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ISSN: 1130-2496
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La teoría de la desintegracion positiva de Dabrowski
RAQUEL P
ARDO DE
SANTAYANA SANZ
Universidad de Cantabria
RESUMEN
El siguiente artículo resume someramente la teoría de la Desintegración Positiva de
Kazimier Dabrowski, a través de la que se analiza el desarrollo humano. Sus presupues-
tos básicos se centran en la defensa de la evolución interna del sujeto a lo largo de cinco
niveles mediante los que se va acercando a la consecución de su «Ideal de per-sonalidad»,
para lo que dispone de mecanismos, capacidades internas y oportunidades que determi-
narán sus elecciones y logros durante este proceso.
Palabras clave: Dabrowski, sobre-excitabilidades, Desintegración Positiva, Medio
Psíquico Interno, superdotación, DinamiRI, Over-Excitabilities Questionnaire-II (OEQ-II).
A
BSTRACT
This article explains briefly the theory of Positive Disintegracion proposed by Kazi-
mier Dabrowski, who analizes the developmental process. His basic thoughts are cente-
red in the idea of the inner evolution through five levels; the individual is achieving his
«Personlaity ideal» across them. The person has mechanisms, inner capacities and envi-
ronment opportunities to fulfil this objective, which determine his choices and prices
along the process.
Key words: Dabrowski, over-excitabilities, Positive Disintegration, Inner Psychic
Milieu, giftedness, DRI, Over-Excitabilities Questionnaire-II (OEQ-II).
1. Los comienzos
Kazimier Dabrowski (Lublin 1902-Warsaw 1980) fue un psicólogo y psi-
quiatra polaco que aportó una forma diferente de entender el desarrollo mental.
Sus postulados se basan en la experiencia que adquirió durante su época de psi-
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coterapeuta y en el análisis que llevó a cabo sobre la vida de sujetos superdota-
dos, así como de personajes famosos por sus logros, en los que estudiaba la pre-
sencia/ausencia de diferentes mecanismos que favorecían el desarrollo psicoló-
gico y, por consiguiente, la evolución hacia estadios más avanzados (Ammirato,
1987; Office of Comunity Relations, 1981).
Dabrowski (1964,1967) ofrece una nueva visión del desarrollo del individuo
que trata de superar las reducciones que detecta en las teorías de la época. Así, en
1937 comienza a reflejar sus ideas en un estudio titulado «Psychological Bases
of Self-Mutilation». En él expone la existencia de una serie de factores básicos
que al ponerse en funcionamiento generan diversas disarmonías entre las estruc-
turas y funciones mentales; conflictos cuya finalidad es conducir al individuo al
desarrollo de su psique. Pero la teoría completa no fue presentada hasta 1946, año
en que Dabrowski publica «Psychic Integration and Disintegration» que, junto a
un nuevo trabajo titulado «The Concept of Mental Health» en 1948 (ambos en
polaco), constituyen dos de las grandes aportaciones sobre sus ideas. Sin embar-
go, los libros en los que de forma más exhaustiva recoge su teoría llegarán más
tarde: «Positive Disintegration» publicado en 1964 y «Mental Hygiene» en 1962
(Dabrowski, Kawczak & Piechowski, 1970).
En concreto, las asunciones básicas en que se fundamenta la teoría de este
autor son por un lado, que el desarrollo mental constituye una transición desde
rangos inferiores a rangos superiores de entendimiento y procesamiento psicoló-
gico; y por otro lado, que ese desarrollo o transición no se produce a través de
procesos armónicos sino que, por el contrario, responde a vivencias cargadas de
tensión, conflictos internos, ansiedad e, incluso, desesperación y sufrimiento.
Únicamente pueden encontrarse individuos sin una lucha interior cuando están en
el nivel más primitivo de desarrollo y no presentan potencial para «evolucionar»,
o bien cuando han alcanzado el nivel superior (Dabrowski, 1964).
Para la fundamentación de su teoría Dabrowski reformula e, incluso, crea la
terminología al uso, con el objetivo de aclarar cómo se produce esa transición y
cuáles son los estadios por los que la persona debe pasar hasta alcanzar el nivel
máximo de desarrollo interno (Dumont et al, 1982).
2. La desintegración positiva
La desintegración positiva plantea, como se ha expuesto, la transición del
individuo desde niveles inferiores a niveles superiores de desarrollo. No obstan-
te, para dar este paso, la persona debe entrar en conflicto con los valores que fun-
damentan su conducta. En los primeros estadios, esta lucha aparece cuando el
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individuo toma conciencia de su tendencia innata y la compara con los valores
sociales, se produce así la primera desintegración positiva. Pero a medida que el
sujeto evoluciona, nuevas informaciones tanto externas como internas le permi-
ten un replanteamiento más complejo entre lo que es y lo que debería ser y, por
tanto, se genera en él un mayor nivel de ansiedad y conflicto interno (Dabrows-
ki, Kawczak & Piechowski, 1970). Aunque también puede darse una desintegra-
ción negativa, la cual en vez de encaminarse hacia el desarrollo, lleva a la diso-
lución de las funciones mentales (Ammirato, 1987).
