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4I ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL PROGRAMA DE COOPERACIÓN UNIVERSITARIA E INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
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Construyendo el Buen Vivir
Índice
Escrito del Rector
Escrito del Decano
Introducción. Construyendo el Buen Vivir…
De las Alternativas del Desarrollo a las Alternativas Al desarrollo
Alberto Acosta
El Posmodernismo Buen Vivir y El Ancestral Sumakawsay
Atawallpa M. Oviedo Freire
Crecimiento, Decrecimiento, y Buen Vivir
Koldo Unceta
La Naturaleza como Sujeto de Derecho: Posibilidad de "Medir" lo intangible
Yeimi Alexandra Arias
Teología de la Liberación y Buen Vivir
Fernando Vega
Reivindicación del Desarrollo como Elemento Integrante del Buen Vivir
Marcelo Vásconez Carrasco, Leonardo Torres León
Del Motor del Progreso a la Sensación de Felicidad
Sary Levy Carciente
La Medición del Buen Vivir
Antonio Alaminos
Aproximación Metodológica para la Medición Subjetiva del Buen Vivir (Sumak Kawsay)
Mauricio Phélan C., Alejandro Guillén
Desafíos para El Buen Vivir desde la Dinámica Urbana
Rocío Valdeavellano
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13
17
33
49
85
99
115
137
151
163
181
197
Diseño y Diagramación: Juan Francisco Amoroso
Impresión: RC gracas
ISBN: 978-9978-14-224-0
Derecho de Autor: CUE-000753
Cuenca - Ecuador 2012
PYDLOS: Av. Victor Manuel Albornoz. Quinta Balzaín.
Telefax: 593 7 405 1186 - 405 1187
Email: pydlos@ucuenca.edu.ec http//pydlos.ucuenca.edu.ec
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Construyendo el Buen Vivir
Entre la Vida Triste y El Buen Vivir del Adulto Mayor: Una Experiencia de
Micro-Desarrollo Social en Otavalo
M. Asunción Martínez-Román, Juan Tortosa-Martínez, Nuria Caus
La Economía Social y Solidaria (ESS) en America Latina
José Luis Coraggio
Tiempo y Política de Indígenas y Campesinos en el Nuevo Estado Plurinacional
Salvador Schavelzon
Educación Intercultural y Construcción de Sumak Kawsay
Anita Krainer, Martha Guerra, Yuri Guandinango
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235
257
275
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Construyendo el Buen Vivir
Presentación
Ing. Fabián Carrasco Castro
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE CUENCA
El “Buen Vivir” es un anhelo que surge con la humanidad y por lo tanto tiene
una larga historia, un presente y un futuro que inquieta y nos convoca a una
intensa reexión desde los más variados conceptos entre los que sobresale
el entender que signica la noción de desarrollo y crecimiento económico,
en medio de condiciones sociales y políticas que deberían apostar a una
condición liberadora del ser humano, en una relación respetuosa con la
naturaleza, con su entorno.
Desde la academia y la producción cientíca es necesario que profundicemos
en las implicaciones del “Buen Vivir” en nuestras realidades íntimas y cercanas,
sus implicaciones en la implementación de políticas públicas desde que estos
nuevos conceptos fueron consagrados en la Constitución de la República como
un régimen donde los derechos humanos y de la naturaleza encontraron un
nicho para su práctica y ejercicio para la transformación social que deseamos,
y al que esperanzadoramente nos juntamos con responsabilidad y con la
búsqueda de nuevos caminos, de nuevos conocimientos que contribuyan al
gran objetivo del Sumak Kawsay.
Propuestas alternativas a las históricamente teóricas y normativas se hacen
urgentes frente a los problemas mismos del desarrollo y sus implicaciones
en la calidad y condiciones de vida, en las relaciones y el ejercicio del poder.
Repensar la práctica del desarrollo es urgente e ineludible frente a un
crecimiento económico que hace referencia a la inequidad, a la pobreza, a la
violencia; que tiene costos humanos y ambientales. La alternativa sin duda
está en el “Buen Vivir”; y es esta inexcusable opción la que nos convoca hoy,
en la presente publicación con una selección de las ponencias del I Encuentro
Internacional del Programa de Cooperación Interuniversitaria e Investigación
Cientíca “Construyendo el Buen Vivir”.
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Construyendo el Buen Vivir
Los contenidos de este nuevo libro responden a las interrogantes tales
como, qué democracia queremos, qué mundo queremos. Está en el centro
de nuestras preocupaciones con el principal objetivo de contribuir al
conocimiento y al debate ciudadano en torno a la problemática de la gestión
local, regional; la planicación, el territorio, la movilidad humana, los actores
sociales y su relación con las transformaciones sociales.
Aspiramos entonces que esta publicación sea un aporte a un pensamiento
crítico del desarrollo y permita nuevas prácticas fuera de las coordenadas del
progreso como sinónimo de necesidad y exclusión y que permitan superar la
dualidad y las relaciones asimétricas entre centro y periferia, entre desarrollo
y subdesarrollo. Es importante destacar que el “buen vivir” como una nueva
condición humana, política, social, jurídica, económica, natural ha estado
presente en los más diversos debates organizados por nuestro Programa
Interdisciplinario de Población y Desarrollo Local Sustentable - PYDLOS - y
que en esta ocasión se fortalece y amplía con este importante libro.
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Construyendo el Buen Vivir
Presentación
Milton Quesada Carrión
DECANO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS
ECONOMICAS Y ADMINISTRATIVAS
La Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas en el marco de sus
festejos por los cincuenta años de su Carrera de Economía, auspició el
encuentro denominado Construyendo el Buen Vivir que organizó el Programa
de Población y Desarrollo Local Sustentable (PYDLOS) y al cual concurrieron
investigadores, nacionales e internacionales que se han dedicado a
reexionar y sistematizar sus experiencias tanto teóricas como prácticas y
desde las diversas dimensiones teóricas el Buen Vivir.
Después de la teoría de la Dependencia, América Latina se ha convertido
en captadora de las teorías provenientes desde los centros económicos
desarrollados que han recetado los caminos a seguir para alcanzar el
tan anhelado desarrollo, que muchas veces se han aplicado ciegamente,
logrando resultados adversos y profundizando las inequidades económicas
y sociales.
Este encuentro de la comunidad académica con el objetivo de la construcción
de una alternativa a las teorías del desarrollo que han sido formuladas en
los centros académicos de los países desarrollados o en las instituciones
creadas por el sistema económico mundial para garantizar su reproducción
y continuidad. D ebe entenderse como un paso trascendente dentro de un
proceso mas amplio y que tiene que ver con la liberación y lucha contra el
colonialismo en todas sus dimensiones, pero en este caso concretamente el
colonialismo de la ciencia, la educación y sobre todo de las aplicaciones a
la realidad que devienen en practicas económicas y sociales discriminantes,
excluyentes e inequitativas en la sociedad ecuatoriana.
En este sentido, el gran reto de los académicos latinoamericanos es
construir alternativas teóricas lo sucientemente solventes desde las bases
epistemológicas con las cuales se puedan pensar las diversas aristas que
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Construyendo el Buen Vivir
se sumen a la construcción de un entorno teórico coherente con el núcleo
central del Buen Vivir.
Ciertamente, una alternativa no necesariamente tiene que desechar los
saberes y las ciencias previamente establecidas y eventualmente aceptadas,
por consiguiente muchos componentes de una teoría son componentes de
otras, más aun cuando están relacionadas o tratan sobre el mismo objeto de
estudio, tal como sucede con el Buen Vivir, que se percibe mas bien como
integradora de varios y diversos saberes cientícos o no, y que en conjunto,
interpretan una realidad en sus múltiples manifestaciones.
En esta publicación, se presenta una selección de las ponencias expuestas
en este encuentro, cuyos autores mas allá de su prestigio personal,
se han convertido en equipo de constructores cientícos, formando
espontáneamente una comunidad académica que se preocupan de los
mismos problemas y que comparten sus avances académicos a través de
estos espacios de comunicación. En este sentido, cada uno de los artículos
publicados en este libro y, debido al estado en que se encuentra el buen
vivir, hay que entenderlos en este contexto de creación cientíca. Quienes
reexionan sobre las bases epistemológicas, con sólidos argumentos
muestran la posibilidad de emprender en la formulación de una teoría del
buen vivir, que en opinión de algunos autores puede verse como alternativa
a las teorías del desarrollo y que, alternativa o no, requiere un nuevo estatuto
teórico coherente y consistente con la realidad de nuestros pueblos.
En este mismo sentido, otro grupo de artículos se reeren a los procesos
más operativos de medición, territorio y gestión del buen vivir, partes
indisolubles de una teoría que se precie de ser consistente con la realidad
económica, social y territorial que pretende interpretar y transformar. Estos
primeros pasos que se vienen dando en diferentes foros y encuentros
tienen que profundizarse en el futuro a medida que vaya consolidándose la
investigación y perfeccionando los instrumentos teóricos metodológicos de
análisis.
Esta publicación que es el resultado del I Encuentro Internacional del
Programa de Cooperación Interuniversitaria e Investigación Cientíca
“Construyendo el Buen Vivir” pretende contribuir a establecer el estado en
que se encuentra el buen vivir y que el lector juzgue el avance alcanzado
hasta ahora y, lo que falta por hacer. Si los temas analizados interesan a los
lectores e incentivan su crítica y debate habremos cumplido con el propósito
de este Encuentro y de esta Publicación.
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Construyendo el Buen Vivir
Construyendo el Buen Vivir
Alejandro Guillén G
Mauricio Phélan C
El libro que se presenta a continuación está concebido desde una perspectiva
universitaria reexiva, critica y con un enfoque pluralista como parte de
un proceso de construcción intercultural, en el que conuyen docentes e
investigadores de países de la subregión andina, de América Latina y de
Europa. Este texto agrupa diversas posiciones sobre el concepto emergente
y en construcción: el Buen Vivir. No busca ser un texto que aglutine
posiciones consensuadas a favor o en contra de la propuesta alternativa; por
el contrario, desde una perspectiva crítica se le da cabida la diversidad de
enfoques y de tendencias. El objetivo es contribuir con su conceptualización,
desde la discusión de lo diverso, de lo diferente, de los opuestos, además
de ser coherente con los principios implícitos en el Buen Vivir. La idea, en
consecuencia, más que abogar por un único modelo alternativo, está en
buscar respuestas y provocar reexiones frente a la crisis global. Es buscar
tejer ideas y propuestas desde una posición crítica de las teorías del desarrollo
no ortodoxas y alternativas. Mucho de lo que queda impreso en cada una de
las ponencias que se presentan en este libro, más que evidencias empíricas
o armaciones, son provocaciones que como “cabos sueltos” abren nuevos
espacios para el debate y la construcción de propuestas en la búsqueda de
sociedades más justas, con mayores oportunidades y soportada sobre una
relación armoniosa con la naturaleza.
En los últimos años en el mundo se vienen produciendo crisis en diferentes
órdenes: alimentaria, económica, energética, ambiental, incidiendo en las
necesidades fundamentales de las poblaciones. Producto de las crisis se han
acentuado las discusiones acerca del desarrollo económico como forma para
alcanzar el bienestar y la felicidad de las mayorías. En los años posteriores a
la II Guerra Mundial, se vio emerger el concepto convencional de desarrollo y,
más especícamente, de economía del desarrollo como producto del sistema
mundo. Con éste se sostuvo la idea de que los países del tercer mundo, para
alcanzar los niveles de vida y de bienestar de las naciones industrializadas,
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Construyendo el Buen Vivir
debían también entrar en la carrera del desarrollo, lo que implicaba una
acelerada industrialización y modernización. En la actualidad, pocas o
ninguna de las naciones clasicadas dentro del llamado tercer mundo han
alcanzado la meta propuesta. Por ello, para algunos autores el desarrollo no
es más que la continuación de la colonización por otros medios; es la nueva
mundialización.
El desarrollo se había considerado como sinónimo de crecimiento
económico: una nación era más o menos desarrollada en la medida en que
su economía fuese más poderosa y autónoma. En teoría se planteaba que
el crecimiento del PNB se traducía, casi de manera gradual, en bienestar
con todas las implicaciones positivas que vienen en cadena, entre otras, la
reducción de la pobreza. Este planteamiento entiende que la producción
económica genera riquezas las cuales, a su vez, generan mayores riquezas,
las que, en consecuencia, producen mayor bienestar económico. Es decir,
que el bienestar se alcanzaría cuando el crecimiento económico desbordase
las riquezas sucientes para poder cubrir las necesidades básicas de todos,
lo cual signicaba que el esfuerzo debía ponerse exclusivamente en el
crecimiento como medio para lograr “el desarrollo”.
Este esquema ha sido sistemáticamente criticado casi desde el momento
de su aparición en la década de los cuarenta. Muchas posiciones se
han esgrimido como modelos o esquemas alternativos, unos, o contra-
hegemónicos, otros. Como bien arma José M. Tortosa, frente a más de
sesenta años de críticas el desarrollo ha intentado sobrevivirlas más que
superarlas, buscando redenirse de manera teórica y práctica, conceptual
y metodológica. En la búsqueda de esas salidas se encuentra el desarrollo
con diversos apellidos: desarrollo a escala humana, desarrollo sustentable,
desarrollo humano, ecodesarrollo, desarrollo local, entre otros1. Desde otra
perspectiva, también se ha intentado darle un vuelco entendiendo que más
que desarrollo es expansión del bienestar, es aumentar las oportunidades y
las capacidades de las personas, es mejorar las condiciones, es distribuir de
manera equitativa y sostenible los recursos. Igualmente se ha concebido el
desarrollo como el escenario donde es posible la construcción y ampliación
de la ciudadanía, asumiendo por ciudadanía el conjunto de derechos y
deberes individuales y colectivos que apuntalan los logros y las realizaciones
en un marco de libertades.
