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Entre la gramática y la pragmática (sobre la pragmagramática)

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Para resolver los numerosos problemas que les presentan a la descripción y explicación gramaticales los " enunciados auténticos " (A. Narbona), proponemos un tercer dominio gramatical: la pragmagramática, junto a la gramática estricta y la pragmática. En la pragmagramática se ubican los efectos en vía de consolidación de la explotación pragmática de la gramática. En primer lugar, determinadas categorías (marcadores discursivos, construcciones, perífrasis verbales), sujetas a un proceso de cambio, intersubjetivas, de límites difusos e irregulares y que se distribuyen por las posiciones más externas del enunciado. Además de estas categorías y posiciones, también pertenecen a lo pragmagramatical las operaciones de ajuste de las oraciones a su contexto. Los significados correspondientes al dominio pragmagramatical son los significados presumibles de Levinson. Este dominio pragmagramatical genera un enfoque (la gramática situada y emergente) desde el que la gramática se estudia en relación con las intenciones de los usuarios. Así entendida, la gramática se sitúa en el funcionamiento comunicativo, lo que la obliga a adaptarse y, por tanto, a experimentar variaciones que propiciarán la emergencia de nuevas categorías. Palabras clave: pragmagramática, gramática estricta, pragmática, marcadores discursivos, construcciones, perífrasis verbales, significados presumibles, gramática situada y emergente. In order to resolve the many problems that the " real statements " (A. Narbona) present with the description and the explanation of the grammar, we propose a third grammatical domain: pragmagrammar, together with strict grammar and pragmatics. In pragmagrammar are located the effects in the process of consolidation of the pragmatic explotation of grammar. First, certain categories (discourse markers, constructions, verbal periphrasis), subject to a process of change, intersubjective, of diffuse and irregular boundaries and occupying outer positions of the statement. In addition to these categories and positions, the operation of adjustment of the sentences to their context also belongs to pragmagrammar. The meanings corresponding to the domain of pragmagrammar are presumptive meanings of Levinson. This level of pragamagrammar generates a approach (Situated and Emergent Grammar) from which the grammar is studied in relation to the intentions of users. Understood in this way, the grammar is situated in the communicative function, which forces it to adapt and therefore to go through changes that will bring about the emergence of new categories.
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Entre la gramática y la pragmática (sobre la pragmagramática)1
Manuel Martí Sánchez
Universidad de Alcalá
Para resolver los numerosos problemas que les presentan a la descripción y explicación gramaticales los
“enunciados auténticos” (A. Narbona), proponemos un tercer dominio gramatical: la pragmagramática,
junto a la gramática estricta y la pragmática. En la pragmagramática se ubican los efectos en vía de
consolidación de la explotación pragmática de la gramática. En primer lugar, determinadas categorías
(marcadores discursivos, construcciones, perífrasis verbales), sujetas a un proceso de cambio,
intersubjetivas, de límites difusos e irregulares y que se distribuyen por las posiciones más externas del
enunciado. Además de estas categorías y posiciones, también pertenecen a lo pragmagramatical las
operaciones de ajuste de las oraciones a su contexto. Los significados correspondientes al dominio
pragmagramatical son los significados presumibles de Levinson. Este dominio pragmagramatical genera
un enfoque (la gramática situada y emergente) desde el que la gramática se estudia en relación con las
intenciones de los usuarios. Así entendida, la gramática se sitúa en el funcionamiento comunicativo, lo
que la obliga a adaptarse y, por tanto, a experimentar variaciones que propiciarán la emergencia de
nuevas categorías.
Palabras clave: pragmagramática, gramática estricta, pragmática, marcadores discursivos, construcciones,
perífrasis verbales, significados presumibles, gramática situada y emergente.
In order to resolve the many problems that the “real statements” (A. Narbona) present with the description
and the explanation of the grammar, we propose a third grammatical domain: pragmagrammar, together
with strict grammar and pragmatics. In pragmagrammar are located the effects in the process of
consolidation of the pragmatic explotation of grammar. First, certain categories (discourse markers,
constructions, verbal periphrasis), subject to a process of change, intersubjective, of diffuse and irregular
boundaries and occupying outer positions of the statement. In addition to these categories and positions,
the operation of adjustment of the sentences to their context also belongs to pragmagrammar. The
meanings corresponding to the domain of pragmagrammar are presumptive meanings of Levinson. This
level of pragamagrammar generates a approach (Situated and Emergent Grammar) from which the
grammar is studied in relation to the intentions of users. Understood in this way, the grammar is situated
in the communicative function, which forces it to adapt and therefore to go through changes that will
bring about the emergence of new categories.
Keywords: pragmagrammar, strict grammar, pragmatics, discourse markers, construction, verbal
periphrasis, presumptive meanings, situated and emergent grammar.
Si en la década anterior, se usó y abusó de términos como continuo, tendencia,
borrosidad, prototipo, centro y periferia o lingüística no discreta; como continuación y
reacción de aquello, los tiempos actuales son de interfaces. Acechada por el riesgo de
toda moda de ser eco más que voz, el objeto de esta contribución es la interfaz
gramático-pragmática abordada a través del dominio gramatical de la pragmagramática.
1 Agradezco a Inmaculada. Penadés y Manuel Leonetti sus sabios comentarios. Sin ellos este escrito sería,
sin duda, peor. Este escrito está publicado en J.J. Bustos Tovar et al. (coords.) (2011): Sintaxis y Análisis
del Discurso Hablado en Español. Homenaje a Antonio Narbona, II. Sevilla: Servicio de Publicaciones
de la Universidad de Sevilla.
