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Se analiza la autopercepción, conformidad con la imagen corporal y prevalencia de trastornos
del comportamiento alimentario (TCA) en 716 jóvenes españoles y argentinos. Se contrasta el IMC
real con el autopercibido mediante siluetas y con la puntuación obtenida en una prueba psicomé-
trica. La insatisfacción con la propia imagen aparece como probable factor de predisposición al
desarrollo de TCA.
Palabras Clave: Imagen corporal. Trastornos del comportamiento alimentario (TCA). Adoles-
centes. Argentina. España.
Autopertzepzioa, norbere gorputzaren onarpena eta elikadura-portaeretako nahasteen iraupena
(EPN) aztertu zituzten, 716 gazte espainiar eta argentinarrengan. Ondoren, gorputz-masaren indize
erreala autopertzepzioaren emaitzekin (silueten bidez egindako froga) alderatu zuten, batetik, eta fro-
ga psikometrikoaren emaitzekin, bestetik. Honako hau egiaztatu zuten: norbere itxurarekiko ezados-
tasuna EPN garatzeko joeraren iturburua dela.
Giltza-Hitzak: Gorputz irudia. Jate portaeraren nahasteak (TCA). Nerabeak. Argentina. Espainia.
Analyse de l’autoperception, de la conformité avec l’image corporelle et de la prévalence de
troubles du comportement alimentaire (TCA) chez 716 jeunes espagnols et argentins. Avec une
comparaison de l’IMC réel et celui autoperçu, à l’aide de silhouettes et des résultats d’un test psy-
chométrique. L’insatisfaction par rapport à la propre image apparaît comme un facteur probable de
prédisposition au développement de TCA.
Mots Clé: Image corporelle. Troubles du comportement alimentaire (TCA). Adolescents. Argen-
tine. Espagne.
Realidad, percepción y atractivo de
la imagen corporal: condicionantes
biológicos y socioculturales
(Reality, perception and attractiveness of the body
image: biological and socio-cultural conditions)
Marrodán, Mª Dolores; Montero-Roblas, Verónica;
Mesa, Mª Soledad; Pacheco, José L.
Univ. Complutense de Madrid. Campus de Moncloa, s/n.
28040 Madrid
González, Marisa
Instituto de Enseñanza Secundaria Santa Eugenia. Ctra. Valencia,
km. 9. 28031 Madrid
Bejarano, Ignacio
Univ. Nacional de Jujuy. Avda. Bolivia Nº 1661. S.S. de Jujuy.
AR-4600 Jujuy
Lomaglio, Delia B.; Verón, Juan A.
Univ. Nacional de Catamarca. Argentina. Esquiú, 612.
AR-4700 Catamarca
Carmenate, Margarita
Univ. Autónoma de Madrid. Darwin, 2. Ciudad Universitaria de
Cantoblanco. 28049 Madrid
BIBLID [1137-439X (2008), 30; 15-28]
Zainak. 30, 2008, 15-28
Recep.: 18.12.07
Acep.: 18.12.07
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1. INTRODUCCIÓN
La imagen que cada individuo tiene de su propio cuerpo es tan subjetiva que
no necesariamente ha de coincidir con la que de él tienen los demás. En la auto-
percepción corporal influyen múltiples factores que interaccionan entre si, como
las vivencias afectivas y experiencias que van consolidando la personalidad o la
autoestima (Sánchez-Planell et al. 2003). La adolescencia es la etapa en la que
el organismo experimenta los mayores cambios y es también el período en el que
los jóvenes muestran más interés por tener buena apariencia y agradar a los
demás, sobre todo al sexo contrario. Desafortunadamente el entorno ejerce una
gran presión y pone continuamente de manifiesto que para triunfar en la socie-
dad es imprescindible responder a un canon establecido de belleza.
