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SUMARIO 1. Introducción. 2. El descubrimiento de la estatua-menhir y los trabajos realizados. 3. Descripción
de la estatua-menhir. 4. Cronología. 5. Contexto histórico y paralelos. 6. Interpretación y conclusiones.
Complutum, 2011, Vol. 22 (1): 71-87 71
ISSN: 1131-6993
doi: 10.5209/rev_CMPL.2011.v22.n1.4
RESUMEN
En el yacimiento del Pla de les Pruneres se ha encontrado una figura antropomorfa esculpida en tres
dimensiones sobre un bloque de arcosa de 4,90 metros de altura y 6200 kg de peso. Resultan muy intere-
santes las similitudes que tiene esta estatua-menhir con las figuras de la Rouergue y el Languedoc fran-
cés, hecho que nos lleva a proponer una cronología para esta figura de 3300-2200 cal. BC., similar a la
de estos grupos figurativos de Francia. Este descubrimiento se suma a la figura de Ca l´Estrada y el con-
junto de Reguers de Seró que sitúan a Cataluña en primera línea de la investigación sobre arte megalíti-
co del IV y III milenio.
PALABRAS CLAVE: Estatua-menhir. Estela antropomorfa. Neolítico. Calcolítico. Cataluña.
ABSTRACT
At the site of the Pla de les Pruneres has been found an anthropomorphic figure carved in three dimen-
sions on a block of arkose of 4.90 meters high and 6200 kg weight. The similarities of this statue-menhir
with the figures of the Rouergue and the French Languedoc are very interesting, a fact which leads us to
propose a timeline for this figure of 3300-2200 a.C. similar to these figurative groups of France. This dis-
covery adds to the figure of Ca l'Estrada and the set of Reguers de Seró that place Catalonia in the fore-
front of research on megalithic art of the 4th and 3rd millennium B.C.
KEY WORDS: Statue-menhir. Antropomorphic stele. Neolithic. Chalcolithic. Catalonia.
Recibido: 11-06-2010
Aceptado: 27-02-2011
Pablo MARTÍNEZ RODRÍGUEZ
Arqueólogo. Miembro del Seminari d’Estudis i Recerca Prehistòrica (SERP), Universitat de Barcelona.
pablomartrod@gmail.com
La estatua-menhir del Pla de les Pruneres
(Mollet del Vallès, Vallès Oriental)
The Statue-Menhir from Pla de les Pruneres
(Mollet del Vallès, Vallès Oriental)
COMP. 22(1)- Martínez:Maquetación 1 20/06/2011 12:34 Página 71
1. Introducción
El descubrimiento de la figura del Pla de les
Pruneres es la última aportación a una serie de
hallazgos muy destacados efectuados en los últi-
mos años que le dan a a Cataluña un papel propio
en el mapa del arte megalítico de Europa.
La estatuaria antropomorfa megalítica es un
documento arqueológico que nos aporta informa-
ción y que nos ayuda a caracterizar a las comuni-
dades neolíticas que esculpen estas grandes imáge-
nes. De este modo se convierten en símbolos de
referencia que son utilizados como grandes ele-
mentos de expresión por los grupos humanos que
las producen y como símbolos de identificación
por los mismos grupos que las levantan.
Las representaciones de estatuas-menhires se
comienzan a encontrar en Europa a finales del IV
milenio BC en la última etapa del Neolítico, se
generalizan durante el III milenio y perduran en
algunas zonas hasta la Edad de Bronce. La recu-
rrencia de algunos elementos representados o de
ciertos patrones iconográficos permite establecer,
dentro del mapa del arte megalítico europeo, una
serie de grupos escultóricos o figurativos. Por otro
lado también se dan casos de estatuas-menhires ais-
ladas como las de Ca l’Estrada o el Pla de les
Pruneres que se han de estudiar en base a posibles
relaciones de habitantes del Vallès con otros grupos
culturales vecinos, hecho que comportaría la adop-
ción de algunos elementos ideológicos importan-
tes. Para este caso consideramos de gran interés los
grupos de la Rouergue y Languedoc en la vecina
Francia, con los que la estatua-menhir del Pla de les
Pruneres guarda algunas similitudes, como podre-
mos ver a continuación y con las que podremos
proponer algunas interpretaciones y hacer hipótesis
sobre la reconstrucción de la imagen original.
2.- El descubrimiento de la estatua-menhir y los
trabajos realizados
El yacimiento se encuentra situado en la depre-
sión prelitoral catalana, en el término municipal de
Mollet del Vallès (Vallès Oriental), ubicado entre
las calles Ramón Casas, la Pau, Rambla Pompeu
Fabra y Anselm Clavé, en un paraje conocido con
el topónimo del Pla de les Pruneres (Fig. 1).
Durante los trabajos de excavación de los reba-
jes mecánicos realizados en esta obra motivada por
la construcción de un aparcamiento subterráneo, a
mediados del mes de abril de 2009, se localizó este
enorme bloque de piedra con grabados a más de 8
metros de profundidad. Un vecino de Mollet inte-
resado por este descubrimiento, envió un mail a la
empresa de arqueología Estrats G.P.C. con una foto
preguntando por la naturaleza de aquella gran pie-
dra con grabados. A continuación los arqueólogos
y responsables de esta empresa se pusieron en con-
tacto con el Servei d´Arqueologia de la Generalitat
de Catalunya, le enviaron las fotos recibidas y le
explicaron la situación de la obra. Este organismo,
que se encarga de la gestión del patrimonio arqueo-
lógico en Cataluña, paralizó los trabajos y ordenó
que se iniciase un proceso de investigación y exca-
vación arqueológica en aquel lugar para localizar
un posible contexto de esta pieza. El ayuntamiento
de Mollet del Vallès, como promotor de la obra,
encargó la excavación arqueológica de este nuevo
yacimiento a la empresa Estrats G.P.C.
En ese momento, los trabajos a realizar sobre el
yacimiento serían tratar de localizar el posible con-
texto de esta pieza, estudiar y documentar la estra-
tigrafía en el punto donde se encontró la estatua-
menhir, tratar de recoger restos materiales y orgá-
nicos que nos permitieran establecer una cronolo-
gía aproximada de esta pieza y para que nos ayu-
dasen a reconstruir el paleoambiente de este espa-
cio del Vallès Oriental en la prehistoria reciente.