Durante la evolución a lo largo de los diferentes niveles (II, III y IV) el suje-
to muestra, a raíz de la tensión interna permanente, una serie de comportamien-
tos que pueden ser evaluados por los agentes externos como signos de nerviosis-
mo e, incluso, psiconeurosis; sin embargo, desde la perspectiva de Dabrowski,
estas reacciones externas son positivas porque suponen la objetivación del con-
flicto interno que está conduciendo al individuo a estadios superiores de desa-
rrollo (Dabrowski, 1967, 1972).
2.1. Niveles de desarrollo positivo
Cada nivel supone una estructura de desarrollo mental distinta y única, pero
directamente relacionada con las anteriores. De esta forma, la evolución del indi-
viduo no puede ser entendida como una cadena de estadios separados sino como
un continuo en el tiempo y en el espacio, puesto que se deben conocer los nive-
les anterior y posterior para poder determinar la posición exacta de la persona en
un momento dado (Piechowski, 1975). De hecho, un individuo puede presentar a
la vez caraterísticas de los cinco niveles dependiendo de cómo esté siendo su
paso de uno a otro (Dabrowski & Piechowski, 1977). Estos niveles de desarrollo
no dependen de la edad cronológica, sino del «potencial de desarrollo» de cada
uno (Silverman, 1998b).
Concretamente, los niveles que caracterizan la propuesta de Dabrowski sobre
la desintegración positiva son cinco (Dabrowski, 1964, 1967; Dabrowski, Kawc-
zak & Piechowski, 1970; Nelson, 1989; Silverman, 1998a):
a) Integración primaria: este primer nivel de desarrollo está dominado por
las tendencias innatas del individuo caracterizadas por un instinto
egocéntrico que le lleva a entender el ambiente externo como un medio
para conseguir sus propios intereses y, a quienes lo rodean, como meros
instrumentos para alcanzar sus objetivos (Nelson, 1989). Es un nivel con
ausencia de conflicto interno o dinamismos psicológicos que lo promue-
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van. El único conflicto es de naturaleza externa, generado por la búsque-
da de éxito, hecho que puede confundir al observador, quien detecta cam-
bios en el comportamiento del individuo, sin embargo estos cambios son
sólo debidos a una acomodación momentánea a la situación pero no a una
evolución promovida de manera interna (Ammirato, 1987).
b) Desintegración uninivel: se produce aquí el primer conflicto interno del
individuo, se asumen los valores sociales sobre lo que es y no es moral y
se contrasta esta información con las tendencias egocéntricas que han
caracterizado la conducta del sujeto hasta el momento. Pero es aún una
lucha horizontal, en la que no aparece claramente una jerarquía de valo-
res sino que se actúa de forma ambivalente respondiendo bien a tenden-
cias innatas bien a tendencias sociales. Los intereses pasan de ser egó-
centricos a responder a la norma social, el individuo comienza a buscar
la aceptación de su grupo de referencia (Dabrowski, 1964).
c) Desintegración multinivel espontánea: la persona logra desarrollar una
jerarquía de valores internos, de esta forma, el conflicto deja de ser hori-
zontal para producirse de manera vertical, llevando al individuo a están-
dares de conducta superiores. El sujeto se siente insatisfecho con «lo que
es» y se plantea «lo que debería ser». Pero aunque el conflicto y, por tanto
el desarrollo, se están generando de manera interna, no existe una con-
ciencia clara de la situación vivida, es por ello por lo que se denomina
desintegración multinivel espontánea.
Es en este momento cuando aparecen las primeras funciones internas
complejas a las que Dabrowski denominó «dinamismos», las cuales con-
forman un entramado de estrategias que el individuo pone en marcha con
el objetivo de superar el conflicto y alcanzar así niveles superiores de
desarrollo. Estas funciones, aunque están ya presentes en el anterior nivel,
no aparecen como fuerzas de cambio internas hasta este momento. No
obstante, debido a que en este estadio los valores sociales tienen aún una
profunda importancia para el auto-análisis que el sujeto hace de sí mismo,
los dinamismos mantienen una estructura de valores todavía confusa y no
plenamente jerarquizada (Dabrowski, Kawczak & Piechowski, 1970).
Asimismo, comienza a aparecer en este nivel la concienciación sobre
el sentido último de la evolución interna del individuo: el «ideal de per-
sonalidad», aunque habrá que esperar al siguiente estadio para que esta
imagen sea consciente (Dabrowski, 1967).
d) Desintegración multinivel organizada: el sujeto deja de plantearse la
diferencia entre «lo que es» y «lo que debería ser» para preguntarse «lo
que debería ser» y «lo que será» (Piechowski, 1978). De esta forma,
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asume por completo la necesidad del cambio y de la evolución, lo que a
su vez le lleva a desarrollar nuevos dinamismos que van más allá en la
búsqueda del «ideal de personalidad».
