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Asociación Española
de Psicología Clínica
y Psicopatología
Revista de Psicopatología y Psicología Clínica Vol. 15, N.º 1, pp. 19-37, 2010
ISSN 1136-5420/10
ción DOCTOR, que simulaba las respuestas no
directivas de un terapeuta de orientación rogeria-
na. Hace unos 15 años se llegaban a vaticinar los
usos de la realidad virtual en el entorno terapéu-
tico, recomendando la necesidad de estudiar
estos nuevos entornos de comunicación (Baños,
Botella, y Perpiñá, 1998).Actualmente, uno de
los campos que más se abre camino en el uso de
TICs en psicología clínica es la incorporación de
internet al trabajo del terapeuta. Esta incorpora-
ción implica desde disponer de publicidad online
hasta desarrollar tratamientos en la web; es por
ello que algunos sostienen que estamos presen-
ciando el nacimiento de una nueva forma de
tratamiento: la intervención mediante internet
(Andersson, 2009).
Internet y los ordenadores pueden brindarle
muchas posibilidades y ventajas al trabajo clí-
INTERNET Y PSICOLOGÍA CLÍNICA:
REVISIÓN DE LAS CIBER-TERAPIAS
Los inicios en el empleo de las nuevas tecno-
logías de la información y comunicación (TICs)
en el ámbito de la salud podrían datarse en torno
a 1960, con el objetivo de enviar imágenes radio-
gráfi cas (Schopp, Demiris, y Glueckauf, 2006).
En el caso de la psicología clínica, el comienzo
del uso de las TICs podría situarse cuando Witt-
son, Affleck, y Johnson (1961) emplearon la
videoconferencia; posteriormente Weizembaum
(1966) diseñó el programa ELIZA y su aplica-
INTERNET Y PSICOLOGÍA CLÍNICA: REVISIÓN DE LAS CIBER-TERAPIAS
FELIPE SOTO-PÉREZ1, MANUEL FRANCO1, 2, 3, CLAUDIA MONARDES y FERNANDO JIMÉNEZ3
1 Fundación INTRAS
2 Complejo Asistencial de Zamora (Sacyl)
3 Faculta de Psicología, Universidad de Salamanca
Resumen: Las ciber-terapias, como intervenciones de ayuda psicológica sustentadas en internet,
se están transformando en un complemento y alternativa a la atención tradicional comenzando a
demostrar efi cacia. Lamentablemente existen pocas publicaciones al respecto en español. Es por
ello que la presente revisión plantea los argumentos que justifi can el uso de las ciber-terapias, de-
fi niendo algunos términos necesarios para comprenderlas. Posteriormente se señalan sus ventajas
y desventajas, los aspectos a considerar para su implementación, así como algunos ámbitos en que
han sido utilizadas. En este escenario, la presente revisión proporciona una amplia, actualizada e
introductoria visión de la cuestión de las ciber-terapias relacionadas con la psicología clínica.
Palabras clave: Psicoterapia, internet, e-terapias, terapia online, psicología clínica, ciber-terapias.
Internet and clinic psychology: A review of cyber-therapies
Abstract: Cyber-therapies, being psychological interventions by means of the Internet, are trans-
forming into a complement for and an alternative to traditional attention, and are beginning to show
effectiveness. Unfortunately there are few publications on the subject in the Spanish language. Thus
this review proposes arguments justifying the use of cyber-therapies, and defi nes some terms needed
to understand them. Subsequently we point out their advantages and disadvantages; the issues to be
considered for their implementation, as well as the areas where they have been used. Along these
lines, this review provides an ample, updated and introductory overview of the subject of e-therapy
associated with clinical psychology.
Keywords: Psychotherapy, Internet, e-therapies, online therapy, clinical psychology, cyber-therapies.
Recibido: 11-enero-2009; aceptado: 23-diciembre-2009.
Correspondencia: Felipe Soto-Pérez, Santa Lucía 19, 1ª
Planta, 47005 Valladolid.
Correo-e: fcsotop@yahoo.com
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20 Felipe Soto-Pérez, Manuel Franco, Claudia Monardes y Fernando Jiménez
Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2010, Vol. 15 (1), 19-37 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
al., 2007). En consecuencia, se encuentra sufi -
ciente evidencia científi ca para que internet se
incorpore como herramienta clínica, y no pare-
ce justifi cada su baja utilización.
Otro factor, que va más allá de los mitos y
prejuicios sobre su empleo, puede ser el desco-
nocimiento de las posibilidades y utilidad de
internet en psicología clínica. Una simple revi-
sión en el índice del CSIC (Consejo Superior
de Investigaciones Científi cas de España), se-
ñala que no existen más de seis documentos
publicados en castellano respecto a psicoterapia
e internet; la base Psicodoc arroja 12 resultados.
Mientras, la misma búsqueda en Medline, su-
pera los 213 hallazgos y más de la mitad de los
últimos años. Es decir, existe una alta necesidad
de desarrollar el tema en español.
Junto a lo anterior, hay que considerar tam-
bién el incremento progresivo del empleo de
internet como medio de comunicación e infor-
mación. Según la Asociación para la Investiga-
ción de Medios de Comunicación (AIMC), en
España el uso de internet aumentó más de un
300% desde el año 2000 al 2007 (AIMC, 2007).
Es decir, internet se vuelve más común y utili-
zado, y por tanto una herramienta de amplio uso
que podría facilitar la accesibilidad a los trata-
mientos.
Todos los datos aportados hasta aquí nos
señalan que el uso de internet en psicología
clínica es aceptado por los usuarios y es efi cien-
te en cuanto a resultados, de este modo se de-
bería orientar y masifi car su utilización de modo
de aprovechar sus benefi cios. En este escenario,
las TICs y específi camente internet, han llegado
para quedarse por lo que se debe tomar una
actitud proactiva frente a su irreversible apari-
ción (Hampton y Houser, 2000; Pelechano,
2007). Inicialmente, el uso de estas herramien-
tas no requiere cambios en los principios y prác-
ticas básicas en psicoterapia, ya que no se mo-
difican teorías, técnicas ni métodos. Sin
embargo, existe un impacto en los niveles de
comunicación, en la forma de desarrollar los
tratamientos, así como en la relación y en el tipo
alianza terapéutica (Castelnuovo, Gaggioli,
Mantovani, y Riva, 2003; Pelechano, 2007).
El presente artículo pretende orientar res-
pecto a temas fundamentales en la incorpora-
ción de internet a la práctica clínica. Para ello
nico, tales como: guardar una sesión para su
análisis, enviar un correo-e (e-mail) entre sesio-
nes reforzando la realización de tareas, mante-
ner una página web con información psicoedu-
cativa, y hasta diseñar un ambiente de
exposición disponible online.
Sin embargo, a pesar del gran número de
usos que se pueden aprovechar de esta tecnolo-
gía, llama la atención su escasa utilización, y
los prejuicios y críticas que generan (Rees y
Stone, 2005). En principio, el escaso acerca-
miento de la psicología a internet, podría atri-
buirse a una serie de mitos compartidos por
gran número de profesionales. Entre ellos se
señala que el contacto previo con la tecnología
y el manejo del ordenador determinarían el
resultado de este tipo de tratamientos; pero,
según algunas investigaciones, ello no correla-
ciona con los resultados de una intervención
psicoterapéutica (Kenardy, McCafferty y Rosa,
2003; Kovalski y Horan, 1999). También suele
plantearse que la internet limita el vínculo y el
contacto interpersonal, pero existen evidencias
que la web potencia el anonimato y la intimidad,
facilitando la sinceridad y la desinhibición en
una relación terapéutica (Berger, Wagner, y
Baker, 2005; Jones, Staples, Coker, y Harbach,
2004; Suler, 2004); no encontrándose diferen-
cias signifi cativas entre la alianza de trabajo
tradicional y la que surge en contextos online
(Klein, Richards, y Austin, 2006; Knaevelsrud
y Maercker, 2007). Así, dos de los argumentos
principales que obstaculizan la incorporación
de internet en la práctica clínica no tendrían
respaldo empírico, ya que la info-alfabetización
no es un determinante fundamental y se alcan-
zan adecuados nivele de alianza de trabajo.
