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Ra Ximhai
ISSN: 1665-0441
raximhai@uaim.edu.mx
Universidad Autónoma Indígena de México
México
Rubio-Campos, Jesús
TRABAJO INFANTIL EN SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS: EL CASO DE LOS NIÑOS BOLEROS
CHAMULAS
Ra Ximhai, vol. 10, núm. 6, julio-diciembre, 2014, pp. 55-63
Universidad Autónoma Indígena de México
El Fuerte, México
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=46132135005
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Ra Ximhai
Universidad Autónoma Indígena de México
ISSN: 1665-0441
México
2014
TRABAJO INFANTIL EN SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS: EL CASO DE LOS
NIÑOS BOLEROS CHAMULAS
Jesús Rubio-Campos
Ra Ximhai, Julio - Diciembre, 2014/Vol. 10, Número 6 Edición Especial
Universidad Autónoma Indígena de México
Mochicahui, El Fuerte, Sinaloa. pp. 55 - 63
Ra Ximhai
Revista de Sociedad
,
Cultura y Desarrollo
Sustentable
Ra Ximhai Vol. 10, Número 6 Edición Especial, Julio – Diciembre 2014
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TRABAJO INFANTIL EN SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS: EL CASO DE LOS NIÑOS
BOLEROS CHAMULAS
CHILD LABOUR IN SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS: THE CASE OF CHAMULAS
SHOE-SHINE CHILDREN
Jesús Rubio-Campos
Profesor investigador titular de El Colegio de la Frontera Norte (COLEF), sede Monterrey y miembro del Sistema Nacional de
Investigadores del CONACYT, nivel candidato. Cuenta con el Doctorado en Política Pública por la EGAP Gobierno y Política Pública
del Tecnológico de Monterrey, México. Para recibir correspondencia y comentarios puede ser contactado a: Av. Técnicos #277 esquina
con Río Pánuco. Col. Tecnológico. Monterrey, Nuevo León, México. CP. 64700. Teléfono (81) 8387 5027. Correo electrónico:
rubio@colef.mx
RESUMEN
El objetivo de esta investigación es analizar la compatibilidad laboral-escolar de la niñez trabajadora en San Cristóbal de
las Casas, Chiapas. Para cumplir con este objetivo, se utilizó una metodología primordialmente cualitativa, a partir del
estudio de caso de un oficio en particular, el de los niños boleros chamulas que laboran en la vía pública. Para integrar el
caso, además de la investigación documental se realizó observaciones en su lugar de trabajo, la calle, así como entrevistas
semi estructuradas con los niños, comerciantes del lugar y miembros de la sociedad civil. Se encontró que por diversos
motivos culturales, legales y económicos, los niños no asisten a la escuela, poniendo en riesgo sus capacidades futuras.
Palabras clave: chamulas, boleros, aseadores de calzado, lustrabotas, trabajo infantil.
SUMMARY
The objective of this research is to analyze the compatibility of work-school working children in San Cristobal de las
Casas, Chiapas. To meet this objective, a primarily qualitative methodology was used, based on the case of a trade study
in particular, the Chamula street shoe-shine children. To integrate the case, in addition to documentary research was
conducted observations in their place of work, the street, as well as interviews semi structured with children, place traders
and members of civil society. It was found that for various cultural, legal and economic reasons, children do not attend
school, jeopardizing their future capabilities.
Keywords: chamulas, shoe cleaners, shoe-shine children, child labor.
INTRODUCCIÓN
La Organización Internacional del Trabajo define al trabajo infantil como aquel que priva a los
niños de su infancia, su potencial y su dignidad, dañando su desarrollo físico y mental (OIT,
2004:16).
En tanto, la Convención sobre los Derechos del Niño (ONU, 1989) en su artículo 32, señala el
derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de
cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su
salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social.
En ese sentido, más que un enfoque abolicionista, se considera el trabajo infantil como indeseable
en aquellos casos en que interfiere con el derecho a la salud y la educación de los niños, así como
en los casos en que afecta su dignidad, tales como la explotación sexual, lo que representa un
enfoque proteccionista.
