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REALIDAD, PERCEPCION Y ATRACTIVO DE LA IMAGEN CORPORAL: CONDICIONANTES BIOLOGICOS Y SOCIOCULTURALES

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Abstract

Se analiza la autopercepción, conformidad con la imagen corporal y prevalencia de trastornos del comportamiento alimentario (TCA) en 716 jóvenes españoles y argentinos. Se contrasta el IMC real con el autopercibido mediante siluetas y con la puntuación obtenida en una prueba psicométrica. La insatisfacción con la propia imagen aparece como probable factor de predisposición al desarrollo de TCA.
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Se analiza la autopercepción, conformidad con la imagen corporal y prevalencia de trastornos
del comportamiento alimentario (TCA) en 716 jóvenes españoles y argentinos. Se contrasta el IMC
real con el autopercibido mediante siluetas y con la puntuación obtenida en una prueba psicomé-
trica. La insatisfacción con la propia imagen aparece como probable factor de predisposición al
desarrollo de TCA.
Palabras Clave: Imagen corporal. Trastornos del comportamiento alimentario (TCA). Adoles-
centes. Argentina. España.
Autopertzepzioa, norbere gorputzaren onarpena eta elikadura-portaeretako nahasteen iraupena
(EPN) aztertu zituzten, 716 gazte espainiar eta argentinarrengan. Ondoren, gorputz-masaren indize
erreala autopertzepzioaren emaitzekin (silueten bidez egindako froga) alderatu zuten, batetik, eta fro-
ga psikometrikoaren emaitzekin, bestetik. Honako hau egiaztatu zuten: norbere itxurarekiko ezados-
tasuna EPN garatzeko joeraren iturburua dela.
Giltza-Hitzak: Gorputz irudia. Jate portaeraren nahasteak (TCA). Nerabeak. Argentina. Espainia.
Analyse de l’autoperception, de la conformité avec l’image corporelle et de la prévalence de
troubles du comportement alimentaire (TCA) chez 716 jeunes espagnols et argentins. Avec une
comparaison de l’IMC réel et celui autoperçu, à l’aide de silhouettes et des résultats d’un test psy-
chométrique. L’insatisfaction par rapport à la propre image apparaît comme un facteur probable de
prédisposition au développement de TCA.
Mots Clé: Image corporelle. Troubles du comportement alimentaire (TCA). Adolescents. Argen-
tine. Espagne.
Realidad, percepción y atractivo de
la imagen corporal: condicionantes
biológicos y socioculturales
(Reality, perception and attractiveness of the body
image: biological and socio-cultural conditions)
Marrodán, Mª Dolores; Montero-Roblas, Verónica;
Mesa, Mª Soledad; Pacheco, José L.
Univ. Complutense de Madrid. Campus de Moncloa, s/n.
28040 Madrid
González, Marisa
Instituto de Enseñanza Secundaria Santa Eugenia. Ctra. Valencia,
km. 9. 28031 Madrid
Bejarano, Ignacio
Univ. Nacional de Jujuy. Avda. Bolivia Nº 1661. S.S. de Jujuy.
AR-4600 Jujuy
Lomaglio, Delia B.; Verón, Juan A.
Univ. Nacional de Catamarca. Argentina. Esquiú, 612.
AR-4700 Catamarca
Carmenate, Margarita
Univ. Autónoma de Madrid. Darwin, 2. Ciudad Universitaria de
Cantoblanco. 28049 Madrid
BIBLID [1137-439X (2008), 30; 15-28]
Zainak. 30, 2008, 15-28
Recep.: 18.12.07
Acep.: 18.12.07
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1. INTRODUCCIÓN
La imagen que cada individuo tiene de su propio cuerpo es tan subjetiva que
no necesariamente ha de coincidir con la que de él tienen los demás. En la auto-
percepción corporal influyen múltiples factores que interaccionan entre si, como
las vivencias afectivas y experiencias que van consolidando la personalidad o la
autoestima (Sánchez-Planell et al. 2003). La adolescencia es la etapa en la que
el organismo experimenta los mayores cambios y es también el período en el que
los jóvenes muestran más interés por tener buena apariencia y agradar a los
demás, sobre todo al sexo contrario. Desafortunadamente el entorno ejerce una
gran presión y pone continuamente de manifiesto que para triunfar en la socie-
dad es imprescindible responder a un canon establecido de belleza.
Esto hace que muchos jóvenes, que ven cómo su cuerpo se está modifican-
do rápidamente, se muestren inseguros, no acepten su aspecto físico y traten de
cambiarlo a través de conductas poco saludables que pueden poner en grave
riesgo su salud. De este modo, incrementan peligrosamente la actividad física o
más habitualmente, inician dietas sumamente restrictivas que quizá desembo-
quen en trastornos del comportamiento alimentario (TCA). Dichas patologías,
cada vez más frecuentes en países desarrollados (Gandarillas et al. 2003), tie-
nen más posibilidades de curación si se detectan en sus inicios.
De hecho, el diagnóstico de estas patologías es relativamente sencillo cuan-
do el cuadro clínico está bastante definido, pero resulta sumamente difícil detec-
tarlas en los momentos iniciales. Los criterios que se vienen utilizando más habi-
tualmente son determinados test psicométricos como los que recogen los proto-
colos denominados DSMIV y CIE-10 (García-Camba, 2002) y que se basan en
signos y evidencias de comportamientos alterados que manifiesta el sujeto. A
pesar de su amplia difusión, presentan ciertas limitaciones, ya que se orientan
casi exclusivamente al diagnóstico de la anorexia y bulimia, que son sólo una
parte de los TCA. Además, no son aplicables en la fase temprana de la enfer-
medad, es decir, cuando todavía no aparecen signos externos de padecerla.