Se han desarrollado investigaciones para
evaluar el uso de internet en psicología clínica
obteniendo resultados favorables. Entre ellos se
destacan trabajos: (a) que demuestran la satis-
facción del terapeuta y del usuario con la nueva
tecnología (Giles, 2001; Skinner y Latchford,
2006; Urness, Wass, Gordon, Tian, y Bulger,
2006); (b) que comparan la efectividad de estas
herramientas respecto a listas de espera e inter-
venciones tradicionales (Andersson, 2009);
análisis de costos (O’Reilly, et al., 2007); y (c)
de meta-análisis o revisión (Hyler, Gangure,
y Batchelder, 2005; Pelechano, 2007; Spek, et
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supervisiones (Kaltenthaler, Parry, y Beverley,
2004). La ciber-terapia también suele ser deno-
minada e-terapia, consulta online, cyber-terapia,
terapia virtual, terapia online, consejo web,
tele-salud conductual, tele-psiquiatría, conseje-
ría a distancia, o e-terapia conductual (Caldwell
y Gottesman, 1990; Carlbring y Andersson,
2006; Giles, 2001; Grohol, 1999; Kaltenthaler,
et al., 2004; Valero, 2003), defi niciones que
expresan su divergencia conceptual ya que cada
una de ellas aporta pequeños matices. En este
caso hemos preferido denominar a las terapias
desarrolladas por internet como ciber-terapias
ya que así se hace mención a su desarrollo en
la red virtual o ciber-espacio; ello por sobre la
denominación e-terapia, prefi jo que surge de la
abreviación de electrónica; por otro lado, utili-
zamos el plural para recalcar la variedad de
modelos de ciber-tratamientos y su carácter
polisémico.
Las ciber-terapias utilizan comunicaciones
mediadas por ordenador, que pueden ser clasi-
fi cadas en sincrónicas y asincrónicas. La comu-
nicación sincrónica ocurre cuando emisores y
receptores se comunican simultáneamente en el
tiempo, como en una videoconferencia. La co-
municación asincrónica ocurre cuando la rela-
ción no es simultánea, siendo la más común el
e-mail, pero donde también se incluyen los
foros y los tablones de noticias, entre otros (Wi-
kipedia, 2007). Cada uno de estos tipos de co-
municación determina diferentes métodos de
tratamiento, de modo que las ciber-terapias
pueden desarrollarse desde una intervención
guiada por ordenador; forma de autoayuda en
que el ordenador por sí solo determina y provee
retroalimentación al paciente (Bischoff, Hollist,
Smith, y Flack, 2004; Franco-Martín, Orihuela,
Bueno, y Conde, 2000; Lange, et al., 2003);
hasta mediante Videoconferencias (De las Cue-
vas, Arredondo, Cabrera, Sulzenbacher, y Mei-
se, 2006), en donde se simula la interacción que
se produce en la psicoterapia tradicional. Otra
forma de clasifi car las ciber-terapias ha sido de
acuerdo al grado de contacto con el terapeuta,
de este modo en las intervenciones guiadas por
ordenador el terapeuta participa sólo en el di-
seño y casi no mantiene interacción directa con
el usuario; en terapias con mínimo contacto con
el terapeuta se realizan intervenciones asincró-
pretendemos: ofrecer algunas defi niciones con-
ceptuales que permitan orientar el nuevo len-
guaje que utilizan las ciber-terapias; plantear
las principales ventajas y desventajas que im-
plica la utilización de internet en psicoterapia;
resumir los aspectos fundamentales a los que se
debe prestar atención en su implementación; y
fi nalmente, señalar algunos contextos en que se
han aplicados intervenciones apoyadas en in-
ternet. De esta forma se pretende colaborar con
una visión amplia, actualizada e introductoria
respecto a las ciber-terapias que se hace muy
necesaria en castellano.
ALGUNAS DEFINICIONES
CONCEPTUALES EN CIBER-TERAPIAS
Es importante tener en cuenta que el uso de
internet en psicoterapia conlleva una serie de
términos que en terapia tradicional no se utili-
zan, ello debido a que se adoptan conceptos
provenientes de la informática. Por otro lado, el
intento de defi nición conceptual en las ciber-
terapias es problemático así como lo es la defi -
nición de qué es una psicoterapia; en ambos
conceptos existen puntos de vista divergentes
ya que tanto psicoterapia como ciber-terapia
son conceptos polisémicos (Andersson, 2009).
Por ejemplo, para aproximarse conceptualmen-
te a las ciber-terapias se deberían comentar las
tecnologías de la información y comunicación,
para luego pasar a la e-salud, es decir, el uso de
las TICs y específi camente internet para proveer
acceso a la información, evaluación, diagnósti-
co, intervención, supervisión y seguimiento
online n el ámbito asistencial (Castelnuovo, et
al., 2003; Giles, 2001; Ramírez-Moreno, et al.,
2007; Suler, 2000).
En este escenario, surge la ciber-terapia
como una modalidad de ayuda a personas que
buscan resolver asuntos relacionales y de la
vida utilizando como medio de comunicación
internet (Ramírez-Moreno, et al., 2007); siendo
característico de las ciber-terapias el que la
comunicación se produce sin proximidad o con-
tacto físico, existiendo un gran potencial de
interactividad y retroalimentación (Andersson,
2009). Estas intervenciones pueden incluir pro-
cedimientos diagnósticos, psicoterapia hasta
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clásicos de psicotecnologías son el correo-e,
el chat, el foro, la página web y el tablón de
anuncios, cada una con su propio y específico
sentido clínico. Por ejemplo, el correo-e como
psicotecnología podría emplearse para recordar
citas, aclarar información o monitorear el esta-
do del cliente, eliminando la necesidad de al-
gunas visitas (Shore, Hilty, y Yellowlees, 2007;
Valero, 2003); los foros pueden utilizarse para
generar instancias de autoayuda y el chat
para generar espacios de guía cognitiva directa
por parte del terapeuta. Inclusive, existen pla-
taformas que facilitan, integran y gestionan
todas estas psicotecnologías (Franco-Martín, et
al., 2008).
VENTAJAS Y DESVENTAJAS
DE LAS CIBER-TERAPIAS
¿PARA QUÉ ME PUEDEN SERVIR?
¿QUE RIESGOS SE PUEDEN CORRER?
