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Antropología Médica y Epidemiología: hacia una mayor comprensión y normalización del fenómeno social de consumo de drogas

Authors:

Abstract

Resumen Este artículo propone un análisis teórico sobre la aplicación de técnicas cualitativas por parte de la Antropología Médica en el estudio sobre problemas de salud y particularmente en el ámbito del consumo de drogas o sustancias psicoactivas (SPA). Al mismo tiempo propone necesariamente un espacio de trabajo común, entre la Antropología Médica y otras Ciencias de la Salud (concretamente la Medicina y la Epidemiología,). La articulación de los enfoques (micro y macro sociales), característicos del análisis socio antropológico aplicada al estudios de los fenómenos de uso de cocaína y otras drogas, puede aportar datos estratégicos al discurso y a los fundamentos de intervención sobre drogas y salud en general, así como ampliar el conocimiento teórico al respecto des de la Antropología Médica y desde las técnicas cualitativas de investigación social, proponiendo y reivindicando un espacio de complementariedad y no subalternidad respecto a la epidemiología o otras ciencias de la salud. This article proposes a theoretical analysis of the application of qualitative techniques by the Medical Anthropology in the study on health problems, particularly in the field of drugs or psychoactive substances. At the same time necessarily suggest a common workspace, between Medical Anthropology and other Health Sciences (specifically, Medicine and Epidemiology). The articulation of approaches (micro and macro social) characteristic of social anthropogical análisis applied to studies of the phenomena of cocaine and other drugs, can provide strtegic information to the speech and fundamentals of drugs intervention and health in general and extend the theoretical knowledge about the Medical Anthropology des and from qualitative social research techniques, proposing and claiming an area of complementarity and subordination regarding the epidemiology or other health sciences .
Antropología Médica y Epidemiología: hacia una mayor comprensión y
normalización del fenómeno social de consumo de drogas.
Alumno: Llort Suárez, Antoni1 MAMSI 2010 URV. Tutor: Dr. O. Romaní Alfonso
Resumen
Este artículo propone un análisis teórico sobre la aplicación de técnicas cualitativas
por parte de la Antropología Médica en el estudio sobre problemas de salud y
particularmente en el ámbito del consumo de drogas o sustancias psicoactivas
(SPA). Al mismo tiempo propone necesariamente un espacio de trabajo común,
entre la Antropología Médica y otras Ciencias de la Salud (concretamente la
Medicina y la Epidemiología,). La articulación de los enfoques (micro y macro
sociales), característicos del análisis socio antropológico aplicada al estudios de los
fenómenos de uso de cocaína y otras drogas, puede aportar datos estratégicos al
discurso y a los fundamentos de intervención sobre drogas y salud en general, así
como ampliar el conocimiento teórico al respecto des de la Antropología Médica y
desde las técnicas cualitativas de investigación social, proponiendo y reivindicando
un espacio de complementariedad y no subalternidad respecto a la epidemiología o
otras ciencias de la salud.
This article proposes a theoretical analysis of the application of qualitative tech-
niques by the Medical Anthropology in the study on health problems, particularly in
the field of drugs or psychoactive substances. At the same time necessarily sug-
gest a common workspace, between Medical Anthropology and other Health Sci-
ences (specifically, Medicine and Epidemiology). The articulation of approaches
(micro and macro social) characteristic of social anthropogical análisis applied to
studies of the phenomena of cocaine and other drugs, can provide strtegic inform-
ation to the speech and fundamentals of drugs intervention and health in general
and extend the theoretical knowledge about the Medical Anthropology des and
from qualitative social research techniques, proposing and claiming an area of
complementarity and subordination regarding the epidemiology or other health sci-
ences.
Palabras clave: Medical Anthropology, Epidemiology, cocaine consumption, drug users
movement, community involvement.
1Breve nota sobre el autor: (Reus 1978), Antropólogo Social y estudiante del Master de Antropología
Médica, Antropólogo del Servicio de Drogodependencias Hospital Universitario Sant Joan de Reus,
investigador en la modalidad (investigación-acción-participativa) sobre consumo de sustancias
psicoactivas (SPA), y colaborador de Grup Igia. Participo en diferentes movimientos y redes de activismo
social en relación a la defensa de los derechos de los consumidores de SPA, entre los cuales me
identifico: ARSU, ASUT, Plataforma Drogológica, ENCOD (Coalición Europea para Políticas de Drogas
más Justas y Eficaces), INPUD (Red Internacional de Personas que Usan Drogas). Creo que es
importante aclarar mi posición ideológica para delimitar el alcance epistemológico de éste artículo.
1
Introducción.
Drogas. ¿Qué ha estado pasando en el mundo?
Debemos admitir que el Informe que elabora anualmente la Oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito ( UNODD), el Informe anual del Observatorio
Europeo sobre la Droga y las Toxicomanías (OEDT), a como los informes
elaborados por instituciones locales como el (Observatorio español -Plan Nacional
sobre Drogas), son algunos de los documentos de referencia para profesionales,
investigadores del ámbito socio sanitario, usuarios de drogas, población general,
medios de comunicación, etc. en relación a la obtención de alguna información
determinante para aproximarse a cuál es el status quo de la cuestión drogas en
general, o para encontrar una versión “científico-oficial” sobre esta realidad.
Ahora bien, tal y como intentaré sostener en este artículo debemos leer los
resultados de estos grandes diseños estadísticos con mucha atención y a sabiendas
que las informaciones en ellos plasmadas responden a: 1) una determinada
construcción sociocultural respecto al fenómeno del uso de drogas de carácter
dominante respecto a otras concepciones existentes también válidas y legítimas 2)
que sus datos son fruto de de grandes diseños estadístico–cuantitativos, revelando
únicamente una de las capas superficiales de la realidad y que corresponden a una
“foto fija” de la misma. 3) A consecuencia de 1) y 2) Los resultados de los Informes
Internacionales responden mediante datos “crudos” a las expectativas e intereses
de determinados sectores políticos lo cual tiende a reforzar el discurso social que
concibe al usuario de drogas generalmente como un enfermo (a nivel físico o
mental)o un desviado, restituyendo al mismo tiempo los mecanismos de control
social; formal/informal, implícitos en el fenómeno de uso de sustancias, como por
ejemplo su asociación a la delincuencia. Aún así los documentos citados son dos
herramientas de gran valor analítico, tanto desde el punto de vista etnográfico y de la
Antropología Médica como para el análisis epidemiológico. Mi intención no es poner
en duda la validez o utilidad de estos Informes sino intentar justificar porqué es
necesario que los mismos sean complementados o leídos en el marco de una
contextualización adecuada.
En primer lugar, punto 1) hablamos de una determinada construcción sociocultural
dominante respecto al fenómeno de consumo de drogas que responde a tres
acontecimientos más o menos coetáneos: 1. EL surgimiento de las Políticas
prohibicionistas que los EEUU desarrollaron desde finales del XIX y principios del XX
y que exportaron a Europa y al resto del mundo. 2. El desarrollo de las Políticas
económicas capitalistas. 3. Nacimiento de la biomedicina.
Los diferentes procesos de ilegalización de sustancias no se globalizan y consolidan
hasta 1965 en la Convención de Viena de las Naciones Unidas, durante la cual se
revisaron y establecieron arbitrariamente y definitivamente los fundamentos para la
prohibición de determinadas plantas y principios activos, en defensa de la
humanidad, así como comprometiéndose los Estados Miembros a su persecución.
Aparentemente, en este caso, se hubiera podido ilegalizar con los mismos
argumentos, el tabaco, el alcohol o el azúcar, por su poder adictivo y efecto dañino
sobre la salud.
2
Las consecuencias sociales (tanto las positivas como las negativas) derivadas de los
nuevos modelos de vida de las sucesivas Revoluciones Industriales en Europa y en
América del Norte2, así como el consiguiente y fulgurante estallido de la industria
farmacéutica, potenciaron el uso regulado y/o el abuso de sustancias como la
heroína, la cocaína, el cannabis y sus derivados, dispensados hasta la época por
farmacias y boticas europeas de manera legal y popular3 . Volveré a remarcar pues
que no fueron tanto razones de salud, sino políticas de control social, las que han
influido desde el SXIX hasta la actualidad en la estrategia política y en el discurso
dominante relacionado con la “cuestión del consumo de sustancias psicoactivas”,
tanto en el ámbito legislativo como en el médico. Podemos identificar en este punto
el nacimiento de un proceso social determinante, la medicalización masiva en
respuesta a los padecimientos de salud. La biomedicina poco a poco se apoderará
de la potestad de intervenir en dichos problemas.
“El proceso de medicalización se refiere a un fenómeno que incluye diversos
procesos históricos de largo alcance, y a través del cual podemos detectar que
ámbitos cada vez más amplios de la vida personal y social de la gente van siendo
objeto de preocupación, estudio, orientación y en definitiva, control, por parte de la
corporación médica. (…) Ciertamente, a medida que avanza el proceso de
medicalización hacia nuestros días podemos observar cómo el lugar del
medicamento se va convirtiendo en más central, a diferencia del lugar que
ocupaban los remedios populares en nuestras sociedades tradicionales y en otras
sociedades, donde coexistían con otros elementos empíricos y rituales de igual o
más importancia que ellos. Por otro lado, también el control, del remedio en primer
lugar y del medicamento luego, va pasando de la propia población a los
especialistas o semi-especialistas que van surgiendo (como serán los distintos tipos
de curanderos existentes), a especialistas autorizados administrativamente por los
Estados, los farmacéuticos y los médicos, o bien en el caso de las drogas, a cuerpos
burócratas y administradores con competencias específicas reconocidas sobre el
asunto.” Romaní (1999:39 y 40)
Partiendo de esta premisa, podemos afirmar que se acababa de activar un nuevo
mecanismo de control social que tenía que ver con una de las dimensiones más
importantes de la gestión política de todos los tiempos, la salud pública. Los
llamados procesos de automedicación, que al mismo tiempo están integrados
como variante de las denominadas prácticas de autoatención en salud4 de los
cuales nos ocuparemos más adelante, pasarán inevitablemente a un plano de
subalternidad, o aun estado de pseudo-ciencia. Así pues, el sistema drogas quedaría
hasta la actualidad controlado totalmente por las instancias estatales y los convenios
internacionales.
En los siguientes puntos intentaré mostrar detalles y ejemplos de la articulación del
discurso predominante sobre salud y drogas respecto a otros enfoques
2Véase para este tema Castel, R. (1997) La metamorfosis de la cuestión social.
3Ver para el caso español J.C Usó.(1996) En España se dispensaba en farmacias, boticas y otros:
cannabis, cocaína, heroína y sus derivados y mixturas hasta 1936.
4Autoatención en salud: como afrontamos determinados padecimientos mediante la interacción con
nuestra redes sociales de carácter primario (familia, amigos, pareja) y mediante nuestros propios
conocimientos adquiridos por la experiencia: familia, amigos o por nosotros mismos
(autocuidado)Menéndez (2005).