Tras varias conversaciones con diferentes obre-
ros y maquinistas de la obra supimos cómo se
había localizado esta figura. El paquete de arcillas
correspondientes a las capas O, P, Q, R y S (Fig. 2)
había sido retirado en gran parte de una sola vez
para rechazarlo pues no era un material útil. A con-
tinuación se procedió a rebajar las capas T, U, V, W
y X con materiales de piedras, gravas y arenas,
muy útiles para procesar y reutilizar en posteriores
obras. Estos rebajes de las capas T a X empezaron
desde el extremo noroeste del aparcamiento hacia
el sureste. En el punto indicado (Fig. 1, inferior) la
máquina localizó, a unos 8 metros de profundidad,
este gran bloque de arcosa. Debido a sus dimensio-
nes y peso la máquina no lo pudo levantar y lo tuvo
que arrastrar por encima de otras piedras y gravas,
lo que le produjo numerosas marcas.
Los trabajos de excavación arqueológica reali-
zados sobre una superficie aproximada de unos
1500 m
2
, se programaron con dos líneas de inves-
tigación. Por un lado delimitamos y protegimos un
área de unos 40 m
2
en el lugar donde se recogió la
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estatua-menhir. Esta área se excavó minuciosa-
mente con un equipo de 5 arqueólogos durante 4
semanas para tratar de localizar cualquier material,
resto biológico o elemento significativo que pudie-
se estar relacionado con la estatua-menhir.
Se coordenaron 24 elementos (cerámica, indus-
tria lítica, fauna y la propia estatua-menhir) que se
encontraban en posición secundaria, se dibujaron
cuidadosamente 2 perfiles (norte y este) de este
espacio y se dibujaron también en planta algunas
capas significativas.
Por otro lado y una vez observado que las dife-
rentes estratigrafías que en ese momento podíamos
estudiar nos remitían a un contexto de continuas
aportaciones aluviales, de numerosos paleocanales
y terrazas de rieras con muchas piedras, gravas,
gravillas, arenas y muchas bolas blandas y bolas
armadas en el resto del espacio del aparcamiento
optamos por ir realizando rebajes con máquina
controlados por un arqueólogo para localizar tam-
bién algún material o contexto que se pudiese rela-
cionar con la estatua-menhir.
Estos rebajes fueron especialmente controlados
en la parte intermedia de la estratigrafía (entre los
5 a 7 m de potencia: capas O, P, Q, R y S, Fig. 2),
donde se observaba en toda la extensión del yaci-
miento unas aportaciones de arcillas con la parte
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Figura 1.- Mapa de situación del yacimiento en Mollet
del Vallès.
Figura 2.- Dibujo del alzado A-A´ indicado en el plano (inferior) de la Figura 1.
superior más oscura (capa P), las cuales presumi-
blemente eran un contexto más adecuado para
tener algún resto de hábitat. Si bien el resto de la
estratigrafía, por encima y por debajo de estas arci-
llas, testimoniaba una secuencia continua de episo-
dios de rieras y terrazas fluviales, estas arcillas las
interpretamos como un hiato o tiempo en el que las
rieras no habían trabajado o estado actibas en este
espacio, dando unas condiciones de hábitat más
apropiadas.
Para tener controlada esta estratigrafía y poder
testimoniar todos estos contextos aluviales, opta-
mos por dejar unos perfiles verticales cada 10-15
metros, con diferente orientación, en los puntos
donde nos parecía que podía ser interesante y siem-
pre en coordinación con de los objetivos de las
obras de este aparcamiento. Documentamos tam-
bién fotográficamente todos estos perfiles y en los
más interesantes el geólogo José Antonio Palazón
realizó la descripción de numerosas columnas geo-
lógicas.
Con todos estos trabajos de control de los reba-
jes se recogieron algunos materiales (cerámicas,
huesos, piezas de sílex) que resultaron poco nume-
rosos y que se encontraban claramente en posición
secundaria. Habían sido arrastrados por las conti-
nuas riadas que habían ido formando, después de
miles de años, toda esta estratigrafía.
Se recogieron algunos materiales que podrían
situarse en una cronología relativa. Entre ellos des-
tacan una raedera de sílex (PPR´09-T-12) corres-
pondiente a un Paleolítico Medio, un fragmento
informe de cerámica con decoración cardial
(PPR´09-T-18) correspondiente a un Neolítico
Antiguo Cardial y un fragmento informe de cerá-
mica con un cordón digitado (PPR´09-T-1) corres-
pondiente a la Edad de Bronce. Todas estas crono-
logías están testimoniadas en yacimientos situados
a pocos kilómetros alrededor de Mollet (Martín
2006), destacando con relevancia la concentración
que vemos en el término municipal de Sta.
Perpètua de la Mogoda. La gran acumulación de
yacimientos refleja la recurrencia de ocupación del
Vallès en cronologías prehistóricas.
Con todo, no encontramos ningún material o
estructura arqueológica relacionable con la esta-
tua-menhir y toda la estratigrafía nos remite a
materiales aportados en posición secundaria por
los diferentes episodios de riadas.
El estudio geológico realizado por José Antonio
Palazón (2010) nos indica que esta zona ha estado
ocupada hasta hace pocos años por dos rieras. Los
sedimentos observados son en su mayoría granula-
res, gravas y arenas, producto de los aluviones de
las rieras que se han ido depositando en estratos o
capas lenticulares que se erosionaban unas a otras.
Encontramos estructuras sedimentarias en diferen-
tes direcciones, hecho que nos indica que han fun-
cionado cursos de agua en diferentes orientaciones,
posiblemente debido a la existencia de una red de
canales trenzados, además de la confluencia de dos
rieras en este punto, así como la influencia del río
Besós.
La base de la obra coincide con un nivel de
materiales finos posiblemente de origen palustre
(mucha materia orgánica reducida, arcilla muy
plástica) que se interpreta como una zona de pan-
tanal, ligada a la llanura de inundación del Besós.
