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La enseñanza de la Pragmática en la clase de E/LE

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Dentro del ingente crecimiento que ha experimentado el estudio del lenguaje desde la enseñanza obligatoria hasta el ámbito político, se intenta realizar una reflexión, desde una perspectiva teórica, sobre el uso que la didáctica está haciendo de la enseñanza de las lenguas, analizando concretamente el caso del profesor de español como lengua extranjera, ejemplo paradigmático de los estudiosos que intentan aplicar alguno de los principios pragmáticos a su actividad profesional, p. 89-92
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Salvador Pons Bordería
Grupo Val.Es.Co
Universidad de Valencia
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA
EN LA CLASE DE E/LE
2 SALVADOR PONS BORDERÍA
A Antonio Briz,
maestro y amigo,
por haber empezado todo esto
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 3
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE ESPAÑOL
Salvador Pons Bordería
Universidad de Valencia
Grupo Val.Es.Co
pág
Introducción
1. ¿Qué es la Pragmática?
1.1 Pragmática como modulo ~ Pragmática como perspectiva
1.2 Concepción estrecha ~ concepción ancha de la Pragmática
1.3. Lo social y lo cognitivo
1.4. Una concepción amplia para la enseñanza del español
2. Algunos conceptos pragmáticos y su aplicación
2.1. Un nuevo modelo de la comunicación humana
2.2. Los actos de habla y las fuerzas del mensaje
2.3. El significado implícito
2.4. El estudio de la cortesía
2.5. El tratamiento de los conectores
2.6. Procedimientos de argumentación
3. La competencia comunicativa vista desde la Pragmática
4. La pragmática y su aplicación a las clases de E/LE
4.1. La pragmática que ya se enseña
4.1.1. El concepto de función comunicativa
4.1.2. La pragmática en niveles superiores
4.1.2.1. Los marcadores discursivos
4.1.2.2. El lenguaje coloquial
4.2. Materiales por venir
4.2.1. El estudio del significado implícito
4.2.2. Los estudios de cortesía y de pragmática intercultural
4.2.3. El estudio de la gramática
5. Conclusión
Ejercicios para la reflexión
Soluciones a los ejercicios
Bibliografía
4 SALVADOR PONS BORDERÍA
Introducción
Es posible que el campo de la investigación lingüística que haya registrado un
crecimiento más espectacular durante las dos últimas décadas sea el estudio pragmático
del lenguaje. El crecimiento del cuerpo teórico, a la par que el número de aplicaciones,
que se extienden desde el estudio del lenguaje en la enseñanza obligatoria hasta el
análisis del lenguaje político, ha creado una confusión considerable en todos aquellos
estudiosos que se acercan a este campo por curiosidad científica o con la intención de
aplicar alguno de los principios pragmáticos a su actividad profesional. El profesor de
español como lengua extranjera es un ejemplo paradigmático del segundo grupo.
Para salvar la distancia existente entre la investigación teórica y la divulgación
existen en español numerosas introducciones generales, algunas de ellas excelentes, como
las de Escandell Vidal (1996) y Reyes (1996), y algunas introducciones a aspectos más
particulares, como Portolés Lázaro (1998) para el estudio de los marcadores discursivos o
Cuenca y Hilferty (1999) para la Lingüística Cognitiva. Sin embargo, existen todavía
huecos por rellenar, en los que todavía no se ha mediado entre la teoría y la divulgación:
los trabajos sobre cortesía, las teorías neogriceanas, los estudios sobre
gramaticalización…y la enseñanza de la pragmática en las clases de E/LE: el presente
trabajo nace con el modesto propósito de mediar en dicha dialéctica.
Nuestra perspectiva, al contrario de lo que suele ser habitual en los trabajos sobre
este campo, empieza y termina en la teoría; no se trata, por tanto, de ver cómo se han
aplicado determinadas ideas teóricas al ámbito de la enseñanza de las lenguas, sino de
reflexionar, desde una perspectiva teórica, sobre el uso que la didáctica está haciendo de
dichos conceptos.
Para terminar, quisiera agradecer a María José Fernández Colomer su ayuda
durante la redacción de este trabajo y a Francisco Moreno Fernández, Director de esta
colección, la confianza puesta en mí.
1. ¿Qué es la Pragmática?
¿Qué es? es la pregunta fundacional de toda disciplina científica, de cuya respuesta
se derivan tanto su objeto de estudio como la nómina de problemas tratados. En
Fonología, en Morfología o en Sintaxis, esta pregunta no plantea especiales problemas.
Así, y de una forma aproximada, se puede definir la Fonología como la disciplina que
estudia los sonidos del lenguaje, la Morfología como la encargada de estudiar la
combinación de sonidos para formar morfemas y palabras y la Sintaxis como el ámbito
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 5
de la relación entre palabras. La misma pregunta aplicada a la Pragmática produce una
respuesta aparentemente sencilla: la Pragmática estudia el lenguaje en uso. Los
problemas comienzan cuando se intenta llenar de contenido esta afirmación, porque, ¿qué
se debe entender por "el uso del lenguaje"? A esta pregunta se pueden dar varias
respuestas. Enumeremos alguna de ellas:
1. La Pragmática estudia la diferencia entre lo que el lenguaje codifica y lo que el
lenguaje transmite. En tal caso, serían objeto de estudio enunciados como los siguientes:
(1) Codificado: El agua está caliente
Transmitido: El agua está caliente para lavar el bebé (pero no para cocer marisco)
Transmitido: El agua no está fría; el agua está más que tibia
(2) Codificado: María empujó la manija de la puerta hacia abajo y hacia el fondo
Transmitido: María abrió la puerta de una forma poco normal
(3) Codificado: Están haciendo un partido estupendo (ante un partido desastroso)
Transmitido: No están haciendo un partido estupendo
Lo que estos enunciados transmiten es más de lo que el lenguaje codifica; en
algunos casos, como en (3), lo transmitido es incluso contrario a lo que el lenguaje
codifica. La Pragmática estudiaría el camino que nos permite llegar a lo transmitido a
partir de lo codificado.
2. La Pragmática estudia la relación existente entre lo que el emisor quiere decir y
lo que el receptor entiende. Si así fuera, se deberían estudiar los procesos mentales por los
que un pensamiento toma forma en palabras y aquellos por los que se recupera dicho
pensamiento a través de las palabras de otro, como muestran los siguientes ejemplos:
(4) a. A dice: La cena se enfría
b. B interpreta: A ha dicho que la cena se está enfriando
c. C interpreta: A ha dicho que la cena se está enfriando y que A quiere que vaya a la
mesa d. D interpreta: A ha dicho que la cena se está enfriando, que A quiere que vaya a la
mesa y que A se está enfadando.
e. E interpreta: A ha dicho que no le importa lo que estoy haciendo
Este enfoque hace un mayor hincapié en los usuarios del lenguaje y en las diversas
interpretaciones que puede recibir un mismo mensaje, aunque mantenga la diferencia del
enfoque anterior entre lo codificado y lo transmitido.
3. La Pragmática estudia lo que el lenguaje refleja de las relaciones sociales. En tal
caso, nuestra teoría debería incluir algunos de los siguientes temas:
(5) A está siendo cortés al hablar con B
(6) El lenguaje de A refleja una ideología subyacente al hablar de un tema X.
(7) Existen diferencias entre A y B a la hora de representar las relaciones sociales de la
interacción en la que participan.
6 SALVADOR PONS BORDERÍA
Las preguntas se podrían suceder, revelando nuevos ángulos de esta relación entre
el lenguaje y su uso. Quizá la prueba más evidente de los problemas de definición sea que
Stephen Levinson, autor del manual de referencia para el estudio de la Pragmática,
dedique 27 páginas a responder a esta pregunta (Levinson 1989:1983, 4-31). Si nos
elevamos un poco por encima de este bosque de perspectivas, podemos utilizar dos
grandes criterios para clasificar el campo: el criterio módulo ~ perspectiva y el criterio
estrecho ~ amplio de la Pragmática. Sobrevolando estos criterios hallamos dos
concepciones más: la Pragmática como una disciplina social y la Pragmática como
disciplina cognitiva. En las siguientes secciones vamos a aclarar estos conceptos –que,
como tendrá ocasión de comprobar el lector, son menos abstrusos de lo que pudiera
parecer– y vamos a sugerir una concepción operativa para el profesor de español, a la que
nos ceñiremos en los capítulos subsiguientes de este trabajo.
1.1. Pragmática como módulo ~ Pragmática como perspectiva
El estudio de la gramática de un lenguaje procede, como habrá comprobado
cualquier estudiante de Filología, por niveles: en primer lugar se estudian los sonidos y
los fonemas; ciertas combinaciones de fonemas constituyen morfemas y la combinación
de morfemas forma palabras. Cuando las palabras se unen, las relaciones de dependencia
que se crean entre ellas forman el objeto de estudio de la sintaxis. Por último, tanto las
palabras aisladas como las construcciones sintácticas tienen un significado. De este
recorrido se derivan las principales disciplinas en el estudio de un sistema lingüístico:
Fonética y Fonología, Morfología, Sintaxis y Semántica.
La inclusión del uso del lenguaje plantea un problema de estudio: eso que
denominamos Pragmática, ¿es un nivel más, al estilo de los que acabamos de describir o,
por el contrario, se trata de una utilización particular de los recursos del lenguaje? Si
defendemos la primera idea, consideraremos que la Pragmática es un módulo. Si la
negamos, diremos, por el contrario, que la Pragmática es una perspectiva. Examinemos
más de cerca lo que significan estas dos concepciones:
El investigador que considera la Pragmática como un nivel del estudio lingüístico
defendería su postura con un argumento que procedería en la siguiente línea:
"La Semántica estudia el significado de las palabras aisladas, tal y como refleja el
diccionario. Cuando las palabras se unen, se suman sus significados y el de la
construcción en que se insertan. Por ejemplo, el significado de una oración como
(8) Si haces los deberes, verás los dibujos animados
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 7
equivaldría al significado de cada una de las palabras más el significado de la estructura
condicional que, en este caso, relaciona lo que se dice en la prótasis con lo que se dice en
la apódosis, de modo que hacer los deberes se presenta como un camino para ver los
dibujos animados.
Sin embargo, el estudio semántico no agota la totalidad del significado que
transmite (8). Hay en él otros factores de significado de los que no dice nada el análisis
semántico, como los que aparecen en (9):
(9) a. Si no haces los deberes, no verás los dibujos animados
b. El enunciado (8) es una orden para hacer los deberes.
Estas relaciones de significado, que están más allá del estudio semántico,
constituyen el objeto de una disciplina ulterior, a la que denominamos Pragmática".
Por su parte, quien considera que el estudio pragmático es una perspectiva, defiende
su postura con un argumento parecido al siguiente:
"La Pragmática tiene que ver con el uso del lenguaje. Cuando usamos el lenguaje,
utilizamos todos sus componentes para transmitir un mensaje de la forma que
consideramos más eficaz en cada caso. Esto significa que cualquier elemento del sistema
puede utilizarse con valores que no coinciden con los codificados. Así, en los siguientes
enunciados:
(10) Hace un día estupendo (irónico)
(11) Ese grandullón está molestando al pequeñito
(12) Yo/ a mí/ lo que me gusta es viajar ~ A mí me gusta viajar
(13) A: ¿Estás de acuerdo?
B: Bueno.. (indica desacuerdo)
se utiliza un recurso suprasegmental como la entonación (10) para transmitir la negación
de lo que se afirma, esto es, que hace un mal día; dos sufijos apreciativos en (11) para
indicar un valor no relacionado con tamaño; un procedimiento sintáctico como el orden
de palabras en (12) para expresar énfasis, y un nuevo significado de bueno en (13) para
indicar un valor exactamente opuesto al que codifica. De modo que el uso permite ir más
allá de lo que codifica la Fonética, la Morfología, la Sintaxis o la Semántica y crea
nuevos valores. Esto significa que al usar el lenguaje se ponen en juego variables que no
existían en la descripción del sistema como, por ejemplo, la interacción entre hablante y
oyente, de la que se prescinde en los estudios gramaticales. El estudio pragmático explica
cuáles son estos factores y cómo influyen en el resultado final".
8 SALVADOR PONS BORDERÍA
Hoy en día, ambos acercamientos son frecuentes entre los especialistas. El primero
de ellos refleja el surgimiento de la disciplina (en efecto, en los años cincuenta la
Pragmática era, en palabras de Bar-Hillel, "el cubo de la basura de la semántica" –Mey
1993–) y se consideraban pragmáticos todos aquellos problemas que la Semántica no
podía resolver) y, desde un punto de vista técnico, permite aislar de una forma muy
precisa lo semántico de lo pragmático. Es este un estudio que permite explicaciones muy
pormenorizadas y, puestos a buscarle un paralelismo con otras ciencias, sería equivalente
al diagnóstico que hacen los médicos especialistas. Un traumatólogo se puede
especializar en problemas de rótula, en artrosis o en recuperación de ligamentos, lo que le
permite una gran eficacia en la cura de estas afecciones, pero le impide tratar otros
problemas de salud como, por ejemplo, un resfriado.
Por su parte, el segundo acercamiento pone en relación el lenguaje con sus usuarios
y, frente a la compartimentación y especialización del primer enfoque, nos devuelve una
visión holística del fenómeno lingüístico. Es, siguiendo la metáfora que hemos
comenzado arriba, un enfoque homeopático.
¿Cuál de estas dos visiones es la que, a nuestro juicio, debe adoptar el profesor de
E/LE? Teniendo en cuenta la finalidad didáctica de las clases de español para extranjeros,
consideramos la segunda como la perspectiva más adecuada y es, de hecho, la que figura,
convenientemente asimilada, en el paradigma funcional (Ver Cap. 3). La noción misma
de situación comunicativa, con la que se abren los temas de cualquier método de E/LE, es
un desarrollo de la perspectiva amplia de que hemos hablado en esta sección. Sin
embargo, el análisis especializado ha descubierto nociones que pueden ser de gran
utilidad, tras una adaptación pedagógica, en el campo de la enseñanza. De ellas
hablaremos en el capítulo 2.
1.2. Concepción estrecha ~ concepción ancha de la Pragmática
Una segunda línea divisoria que se traza en el terreno de la Pragmática es la
distinción entre una concepción ancha y una concepción estrecha del campo. La primera
concepción parte de la noción de uso: si nuestro objetivo es estudiar cómo los usuarios
actualizan el lenguaje al servirse de él, serán objeto del estudio pragmático todas aquellas
interacciones en las que se refleje la relación entre los usuarios y el lenguaje. Por
ejemplo, será un objeto de estudio legítimo el estudio del humor y de la ironía, la
ideología (tal y como se transmite en el uso de un discurso determinado, como, por
ejemplo, las declaraciones de un jefe de estado antes de declarar una guerra o las
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 9
afirmaciones de una revista sobre los inmigrantes), las interacciones a gran y pequeña
escala, el contexto, etc.
Quienes abogan por una concepción ancha consideran que el uso del lenguaje está
dominado por las estrategias (Briz 1998) que despliegan los hablantes en sus
interacciones con los demás con la finalidad de obtener unos fines concretos. De ello se
derivan las siguientes ideas (Verschueren 1999):
a. que el lenguaje es variable, lo que supone que el hablante está llevando a
cabo continuamente procesos de (s)elección. Las elecciones no afectan tan solo a
las estructuras oracionales que escogemos o a los patrones oracionales que
decidimos utilizar para transmitir un determinado mensaje, sino que abarca también
el tipo de texto que decidimos emplear, el género discursivo, o incluso cómo
decidimos interpretar un mensaje. Vista así, cada interacción lingüística resulta
sumamente significativa, no solo por lo que el hablante dice, sino por lo que ha
elegido no decir.
b. que el significado del lenguaje es negociable, esto es, que sus límites se
imponen en cada situación comunicativa por los participantes de la misma. En
efecto, lo que los diccionarios codifican es una opción por defecto que asegura la
comprensibilidad entre los hablantes pero, una vez estos se integran en una
situación comunicativa concreta, pueden añadir nuevos significados a palabras
existentes, cargar de connotaciones a términos carentes de ellas o renegociar el
significado de términos que no les satisfagan. Obsérvese el siguiente fragmento de
una conversación coloquial:
E: bien yo qué sé yo por ejemplo/ no sée// a mí me parece muy bien lo que hace cada uno que
yo no estoy de acuerdo no quiere decir que yo le critique ni que no/// º(¿entiendes?)º
G: pues ya está/ entonces eres liberal/ porquee el ser liberal empieza por uno mismo
E: vamos a ver/ ser liberal ¿por qué? YO- yo me rijo por unas normas/ y yo conservoo/ unn- yo
qué sé§
G: §pues ya está§
E: yo tengo unos principios y para mí hay valores fundamentales§
G: §eso/ y tú los sigues ¿no?
E: sí
G: ¿o intentas seguirlos?
E: §sí/ pero que otra persona no los sigaa
G: a ti te da lo mismo ¿no?/ pues más o menos/ es eso lo- lo que quiere decir más o menos la
palabra liberal
E: ¡hombre! Yo- o sea yo por liberal no entiendo eso
(Briz y Grupo Val.Es.Co 2003: 91, líneas 374-391)
En este fragmento, se está negociando el significado de la palabra liberal. El
resultado final dependerá de que los hablantes lleguen a un consenso sobre los
10 SALVADOR PONS BORDERÍA
límites de dicha palabra. Obsérvese que también sucede esto en numerosos debates
políticos y en buena parte de las peleas de novios. Todos estos ejemplos no serían
más que casos particulares de negociabilidad.
c. que el lenguaje se puede adaptar a las necesidades comunicativas de los
hablantes en cada caso. Por ejemplo, aunque el sistema del español nos permite
utilizar dos grados en los pronombres de tratamiento, , indicando cercanía, y
usted, señalando distancia, es cierto que podemos adaptar el uso de estos dos
pronombres para crear una mayor o menor identificación con el interlocutor. Así,
no es lo mismo decir
(14) Buenos días, señor Guzmán, ¿qué le trae por aquí?
que decir:
(15) Bien, le escucho
Por su parte, la concepción estrecha de la Pragmática atiende menos a elementos
extralingüísticos y se preocupa, en cada caso, de explicar los factores lingüísticos que se
puedan estudiar mediante procedimientos lingüísticos. En este sentido, es una opción
metodológica de menor vuelo pero de mayor profundidad que la anterior, que se situará
como punto de partida en la semántica de un mensaje y, desde ahí, intentará explicar
hechos inabordables desde esta perspectiva utilizando, en todos los casos, pruebas
lingüísticas. Quien trabaje asumiendo esta perspectiva reconocerá, por ejemplo, la
variabilidad del contexto, pero considerará inabordable –y, hasta cierto punto, estéril– un
estudio del contexto como un todo que incluya estados de ánimo, predisposiciones,
factores medioambientales y condicionantes ideológicos del hablante. Como mucho,
asumirá los elementos contextuales necesarios para interpretar una oración. Por ejemplo,
si alguien nos está diciendo:
(16) Por poco me mato
Es evidente que no se ha matado, de modo que es la situación comunicativa la que
garantiza la verdad de "no me he matado". En este caso, el paso de Por poco p a No p se
puede explicar por un elemento contextual, es decir, que la verdad de la proposición
negativa se hace evidente en la situación comunicativa. Solo en casos de este tipo se
alude a elementos extralingüísticos desde la perspectiva estrecha del estudio pragmático
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 11
1.3. Lo social y lo cognitivo
Una última división de la Pragmática tiene que ver con el carácter de la disciplina.