3
metodológicos que intentan reflexionar e ir un poco más allá de los aspectos
legales-represivos y sanitarios-proteccionistas (paternalismo).5
Si tenemos como referente del “estado de la cuestión” global sobre el uso de drogas
informes de esta naturaleza, como los que nos presentan (UNODD y OEDT),
tenemos que suponer y demostrar, al menos este es uno de los objetivos de este
artículo, la existencia en primer lugar y la utilidad en segundo lugar, de los estudios
o informes derivados de la perspectiva socio antropológica, de carácter cualitativo,
como una herramienta no tan sólo complementaria sino de profundización y de gran
utilidad estratégica, tanto en investigación como en intervención/aplicación en
relación al fenómeno de consumo de dogas. El enfoque de la Antropología Médica
permite centrarnos en una visión historicista, relativista en relación con los distintos
modelos de atención a la salud, y en las distintas prácticas de cuidado hacia la
misma o de uso de drogas o sustancias psicoactivas, ya sea en contextos urbanos
occidentales, como en otras realidades.
Parece ser que las políticas mundiales sobre drogas han encontrado la manera de
eludir la complejidad social del asunto mediante la estrategia de, primero: focalizar
estratégicamente su atención sobre la patología (enfermedad física y/o mental) y la
patología social (personas desviadas)6, ante los otros factores de incidencia de
naturaleza sociocultural. Segundo, poniendo el énfasis de sus actuaciones en el
control de la oferta mediante la persecución y fiscalización de personas, plantas y
substancias psicoactivas. Los resultados de los informes globales, quines tienen la
responsabilidad última de legitimar determinadas políticas, consideran a grandes
rasgos, como indicadores importantes, la prevalencia en cifras absolutas de
consumidores a nivel global, los índices de tratamiento y los datos derivados del
control fiscal. Intentaré fundamentar que detrás de esto existe un proyecto ideológico
(terapéutico) correspondiente a una política social determinada. que responde a la
concepción prohibicionista y biomédica de la cuestión del consumo de drogas.
La perspectiva de la Antropología Médica.
La Antropología Médica se ha especializado desde los años 70 en lo que
denominamos estudio del proceso salud/enfermedad/atención (s/e/a), (Menéndez,
2005). Este es un proceso que podemos denominar universal, que se da y se ha
dado en todas las sociedades, pero que inevitablemente los saberes y prácticas,
que en él se dan, no pueden escapar de contener y comunicar significados
culturales.
La enfermedad y la atención de ésta constituyen hechos estructurales en toda
sociedad; expresan no sólo fenómenos de tipo epidemiológico y clínico sino que
también expresan las condiciones sociales, económicas y culturales que toda
sociedad inevitablemente procesa a través de sus formas de enfermar, curar y morir
(Menéndez 2005:10). Obviamente podemos trasladar este concepto al fenómeno
social del uso de sustancias psicoactivas. La manera en que los individuos, grupos
5Véase para esta cuestión la obra de Husak, D.(2000) Drogas y Derechos.
6Para profundizar sobre este concepto ver: “Los extraños” de H. Becker. (1964.). Becker describe y
relativiza muy bien en su estudio sobre consumidores de cannabis, como las sociedades producen
mecanismos de control, reconociendo conductas o comportamientos desviados según los criterios que la
misma sociedad define de manera arbitraria.
4
sociales y sociedades consumen sustancias psicoactivas expresan también las
condiciones socioestructurales en las que están contextualizadas.
En este sentido y para introducirnos en el análisis del Modelo Médico Hegemónico o
Biomédico, debemos tener en cuenta que: el saber médico, tal y como lo conocemos
se desarrolló dentro de tres instituciones básicas durante los siglos XIX y XX; la
universidad, el consultorio privado y el hospital público, expresándose en todas ellas
las condiciones dominantes en cada sociedad. Por ejemplo, la disciplina médica fue
aprendiendo algunas de las principales prácticas de su profesión en los hospitales a
través de ejercicios terapéuticos aplicados sobre todo a pacientes de estratos bajos
(Menéndez, 2005). El modelo médico instituido durante el siglo XIX en países
europeos y americanos no es sólo un producto del desarrollo científico y profesional
de la biomedicina, sino que sectores sociales hegemónicos contribuyeron a su
desarrollo y legitimación a la vez que también participaron en este proceso el
conjunto de de los sujetos y grupos sociales subalternos que se enferman y que
demandan atención médica al mismo tiempo que se caracterizan por sus formas
diferenciales de enfermar, autocuidarse o morir; y que van encontrando en la
medicina alopática soluciones reales o imaginarias a sus principales padecimientos
(Menéndez, 2005).
No es ningún secreto que hasta la irrupción de los denominados Estados del
Bienestar, el acceso a la salud (dispositivos, condiciones ambientales, condiciones
económicas...) no era un derecho universal, tal y como lo entendemos hoy en día en
los países desarrollados. No por ello deberíamos suponer que en épocas anteriores
a la Ilustración, por ejemplo en la Edad Media, no existían otra clase de mecanismos
de protección y cobertura social igualmente eficaces7. El saber médico ha
monopolizado paulatinamente el ámbito de la atención a la enfermedad y el
padecimiento, siendo ésta práctica de atención muy diversa en cualquier tipo de
sociedad inclusive la capitalista. Y no tan solo en el ámbito del desarrollo de la
biomedicina sino también en otras estructuras macro sociales de desarrollo
económico político.
Las características definitorias de la Biomedicina, como paradigma o sistema
médico son, a grandes rasgos, según Menéndez (2005:12): biologísmo,
individualismo, a-historicidad, a-sociabilidad, mercantilismo y eficacia pragmática.
Considerando esta premisa podemos relacionar y encuadrar mayoritariamente el uso
de drogas (ilegales, aunque también determinados usos de las legales) dentro de la
categoría analítica de s/e/a, como un proceso de autoatención y más
concretamente dentro de los procesos de automedicación.
La autotención en salud hace referencia a la respuesta que todo grupo humano o
individuo busca para resolver un problema de salud en sentido amplio (afectivo,
físico, relacional, mental) en su propio contexto. En las sociedades llamadas
desarrolladas este proceso hace referencia a la acción previa de acudir a los centros
primarios de salud y tendrá mucho que ver con las creencias culturales, costumbres,
significaciones o representaciones simbólicas o prácticas domésticas aprehendidas8.
7 Véase los estudios de Comelles JM, por ejemplo (1997)
5
Atendiendo a esta red conceptual, debemos considerar la enorme diversificación y
diferenciación entre tipologías de sustancias psicoactivas y de los usos de las
mismas; (experimental, ocasional, instrumental, habitual, abusivo,...) y tener en
cuenta que las definiciones biologicistas clásicas de las drogas y sus efectos, que
han permanecido hasta nuestros días, véase por ejemplo el legado que del
antropólogo y farmacólogo del SXIX (L.Lewin)9 dejó respecto al estudio de los
efectos de las sustancias. Romaní (1999)
Hay que invitar a los defensores de este tipo de definiciones a complementar el
contenido de las mismas con: los efectos farmacológicos de las sustancias
psicoactivas siempre variaran dependiendo de factores no tan solo personales, sino
sociales, culturales, económicos, políticos y de infinidad de posibles situaciones
contextuales.
La concepción del uso de sustancias psicoactivas como un proceso patológico
permite que el consumidor de drogas se convierta en un ente asistible, por el simple
hecho de usar una determinada sustancia psicoactiva, al margen de que desarrolle
problemas relacionados o no.
Todo “proceso asistencial” (Comelles ,1997)10 y la investigación de las ciencias de la
salud relacionada, como la epidemiología, tienen aspectos de gestión (prácticas,
comportamientos, actuaciones), así como aspectos ideológicos. Estos últimos se
encarnan en las representaciones, valores, en las actitudes y hasta en el conjunto de
las legitimaciones corporativas y modos de organización institucional que envuelven
aquellas prácticas.
“En el caso de la Biomedicina existe un discurso que legitima toda la actividad en el
campo de la salud, el cual tiene como último referente la ciencia (…) este discurso
con pretensiones de cientificismo, permite que el resto de la sociedad acepte de
alguna forma una intervención determinada11. (Romaní, 2008:302).
Estos conceptos teóricos, que afectan a la estructura social (biomedicina, carrera
asistencial, asistibilidad, proceso s/e/a), son los que identificaremos como material
primario de base, para analizar el discurso “científico” de los informes estadísticos,
en los próximos puntos del artículo.
Las instituciones de vigilancia epidemiológica no dejan de ser prolongaciones de los
dispositivos asistenciales, en consecuencia, podemos atribuirles las mismas
características respecto a la elaboración de discursos y ejecución de determinadas
prácticas. Su importancia radicará en que estos dispositivos serán los que marcaran
8Para poner un ejemplo de cómo se afronta un cuadro de nerviosismo a nivel doméstico de autoatención:
“tomar un trago”,” fumarse un cigarro o un “porro””, “tomarse una tila”, “tomarse una benzodiacepina”...
9 Debemos a este autor las nociones de: dependencia, tolerancia, abstinencia o las clasificaciones de las
sustancias según sus efectos farmacológicos: estimulantes, depresores, alucinógeno…
10 Los procesos asistenciales son itinerarios construidos en un complejo asistencial construido a partir de
los recursos intelectuales, emocionales, sociales, institucionales y culturales de los microgrupos
implicados con una enfermedad. La noción de proceso asistencial remitía a un hecho universal: el que en
todas las sociedades es posible distinguir prácticas de gestión de la crisis, y al hecho constatable según el
cual su observación empírica pone de manifiesto su extrema variabilidad cultural y su condición de
particularismo cultural.
11Podemos poner un ejemplo para ilustrar esta contradicción: la prescripción de metadona cómo sustancia
psiocatciva legal, un potente opiáceo, es aceptada por la sociedad en cambio la heroína no.
6
las prioridades de actuación. Es evidente que el discurso relacionado con las drogas
es el de lucha contra las mismas y que se ha proclamado a nivel internacional una
“guerra contra algunas drogas” y la ideación utópica de un mundo sin drogas, que
no admite cuestionamientos ni especificidades respecto a usos no “prescritos” de
sustancias ilegales, pero que regula arbitrariamente un mercado ingente de drogas
legales, como los medicamentos, el alcohol o el tabaco.
La cuestión Metodológica
La Antropología Social y la Epidemiología han recorrido gran parte de su historia
como ciencias ignorándose una a otra, y a pesar de tímidos encuentros y
desencuentros continúa el debate y la incomprensión sobre la idoneidad de sus
aproximaciones frente a problemas relacionados con el proceso de
salud/enfermedad/atención. Más aún en el campo de conocimiento sobre salud y
drogas el encuentro raras veces se ha dado. No quiero aventurarme a dilucidar cual
de las dos es mejor o peor, es obvio que no entraremos en maniqueísmos y tenemos
que tener muy en cuenta que:
“El problema básico para cualquier aproximación puede ser el mismo: olvido de las
cautelas y generalización abusiva. “Es tan erróneo o, puede serlo, generalizar al
conjunto de la población consumidora de una determinada droga los resultados de
una prueba probabilística de sujetos en tratamiento, como los de una monografía
etnográfica sobre subcultura cuyos miembros utilizan dicha droga en rituales de
iniciación.” (Grup Igia, 2000:29).
Aún así, parece que el desarrollo y aceptación de la disciplina de la Antropología
Médica y del enfoque cualitativo ha sido minoritario y menospreciado respecto al
epidemiológico cuantitativamente hablando.