La serie de sedimentos granulares con tendencia
granodecreciente marca una pequeña secuencia
deposicional ligada a cambios climáticos. Son
sedimentos de aluviones que se dan durante las eta-
pas de clima frío con lluvias torrenciales. Los sedi-
mentos más finos corresponden a períodos donde
el régimen de lluvias es más continuo y no hay
avenidas de materiales gruesos desde las rieras.
Estos depósitos concuerdan con planas de inunda-
ción y zonas de morfología muy plana donde se
mantendría una pequeña lámina de agua. Estos
periodos están más relacionados con los aportes
procedentes del río Besós.
Por otro lado, en la profundidad en la que apa-
reció la estatua-menhir, encontramos acumulacio-
nes de materiales disgregados, gruesos, propios de
rieras que aportan mucho material durante aveni-
das fuertes, hecho que denota un clima dominante
por lluvias catastróficas. Normalmente estas llu-
vias van ligadas en nuestro entorno a épocas de
clima frío y árido. En estos periodos en la zona
dominan los aportes de las rieras.
3. Descripción de la estatua-menhir
Las dimensiones del bloque de arcosa, con 490
cm de altura, 69 cm de ancho y 110 cm de profun-
didad, hacen de esta figura la estatua-menhir más
grande de toda Europa.
El bloque de arcosa que es el soporte de la
representación ha sido repicado en toda su superfi-
cie, desde la base inferior hasta la punta superior
(Figs. 3 y 4). Este hecho nos indica que todo este
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Figura 3.- Dibujo de las caras frontal y dorsal de la estatua-menhir del Pla
de les Pruneres (Aida Alarcos).
Figura 4.- Fotografía completa de la
estatua-menhir del Pla de les Pruneres.
trabajo de repiqueteo se ha realizado con la pieza
situada horizontalmente, antes de ser colocada de
forma vertical.
Una de las cuestiones más interesantes es por
qué tiene decoradas las caras estrechas de la piedra
y no las caras más anchas, con más espacio para
recoger toda la representación. En el resto de
Europa vemos que siempre las decoraciones están
situadas sobre las caras más anchas y este es el
único caso donde se ha esculpido la cara frontal y
dorsal sobre las caras más estrechas de la piedra.
Una posible explicación vendría dada por el hecho
de que el trabajo escultórico se realizó con la pie-
dra tumbada lateralmente y apoyada sobre una de
las caras anchas, pudiendo trabajar así las dos caras
frontal y dorsal. De otra forma, podían haber deco-
rado una de las caras anchas de la piedra, darle la
vuelta, y decorar la otra cara. Sabemos que darle la
vuelta a la piedra les era posible pues ya lo habían
hecho para repicar toda la superficie anteriormente.
La técnica escultórica que vemos en las dos
caras trabajadas es diferente. Los motivos de la
cara delantera están realizados en bajorrelieve,
dejándolos en positivo, y con una técnica muy fina
y detallada. En la cara posterior en cambio los
motivos están realizados por repicado y posterior
abrasión, dejando los motivos en negativo, con una
técnica más sencilla (Fig. 3).
En la parte frontal de la pieza encontramos
esculpida la cara de la figura con la representación
de la clásica “T” facial (Figs. 4 y 5). Se encuentran
esculpidos los dos ojos a lado y lado de un relieve
vertical que representa la nariz. Encima de ésta,
unida a ella pero dispuesta de forma horizontal y
con un pequeño arqueamiento hacia arriba, encon-
tramos representadas las dos cejas.
La representación de la clásica “T” facial es
propia de las figuras del grupo Languedociano
(D´Anna 1977), aunque se encuentra también en
estatuas-menhires situadas en diferentes geografías
europeas como la representación de Villar del Ala
en Soria (Romero 1981), Dolmen de Soto en Cádiz
(Bueno 1990, Almagro Gorbea 1993), o diversas
figuras de la Provenza, los Alpes, grupo de
Lunigiana o figuras de Cerdeña (Arnal 1976).
Cabe señalar que esa cara tan regular o geométri-
camente ordenada, no se encuentra en el
Languedoc, y sólo la hemos encontrado en algunas
placas alentejanas datadas a finales del IV
to
y pri-
mera mitad del III
er
milenio (Gonçalves 2004, 8),
que resultan, por su tamaño, muy alejadas de este
gigante.
Este hecho no es una cuestión baladí pues el tra-
bajo escultórico es tan minucioso y la perfección es
tal que se han llegado a esculpir incluso los iris en
el centro de los ojos (Figs. 5 y 6). Todo esto nos
hace pensar en el trabajo de un especialista o de
una persona con mucha experiencia. Pero no sólo
experiencia en escultura sobre piedra, sino un
conocimiento de este tipo de representaciones, de
cuáles son los motivos que se eligen para represen-
tar, cómo se organizan esos motivos, cómo se
orientan, cómo se dimensionan, etc…
En la representación de las cejas, en sus extre-
mos a lado y lado, encontramos unos elementos
representados que bajan verticalmente de forma
curvada hacia el exterior y que, en su extremo infe-
rior, giran bruscamente hacia el interior. Este últi-
mo elemento descrito sólo se ha conservado bien
en el lado izquierdo de la cara (Figs. 5 y 6) porque
en el lado derecho, la erosión de los episodios alu-
viales que arrastraban piedras y gravas por encima
de esta cara, una vez la estatua-menhir ya estaría
tumbada en tierra, ha erosionado mucho este moti-
vo. Con todo, lo hemos podido identificar en algu-
nas fotografías realizadas a la estatua-menhir. La
observación detallada con juegos de luces y som-
bras permite ver que aún se aprecia una parte de
este motivo, aunque muy mal conservado. De
hecho resulta incluso imperceptible en condiciones
de luz naturales.
Sin duda pensamos que estos elementos no for-
man parte de ningún elemento de la cara pues son
más estrechos que los otros rasgos faciales repre-
sentados. Los interpretamos como la representa-
ción de los brazos que, dispuestos verticalmente,
bajan paralelamente a lado y lado de la cara (Figs.