En este contexto, los test de autopercepción de la imagen constituyen un
buen instrumento de detección precoz de la distorsión e insatisfacción con la
propia figura que puede llegar a desembocar en una grave alteración de la con-
ducta alimentaria (Smolak, 2004; Cash, 2004; Matusek et al., 2004). Además,
al contrastar la información que suministran los métodos de percepción de ima-
gen con la antropometría es posible identificar con mayor rigor aquellos indivi-
duos que presentan un cierto nivel de riesgo para desarrollar TCA y malnutrición
(Toledano, 2003). La actualidad de este tipo de análisis antropológico justifica la
aparición en el año 2004 de una publicación específicamente dedicada a este
tema (Body image de Ed. Elsevier). En España concretamente, son pioneros en
este campo Varea et al. (2003), que han puesto de manifiesto la relación entre
la imagen y las conductas de riesgo asociadas a la pérdida de peso en estu-
diantes madrileños de ambos sexos, así como los trabajos de Montero et al.
(2005) en adultos. También merecen destacarse los precedentes de Peix (2000)
y Ricomá et al. (2002) en población adolescente catalana en los que se combi-
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nan test de valoración de la insatisfacción por la imagen con cuestionarios sobre
alimentación, si bien no incluyen medidas antropométricas.
2. OBJETIVOS
El objetivo del presente trabajo es valorar la autopercepción de la imagen en
una muestra de jóvenes españoles y argentinos, estableciendo la relación entre
dicho parámetro y el índice de masa corporal obtenido por antropometría. Así
mismo, conocer cuál es el perfil que resulta más atractivo para el sexo contrario
y valorar la influencia del género y el país de procedencia sobre el grado de dis-
torsión o insatisfacción con la imagen personal. Finalmente tratar de establecer
la asociación existente entre las alteraciones de la percepción de la figura y el
nivel de riesgo de TCA cuantificado mediante un test psicométrico.
3. MATERIAL Y MÉTODOS
Se estudiaron 716 jóvenes de ambos sexos, en edades comprendidas entre
los 13 y 18 años de edad, que fueron analizados en España y Argentina como
parte de un proyecto de investigación conjunto (CGL2005-03752). La muestra
española (297 varones y 220 mujeres) se tomó en centros de enseñanza públi-
cos y privados de la Comunidad de Madrid: IES Los Olivos, IES Santa Eugenia,
IES Calderón de la Barca, IES Ana Ozores y Colegio LUYFE. Por lo que respecta a
la muestra argentina (102 varones y 97 mujeres) parte de los datos se recogie-
ron en San Fernando de Catamarca (IES Alberdi y en el IES Galíndez) y el resto
en la Escuela de Comercio de San Salvador de Jujuy. En todos los casos se con-
tó con el consentimiento informado de los padres o de los propios sujetos si eran
mayores de edad.
3.1. Antropometría
A cada sujeto analizado, y de acuerdo a las normas del IBP (Weiner y Lourie
1981), se le realizaron una serie de medidas antropométricas encaminadas a la
valoración de la condición nutricional a través del tamaño y la composición cor-
poral. Para el presente trabajo se tuvieron en cuenta la estatura y el peso para
estimar el índice de masa corporal (IMC) mediante la expresión: peso (kg)/ esta-
tura (m2).
3.2. Percepción de la imagen
Para valorar la percepción de la imagen corporal se usó una adaptación del
método propuesto en su día por Stunkard y Stellard (1990) y modificado por
Collins (1991) que se muestra en la figura 1. En el mismo se muestran 9 figuras
masculinas y otras tantas femeninas que van siendo progresivamente más
robustas. Cada silueta tiene asignado su IMC correspondiente, de manera que
la más delgada equivaldría a un IMC de 17 kg/m2y la más obesa, a 33 kg/m2.
Cada joven seleccionó en primer lugar la figura que, en su opinión, se corres-
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pondía con su silueta. En segundo término, aquella otra que desearía tener y,
finalmente, la que se corresponde con su preferencia para el sexo opuesto.
Comparando los valores de IMC percibido y deseado, con los del real obteni-
do por antropometría, se obtiene un patrón de conformidad o disconformidad del
individuo con su figura y un análisis del realismo del sujeto a la hora de valorar
su estado físico. Por otra parte, a partir de las tercera respuesta, se estimó cuál
era la silueta femenina mas valorada por los chicos y la masculina preferida por
las chicas. Para el mejor tratamiento de la información recopilada los sujetos
fueron agrupados en 5 categorías establecidas en función de la diferencia entre
el IMC real y el percibido. Los rangos se establecieron de forma que la diferencia
entre ambos valores abarcase más de dos posiciones, ya que en algunos casos
resulta difícil distinguir claramente entre dos siluetas contiguas.
Categoría 1 : diferencia entre IMC real y percibido < –4
Categoría 2: diferencia entre IMC real y percibido entre –4 y –2
Categoría 3: diferencia entre IMC real y percibido entre –2 y 2
Categoría 4: diferencia entre IMC real y percibido < entre 2 y 4
Categoría 5: diferencia entre IMC real y percibido > de 4
Los valores negativos corresponden a individuos que poseen un IMC real
menor que el IMC percibido, es decir, que se ven más gruesos de lo que real-
mente son. Por el contrario, los valores positivos pertenecen a individuos que se
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Figura 1. Análisis de la percepción corporal
(Método adaptado de Stunkard y Stellard 1990)
Silueta 1 2 3 456789
IMC 17 19 21 23 25 27 29 31 33
19
ven más delgados de lo que están. Aquellos individuos que se encuentren en la
categoría 3, son los que se perciben prácticamente tal como son, es decir el
valor del IMC correspondiente a la figura elegida es similar al IMC real obtenido
por antropometría.