2
En su formulación llevamos trabajando movidos por una evidencia crecida en
medio de los numerosos problemas que plantean la descripción y observación
gramatical, en los que ocupan un lugar especial esos fenómenos que con tanta agudeza
ha mostrado Antonio Narbona, caracterizados por los contenidos interpersonales y la
dependencia contextual, pero que no son puramente ocasionales. Con una constancia de
años, nuestro maestro de juventud ha ido poniendo delante de quienes han tenido ojos
para ver “enunciados auténticos” de difícil encaje en las idealizaciones formalistas. El
intento de comprensión que representan estas páginas será el homenaje a quien debemos
tanto.
La pragmagramática cubre los efectos estructurales de la explotación pragmática
de la gramática. Entre esos efectos se encuentran determinadas categorías de naturaleza
conceptual-procedimental, de contenido interpersonal, incursas en un proceso de
cambio2. Estas categorías son los marcadores discursivos, las perífrasis verbales, las
construcciones idiomáticas y demás combinaciones (básicamente) estables cuando
funcionan como la forma marcada de una oposición.
Estas categorías constituyen el núcleo de la pragmagramática. Sin embargo,
como efectos (e instrumentos) igualmente de esa explotación, se localizan también en el
dominio pragmagramatical las operaciones responsables del ajuste contextual de las
oraciones (como el orden de palabras y operaciones asociadas) ligadas a las actividades
discursivas de la estructuración y la argumentación. Igualmente, son
pragmagramaticales las posiciones estructurales que ocupan dichas categorías en los
enunciados.
Al mismo tiempo y excediendo los límites del dominio pragmagramatical, la
pragmagramática define una perspectiva de estudio de la gramática que, coincidiendo
con numerosas corrientes, fija su mirada en el uso que hacen normalmente de la
gramática hablantes y oyentes, como factor explicativo de esta y de su esencial
inestabilidad.
La propuesta que va a realizarse de un tercer dominio, entre la pragmática y la
gramática estricta, puede inscribirse en otra moda intelectual de nuestros días: la
búsqueda de terceras vías, de la que la tercera cultura de Brockman es quizá su
manifestación más conocida.
2 Que no necesariamente es gramaticalizador, como ha mostrado Elvira (2009: cap. 5. Cfr. Estellés 29-33)
en su revisión de los conceptos de gramaticalización y lexicalización.
3
1. Gramática estricta, pragmagramática y pragmática
Entendida la gramática en su sentido amplio como el sistema responsable de la
construcción e interpretación de los enunciados válidos en una lengua, es posible
establecer tres dominios ordenados de lo más abstracto a lo concreto, de lo más
gramatical a lo s pragmático, tal y como se representa a través de los dos modos
constructivos de los enunciados (pragmático y gramatical) establecidos por Givón
(2001: 13-15).
El más gramatical y abstracto es el de la gramática estricta. Pertenece a ella todo
aquello (fenómenos y unidades) que puede explicarse solo con principios gramaticales.
Pertenece a la gramática estricta lo que no puede ser de otro modo si no quiere
incurrirse en la agramaticalidad o en decir algo diferente. En términos coserianos,
diríamos que la gramática estricta se corresponde con el sistema. Caen dentro de la
gramática estricta lo independientemente de contexto, lo que está organizado en
paradigmas cerrados, como las conjugaciones verbales o los demostrativos. Aunque
estemos ante una cuestión en la que falta claridad, ejemplos de fenómenos y unidades
que pueden abordarse desde la gramática estricta, es decir, fuera de contexto, son la
concordancia sujeto-verbo o nombre-adjetivo, las construcciones impersonales con
haber o hacer, la elisión del sujeto de la oración subordinada sustantiva y su verbo en
infinitivo cuando este sujeto coincide con el de la principal (Quiero salir, *Quiero que
yo salga), la anteposición del artículo, las preposiciones, el sistema verbal español, la
estructura sintagmática o argumental
La gramática estricta puede entenderse como el sistema convencional que
empareja sonidos y significados creando unidades superiores a partir de la combinación
de las piezas léxicas. En esta gramática estricta, la gramática prototípica, caben junto al
componente central de la sintaxis, la morfología (pese a su difícil ubicación); la
semántica composicional y la fonología. Los dos últimos componentes pueden verse
como los dos sistemas que implementan el producto gramatical de cara a su empleo.
Los significados de esta gramática son estables, codificados, independientes de contexto
y fundamentalmente objetivos. Por otro lado, sus elementos se organizan en paradigmas
que permiten las elecciones más controladas que debe realizar el hablante a la hora de
construir sus enunciados. Estos conocimientos técnicos de la gramática estricta
constituyen la competencia gramatical. Aunque en los tiempos actuales se discute su
condición de entidad primaria (Bosque y Gutiérrez Rexach 2008: 23) y, al mismo
tiempo, se considera que hay fenómenos sintácticos que superan sus límites (Bosque y
4
Gutiérrez Rexach 2008: cap. 11), puede mantenerse la idea general de que la unidad
fundamental de la gramática estricta es la oración.
En el extremo contrario de menor abstracción, por tanto, de mayor
contaminación de lo gramatical con los factores contextuales (la mente de los
participantes y sus condicionantes culturales) se encuentra la pragmática como lo
perteneciente al dominio del hablar concreto, por seguir con los términos coserianos.
En el dominio pragmático se localizan los contenidos menos convencionalizados y más
interpersonales, más dependientes de contexto y de las implicaturas que en él se
generan, así como la menor organización y mayor opcionalidad (cfr. Leonetti 2008;
Ariel 2008)3. Su competencia es la competencia pragmática, es decir, la capacidad para
producir enunciados válidos contextualmente (y, en consecuencia, interpretarlos). En la
competencia pragmática se incluyen el conocimiento de las condiciones de adecuación
de los enunciados a las situaciones”, así como “las reglas sociales y culturales que rigen
el comportamiento verbal”, y, de modo más discutible, las inferencias que “permiten
calcular el contenido de lo comunicado” (Escandell 2008 [1993]: 225). La unidad de la
pragmática son los enunciados individuales.