Desde los pueblos ancestrales de los Andes emerge el Buen Vivir (Sumak
Kawsay) como propuesta alternativa al modelo basado en el crecimiento
1. Ver: Tortosa, J M, (2009), Sumak Kawsay, Suma Qamaña, Buen Vivir, Instituto Universitario de Desarrollo
Social y Paz, Universidad de Alicante, España.
y en el desarrollo, y que se sintetiza en alcanzar una vida plena. No es
una propuesta que busca agudizar la dicotomía desarrollo-subdesarrollo,
tampoco ja posición entre derecha e izquierda; trasciende más allá de ser
una propuesta ideológica, al ser un modelo societal de convivencia. Signica
vivir en armonía consigo mismo, con la comunidad y con la naturaleza.
Esto implica convivir en condiciones de igualdad, de equidad, sin explotar
la naturaleza y garantizando su equilibrio, en tanto que la considera sujeto
de derecho. No debe entenderse tampoco como un sinónimo de desarrollo,
término que es inexistente para estas culturas ancestrales.
De acuerdo al Plan Nacional para el Buen Vivir del Ecuador, el Buen Vivir (Sumak
Kawsay) “…amplía los derechos, libertades, oportunidades y potencialidades
de los seres humanos, comunidades, pueblos y nacionalidades y garantiza el
reconocimiento de las diversidades para alcanzar un porvenir compartido.2
El Buen Vivir como propuesta está orientado por éticas y principios que
denen una sociedad justa, libre y democrática. En otros términos, busca
garantizar los derechos para unas condiciones de vida óptimas, con
oportunidades de salud, educación, seguridad, trabajo, vivienda, servicios
para todas las personas en igualdad de acceso, en un marco de libertades,
en vida armónica y sostenible con la naturaleza.
El Buen Vivir se soporta sobre un conjunto de principios y valores que
encauzan las acciones tanto individuales como colectivas. En primer término,
una relación armónica con los seres humanos y con la naturaleza: respeto a
la diversidad. En segundo término, un Estado pluricultural y pluriétnico, un
Estado pluricéntrico de la mano con la descentralización. En tercer lugar,
unos seres sociales portadores de derechos y con perspectiva de otredad.
El Buen Vivir descansa sobre un conjunto de principios como son: Equilibrio,
Armonía, Serenidad; Convivencia, Solidaridad, Reciprocidad; Alteridad;
Verdad y Honestidad; Constancia, Visión de Colectivo, Sentido de Unidad y
Participación.
De esta manera, el Buen Vivir rescata cuatro aspectos esenciales:
Convivencia con la naturaleza (naturaleza sujeto de derecho)1-
Relaciones de poder compartido, en consenso, con visión plural, 2-
basada en el respeto al otro (derechos colectivos)
Sentido y acción de comunidad 3-
Sentido no lineal del tiempo4-
2. Ver: SENPLADES (2009), Plan Nacional para el Buen Vivir 2009 – 2013, Ecuador.
www.senplades.gov.ec
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Construyendo el Buen Vivir
En Bolivia y Ecuador el Buen Vivir es incorporado a sus respectivas
Constituciones como un principio que debe regir la actuación del Estado, o
criterios que deben denir la intervención de lo público para garantizar la
vida plena de sus ciudadanos y del ambiente. La introducción del Buen Vivir
en las Constituciones andinas lleva implícito un reto para la actuación del
Estado en la búsqueda de nuevos caminos hacia sociedades más justa, con
creación de oportunidades para el desarrollo integral humano (individual y
colectivo) cimentado en una relación armoniosa con la naturaleza. El Buen
Vivir es, en denitiva, otra forma de plantear la vida hacia el bienestar de
la humanidad y así como es un reto para el Estado, lo es también para el
resto de la sociedad, de sus organizaciones, instituciones y, en especial, para
las universidades. Las universidades tienen la enorme responsabilidad de
innovar, de crear, de inventar pero también de ser críticas y, sobre todo, de
aplicar sus saberes y conocimientos para aportar a sociedades más justas,
equitativa y en armonía con el ambiente natural.
PYDLOS, la red de Universidades y el Buen Vivir
En el contexto de la emergencia del Buen Vivir como un propuesta alternativa
al desarrollo desde el sur, o más precisamente, desde la cosmovisión andina,
el Programa de Población y Desarrollo Local Sustentable (PYDLOS) de la
Universidad de Cuenca, se aboca a la construcción de una red académica
internacional para la reexión y la discusión de esta perspectiva, tanto
desde el plano teórico como del aplicado. Desde sus orígenes el PYDLOS ha
tenido un papel de liderazgo para convocar capacidades y voluntades en
la construcción colectiva de reexiones y respuestas a los problemas que
se han presentado en momentos determinados del devenir histórico del
Ecuador, de la región andina y de América Latina.
El PYDLOS nace en 1983 como Centro de Estudios de Población y Desarrollo
(CEPD) dentro del Instituto de Investigaciones Sociales (IDIS) de la
Universidad de Cuenca. Se concibe como un centro dedicado a los estudios
de población y desarrollo con énfasis en los problemas migratorios de la
región sur del Ecuador. El desastre conocido como “Desastre de las Josenas”
en 1993, marca un primer hito en su historia institucional3. Un desastre de
tan importante magnitud demandó de la institución un papel protagónico
en el levantamiento, procesamiento y análisis de datos sociodemográcos
3. El 29 de marzo de 1993 se produce en la zona Austral de Ecuador un deslizamiento de aproximadamen-
te 20 millones de metros cúbicos de tierra que represa a los ríos Jadán y Paute generando una subida
de los niveles de agua que afecta viviendas, cultivos, infraestructura. Se estima que hubo 35 personas
fallecidas, 6500 personas afectadas y más de 700 viviendas destruidas, entre otras perdidas.
que resultaron cruciales para hacer frente a los requerimientos de más de
6.500 personas afectadas directa o indirectamente por la tragedia. Esta
trágica pero crucial experiencia reorienta su norte académico, al incorporar
los temas ambientales, de participación comunitaria y de información local a
su proyecto inicial. Frente a la ausencia de una propuesta de desarrollo para
la reactivación económica y social del área más afectada por este desastre,
se organizó un equipo de trabajo interdisciplinario que elaboró una agenda
de desarrollo con el enfoque de poblaciones reales, eje articulador de planes
y programas de desarrollo. A partir del año 1997 cambia su denominación
por la actual: PYDLOS.
Desde el año 1997 el PYDLOS contribuye con interrelaciones entre las ciencias
sociales y las ciencias naturales mediante el abordaje conjunto de temas
de población y del territorio, visibilizando la necesidad de la planicación
socio-territorial y el uso de información sociodemográca para el desarrollo
local. Como centro de investigación desempeña un efectivo y activo rol de
liderazgo en la formación, en la investigación y en el acompañamiento a los
procesos de desarrollo local de la Región Centro Sur Andina del Ecuador.
El Buen Vivir
El Buen Vivir adquiere relevancia en el país al ser incorporado en los debates
de la Asamblea Constituyente del Ecuador a nales de 2007 y, posteriormente,
como enfoque y componente central dentro de la Constitución de Montecristi
en 2008. Culminados los debates de la constituyente se producen en el
ámbito político algunos desprendimientos del grupo político Alianza País.
De allí, dos actores clave en ese proceso constituyente, como son Fernando
Vega y Alberto Acosta, pasan en ese momento a formar parte de la oposición
política y encuentran espacio de actuación en la academia. En noviembre
del 2008 el PYDLOS conmemoró su 25 aniversario para lo cual organizó en
la Universidad de Cuenca el Encuentro Iberoamericano “Población, Territorio y
Desarrollo”. Este evento aniversario además de la participación de docentes
e investigadores del Ecuador y de otros países, contó con la participación
de Alberto Acosta, quien como académico de FLACSO–Ecuador y como ex
presidente de la Asamblea Constituyente, presentó la ponencia Migración
y Constitución en Montecristi. Una respuesta realista desde el Ecuador. El
PYDLOS, hasta ese momento centrado en temas de población, territorio y de
desarrollo, encuentra en la coyuntura del país un nuevo tema: el Buen Vivir.
Tema que complementa, con su enfoque alternativo, los temas que venía
investigando desde su fundación.
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Construyendo el Buen Vivir
A partir de este segundo hito institucional en el PYDLOS se despliega un
nuevo papel de liderazgo institucional que sobrepasa las fronteras de Azuay
y del Ecuador, logrando una convocatoria internacional de actores y de
instituciones con el objetivo de contribuir -desde una perspectiva pluralista-
a la construcción conceptual del Buen Vivir. Es así como se desencadenan
una serie de eventos asociados al tema emergente y alternativo. En este
sentido, se realiza el primer encuentro académico: el Seminario Internacional
“Sumak Kawsay: Aprendiendo del Sur”, organizado conjuntamente entre
PYDLOS y el Instituto Interuniversitario de Desarrollo Social y Paz (IUDESP)
de la Universidad de Alicante, España, en mayo de 2009. En la concepción
y organización del evento está José M. Tortosa B, quien es una referencia
académica de primer orden en la reexión sobre el Buen Vivir desde España,
y quien junto a Alberto Acosta y Fernando Vega contribuye a consolidar el
posicionamiento del tema dentro del PYDLOS. En el mencionado encuentro
participan también Eduardo Gudynas del Centro Latinoamericano de Ecología
Social, Uruguay; Hugo Fernández, vicecanciller de Bolivia; Koldo Unceta de la
Universidad del País Vasco, España; Xabier Albó del Centro de Investigación
y Promoción del Campesinado, Bolivia4. 5
Un año después el PYDLOS organiza, en el mes de noviembre de 2009, el
Seminario Internacional “Retos del Buen Vivir. Democracia, movilidad humana y
territorio” en la Universidad de Cuenca. Nuevamente el evento lo llevan a cabo,
de manera conjunta, el PYDLOS y el IUDESP. La participación de conferencistas
y ponentes se incrementa con relación al seminario anterior, lo cual indica la
aceptación del tema y la importancia que comienza a alcanzar en el mundo
académico y político. Participan representantes de instituciones nacionales,
tales como, la Universidad de Cuenca; FLACSO–Ecuador; Universidad de
Santa María, Ecuador; Secretaría Nacional de Desarrollo y Planicación;
Centro Andino de Acción Popular; Acción Ecológica; Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos, Ecuador. Desde el exterior participan importantes
instituciones, a saber: Cancillería de Bolivia; Ministerio de Planicación y
Desarrollo de Bolivia; Embajada de Bolivia en Ecuador; CEPAL-Chile; Centro
de Desarrollo y Planicación Regional de Brasil; Universidad Politécnica
de Valencia España; Universidad del País Vasco, España; Universidad de
Guadalajara, México. 6
4. Algunas de las ponencias presentadas en este evento pueden ser consultadas en la Revista Obets N° 4,
de la Universidad de Alicante. (http://web.ua.es/revista-obets)
5. Parte de la reconstrucción histórica de PYDLOS ha sido tomada de Hidalgo-Capitán, Antonio L (2012), El
Buen Vivir. La (re) creación del pensamiento de PYDLOS, En imprenta, Cuenca, Ecuador.
6. Algunas de las ponencias se publicaron en el libro Seminario Internacional “Retos Del Buen Vivir. De-
mocracia, movilidad humana y territorio”
Para el mes de julio de 2010, el IUDESP, en el marco de los cursos de la
Universidad de Verano Rafael Altamira de la Universidad de Alicante,
organiza el curso Desarrollo y Diversidad Cultural: conceptos y medidas del
Sumak Kawsay. Participan, además del IUDESP y PYDLOS, representantes de
la Universidad Complutense de Madrid, Universidad de Granada, Universidad
de Valencia, Universidad del País Vasco, FLACSO-Ecuador y Universidad
Central de Venezuela.7
En noviembre de 2011, entre los días 8 al 11, se realizó en la ciudad de
Cuenca, Ecuador, el I Encuentro Internacional del Programa de Cooperación
Interuniversitaria e Investigación Cientíca “Construyendo el Buen Vivir”, en
el cual participaron un conjunto de instituciones de educación superior
conformado por el Instituto Interuniversitario de Desarrollo Social y Paz
(IUDESP), la Universidad de Alicante, el Programa Interdisciplinario de
Población y Desarrollo Local Sustentable (PyDLOS) de la Universidad de
Cuenca (Ecuador) y la Universidad Central de Venezuela (UCV), con apoyo
del Programa de cooperación Interuniversitaria e Investigación Cientíca
de la AECID. También contó con el apoyo de la Municipalidad de Nabón, la
Cooperativa Jardín Azuayo, el Centro Andino de Acción Popular y la Fundación
Rosa Luxemburgo. El evento se llevó a cabo en el marco de la celebración
del 50 aniversario de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas
de la Universidad de Cuenca. Este I Encuentro de corte predominantemente
universitario es el que logra consolidar dentro del PYDLOS una posición
propia sobre el Buen Vivir, otorgando la posibilidad de una mayor proyección
nacional e internacional. Con este nuevo evento no solamente se buscaba
conocer los avances sobre el tema del Buen Vivir, como vía alternativa para
alcanzar sociedades más justas, con mayores oportunidades y soportada
sobre una relación armoniosa con la naturaleza, sino también abrir un diálogo
nacional e internacional en un contexto de cambios sociales y políticos en
América Latina.
El Buen Vivir ha orientado también sus actividades docentes con el objetivo
central de formar profesionales en áreas de investigación y gerencia con ese
nuevo enfoque. Así, el PYDLOS se ha conformado como un centro en el cual
se conjuga la investigación con la docencia en niveles y exigencias diversas.