Siguiendo a Menéndez (2001) vamos a repasar algunos de los aspectos clave,
(puntos en común y conflictos) entre el desarrollo de la Epidemiología y la
Antropología Médica. En primer lugar, partiendo del papel subalterno que la
Antropología Médica y la aproximación cualitativa han experimentado desde su
creación, parece que su recuperación o inicio del proceso de equiparación se hizo
posible gracias a la modificación generada en el perfil epidemiológico (básicamente
fomentados por el estudio las modernas enfermedades crónico-degenerativas, o por
procesos referidos al Tercer Mundo, cómo los programas de planificación familiar).
Otro motivo de su resurgimiento fueron las dificultades que las ciencias de la salud
evidenciaron para obtener información confiable y estratégica respecto a varios
problemas de salud relacionados en particular con las adicciones, homicidios,
suicidios, sida y violencia entre otros, durante la década de los setenta, expresando
así una crisis de eficacia del saber biomédico.(Menéndez, 2005:123-124).
“Aunque la sociología o la psicología social, desarrollaron siempre tendencias
teóricas que utilizaban técnicas cualitativas, la epidemiología como disciplina
científica excluyó lo cualitativo y se centró exclusivamente en lo estadístico, por lo
menos hasta la actualidad (Dunn y Janes 1986, Gaines 1992, Gerhardt 1990,
Menéndez 1998, Nations 1986, Trostle 1986a y 1986b). (Menéndez, 2001:127).
7
El desarrollo y recuperación de las aproximaciones cualitativas es correlativo como
señala Menéndez al reconocimiento del papel de los sujetos y grupos sociales en
casi todos los pasos del proceso s/e/a. 12. Estas tendencias propiciaron los enfoques
de investigación/acción/participativa13, basados principalmente en técnicas
cualitativas que no sólo operaron como instrumentos para obtener y difundir
información sino que operaron como uno de los principales mecanismos de
concienciación y acción14, así pues el impulso dado a las técnicas cualitativas surge
de los intereses, objetivos y prácticas de la sociedad civil(2005:125).
Así pues, las limitaciones observadas al respecto de las técnicas estadísticas para
obtener información estratégica y fiable para describir y actuar sobre problemas
graves, la capacidad de las técnicas cualitativas para producir este tipo de
información, análisis e implementación, la utilidad de las mismas no sólo para
producir información sino para la concienciación, acción y participación grupal o
comunitaria y la existencia de sectores sociales que impulsaron estas técnicas en
función de sus objetivos y necesidades fueron los cuatro puntos clave del
resurgimiento de las técnicas cualitativas en el campo de la investigación en salud y
que propongo que sigan reivindicándose.
Un caso paradigmático fue por ejemplo el del fenómeno de uso de drogas inyectado
durante los años 80 y 90 y su relación con la propagación del VIH, en España15. Al
igual que en muchos países europeos las metodologías de educación entre pares,
las investigaciones basadas en el método bola de nieve16 o las buenas etnografías
reveladoras de la realidad más densa, así como la formación de grupos de usuarios,
sindicatos y asociaciones de consumidores17, fueron clave para parar la evolución de
la epidemia, al mismo tiempo que disminuir sobredosis y proponer un nuevo modelo
de reinserción social. Este desarrollo no ha dejado de ser “problemático” o incómodo
para las instituciones de investigación y saberes profesionales s/e/a del campo
biomédico (Menéndez 2001:127).
Las diferencias y desencuentros entre ambas disciplinas podrían abastar capítulos
enteros de discusión y crítica pero si vamos a proponer y describir similitudes
debemos ponernos de acuerdo en qué las dos disciplinas trabajan con algún tipo de
12Vemos un ejemplo actual en la constitución de redes internacionales de consumidores de sustancias
psicoactivas organizados y realizando un importante trabajo de advocay, como: INPUD o ENCOD a
nivel Internacional o las asociaciones ASUT, ARSU, AGRUPA’T, PIGAD, AUPA’M, APDO o la
federación FAUDAS, en el ámbito Español.
13Véase para este tema : Sepúlveda et al (2008).
14Por ejemplo los grupos de activismo social durante los años 70 feminismo, movimiento gay pasando por
los grupos de ayuda mutua.
15España ha sido uno de los países del mundo donde las consecuencias del consumo de drogas han sido
más graves desde el punto de vista de salud pública. En los últimos 30 años, 20 a 25 mil personas han
muerto de sobredosis y 100.000 han infectado por el VIH a través del uso de jeringas no estériles, y
muchos más se han infectado por la hepatitis C. Gabinet de Comunicació i Premsa. GENCAT
Salut.http://www.gencat.cat/salut/depsalut/html/ca/premsa/dn1903/drogdanys.pdf
consultat el día 30 de juny 2010.
16Bola de nieve. Guía para la formación de usuarios-as de drogas como agentes de salud. por Grupo GID.
2004
17Véase para este tema Proyecto atlas (Grup Igia) y Baulenas, G., Borras, T. & Magrí, N. (1998).
Políticas e intervenciones de reducción de riesgos. Barcelona: Grup Igia.). Los grupos o asociaciones
españolas y sobretodo catalanas, han permitido no tan sólo la obtención de datos (mediante contactos,
informantes clave, historias de vida) y mediante el aprendizaje de su experiencia, sino convertirse en
interlocutores indispensables en materia de salud y drogas para los gobiernos locales.
8
conjunto social y no con el individuo aislado. Menéndez (1998) distingue cuatro
puntos de convergencia claves entre las disciplinas de la Epidemiología y los
enfoques socio antropológicos y de la Antropología Médica en concreto:
a) Las dos disciplinas, reconocen la multicausalidad de la mayoría de los
problemas de salud, cuestionando la etiología única de éstas, b) suponen la
existencia de algún proceso o evolución en el proceso de s/e/a específico, al mismo
tiempo que también reconocen que las condiciones de vida tienen mucho que ver
con la causalidad, el desarrollo, control o solución de los problemas de salud. c) La
concepción preventiva de los problemas de salud y d) la convicción de que la
naturaleza de sus investigaciones no son arbitrarias sino que pertenecen a
principios técnicos y teóricos específicos. (Menéndez, 1998:4).
Siguiendo al mismo autor, y entramos ya en el quid de la cuestión, serán los puntos
de conflicto en los campos convergentes señalados, los que realmente centraran
nuestro interés y que nos permitirán al mismo tiempo, teorizar, problematizar y
después ejemplificar algunos puntos de análisis importantes de los datos
presentados en este artículo.
Estamos de acuerdo en que las dos disciplinas trabajan sobre grupos sociales, pero
empezaremos señalando, cómo primer elemento de divergencia importante, que la
epidemiología los describe en términos de agregados estadísticos, de manera
atomizada y desarticuladas y que describe o identifica las enfermedades mediante
un conjunto de signos objetivables y de carácter universal. La Antropología Médica
en cambio, estudia la realidad social a partir de “grupos naturales”, intentando no
desagregar a los conjunto sociales, dado que en su definición teórica éstos
constituyen un tipo de unidad que expresa la articulación entre individuos (Menéndez
1998:4). La agregación de grupos estadísticos genera un tipo de información que no
corresponde a los que los conjuntos sociales producen o reproducen respecto al
proceso de s/e/a y supone no asumir que los individuos se definen como tales a
partir de las relaciones que establecen entre sí y que estas relaciones corresponden
a códigos colectivos de carácter sociocultural.
Por lo que refiere a lo multicausal respecto a la enfermedad, la epidemiología sitúa
en lo biológico o en lo bio-ecológico el eje de la causalidad desde una aproximación
a-histórica respecto al proceso e/s/a. El uso dominante de la corta duración histórica
en sus investigaciones no es un hecho causal o basado exclusivamente en razones
técnicas, sino que obedece a una perspectiva metodológica que no incluye la
importancia de la dimensión histórica. En el campo de estudio de las drogas, no
tener en cuenta está dimensión es un sesgo recurrente de la epidemiología y de la
biomedicina en general.
La antropología médica por otro lado relaciona estrechamente la etiología de los
problemas de salud con los factores socioculturales e incorpora en su análisis la
perspectiva diacrónica de tales procesos. Las ciencias antropológicas y las sociales
han propuesto una concepción construccionista del padecimiento, de las estrategias
de atención, pero también de la vida cotidiana en la que se procesa el padecimiento,
lo cual entre otros hechos han conducido a observar históricamente el papel de la
biomedicina respecto a toda una diversidad de problemas. La inclusión de la
9
dimensión histórica comparada en el estudio del proceso s/e/a incrementa la
complejidad de los procesos de estudio. (Menéndez, 1998:6).
Un análisis diacrónico en términos de larga duración permite darse cuenta que no
sólo cambian las estrategias y formas de atención, sino que se modifica la incidencia
de las enfermedades, y los que es más significativo, las relaciones sociales y
culturales establecidas por los grupos y sujetos con padecimientos. La dimensión
histórica del estudio social de los problemas de la salud, ha hecho que las dos
disciplinas muestren interés por el concepto de “carrera del paciente” pero no aplican
las mismas interpretaciones ni énfasis, como por ejemplo en el concepto
fundamental del “punto de vista del actor”18 o “estilo de vida”. La epidemiología utilizó
este concepto eliminando la perspectiva holística, reduciéndolo a conducta de riesgo,
limitando y no incluyendo la articulación entre las condiciones materiales e
ideológicas. La aplicación biomédica “extrajo” el padecimiento de los procesos
culturales y sociales en que se desarrolla y utilizó el concepto estilo de vida para
describir rasgos específicos de comportamientos relacionados primero con
determinadas enfermedades crónicas, y más tardíamente con las violencias y las
adicciones (Menéndez, 1998: 7-9). Este punto es crucial para entender el desarrollo
y enfoque actual de las investigaciones sobre drogas y salud, ya que la biomedicina
y la epidemiología, por defecto, tienden a atribuir a la responsabilidad individual del
sujeto la elección de determinados riesgos y estilos de vida, excluyendo las
condiciones estructurales del análisis, por ejemplo haber elegido tomar o no tomar
drogas.
En cuanto a los conflictos o diferencias relacionados con el enfoque preventivo que
ambas disciplinas manejan, señalaré que las más destacadas son las referentes a
representaciones o prácticas culturales como prácticas de prevención. La
biomedicina suele ver las representaciones y prácticas de la población como factores
que inciden desfavorablemente sobre su salud; las perciben como un saber
básicamente a modificar. Esta perspectiva considera además explícita o
implícitamente que la población no maneja criterios de prevención. Desde la
perspectiva antropológica se afirma que no existen grupos sociales que carezcan de
estos saberes, porqué los mismos son estructurales de la misma cultura, la mayoría
de estos criterios preventivos son socioculturales y el punto central aquí, es, no
considerar, son válidos o no, sino asumir que los grupos sociales producen
criterios y prácticas de prevención más allá de que sean equivocadas o no. En
consecuencia, uno de los principales objetivos médicos debería ser la descripción y
el análisis de los significados de los saberes preventivos de los grupos, para trabajar
a partir de los mismos en un proceso de acción conjunta salubrismo/grupos sociales.
(Menéndez 1998-14). En el caso del estudio y la intervención en drogodependencias
este aspecto es central y por desgracia minoritario, a pesar que desde las Políticas
de Reducción de Daños y Riesgos y desde la Antropología Médica se lleve más de
dos decenios insistiendo sobe esta cuestión.