La conciencia sobre este ideal es plena y el individuo acepta su com-
promiso en el camino hacia esa meta. Como consecuencia, la conducta
del sujeto en este nivel es promovida por un sentido de responsabilidad
hacia sí mismo y los demás, así como por un sentimiento altruista de
entrega y superación. La jerarquía de valores pasa de ser un contraste
entre las propias creencias y la sociedad cercana, a ser una lucha entre las
tendencias y asunciones internas y los valores humanos universales (Lysy
& Piechowski, 1983).
e) Integración secundaria: el sujeto alcanza su pleno desarrollo positivo,
auto-realizándose en el «ideal de personalidad» caracterizado por una
jerarquía de valores interna que supera la limitación contextual de la cul-
tura de origen para llegar a cotas de abstracción universales, promoviendo
en el individuo un comportamiento constante de responsabilidad, bondad
y altruismo hacia sí mismo y los otros (por ejemplo: Mahatma Ghandi,
Teresa de Calcuta —Dabrowski, Kawczak & Piechowski, 1970—). Las
tendencias instintivas características de los primeros niveles de desarrollo
se superan, así como las conductas derivadas de presiones sociales exter-
nas (Nelson, 1989). No obstante, en las aportaciones teóricas de
Dabrowski destaca la creencia del autor sobre la dificultad de alcanzar
este nivel y la casi inexistencia de individuos que logran hacerlo, así
como la idea de que muchos de ellos permanecen toda la vida en el pri-
mer nivel, la integración primaria (Dabrowski & Piechowski, 1977).
La propuesta del autor, tiene una gran relación con la teoría de Kohl-
berg (1992) sobre el desarrollo moral en la que distingue tres niveles (pre-
convencional, convencional y postconvencional) subdivididos en dos
estadios cada uno. Entre ambas, se aprecia un fuerte paralelismo incluso
en las evoluciones de un estadio a otro. El objetivo es compartido: la
adquisición y manifestación de unos principios éticos universales, aun-
que existen dos diferencias de base claras entre ellos:
— Por un lado, mientras Dabrowski realiza su investigación en adultos
(1967), Kohlberg (1992) plantea el estudio desde los primeros años del
desarrollo humano.
— Por otro lado, el hecho de realizar el estudio con dos poblaciones muy
distantes en edad favorece una perspectiva diferente. De esta forma, el
primero plantea un fin de perfección interna «desligado» en sus análisis
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del ámbito social mientras el segundo, al integrar en sus estudios a pobla-
ciones jóvenes, combina esta evolución interna del individuo con la nece-
saria adaptación de éste a su contexto y su cultura.
2.2. Dinamismos
Como ya se comentó anteriormente, en la teoría de Dabrowski existen unas
características o funciones de la personalidad en cada nivel de desarrollo denomina-
das dinamismos. Estos son definidos como «rasgos disposicionales intra-psíquicos
que favorecen el desarrollo» (Dabrowski & Piechowski, 1977:37). Los dinamismos
son emociones complejas superiores y constituyen los aspectos cognitivo-emocio-
nales de cada nivel de desarrollo. De este modo, dependiendo del nivel en el que se
encuentre el sujeto pueden observarse en él diferentes dinamismos. De manera que,
aunque la teoría aparece claramente subdividida en momentos y fuerzas, en la rea-
lidad se plasma como un cúmulo de tendencias, conflictos y evoluciones.
A continuación, se presenta una definición de cada uno de los dinamismos
en donde también podrán apreciarse paralelismos con la propuesta de Kohlberg
(1992).
Aunque en la clasificación se distingue el momento de su aparición (en cada
estadio), ello no supone que se den solamente en ese intervalo, sino que algunos
permanecen presentes en el proceso de desintegración positiva durante más de un
nivel (Ammirato, 1987; Dabrowski, Kawczak & Piechowski, 1970; Dabrowski
& Piechowski, 1977):
a) Nivel I: en la personalidad característica de este primer estadio no
existen dinamismos de desarrollo, pueden existir algunos conceptos de nive-
les superiores pero de forma inconsistente. Los dinamismos de no-desarro-
llo que aparecen en este momento son:
a) Conflicto externo: conflicto con el resto del grupo cuando el sujeto no
se siente responsable de sus acciones.
b) Sintonía temperamental: expresada en aquellas ocasiones en que el
sujeto comparte con otros individuos actividades de grupo sin impli-
cación emocional.
b) Nivel II: los dinamismos básicos que caracterizan el conflicto que el
individuo comienza a sentir en la desintegración uninivel son:
a) Ambivalencia: es la coexistencia de sentimientos contrarios.