La formación se ha llevado adelante bajo diferentes formatos, tales como
talleres, diplomados y maestrías. En Cuenca, en junio de 2010, el PYDLOS
organiza con el Centro Latinoamericano de Ecología Social de Uruguay
(CLAES) y Centro Andino de Acción Campesina de Ecuador (CAAP), el Taller
7. Algunas de las ponencias de este curso se publicaron en la Revista Obets, el volumen 6, Nº 1. (http://
web.ua.es/revista-obets)
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Construyendo el Buen Vivir
Intensivo Extractivismo, Sustentabilidad y Transiciones. El taller fue dirigido
por Eduardo Gudynas (CLAES), y contó con la participación de Alberto
Acosta (FLACSO–Ecuador), Gerardo Honty, Mariela Buonomo y Soledad
Ghione (CLAES). Como un proyecto de largo aliento y apostando a formar
profesionales de alto nivel académico se destaca la Maestría en Desarrollo
Local orientada hacia una perspectiva del Buen Vivir, con enfoques teóricos
y metodológicos actualizados. Participan en las actividades de docencia
y de investigación profesores tanto del Ecuador como de universidades
latinoamericanas y europeas, apoyo institucional de invalorable importancia
que a la postre ha fortalecido la red académica hispanoamericana alcanzando
el doble propósito de generar y difundir conocimiento.
Los temas y retos del Buen Vivir que se presentan en este texto
Producto del I Encuentro Internacional del Programa de Cooperación
Interuniversitaria e Investigación Cientíca “Construyendo el Buen Vivir”, se
logra una recopilación de ponencias organizadas en dos grandes secciones.
El primer grupo de ponencias se concentra en la línea sobre Avances en la
discusión sobre el Buen Vivir, Antecedentes epistemológicos del Buen Vivir. La
segunda sección de ponencias se organiza en tres sub-secciones. La primera,
Desarrollos recientes en la medición del Buen Vivir. Nuevas mediciones. Nuevos
indicadores. La segunda, Población y Territorio. La ordenación, construcción y
ocupación del territorio desde la perspectiva del Buen Vivir. La tercera congrega
las ponencias sobre Gestión del Buen Vivir y la implementación de las políticas
desde el enfoque del Buen Vivir.
Sección I
Avances en la discusión sobre el Buen Vivir, Antecedentes epistemológicos
del Buen Vivir.
Todavía, aún después de varios años de haber salido a la luz, el Buen Vivir se
sigue considerando como un enfoque, concepto o paradigma en construcción
que demanda aportes, confrontaciones teóricas, losócas y epistemológicas;
precisa debates y reexiones de distinto orden. Como propuesta, basada en
la cosmovisión andina ancestral, encuentra importantes coincidencias con
ideas similares de otras culturas tradicionales, tal es el caso del pueblo Maya,
al concebir al mundo para el servicio del otro, en un entorno de equilibrio
y de armonía. Para el maya todo es integral, es un conjunto armónico:
antepasados, naturaleza, comunidad, familia.
El Buen Vivir está emparentado con otros conceptos. Para José M. Tortosa, el
Buen Vivir tiene elementos comunes con las ideas de Ernest F. Shumacher
-Lo Pequeño es Hermoso- y con el desarrollo a escala humana trabajado en
Chile por Manfred Max-Neef. Con el economista y estadístico alemán Ernest
F. Shumacher en cuanto que el desarrollo no puede seguir basándose en el
derroche descontrolado de la energía, defendiendo la idea de producción en
pequeña escala. Así mismo, coincide con el concepto de Desarrollo a Escala
Humana de Max Neef, quien nos propone una comprensión de la estructura y
dinámica de aquellos aspectos de las actividades sociales que denominamos
«sistema económico» desde la perspectiva de la atención de las necesidades
humanas básicas, incluidas dentro del marco social y ecológico. Igualmente,
posee aspectos emparentados con el desarrollo sustentable. Junto a los
antecedentes, la denición del Buen Vivir sigue en un proceso de discusión
y de construcción que Gudynas describe como un conjunto de ensayos para
construir otros ordenamientos sociales y económicos que van más allá de
los cercos que impone la Modernidad. 8 Precisamente, es en este proceso de
construcción de opciones y de reacciones, que se presentan las ponencias a
continuación presentadas en primer término.
Siete trabajos ofrecen aportes a la discusión del Buen Vivir (Sumak Kawsay)
con relación a esta primera sección. Son trabajos que desde diferentes
enfoques y escenarios abordan la discusión teórica y fundamental de la
propuesta andina. En la primera ponencia, Alberto Acosta luego de hacer
8. Ver: Gudynas, Eduardo (2011), Debates sobre el desarrollo y sus alternativas en América Latina: una
breve guía heterodoxa, en Más allá del Desarrollo, Edita Abyayala/Fundación Rosa Luxemburgo, Quito,
Ecuador.
26 I ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL PROGRAMA DE COOPERACIÓN UNIVERSITARIA E INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
27
Construyendo el Buen Vivir
un recorrido por el concepto o “fantasma” del desarrollo desde sus inicios
acompasado por críticas, plantea la pregunta será posible y, además,
realista intentar un estilo de vida dentro del capitalismo; será posible
escapar del fantasma del desarrollo sobre la construcción de nuevas utopías.
El segundo trabajo, de Koldo Unceta, nos introduce en una discusión clave
dentro de la búsqueda de modelos alternativos como son las relaciones
entre crecimiento, decrecimiento y Buen Vivir. El tercer trabajo, de Atawallpa
Oviedo, nos sumerge en la cosmovisión andina ayudando a comprender el
Sumakawsay, como sistema ancestral de vida. En el cuarto trabajo Yeimi A.
Arias analiza el planteamiento del Buen Vivir que ubica la relación hombre-
naturaleza como centro de su propuesta en términos de reciprocidad y
complementariedad. El trabajo de Fernando Vega, desde la Teología de
la Liberación, abre el diálogo con la teoría del desarrollo en los últimos
cincuenta años. Parte de la hipótesis de que la teología de la liberación y la
losofía del desarrollo desde la década del cincuenta han bebido de la misma
fuente, como es la pobreza, producto de los sistemas imperantes desde la
colonia hasta el presente. El trabajo de Marcelo Vásconez C. y de Leonardo
Torres L., trata sobre el desarrollo como concepto amplio emparentado
con el crecimiento. Los autores hacen una revisión de posiciones contra
el desarrollo y, posteriormente, desde un enfoque basado en las ciencias
sociales, replican las posiciones antidesarrollistas. En la séptima ponencia,
Sary Levy C comienza armando que la construcción del desarrollo como
objeto de estudio encuentra sus raíces en la modernidad; que tendría como
principio fundante la razón; que al ser auto-consciente y con vocación de
futuro se reproduce de forma continua y abre las puertas al concepto del
progreso.
Sección II
Nuevas mediciones. Nuevos indicadores
A pesar de ser considerado un concepto en proceso de construcción, el reto
de su operativización o medición está presente. En un contexto de ruptura
con esquemas y modelos que no han dado resultado, caben las preguntas:
¿indicadores o índices? ¿Para qué? La respuesta a estas interrogantes debe
apuntar hacia la incorporación del Buen Vivir en las Constituciones y Planes
Nacionales, como se ha hecho en Ecuador, como norte de los objetivos y
metas de la Nación traducidos en políticas públicas. Ante esto es necesario
su operativización para poder orientar la implementación de las acciones
públicas como el seguimiento, evaluación y análisis. Entonces, se debe
contar con algunas señales que den una idea de qué se requiere, dónde,
a quiénes y cuál es el desempeño alcanzado. En este aspecto hay un doble
desafío: por una parte, en cuanto a la selección y/o creación de indicadores
que se ajusten lo mejor posible a un concepto en construcción, en proceso
de discusión. Por la otra, que los indicadores efectivamente se constituyan
en un marco operativo y referencial que oriente las políticas públicas. En
esta sección, sobre mediciones, se presentan dos trabajos.
El primero, de Antonio Alaminos, hace un análisis de las mediciones
alternativas al PIB desde la experiencia europea. Arma que en paralelo a
la lógica que estructura la crítica al modelo de desarrollismo económico,
se han propuesto diferentes alternativas para la medición del desarrollo
social y político. Lo que puede parecer más de lo mismo no es así y apunta
a la presencia de cambios cualitativos importantes. El segundo trabajo de
Alejandro Guillén y Mauricio Phélan C., tiene como objetivo la construcción de
indicadores asociados al concepto del Buen Vivir, con las características de ser
desagregados territorialmente y subjetivos. Se exponen los resultados de un
análisis realizado en un amplio sector popular de Caracas, en el barrio Nuevo
Horizonte, en el cual se indagó acerca de las potencialidades que brinda la
comunidad para alcanzar una vida buena, así como sus limitaciones.
Población y Territorio. La ordenación, construcción y ocupación del
territorio desde la perspectiva del Buen Vivir.
Uno de los aspectos centrales en la concepción del Buen Vivir es la dimensión
colectiva que incorpora la relación armónica entre los seres humanos y de
ellos con la naturaleza. En esta dimensión se debe denir la relación con
base a los principios de armonía y equilibrio. De sanación en la relación,
considerando que si la naturaleza está bien, las personas y las comunidades
28 I ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL PROGRAMA DE COOPERACIÓN UNIVERSITARIA E INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
29
Construyendo el Buen Vivir
también lo estarán. En materia de derecho se contemplan los derechos a
la naturaleza, basada en los principios de equilibrio, armonía y serenidad.
Dos trabajos se presentan: en el primero, desde una perspectiva urbana,
Rocio Valdeavellano nos lleva a reexionar acerca de las posibilidades
del Buen Vivir en las ciudades y, más especícamente, en Lima. La autora
señala que tanto el cambio climático como el calentamiento global son una
evidencia más de las crisis del modelo civilizatorio occidental, el cual ha
sido altamente desigual en la distribución de sus benecios, ha generado
pobreza y desequilibrio ecológico. El trabajo de M. Asunción Martínez et alter
presenta una investigación aplicada sobre un grupo de adultos mayores en
condición de indigencia en Otavalo, Ecuador. Adultos, que según los autores,
“fueron niños sin infancia y adultos sin descanso” que precisan de atención
en salud, en relaciones interpersonales, en solidaridad ínter-generacional y,
en denitiva, proporcionarles lo que por años no tuvieron: un Buen Vivir.
La Gestión del Buen Vivir. La implementación de las políticas desde el
enfoque del Buen Vivir
Al estar incorporado en las Constituciones de Bolivia y de Ecuador la pregunta
obvia es cómo se traduce el Buen Vivir en la acción pública. Se intentan
analizar las implicaciones de las propuestas andinas y la posibilidad de su
aplicación a contextos diferentes al originario; avanzar en la construcción del
Buen Vivir como modelo alternativo de bienestar, proporcionando un marco
para el diseño, la implementación y la evaluación de políticas y consecución
de objetivos. El abordaje de la gestión del Buen Vivir se hace desde tres
perspectivas o dimensiones de acción: la relación poder y ciudadanía; las
oportunidades y las capacidades; y la económica.
Dimensión Poder – Ciudadanía
En esta dimensión se aborda la relación política en tanto formas diferentes
de participación ciudadana entre diferentes expresiones democráticas. La
idea de Estado pluricultural y pluriétnico. Un Estado pluricéntrico de la mano
con la descentralización. Relaciones de poder compartido, en consenso.
En materia de derechos se contemplan los derechos colectivos, basados
en principios como la alteridad, la reciprocidad, el sentido de unidad y de
participación. En esta sección se presenta el trabajo de Salvador Schavelzon
quien busca una aproximación a la temporalidad política del nuevo Estado
Plurinacional de Bolivia, mediante un trabajo etnográco sobre el proceso
constituyente iniciado en el año 2006 y en plena fase de implementación y
elaboración de leyes.
La Dimensión Oportunidades y Capacidades
En esta dimensión se abordan las oportunidades y las capacidades
sociodemográcas de las personas y de los hogares. Las condiciones
fundamentales para la sobrevivencia y la reproducción. Seres sociales
portadores de derechos. Los derechos identicados en la Constitución son:
salud, educación, seguridad social, alimentación, agua, vivienda, basados en
principios como la verdad, la honestidad, la convivencia. En esta sección se
presenta el trabajo de Anita Krainer et alter, quienes abordan el tema de
la educación intercultural para la construcción del Buen Vivir. En el mismo
se hace un análisis de la implementación de políticas educativas a escala
nacional. Para ello, se plantea la hipótesis de que “la heterogeneidad en
la comprensión del concepto de interculturalidad y su reciente inserción
en la Ley Orgánica de Educación Intercultural, junto con las herramientas
prácticas para la formación docente, dicultan la construcción de un Estado
intercultural”.
La Dimensión Económica
Esta dimensión trata las relaciones económicas de producción en una relación
armónica con la naturaleza, las comunidades y en un marco de libertades;
sustentada en derechos colectivos. Son formas de economía, como la
solidaria o social, basadas en principios de solidaridad, sostenibilidad, visión
de colectivo. La Constitución de Montecristi en el Artículo 283 arma que el
sistema económico de Ecuador es social y es solidario, reconociendo al ser
humano como medio y a la vez n. Se trata de repensar la economía a partir
de principios básicos como son la solidaridad y la reciprocidad, lo que lleva a
rechazar visiones estado-céntricas sin que se abracen las visiones mercado-
céntricas. Se busca una relación armónica entre el Estado, el mercado y la
sociedad. En esta sección se presenta el trabajo de José Luis Coraggio quien
30 I ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL PROGRAMA DE COOPERACIÓN UNIVERSITARIA E INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
31
Construyendo el Buen Vivir
trabaja sobre las prácticas de Economía Social y Solidaria (ESS), que como
respuestas están surgiendo mundialmente ante las crisis nancieras y las
repercusiones en las economías nacionales. Se presentan las experiencias
en cinco países de la región con cambios signicativos en los formatos
institucionales de la ESS en tan solo una década.
32 I ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL PROGRAMA DE COOPERACIÓN UNIVERSITARIA E INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
33
Construyendo el Buen Vivir
De las alternativas del desarrollo
a las alternativas al desarrollo
Alberto Acosta
“El buen vivir [es] una oportunidad para construir otra sociedad sustentada en una
convivencia ciudadana en diversidad y armonía con la Naturaleza, a partir
del conocimiento de los diversos pueblos culturales existentes en el país y el
mundo”
José María Tortosa, 2011
El desarrollo, un fantasma inalcanzable
Desde mediados del siglo XX un fantasma recorre el mundo... ese fantasma
es el desarrollo. Y a pesar de que la mayoría de personas, con seguridad, no
cree en fantasmas, al menos en algún momento ha creído en “el desarrollo”,
se ha dejado inuir por “el desarrollo”, ha perseguido “el desarrollo”, ha tra-
bajado por “el desarrollo”, ha vivido del “desarrollo”... y es muy probable que
lo siga haciendo en la actualidad.