Evidentemente las dos disciplinas tienden a considerar los objetivos, teorías,
técnicas o niveles interpretativos propios como los correctos, pero en el caso de la
epidemiología se da especialmente, ya que en sus inicios tenía en cuenta factores
ambientales y sociales. Al paso del tiempo su tendencia ha sido la de ir reduciendo
18Ver para estos conceptos “El punto de vista del actor: homogeneidad, diferencia e historicidad. E.L.
Menéndez. En relaciones n69 1997, 237-272
10
su interpretación a una determinada concepción de los que es el método científico19,
con lo cual y entre otras cosas condujo a eliminar casi toda aproximación de tipo
cualitativo.
La necesidad de articulación de estas dos disciplinas es un hecho irrefutable, pero
las diferentes identidades institucionales y roles profesionales, han favorecido las
divergencias y desencuentros. Sólo a partir de un enfoque constructivista de la
realidad podremos llegar a un entendimiento (Menéndez 1998-15). En este caso el
análisis constructivista debería proponer un acercamiento técnico a la dimensión
histórico-estructural del fenómeno del uso de drogas y pondría inevitablemente en
evidencia el fracaso de los objetivos de las políticas de drogas en los últimos 150
años. Proponiendo, a lo mejor, un modelo de gestión de las mismas a nivel local.
¿Porqué la Antropología Médica es adecuada para el estudio del consumo de
drogas?
Intentaré fundamentar brevemente en este apartado, las cualidades específicas de
las Antropología Médica para el estudio del fenómeno de uso de drogas tanto a nivel
teórico como práctico. En primer lugar ya hemos hablado sobre la especificidad del
estudio de los fenómenos sociales por parte de la Antropología a partir de la
observación y análisis de unidades de significación y prácticas de los diferentes
grupos sociales respecto a los procesos de s/e/a, de su enfoque holístico que
permite analizar la realidad interrelacionando los distintos niveles de la misma
(micro-macro) y de su capacidad para interaccionar con los grupos estudiados no
sólo a nivel de investigación acción sino a nivel de concienciación y movilización de
objetivos y necesidades.
“Las estrategias de investigación cualitativa adoptadas por la antropología para el
estudio del consumo de drogas se basa en los referentes teórico-filosóficos inscritos
en la tradición comprensiva e interpretativa de las ciencias sociales (Husserl, 1993;
Mead 1993 en Díaz (1998-179). Esta tradición considera que lo caracteriza a los
fenómenos sociales es que poseen significado e intencionalidad y en su enfoque se
privilegia la comprensión (Weber, 1973:1984, especialmente las páginas 5-25, en
Diáz 1998:179). Esta estrategia y la metodología evaluativa han sido particularmente
utilizadas- desde diversas perspectivas teóricas, tanto sociológicas como
antropológicas- para el estudio intensivo de comunidades tradicionales y “primitivas”,
grupos marginales, subculturas delincuenciales, procesos de desviación (Bécker,
1971; Goffman;1980;1984; Evans-Pritchard, 1980; Sutherland, 1988,
Whyte:1981;Wirth, 1973. (Díaz, 1998:180).
La capacidad de indagar, profundizar y conectar con fenómenos relativamente
“escondidos”, “marginales y/o ocultos, cómo el estudio de las violencias o actividades
relacionadas con la ilegalidad o con grupos sociales estigmatizados.
“La metodología cualitativa es la más adecuada para analizar la naturaleza del
consumo de drogas, por el carácter oculto del consumo y por las complejas
elaboraciones culturales que comporta. Algunos ejemplos de su utilización en este
campo específco pueden verse en Adler, 1993; Bieleman et al.,1993; Biernacki,
19Biomedicina, Positivismo. Creencia en el progreso ilimitado.
11
1986; Bourgois, 1995; Díaz, Barruti, Doncel, 1992; Funes, Romaní;1985, Pallarès,
1995; Ratner, 1993; Zinberg,19842. (Díaz 1998:180).
Como señala Romaní (1999:155) en relación a los estudios sobre consumo de
drogas en un informe de la OMS se exponía que en relación a la ratio
costes/beneficio, entendidos estos últimos como mayor cantidad y calidad de
información, se deberían priorizar las metodologías de estudio siguiendo la siguiente
jerarquización, que sitúa la etnografía y métodos afines en los puntos 2 y 3:
1. Recopilación y cotejo de las informaciones ya existentes.
2. Estudios basados en informantes clave.
3. Estudios basados en observaciones directas (etnografía).
4. Encuestas poblacionales en general.
5. Encuestas poblacionales específicas.
6. Sistemas de notificación.
El mismo autor realiza una muy buena descripción las especificidades en cuanto a
la calidad y a la obtención del conocimiento etnográfico respecto al fenómeno de
uso de drogas, argumentando que:
Desde esta posición (la etnografía) podremos apreciar el significado que tiene el
consumir ciertas drogas, y el persistir en ello aunque, muchas veces, les reporte
gran cantidad de problemas (físicos, relacionales, judiciales, etcétera); el gran
número de sujetos y grupos que consumen de maneras muy distintas,
heterogeneidad que queda enmascarada detrás de la etiqueta estigmatizadora, o de
la mayor “normalidad” social, cuando este consumo es secreto; que lo que llamamos
dependencia tiene unos aspectos farmacológicos, que hay que integrar en otras
variables que los condicionan y modifican y que son las que configurarán realmente
un determinado estilo de vida: unas técnicas de uso en unos medios muchas veces
negativos (desde el punto de vista estrictamente higiénico como del de las
ansiedades y compulsiones que implican dichos medios), unas expectativas
culturales sobre los efectos de las drogas y lo que se consigue siendo drogadicto, la
adquisición de una determinada identidad (muy importante por cierto, en nuestra
sociedad actual),la identificación con ciertos pares, con situaciones vividas, con
rituales específicos, un uso peculiar del tiempo y del espacio...:la lógica de sus
recorridos asistenciales, entre la comunidad terapéutica el ambulatorio o los amigos,
para dejar un tipo de droga o re situarse respecto a ella ;etc. (Romaní 1999:156).
Esta perspectiva o enfoque se desarrolló e a partir de los estudios etnográficos y
antropológicos en la década de los cincuenta, donde las llamadas “drogas”, eran
unos elementos más o menos integrados en los sistemas socioculturales estudiados
(Romaní 1997:45), destacando los estudios de Lindesmith o Bécker20, sobre
heroinómanos y marihuaneros respectivamente.
Desde la perspectiva antropológica el enfoque holístico obliga a analizar los
problemas globalmente, de manera contextuada a distintos niveles de la realidad, y a
través de diferentes articulaciones entre estos diversos niveles. También permite
como metodología de acercamiento a la realidad (implicando interacción continuada
20 Lindesmith (Addiction and Opiates) 1968 y Bécker. H “Los extraños” 1964
12
e intensa con el grupo estudiado), acceder de manera inmediata a los datos de la
realidad a nivel micro-social, además de mediante un marco-teórico bien
estructurado, permite contrastar datos y explicaciones previas de los niveles
progresivamente más macros (Romaní, 1997: 46).
Por último decir que la utilización del enfoque antropológico junto con la utilización de
técnicas cualitativas de acercamiento, posibilita un campo de trabajo aún s
interesante desde mi punto de vista que es el de la movilización de los propios
consumidores de drogas (problematizados o no) en busca de una mejora de la
comprensión del fenómeno y en definitiva en la mejora de las condiciones sociales
legales y sanitarias que atañen al consumo de drogas, no tan sólo reivindicando
derechos propios sino promoviendo mejoras y colaborando en la planificación
estratégica de Políticas, Programas, recursos y dispositivos creados para atender el
denominado problema de las drogas. Creo que la participación de los consumidores
de drogas, tanto en investigaciones (formando parte como informantes y como
participantes) como en procesos de advocacy y defensa de los derechos humanos,
es clave e indispensable para intentar ganar espacios y libertades en el panorama
mundial de las políticas que gestionan el fenómeno del consumo de drogas. Así
mismo si incidir a un nivel internacional es difícil desde la antropología teórica y
aplicada, si es cierto que a nivel local se encuentran las respuestas y las claves para
una movilización social exitosa21, en pro de una mejora de las políticas de drogas.
Discursos y datos
De los dos informes internacionales referenciados (ONUDD y OEDT) me parece
sumamente interesante empezar por el análisis de los textos introductorios que los
preceden. En los preámbulos y prefacios de estos informes aunque breves, se
concentran simbólicamente y de manera explícita las características del discurso
ideológico de las políticas hegemónicas relacionadas con el problema de las drogas
y nos dicen bastante más que los datos estadísticos que presentan y que
superficialmente analizaré. Son textos que hablan en nombre de los países y de los
políticos y que generan discurso e ideología. Ofrecen una oportunidad de análisis
que me parece poco despreciable para reivindicar el espacio apropiado para la
Antropología Médica ya que ambos textos, podrían considerarse como una
declaración de intenciones de los gobiernos y/o una declaración de principios22
dirigida a la población mundial en relación al “problema” de consumo de drogas.
Informe “Resumen Ejecutivo” de UNODD. 2009
En el texto introductorio, la presidencia de la UNODD23, presenta sus reflexiones
después del primer siglo de fiscalización que se inició Shangai 1909, por el comercio
del opio y Las Guerras del Opio. Naciones Unidas emite la valoración sobre la
eficacia y limitaciones de las políticas sobre drogas de la siguiente manera:
21Ejemplos al respecto los encontramos en los Clubs de fumadores de marihuana, o en las asociaciones de
consumidores i exconsumidores de drogas organizados.
22Base, origen, razón fundamental sobre la cual se procede discurriendo en cualquier materia.
23Antonio M. Costa. Director Ejecutivo. ONUDD.
13
“Las drogas ilícitas siguen planteando un problema para la salud 24
de la humanidad.
Por ello las drogas están y deben seguir estando controladas. Habida cuenta de ello,
los Estados Miembros confirmaron su apoyo inequívoco a los convenios y
convenciones de las Naciones Unidas que han establecido el sistema internacional
de fiscalización de drogas.”(UNODD 2009:1)
El Informe de UNODD reconoce también que:
“se han puesto de relieve algunos efectos negativos de la fiscalización, claramente
no deseados que preanuncian la necesidad de plantear un debate sobre las formas
de hacerle frente. Últimamente se han alzado algunas voces limitadas pero en
aumento entre los políticos, los medios de difusión y hasta la opinión pública, que
afirman que la fiscalización de drogas no está dando resultados. El volumen de
estas voces sigue aumentando y el mensaje se está extendiendo. Gran parte de
este debate público se caracteriza por generalizaciones injustificadas y soluciones
simplistas. Sin embargo el eje mismo del debate destaca la necesidad de evaluar la
eficacia del enfoque actual. Tras haber examinado la cuestión sobre la base de
nuestros datos la UNODD ha llegado a la conclusión de que, aunque los cambios
son necesarios, estos deberían alentar diferentes medios de proteger la sociedad
contra las drogas, y no de impulsar el objetivo diferente de abandonar esta
protección.(UNODD 2009:1).
