigación universitaria. Una segunda
novedad es que cada vez contamos con más investigadores jóvenes explorando el territorio
complejo y abigarrado de los feminismos. Al impacto de los Estudios Culturales, el interés
por las llamadas Nuevas Masculinidades o al horizonte queer se une a la pasión por pensa-
doras imprescindibles en los debates actuales del feminismo filosófico como, por citar solo
a una, Hannah Arendt. En suma, hace no tanto tiempo, implicarse en la teoría feminista o los
estudios de género suscitaba no pocos problemas. Se requería de virtudes nada «femeninas»
como la audacia, el coraje y ayudaba mucho, todo hay que decirlo, el mostrar una cierta
tozudez. No debemos olvidar, pues, que la incorporación de las mujeres al ámbito filosófico
no ha sido ningún camino de rosas y que, sociológicamente hablando, este hecho debería ser
uno de los más relevantes para entendernos como colectivo profesional. El vigor de la teoría
feminista ha dinamizado las derivas de las distintas áreas de conocimiento filosóficas y los
recambios generacionales, como ensayo aquí tentativamente, pueden ya empezar a trazarse
en nuestra historia reciente. Esperamos que una publicación como esta ayude a desdibujar
definitivamente el «efecto gueto» que, en tiempos anteriores, fue una necesidad de la que
hicimos virtud. El hecho es que la transversalidad de las reflexiones ontológicas, epistemo-
lógicas, ético-políticas y estéticas sobre feminismos, géneros y sexualidades ha abierto, la
problemática a más y más sectores en consonancia con su indudable relevancia filosófica.
Como anunciaba, entrando ya en los contenidos de este monográfico, la reflexión sobre
la corporalidad, sobre las huellas carnales que nos van constituyendo, sobre la potencia de
2 El Seminario Feminismo e Ilustración, creado en 1987 en la Universidad Complutense de Madrid, y el Semi-
nario Filosofia e Gènere en 1990 en la Universidad de Barcelona generaron unos microclimas académicos
propicios a las investigaciones feministas en un ecosistema filosófico más bien hostil.
9
Presentación: Cuerpos, géneros y diferencia(s)
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, nº 63, 2014
obrar y las vulnerabilidades, pero también, sobre las sedimentaciones históricas que produ-
cen, y se reproducen, en los cuerpos son hoy uno de los núcleos temáticos más vivos en la
filosofía feminista. Isabel Balza –«Los feminismos de Spinoza: corporalidad y renaturaliza-
ción»– recurre a los feminismos spinozianos, en el que se incluyen muchas autoras impres-
cindibles como Gatens o Braidotti, para abordar este nudo problemático, ese impensado
de la mayor parte de la tradición filosófica que es la corporalidad. Balza lo enfoca desde
un prisma ético y político en el que la ontología de la materialidad cobra una relevancia
crítica notable frente a los sobreentendidos de la tradición liberal. El giro que proponen
las spinozianas contemporáneas es que «lo impersonal es político». Esto permite abrir el
feminismo a nuevas conectividades, señaladas por los ecofeminismos y la biopolítica, y
pensadas bajo el referente de una «renaturalización». El referente crítico de estas autoras es,
cómo no, Judith Butler. Ana Cecilia González desgranará, más adelante, una tríada ligada al
cuerpo –texto, frontera y abyección– enormemente clarificadora para entender las tensiones
materiales-simbólicas en la que está atrapada la performatividad del género de Butler. En
suma, el giro material matiza muchos de los excesos del giro lingüístico-pragmático. En
la misma línea de los debates del feminismo con otras tradiciones teóricas, Carmen Sáenz,
en «Fenomenología y feminismo» reivindica la pertinencia del método y los conceptos
de esta tradición para los feminismos así como la necesidad de que la corriente filosófica
que arranca en Husserl se deje criticar por estos. Merleau-Ponty y sus reflexiones sobre
la corporalidad son aquí centrales, pero las figuras de Edith Stein, su reflexión sobre la
empatía, y la referencia a Simone de Beauvoir, autora clave en el lanzamiento de los femi-
nismos filosóficos contemporáneos, nos lleva a un terreno en el que los «cuerpos vividos»
desafían, también, la radicalidad de la conceptualización performativa del género de Judith
Butler. Entre el spinozismo feminista y el fenomenológico hemos situado el bello texto de
Encarnación Ruiz Callejón, autora atenta a la genealogía feminista, que se ocupa de Virginia
Woolf –«Virginia Woolf: la política de los afectos de las “hijas de los hombres cultos”»–
para vincular su reflexión antibelicista con la matriz patriarcal y presentarnos las claves de
su pensamiento ético y político. Ruiz Callejón nos da la pauta de la situación original de
subordinación de las mujeres contra la que han reaccionado los diversos feminismos. Cobra