Sin negar la vigencia del proceso buscado para satisfacer las necesidades
de los seres humanos, existente desde hace mucho tiempo atrás, que podría
ser asumido como progreso, el fantasma del desarrollo se institucionalizó el
20 de enero de 1949. Entonces, el presidente de los Estados Unidos, Harry
Truman, en el “punto cuarto” de su discurso ante el Congreso, denió a la
mayor parte del mundo como “áreas subdesarrolladas”. Y anunció que todas
las sociedades tendrían que recorrer la misma senda y aspirarían a una sola
meta: “el desarrollo”. Desde entonces se proyectó con fuerza esta suerte
34 I ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL PROGRAMA DE COOPERACIÓN UNIVERSITARIA E INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
35
Construyendo el Buen Vivir
de mandato al resto del mundo. Esta metáfora tomada de la vida natural
cobró un vigor inusitado. Se transformó en una meta a ser alcanzada por
toda la Humanidad. Se convirtió, esto es fundamental, en un mandato que
implicaba la difusión del modelo de sociedad norteamericana, heredera de
muchos valores europeos.
Así, después la Segunda Guerra Mundial, cuando arrancaba la Guerra Fría,
con el surgimiento de la amenaza y del terror nuclear, con el discurso sobre
“el desarrollo” se estableció (¡se consolidó!) una estructura de dominación
dicotómica: avanzado-atrasado, civilizado-primitivo, pobre-rico, centro-
periferia, desarrollado-subdesarrollado... A partir de dicha visualización, el
mundo se ordenó para alcanzar el “desarrollo”. Aoraron planes, programas,
proyectos, metodologías y manuales de desarrollo, bancos especializados
para nanciar el desarrollo, ayuda al desarrollo, capacitación y formación
para el desarrollo, comunicación para el desarrollo y un muy largo etcétera.
Alrededor de “el desarrollo” giró entonces el enfrentamiento entre
capitalismo y comunismo. Se inventó el Tercer Mundo. Y los países de
este mal llamado Tercer Mundo fueron instrumentalizados cual peones en
el ajedrez de la geopolítica internacional. Unos y otros, estableciendo las
diversas especicidades y diferencias, asumieron el reto de alcanzar “el
desarrollo”. A lo largo y ancho del planeta, las comunidades y las sociedades
fueron y continúan siendo reordenadas para adaptarse al “desarrollo”.
Este se transformó en el destino común de la humanidad, una obligación
innegociable.
En nombre del “desarrollo”, en ningún momento, los países centrales o
desarrollados, es decir nuestros referentes, renunciaron a diversos operativos
de intervención e interferencia en los asuntos interno de los países
periféricos o subdesarrollados. Así, registramos recurrentes intervenciones
económicas a través del FMI y del Banco Mundial, e inclusive acciones
militares para impulsar “el desarrollo” de los países atrasados protegiéndoles
de la inuencia de alguna de las potencias rivales. Mientras tanto, los países
pobres, en un acto de generalizada subordinación y sumisión, aceptaron
este estado de cosas siempre que se les considere países en desarrollo o en
vías de desarrollo.
De esta manera, los países considerados como atrasados, casi sin benecio
de inventario, aceptaron aplicar un conjunto de políticas, instrumentos e
indicadores para salir del “subdesarrollo” y llegar a aquella deseada condición
del “desarrollo”.
Desde esa proyección global, “el desarrollo”, como anotó Aníbal Quijano
(2000), se convirtió en
“un término de azarosa biografía (…). Desde la Segunda Guerra Mundial
ha cambiado muchas veces de identidad y de apellido, tironeado entre un
consistente reduccionismo economicista y los insistentes reclamos de todas
las otras dimensiones de la existencia social. Es decir, entre muy diferentes
intereses de poder. Y ha sido acogido con muy desigual fortuna de un tiempo
a otro de nuestra cambiante historia. Al comienzo sin duda fue una de las
más movilizadoras propuestas de este medio siglo que corre hacia su n.
Sus promesas arrastraron a todos los sectores de la sociedad y de algún
modo encendieron uno de los más densos y ricos debates de toda nuestra
historia, pero fueron eclipsándose en un horizonte cada vez más esquivo y sus
abanderados y seguidores fueron enjaulados por el desencanto.
A lo largo de estas últimas décadas, casi todos los países del mundo no
desarrollado han intentado seguir ese supuesto recorrido. ¿Cuántos lo han
logrado? Muy pocos, eso si aceptamos que lo que consiguieron es realmente
“el desarrollo”.
Cuando los problemas comenzaron a minar nuestra fe en “el desarrollo”,
buscamos alternativas de desarrollo. Le pusimos apellidos al desarrollo para
diferenciarlo de lo que nos incomodaba, pero seguimos en la senda del
desarrollo: desarrollo económico, desarrollo social, desarrollo local, desarrollo
global, desarrollo rural, desarrollo sostenible o sustentable, ecodesarrollo,
desarrollo a escala humana, desarrollo local, desarrollo endógeno, desarrollo
con equidad de género, codesarrollo… desarrollo al n y al cabo. “El
desarrollo”, como toda creencia nunca fue cuestionado, simplemente se le
redenió.
Más adelante, y esto es lo que más nos interesa en esta ocasión, se cayó
en cuenta que el tema no es simplemente aceptar una u otra senda hacia
el desarrollo. Los caminos hacia el desarrollo no son el problema mayor. La
dicultad radica en el concepto. El desarrollo, en tanto propuesta global y
unicadora desconoce de una manera violenta los sueños y luchas de los
pueblos subdesarrollados, muchas veces por la acción directa de las naciones
consideradas como desarrolladas. Además, el desarrollo, en tanto reedición
de los estilos de vida de los países centrales, resulta irrepetible a nivel
global. Es más, dicho estilo de vida consumista y depredador está poniendo
en riesgo el equilibrio ecológico global y margina cada vez más masas de
seres humanos de las (supuestas) ventajas del ansiado desarrollo. A pesar
de los indiscutibles avances tecnológicos, ni siquiera el hambre ha sido
erradicada en el planeta. Para colmo, se ha constatado que el mundo vive
un “mal desarrollo” generalizado, incluyendo a aquellos países considerados
como desarrollados. Bien anota José María Tortosa (2011):
36 I ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL PROGRAMA DE COOPERACIÓN UNIVERSITARIA E INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
37
Construyendo el Buen Vivir
“El funcionamiento del sistema mundial contemporáneo es “maldesarrollador”
(…) La razón es fácil de entender: es un sistema basado en la eciencia que
trata de maximizar los resultados, reducir costes y conseguir la acumulación
incesante de capital. (…) Si “todo vale”, el problema no es de quién ha jugado
qué cuándo, sino que el problema son las mismas reglas del juego. En otras
palabras, el sistema mundial está maldesarrollado por su propia lógica y es a
esa lógica a donde hay que dirigir la atención”.
Ahora, cuando crisis múltiples y sincronizadas ahogan al planeta, nos
encontramos con que este fantasma ha provocado y sigue provocando
funestas consecuencias. El desarrollo puede incluso no tener contenido,
pero justica los medios y hasta los fracasos. Hemos aceptado las reglas del
“todo vale”. Todo se tolera en nombre de la salida del subdesarrollo. Todo se
santica en nombre de una meta tan alta y prometedora: tenemos que al
menos parecernos a los superiores y para lograrlo, cualquier sacricio vale.
Por eso aceptamos la devastación ambiental y social a cambio de conseguir
“el desarrollo”. Así, negamos nuestras raíces históricas y culturales para
modernizarnos emulando a los países adelantados, es decir modernos.
Negamos las posibilidades de una modernización propia. En este camino,
de mercantilización a ultranza, incluso aceptamos que todo se compra, todo
se vende. Así, para que el pobre salga de su pobreza, el rico ha establecido
que, para ser como ellos, el pobre debe ahora pagar para imitarlos: comprar
hasta su conocimiento, negando sus propios conocimientos y prácticas
ancestrales.
Para conseguir el desarrollo, por ejemplo, se acepta la grave destrucción
social y ecológica que provoca la megaminería, a pesar de que ésta, además,
ahonda la modalidad de acumulación extractivista heredada desde la
colonia.
En este punto, ante el fracaso maniesto de la carrera detrás del fantasma
del desarrollo, emerge con fuerza la búsqueda de alternativas al desarrollo.
Es decir de formas de organizar la vida fuera del desarrollo, superando
el desarrollo, en suma rechazando aquellos núcleos conceptuales de la
idea de desarrollo convencional entendido como progreso lineal. Lo que
necesariamente implica superar el capitalismos y sus lógicas de devastación
social y ambiental.
Sin embargo, aún cuando “la idea de desarrollo es ya una ruina en nuestro
paisaje intelectual,…su sombra…oscurece aún nuestra visión…” (José de
Souza Silva 2011). En buen romance, aún cuando sabemos que no podemos
seguir detrás del fantasma, su inuencia nos pesará por largo rato y del
desarrollo escaparemos arrastrando muchas de sus taras.
El progreso, antesala del desarrollo
Si la idea de desarrollo está en crisis en nuestro paisaje intelectual,
necesariamente debemos cuestionar el concepto de progreso, que emergió
con fuerza hace unos 500 años en Europa. Los elementos sustanciales de
la visión dominante impuesta por el desarrollo se nutren de los valores
impuestos por el progreso civilizatorio de Europa. Un proceso en extremo
expansionista e inuyente, tanto como destructivo.
A partir de 1492, cuando España invadió nuestra Abya Yala (América) con una
estrategia de dominación para la explotación, Europa impuso su imaginario
para legitimar la superioridad del europeo, el “civilizado”, y la inferioridad
del otro, el “primitivo”. En este punto emergieron la colonialidad del poder, la
colonialidad del saber y colonialidad del ser. Dichas colonialidades, vigentes
hasta nuestros días, no son solo un recuerdo del pasado. Explican la actual
organización del mundo en su conjunto, en tanto punto fundamental en la
agenda de la Modernidad.
Para cristalizar este proceso expansivo, Europa consolidó aquella visión que
puso al ser humano gurativamente hablando por fuera de la Naturaleza. Se
denió la Naturaleza sin considerar a la humanidad como parte integral de
la misma. Y con esto quedó expedita la vía para dominarla y manipularla.
Sir Francis Bacon (1561 - 1626), célebre lósofo renacentista, plasmó esta
ansiedad en un mandato, al reclamar que “la ciencia torture a la Naturaleza,
como lo hacía el Santo Ocio de la Inquisición con sus reos, para conseguir
develar el último de sus secretos…” Las consecuencias de este mandato las
vivimos en la actualidad.
Pero no fue solo Bacon. René Descartes (1596-1650), uno de los pilares del
racionalismo europeo, consideraba que el universo es una gran máquina
sometida a leyes. Todo quedaba reducido a materia (extensión) y movimiento.
Con esta metáfora, él hacía referencias a Dios como el gran relojero del
mundo, encargado no sólo de “construir” el universo, sino de mantenerlo en
funcionamiento. Y al analizar el método de la incipiente ciencia moderna, decía
que el ser humano debe convertirse en dueño y poseedor de la Naturaleza.
De esta fuente cartesiana se han nutrido otros lósofos notables que han
inuido en el desarrollo de las ciencias, tecnología y técnicas. Por cierto que
esta visión de dominación tiene también profundas raíces judeocristianas.
En el terreno práctico, Cristóbal Colón, con su histórico viaje en 1492, sentó
las bases de la dominación colonial, con consecuencias indudablemente
presentes hasta nuestros días. Colón buscaba recursos naturales,
especialmente especerías, sedas, piedras preciosas y sobre todo oro. Su
viaje, en consecuencia, abrió necesariamente la puerta a la conquista y la
colonización. Con ellas, en nombre del poder imperial y de la fe, empezó
38 I ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL PROGRAMA DE COOPERACIÓN UNIVERSITARIA E INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
39
Construyendo el Buen Vivir
una explotación inmisericorde de recursos naturales, con el consiguiente
genocidio de muchas poblaciones indígenas.
La desaparición de pueblos indígenas enteros, es decir mano de obra barata y
sometida, se cubrió con la incorporación de esclavos provenientes de Africa;
esclavos que luego constituirían un importante aporte para el proceso de
industrialización al ser mano de obra en extremo barata. Y desde entonces,
para sentar las bases del mercado global, se fraguó un esquema extractivista
de exportación de Naturaleza desde las colonias en función de las demandas
de acumulación del capital de los países imperiales, los actuales centros del
entonces naciente sistema capitalista.
Estos son algunos de los elementos de aquella idea de progreso y civilización
dominantes aún. Ideas que han amamantado al desarrollo, convirtiéndolo
en una herramienta neocolonial.
En la actualidad todo indica que el crecimiento material sin n podría culminar
en un suicidio colectivo. Basta ver los efectos del mayor recalentamiento de
la atmósfera o del deterioro de la capa de ozono, de la pérdida de fuentes
de agua dulce, de la erosión de la biodiversidad agrícola y silvestre, de
la degradación de suelos o de la acelerada desaparición de espacios de
vida de las comunidades locales... La acumulación material mecanicista e
interminable de bienes, apoltronada en el aprovechamiento indiscriminado
y creciente de la Naturaleza, no tiene futuro.
Los límites de estilos de vida sustentados en esta visión ideológica del
progreso clásico son cada vez más notables y preocupantes. Los recursos
naturales no pueden ser más asumidos como una condición para el
crecimiento económico, como tampoco pueden ser un simple objeto de las
políticas de desarrollo.
La humanidad, no solo América Latina, se encuentra en una encrucijada.
La promesa hecha hace más de cinco siglos, en nombre del “progreso”, y
“reciclada” hace más de seis décadas, en nombre del “desarrollo”, no se ha
cumplido. Y no se cumplirá.
