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Contra la Patagonia Judía. La familia Eichmann y losnacionalistas Argentinos y Chilenos frente al plan Andina (de 1960 a nuestros días)

Authors:
Publicado en Cuaderno Judaico, 25, Centro de Estudios Judaicos de la Universidad de Chile,
Santiago de Chile, 2008, pp. 223-248 (I.S.S.N. 0717-4357).
Contra la Patagonia judía. La familia Eichmann y los nacionalistas argentinos y
chilenos frente al Plan Andinia (de 1960 a nuestros días)*
Ernesto Bohoslavsky
Investigador-docente
Universidad Nacional de General Sarmiento
ebohosla@ungs.edu.ar
Resumen: Este artículo procura rastrear los orígenes de la creación del llamado “Plan Andinia”, una
supuesta conspiración israelí para erigir un segundo Estado judío en el sur argentino y chileno.
Contrariamente a lo que ha sostenido buena parte de la historiografía del antisemitismo y la literatura
testimonial comunitaria, los orígenes de esta invención no se encuentran a inicios de la década de 1970
sino diez años atrás, en el contexto posterior al secuestro de Adolf Eichmann.
Plan Andinia – Antisemitismo – Neonazismo – Argentina - Chile
Abstract: This article looks for the origins of the creation of the so-called “Plan Andinia”, an alleged
Israeli plot tended to build a second Jewish State, this time located in Southern Argentina and Chile.
Opposite to what has been proposed by most of the specialists in Anti-Semitism and communitarian
memories, the origins of this invention were not during the beginning of the decade of 1970, but in the
previous decade, immediately after Adolf Eichmann’s kidnapping in Buenos Aires.
Andinia Plot – Antisemitism – Neonazism – Argentina - Chile
Desde hace ya varios años se viene difundiendo a través de publicaciones clandestinas y de
sitios web la existencia de un supuesto complot israelí para crear un segundo Estado judío. Según
esa versión, el llamado “Plan Andinia” sería la ejecución del verdadero propósito de Theodor Herzl,
* El autor desea manifestar su agradecimiento a Valeria Galván por haberle facilitado documentos y la transcripción de
las entrevistas que formuló para su proyecto de investigación.
líder del sionismo, quien habría soñado no sólo con la creación de un Judenstaat en la histórica
tierra palestina sino con la erección de dos unidades políticas. El “Plan Andinia” habría sido
expuesto en 1969 por un rabino de apellido Gordon a líderes de la comunidad judía en una sinagoga
de Buenos Aires: consistía en un conjunto de órdenes maléficas que conducían hacia la decadencia
moral y económica de Argentina, y finalmente, la secesión de las provincias patagónicas para crear
allí otro Estado de Israel. Esta versión ha encontrado fuerte difusión en medios nacionalistas,
neonazis y de prensa árabe en los últimos años en Argentina y en Chile, que insisten en tornar
equivalente la presencia de turistas israelíes en Torres del Paine con su ocupación militar (Braylan y
Jmelnizky 2006; Caro Grinspun 2005). Este artículo no intentará mostrar que el “Plan Andinia” es
falso y que nunca se puso en marcha. Esa tarea ya fue realizada con suficiencia, detalle y energía por
otras personas e instituciones (D.A.I.A. 1972, 1985; Equipo de Redacción "SUCHUS" 1989). Lo
que se intentará es dar cuenta de quiénes pergeñaron la calumnia, por qué lo hicieron y qué
resultados obtuvieron con su prédica antisemita.
Considero que quienes crearon lo más relevante del “Plan Andinia” fueron algunos de los
hijos de Adolf Eichmann en los tempranos años sesenta. Esta hipótesis deja de lado la creencia que
postula que esta versión conspirativa y judeófoba fue creada a inicios de los años setenta por el
economista argentino Walter Beveraggi Allende (D.A.I.A. 1972:8; 1985:21; Kiernan 2006:73;
Senkman y Sznajder 1995:189 y 214), quien parece haber sido más un entusiasta difusor que adaptó
las versiones del “Plan Andinia” a las necesidades del nacionalismo antiperonista y antisemita en el
que militaba. En el caso de Chile, ha sido el escritor y diplomático Miguel Serrano el que se ha
comprometido más intensamente con la difusión del ”Plan Andinia”, aunque ligándolo a una
cosmogonía hindú y a un esoterismo hitleriano y racista que difícilmente pueda tener enraizamiento
masivo. Lo que muestra un recorrido por la historia de cómo ha sido denunciado el “Plan Andinia”
es la notable mutación de las supuestas intenciones de los conspiradores. Así, en 1962 se sostenía
que Israel quería desestabilizar a Argentina para promover la migración judía a la Patagonia y
someter aun más el país al control financiero de la banca mundial hebrea. Pero en 1972 se exponía
que el objetivo del “Plan” era distinto: se trataba de crear una nueva entidad política en el sur
argentino, que fuera capaz de actuar como Judenstaat ante una posible catástrofe militar en Medio
Oriente. Pero en 1987, según la versión que se difundió, el propósito israelí se había ampliado al
punto de anhelar no sólo la conquista de la Patagonia oriental sino también todo el sur chileno y su
sector antártico. Está claro que estas variaciones obedecen a las necesidades y deseos coyunturales
de los grupos antisemitas que difunden y renuevan la creencia en el Plan Andinia y no al
comportamiento real de los argentinos y chilenos de origen judío o del Estado de Israel. En ese
sentido, una genealogía de esta superchería echa luz sobre el imaginario conspirativo de la extrema
derecha de ambos países y su cambiante y utilitaria construcción de la figura del enemigo.
Este artículo comienza con una presentación de la actividad de la familia Eichmann en
Argentina, especialmente de la desarrollada a través de un pequeño partido neonazi que crearon
después del secuestro de Adolf Eichmann en las afueras de Buenos Aires en 1960, Este episodio
redundó en una corriente de opinión y actos que no se quedaba en una crítica a la operación del
espionaje israelí sino que planteaba posturas y prácticas políticas fuertemente antisemitas. Entre
estos grupos destacaba el Movimiento Juvenil Tacuara y sectores de la prensa árabe y nacionalista,
pero también hay que incorporar a la agrupación creada por los jóvenes Eichmann, el Frente
Nacional Socialista Argentino. Finalmente las últimas dos secciones dan cuenta de la difusión del
“Plan Andinia” en Argentina por parte de Beveraggi Allende en la década de 1970 y en Chile por el
escritor y diplomático Miguel Serrano en el decenio posterior. Las conclusiones especulan acerca la
variación en la recepción y difusión del libelo en cuestión desde su creación.
1960. Los Eichmann
Adolf Eichmann abandonó en 1945 el campo de exterminio que dirigía en Checoslovaquia
ante la perspectiva cierta de que los Aliados lo capturaran. Fue atrapado, pero logró escapar de la
justicia y permaneció oculto durante tres años en el norte de la Alemania ocupada. Hasta 1952 no
volvió a juntarse con su esposa ni con sus tres hijos, Klaus, Horst Adolf y Dieter Helmuth. Gracias a
la ayuda del obispo Alois Hudal que oficiaba en Roma, Eichmann consisguió un pasaporte a nombre
de Ricardo Klement que le franqueó la llegada a Buenos Aires en 1950 (Jackisch y Mastromauro
2000; Meding 1999). La salida vía Roma fue parte de la “ruta de las ratas”, que implicabala vista
gorda del Vaticano al escape de criminales de guerra y colaboracionistas (Sanfilippo 1999). De
acuerdo a Buchrucker (2002:60), la elección de Argentina como destino para los jerarcas del Reich
no obedecía tanto a una decisión previa de éstos o a una particular afinidad con Perón, como ha
sostenido la bibliografía más sensacionalista sobre el tema, sino a puntos un poco menos
ideológicos, como la creencia de que Argentina era un país “europeo” y en el que la comunidad
alemana había prosperado económicamente.