5 y 6). La representación de estos brazos en este
punto, con esta orientación, dimensiones y morfo-
logía, la encontramos también de forma muy simi-
lar en el Languedoc en figuras como Maison-
Aube, Collorgues y Rosseironne (Arnal 1976;
D´Anna 1977 y 2002). Por estos paralelos del
Languedoc sabemos que a continuación de estos
brazos y después del giro hacia el centro de la esta-
tua, se encuentran esculpidas las manos. Aunque
estos rasgos morfológicos no se identifican en la
figura del Pla de les Pruneres, el resto de los ele-
mentos conservados nos llevan a proponer que
debían haberse esculpido y que, desgraciadamente,
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los procesos erosivos los han borrado y se han per-
dido.
Encima de las cejas encontramos uno de los
agujeros realizados por los pilotajes iniciales para
hacer las paredes del aparcamiento. Este agujero
realizado por un taladro de unos 55-60 cm. de diá-
metro (Figs. 2 y 3), perforó y recortó la figura en
los trabajos iniciales de la obra cuando todavía la
estatua-menhir estaba enterrada a 8 metros de pro-
fundidad. Estos pilotajes formaban las paredes de
la obra y ayudaban a mantener los perfiles rectos
para poder hacer los rebajes en su interior de forma
controlada. Aunque la distancia entre cada uno era
de 1 metro, la estatua-menhir fue perforada y par-
cialmente destruida por dos de estos pilotajes.
El agujero de la cara frontal nos ha hecho perder
otro elemento esculpido que se encontraba repre-
sentado sobre las cejas y del que solo se conserva
un pequeño tramo de unos 5-6 cm a unos 12 cm
por encima de la ceja izquierda de la figura (Fig.
6). Es en figuras como Maison-Aube (Gard,
Francia) o le Bon Diablet (Vall d´Alzon, Francia)
donde podemos ver como encima de las cejas tam-
bién tienen esculpido un motivo de forma horizon-
tal. La destrucción de la estatua-menhir en este
punto dificulta la interpretación de este elemento y
nos hace imposible reconocerlo, pero el estudio de
las piezas languedocianas nos lleva a interpretar
que simplemente se podría tratar de la representa-
ción de una línea que cerraría la cabeza por la parte
superior. Con todo y aunque los elementos repre-
sentados en la estatuaria megalítica europea son
muy recurrentes en morfología, dimensiones y
orientaciones, podría tratarse de algún otro ele-
mento que desconocemos. Sólo el descubrimiento
de más figuras en la zona de Cataluña nos podría
aportar luz en este punto, pues posiblemente podría
tratarse de un elemento aparecido sólo en las figu-
ras catalanas.
En el resto de la cara frontal de la pieza no
hemos encontrado ningún otro elemento esculpido,
si bien sí que hay otras marcas producidas por la
máquina retroexcavadora (Figs. 3 y 4) que arrastró
la piedra en el yacimiento por encima de otras pie-
dras y gravas antes de la intervención arqueológica
y que quedarán como parte de la historia de la
pieza.
Aunque en el resto de la estatuaria megalítica
europea en las caras posteriores de las figuras
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Figura 5.- Fotografía de detalle de la cara de la estatua-
menhir del Pla de les Pruneres.
Figura 6.- Arriba: fotografía de detalle del ojo izquier-
do de la estatua-menhir del Pla de les Pruneres. Abajo:
ampliación del dibujo con detalle de la cara de la esta-
tua-menhir del Pla de les Pruneres (Aida Alarcos).
encontramos una serie de motivos que parecen más
repetitivos, en la cara posterior de esta pieza tene-
mos una serie de motivos representados que son
más difíciles de interpretar.
Los únicos elementos que reconocemos de esta
parte posterior son dos grandes líneas curvas que,
situadas a la misma altura de la cabeza en esta
parte posterior, quieren formar dos elementos
simétricos que hacen una representación conjunta
en forma de “M” con los ángulos superiores curva-
dos. Este motivo que hemos agrupado con el
número 1 (Figs. 7 y 8), lo identificamos como la
representación de los dos omoplatos, elementos o
rasgos morfológicos que se encuentran únicamen-
te esculpidos en las estatuas-menhires del grupo de
la Rouergue en el Aveyron (Serres 1997, Philippon
2002).
Los grabados que hemos agrupado con el núme-
ro 2 (Figs. 7 y 8) nos resultan de muy difícil inter-
pretación. No hemos encontrado ningún motivo
parecido en ninguna otra estatua-menhir de Europa.
Lo único que hemos visto que pudiera relacionarse
sería el esquema de organización, la ordenación de
los motivos, localizados en algunos ortostatos
decorados como el número 9 de Gavrinis (Shee
Twohing 1981) en la Bretaña francesa. Sin duda
este paralelo resulta muy lejano y nos resulta muy
extraño encontrar aquí alguna relación.
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La estatua-menhir del Pla de les Pruneres
Figura 7.- Fotografías de detalle de los motivos esculpidos en la cara dorsal de la estatua-menhir del Pla de les
Pruneres.
Figura 8.- Dibujo de la cara dorsal de la estatua-menhir
del Pla de les Pruneres con las agrupaciones de motivos
1, 2 y 3, que se encuentran esculpidos.
En referencia a los dos apéndices inferiores que
sobresalen en esta agrupación número 2 (Figs. 7 y
8), Jean Guilaine nos apuntaba a un detalle pareci-
do que se encuentra en las estelas 8, 18 y 23 de
Petit Chasseur y que había sido interpretado por
nuestros colegas suizos como bolsas que colgarían
del cinturón o faja (Gallay 1995; Corboud/Curdy
2009). Si bien en esas figuras este motivo aparece
en la cara delantera de las mismas, no vemos clara
esta relación y únicamente lo exponemos a modo
de información.
De hecho los motivos decorados que encontra-
mos en la cara posterior de estatuas-menhires de la
Rouergue, algunas figuras alpinas, figuras portu-
guesas y las mismas representaciones de Reguers
de Seró (López et al. 2009), nos remiten a piezas
de ropa del tipo abrigos o sobretodos. Los sobreto-
dos que vemos en diferentes figuras europeas tie-
nen su prueba arqueológica en el hombre de los
hielos conocido como Ötzi (Spindler 1995) y esta-
ba formado por una capa de elementos vegetales
atados cuidadosamente que se sobreponían al abri-
go formado por piezas rectangulares de cuero cosi-
das, pieza que se ha identificado posteriormente en
las estelas de Reguers de Seró (López et al. 2009).