La despenalización de las drogas se reconoce como el objetivo diferente al cual se
hace referencia, rechazado sistemáticamente a partir de los tres argumentos básicos
que la defienden sus seguidores; argumentos económicos, de salud y de seguridad,
alegando perversión económica, un aumento de la delincuencia y amenaza para la
salud. Consciente del fracaso evidente de las políticas efectuadas hasta el momento,
la solución propuesta es la mejora de la eficacia de las mismas, no intentar observar
o introducir otras aproximaciones o metodologías.
Otra declaración significativa en el resumen ejecutivo, es la determinación de la
toxicomanía como enfermedad y el acceso universal a tratamiento. La
conceptualización de la toxicomanía como enfermedad refuerza el enfoque
biomédico y procesos como el de medicalización del problema y de las personas,
aludiendo la dimensión social y cultural.25
No se identifica por ejemplo el aumento de la violencia consecuencia de las políticas
de fiscalización de drogas, sino que se de describe el problema de la delincuencia
como un fenómeno aislado o independiente de las consecuencias de la fiscalización.
24Se han respetado los subrayados de los textos originales. Véase como la concepción de la “droga” es de
total arbitrariedad. Propone el control sobre las sustancias, como si tuvieran entidad propia, agency. No
habla sobre la interacción entre las sustancias y los sujetos y menos de la interacción con los contextos
determinados. La droga es un amenaza por si misma, por el sólo hecho de existir.
25 NIDA. Según Eliot Albert (INPUD) en su conferencia the production of the stigma by the Disease
model of Adiction. Sesion 352. 19 IHRA Conference. Liverpool. 2010. NIDA cambió el significado del
acrónimo A (Pasando de Abuse a Adiction) sentando las bases del “nuevo” modelo de enfermedad de las
adicciones.
14
“Insto a los gobiernos a que reajusten su combinación de políticas sin demora e
impongan una mayor fiscalización de la delincuencia, sin disminuir la fiscalización de
las drogas.” (…) Insto a los heroicos partidarios de la causa de los derechos
humanos en todo el mundo a que ayuden a la UNODD a promover el derecho a la
salud de los toxicómano; deben recibir ayuda y reintegrarse a la sociedad. La
adicción es un problema de salud y no debe encarcelarse a los afectados, ni
dispararse contra ellos, ni tampoco como sugieren los defensores de este
argumento, sacrificarlos para reducir la amenaza a la seguridad que plantean las
mafias internacionales.”(UNODD 2009:2)
Centrar la persecución en los traficantes y no en los consumidores de drogas y
proponer acceso al tratamiento universal a la toxicomanía parecen objetivos
razonables, quizá planteados a partir de la autocrítica que las mismas políticas
prohibicionistas se han aplicado,
un compromiso para salvar vidas y reducir la demanda de drogas: esto traerá
aparejado la caída de la oferta y los ingresos de la delincuencia conexos”. (ONUDD
2009:2)
Sin duda la utilización del lenguaje abrupto, simplificado y contundente contra las
drogas, es una de las características más definitorias del discurso biomédico y
prohibicionista, en la misma medida la evocación de imágenes apocalípticas y de
siniestras realidades colectivas, como el objetivo de poner fin a las ciudades sin
control:
“Los guetos no crean toxicómanos ni desempleados a menudo sucede lo contrario.
Y en este proceso prosperan las mafias”. (…) Curiosamente, y pese a la ola actual
de delincuencia, los llamamientos a que se adopten medidas en contra de lavado de
dinero y el delito informático (Internet) no tienen respuesta. En este proceso, la
política sobre drogas carga con la culpa y se la menoscaba”.(UNODD 2009-3.
“Hasta ahora, la mayor parte de nuestra sociedad se ha opuesto tenazmente y con
éxito, al programa de legalización de estupefacientes. Sin embargo debe cambiar la
política de lucha contra la delincuencia. Ya no basta con decir: no a las drogas.
Ahora debemos afirmar con la misma vehemencia: no a la delincuencia. No queda
más opción que mejorar tanto la seguridad como la salud. Poner fin a la fiscalización
de los estupefacientes sería un error colosal. Igualmente catastrófico es seguir
haciendo caso omiso de la amenaza que la delincuencia organizada plantea a la
seguridad.”(UNODD 2009:4)
Los datos presentados en el informe estadístico irán pues destinados a justificar
estos principios ideológicos y políticos, mayormente preocupados por la disminución
de la oferta y producción y en segundo lugar por los datos o indicadores que indican
patología, enfermedad o demanda de tratamiento. Es evidente y no lo trataremos en
este artículo que la investigación relacionada con la neurociencia, la industria
farmacéutica es en número y en reconocimiento mucho más elevada que la
estadística y por supuesto aún más que la olvidadísima aproximación cualitativa.
15
La poca precisión y estimaciones estadísticas entre los datos presentados es
reconocida por la propia UNODD, pero no parece preocupar demasiado, la
apariencia científica de sus figuras y datos y la fe ciega en el progreso “científico” de
la estadística parece ser suficiente garantía de éxito para conseguir sus objetivos.
“En 2008 se registraron algunas reducciones alentadoras en la producción de
cocaína y heroína. (…) Aunque los datos no son suficientemente completos como
para dar una estimación precisa de la reducción de la producción de opio y de coca
a nivel mundial, quedan escasas dudas de que, en efecto disminuyó”. (…) La
producción de las demás drogas ilícitas es más difícil de detectar y los datos sobre
consumo de drogas también son limitados. No obstante, los estudios sobre loso
consumidores en los mercados más grandes del mundo de cannabis de cocaína y
opiáceos indican que dichos mercados se están achicando.” (UNODD 2009:...)
“Como es de suponer, todos estos mercados son clandestinos y el seguimiento de
los cambios exige el uso de distintas técnicas para hacer estimaciones. Los datos
son escasos, especialmente en los países en vías de desarrollo y el nivel de
incertidumbre en relación en muchas cuestiones es elevado. Por primera vez este
año en el Informe Mundial sobre las drogas, se dan datos explícitos sobre el nivel de
incertidumbre y se presentan márgenes en lugar de valores exactos.”(...)
“El nivel de incertidumbre es menor en relación con el cultivo de coca y de
adormidera, en que se han realizado estudios científicos de los cultivos en los pocos
países en que se encuentra la mayor parte de la producción. También se han hecho
estudios científicos sobre el rendimiento de los cultivos, pero se tiene menos
certidumbre respecto a la producción de estas drogas que del cultivo para la
producción de drogas”.(UNODD 2009:5)
Breve exposición de los datos estadísticos referentes a la cocaína del Informe
Ejecutivo de UNODD 2009.
Los datos más relevantes del informe los podemos resumir en los siguientes
indicadores:
1. Producción de cocaína en el mundo (toneladas métricas) 1994-2008
“La producción estimada de cocaína a nivel mundial disminuyó un 15%, de 994
toneladas métricas en 2007 a 845 toneladas métricas en 2008. Esta disminución
obedece a una fuerte reducción de la producción en Colombia (28%), que no se vio
compensada por aumentos en Bolivia y Perú”. (UNODD 2009:8)
Los cálculos de producción se calculan relacionando las siguientes variables:
Cálculo basado en las incautaciones, cálculo basado en los consumidores (consumo
promedio de la población total) y cálculo basado en los consumidores (consumo
promedio por tipo de consumidor).
16
2. Incautaciones mundiales de cocaína. (Toneladas métricas)1987-2007
“Después de cinco años de aumento, en 2006 la cantidad de cocaína incautada
disminuyó y se mantuvo al nivel más bajo en 2007 (5% por encima del período 2005-
2007). Esto se condice con la estabilización de la producción. En 2008, se observó
una reducción significativa del tráfico en América del Norte, el mercado de consumo
de cocaína más grande del mundo. Esto se reflejó en el rápido aumento de los
precios y la caída del nivel de pureza de la cocaína. En 2008 el Reino Unido también
comunicó una caída de los niveles de pureza de la cocaína” (UNODD 2009:10)
3. Estimaciones sobre el número total de consumidores de drogas ilícitas a
nivel mundial.
“El número de personas que consumieron cocaína por lo menos una vez en 2007 se
estima entre 16 y 21 millones a nivel mundial. (…). En 2007 unos 5,7 millones de
personas consumieron cocaína por lo menos una vez el año anterior en Estados
Unidos. Tras fuertes aumentos en años recientes, varios estudios realizados en
países de Europa occidental mostraron las primeras señales de estabilización,
aunque al parecer el consumo de cocaína sigue aumentando en América del Sur.
Algunos países de África, en particular de África occidental y meridional, parecen
mostrar niveles en aumento del consumo de cocaína, si bien los datos son escasos”.
Los datos sobre estimaciones totales del número de consumidores proveen de las
estadísticas nacionales de cada nación, encuestas domiciliarias, centros educativos
y centros de tratamiento, como veremos también en el caso del OEDT. Tanto el
modelo europeo como el de los países que lo conforman, se inspiraran en el tipo de
diseño estadístico del informe de la ONUDD, así como seguirán los objetivos y líneas
estratégicas aquí señaladas. Así pues van a reproducirse los rasgos de a-
historicidad de las series estadísticas, la desagregación de los grupos sociales
estudiados y la formulación de generalidades que poco tienen que ver con el
complejo micro sistema de relaciones que se dan a nivel de la ciudadanía.
El Informe del Observatorio Europeo sobre las Drogas y la Toxicomanía
(OEDT)
Partiremos igual que en el informe de UNODD de un análisis básico del discurso
contenido en los prefacios y notas introductorias del Informe Europeo 2009. En el
informe europeo se refuerza también la idea de la necesidad del desplazamiento del
debate político a favor de conceder mayor prioridad a las actividades de represión
enfocadas al suministro, más que al consumo de drogas, Se caracteriza también por
un enfoque de investigación eminentemente cuantitativo-epidemiológico, desviando
la atención de los sociocultural hacia el control de la demanda y el tratamiento e
intervenciones sanitarias, como analizaremos brevemente en los siguientes puntos.
Tímidas referencias a otros enfoques parece que van apareciendo en el discurso
político sobre salud y drogas:
“Europa se ha mostrado claramente partidaria de políticas de lucha contra las
drogas que sean equilibradas, científicamente fundamentadas y humanitarias. (...)
Aunque los debates en las Naciones Unidas a veces han sido acalorados y en
17
ocasiones han reflejado posiciones políticas e ideológicas inamovibles, también se
han detectado signos de que podría estar ganando terreno un enfoque más
pragmático y razonado para identificar cuáles son las actuaciones eficaces. Los
Estados Unidos, por ejemplo, han suavizado su postura en cuanto a facilitar equipos
de inyección estériles para reducir el riesgo de infecciones de transmisión
sanguínea, reflejando el notable fundamento empírico respecto a la eficacia que
existe en este ámbito.” (OEDT, 2009:11)
Es obvio que se hace referencia a los programas de reducción de Daños y Riesgos,
orientación hacia cuestiones más prácticas y humanitarias (sanitarias y sociales
principalmente) en relación al consumo de sustancias y acostumbrada a trabajar con
enfoques cualitativos, cómo el de la Antropología médica, que tienen que ver con la
perspectiva del actor, la participación de los mismos usuarios en la elaboración,
ejecución y evaluación de actuaciones aplicadas en salud. Llama la atención como
en el apartado dedicado a la cocaína y crack, el OEDT, clasifica las políticas de
Reducción de Riesgos y Daños26, como nuevos enfoques, después de 20 años de
implementación de las mismas (que no son más que un enfoque distinto dentro de
los procesos de s/e/a).