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b) Ambitendencia: derivada de la ambivalencia, se muestra en la con-
ducta cambiante del individuo.
c) Susceptibilidad hacia la influencia externa: es la sensibilidad del indi-
viduo hacia las consideraciones que el grupo hace de él y su conducta.
d) Identificación: con la imagen de otra persona, buscando un ideal
social externo.
e) Conflicto interno: denota el comienzo de la jerarquización de valores.
f) Conflicto externo: quedan aún reminiscencias del conflicto externo
aunque ya no se presenta de una forma tan evidente como en el pri-
mer nivel.
c) Nivel III: el medio psíquico interno (lo que Dabrowski denominaba
Inner Psychic Milieu -1964) aparece ya estructurado de manera jerárquica.
Los dinamismos que lo caracterizan entran en ocasiones en conflicto entre sí,
favoreciendo la aparición de una distinción clara en el individuo entre «lo que
es» y «lo que debería ser».
Los principales dinamismos presentes en este nivel son:
a) La jerarquización: representa la evaluación, comprensión y recono-
cimiento de niveles de experiencia superiores e inferiores.
b) Insatisfacción con uno mismo: se manifiesta como frustración y enfa-
do hacia sí mismo por lo que uno es. Con este dinamismo emerge el
potencial del cambio y desarrollo acelerados.
c) Inferioridad hacia uno mismo: el sujeto toma conciencia de la diferen-
cia entre su actual nivel de desarrollo y el nivel que puede alcanzar.
d) La sorpresa e incredulidad sobre uno mismo: son sentimientos hacia
las actitudes propias y las de los demás. Es el dinamismo que permi-
te establecer una conciencia crítica de sí mismo.
e) Sentimientos de vergüenza y culpa: se producen por la sensación de
no estar cumpliendo con los criterios internos de moralidad.
f) Desajuste positivo: es la manifestación de la protesta interna del suje-
to hacia el medio social gracias a la génesis de un pensamiento inde-
pendiente.
g) Empatía: este dinamismo representa la habilidad de compartir con
otros sus emociones y necesidades.
h) Conflicto interno: que se mantiene desde la fase anterior para el desa-
rrollo hacia el quinto y último nivel.
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d) Nivel IV: los dinamismos aquí permiten el paso desde el conflicto
interno hacia el ajuste del sujeto a su «ideal de personalidad» (fin último de
su desarrollo). El individuo busca alcanzar valores morales y sociales de
carácter universal. Se resumen aquí:
a) Conciencia de sujeto-objeto en uno mismo: es la habilidad de mirar-
se a sí mismo como observador externo para verse como objeto. Su
función básica reside en la auto-comprensión y la evaluación crítica
de sí mismo.
b) Tercer factor (o elección consciente): es el dinamismo de la discri-
minación. El sujeto decide qué elementos de su ambiente son positi-
vos y adecuados para el desarrollo y cuáles no. Es el generador de la
jerarquía autónoma de valores del individuo, por lo tanto, es el dina-
mismo que pone en marcha el «factor autónomo»
1
.
c) Auto-conocimiento: se da una conciencia tanto de lo que el individuo
es, como del momento de desarrollo en que se encuentra y hacia
dónde se dirige.
d) Auto-control: supone la intención de otorgar unidad y orden al propio
desarrollo.
e) Transformación psíquica interna: es el proceso por el que las expe-
riencias y eventos pasados son evaluados para aumentar y mejorar los
rasgos de personalidad futuros.
f) Auto-educación: supone el establecimiento por parte del sujeto de un
programa sistemático de crecimiento personal.
g) Auto-psicoterapia: es la auto-dirección del comportamiento para evi-
tar la aparición de problemas psicológicos.
Los dinamismos de responsabilidad, autenticidad, autonomía y empatía
están entre el nivel IV y el V.
h) Responsabilidad: hacia uno mismo y hacia los demás, es la aparición
de la tendencia altruista en el comportamiento del sujeto.
i) Autenticidad: producida cuando las creencias internas y las acciones
externas son coherentes.
j) Autonomía: es una dinámica de libertad interna. Permite el pensa-
miento independiente del sujeto frente a la opinión social y la influen-
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Constituye uno de los componentes del «potencial de desarrollo», explicado en el punto 2.4.
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cia externa, así como frente a las tendencias de dinamismos inferio-
res en la escala del desarrollo positivo.
k) Empatía: en este nivel, la empatía supone el deseo de ayudar a los demás
en sus crisis y su evolución hacia niveles superiores de desarrollo.
e) Nivel V: el nivel de integración secundaria es el «auto-conocimiento,
auto-elección y auto-afirmación de la estructura cuyo dinamismo dominante
es el ideal de personalidad» (Dabrowski & Piechowski, 1977: 29), el cual
supone la síntesis y fusión del sujeto con los valores humanos universales. El
objetivo que caracteriza al «ideal de personalidad» es la consecución de la
perfección interna.