Si todas las representaciones europeas parece
que siguen unos esquemas en la elección, morfolo-
gía, dimensiones y orientación de los motivos
representados, creemos que estos motivos de la
figura aquí estudiada agrupados con el número 2
(Figs. 7 y 8) podrían representar algún elemento de
ropa que desconocemos. Si apuntamos que esta
teoría es solo una propuesta, tendremos que espe-
rar a futuros descubrimientos e investigaciones que
aporten luz a este tema.
Los grabados agrupados en el número 3 (Figs. 7
y 8) también nos resultan difíciles de interpretar.
No hay paralelos en estatuas-menhires como tales,
si bien la estela de la Vila de Llanera (Llanera,
Lleida) (Serra Vilaró 1927; Moya et al.2010) pre-
senta unos motivos parecidos en uno de los latera-
les. En ese caso, la zona donde se encuentra, la cro-
nología propuesta y la localización y disposición
de los propios motivos en la estela sí que nos ha
llevado a proponer una interpretación (López et
al.2010, Martínez en prensa) que no sería la misma
que para la figura del Pla de las Pruneres. Así, nos
encontraríamos ante una conjunción formal, donde
un mismo motivo ha querido representar dos reali-
dades diferentes.
También hemos encontrado estos motivos en
monumentos como la estela de Pola de Allande
(Asturias) (de Blas Cortina 1997) o en Pierre Plats
(Carnac) (Shee Twohing 1981). Aunque estos
motivos tienen un aire atlántico, no resultan extra-
ños en Cataluña pues aquí tenemos manifestacio-
nes consideradas también como atlánticas en la
estela del Pla de la Calma (Montseny) (Vilardell y
Castells 1976; Moya et al. 2010), la estela del Puig
Castellar (Sant Vicenç dels Horts) (Ripoll et al.
1965; Anguas et al. 2006) o la representación espi-
raliforme de Albi (Les Garrigues) (García et al.
2003).
Las diferentes técnicas escultóricas utilizadas en
las dos caras decoradas de esta figura nos proponen
quizás dos momentos en su escultura. El primero
sería sin duda la T facial de la cara delantera reali-
zada en bajorrelieve, que podría seguir una tradi-
ción, una idea formal ampliamente extendida que
encontramos en muchas estatuas-menhires europe-
as y estrechamente relacionada, en este caso, con
las figuras Languedocianas. Los grabados de la
parte posterior, realizados por simple repiqueteo,
podrían ser posteriores, desde unos años hasta unos
siglos más tardíos.
Cabe valorar también el hecho de que estos gra-
bados de la cara posterior sean contemporáneos a
los de la cara frontal, pero realizados por diferen-
tes personas. Esta opción estaría apoyada por el
hecho de que los motivos agrupados con el núme-
ro 3 (Figs. 7 y 8) solo están en el lado derecho de
la cara posterior y que, de los dos motivos agrupa-
dos con en número 1, el motivo de la derecha sí
que se prolonga hacia abajo pero no así el motivo
de la izquierda. Esta observación vendría a propo-
ner que estos motivos se esculpieron con el bloque
de arcosa tumbado sobre su lado izquierdo, hecho
que habría imposibilitado al/los artistas trabajar en
esa zona de la figura.
En relación al origen de la piedra sobre la que se
esculpe la estatua-menhir, el estudio realizado por
los geólogos Marius Vendrell, Pilar Giráldez y
Lorena Merino
2
nos remite a una arcosa, una roca
sedimentaria formada por la erosión de materiales
graníticos. Sobre la localización del lugar de ori-
gen del bloque, estamos estudiando dos posibilida-
des. Estos compañeros nos apuntan que este blo-
que podría provenir de la erosión y sedimentación
de los granitos de la serralada Litoral, a escasos 3-
4 kilómetros al sureste del yacimiento donde fue
descubierta la figura.
Por otro lado, una segunda opinión aportada por
Pablo Martínez RodríguezLa estatua-menhir del Pla de les Pruneres
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un geólogo de Mollet conocedor de la geología y
petrografía de la zona, abre la posibilidad de que
este bloque provenga de la serralada Prelitoral, de
una zona al norte entre Caldes de Montbui y
Bigues i Riells, a unos 11-13 kilómetros de distan-
cia
3
. Este bloque podría haber sido transportado
puntualmente en diferentes episodios geológicos
de grandes riadas, aunque su peso y dimensiones
no apoyan esta teoría. En otra línea podría haber
sido transportado desde aquella distancia con los
medios de la época, consistentes en tirar con cuer-
das de la piedra situada sobre troncos, arrastrándo-
la así hasta el lugar deseado en el centro del actual
Mollet del Vallès.
4. Cronología
En este yacimiento hemos podido datar la capa
“S” que es la que cubría la capa “T” donde se
encontró la estatua-menhir. La datación de un car-
bón de este estrato “S” ha proporcionado una data-
ción de 3717±50 BP (2290-1960 cal BC)
(LTL4375A), por lo que se confirma la propuesta
de situar esta representación en el IIIer milenio
a.C. además de probar que la figura cayó o se tiró
al suelo y por tanto perdió ya todo su simbolismo,
también antes de esta datación.
Los estudios que se han realizado en Europa
sitúan las estatuas-menhires en el cuarto, tercer y
segundo milenio a.C. Estas cronologías se han
establecido muy pocas veces por contextos arqueo-
lógicos claros y relaciones directas con materiales
y dataciones de C14. En la mayoría de casos, estas
figuras no se encuentran in situ, y cuando así es, no
presentan casi nunca un contexto asociado. De esta
forma hemos de recurrir a estudios paralelos, pre-
sencia o ausencia de elementos identificables
como puñales remedello o puñales de lengüeta, o
interpretaciones del todo discutibles, para poder
situarlas en algún momento de nuestra prehistoria.