Un aspecto importante en la toma de deci-
sión sobre la conveniencia o no del empleo de
ciber-terapias es la revisión de las ventajas y
desventajas más significativas que la literatura
científica ha descrito en relación al uso de in-
ternet en psicología clínica. Estas ventajas y
desventajas están resumidas en la Tabla 2 (Ab-
ney y Maddux, 2004; Alexander y Zeibland,
2006; Andersson, 2009; Bischoff, et al., 2004;
Giles, 2001; Glueckauf, et al., 2002; F. Griffiths,
Lindenmeyer, Powell, Lowe, y Thorogood,
2006; Pelechano, 2007; Ramírez-Moreno, et al.,
2007; Rees y Stone, 2005; Valero, 2003; Wade
y Wolfe, 2005). Es conveniente destacar que
literatura muy reciente respecto a las ciber-te-
rapias señala que no existirían razones para no
utilizar el apoyo de intervenciones y recursos
disponibles en internet, al menos como compo-
nente del tratamiento tradicional (Andersson,
2009), lo que se traduciría en, al menos, el uso
de correo-e o de la disposición de información
online como parte rutinaria de las intervencio-
nes.
Observando la Tabla 2 se puede apreciar que
las ventajas y desventajas pueden ser agrupadas
de acuerdo a sus áreas de impacto; de este
modo, el uso de internet en psicología clínica,
al menos, puede generar efectos en los provee-
dores de servicios, en la gestión, accesibilidad
y en los usuarios. Así, las ventajas se caracteri-
zan por relacionarse con un aumento de la co-
bertura y el acceso, mejorando la especificada
y continuidad de los cuidados con una dismi-
nución relativa de los costos. Esta disminución
de costos se produce ya que mediante la incor-
nicas como el respaldar, motivar o animar una
exposición mediante un email; luego, en un
grado medio de contacto con el terapeuta la
interacción es sincrónica considerando, por
ejemplo, el uso del chat. Finalmente, el grado
máximo de participación del terapeuta es la
videoconferencia como símil del tratamiento
cara a cara tradicional.
Entre estos extremos existe una gran gama
de desarrollos tecnológicos o diseños informá-
ticos al que se les da un uso psicoterapéutico,
por lo que en este ámbito pasan a llamarse psi-
cotecnologías (Maheu, 2003), como todo desa-
rrollo tecnológico o diseño informático al que
se le da un uso psicoterapéutico. Así, ejemplos
Tabla 1. Razones para utilizar internet en psicoterapia
1. Aprovechar las ventajas únicas de internet
2. Reducir de los costes
3. Acceder a grupos aislados y/o estigmatizados
4. Favorecer la continuidad de acceso, prevenir recaudas o en fase de mantenimiento o seguimiento
5. Brindar la posibilidad de control de la intervención por parte del usuario
6. Potenciar la posibilidad de estructuración del programa por parte del clínico
7. La necesidad de investigar
8. Potenciar la información recibida por los pacientes de parte de los profesionales
9. Aprovechar el atractivo que tiene internet para los grupos en que es la forma de comunicarse (jóvenes, empresarios)
10. Como componente de un tratamiento por etapas, en tratamientos intensivos o que involucren trabajo en casa
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pias ventajas de internet y los ordenadores, en
cuanto a la difusión de información, utilización
de multimedios y el respaldo de información;
junto a la facilidad para el intercambio, apoyo
social y desarrollo de una relación terapéutica
más simétrica. Así, por ejemplo, muchos autores
recomiendan que los tratamientos se04 comien-
cen con sesiones psicoeducativas y de autoeva-
luación online (Andersson, 2009); por otro lado,
el desarrollo de intervenciones online fomenta-
rá que el tratamiento se realice cuando el usuario
lo desee, permitiendo al terapeuta contactar por
correo-e cuando lo estime oportuno y promo-
viendo el acceso a gran cantidad de información;
todo ello impactará en la simetría de la relación
terapéutica.
poración de internet se disminuyen los despla-
zamientos y la frecuencia de los contactos, pu-
diendo satisfacer las necesidades de usuarios
alejados o de aquellos con necesidades muy
específi cas y particulares que deben trasladarse
grandes distancias para encontrar “al único”
especialista adecuado.
Especificando las ventajas, es importante
centrarse en el posible efecto de facilitar el ac-
ceso; este que no sólo se refi ere a mitigar el
impacto de la distancia o los servicios de trans-
porte, sino también el abarcar personas que se
sienten estigmatizadas por su problema y que a
una consulta normalizada no iría. Todo ello a un
bajo costo, de manera cómoda y con resultados
satisfactorios. Además, hay que agregar las pro-
Tabla 2. Ventajas y desventajas del uso de las TICs en salud mental
Ventajas Desventajas
En el proveedor del servicio
Aumento de la continuidad de la atención
Utilidad en intervenciones específi cas
Difusión primaria de información
Atención de temas simples
Potenciar la adherencia a las intervenciones e indicaciones
Acreditación del cliente
Reacción frente a emergencias
En la gestión
Disminución de costos
Mejora de la inter-relación entre los diversos dispositivos de
atención
Poca claridad respecto a los costos reales
En la accesibilidad En la implementación
Aumento de la capacidad de atención
Aumento de la especifi cidad de la atención
Falta de profesionales califi cados
Adaptaciones del trabajo del terapeuta
Prejuicios y resistencias
Habilidades técnicas
Multi-dependencia
Caídas del sistema
Cambios debido a la ausencia de proximidad física
Requerimientos y determinantes tecnológicos
En los Usuarios Receptores de Servicios
Superar los temores a la estigmatización
Apoyo e intercambio social
Comodidad
Validez o credibilidad de la Información
Confi dencialidad
Riesgos de dependencia
Tanto en Servicio como en Usuarios
Ventajas propias de las TICs
Ajuste con las tendencias actuales
Disminución de los elementos de la comunicación no verbal
Interacciones particulares en el marco de internet
Efectos contrarios
Dudas respecto a su efectividad
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cional no es posible y se debe posicionar como
un complemento para el tratamiento cara a cara.
En este contexto, se debería promover el empleo
de tecnologías sencillas y programas que no
dependan de un mantenimiento informático
especializado; y respecto a la seguridad, en
términos generales, las ciber-terapias contem-
plan la seguridad de la confidencialidad ya que
habitualmente utilizan sistemas de claves que
impiden el acceso.
PREPARÁNDOSE PARA DESARROLLAR
UNA CIBER-TERAPIA: ALGUNOS
ASPECTOS A CONSIDERAR EN SU
IMPLEMENTACIÓN
Tras indicar algunas definiciones y las ven-
tajas de las ciber-terapias es posible plantear el
desarrollo de una ciber-terapia; un aspecto re-
levante en el empleo de las ciber-terapias son
las dificultades de implementación y puesta en
marcha en entornos clínicos y sociales no acos-
tumbrados a este tipo de intervenciones; aunque
esta dificultad es sólo momentánea y se supe-
rará a medida que las TICs se incorporen en
mayor medida a la vida diaria. En consecuencia,
es preciso revisar algunas consideraciones pre-
vias que deben tenerse en cuenta:
Entrenamiento profesional. La formación es
compleja y se ve dificultada debido a la escasez
de programas de instrucción y supervisores
(Maheu, 2003). La bibliografía señala que un
ciber-terapeuta debe acercarse a la informática
y al diseño web suficientemente como para
adquirir conocimientos y destrezas que le per-
mitan determinar cuál psicotecnología es indi-
cada para cada cliente, en qué punto del trata-
miento, y cómo realizar su combinación con los
cuidados habituales. El ciber-terapeuta tanto
como debe tener nociones sobre legalidad y
principios éticos debe conocer las aplicaciones
clínicas, y desarrollar una experiencia práctica
previa en ciber-terapias (Oesterheld, Travers,
Kofoed, y Hacking, 1999; Rizzo, Strickland, y
Bouchard, 2004; Soto-Pérez, 2008). Finalmen-
te, es importante señalar que se deben incorpo-
rar la formación específica en nuevas tecnolo-
gías en los programas de licenciatura de todo
Por otro lado, las desventajas se relacionan
con la novedad de la intervención sustentada en
internet ya que existen dudas y prejuicios res-
pecto a sus resultados, formación necesaria,
adaptación a la distancia física, y a la incorpo-
ración de elementos tecnológicos a la relación
terapéutica. Desde este punto de vista, al pare-
cer las desventajas del uso de ciber-terapias
podrían ser superadas mediante al investigación
y la difusión de los beneficios, generando guías
prácticas que orienten tanto a gestores, profe-
sionales y usuarios.