Esto hace que muchos jóvenes, que ven cómo su cuerpo se está modifican-
do rápidamente, se muestren inseguros, no acepten su aspecto físico y traten de
cambiarlo a través de conductas poco saludables que pueden poner en grave
riesgo su salud. De este modo, incrementan peligrosamente la actividad física o
más habitualmente, inician dietas sumamente restrictivas que quizá desembo-
quen en trastornos del comportamiento alimentario (TCA). Dichas patologías,
cada vez más frecuentes en países desarrollados (Gandarillas et al. 2003), tie-
nen más posibilidades de curación si se detectan en sus inicios.
De hecho, el diagnóstico de estas patologías es relativamente sencillo cuan-
do el cuadro clínico está bastante definido, pero resulta sumamente difícil detec-
tarlas en los momentos iniciales. Los criterios que se vienen utilizando más habi-
tualmente son determinados test psicométricos como los que recogen los proto-
colos denominados DSMIV y CIE-10 (García-Camba, 2002) y que se basan en
signos y evidencias de comportamientos alterados que manifiesta el sujeto. A
pesar de su amplia difusión, presentan ciertas limitaciones, ya que se orientan
casi exclusivamente al diagnóstico de la anorexia y bulimia, que son sólo una
parte de los TCA. Además, no son aplicables en la fase temprana de la enfer-
medad, es decir, cuando todavía no aparecen signos externos de padecerla.
En este contexto, los test de autopercepción de la imagen constituyen un
buen instrumento de detección precoz de la distorsión e insatisfacción con la
propia figura que puede llegar a desembocar en una grave alteración de la con-
ducta alimentaria (Smolak, 2004; Cash, 2004; Matusek et al., 2004). Además,
al contrastar la información que suministran los métodos de percepción de ima-
gen con la antropometría es posible identificar con mayor rigor aquellos indivi-
duos que presentan un cierto nivel de riesgo para desarrollar TCA y malnutrición
(Toledano, 2003). La actualidad de este tipo de análisis antropológico justifica la
aparición en el año 2004 de una publicación específicamente dedicada a este
tema (Body image de Ed. Elsevier). En España concretamente, son pioneros en
este campo Varea et al. (2003), que han puesto de manifiesto la relación entre
la imagen y las conductas de riesgo asociadas a la pérdida de peso en estu-
diantes madrileños de ambos sexos, así como los trabajos de Montero et al.
(2005) en adultos. También merecen destacarse los precedentes de Peix (2000)
y Ricomá et al. (2002) en población adolescente catalana en los que se combi-
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nan test de valoración de la insatisfacción por la imagen con cuestionarios sobre
alimentación, si bien no incluyen medidas antropométricas.
2. OBJETIVOS
El objetivo del presente trabajo es valorar la autopercepción de la imagen en
una muestra de jóvenes españoles y argentinos, estableciendo la relación entre
dicho parámetro y el índice de masa corporal obtenido por antropometría. Así
mismo, conocer cuál es el perfil que resulta más atractivo para el sexo contrario
y valorar la influencia del género y el país de procedencia sobre el grado de dis-
torsión o insatisfacción con la imagen personal. Finalmente tratar de establecer
la asociación existente entre las alteraciones de la percepción de la figura y el
nivel de riesgo de TCA cuantificado mediante un test psicométrico.
3. MATERIAL Y MÉTODOS
Se estudiaron 716 jóvenes de ambos sexos, en edades comprendidas entre
los 13 y 18 años de edad, que fueron analizados en España y Argentina como
parte de un proyecto de investigación conjunto (CGL2005-03752). La muestra
española (297 varones y 220 mujeres) se tomó en centros de enseñanza públi-
cos y privados de la Comunidad de Madrid: IES Los Olivos, IES Santa Eugenia,
IES Calderón de la Barca, IES Ana Ozores y Colegio LUYFE. Por lo que respecta a
la muestra argentina (102 varones y 97 mujeres) parte de los datos se recogie-
ron en San Fernando de Catamarca (IES Alberdi y en el IES Galíndez) y el resto
en la Escuela de Comercio de San Salvador de Jujuy. En todos los casos se con-
tó con el consentimiento informado de los padres o de los propios sujetos si eran
mayores de edad.