Durante su estadía en Argentina, Eichmann tuvo contactos con otros nazis y
colaboracionistas que habían hallado refugio en Argentina, como el médico Josef Mengele o Willem
Sassen. Pero su vida económica no parece haberse beneficiado demasiado de esos vínculos, y, por el
contrario, tuvo una existencia permanentemente jaqueada por la estrechez. La casa en la que vivía su
familia en 1960, en las afueras de Buenos Aires, había sido construida por el propio Eichmann y sus
hijos durante los fines de semana. Esa pobreza de recursos llevó a un agente del Mossad a
desconfiar de que el tal Klement fuera en realidad el hombre que estaban buscando. Eichmann hizo
de todo para sobrevivir mientras vivió en Argentina: participó en estudios hidrológicos en la selva
de Tucumán, reparó autos en un taller mecánico, puso –con poca suerte- una lavandería, fue
inspector de la Mercedes Benz y junto a su familia vendió jugos de frutas los fines de semana en el
puerto de Olivos, a unos cuantos kilómetros de la capital. En 1955 nació en Buenos Aires el cuarto
de sus hijos, Ricardo. Ese mismo año Adolf Eichmann inició un fallido negocio de cría de conejos,
asociado a Franz Pfeiffer, otro antiguo miembro de las Waffen SS -tras su frustrado paso por la
cunicultura, Pfeiffer se desplazó a Chile, donde formó una célula del Ku Klux Klan y fundó el
Partido Nacional Socialista Obrero Chileno- (Abós 2007:169; Saavedra Fuentes 2001-2002).
En 1960 los hijos más grandes de Eichmann tenían una vida social activa en la zona norte del
conurbano bonaerense, relacionados especialmente con otros jóvenes de descendencia alemana
(Abós 2007:196). El más grande, Klaus, por entonces estaba casado y tenía una hija.1 Horst Adolf
era marinero: ese año se encontraba a bordo del vapor “Capitán Castillo” con rumbo a New York.2
Los otros dos hijos vivían junto a sus padres en la casa de calle Garibaldi, cuando en mayo de 1960
un comando del Mossad secuestró al Obersturmbannführer al volver de su trabajo en la planta de
Mercedes Benz. La desaparición de Eichmann preocupó a su esposa, quien se acercó a un juzgado
de la capital federal a radicar la denuncia: en esa ocasión reconoció que el nombre real de su marido
no era Ricardo Klement sino Otto Adolf Eichmann, pero que lo había cambiado en 1935.3 Fue la
1 Antes de ello, Klaus Eichmann había salido con una chica judía a la que le mostraba sin empacho las fotos de su padre
luciendo el uniforme de las SS y le reconocía que su apellido era Eichmann. Cuando el padre de la joven, un
sobreviviente de un campo de concentración, se enteró del asunto, dio el aviso al Estado de Israel, lo cual desencadenó
la operación que un par de años después terminó con el secuestro de Eichmann. Entrevista de Valeria Galván a Amelia
Hahn, 5 de enero de 2007.
2 Al volver a Buenos Aires, Horst Eichmann, de 21 años de edad, desposó a la joven Elvira Pummer a quien había
conocido en New York, lo cual apareció en la sección “Sociales” de un famosísismo semanario norteamericano (La
Prensa 1961; Time 1961).
3 Juzgado Nacional de 1ª instancia en lo criminal y correccional Federal n° 1 de la Capital Federal, “Liebel de Eichmann,
Veronika Catalina s/denuncia secuestro Adolfo Eichmann, art. 145 Código Penal”, Expediente 88, año 1960.
primera vez que reconocían oficialmente quién era el hombre que había entrado bajo una identidad
falsa en 1950.
Con el correr de los días y la falta de noticias creció el nerviosismo en la familia Eichmann y
en los miembros de la comunidad de nazis y colaboracionistas radicados en Buenos Aires ante la
suerte corrida por el hombre que había administrado Auschwitz. El hijo mayor, Klaus le solicitó
ayuda al empresario argentino-alemán Carlos Fuldner, figura clave en el ingreso a Buenos Aires de
muchos refugiados nazis.4 Klaus Eichmann le confió a Fuldner que la familia temía por la
posibilidad de que su hermano Horst “al tomar conocimiento de la suerte de su señor padre, se
presentara voluntariamente en los países árabes para cualquier misión que se dirigiera contra
Israel”.5 Como se verá más adelante, Horst Adolf, participaba de ciertas redes internacionales que
vinculaban a los viejos nazis con los promotores del Cuarto Reich. Pedro Pobierzym, quien fue
voluntario de la Wehrmacht en el frente ruso, aseguró que en los días posteriores al secuestro
algunos jóvenes alemanes montados en motos buscaron al ex SS, con la hipótesis de que podría estar
perdido después de una borrachera.6 Mientras tanto, a título preventivo, los papeles personales de
Eichmann fueron puestos a salvo, entregándoselos al colaboracionista belga Hugo Byttebier.7
Cuando se hizo público que el jefe de las Waffen SS estaba en Israel, Klaus Eichmann habló
con la prensa argentina y comenzó la tarea de promover la repatriación de su padre. Dejó a su esposa
e hija en Buenos Aires y viajó a Berlín donde realizó una defensa pública de la actuación de
Eichmann durante la guerra y de sus bondades como padre, por haberlo criado en un contexto de
“amor, moral y decencia”.8 Intentó verlo en Jerusalén, pero debió contentarse con un estricto
intercambio epistolar. En 1961, cuando Eichmann fue condenado a la pena de muerte, los hermanos
Eichmann seguían viviendo en la casa paterna y allí arreglaban motos y criaban aves de corral (La
4 Horst Alberto Carlos Fuldner, hijo de alemanes, nació en Buenos Aires en 1910. Cuando su familia se radicó en
Alemania en la década de 1930 se alistó en las SS, pero fue expulsado por sus actividades fraudulentas en 1936. Por su
excelente manejo del castellano, sirvió de enlace con los voluntarios de la legión española que combatieron en el frente
ruso y con las empresas alemanas asentadas en Madrid. Tras la guerra actuó como agente del gobierno argentino en
Europa, facilitando la llegada de criminales de guerra alemanes.
5 Archivo General de la Nación, Legajo DAE 4550 “Flegel, Walter Wilhelm - Bormann, Martin”, f° 78. Nota
confidencial producida por el Jefe de la División de Asuntos Extranjeros, comisario Gabriel Fernando González. Tema:
Adolfo Eichmann. Buenos Aires, 9 de Julio de 1960.
6 Entrevista de Valeria Galván a Pedro Pobierzym (Buenos Aires, 5 de diciembre de 2006).
7 Byttebier fue condenado a muerte en Bélgica como criminal de guerra, pero escapó a Argentina en 1948. Los
documentos que le había entregado la familia Eichmann se los cedió en 1991 a David Irving, promotor del negacionismo
del Holocausto, cuando visitó Buenos Aires, para dar una charla (Kiernan 2004).
8 “No pediremos clemencia, dijo su hijo Klaus”, La Prensa, 10 de diciembre de 1961. Por ese episodio, en 1964 el
filósofo Günther Anders (ex-esposo de Hannah Arendt) escribió el libro Nosotros, los hijos de Eichmann. Carta abierta
a Klaus Eichmann.
Prensa 1961). Dieter y Horst Eichmann permanecieron en ese domicilio junto a sus respectivos hijos
por algunos años, mientras que su madre y el hermano menor se fueron a vivir al sudoeste de
Alemania después de la ejecución de Adolf Eichmann (Mendelevich 2001; Raddock 1965:246).
El impacto político de la captura de Eichmann: la nueva ola judeofóbica (1960-1962)
La captura de Eichmann desembocó en un grave enfrentamiento diplomático entre Buenos
Aires y Tel Aviv, que alcanzó su clímax con la condena al Estado de Israel emitida por el Consejo
de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas. El episodio significó un duro golpe y
desprestigio para el gobierno del presidente Arturo Frondizi, jaqueado por planteos militares y por el
sindicalismo peronista. Los grupos más recostados sobre la derecha entendían que ese episodio no
era más que una muestra de la petulancia y el desembozo que tenía la dominación judía en
Argentina (Klich 2002).9 El domicilio de los Eichmann fue revestido con banderas argentinas y
esvásticas así como con pintadas antisemitas poco después del secuestro (Abós 2007:290). El
hebdomadario Pregonando Verdades criticó el sensacionalismo y la falsedad que desplegaron los
judíos sobre el caso Eichmann, presentándose como si fueran víctimas de racismo y manipulando la
información.10
Entre los grupos que tenían una postura más extrema se encontraba el Movimiento Juvenil
Tacuara, que entendía que era intolerable que “espías sionistas” actuaran con total impunidad dentro
del país (Bardini 2002:50). Grupos de Tacuara realizaron pintadas tras el secuestro y organizaron
charlas públicas sobre el tema, destacando la intolerable violación a las leyes internacionales
(Gutman 2003; Kiernan 2005). En algunas entrevistas realizadas recientemente por Valeria
Galván, ex-miembros de Tacuara reconocieron que hubo alguna vinculación con los hijos de
Eichmann, pero no logran definir o recordar si esos contactos se habían producido con anterioridad
o posterioridad al secuestro del teniente coronel.11 Según un testimonio, un grupo de 6 o 7 militantes
tacuaristas se trasladó a la casa de Garibaldi ofreciendo protección a la esposa e hijos de Eichmann
durante el desarrollo del juicio, así como hicieron con la familia de Ante Pavelic tras el intento de
9 “El caso Eichmann”, Palabra Argentina, 23 de junio de 1960 postula que lo grave del asunto es la violación de la
soberanía argentina para secuestrar a una persona que era refugiado político de la “barbarie de Nuremberg”.