Las desventajas señaladas en la bibliografía
se refieren justamente a la ausencia de interac-
ción cara a cara, existiendo prejuicios y resis-
tencias a modificar el trabajo tradicional al in-
corporar las nuevas tecnologías. Este cambio
del marco de relación implica una serie de asi-
milaciones del modo de interacción y comuni-
cación terapéutica que no están claramente
definidas ni para la cuál existe formación (Soto-
Pérez, 2008); es decir, el uso de internet impli-
ca una serie de desafíos para las ciencias socia-
les que deben investigar su impacto en la vida
diaria. Lamentablemente este conocimiento
avanza mucho más lento que el desarrollo tec-
nológico (Soto-Pérez, 2009). Otra desventaja
es la multi-dependencia de las ciber-terapias al
estar determinadas por compañías de comuni-
cación o hardware, que implica incorporar a un
nuevo actor a la atención clínica; por ejemplo,
pueden ocurrir caídas de la red atribuible a estas
empresas o necesidades de servicio técnico que
en la atención tradicional no son necesarios.
Otro asunto fundamental es acreditar la idonei-
dad de una plataforma web o de un terapeuta,
así como la confidencialidad de los intercam-
bios, por lo que pronto surgirán agencias acre-
ditativas de terapeutas y plataformas de psico-
logía clínica online. No obstante, y desde
nuestro punto de vista, la mayor parte de estas
desventajas pueden ser fácilmente superables y
muchas de ellas están basadas más en prejuicios
que en posicionamientos reales que puedan
resistir el debate científico. Así, las ciber-tera-
pias son una alternativa a la terapia cara a cara
cuando está es difícil o imposible, por lo que su
primera comparación debe realizarse con la
no-intervención; es decir las ciber-terapias se-
rían la indicación cuando el tratamiento tradi-
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mación que debería ser preservada por el secre-
to profesional (Maheu, 2003). Otro posible
problema es el definir en donde se realiza la
atención; por ejemplo si el cyberterapeuta tra-
baja en Madrid y el usuario se encuentra en
Santiago de Chile, no queda claro en donde se
produce la atención ya que el cyber-espacio no
posee localización física.
En este contexto, se ha intentado generar una
normativa ética que regule y guíe las interven-
ciones a distancia, aunque esta no debe diferir
mayormente de los lineamientos tradicionales.
Dentro de las líneas de acción se plantea la
entrega de información fidedigna y clara res-
pecto a todos los elementos del servicio, tales
como su financiación, publicidad, relación con
otros sitios, la institución desde la que surgen y
la experiencia, lo cual implica hacer evidente la
responsabilidad de su funcionamiento. También
se menciona que hay que velar por la honestidad
señalando la eficacia real, los beneficios proba-
dos y los problemas psicológicos en los que
resulta desaconsejable utilizar una ciber-terapia.
Asimismo, se deben proveer servicios de cali-
dad y actualizados permanentemente, en los
cuales se proteja la privacidad, asegurando la
profesionalidad, utilizando el consentimiento
informado y estableciendo asociaciones respon-
sables con otros sitios (Colegio Oficial de Psi-
cólogos, 2002; Maheu, 2003). Es decir, las in-
tervenciones mediante ciber-terapias debes
ceñirse a las mismas exigencias que las inter-
venciones tradicionales pero al ser un modelo
novel pueden verse exigidas a cumplirlos con
especial rigurosidad.
Adaptaciones de las psicotecnologías. Exis-
ten diferentes elementos relacionados con las
tecnologías que deben ser considerados cuando
éstas van a ser utilizadas para realizar interven-
tipo de profesiones, así, una sugerencia de uni-
dades temáticas básicas que pueden guiar la
formación en ciber-terapia se pueden observar
en la Tabla 3.
Educación del usuario y obtención del con-
sentimiento informado. Es fundamental informar
al cliente respecto a las tecnologías utilizadas,
cuestiones legales, éticas, consentimiento infor-
mado, costes, precios y la planificación (Carl-
bring y Andersson, 2006). Todo ello en un pro-
ceso continuo y flexible, incluyendo la
determinación de las acciones a realizar frente
a una urgencia (Maheu, 2003). El consentimien-
to informado es un elemento central en la pres-
tación de servicios de salud mental y, particu-
larmente en las intervenciones online; si bien
puede introducir alguna incertidumbre y hasta
una actitud legalista en los clientes, debe utili-
zarse como medio psicoeducativo. Por ello, la
entrega de información debe realizarse en las
etapas iniciales del tratamiento con el fin de
prevenir cualquier devenir u obstáculo que pue-
da alterar la relación terapéutica (Maheu, 2003).
Específicamente en el consentimiento, se deben
abordar las limitaciones del tratamiento reali-
zado mediante esta tecnología, considerando las
dificultades técnicas relevantes, los riesgos y la
preparación del terapeuta, y para ello pueden
reforzarse los contenidos con elementos multi-
media que faciliten su comprensión (Soto-Pé-
rez, 2008).
Aspectos éticos y legales. El uso de interven-
ciones a distancia plantea algunos principios
éticos que deben ser considerados. Por ejemplo,
un problema específico puede ser el uso de una
psicotecnología en un ordenador público o com-
partido, lo cual podría implicar que personas
ajenas a la intervención tuvieran acceso a infor-
Tabla 3. Unidades temáticas básicas para una formación en ciber-terapias
1. Razonamiento y justificación del uso de ciber-terapias
2. Descripción de las aplicaciones clínicas
3. Comparación de los métodos a distancia y tradicionales
4. Identificación de los componentes técnicos (hardware, software e infraestructura)
5. Introducción a la informática, diseño web y usabilidad
6. Aspectos éticos y legales
7. Experiencia clínica
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ven favorecidas por la incorporación de TICs al
tratamiento (Andersson, 2009; Speck, Nyklicek,
Cuijpers, y Pop, 2008; Trepal, Haberstroh, Du-
ffey, y Evans, 2007). Junto a esto, como se ha
mencionado la multi-dependencia de las ciber-
terapias implica que no siempre la psicotecno-
logía ideal sea la aplicable debido a problemas
de cobertura y calidad de la red de internet.
Adaptaciones de las Técnicas Psicoterapéu-
ticas. Para conseguir intervenciones a distancia
efectivas no sólo hay que considerar los elemen-
tos relativos a las psicotecnologías, sino que
también hay que tomar en cuenta las adaptacio-
nes que deben realizarse en las técnicas psico-
terapéuticas para lograr una adecuada imple-
mentación y desarrollo en el ambiente web.