Son fenómenos pragmáticos la presencia como coda del nombre propio del
destinatario, para hacer más amigable el mensaje:
1. Adiós, Paco.
O el posible sentido irónico de este intercambio conversacional focalizado en el
sintagma adjetivo muy duro y protagonizado por dos periodistas de una tertulia
radiofónica cuando comentaban la interrupción de su descanso veraniego por unos
políticos:
2. A: -Ha tenido que ser muy duro dejar las vacaciones. B: -Ha tenido que ser muy duro. Ya
entiendo.
En ejemplos como este es muy útil la distinción entre descripción (uso) e interpretación
(mención), puesto que, a menudo, el sentido marcado de una expresión proviene de un
3 Este dominio pragmático es compatible con la definición de la pragmática como el estudio de la
capacidad humana de combinar el conocimiento tácito de la gramática con información contextual de
varios tipos, tomada de la situación de habla, del contexto lingüístico previo o del conocimiento del
mundo de los hablantes; es esta capacidad la que nos permite adaptar de forma óptima nuestro
comportamiento lingüístico a nuestros objetivos e intereses” (Leonetti 2008). También lo es con la
propuesta de M. Ariel (2008) de distinguir lo gramatical y lo pragmático sobre la dicotomía código/
inferencias. Sin embargo, la existencia del dominio pragmático entra en conflicto con la Pragmática como
perspectiva (Verschueren (2002[1999]: 35; Escandell 2009: 230).
5
uso anterior con otra intención. Pensemos en dos conocidos títulos literarios: El sí de las
niñas y Vuelva Ud. mañana o en fórmulas como No, padre.
Muy definitorio de la pragmática es la remisión en las explicaciones a los
estados mentales humanos, culturalmente condicionados. Es lo que sucede con el uso
del diminutivo como manifestación de simpatía hacia alguien (Sarita), antipatía (Está
todo el día con el cochecito) o solidaridad (cervecita, gazpachito, siestita…)4.
En la intersección entre gramática y pragmática, como su interfaz, está la
pragmagramática, que en términos coserianos se vincula a la norma5. Frente a la
pragmática, relacionada con el uso intencional e individual de la gramática; la
pragmagramática se vincula a la dimensión no ocasional, pero solo parcialmente
convencionalizada del uso intencional que hacen de la gramática hablantes y oyentes, y
que se orienta hacia la convencionalización completa propia de lo estrictamente
gramatical (Ariel 2008: parte II). Obviamente es también la disciplina que lo estudia
(Pragmagramática), con cuyo modelo concluiremos.
Su unidad es también el enunciado, así como la construcción6. Sin embargo, frente
a la pragmática, que solo ofrece fenómenos ocasionales (aunque siempre controlados
por el sistema gramatical y otros sistemas), la pragmagramática está directamente
relacionada con el enunciado como unidad estructural, asimismo con las funciones que
se localizan en las capas más externas como la conexión o la modificación oracional.
Este es el espacio de la información modal e ilocutiva.
4 Uso que hay que relacionar con los hipocorísticos y demás acortamientos: facul, uni, insti, finde, peli,
prota, telecos, Guada (por Guadalajara), Guate (por Guatemala), nica (por nicaragüense)…
5 Entendida descriptivamente la norma como todo aquello, sistemático o no, que en el habla es
tradicional, constante y común (“lo que es así y no de otro modo”) (Coseriu 1970 [1952]); norma y
pragmagramática se vinculan porque todo cambio lingüístico para consolidarse necesita convertirse,
primero, en norma dentro de una comunidad de habla y porque no todo lo normativo pertenece al sistema,
dominio de la gramática estricta.
6 El término construcción es un término de mucho uso en la gramática actual, de modo muy particular en
la gramática cognitiva, en la que se ha convertido en una materia fundamental, dando lugar a las llamadas
gramáticas de la construcción. “Las construcciones son pares almacenados de forma y función, que
incluyen morfemas, palabras, fraseologismos, modelos lingüísticos parcialmente léxicos y completamente
gramaticales. Cualquier modelo es reconocido como una construcción en cuanto algún aspecto de su
forma o función no es estrictamente predecible desde sus partes componentes o desde otras
construcciones existentes” (Goldberg 2007: 590). Fuera del cognitivismo, también se habla de
construcciones, así en la Nueva Gramática de la Lengua Española de la RAE y demás academias de la
lengua española se utilizan, siguiendo una vieja tradición terminológica (Rojo 2001: 55-56), para referirse
imprecisamente a aquellas combinaciones de palabras con sujeto y un predicado, cuya peculiaridad
dificulta su análisis como oraciones o cláusulas. En ella aparecen, por ejemplo, construcciones absolutas
(Puesto a buen recaudo aquel criminal, el barrio respiró más tranquilo) o comparativas (Eran mejores de
lo que parecía).
6
El dominio pragmagramatical posee su propia competencia. La destreza en la
inserción de unidades como otra cosa como marcador metadiscursivo (Otra cosa,
Izamar se ha puesto mala) o de construcciones idiomáticas como las concesivas o
condicionales truncas empleadas en réplicas suaves como manifestación de desacuerdo
(Con lo que te he ayudado…, Si solo era una broma.) requiere un conocimiento
interiorizado de carácter básicamente técnico. Como las competencias gramatical y
pragmática, este conocimiento forma parte de la competencia comunicativa. Tal
vinculación entre pragmagramática y competencia comunicativa se percibe mejor sobre
la base de aquella como el espacio en que luchan lo estable y lo ocasional, lo objetivo y
lo subjetivo, lo permanente y lo cambiante.