Según el Módulo de Trabajo Infantil (MTI, 2011) publicado por el Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática (INEGI), el 10.5 por ciento de los niños y niñas entre 5 y 17 años trabajan
en México, que representan 3 millones 035 mil 466 personas, de las cuales el 39.1 por ciento no
asiste a la escuela y el 28 por ciento está expuesta a algún riesgo por su trabajo. Del total, el 68 por
ciento son niños y el 32 por ciento niñas. Un 44 por ciento de los niños y niñas ocupados no reciben
ingresos por su trabajo; un 28 por ciento recibe ingresos por hasta un salario mínimo; 26 por ciento
recibe más de un salario mínimo y el resto no especificó.
Recibido: 09 de mayo de 2014. Aceptado: 25 de julio de 2014. Publicado
como ARTÍCULO CIENTÍFICO en Ra Ximhai 10(6): 55-63.
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Trabajo infantil en San Cristóbal de las Casas: el caso de los niños boleros chamulas
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Conforme los niños y niñas crecen, es mayor el porcentaje de ellos y ellas que se incorporan al
mercado laboral. Según la MTI (2011), la tasa de ocupación de la niñez se presenta en los siguientes
porcentajes: de 5 a 9 años es del 1.7 por ciento; de 10 a 13 años, 7.7 por ciento; y de 14 a 17 años es
del 23.8 por ciento.
Entre las principales razones por las que los niños y niñas se introducen al mercado laboral, están
las siguientes: 27.9 por ciento lo hace porque en su hogar ocupan su trabajo; 25.7 por ciento para
pagar su escuela u otros gastos personales; 15.5 por ciento para aprender un oficio; 13 por ciento
porque el hogar necesita su aportación económica; 5 por ciento para no ir a la escuela; y 12.8 por
ciento por otras razones (MTI, 2011).
En Chiapas, el 13.3% de los niños y niñas entre 5 y 17 años trabajan, lo que representa 191,520
personas. Es decir, la tasa de ocupación en el trabajo infantil se encuentra por encima del promedio
nacional. La mayor tasa de ocupación infantil se da en Guerrero con un porcentaje del 20.9 por
ciento, mientras que la menor se da en Chihuahua, con el 4 por ciento (MTI, 2011).
El 51.3 de las niñas y niños que trabajan en Chiapas no asisten a la escuela, por encima del 39.1 por
ciento del promedio nacional.
El objetivo de este trabajo es analizar, con un alcance exploratorio, la compatibilidad laboral-
escolar de los niños trabajadores en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Se espera de
esta manera visibilizar el fenómeno y contribuir a la comprensión académica del mismo, a fin de
que esta información pueda ser utilizada como insumo para el diseño de políticas públicas de
inclusión escolar para la niñez indígena trabajadora en San Cristóbal de las Casas.
Se eligió dicha ciudad por ser considerada un Pueblo Mágico desde el año 2003 y por recibir
turismo nacional e internacional, lo que ha ocasionado una migración desde las ciudades vecinas.
Desde el 2010 se nombró a la ciudad de San Cristóbal como “el más mágico de los pueblos
mágicos” de México (Suarez, 2010).
San Cristóbal de las Casas se encuentra a 83 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado de
Chiapas y tiene una población de 185,917 habitantes. El porcentaje de población mayor de 15 años
analfabeta es del 13.18% y su grado de marginación es medio, con el 8.9 por ciento de las viviendas
sin agua entubada, el 8.98 por ciento no cuenta con drenaje y el 0.9 por ciento no cuenta con
electricidad. El 18.6 por ciento tiene piso de tierra. El 33.5 por ciento de la población habla alguna
lengua indígena, sobre todo tzeltal y tzotzil (PMD, 2012-2015).
En San Cristóbal de las Casas se tiene una gran presencia de trabajo infantil en el sector informal.
Es notoria una división sexual del trabajo, en la que las niñas se dedican a la venta ambulante de
diversos productos, como artesanías, dulces, muñecos, juguetes, chales, pulseras, etc., mientras que
los niños se dedican al aseo de calzado en la vía pública, es decir, son boleros.
Según la organización no gubernamental Melel Xojobal (2012:26) para el año 2010 existían en San
Cristóbal de las Casas alrededor de 1 mil 487 niños y niñas trabajadoras y acompañantes en San
Cristóbal de las Casas. Melel Xojobal A.C. (nombre tzotzil que en español significa Luz Verdadera)
es una organización social que se dedica desde 1997, tras el levantamiento armado en 1994 del
Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), a la promoción, defensa y ejercicio de los
derechos de las niñas y niños indígenas en Chiapas.