La misma categorización se realizó en el análisis de la relación entre el IMC
real y el IMC deseado. Los valores negativos son indicativos de que el individuo
desea estar más robusto de lo que está. Por el contrario los valores positivos per-
tenecen a individuos que desearían estar más delgados de lo que están. Tam-
bién aquí los sujetos ubicados en la categoría intermedia (categoría 3) son aque-
llos en los que coincide la figura que desean con la que realmente poseen, con
lo que se deduce que son los más satisfechos con su propia imagen.
Categoría 1 : diferencia entre IMC real y deseado < –4
Categoría 2: diferencia entre IMC real y deseado entre –4 y –2
Categoría 3: diferencia entre IMC real y deseado entre –2 y 2
Categoría 4: diferencia entre IMC real y deseado < entre 2 y 4
Categoría 5: diferencia entre IMC real y deseado > de 4
3.3. Psicometría
El test psicométrico utilizado en esta investigación fue elegido por su senci-
llez y brevedad; es el propuesto por Gardner et al. (1996) y reúne un total de 26
ítems con 4 posibles respuestas, que se describen en la tabla 1. Los resultados
se analizaron mediante un programa informático elaborado por el Centro de Ano-
rexia y Bulimia de Barcelona (Armengou, 2003). El análisis de las respuestas per-
mite clasificar a los individuos en tres categorías en función de la puntuación
obtenida:
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Tabla 1. Escala de Actitudes Alimentarias
(Garner et al., 1982)
Cuestiones: 11. Me gusta comer con otras personas
12. Procuro no comer aunque tenga hambre
13. Me preocupo mucho por la comida
14. A veces me he «atracado» de comida sintiendo que era
incapaz de parar de comer
15. Corto mis alimentos en trozos pequeños
16. Tengo en cuenta las calorías que tienen los alimentos
que como
17. Evito, especialmente, comer alimentos con muchos
hidratos de carbono, por ejemplo: pan, arroz, patatas,
etc.)
18. Noto que los demás preferirían que yo comiese más
19. Vomito después de haber comido
10. Me siento muy culpable después de comer
20
(IR1) entre 1 y 9 puntos: no se detecta riesgo de TCA.
(IR2) entre 10 y 19 puntos: predisposición a TCA
(IR3) mas de 20 puntos: certeza de TCA.
Una vez clasificados los sujetos de acuerdo al grado de distorsión y satisfac-
ción con su propia imagen, así como al nivel de riesgo de TCA valorado por psi-
cometría, se buscó la posible asociación entre tales variables. La estadística des-
criptiva y de frecuencias, así como las pruebas de Ji cuadrado, se llevaron a cabo
mediante el programa SPSS 12.0.
4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Por lo que se refiere a la percepción de la propia imagen, tal y como se pue-
de observar en la figura 2, el 50,3 % de los chicos y el 54,3 % de las chicas espa-
ñolas se incluyen en la categoría 3, lo que supone que se ven prácticamente
como son. Un porcentaje relativamente pequeño, tiende a verse más delgado de
lo que está (categorías 4 y 5) mientras que el 44,6 % de los varones y el 35% de
las chicas se perciben más (categoría 2) o mucho más (categoría 1) gordos res-
pecto a su físico real. Los jóvenes argentinos manifiestan mayor concordancia
entre su IMC real y percibido, de manera que el 54,4 % de los chicos y el 57,1 %
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11. Me preocupa el deseo de estar más delgado/a
12. Pienso en quemar calorías cuando hago ejercicio
13. Los demás piensan que estoy demasiado delgado/a
14. Me preocupa la idea de tener grasa en el cuerpo
15. Tardo en comer más que las otras personas
16. Procuro no comer alimentos con azúcar
17. Como alimentos de régimen
18. Siento que los alimentos controlan mi vida
19. Me controlo en las comidas
20. Noto que los demás me presionan para que coma
21. Paso demasiado tiempo pensando y ocupándome de la
comida
22. Me siento incómodo/a después de comer dulces
23. Me comprometo a hacer régimen
24. Me gusta sentir el estómago vacío
25. Disfruto probando comidas nuevas y sabrosas
26.Tengo ganas de vomitar después de las comidas.
Posibles respuestas: A: Siempre
B: Casi siempre
C: Bastantes veces
D: Algunas veces
E: Casi nunca
F: Nunca
21
de las chicas se incluyen en la categoría central. Sólo el 6,1 % de los varones y
el 8,7 % de las mujeres se ven más delgados, mientras que se creen más grue-
sos el 39,5% y el 34,2 %, respectivamente (figura 3). La tendencia a la percep-
ción de una figura mas robusta es significativamente más acusada en la serie
masculina de ambos países (X 2= 4,83; X 2= 14,25; p< 0,01).
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Figura 2. Como se perciben los jóvenes españoles
Figura 3. Como se perciben los jóvenes argentinos
22
Cuando se analiza el grado de satisfacción aparente con la propia imagen,
se constata que los jóvenes argentinos de ambos sexos están significativa-
mente más conformes con su forma corporal (varones X2 = 27,94 p < 0,001;
mujeres X2 = 18,8; p < 0,001). También se aprecian diferencias significativas
entre ambos sexos a favor de las chicas en ambos grupos de población (espa-
ñoles X2 = 32, 65 p < 0,001; argentinos; X2 = 28,76 p < 0,001;). Como se rese-
ña en la figura 4, el 45 % de las chicas españolas y el 54 % de las argentinas
están satisfechas con su imagen frente al 36,2% de los varones españoles o al
48 % de los argentinos. Para matizar estos resultados, hay que señalar que en
las series de ambos países en las categorías 1 y 2 es mayor la frecuencia de
chicos con 51,8% de españoles y 50% de argentinos respectivamente. Es decir
los varones insatisfechos con su imagen desean en mayor proporción ganar
peso, mientras que en el caso de las chicas la situación es inversa. Las muje-
res insatisfechas con su imagen se incluyen sobre todo en las categorías 4 y 5,
donde se ubican el 31,4% de españolas y el 29% de argentinas, que desearían
ser más delgadas.