De acuerdo con la teoría de los tres estratos del significado distinguidos por
Levinson (2004 [2000]), si la gramática estricta se asocia a los contenidos estables,
propios de la semántica, y la pragmática, a los ocasionales; el terreno de la
pragmagramática es ese tercer estrato del significado del que habla Levinson (2004
[2000]: 49-57). En este tercer estrato, se encuentran los significados presumibles, el de
las significaciones por defecto. Estos son significados constantes, pero que necesitan un
contexto determinado. A lo mejor necesita de ciertas condiciones para funcionar como
operador pragmático (A lo mejor todavía no han cerrado). Sin ellas, es solo un
sintagma libre (Siempre aspiro a lo mejor).
La siguiente imagen resume lo fundamental de los tres dominios:
2. Las categorías pragmagramaticales
GRAMÁTICA ESTRICTA: Su unidad es la
oración. Significados estables de la semántica.
Pertenece al sistema. Gramática
independientemente de su funcionamiento
comunicativo.
PRAGMAGRAMÁTICA: Su unidad es el
enunciado. Significados presumibles. Pertenece
a la norma. Gramática en su funcionamiento
comunicativo.
PRAGMÁTICA: Su unidad es el enunciado
concreto. Significados ocasionales.
Pertenece al hablar concreto. Gramática en
su funcionamiento comunicativo.
7
Entrando más en detalles, las categorías pragmagramaticales se caracterizan por:
a) La condición funcional, afectiva e intersubjetiva de sus contenidos que se activa
en determinados marcos dentro del intercambio comunicativo, lo que supone a
menudo una clara relación con actos comunicativos concretos. La expresión de los
contenidos intersubjetivos es la motivación, por ejemplo, de los operadores
pragmáticos (Desde luego, es un asunto muy difícil), un subtipo de los marcadores
discursivos. Otra muestra clara de la relación entre lo pragmagramático y la
intersubjetividad lo ofrecen la posposición del determinante (La chica esa, Una
mujer cualquiera) o fórmulas como la empleada en negativas irónicas (Va a ser
que no), que representan la forma marcada en un determinado paradigma, en este
caso, el de las expresiones negativas. La intersubjetividad de los contenidos
pragmagramáticos se conecta con el hecho, que se apunta en d), de que lo
pragmagramatical está sujeto a un proceso de cambio, en la conocida teoría de la
subjetivización de la Gramática Emergente (Cfr. Martí Sánchez 2008: 85-89).
b) Su carácter parcialmente sobreentendido, lo que se traduce a veces en una
dependencia de lo pragmagramatical respecto a la entonación7. Pensemos en la
interpretación por defecto de esas construcciones que se inician con para: ¿Para
qué quieres tanto libro?, Para eso tantas palabras… En ellas se transmite la
información básicamente implícita de que el hablante está realizando un reproche.
Iniciar un enunciado con determinados operadores pragmáticos coacciona la
interpretación de lo que introduce en el sentido de que debe tomarse como una
confesión que, en contra de su deseo, realiza el emisor, porque puede ser molesta
al interlocutor (sinceramente, francamente) o porque implica reconocer por parte
del primero que antes estaba equivocado (la verdad (es que), en el fondo, desde
luego). Tal interpretación se apoya en el carácter marcado de esas expresiones
frente al carácter no marcado de la ausencia de una expresión afirmativa, que se
basa a su vez en el Principio de Manera de Levinson, del que se hablará un poco
más abajo (ver § 3.).
c) La conexión con informaciones previas, explícitas e implícitas, lo que hace
contextualmente dependientes a estas categorías y las faculta para cumplir
7 Tal condición parcialmente sobreentendida de lo pragmagramatical lo aproxima en algún sentido a las
informaciones y categorías encubiertas de la teoría sintáctica (Bosque y Gutiérrez-Rexach 2008: 114-
116).
8
funciones cohesivas en el discurso. Es el caso de los que citativo (¿Que te
marchas?) o evidencial (Oye, que ya puedes entrar)8.
d) Su opcionalidad frente a la obligatoriedad de la gramática estricta. La
anteposición del artículo viene determinada por unas reglas. También, la selección
del subjuntivo por determinados predicados (La obligó a que se {callara/
*callaba}). No lo están, en cambio, en el mismo grado y de la misma forma, la
inserción de un determinado operador pragmático en un enunciado ({Igual / ø},
me paso mañana por allí) o iniciar una respuesta justificativa con es que (A: -
¿Nos vamos juntos? B: - {Es que/ §} he quedado y tengo prisa).
e) La incompleta convencionalización, propia de los significados presumibles (ver,
más abajo, § 3.). Total es un reformulador de recapitulación (Total, para dos días
que vivimos), pero no lo es necesariamente (La suma total asciende a veinte
euros; Fue una fiesta total). Delante del nombre propio, el artículo solo o en
combinación con el demostrativo ese pospuesto genera una interpretación por
defecto, de carácter despectivo: Lo ha dicho el Maxi (ese). Esta importante
propiedad de lo pragmagramático, que lo hace siempre depender de unas
determinadas condiciones, se explica por el proceso de cambio no consumado en
que está inserto.