Al mismo tiempo que el Informe de UNODD, el texto europeo reconoce el poco éxito
de la aplicación de las políticas hasta el momento:
“Nada permite aventurar una mejor de la situación en el tema de la heroína y la
cocaína, las dos sustancias que forman el núcleo central del problema droga en
Europa. (...)El consumo de cocaína en Europa continúa concentrando en los países
occidentales, donde la tendencia permanece, por lo general, estable o sigue en
aumento.” (OEDT, 2009:14).
El informe europeo aunque más sensible en algunos aspectos sociales o más
avispado en predecir tendencias y estudiar fenómenos novedosos, presenta en su
discurso general atisbos del mismo discurso prohibicionista y fiscalizador que se
propone como hegemónico en este artículo.
“El Informe anual de este ejercicio va acompañado de un tema seleccionado sobre
consumo de múltiples drogas, que explora cuál es el impacto del consumo de
sustancias múltiples en diferentes grupos de consumidores de droga. Los resultados
son preocupantes. Entre los jóvenes el consumo de sustancias múltiples puede
aumentar los riesgos de problemas agudos y anuncia el desarrollo de un hábito
crónico de drogadicción en años posteriores. Entre los consumidores de droga
habituales de mayor edad, el consumo múltiple de drogas constituye un tema
importante en la sobredosis por drogas, complica el tratamiento por drogas y va
asociado a violencia e infracciones legales” (...)Dentro de la población de consumo
crónico de drogas, al ingesta excesiva de alcohol es tan habitual que a menudo ni se
menciona, y la necesidad de abordar la dependencia simultánea respecto al alcohol
se ha convertido en un asunto cada vez más importante para los centros de
tratamiento contar la droga27”(OEDT, 2009:14)
26Pondremos como ejemplo IHRA (International Harm Reduction Asscoiation) o CLAT (Grup Igia)
Conferencia Latina de Reducción de Daños y Riesgos. Ver también O’Hare et al (1998).
27La utilización de términos como “consumidores de droga” o “centros de tratamiento contra la droga”
son síntomas evidentes de la intencionalidad del discurso prohibicionista y biomédico. Qué yo sepa en mi
18
En el Informe del OEDT podemos encontrar un apartado específico dedicado al
análisis de la investigación relacionada con drogas en la Unión Europea, en dónde ni
tan sólo nombra las metodologías socio antropológicas:
En los últimos informes nacionales Reitox (Red europea de información relacionada
con las drogas y las drogodependencias), los países europeos notificaron la
realización o publicación de más de 350 proyectos de investigación en 2007 y 2008.
El Reino Unido comunicó el número más elevado de proyectos de investigación,
más de 80, seguido de Alemania y los Países Bajos, con más de 30 cada un, y la
república Checa, Irlanda y Finlandia, que notificaron más de 20. La investigación
sobre las respuestas a la situación en materia de drogas ocupó más de un tercio de
los últimos estudios, la prevalencia, incidencia y pautas de consumo de drogas
ocuparon otro tercio más y un quinto de ellas se dedicaron a las consecuencias del
consumo de drogas” (...)En un estudio realizado por la Comisión Europea titulada
Comaprative analysis of research into illicit drugs in the European Union, el
suministro de droga también se incluye entre ámbitos menos representados en la
investigación actual . El Informe observaba cómo la prevención, los marcos jurídicos
y la prohibición constituían igualmente otros ámbitos muy poco representados ,
mientras que la investigación epidemiológica resultaba más común.” (OED 2009: 26)
Breve exposición de los indicadores y variables que configuran los datos
estadísticos referentes a la cocaína. OED.
Producción, incautaciones, precio y pureza de la cocaína y el crack.
Estimación de la producción mundial (en toneladas), cantidad incautada a escala
mundial (en toneladas). Cantidad incautada (en toneladas)en la UE y Noruega
(incluidas Croacia y Turquía), Precio medio al por menor (EUR por gramo), Intervalo
de pureza media.
Prevalencia del consumo de cocaína en la población general y por sectores
poblacionales.
Población general
“Se estima que 4 millones de europeos han consumido esta droga en el último año
(una media de 1,2%), aunque nuevamente, se observan variaciones en distintos
países. Encuestas nacionales recientes estiman una prevalencia de consumo en el
último año que va de 0 a 3,1%, aunque en 18 de los 24 países los niveles de
consumo no superan el 1%. La prevalencia estimada del consumo de cocaína en el
último mes en Europa se eleva alrededor de un 0,4% de la población adulta, es decir
1,5 millones de personas, Es de suponer que estos cálculos son
conservadores.”(OED 2009:69)
Adultos jóvenes
país por lo menos no existen los centros de tratamiento contra la droga) sino servicios de atención a
personas con problemas de consumo de drogas (mayoritariamente drogas legales, véase el caso del
alcohol en España)”.
19
“Se estima que en Europa han consumido cocaína al menos una vez en la vida 7,5
millones de adultos jóvenes (15-34) o, lo que es lo mismo una media de 5,6%. Las
cifras nacionales oscilan entre el 0,1 y el 12,0%. La media europea para el consumo
de cocaína durante el último año dentro de los grupos de edad se estima entre 2,2%
(3 millones) y para el último mes en el 0,8% (1 millón). (...)
“El consumo de cocaína también se asocia al consumo de alcohol y a ciertos estilos
de vida. Por ejemplo un análisis de los datos de la encuesta sobre delincuencia
británica (British Crime survey) 2007/2008 estimaba que el 13,5% de los jóvenes de
entre 16 y 24 años que acudieron a un pub en nueve o más ocasiones en el último
año, en comparación con el 1,7% de los que no habían acudido a un pub” (…)
“Por otra parte, según una reciente encuesta realizada en Internet entre los fans de
la música electrónica en la República Checa, el 30,9% de los encuestados había
consumido cocaína.”(OED 2009-71)
Después de haber visto algunos ejemplos y presentar algunas de los datos
relacionados con el consumo de la población general y en especial a la de los
adultos jóvenes omitiré presentar más datos del mismo informe (los dedicados a la
población escolar o a las consecuencias sanitarias del consumo de cocaína) al
considerar que la tendencia de análisis continuaría por los mismos derroteros
epistemológicos. Creo además que en especial en el apartado dedicado a los
jóvenes adultos ha quedado en evidencia la falta de sensibilidad y rigor en: la
descripción de tendencias o estilos de vida, percepciones, significaciones juveniles
entre muchas otras sutilezas socioculturales, que quedan inadvertidas detrás de
mensajes simplistas y generalizadores, resultado del enfoque desagregado de los
conjuntos sociales. Está vez les ha tocado a “pagar el pato” a los “fans de música
electrónica de república Checa”, a lo mejor la idea es contratar a antropólogos para
estudiar esta nueva subcultura.
La epidemiología según Comelles (1997:4) construye su discurso sobre un
sofisticado dispositivo técnico metodológico basado en la demografía, la estadística
sanitaria, el registro de las instituciones, la investigación construida sobre las
poblaciones institucionalizadas, o investigaciones de campo cuantitativas como son
encuestas de salud, también lo hace sobre la experiencia personal y clínica de los
profesionales que deriva de la frecuencia de su contacto con ciertas enfermedades.
Ambos el clínico y el epidemiólogo trabajan sobre los casos o los procesos
asistenciales que entran en contacto con los dispositivos asistenciales, pero la
población que no acude a los mismos queda invisible y no pueden ser detectados
por las encuestas globales, estos casos según Comelles representan del 70 al 90%
de los problemas de salud existentes también en las sociedades desarrolladas.
Estos razonamientos explicarían el fracaso de muchas campañas globales de
educación para la salud, ya que es a partir de los Informes globales que se elaboran
las estrategias de planificación e intervención.
Aunque se ahondado poco en el análisis de los datos estadísticos, me gustaría
remarcar que la intención de este artículo es resaltar el papel estructurante del
discurso dominante sobre salud y drogas, al mismo tiempo que ubicarlo en las bases
20
legitimadoras de los métodos y técnicas cuantitativitas del enfoque biomédico, que
gozan de una posición hegemónica en la investigación centrada en la cuestión del
consumo de drogas ilegales28por motivos ideológicos.
El enfoque cualitativo: algunos ejemplos recientes en España.
Es cierto que los datos macro estadísticos: indicadores asistenciales, casi todos
provenientes de centros de tratamiento de drogodependencias públicos, o de
encuestas poblacionales específicas y generales de carácter macro, son un dato
interesante para la reflexión y el análisis, o por ejemplo para pensar la realidad o
hipótesis de investigación cualitativa incluso, pero no es suficiente para abordar con
garantías de éxito un enfoque teórico de idiosincrasia holísitica, ya que excluyen
sistemáticamente las construcciones socioculturales imbricadas y que hemos
desarrollado con anterioridad en este artículo, así como las potencialidades del
enfoque antropológico para subsanar esas ausencias.
Expondré a continuación una breve síntesis de algunos de los trabajos más recientes
de enfoque socio antropológico y etnográfico que a nivel local he podido identificar
como ejemplos del desarrollo de esta disciplina aplicada al estudio del fenómeno
social del consumo de drogas en España principalmente.
En el caso de Cataluña, desde 1999 hasta el 200929, se ha desarrollado el
Observatorio de Nuevos consumos en el ámbito juvenil, (Observatorio etnográfico)
uno de los mejor ejemplos del modelo de aproximación cualitativa. Definido como
una herramienta de información y utilidad pública y general sobre los jóvenes y su
consumo de drogas, también concebido como sistema de información de alerta
rápida y herramienta de consulta para técnicos y políticos. El Observatorio basa su
producción teórica en la triangulación de datos obtenidos por distintas técnicas
cualitativas con el objetivo de recoger gran parte de los aspectos que
enumerábamos antes respecto a la dimensión cualitativa del consumo de drogas
entre los jóvenes. En su Informe Evolutivo 1999-2005, presenta un breve resumen
de los resultados más destacados que nos permiten comprender la significación de
muchos de los datos estadísticos y la importancia que tienen estos para analizar o
para contrastar los datos cuantitativos de carácter macro-epidemiológico
“Metodológicamente, la idea inicial el Observatorio se inspira en la fase prospectiva
de las investigaciones socioantroplógicas y en los procedimientos para la obtención
de muestras basados en los diseños de cadenas de referencia “bola de nieve” i otras
(Biernacki, Waldorf, 1981; Spreen, 1992, Walters y Berniacki,1989). (…) en estas
fases preliminares se aplican, más o menos sistemáticamente, y con objetivo
prospectivo, diferentes técnicas para localizar y delimitar unidades de observación,
para establecer premisas e hipótesis iniciales: sistematización y análisis de la
documentación existente, entrevistas abiertas a informantes clave, observación
directa, activación de redes para localizar informantes (clave o de otro tipo)así
diferentes escenarios de observación.” (Pallarès et al., 2007:14)
28Véase Menéndez, E. (1998) en su discusión sobre la conceptualización y apropiación del concepto
“estilo de vida” por las distintas disciplinas citadas.
29La Actividad del Observatorio de Nuevos Consumos en el ámbito Juvenil, cesó por falta de fondos este
mismo año.