El desarrollo y sus alternativas
En especial desde la década de 1960 comenzaron a aparecer distintas
visiones críticas, así como reclamos en el terreno económico, social y más
tarde ambiental. La región jugó un papel importante en generar revisiones
contestatarias al desarrollo convencional, como fueron el estructuralismo
o los diferentes énfasis en la teoría de la dependencia, hasta llegar a otras
posiciones más recientes.
Estas posturas heterodoxas y críticas encierran una importancia considerable,
pero también adolecen de algunas limitaciones. Por un lado, sus
planteamientos no lograron cuestionar seriamente los núcleos conceptuales
de la idea de desarrollo convencional entendido como progreso lineal, y en
particular expresado en términos del crecimiento económico. Por otro lado,
cada uno de esos cuestionamientos generó una ola de revisiones que no
pudieron sumarse y articularse entre sí. En algunos casos generaron un pico
en las críticas e incluso en las propuestas, pero poco después estos esfuerzos
languidecieron y las ideas convencionales retomaron el protagonismo.
La conanza en el desarrollo, en tanto proceso planicado para superar el
atraso, se resquebrajó en las décadas de los 80 y los 90. Esto contribuyó a
abrir la puerta a las reformas de mercado de inspiración neoliberales, en las
que, en estricto sentido, la búsqueda planicada y organizada del desarrollo
de épocas anteriores debía ceder paso a las pretendidas todopoderosas
fuerzas del mercado. Esto, sin embargo, no implicó que se habría superado
la ideología del progreso de raigambre colonial, todo lo contrario. El
neoliberalismo reproduce una mirada de las perspectivas hegemónicas del
Norte global.
Pero, nuevamente, a partir de nes de la década de 1990, los cuestionamientos
aoraron con fuerza, en particular como reacción frente al reduccionismo de
mercado. Además, las posturas neoliberales, que consideran que el desarrollo
no es un proceso a construir o planicar, sino que resulta de dejar actuar
libremente al mercado, naufragaron. Su estruendoso fracaso económico
agudizó los conictos sociales y los problemas ambientales al exacerbar las
desigualdades y las frustraciones.
En los albores del siglo XXI, el estilo de desarrollo neoliberal comenzó a
agotarse. Esto contribuyó a varios recambios políticos en algunos países de
la región, cuya expresión más nítida ha sido la llegada al poder de la nueva
izquierda o progresismo sudamericano. Sin duda los procesos en juego son
diversos, y los tonos de cada uno de los nuevos gobiernos también es distinto,
pero en todos ellos se comparte un rechazo al reduccionismo neoliberal. Se
busca el reencuentro con los sectores populares, la defensa del protagonismo
del Estado y acciones más enérgicas para reducir la pobreza. Sin embargo, el
núcleo básico desarrollista persiste aún en el extractivismo del siglo XXI, que
surge de la matriz colonial de hace más de quinientos años.
En este contexto de críticas y de construcciones alternativas ganaron un
nuevo protagonismo los aportes de los pueblos indígenas. Sus propuestas
incluyen diversos cuestionamientos al desarrollo, tanto en los planos
prácticos como en los conceptuales. También empezaron a consolidarse los
cuestionamientos y las alternativas ecologistas.
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41
Construyendo el Buen Vivir
Por lo tanto, la pregunta que cabe en este punto es si será posible y realista
intentar un estilo de vida diferente dentro del capitalismo. Se entiende un
estilo de vida impulsado por la vigencia de los Derechos Humanos (políticos,
sociales, culturales, económicos) y los Derechos de la Naturaleza. Es más,
¿será posible escaparnos del fantasma del desarrollo construyendo nuevas
utopías que nos orienten?
El Buen Vivir, alternativas al desarrollo
En el marco de los debates postdesarrollistas se multiplican los esfuerzos
por una reconstrucción e incluso por la superación de la base conceptual, las
prácticas, las instituciones y los discursos del desarrollo. En este estado de
cosas, por un lado se ubican la críticas al desarrollo, y por otro, la búsqueda
de alternativas al desarrollo desde donde aora el Buen Vivir.
Estas críticas han calado mucho más profundamente que en épocas
anteriores, pues es cada vez más aceptado que los problemas no radican en
las mediaciones o instrumentalizaciones de diferentes opciones de desarrollo.
Se entiende también que no se trata de hacer mejor o simplemente bien lo
que se había propuesto anteriormente. Los cuestionamientos comprenden
que es necesario ir a las bases conceptuales, incluso ideológicas o culturales,
en las que se sustenta el desarrollismo convencional.
Desde la otra orilla, no se trata solo de criticar el desarrollo. Es indispensable
construir alternativas al desarrollo, no simples alternativas de desarrollo. El
Buen Vivir, planteado desde el mundo andino y amazónico, pero que rebasa
estos espacios geográcos, es una de esas alternativas.
El Buen Vivir, en tanto sumatoria de prácticas vivenciales de resistencia
al colonialismo y sus secuelas, es todavía un modo de vida en muchas
comunidades indígenas, que no han sido totalmente absorbidas por la
modernidad capitalista o que han resuelto mantenerse al margen de ella.
Dejemos sentado desde el inicio que el Buen Vivir no sintetiza ninguna
propuesta totalmente elaborada, menos aún indiscutible. El Buen Vivir
no pretende asumir el papel de un mandato global, como sucedió con “el
desarrollo” a mediados del siglo XX. El Buen Vivir es un camino que debe ser
imaginado para ser construido. El Buen Vivir será, entonces, una construcción
que pasa por desarmar la meta universal para todas las sociedades: el
progreso en su deriva productivista y el desarrollo en tanto dirección única,
sobre todo en su visión mecanicista de crecimiento económico, así como sus
múltiples sinónimos. Pero no solo los desarma, el Buen Vivir propone una
visión diferente, mucho más rica en contenidos y, por cierto, más compleja.
El Buen Vivir, en realidad, se presenta como una oportunidad para construir
colectivamente nuevas formas de vida. No sintetiza una visión retro, como
simplonamente se ha llegado a armar. No se trata simplemente de un
recetario plasmado en unos cuantos artículos constitucionales; recordemos
que en la Constitución de Ecuador (2008) y Bolivia (2009) fue incorporado
este concepto. El Buen Vivir no es una originalidad ni una novelería de los
procesos políticos de inicios del siglo XXI en los países andinos. El Buen Vivir
forma parte de una larga búsqueda de alternativas de vida fraguadas en el
calor de las luchas populares, particularmente de los pueblos y nacionalidades
originarios.
Lo destacable y profundo de estas propuestas alternativas, de todas formas, es
que surgen desde grupos tradicionalmente marginados. Son propuestas que
invitan a romper de raíz con varios conceptos asumidos como indiscutibles.
En suma, estas visiones postdesarrollistas superaron los aportes de las
corrientes heterodoxas antes mencionadas, que en realidad enfocaban
“desarrollos alternativos”, cuando es cada vez más necesario generar
“alternativas al desarrollo”. De eso se trata el Buen Vivir.
Bajo algunos saberes indígenas no existe una idea análoga a la de desarrollo,
lo que lleva a que en muchos casos se rechace esa idea. No existe la concepción
de un proceso lineal de la vida que establezca un estado anterior y posterior,
a saber, de subdesarrollo y desarrollo; dicotomía por la que deben transitar
las personas para la consecución del bienestar, como ocurre en el mundo
occidental. Tampoco existen conceptos de riqueza y pobreza determinados
por la acumulación y la carencia de bienes materiales. El Buen Vivir asoma
como una categoría en permanente construcción y reproducción. En tanto
planteamiento holístico, es preciso comprender la diversidad de elementos a
los que están condicionadas las acciones humanas que propician Buen Vivir,
como son el conocimiento, los códigos de conducta ética y espiritual en la
relación con el entorno, los valores humanos, la visión de futuro, entre otros.
El Buen Vivir, en denitiva, constituye una categoría central de la losofía de
la vida de las sociedades indígenas (Carlos Viteri Gualinga 2000).
Desde esa perspectiva, el desarrollo convencional es visto como una
imposición cultural heredera del saber occidental, por lo tanto colonial.
Las reacciones contra la colonialidad implican un distanciamiento del
desarrollismo. La tarea por tanto es descolonizadora (y despatriarcalizadora,
por supuesto). Se requiere un proceso de descolonización intelectual para
descolonizar la economía, la política, la sociedad.
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Construyendo el Buen Vivir
El Buen Vivir, en denitiva, plantea una cosmovisión diferente a la occidental
al surgir de raíces comunitarias no capitalistas. Rompe por igual con las lógicas
antropocéntricas del capitalismo en tanto civilización dominante y también
de los diversos socialismos realmente existentes hasta ahora, que deberán
repensarse desde posturas sociobiocéntricas. En especial hay que superar
el capitalismo en tanto “civilización de la desigualdad” (Joseph Schumpeter).
Una civilización en esencia depredadora y explotadora. Un sistema que “vive
de sofocar a la vida y al mundo de la vida” (Bolívar Echeverría). El Buen Vivir,
en suma, propone un cambio civilizatorio.
Las expresiones más conocidas del Buen Vivir remiten a las constituciones
de Ecuador y Bolivia; en el primer caso es el Buen Vivir o sumak kawsay
(en kichwa), y en el segundo, en particular el Vivir Bien o suma qamaña
(en aymara) y sumak kawsay (en quechua). Existen nociones similares en
otros pueblos indígenas, como los Mapuche (Chile), los Guaranís de Bolivia
y Paraguay, los Kunas (Panamá), los Achuar (Amazonía ecuatoriana), pero
también en la tradición Maya (Guatemala), en Chiapas (México), entre
otros.
A más de estas visiones del Abya-Yala hay otras muchas aproximaciones a
pensamientos losócos de alguna manera emparentados con la búsqueda
del Buen Vivir desde posturas losócas incluyentes. El sumak kawsay, en
tanto cultura de la vida, con diversos nombres y variedades, ha sido conocido
y practicado en diferentes períodos en las diferentes regiones de la Madre
Tierra. Aquí cabría destacar los aportes humanistas del Mahatma Gandhi
o los ecofeministas de Vandana Shiva, por ejemplo. Aunque se le puede
considerar como uno de los pilares de la cuestionada civilización occidental,
en este esfuerzo colectivo por reconstruir/construir un rompecabezas de
elementos sustentadores de nuevas formas de organizar la vida, se pueden
recuperar elementos de la “vida buena” de Aristóteles.
Adicionalmente, a inicios del siglo XXI también se refuerzan muchas y
diferentes respuestas contestatarias al desarrollo y al progreso. Se destacan
las alertas sobre el deterioro ambiental ocasionado por los patrones de
consumo occidentales, y los crecientes signos de agotamiento ecológico del
planeta. La Madre Tierra no tiene la capacidad de absorción y resilencia para
que todos repitan el consumismo y el productivismo propios de los países
industrializados. El concepto de desarrollo y el de progreso convencionales
no brindan respuestas adecuadas a estas alertas. En este punto también hay
otro punto de un encuentro con las cosmovisiones indígenas en las que los
seres humanos no solo que conviven con la Naturaleza de forma armoniosa,
sino que los seres humanos forman parte de ella.
De lo anterior se desprende que no hay una visión única. El Buen Vivir no
sintetiza una propuesta monocultural. El Buen Vivir es un concepto plural
-mejor sería hablar de “buenos vivires” o “buenos convivires”-, que surge
especialmente de las comunidades indígenas, sin negar las ventajas
tecnológicas del mundo moderno o los posibles aportes desde otras
culturas y saberes que cuestionan distintos presupuestos de la modernidad
dominante.
El Buen Vivir y los derechos de la naturaleza
Ya no se trata solamente de defender la fuerza de trabajo y de recuperar
el tiempo de trabajo excedente para los trabajadores, es decir de oponerse
a la explotación de la fuerza de trabajo. En juego está, además, la defensa
de la vida en contra de esquemas de organización de la producción
antropocéntricos, causantes de la destrucción del planeta por la vía de la
depredación y la degradación ambientales.
La tarea, a nivel global y no solo local o nacional, pasa por entender que
la humanidad es parte integral de la misma. Hay que dejar de ver al ser
humano por fuera de la Naturaleza. No se puede seguir por la senda de la
dominación de la Naturaleza. Ese es un camino sin salida. La Naturaleza
no es una fuente de negocios inagotable… lo vemos a diario, los límites
biofísicos están siendo peligrosamente superados.
La tarea es simple y a la vez en extremo compleja. En lugar de mantener
el divorcio entre la Naturaleza y el ser humano, es urgente propiciar
su reencuentro, algo así como intentar atar el nudo gordiano roto por la
fuerza de una concepción de vida, el capitalismo, que resultó depredadora
y por cierto intolerable. Para lograr esta transformación civilizatoria, la
desmercantilización de la Naturaleza se perla como indispensable. Los
objetivos económicos deben estar subordinados a las leyes de funcionamiento
de los sistemas naturales, sin perder de vista el respeto a la dignidad humana
y la mejoría de la calidad de vida de las personas y las comunidades.
La humanidad, en suma, está obligada a preservar la integridad de los
procesos naturales que garantizan los ujos de energía y de materiales en
la biosfera. Esto implica sostener la biodiversidad del planeta. Para lo que
habrá de transitar del actual antropocentrismo al (socio)biocentrismo. Este
debe ser el referente básico para repensar las sociedades.
En consonancia con lo anterior es indispensable una nueva economía, que,
en concreto, eche abajo todo el andamiaje teórico que vació de materialidad
la noción de producción y que aisló por completo el razonamiento económico
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Construyendo el Buen Vivir
del mundo físico. Esto produjo una ruptura epistemológica al desplazar la
idea de sistema económico, con sus relaciones de producción y crecimiento,
al mero campo del valor (Juan Manuel Naredo).
En esta línea de críticas a los fundamentos del sistema, que no puede ser
agotada en este texto, aparecen también los cuestionamientos al régimen
energético “fósil”. Esta conclusión nos obliga a caminar hacia un régimen
energético solar, basado en el uso de la energía radial del sol (Elmar Altvater).