3.1. Antropometría
A cada sujeto analizado, y de acuerdo a las normas del IBP (Weiner y Lourie
1981), se le realizaron una serie de medidas antropométricas encaminadas a la
valoración de la condición nutricional a través del tamaño y la composición cor-
poral. Para el presente trabajo se tuvieron en cuenta la estatura y el peso para
estimar el índice de masa corporal (IMC) mediante la expresión: peso (kg)/ esta-
tura (m2).
3.2. Percepción de la imagen
Para valorar la percepción de la imagen corporal se usó una adaptación del
método propuesto en su día por Stunkard y Stellard (1990) y modificado por
Collins (1991) que se muestra en la figura 1. En el mismo se muestran 9 figuras
masculinas y otras tantas femeninas que van siendo progresivamente más
robustas. Cada silueta tiene asignado su IMC correspondiente, de manera que
la más delgada equivaldría a un IMC de 17 kg/m2y la más obesa, a 33 kg/m2.
Cada joven seleccionó en primer lugar la figura que, en su opinión, se corres-
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pondía con su silueta. En segundo término, aquella otra que desearía tener y,
finalmente, la que se corresponde con su preferencia para el sexo opuesto.
Comparando los valores de IMC percibido y deseado, con los del real obteni-
do por antropometría, se obtiene un patrón de conformidad o disconformidad del
individuo con su figura y un análisis del realismo del sujeto a la hora de valorar
su estado físico. Por otra parte, a partir de las tercera respuesta, se estimó cuál
era la silueta femenina mas valorada por los chicos y la masculina preferida por
las chicas. Para el mejor tratamiento de la información recopilada los sujetos
fueron agrupados en 5 categorías establecidas en función de la diferencia entre
el IMC real y el percibido. Los rangos se establecieron de forma que la diferencia
entre ambos valores abarcase más de dos posiciones, ya que en algunos casos
resulta difícil distinguir claramente entre dos siluetas contiguas.
Categoría 1 : diferencia entre IMC real y percibido < –4
Categoría 2: diferencia entre IMC real y percibido entre –4 y –2
Categoría 3: diferencia entre IMC real y percibido entre –2 y 2
Categoría 4: diferencia entre IMC real y percibido < entre 2 y 4
Categoría 5: diferencia entre IMC real y percibido > de 4
Los valores negativos corresponden a individuos que poseen un IMC real
menor que el IMC percibido, es decir, que se ven más gruesos de lo que real-
mente son. Por el contrario, los valores positivos pertenecen a individuos que se
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Figura 1. Análisis de la percepción corporal
(Método adaptado de Stunkard y Stellard 1990)
Silueta 1 2 3 456789
IMC 17 19 21 23 25 27 29 31 33
19
ven más delgados de lo que están. Aquellos individuos que se encuentren en la
categoría 3, son los que se perciben prácticamente tal como son, es decir el
valor del IMC correspondiente a la figura elegida es similar al IMC real obtenido
por antropometría.
La misma categorización se realizó en el análisis de la relación entre el IMC
real y el IMC deseado. Los valores negativos son indicativos de que el individuo
desea estar más robusto de lo que está. Por el contrario los valores positivos per-
tenecen a individuos que desearían estar más delgados de lo que están. Tam-
bién aquí los sujetos ubicados en la categoría intermedia (categoría 3) son aque-
llos en los que coincide la figura que desean con la que realmente poseen, con
lo que se deduce que son los más satisfechos con su propia imagen.
Categoría 1 : diferencia entre IMC real y deseado < –4
Categoría 2: diferencia entre IMC real y deseado entre –4 y –2
Categoría 3: diferencia entre IMC real y deseado entre –2 y 2
Categoría 4: diferencia entre IMC real y deseado < entre 2 y 4
Categoría 5: diferencia entre IMC real y deseado > de 4
3.3. Psicometría
El test psicométrico utilizado en esta investigación fue elegido por su senci-
llez y brevedad; es el propuesto por Gardner et al. (1996) y reúne un total de 26
ítems con 4 posibles respuestas, que se describen en la tabla 1. Los resultados
se analizaron mediante un programa informático elaborado por el Centro de Ano-
rexia y Bulimia de Barcelona (Armengou, 2003). El análisis de las respuestas per-
mite clasificar a los individuos en tres categorías en función de la puntuación
obtenida:
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Tabla 1. Escala de Actitudes Alimentarias
(Garner et al., 1982)
Cuestiones: 11. Me gusta comer con otras personas
12. Procuro no comer aunque tenga hambre
13. Me preocupo mucho por la comida
14. A veces me he «atracado» de comida sintiendo que era
incapaz de parar de comer
15. Corto mis alimentos en trozos pequeños
16. Tengo en cuenta las calorías que tienen los alimentos
que como
17. Evito, especialmente, comer alimentos con muchos
hidratos de carbono, por ejemplo: pan, arroz, patatas,
etc.)