21
En el informe de El Observatorio de nuevos consumos en el ámbito juvenil, se
describe con meticulosidad el aspecto social, relacional y contextual de los jóvenes
en escenarios de ocio nocturno. Los diferentes itinerarios nocturnos que suelen
hacer los jóvenes, los diferentes "estilos" (estética o ideología) juveniles, la
descripción de las sustancias y formas de consumo, los efectos, los precios, las
estrategias de disminución de riesgos, la percepción del mismo riesgo, las
consecuencias legales, familiares o de pareja y un largo etcétera de matices
socioculturales que permiten un conocimiento más depurado del escenario de los
consumos de drogas de los jóvenes en Cataluña. El valor añadido de esta valiosa
información radica en el poder de la etnografía para levantar datos de campo en
población principalmente oculta, el poder estar allí y contarlo de manera
“etnográfica”.
“El núcleo del Observatorio son las redes de campo de cada
colaborador/investigador (equipos de campo), están formadas por consumidores,
usuarios y profesionales del mundo de la noche y por otros relacionados con los
jóvenes, el ocio o las drogas. Las redes de mantienen activas todo el año y las
personas que las integran informan sobre hechos concretos, fundamentados sobre
las áreas o temas de conocimiento respectivas. Así mismo, hay una red de
informantes clave configurada como panel. Esta red esta formada por profesionales
y expertos que son entrevistados en profundidad una o dos veces al año, según su
área de conocimiento o experiencia. Estas redes de campo y de informantes clave
aportan el núcleo de la información cualitativa y no estandarizada. Los equipos de
campo también realizan observaciones directas en escenarios de interacción
(espacios de ocio y sociabilidad) elaborando informes breves” (Pallarès et al.,
2007:28).
Otros trabajos y estudios interesantes para ilustrar lo dicho hasta ahora, que utilizan
técnicas cualitativas, aunque no necesariamente desde la perspectiva rigurosa de la
“etnografía” antropológica30, dedicados al consumo de cocaína son por ejemplo, el
Estudio publicado por El Observatorio Vasco de Drogodependencias; Las
atribuciones simbólicas de la cocaína en la población joven consumidora
(2007) García del Moral, N., donde se presenta un estudio cualitativo en el que el
consumo de cocaína se relaciona con los modelos sociales imperantes
(individualismo, competitividad, capacidad de consumo-gasto, etc.) y con la
aceptación social de la sustancia, ejemplificando la capacidad y potencialidades del
análisis entre distintos niveles de la realidad.
“Los datos relativos a la prevalencia de consumo, sin duda, permiten evidenciar el
aumento del uso de sustancias estimulantes de todo tipo, entre ellas la cocaína. Este
aumento no sólo refleja en nuestra comunidad, sino también en el contexto europeo
y español. (...) Y aunque estos datos por mismos permiten vislumbrar nuevas
tendencias en el mercado de las drogas, resulta necesario ir más allá para
responder a las siguientes preguntas: ¿a qué responde esta realidad?, ¿qué ha
provocado el aumento y consiguiente cambio de la demanda de las sustancias
estimulantes?, ¿qué aspectos relativos a la propia sustancia, a las personas que la
30En el caso de Del Moral y de Martínez y Pallarès, podemos hablar de utilización de “una técnica”
cualitativa, no de la combinación de varias ni del trabajo de campo prolongado, por ello no podremos
darles la categoría de antropológicas estrictamente, como define Menéndez (2001:154)
22
consumen o al contexto social son los que han condicionado este aumento y , por
ende, el cambio del tipo de sustancia demandada?” (Del Moral 2007:13)
La incorporación de la dimensión diacrónica de la historia y el análisis vinculado a la
estructura social macro, son uno de los puntos más interesantes de esta
investigación, en relación a los puntos tratados en el artículo.
Otro estudio reciente que aborda cualitativamente el tema del consumo de cocaína
entre jóvenes, es Entre Rayas. La mirada adolescente hacia la cocaína
(Martínez, D y Pallarès, J.: 2009) El estudio racionaliza los diferentes
posicionamientos ideológicos de los jóvenes respecto a su percepción hacia el
consumo de cocaína a nivel estatal, enriqueciendo la percepción social que se tiene
de los jóvenes consumidores o no consumidores.
La metodología cualitativa aporta luces y matices al conocimiento social difíciles de
recoger con otros métodos. Por lo que se refiere al consumo de drogas, las
aproximaciones cuantitativas, aunquelidas para otros objetivos, dejan puntos de
la realidad social sin explicar, como el valor simbólico del consumo de drogas. En
cambio, la metodología cualitativa permite recabar información sobre significados
construidos por los consumidores, para los cuales las drogas son solamente uno
más de los aspectos de sus vidas (Grund, Kaplan y de Vries, 1994; Decorte y Slock,
2005). Así, en la presente investigación la metodología cualitativa nos ha permitido
aprehender la cosmovisión adolescente sobre la cocaína.” (Martínez y Pallarès
2009:10)
Martínez y Pallarès, hacen una interesante análisis relacional y descripción
contextual, la cual nos permite profundizar en la cosmovisión con respecto a la
cocaína de los jóvenes, su posicionamiento al respecto, creencias, prácticas,
estrategias de reducción de riesgos, pautas de consumo, percepción de los efectos,
discursos socialmente compartidos, fuentes de información, etc. Nos encontramos
ante otro estudio que también nos permite obtener respuestas al porqué? y el
cómo?, de este consumo. Es necesario conocer también cuál es o son las lógicas de
funcionamiento y de racionalización de un fenómeno que a parte de tener riesgos
para la salud, es un mecanismo potente de socialización y ritual social en
determinados contextos o como señala en este estudio, un mero fin instrumental
para alcanzar estados de conciencia extraordinaria.
“La aproximación al mundo de la cocaína a partir de las experiencias, de los
imaginarios y de los discursos de los adolescentes en contacto o próximos al
consumo de cocaína, debe permitir planificar estrategias de prevención adecuadas a
la realidad adolescente, puesto que recoge sus miradas y percepciones, Los
adolescentes estudiados mantienen posiciones y relaciones distintas respecto al
consumo de cocaína, aunque, en su mayoría, hemos dialogado con consumidores
de cocaína de tipo recreativo y con algunos que no eran consumidores de cocaína ni
de otras drogas ilegales pero que estaban en contacto con consumidores. Además,
han participado en los grupos, consumidores de estimulantes como el speed o el
MDMA, pero no así de cocaína. Para finalizar, cabe comentar que hemos contactado
con adolescentes sin relación alguna con la cocaína.” (Martínez i Pallarès 2009-10)
Los dos autores combaten enérgicamente contra las tendencias de estandarización,
homogeneización y estigmatización de los consumidores de cocaína más jóvenes,
haciéndonos reflexionar sobre la complejidad que supone hablar de consumo de
23
drogas y evidenciando la necesidad de buscar respuestas más allá de las
abstracciones estadísticas:
El uso de del resto de sustancias (cocaína, éxtasis, alucinógenos, anfetaminas,
sustancias volátiles, heroína) estaba mucho menos extendido, situándose la
prevalencia alguna vez en la vida entre 1% y el 5,7% y la prevalencia en los últimos
30 días entre 0,5% y el 2,3% (tabla 1.2.4).
Si se comparan los resultados de las encuestas precedentes, se observa una
disminución de la prevalencia de consumo de la mayoría de las sustancias, más
acusado en el caso del tabaco, cannabis y cocaína (tabla 1.2.4). Estas dos últimas
sustancias son, por otra parte, las drogas ilegales más extendidas y cuyo consumo
había crecido en los últimos años.” Plan Nacional Sobre Drogas. Encuesta centros
de enseñanza secundaria ESTUDES. (2007).
En esta cita queda muy claro como la epidemiología es capaz de meter en el mismo
saco, la heroína, el éxtasis o las anfetaminas), ofreciendo unos datos que poco o
nada nos dicen de la realidad de nuestros jóvenes. El objetivo último, igual que en
los dos informes anteriores es la de legitimar la lucha contra las drogas con cifras
esperanzadoras de descenso del consumo.
No podemos no mencionar el trabajo de Díaz A.(1998), Hoja, pasta, polvo y roca.
El consumo de los derivados de la coca, una “densa” y excelente etnografía, tanto
por su calidad metodológica como por el ejercicio de contextualización histórica, del
consumo de coca y cocaína a nivel mundial que plantea. Desde su publicación hace
ya 22 años, su análisis y rigor metodológico han llegado intactos hasta la actualidad.
“El objetivo de este capítulo es señalar y discutir acontecimientos clave para
comprender el proceso histórico y aportar elementos que ayudan a contextualizar y
comprender algunos de los porqués de la situación actual: y este es su objetivo
último.( Díaz, 1998:41).
El trabajo de Díaz no tan sólo es muy rico en relación al esfuerzo de
contextualización histórica sino que plantea un desarrollo metodológico de gran
complejidad y calidad.
“La etnografía urbana es una práctica que resulta indispensable si se quiere acceder
a un conocimiento directo de la realidad, contrastado y matizado. Esta práctica suele
realizarse en unidades micro sociales y, desde un punto de vista metodológico, la
búsqueda etnográfica debe ser considerada como estudio de un nivel local (micro-
social) que se articula de maneras diversas con otros niveles más generales que
pueden denominarse marcos de integración sociocultural. Entre estos marcos
socioculturales cabe destacar aquéllos que partiendo de tradiciones familiares o de
grupos primarios de relación se entrecruzan con los que son propios de
determinadas tradiciones profesionales: las elaboraciones culturales con
pretensiones de universalidad: gran parte referidas a la salud, a los usos de
determinados productos, a tipos de acción institucional, etc. Estas elaboraciones se
difunden de manera prioritaria a través de instituciones escolares, laborales,
sanitarias o de los medios de comunicación, entre otros. Tener en cuenta variables
básicas como el “medio social” o la “época histórica” en la que viven los actores
sociales significa integrar en el análisis, aunque no siempre de manera explícita,
todos los marcos de integración sociocultural en los cuales vive inmerso el individuo
y que a su vez, contribuye a configurar.” (Díaz, 1998:181)
24
El trabajo de Díaz nos permite adentrarnos en la realidad y la diversificación del
consumo de cocaína en el mundo y sus consecuencias sociosanitarias, aportando
datos comparativos (Bolivia, Brasil, Nigeria y Barcelona) pretendiendo ofrecer una
visión global de la realidad de los consumos de las distintas modalidades de
consumo de coca y cocaína.
La parte de la etnografía de Díaz que refiere a Barcelona concluyó con otra
investigación de referencia respecto investigación cualitativa sobre cocaína, es el
estudio denominado, Las líneas del Éxito (1992) (Díaz, A. Barruti, M. Donzel, C).
“El punto de partida para la construcción de la tipología fue el resultado obtenido en
Barcelona (véase Díaz, Barruti, Doncel, 1992:68.70)y, por ello, fueron tenidas en
consideración con especial interés las siguientes características de los
entrevistados: derivado de la coca; método de consumo, contexto: lugar, ambiente,
actividades e importancia del consumo, razones o motivos; estilo de vida e
importancia del consumo en él; existencia o no de grupos de consumo. (...) La
tipología articula dos dimensiones básicas: la centralidad o no en la vida de los
consumidores y el patrón de consumo. Recoge la interrelación droga-sujeto-
contexto: droga (derivado de la coca: patrón de consumo: cantidad, frecuencia y vía
de administración); sujeto (motivos, razones, expectativas; porqué para qué);
contexto (inmediato, micro; dónde, con quién, rituales y controles informales).” (Díaz
1998:1997).