f) Su condición de signos procedimentales, derivada del proceso de cambio que las
afecta y convierte las categorías pragmagramaticales en herramientas
fundamentales en la interpretación de los mensajes. No obstante, por su carácter
parcialmente sobreentendido y convencional, en lo pragmagramatical no se ha
perdido por completo el contenido conceptual. Entre los marcadores discursivos,
ordenadores de la información (en primer lugar, por un lado…), reformuladores
(esto es, es decir, en dos palabras, en total…), digresivos (por cierto, a propósito,
a todo esto, dicho sea de paso, [dicho sea] entre paréntesis, todo hay que decirlo,
a lo que iba, al grano) o conectores consecutivos (en consecuencia, por
consiguiente, por eso…) son una clara muestra de ello. También lo son las
mismas perífrasis verbales. en las que vía metáfora, subyace el significado literal,
lo que justifica esas posiciones que niegan su existencia. Por ejemplo, en Tengo
8 Para T. Rodríguez Ramalle (2008), ambos son manifestaciones del que enunciativo, que se inscribe en la
misma oración a través de la hipótesis de una estructura extendida de esta, donde caben los constituyentes
vinculados a la ilocución y a la modalidad. Es evidente que esta hipótesis sintacticocéntrica se opone a la
que en estas páginas está defendiéndose, en la que estos constituyentes se sacan de la gramática estricta.
9
que arreglar la habitación, tener no parece haber perdido la significación que
presenta en el no perifrástico, pero metafórico, Tengo un disgusto tremendo.
g) Su organización en paradigmas peor definidos que los de la gramática estricta.
Las formas simples y compuestas del verbo están mucho más organizadas que las
perífrasis verbales, constitutivas del sistema terciario del verbo español y
caracterizadas por la defectividad de sus paradigmas. El sistema de los posesivos
está mucho más definido que el de los marcadores discursivos, cuyo inventario y
clasificación es objeto de debate tras más de veinte años de estudio intensivo entre
los especialistas.
h) La borrosidad de las categorías pragmagramaticales manifestada en sus difusos
límites sintagmáticos. Este es un rasgo del proceso al que están sujetas (Elvira
2009: 156), con consecuencias en el análisis. Recordando lo que sucede con los
morfemas extensos de la Glosemática, como el aspecto verbal; el contenido
condicional y la advertencia como fuerza ilocutiva de ejemplos como {Mientras/
como} no te cuides, no sanarás se focaliza en mientras o como, pero afecta a toda
la construcción de subjuntivo, sin la que no podría hablarse de como o cuando
condicionales.
3. Significados gramaticales, pragmagramaticales y pragmáticos
En la caracterización de los tres dominios gramaticales hemos recurrido a los tres
estratos de Levinson (2004 [2000]): significados convencionales (semántica y gramática
estricta), presumibles (pragmagramática) y ocasionales (pragmática).
El significado convencional propio de la gramática estricta es el significado
oracional, donde se albergan los aspectos sistemáticos, constantes e independientes del
contexto y de la situación, del contenido oracional. Un aspecto esencial de este depende
de la organización sintáctica de la oración, esto es, de su significado estructural, donde
sobresale la relación sujeto/ predicado (Escandell 2004: 22). Junto a la significación
asociada a las distintas clases de palabras y a las categorías sintácticas superiores a ellas,
el significado estructural constituye la forma lógica de la oración (Escandell 2004: 81).
Esta puede entenderse como la representación semántica (o proposición) de la
estructura sintáctica9.
9Esta acepción de la forma lógica es más general que la que tradicionalmente ha tenido en el
generativismo, que la situaba en el nivel de la estructura-s[uperficial] para explicar generalmente
10
Sin embargo, de forma semejante a lo que sucede en la semántica léxica con las
palabras y sus sentidos contextuales, el contenido de los enunciados oracionales excede
al proporcionado por la forma lógica, incapaz de dar cuenta de lo que comunican estos
enunciados, en gran parte por la información sobreentendida que transmiten y que es
inferida por el destinatario. Este el campo de los otros dos estratos del significado
lingüístico, los correspondientes a la pragmática y a la pragmagramática:
3. Vi a Pedro y María besándose (→‟ mutuamente‟).
4. Se cortó un muslo (→ „el del pollo, no el suyo‟).
5. ¿Podría levantar su pie del mío? (→‟ deje de pisarme‟).
6. Son dos euros, por favor (→ „está ordenándose amablemente que se pague esa cantidad‟).
7. Ha empezado ya el partido (→ „conecta el canal correspondiente‟).
Como se indicó en el apartado anterior, los significados presumibles -aquellos en los
que primero se piensa, pero que son cancelables- son los propios de la
pragmagramática. Este es el contenido de las fórmulas rutinarias:
8. Tú mismo (→ „La decisión es responsabilidad tuya, aunque parece evidente‟).
9. Los he visto más rápidos (→ „Estás tardando mucho y haciéndonos esperar‟).
10. ¿Te has tomado las pastillas? (→ „Deja de decir estas locuras, que te hacen parecer un demente
medicado‟).
11. Al grano (→ „No te pierdas en detalles y céntrate en lo que vas a decir‟).
O de las construcciones idiomáticas:
12. Siempre que X [verbo] Y [sujeto], SUCESO NEGATIVO. Ej. Siempre que viene tu cuñado,
tenemos una discusión.
13. ¿Sabes X (SUCESO QUE SE PRESUME DESCONOCIDO Y QUE VA A DESPERTAR LA
CURIOSIDAD DEL INTERLOCUTOR)? Ej. ¿Sabes que Bernardette era gascona?
14. X (oración1) mientras que Y (oración2) (CONTRASTE QUE SE EMPLEA PARA CRITICAR
UNA SITUACIÓN INJUSTA REPRESENTADA EN LA ORACIÓN1). Ej. Ese chico está
divirtiéndose mientras que sus padres no dejan de trabajar.