Los resultados descritos son similares a los publicados por Shih (2000) en
población taiwanesa y a los obtenidos en población canadiense por Quail et al.,
(2004), donde también se constató que la mayoría de las mujeres deseaban una
figura más esbelta mientras los varones, por lo general, deseaban ser algo mas
robustos. Esta circunstancia se debe posiblemente a que los chicos identifican
una mayor corpulencia con una masa muscular más desarrollada, mientras que
las chicas la asocian con un mayor grado de adiposidad, aspecto constatado
también por otros autores como Ricciardelli y Mccabe (2004) o Cafri et al.
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Figura 4. Satisfacción con la propia figura
Están satisfechos con su imagen chicos chicas
argentinos 48 % 54 %
españoles 36 % 45 %
23
(2005). En este sentido, expertos como Smolak y Stein (2006) refieren textual-
mente que “la imagen corporal es por ello una construcción de género” y su sig-
nificado difiere de hombres a mujeres.
En las figuras 5 y 6 queda patente cuál es la imagen que desearían para sí
mismos los jóvenes estudiados. Las diferencias son mínimas entre países de ori-
gen, pero muy significativas en función del sexo. Las chicas eligieron para sí la
silueta 3 (IMC 21) seguida de la 4 (IMC 23), mientras que los varones manifes-
taron su preferencia por la silueta 4, seguida de la 3. Como también queda
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Figura 5. Imagen que desearían tener los jóvenes españoles
Silueta 12131415
IMC 19 21 23 25
Figura 6. Imagen que desearían tener los jóvenes argentinos
Silueta 12131415
IMC 19 21 23 25
24
patente en la tabla 2, un porcentaje no desdeñable de mujeres, el 16%, desea-
ría tener una figura a la que corresponde un índice de masa corporal de 19 valor
muy próximo al 18,5 considerado por la OMS (1998) y la SEEDO (2000) como
límite inferior del normopeso. Los resultados apoyan las observaciones de Peix
(2000) en su estudio llevado a cabo en la comarca de Osona en el sentido de
que las mujeres desean una silueta más esbelta que los hombres. Sin embargo,
otros autores como Perry et al., (2004) son de la opinión de que esta situación
no es general, ya que en su estudio de carácter multiétnico resultó que respecto
a las mujeres de origen caucásico, las africanas eligen con preferencia siluetas
más robustas como imagen deseada.
En la tabla 3, se analizan las preferencias por el sexo contrario, es decir que
tipo físico femenino prefieren los chicos y qué imagen masculina prefieren las
jóvenes. Como puede apreciarse, las figuras femeninas consideradas más atrac-
tivas por los chicos de ambos países fueron la 4 (IMC 23) seguida de la 3 (IMC
21). Tan sólo un mínimo porcentaje de la muestra masculina valoró positiva-
mente la figura 2, mientras que el 14,2 % de los chicos argentinos consideraron
como más atractiva la figura 5 (IMC 25), que curiosamente marca el límite supe-
rior del normopeso de acuerdo a las referencias de la OMS (1998) o la SEEDO
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Tabla 2. Figura corporal que desearían tener los jóvenes analizados
Silueta 2 (%) Silueta 3 (%) Silueta 4 (%) Silueta 5 (%)
Varones españoles 13,5 18,6 57,1 20,8
Mujeres españolas 16,0 58,4 23,3 12,3
Varones Argentinos 101. 19,1 60,1 20,2
Mujeres argentinas 16,0 55,0 26,2 12,8
Tabla 3. Figura corporal considerada como más atractiva para el sexo opuesto
Silueta Silueta Silueta Silueta Silueta Silueta
1 (%) 2 (%) 3 (%) 4 (%) 5 (%) 6 (%)
Silueta femenina
mas valorada por los
varones españoles 0,0 5,0 30,4 57,3 5,3 2,0
Silueta masculina
mas valorada por las
mujeres españolas 0,7 6,0 33,6 46,4 8,6 4,7
Silueta femenina
mas valorada por los
varones argentinos 0,0 4,0 31,8 50,0 14,210,0
Silueta masculina
mas valorada por las
mujeres argentinas 0,0 6,0 40,8 46,0 7,2 0,0
25
(2000). Estos resultados parecen indicar que no existe gran correspondencia
entre cómo las chicas quisieran ser y cuales son las preferencias masculinas.
Por otra parte, la figura masculina más elegida por las argentinas y españolas
fue la 4 a la que corresponde un IMC de 23 seguida de la 3 (IMC 21), aprecián-
dose aquí una mayor coincidencia entre los gustos femeninos y el canon estéti-
co que quisieran tener los varones.
Por lo que respecta al Índice de Riesgo de padecer TCA, según los resultados
del test psicométrico y como queda gráficamente expresado en la tabla 4 y figu-
ra 7, más del 60% de los individuos analizados no presentan riesgo alguno para
desarrollar un TCA. En el otro extremo el 8.6% de las argentinas y un 13,9 % de
las chicas españolas encuestadas se encuentra en la categoría 3, lo que signifi-
ca que ya han presentan una alteración de la conducta alimentaria y en la mis-
ma situación se encuentran el 1,2 % de los chicos argentinos y el 3,9 % de los
españoles. Como se deduce de las cifras reseñadas, las diferencias en el nivel
de riesgo para el desarrollo de un TCA las diferencias revisten carácter significa-
tivo en función del sexo pero también en función del país de origen.