Creo que han podido salir a la luz, los matices que la etnografía puede ofrecer a la
investigación del fenómeno de consumo de drogas y espero que con los ejemplos
presentados podamos hacernos una idea de la necesidad de trabajar conjuntamente
diferentes enfoques metodológicos referentes al proceso de s/e/a.
A modo de conclusiones
Parece que aunque son muchas las divergencias entre el enfoque antropológico y
epidemiológico, sobretodo las provocadas por los distintos roles profesionales y/o
identidades institucionales así como por su posición en la escala de prestigio
“científico”, debemos apostar por la combinación de ambas para un pertinente
acercamiento al la realidad de los fenómenos relacionadas con el sistema drogas.
Espero haber ofrecido suficientes argumentos para justificar la idoneidad de la
aplicación de la Antropología Médica en el estudio del sistema de las drogas y de
porqué el enfoque cualitativo no goza de un a mayor representación en relación al
volumen de investigación destinada al estudio del consumo de drogas, subrayando
a modo de conclusión que entre muchas razones las de tipo ideológico tienen un
papel destacado. Justamente referir la enfermedad y sobretodo la salud a los
condicionantes sociales que operan sobre las mismas constituye la posibilidad inicial
de definir una política para la salud y no para la enfermedad.
Rescatando una de las ideas centrales del texto, según Menéndez, la Antropología
Médica y la etnografía tienen la capacidad de no ser utilizadas únicamente para el
levantamiento de información sino también para la conzientización, acción y
participación grupal o comunitaria, más allá de las definiciones, exclusiones o
dubitaciones desarrolladas por el sector salud y por el mundo académico biomédico
en particular.
25
Por estas razones, pueden ser de mucho interés, la combinación de la perspectiva
socio antropológica con los movimientos y las acciones que se están llevando a cabo
para y por la defensa de los derechos de los consumidores de drogas 31 , destacando
las actuaciones realizadas en países no desarrollados para mitigar, pese a la
adversidad política, los principales efectos negativos de una mala gestión del
sistema drogas. También las acciones de la sociedad civil en general en busca de
respuestas y argumentos relacionados con una política global que cada vez más
utiliza el pretexto de la “patologización” de los usuarios de cualquier droga y que
estigmatiza especialmente a los consumidores de drogas ilegales, marcando un
nuevo camino hacia los modelos de estigmatización de la adicción como enfermedad
desde la perspectiva biomédica.
En este campo las Políticas de Reducción de Daños y Riesgos juegan un papel
clave en el panorama mundial. Las características ideológicas y prácticas de esta
disciplina corren el grave peligro de ser fagocitadas por las redes de atención a la
salud estrictamente biomédicas, concretamente con las especializadas en el campo
de la Salud Mental. No es el tema de este artículo pero me gustaría terminar dejando
entre abierta la puerta del estudio de los mercados negros y de la delincuencia (no
sólo de individuos en determinadas circunstancias, sino también de instituciones
responsables) generada por la prohibición en último término, así como de las
desigualdades de acceso a recursos socio sanitario básicos alrededor del mundo.
Mi intención es simplemente la de estimular el debate frente a la cuestión
metodológica del estudio social de los problemas derivados del consumo de drogas y
proponer una antropología aplicada al cambio social a favor de la erradicación de las
desigualdades sociales en materia de salud. Parece que la tendencia a trabajar y a
seguir investigando en pro de un mundo sin drogas continúa intacta y con muy
buena salud, por lo tanto creo que desde la Antropología Médica puede fomentarse
una actitud por lo menos crítica con el estado de la cuestión actual y más
comprometida ya no tanto con lo social sino con lo humanitario.
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IHRA 19’ Conference. Liverpool, abril 2010.
31 En el caso español: Aparición de Clubs de fumadores de marihuana (por ejemplo “El fum de Reus”),
Equipos reducción de riesgos en espacios de ocio nocturno que ofrecen testing de sustancias in-situ
(Energy-control y Arsu-Festa), empoderamineto progresivo de asociaciones de consumidores y pacientes
(antes afectados o ex-toxicómanos, drogadictos....) son buenos e innovadores ejemplos de movilización
civil pro los derechos de los consumidores de drogas.
26
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Thesis
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Deconstruction of cocaine use. Towards the cocaine regulation model. This research is based on a Medical Anthropology PhD project describing the different types of cocaine use and their socio-cultural variables that influence the health of consumers and those involved in maintaining their roles and relationships. It involved a year and a half of ethnographic fieldwork in Reus (Tarragona, Spain, 110000 inhabitants) based on the phenomenological theories of symbolic interaction. 32 in-depth interviews with consumers (inject use, snort use and cocaine base) were conducted. The main results have been to understand that the dimension of health plays an important role in cocaine use, but mainly because of the risks of illegality and stigmatization of this practice. Two models of socio-cultural analysis of cocaine use have been shown : First according to the phenomenological perspective and theories of social and political body as the object. - Physical Body: Pleasure / suffering, self-medication, analgesia / invigoration stimulation, physical marks / embodied deviation, therapeutic experiences, experiences of mental expansion and / or entheogenic experiences, poisoning, freedom of the body, infections, loss / health improvement, death. - Social Body: Positive Socialization, ritual symbol, marginalization / stigmatization, loss of employment / family / social relationships and social status, deviation / illness / labeling / psychiatrization. - Body Politic: Imprisonment, prosecution, punishment, death penalty, corruption, freedom of choice, sustainable development / contamination. Second, from consumer spaces identified as sites that mediate conditions for consumption that are proposed by risk reduction experts. - Injection halls - Domestic spaces: Diogenes and normalized spaces - Drug consumption rooms - Areas that claim for privacy and discretion - Spaces of tolerance / legitimation Finally five concrete proposals for measures of public health are established, based on the training and education in psychoactive substance use and the creation of opportunities for self-organization of consumers and services to reduce risks and damage while the illegal market is still the reality.
Article
Full-text available
SUMMARY Cocaine is fashionable in Spain. The connecting thread of the study is the cultural dynamic that motivates cocaine use, and its growth, particularly among the young. The article results from qualitative research in five Spanish cities. Recreational establish- ments were observed and in-depth interviews -51 in total - were carried out with consumers in treatment, consumers not in treatment and professionals in the treatment centres. The analysis focused on the socially integrated collective. Three collectives have been highlighted, differentiated by the use and significance given to the substance: the "aristocratic" , the "recreational" and the "hooked" . The significance that cocaine goes on to acquire for the users in these collectives, use styles, the function of use in relation to users of other substances and non-users, the rituals of its purchase, the management of finances, the control and the risk and, finally, the entry into a treatment programme for some users and its minimal influence on those who continue to use are described. Cocaine acquires different significances which are nurtured in each group, becoming a substance related to pleasure, to having fun, a privileged ingredient of the ritual between friends, a fetish of important celebrations, a bait to be used in flirting, a trading lever, and malignant substance with the capacity for possession for those who enter into an addictive process. An understanding of cocaine use involves making a social diagnosis, presenting some of the more dominant values of our society - dominion of the individual, success, use, subordination of the means to the end, belief in the magical powers of technology.
Book
Full-text available
Desde los superpijos hasta los supermacarras, ¿cómo entienden los adolescentes el consumo de cocaína? La respuesta está en este trabajo de investigación, que nació para encontrar una aproximación al mundo de la cocaína a partir de las experiencias de los jóvenes. A través de la técnica de grupos de discusión y partiendo de unos objetivos muy específicos y de casos reales, la investigación consigue aportar datos relevantes: ya no hay un único perfil de consumidor y para los adolescentes, cualquier persona puede serlo.
Article
Full-text available
EN ESTE TRABAJO SE ANALIZAN ALGUNAS características complementarias y divergentes de los enfoques metodológicos manejados por las cien-cias antropológicas y sociales y por las ciencias de la salud, específi-camente por la antropología médica y por la epidemiología respecto del estudio del proceso salud/enfermedad/atención (en adelante, pro-ceso s/e/a), aclarando que no se describen las tendencias diferenciales y hasta conflictivas que operan en ambas disciplinas, sino sólo las lí-neas dominantes. Diferencias y convergencias iniciales Si bien no se describen dichas diferencias, debemos recordar que la epidemiología se desarrolla durante los siglos xvni y xix en torno de las enfermedades infectocontagiosas, pero también de las enfermedades laborales y de las denominadas toxicologías. El saber médico hasta el último cuarto del siglo xix está todavía impregnado por concepciones referidas a los miasmas, a los temperamentos o a la irritabilidad, las cuales conviven de modo diferencial, según los países, con las explica-ciones biológicas respecto de las enfermedades luego denominadas infectocontagiosas (Larrea, 1994; Menéndez, N., 1996). Por otra parte el reconocimiento de la pobreza como factor condi-cionante de la alimentación, higiene personal, mortalidad temprana, etc., conducía también a moderar la referencia de la causalidad y el desarrollo a factores exclusivamente biológicos. En gran medida, la epidemiología de este periodo colocaba partes nucleares de sus propuestas en el reco-nocimiento de la importancia de los factores sociales.
Article
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Este texto, después de una introducción al campo de las drogas, se inicia con el abordaje del concepto de prevención general, desde la perspectiva teórica de la antropología médica, para después abordar, de forma más específica, la prevención en dicho campo. Tanto en un nivel como en el otro, la participación de los propios interesados se revela como un elemento clave para su posible eficacia. Para ejemplificar la discusión se analizarán las aportaciones preventivas de los programas de reducción del daño en distintos ámbitos geográficos y temáticos como son, en este último caso, el de los consumos endovenosos de adultos socialmente "marginales" y el de los consumos de jóvenes "integrados" en contextos de ocio nocturno. En la última parte se plantea la necesidad de incorporar técnicamente la participación en las políticas y programas preventivos en el campo de las drogas, así como de ir creando un marco general más coherente con la potenciación de dicha participación que el predominante en la actualidad; para finalizar con unas reflexiones acerca del alcance teórico-político del concepto de reducción del daño
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El autor concibe a la desviación como una transacción que tiene lugar entre un grupo social y un individuo que es considerado por dicho grupo como un trasgresor a las reglas. Desde este enfoque, el autor estudia el fenómeno de la desviación a partir del análisis de dos grupos sociales: los fumadores de mariguana y los músicos que tocan en ambientes populares, a los cuales dedica siete apartados de la obra; y en un apartado, indaga sobre el rol que juegan los instigadores morales que imponen las reglas de conducta.
Article
Traducción de: Drugs and Rights Análisis, formulado desde una perspectiva ética y jurídica, del derecho de los individuos adultos al consumo de las drogas que el autor define, describe y clasifica como "recreativas". Especialista en el estudio de los vínculos entre la filosofía moral y la ley criminal y los límites a la sanción criminal, Douglas N. Husak desarrolla su exposición en cuatro partes: en la primera y la última, aborda el consumo y penalización y las restricciones al consumo de drogas, en tanto que la segunda y la tercera están dedicadas al daño que estas sustancias provocan en quienes la consumen y en terceras personas.