2.3. El DRI (Definition Response Instrument)
El DRI fue elaborado por Gage, Morse & Piechowski en 1981 con objeto de
identificar el nivel de desarrollo en el proceso de desintegración positiva alcan-
zado por un sujeto en un momento dado.
Consta de seis preguntas abiertas a las que el sujeto responde en un espacio
limitado de un folio para cada una. Para corregirlo es necesario entrenar a dos
personas que separadamente valoren las respuestas, para lo que deben considerar
cuestiones como: la susceptibilidad frente a la influencia externa, el conflicto
personal, la insatisfacción hacia uno mismo, etc. Se trata, por tanto, de dilucidar
el nivel de desarrollo del sujeto a través de un análisis de los dinamismos que
expresa al responder a los interrogantes del DRI.
Tras la corrección por separado de cada cuestionario, se hace una puesta en
común. De este modo, en aquellos casos en los que ambos profesionales discre-
pen, se establece un proceso de acuerdo por el que deben llegar a determinar una
única valoración para cada ítem, o bien se acude a un tercer experto que decide
entre ambas puntuaciones (Manzanero, 1985).
En instrucciones previas se solicita a los sujetos contestar abierta y honesta-
mente a las preguntas formuladas, sin restricciones de tiempo (Ammirato, 1987).
Mediante la aplicación del DRI se comprueba cómo los sujetos presentan, de
forma simultánea, diversos dinamismos. Se determina la situación del sujeto en el
proceso de la desintegración positiva contrastando las respuestas y observando
cuál es la tendencia evolutiva de cada individuo (Dabrowski & Piechowski, 1977).
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2.4. Las sobre-excitabilidades y el potencial de desarrollo
Se ha expuesto cómo el desarrollo mental se produce a través de cinco esta-
dios evolutivos. Para llevar a cabo esa desintegración positiva el individuo dis-
pone de un potencial de partida que Dabrowski (1964) denomina el «potencial de
desarrollo» (developmental potential).
El «potencial de desarrollo» lo forman tres componentes básicos: herencia,
ambiente y un factor autónomo (Dabrowski, Kawczak & Piechowski, 1970; Sil-
verman, 1998a). La herencia responde a unas capacidades de partida de las que
el sujeto dispone denominadas «sobre-excitabilidades» (over-excitabilities); el
segundo elemento lo constituyen las posibilidades que el medio otorga al indivi-
duo para que lleve a cabo esa evolución y, por último, el factor autónomo hace
referencia a la conciencia y auto-dirección que el individuo presenta hacia un
desarrollo propio (Ammirato, 1987), que aparece claramente en el sujeto en el
cuarto nivel, representado por el dinamismo denominado «tercer factor» o «elec-
ción consciente».
Por tanto, son dos los factores internos que promueven la desintegración
positiva en el sujeto. El primero viene definido por la conciencia del sujeto sobre:
sus posibilidades, las posibilidades que otorga el ambiente y cómo ambas pueden
combinarse —es decir, es el factor que rige la conducta de acuerdo con los valo-
res dominantes del sujeto—. Por su parte, las sobre-excitabilidades (del término
polaco nadpobudliwosc traducido al inglés como over-excitabilities -OEs), deter-
minan el potencial innato que el individuo posee para alcanzar los distintos nive-
les de desarrollo (Silverman, 1998b). Así pues, dependiendo del grado en que se
den estas intensidades
y la forma en que el sujeto logre desarrollarlas y ajustar-
las al medio
a través del factor autónomo, podrá alcanzar niveles inferiores o
superiores en el proceso de desintegración positiva.
Tipos y manifestaciones de las sobre-excitabilidades
Existen cinco tipos de sobre-excitabilidades psíquicas propuestas en la teoría
de Dabrowski (1967): psicomotora, emocional, intelectual, sensitiva e imaginati-
va. Al constituir rasgos internos del sujeto que determinan una importante parte
del «potencial de desarrollo», su medición puede ayudar a conocer la expectati-
va sobre el proceso de desintegración positiva del individuo (Piechowski, 1979;
Silverman, 1998b).
Para comprender la importancia de cada una de ellas, se explican más dete-
nidamente a continuación y se ofrece un breve resumen en la tabla 1 (Dabrows-
ki & Piechowski, 1977; Piechowski, 1986):
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Psicomotora: aparece como una función desinhibidora del exceso de
energía física, o simplemente como una externalización de la excitabilidad
del sistema neuro-muscular. Esta capacidad permite traducir en respuestas
psicomotoras algunas de las tensiones emocionales que el individuo sufre
como consecuencia del conflicto interno. Así, cuanto mayor es el potencial
de desarrollo del sujeto, mayor es la probabilidad de sufrir estos conflictos
internos y, por tanto, más susceptible de observación será la tensión manifes-
tada a través de la conducta psicomotora.