Según se deduce de la literatura científica, la insatisfacción con la propia
imagen puede ser un factor que contribuye a padecer TCA, por lo que su análisis
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Tabla 4. Prevalencia de TCA valorada por psicometría
IR1 (%) IR2 (%) IR3 (%)
Varones españoles 76,7 19,5 03,9
Mujeres españolas 60,5 25,6 13,9
Varones argentinos 94,0 04,8 01,2
Mujeres argentinas 81,0 10,4 08,6
Figura 7. Riesgo de padecer TCA valorado por psicometría
26
se presenta como imprescindible en este tipo de estudios (Garfinkel et al., 1995;
Garner, 1998; Matusek, 2004). En ninguna de las series se observó asociación
significativa entre las categorías de percepción y el riesgo de TCA pero sí entre la
puntuación obtenida en el test psicométrico y el grado de insatisfacción con la
propia imagen (X2= 6,23 p< 0,012) lo que apoya resultados previamente obte-
nidos por autores como Bueno et al. 2004 y refuerza la idea de que tal variable
tiene interés en la diagnosis de los TCA.
5. CONCLUSIONES
Con independencia del país de origen, las mujeres muestran una mejor auto-
percepción de su imagen corporal que los varones. Tanto los chicos argentinos
como los españoles tienden a valorar su figura como mas robusta de lo que es
en realidad.
Los jóvenes argentinos de ambos sexos muestran mayor satisfacción con su
imagen que los españoles. La disconformidad muestra diferente tendencia en
función del sexo de modo que las chicas que no están satisfechas desean ser
más delgadas mientras los varones quieren ser, en mayor proporción, más robus-
tos. Tales observaciones efectuadas corroboran que el significado de la imagen
corporal es diferente entre los varones y las mujeres.
Por lo se refiere a la figura que los jóvenes quisieran tener no existen dife-
rencias significativas en función del país de origen pero sí hay diferencias de
género. Tanto las argentinas como las españolas eligieron como silueta ideal la
3 (IMC = 21), mientras varones de ambos países se decidieron en primer lugar
por la silueta 4 (IMC = 23).
Tanto las chicas argentinas como las españolas consideraron mayoritaria-
mente como mas atractiva la silueta masculina número 4 (IMC=23). Los chicos
de ambos países también votaron en mayor proporción esta silueta femenina, de
lo que se deduce que no hay concordancia entre los gustos de los chicos y el ide-
al de belleza que las chicas desean conseguir.
La incidencia de TCA estimada por psicometría resulta superior en las series
femeninas y mas elevada entre la población española que en la argentina. Así
como la percepción no resulta un factor claro de predisposición a los TCA, la insa-
tisfacción si debiera tenerse en cuenta como factor predisponente, y por tanto,
útil en el diagnóstico precoz de dichas patologías.
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... En el tercer apartado se midió la variable distorsión de la imagen corporal (IC), y para ello, se utilizó como instrumento el Modelo de Siluetas (Stunkard y Stellar, 1990) modificado por Collins (1991); este instrumento permitió identificar la IC de manera fiable y sencilla, identificando nueve figuras de siluetas corporales, tanto de hombres como de mujeres. En el instrumento, la silueta va en aumento de tamaño en dirección de izquierda a derecha, siendo la primera la más delegada (con IMC de 17 Kg/m2), y la última la más obesa (con IMC de 33 Kg/m2); cabe mencionar, que el valor de alfa de Cronbach de este instrumento es >.70 (Marrodán et al., 2008). ...
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Partiendo del objetivo: Determinar el estilo de vida y su relación con la distorsión de la imagen y el Índice de Masa Corporal en estudiantes universitarios, se realizó un estudio cuantitativo y correlacional. La muestra fue de 201 estudiantes, se aplicó el instrumento Fantástico y el Modelo de Siluetas; se utilizó análisis descriptivo y correlacional. Los resultados arrojaron que el IMC se relacionó de forma negativa media inversa con el estilo de vida y positiva considerable con la distorsión de la imagen corporal. No hubo relación entre el estilo de vida y la distorsión de la imagen corporal. Hubo relación entre el IMC y la dimensión nutrición, y la dimensión nutrición con el peso. Además de haber relación entre la dimensión tabaco y la edad. Así mismo de la relación entre la distorsión con la dimensión nutrición.
... For evaluation of perceptions of and satisfaction with body image, the method described by Stunkard and Stellar and adapted by Marrodán et al. (2008) was used (Cronbach's α = .73). This was evaluated by showing participants silhouettes of nine male figures and nine female figures. ...
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Background: Mental health is defined as a state of emotional, psychological, and social well-being, and has been shown to be positively associated with self-esteem and quality of life. It is important to note that mental health is dynamic and influenced by a wide range of social, biological, and behavioral factors. Therefore, the aim this study was to describe the health-related quality of life and self-esteem in adolescents, examining their relationship with various health indicators, lifestyle habits, and sociodemographic variables. Method: A cross-sectional study was conducted with a representative sample of 761 students (14.51 ± 1.63 years). Health-related quality of life, self-esteem, satisfaction with body image, adherence to the Mediterranean diet, physical activity practice, hours of nightly sleep, maximum oxygen consumption, body mass index, academic performance, and various sociodemographic factors of all participants were analyzed. Results: Regression analysis showed that body satisfaction and academic performance were associated of both health-related quality of life and self-esteem. Additionally, physical activity, age, and favourable settings for physical activity engagement were also found to be related to health-related quality of life, whilst adherence to the Mediterranean diet, hours of nightly sleep, maximum oxygen consumption and socioeconomic status were associated with self-esteem. Conclusions: Given the associations found between health-related quality of life and self-esteem with lifestyle habits and sociodemographic indicators, there is an urgent need to develop interdisciplinary and cross-cutting promotion strategies to improve the mental health of adolescents.
... For evaluation of perceptions of and satisfaction with body image, the method described by Stunkard and Stellar and adapted by Marrodán et al. (2008) was used (Cronbach's α = .73). This was evaluated by showing participants silhouettes of nine male figures and nine female figures. ...