10 “Sensacionalismo judío en el caso Eichmann”, Pregonando Verdades, 15 de junio de 1960. “Hay más judíos en
nuestro país que en Israel”, Pregonando Verdades, 28 de junio de 1960.
11 Entrevista de Valeria Galván a Oscar Denovi (11 de mayo de 2007, Buenos Aires).
asesinato del que había sido objeto algunos años atrás.12 En meses posteriores se amplió el número
de atentados contra sedes sociales, educativas y religiosas de la colectividad judía así como los
ataques personales (Dijour 1961:216; Senkman 1989a:25). En junio de 1962, el secuestro de la
estudiante judía Graciela Sirota, a quien le tatuaron una cruz esvástica en su pecho, indicó uno de los
niveles más altos de la tensión judeofóbica. El posterior asesinato de Raúl Alterman por parte de
militantes de Tacuara, episodio rodeado de expresiones explícitas sobre la condición judía de la
víctima- indicó los fuertes niveles de violencia política y racista alcanzada.
La indignación que generó el secuestro de Eichmann –de ninguna manera exclusiva entre los
grupos de derecha- no logró unificar a las diversas fracciones de “nostálgicos del Nuevo Orden” que
existían en Argentina (Buchrucker 2002:81). Dentro de esas fracciones había una que participó
de la producción y difusión de imágenes, textos y prácticas antisemitas tras ese episodio y que
hasta la fecha no ha recibido mayor atención: el Frente Nacional Socialista Argentino (FNSA).
El FNSA era una banda juvenil a mitad de camino entre la pandilla criminal y boy scouts
ideologizados, que fue liderada por los hermanos Eichmann desde su creación a finales de 1960. En
marzo de 1962 el grupo empezó a editar su propia revista Rebelión: en los últimos meses de ese año
un agente del servicio de inteligencia de la policía bonaerense informó que era probable que el
FNSA estuviera efectuando instrucción militar en la provincia de Buenos Aires. Para entonces el
FNSA fue responsabilizado por el atentado de octubre de 1962 contra la sinagoga en Florida, a
pocos kilómetros de la casa de calle Garibaldi.
Los hijos de Eichmann recurrieron a buena parte de los contactos políticos de su padre y de
sus allegados nacionalsocialistas en Argentina y en el exterior, en su esfuerzo por promover un
movimiento de opinión favorable a que Israel lo devolviera a Buenos Aires. De allí que la suerte del
FNSA parece haber estado más ligada a esos vínculos de Klaus y Horst Eichmann con las redes
internacionales del neonazismo que a la cooperación con otros grupos del nacionalismo argentino,
muy activos a inicios de la década de 1960 y que le dejaban poco margen de acción. De hecho,
según señalaba en agosto de 1964 un jefe de la inteligencia policial, el ámbito de acción del grupo
neonazi nunca escapó de la zona norte y noroeste del conurbano bonaerense en el que había
nacido.13 De acuerdo a esa fuente, “la citada Agrupación Política” cuyo domicilio legal seguía fijado
12 Entrevista de Valeria Galván a Carlos Falchi (18 de abril de 2007, Buenos Aires) y a Alfredo Osorio (28 de febrero de
2007).
13 Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (de aquí en adelante, DIPBA) Mesa “A”,
Carpeta 37 “Frente Nacional-Socialista Argentino, Comando Liga Argentina Nacional Socialista”, Legajo 173, 8 de
agosto de 1964
en “Garibaldi s/n” y estaba presidido por “Adolfo Eichman, argentino de 24 años”, aparecía como
carente “de gravitación e importancia por el momento”.14 Los jóvenes del FNSA iban ataviados con
uniformes color kaky, botas altas y brazaletes con esvásticas. Así fue vestido Horst Eichmann a una
conferencia de prensa que brindó en junio de 1964. En esa conferencia, el joven Eichmann confirmó
que tenía vínculos con militantes de Tacuara y amenazó con la instauración de un Nuevo Orden en
Argentina (Primera Plana 1964:24). Al parecer, para entonces miembros de Tacuara que vivían en
Don Torcuato habían solicitado su ingreso al FNSA, según señalaba un informante policial. Durante
ese año y el siguiente, el FNSA fue absorbido por Tacuara (o los jóvenes Eichmann decidieron
mejorar su suerte política, infiltrándose en Tacuara, o al menos usando su nombre).15
Los Eichmann no se vincularon sólo con Tacuara: hay algunas evidencias que documentan
las relaciones entre el FNSA y la Internacional Nacionalsocialista que dirigía desde Estados Unidos
George Lincoln Rockwell (1918-1967). Era natural que el pequeño partido nacionalsocialista de los
hermanos Eichmann se recostara más sobre estos contactos internacionales antes que los nacionales,
dado que difícilmente podía imponerle consignas o condiciones de negociación a un grupo como
Tacuara (y sus desprendimientos hacia derecha e izquierda) que multiplicaban la cantidad de
militantes y fondos que podían congregar los hermanos Eichmann en esa fecha (Bardini 2002:cap. 5;
Beraza 2005; Gutman 2003; Padrón 2005). Las evidencias de relaciones entre el FNSA y el
neonazismo internacional son varias. En un ejemplar de Rebelión de 1963 se reprodujo una nota de
Rockwell, originalmente publicada en el órgano oficial del American Nazi Party.16 La misma revista
del FNSA informaba que en octubre de 1962 Rockwell le había propuesto a ese grupo que se
encargara de realizar en Argentina un congreso internacional nazi (Quiroga 1963). El FNSA
constituía la “Sección Argentina” de la “Unión Mundial de nacional-Socialistas”. Cuando en abril
de 1966 la revista Playboy le realizó una entrevista a Rockwell, por entonces líder del World
National Socialist Movement, éste indicó que en Argentina, “Horst Eichmann, Adolf Eichmann's
son, is our leader there; he's either in jail or disappeared, but our movement is growing there”
(Playboy 1966). Efectivamente, Horst Eichmann estuvo en prisión en 1964 tras ser detenido por la
policía de la provincia de Buenos Aires.
Según apuntaba Rebelión, el espaldarazo que les dio Rockwell redundó en un notorio
incremento del conocimiento público del FNSA y de su líder Nicanor Dorrego. ¿Quién era Dorrego?
14 Ídem, f° 39 a 42.
15 DIPBA, Legajo 169, Memorandum del 28 de enero de 1965.
16 Rebelión, año 2, nº 10, Buenos Aires, noviembre-diciembre, 1963.
Sobre su identidad real no hay coincidencia. Según algunos, era el nom de guerre de Klaus
Eichmann (Elnecavé 1971:300), pero según otras versiones era el seudónimo de Horst Eichmann o
de un tal Nicolás Dubrova del cual no hemos tenido mayor detalle. Según Álvaro Abós (2007:290),
Horst Eichmann era el "Jefe de las Tropas de Asalto” del partido.17 Franz Pfeiffer reconoció que el
joven Eichmann actuó como líder del nazismo vernáculo, pero que su paso por la militancia había
resultado un poco decepcionante para la mística que tenía el apellido: “el hijo de Adolf Eichmann
era todo un símbolo y la gran mayoría se sometió voluntariamente, sin hacer mayores preguntas […]
más tarde seria expulsado, por no considerársele de absoluta confianza” (Gheyn 1978).
El neonazismo argentino y el origen del “Plan Andinia”
El FNSA fue esencialmente un vehículo político –poco eficaz, por otro lado- creado por los
Eichmann en un intento de impactar sobre la opinión pública argentina para lograr la liberación del
SS sometido a juicio en Jerusalén. Una vez que Eichmann fue ejecutado, a inicios de 1962, los
miembros del FNSA se involucraron en distintas actividades de tono político y criminal. ¿Cuáles
eran sus ideas? Ellas profesaban un extreme nacionalismo de tinte anticomunista y antiliberal que
guardaba más de fascismo que de conservadurismo. Así, en un volante difundido a inicios de 1964,
titulado “Comunicado 1 del Alto comando nacional del Frente Nacional-Socialista Argentino”,
planteaba la “caducidad del régimen capitalista-liberal-burgués” y su inminente reemplazo por un
régimen fuerte y de justicia social, que defendiera “la patria, de sus tradiciones y de su pueblo”.