Sensitiva: es la capacidad para disfrutar de los placeres sensoriales. Tam-
bién en esta sobre-excitabilidad puede encontrarse la transferencia de los
conflictos emocionales internos, principalmente a través de una sobre-reac-
ción ante algunos estímulos.
Imaginativa: en su forma más pura la sobre-excitabilidad imaginativa se
manifiesta a través de la asociación de imágenes e impresiones, una gran
inventiva y la utilización de la imagen y la metáfora en la expresión oral. En
su forma menos pura puede verse representada en los sueños, pesadillas,
mezcla de realidad y fantasía o miedo ante lo desconocido.
Intelectual: esta sobre-excitabilidad se traduce en la necesidad que pre-
senta el individuo de «saber», cuestionándose todo lo que le rodea, preocu-
pado por los problemas teóricos y formulándose preguntas sobre temas com-
plejos.
Emocional: es la capacidad del individuo para experienciar relaciones
emocionales y sentimientos. Puede manifestarse a través del acercamiento y
la dependencia de personas, animales, objetos o cosas. Su vivencia no tiene
valor si no va unida a la relación con algo externo que no sea el propio suje-
to y su comportamiento, puesto que en este último caso la sobre-excitabili-
dad emocional perdería su sentido de función psíquica compleja para con-
vertirse en una expresión observable de un estado de ánimo del individuo
temporal o permanente.
La manifestación de las OEs, según la teoría de Dabrowski (1964), depende
del nivel en que se encuentre el sujeto. El autor considera que, por ejemplo, en el
nivel de integración primaria, un individuo mostrará unas intensidades poco
notables y, en caso de tener alguna sobre-excitabilidad desarrollada, ésta será la
psicomotora o la sensitiva.
Las sobre-excitabilidades pueden tener tanto efectos positivos como negati-
vos. Así, un niño puede haber nacido con abundante energía, sentidos muy desa-
rrollados, una imaginación vívida, un insaciable placer por el aprendizaje y una
capacidad inusual de responsabilizarse y cuidar de los demás. Sin embargo, esto
también puede presentar manifestaciones negativas como son: una inhabilidad
para estar quieto, intolerancia hacia los sonidos fuertes, una imaginación desbor-
dante, una sensibilidad emocional excesiva y un interés intelectual que le impida
dirigir su atención hacia otros estímulos (Silverman, 2002).
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(De: Piechowski, 1986: 192)
TABLA 1. Formas y expresiones de las sobre-excitabilidades psíquicas
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Además de la diferenciación por tipos, otra categorización que puede hacer-
se dentro de las OEs es su manifestación según los niveles en el proceso de desin-
tegración positiva. De este modo, pueden encontrarse diferentes externalizacio-
nes de cada sobre-excitabilidad dependiendo del estadio de desarrollo en que se
encuentre el sujeto en su evolución (Dabrowski & Piechowski, 1977).
La sobre-excitabilidad que recibe más importancia en la teoría de Dabrows-
ki es la emocional (Silverman, 1998b), lo que se hace más evidente si se analiza
detenidamente el fin último que persigue el desarrollo humano en sus postulados:
un «ideal de personaliad» regido por la bondad y el altruismo (Dabrowski, Kaw-
zack & Piechowski, 1970). Esto ha tenido una fuerte repercusión en la aplicación
de la teoría al mundo de la superdotación, ya que han sido publicados diversos
artículos en los que el hilo conductor lo constituía la sobre-excitabilidad emo-
cional, considerando que ésta es, en ocasiones, incluso más intensa que la inte-
lectual (Miller, Silverman & Falk, 1994; Piechowski, 1980, 1997a, 1997b; Sil-
verman, 1996) a la hora de determinar la alta capacidad en un sujeto.
No obstante, es la combinación de todas ellas la que puede realmente indicar la
verdadera existencia de una sobredotación en el individuo, lo que a su vez da la
pista sobre nuevas posibilidades en el proceso de identificación de esta población
frente a los métodos tradicionales empleados hasta la fecha (Piechowski, 1979).
2.5. El OEQ (Over-Excitabilities Questionnaire)
El OEQ es el instrumento que ha tenido una mayor repercusión en el campo
de estudio que combina la teoría dabrowskiana con la superdotación. Su primera
versión compuesta por 41 preguntas abiertas fue elaborada en 1979 para la reali-
zación de una Tesis Doctoral desarrollada por Lysy. Una nueva versión se publi-
ca en 1983, a raíz de los resultados obtenidos por Lysy en colaboración con Pie-
chowski, en los que se halló una escasa capacidad discriminante de algunos de
los ítems propuestos en una primera fase (Ackerman, 1993).
Es en este año 1983 cuando, de acuerdo a los resultados obtenidos tras las
investigaciones realizadas, el OEQ (anexo I) puede ya considerarse un instru-
mento validado (Manzanero, 1985).