Una vez más, podemos encontrar dos concepciones diferentes y encontradas de lo que es
el fenómeno lingüístico: la social y la cognitiva.
Para la concepción social del lenguaje, este no existe sino en el uso, lo que implica
un hablante y un oyente reales que interaccionan en una situación comunicativa concreta.
El estudio de esta interacción es, pues, fundamental para no mutilar el estudio del
lenguaje de su complejidad originaria. El acercamiento al estudio del lenguaje es
funcional, lo que supone que el punto de partida de todo estudio es preguntarse por el
cómo funciona y, en el campo de la Pragmática en particular, por cuáles son las
estrategias, tanto de producción como de recepción, de los hablantes y por cuáles son las
categorías pragmáticas que se crean (Briz 1998). Por ejemplo, ante el siguiente
intercambio:
(17) A: ¿Cómo está el arroz?
B: Superbueno
Se considerará que el uso del prefijo super- solo tiene sentido dentro de una
estrategia que pretende intensificar el contenido de la respuesta para cumplir una función,
hacer un cumplido, de tal modo que se articulará el siguiente proceso:
Estrategia comunicativa: hacer un cumplido
Función lingüística empleada: intensificación
Elemento utilizado: super-
Figura 1: Relación entre estrategias, funciones y formas lingüísticas
Desde una concepción cognitiva, por el contrario, se concibe que el lenguaje es una
facultad cuyo uso está regido por principios cognitivos generales de nuestra mente. No se
trata de que, al hablar, lo social entre en nuestro universo perceptivo, sino de que nosotros
ya hemos adquirido una visión de lo social y lo socialmente correcto y es esa idea, que
almacenamos en nuestra mente, la que utilizamos al interpretar los enunciados de
nuestros interlocutores. Si un hispanohablante entra un ascensor y saluda, es porque está
aplicando un principio de cortesía (Ver § 2.4 abajo) que ha interiorizado previamente. Por
la misma razón, un hablante anglófono, cuando entre en el mismo ascensor, no saludará.
Los principios que han adquirido ambos hablantes son distintos y existían previamente a
la situación que acabamos de describir.
12 SALVADOR PONS BORDERÍA
Esta división entre lo cognitivo y lo social no se da tan solo en el estudio
pragmático, sino que refleja las dos grandes respuestas que, hoy en día, se dan al
problema de cómo estudiar el lenguaje: como una estructura innata de la que disponemos
desde que nacemos y que se activa cuando aprendemos a hablar (enfoque cognitivo) o
como el producto de nuestro ser en sociedad y, por tanto, algo aprendido. Cada una de
estas teorías posee, hoy en día, fuertes argumentos a favor, que se pueden encontrar en
dos vertientes de un mismo problema: por un lado, no existe grupo humano, por remoto
que sea, que no haya desarrollado un lenguaje, luego el lenguaje debe ser una facultad
innata del ser humano (Pinker 1994). La segunda, que, para desarrollar el lenguaje, un
niño tiene que estar en un grupo. Un "niño salvaje", perdido en la naturaleza y aislado de
sus congéneres no puede, por sí mismo, aprender a hablar (Sampson 1997).
1.4. Una concepción amplia para la enseñanza del español
Las divisiones hechas en las secciones precedentes, como es fácil sospechar, están
interrelacionadas, de modo que una concepción amplia de la Pragmática conlleva la
visión de la Pragmática como una perspectiva y un énfasis en los aspectos sociales del
lenguaje, mientras que, por lo general, la concepción estrecha de la Pragmática se asocia
a su estudio modular y, en ciertos casos, a la concepción cognitiva del lenguaje.
Tal vez el profesor de español se esté preguntando cuál es el objeto de esta
presentación teórica. ¿Para qué debe él conocer estas disquisiciones académicas y cómo
debería reflejar estas posiciones en su actividad cotidiana?
La primera de estas preguntas (para qué conocer) tiene varias respuestas, todas
ellas pertinentes para su actividad. La primera de ellas es interna: como profesor de
español, es decir, como profesor de lenguas, el docente posee una idea, más o menos
consciente, de lo que és el lenguaje y de cómo se organiza. Su concepción del lenguaje
influye de modo directo en su docencia, ya que usará en mayor medida las técnicas y
actividades que se ajusten a su modo de pensar y dejará de lado aquellas que representen
una visión del lenguaje que no comparte. Por ello, conocer cuáles son las visiones
actuales sobre el lenguaje en uso y hacer una pequeña evaluación de su propia posición
contribuirá a poner en claro reflexiones que tal vez se haya hecho sobre la materia que
enseña y, asimismo, le lleve a comprender por qué se siente más a gusto con un cierto
tipo de clase, por qué utiliza preferentemente determinados materiales o por qué organiza
las interacciones de una forma concreta.
En segundo lugar, y como se verá en la Sección 3, uno de los asentaderos teóricos
del llamado enfoque funcional es el estudio pragmático del lenguaje, por lo que cualquier
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 13
profesor de E/LE está enseñando pragmática, tal vez de forma inconsciente, desde el
mismo momento en que sigue un método comunicativo. Poner en evidencia la teoría que
subyace en los métodos permite un mejor aprovechamiento de los mismos y una mayor
comprensión de su significado.
La segunda cuestión equivale a preguntar cuál de las dos opciones que hemos
diseñado consideramos más adecuada para el profesor de E/LE. A nuestro entender, la
segunda opción es la más ajustada a la enseñanza de una lengua extranjera. Esto equivale
a proponer adoptar una perspectiva funcional, en la que el énfasis se pone en los objetivos
que persiguen los participantes de un acto comunicativo. Para conseguir dichos objetivos,
los hablantes emplean estrategias que, cuando tienen forma lingüística, se sirven de los
elementos del sistema para conformarse.
Hasta aquí, todo funciona según lo previsto. No se ha dicho nada que no aparezca
en los manuales de E/LE. Pero esto no debe hacernos pasar por alto un gran problema de
este enfoque: las afirmaciones previas están vacías de contenido si no es posible definir
en qué sentido se entiende funcional, cuáles son los objetivos y cuáles las estrategias que
se emplean. Si no, nuestros enunciados serán triviales. En el capítulo 2 intentaremos dar
respuesta a este problema.
El que el enfoque modular no se adopte en la enseñanza de lenguas no quiere decir
que sus resultados no sean útiles ni aplicables a este ámbito. Por el contrario, algunas de
las ideas que se han descubierto desde este acercamiento microscópico al lenguaje
pueden ser de gran utilidad al profesor de español, pero ha de tener en cuenta que las
debe integrar en un acercamiento funcional en el que adquieran sentido. En el siguiente
capítulo, daremos una lista de tales ideas y sugeriremos alguna aplicación. Su lugar en un
curso concreto, por suerte o por desgracia, corresponderá a cada profesor.
14 SALVADOR PONS BORDERÍA
2.Algunos conceptos pragmáticos y su aplicación
El estudio de la Pragmática no es unitario. Históricamente, los estudios pragmáticos
han surgido como elementos marginales del estudio del significado abordado desde
distintas perspectivas: la Filosofía del Lenguaje ha demostrado el carácter no veritativo
de ciertas expresiones y enunciados (Austin). La Sociología y la Antropología han
resaltado el carácter social del lenguaje, que, como toda creación colectiva, posee unas
normas y está sujeta a ciertas restricciones (Grice y la teoría de la Cortesía). Por su parte,
la Sicología ha añadido la importancia de los procesos mentales asociados a la percepción
(sicología de la Gestalt, Rosch) e implicados en el procesamiento de la información
(Fodor). Finalmente, la Lingüística ha desplazado hacia el estudio pragmático el
tratamiento de ciertos fenómenos que no podían ser explicados correctamente en una
teoría sintáctica o semántica (ciertas anáforas, deixis temporal, espacial y de persona, la
determinación contextual o el significado implícito). Con estos y otros materiales se ha
formado una disciplina heterogénea, dispersa y altamente productiva en la que conviven
intereses, métodos y problemas diversos. No es de extrañar que los índices de las
introducciones a este campo difieran en cuanto a los temas tratados, la perspectiva de
estudio y la importancia asignada a cada uno de ellos. Lejos estamos de la uniformidad
marcial de los índices de las gramáticas, aunque es preciso reconocer que la disciplina
lleva algo menos de medio siglo produciendo teoría de forma activa y carecemos aún de
la perspectiva que da el tiempo. Por todas estas razones, un capítulo como el presente es
por necesidad fragmentario, sobre todo si se tiene en cuenta la brevedad del espacio con
el que contamos.
A las dificultades teóricas se añaden dificultades de divulgación. Las
investigaciones en Pragmática no siempre llegan bien a ámbitos más amplios. En
ocasiones, no sobrepasan la barrera de los especialistas y se quedan recluidas en su
ámbito especializado. En otros casos, llegan mucho después de su formulación inicial;
por último, en algunos casos llegan desvirtuadas gracias a versiones pálidas de la idea
original. En esta sección, vamos a intentar traspasar la primera barrera, procurando no
caer en la tercera y cuidando de no llegar demasiado tarde.
Es posible que el lector vaya enlazando, a lo largo de este capítulo, los conceptos
que se presentan con nociones del método funcional de enseñanza de lenguas, con
directrices de los manuales de enseñanza de E/LE o con instrumentos de su práctica
cotidiana. Aunque existe una relación evidente, este capítulo se va a dedicar
exclusivamente a la presentación de ciertas ideas especialmente relevantes del ámbito
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 15
pragmático sin prestar atención a su engarce con la enseñanza de las lenguas. Este será el
objetivo del Capítulo 4.
El lector interesado en ampliar conocimientos sobre los conceptos de esta sección
sin, por ello, tener que dirigirse a la bibliografía especializada, puede consultar, en orden
creciente de complejidad, los siguientes manuales: Reyes (1996), Escandell Vidal (1996)
y Levinson (1989:1983). Si, en cambio, se decide a profundizar sobre alguna de las
cuestiones que vamos a desarrollar a continuación, puede consultar las referencias que
incluímos al final de cada sección.
2.1. Un nuevo modelo de la comunicación humana
El carácter comunicativo de los métodos de enseñanza de lenguas remite a la
noción de comunicación. Si se nos preguntara qué es la comunicación humana y cómo se
produce, seguramente repetiríamos sin dudar la idea de que se trata de un proceso entre
un emisor y un receptor, en el que el primero transmite un mensaje al segundo por medio
de un código y a través de un canal. En ocasiones, hay ruidos que dificultan la
comprensión; por ejemplo, cuando el mensaje está mal codificado o cuando el medio
ambiente dificulta la descodificación del mensaje. Por último, todos los elementos del
acto comunicativo comparten un contexto común. El siguiente dibujo reproduce todos
estos elementos:
Contexto
Canal Ruido
Figura 2: Modelo de la comunicación humana, según Jakobson/Shannon y Weaver
Es hasta cierto punto sorprendente que una explicación tan simplificadora de la
comunicación humana goce de una aceptación tan generalizada entre profesores y
manuales. Esta teoría fue propuesta por dos ingenieros en 1949 (Shannon y Weaver
1949), y fue adaptada al estudio del lenguaje por Roman Jakobson (Jakobson 1960). De
ahí nociones como la de ruido, que adquiere pleno sentido si pensamos en un operario
transmitiendo un mensaje en código Morse a otro operario. A cambio de ofrecer una
explicación de cómo se comunican los seres humanos, este modelo simplifica
Emisor
Receptor
Mensaje
(código)
16 SALVADOR PONS BORDERÍA
enormemente las condiciones del acto comunicativo. Señalemos algunas de estas
simplificaciones:
a. Emisor y receptor parecen autómatas que solo codifican y descodifican mensajes.
Un hablante y un oyente reales hacen mucho más: se tocan, ironizan, se comunican
también mediante los gestos o las miradas. En definitiva, la comunicación es algo
mucho más amplio que ese aburrido partido de tenis en el que hablante y oyente
van alternando los papeles activo y pasivo del acto comunicativo.
b. Codificar y descodificar parecen ser lo único necesario para comunicarse.
Nuestra experiencia cotidiana desmiente este hecho. Podemos haber entendido las
palabras de una persona sin haber captado lo que realmente nos quiere decir y, al
contrario, podemos comprender a alguien sin necesidad de palabras.
c. Esta teoría está restringida a la comunicación lingüística. Existen, como
acabamos de ver, otros tipos de comunicación que no se sirven del lenguaje.
d. Los obstáculos en la comunicación son muchos y más numerosos de lo que la
noción de ruido hace suponer. Un mensaje puede no ser comprendido por falta de
conocimientos por parte del receptor (un no especialista en una conferencia de
cardiólogos), por falta de dominio del código (un estudiante de español de nivel
inicial), por la posesión de dos modelos del mundo diferentes (dos dirigentes
políticos, uno de un país desarrollado y otro del Tercer Mundo, en una conferencia
internacional) o por falta de voluntad de acuerdo (dos enemigos acérrimos en una
negociación de paz), entre otras muchas razones.
e. La noción de contexto es inadecuada. El contexto no es "lo que nos rodea",
puesto que, en cualquier acontecimiento comunicativo, estamos rodeados de
millares de objetos y de sensaciones, y no todos tienen la misma importancia para
entender un mensaje. De hecho, lo normal es que hagamos abstracción de la
mayoría de ellos para centrarnos solo en aquellos que son relevantes. Esto quiere
decir que el contexto no es algo dado y estático, que rodea a hablante y oyente, sino
que es algo dinámico, que se va construyendo a medida que se necesita.
f. Por último, hablante y oyente no comparten el mismo contexto. Las capacidades
cognitivas de cada persona seleccionarán una serie de elementos que no tienen por
qué coincidir. Además, compartir el mismo entorno físico no garantiza en modo
alguno recuperar el mismo mensaje: dos personas de ideologías contrarias, juntas
en una misma habitación y oyendo las noticias, pueden extraer conclusiones
totalmente opuestas de la misma información, a pesar de compartir el mismo
"contexto".
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 17
Por todas estas razones, es necesaria una nueva teoría, más flexible, que pueda
solucionar todas estas deficiencias y proporcionar un marco más ajustado a las
interacciones reales de hablantes reales. Esta nueva teoría ha sido propuesta por la Teoría
de la Relevancia (Sperber y Wilson 1986) y ve la comunicación desde el siguiente
prisma: en primer lugar, dos personas se comunican mediante gestos, miradas o mediante
el lenguaje; hay, pues, que distinguir la comunicación de la comunicación lingüística, que
es una forma privilegiada de transmitir mensajes, pero no ciertamente la única. Esto lleva
a distinguir dos conceptos que, aunque suelen aparecer juntos, no lo son: la intención
comunicativa (manifestación de querer establecer un contacto con el interlocutor) y la
intención informativa (manifestación de querer transmitir un mensaje). El lenguaje suele
estar unido a la intención informativa, de modo que, al hablar, ambos conceptos se
solapan. Sin embargo, cuando llora un bebé o cuando un amigo nos dirige una mirada
significativa, no es posible saber siempre qué nos quiere decir exactamente, pero es
evidente que pretende establecer un contacto con nosotros. Lo mismo puede suceder, por
ejemplo, cuando dos parientes hablan en un velatorio para estrechar sus lazos afectivos.
En estos casos, existe una intención comunicativa, pero no una intención informativa.
Cada una de las personas que se comunican tiene su propia visión del mundo (en
términos relevantistas, su entorno cognitivo), que va a utilizar para comprender los
mensajes que se le dirijan. Eso quiere decir que la interpretación de un mensaje es algo
personal y, por ello mismo, es muy posible que dos personas no lleguen a entenderse, se
entiendan poco o se entiendan hasta un grado determinado. El éxito de la comunicación
no está garantizado de antemano y nuestra experiencia cotidiana, en la que abundan los
malos entendidos y las discrepancias con los demás, así lo atestigua.
Sin embargo, lo cierto es que comunicarse (y la forma prototípica de comunicarse,
hablar) es una actividad conjunta en la que hablante y oyente intentan cooperar. Esto
supone que, aunque hablante y oyente no siempre consiguen una comunicación perfecta,
la mayor parte de las veces lo intentan. Y como la comunicación es una actividad
coordinada, tanto el uno como el otro van a tener una función específica en esta actividad.
La función del hablante consiste en mostrar, es decir, en escoger una forma de
comunicarse que, según sus capacidades y habilidades, va a facilitar la comunicación. Por
su parte, la función del oyente va a ser la de inferir, a partir del mensaje que el hablante le
ha transmitido, qué es lo que se le ha querido decir. Pongamos tres ejemplos para explicar
este punto:
(18) A: Voy a ir mañana a tu casa
B entiende que A va ir a su casa el día después de la enunciación
(19) A: La cena está fría
18 SALVADOR PONS BORDERÍA
B entiende que A quiere que vaya a sentarse a la mesa inmediatamente
(20) (Ante una paella desastrosa)
A: Estupenda paella, a fe mía
B entiende que a A no le gusta la paella
Queda claro que la tarea de B es recuperar lo que A ha querido decir al hablar, no
simplemente descodificar sus enunciados, y la de A consiste en guiar esta tarea eligiendo,
en función de sus conocimientos, la forma de expresión que crea más adecuada en cada
caso. Esta actividad conjunta ha sido comparada por Sperber y Wilson con la de una
pareja de baile: para que dos bailen bien, ambos se deben saber los pasos, pero en toda
pareja hay uno que lleva y otro que se deja llevar. En el caso de la pareja de baile
comunicativa, el que lleva es el hablante y el que se deja llevar es el oyente.
En esta nueva visión de la comunicación humana, el contexto ya no es algo dado,
rígido y que contiene a los participantes, sino que es el conjunto de ideas y estímulos
necesarios para procesar un mensaje o un estímulo dado. Imaginemos que un amigo
nuestro habla de un compañero del colegio: su mención provocará la recuperación de una
serie de ideas sobre esta persona, así como recuerdos de la infancia o la lista de clase.
Estos hechos, que estaban almacenados en nuestro entorno cognitivo, se utilizan para
procesar el enunciado, es decir, se incorporan al contexto.