Existen investigaciones que señalan que la sa-
tisfacción con las nuevas tecnologías es más
favorable para los clientes, quienes valoran po-
sitivamente la alianza terapéutica y el grado de
profundidad de las sesiones; mientras que los
terapeutas consideran las sesiones superficiales
y con bajos niveles de alianza (Bischoff, et al.,
2004; Caldwell y Gottesman, 1990; Compton y
Guze, 1995; Cook y Doyle, 2002; Jones, et al.,
2004; Maheu, 2003). Al parecer estas diferen-
cias se fundamentarían en la formación psicote-
rapéutica centrada en la comunicación no verbal
de la mayoría de los terapeutas tradicionales.
Así, una de las principales adaptaciones que
se debe realizar a la técnica psicoterapéutica se
relaciona con mitigar la pérdida de la proximi-
dad física y su impacto en la relación terapéu-
tica (Murdoch y Connor-Greene, 2000; Pele-
chano, 2007) y esto debe estar determinado por
el tipo de psicotecnología que se esté utilizando.
Por ejemplo en una videoconferencia hay que
adaptar el ritmo y la velocidad de las verbaliza-
ciones ya que por pequeños retrasos en la trans-
misión se debe tener especial cuidado en espe-
rar la respuesta y la finalización del interlocutor
para plantear algún nuevo mensaje, evitando la
frustración que provoca el sobreponer conver-
saciones (Rees y Stone, 2005; Shepherd, et al.,
2006). Por otro lado se debe prestar especial
atención a cómo desarrollar textos y gráficos
que favorezcan la comprensión, la empatía y
promuevan el cambio. Para ello, nuevamente es
necesaria la investigación y la formación que
ciones terapéuticas a distancia. Así, en cuanto
a la accesibilidad, se plantea la necesidad de una
apariencia profesional, escaso uso de gráficos,
y el empleo de un texto sencillo y comprensible.
En definitiva, se deben considerar los principios
básicos de usabilidad, organización visual, le-
gibilidad, vinculación, tiempo de respuesta, y
del uso de elementos multimedia. Todo lo an-
terior debe hacer que la navegación permita al
usuario responder en cualquier momento las
siguientes preguntas: ¿dónde estoy? ¿dónde he
estado? y ¿dónde puedo ir? (Chiu y Henderson,
2005; Hensel, Parker-Oliver, y Demiris, 2007;
National Institute on Anging, 2001; Recupero
y Rainey, 2006; Shepherd, et al., 2006; World
Wide Web Consortum, 1999). En este punto de
diseño tecnológico y usabilidad, es fundamental
señalar que los estudios sobre ciber-terapias
habitualmente incluyen participantes info-alfa-
betizados (Andersson, 2009); contrariamente,
para lograr una real diseminación de estos tra-
tamientos se debe tener especial cuidado y de-
dicación en los elementos de accesibilidad web
los que deben permitir una utilización universal
que realmente fomente y facilite el acceso a la
salud universal y, especialmente, para los más
desfavorecidos que, habitualmente, no son
usuarios informáticos.
Todo lo anterior da cuenta de que la pregun-
ta fundamental que se debe responder previo al
desarrollo de una intervención a distancia es
cuál de todas las psicotecnologías disponibles
es la más indicada para la situación (Ritterband,
et al., 2006), asunto en que las investigaciones,
lamentablemente, aportan escasos datos conclu-
yentes hasta ahora (Andersson, 2009). La elec-
ción de una psicotecnología u otra debe estar
definida por criterios de pertinencia avalados
científicamente, para lo que resulta imprescin-
dible determinar la efectividad de cada psicotec-
nología como herramientas en ciber-terapia, de
modo que faciliten tanto el proceso de trata-
miento como su resultado, considerando las
variables de tecnología, hardware con las que se
cuentan, tipo de técnica psicoterapéutica utili-
zada, grado de contacto con el terapeuta y hasta
rasgos de personalidad del usuario. Afortuna-
damente, ya se están dando algunos pasos al
respecto. Por ejemplo, en cuanto al cruce de
patologías y elementos de personalidad que se
Internet y psicología clínica 27
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nos web expresen con mayor facilidad emocio-
nes y/o se movilicen solidaria y generosamente;
así como que se vuelvan rudos, críticos y hasta
amenazadores con mayor facilidad que en en-
tornos cara a cara (Suler, 2005).
Inclusive, más allá de elementos de comu-
nicación existe una gran cantidad de desarrollos
de tratamientos que incluyen elementos pre-
programados siguiendo la línea de la auto-ayu-
da y la biblioterapia (Andersson, 2009). Esto
implica un gran desafío, por ejemplo, respecto
al cómo traspasar elementos de una terapia cog-
nitivo conductual a un entorno online. Así, ya
existen tratamientos que ya han comenzado este
trabajo (Andersson, 2009).
TIPOS DE CIBER-TERAPIAS Y ÁREAS
EN QUE SE HAN UTILIZADO
Como se ha mencionado, las ciber-terapias
pueden ser clasifi cadas siguiendo diferentes
criterios, ya sea de acuerdo a la sincronía de la
relación, el grado de contacto con el terapeuta
o según el cuadro que abordan (Tablas 5 y 6).
Así, desde el punto de vista de la sincronía de
la relación, las ciber-terapias podrán ser sincró-
nicas (cuando terapeuta y paciente se reúnen
bajo un mismo momento temporal), o asincró-
nica (cuando el encuentro no se produce com-
partiendo el mismo momento temporal). Ejem-
plos de terapias sincrónicas son aquellas que
utilizan el chat o la videoconferencia que per-
miten un intercambio y una comunicación ins-
tantánea. Mientras, las ciber-terapias asincróni-
cas se caracterizan por una comunicación
retardada, con un lapso de tiempo que media
entre emisión y recepción, como lo son la pá-
gina web, el tablón de anuncios, los foros o el
intercambio de correo-e; específicamente la
página web puede subdividirse en tratamientos
con o sin retroalimentación, dependiendo si la
página web da respuesta o no a las acciones o
requerimientos del usuario.
Cada una de estos tipos de terapias tiene sus
ventajas y desventajas; dentro de las desventa-
jas, las terapias sincrónicas requieren la concu-
rrencia de terapeuta y paciente en un mismo
momento requiriendo compatibilizar horarios;
las terapias asincrónicas requieren un nivel de
alfabetización y si carecen de retroalimentación
sólo permiten una biblio-terapia psicoeducativa.
Por otro lado, la gran ventajas de las terapias
sincrónicas es que posibilitan la mayoría de las
acciones de una intervención tradicional; mien-
tras, una terapia asincrónica mediante el correo-
e promueve la refl exión mediante la escritura y
permite disminuir la frecuencia de contactos;
fi nalmente, las terapias sin retroalimentación
son un medio ideal para entregar una rápida y
fi able información.
permita, por ejemplo, determinar cómo respon-
der correctamente un correo de una persona que
solicita un consejo específi co. De hecho, Join-
son (2003), señala que, quizás de modo intuiti-
vo, los usuarios realizan algunas conductas
compensatorias en la comunicación para hacer
frente a la pérdida de estímulos no verbales en
videoconferencias (Tabla 4).
Un elemento relacionado con las interven-
ciones a distancia y que debe ser considerado
por el terapeuta es el proceso de desinhibición
asociado al anonimato visual y la ausencia de
pistas sociales debido a la distancia. Este deno-
minado efecto de desinhibición online (Suler,
2005), puede llevar a que las personas en entor-
Tabla 4. Conductas compensatorias para superar la distancia física
1. Hacer más deliberada, explícita y hasta exagerada su comunicación no verbal.
2. Realizar un gran número de preguntas acerca de la conducta no verbal de los clientes de modo de clarifi car.
3. Al inicio o algún tipo de contacto cara a cara de modo de facilitar el proceso de alianza.
4. Mantenerse consciente y atento a los retrasos en la comunicación.
5. Frente a problemas de conexión o pérdida de la comunicación por difi cultades técnicas, realizar una llamada telefónica.