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Introduction: academic performance is influenced by numerous factors, some personal and others contextual in nature, which also have a close relationship with the health of students. Therefore, the aim of this study was to analyze the relationship and influence of lifestyle habits, various physical and psychosocial health indicators, and sociodemographic variables on academic performance. Method: the study was carried out on a sample of 761 students (14.51 ± 1.63 years old) from 25 educational centers in a region of northern Spain. Academic performance was assessed, as well as health-related quality of life, self-esteem, adherence to the Mediterranean diet, hours of nocturnal sleep, level of physical activity, environment for the practice of physical activity, participation in extra-curricular sports activities, maximum oxygen consumption, body mass index, and various sociodemographic factors. Results: being male, having immigrant origins, as well as having a low/medium socioeconomic level, a cardiorespiratory capacity in the risk zone, lower adherence to the Mediterranean diet, and lower health-related quality of life indices were associated with lower academic performance, explaining up to 14 % of its variance according to the regression analysis. Likewise, adolescents with higher self-esteem, lower body mass index, females, those who lived in a favorable environment for physical activity practice, engaged in extra-curricular physical activity, and had a higher number of hours of nocturnal sleep showed higher levels of academic performance. Conclusions: interventions aimed at combating academic failure should take into account the aforementioned associated factors, with special emphasis on the most vulnerable groups such as males, those with lower socioeconomic status, and those who follow unhealthy lifestyle habits.
... Siluetas corporales y equivalencia con el IMC (Stunkard et al., 1983modificado por Collins, 1991 Nota. IMC = índice de masa corporal El patrón de conformidad o disconformidad del participante con su figura y su estado físico se obtiene con la comparación del IMC percibido y deseado a través de la silueta seleccionada y el IMC real (Marrodán et al., 2008), Medina, 2018). ...
... Este método presenta nueve siluetas anatómicas masculinas y femeninas, que van siendo progresivamente más robustas y que representan diferentes rangos del imc (figura 1). Cada silueta tiene asignado un imc, desde 17 kg/m² hasta 33 kg/m², y se relacionan con bajo peso (silueta 1), normopeso (siluetas 2-5), sobrepeso (siluetas 6-7) y obesidad (siluetas 8-9)(20). Se les solicitó a los participantes que seleccionaran la figura que, según su percepción, se correspondiera con su imagen corporal. ...
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Introducción: la cuarentena mundial decretada produjo cambios en los hábitos de la población. La investigación tuvo como objetivo identificar el efecto de la cuarentena en los hábitos de una muestra de sujetos colombianos. Materiales y métodos: se realizó un estudio transversal, observacional en 1928 sujetos mayores de edad, a través de una encuesta de Google Forms entre las semanas 9 y 10 de confinamiento en Colombia. Se preguntó por: ejercicio físico, estado nutricional, estrés, ansiedad, miedo, consumo de tabaco y alcohol, y hábitos de sueño. Resultados: se reunieron datos de hombres y mujeres de 128 ciudades del país y todos los estratos socioeconómicos. La mayoría de los participantes tomaba clases virtuales (53.8 %) o estaba en teletrabajo (39.7 %). El 51.6 % de los sujetos reportaron no hacer o hacer menos de 150 minutos de ejercicio semanal; el 27.0 % de las personas estaban en sobrepeso u obesidad; el 37.5 % comió más saludable; el 56.1 % usaba más redes sociales, y el 72.6 % refirieron depresión, ansiedad y estrés. El antecedente patológico familiar predominante es la hipertensión arterial (53.2 %). Conclusión: aunque muchos de los sujetos encuestados han buscado mantenerse activos físicamente a través de ejercicio en casa, es importante generar de forma continua recomendaciones para mejorar su adherencia; además, se deben realizar campañas más agresivas usando las redes sociales, para compartir información sobre alimentación, descanso y salud mental. Es importante reducir el impacto de la cuarentena en el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles más adelante.
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The cult of the body is a prominent value today, with a notorious presence in the media consumed by adolescents. This age group, on the other hand, is particularly vulnerable to the influence of the advertising industry. In this sense, it is pertinent to ask whether this industry is generating a body standard detected by adolescents themselves, and whether advertising influences their physical preferences. In this regard, a content analysis (20 audiovisual advertisements) and a survey (132 adolescents) were carried out. According to the results, there is a body standard in audiovisual advertising aimed at this group ranging from slight thinness to a moderate degree of athletic build. Female models present an ectomorph somatotype and male models a mesomorph somatotype, being tall in both cases (1.70 cm or more in women and 1.75 cm or more in men). The study also found another main result: advertising influences teenagers’ body choices. A fact that, according to the nuances provided by the results associated with the study’s secondary objectives, is more prominent in females and/or between 10 to 13 years of age. In the light of the results obtained, it would be highly advisable for advertisements to show other more rounded and adipose body types in order to break current standards, improving at the same time this age group’s wellbeing.
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The aim was to expand the existing knowledge on adolescents’ body image and its connections with health (Body Mass Index, sleep activity), psychological (well-being, physical self-concept), and social (socio-economic status, diet) variables. 246 students (130 boys, 116 girls), age range 13-15 years, enrolled in 10 schools participated. Seven days/24 hours, they wore accelerometers to monitor their activity, including sleep. Participants’ Body Mass Index was obtained and they completed several questionnaires. The results indicated that most participants had an adequate BMI, optimal Mediterranean diet and medium socioeconomic status. Sleep efficiency was above 92%. One quarter showed signs of psychological disorders. The majority (52,1%) chose an ideal body image thinner than the perceived one, 32,1% a similar one, and 15% a larger one. Most participants wanted a different figure, especially among females, but it did not vary depending on socioeconomic status or Mediterranean diet. Perceived body image and body image discrepancy were positively correlated with BMI. Negative relationships were observed between sleep efficiency and perceived body image and body image discrepancy. Sleep efficiency predicted both perceived body image and body image discrepancy, while sex predicted ideal body image. Participants with greater body image discrepancy showed lower levels of physical self-concept and psychological well-being. In conclusion, body image dissatisfaction had high prevalence among adolescents with negative implications on their psychological well-being and physical self-concept. BMI is a factor closely linked to adolescents’ body dissatisfaction. No connection was found between body image discrepancy and SES or Mediterranean diet. Finally, sleep efficiency predicted both perceived body image and body image discrepancy.