Por último, el proceso comunicativo está gobernado por un principio, denominado
Principio de Relevancia. Simplificando los términos, este principio postula un equilibrio
entre la novedad del estímulo que va a procesar el oyente y los elementos nuevos que va a
aportar y establece que, al comunicarnos, intentamos optimizar esta relación, es decir, es
una tendencia del ser humano buscar una forma de comunicación en la que estos dos
parámetros se equilibren. El surgimiento de los lenguajes naturales en la especie humana
se puede ver a la luz de estas ideas: comparado con otras formas de comunicación, el
lenguaje nos permite transmitir de una forma más breve, más exacta y más precisa un
pensamiento determinado; es decir, optimiza la relación entre novedad de la información
y coste de procesamiento.
El Principio de Relevancia se puede ilustrar mediante un ejemplo conocido por todo
profesor: si la explicación que ofrece a sus alumnos contiene demasiados elementos
nuevos, los estudiantes se pierden porque no pueden procesar toda la información; si
contiene demasiados elementos conocidos, los estudiantes se aburren porque no aprenden
nada nuevo. El buen profesor es, precisamente, el que consigue equilibrar estos dos
factores, transmitiendo, de este modo, información óptimamente relevante.
Resumiendo: en el nuevo modelo de la comunicación, que no está reducido a la
comunicación lingüística y para la que, por tanto, no es necesario un código, hablante y
oyente llevan a cabo una actividad coordinada que tiene dos caras: ostensión e inferencia,
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 19
cuyo éxito no está garantizado, porque cada uno va a procesar la información con arreglo
a su propio entorno cognitivo. La actividad comunicativa está guiada y gobernada por el
Principio de Relevancia, que garantiza la búsqueda de un equilibrio óptimo entre costes y
beneficios comunicativos, y que es una tendencia de nuestro sistema cognitivo.
Este nuevo esquema es mucho más flexible, más realista y más general que el
modelo de codificación-descodificación que expusimos al principio de este apartado, por
lo que creemos que debería sustituir a aquel en toda explicación sobre la comunicación
humana.
Para leer más: Grice (1975); Sperber y Wilson (1986, cap. 1); Pons Bordería (2004,
cap. 2)
2.2 Los actos de habla y las fuerzas del mensaje
La teoría de los actos de habla ha estudiado las relaciones entre el lenguaje y las
acciones. Obsérvese el siguiente ejemplo:
(21) ¿Podrías traerme el libro que está en la entrada?
Aparentemente, (21) es una pregunta sobre la posibilidad de que el oyente lleve a
cabo una acción, la de traer un libro determinado. Aunque esto es cierto, el enunciado
(21) es algo más que eso: se trata, en primer lugar, de una petición que hace el hablante
con la intención de que el oyente la cumpla. Esto significa que, en este caso, el lenguaje
no sirve solo para describir objetos, cualidades o acciones del mundo, sino que es, él
mismo, una acción, la acción de pedir, e incita a producir una segunda acción, la
satisfacción de la petición. Si, por (de)formación gramatical, viéramos en (21) solo una
pregunta, no estaríamos comprendiendo la naturaleza de este tipo de enunciados, que
sirven, además, para indicar qué pretende hacer el hablante al utilizar el lenguaje.
Estos tres tipos de elementos (la pregunta, la petición y la acción del oyente) fueron
denominados por Austin, el fundador de la teoría de los actos de habla, actos: el acto
locutivo (la pregunta) es el hecho de decir algo y, aquí, se identificaría con la producción
de una secuencia de sonidos con un significado concreto, es decir, con el qué es. El acto
ilocutivo (la petición) se produce al decir algo y se asocia con la motivación comunicativa
de todo enunciado, es decir, con el por qué se dice. Por último, el acto perlocutivo (la
satisfacción de la petición) es lo que ocurre por haber dicho algo y se asocia con los
efectos que produce un enunciado, es decir, con el para qué se dice.
20 SALVADOR PONS BORDERÍA
Esta tricotomía tiene consecuencias interesantes. Como señala Ducrot (1982:1922),
el acto locutivo está ligado al mensaje y los actos ilocutivo y perlocutivo se relacionan,
respectivamente, con hablante y oyente, ya que el hablante tiene una intención concreta al
comunicarse y pretende influir en el oyente para que haga algo (o para que tome como
verdaderas unas determinadas proposiciones).
Escandell Vidal (1996, 58), por su parte, y siguiendo a Austin, indica que los actos
locutivos poseen significado, los ilocutivos, fuerza y los perlocutivos producen efectos,
de modo que es posible establecer las siguientes correspondencias:
Acto locutivo Acto ilocutivo Acto perlocutivo
qué por qué para qué
significado fuerza efecto
mensaje hablante oyente
Figura 3: correspondencias entre los actos locutivo, ilocutivo y perlocutivo
De estos tres elementos, la teoría de los actos de habla ha estudiado de forma
preferente el segundo, de modo que se han llegado a identificar en ocasiones los
conceptos de acto de habla y fuerza ilocutiva. Los principales problemas estudiados por
la teoría son los siguientes: cuál es la nómina de actos de habla y qué relación existe entre
formas lingüísticas y fuerza ilocutiva. Resumiremos brevemente ambas cuestiones:
No existe hoy en día una nómina comúnmente aceptada de actos de habla, aunque
una de las clasificaciones más aceptadas sigue siendo la de Searle (Levinson 1989:1983,
230) en cinco tipos de actos: actos representativos, que comprometen al hablante con la
veracidad de lo expresado; directivos, mediante los que se pretende que el oyente haga
algo; compromisivos, que comprometen al emisor a hacer algo en el futuro; expresivos,
que indican un estado sicológico y, por último, declaraciones, que son actos que
provocan cambios inmediatos en la situación extralingüística. En (22 a-e) se da un
ejemplo de cada uno de estos tipos de acto:
(22) a) Afirmo que este es el mejor detergente del mercado
b) Te pido que me dejes en paz
c) Prometo que voy a dejar de fumar este año
d) Te agradezco que me hayas ayudado
e) Te excomulgo
Garrido Medina (1999) realiza una clasificación adaptada al español en cuatro tipos
de actos de habla: aserción (Hoy va a llover), pregunta (¿Dónde está el periódico?),
orden (¡Ven aquí!) y expresión de emoción (¡Qué bonito!).
El segundo aspecto es más espinoso. A partir de la distinción entre fuerza locutiva e
ilocutiva, podríamos pensar que todo acto locutivo posee una única fuerza ilocutiva, de
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 21
modo que la presencia de un determinado verbo, como prometer, garantizaría la
existencia de una promesa. Asimismo, la fuerza ilocutiva correspondiente a una pregunta
sería una petición, la de un imperativo sería una orden y la de un enunciado afirmativo
sería un acto representativo. Y si esta equiparación se da siempre, sería posible incluir la
fuerza ilocutiva en las representaciones sintácticas de los enunciados. Esta fue, en efecto,
la propuesta de la llamada hipótesis performativa, que presentaba la ventaja de permitir
estudiar la fuerza ilocutiva en el nivel gramatical. (Para una explicación más detallada de
este aspecto, consúltese Levinson (1989:1983, cap. 5).
Sin embargo, esta reconfortante relación una-forma-una-función, por muy
esclarecedora que parezca, no es cierta; obsérvese el siguiente ejemplo:
(23) (El jefe, a su secretario) ¿Le puedo pedir que se quede un par de horitas más esta tarde?
Tenemos que presentar el IVA a Hacienda pasado mañana
La petición de (23), debido a la relación de poder que se establece entre los
participantes, no es algo que el secretario pueda amablemente rechazar (Me encantaría,
Sr. López, pero ya tengo planes para esta tarde), sino que tiene todas las características
de una orden, mitigada por razones de cortesía (vid. §2.4). Por tanto, aunque la forma
lingüística haría suponer que la fuerza ilocutiva de (23) es la de una petición, en realidad,
se trata de una orden; es decir, en casos como estos, forma lingüística y fuerza ilocutiva
no coinciden. Para resolver esta falta de correspondencia, se pensó en hablar de actos de
habla indirectos, es decir, de una especie de "usos desplazados" por los que una petición
pasaría a ser una orden, una pregunta a una petición, o un enunciado declarativo a una
orden. El problema que plantean los actos de habla indirectos es que no es posible
predecir, en principio, por qué y en qué condiciones se produce este cambio, y no parece
ser posible establecer restricciones a priori a dichos cambios.
El problema se agrava cuando nos enfrentamos a enunciados que no poseen un
verbo performativo explícito, es decir, cuando tenemos que decidir cuál es la fuerza
ilocutiva de enunciados afirmativos, interrogativos e imperativos como los siguientes:
(24) Con este calor, apetece una cerveza fresquita
(25) Dios mío, ya que me hiciste feo, ¿por qué no me hiciste ciego? (después de ver pasar a
una chica guapa)
(26) ¡Que se mueran los feos!
Evidentemente, ni (24) es una transmisión de información, ni (25) es una petición
de información, ni (26) es una orden, sino que se trata, respectivamente, de una petición y
de dos enunciados expresivos. Lo que le falta a nuestra explicación para poder
comprender estos actos de habla es el contexto. En ausencia del mismo, es imposible
22 SALVADOR PONS BORDERÍA
predecir qué fuerza ilocutiva va a adquirir un enunciado, porque esta tiene que ver con la
situación comunicativa y con cómo hablante y oyente interpretan sus enunciados. La
única excepción a esto la constituye un conjunto muy reducido de actos de habla (a los
que Austin denominó constativos) que se consideran, hoy en día, un tipo determinado de
acciones (Sbisà 1995; Garrido Medina 1999).
El profesor de español habrá reconocido en este apartado algunos aspectos
familiares, ya que todos los métodos, junto a los contenidos gramaticales o culturales de
cada unidad, contienen contenidos comunicativos, entre los que se incluyen funciones
como saludar, ofrecer, aceptar/rechazar un ofrecimiento, etc. En efecto, algunos de estos
contenidos comunicativos se corresponden con la fuerza ilocutiva de la que estamos
hablando en este apartado. Sobre la diferencia entre estos contenidos comunicativos y
otros, no basados en el concepto de fuerza ilocutiva, así como de los problemas que
puede plantear su aplicación, hablaremos en la sección 4.
Para leer más: Austin (1978:1962); Searle (1969); Bach y Harnish (1979); Sbisà
(1995); Garrido Medina (1999)
2.3. El significado implícito
Afirmar que lo que decimos y lo que queremos decir son dos cosas distintas es una
obviedad. Por ejemplo, si un hablante cubano nos invita a su casa y, en un momento de la
reunión, nos ofrece un segundo café, no nos está invitando amablemente a aumentar
nuestras reservas de cafeína, sino a que finalicemos una visita que se está haciendo
demasiado larga. Diremos que, en casos como este, existe un diferencial de significado
entre lo que el lenguaje codifica y lo que el hablante quiere decir. El estudio de dicho
diferencial de significado es una de las tareas básicas de la Pragmática; por un lado,
porque lo comunicado excede lo que se codifica por medio de la gramática –es decir, no
se puede acceder a él solo con el estudio del código–; por otro, porque presenta un cierto
grado de sistematicidad y, por ello también, debería ser posible estudiarlo. La relación
entre lo dicho y lo comunicado puede verse en el siguiente esquema:
Lo que se dice ¿Quieren un segundo café?
Δ de significado
Lo que se quiere decir Su visita comienza a resultar molesta
Figura 4: el diferencial de significado
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 23
Está bastante arraigado en el imaginario colectivo de los hablantes que esta
diferencia entre decir y querer decir es una imperfección del lenguaje, una muestra de
hipocresía comunicativa, y se añora con frecuencia un lenguaje en el que cada cosa
tuviera un significado claro y unívoco. Lo que nos enseña la Pragmática es que, gracias a
Dios, el lenguaje nos permite no decir explícitamente lo que pensamos en cada momento
(¿se imaginan lo que supondría responder sinceramente a la pregunta ¿Te gusta cómo me
han dejado el pelo?, dicha por alguien que acaba de salir de la peluquería?).
Ya no resulta una idea tan obvia el que, para el oyente, lo que el hablante ha dicho
es, en muchas ocasiones la única pista para recuperar lo que quiso decir, y es realmente
interesante señalar que existe un camino para recuperarlo. Fue el filósofo Paul H. Grice el
primero en dar una respuesta al problema del diferencial de significado (Grice
1975;1989). Entre lo dicho –es decir, lo que el hablante codifica– y lo comunicado –la
intención última del hablante– existe un camino que se recorre siguiendo una forma de
razonamiento denominada inferencial. Un razonamiento inferencial parte de unas
premisas y llega a unas conclusiones. A diferencia del razonamiento de la lógica, que
parte de premisas universales (del tipo Sócrates es hombre, todos los hombres son
mortales, luego Sócrates es mortal), en nuestra lógica cotidiana partimos de cualquier
pensamiento o idea que tengamos en nuestro cerebro, a partir del cual, siguiendo unas
reglas de deducción, podemos extraer conclusiones. El resultado del razonamiento
inferencial es la recuperación de un nuevo significado, denominado por Grice
implicatura. En el ejemplo que nos ocupa, el razonamiento inferencial funcionaría,
grosso modo, así:
(27) a. El hablante A me ha preguntado si quiero un segundo café (premisa)
b. Yo sé que esta es una fórmula de cortesía (premisa)
c. Por lo tanto, el hablante A no me está ofreciendo un café (conclusión) (premisa)
d. Lo que ha dicho el hablante A es una fórmula de cortesía para finalizar una visita (premisa)
e. Por tanto, el hablante A me está invitando cortésmente a abandonar su casa (conclusión).
Gracias a esta idea, los procesos seguidos para la recuperación del significado
implícito que, antes de Grice, no formaban parte de la teoría lingüística, reciben por
primera vez una explicación plausible. Esta idea es tanto más importante cuanto que
permite clasificar los tipos de significados implícitos, de modo que, para recuperar el
sentido de (28), es necesario situarse en un contexto muy particular:
(28) El otro día me tocó un viaje a Australia en un concurso de la radio. Y aquí estoy, en Australia,
esperando ganar otro concurso a ver si puedo volver. (Gila)
Implicatura: el viaje era solo de ida.
24 SALVADOR PONS BORDERÍA
Contexto necesario para recuperar la implicatura: el producido por la conjunción de los dos
enunciados del ejemplo (28).
En ausencia de dicha circunstancia, por ejemplo, en una agencia de viajes, este
significado implícito desaparecería, ya que la opción por defecto es que los viajes son de
ida y vuelta. Por tanto, el significado implícito de (28) produce un tipo de implicaturas
que solo surgen en presencia de una situación contextual determinada. Su denominación
es implicaturas conversacionales particularizadas.
Un segundo tipo de implicaturas puede aparecer en algunos contextos, y en otros
no. Por ejemplo, los casos de sintagmas nominales introducidos por un. Si decimos Juan
estaba sentado a la mesa con una mujer, probablemente el significado que derivemos sea
que la mujer con la que estaba sentado Juan no era la suya. Del mismo modo, si decimos
Vi a María subirse a un coche inferiremos que el coche no era el suyo. Parecería, pues,
que el uso de un SN introducido por el artículo indeterminado indica que la entidad a la
que determina no pertenece a la persona de la que se habla. Sin embargo, esto no es
siempre así: si decimos Juan se cortó un dedo, está claro que el dedo es el suyo. Es decir,
que la implicatura de los dos enunciados anteriores presenta, por un lado, un cierto grado
de fijación pero, por otro, no está codificada. Se tratará de una implicatura
conversacional generalizada. El ejemplo (27), para los hablantes cubanos, es un ejemplo
de implicatura conversacional generalizada, pero no así para nosotros, lo que demuestra,
dicho sea de paso, que hablar una misma lengua no es garantía de recuperar la misma
información por el mismo medio.
En tercer lugar, las formas y usted, que significan ambas segunda persona
singular, transmiten una diferencia en cuanto al grado de cercanía o lejanía que
manifiestan con respecto al oyente. Esta diferencia está convencionalizada, de modo que
en todos los contextos en que se usan estas formas se transmite la idea de diferencia
social. Esta implicatura, que se da en todos los contextos, se denomina convencional.
¿Por qué el lenguaje del ser humano contiene un componente inferencial, es decir,
por qué no decimos siempre exactamente lo que queremos decir? Aunque las razones
últimas no han sido aclaradas, parece plausible pensar que se trata de razones de
economía. Los que usen la red con cierta asiduidad habrán descargado documentos
comprimidos, que se descomprimen posteriormente con la ayuda de programas especiales
(Winzip o Stuffit). El viaje de documentos comprimidos por la red permite una mayor
velocidad de transmisión y agiliza las transacciones informáticas. Podríamos ver los
mensajes codificados como mensajes comprimidos que tienen que ser descomprimidos en
la mente del o de los oyente(s). El programa que utilizamos para pasar del significado al
sentido sería el razonamiento inferencial.
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 25
Aunque, en la formulación original de Grice, las inferencias se utilizaban
únicamente para recuperar el significado implícito, actualmente se admite que el
razonamiento inferencial también es necesario para recuperar el significado codificado de
un mensaje. Por ejemplo, en el enunciado (29)
(29) Dile al tonto ese que deje de aporrear el ordenador y que venga
hay una expresión referencial (el tonto ese), que sirve para identificar a una persona en
concreto en la situación comunicativa en que se produce. Para que el oyente pueda
interpretar (29) correctamente, tendrá que saber a cuál de los individuos que están
trabajando con el ordenador se refiere el hablante, lo que le obligará a activar sus
capacidades inferenciales.
La conclusión de este abierto y apasionante aspecto del estudio pragmático es
doble: por un lado, que el significado implícito está más o menos fijado en la estructura
lingüística, de modo que podemos hablar de información más implícita que otra. Por otro,
que el significado de nuestros mensajes depende mucho más de la interpretación de los
oyentes lo que, en términos más accesibles, equivale a quitarle importancia al diccionario
y dársela a la situación comunicativa.
En este punto, el profesor de español puede hallar un fundamento teórico a algunas
de las observaciones de su práctica cotidiana y se abre el camino a estudios sobre
diferencias culturales en el establecimiento de inferencias –nuestro ejemplo (27) arriba–,
así como a la necesidad de explicitar qué deducimos los hablantes españoles a partir de
determinados mensajes. Hablaremos de esto en la sección 4.
Para leer más: Grice (1975); Sperber y Wilson (1986); Grice (1989); Levinson
(2000); Carston (2002).
2.4. El estudio de la cortesía
Junto al problema del diferencial de significado (§ 2.3), otro de los problemas
básicos en el estudio pragmático es el de la gestión de las relaciones sociales entre
hablante y oyente. Aunque este problema excede lo lingüístico, posee una vertiente
lingüística indudable, ya que los hablantes modificamos la forma de lo que decimos en
función de la persona que tengamos delante y de la situación comunicativa en la que nos
encontremos, porque una parte muy importante de la interacción social se gestiona a
través del lenguaje.