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MATERIALES Y MÉTODOS
Para cumplir con el mencionado objetivo de investigación, además de la investigación documental
se siguió una metodología de investigación primordialmente cualitativa, a partir de un estudio de
caso, construido a partir de la observación y entrevistas semi estructuradas. De entre los oficios
mencionados, se eligió estudiar solamente a los niños boleros que trabajan en la vía pública, dado
que existen pocos estudios académicos sobre el trabajo del aseo del calzado, proviniendo la mayoría
de la información que se conoce sobre el tema de los medios de comunicación, motivo por el cual,
la presente investigación pretende abonar en la construcción teórica de esta actividad productiva, a
fin de subir la discusión del tema a la agenda pública.
Entre los pocos estudios académicos de este oficio para México se encuentra el de Guerrero (2007),
quien analiza a los boleros en la Ciudad de México desde el punto de vista histórico y dentro de su
contribución al trabajo infantil en las calles del centro, donde desde 1918 existen registros de
problemas entre los aseadores de calzado con la entonces Dirección de Rastros y Mercados con el
registro de la actividad y el cobro de derechos por la licencia para ejercer su trabajo. Incluso, cita
que 232 boleros fueron remitidos a la comisaria municipal al negarse a pagar derechos.
Otro estudio, llevado a cabo por Rubio (2013), analiza a los boleros adultos que trabajan en la vía
pública en la ciudad de Monterrey, su forma de organización, su relación con el gobierno, sus
estrategias de protección social, así como los retos que enfrentan a diario en su trabajo.
Otros estudios realizados en Perú, como el de Cáceres (1969) y Revilla (2010), analizan la actividad
del aseo de calzado, dando una construcción teórica más elaborada de manera incipiente sobre esta
actividad, denominada en dicho país como limpiabotas. La primera autora analiza de manera
pionera las condiciones económicas, educativas y familiares de los limpiabotas en general, mientras
que la segunda hace un trabajo más reciente, centrando su interés en los niños que trabajan en esta
actividad.
El trabajo de Revilla se realizó para el Cono Norte de Lima Metropolitana a partir de una encuesta
aplicada a una muestra aleatoria de 180 niños aseadores de calzado entre el año 2005 y 2009, como
parte de su tesis de maestría en política social.
En la primera parte de este trabajo se muestran los resultados de la observación realizada en la zona
turística de la ciudad de San Cristóbal de las Casas, así como de las entrevistas semi estructuradas
con los niños aseadores de calzado, dueños de negocios de las zonas donde trabajan los boleros y
con miembros de la asociación civil Melel Xojobal, organización que ha trabajado muy de cerca
con la niñez trabajadora en la ciudad. Por medio de la observación se identificaron 15 niños boleros
en la zona turística de la ciudad, de los cuales se entrevistó a cuatro, con edades de 10, 11, 12 y 13
años.
Al igual que menciona Revilla (2010: 9) para el caso de los niños lustrabotas de Perú, se encontró
que los boleros en San Cristóbal de las Casas son muy renuentes a hablar con extraños, tanto por
desconfianza como por la dificultad para hablar español de manera fluida, pues la mayoría habla
tzotzil.
Los hallazgos se analizan a la luz de otros trabajos realizados por Melel Xojobal (2005; 2012) en la
ciudad, así como del trabajo de Revilla (2010), mientras que al final, se exponen las conclusiones y
se hace una reflexión sobre el trabajo de los niños boleros chamulas.
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RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Se distingue a los boleros por andar cargando su cajón de bolear de madera y traer todos una
mochila sobre los hombros.
Por medio de la observación, se pudo constatar que los niños boleros trabajan principalmente en las
diferentes plazas, en los alrededores del Mercado del Dulce y las Artesanías, del mercado de Santo
Domingo, de la Plaza de la Catedral, así como en los andadores Guadalupe, Santo Domingo y del
Carmen. Aunque también hay presencia de boleros adultos, estos se concentran más en la Plaza de
la Catedral, la Plaza de la Presidencia Municipal y alrededor del kiosco central. No es común ver a
boleros adultos en los andadores.
Origen de procedencia
Por medio de las entrevistas, se pudo constatar que los niños aseadores de calzado provienen del
municipio de San Juan Chamula.