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La insatisfacción con la imagen corporal puede desencadenar preocupación excesiva por la estética conduciendo a una utilización indiscriminada de suplementos nutricionales. Por ello, el objetivo de este estudio fue investigar la relación entre percepción y conformidad de imagen corporal al uso de suplementos nutricionales en usuarios regulares de gimnasios de la región del Biobío, Chile. La investigación corresponde a un estudio analítico transversal realizado en el segundo semestre del año 2018, en el que participaron 262 personas mayores de 18 años. Se observó una asociación estadísticamente significativa entre el uso de suplementos nutricionales y la percepción de la imagen corporal (OR 0,58, IC95%0,34–0,98; p=0,045), y entre el uso de suplementos nutricionales y la conformidad con la imagen corporal (OR 0,43, IC95%0,25–0,75; p=0,003). En conclusión, a mayor disconformidad con la imagen corporal o la presencia de una percepción alterada de ésta, mayor es la probabilidad de consumir suplementos nutricionales.
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Adolescence represents a vulnerable phase of life for psychological health. The practice of physical activity (PA) appears to have a positive influence on adolescents, increasing self-esteem and producing a more positive body image. A systematic review of published articles over the past 10 years until June 2022 was conducted according to the PRISMA statement employing the electronic databases MEDLINE and Web of Science (639 records) to summarize the literature on the relationship between body image dissatisfaction (BID) and assessed by figural scales and practice of structured and unstructured PA in adolescents (10–18 years), taking into account BMI and/or weight status. All articles were independently reviewed using inclusion/exclusion criteria, retrieved data, and assessed quality with the adapted Newcastle-Ottawa Scale for observational studies. The main finding of interest that emerged from most of the 28 included studies is the negative association between BID and PA during adolescence: as PA increases, BID decreases. However, this updated systematic review also identified some flaws in the existing literature, highlighting the need for high-quality adolescent research using validated figural scales and objective PA assessments. In conclusion, the reviewed studies showed that PA involvement can be efficacious in protecting from body image perception concerns and enhancing body satisfaction. Future interventions should promote structured and unstructured PA during adolescence to improve self-esteem and body image.
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The purpose of this study was to evaluate physical characteristics, nutrient intake, physical activity level, and body image in white (CC), African-American (AA), and Hispanic-American (HA) female adolescents. High school volunteers were solicited for this study. Self-reported information was used to determine subject characteristics, family income, physical activity, body image, and nutrient intake. Physical evaluations were used to determine body mass index, percent body fat, fat distribution, resting heart rate, and blood pressure (BP). Results showed that AA girls displayed significantly higher diastolic BP than HA girls (p = 0.029). CC adolescents showed greater physical activity (p = 0.010) and lower adiposity than HA adolescents (p = 0.048), as well as lower subscapular skinfold than AA adolescents (p = 0.018). AA adolescents selected a higher ideal body size than CC girls (p = 0.038). There was also a significant difference in percentage carbohydrates (p < 0.034) and cholesterol consumed (p < 0.016) among groups, with CC girls showing the highest values for carbohydrates and lowest values for cholesterol intake among groups. Given our findings of higher adiposity and lower physical activity levels in HA adolescents and greater diastolic BP levels and subscapular skinfold in AA adolescents, more interventions should be targeted toward improving health-related variables among minority populations.
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El interés de los estudios sobre alteraciones en la percepción de la imagen corporal es cada vez mayor. Sin embargo, todavía no se han desarrollado suficientes métodos objetivos para su valoración. Con este estudio se pretende valorar la percepción de la imagen corporal de un grupo de adultos jóvenes mediante el uso de modelos anatómicos y comparar dicha percepción con los valores reales del índice de masa corporal (IMC) con objeto de detectar posibles alteraciones en la autopercepción de la imagen corporal. Para ello se diseñaron 7 modelos anatómicos para ambos sexos correspondientes a valores de IMC de 18, 22, 25, 27, 30, 35 y 40 kg/m2. Cada persona, de las 158 que forman la muestra (65 hombres y 93 mujeres; 18-30 años), debía elegir el modelo con el que mejor se identificaba. Posteriormente, se tallaron y pesaron y se calculó el IMC real comparándolo posteriormente con el IMC percibido. El 52,3% de los hombres y el 38,7% de las mujeres eligen modelos que corresponden a sus IMC reales, es decir, los hombres se autoperciben más correctamente que las mujeres. El 29,2% de los hombres se ven más delgados de lo que son y el 18,5% más gordos. El 8,6% de las mujeres se ven más delgadas de lo que son y el 41,1% se autoperciben más gordas. Las mujeres con valores de IMC real correspondientes a normopeso y sobrepeso (IMC entre 20 y 29,9) se ven más gordas de lo que son en realidad, mientras que las obesas (IMC>30), se autoperciben más delgadas. Por el contrario, los hombres con normopeso y los obesos se auto-perciben más delgados de lo que son mientras que los que presentan sobrepeso se clasifican correctamente.