26 SALVADOR PONS BORDERÍA
Para entender cómo se concibe la cortesía desde el acercamiento pragmático, hay
que tener en cuenta varios conceptos previos:
El concepto básico es el de territorio: al igual que los animales, los seres humanos
tenemos una distancia de seguridad que, cuando es traspasada, provoca una sensación de
amenaza. Este concepto, que es físico (el sargento de marines que pega su nariz a la del
recluta cuando lo amenaza con un castigo está rompiendo conscientemente dicha
distancia para hacer que este se sienta inseguro), se aplica también al terreno social: así, si
un desconocido nos pregunta por la edad, nuestro peso, cuánto dinero ganamos o la
frecuencia de nuestras relaciones sexuales, nos sentiremos invadidos, amenazados y, en
consecuencia, molestos, porque alguien ha penetrado con su pregunta en el territorio de
seguridad que constituye nuestro ámbito privado.
Un segundo concepto clave es el de imagen: todos nosotros intentamos ser
aceptados por el grupo en que nos encontramos, proyectando para ello una imagen de
nosotros mismos que refleje los valores que, en dicho grupo, se consideren apreciables
(es la llamada imagen positiva). Así, si en una sociedad se valora la independencia,
proyectaremos una imagen de nosotros mismos como personas fuertes, con capacidad de
acción y que pueden valerse por si mísmas. Por el contrario, si el valor priorizado por un
grupo es la solidaridad, intentaremos mostrarnos como personas compasivas y generosas,
dispuestas a ayudar, y a ser ayudadas, por los demás. La imagen positiva, por tanto, es
centrípeta, y une al individuo con un grupo social. Existe una segunda imagen social,
denominada negativa, de carácter centrífugo, que se caracteriza por el deseo de cada
individuo de mantener su territorio y su individualidad. Los comportamientos egoístas
suelen atentar contra nuestra imagen positiva y las llamadas de telemárqueting, a nuestra
imagen negativa.
La cortesía intenta satisfacer estas dos imágenes de los hablantes. Cuando un
hablante muestra mediante su comportamiento que respeta el territorio del interlocutor y
que no quiere interferir en sus acciones, está haciendo uso de la denominada cortesía
negativa (un amigo que se encuentra a unos amigos amartelados en una fiesta y decide no
interrumpir). Por el contrario, cuando hace ver que considera a su interlocutor como a un
igual, con los mismos derechos y obligaciones que él mismo, se está sirviendo de la
cortesía positiva (un extranjero que es invitado a sentarse a la mesa y compartir la comida
con unos amigos de sus amigos). Aunque estos conceptos se consideran universales, su
manifestación concreta depende de de la sociedad en que se produzca. Por ejemplo,
cuando un español entra en un ascensor y saluda, está siguiendo los dictados de cortesía
positiva imperantes en su cultura, que le llevan a socializarse. Cuando un alemán entra en
un ascensor y no saluda, está siguiendo las normas de cortesía negativa vigentes en su
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 27
sociedad, que lo llevan a no invadir el terreno individual de los demás. Ambos
comportamientos, en cada una de estas dos culturas, son considerados corteses y los
comportamientos inversos, en las mismas culturas, se consideran descorteses.
La interacción con los demás, sobre todo en grupos grandes, genera conflictos, ya
que, por el mero hecho de relacionarnos con los demás, nos vemos obligados a
entrometernos en su terreno y a amenazar su imagen social positiva. Pongamos un
ejemplo aparentemente trivial: queremos que nuestra vecina cuide a nuestro hijo durante
un par de horas, porque necesitamos salir y podemos optar entre formular la petición de
dos formas diferentes:
(30) Hola, vecina, la he llamado porque quiero que me cuide al niño hasta las siete.
(31) Hola, vecina, disculpe que la moleste, pero es que resulta que esta tarde tengo que ir al
despacho para hablar con un cliente y no tengo con quién dejar al niño. Ya sabe que a no me
gusta molestar, pero es que mi mujer tiene una guardia y los abuelos del niño están fuera, así que no
tenemos a nadie. ¿A ustedes les importaría que se lo dejara un poco? Será solo un par de horas, de
verdad.
Hacer una petición supone una amenaza tanto para el hablante como para el oyente:
para el oyente, la petición intenta alterar su comportamiento en beneficio del hablante, lo
que significa una intromisión en su territorio y coarta su libertad de comportamiento. Al
mismo tiempo, supone una amenaza para su imagen social positiva, ya que, de negarnos
el favor, se mostraría como una persona egoísta, reacia a hacernos un favor en una
situación delicada, lo que iría en contra de la imagen de solidaridad y colaboración
valorada en la sociedad española. Pero, al mismo tiempo, de cara al hablante, la petición
también supone una amenaza, ya que el oyente lo puede considerar un egoísta (es decir,
que antepone sus necesidades, en lugar de las de los demás) y, en caso de que su petición
le sea aceptada, quedará en deuda con el oyente, ya que "le deberá una" y deberá
equilibrar esta situación devolviéndole el favor en un futuro más o menos próximo.
Diremos, por tanto, que, dados los riesgos inherentes a toda petición, esta constituye un
acto de amenaza a la imagen (AAI o, en inglés, face-threatening act).
Las amenazas pueden hacerse a la imagen negativa o a la imagen positiva del
interlocutor. En el primer caso, demostramos que no nos importa invadir el territorio de
un individuo (por ejemplo, cuando le pedimos dinero); en el segundo, destruímos algún
elemento de su imagen social positiva (por ejemplo, cuando le reprochamos algo o lo
insultamos).
¿Cuál es el papel del lenguaje en todo esto? El lenguaje sirve aquí como lubricante
de las relaciones sociales, de modo que el hablante formulará su petición de modo que
minimice los efectos negativos de la misma y restaure, en la medida de lo posible, las
relaciones con, en este caso, los vecinos. Obsérvese si no la diferencia entre los
28 SALVADOR PONS BORDERÍA
enunciados (30) y (31) arriba: el hablante de (30) ha sido brutalmente sincero, de modo
que, después de saludar, ha dejado claro el objetivo de su llamada. El de (31) ha sido más
sutil y ha desarrollado un conjunto de estrategias altamente sofisticadas para realizar su
petición. En primer lugar, se ha disculpado anticipadamente por una molestia que todavía
no ha causado (disculpe…moleste), con lo que ha manifestado su deseo de no interferir en
el comportamiento del receptor (es decir, de no amenazar su imagen negativa); ha
justificado el motivo de su petición (pero…dejar al niño). Ha subrayado el carácter
excepcional de la misma (Ya sabe…no tenemos a nadie). Después ha procedido a realizar
su petición (¿A ustedes… un poco?) y, finalmente, ha minimizado el coste que supondría
para el oyente (Será…de verdad). Ante una misma situación comunicativa, que supone en
conjunto una amenaza a la imagen social negativa del vecino, el hablante de (30) no ha
minimizado en absoluto dicha amenaza, mientras que el de (31), por el contrario, ha
empedrado su petición de estrategias, de modo que al oyente le sea difícil decir que no.
No es difícil adivinar cuál de los dos hablantes tiene más posibilidades de ver su deseo
concedido.
Pero la cortesía no sirve tan solo para evitar los roces que causa la interacción. Si
así fuera, las relaciones sociales serían algo que evitaríamos en la medida de lo posible,
puesto que solo serían una fuente constante de problemas. Sin embargo, las más de las
veces, la interacción social, especialmente la lingüística, es una actividad placentera, cuya
base radica en el refuerzo de los lazos entre los hablantes, y no en la posibilidad de
conflicto. Así, si nos damos cuenta de que a nuestra compañera de trabajo le han cortado
el pelo y le decimos ¡qué guapa estás!, no estamos haciendo un cumplido para evitar
ninguna amenaza, sino que estamos halagando porque sí, sin otro motivo –en principio;
los seres humanos somos sibilinos por naturaleza– que el de reforzar una relación de
amistad. Los piropos, las felicitaciones o los halagos estarían entre este tipo de
actuaciones lingüísticas, que Kerbrat-Orecchioni denominó actos de alabanza a la
imagen (face-flattering acts) (Kerbrat-Orecchioni 1990; Kerbrat-Orecchioni 2004).
Vistos en conjunto, los actos de amenaza a la imagen y los actos de alabanza a la imagen
nos ofrecen las dos caras de la dimensión lingüística de la cortesía: por un lado, somos
indirectos para evitar conflictos; por otro, somos directos para alabar al otro.
El profesor de español debería prestar mucha atención a este apartado, ya que el
desconocimiento de este tipo de reglas genera en los alumnos una imagen equivocada de
la cultura que están asimilando. Del mismo modo, el estudiante extranjero juzgará la
cultura española en función de sus reglas de cortesía, con el posible riesgo de generación
de prejuicios. Creemos que el profesor de E/LE debería tener un papel especialmente
activo en este punto (vid. § 4.2).
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 29
Para leer más: Leech (1983); Brown y Levinson (1987: 1978); Bravo y Briz (2004)
2.5. El tratamiento de los conectores
Los conectores son un viejo conocido de los profesores de español y ejemplifican
de forma paradigmática el éxito de la perspectiva pragmática para abordar el estudio de
ciertos temas inabordables desde un tratamiento meramente sintáctico o semántico,
aunque, preciso es reconocerlo, al ver su tratamiento en ciertos libros de texto, más de un
lector puede sentirse tentado a preguntar cuál es la diferencia entre las antiguas listas de
conjunciones y estas modernas listas de conectores, marcadores discursivos u
ordenadores del discurso.
Comencemos diciendo que los conectores son unidades que sirven para unir:
palabras, sintagmas, enunciados o fragmentos superiores a la oración, y pertenecen a la
familia de los marcadores discursivos, donde se incluyen elementos que desempeñan
funciones no sintácticas, emparentadas con la relación entre hablante y oyente (mira,
¿sabes?) o con la evaluación que el hablante hace de su mensaje (claro, bueno). Dado
que los conectores sirven para unir, la diferencia entre conectores y conjunciones es de
grado: las relaciones manifiestadas por las conjunciones son estudiables en términos
sintácticos, mientras que las relaciones establecidas por los conectivos son más laxas. Por
ello, no es extraño que algunas de nuestras conjunciones más prototípicas (que, pero,
pues) desempeñen funciones conectivas, no explicables desde un marco gramatical, de
modo que se puede afirmar que las conjunciones que acabamos de mencionar son,
también, conectores –sin embargo, se puede consultar una postura contraria a esta en
Fuentes Rodríguez (1987); Portolés Lázaro (1998)–.
Es precisamente desde la gramática desde donde se plantea el problema de los
conectores y de la insuficiencia de los instrumentos sintácticos para su análisis.
Realicemos nuestra explicación sobre un elemento aparentemente diáfano: pero.
(32) Quise ir a tu fiesta, pero me fue imposible
(32) es un claro ejemplo de oración adversativa, en el que se establece la
incompatibilidad entre los dos miembros oracionales que articula pero; de ahí su valor de
oposición. Sin embargo, obsérvese (33):
(33) Yo vivía con la perpetua amenaza de que Fumero decidiese volver a hurgar en el pasado y
reiniciar la persecución de Julián. A veces me convencía de que no, de que le habría dado por muerto ya, o
30 SALVADOR PONS BORDERÍA
le habría olvidado […] Otras veces me despertaba a media noche, con el corazón palpitando y empapada de
sudor, creyendo que la policía estaba golpeando en la puerta […] De tanto temer, me olvidé de que me
hacía mayor, de que la vida me pasaba de largo, que había sacrificado mi juventud amando a un hombre
destruido, sin alma, apenas un espectro.
Pero los años pasaron en paz. El tiempo pasa más aprisa cuanto más vacío está (Carlos Ruiz Zafón:
La sombra del viento, p. 511).
(33) es un claro caso en el que se mantiene la función prototípica de pero, oponer
contenidos, pero no se respeta el ámbito de acción, porque lo que se une no son dos
oraciones, sino todo el contenido del primer párrafo con la primera oración del siguiente.
Estos usos desbordan el marco de acción descrito en las gramaticas, puesto que
establecen relaciones extraoracionales o textuales. Si se quieren explicar ejemplos como
este, habra que ampliar el marco de análisis de la gramática al texto.
Si ese fuera el único problema planteado por los conectores a los estudios
gramaticales, todo se hubiera solucionado con añadir un nuevo nivel de estudio y decir
que conjunciones como pero pueden unir sintagmas (su coche, pero no el tuyo), oraciones
(El paisaje era estupendo, pero aquella chica no le prestaba atención) y textos. Pero el
tratamiento de los conectores plantea otros problemas. Observemos este, de carácter
semántico, que tiene que ver con la noción de oposición:
(34) Nicole es alta, pero muy delgada
Para la gramática tradicional, la oposición que señalan las conjunciones
adversativas se da entre los contenidos de ambas oraciones. Sin embargo, ¿cómo pueden
oponerse ser alta, por un lado, y estar muy delgada, por otro? Lo que la pragmática nos
enseña es que la oposición no está en el significado de las palabras de cada enunciado,
sino en lo que podemos deducir a partir de cada uno de ellos. Por ejemplo, si el hablante
está juzgando si le gusta una determinada actriz, el ser alta puede ser un dato a favor y el
estar muy delgada un dato en contra, de modo que lo que opone pero no son los
contenidos de ambas oraciones, sino dichos contenidos, utilizados como argumentos, uno
favorable y otro desfavorable, a dicha actriz (§ 2.6).
Con lo dicho hasta el momento, se podría mantener la equiparación entre
conectores y conjunciones, puesto que, hasta ahora, sirven para unir elementos
(incluyendo en este apartado una nueva función para el ámbito textual como la de
ordenador discursivo o similar). Pero aún es pronto para cantar victoria: los conectores
poseen funciones distintas a las estrictamente gramaticales:
(35) (Dos niños pasan corriendo junto a dos bañistas que están tomando el sol y los llenan de arena)
Bañista a: ¡Pero bueno!
Bañista b: ¡¿Pero esto qué es?!
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 31
¿Es pero, en (35), una conjunción? Para serlo, necesitamos que una dos oraciones,
una que está a su derecha y otra que está a su izquierda. En estos casos, falta el elemento
de la izquierda, de modo que se hace problemático decidir qué se une a qué. Sin embargo,
lo que resulta claro en ambos casos es que pero –mejor dicho, la estructura introducida
por dicho elemento– indica desacuerdo y que, en ausencia del mismo, ambos enunciados
se perciben como menos enfáticos. Énfasis o desacuerdo no son nociones gramaticales,
sino modales y se pueden rastrear referencias a estos valores en algunas de nuestras
gramáticas (Pons Bordería 1996).
Podría objetarse, en el ejemplo anterior, que ¡pero bueno! es una especie de unidad
fraseológica que tiene un significado unitario y que funciona como una sola palabra. En
el segundo enunciado, por su parte, sí que habría unión de elementos, con la peculiaridad
de que uno de ellos es no lingüístico; es decir, pero establecería una relación de unión
entre un factor situacional y su emisión lingüística (de hecho, no son infrecuentes este
tipo de usos en posición inicial y, para autores como Berrendonner (1983), establecen una
relación entre el lenguaje y una proposición en nuestra memoria discursiva). Aun
aceptando estas críticas, especialmente la segunda, seguiremos reconociendo un valor
enfático en los enunciados introducidos por pero y, lo que esto muestra, es que un
determinado conector puede tener más de un uso a la vez.
Resumiendo: una conjunción tan aparentemente gramatical como pero puede unir
secuencias de elementos que van más allá de la oración, elementos implícitos como las
conclusiones de un argumento, o desempeñar funciones no gramaticales, como las
modales de expresar desacuerdo o énfasis y las interactivas, referidas a la gestión de los
papeles de hablante y oyente en la conversación. Además, un mismo pero puede
desempeñar varias funciones simultáneamente. Esto significa que pero es multifuncional
(y lo mismo se puede decir de los conectores en general).
El profesor de español se enfrenta a la tarea de explicar cuáles son los instrumentos
de los que se sirve el español para estructurar u ordenar información, expresar la causa, la
consecuencia, la sucesión temporal o la expresión de hipótesis. Creemos que en su
explicación debería prestar atención a la polifuncionalidad de estos elementos y huir de
una presentación estática, en listas que perpetúen la vieja idea gramatical de una forma-
una función:
Antes Ahora
Conjunciones adversativas: Expresión de la oposición:
Pero, aunque, sino… Pero, lo que pasa es que, si/no pero…
Conjunciones causales: Expresión de la causa:
Que, pues, porque, pues que que, porque, como, no porque…sino porque…
32 SALVADOR PONS BORDERÍA
Si no, la explicación de estos elementos, aunque desde una perspectiva diferente,
habría vuelto a la rigidez original.
Para leer más: Portolés Lázaro (1998); Briz (1998); Martín Zorraquino y Portolés
(1999); Schourup (1999); Pons Bordería (2000).
2.6. Los procedimientos de argumentación
La línea de estudios que atraviesa los actos de habla, Grice y la Teoría de la
Relevancia tiene en común pertenecer a la tradición anglosajona de estudios sobre el
lenguaje, a la que también pertenecen la llamada filosofía del lenguaje corriente y la
sistémica de Firth. Pero la Pragmática no ha bebido solo de esta fuente. Una línea de
estudios muy importante surge de la tradición francófona, bajo el estímulo del
estructuralismo de los años sesenta, según Maingueneau (1987), y tiene como una de sus
marcas de escuela la reivindicación lingüística del estudio retórico del lenguaje. Hasta ese
momento, lo retórico se asociaba a lo literario, a lo elaborado y a lo formal. Con la
aparición de Perelman y Olbrechts-Tyteca (1983) comienza un interés renovado por la
Retórica como elemento propio del lenguaje. A diferencia de la Filosofía, el objetivo de
la Retórica no es la búsqueda de la verdad, sino la persuasión de un auditorio. Cuando se
aúna el estudio de la retórica con el del lenguaje cotidiano, cobrarán especial importancia
aquellos mecanismos por los que se consigue que nuestros interlocutores acepten las
ideas que les proponemos, es decir, por cómo el lenguaje sirve de catalizador para
argumentar.
Para la Teoría de la Argumentación (en adelante, TA), cuando dos personas hablan
intentan influirse mutuamente, es decir, intentan crear derechos y obligaciones entre
ambos, aunque en un principio parezca difícil apreciarlo. Veamos un ejemplo:
(36) A: ¿Qué hora es?
B: Las ocho y cuarto
C: Hace mucho frío
D: (no responde)
La respuesta de B se considera adecuada y las de C y D se consideran descorteses
(§2.4) o no cooperativas (§2.3). ¿Por qué? Para la TA, porque una pregunta está
obligando al interlocutor a reaccionar de una determinada manera; le obliga a responder
(y no a quedarse callado) y, además, a emitir una respuesta que esté relacionada con la
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 33
pregunta y que responda a la misma. Es decir, está obligando al interlocutor a modificar
su comportamiento, forzándole a actuar de una manera determinada
La TA va un paso más adelante y afirma que no solo se emplea el lenguaje para
argumentar, sino que los elementos argumentativos están insertos en el lenguaje.