El nuevo orden al que convocaba se iba a caracterizar por las siguientes políticas,
discriminadas según niveles. En lo referido al campo internacional, el primero de los puntos
reclamaba “la inmediata restitución de todos lo territorios que por naturaleza le pertenecen a nuestra
patria” y posteriormente planteaba la necesidad de romper con los “trusts” económicos
internacionales y de mantener una neutralidad efectiva frente a los bloques marxista y capitalista.
Varias de las propuestas del FNSA se concentraban en las Fuerzas armadas, penitenciarias y de
seguridad, para las que reclamaba “jerarquización y equipamiento” dado que “constituyen una de las
17 DIPBA, Legajo 173, f° 40. En octubre de 1963 fueron detenidos en Munro integrantes del grupo Yelpo por delitos
contra la propiedad. El informe de inteligencia señalaba que habían sido expulsados del FNSA “por los hechos en que
tomara parte (robos en Munro y atentado a la sinagoga en Florida)” (fº 44). Alejandro Sáez-Germain fundó junto a José
Antonio Yelpo el Frente Restaurador Nacionalista en Villa Urquiza, organización barrial intensamente antisemita,
probablemente en 1962 (Bardini 2002:143). Yelpo siguió un derrotero vinculado a la actividad delictiva común desde
1963, vinculada con periódicos atentados contra personas y bienes de la comunidad judía. Cfr. La Razón, 7 de abril de
1970 (Bardini 2002:145).
columnas vertebrales de la nación”. En lo que se refiere a aspectos económicos, destacaban
postulados de promoción de la calidad de vida de los trabajadores (entrega de viviendas y
herramientas de trabajo, mejora de la asistencia médica, “revolución agraria” e “implantación de un
sistema económico que esté al servicio de la comunidad”). Simultáneamente, debían ser procesados
los “delincuentes económicos”, entre los que mencionan exclusivamente aquellos de origen judío.
Exigían la creación de centros científicos y técnicos que evitaran el exilio de cerebros argentinos y
que mejoraran los niveles de “producción nacional”, así como la “revisión y actualización de las
enseñanzas primaria, secundaria y universitaria”. El FNSA postulaba un reordenamiento de la
estructura política y constitucional nacional. En primer lugar, hacía un guiño hacia los gremios
peronistas (en un momento de proscripción del peronismo como partido político) al postular la
participación “de los sindicatos en el gobierno de la patria”. Por otro lado, indicaba que la libertad
de cultos debería ser respetada mientras que ninguno de éstos atentara “contra la patria”. Por lo
demás, deberían ser suprimidas las influencias foráneas en la prensa y aquellas de naturaleza
“perniciosa e inmoral” que se dejaban ver en “el arte, la literatura, la radio, el cine y la televisión”.
Ello permitiría desbaratar “el peligro comunista que se cierne sobre nuestra patria” así como
terminar con “la continua violación de la soberanía nacional por parte de las potencias extranjeras”,
que se expresaba, según el FNSA en:
“la ocupación internacional de la Antártida Argentina, la retención de las islas Malvinas
por Inglaterra, la continua ingerencia de los EEUU de norte América en problemas
internos argentinos; el secuestro del teniente coronel Adolfo Eichmann, realizado por
agentes de Israel18
En un ejemplar de Rebelión de finales de 1963 se incluía una nota que venía a concluir una
serie de artículos publicados en ediciones anteriores y que se titulaba “Argentina, ¿colonia de Israel?
La República de Andinia o un nuevo Estado judío en la Argentina”. La nota era una más de las que
sistemáticamente se incluían, que intentaban demostrar lo avanzado de la dominación judía en el
país, expresada tanto en la predominancia social de los empresarios de ese origen como en la
expansión del comunismo por agitadores de similar pertenencia. En el artículo en cuestión, el
anónimo autor planteaba que los desastrosos gobiernos nacionales de los últimos años fueron el
resultado de “planes perfectamente establecidos en el Sanhedrín (Gobierno secreto judío establecido
18 “Comunicado 1 del Alto comando nacional del Frente Nacional-Socialista Argentino (Sección Argentina de la
Unión Mundial de nacional-Socialistas)”, en DIPBA, Legajo 173, f° 45, enero de 1964.
en nuestro país, como en cada una de las naciones del mundo)”. Las crisis económicas vividas por el
país eran el resultado de la especulación afiebrada que llevaban a cabo los empresarios judíos, con el
fin no sólo de incrementar sus beneficios económicos sino de otorgarle campo de acción a los
extremistas judíos. Ese malestar económico y social de las mayorías populares sería utilizado por
esos agitadores israelitas para conducir hacia una revolución social de ribetes izquierdistas –al igual
que en la Rusia de los zares lo hizo la “revolución judeobolchevique”- lo cual era presentado como
la panacea judía. Según exponía Rebelión, Israel tenía en marcha un plan absolutamente maléfico
que implicaba el dominio de Argentina y del mundo. Ese plan era presentado siguiendo la misma
organización lógica y retórica que planteaban Los Protocolos de los Sabios de Sión y el
conspiracionismo nazi, pero ofreciendo una versión actualizada y adaptada a los tiempos y
realidades de la Argentina del momento. Este esquema postula que los judíos constituyen una raza
que pretende controlar el mundo sirviéndose de todo tipo de estrategias (en apariencia incompatibles
entre sí, como el comunismo y el capitalismo) y de personeros y grupos (judíos o títeres de éstos).
Concretamente, el supuesto plan en marcha, consistía en:
“a) Malgastar las divisas fuertes y metálicas que posee la nación, fomentando la
corrupción administrativa (negociados y sustracción de fondos del Estado)
b) desencadenar el agio y la especulación, haciendo el juego con el fomento de suba de
salarios y, al mismo tiempo, la suba en mayor escala de los precios de los artículos
esenciales de consumo;
c) con esto lograr empobrecer a la nación, agitar el ambiente de malestar en el sector
obrero y en el seno del pueblo, y concretar la entrega de la economía nacional a los
capitalistas internacionales judíos
d) tomar el poder con hombres procedentes de los grandes centros económicos (judíos,
masones y comunistas internacionales en su totalidad)
e) preparar la revolución social (marxista) 19
Así, bajo este “novedoso” prisma conspirativo, la inmigración judía de fines del siglo XIX
tenía una interpretación distinta a la que habían recurrido anteriores generaciones nacionalistas. La
verdadera intención de “los judíos” había sido el acaparamiento de la tierra, liderada por la JCA
(Jewish Colonization Agency), la que se creía que era, en realidad, el embrión del futuro gobierno
judío, que buscaba un espacio sobre el cual asentar a su pueblo. Los datos que Rebelión aportaba
19 “Argentina, ¿colonia de Israel? La República de Andinia o un nuevo Estado judío en la Argentina”, Rebelión, año 2,
nº 10, Buenos Aires, noviembre-diciembre, 1963. DIPBA, Mesa “A”, Legajo 173, f° 54.
como pruebas de la existencia del “Plan Andinia” eran las menciones efectuadas por Herzl en El
Estado judío, “la acción del sionismo”, la “inmigración en masa” y la formación de una
“confederación de provincias patagónicas, que abarca toda la extensión de las cordilleras de los
Andes de aquí el paralelo 42”, a lo cual había que sumarle una serie de graves perjuicios
económicos como “las concesiones petrolíferas, la radicación de capitales foráneos, etc.”.20
La circulación de Andinia en Argentina (1962-1973)
Las ideas de Rebelión encontraron eco y réplicas en otros ámbitos en el agitado contexto
político argentino que va desde 1962 hasta el final de la “Revolución Argentina” en 1973. En ese
período el “Plan Andinia” fue adquiriendo nuevas formas, difusión y funcionalidades: sus
promotores se encontraban en el nacionalismo, en la prensa árabe y en el peronismo de derecha, y
tuvieron vía libre para su tarea de sembrar odios tanto en gobiernos democráticos como dictatoriales
primero en Argentina y luego en Chile. Los discursos en cuestión se caracterizaban por el uso de un
intenso conspiracionismo antisemita que procuraba mostrar lo avanzado del complot judío para
infiltrar al peronismo, controlar la economía y la política del país y alterar la mente de la población a
través de la manipulación de los medios de comunicación.