así especial relevancia el antiesencialismo de Woolf y su reconsideración de la compasión,
el ascetismo y el «sano egoísmo» –en diálogo con Nietzsche– que se requiere para fulminar
la influencia nefasta del Ángel del Hogar. A continuación, recalamos en la discusión sobre
el impacto en la política feminista de Hannah Arendt, en especial, en la interpretación que
hace de ella Zerilli, una autora que junto a De Lauretis, según Aránzazu Hernández Piñero,
servirá de puente entre el feminismo postestructuralista e interseccional estadounidense y
las lecturas del feminismo italiano de la diferencia sexual. Pero antes la red de conceptos
arendtianos se anuda, en el artículo «Entre Arendt y Zerilli: algunas observaciones sobre el
concepto de “entre”» de Edgar W. Straehle, en torno al concepto de in-between, que como
espacio de interacción es condición de posibilidad de un mundo común habitado por la
pluralidad y que se re-propone con cada nuevo comienzo, con la natalidad. La construcción
de relaciones y las prácticas fundamentan así la libertad de las mujeres. La influencia de
Arendt en el feminismo italiano de la diferencia es asimismo un elemento de lo tratado por
Aránzazu Hernández Piñero –«(Des)conexiones (trans)atlánticas: recepciones estadouni-
denses del feminismo italiano de la diferencia sexual»–. Como ya decíamos, de la mano de
10 María José Guerra Palmero
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, nº 63, 2014
De Lauretis y Zerilli se traza un viaje desde Italia al contexto estadounidense del feminismo
de las diferencias frente a un feminismo de la diferencia sexual que, en la versión, sobre
todo de Muraro, desconfía terriblemente de las aventuras posestructuralistas. Este artículo
nos pone frente al problema de la descontextualización y re-contextualización de las teorías
feministas y de la necesidad de que se «tiendan puentes» que alimenten la controversia en
torno a los significados de la/s diferencia/s. «Feminismo Xicana» de Pablo Lópiz nos da
claves importantes para entender el complejo asunto de los feminismos interseccionales
–que conjugan género, clase y raza-etnicidad así como diversidad sexual y ánimo post o
decolonial– y su desafío a la hegemonía «blanca». En la experiencia chicana la opresión de
las mujeres se nutre de las historias de resistencia anticolonial y con las experiencias discri-
minadoras ligadas al racismo. ¿Se puede desde la experiencia de la subalternidad acceder a
la filosofía? Lópiz recrea los dilemas que se han afrontado en las epistemologías feministas
sobre el conocimiento situado, la subalternidad y las construcciones narrativas. Si Hernán-
dez Piñero hablaba de tender puentes en las recepciones críticas y discusiones políticas a
un lado y otro del charco atlántico, Lópiz refiere la operación de «quemar puentes» ante las
insidiosas operaciones de colonización teórica hechas tanto por la Academia estadounidense
como por el etiquetado genérico de los Feminismos de Color frente a la especificidad de
las luchas feministas chicanas. La vindicación, frente a la retórica de las diferencias, de
un enfoque material sobre las condiciones de vida que aborde las injusticias estructurales
y las reflexiones decoloniales sobre la misma construcción de la historia llevan a propo-
ner «indigenizar el archivo». Hoy podemos hablar de las emergencias de los feminismos
comunitarios en América Latina y el feminismo chicano es un referente básico para esta
nueva emergencia indígena feminista. Regresemos de nuevo a Europa, a Alemania. Angé-
lica Velasco Sesma en «Resistencia no violenta para una sociedad igualitaria y sostenible:
el pensamiento de Petra Kelly» nos devuelve a las fuentes del ecofeminismo pacifista que
propone un agenda, ya en los años setenta y ochenta del siglo pasado, que aún tenemos que
realizar. Proporciona así un marco apropiado para un feminismo transnacional. La propuesta
de una ética de la no violencia más allá de lo humano y en contra del pensamiento político
«realista» se concatena con una visión holista de la degradación ambiental, el patriarcado,
el capitalismo y, como resultado funesto de esta cadena, el militarismo.
Ana Cecilia Gónzalez –«Cuerpo y performatividad: una revisión crítica desde la perspec-
tiva del psicoanálisis»– nos devuelve al tema de partida y nos permite re-proponer la cues-
tión misma de la corporalidad como elemento de un debate más amplio acerca del alcance
de la teoría feminista. Tras mostrarnos con claridad inusitada los tránsitos de la reflexión
butleriana sobre el cuerpo, su propuesta lacaniana nos instruye acerca de las estrategias de
exclusión de la alteridad pues sólo dando por incompleto, un no-todo, el lugar de los sujetos,
de los «nosotros», podremos evitar las operaciones de estigmatización de las y los otros.