Pongamos un segundo ejemplo, en el que le pedimos al lector que continúe mentalmente
los ejemplos (37) y (38):
(37) El niño ha trabajado poco
(38) El niño ha trabajado un poco
Si nuestro objetivo es crear un texto coherente –y no un cadáver exquisito–
seguramente habremos pensado en (37) en un enunciado del tipo "no le dejaremos jugar
con la consola" o "debe esforzarse más" y, en (38), en un enunciado como "se está
esforzando" o "puede salir a jugar". El enunciado (37), pues, nos lleva a una continuación
orientada hacia aspectos negativos y el de (38), hacia aspectos positivos. De todo ello se
deduce que, una vez aparece un enunciado en la conversación, el hablante no es libre para
continuar esta como desee, sino que el contenido de los enunciados previos le dirige su
interpretación. De ahí que una combinación como El niño ha trabajado poco, así que
vamos a premiarlo suene extraña, mientras que no lo es El niño ha trabajado un poco, así
que vamos a premiarlo, y todo esto aunque la cantidad de trabajo efectuada por el niño
haya sido la misma en ambos casos.
El lenguaje, visto así, nunca es neutro, por lo que no podremos utilizarlo solo para
transmitir información de forma aséptica. Y no solo porque el lenguaje se active con el
uso (esa es la idea central de la Pragmática), sino porque, como se ha visto en los
ejemplos precedentes, la propia lengua lleva incorporado el componente argumentativo,
de modo que no podemos usar poco o un poco sin sustraernos a sus instrucciones
argumentativas, en virtud de las cuales poco nos lleva a una continuación negativa y un
poco nos dirige hacia una continuación positiva. En la Teoría de la Argumentación se
estudiará la relación que media entre argumentos, por un lado (los enunciados en los que
aparece poco o un poco) y conclusiones, por otro (los enunciados que aparecen a
continuación de dichos elementos).
En teoría, todos los elementos del lenguaje llevan incorporada una carga
argumentativa, incluso las palabras aisladas. Observemos algunos ejemplos:
(39) a. Ana es tan alta como María
(39) b. Ana es tan alta como María, o más
(39) c. #Ana es tan alta como María, o menos
(40) a. (La Esfinge, a Orestes) Tienes que solucionar un problema, pero es fácil
(40) b. (La Esfinge, a Orestes) #Tienes que solucionar un problema, pero es difícil
34 SALVADOR PONS BORDERÍA
¿Por qué resultan extraños (eso es lo que se marca con el signo #) algunos de estos
ejemplos? El ejemplo (39) tiene que ver con el comparativo de igualdad, así que si lo que
afirma es que dos elementos comparados son iguales con respecto a una propiedad, a
continuación sería posible añadir tanto que uno la posee en mayor grado que el otro como
lo contrario. Sin embargo, esto último no es posible (39.c). Del mismo modo, la solución
de un problema puede ser fácil o difícil, pero en la práctica la combinación de solución de
un problema con difícil es pragmáticamente extraña (40.b).
En la práctica, la TA se ha centrado en el estudio de los elementos que con mayor
claridad codifican estas instrucciones, de entre los que destacan dos clases de elementos:
los conectores (conectores argumentativos, para la TA) y los operadores argumentativos,
como poco, un poco o casi. Mientras que los primeros unen palabras y enunciados,
insertándolos en una estrategia argumentativa, los segundos modifican las posibilidaes
estructurales de un enunciado. Veamos un ejemplo de uso de conectores:
(41) a. El imputado no causó daño a la víctima, pero no la ayudó
(41) b. El imputado no ayudó a a la víctima, pero no le causó daño
Quizá el lector haya concluido, después de haber leído (41. a), que el acusado es
culpable; por el contrario, la lectura de (41. b), posiblemente le haya llevado a pensar que
el acusado es inocente. En efecto, aun siendo las alegaciones las mismas (no causar daño,
por un lado, y no ayudar a la víctima, por otro) el orden en que aparezcan influirá para
que el conjunto funcione como un argumento a favor de la acusación (41. a) o de la
defensa (41. b). El responsable de esta diferente orientación argumentativa es pero, que,
por el mero hecho de aparecer, nos obliga a realizar la siguiente operación:
a) considerar que el enunciado que está a la izquierda de pero y el que está a su
derecha permiten extraer conclusiones contrarias, de modo que si no causó daño a la
víctima, en (41. a), puede considerarse positivo, no la ayudó, en el mismo ejemplo, se
considerará negativo. Para la TA, ambos argumentos están antiorientados.
b) tomar el argumento que está en segundo lugar como argumentativamente más
fuerte que el primero, de modo que
c) el enunciado p pero q tenga la misma orientación argumentativa que q a solas,
con lo que el enunciado heredará la orientación argumentativa del segundo elemento. Por
eso, (40 a), donde q estaba negativamente orientado, es un argumento para el castigo, y
(40 b), donde p estaba positivamente orientado, es un argumento para el perdón.
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 35
Siguiendo esta idea, detrás de la descripción de todo conector se esconde una
estrategia argumentativa de este tipo, y será tarea del lingüista descubrirla y describirla
(Ducrot et al. 1980).
Los operadores argumentativos tienen en común con los conectores argumentativos
su capacidad para modificar las posibilidades argumentativas de un enunciado y se
diferencian de estos en que afectan a un único enunciado. Veamos un ejemplo:
(42) a. La paella está buena. Felicite a la cocinera
(42) b. La paella está casi buena. #Felicite a la cocinera
¿Por qué es posible enlazar, en (42. a), la bondad de un plato con una felicitación a
la cocinera, pero no lo es en (42. b)? La respuesta está en casi, que tiene por efecto
disminuir la fuerza argumentativa del enunciado en que se inserta, de modo que, si en
nuestra sociedad, la bondad de un plato es razón suficiente para felicitar al cocinero, la
casi bondad del plato, no.
Los efectos producidos por casi nos llevan a una conclusión: no todos los
argumentos sirven para llegar a cualquier conclusión, sino que es necesaria una cierta
fuerza o suficiencia argumentativa (Portolés Lázaro 1998) para poder concluir algo.
La pragmática francófona, con su interés por los procesos argumentativos, ha
aportado al estudio del lenguaje dos ideas de posible aplicación para el ámbito del E/LE:
en primer lugar, la idea de que la unión de oraciones está guiada por las instrucciones que
el propio lenguaje codifica, de modo que detrás de, por ejemplo, un conector como pero
se esconde un esquema de este tipo:
p pero q
r s
p< q
donde p, q = argumentos
r, s = conclusiones
< indica "menor fuerza argumentativa que"
Fgura 5: descripción argumentativa de pero, según la TA
En segundo lugar, el concepto mismo de argumentación ha puesto de relieve el
carácter persuasivo, orientado e interesado de gran parte de nuestros intercambios
cotidianos; si esto es cierto, todos nosotros nos servimos constantemente de
procedimientos retóricos para convencer a nuestros interlocutores de que acepten una
invitación o nuestras disculpas, de que asuman su responsabilidad o de que nos perdonen,
por poner algún ejemplo. Pero, como los argumentos permitidos para llegar a una
determinada conclusión van a variar de sociedad a sociedad, el profesor de español
36 SALVADOR PONS BORDERÍA
deberá instruir a sus alumnos sobre el tipo de argumentos que nuestra sociedad permite
utilizar. Un alumno alemán aprenderá, por ejemplo, que "no tener tiempo" para no irse a
tomar café con unos amigos no es un argumento aceptado en la sociedad española para
rechazar una cita. Asimismo, un norteamericano deberá aprender que "dar las gracias por
su tiempo" a una persona no es un argumento suficiente para agradecer y un egipcio, que
decirle a una chica guapa que sus padres y sus hermanos estarán muy orgullosos de lo
guapa que es no es un argumento adecuado para piropear. En la medida en que se
convencionalizan, pasan a formar parte de estrategias de cortesía (§2.4) o de funciones
comunicativas, que incluyen con frecuencia determinados actos de habla (§2.2). De
hecho, existen materiales destinados a practicar estas habilidades, como Nauta y Pavón
(1991).
Para leer más: Anscombre y Ducrot (1994), Ducrot (1986); Ducrot (1996); García
Negroni y Tordesillas (2000).
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 37
3. La competencia comunicativa vista desde la Pragmática
Después de haber ofrecido una caracterización general de la Pragmática como
disciplina y tras haber explicado algunos de sus conceptos principales, vamos a presentar
en esta sección cuál es el reflejo de dichas ideas teóricas en uno de los pilares de la
enseñanza de lenguas: el concepto de competencia comunicativa y sus sucesivas
revisiones. Nuestra perspectiva es inversa a lo habitual, puesto que en lugar de ir de lo
teórico a lo aplicado, vamos a analizar cómo se ve el uso de la pragmática en el ámbito de
la enseñanza del español desde la pragmática teórica.
El concepto de competencia comunicativa es, casi por definición, ecléctico. Esto,
en sí, no es negativo; es más, no deja de ser esperable que, siendo la comunicación un
proceso complejo y multidimensional, las capacidades cognitivas del hablante para
dominar dicho proceso sean un agregado de elementos provenientes de diversos campos.
El problema se suscita cuando los conceptos que construyen la competencia comunicativa
son, a su vez, una amalgama de diversas concepciones. Esto es lo que sucede con la
considerada aportación pragmática a la competencia comunicativa y nuestro objetivo en
esta sección va a ser el establecer la genealogía de tales concepciones.
Recordemos que el concepto de competencia comunicativa, propuesto por Hymes,
(1995:1972), tenía como objeto completar la distinción de Chomsky entre competencia y
actuación. Un hablante, señaló Hymes, no es competente en una lengua cuando conoce su
código, sino cuando, además, sabe adaptar su forma de hablar a las diferentes situaciones
comunicativas a las que se enfrenta. Este concepto es principalmente sociolingüístico,
pero tiene una vertiente pragmática, en cuanto que hace referencia a la relación entre
lengua y uso.
El concepto original de Hymes ha sido adaptado al ámbito de la enseñanza de las
lenguas, principalmente, a través de las reelaboraciones de Canale (1995:1983) y de
Bachman (1995:1990). En ellas se hace ya una referencia explícita a la pragmática como
uno de los módulos o submódulos de la competencia comunicativa. En el modelo de
Canale, de orientación más lingüística, la competencia comunicativa se concibe de forma
modular (Canale 1995:1983, 70) y se divide del siguiente modo:
Competencia gramatical
Competencia Competencia sociolingüística
comunicativa Competencia discursiva
Competencia estratégica
La competencia gramatical hace referencia al código; la sociolingüística, a la
adaptación a las variables de los participantes; la discursiva, a la cohesión y coherencia de
38 SALVADOR PONS BORDERÍA
los mensajes y la estratégica, a la efectividad del mensaje. Centrémonos en los dos
últimos componentes.
La competencia discursiva se define del siguiente modo:
Competencia discursiva. Este tipo de competencia está relacionado con el modo en que se combinan
formas gramaticales y significados para lograr un texto trabado, hablado o escrito, en diferentes
géneros. Por género se entiende el tipo de texto: por ejemplo, una narración oral o escrita, un ensayo
argumentativo, un artículo científico, una carta comercial y un conjunto de instrucciones representan
diferentes géneros (Canale, M. 1983:1995, 68)
La competencia discursiva tiene como fundamento teórico la Lingüística Textual
(Dijk 1972; Petöfi 1975; Halliday y Hasan 1976; Dijk 1980) que, en los años setenta,
definió el texto como unidad de estudio superior a la oración, caracterizada por poseer
dos propiedades: cohesión y coherencia, que serían la contrapartida textual de la
corrección gramatical para el ámbito sintáctico. Su desarrollo llevó tanto al estudio de las
condiciones que hacen posible la cohesión y la coherencia como al establecimiento de
criterios para una tipología textual (Isenberg 1987).
Por su parte, la competencia estratégica se define del siguiente modo:
Esta competencia se compone del dominio de las estrategias de comunicación verbal y no verbal que
pueden utilizarse por dos razones principalmente: (a) compensar los fallos en la comunicación debidos a
condiciones limitadoras en la comunicación real (por ejemplo, la incapacidad momentánea para recordar
una idea o una forma gramatical) o a insuficiente competencia en una o más de las otras áreas de
competencia comunicativa; y (b) favorecer la efectividad de la comunicación (por ejemplo, hablar de forma
lenta y baja deliberadamente con una intención retórica) (Canale 1995:1983, 69)
Tal y como se presenta, la competencia estratégica incluye aspectos
sociolingüísticos (cómo hablar con extraños o conocidos), textuales (cómo crear un texto
coherente), cognitivos (cómo entender y hacerse entender) o pragmáticos (cómo
transmitir una determinada fuerza ilocutiva –§ 2.2– mediante el lenguaje).
El estudio pragmático queda incorporado en estos dos módulos de forma
fragmentaria: el tratamiento de los marcadores discursivos, por ejemplo, se considerará
asociado a los procedimientos de cohesión y coherencia, mientras que los actos de habla
se integrarán en la competencia estratégica.
Por su parte, el modelo de competencia comunicativa de Bachman, de base más
sicológica, presenta el siguiente esquema (Bachman 1995:1990, 108):
Estructuras de conocimiento Competencia lingüística
del mundo conocimiento de la lengua
Competencia estratégica
Mecanismos psicofisiológicos
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 39
Contexto de situación
Figura 7: competencia comunicativa, según Bachman (1990)
La competencia lingüística está formada, en esta propuesta, por dos componentes:
la competencia organizativa, donde se halla la competencia textual junto a la gramatical,
y la competencia pragmática, que incluirá la competencia ilocutiva y la competencia
sociolingüística. Veamos cómo se definen los conceptos relacionados con la pragmática
en la propuesta de Bachman:
Competencia textual: la competencia textual incluye el conocimiento de las convenciones para unir
frases para formar un texto, que es esencialmente una unidad de lengua hablada o escrita
consistente en dos o más enunciados o frases que se estructuran conforme a reglas de cohesión y
organización retórica.
Competencia pragmática: las habilidades tratadas hasta el momento hacen referencia […] a las
relaciones entre los signos y sus referentes. Igualmente importantes, en el uso comunicativo de la
lengua, son las relaciones entre estos signos y los referentes por un lado, y los usuarios de la lengua
y el contexto de la comunicación por otro. La descripción de estas últimas relaciones constituye el
dominio de la pragmática […]
Competencia ilocutiva: la noción de competencia ilocutiva puede introducirse en referencia con la
teoría de los actos de habla […]La competencia ilocutiva se usa tanto para expresar cierta fuerza
ilocutiva como para interpretar la fuerza ilocutiva del lenguaje (Bachman 1995:1990, 111-114)
En realidad, la competencia pragmática de Bachman reproduce la primera
definición de pragmática establecida por Morris en 1938, quien diferenciaba tres
disciplinas: la sintaxis, cuyo objeto sería el estudio de las relaciones entre los signos del
lenguaje, la semántica, que se ocuparía de las relaciones entre el lenguaje y sus referentes,
y la pragmática, donde se estudiarían las relaciones entre el lenguaje y sus usuarios. Así
se explica esa extraña –desde el punto de vista teórico– unión entre el estudio
sociolingüístico (relaciones entre lenguaje y sociedad, según Hudson (1981, 11) y el
pragmático (relaciones entre lengua y contexto).
Si nos desplazamos al documento que sirve actualmente de marco para el desarrollo
de los currículos de lenguas extranjeras, el Marco Común Europeo de Referencia para las
Lenguas (abreviadamente, Marco de Referencia Europeo o MRE), nos encontraremos
con una concepción muy similar a la presentada por Canale y Bachman. En el capítulo 2
se afirma que la competencia comunicativa está compuesta por tres módulos: el
lingüístico, el sociolingüístico y el pragmático. El apartado 2.1.2. define la competencia
pragmática del siguiente modo:
Las competencias pragmáticas tienen que ver con el uso intencionado de los recursos lingüísticos
(producción de funciones de lengua, de actos de habla) sobre la base de guiones o escenarios de
intercambios comunicativos. También tienen que ver con el dominio del discurso, la cohesión y la
coherencia, la identificación de tipos y formas de texto, la ironía y la parodia. Respecto a este
componente, incluso más que en el caso del componente lingüístico, apenas es necesario resaltar el
gran impacto que ejercen las interacciones y los entornos culturales en el que [sic] se desarrollan las
mencionadas capacidades
40 SALVADOR PONS BORDERÍA
Aquí se pueden reconocer los dos ámbitos anteriormente descritos: la Lingüística
Textual, con los conceptos de cohesión y coherencia, así como el de tipología textual, y
el concepto de acto de habla de la Pragmática. A estos viejos conocidos podemos sumar
otros elementos, ausentes en las formulaciones precedentes; examinémoslos:
…sobre la base de guiones o escenarios de intercambios comunicativos: el concepto de guión
(script), así como el de marco (frame) proceden de la llamada Lingüística Cognitiva, que
los incorpora en la década de los ochenta a su arsenal de conceptos teóricos, heredados, a
su vez, de la sicología y la inteligencia artificial (Cuenca y Hilferty 1999, 24). Los seres
humanos disponemos de representaciones de cómo suceden normalmente ciertos
acontecimientos. Por ejemplo, ir al médico. Todos sabemos que la persona que va al
médico se encuentra mal; que debe pedir hora, que normalmente se desplaza a la
consulta, que el objetivo de la visita es recuperar la salud, que suele salir con recetas, etc.
Del mismo modo, nos representamos otro tipo de acciones: cómo hay que moverse para
correr, cómo se acaricia a un perro, cómo se saca dinero del cajero automático…y cómo
se saluda a un desconocido, cómo hay que disculparse ante un superior y cómo se acepta
o se rechaza una invitación. Poseer estos esquemas nos ayuda a concebir y comprender el
mundo, de modo que este concepto hace referencia a una estructura de nuestro cerebro
por tanto, universal– que posee un reflejo lingüístico.
la ironía y la parodia. La ironía y la parodia son dos fenómenos lingüísticos tratados
con éxito desde la pragmática. Puede parecer extraño que aparezcan como elementos
lingüísticos estas tradicionales figuras retóricas, pero el estudio pragmático del lenguaje
ha traído al terreno lingüístico elementos que tradicionalmente se han adscrito al literario,
bajo la forma de figuras retóricas, como los ya citados, la metáfora o la metonimia.
Creemos que existe una diferencia sustancial entre el tratamiento de estos elementos y los
anteriores, puesto que, si seguimos las explicaciones pragmáticas de estos mecanismos,
su funcionamiento no depende de las formas lingüísticas, sino de la interpretación de los
hablantes (Torres Sánchez 1999) y, por tanto, pertenecería a la parte del conocimiento
pragmático universal, que todo hablante posee (Kasper y Rose 2001, 4).
es necesario resaltar el gran impacto que ejercen las interacciones y los entornos culturales: este
apartado tiene que ver tanto con la teoría de la cortesía (es decir, no nos disculpamos
igual ante nuestro jefe que ante nuestro hermano pequeño) como con la denominada
pragmática intercultural, que estudia las variaciones que las distintas culturas imponen a
la interpretación del mensaje. Así, por ejemplo, lo adecuado en la sociedad española
cuando a uno le hacen un regalo es abrirlo ante el que lo regala para efectuar una
evaluación positiva del regalo y agradecer el haberlo recibido. Sin embargo, este
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 41
comportamiento se consideraría descortés en la cultura alemana, donde se valoraría
negativamente que la persona objeto del regalo interrumpiera la conversación –y la
atención que merece su interlocutor– para abrir un regalo, como si no fuera capaz de
controlar sus emociones. La pragmática intercultural estudia esta y otras diferencias.