Juan Carlos Cornejo Linares, figura del peronismo de derecha, publicó un libro titulado El
Nuevo Orden Sionista en la Argentina (Cornejo Linares 1964) en el que denunciaba que el sionismo
pretendía infiltrarse en el peronismo para disolverlo (Buchrucker 2002:88; Senkman 1989b:104). A
tal efecto, exponía el diputado, el sionismo no dudaría en asesinar a las únicas figuras que lo
combatían en Argentina: el sacerdote Julio Meinvielle, el general Enrique Rauch y el representante
de la Liga Árabe en el país, Hussein Triki. En esos años, Triki se encargó de vincular a la Liga
Árabe con grupos de la extrema derecha argentina y del peronismo sindical y político con la revista
Nación Árabe. Esta publicación editó también en 1964 un artículo titulado “Estrella Victoriosa” en
el que señalaba que el sionismo tenía el propósito de someter a la Argentina: los redactores basaban
esa afirmación en un documento redactado por judíos, que misteriosamente había llegado a sus
manos (D.A.I.A. 1972:43).21
20 Ídem.
21 Nación Árabe, n° 13-14 de mayo-junio de 1964, p. 15. En p. 12 se postula que los judíos están financiando la
penetración de socialistas y comunistas en el peronismo para disolverlo lo antes posible.
En 1965, se publicó un libro titulado El Plan Andinia o el Nuevo Estado judío (Anónimo
1965), que retomaba las mismas nociones que los Eichmann habían difundido en su revista. Este
texto está organizado siguiendo la misma estilística que los Protocolos de los Sabios de Sión, es
decir, mostrando el desenvolvimiento de una conspiración protagonizada por sujetos de una
eficiencia imbatible e inteligentísima. Estas ideas encontraron mayor difusión a inicios de la década
de 1970 cuando el antisemitismo (muchas veces disfrazado de antisionismo) se instaló en el debate
público argentino y en las consignas políticas con una intensidad, que replicó la que había tenido
tras la captura y ejecución de Eichmann. A partir de 1971, la sensación de amenaza se había vuelto
mucho más intensa dentro de la colectividad judeo-argentina puesto que el antisemitismo había
encontrado buena recepción en sectores del peronismo sindical, las Fuerzas armadas y de la
dictadura militar (Elnecavé 1971:300). Entre las patrañas de las que se alimentaban estas ideas, una
de las más reiteradas fue la que surgió en 1962 de la cabeza de los hijos de Eichmann: la que
sostenía la existencia de un plan de los judíos argentinos de crear un segundo Estado de Israel. El
más importante difusor de esta superchería fue Walter Beveraggi Allende.
Beveraggi Allende se exilió durante el primer gobierno peronista tras las persecuciones que
había sufrido de parte del aparato estatal por su resistencia a sumarse al partido oficialista. Radicado
en Harvard University, obtuvo allí su doctorado en economía (Beveraggi Allende 1954). Gracias a
sus publicaciones en historia económica logró insertarse en la política universitaria de Buenos Aires
y en círculos nacionalistas durante las décadas de 1960 y 1970 (D.A.I.A. 1972:8; Perel et al.
2006:111). Mientras fue profesor universitario, Beveraggi se dedicó a difundir de diversas maneras
y en distintos ámbitos libelos de su producción en los que advertía sobre lo avanzado del complot
judeo-sionista para desmembrar territorialmente a Argentina, alineándose con las voces más notorias
del antisemitismo y el antisionismo, pero manteniendo una postura distante del peronismo arabófilo.
En La inflación argentina de 1975, Beveraggi intentaba mostrar que los graves problemas
económicos del país se debían a los esfuerzos deestabilizadores llevados a cabo sistemáticamente
por el judaísmo.22 La ilustración de la tapa del libro era bastante explícita al respecto: era un mapa de
Argentina crucificado con estrellas de David (Beveraggi Allende 1975). A finales de 1976 la Junta
Militar prohibió el libro de Beveraggi Allende Del Yugo Sionista a la Argentina Posible (1976) por
su instigación a cometer actos criminales contra el orden público. La decisión fue tomada por los
22 La alianza Anticomunista Argentina (conocida como Triple A) y orientada por el ministro de Bienestar Social del
último gobierno de Juan Domingo Perón no se privó de invitar a la población a darse cuenta de que la prensa estaba en
manos de marxistas judíos, y no decía algo distinto Cuestiones Árabes, el periódico de la Liga Árabe.
jerarcas de la dictadura después del encuentro del embajador argentino en Estados Unidos con
representantes de la Liga Antidifamación de la B’nai Brith. Simultáneamente, no hubo mayores
reparos en que circulara una nueva edición del “Plan Andinia” y en que Beveraggi Allende se
reincorporara como docente a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires tres meses
después del golpe (Meyer 1978:300).
Aunque el “Plan Andinia” fue difundido en diversas ocasiones por Walter Beveraggi
Allende, parece ser que fue a partir de 1971 cuando encontró más oídos atentos a su contenido. A
inicios de ese año Beveraggi Allende hizo circular anónimamente entre oficiales y suboficiales de
las Fuerzas armadas un panfleto de 10 páginas en el que denunciaba la intromisión judía en el
territorio nacional. Este mismo plan fue el que Beveraggi Allende dio a conocer en enero de 1972,
bajo seudónimo de Aurelio Sallairai y con el título Protocolos de los Sabios de Sion y la subversión
mundial, que incluía comentarios sobre la ejecución del complot detallado en los Protocolos, pero
también detalles sobre la marcha local del “Plan Andinia”. Al igual que en el texto reproducido en
Rebelión, en el libelo de Beveraggi Allende se extiende a toda la comunidad judía la responsabilidad
por los negociados o estafas realizadas por personas de ese origen (D.A.I.A. 1972:41). En marzo de
1972 Beveraggi Allende repitió su acusación de que los judíos argentinos tenían en marcha un plan
para crear el Estado de Andinia en la Patagonia. Copias del plan fueron distribuidos en todo el país,
especialmente entre los sindicatos, las fuerzas armadas, círculos católicos y en las provincias de Río
Negro y Neuquén. El 1 de noviembre de 1972 Beveraggi envió una carta pública a José Ignacio
Rucci, secretario general de la Confederación General del Trabajo, en la que señalaba que la huelga
general a la que esa institución sindical había convocado el 29 de diciembre de 1971 había
obedecido a una maquinación judeo-sionista (D.A.I.A. 1972:56).23 Según Leonardo Senkman
(1989b:114 ss.) la intentona de Beveraggi Allende apuntaba a desarrollar una “demagogia
desviacionista” que era funcional tanto a las “burocracias sindicales peronistas” como a la derecha
nacionalista antiperonista, pues ambas estaban amenazadas por el proceso de movilización política.
A ambas les convenía identificar como “judío” (y en su imaginación, por tanto, no argentino) a los
hombres y mujeres enrolados en posiciones de izquierda tanto dentro como fuera del peronismo.
23 Tras la carta pública de Beveraggi Allende se presentó en un juzgado tucumano el abogado Ezequiel Ávila Gallo,
quien solicitó el procesamiento del “alto mando judeo-sionista”. El diario Noticias, editado en Tucumán decidió seguir
las alternativas de la denuncia, haciendo un seguimiento periodístico destinado a encontrar algunas pruebas de la citada
conspiración (D.A.I.A. 1985:22). El Cronista Comercial de Tucumán, por el contrario, expresó en su edición del 11 de
febrero de 1972 que “el doctor Ávila Gallo ha sido, en el pasado, protagonista de diversas denuncias de carácter
sensacionalista, ninguna de las cuales pudo ser confirmada jamás” (D.A.I.A. 1972:10).
Pero, ¿en qué consistiría el “Plan en cuestión? Se trataba supuestamente de las actas de un
cónclave secreto realizado en una sinagoga en Buenos Aires en 1969 en el que un rabino de apellido
Gordon dio precisas instrucciones a sus seguidores: como si fuera la trascripción de una grabación
oculta, el “Plan” da cuenta de la puesta en marcha de una serie de maniobras disolventes de la
moral, la economía y, finalmente, el territorio de los argentinos (D.A.I.A. 1972:45). Entre las
actividades a realizar para asegurarse También deberá procurarse el control de los medios de
comunicación y de la calle: el rabino ordenó infiltrar al peronismo de manera tal de conducirlo hacia
el socialismo “aunque para ello tenga que desencadenarse una violenta represión y persecución”.
Hay aquí una notoria diferencia con respecto a lo que habían publicado diez años atrás los
hermanos Eichmann: por entonces se trataba de un artículo de un “especialista” donde se
denunciaba la infiltración; en el texto de 1972 el “Plan Andinia” es un documento donde los judíos
confiesan de manera absolutamente desaprensiva y descuidada sus intenciones. Aquí no aparece un
tercero interpretando supuestas evidencias: lo que hay es la evidencia misma.