Los paralelos con los grupos figurativos de la
Rouergue y Languedoc y algunas dataciones de
C14 nos llevan a situar esta estatua-menhir de
Mollet entre el 3300 y el 2200 a.C. Si bien la cro-
nología del Neolítico Final en Cataluña está esta-
blecida desde un 3500 a.C. (Martín 2003; Martín y
Mestres 2003), consideramos una fecha de 3300-
3200 a.C. como la cronología inicial más adecuada
e incluso podría ser algo posterior, pues esta figura
muestra claras similitudes con las del Midi francés,
donde estas representaciones tuvieron mucha difu-
sión y, a priori, debieron ser un poco más antiguas.
La datación final que estaría entre 2400-2200
a.C. difiere un poco de los grupos franceses por el
hecho destacado de que, de momento en Cataluña,
el fenómeno de la estatuaria megalítica no parece
tener tanta fuerza ni tanta entidad como en los gru-
pos de la vecina Francia. A esto le añadimos la apa-
rición de los materiales campaniformes hacia el
2700-2600 a.C., que según pensamos llevarían
asociados unos nuevos rituales y creencias referi-
das al mundo funerario y religioso. Así creemos
que en pocas generaciones podríamos encontrar un
cambio o asimilación de nuevas creencias que
dejarían fuera de lugar estas representaciones,
hecho que podría ser una de las explicaciones del
contexto hallado con las estelas de Reguers de Seró
(López et al. 2009).
5. Contexto histórico y paralelos
La zona de la Serralada Litoral y Depresión
Prelitoral en los alrededores de Mollet ha sido
objeto de algunos estudios en los últimos años
sobre alguno de los monumentos o sobre un peque-
ño conjunto de esta zona (Bassols et al. 1995; Cura
2002-2003; de Marfà 2005).
En el análisis bibliográfico que hemos hecho,
hemos localizado 48 monumentos megalíticos per-
tenecientes a estas geografías dentro de las comar-
cas del Vallés Oriental y Maresme. Estos monu-
mentos responden a una rica variedad tipológica
que engloban dólmenes, galerías catalanas, para-
dólmenes, menhires, crómlechs, rocas perforadas,
rocas con insculturas y estatuas-menhires.
Si bien ya conocíamos la presencia de diversos
dólmenes en este territorio, ha sido una sorpresa
encontrar en este proceso de documentación hasta
16 menhires, aunque alguno resulta dudoso.
Alrededor del yacimiento del Pla de les Pruneres
tenemos referencia de la existencia de diversos
monumentos megalíticos como la Pedra Salvadora
en Mollet, el dolmen y el menhir de Castellruf en
Santa Maria de Martorellas, la Pedra de Llinás
situada en Montmeló, la Pedra Serrada en Parets
del Vallés, el dolmen de can Traïdor en Gàllecs y la
Pedra Llarga, la Pedra de can Falguera y la de can
Tarragona en Palau (Ansó y Campoy 2007).
También tenemos restos de hábitats contemporáne-
os a este hallazgo de Mollet, en cronologías de
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Pablo Martínez Rodríguez
Complutum, 2011, Vol. 22 (1): 71-87
La estatua-menhir del Pla de les Pruneres
Neolítico Final, en el campo de fútbol de
Montmeló y en Can Vinyals, Escoles Nacionals,
Can Vinyalets II y Can Filuà en Sta. Perpètua de la
Mogoda.
El panorama de estudios del arte megalítico en
Cataluña por lo que se refiere a estatuaria de gran
formato ha cambiado mucho en los últimos años.
Si bien hace una década se advertía que la margi-
nalidad del arte megalítico catalán era solo aparen-
te, causada por los déficits de la investigación
(Bueno/Balbín 2000), diez años después este pano-
rama ha cambiado completamente y así se hace
referencia en la investigación actual (Bueno et al.
2007; 2009; 2010).
Las aportaciones más actuales y sorprendentes
provienen desde el 2004 de la arqueología preven-
tiva. Éstas han permitido situar Cataluña en el
mapa de la estatuaria antropomorfa del Neolítico
final-Calcolítico (Fig. 9) y hacerlo, además, con
voz propia (Moya et al. 2010)
El paralelo más próximo de la figura aparecida
en Mollet lo tenemos en la ya conocida estatua-
menhir de Ca l´Estrada (Canovelles, Vallés
Oriental) (Fortó et al. 2005, 2006, 2007 y 2008,
Martínez et al., en prensa). Se trata del paralelo
más cercano tanto por geografía y cronología
como sobretodo por las propias características e
interpretación de la pieza.
Otros paralelos en Cataluña serían las estelas de
Reguers de Seró (Seró) (López et al. 2009), Bassa
del Boix (Llobera), Gangonells y Roc de la Mare
de Déu (Pinell) (Serra Vilaró 1927; Moya et al.
2010), a las que se suman unos fragmentos de una
figura similar identificados recientemente en
Arbolí (López et al. 2009; Moya et al. 2010)Todas
estas figuras han sido recogidas recientemente en
lo que se ha dado en llamar grupo escultórico de
Seró (López et al. en prensa).
También antropomorfo sería el menhir del Coll
del Cantó (Vidal 1911; Jiménez 2006) y la estela
de la Vila de Llanera (Llanera) (Serra Vilaró 1927).
Hemos visto una posible representación femenina
en la estela de la Sitja del Llop (Montseny) (Moya
et al. 2010) y un reciente estudio sobre las estelas
de Passanant (Moreau 1970, Cura 1992) nos lleva
a pensar que, aunque anteriormente una de ellas
había sido considerada también como una figura
femenina, las insculturas de las caras laterales
(Moya et al. 2010) nos hacen disentir de esa idea y
esperamos futuros estudios nos puedan ayudar a
descifrar esos grabados. Más tardía sería ya la este-
la de Preixana (Preixana, Lleida) (Maluquer 1971)
perteneciente a la Edad de Bronce.