Los elementos de esta “economía solar”, que propugnan la descentralización
y la regionalización de la generación de la energía, caminarían en la misma
dirección enlada por el Buen Vivir.
Los planteamientos expuestos marcan con claridad por dónde debería
marchar la construcción de una nueva forma de organización de la sociedad,
si realmente pretende ser una opción de vida sustentable, en tanto respeta la
Naturaleza y permite un uso de los recursos naturales adaptado a la generación
(regeneración) natural de los mismos. La Naturaleza, en denitiva, debe
tener la necesaria capacidad de carga y recomposición para no deteriorarse
irreversiblemente por efecto de la acción del ser humano. Así, todos los
seres vivos deben tener el mismo valor ontológico independientemente de
si tiene o no algún valor de uso para los seres humanos, lo que no implica
que todos sean idénticos.
Para liberar a la Naturaleza de su condición de sujeto sin derechos o de
simple objeto de propiedad, es necesario un esfuerzo político que reconozca
que la Naturaleza es sujeto de derechos. Esta lucha de liberación es, ante
todo, un esfuerzo político. Dotar de derechos a la Naturaleza, como parte de
un proceso de ampliación de las libertades y de reducción de las inequidades
y desigualdades, signica, entonces, alentar políticamente su paso de objeto
a sujeto, como parte de un proceso centenario de ampliación de los sujetos
del derecho. En denitiva los Derechos de la Naturaleza centran su atención
en el “derecho a la existencia” de los propios seres humanos.
El Buen Vivir, una propuesta también global
Con su postulación de armonía con la Naturaleza, con su oposición al
concepto de acumulación perpetua, con su regreso a valores de uso, el
Buen Vivir, en tanto propuesta abierta y en construcción, abre la puerta para
formular visiones alternativas de vida.
El Buen Vivir, sin olvidar y menos aún manipular sus orígenes ancestrales,
puede servir de plataforma para discutir y aplicar respuestas -siempre en
plural- frente a los devastadores efectos de los cambios climáticos a nivel
planetario y las crecientes marginaciones y violencias sociales. En ese sentido,
la construcción del Buen Vivir, como parte de procesos profundamente
democráticos, puede ser útil para encontrar incluso respuestas globales a
los retos que tiene que enfrentar la Humanidad.
Como es fácil comprender, cuestionamientos de ese tipo están más allá
de cualquier corrección instrumental de una estrategia de desarrollo. No
se puede sostener más el discurso del desarrollo que justica visiones de
dominación y exclusión, de raigambre colonial. Requerimos un discurso contra
hegemónico que subvierta el discurso hegemónico y sus correspondientes
prácticas hegemónicas, a la vez que genera nuevas reglas y prácticas, cuyo
éxito dependerá de la capacidad de pensar, de proponer, de actuar, en n de
indignarnos incluso globalmente.
Alberto Acosta:
Economista ecuatoriano. Profesor e investigador de la FLACSO-Ecuador. Ex-ministro de
Energía y Minas. Ex-presidente de la Asamblea Constituyente.
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Construyendo el Buen Vivir
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Construyendo el Buen Vivir
El posmoderno Buen Vivir y
el ancestral sumakawsay1
Atawallpa M. Oviedo Freire
Cuando llegaron los invasores españoles a Amaruka, contaron a los reyes sus
versiones de lo que ellos creían haber visto de los pueblos ancestrales. Las
versiones eran tan disímiles -en algunos casos- que se acusaban mutuamente
de mentirosos o de fantasiosos. Así por ejemplo, entre los curas Ginés de
Sepúlveda y Bartolomé de las Casas cuando fueron invitados a dar clases
en la Universidad de Salamanca, quienes mutuamente se acusaban de
fabuladores. Ginés de Sepúlveda en su célebre libro “Tratado sobre las justas
causas de la guerra contra los indios”, se dio el lujo de escribir toda una serie
de justicaciones y razones para perseguirlos y matarlos, después de “haber
descubierto a un indio salvaje, sin ley ni régimen político, errante por la selva
y más próximo a las bestias y a los monos que a los hombres”. Esto dio pie,
para que Bartolomé de las Casas le acusara de escribir “ inmensas mentiras”,
en su obra Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias.
Y este ha sido el proceso repetitivo en estos 500 años y lo sigue siendo
actualmente, aunque más sutilmente. En el fondo, no ha habido ningún cambio
entre los antiguos colonizadores y extirpadores de idolatrías, y los modernos
políticos y teóricos de hoy. Los antropólogos, historiadores, economistas
de la “sociedad civilizada, moderna y desarrollada” siguen interpretando y
contando la cultura de Amaruka desde sus antojos ideológicos y sus visiones
egocéntricas. “Desde las palabras de Ginés de Sepúlveda hasta el día de
hoy, el discurso principal no ha cambiado de fondo, sino solo gradualmente”.
(Esterman 1998)
Actualmente ciertos ideólogos e intelectuales comienzan a hablar y escribir
sobre el antiguo sistema de vida de los pueblos andinos (sumakawsay),
1. Este artículo es una capítulo del libro Qué es el Sumakawsay, 3° Vía; Vitalismo, alternativa al capitalis-
mo y al socialismo.
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Construyendo el Buen Vivir
siempre desde sus preceptos antropocéntricos y de sus teorías interpretativas
logocráticas. Todos ellos partiendo de códigos y variables civilizatorias en
las cuales han sido educados y formados social y paradigmáticamente. Esto
se llama anatopismo, el interpolar maniqueamente una realidad sobre otra.
Nuestros intelectuales, economistas, políticos de derecha o izquierda (que
es cómo funciona la dicotomía civilizatoria establecida por ellos mismos), a
lo único que se han dedicado en estos 500 años es a reproducir los esquemas
empíricos y las leyes del mercado que dictan las “Academias y Universidades
del Wall Street”, antiguas y modernas. Raigambre epistemológica que no es
evaluada ni analizada, y solo se la introduce como una verdad universal.
Cuando lo mínimo y adecuado para un investigador -responsable y serio-, es
el de tratar de internarse en la cosmoconciencia de un pueblo, para desde
ahí atreverse a crear teorías. Si no se entiende una losofía y más que todo
no se la vive, se vuelve manipulable, tal cual taumaturgo e ilusionista. Así,
por más buenas intenciones que animen a algunos, incluso pudiendo ser
algunos descendientes de los pueblos originarios, sus posiciones pueden
terminar siendo parte del endoctrinamiento y catequización civilizatoria
perenne.
“El común denominador de las investigaciones y diagnósticos, incluso los que
se sostienen en metodologías participativas, ha sido “hablar por” o “hablar
sobre” (…) (diferente al) “hablar desde y con” los propios actores sociales
(…) Otra diferencia importante con relación a trabajos realizados “sobre” las
y los sabios indígenas andinos es que, generalmente, son los investigadores
los que hacen escuchar su palabra y, a través de este acto colonial, silencian
la palabra de los actores culturales y perspectivas vitales (…) No se trata
de evidenciar la mirada del antropólogo que habla desde su conocimiento
académico, que reduce a los actores sociales a simples informantes, sino
de insertarse con humildad en la sabiduría de las y los yachaks (sabios), en
calidad de interlocutores, dialogando y mutuamente aprendiendo.2
En este sentido, muchos -consciente o inconscientemente- se han convertido
en reforzadores de los antiguos colonizadores de antaño, deviniendo en
continuadores y consolidadores de los atropellos que se han sucedido
desde hace más de 500 años en Amaruka. Tanto es así, que “Parece que
los representantes losócos de América Latina y África se han vuelto más
“papistas que el Papa” y que hayan interiorizado como buenos alumnos la
concepción monocultural europea de “losofía” de tal manera que ni se dan
cuenta de su profunda alienación e inautenticidad cultural.” (Acosta 2010) Por
2. Consultar: Por los senderos del yachak. Espiritualidad y sabiduría de la medicina andina de Luis Herre-
ra M. y Patricio Guerrero A.
lo tanto, el Sumakawsay solo puede ser entendido desde la cosmoconciencia
andina y no desde la cosmovisión “occidental”. Como igual de absurdo, sería
tratar de conceptuar a la civilización española desde la cultura andina.
Dentro de este contexto y en primer lugar, no estamos de acuerdo con la
palabra “cosmovisión” en referencia a lo andino, por cuanto “visión” entraña
una posición básicamente intelectual, racional, lógica, interpretativa
(pensamiento); que se desliga de lo sensitivo, perceptivo, emocional,
ritual, artístico, mágico, vivencial (sentimiento), que es el otro componente
básico complementario de la vida. En otras palabras, el conocimiento
objetivo superponiéndose y anulando al conocimiento subjetivo, para auto
considerarse cientíco y por ende, único y válido.
El alemán Wilhem Dilthey fue el primero que utilizó el término cosmovisión,
en su obra “Teoría de las Concepciones del Mundo”. Término que ha tenido
cierta valía pero consideramos que debemos reajustar o reactualizar las
palabras para que guarden coherencia y claridad con su etimología. En
este sentido se podría hablar de “cosmovisión occidental”, respondiendo
en concordancia con la expresión única del logos en “occidente”, y por su
parte, de “cosmoconciencia andina”, que hace referencia a la integración y
complementariedad del pensamiento-razón y del sentimiento-corazón (co-
razonamiento), que son la conjunción de expresión de la paridad del mundo
andino.
Conciencia, asimilada como forma de sabiduría, de cosmocimiento, de
entendimiento, de comprensión y de asimilación desde lo intelectivo-
perceptivo-espiritual-vivencial, en el cual no hay separación ni preeminencia
de una sobre otra. Así mismo, la palabra cosmos no nos convence totalmente
pues está concebida en la idea de un universo mecánico, pero en español no
hemos encontrado otra más precisa. Hay el vocablo: campo unicado, pero la
palabra “unicado” es ambigua, preferimos hablar de campo interrelacionado
para ser más precisos y contundentes. Pero en última instancia nos quedamos
con la palabra cosmos, enmarcándole en una perspectiva holística y viva
(vitalismo). En Kichwa sería la palabra Pacha.
No nos convence mucho el hacer adaptaciones y cambiar los signicados de
los signicantes originales para hacer acomodos intelectualistas. Planteamos
en lo posible ajustar las palabras dentro de la naturaleza etimológica en que
surgieron. En todo caso podríamos crear neologismos, sin que tengamos
que pedir permiso a la Academia o que nos afecte si ella nos sentencia.
Tampoco caer en el purismo, pero si hacer un esfuerzo por expresarnos lo
más precisos. En ese sentido, proponemos la palabra “cosmocimiento” para
el arquetipo vivencial, y el de conocimiento para el paradigma civilizatorio.
52 I ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL PROGRAMA DE COOPERACIÓN UNIVERSITARIA E INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
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Construyendo el Buen Vivir
Igual con: cosmunión-unión, cosmunidades-comunidades, etc.
En este entendimiento, corazonamos (pensamos y sentimos) que en las
falencias y tergiversaciones sobre lo que se ha dicho hasta ahora sobre el
sumakawsay, hay cuestiones de forma y de fondo. Por un lado se ha dicho,
que Sumak Kawsay quiere decir Buen Vivir (en Ecuador) o Vivir Bien (en
Bolivia); y por otro lado se dice, que Buen Vivir o Vivir Bien es Vivir en Armonía
o Vivir en Equilibrio. Consideramos que esto se debe a que hay una confusión
entre Alli Kawsay y Sumak Kawsay, que no son necesariamente lo mismo. Alli
Kawsay es Buen Vivir y Sumak Kawsay es “Convivir en Armonía y Límpido”,
como cabalmente lo han denido los Kichwas de la amazonía ecuatoriana.
Y Buen Vivir tampoco es sinónimo de Vivir en Armonía y Equilibrio, pues es
solo una parte de ella, como vamos a demostrarlo.
Anteriormente hemos señalado que el principio fundamental de la tradición
andina es la paridad o polaridad complementaria. La cual parte de la
comprensión de que todo en la vida se desenvuelve rítmicamente entre dos
fuerzas de cuya interrelación se reproduce la vida. Siempre se maniesta la
oposición complementaria y la vida continúa a partir de ese encuentro (papá-
mamá, frío-calor, día-noche, tangible-intangible). Esta paridad se conjuga y
se transmuta al momento de encontrar el equilibrio y la armonía entre ellas,
caso contrario se sigue imponiendo una sobre otra y no se logra encontrar
la estabilidad dinámica. Y cuando no hay estabilidad en movimiento, que
es el propósito de la vida, se genera o degenera en crisis: desarticulación,
estancamiento, desorden, enfermedad…
Solo cuando hay el cruce simbiótico se reproduce la vida, a través de su
continuidad recreativa y de su dinámica estabilización. Y cuando la vida
encuentra resistencia a ella, -dentro de su propia ley- hará todo lo necesario
para re-armonizarse y re-equilibrarse, y así reproducirse y prolongar la
existencia. Para ello es importante comprender que “la estabilidad, más
que el cambio, es el rasgo esencial del mundo vivo y de las sociedades
amerindias… Así, pues, los sistemas naturales no tienden hacia el cambio
sino a evitar el cambio. El cambio acontece no porque sea deseable, por
mismo, sino porque, en ciertas condiciones, se le juzga necesario como
medio de preservación de alteraciones probablemente mayores y más
destructivas.” (Medina 2001)
Si en la vida humana se establece el un lado y no se determina su opuesto
complementario para ubicar su punto de inexión y reproducción armónica
y equilibrada, se cae en el extremo, que lleva al desbalance, la perspectiva, el
extremismo, el fundamentalismo, el dogma. Para evitar aquello, los abuelos
andinos -y en general todos los pueblos solares y lunares (vitalistas) de toda
la Allpamama (Madre Tierra)- entendieron que la ley fundamental de la vida
es la “armonización de los complementarios” (tinkuntin). En ese propósito,
su desenvolvimiento de vida fue conjugado a partir de referentes solares y
lunares, entre arriba (hanan/janaj) y abajo (urin), entre el exterior (hawa) y
el interior (chawpi), entre masculino (cari) y femenino (warmi).