Esta última versión estaba compuesta por 21 preguntas abiertas en las que se
dejaba al sujeto un espacio aproximado de medio folio para responder. De nuevo,
al igual que en el DRI, se solicitaba al individuo sinceridad a la hora de contes-
tar a las diversas cuestiones sin límite de tiempo. Para la corrección los profesio-
nales debían ser también al menos dos y conocer la teoría de Dabrowski (Falk,
Piechowski & Lind, 1994).
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En este caso, se analizaban las respuestas de los individuos tratando de buscar
manifestaciones de las OEs. Aunque algunas de las preguntas tenían la intención de
recoger información sobre determinadas sobre-excitabilidades, en ocasiones el
sujeto respondía a una de ellas haciendo referencia a otras, esta información debía
ser igualmente computada, ya que denotaba la mayor existencia de determinadas
OEs frente a otras. En caso de discrepancia, la resolución era también por consen-
so mutuo o bien acudiendo a un tercer profesional (Lysy & Piechowski, 1983).
En la actualidad, se ha elaborado una nueva versión debido a los problemas que
suponía la adecuada corrección del instrumento y a la limitación en la medida de
las sobre-excitabilidades psicomotora y sensitiva que siempre obtenían puntuacio-
nes por debajo de las demás al estar representadas por un menor número de ítems.
El nuevo OEQ-II ha sido confeccionado por Falk, Miller, Silverman & Pie-
chowski en 1999. Consta de cincuenta frases que el individuo debe valorar en una
escala tipo Likert, considerando en qué grado cada una de ellas responde a su
manera real de comportarse (y no ideal). Tampoco en esta versión existe límite
de tiempo y se solicita una absoluta sinceridad por parte de los sujetos.
3. La teoría de dabrowski para la superdotación
La teoría de la Desintegración Positiva comenzó a tomar relevancia para
algunos estudiosos de la superdotación a partir de la publicación en 1979 del
libro «New Voices in Counseling the Gifted» (Colangelo & Zaffran, 1979). La
mayor contribución aparece en los capítulos 2 y 11. En el primero de ellos, Pie-
chowski (1979) hace una defensa de las OEs como indicadores adecuados de la
superdotación frente a la relatividad de los tests de inteligencia y otros métodos
de identificación. Por su parte, Ougburn-Colangelo (1979) aporta en el capítulo
11 una interesante visión sobre cómo puede aplicarse la teoría a la orientación de
superdotados (Nelson, 1989). A partir de este momento, la inmersión de la teoría
de Dabrowski en las altas capacidades continúa afianzándose hasta convertirse en
un campo de investigación sistemática, ampliamente desarrollado sobre todo en
el ámbito anglo-sajón. A lo que se suma el interés por la muestra empleada por
Dabrowski en sus investigaciones, ya que el autor basa su teoría en la experien-
cia clínica adquirida mediante el trabajo con sujetos adolescentes, adultos creati-
vos y adultos superdotados, así como en el análisis de las biografías de persona-
lidades eminentes (Silverman, 1993a, 1998b).
Todo ello lleva a plantearse la utilización de su teoría en el campo de la super-
dotación y, especialmente, el uso de las sobre-excitabilidades como posibles indi-
cadores de las altas capacidades (Ackerman, 1993; O’Connor, 2002).
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Aunque se han desarrollado diversas investigaciones y los datos parecen ir en
la misma línea, existen algunas conclusiones que no son congruentes con los
resultados generales. La nueva opción del OEQ-II es, para los estudiosos del
campo, una posibilidad de validar la teoría en el ámbito de las altas capacidades
(Bouchet & Falk, 2001).
Investigaciones actuales
El interés surgido por los planteamientos de la teoría dabrowskiana responde
a un creciente compromiso con el proceso de identificación de la población
superdotada, superando las medidas del Cociente Intelectual (Nelson, 1989). Asi-
mismo, las aportaciones de esta teoría no sólo se han considerado válidas desde
el punto de vista de la investigación, también la orientación de los sujetos con un
fuerte potencial se ve beneficiada por las nuevas informaciones que permiten
entender el fenómeno de la superdotación desde otra perspectiva (Piechowski,
1989); conocimiento del que no sólo se enriquece el orientador sino también el
sujeto, que llega a comprender el sentido de sus conflictos internos (Gordillo,
1991, 1996; Silverman, 1993b).
Pero la apología del uso de los instrumentos derivados de la teoría de
Dabrowski (1964), no rechaza los tests de inteligencia y otras pruebas al uso para
la identificación de la población con altas capacidades. Lo que se plantea es la
necesidad de una visión más comprensiva del fenómeno, que permita diagnosticar
la superdotación independientemente de los posibles problemas o déficits asocia-
dos que los alumnos presenten. De esta forma, los tests de inteligencia, las prue-
bas pedagógicas, los instrumentos utilizados para medir conceptos como la auto-
estima, etc., son válidos en tanto que facilitan el conocimiento profundo de cada
caso, dando la información necesaria para poder ajustar de forma efectiva el
ambiente a las necesidades de cada alumno (Ackerman, 1993; Silverman, 1996).