La versión del “Plan Andinia” de 1972 postulaba que los judíos no se habrían conformado con
la creación del Estado de Israel en Medio Oriente, desplazando a los palestinos. El Gran Rabino
Gordon habría indicado en esa reunión que el propósito era conseguir un “territorio de porvenir para
el pueblo judío del mundo” desde donde iniciar la reconquista de la tierra histórica en caso de que
Israel fuera desestabilizado por las fuerzas militares combinadas de los países árabes. La instalación
del segundo Estado judío no sería más que la concreción del sueño de Leon Pinsker o del creador
del sionismo, Theodor Herzl. Éste habría prometido la creación de dos Estados, uno en Palestina y
otro en Argentina y sólo restaba finalizar la tarea.24 En la realización de este objetivo, se debía
recurrir, “si fuera necesario, a través de una hecatombe mundial, aunque para ello se aproxime a un
Apocalipsis”. El espacio que se destinaría a la creación de un segundo Estado de Israel serían las
provincias del sur argentino, abarcando toda la cordillera y las zonas aledañas, con un puerto
internacional en Bahía Blanca. El joven Estado lograría la secesión de Argentina merced a la
intervención de ambas superpotencias, las cuales estaban completamente dominadas por el lobby
judío. El rabino Gordon dio cuenta de las ventajas comparativas naturales del país para producir
24 Las referencias que se hacen al texto de Leon Pinsker, Autoemancipación son falsas, puesto que en ningún momento
en ese libro se menciona a Argentina como posible destino del estado judío sino a Estados Unidos o la Turquía asiática
(D.A.I.A. 1972:47). Tampoco en El Estado judío de Herzl hay referencias a una colonización de la Patagonia: en un
párrafo Herzl hipotetiza sobre el espacio en el cual asentar el Judenstaat, comparando a Argentina con Palestina.
Termina inclinándose por esta última por los vínculos históricos existentes. Tampoco menciona la posibilidad de crear
dos Estados (cfr. Herzl 2005).
productos agrícolas y ganaderos, capaces de alimentar y favorecer el alojamiento de judíos “de
Siberia o de África del Norte”. Pero el plan no era sólo incrementar la producción de alimentos, sino
convertir al continente antártico en un gigantesco freezer que permitiera el desarrollo de una política
especulativa de asistencia y comercialización:
“Estimando esta superproducción de alimentos y la existencia en la Antártida de una
gigantesca heladera natural donde se puede acumular la producción de años y más años,
convertirla en la despensa del mundo, sin arriesgar la pérdida de un solo grano
agregando a esto el espíritu y genio judío, habrán podido comprender los enormes
beneficios y ventajas incalculables que significan obtener su posesión para controlar al
mundo profano regalando estos recursos de acuerdo a las conveniencias judías”
(Sallairai 1972)
La república de Andinia contaría con una amplia defensa natural de sus potenciales
enemigos: la Cordillera de los Andes, “bajo cuyo subsuelo puede construirse ciudades y alojar en
ellas, si se quiere, a todo nuestro pueblo, instalando nuestra industria pesada, la liviana y hasta
inclusive la de consumo y mantenerse en ellas por años si fuera necesario, siendo así inexpugnable
hasta para la misma bomba atómica”. Uno de los problemas que mencionaría el rabino es conseguir
una excusa para independizar al nuevo Estado. Dado que no existe un “motivo determinante”, lo que
se debe hacer es “profundizar el caos existente, fomentar la confusión y la corrupción, llevándolas
hasta sus últimas consecuencias; en el campo político, cultural, administrativo y social debe
acelerarse el mismo proceso”. De lo que se trata es de potenciar la especulación, el agio y la
corrupción, elevar la miseria y la injusticia a sus extremos, fomentar el avasallamiento de los
derechos federales desde Capital Federal y “reprimir con violencia todo acto que signifique
reacción, intento de defensa por parte del pueblo” (Sallairai 1972), utilizando especialmente a las
Fuerzas Armadas, de manera tal de enfrentarlas al pueblo, aumentar su desprestigio y
desmoralizarlas.
Para cuando Argentina intente recuperar a las provincias secesionadas, ya será tarde por
varias razones:
“a) el pueblo argentino estará sumido en la más espantosa corrupción y confusión;
b) Su economía desquiciada y conducida de acuerdo a nuestras conveniencias e
imposibilitada de recuperar;
c) La opinión pública planificada, dirigida y maquinada de acuerdo a nuestras
conveniencias;
d) La amputación de parte de su territorio con las mayores riquezas minerales, la
Argentina habrá quedado convertida en un simple campo de pastoreo, y no tendrá qué
ofrecer para obtener créditos en las Bancas Mundiales. Todas las fuentes de producción
de petróleo, sus industrias y sus economías, estarán en nuestras manos;
e) Quedará sin abastecimiento y sin reservas de combustible, porque todas sus fuentes
de producción estarán dentro de los límites, Andinia, en cuanto a sus reservas ubicadas
fuera de los límites, refinerías, depósitos, surtidores, tanques han de ser destruidas
sistemáticamente, y liquidar a sus clases dirigentes con posibilidades de organizar
resistencias;
f) será bloqueado todo abastecimiento de cualquier naturaleza que intente obtener del
exterior;
g) Sus F.F.A.A. actualmente cuenta con una provisión de combustible para dos jornadas
[...]
h) en el caso de que, no obstante esos inconvenientes, lograra la Argentina reorganizar
un deficiente ejército y con ello intentara la invasión de las fronteras de Andinia, no
podrá hacerlo, pues de esa manera no estará haciendo otra cosa que invadir las fronteras
de esa nueva nación, libre e independiente, reconocida como tal por los organismos y
potencias mundiales
i) Además, esto daría lugar a que las grandes fuerzas armadas internacionales
desembarquen y tomen posición de defensa de la frontera de esa nueva nación de
acuerdo a los tratados internacionales existentes y con esto, Andina estará
definitivamente constituida y su soberanía asegurada” (Sallairai 1972)
La recepción y recreación chilena: Miguel Serrano
Probablemente Miguel Serrano ha sido quien más ha hecho por difundir el “Plan Andinia” en
Chile, y sobre todo por acercárselo a las jóvenes generaciones nacionalsocialistas.25 Ha sido el nazi
25 Nacido en Santiago en 1917 en el seno de una familia tradicional, Serrano ha sostenido que su filiación con el nazismo
se produjo con motivo de la masacre del Seguro Obrero, en septiembre de 1938. Antes de ello había tenido una breve
incursión por la izquierda y sus periódicos debido al asesinato del joven poeta Héctor Barreto (paradójicamente, a manos
de militantes del Movimiento Nacional Socialista de Chile, de González von Marées). Durante la Segunda Guerra
chileno más destacado de la segunda mitad del siglo XX, un prolífico y esotérico escritor,
organizador de rituales tales como festejar el cumpleaños de Hitler o el de Himmler en cementerios
de Santiago. En la tarea de promoción de creencias nazis ha encontrado un límite en su propia
actividad intelectual e ideológica, abrumadoramente esotérica, lo cual ha contribuido a quitarle
verosimilitud y seriedad a muchos de sus planteos. Su devoción por la ufología, por el origen
vikingo de las civilizaciones indoamericanas y la creencia en las reencarnaciones lo han alejado de
la línea más estrictamente político-utilitaria de difusión del “Plan Andinia” y lo han acercado a una
dimensión filosófico-existencial.
Cuando tenía 30 años viajó a la Antártida como redactor de la revista Estanquero, de fuerte
tono anticomunista (Bohoslavsky 2006). Allí publicó las entrevistas que realizó al personal asentado
en las bases chilenas del continente blanco. La experiencia de la estadía en la Antártida impactó
enormemente en Serrano, quien la recordó en distintas ocasiones como el puntapié para sus
búsquedas esotéricas (Serrano 1950, 1957). Expuso la idea de que en la Antártida residía la “nueva
Atlántida” y la puerta secreta hacia el mundo interior. En 1948 afirmó que se había dirigido a la
Antártida para confirmar la especie que sostenía que Hitler estaba viviendo allí, “sometido a un
procedimiento de congelación artificial para resucitar en el momento preciso” en el que podría
liderar un nuevo proyecto civilizatorio occidental como “el último avatara”.26 En ese frente blanco y
anticomunista, Estados Unidos debía reconciliarse con Hitler, dado que era el único que podía
vencer en ese “enfrentamiento directo contra Asia”.27 De acuerdo con Serrano, en el mundo de la
segunda posguerra no había lugar para terceras posiciones como el franquismo, el peronismo o el
catolicismo.