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Previous epidemiological studies of bulimia nervosa have generated differing estimates of the incidence and prevalence of the disorder. These differences are attributable, in part, to varying definitions of the illness and a range of methodologies. The authors sought to define the prevalence of bulimia nervosa in a nonclinical community sample, examine the clinical significance of DSM-III-R threshold criteria, and examine comorbidity. Subjects across Ontario (N = 8,116) were assessed with a structured interview, the World Health Organization Composite International Diagnostic Interview, with specific questions added for bulimia nervosa. Subjects who met DSM-III-R criteria for bulimia nervosa were compared with those who were missing only the frequency criterion (two or more binge-eating episodes per week for 3 months). In this sample, the lifetime prevalence of bulimia nervosa was 1.1% for female subjects and 0.1% for male subjects. The subjects with full- and partial-syndrome bulimia nervosa showed significant vulnerability for mood and anxiety disorders. Lifetime rates of alcohol dependence were high in the full-syndrome group. Rates of parental psychopathologies were high in both bulimic groups but tended to be higher in the subjects with full-syndrome bulimia nervosa. Both bulimic groups were significantly more likely to experience childhood sexual abuse than a normal female comparison group. This study confirms other prevalence estimates of bulimia nervosa and its comorbid diagnoses from studies that were based on sound methodologies. It also points to the arbitrary aspects of the frequency of binge eating as a diagnostic threshold criterion for the disorder.
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This review provides an evaluation of the correlates and/or risk factors associated with disordered eating and the pursuit of muscularity among adolescent boys. One of the main conclusions is that similar factors and processes are associated with both behavioral problems. Several factors found to be consistently associated with disordered eating among boys are also similar to those found with girls. These include body mass index, negative affect, self-esteem, perfectionism, drug use, perceived pressure to lose weight from parents and peers, and participation in sports that focus on leanness. However, as many of the findings have only been verified using cross-sectional designs, prospective studies are now needed.
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Although the issue raised by Jacqueline Quail and associates is valid, teaching children and families to have tolerance for diversity, including diversity in size and shape, is paramount to decreasing body dissatisfaction and reversing social discrimination against overweight and obese individuals. Developing such tolerance is especially important given the link between weight-based teasing and depression or suicide in youth.1 Certainly, efforts to promote healthy eating and active living should not be ignored, but dieting in youth has been linked to weight gain.1,2 Similarly, weight loss programs targeting obese children have been associated with only minimal weight loss.3,4 Furthermore, pressures to lose weight can create a cycle of dieting and low self-esteem.3,5 Because of the link between dieting and body dissatisfaction, extensive school-based research has been conducted on ways to increase body satisfaction and encourage healthy lifestyles. This universal prevention approach has led to improvements in healthy eating, global self-esteem and body satisfaction among children in the upper grades of elementary school.6,7 Although this student-directed intervention has shown promise, it is equally important to sensitize adults to their role in the promotion of children's body image and healthy lifestyles, without focusing solely on weight. Effective ways for schools to deliver these health promotion messages are available.6,7 Physicians can help to engage families in the following ways: educate patients about natural increases in weight and body fat experienced during puberty, encourage family-wide healthy eating and active living practices,8,9discourage restrictive dieting, model respect for diversity in weight and shape, teach the emotional and physical benefits of physical activity, help families to recognize the impact of weight-based teasing and suggest that families encourage these messages in school communities.10 It may not be surprising that children are dieting to prevent weight gain. However, taking steps to promote health and fitness in all youth, without increasing weight and shape preoccupation, can help to decrease unhealthy weight loss behaviours such as those that we reported.11 Gail McVey Stacey Tweed Elizabeth Blackmore Community Health Systems Resource Group The Hospital for Sick Children Toronto, Ont.
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This study examined differences in measures of perception of body shape and body satisfaction among 25 male and 165 female undergraduates. The students completed a body image questionnaire, comprised of four parts: (1) anthropometric data; (2) figure rating scale; (3) cognitive attitude toward body size; and (4) satisfaction with body characteristics. This study found that male ratings of the Ideal figure, the figure of how they currently thought they looked, and the figure of how they felt most of time were almost identical, as were the figure of what they thought most attractive to women and the figure of how they thought others saw them. On the contrary, female ratings of the Ideal figure were significantly thinner than their perception of their current figure, the figure as others saw them, and the figure they felt most of time. Furthermore, the female figure that women rated as most attractive to males was thinner than the figure that males actually preferred. On the other hand, male judgments of the male figure most attractive to females were heavier than female ratings of the same. Both males and females erred in estimating what the opposite sex would find attractive. Males overestimated and females underestimated the body size attractive to the other sex. Although over half of the male and female subjects reported their body size as 'In-between', more males wanted to gain weight and more females wanted to lose weight to present their Ideal body shape. Furthermore, males were biased toward being satisfied with their body and females were biased toward being dissatisfied with their body. Additionally, the number of females satisfied with hands and dissatisfied with upper thighs and buttocks was higher than that of males.
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This study examines the relationship of three sociocultural factors-media influence, peer teasing, and parent teasing/comments and three potential moderator variables-self-esteem, social comparison, and endorsement of male strength and athleticism-to drive for muscularity in middle school boys. There were 287 seventh and eighth grade boys who completed a questionnaire measuring these variables as well as body mass index (BMI) and pubertal status. Results indicated that media influence and male physical attributes endorsement were particularly important correlates of drive for muscularity. These findings have implications for programs designed to prevent body dissatisfaction among adolescent boys.
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This brief editorial article introduces the new scientific journal, Body Image: An International Journal of Research, and describes its rationale and mission in relation to the history and future of the study of body image and human appearance.
Body figure perceptions and preferences among preadolescent children
COLLINS, ME (1991): Body figure perceptions and preferences among preadolescent children. International Journal of Eating Disorders, 10: 199-208.
Encuestas de prevalencia de Trastornos del Comportamiento Alimentario en adolescentes escolarizados de la Comunidad de Madrid. Documentos Técnicos de Salud Pública nº 67
  • A Zorrilla
  • Sepúlveda
GANDARILLAS, A; ZORRILLA, B y SEPÚLVEDA, A (2002): Encuestas de prevalencia de Trastornos del Comportamiento Alimentario en adolescentes escolarizados de la Comunidad de Madrid. Documentos Técnicos de Salud Pública nº 67. Consejería de Salud. Madrid.