Siguiendo este hilo problemático se nos plantea un nuevo viraje: el de la re-contextualización
y el desplazamiento teórico-político, del marco estadounidense al español, que nos propone
Luisa Posada Kubissa en «Teoría queer en el contexto español. Reflexiones desde el femi-
nismo.» La autora se centra en analizar la recepción de la teoría queer en nuestro país y
reconviene el esfuerzo de algunos sectores por dinamitar el feminismo, y su larga tradición
de tres siglos de luchas políticas y logros teóricos, en pos de una operación hegemónica
que, quizás, no tenga el largo recorrido que sus promotores esperan. Sin post-patriarcado no
11
Presentación: Cuerpos, géneros y diferencia(s)
Daimon. Revista Internacional de Filosofía, nº 63, 2014
puede haber postfeminismo, reflexión que nos lleva a reconsiderar, en ese abigarrado tejido
que es hoy el feminismo y sus derivas la cuestión de qué teoría feminista necesitamos para
«seguir avanzando». Pero antes de acabar con la propuesta que nos hará Ana de Miguel en
este sentido, vamos a transitar dos territorios político-culturales determinantes. La cuestión
de los cuidados y la ciudadanía en el feminismo –«Ciudadanía y cuidados; apuntes para una
política feminista democrática»– es reconstruida por Bartolomé Sales Gelabert como núcleo
fundamental del cambio social. Su texto me ha hecho recordar lo que escuché a Diana Maffía
hace un par de años en un coloquio en Chile: desnaturalizar, desprivatizar y desmercantilizar
el cuidado eran para la autora argentina las claves para incluir la cuestión de la equidad de
género en una agenda política republicana y feminista. La universalización del cuidado es
una de las asignaturas pendiente que tendrá efectos en pensar los cuerpos, los géneros y
las diferencias y que nos llevará a refundar no sólo la política sino la economía. Asimismo,
Felip Vidal Auladell –«Joan W. Scott y Eva Illouz en la agencia de publicidad. Aportaciones
para el análisis de la noción de experiencia en el discurso publicitario»– nos advierte del
papel re-modelador de la publicidad en el contexto mercantilista neoliberal al hilo de las
teorizaciones de la «experiencia» de Joan Scott y Eva Illouz. La atención a lo que podríamos
llamar una política de las emociones que enfrente las tiranías de la sociedad de consumo
es un frente abierto por el feminismo contra lo que, con Bourdieu, podemos denominar
«violencia simbólica». La crítica de la cultura de masas es una asignatura obligatoria para
el cambio social feminista y no puede dejar de atender las nuevas hegemonías mediáticas.
Con el objetivo de cerrar este recorrido por filósofas, temáticas y controversias ligadas
a las teorías del género, la diferencia sexual y la intersección de las opresiones, hemos
dejado la que, quizás sea, la «madre» de todas las polémicas feministas, la de la dirección
de la misma teoría feminista ligada a la acción social y política transformadora para el final.
Ana de Miguel –«La dialéctica de la teoría feminista. Lo que nos une, lo que nos separa,
lo que nos hace avanzar»– entra de lleno en la polémica sobre los derroteros recientes de
la teoría feminista, y frente al «quemar puentes» opta por el «tender puentes». Se trata de
reflexionar, dialéctica y no deconstructivamente, sobre la instalación de la misma teoría en
una globalización neoliberal extremadamente lesiva, por sus grados de explotación, mar-
ginación, desempoderamiento y violencia, con las mujeres y, sobre todo, con las mujeres
afectadas negativamente por la brutal precariedad no ajena a la localización geopolítica en el
Sur Global –sabemos que hay muchos sures en el norte–. Chandra Mohanty es así un refe-
rente para re-establecer solidaridades feministas en un contexto de re-patriarcalización, que
hemos visto reactivarse en este siglo XXI, y que remite al avance de los fundamentalismos
religiosos, la agresiva neoliberalización y la expansión militarista. El dato de la precarie-
dad más lesiva, ligada a la feminización de la pobreza y de la supervivencia que reduce el
cuerpo de las mujeres a mera mercancía, es relevante frente a los intentos «sororicidas» de
fracturar la unidad de acción política del feminismo. Completan este número de Daimon
dos rescensiones de novedades editoriales sumamente relevantes para enriquecer los debates
aquí presentados. Nos queda, por tanto, seguir trabajando, a partir de las herencias teóricas
analizadas y de muchas otras, en re-contextualizar y filtrar críticamente de las propuestas
filosófico-feministas contemporáneas. Retos y desafíos no nos faltan.
(Diciembre de 2014).