Desde nuestra perspectiva teórica, consideramos que este aspecto puede ser una de las
vías por las que evolucione la enseñanza de la pragmática en la clase de español (§ 4.2).
La conclusión que podemos extraer de este apartado es que lo pragmático, tal y
como se entiende en el campo del E/LE, responde más a lo que, desde el punto de vista
teórico, se considera funcionalismo y que comprende, junto a las aportaciones de la
pragmática clásica, las de la Lingüística Cognitiva, la Lingüística Textual y el Análisis de
la Conversación. La competencia pragmática es un agregado de conceptos teóricos, cada
uno de los cuales posee una utilidad indudable en el campo de la enseñanza del español.
Sin embargo, creemos que, además de la mención a cada una de estas capacidades por
separado, sería aconsejable una organización de las mismas en función de las necesidades
docentes, para que cada una de las subcompetencias que forman la competencia
pragmática se ordene en un currículum en función de la consecución de una serie de
objetivos comunicativos concretos.
4. La pragmática y su aplicación a las clases de E/LE
En este capítulo vamos a tratar de la relación entre los estudios pragmáticos y la
enseñanza del español, desde una doble perspectiva: a partir del análisis de algunos de los
materiales ya existentes, examinaremos cómo es la pragmática que ya se enseña. Por otro
lado, avanzaremos algunas de las líneas por las que se podrían introducir nuevas
cuestiones pragmáticas en el futuro. Esta línea de reflexiones ha sido introducida desde el
punto de vista teórico por Rose y Kasper (2001) y, más recientemente, para el ámbito del
español, por Escandell Vidal (2004) y Gutiérrez Ordóñez (2004).
4.1. La pragmática que ya se enseña
Hemos afirmado anteriormente (§1.4) que todo profesor de español, por el mero
hecho de seguir un método comunicativo, ya está enseñando pragmática. En este
apartado, vamos a analizar aquellos aspectos en los que la enseñanza del español está
ligada a la enseñanza pragmática. Para ello, realizaremos un pequeño análisis de algunos
de los métodos existentes en la enseñanza del español: Gente, Prisma, Avance y Planeta
E/LE. Nos centraremos especialmente en el nivel inicial, por ser aquel donde ciertas
42 SALVADOR PONS BORDERÍA
nociones pragmáticas, como las de acto de habla, se adaptan más fielmente, lo que no
implica que no se recurra a los restantes niveles. El objetivo de esta comparación no es
establecer un ránking de manuales, sino evaluar cómo se llevan a la práctica las ideas
expuestas en la Sección 2.
4.1.1 El concepto de función comunicativa
En los niveles iniciales, el primer punto en el que se hace evidente el influjo
pragmático es en el concepto de situación comunicativa, ya que incluye la noción de
función comunicativa, que se define del siguiente modo:
De naturaleza pragmática, la función corresponde a lo que se hace con la lengua, a las intenciones de
la/del hablante en el uso de la misma. Son funciones comunicativas, por ejemplo, presentarse,
ofrecer algo, quejarse, negar, afirmar, pedir o informar (Melero Abadía, P. 2000, 84)
De esta definición es posible deducir que, en el corazón de toda categoría funcional,
hay una información pragmática, que remite al uso del lenguaje (concepción pragmática
en el sentido amplio de §1). Veamos cuáles son las funciones que selecciona cada uno de
los manuales anteriormente mencionados en su primer nivel (Aparte de estos y otros
manuales, también se puede encontrar una descripción de funciones comunicativas en
otros trabajos de E/LE, como, por ejemplo, Nauta y Pavón 1991; González Hermoso,
Cuenot y Alfaro 1994; Rollán y Gauna 1999):
PLANETA E/LE
GENTE
AVANCE
PRISMA
Saludar y despedirse
Preguntar e informar sobre
el nombre y el origen
Preguntar e informar sobre
la profesión
Pedir una consumición y
pagar
Expresar intereses respecto
al español
Dar a entender un número
de teléfono
Identificar países en un
mapa
Deletrear
Recursos del control de la
comunicación
En un grupo, identificar a
personas por el nombre
Dar información con
diferentes grados de
seguridad y expresar
desconocimiento
Saludos y presentaciones
En el bar
Saludar (formal e informal),
identificarse, presentarse,
despedirse, dar una opinión
Entender información sobre
las personas
Pedir y dar información
sobre las personas
Razonar una decisión
Dar direcciones
Pedir permiso
Pedir un favor
Pedir y dar direcciones
Preguntar y decir la
dirección
Ubicar cosas y personas
Describir objetos y lugares
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 43
Preguntar e informar sobre
direcciones
Hablar de la distancia a la
que se encuentra algo
Localizar
Confirmar que no se ha
entendido algo
Agradecer
Llamar la atención de
alguien formal e
informalmente para pedir
algo
Describir hábitos en
vacaciones
Expresar gustos y
preferencias
Existencia y ubicación
Referirse a fechas, lugares,
alojamento, actividades
Llegar a un acuerdo
Proponer, aceptar y
rechazar un plan
En el estanco
Describir personas
Expresar posesión
Describir prendas de vestir
Precio de un producto
Valorar productos y precios
Dar opiniones y razonarlas
Preguntar sobre la
existencia de objetos
Ofrecerse a hacer algo
Gustos y aficiones
Proponer planes
Expresar necesidades,
deseos y preferencias
Pedir/ dar inf. espacial
Solicitar un producto.
Preguntar el precio. Pagar.
Referirse a un objeto por
sus características o por la
distancia con ellos.
Expresar gustos y
preferencias
Expresar la opinión
Entender y realizar
descripciones de posturas
corporales
Preguntar sobre actividades
relativas al ejercicio físico
Preguntar sobre hábitos
Hacer recomendaciones y
dar consejos
Transmitir información de
los textos
Ponerse de acuerdo en los
puntos más importantes
Elaborar una serie de
recomendaciones
Expresar opiniones
A la compra
Preguntar y decir la hora
Describir acciones y
actividades habituales
Expresar la frecuencia
Dar información sobre las
experiencias de las personas
Razonar opiniones
Informar sobre habilidades
y valorarlas
Dar información sobre
experiencias de las personas
Dar información sobre
perfiles profesionales
Hacer una propuesta y
razonarla
Aceptar y rechazar
propuestas
Preguntar si se sabe algo
Contestar sí o no
En el médico
Expresar gustos y pref.
Id. acuerdo y desacuerdo
Pedir algo en un bar
Hablar de acciones
habituales y cotidianas.
Situar las acciones
temporalmente
Preguntar e informar sobre
la hora
Hablar de la frecuencia.
Anunciar un encuentro
Proponer una actividad
Concertar una cita
Aceptar y rehsar una oferta
Justificarse
Desenvolverse en un
restaurante
Descripción y valoración de
hábitos alimentarios
Pedir en un restaurante
Solicitar información sobre
un plato
Dar y entender
instrucciones
Escribir una receta y
explicarla
Decir a alguien que tiene o
no razón
De compras
Hablar de la duración de
una acción
Expresar simultaneidad de
acciones
Entender referencias
espaciales y temporales
Pedir y dar información:
hora y fecha
Fórmulas frecuentes en los
hoteles
Referirse a horarios
Reservar billetes y hotel
Razonar ventajas e
inconvenientes
Expresar sentimientos
En el restaurante
Expresar/preguntar por la
cantidad
Hablar de la existencia o no
de alguien
Expresar duda, indecisión o
ignorancia
Preguntar por un producto y
su precio
44 SALVADOR PONS BORDERÍA
Expresar la opinión
Expresar acuerdo o
desacuerdo
Valorar una idea
Justificar una opinión
Reaccionar: expresar
sorpresa, disgusto y
desagrado
Situar temporalmente una
acción en la biografía
personal
Hacer valoraciones,
establecer prioridades
Describir una ciudad
Hacer valoraciones y
comparaciones
Expresar opiniones, acuerdo
y desacuerdo
Establecer prioridades
Hacer propuestas y
defenderlas
Mostrar acuerdo y
desacuerdo
Pedir favores
Por teléfono
Hacer planes y proyectos
Hacer sugerencias
Aceptar y rechazar
sugerencia
Expresar obligación
Visitas a amigos: saludar,
hacer presentaciones, ritos
sociales
Entender descripciones de
viviendas
Pedir y dar direcciones
Ofrecer cosas
Pedir y conceder permiso
Fórmulas más frecuentes al
teléfono
Criterios para la elección de
tú/ usted
Hacer invitaciones y
aceptarlas
Cumplidos de anfitrión y
huésped
Dar y seguir instrucciones
en trayectos a pie
Pedir cosas
Organizar una fiesta
Dar/pedir una opinión
Expresar acuerdo/
desacuerdo
Expresar la causa y
preguntar por algo
Entender la información
objetiva en datos personales
Relacionar los datos
obtenidos con el
conocimiento general de la
historia
Describir condiciones de
vida en el pasado
Relatar la jornada de una
persona
Estructurar un texto
biográfico
Fechar momentos y
acontecimientos
Concertar una cita
En el hotel
Hablar de acciones
terminadas en un tiempo
relacionado con el presente
Describir experiencias
personales
Disculparse/ dar excusas
Acciones habituales en
contraste con acciones
terminadas en un tiempo
relacionado con el presente
Terminar una conversación
Invitación a cenar
Dar instrucciones sobre
lugares y direcciones
Pedir permiso, conceder y
denegar
Invitar/ ofrecer: aceptar y
rehusar
Figura 8: categorías funcionales en los métodos analizados (nivel inicial)
Esta lista de categorías funcionales se apoya en tres fuentes lingüísticas: la Teoría
de los Actos de Habla, el Análisis de la Conversación y la Lingüística Cognitiva.
Por lo que respecta a la primera, solo un pequeño número de funciones se
corresponde de forma exacta con el concepto teórico de acto de habla; buena parte son
subtipos de funciones más generales (por ejemplo, preguntar sobre el precio, preguntar
sobre actividades físicas o preguntar sobre hábitos no son más que formas de preguntar)
y otras no entran en este marco (situar temporalmente una acción en la biografía
personal, hablar de la duración de una acción o pedir un favor).
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 45
El Análisis de la Conversación (Hutchby y Wooffitt 1999) deja su huella en las
funciones relacionadas con la gestión de la interacción lingüística, especialmente en los
mecanismos de apertura y de cierre (saludar, terminar una conversación), en los pares de
adyacencia preferidos y despreferidos (hacer una invitación - aceptar / rechazar, hacer y
responder a cumplidos, pedir permiso - conceder/ denegar) y en ciertas rutinas
relacionadas con la toma y el mantenimiento del turno de habla (Llamar la atención de
alguien formal e informalmente para pedir algo).
Por último, la influencia de la Lingüística Cognitiva se deja ver en el concepto de
marco o guión, al que responden ciertas situaciones comunicativas: en los hoteles, en el
restaurante o sacar un billete son situaciones estereotipadas en las que se llevan a cabo
acciones que se producen, en nuestra cultura, en un orden más o menos fijo. Los
manuales reproducen estas formas prototípicas de sucederse las acciones para que los
estudiantes de otras culturas sepan cuál es el orden de los acontecimientos y cómo deben
esperar que suceda. Además, estas situaciones son ejemplos de conversaciones
transaccionales (es decir, aquellas en las que hablar es un medio para conseguir un fin,
como comprar el pan, arreglar un coche o curar una enfermedad), de modo que, en este
punto, se mezclan también conceptos del Análisis Conversacional.
Más allá de estas tres influencias, la explicación de otras funciones se apoya en la
Sociolingüística (criterios para la elección de / usted), en la gramática (situar
temporalmente una acción en la biografía personal, hablar de la frecuencia) o,
simplemente, son propias del ámbito del E/LE (deletrear, dar direcciones, preguntar el
precio o pagar).
La conclusión que se puede sacar de esta cala es que la base pragmática de estas
funciones está, desde un punto de vista teórico, menos justificada de lo que se podría
pensar. La proliferación de actos de habla que responden a un tipo básico es una buena
muestra de ello. Considérese por cuántas cosas se puede preguntar (seguimos
reproduciendo la lista de la Figura 8): el nombre, la profesión, una dirección, el precio, la
existencia de objetos, si se sabe algo, actividades relativas al ejercicio físico, la hora, un
producto…Sin embargo, todas estas son formas de realizar un único acto, que es el de
preguntar, se ajustan a los mismos patrones de producción y de interpretación y lo único
que cambia es aquello por lo que se pregunta, pero mantienen las mismas condiciones de
fortuna (se supone que el hablante desconoce la respuesta, y quiere saberla; que el oyente
puede ofrecer una respuesta; la pregunta conlleva una petición de información) y
formales (las preguntas tienen un contorno entonativo propio y están introducidas por una
estructura sintáctica propia –orden de palabras– o por una marca formal –pronombres
interrogativos–). No es de extrañar que con subdivisiones así la nómina de funciones
46 SALVADOR PONS BORDERÍA
comunicativas se extienda ad infinitum, o que se presente un repertorio de ciento catorce
actos de habla de la lengua española (Fernández Cinto, J. 1991). No hay una base teórica
desde la pragmática para justificar tal proliferación y sería bueno que, desde la didáctica
teórica, se pensara en una navaja de Occam para reducir el número de categorías y
subcategorías de funciones comunicativas.
Dicho esto, y cambiando de perspectiva, es preciso reconocer que, si esta
ordenación no está justificada desde una perspectiva pragmática, que lo está desde el
propio campo del E/LE. Aunque para un pragmatista no es relevante distinguir entre
preguntar datos personales y preguntar una dirección, porque ambos actos se someten a
unas mismas condiciones y porque al pragmatista le interesa no multiplicar las tipologías
sin necesidad, sí que es cierto que, para el profesor de español, se trata de dos actividades
muy distintas que se producen en situaciones comunicativas diferentes, que utilizan
exponentes lingüísticos no siempre coincidentes y que el alumno va a aprender y
practicar en tiempos y ámbitos diversos, de modo que conviene establecer una
diferenciación. Lo mismo sucederá, en niveles superiores, con dar explicaciones,
lamentarse, expresar preocupación y tranquilizar, etc.
Estas reflexiones sirven como ejemplo particular de nuestras conclusiones al Cap.
3. Partiendo de fuentes diversas, pues, la didáctica de las lenguas extranjeras ha acuñado
un concepto, el de situación comunicativa que, más allá de sus apoyaturas teóricas, le es
propio y, en cierta medida, interno al campo, por lo que sería conveniente una reflexión
teórica sobre el mismo desde dentro, con el fin de perfilarlo, justificarlo y dotarlo de
límites.
4.1.2 La pragmática en niveles superiores
A medida que los manuales se acercan o superan el nivel umbral, las situaciones
comunicativas van desapareciendo y se sustituyen por otras categorías funcionales como
hablar de sentimientos, expresar finalidad, causa, consecuencia, hipótesis, certeza y
probabilidad, derechos, obligaciones, convencer, atraer la atención…Aquí los métodos
se centran en la expresión de ciertos contenidos mediante el lenguaje, lo que, por cierto,
está más cerca de la idea que titulaba el libro de Austin (Cómo hacer cosas con
palabras). En este desplazamiento podemos distinguir varios ámbitos de influencia
pragmática: el estudio de los marcadores discursivos, el estudio del lenguaje coloquial
(frente al lenguaje estándar, al literario o al de especialidad) y, finalmente, los
procedimientos de argumentación. Veamos detenidamente cómo se tratan y dónde se ve
su reflejo.
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 47
4.1.2.1. Los marcadores discursivos
En (§2.5) hemos hablado de la relación entre "la expresión de la causa", "expresión
de la consecuencia" o "establecimiento de hipótesis" –objetivos comunicativos de los
niveles superiores en muchos métodos–, la subordinación adverbial y el estudio de los
conectores. Veamos su aplicación en los manuales de E/LE .
Imaginemos que, desde una perspectiva gramatical, un gramático tratara de explicar
los usos de la subordinación condicional. Dará por hecho que las oraciones condicionales
están formadas por unas determinadas formas (conjunción si, estructura bimembre de
prótasis más apódosis y una determinada correlación de los tiempos verbales), una
estructura sintáctica en la que se puede distinguir una oración principal y una subordinada
y un valor semántico de "hipótesis" o "condición", de modo que lo que esperará es una
reconfortante relación una forma-una función-un significado, como, por ejemplo, en el
siguiente caso:
43. (Un viejecito, a una niña de tres años): Si me das un besito, te daré un caramelo
Sin embargo, pronto van a empezar los problemas. Por un lado, no siempre que
existe una estructura condicional hay un valor de "hipótesis" o "condición":
44. Hemos comido en el restaurante de al lado, si es que a eso se le puede llamar comer.
45. Si tienes hambre, hay fiambre en la despensa
En (44), no se establece una relación entre dos hechos, sino que se realiza un
comentario sobre lo adecuado de llamar "comer" a lo que se sirve en el restaurante. Del
mismo modo, lo que afirma (45) no es una condición prototípica porque, si el oyente no
tiene hambre, el fiambre sigue estando igualmente en la despensa. Así que podemos tener
formas propias de las oraciones condicionales sin por ello un valor de condición –o, al
menos, del tipo de condición expresado en (43)–.
Además, en otras situaciones podemos encontrarnos con estructuras que expresan
"hipótesis" o "condición" sin la presencia de si, ni siquiera de la correlación verbal
esperada:
44. Como lo agarre, lo mato
45. O vienes o te mato
48 SALVADOR PONS BORDERÍA
Así que la idílica relación entre formas y funciones que esperábamos en un
principio se rompe: por un lado, pueden existir oraciones con si sin valor condicional y,
por otro, oraciones con valor condicional sin si. Esto obliga a reformular el planteamiento
que hacíamos al principio de este apartado. Aunque esta es una presentación simplificada,
reproduce de forma resumida la evolución de la sintaxis de la oración compuesta en la
última década. Para los interesados en los problemas que se plantean a la sintaxis
tradicional, (Narbona Jiménez 1989; Narbona Jiménez 1990). Para los interesados en ver
cómo se plantea el tratamiento gramatical de las condicionales hoy en día, (Montolío
Durán 1999).