San Juan Chamula se encuentra a 12 kilómetros de San Cristóbal de las Casas y tiene una población
de 76,941 habitantes, de los cuales el 99.5 por ciento habla una lengua indígena, en particular el
tzotzil. Un 57.7 por ciento de la población de 5 años o más sólo habla tzotzil, mientras que el resto
habla también español. El 42.5 por ciento de la población de 15 años o más es analfabeta, tasa que
es del 30.2 por ciento para los hombres y del 52.1 por ciento para las mujeres. El grado de
marginación está catalogado como muy alto, con el 41.6 por ciento de las viviendas sin agua
entubada, el 62.9 por ciento sin drenaje y el 5.5 por ciento sin electricidad. El 24.4 por ciento tiene
piso de tierra (CDI, 2010:1). Estas condiciones son marcadamente diferentes a las presentadas en
San Cristóbal de las Casas.
El gentilicio con el que se le conoce a la población indígena de San Juan Chamula es chamulas.
Todos los niños entrevistados hablaban el español y el tzotzil, aunque batallaban para entender
algunas preguntas en español, por lo que se les tenían que repetir, no siempre logrando una buena
comunicación. A este respecto, el dominio del tzotzil sería muy útil para poder hacer un mejor
trabajo de campo.
Según el mencionado reporte de Melel Xojobal, además de niños y niñas trabajadoras de lengua
tzotzil también los hay hablantes de lengua tzeltal, no precisamente en el aseo de calzado, sino en
cualquier actividad productiva (2012:31).
Familia
Los niños refirieron que aunque sus familias provienen de San Juan Chamula, ahora viven en San
Cristóbal de las Casas.
Cuestionados acerca de con quien viven, los niños boleros contestaron que con sus familias, es
decir, su papá, mamá, hermanos y hermanas. Esto indica que a pesar de que existen varios boleros
en la ciudad no están viviendo juntos, sino que cada quien está con su familia, lo que permitiría que
los programas dirigidos a ellos tengan un enfoque familiar.
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Forma y horarios de trabajo
Los niños se la pasan caminando rápidamente todo el día, de un lado a otro de los paseos turísticos
y las plazas, solos o en grupos de dos o tres, en busca continúa de clientes a quienes bolear. Cuando
encuentran a un cliente, le asean su calzado en una de la bancas de estos lugares.
Lo anterior puede ser interpretado según lo planteado por Pérez (2012: 10), quien señala que las
autoridades municipales a cargo de vigilar los andadores no dejan que los niños trabajadores
utilicen las bancas, pues se les da preferencia en su uso a los turistas.
Es evidente el cansancio de los niños ante este ritmo de trabajo, lo que es afectado por el clima,
pues mientras que en las épocas de primavera y verano hace mucho calor, en las épocas de otoño e
invierno el frio es muy fuerte.
Respecto a los horarios de trabajo, los niños indicaron que trabajan desde las diez de la mañana
hasta las tres de la tarde.
Los niños entrevistados manifestaron retirarse a comer y descansar por la tarde, a las tres, una vez
terminado su trabajo y no dedicarse a otra actividad generadora de ingresos adicional.
Enseñanza del oficio
Un hallazgo interesante, fue que la enseñanza del oficio del bolero es transmitida en algunos casos
entre los mismos niños a pesar de su corta edad.
Hace un mes (que bolea). Me enseñó mi hermano Luis, de 8 años, que también bolea. El cajón de
bolear lo hizo mi papa, pero mi papá no bolea, trabaja de albañil. Josué, 13 años (Comunicación
personal; 26 de marzo del 2014).
El caso del siguiente niño es similar y destaca como a pesar de su edad, ya comienza a construir una
trayectoria laboral.
Tengo un año (de bolear). Me enseñó mi primo, de 13 años. Antes trabajaba en un banco de arena,
sacando piedra y arena. Ese trabajo era más pesado que éste. Salvador, 12 años (Comunicación
personal; 26 de marzo del 2014).
En los otros dos casos, las enseñanzas vinieron de un adulto:
Boleo desde hace dos años. Me enseñó a bolear mi papá. Mi papá trabaja de boleador (sic)
también. Jonathan, 10 años (Comunicación personal; 26 de marzo del 2014).
Tengo dos años (de bolear). Me enseñó mi hermano, de 25 años. Ahorita mi hermano ya no bolea,
es albañil. Fernando, 11 años (Comunicación personal; 26 de marzo del 2014).
Asistencia escolar
Uno de los hallazgos más interesantes de las entrevistas es que los niños chamulas que se dedican a
bolear no asisten a la escuela.