6. Programar la sesión comenzando por temas fundamentales, y se vaya desgranando en temas secundarios y hasta
superfl uos hacia el fi nal.
Nota. Adaptado de Joinson (2003).
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lländare, Ekselius, y Carlbring, 2004). De este
modo, como se ha mencionado, la indicación
de una cyberterapia o un tratamiento tradicional
estará sustentado vez más en criterios científi -
cos de pertinencia y evidencia que puede llegar
a un alto nivel de especifi cidad.
Concretamente en relación con los trastor-
nos de ansiedad, varios autores (Hampton
2006); Kenardy et al., 2003; NICE, 2001; Spen-
ce, Holmes, March, y Lipp, 2006) han publica-
do experiencias de mínimo contacto con el te-
rapeuta, exceptuando experiencias más
complejas en pánico y trastorno obsesivo-com-
pulsivo (TOC). Respecto a los resultados, todas
estas intervenciones han demostrado efi ciencia,
comparándolos con listas de esperas, interven-
ciones placebo y tradicionales (Andersson, et
al., 2006; Bouchard, et al., 2004; Bouchard, et
al., 2000; Klein y Richards, 2001; Newman,
Erickson, Przeworski, y Dzus, 2003; Spek, et
al., 2007; Taylor y Luce, 2003). Específi camen-
te en cuanto al trastorno de estrés postraumáti-
co, Lange (2003) desarrolló un programa de
intervención llamado inter-terapia (interapy:
http://www.interapy.nl/); por otro lado, Botella,
et al., (2008), han desarrollado un programa de
autoayuda para fobias específi cas (http://inter-
netmeayuda.com), incluyendo el miedo a hablar
en público (Botella, Hofmann, y Moscovitch,
2004). Así, y en general, las intervenciones en
trastornos de ansiedad se asemejan a la biblio-
terapia, utilizando páginas web con contenido
informativo, junto a la posibilidad de participar
en foros de autoayuda, de consultar a expertos
y en ocasiones la posibilidad de intercambiar
correo-e; es decir se utilizan terapias asincróni-
cas con poca retroalimentación y bajo grado de
contacto con el terapeuta.
En los trastornos afectivos y suicido, Clarke
et al. (2005) desarrollaron el programa para
Desde el punto de vista del grado de contac-
to con el terapeuta las ciber-terapias irían desde
intervenciones guiadas por ordenador, en donde
el terapeuta se encarga principalmente de su
diseño; pasando por intervenciones del tipo au-
toayuda o mínimo contacto con el terapeuta, en
donde se diseña material y se supervisa la inte-
racción como en una página web o foro, inclu-
yendo intervenciones asincrónicas con retroali-
mentación; hasta terapias con un alto grado de
contacto que simulan una intervención tradicio-
nal (Carlbring y Andersson, 2006; Clarke, et al.,
2005; Jerome y Zaylor, 2000); estas últimas
consideran el uso de una relación sincrónica
como puede ser el chat o la videoconferencia.
Otra alternativa de clasifi cación sería orde-
narlas por los cuadros que abordan (Tabla 6).
Al respecto, Pull (2006), analizó las ciber-tera-
pias que han obtenido resultados clínicos posi-
tivos. En este sentido, encontró que éstas resul-
tan adecuadas tanto en trastornos ansiosos y
alimentarios como en cuidadores de enferme-
dades prolongadas y cuadros como el jet-lag,
entre muchos otros. Por el contrario, existen
revisiones, aunque algo antiguas para la tecno-
logía actual, que señalan contraindicación para
el desarrollo de ciber-terapias. Por ejemplo,
May, Ellis, Atkinson, Gask, Mair y Smith
(1999) concluyen que los pacientes depresivos
y ansiosos resultan altamente críticos en el uso
de estas herramientas; otros las desaconsejan
en casos donde el abuso sexual es el tema pri-
mario, así como ante relaciones violentas, tras-
tornos de alimentación y los trastornos que
incluyan distorsiones de la realidad (Valero,
2003). A pesar de lo anterior, ya se están rela-
cionando con variables de personalidad (Speck,
et al., 2008), capacidad cognitiva (Andersson,
Carlbring, y Grimlund, 2008), y hasta elemen-
tos sintomáticos (Andersson, Bergström, Ho-
Tabla 5. Clasifi cación de las ciber-terapias según la sincronía y el grado de contacto
Criterio de agrupación Ejemplos
Sincronía de la Relación Grado de Contacto
Asincrónica Guiada por ordenador
Tipo autoayuda o con mínimo contacto
Gradior: Programa
ODIN: Página web con foros y posibilidad de mail
Sincrónica Moderado contacto
Alto contacto
SAHAR: chat
psicoED: videoconferencia
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último denominado RecoveryRoad, el cual bus-
caba aumentar la cobertura de los servicios de
salud mental en Australia. También existen in-
tervenciones como el TEAM (Telemedicine
enhanced antidepressant management), la cual
puede ser descrita como una consultoría en
depresión (Andersson, et al., 2005; Fortney, et
al., 2007). También existen programas que
afrontan el suicidio como el SAHAR (http://
www.sahar.org.il/) de Barak (2007) o el de
Hoffmann (2006); tratamientos para el duelo
patológico (Christensen, et al., 2004; K. M.
Griffi ths y Christensen, 2007) o depresión post-
parto (http://www.bringinghealthhome.com/)
señalado por Anderson et al. (2005). A modo
adultos ODIN (Overcoming depression on the
internet), el cual utiliza un formato de autoayu-
da puro. Por su parte, el National Institute of
Clinical Excellence (2001) planteó el sitio in-
teractivo beating the blues que ofrecía terapia
cognitivo conductual orientada al tratamiento
de la depresión leve a moderada. Otro ejemplo
es el de T. Hampton (2006) y los programas
bluepages (http://www.bluepages.anu.edu.au/)
y moodGYM (http://moodgym.anu.edu.au/),
tanto para reducir el estigma de la depresión
como para la mejora en los síntomas depresivos
y la competencia en el manejo de la depresión.
Existen los programas de Andersson et al.
(2005) o el de Christensen et al. (2004); este
Tabla 6. Resumen de las intervenciones en ciber-terapias, tipos de trastornos y características generales
Trastornos Intervenciones Específi cas Características Generales
Trastornos de ansiedad Fobias (FearFighter,Without Fear, Talk to me),
prevención (SERENA), fobia social, trastorno de
pánico y agorafobia, estrés post-traumático (In-
terapy) y trastorno obsesivo compulsivo.
Mínima intervención del terapeuta. En los
trastornos de pánico y obsesivo-compulsivo se
ha utilizado videoconferencia. Resultados sig-
nifi cativamente mejores al compararlos con
listas de espera o placebo.
Trastornos depresivos Depresión (ODIN: Overcoming depression on
the interNet; Beating the blues y BluePages),
Depresión post-parto, consultoría: (TEAM Tele-
medicine enhanced antidepressant manage-
ment).