Una vez que la relación uno-a-uno entre formas y funciones se rompe, y no siendo
una determinada estructura garantía de un determinado valor (es decir, la aparición de si
no es garantía de una condicional, ni la presencia de como de una modal, etc.), el
siguiente paso será partir de las funciones y ver cuáles son las formas que permiten
expresarlas, de modo que lo que desde una perspectiva gramatical se planteaba como
¿qué valor tiene la estructura encabezada por si?, se convierte desde este nuevo punto de
vista en ¿cómo se puede expresar la condicionalidad/ la expresión de hipótesis en
español? No por casualidad, en los métodos suelen ir de la mano los contenidos
comunicativos "expresión de la causa, consecuencia, finalidad", etc. por un lado, y los
contenidos gramaticales conjunciones causales, a fin de que + verbo o para + verbo.
Para ejemplificar mejor este proceso, en las siguientes figuras se reproduce alguno de los
esquemas en los que se aborda este tema en los métodos objeto de estudio:
Causales
Por + infinitivo/ sustantivo/ adjetivo
Ha aprobado por estudiar a diario
Porque, debido a (que), a causa de (que), ya que, dado que, puesto que, como + indicativo
Te lo ha dicho porque quiere ayudarte
Ya que has venido, ayúdanos con el ordenador, por favor
Dado que no han decidido nada, aplazaremos la reunión
Como no nos dijiste cuál era tu problema laboral, no hemos podido hacer nada
Ya que, dado que y puesto que presuponen que la causa que introducen es conocida por el
interlocutor (a diferencia de porque)
Porque + indicativo, + no porque + subjuntivo. En estas frases, porque explica el verdadero
motivo de una acción, mientras que el no porque desecha otra posible interpretación o justificación de la
acción.
Voy a esa reunión porque me obligan, no porque me apetezca (Prisma B1, 121)
Obsérvese que la presencia de estructuras causales incluye como, ausente en las
descripciones gramaticales tradicionales. Pero esta relación puede aparecer bajo una
forma más radical:
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 49
Contraponer información
su precio
A pesar de se vende bien
ser caro,
Información presentada como nueva
es caro
Aunque se vende bien
tiene colesterol
Información presentada como presupuesta
sea caro
Aunque se vende bien
tenga colesterol
(Gente 3, 70)
En este caso, las estructuras concesivas se presentan subordinadas a la función de
contraponer información, dentro de la que se incluyen. Este desplazamiento de las
formas a las funciones refleja un planteamiento típicamente pragmático, en el sentido
defendido en (§1.4) para la disciplina y en (§2.5) para el tratamiento de los conectores.
A esta descripción se debería añadir, para respetar la polifuncionalidad de los
marcadores discursivos, una lista de otras funciones conectivas, conversacionales y
modales en la que aparecen dichas formas. Dos alternativas se presentan como posibles:
por un lado, establecer relaciones entre los valores modales y conversacionales ya
presentes en el currículum (cómo se atenúa, cómo se intensifica, cómo se toma el turno o
cómo se muestra que se sigue una conversación) y los valores conectivos. Por otro,
insistir en la identidad formal de las distintas funciones (señalando, por ejemplo, que el
como que se utiliza para expresar la causa en Como no me lo dijiste, no lo he hecho es el
mismo que se emplea para indicar la condición en Como me entere, no qué hago,
aunque sus funciones no lo sean). De acuerdo con la concepción defendida en este
trabajo, nos mostramos partidarios de la primera de estas dos opciones, lo que produce
una visión de los conectores como cruce de funciones pragmáticos, más acorde con una
multifuncionalidad que les es casi inherente.
4.1.2.2. El lenguaje coloquial
En los niveles iniciales aparecen indicaciones sobre variación lingüística debidas a
la situación. Así, es frecuente señalar formas distintas de saludar o de despedirse de un
amigo o de un desconocido, situaciones que seleccionan el uso de o de usted, o formas
de pedir algo a alguien con quien se tenga o no confianza. En estos casos, las
explicaciones van unidas a una situación comunicativa determinada, se limitan a unos
determinados exponentes lingüísticos y están más o menos estereotipadas (por ejemplo,
saludar formal e informalmente).
50 SALVADOR PONS BORDERÍA
A partir del nivel intermedio, estas observaciones se generalizan y pasan a formar
parte, en mayor o menor medida, de los objetivos de cada nivel : en el caso de Avance,
Nivel Intermedio, aparecen como ampliación de las introducidas en el nivel inicial, de
modo que a los exponentes lingüísticos del nivel inicial se les añaden otros, con
indicación de diferencia de registros:
Saludar
(Avance, Nivel elemental, 23)
Saludos formales Saludos informales
¡Fíjate!
!Tirando se usa como siónimo de regular
!Las fórmulas no son muy rígidas. A veces se pueden usar los saludos como respuesta.
(Avance, Nivel básico-intermedio, 21)
Gente opta por tratar el registro de forma específica en su tercer nivel y, a
diferencia del método anterior, introduce expresiones específicamente coloquiales, junto
a otras, ligadas a la conversación, en la sección Os será útil y en la nómina de exponentes
comunicativos de cada secuencia. Dichas expresiones serán utilizadas en la tarea con que
concluye cada secuencia.
Una solución diferente es la que se presenta en el caso de Planeta E/LE, Niveles 3 y
4. En este método, la oposición coloquial/ formal se establece de forma sistemática dentro
de cada unidad, que está compuesta de tres secciones: lenguaje coloquial, lenguaje
profesional y ruta literaria. Los epígrafes coloquial y profesional se refieren a dos cosas
distintas, puesto que la primera hace referencia al registro y la segunda al léxico de
especialidad o a las interacciones transaccionales. Reproducimos de forma abreviada la
relación entre funciones comunicativas y gramática que se da en cada una de las unidades
de Planeta E/LE 3:
Hola, buenos días,
buenas tardes, buenas
noches, bienvenido/a
¿Cómo estás?
¿Cómo está usted?
¿Qué tal?
¿Qué hay?
Muy bien
Bien
Regular
Mal
"¿Cómo está usted? ¿Cómo le va?
#Muy bien, gracias
"Buenos días/ buenas tardes/ noches
#Buenos días/ buenas tardes/ noches
"¡Hola! ¿Qué tal? ¿Qué hay?
#¡Hola!
#¡Hola! ¿Qué tal?
"¿Cómo estás?
#¿Cómo van las cosas?
Bien/ regular ¿Y tú? Tirando
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 51
LENGUAJE COLOQUIAL
LENGUAJE PROFESIONAL
Funciones
Gramática
Funciones
Gramática
Unidad 1
Hablar de
sentimientos (Me
encanta que…/
Odio que)
Describirse a uno
mismo y a otros
Comparar
Expresión de
sentimiento con
presente de subjuntivo
Usos de ser y estar
Más que, más de
Hablar de la
experiencia
profesional
Referirse a personas y
objetos especificando
sus características
(ncesito un…que…)
El pronombre de
relativo
Oraciones de relativo
con indicativo/
subjuntivo
Unidad 2
Expresar la
opinión propia
(creo que… en mi
opinión…)
Expresar acuerdo y
desacuerdo
Valorar opiniones
(es verdad/ me
parece fatal)
Oraciones
subordinadas de
opinión con indicativo
o subjuntivo
Perfecto de subjuntivo
Hacer hipótesis
(Tendrá 20 años/ es
posible que…)
Futuro simple
compuesto
Oraciones
subordinadas de
hipótesis con
indicativo/ subjuntivo
Unidad 3
Pedir consejo (
qué crees que es
mejor?)
Justificar la
petición de un
consejo
Dar consejo (yo
que tú…/ te
aconsejo que…)
Morfología y uso del
condicional
Oraciones
subordinadas de
consejo con indicativo
o subjuntivo
Expresar consejo
poniéndose en el lugar
de la otra persona (Si
yo fuera usted…/ si yo
estuviera en tu
lugar…)
Hablar de las
condiciones
Imperfecto de
subjuntivo
La oración condicional
con si
Unidad 4
Hablar del futuro
Hablar de las
condiciones para
que suceda algo en
el futuro
Hablar del
momento en el que
algo va a suceder
(cuando sea
mayor…/ en
cuanto sea…)
Usos del futuro
Oraciones temporales
con indicativo o
subjuntivo para hablar
del presente o del
futuro
Expresar finalidad
Expresar
involuntariedad (Se me
ha olvidado…)
Reclamar (No puede
ser que…)
Oraciones finales
Se para expresar
involuntariedad
Expresiones
subordinadas de
protesta con
subjuntivo
Unidad 5
Relatar en pasado
Organizar el
pasado
Hablar de acciones
anteriores a otras
también pasadas
Pluscoamperfecto de
indicativo
Transmitir las palabras
de otro
Dar recados
Referirse a las
palabras de otro/a
Imperfecto de
subjuntivo
Estilo indirecto
El punto de partida es atractivo, ya que se trata de ofrecer al alumno muestras
separadas de textos que permitan apreciar la diferencia de registros, pero tal y como
aparecen en el método, lo coloquial y lo profesional no parecen muestras de dos registros
diferentes (a los que denominamos en este trabajo formal e informal o coloquial), sino
dos niveles de estudio que seleccionan funciones comunicativas diferentes y temas
gramaticales distintos. Así, transmitir las palabras de otro se asocia al lenguaje
profesional, pero no a lo coloquial. Lo cierto es que las palabras de otro se pueden
transmitir tanto formal como informalmente, y es cierto que el estilo indirecto es más
propio del registro formal, mientras que el estilo directo es el exponente lingüístico más
52 SALVADOR PONS BORDERÍA
frecuente en el registro informal (Briz y Grupo Val.Es.Co 2000) pero, tal y como aparece
reflejado en el método, es como si la función de transmitir las palabras de otro solo fuera
propia de lo profesional, es decir, del registro formal.
En todos los manuales analizados, parece existir una cierta indefinición entre lo
coloquial y lo conversacional. Las expresiones coloquiales son propias del uso del
registro informal, que abarca tanto muestras orales (conversaciones) como escritas
(correos electrónicos, pintadas, cartas familiares, etc.). El que la forma prototípica de
manifestación del registro coloquial sea la conversación no significa que ambos
conceptos sean sinónimos (Briz 1996). Creemos que habría que concretar cuál debe ser el
papel de lo coloquial y lo conversacional en los niveles superiores de los manuales. Para
ello, pueden ser de gran ayuda (Briz 2002; Fernández Colomer y Albelda Marco en
prensa), en los que se plantea de forma específica este tema.
4.2. Materiales por venir
Hasta aquí hemos visto cómo reflejan los manuales contenidos que proceden del
campo de la pragmática. Esta sección, por el contrario, pretende presentar como
sugerencias algunas ideas que pueden resultar útiles para la enseñanza del español y cuya
presencia en los manuales es todavía escasa.
4.2.1. El estudio del significado implícito
El estudio del significado implícito (§2.3) parece de difícil adaptación a la
enseñanza, porque lo que se sobreentiende es dependiente, con frecuencia, de un contexto
determinado. Sin embargo, como sugirió Grice, dicho significado implícito en ocasiones
se generaliza y posee un cierto grado de estabilidad. Este punto, en el que lo implícito se
inserta progresivamente en lo sistemático, puede ser un buen lugar para que se enseñe al
alumno extranjero:
a) a buscar, más allá de lo dicho, lo comunicado (§2.3), es decir, a incluir sus
capacidades inferenciales en su competencia comunicativa. Este aspecto es resbaladizo,
puesto que, por un lado, el significado implícito, por su natualeza pragmática, no es
estable y, por ello mismo, puede ser cancelado cambiando el contexto y, por otro, porque
las capacidades inferenciales son universales. Por otra parte, es tan evidente que todo
hablante parte de lo dicho (en L2) e intenta llegar a lo comunicado (en L2) a través de sus
conocimientos (de L1 y de L2), que parece haber sido aceptado como parte inherente del
proceso de aprendizaje y no se ha considerado necesario hacer hincapié sobre el mismo,
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 53
puesto que todo estudiante de una L2, enfrentado a una situación comunicativa en dicha
lengua, está realizando un proceso constante de ajuste. Sin embargo, hacer consciente al
alumno de este mecanismo de ajuste inferencial puede guiar dicho proceso.
b) a descubrir las diferencias en la extracción de inferencias entre su L1 y la lengua
extranjera de que se trate. Estas diferencias, a su vez, se pueden observar en dos aspectos:
1. Desde el punto de vista informativo, ciertas expresiones suelen llevar
asociado un significado implícito en una lengua, pero no en otras. Una bebida, en
español, no es "una bebida alcohólica", mientras que, en inglés, a drink sí lo es (Levinson
2000), y en ninguno de los dos casos este significado está codificado como tal, puesto
que, en un contexto adecuado, y en ambos casos, una taza de té puede ser una bebida. Por
otro lado, existen palabras de significado muy vago, como las preposiciones, cuyo
significado se fija con ayuda contextual. Así, el significado de en no es el mismo en una
expresión como en el cajón ("dentro del cajón") que en en la televisión ("¿dentro de,
sobre?") y, de hecho, otros idiomas expresan la misma idea con la ayuda de otras
preposiciones (on the TV, sulla tivù).
2. Más arriba hemos señalado (§ 3) que fenómenos lingüísticos como la
ironía, cuya enseñanza figura explícitamente en el Marco de Referencia Europeo, son de
carácter inferencial y están ligados a la interpretación del oyente. Para que un estudiante
japonés aprenda a distinguir un enunciado irónico de uno que no lo es deberá identificar
las condiciones por las que un hablante español adopta una actitud de distanciamiento
ante lo dicho y las marcas lingüísticas que suelen acompañar dicha actitud. Estas
condiciones y marcas se producirán en contextos distintos en cada cultura y el desarrollo
de las capacidades inferenciales de los estudiantes debería ir encaminado a que mejoren
su competencia pragmática y reconozcan de forma satisfactoria estos fenómenos.
3. La imagen social se transmite en buena medida de forma inferencial, de
modo que, de nuestro comportamiento (lingüístico), nuestros interlocutores van a extraer
información que no se ha codificado explícitamente. Este será el objetivo de la siguiente
sección.
4.2.2. Los estudios de cortesía y de pragmática intercultural
Los aspectos inferenciales del significado están muy unidos a los conceptos de
cortesía y de amenaza, dado que estos se recuperan también mediante inferencias (como
se pudo ver en el ejemplo de los anfitriones cubanos y el segundo café), por lo que la
recuperación inferencial no solo afecta al significado transmitido sino, muy
especialmente, a las relaciones sociales que un hablante mantiene con sus interlocutores.
54 SALVADOR PONS BORDERÍA
Un hablante alemán que, a la hora de pagar una cena de tapas con sus compañeros de
clase, pretende que la cuenta se haga de modo individual y con desglose de lo que ha
consumido cada comensal, está exportando a la situación comunicativa española una
actitud de autonomía perfectamente aceptada en su cultura. Esta actitud choca, sin
embargo, con la visión de unión con el grupo, propia de la cultura española, para la que la
mencionada actitud se percibe como individualista o egoísta.
La dirección en la extracción de inferencias puede estar mediada por los valores
culturales de una comunidad. Ante el siguiente intercambio:
(48) A: ¿Te vienes a tomar una copa con nosotros? Serán solo diez minutos
B: Lo siento, no tengo tiempo
Un hablante alemán o anglosajón tenderá a tomar esta excusa como un rechazo
convencionalizado y perfectamente aceptado a un ofrecimiento (recuérdese que estamos
generalizando; de ahí que hablemos de tendencias). Un hablante español, por lo general,
no habrá convencionalizado esta relación y procederá a realizar una implicatura
convencional particularizada, que le puede llevar al mismo significado que pretendía
transmitir el hablante alemán, esto es, a un rechazo estándar y neutro, o a otras ideas,
como la de que el rechazo está provocado porque no le apetece estar con los que lo
invitan. Estas ideas adicionales están provocadas por la no convencionalización en L2 de
un significado que, en la L1 del hablante, está fijado en mayor grado.
Cambiando la dirección del ejemplo, un estudiante español que desconozca el valor
que tienen el tiempo y el trabajo en la cultura alemana, especialmente de cara a la imagen
social positiva de los hablantes, será incapaz de activar significados inferenciales –o
activará inferencias incorrectas– cuando se encuentre ante situaciones comunicativas que
pongan en juego dichas ideas: así, el recurso al trabajo es un argumento que posee
suficiencia argumentativa para rechazar una oferta (no puedo ir a tu fiesta porque tengo
muchas cosas que hacer) y proyecta una imagen social positiva del hablante (tengo
mucho trabajo –luego soy una persona responsable y en quien se puede confiar–). Un
estudiante extranjero que proyecte su sistema inferencial y de cortesía sobre las
interacciones en L2 va a cometer errores lingüísticos que cabe calificar en todo de
pragmáticos, como utilizar unas justificaciones que no se aceptan como tales en L2,
proyectar una imagen social positiva que no coincide con la imagen social positiva de la
L2, o incluso sentirse ofendido o amenazado por detalles que no son ofensivos ni
amenazantes en la L2 en que se encuentra (p. ej., si se encuentra triste y su amigo español
insiste en que le cuente qué le pasa y en no dejarlo solo, cuando eso es precisamente lo
que quiere).
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 55
Los estudios de pragmática intercultural, que analizan las diferencias de significado
obtenidas por interlocutores de diferentes culturas (aunque no necesariamente de
diferentes lenguajes, como muchos hablantes hispanoamericanos en España pueden
atestiguar), ofrecen un material del máximo interés para la redacción de manuales y su
aplicación en clase y abren una vía de estudio, especialmente comparada, para la
enseñanza (pragmática) de lenguas (Bou Franch y Gregori Signes 1999).
Nos gustaría añadir una última consecuencia de las ideas expuestas en esta sección:
la práctica de la competencia pragmática, por su carácter negociable y por la variabilidad
inherente al contexto, debería aparecer en un contexto dinámico. Si queremos que
nuestros alumnos sepan agradecer en español, no es suficiente con indicarles ciertos
exponentes lingüísticos, tanto formales (muchísimas gracias, estoy encantado/a…) como
coloquiales (guay, tío), ni insertarlos en situaciones comunicativas, ni explicitar las
condiciones en que se usan. Todo esto es necesario, pero a estos elementos hay que
añadir algo más: si una familia ha llevado de excursión a un alumno norteamericano
durante todo el día y este, por todo agradecimiento, les dice "Muchísimas gracias por
todo. Les estoy muy agradecido. Ahora quisiera irme a mi habitación", seguramente sus
anfitriones se sentirán frustrados y considerarán que el agradecimiento mostrado por su
huésped es insuficiente. Lo que falta en este intercambio es concebir dicho acto como un
acontecimiento que se prolonga durante varios turnos y que puede incluir, además del
acto explícito de agradecimiento, una evaluación positiva de la jornada, el recuerdo de
algún acontecimiento agradable de la misma, la repetición del agradecimiento en distintas
variantes y una pequeña negociación del cierre de la conversación antes de irse a su
habitación. El aprendizaje de estas estrategias de comportamiento lingüístico puede ser
una importante vía para el desarrollo de la competencia pragmática y recoge las ideas de
variabilidad, negociabilidad y adaptabilidad defendidas en (§1.2).