15. X (enunciado1) {lo único/ lo que pasa, lo malo es que} es que (enunciado2) (OBJECIÓN
RELEVANTE, PERO SUAVIZADA POR CORTESÍA). Ej. El pantalón es muy bonito, lo único
el color. Tu currículo es muy bueno, lo que pasa es que ahora mismo no necesito a nadie.
16. Bienvenido a X [una realidad negativa que se nombra indirectamente y de la que carece de
experiencia el interlocutor) (RÉPLICA SUAVE). Ej. Bienvenido al mundo real/ al club
O del operador propio de la lengua coloquial del español de España anda, que mitiga la
descortesía de un mandato:
17. Anda, vuelve a llamarlo.
Los significados presumibles dependen de ciertos principios comunicativos
universales que se basan, a su vez, en el propio diseño de la lengua (Levinson 2004
[2000]: cap. 2). Nos referimos a los principios siguientes:
Principio C[antidad]
fenómenos relacionados con la cuantificación y el orden de palabras. En el Programa Minimista, la Forma
Lógica es ya solo uno de los dos niveles de representación de la estructura generada por la sintaxis.
11
Máxima del hablante: No proporciones una aseveración que sea informativamente más débil de lo
que tu conocimiento del mundo te permite, a menos que el empleo de una aseveración
informativamente más fuerte contravenga el principio I. Es decir, dentro del paradigma, selecciona
la opción informativamente más fuerte que concuerde con los hechos.
Corolario del receptor: acepta que el hablante ha realizado la aseveración más fuerte de acuerdo con
lo que sabe.
Principio I[nformatividad]
Máxima del hablante: la máxima de Minimización. “Di tan poco como sea necesario”; es decir,
produce la información lingüística mínima suficiente para alcanzar tus objetivos comunicativos
(teniendo en cuenta C).
Corolario del receptor: la regla de Enriquecimiento. Amplía el contenido informativo del enunciado
del hablante buscando la interpretación más específica de acuerdo con lo que juzgas que es la
intención-s del hablante, a menos que el hablante haya violado la máxima de Minimización al
emplear una expresión marcada o prolija.
Principio M[anera]
Máxima del hablante: Indica una situación anormal y no estereotípica usando expresiones marcadas
que contrastan con aquellas que usarías para describir la correspondiente situación normal y
estereotípica.
Corolario del receptor: Lo que se dice de un modo anormal indica una situación anormal, o los
mensajes marcados indican situaciones marcadas.
Por ejemplo el principio M es el que explica el posible contenido irónico de (18):
18. Ya ha venido el ilustre profesor.
En una conversación normal se sale de lo habitual referirse a un profesor como “el
ilustre profesor” (sobre todo cuando este no se encuentra presente), por lo que está
implicándose un contenido más allá de la simple atribución. El ilustre profesor como
denominación irónica no es un significado presumible, no es la interpretación por
defecto de este sintagma; para que esto se produzca es necesario el Principio M.
Por tanto, debe distinguirse entre los significados presumibles bastante
convencionalizados y en los que puede suponerse la intervención de estos principios
comunicativos universales, como en (8-16); y los significados ocasionales que en un
enunciado concreto se convierten en presumibles por la acción de los citados principios.
Tanto en un caso y otro, estos principios comunicativos universales pertenecen a la
pragmagramática; pero solo habrá una categoría pragmagramatical cuando su contenido
esté lo suficientemente convencionalizado como para que cuente con un significado
presumible, al menos, en un contexto concreto. Sin ello, seguirá estándose ante una
categoría pragmática, ocasional, pero sujeta a la lógica conversacional representada por
los principios levinsonianos. Si no fuera así, el interlocutor no podrá inferir que en (19)
el dependiente de una tienda, autor de la pregunta, le está sugiriendo que debe
abandonarla, porque ya se ha cerrado; en (20), que el hablante ahora no es, al menos, tan
feliz; y en (21), la insatisfacción de este ante la incompetencia de quien lo atendió
anteriormente:
12
19. ¿Tiene hora, por favor?
20. En aquella época era muy feliz.
21. Quiero que me atienda un verdadero profesional.
4. Final: génesis de lo pragmagramatical y modelo explicativo
Como dominio y como perspectiva del análisis gramatical, la pragmagramática
requiere un modelo que denominamos gramática situada y emergente (Martí Sánchez
2004)10. Con una presentación esquemática concluirá este escrito.
Movidos por la naturaleza de la mente humana y las posibilidades del lenguaje, a
través de sus fines fundamentales (la representación de los contenidos mentales y su
comunicación), los hablantes se sirven de la gramática para ser escuchados y, en
consecuencia, llegar a la mente del interlocutor. Este, a su vez, coopera por la promesa
de la necesaria recompensa de una información relevante.
Tal acción sitúa la gramática en el funcionamiento comunicativo, lo que la
obliga a someterse a un proceso de adaptación que incrementa necesariamente los
desequilibrios de la relación solidaria expresión/ contenido, característica de toda
categoría gramatical, ya de por sí sometida a una continua tensión por las fuerzas
enfrentadas en la economía del lenguaje. A veces, con la concurrencia de determinados
factores favorecedores, tal variación puede provocar la emergencia de una nueva
categoría pragmagramatical, que, con el tiempo, es posible que se integre en la
gramática estricta. En este punto, es decisiva la actuación del oyente, pues es él el que
inicia la sanción social de la modificación gramatical.
Desde esta perspectiva, la gramática aparece como una respuesta (tradicional e
individual) a las necesidades de los hablantes, manifestación, a su vez, de esa respuesta
general a las necesidades humanas que suponen las estructuras cognitivas11.
10 Estos adjetivos provienen de una cita de G. Palmer sobre la naturaleza del significado de las unidades
lingüísticas en el discurso: el significado del discurso es siempre, en cierta medida, situado y emergente.