Mínimo contacto con el terapeuta, comunica-
ción asincrónica y chat. Consultoría incluye
videoconferencia y alto contacto con el tera-
peuta
Trastornos cerebrales Intervención familiar en niños con daño cerebral,
cuidadores de Alzheimer, adolescentes con epi-
lepsia y evaluación neuro-psicológica. Gradior
Alto contacto con el terapeuta de forma sin-
crónica
Trastornos alimentarios Insatisfacción corporal, preocupaciones sobre
el peso (Student Bodies), bulimia y anorexia.
Comunicación asincrónica y chat. Estudios
comparativos con terapias tradicionales seña-
lan mejores resultados en población de riesgo.
Abuso de sustancias Abuso de Alcohol (CopingMatters), Tabaquismo
(QuitNet y Stomp Out Smokes), prevención del
abuso de sustancias en mujeres embarazadas.
Mínima contacto con el terapeuta y en ocasio-
nes adjuntando mail o chat.
Trastornos psicóticos Psicoeducación en esquizofrenia (The schizo-
phrenia guide web site), resolución de problemas
(Team solutions), adherencia al tratamiento.
Alto contacto con el terapeuta de forma sin-
crónica. Buenos resultados a nivel descriptivos
Psicopatología infantil Encopresis, Trastorno oposicionista desafi ante,
défi cit de atención, dolor, enuresis, trastornos
del sueño.
Uso de la multimedia, comunicación sincró-
nica y teléfono. Moderado contacto con el
terapeuta.
Otros trastornos Psico-oncología, urgencias psiquiátricas, reducción del estigma, re-estructuración de pensa-
mientos irracionales, prevención del suicidio, disfunciones sexuales, apoyo en enfermedades
crónicas, adherencia a tratamiento, migraña, tinnutus, insomnio, relajación, sobrepeso, psico-
logía de la emergencia y desastres, terapia de pareja, burnout, adicción al sexo por internet,
violencia doméstica
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Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2010, Vol. 15 (1), 19-37 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
satisfactorios. En este caso las intervenciones
suelen ser sincrónicas y asincrónicas con un
grado de contacto moderado, ya que se suele
utilizar el chat o el correo-e.
Las dependencias son una de las áreas en
donde más se han utilizado ciber-terapias. Por
ejemplo, en el abuso de alcohol Gollings y Pax-
ton (2006) mostraron efectos levemente supe-
riores respecto a la disminución del abuso en el
tratamiento que sólo utilizaba internet. Por su
parte, Pull (2006) informa de otra intervención
orientada a prevenir el consumo de alcohol en
escolares, y Skewes (2007) desarrolló un estu-
dio piloto de una página web (copingMatters:
http://copingmatters.stanford.edu/) destinada a
disminuir el riesgo de desarrollar problemas
relacionados con el consumo de alcohol en una
empresa. En cuanto al abuso de tabaco, Matano
et al. (2007) informan del quitNet de Cobb
(http://quitnet.com/) y una intervención a mu-
jeres embarazadas de Etter (2003); Walters
(2006) desarrolló una intervención para mujeres
en edad escolar. Ondersma, Svikis, y Schuster
(2007) realizaron una revisión de estudios que
utilizaban internet en el tratamiento del taba-
quismo realizados entre 1995 y 2004 en donde
casi el 50% arrojaban resultados signifi cativos.
Bermejo (2001) comparó el programa por in-
ternet, stomp out smokes, con una terapia tradi-
cional para tratar el tabaquismo en adolescen-
tes, obteniendo mejores resultados en el
programa por internet. También se ha utilizado
internet en otro tipo de dependencias como en
el estudio de Patten et al. (2006) en el consumo
de drogas en mujeres tras el parto, y el de Pull
(2006) sobre la ciber-terapia de la adicción al
sexo en internet. En este tipo de cuadros lo
habitual es el uso de cyberterapias asincrónicas,
altamente estructuradas y con la posibilidad de
utilizar el correo-e, chat y/o foros.
Existen aproximaciones al tratamiento de la
esquizofrenia como la de Rotondi et al. (2005),
que implica psicoeducación tanto para familia-
res como pacientes; algo similar desarrolla el
programa psicoED (Soto-Pérez, 2008) que ha
sido probado para psicoeducación de familiares.
Vreeland et al. (2006) desarrollaron el progra-
ma team solutions, el cual aborda la solución
de problemas; Franco et al. (2000) realizaron la
rehabilitación cognitiva mediante el programa
de síntesis se debe señalar que los tratamientos
en cuadros afectivos utilizan una mínima parti-
cipación del terapeuta junto a una alta estructu-
ración, aproximándose a la autoayuda, biblio-
terapia y las técnicas cognitivo conductuales;
no suelen intervenir sobre cuadros complejos y
graves, a no ser que formen parte de un trata-
miento tradicional; y, fi nalmente, las ciber-te-
rapias están siendo utilizadas como método de
atención ante el riesgo suicida, al estilo de los
teléfonos de ayuda en crisis.
En cuanto a trastornos cerebrales se han
desarrollado intervenciones en personas con
trastornos cerebrales (Wade, Carey y Wolfe,
2006a, 2006b; Wade, Wolfe, Brown, y Pestian,
2005). Así mismo, Glueckauf et al. (2002),
Hufford, Glueckauf, y Webb (1999) y Schopp,
Johnstone, y Merrel (2000) evaluaron los efec-
tos de intervenciones mediante videoconferen-
cia en epilepsia y otros trastornos cerebrales.
Existen casos clínicos de atención en Alzheimer
(Glueckauf, Pickett, Ketterson, Loomis, y Ro-
zensky, 2003). Finalmente, en España se ha
desarrollado el programa de rehabilitación cog-
nitiva Gradior y Tele-Gradior (Franco-Martín,
et al., 2000). En este tipo de cuadros se utilizan
ciber-terapias sincrónicas, con un alto contac-
to entre los participantes ya que incluyen el
uso de videoconferencia, exceptuando el pro-
grama Gradior que se centra en la rehabilita-
ción cognitiva mediante ordenador (Franco-
Martín, et al., 2000).
Otra gran área de desarrollo en ciber-tera-
pias son los trastornos alimentarios. Existe una
intervención denominada student bodies cuya
efectividad ha sido estudiada en profundidad
(Celio, et al., 2000; Clarke, et al., 2005; Clarke,
et al., 2002; Ljotsson, et al., 2007; Zabinski,
2003; Zabinski, et al., 2001). Jacobi et al. (2007)
han evaluado el tratamiento de la bulimia ner-
viosa combinado con apoyo en internet. Otras
experiencias en el tratamiento a distancia de los
trastornos alimentarios son la de Yager (2001)
en anorexia nerviosa. Así también, Cun-
ningham, Humphreys, Koski-Jannes, y Cordin-
gley (2005) compararon una intervención cara
a cara con otra basada en internet y Tate, Jack-
vony, y Wing (2006) y Ruggiero et al. (2006)
estudiaron la efi cacia del tratamiento a distancia
del sobrepeso, en ambos casos con resultados
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Gradior. Finalmente, Frangou, Sapazidis, Stas-
sinakis y Sakas (2005) utilizaron la plataforma
@home para la tele-monitorización de la fár-
maco-terapia. Todas estas aplicaciones han de-
mostrado resultados satisfactorios y utilizan
todos los formatos posibles de las ciber-terapias
(página web, foros, chat, correo-e y videocon-
ferencia).
