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BUSCANDO UNA ALTERNATIVA
Publicado en la Revista ASOBECA, 2014, nº 17, pp. 56-57
Cuando desde la Fundación Barrié nos pidieron enviar nuestros trabajos para la revista, la idea
era que relatásemos nuestra experiencia y cómo creíamos que generábamos valor para
Galicia. Así que me he puesto a la tarea y este es el resultado. En un primer momento el lector
podrá situarse un poco y entender mi ámbito de trabajo. Tiendo a apasionarme, los que me
conocen lo saben. Y eso se refleja en la evolución de este discurso. Si se quedan en la mitad,
obtendrán la perspectiva que gusta tanto a los ministerios para conceder ayudas y medios para
la investigación. Si continúan con la misma, conocerán la lucha real que hay en el fondo de
este trabajo. Algunos no estarán de acuerdo conmigo, y otros pensarán que me he quedado
corta. Pero pocos han sido los que he conocido durante mi doctorado que en algún momento
no hayan verbalizado esta frustración. Pero empecemos por el principio, que es como mejor se
entienden las cosas.
Greetings from Amsterdam! Suena bien ¿no? Cualquiera diría que estoy de vacaciones
conociendo una de las capitales europeas más famosas, pero no. Estoy aquí gracias a una beca
de la Fundación Barrié, que me permite completar mi formación en una de las universidades
más destacadas en el estudio de los movimientos sociales, junto a un equipo de profesionales
reconocidos internacionalmente en la investigación sobre la protesta.
Ese es el principal motivo por el que estoy en la capital holandesa. Estudiar y entender la
protesta. Este fenómeno que en los últimos años se ha convertido en uno de los recursos más
utilizados para reclamar a los políticos medidas y soluciones (según la ESS, European Social
Survey, durante el 2012 se registraron 44.000 manifestaciones en España).
No podemos obviar el momento social que estamos viviendo. La primavera Árabe, protestas
en Grecia y España, el movimiento Occupy Wall Street, disturbios en Londres, plazas centrales
ocupadas en cientos de ciudades… Nuestros tiempos son contenciosos, pero ¿por qué protesta
toda esta gente? La primera década del siglo XXI ya se ha bautizado como la era de la protesta.
En 2011 la revista Times incluso eligió al "manifestante" como la Persona del Año. En esta
coyuntura, no sólo los científicos sociales, sino los ciudadanos y ciudadanas, las autoridades
políticas, y los agentes sociales quieren entender este fenómeno.
Durante más de 30 años los psicólogos sociales han tratado de explicar los motivos que llevan
a la gente a salir a la calle. Aunque en un principio se consideró al manifestante un ser
irracional, lo cierto es que con el tiempo se ha demostrado que esta premisa era falsa, y que el
ciudadano además de participar en la vida política a través del voto, puede hacerlo de muchas
otras formas (entre ellas, participando en manifestaciones), para tratar de incidir en la agenda
política.
Pero qué hace que aquellos que están en las calles lo estén. Hay determinados elementos que
suelen estar presentes entre los que participan en la acción colectiva. La gente puede querer
tomar parte en la protesta porque perciben que la situación que están viviendo es injusta,
porque quieren cambiar sus circunstancias (motivos instrumentales), para actuar como un
miembro de su grupo (motivos de identidad), o para expresar sus puntos de vista y sus
sentimientos (motivos ideológicos). Sin embargo, parece que se ha creado una imagen
excesivamente homogénea del grupo de participantes.
Las razones para participar en una manifestación específica no tienen por qué ser las mismas
que promueven una participación en otra con un objetivo diferente. Del mismo modo, estas
razones también pueden variar de acuerdo con el contexto social y político en el que estas
acciones se llevan a cabo. Si las razones para participar en acciones colectivas no siempre son
las mismas, entonces es necesario estudiar qué perfiles están asociados con diferentes tipos
de movilización.
En la búsqueda de dichas respuestas, tendemos a mirar hacia afuera y a loar los méritos de los
investigadores extranjeros. Y si bien yo no quiero quitarles el mérito, ya va siendo hora de que
reconozcamos el valor de los nuestros y lo potenciemos.
Aquí es donde me reivindico y reivindico el arduo trabajo que desde Galicia se está haciendo.