El significado situado implica enmarcar los significados como elementos de situaciones convencionales.
El significado emergente se refiere a la esquematización (abstracción) de experiencias nuevas (tanto
perceptivas como autónomas)” (Palmer 2000[1997]: cap. 11). Como es evidente, el término emergente
remite a P. Hopper (1987: 142), pero también al enfoque sistémico del desarrollo psíquico, en el que es
clave la noción de sistema autopoiético (cfr. Perinat 2003: 50).
11 Entendidas en el sentido de Piaget como “un momento en proceso que consiste en una sucesión de
estructuraciones y desestructuraciones” (García 1997: 62). Hay una relación entre el cognitivismo y la
hipótesis constructivista acerca de la adquisición del lenguaje, acorde con su condición de modelo basado
en el uso del lenguaje (Butler y Gonzálvez-García 2006: 76-80).
13
El esquemático planteamiento que acaba de realizarse no quiere ocultar la
complejidad de unos hechos en los que coocurren diversos factores diversos:
intenciones de los usuarios, desequilibrios del sistema gramatical, la contienda hablante/
oyente subyacente a la economía del lenguaje, las leyes perceptivas de acuerdo con las
que se categorizan los fenómenos… Tal realidad deja clara la condición solo
parcialmente motivada de la emergencia gramatical, en la que los nuevos fenómenos
aparecen “como efecto no buscado o previsto de la combinación de otros prerrequisitos
y condicionantes que sí pueden tener una explicación evolutiva (Elvira 2009: 239)12.
Las consecuencias de tal estado de cosas es una problematicidad intrínseca de la
gramática, focalizada en la pragmagramática. Tal problematicidad puede verse en
términos de cuatro parejas de principios complementarios que dominan la realidad
lingüística y que contienden entre : diálogo/ tensión, unidad/ dispersión,
funcionalismo/ historia y presencia/ ausencia. Con su enumeración, concluye
provisionalmente esta teoría de lo pragmagramatical.
12 No es esta la única limitación del funcionalismo de nuestra propuesta. El funcionalismo queda limitado,
sobre todo, por la condición histórica de los fenómenos. El tiempo desmotiva y convierte en automático
lo que originariamente obedecía a una necesidad. Ese es el origen de ese ámbito autónomo que se
corresponde en gran medida con la gramática estricta y al que no parecen alcanzar las explicaciones
funcionalistas. A esta lucha entre funcionalismo (motivación) e historia (arbitrariedad) remite la tercera
pareja de los principios complementarios mencionados a continuación.
EMERGENCIA
Desmotivación
Consolidación
Gramática
estricta
MENTE
Intenciones
comunicativas
Respuesta
gramatical
SITUACIÓN
Sistema
gramatical
1
Sistema
gramatical
2
14
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... Hecha esta declaración, relevante solo en la medida en que limita el alcance de nuestra propuesta, el supuesto de partida es que, siendo ambos conectores (ver, a continuación, § 4.2), la conjunción constituye una clase sintáctica, por tanto, gramatical; y los CD, una clase discursiva (o funcional), consecuentemente, pragmagramatical (ver Martí Sánchez, 2011a). De aquí se derivan las propiedades que aparecerán en el esquema del próximo subapartado y la relación de los CD con los adverbiales (ver, abajo, § 4.3) y, en la que destaca por su valor distintivo la independencia sintáctica y fónica. ...
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Lo que hace un problema de un problema es que contiene una contradicción (Ortega y Gasset, La España invertebrada). Resumen Los problemas terminológicos encierran a menudo problemas de fondo. Con esta idea, el propósito del artículo es examinar las causas lingüísticas y metalingüísticas de la confusión que rodea las categorías de la conjunción y los conectores discursivos (y sus correlatos fraseológicos), incrementada tras la irrupción de los segundos en la bibliografía especializada. Sobre este examen, se propone una caracterización de ambas clases de palabras. Para diferenciarlas, también, para señalar sus zonas de indistinción. La oposición conjunción/ conector discursivo se cruza con la existente entre palabra y unidad fraseológica, pues muchos de los conectores y algunas conjunciones son locuciones. Aquí radica una clave para entender el significado procedimental de estas unidades. Palabras clave Clases de palabras, conjunción, conector discursivo, pragmagramática, locuciones adverbiales, locuciones conjuntivas, sintaxis. Abstract Terminological issues often contain underlying problems. With this in mind, the aim of this paper is to examine the linguistic and metalinguistic causes of confusion around conjunction categories and discourse connectives –as well as their phrasal counterparts. Such confusion has increased since the latter burst into specialized bibliography. In examining the above mentioned causes, a characterization of both parts of speech is proposed with the aim of distinguishing them as well as identifying those areas in which they do not differ. The opposition conjunction / discourse connective intersects with the existing contrast between word and idiom since many of the connectives and some conjunctions are in fact idioms. Herein lies a key to understand the procedural meaning of these units. Key words 1 CADERNOS DE FRASEOLOXÍA GALEGA 15, 211-236, 2013. La versión preliminar de este artículo se presentó como comunicación en el II Coloquio Internacional " Marcadores discursivos en las lenguas románicas. Un enfoque contrastivo " (Buenos Aires, 5, 6 y 7 de diciembre de 2011). Este trabajo está vinculado al Grupo de Investigación UCM 930235 "Fraseología y Paremiología " (PAREFRAS); se enmarca en el Proyecto de Investigación "Estrategias para aplicar las TIC al proceso de adquisición de la competencia paremiológica en el marco de la enseñanza/aprendizaje de lenguas" (Paremiastic, FFI2011-24962, 2012-2014, Ministerio de Ciencia e Innovación). Para cerrar esta primera nota, quiero agradecer a Inmaculada Penadés una vez más sus sabios y profundos comentarios, que tanto me ayudan siempre.