4.3.3. El estudio de la gramática
El estudio de la gramática, aunque subordinado a aspectos comunicativos, no deja
de ser una de las competencias que debe conocer todo estudiante de una lengua extranjera
para poder dominarla no solo con adecuación, sino también con corrección. La defensa de
las gramáticas pedagógicas realizada por autores como Martín Peris (2004) pone de
relieve la necesidad de una explicación gramatical adaptada a las necesidades del aula.
Todos los métodos contienen explicaciones gramaticales: más o menos destacadas,
con mayor o menor profusión tipográfica o en una posición más o menos prominente, no
existe ningún método que no acabe por dar reglas para distinguir ser de estar, la
56 SALVADOR PONS BORDERÍA
diferencia entre hay + SN indefinido y está + SN definido o la lista de los valores de las
preposiciones. Cuando la gramática subyacente a estas reglas se despoja de su envoltorio
tipográfico, no deja de ser sorprendente que esta sea, en muchas ocasiones, de carácter
puramente descriptivo y tradicional y sea difícil encontrar la huella de gramáticas
comunicativas como la de Matte Bon (1992) o la de algunos de los múltiples avances en
la descripción gramatical, que se pueden apreciar desde una perspectiva teórica en la
imprescindible Bosque y Demonte (1999), o en las excelentes adaptaciones pedagógicas
de nociones, por otro lado poco accesibles ,como la de Marín (2004).
¿Puede el estudio pragmático añadir algo a la descripción gramatical? Es decir, ¿le
sirven de algo al profesor de E/LE los conocimientos pragmáticos para mejorar su
explicación de las clásicas dificultades de los estudiantes extranjeros? La respuesta es
rotundamente positiva, aunque para ello tendremos que forzar los límites del concepto
pragmática e incorporar alguna de las ideas del acercamiento denominado funcional.
Aunque este no es espacio para desarrollar por extenso este concepto, pondremos un
único ejemplo: el tratamiento de las preposiciones, especialmente de aquellas más
abstractas (Sancho 1994; Cuenca y Hilferty 1999).
Frente al tratamiento de los usos de las preposiciones como un listado de casos, es
posible realizar una explicación que tenga en cuenta los siguientes puntos:
a) todos los usos de las preposiciones se pueden agrupar en tres clases: usos
espaciales, usos temporales y usos abstractos.
b) de todos estos usos, el más básico es el espacial. Los usos temporal y abstracto se
pueden explicar como metáforas del uso espacial (por ejemplo, la expresión De Madrid a
Valencia indica un movimiento, cuyo punto final es el que introduce a. Asimismo, en de
tres a cuatro se nos habla de un intervalo de tiempo, cuyo punto final es el introducido
por el sintagma en el que aparece a).
c) El uso espacial se puede traducir a una imagen en la que se pueden dibujar los
elementos implicados en el significado de la preposición. Dicha imagen puede constituir
el punto de partida de la explicación. Siguiendo a Cuenca y Hilferty (1999, 143-149), la
oración entrar por la ventana se puede traducir a un esquema en el que existe un
movimiento, que tiene un origen y que continúa hasta un punto final o destino, siguiendo
un trayecto. En dicho trayecto, existe un punto de referencia (la ventana), que es
atravesado por un elemento (el ladrón), en su paso del origen al destino. El punto de
referencia separa dos espacios, uno interior y otro exterior. ¿Complicado? Obsérvese la
siguiente figura:
la ventana
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 57
Espacio 1 Frontera Espacio 2
La flecha indica el recorrido del ladrón
por señala el espacio que se debe atravesar necesariamente para pasar del espacio 1 al 2.
Al pasar al ámbito temporal, una expresión como Nos volveremos a ver por
Navidad, pone en contacto dos tiempos, uno en el que no nos vemos y otro en el que nos
volvemos a ver; Navidad es el instante temporal frontera que separa ambos sucesos, de
modo que es posible aplicar el mismo esquema:
Navidad
Tiempo 1 Frontera Tiempo 2
La flecha indica el paso del tiempo
por señala el espacio que separa el no verse del volverse a ver.
En el ámbito abstracto, el esquema de base se mantiene en casos como llamar por
teléfono, donde el medio (por teléfono) es la frontera, o bien prescinde del primer
espacio, con lo que el espacio introducido por por se verá como el origen del movimiento
o la acción, lo que frecuentemente llevará a una interpretación causal como, por ejemplo,
en Hacer un servicio por la patria, donde por la patria es el origen de hacer un servicio,
es decir, su causa:
Por la patria
Hacer un servicio
Idéntica explicación tendrían los casos de complemento agente (el origen de la
acción) o las causales introducidas por por.
Aunque una adaptación pedagógica de estas nociones no se puede desarrollar en
este ámbito, esperamos que se vean las ventajas de este acercamiento. Frente al listado de
usos de por, es posible presentar a los alumnos una clasificación de los mismos en tres
ámbitos, tras de los que subyace una imagen esquemática, en la que se pueden explicar de
forma conjunta nociones como las de espacio (por la ventana), medio (por teléfono, por
la fuerza), origen (por ti) o causa (por idiota).
5. Conclusión
58 SALVADOR PONS BORDERÍA
A lo largo de estas páginas, hemos pretendido un doble objetivo: en primer lugar,
realizar una sucinta presentación de algunos de los mimbres que componen el cesto
pragmático para explicar cuáles son sus objetivos y logros. Nos gustaría haber explicado
por qué es útil saber Pragmática. En segundo lugar, analizar cómo la teoría se aplica a la
enseñanza del español, para que el docente (escéptico) compruebe que conceptos
abstractos y aparentemente alejados de su práctica cotidiana forman parte de su día a día.
El estudio pragmático, sin embargo, no es solo lo presentado en estas páginas.
Muchos otros fenómenos tienen cabida en esta perspectiva, así que invitamos al lector
insatisfecho a buscar, en ámbitos más especializados, respuesta a sus preguntas. Por
nuestra parte, nos gustaría haber transmitido la idea de que el estudio de la pragmática es
uno de los mejores compañeros de viaje que puede tener un profesor de español como
lengua extranjera, no solo porque le ayudará a comprender alguno de los fundamentos de
su trabajo, sino porque le proporcionará herramientas de aplicación inmediata.
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 59
Ejercicios para la reflexión
1. Piense en la siguiente situación: Vd. invita a una cena multicultural a tres
amigos; uno de ellos alemán, otro marroquí y un tercero, de Costa de Marfil. Como
anfitrión obsequioso, Vd. ofrece la ensalada a su invitado alemán, quien acepta, le da las
gracias y se sirve; el amigo marroquí deniega amablemente y el marfileño no le contesta.
Vd. repite la oferta por segunda vez, obteniendo un gruñido de satisfacción por parte del
primero, una segunda amable negativa por parte del marroquí y un obstinado silencio por
parte del marfileño. Al final de la cena, estos son los resultados comunicativos de dicho
intercambio:
-Vd. considera que su amigo alemán ha sido descortés; no entiende el
comportamiento de su amigo marroquí y le parece que su amigo marfileño ha sido un
poco grosero.
- El hablante alemán no ha notado nada raro, pero opina que la ensalada habría
mejorado con un poco de Sauerkraut.
- El hablante marroquí no entiende su comportamiento con la ensalada.
- Su amigo marfileño se siente profundamente ofendido con Vd.
¿Podría explicar qué ha ocurrido con Vd. y sus amigos, siguiendo la teoría de los
actos de habla y la teoría de la cortesía?
2. Ahora, actúe Vd. como profesor y articule una estrategia para prevenir este
malentendido.
3. Este problema tiene que ver con los conectores. Supongamos que Vd. ha
explicado en clase que es decir es un reformulador que establece una igualdad entre los
enunciados que une o que introduce una paráfrasis del primer miembro, como sucede en
el siguiente ejemplo:
Durante la reciente crisis financiera se ha podido constatar que la información es normalmente
asimétrica y deja escapatorias de ineficiencia que se pueden aprovechar. Es decir, siempre existen
operadores en el mercado que son capaces de acceder a la información pertinente en mayor medida
o antes que los demás
En este caso, "escapatorias de ineficiencia" es explicado en el miembro introducido
por es decir; dichas escapatorias consisten en que "existen operadores…acceder a la
información".
60 SALVADOR PONS BORDERÍA
Por desgracia, en otros casos es decir no introduce relaciones de igualdad ni de
reformulación, sino conclusiones del tópico precedente:
G: [ella fue de las que empezaron-] ella fue de las que empezaron la reforma// o sea hace diez
años§
V: § sí/ ¿eeeh?/ pues ahí ESTÁ es decir no hay más novedades que ésas///(2") por una parte los
servicios psicopedagógicos de sector§
O simplemente expansiones del tema introducido en el enunciado precedente:
El primer paradigma básico de la moderna teoría financiera ha sido la ya antigua hipótesis de los
"mercados eficientes" (EMH), desarrollada formalmente por Eugene Fama en la década de los
setenta. Según esta teoría, los inversores son de la intuición. Por tanto, los precios vigentes en cada
momento en los mercados son eficientes, ya que reflejan toda la información pertinente. Es decir,
los inversores no podrán ser capaces de obtener, de forma reiterada, resultados superiores a los del
mercado a menos que incurran en mayor riesgo o tengan suerte.
¿Cómo explicaría usted estos valores?
4. Vamos a enfrentarnos a una de las dificultades clásicas de los alumnos de
español para extranjeros: la diferencia entre por y para. Aquí tiene algunos ejemplos de
ambas preposiciones:
El ladrón entró por la puerta Ve para tu habitación y espérame
La avenida pasa por mi casa Sácame unas entradas para el sábado
Paseamos por el parque El vuelo está previsto para las 15:35
Los árboles florecen por primavera Lo he hecho para ti
Lo he hecho por ti Ha trabajado mucho para sus hijos
Ha trabajado mucho por sus hijos Le hemos dado un sobre al mensajero para la
César fue asesinado por Bruto Administración
¿Cree usted que es posible presentar una explicación homogénea de los usos de por
y de los de para a partir de las instrucciones dadas en (§4.2.3)? ¿Es posible, a partir de la
misma, explicar la diferencia entre ambas preposiciones?
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 61
Soluciones a los ejercicios
1. La situación descrita en este enunciado es un ofrecimiento, que puede ser
aceptado o rechazado. La respuesta preferida es la aceptación; la no preferida, el rechazo.
A esta base pragmática, de carácter universal, se superponen reglas de cortesía,
dependientes de la cultura. Lo que ha ocurrido en este caso es que cada uno de los
hablantes ha llevado al español las normas que determinan, en sus culturas respectivas, lo
que es cortés o no en cada caso, de modo que:
-para el hablante alemán, lo cortés es aceptar el ofrecimiento, agradeciéndolo con
una fórmula estereotipada.
-para el hablante español, lo cortés es aceptar el ofrecimiento, tras un rechazo
inicial, que provoca un segundo ofrecimiento.
-para el hablante marroquí, lo cortés es aceptar el ofrecimiento, tras una secuencia
de ofrecimientos y rechazos.
-para el hablante marfileño, al invitarle a su casa, lo considera uno de los suyos, de
modo que lo cortés es tratarlo como a uno de la familia y, por tanto, no ofrecerle nada.
Como las expectativas son distintas en cada caso, lo que ha ocurrido es que:
-El español considera descortés al alemán, por haber terminado el proceso de
ofrecimiento sin haber seguido todos los pasos. Es posible que lo considere
"aprovechado" o "fresco".
-El marroquí espera una secuencia más larga, por lo que, al suspenderse el proceso
al segundo intento, ve truncado un esquema que suponía de mayor duración sin poder
manifestar su aceptación al ofrecimiento, así que se siente confundido.
-El marfileño se siente ofendido porque ese gesto de cortesía denota que el grado de
relación que mantiene con Vd. es menor de lo que suponía, ya que a un familiar no se le
ofrece nada; si quiere ensalada, se servirá él mismo.
2. La labor del profesor de español debería ir encaminada a hacer conscientes a los
alumnos de que están ante un acontecimiento comunicativo a) dominado por reglas; b)
que necesita de una respuesta lingüística; c) que la respuesta está estereotipada y d) que
esta respuesta puede ser distinta de la que darían en sus culturas de origen.
-Las aceptaciones a los ofrecimientos están dominados por reglas porque se
producen en situaciones concretas (segundas partes de un par de adyacencia) y el
hablante no es libre de utilizar cualquier elemento lingüístico para aceptar un
62 SALVADOR PONS BORDERÍA
ofrecimiento (puede aceptar diciendo , claro, o asintiendo con la cabeza, pero no
diciendo ¡enhorabuena! o guiñando un ojo).
-Aunque es posible mostrar aceptación mediante gestos, el lenguaje es el medio
privilegiado para mostrar aceptación y el que con mayor frecuencia utilizamos en
nuestros intercambios
-La aceptación forma parte de un ritual lingüístico en el que se negocian las
imágenes de hablante y oyente para evitar amenazas a sus imágenes respectivas. En el
caso español, el hablante puede lanzar una primera oferta sin intención de realizarla, por
lo que el oyente se cerciora de que no va a amenazar su imagen negativa rechazando la
oferta. En este punto, el hablante tiene la opción de volverse atrás y no repetir la petición,
o repetir la oferta y hacer evidente su voluntad de ofrecimiento. Cuando esto último
ocurre, el oyente puede ya aceptar, con la seguridad de no entrometerse en el terreno del
hablante.
-Estos rituales se negocian de forma diferente en otras culturas porque las imágenes
de hablante y oyente se rigen por formas distintas de entender qué es una amenaza y
cuándo se produce.
3. Es decir posee varios valores, que están unidos por una relación de semejanza.
Su valor central, tanto cuantitativamente como históricamente, es el reformulativo. Ahora
bien, reformular puede significar que lo dicho en el primer enunciado se repite con las
mismas palabras en el segundo (reformulación parafrástica) o que el segundo enunciado
corrije, cambia o matiza lo dicho en el primero. Puesto que esa corrección o matización
conlleva muchos matices, a partir de los valores no parafrásticos se abre la posibilidad de
que es decir exprese valores distintos, como el de conclusión. Por último, la relación de
causa-consecuencia puede difuminarse, con lo que la relación que los vincula es más
laxa. Esto es posible por la polifuncionalidad de los conectores, que pueden adquirir
nuevos valores en contextos particulares. Obsérvese que, cuando conectores como o sea
pierden uno de los dos miembros unidos, se abre la puerta a los valores modales.
4. Ya hemos explicado en 4.2.3) que el significado de por se puede explicar a
partir de las ideas de "trayecto" y de "origen" en los tres dominios distinguidos: temporal,
espacial y abstracto. Los ejemplos de para nos remiten a la idea de "destino". En el
ámbito espacial, destino es el punto de llegada del movimiento, de modo que para tu
habitación indica la dirección y el punto final del movimiento:
origen para la habitación
LA ENSEÑANZA DE LA PRAGMÁTICA EN LA CLASE DE E/LE 63
En el dominio temporal, para remite a la orientación de la acción, que se cumple en
el momento señalado por el término de la preposición. Esta sucesión de acciones provoca
una idea de finalidad (la relación entre una acción presente y una futura es que la primera
prepara, o ayuda, a que se cumpla la segunda):
Hoy: sacar entradas para el sábado
En el ámbito abstracto, se puede mantener la idea de destino, que se modula de
formas distintas según los contextos: en Le hemos dado un sobre al mensajero para la
Administración la acción parte de nosotros, "atraviesa" al mensajero (esto quiere decir
que el mensajero es un mero transmisor del sobre) y acaba en la Administración, de modo
que el destino es el beneficiario de la acción.
Dar al mensajero para la Administración
En Lo he hecho para ti o en Ha trabajado mucho para sus hijos, el término de la
preposición indica el beneficiario de las acciones. Si, en lugar de un sintagma, hubiera
una oración subordinada (lo ha hecho para que sus hijos tengan un futuro), la idea
resultante sería la de finalidad, pero el esquema no variaría:
Trabajar para sus hijos/ que sus hijos…
En definitiva, si por marca el trayecto o el origen, para marca el destino o la
finalidad, lo que se puede explicar con la ayuda de estos sencillos esquemas:
por
Espacio 1 Frontera Espacio 2
Por
64 SALVADOR PONS BORDERÍA
para
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... Por esta razón, en las últimas décadas se ha producido un cambio de orientación didáctica en los métodos de enseñanza de lenguas extranjeras. Así, se ha pasado de una concepción de la enseñanza centrada en el código, que dejaba de lado los usos pragmáticos de la lengua, a un nuevo enfoque orientado a la comunicación (Kasper 1997;Pons Bordería 2005;Félix-Brasdefer 2008), en el 2 Con el objetivo de ilustrar el planteamiento didáctico en el que se basa esta propuesta, se incluye la presentación de un fenómeno pragmático -el acto de habla de la solicitud-en los niveles iniciales. Ahora bien, el procedimiento expuesto puede utilizarse de manera adaptada para la introducción de otros contenidos, y también en los niveles intermedios o superiores. ...
... Asimismo, para que se produzca un adecuado desarrollo de la competencia pragmática, diferentes autores destacan la necesidad de contar con muestras lingüísticas que contengan interacciones con un lenguaje auténtico (Landone 2009; Bartol Martín 2017), junto con la utilización de programas televisivos y la lectura o la dramatización de diálogos (Pons Bordería 2005;Urbina Vargas 2009). En este sentido, los libros de texto representan un elemento clave, pues constituyen la base del currículum sobre la que se asienta la enseñanza de una lengua extranjera (Guerrettaz y Johnston 2013; Garton y Graves 2014), y son una fuente esencial de input escrito e información lingüística para los aprendices de una L2. ...
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In recent years, the importance of the pragmatic and discursive competences in the teaching-learning process has been highlighted. However, different studies have showed that Spanish as a foreign language learner’s (SFL) do not get a full acquisition of the most discursive competences. Furthermore, discursive competences have received an inadequate treatment in language teaching materials, both in the presentation of the contents and in the specific activities to practice them. In this context, this chapter provides an approach to this situation and includes a teaching proposal based on the «contrastive interlanguage analysis» to incorporate the pragmatic component in the SFL classroom. In this way, a work plan is included, based on the study of representative samples of the interlanguage and the native variety in the L2 classroom, with a three-stage sequence through a PPP structure: Presentation, Practice and Production. The aim of this paper is to illustrate this didactic proposal to practice the discursive competences in the foreign language classroom, which could be adapted to introduce other contents and to be applied in different levels (initial, intermediate and advanced).
... El conocimiento cultural y pragmático de la lengua resulta inherente en los hablantes nativos, pero requiere un aprendizaje consciente en los no nativos. Por este motivo, desde los últimos treinta años se ha puesto de manifiesto la necesidad de incorporar el componente pragmático en la enseñanza de las lenguas extranjeras (Kasper, 1997;Pons, 2005;Félix-Brasdefer, 2008). La competencia gramatical es más fácil de trabajar y de evaluar a través de las producciones orales y escritas del alumnado; sin embargo, aún está clara la manera de integrar la pragmática en la enseñanza. ...