He tenido la oportunidad de incorporarme en un grupo de investigación que pese a estar
ahogado por la falta de recursos ha sabido mantenerse en activo contra viento y marea. El
investigador principal de este grupo, José Manuel Sabucedo, lidera el equipo español dentro
de un proyecto europeo en el que participan otros 7 países. Este proyecto, denominado
“Caught in the act of protest: contextualizing contestation”, financiado por la European
Science Foundation, plantea que el contexto específico de cada país genera un contexto de
movilización diferente. La interacción entre país y contexto de movilización también produce
un tipo específico de manifestación, lo cual además genera un tipo específico de manifestante
en las calles. La composición del grupo de protesta, sus motivos y su forma de movilizarse son
resultado de dicha interacción.
Se dice que los investigadores nos movemos en un campo de conocimiento que interesa a
unos pocos, y que cada pequeño avance que demostramos, supone para el mundo lo que un
ínfimo punto en el grueso del conocimiento. Pero la aproximación de este equipo internacional
es muy novedosa y las primeras publicaciones que derivan de esta colaboración están
teniendo una buena acogida en las revistas científicas porque es un planteamiento innovador a
la hora de entender mejor esta forma de revolución social.
Y ahí estamos. Un grupo de gallegos y gallegas participando en un proyecto de estas
dimensiones. Un grupo de gallegos reconocidos internacionalmente en este ámbito de
investigación. Y sí, en Amberes, Ginebra o Gotemburgo, ya saben que en España, más allá de
Barcelona y Madrid, hay un grupo de académicos que, residentes en Galicia, saben hacer su
trabajo.
He de decir que les sorprende saber que en Santiago no vivimos día sí y día también bajo la
influencia anticiclónica y las bondades del sol. Y que no nos entregamos a la siesta cada día.
Que somos serios, que cumplimos los plazos y sacamos el trabajo adelante. Es difícil
desmitificar un estereotipo que no sé qué mente brillante se ha encargado de vender por el
resto del mundo. Tal vez para el turismo funcione, pero créanme cuando les digo que resulta
cansino tratar de desmitificar esa imagen de toros, paellas y fiesta.
En este momento, cualquiera de los que, pese a las noticias desalentadoras sobre el panorama
de la universidad y de la investigación en particular, queremos seguir en esto, necesitamos
tener muchas ganas para continuar buscando una oportunidad en lo que nos gusta. Aquellos
que salimos fuera para aprender, no sólo tenemos entusiasmo y vocación, sino que además
somos como esponjas dispuestas a absorber el máximo conocimiento de los mejores para
volver a Galicia y exprimir todo lo aprendido, aquí.
Creo que es importante que se fomenten iniciativas que faciliten la promoción de los
investigadores gallegos, porque tenemos mucho que aportar en el mundo. Demostrarles
nuestra valía y nuestra capacidad de trabajo. Romper los estereotipos y poner a Galicia en el
mapa. Pero ojo, insisto, para volver. Si somos reconocidos y contamos para el mundo, con más
motivo deberían sentirse orgullosos de nosotros aquí.
Como el fútbol es un deporte soberano y conocido por todos, permítanme la licencia de
utilizarlo como ejemplo para que entiendan a lo que me refiero. Si en mi equipo estoy en el
banquillo y no soy visible para que me escojan en la selección, entonces, si un equipo de fuera
me da la oportunidad para lucirme y demostrar lo que valgo, que así sea.
Una historia conocida. Una historia que se repite. Mientras preparaba este artículo, leía un
libro de Rosa Montero llamado “La ridícula idea de no volver a verte”, donde la autora, de
forma bastante personal e informal nos descubre las calamidades que Marie Curie sufrió para
poder desarrollar su investigación: la falta de recursos, el desprecio que Francia mostró hacia
su persona y un largo etcétera. Las dificultades que superó para poder llevar a cabo sus
estudios me han fascinado profundamente. Y me han tocado la fibra porque, 80 años después,
seguimos necesitando que nos aclamen fuera para que nos aprecien dentro.
Pero mi objetivo es este y no otro. Que reconozcan nuestro valor. Los gallegos y gallegas
tenemos un inmenso potencial, somos el motor del cambio. Como decía Noam Chomsky, “si
asumes que no hay esperanza, garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que hay un
instinto hacia la libertad, que hay oportunidades para cambiar las cosas, entonces hay una
posibilidad de que puedas contribuir a un mundo mejor. Ésa es tu alternativa”.
Esta es mi alternativa. Esforzarme por ser la mejor. Para hacer crecer a Galicia. Para que sus
hombres y mujeres se sientan orgullosos. De los suyos. De lo nuestro.