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The aim of this paper is to describe in some detail the topography of the space occupied by functional and cognitive models. We describe the salient characteristics of functionalist, cognitivist and/or constructionist models against the general background of usage-based models, and also include in our discussion the parallel architecture framework of Jackendoff (1997, 2002a, 2002b), recently further refined as the Simpler Syntax hypothesis (Culicover & Jackendoff, 2005). A list of 36 features for the comparison of models is drawn up, and each of 11 approaches is discussed in the light of these features. Our conclusion is that although the study provides some evidence for the view that functionalist and cognitive and/or constructionist models occupy two partially distinct areas of functional/cognitive space, there is nevertheless a large group of features which are shared across all the types of model we have examined. Other groups of features allow us to distinguish between two major groups of models, one largely functionalist in its orientation, the other cognitivist and/or constructionist, the remaining models showing affinities with one or other of the two main groups, according to the feature concerned.
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Este artículo es una respuesta a varias importantes cuestiones: ¿qué es la gramática?, ¿para qué sirve?, ¿cómo funciona? La contestación a todas ellas nos ha llevado a postular una gramática del uso lingüístico, basada en la psicología evolutiva. Tal gramática es una gramática emergente (atenta a la gramaticalización) y pragmáticamente situada (en la que se tienen en cuenta las variables comunicativas, principalmente las intenciones de hablante y oyente). Las dimensiones abstracta (normas constitutivas) y situada (normas regulativas) de la gramática se unen en una concepción de la gramática como estructura inestable constituida por un conjunto de elecciones que permite a los hablantes adaptarse no solo a las exigencias del contexto actual sino también a los nuevos requerimientos contextuales.
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When using language, many aspects of our messages are left implicit in what we say. While grammar is responsible for what we express explicitly, pragmatics explains how we infer additional meanings. The problem is that it is not always a trivial matter to decide which of the meanings conveyed is explicit (grammatical) and which implicit (pragmatic). Pragmatics and Grammar lays out a methodology for students and scholars to distinguish between the two. It explains how and why grammar and pragmatics combine together in natural discourse, and how pragmatic uses become grammatical in time.
Thesis
RESUMEN El grupo de los denominados marcadores del discurso de digresión en español ha recibido poca atención desde el punto de vista histórico. La tesis realiza un estudio diacrónico de los marcadores de digresión considerados típicos por la Gramática Descriptiva de la lengua española: por cierto, a propósito, a todo esto/a todas estas y, además, el marcador en vías de gramaticalización dicho sea de paso. Se ponen de manifiesto los orígenes diversos de estos marcadores y la atipicidad evolutiva del marcador más representativo, por cierto, que procede de un antiguo epistémico, un valor hoy residual en español. Partiendo de los estudios individuales, se completa la visión atomística de cada marcador con una perspectiva conjunta, que toma en cuenta la importancia del paradigma y de la presión paradigmática en la gramaticalización de marcadores del discurso. Los datos de corpus sugieren la existencia de un paradigma pragmático de marcadores de digresión, con un miembro prototípico, por cierto. Asimismo, la presión paradigmática explica evoluciones inesperadas como la gramaticalización masiva de marcadores a partir del siglo XIX o la súbita reducción de ámbito de digresores que tradicionalmente encabezaban párrafo (como a propósito); asimismo, reinterpreta determinados aumentos de frecuencia como redistribuciones posicionales de algunos marcadores que pasan a ocupar los huecos dejados por miembros que van desapareciendo del paradigma. __________________________________________________________________________________________________ So-called digression discourse markers have been a neglected group of elements in Spanish Linguistics, especially from a diachronic point of view. This work analyses historically the discourse markers (DMs) considered as typical in the Gramática Descriptiva de la lengua española: por cierto, a propósito, a todo esto/a todas estas and the not yet fully grammaticalised digression marker dicho sea de paso. The various origins of these elements are highlighted, as well as the developmental singularity of the most prototypical marker, por cierto, since it evolves out of an old epistemic marker por cierto (certainly), residual in present-day-Spanish. On the basis of four individual studies, this work goes beyond the traditional, atomistic point of view, taking the importance of paradigms into account as well as the role of paradigmatic pressure in triggering grammaticalization processes. Data suggest the existence of a pragmatic paradigm of digression DMs whose prototype is por cierto. The paradigmatic pressure may explain unexpected historical phenomena, such as the massive grammaticalization of DMs from the 19th century on, or the sudden reduction of scope in markers which formerly introduced a whole paragraph (like a proposito); this paradigmatic pressure also sheds light on some increases in frequency of DMs, due to new markers replacing old members of the paradigm and adopting their privative distributions.
Article
A new theoretical approach to language has emerged in the past 10-15 years that allows linguistic observations about form-meaning pairings, known as 'constructions', to be stated directly. Constructionist approaches aim to account for the full range of facts about language, without assuming that a particular subset of the data is part of a privileged 'core'. Researchers in this field argue that unusual constructions shed light on more general issues, and can illuminate what is required for a complete account of language.
Sistema, norma y habla". En Teoría del lenguaje y Lingüística general
  • Eugenio Coseriu
Coseriu, Eugenio (1970 3 [1952]). "Sistema, norma y habla". En Teoría del lenguaje y Lingüística general. Madrid: Gredos, 11-113.
Syntax, I. Ámsterdam-Filadelfia
  • Talmy Givón
Givón, Talmy (2001): Syntax, I. Ámsterdam-Filadelfia: J. Benjamins (nueva edición).