Junto a lo anterior existen bastantes desarro-
llo en psicología de la salud como la de She-
pherd et al. (2006) en psico-oncología; aproxi-
maciones a las enfermedades crónicas como la
de Hill, Weinert y Cudney (2006). Se han desa-
rrollado ciber-terapias que abordan la adheren-
cia al tratamiento (Murdoch y Connor-Greene,
2000) o la de Carlbring, Bjornstjerna, Bergs-
trom, Waara, y Andersson (2007) dirigida a
padres de niños con enfermedades al pulmón.
En España (Extremadura) se han desarrollado
experiencias para tratar la migraña a distancia
(Ramírez-Moreno, et al., 2007). Por otro lado,
Frangou, Sachpazidis, Stassinakis, y Sakas
(2005) desarrollaron una intervención para ali-
viar el estrés provocado por el tinitus. Shepherd
et al. (2006) evaluaron una intervención a dis-
tancia orientada al tratamiento del insomnio.
Finalmente, Hill et al. (2006) señalan que las
psicotecnologías también han sido utilizadas en
algunos aspectos del tratamiento de la diabetes,
trastornos cardíacos y asma. Todos esto progra-
mas nos apuntan a la versatilidad de internet
como medio para desarrollar psicoterapia.
La psicopatología infantil no se mantiene
ajena a las ciber-terapias y es así como Ritter-
band et al. (2003) desarrollaron un tratamiento
por internet para la encopresis. Hicks, von Bae-
yer y McGrath (2006) trataron el dolor pediá-
trico recurrente. Otras aplicaciones de ciber-
terapias en psicopatología infantil son las que
refi ere Hampton (2006), en Canadá, donde se
realizan intervenciones a distancia dirigidas al
tratamiento del trastorno oposicionista desafi an-
te, enuresis, défi cit atencional y las difi cultades
del sueño, (http://www.bringinghealthhome.
com/).
Finalmente también se pueden señalar inter-
venciones específi cas en: (a) relajación (Wi-
lliamson, et al., 2006), (b) psicología de la
emergencia y desastres (Ruggiero, et al., 2006),
(c) estudios de casos en problemáticas conyu-
gales y escolares (Pollock, 2006), (d) violencia
doméstica (Giardina, 2006), (e) disfunción eréc-
til (Nicholas y Keilty, 2007), y (e) profesionales
de la salud que trabajaban en una unidad de
pacientes terminales o que atendían a familias
que habían sufrido una pérdida (Bischoff et al.,
2004).
CONCLUSIONES
De acuerdo a la revisión abordada, las inter-
venciones mediante ciber-terapia están demos-
trando ser efectivas y se constituirán en una
estrategia que puede ser de gran ayuda en el
ámbito de la psicología clínica, complementán-
dose con intervenciones tradicionales y ajustán-
dose mejor a ciertos tipos de usuarios como las
poblaciones rurales, estigmatizadas o con pro-
blemas de acomodo a la atención tradicional en
salud mental (De las Cuevas, et al., 2006; Hill,
et al., 2006; Pelechano, 2007). Es bastante pro-
bable que en un futuro no muy lejano más de
algún aspecto de la intervención clínica (eva-
luación, seguimiento, monitorización) se reali-
ce rutinariamente de una forma sustentada en
internet o en TICs; todo ello conlleva a afrontar
el desafío de las consecuencias que generará el
trabajo con un nuevo actor: las tecnologías y sus
circunstancias.
En el contexto que se ha señalado en la pre-
sente revisión, las Nuevas Tecnologías de la
Información y Comunicación y, específi camen-
te internet, han llegado para quedarse y tanto los
profesionales, las estructuras institucionales y
personas comunes deben comenzar a asimilar-
las, obteniendo el mayor provecho y benefi cio
para los usuarios. Esta necesaria utilización de
alternativas como internet y el uso de ordenado-
res conllevarán una serie de modifi cación en el
trabajo clínico y en la relación terapeuta-pacien-
te que debe comenzar a investigarse. Probable-
mente se ofrecerán tratamientos altamente pro-
tocolizados a menor costo; se multiplicarán las
opciones de evaluación y screening online; au-
mentará la cantidad de sitios certifi cados de
información online; y fi nalmente, la formación
en psicología clínica introducirá necesariamen-
te los aspectos tecnológicos, lo que le dará el
impulso fi nal al desarrollo de una tradición de
20698_Psicopatologia_15_1_cs4 31 19/07/10 12:01
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Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2010, Vol. 15 (1), 19-37 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
cyberterapia. A la vista de los antecedentes
presentados se producirán grandes modifi cacio-
nes dentro de la próxima década, pero ya en la
actualidad existen responsabilidades que la psi-
cología clínica no debe dejar pasar.
Primero, se debe prestar especial atención al
vertiginoso avance de las psicotecnologías dis-
ponibles ya que su avance es mucho más rápido
que la ciencia social que la sustenta y guía.
Aunque se lleva años navegando en internet,
realizando educación a distancia, intercambian-
do correo-e, participando en foros, cyber-co-
munidades y hasta en redes sociales; poco se
sabe respecto a las consecuencias que estos
recursos generan en la estructura social, la cul-
tura y la salud mental. De momento, no existen
lineamientos claros que permitan determinar un
correo que contenga elementos que apunten a
un riesgo suicida o a un estado maniaco; poco
se sabe de cómo se comporta en internet y fren-
te a un ordenador un adolescente en un pródro-
mo psicótico; aún se corre mucho riesgo al
seguir indicaciones desde internet a pesar que
es el lugar en donde cada vez más se accede
para obtener información. Todo lo anterior ge-
nera una necesidad y responsabilidad por inves-
tigar que debe ajustarse a la rapidez de los avan-
ces tecnológicos.
Segundo, las intervenciones mediante ciber-
terapias deben seguir siendo examinadas con la
misma vara que la intervención tradicional.
Muchos estudios sobre efectividad de trata-
miento comenzarán a utilizar como compara-
ción formatos que incluyan el uso de internet,
lo que señala el desafío para determinar y exa-
minar todos los concomitantes que se producen
al establecer relaciones online, utilizando texto,
multimedias o videoconferencias. Como coro-
lario a este desarrollo investigativo los psicólo-
gos clínicos, universidades, agrupaciones y
colegios profesionales deben incorporar y di-
fundir los éxitos y bondades de las ciber-tera-
pias de modo que sus benefi cios impacten el la
población general; es decir un desafío próximo
es traspasar los resultados investigativos en
ciber-terapias a la clínica habitual y cotidiana
(Andersson, 2009).
Como tercer punto, así como muchos perfi -
les profesionales se han modifi cado gracias al
uso de las nuevas tecnologías, internet y los
ordenadores, la formación en psicología clínica
no está ajena a este impacto. Ello conllevarán a
modifi car el perfi l del psicoterapeuta quién que
debe estar dispuesto a aprovechar las posibili-
dades que le brinda el universo de las TICs,
específi camente internet y los ordenadores; los
usuarios de servicios de psicología clínica no
pueden permanecer ajenos a los benefi cios y
facilidades que aportan tecnologías y desarrollo
como internet. En un futuro, por ejemplo, un
terapeuta debe ser capaz de brindar compren-
sión, empatía y motivación mediante un correo
electrónico, asunto que también debe ser abor-
dado por las investigaciones.
Así, el presente artículo ha pretendido dar
una visión introductoria, rápida y sintética para
fomentar la inquietud del lector en la incorpo-
ración de las Nuevas Tecnologías, específi ca-
mente internet en la práctica clínica, fenómeno
que se vislumbra como un campo fértil, en fuer-
te desarrollo y que debe ser profundizado a la
brevedad.
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