Son muchos los niños como él, andan todo el día aquí boleando en lugar de ir a la
escuela. Sus papás andan por ahí y los mandan a trabajar. Deberían de meter a
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Trabajo infantil en San Cristóbal de las Casas: el caso de los niños boleros chamulas
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esos padres a la cárcel o llevar a esos niños al DIF, pero no pasa nada (Dueño de
restaurante popular en Mercado del Dulce y las Artesanías; Comunicación
personal, 28 de Marzo del 2014).
A pregunta expresa en la entrevista a los niños boleros, dos de estos manifestaron abiertamente no ir
a la escuela. Otro dijo que sí iba a la escuela, pero ese día no asistió “porque había junta”, lo que fue
desmentido por su acompañante, otro bolero de su edad, en tanto que otro más manifestó que sí iba
a la escuela, sin embargo los horarios en los que dijo estudiar y trabajar eran los mismos, además
que se le entrevistó mientras trabajaba en la misma hora en la que dijo estudiar, lo que hace pensar
que su respuesta no fue del todo fidedigna.
No estoy estudiando porque había pleitos por mi casa, balaceras, murió uno, de un balazo en la
cabeza. La escuela (donde estudiaba) se llamaba San Antonio del Monte. Josué, 13 años
(Comunicación personal; 26 de marzo del 2014).
Deje de ir a la escuela así nomás (sic). Se llama Secundaria de los Trabajadores. Salvador, 12 años
(Comunicación personal; 26 de marzo del 2014).
El grado máximo de estudios alcanzado por ellos fue hasta quinto y sexto de primaria, así como
primero de secundaria. Al preguntárseles si les gustaría volver a estudiar la mayoría indicaron que
sí.
Magaly Domínguez López, Educadora para la Infancia Trabajadora de la Asociación Civil Melel
Xojobal de San Cristóbal de las Casas manifestó que el ingreso y permanencia de los niños se
dificulta por las siguientes razones (Comunicación personal, 25 de Abril del 2014):
Económicas. Para las familias indígenas que ya viven en San Cristóbal de las Casas, la
prioridad es el trabajo sobre la escuela. Además, aunque se supone que la educación es
gratuita, no se tiene dinero para el uniforme, los útiles, las cooperaciones individuales, lo
que hace la educación costosa aunque en teoría es gratuita.
Desigualdad de género. Hay una preferencia a que estudien más los niños que las niñas. Las
niñas solo estudian primaria y los hombres hasta secundaria. Hay discriminación de género,
porque se cree que las niñas se van a casar y por eso no le dan importancia a sus estudios.
Desfase generacional. Los niños han rebasado ya los niveles educativos de sus padres y no
hay por eso acompañamiento escolar. No es que no los quieran ayudar, es que no saben
cómo hacerlo y eso genera deserción.
Registro. No todas las niñas y niños están inscritos en el registro civil. Eso dificulta el
ingreso a la escuela. El no contar con un acta de nacimiento priva a la infancia de otros
derechos además del derecho a la identidad.
Lengua. En las escuelas de San Cristóbal de las Casas se prioriza el español y no les hablan
tzotzil en el aula, lo que dificulta el aprendizaje y ocasiona problemas de ingreso y
permanencia.
Así, la asistencia escolar de la niñez indígena trabajadora en San Cristóbal de las Casas está
condicionada no solo por factores económicos, sino también culturales, como el caso de la
desigualdad de género y de accesibilidad, así como por la lengua.
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Para apoyar a la infancia trabajadora, Melel Xojobal tiene un programa denominado Inserción y
Permanencia Escolar, el cual entre otras cosas lleva a cabo círculos de aprendizaje y procesos de
acompañamiento educativo en diferentes espacios, tanto fuera como dentro de sus instalaciones en
San Cristóbal de las Casas, con grupos de niños y niñas que trabajan y estudian. En el ciclo escolar
2013-2014 se atendieron 320 niños entre 6 y 13 años de edad, de los cuáles 149 son niñas (53.4%) y
171 niños (46.6%). Además, en dicho ciclo se apoyó a 35 niños, niñas y adolescentes con una beca
de $800 pesos mensuales para que permanecieran en la escuela (Magaly Domínguez; Comunicación
personal, 25 de Abril del 2014).