En el resto de Europa existen otras zonas con
multitud de estatuas-menhires y estelas (Fig. 9)
que presentan algunos elementos o atributos escul-
pidos similares a esta figura. El estudio de la pre-
sencia/ausencia de esos motivos, sus dimensiones,
localización y orientación dentro de la figura
esculpida (Arnal 1976; D’Anna 1977; Landau
1977; Shee Twohing 1981; Bueno 1990; AA.VV.
1994; Belley et al. 1998; Philippon 2002;
D’Anna/Renault 2004) nos ha hecho avanzar
mucho en la interpretación de los propios motivos
y en la identificación de otras imágenes fragmenta-
das o erosionadas.
6. Interpretación y conclusiones
El tema de la interpretación o significación de
estas representaciones es muy difícil de afrontar.
Podemos proponer algunas hipótesis, algunas
de las cuales están apoyadas en datos arqueológi-
cos, junto con otras que vienen justificadas por
paralelos etnográficos.
Como ya se ha expuesto en otros trabajos pare-
ce que existía un idea general de cómo se represen-
taban estas figuras (Robb 2009). Así podemos
encontrar en esta estatua-menhir de Mollet una
serie de elementos comunes a otras figuras de la
Península Ibérica y resto de Europa occidental,
pero que resultan de carácter genérico. Con todo y
yendo más al detalle, hay una serie de elementos
que se encuentran compartidos con otras estatuas-
menhir del sureste de Francia. Así exponemos que
el motivo 1 de la decoración dorsal de esta figura
lo encontramos en representaciones de la Rouergue
en lo que los compañeros franceses llamaban “cro-
chets-omoplates” (Serres 1997) que después se han
considerado simplemente terminación dorsal de
los brazos (Maillé 2010). Del mismo modo, la
representación de la cara parece compartir muchas
similitudes con las figuras del Languedoc y de
forma similar, la interpretación que hacemos de
esos apéndices laterales y su giro cerrado hacia el
interior, nos llevan a proponer una representación
estrechamente relacionada con las Languedocianas.
Únicamente el motivo 3 de la decoración dorsal,
con una estética que se podría considerar atlántica,
nos remite a paralelos del oeste de la península ibé-
rica. Con todo, esto no resulta algo aislado en
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La estatua-menhir del Pla de les Pruneres Pablo Martínez Rodríguez
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Figura 9.- Estatuas-menhir en Europa. Fotos y dibujos: 1y 4.-Bueno et al. 2005; 2.-Santonja y Santonja 1978; 3.-Jorge 1999; 5.-Portela y Jiménez 1996; 6.-Romero 1981;
7.-L’Helgouach 1997; 8.- Tarrete 1997; 9, 10, 13, 14, 29, 30, 31, 32.-Philippon 2002; 11.-Corboud y Curdy 2009; 12.-Müller 1997; 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23 Arnal
1976; 24 y 25.- Augusto 1972; 26 y 27.- Grosjean 1996; 34.- López et al. 2009.
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Cataluña (Bueno 2009), considerando que hemos
hecho aportaciones interesantes con las figuras de
la Sitja del Llop, Passanant y Llanera (Moya et al.
2010) que pueden abrir nuevos enfoques.
La cultura material nos indica que durante las
cronologías de la prehistoria reciente Cataluña está
intensamente ligada al sureste de Francia. Así nos
atreviríamos a sugerir que de hecho los Pirineos no
resultan un elemento que separe afinidades y que
esa línea de ruptura, o ese elemento que separa
diferencias, parece encontrarse más cerca del Ebro.
No ha de resultar pues chocante que también en lo
referido a arte, encontremos los paralelos más pró-
ximos en estas geografías cercanas del norte y en
menor proporción o casos aislados en el resto de la
Península Ibérica.
Aunque hay pocos casos donde se encuentre un
contexto que nos ayude a interpretarlas, cuando es
así las estatuas-menhires y estelas antropomorfas
se encuentran en tres contextos diferentes: en plena
naturaleza, hábitat y necrópolis, hecho que podría
implicar la existencia de significados diferentes.
En el yacimiento de Ca l´Estrada (Canovelles,
Vallès Oriental) encontramos un importante yaci-
miento neolítico con una estatua-menhir que, si
bien no estaba in situ, sí que pensamos que era
cerca del lugar original, con un contexto arqueoló-
gico para estas cronologías de Neolítico final muy
destacado. Las estructuras de combustión de gran-
des dimensiones y el recinto de fosos localizados a
escasos metros de donde recogimos la estatua-
menhir, nos lleva a pensar en un espacio con unas
connotaciones especiales donde podrían celebrarse
encuentros o ceremonias de tipo religioso (Fortó et
al. 2005 y 2008; Martínez 2010, Martínez et al. en
prensa).
En el grupo de la Rouergue las encontramos en
medio de bosques, de esta forma podrían ser seña-
les que marcaran algunos ejes o caminos, que
actuaran como guías con apariencia humana. Estas
figuras podrían representar esas personas que
conocían el bosque y que una vez éstos hubieran
desaparecido, las estatuas-menhires los simboliza-
rían y perpetuarían su conocimiento (D’Anna
1977).
En el Languedoc es destacado el contexto en el
que se encontraron las estatuas de la cueva
Meunier en Saint-Martin-d´Ardeche, con dos figu-
ras situadas a lado y lado de la entrada de la cueva,
en el interior de la cual las excavaciones encontra-
ron niveles sepulcrales con materiales del
Neolítico Final-Calcolítico. Con todo, los mismos
investigadores no aseguran que los restos sepulcra-
les y las estelas puedan pertenecer a las mismas
cronologías (Gilles 1988, Montjardin 1998).
Resulta muy interesante la interpretación que se
hace desde una visión sociológica de las estelas de
la necrópolis de Petit-Chasseur (Sion, Valais,
Suiza), que forman junto a las estelas de la necró-
polis de Saint-Martin-de-Corleans (Aosta, Italia)
un grupo figurativo de gran entidad. En estos yaci-
mientos encontramos algunas estelas in situ y otras
reutilizadas para construir las cistas megalíticas.