Los abuelos andinos dicen que una persona está completa cuando recrea su
vida en pareja, caso contrario está incompleto. El runa o jaqi existe realmente
en la medida que se expresa complementariamente. Por eso llaman la
atención las personas solteras, pues se entiende que algo no está en sincronía
con ellos mismos, y no pueden o les sea difícil convivir en complemento.
“Ningún “ente” y ninguna acción existe “monádicamente” sino siempre en
co-existencia con su complemento especíco. Este “complemento” (con +
plenus) es el elemento que recién “hace pleno” o “completo” al elemento
correspondiente. [5] Y solamente dentro de esa conjunción es posible
encontrar el consenso, el acuerdo, la sinergia, la empatía, el respeto, y lograr
re- crear un sistema homeostático de convivencia orgánica con todos los
elementos de la vida: sumakawsay.
Para entender mejor el rompimiento entre buen vivir/vivir bien y convivir en
armonía/vitalismo, tomemos como ejemplo lo que dice el diccionario de la
lengua española de armonía: “Conveniente proporción y correspondencia
de unas cosas con otras”. Esto quiere decir, que la armonía solo es posible
entre dos o más elementos o situaciones. Entonces al hablar de Vivir Bien
tenemos que establecer su recíproco, de cuya relación proporcional surge la
armonía. En la tradición andina, la complementariedad del Alli Kawsay (Buen
Vivir) es el Mana Alli Kawsay (Vivir Menos Bien).
La cosmoconciencia andina siempre juega en la paridad integrativa
complementaria, que es diferente a la dialéctica hegeliana, cartesiana,
marxista, que juega con la lucha de dos fuerzas (clases sociales, competencia,
evolución, desarrollo), y de la cual, una tiene que ganar a la otra. En este
sentido, para el sistema de vida civilizatorio platónico-cristiano la antinomia
del bien es el mal, de cuya contradicción uno de ellos debe sobreponerse
sobre el otro. Otra gran diferencia de ruptura: entre el arquetipo cultural-vital
(bien - menos bien) y el paradigma civilizatorio-mecanicista (bien - mal).
En este sentido, la denición de armonía para la cosmoconciencia andina
resultaría diferente a lo que dice el diccionario de la Real Academia Española:
relación equitativa en la proporción complementaria de unos seres con
otros. Por otro lado, también hay que aclarar que en la tradición andina
no existe la idea de cosas, ni objetos, ni elementos, ni seres inanimados,
pues considera que todo tiene vida, como lo ha venido a demostrar para el
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Construyendo el Buen Vivir
mundo moderno la física quántica, al señalar que todo es energía viva en
distinta manifestación (vitalismo). De ahí que para los andinos, todo cuanto
existe son seres vivos y no son cosas u objetos; lo que marca otra radical
incompatibilidad de visiones, entre la cultura de conciencias y la concepción
política. Por lo tanto, Vivir Bien no es igual que Convivir en Armonía.
Algo parecido sucede con la palabra equilibrio, el diccionario de la Real
Academia Española señala lo siguiente: “Estado de un cuerpo cuando fuerzas
encontradas que obran en él se compensan destruyéndose mutuamente”. De
igual manera, el equilibrio implica una relación entre “fuerzas encontradas”,
dos o más fuerzas que hagan contrapeso la una a la otra. En este mismo
sentido, también variaría la denición a según la academia española de
corte civilizatorio. Para la cosmoconciencia andina el concepto de equilibrio,
podría ser: estado de un ser cuando dos fuerzas complementarias que obran
en él, se compensan proporcionalmente y se acompañan mutuamente.
Entonces, si se habla de Vivir Bien se debe establecer su contrapeso para
encontrar el equilibrio. Por lo tanto, no es lo mismo Vivir Bien (ser) y Convivir
en Equilibrio (estar), pues con el Vivir Bien estamos en una sola perspectiva,
de la cual surge un extremismo y por ende el desequilibrio. “El estar ocurre
en el mundo, en la naturaleza; el ser se distancia, objetiva el mundo, para
mejor manipularlo, calcular. En el estar todo lo que ocurre en la naturaleza,
le ocurre al hombre. En el ser todo ocurre afuera, separado del hombre. Si
todo le ocurre al hombre, entonces éste deseará mantener el equilibrio y
buscará el balance: no destruirá ni manipulará para sacar ventaja personal.
Su conducta es ética ya que desea el equilibrio de la dualidad. No hay aquí
dicotomía es decir, separación. La dualidad del pensamiento del indígena
prehispánico busca el equilibrio, no la eliminación de uno de los términos,
como si ocurre en las dicotomías que fundan el pensamiento europeo.
Positivo y negativo son necesarios. No se trata de destruir el mal, sino de
mantener el equilibrio.”(Espoto 2008)
La tradición andina no concibe la dicotomía maniqueista entre “bien y mal”
(justicia-injusticia, paz-guerra), primero porque no acepta la existencia del
mal y después porque no valora a los elementos por buenos o malos, sino
porque todo cuanto existe: existe no más, está siendo y conviviendo, nada
más. No le interesa la valoración de bueno-malo, positivo-negativo, pues no
hay experiencias buenas ni malas, o positivas y negativas, solo experiencias,
sin ninguna calicación y peor sentencia. Por tanto, el Alli Kawsay o Buen
Vivir es algo superuo y mínimo para el mundo andino, en relación a otras
paridades que le son más importantes. De allí, que confundir Buen Vivir-Vivir
Bien con Alli Kawsay es “peligroso”, y peor con Sumakawsay pues resulta
grosero y prepotente, como la posición de los invasores que confundían
y calicaban a todos los saberes andinos como bárbaros e idolátricos. Y
los actuales herederos del paradigma civilizatorio prácticamente siguen
haciendo lo mismo, aunque en la teoría quieran decir lo opuesto.
Esto es importante comprender, si no todo lo demás sigue la misma
deformación: La armonía y el equilibrio para los pueblos andinos son
siempre el punto de encuentro (tinku) entre dos oposiciones recíprocas o
polaridades proporcionales. Es necesario siempre establecer y congurar
la paridad, para jugar en la “dualidad de pares”, principio básico de la vida
que permite establecer los dos andariveles en que se desenvuelve este
multiverso y que permite encontrar la armonía y el equilibrio entre ellos.
Caso contrario, seguiríamos en una posición dualista-unicista, y por tanto,
mal interpretando lo que es el sumakawsay y su ejercicio en la economía, la
salud, la educación, la arquitectura…
Así, lo único que conseguiríamos es seguir viviendo las mismas deformaciones
de aquellas sociedades del Vivir Mejor Buen Vivir en sus versiones de
“derecha” (capitalismo) y de “izquierda” (socialismo) en oposición a las teorías
del Vivir Mal o Mal Desarrollo. Tal cual, han sido los experimentos sociales
de estas dos tendencias en varios países del mundo con sus consecuencias
ambientales, sociales, sanitarias, alimentarias… que amenazan con la
existencia misma de la vida humana (efecto invernadero). “Esta “violencia
epistemológica” que se plasma en el monopolio tecnocrático de la ciencia en
manos de Occidente, amenaza destruir las bases de la vida en este planeta y
la vida misma. La losofía andina, por su parte, insiste en una epistemología
integral que trasciende el género humano como sujeto cognoscitivo. ”.
(Esterman 1998)
Del Buen Vivir clásico al Buen Vivir posmoderno
Ante el fracaso capitalista: de Estado Republicano y de Estado Socialista,
algunos izquierdistas han comenzado a hablar del Buen Vivir/Vivir Bien, pero
que a la postre es la misma posición del Vivir Mejor Capitalista. Algunos
podrán decir, que no es lo mismo el Vivir Mejor Capitalista y el Buen Vivir
Socialista. Pero para nosotros las diferencias solo son formales pues la
raíz es la misma. En todo caso, lo que si podemos señalar con claridad y
contundencia, es que el Sumakawsay no es el Buen Vivir de los biosocialistas
del siglo XXI, sino el Convivir Sagrado de los pueblos ancestrales andinos.
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Construyendo el Buen Vivir
En el fondo, este Buen Vivir posmoderno es el Buen Vivir de los griegos
clásicos, de la Buena Vida de los romanos, del Vivir para el Bien de los
cristianos, de la tesis liberal del Public Welfare o Bienestar Común, etc, pero
nada de la esencia del Sumakawsay. “La tradición occidental de la Buena
Vida bebe de dos fuentes: una el mítico bíblico del Jardín del Edén y, la otra,
la visión aristotélica que liga la Buena Vida a la vida en la ciudad. En ambos
casos hay una coincidencia: la separación respecto de la naturaleza.” (Medina
2001)
Es decir, este Buen Vivir como Sumak Kawsay es tan solo una usurpación del
nombre y del concepto general del vitalismo de los pueblos andinos, para
manipularlo y adaptarlo por las izquierdas a sus intereses de poder, ante
la decadencia, desgaste y pérdida de solidez del discurso del ilustrismo de
la modernidad y del marxismo. Lo cierto es que, “Nacionalistas, izquierda
nacional, izquierda colonial y lumpen-burguesía comparten el imaginario
desarrollista, todos son modernistas, todos creen en la evolución al estilo
de Herbert Spencer, en la linealidad de la historia y en la fatalidad del
capitalismo.” (Prada 2011)
Los “biosocialistas (igualitarios) republicanos” no han despertado al
sumakawsay Andino sino al Buen Vivir de los constructores y padres del
paradigma civilizatorio y de la poslosofía: Sócrates, Platón, Aristóteles y
de las escuelas post-aristotélicas. El tema del “buen vivir” aparece desde el
siglo V a.C., en ellos constan las primeras formulaciones de una “teoría” del
buen vivir. El tema aparece decididamente en el primer corpus completo,
no fragmentario, de los Diálogos de Platón. En cambio, este tema no estaba
entre las preocupaciones mayores de los presocráticos (losofía endémica u
originaria), ocupadas -más bien- en dilucidar la naturaleza de la naturaleza:
de la materia y del espíritu, de su estabilidad y de sus cambios.
El vocablo griego favorito de Aristóteles para el buen vivir es “eudaimonía”:
“eu” “daimon, buena suerte, buen destino y numen tutelar, buen ángel, pero
también buen hacer. Aristóteles revela las opiniones de sus contemporáneos
-al respecto- y anota que todos parecen estar de acuerdo en que el objetivo
supremo del hombre es vivir bien y ser feliz, aunque hay muchos desacuerdos
respecto de en qué consiste la felicidad y el buen vivir. Para Aristóteles la
vida feliz es la que permite realizar la actividad superior (contemplación),
con una suciente autonomía (bienes materiales, salud), y en compañía de
un número suciente de amigos. Es un buen vivir o vivir bien, donde la dicha
no sólo dimana de la virtud (ojo con la palabra virtud, vir viene de viril) y la
ética, sino que consiste en ella, se confunde con ella.
Y para el biosocialista neo-aristotélico René Ramírez (ideólogo de la
“revolución ciudadana” del Ecuador) es similar. Así cuando da su concepto
de que es el “Buen Vivir o sumak kawsay: la satisfacción de las necesidades,
la consecución de una calidad de vida y muerte dignas, el amar y ser amado,
y el orecimiento saludable de todos, en paz y armonía con la naturaleza,
para la prolongación de las culturas humanas y de la biodiversidad. El Buen
Vivir o sumak kawsay supone tener tiempo libre para la contemplación
y la emancipación, y que las libertades, oportunidades, capacidades y
potencialidades reales de los individuos/colectivos se amplíen y orezcan
de modo que permitan lograr simultáneamente aquello que la sociedad,
los territorios, las diversas identidades colectivas y cada uno -visto como un
ser humano/colectivo, universal y particular a la vez- valora como objetivo
de vida deseable (tanto material como subjetivamente, sin producir ningún
tipo de dominación a un otro). Nuestro concepto de Buen Vivir nos obliga
a reconstruir lo público y lo común para reconocernos, comprendernos y
valorarnos unos a otros -y a la naturaleza-, entre diversos pero iguales (las
cursivas son nuestras), a n de que prospere la posibilidad de reciprocidad
y mutuo reconocimiento, y con ello viabilizar la autorrealización y la
construcción de un porvenir social compartido.” (Ramírez 2010)
Por eso decimos, que el Buen Vivir posmoderno de los socialistas del siglo XXI
es solo una variación del Buen Vivir aristotélico, pero que no tiene casi nada
del sumakawsay ancestral andino. Y como este caso, la mayoría de lo que
hemos leído hasta ahora sobre Sumak Kawsay o Suma Qamaña, como Buen
Vivir - Vivir Bien, tiene muy poco o casi nada de los principios y postulados
ancestrales andinos (cosmoconciencia), que es desde la única fuente que
se puede entender a este sistema de vida y de conciencia, y no solamente
político o económico.
El Buen Vivir en la Constitución Política del Ecuador y el Vivir Bien en la
Constitución Política de Bolivia, es una mezcla o un “champús” como la que
gusta actualmente a la posmodernidad para hacer un “menjurje” de todo un
poco. Es una combinación del Buen Vivir platónico, con ciertos postulados
cristianos y humanistas, algunos conceptos de los paradigmas ecologistas,
étnicos, socialistas, y nalmente añadiendo ciertos principios generales del
Sumak Kawsay, a todo lo cual le llaman el “Buen Vivir o Sumak Kawsay”:
De esta manera, consumando el irrespeto y desvalorización a la sabia y
milenaria tradición andina.
La teorización por el Buen Vivir después de los post-aristotélicos, fue
paulatinamente quedando relegado en el discurso ocial por unos 2000 años,
hasta que los modernos aristotélicos (socialistas posmodernos) presos de
“amor platónico” le han sacado nuevamente a la palestra, pero haciéndolo
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Construyendo el Buen Vivir
aparecer con el término andino de Sumak Kawsay, para intentar presentarlo
como novedoso, pero en su contenido es en esencia: platónico-cristiano.