Esta postura pareció dejarla de lado poco después para trabajar en la campaña presidencial
del general Carlos Ibáñez del Campo en 1952. Su apoyo a Ibáñez le permitió iniciar su vida
diplomática: primero como embajador chileno ante la India (1953-1962), luego en Yugoslavia
(1962-1964), Austria (1964-70) y en distintos organismos internacionales. Vivió durante diez años
en Suiza, donde profundizó sus investigaciones con el hinduismo y el pensamiento más críptico,
sobre lo cual publicó distintas obras (Serrano 1960, 1963). Cuando fue embajador en la India,
Mundial tomó contacto con el nazismo alemán y se interesó especialmente por su dimensión esotérica y sus
vinculaciones con las culturas de la India.
26 Estanquero, 26 de junio de 1948, n° 75, Santiago, p. 23. El periodista Ladislao Szabo ya había difundido en el diario
Crítica de Buenos Aires en 1945 y en su libro Hitler está vivo en 1947 la versión de que el Führer estaba viviendo en un
nuevo Berchesgarden antártico, fundado por una misión alemana en 1938 (Newton 1998)
27 Estanquero, 29 de mayo de 1948, n° 71, “La semana nacional”, p. 13.
Serrano intervino en 1959 en la crisis que terminó con la invasión china del Tibet: en esa ocasión
ayudó al Dalai Lama a escapar del Tibet. Como producto de ese episodio, Serrano mantuvo una
larga amistad con el Dalai Lama, que se sumaba a sus ya prestigiosas relaciones con Neruh, Indira
Gandhi Ezra Pound, Herman Hesse y Carl Jung (Serrano 1968). El libro Las visitas de la Reina de
Saba de Serrano cuenta con un prólogo de Jung, que consiste en una carta que el famoso psicólogo
le envió al autor del libro felicitándolo por la dimensión onírica de la obra (Colinas 2003; Serrano
1960).
Regresado de Europa, su perspectiva se fue acercando cada vez más a un racismo ramplón y
absorbente, que ha perdido buena parte de la preocupación retórica y estética que antaño guiaba sus
textos. El lugar que anteriormente tenían las metáforas o las profundidades esotéricas ha sido
ocupado por un biologicismo omniexplicativo. Veamos cómo resumía en 1995 los últimos cien años
de historia chilena:
“La Revolución del 91 [...] señala el ascenso del mestizaje de un color más subido.
Con la aparición del político Arturo Alessandri Palma, la descomposición aumenta de
modo que se hará necesaria la intervención del Coronel Carlos Ibáñez del Campo.
Desgraciadamente, no puede restaurar el estilo portaliano-gótico; además, esta no fue
su intención. Racialmente, ya no es posible. El mismo hecho de haber tenido éxito un
golpe militar señala un cambio genético en la comunidad. Las décadas del Frente
Popular y de los gobiernos del Partido Radical significan la llegada a las alturas del
elemento andaluz-semita e indígena. Lo que sigue, con algunos interregnos, no es
más que la fatal pendiente de la descomposición del mestizaje en Chile, pudiendo así
el judío aflorar libremente en la superficie, como el gusano que ayuda en la
descomposición del cadáver. Con la Democracia Cristiana, será el judío Chonchol
quien se hace cargo de la política agraria y la destrucción del campo tradicional. Con
la Unidad Popular, es el mismo Salvador Allende Gossens, judío por la línea materna,
quien introduce al afro-cubano a Chile, bajo la dirección de Fidel Castro” (Serrano
1995:436)
En igual sentido, Serrano expresaba en 1998 que Chile se encontraba “al borde del desastre
étnico” y muy cerca de convertirse en “un conglomerado asiático-mongoloide, con un fuerte
complejo de inseguridad, de inferioridad [....] Chile se va transformando en nación asiática”
(Serrano 1998:XXXVI). En su mirada, la única raza digna y productiva es la blanca: “Jamás ha
existido cultura o civilización que no haya sido el producto del hombre blanco, del nórdico polar, de
los divinos godos, o Gott, de los Dioses” (Serrano 1986:14). De allí que considere que en Chile
“estamos rodeados de peligros mortales. Al norte, la “axila” racial de Perú y Bolivia,
donde se juntan los negros, con los chinos y mestizos de blancos; al oriente, cada vez
más cercano por el comercio, el subcontinente afromulato del Brasil. Sólo con
Argentina y Uruguay, quizás Paraguay, podríamos y deberíamos integrarnos siempre
que en el Cono Sur se llegue a aplicar una política racista, eugenésica, aristogenésica,
en beneficio del elemento blanco” (Serrano 1995:434)
En la década de 1980 Serrano se concentró en el hitlerismo esotérico, sobre el cual produjo
una trilogía que intentaba mostrar que el Führer estaba vivo y que el nazismo constituía la guía
filosófica y religiosa para Occidente (Serrano 1978, 1980, 1991). Pero paralelamente mostró un
perfil político más alto, evidenciado en declaraciones periodísticas28, libros29 y organización de
eventos rituales de neto corte antisemita y conspirativista. La mirada de Serrano se ha ido tornando
cada vez más paranoica y maniquea. No ha tenido empacho en sostener que ha habido varios papas
judíos y que el Vaticano ha trabajado desde siempre para el triunfo del marxismo y el judaísmo
(Serrano 1988:95), que Cristóbal Colón no descubrió América sino que fue enviado por los judíos
para “borrar las huellas de los frisones, troyanos, celtas, normandos, vikingos y templarios” dejadas
en el continente (Serrano 1986:5); que el modelo del Kahal judío ‘ha sido instaurado en la Rusia
Soviética y en todos los países socialistas, en la Europa Oriental, en Cuba y en Nicaragua (Serrano
1988:96), que Fidel Castro está al servicio de la CIA (Serrano 1994a:50), que el hitlerismo tiene
bases no ya en la Luna sino en Marte y en Venus (Serrano 1994b:23) y que los mapuches son
descendientes de germanos: “de ahí su valentía, su resistencia, su adoración al árbol y el bosque y la
presencia de sacerdotes” y el “rumor que circula en estos tiempos de que la Dirección judía habría
comenzado a transportar araucanos a Israel” (Serrano 1986:10).
28 Cfr. El Mercurio, 18 de junio de 1989 donde niega la existencia del Holocausto. En La Nación (28 de febrero de 1991,
p. 8) sostuvo que los judíos eran culpables de la guerra en Medio Oriente, de la persecución a la Colonia Dignidad y del
informe de la Comisión Rettig. Según La Época (14 de diciembre de 1988, p. 14). Serrano denunció que el Director de
la Oficina de Planificación, de origen judío, le robó tierras para destinarlas a colonización de extranjeros.
29 Además de los libros citados a lo largo de este artículo, véanse Los protocolos de los sabios de Sión y su aplicación en
Chile de 1981, Contra la usura de 1987, El nuevo orden transnacional y la Patagonia de 1991, Defendamos nuestra
Patagonia de 1992, Conspiración mundialista II. Laguna del desierto y NAFTA de 1994 y La entrega de la Patagonia
mágica de 2003.
Hace más de 20 años que Miguel Serrano viene denunciando que en las tierras patagónicas
argentino-chilenas y en la Antártida se conformará el nuevo reino de Judá.30 En 1987 publicó una
nueva versión del “Plan Andinia”, tituladoEstrategia sionista para apoderarse de la Patagonia
Argentina y Chilena. Probablemente lo más novedoso del libro es que la supuesta conspiración
israelí ya no abarcaba sólo a Argentina como postulaba Beveraggi Allende sino que su ambición
territorial también miraba hacia Chile. El pequeño texto cuenta con un anexo periodístico que sirve a
título de documentación probatoria de que el “Plan está en marcha. Entre esos materiales se
contaban recortes del diario argentino Río Negro, que se edita en Viedma “futura capital de
Andinia” (Serrano 1987:44) y que “probarían” que las relaciones argentino-soviéticas a finales de
los años 80 estarían desembocando hacia una judaización de la Patagonia oriental. Las
intervenciones públicas y los discursos de Serrano han ido en el sentido de boicotear los acuerdos
limítrofes argentino-chilenos en tierras patagónicas, por constituir sencillamente una facilitación de
la llegada de más judíos al sur. Argentina, en su mirada, es un títere israelí que desea asfixiar
territorialmente a Chile (Serrano 1994a).