A continuación, se presentan algunas de las investigaciones más relevantes
llevadas a cabo combinando la teoría dabrowskiana y el uso del OEQ con el fenó-
meno de la superdotación intelectual (tabla 2), aunque han sido desarrolladas
otras investigaciones en este campo aplicando la teoría de Dabrowski a otras
muestras (Ackerman, 1993).
4. Conclusiones
La intención del presente artículo ha sido doble, por un lado, reflejar de
forma general la teoría de Dabrowski (1964, 1967) y, por otro, plasmar aquellas
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TABLA 2. Cuadro re sumen de investigaciones desarrolladas con el OEQ
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aportaciones que más directamente afectan al campo de la superdotación (Nel-
son, 1989). Para ello, se ha dividido esta parte en tres bloques.
En las dos primeras se han resumido someramente los puntos centrales de los
postulados dabrowskianos relativos a la desintegración positiva. Teoría que afir-
ma que el individuo puede evolucionar desde estadios inferiores dominados por
una búsqueda egocéntrica de la felicidad, a niveles superiores en los que la acción
y pensamiento del sujeto se fundamentan en los valores humanos universales, es
decir, el comportamiento se rige por una actividad y conciencia puramente
altruistas (Dabrowski & Piechowski, 1970). Propuesta que presenta un fuerte
paralelismo con la teoría de Kohlberg (1992) en sus presupuestos básicos.
Para la evolución a lo largo de este proceso de desintegración positiva a
través de cinco niveles, la teoría parte de la existencia de una base primaria defi-
nida como «potencial de desarrollo» (Piechowski, 1979). Este potencial de desa-
rrollo está compuesto por tres factores: el ambiente, un factor autónomo y las
«sobre-excitabilidades» (Ackerman, 1993).
El ambiente es entendido como la influencia del medio en la acción y en el
desarrollo del sujeto. Su carácter es decisivo en tanto favorece o dificulta la evo-
lución en ese proceso de desintegración. Así, puede provocar que esa desintegra-
ción no se dé o que, en caso de producirse, sea bien positiva o bien negativa
(Dabrowski, Kawczak & Piechowski, 1977).
El factor autónomo responde a una tendencia interna del sujeto que le con-
duce en una u otra dirección en su desarrollo. Visto de un modo genérico y glo-
bal, no parece ser un componente susceptible de análisis pero, para suplir esta
dificultad la teoría lo desglosa en lo que denomina «dinamismos». Éstos apare-
cen divididos entre los cinco niveles de desintegración positiva, yendo desde ten-
dencias simples y egocéntricas a intenciones más sociales. Concretamente, el fac-
tor autónomo como tal se da con más fuerza y con un sentido de desintegración
positiva plena en el cuarto nivel (Ammirato, 1987). Anteriormente, las tendencias
internas han respondido a un enfoque egoísta del medio y su uso, en un segundo
momento la conducta se ha regido por normas externas (sociedad) y, ya en los
dos últimos niveles, es cuando la intención en la actividad del sujeto es conduci-
da de forma efectiva por su conciencia interna, su factor autónomo.
Por último, las «sobre-excitabilidades» se entienden como intensidades psí-
quicas que el sujeto posee. Es decir, son la manifestación de su potencial de desa-
rrollo innato (aunque maleable), relativas a cinco capacidades: psicomotora,
emocional, intelectual, sensitiva e imaginativa (Piechowski, 1986). Son éstas las
que, de forma más nítida, conectan con el estudio de la superdotación (Falk, Pie-
chowski, & Lind, 1994) y, por ello, es aquí donde comienza el tercer bloque de
análisis.
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Las sobre-excitabilidades disponen, según la teoría, de una capacidad predic-
tiva importante respecto al potencial del sujeto, de este modo, cuanta más inten-
sidad demuestre la persona en cada una de ellas, más probable será que alcance
en su evolución los niveles superiores de desarrollo. Lo que significa que el indi-
viduo superdotado dispone de un potencial considerablemente mayor a la media
normativa puesto que, según Dabrowski (1964), es alto el porcentaje de quienes
permanecen en los niveles inferiores durante toda la vida por poseer unas bajas
intensidades. Es esta, por consiguiente, la respuesta a la nueva visión que la teoría
aporta, ya que parte de la hipótesis de que a mayores sobre-excitabilidades mayor
potencial del sujeto y, por tanto, más altas capacidades.
Finalmente, en este tercer bloque dedicado a la combinación entre la teoría
dabrowskiana y el campo de la superdotación, se realiza un análisis de aquellas
investigaciones cuyo propósito ha residido en comprobar la validez de las pro-
puestas del autor para la determinación de las altas capacidades.
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