En todo caso podemos precisar, que si bien el sumakawsay no es el Buen Vivir
post-socrático, se asemeja a la “Sabiduría del Amor(Filosofía) de los pre-
socráticos y más precisamente con los pre-milesios, con quienes hay similitud
en los preceptos y manifestaciones profundas. “La denición etimológica
revela dos aspectos que en la concepción moderna (postrenacentista) casi
desaparecieron totalmente: “losofía” tiene que ver con “amor” y “sabiduría”.
El primer aspecto enfatiza una pasión, un compromiso, un sentimiento
profundo, una conmoción existencial, o hasta podríamos decir una fe
(aunque no en sentido religioso común). Y el segundo aspecto subraya el
nexo necesario con la experiencia vivencial (Erlebnis), la madurez personal,
la riqueza experimental, la meditación profunda e incondicional.” (Esterman
19985)
Pero actualmente todo se ha convertido en una mercancía de poder, donde
todo es válido en la “bolsa de valores política”. “Hoy día, ingresan culturas y
“losofías” cada vez más exóticas al mercado espiritual de Occidente, para
ser devoradas sin ser digeridas, para ser incorporadas como trofeos de una
caza interminable.” (Ibíd. 1998)
Otra cosa hubiera sido decir: presentamos el paradigma del Buen Vivir como
un sincretismo de varias tradiciones y de ciertas corrientes del pensamiento
moderno. Pero no presentarlo como “Buen Vivir Andino”. Claro que ahí nos
hubiéramos topado con el problema de la mixtura entre parámetros del
sistema ancestral natural de culturas de matriz vitalista-holística y el sistema
civilizatorio de corte monoteísta-monárquico, lo cual resulta incongruente
y absurdo, como querer mezclar “el agua con el aceite”. Pero hubiera sido
más honesto y adecuado, y desde ahí comenzar a debatir (en el sentido de
contraponer posiciones y no de imponer) diferentes visiones y concepciones
para establecer acuerdos y respetar diversidades. Y así aprender a convivir
entre diferentes complementarios, tomando al equilibrio y la armonía como
eje modulor de vida.
Por ejemplo, en el sumakawsay no existe la noción de libertad-autonomía-
soberanía sino de interdependencia-interrelación-simbiosis. Sin embargo,
como para algunas visiones es importante la idea de libertad, para ello,
aplicando el principio de inclusividad andina, respetamos esa creencia y su
manifestación propia, dentro de una convivencia de opuestos excluyentes.
Lo que no signica que se pueda aceptar la creación de un “sumak kawsay
libre o un sumak kawsay socialista”, y utilizando la inclusividad civilizatoria
-que niega la diferencia-, proceder a absorber al Sumak Kawsay a su proyecto
y por ende terminar desnaturalizándolo. De esta manera lo que se lograría
es sucumbir al sumakawsay, dejándolo como un Buen Vivir new age o ligth,
o tan solo como una partícula indigenista del socialismo, como sucede por
el momento.
El estado actual de las cosas, como dice Masanobu Fukuoka, es como un
farol giratorio, donde “todas las cosas son dinero, y el dinero es la luz.
Los miembros del mundo del gobierno, la academia y la industria corren
alrededor de este farol en una carrera de adquisición. Mientras corren, la
derecha y la izquierda desaparecen. La gente ya no puede distinguir entre
Oriente y Occidente, desaparece el problema norte-sur (…) Quienes están
pensando el destino de la economía burbuja son los parias sociales de esta
época”.
Entonces, lo que posiblemente vamos a ver con toda esta mescolanza,
es que la mercadolatría va a convertirlo en nueva mercancía intelectual
para consumo de los ilustrados de la excelencia política y la meritocracia
académica. Siendo ese el camino que se podría vislumbrar para este Buen
Vivir posmodernista, como todo lo que ha sucedido en estos dos mil años de
civilizamiento, donde la civilización monocular termina cautivándolo todo a
sus intereses hegemónicos y adaptándolo a sus intenciones de perpetuidad.
De ahí la urgencia y la necesidad de establecer distancia y rupturidad entre
el posmoderno Buen Vivir y el ancestral Sumakawsay.
Este ha sido y es el gran dilema de la humanidad, en la que en muchos
casos solo han cambiado los nombres y las situaciones, pero éstos han
sido los dos modos de vida básicos que han existido, sintetizados en las
expresiones Vivir Mejor - Buen Vivir - Vivir Bien - Buena Vida - Vivir para el
Bien (MONARQUISMO-MONOTEISMO); que están totalmente en rupturidad
con el Convivir en Armonía Consciente - Cultura de la Vida - Cosmocimiento
de la Vida - Filosofía de la Vida Convivir Sagrado- Sabiduría del Amor -
Filosofía del Estar - Sabiduría del No-Hacer (VITALISMO).
De estos dos modos o “visiones del mundo”, la humanidad en la mayor parte
de su proceso histórico se ha dejado guiar por la Filosofía (saber amar)
de la Vida, como ley fundamental de la naturaleza y por ende de los seres
humanos. Hasta cuando entró a experimentar con el Tener Más - Ser Más -
Hacer Más - Ser Mejor - Ser Alguien - Vivir Mejor - Vivir Bien, que condujera
a la desaparición o enajenación de muchas culturas como cuenta la historia
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Construyendo el Buen Vivir
de muchas regiones del mundo entero (incluso en Amaruka, en el clímax y
decadencia de grandes culturas, como los Mayas, Aztekas, Tiwanakus, Inkas).
Esto nos clarica, que es fundamental en la vida humana el tipo y nivel de
conciencia, en relación al tener, el ser, el estar, el hacer, el sentir. Ahí el gran
“misterio” de la vida humana.
Resumiendo, para el paradigma civilizatorio y la “intelectualidad”, desde
Abraham hace unos cinco mil años hasta nuestros días, la vida es la
delimitación, posición, y actitud entre “el bien y el mal”. Y a partir de ello,
todo lo demás se desenvuelve dentro de esta dicotomía, que termina siendo
moralista y prejuiciosa: bueno-malo, mejor-peor, civilizado-incivilizado,
inteligente-atrasado, culto-salvaje, desarrollado-subdesarrollado, etc. Es
decir, en una serie de calicativos que tienen precio, importe, valía.
Para el arquetipo de conciencia vital, estos valores tienen una mínima
importancia y sus parámetros de marcación son muy diferentes. Al mundo
andino, le interesa la oposición entre arriba (hanan-alax) y abajo (urin-
manqha), entre derecha (masculino) e izquierda (femenino), sintetizados
en la oposición del sol y la luna (ésta última relación ha sido encontrada
en todos los pueblos ancestrales del mundo entero). A la cosmoconciencia
andina, no le interesa calicar o juzgar y peor sentenciar en favor de uno u
otro, como bueno o malo. La cultura andina no se maneja por parámetros
valorativistas, discriminatorios, sancionalistas (que por el contrario son los
arjés del mundo civilizatorio), sino por arquetipos pragmáticos, concretos,
sensibles, relativos, respetuosos de la diversidad complementaria.
Anotemos un ejemplo sencillo y cotidiano: En el mundo civilizado del tener
más o vivir mejor, cuando hay lluvia, dicen: “está haciendo mal tiempo”,
pues siempre tienden a calicar entre mejor y peor, entre superior e inferior,
entre Vivir Bien y Vivir Mal. En cambio para las culturas del Estar Armónico
(vitalismo), la lluvia es una bendición y un regalo precioso, y no es sinónimo
de mal tiempo ni de buen tiempo, solo es tiempo, hermoso y sagrado. En
este sentido, honran y respetan a cada época con sus diferentes variantes:
sol-lluvia, calor-frío, verano-invierno… Todo esto, marca otro gran quiebre
entre el paradigma civilizatorio mecanicista y el arquetipo de conciencia
vital, que contrasta dos sistemas de vida totalmente diferentes.
En el mundo del Vivir Mejor - Buen Vivir se practica el estereotipo de la censura
(reproche, condena, desaprobación, estigmatización, veto), y en el mundo
del Convivir Sagrado se interioriza la cultura del respeto (atención, cautela,
prudencia, recato, aceptación). Mientras para el paradigma civilizatorio, es
importante y trascendental para su existencia la “lucha del bien contra el
mal” (avanzados-atrasados, ricos-pobres, primermundistas-tercermundistas),
que se expresa en su forma de vida familiar, educativa, literaria, religiosa,
política; para el arquetipo de conciencia vital, su sello de funcionamiento es
la “complementariedad entre lo masculino y lo femenino”, que se exprime en
cada posición y actitud frente a cualquier situación de la vida; no solo como
categoría humana sino para todos los sistemas de vida: naturaleza, cosmos,
divinidades, cosmunidades (campo interrelacionado o fractalidad).
En síntesis, en el sumakawsay las categorías de acercamiento a la vida se
juegan en las variables: arriba (los que viven en las montañas) - abajo (los
que viven en los valles-mar), grande (los que tiene mayor presencia física)
-pequeño (los que tienen una consistencia delicada), derecha (los que
tienen carga masculina) - izquierda (los que tienen carga femenina), ligero
(energías sutiles) - pesado (energías densas). Es decir, básicamente entre
apreciaciones físicas y energéticas, más no: morales o éticas o religiosas o
conceptuales.
Es muy raro -hasta la actualidad- que en cosmunidades que mantienen su
cultura ancestral se expresen y asuman posiciones de “bien o mal” en sus
formas de vida cotidiana, eso es muy poco casual, casi inexistente. Los padres
no educan a sus hijos entre si algo está bien o mal, sino en buscar el acuerdo,
la conciliación, la convergencia entre diferentes verdades, posiciones,
creencias. A tomar una posición de equilibrio, entre el amor-miedo, respeto-
inexibilidad, cuidado-destrucción, responsabilidad-descoordinación, etc.,
que son dualidades de la vida y no dicotomías del intelecto del hombre. He
ahí, la gran rupturidad.
Rupturas primordiales
Las teorías posmodernas del Vivir Mejor ponen como centro al mercado y al
capital (neoliberalismo), y la teoría del Buen Vivir “reconoce al ser humano
como sujeto y n” (ver Articulo. 283 Constitución del Ecuador); y a su vez, las
teorías del Sumakawsay tienen como centro y periferie a toda la vida en su
conjunto (ser humano, naturaleza, economía, etc.). Para el Vitalismo no es, ni
el capital ni el ser humano el eje (antropocentrismo), sino el Todo ordenado
e interrelacionado, fundamentado en el equilibrio y armonía entre todos los
ingredientes de la vida, y en la cual, ninguno es el principal o superior sino
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Construyendo el Buen Vivir
que todos juegan un rol diferente pero cada uno necesario e imprescindible
para el reciclaje, encadenamiento y estabilidad de la vida.
Por lo tanto, para el mundo andino el asunto central tampoco es la política y
la economía sino que es la conciencia. En este sentido, es importante tener
claro que cuando en el mundo andino se habla de economía, ésta “no es ni
antropocéntrica, ni mercadocéntrica, sino biocéntrica, es decir: centrada en
la vida y su conservación. Como en la cosmovisión andina no hay sector o
nivel que esté totalmente inerte (no-vivo), la economía indígena es a la vez
cosmocéntrica (o pachacéntrica).”(Esterman 1998)
El sumakawsay - vitalismo no permite que la economía política genere
dependencia o dirección de unos sobre otros, como promueve la ley de la
competencia del capitalismo, o de la clase más avanzada como suscita el
socialismo. Claramente vislumbrado en la experiencia entre los denominados
países desarrollados y subdesarrollados, quienes son frutos del sistema
reduccionista y de la ley del dios mercado, a la que en última instancia
juegan tanto socialistas y capitalistas (naturaleza: medio de producción y
valor agregado, respectivamente).
Desde la ley de la proporcionalidad complementaria, la vida se desenvuelve
entre fuerzas o polaridades: femeninas y masculinas, las cuales son el germen
de re-producción de la vida para una permanencia en movimiento. Es decir, de
la cosmunión de dos fuerzas surge un tercer elemento fruto de esa oposición
complementaria, que es el tercero incluido, opuesto a los progenitores pero
complementarios a ellos. A diferencia de la ley civilizatoria que ve siempre
la contradicción, como la ganancia o la superioridad del mercado o de una
posición sobre otra, de ahí que siempre hablen de éxito, excelencia, triunfo,
rentabilidad, lucro, ecacia, prestigio… que son sus parangones máximos
económicos y consecuentemente sus mandamientos divinos de vida en su
conjunto.
También es claro denir que el Sumakawsay es la compaginación en el centro
de dos fuerzas primarias y co-creadoras de un tercero incluido. Pero cuando
hablamos de centro no estamos hablando del punto medio, o justo medio, o
de igualdad, sino que estamos hablando del punto proporcional y dinámico,
conocido en algunas culturas como la proporción sagrada, que en fórmula
matemática se expresa en la denominada proporción natural, la cual ha sido
encontrada en los elementos de la naturaleza y cuya relación equitable y
mutual (o proporcional), según Milla Villena es de 58-42 ó 62-38 desde otras
tradiciones -que anteriormente hemos explicado más en detalle-.
Esto signica que en el Sumakawsay tampoco existe el concepto de la igualdad
de la revolución francesa (1789) ni la “igualdad ante la ley” (capitalismo), o
“la igualdad entre las clases sociales” (socialismo), ni de los “Consejos por la
Igualdad” (art. 156 Constitución Política del Ecuador)”, como modelos de vida;
sino que más bien promueve el principio -algo así-: “a cada cual según sus
potencialidades y necesidades, y en procura de la armonización cosmunitaria”.
Es decir, el Sumakawsay siempre está fomentando la práctica del equilibrio
y la armonía, y no la ventaja o la caridad de quienes tienen más. Es opuesto
a toda forma de dependencia, llámese solidaridad o sobreexplotación del
trabajo, por el “creador de las fuentes de trabajo y subsistencia”, porque a la
nal todas ellas generan paternalismo, es decir, esclavismo.
La Cultura de la Vida (vitalismo), es establecer un sistema en el que los puntos
en común, los acuerdos,