Conclusiones
La idea de que los conspiradores judíos cometen la torpeza de dejar a mano de sus enemigos
comprometedores documentos en los que confiesan sus macabras intenciones, es una noción que
repiten varias mitologías del Complot. Es por ello que tanto el “Plan Andinia” como los Protocolos
de los Sabios de Sión, se basan en el hallazgo de supuestos planes secretos por parte de los
desinteresados enemigos del Mal: esos documentos escenifican la actividad in fraganti de los
conjurados. La atribución de un apócrifo a los supuestos conspiradores es uno de los recursos
utilizados para desprestigiar y estigmatizar a aquellos considerados como un enemigo (González
2004:20 y 112). Quienes pergeñaron y difundieron el “Plan Andinia” saben que es falso en su
forma, pero que es verdadero en su contenido. En todo caso, confían en que con maniobras como la
adulteración, la exageración, la mentira o la provocación lo que consiguen es forzar a los
complotadores a mostrarse tal cual como son. Desenmascarar a los supuestos conspiradores (judíos)
30 El hijo del príncipe Carlos, de Gran Bretaña (‘Great Britain’ ‘Knai Brith’) ya fue enviado, silenciosamente, a
reconocer la zona, en la posibilidad de que pudiera ser él (representante de la Casa real europea más mezclada con
sangre judía) el futuro gobernante visible del Mesías, que detrás y en forma casi invisible, controlará el mundo, como
explican ‘Los Protocolos de los Sabios de Sión)’ (Protocolo XXIV)” (Serrano 2001:23)
se realiza a través de una tarea insidiosa y malintencionada que pone al descubierto aquello que
éstos se niegan a reconocer.
La tarea de difusión de noticias antisemitas falsas no se realiza según criterios azarosos sino
que viene orientado por un norte como es la obtención de credibilidad social. Si se desea que la
mitología conspirativa logre adhesión y movilización debe atender a las redes simbólicas en que
están inmersos los receptores de esa difusión. Tal como he expuesto en otra ocasión, una condición
necesaria para la circulación de estas creencias es que productores y destinatarios de ese mito hablen
el mismo idioma político-simbólico (Bohoslavsky 2008:45). La existencia y vitalidad de ese
imaginario compartido es lo que habilita el desarrollo de mecanismos de selección, estigmatización
y persecución de los chivos expiatorios. Es por ello que se pueden señalar que en esa búsqueda de
verosimilitud y apoyo social, los forjadores de los mitos judeofóbicos han mutado el contenido de
sus diatribas. El “Plan Andinia” no escapó a esta tendencia.
La idea de que los israelíes querían crear un Estado en la Patagonia en 1962 resultaba
descabellada e imposible de ser convertida en un elemento capaz de estimular la movilización de
amplios grupos de la sociedad argentina. Otros motivos antisemitas o anti-israelíes resultaban
mucho más útiles a ese propósito, como el ejercicio de denunciar el “judeocapitalismo” o el
“judeocomunismo” o ambos a la vez o de recordar delitos económicos en los que estaban
involucrados argentinos de origen judío. Sin embargo, diez años después esa situación se había
modificado de una manera difícil de negar. ¿Por qué resultaba más creíble, para un grupo mayor de
personas en Argentina y Chile en 1972, la versión sobre el expansionismo territorial israelí? ¿Qué
pasó para que una idea malintencionada y absurda promovida en 1962 por unos jóvenes
centroeuropeos, habitantes de la zona norte del gran Buenos Aires, resentidos por su pobreza
relativa y por el secuestro de su padre, se convirtiera en una creencia compartida por varias
agrupaciones de extrema derecha, difundida en numerosas publicaciones de Argentina y Chile desde
entonces? La razón de este cambio hay que buscarla tanto en el nivel internacional como en el
nacional, pero también en los vasos comunicantes entre los sucesos del orden global y su
repercusión e interpretación en el escenario local.
Parece evidente que el desarrollo de la “Guerra de los 6 días” a lo largo de junio de 1967
constituyó un parteaguas no sólo de la geopolítica de oriente medio, sino en la percepción que las
izquierdas y las derechas en Occidente poseían de Israel y los judíos. En una operación militar
relámpago, las fuerzas armadas israelíes conquistaron y ocuparon territorios que hasta entonces
habían pertenecido a los países árabes contra los que combatieron (península del Sinaí, la Franja de
Gaza, Altos del Golán, Cisjordania y Jerusalén oriental). El ejército israelí se convirtió en una fuerza
de ocupación en los territorios habitados por los nativos palestinos en Cisjordania y Gaza. El
acrecentamiento territorial tuvo un impacto decisivo en la geopolítica de la región puesto que le
otorgó a Israel de allí en adelante la posibilidad de tener a sus principales ciudades alejadas de
cualquier nuevo ataque combinado de los países árabes. Más allá de la expansión territorial, la
mayor variación en la sensibilidad internacional tenía que ver con que emergía una imagen más
clara del potencial militar y estratégico israelí y de la decisión de recurrir a él incluso de manera
preventiva. La percepción occidental de Israel se alejaba de la generada en 1948, esto es, un
diminuto país que luchaba por su supervivencia frente a una serie de vecinos coligados y más
poderosos: la izquierda (vinculada o no a la URSS) tendió a expresar mayor simpatía por los
derrotados países árabes y a dejar de lado su anterior simpatía por el Estado judío ante su
vinculación a los intereses de Estados Unidos. La presión de los organismos internacionales
expresada en repetidas condenas de la ONU así como el respaldo a los grupos terroristas árabes
(crecientemente islamizados) formaría parte, para algunos autores de un giro más general en la
percepción europea de Israel y los judíos, que esconde detrás del antisionismo un antisemitismo
ideológico (Taguieff 2003). Un tanto desconcertantemente, según los promotores del “Plan Andinia”
en 1972 y 1987, la ocupación israelí de los territorios árabes en 1967 se convirtió en el
“antecedente” de un plan denunciado por primera vez en 1962: los habitantes de la Patagonia
pasaron a ser vistos como los futuros palestinos.
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El objetivo de este artículo aspira a enriquecer la galería de reapropiaciones históricas sobre el “Operativo Cóndor” pasando revista a las perspectivas adoptadas por las extremas derechas vernáculas. Para obtener una imagen aproximada pero representativa, se abordaron dos momentos, los meses inmediatamente posteriores de la iniciativa y el vigésimo aniversario del acontecimiento; utilizando algunas publicaciones periódicas: Azul y Blanco y Jauja para la primera instancia, y Cabildo, Patria Argentina y Alerta Nacional, para la segunda. Finalmente se concluye con la invitación a pensar que habilita la observación de los cambios en las reverberaciones: primero, sobre la evolución de las extremas derechas argentinas en las décadas finales del siglo XX y, luego, en los vínculos de estos sectores con la "causa Malvinas”.
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Como corolario a la Guerra de los Seis Días (1967) y las repercusiones en el debate político que suscitó aquella contienda bélica en Argentina, la Federación de Instituciones Culturales Judías de la República Argentina, el ICUF, promovió una nueva publicación desde la cual daría a conocer sus diversos posicionamientos frente a conflictos de diversa índole: la situación en Medio Oriente, la vida cultural judía en la Unión Soviética, los conflictos de las organizaciones comunitarias locales y el estado de la situación política, económica y cultural en Argentina. Desde entonces y hasta 1987, cuando deja de editarse la publicación icufista, las páginas de Tiempo serían testimonio de las transformaciones y continuidades de la conflictividad política al interior de los ámbitos comunitarios y, a su vez, de las tensas relaciones y configuraciones de sentidos de la política nacional argentina. El presente trabajo indagará en los diversos posicionamientos y narrativas que esgrimieron los redactores de Tiempo durante un período singular de la historia política argentina: desde la asunción presidencial de Héctor Cámpora (1973) hasta el inicio de la última dictadura militar en Argentina (1976).
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This article analyses the dissemination of conspiracy theories in late 20th-century Argentina, particularly those connected with the idea of Synarchy, a supposed underground global network working against the country’s interests. It reconstructs the projection and impact of those theories among Peronist right-wing and left-wing followers as well as among anti-Peronist intellectuals. While not necessarily anti-Semitic, the suspicion of such a network plotting in the shadows affected the public imaginary of society, spilling at certain points into explicit anti-Semitism. The text also addresses the long-term effect of a connected myth, the Plan Andinia, a plot supposedly articulated by Jews and/or young Israelis who, while touring Patagonia, were thought to be undercover agents preparing a territorial takeover of the southern region to create a second Jewish state. Analysis reveals that even in the early twenty-first century such conspirationist logic continued to pervade some of Argentina’s high echelons of power.
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