Ingresos y uso del dinero
Los niños boleros manifestaron ganar entre $50 y $300 pesos mexicanos al día, dependiendo de
cómo les vaya en el día, si es día de pago, si hay turistas, si llueve, etc. A esto se le tiene que restar
el costo de sus materiales de trabajo, transporte y alimentos.
Es difícil. A veces pierdes, a veces no va bien, a veces sí. El cobro depende de lo que
me quieran dar, depende cómo quieran. Jonathan, 10 años (Comunicación personal;
26 de marzo del 2014).
Sobre el uso del dinero, la mayoría dijeron utilizarlo para ropa y zapatos y otros gastos personales.
Sin embargo, las condiciones de su vestimenta y calzado hacen difícil creerlo.
A este respecto, se percibe que las respuestas de los niños parecen obedecer a un guion pre
establecido por sus padres y podrían indicar signos de explotación económica. Algunos estudios
como el de Melel Xojobal (2005:1), señalan también indicios de tal explotación, aunque no hay
pruebas de ello. Al respecto, Magaly Domínguez señaló:
No nos ha tocado acompañar a infancia que esté trabajando y que reporte que estén
siendo forzados a trabajar o estén siendo explotados. Eso no quiere decir que no
exista la explotación. Los niños con los que trabajamos lo hacen por ganarse su
paga (sic), para colaborar con el gasto de la familia, con los gastos de su escuela y
sentirse dignos (Comunicación personal, 25 de Abril del 2014).
Aunque se comprende que la necesidad de trabajar por parte de los niños para colaborar con el
gasto familiar y no se esgrimen teorías abolicionistas, hace falta establecer incentivos fuertes para
que ellos permanezcan en la escuela.
Programas como Oportunidades no funcionan en este caso, pues el monto que recibirían es menor
que lo que ganan los niños, que si lo convertimos a términos mensuales va de $1,500 a $9,000
pesos, dependiendo como se dijo de múltiples factores.
Según las reglas de operación 2014 de Oportunidades, los montos combinados de apoyo alimenticio
y becas escolares para sexto de primaria son de $645 pesos mensuales, mientras que para tercero de
secundaria alcanzan $840 pesos. El apoyo infantil no aplica pues es para niños de cero a nueve
años. Dichos montos están muy por debajo de lo que los niños pueden obtener en sus trabajos, por
lo que el incentivo no es fuerte como para hacerlos abandonar las calles.
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CONCLUSIONES
El trabajo de los niños boleros chamulas está sujeto a jornadas extensas, bajo condiciones climáticas
difíciles y aleja a los niños de la escuela, lo que pone en riesgo sus capacidades de desarrollo
futuras.
Lo anterior, se pone de manifiesto por el abandono escolar de los menores incluso antes de terminar
la educación primaria, lo que les hará más difícil desplegar todas sus capacidades y acceder a
empleos mejor remunerados en el futuro, sobre todo tomando en cuenta su condición indígena.
Se encontró que la asistencia escolar de la niñez indígena trabajadora en San Cristóbal de las Casas
está condicionada no solo por factores económicos, sino también culturales, como el caso de la
desigualdad de género y de accesibilidad, como en el caso de la lengua, por lo que todo intento de
solución a este fenómeno deberá ser integral y tomar en cuenta los factores descritos.
Es necesario que el DIF estatal y municipal y la Secretaría del Trabajo investiguen si existe
explotación económica de los niños por parte de sus padres y puedan verificar junto con la
Secretaría de Educación del estado que efectivamente estudien.
Además, son necesarias políticas económicas y sociales integrales, que atiendan las diversas
problemáticas que se presentan en San Juan Chamula y que ocasionan que siga existiendo el trabajo
infantil en San Cristóbal de las Casas.
Es de destacar la labor que realiza la sociedad civil en pro de la infancia trabajadora para evitar el
abandono escolar, sobre todo los esfuerzos llevados a cabo por Melel Xojobal en San Cristóbal de
las Casas.
LITERATURA CITADA
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Síntesis curricular
Jesús Rubio Campos
Es profesor investigador titular de El Colegio de la Frontera Norte, sede Monterrey. Forma parte del
Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT. Cuenta con el Doctorado en Política Pública
por el Tecnológico de Monterrey, donde además, se graduó de la Maestría en Administración
Pública y Política Pública. Es egresado de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de
Nuevo León. Su especialidad es el análisis de políticas públicas, sobre todo del mercado laboral. Ha
publicado y sido ponente en Argentina, Chile, Colombia, España, México y Venezuela.