En el yacimiento suizo sus investigadores han
interpretado las estelas como representaciones de
personajes, donde el alzamiento y caída de las mis-
mas podría tener tres explicaciones (Gallay 1995a,
110-112; 1995b, 185-186; 2006,101-103; 2009):
1.-erección de una estela para representar un indi-
viduo muerto y destrucción para representar su
rechazo social; 2.-erección de una estela para con-
sagrar o promocionar un individuo vivo y destruc-
ción para representar su rechazo social; 3.-erección
de una estela para consagrar o promocionar un
individuo y destrucción por la muerte física del
individuo. En los tres casos, una vez la estela ha
sido tumbada y destruida se ha podido reutilizar
para construir una nueva tumba megalítica.
En algunos lugares de la península ibérica estas
figuras se han encontrado en puntos preeminentes
dentro de recintos funerarios. En el caso del dol-
men de Soto (Huelva) o algunas figuras del
Alentejo estas imágeness llevan algún motivo
interpretado como un arma o elemento de presti-
gio, lo que ha dado en interpretarse como símbolos
de ancestros que justificarían la posesión de la tie-
rra y del ganado por algunos grupos concretos.
Esos símbolos colectivos serían convertidos y uti-
lizados de forma individual por los jefes guerreros
de sociedades jerarquizadas para justificar su posi-
ción preeminente. Esas comunidades justificarían
su derecho a la propiedad de bienes comunes por
medio de simbologías de tradición. Se servirían de
la tradición y de los grafismos que permiten iden-
tificarlos para asociarse con las imágenes de los
antepasados, convirtiéndose en herederos simbóli-
cos de esas representaciones. El utilizar estas figu-
ras para marcar sus lugares de enterramiento y sus
tierras, así como realizar rituales funerarios osten-
tatorios, reforzaría la unión con los antepasados
que aseguraban la posesión de los bienes esencia-
les (Bueno et al. 2005).
AGRADECIMIENTOS
Quiero agradecer el trabajo realizado por los compañeros/as arqueólogos/as Adriana Vilardell, Jordi Amorós, Aida
Alarcos, Mireia Crespo y Víctor Heredia, que participaron en la excavación de este yacimiento tan poco agradecido y
que demostraron siempre una gran profesionalidad y dedicación en su trabajo.
También a compañeros investigadores como Araceli Martín o Josep Tarrús, que son los grandes especialistas en
Neolítico final y Megalitismo en Cataluña. Siempre pude contar con sus consejos, correcciones y aportaciones para
trabajar yacimientos de estas cronologías y representaciones de arte megalítico como la presentada en este trabajo.
Quiero agradecer especialmente el apoyo recibido de muchos compañeros que en momentos de dificultades me
mostraron su apoyo incondicional. Como arqueólogo profesional e investigador me he encontrado con un triste epi-
sodio que ha retratado a varias personas relacionadas con esta intervención. Aunque esto se ha convertido en una moti-
vación para hacer este trabajo, considero innecesarias y muy tristes este tipo de motivaciones.
1. Términos geológicos con los que los geólogos describen los fragmentos de arcillas que, a causa de ser arrastradas
por el agua, adoptan una morfología redondeada. Cuando estas bolas son únicamente de arcilla se denominan bolas
blandas y cuando son arrastradas dentro de contextos de arenas y gravillas, estas bolas quedan rebozadas con estos
materiales y pasan a llamarse bolas armadas.
2. Estudis de patrimoni històric. Universitat de Barcelona.
3. Comunicación personal de Jordi Bertran, geólogo y presidente del Centre d´Estudis Molletans.
NOTAS
Desde una visión más sencilla pensamos que las
estatuas-menhires podrían tener un claro simbolis-
mo dentro del mundo religioso. Esta religión debía
estar basada en el hecho de que estas divinidades
podían rendir algunos servicios al hombre. De esta
forma el hombre se descargaba de algunas respon-
sabilidades, de algunas tareas no productivas:
mientras los dioses guardaban las tumbas o guia-
ban a los viajeros, el pastor podía cuidar su ganado
y el agricultor hacer la cosecha.
En el caso de la figura estudiada en este trabajo,
sus enormes dimensiones nos han llevado a argu-
mentar, en la línea de C. Tilley (1996), que esta
gran figura debía ser un referente importante lleno
de simbolismo en el paisaje de su entorno y que su
alzamiento habría generado un gran prestigio y
lucimiento al grupo social que la levantó. Esto
mismo se ha argumentado para las grandes figuras
de la Rouergue, donde podría existir una voluntad
de ostentar su exposición (Maillé 2010).
Los datos de la investigación arqueológica y del
estudio geológico de este yacimiento nos dicen que
todo el espacio que ocupa el aparcamiento está
situado en una terraza lateral del río Besós, situán-
dose el mismo yacimiento en la confluencia de dos
rieras (Riera de Gàllecs y Riera Seca) que desem-
bocan en el mismo rio unos 500 metros más al
sureste. La dinámica de funcionamiento de las dos
rieras y la terraza lateral del Besós hacía que esta
zona ocasionalmente se convirtiese en una zona
inundable y quedase afectada por las corrientes del
rio y las rieras, que en determinadas ocasiones, con
episodios de torrentadas, podían ser muy violentas.
Este hecho, testimoniado en los múltiples niveles
de piedras, arenas, bloques,... que encontramos
superpuestos en la estratigrafía del Pla de les
Pruneres, nos lleva a argumentar que éste no sería
un lugar con condiciones de hábitat en épocas pre-
históricas.
Las dimensiones y el peso de la pieza (4,90
metros y 6.200 kg) nos hacen pensar que, con todo,
esta piedra no podía haber sido movida desde muy
lejos. Estudiando el relieve de los alrededores del
yacimiento, pensamos que la zona más indicada
donde podría haber estado situada (clavada verti-
calmente) podría ser a tan solo 80-100 metros
hacia el noroeste, en un espacio con una cota supe-
rior, fuera de las influencias de las rieras y posibles
inundaciones.
Hemos podido recoger otros materiales en este
yacimiento que, aunque no estaban “in situ”, son
testimonio de la presencia humana en las cercanías
de este paraje desde hace miles de años. Todos
estos materiales vienen arrastrados por las riadas,
con posibles focos de origen hacia el noroeste del
propio yacimiento.
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Pablo Martínez Rodríguez
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