18. Noto que los demás preferirían que yo comiese más
19. Vomito después de haber comido
10. Me siento muy culpable después de comer
20
(IR1) entre 1 y 9 puntos: no se detecta riesgo de TCA.
(IR2) entre 10 y 19 puntos: predisposición a TCA
(IR3) mas de 20 puntos: certeza de TCA.
Una vez clasificados los sujetos de acuerdo al grado de distorsión y satisfac-
ción con su propia imagen, así como al nivel de riesgo de TCA valorado por psi-
cometría, se buscó la posible asociación entre tales variables. La estadística des-
criptiva y de frecuencias, así como las pruebas de Ji cuadrado, se llevaron a cabo
mediante el programa SPSS 12.0.
4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Por lo que se refiere a la percepción de la propia imagen, tal y como se pue-
de observar en la figura 2, el 50,3 % de los chicos y el 54,3 % de las chicas espa-
ñolas se incluyen en la categoría 3, lo que supone que se ven prácticamente
como son. Un porcentaje relativamente pequeño, tiende a verse más delgado de
lo que está (categorías 4 y 5) mientras que el 44,6 % de los varones y el 35% de
las chicas se perciben más (categoría 2) o mucho más (categoría 1) gordos res-
pecto a su físico real. Los jóvenes argentinos manifiestan mayor concordancia
entre su IMC real y percibido, de manera que el 54,4 % de los chicos y el 57,1 %
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11. Me preocupa el deseo de estar más delgado/a
12. Pienso en quemar calorías cuando hago ejercicio
13. Los demás piensan que estoy demasiado delgado/a
14. Me preocupa la idea de tener grasa en el cuerpo
15. Tardo en comer más que las otras personas
16. Procuro no comer alimentos con azúcar
17. Como alimentos de régimen
18. Siento que los alimentos controlan mi vida
19. Me controlo en las comidas
20. Noto que los demás me presionan para que coma
21. Paso demasiado tiempo pensando y ocupándome de la
comida
22. Me siento incómodo/a después de comer dulces
23. Me comprometo a hacer régimen
24. Me gusta sentir el estómago vacío
25. Disfruto probando comidas nuevas y sabrosas
26.Tengo ganas de vomitar después de las comidas.
Posibles respuestas: A: Siempre
B: Casi siempre
C: Bastantes veces
D: Algunas veces
E: Casi nunca
F: Nunca
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de las chicas se incluyen en la categoría central. Sólo el 6,1 % de los varones y
el 8,7 % de las mujeres se ven más delgados, mientras que se creen más grue-
sos el 39,5% y el 34,2 %, respectivamente (figura 3). La tendencia a la percep-
ción de una figura mas robusta es significativamente más acusada en la serie
masculina de ambos países (X 2= 4,83; X 2= 14,25; p< 0,01).
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Figura 2. Como se perciben los jóvenes españoles
Figura 3. Como se perciben los jóvenes argentinos
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Cuando se analiza el grado de satisfacción aparente con la propia imagen,
se constata que los jóvenes argentinos de ambos sexos están significativa-
mente más conformes con su forma corporal (varones X2 = 27,94 p < 0,001;
mujeres X2 = 18,8; p < 0,001). También se aprecian diferencias significativas
entre ambos sexos a favor de las chicas en ambos grupos de población (espa-
ñoles X2 = 32, 65 p < 0,001; argentinos; X2 = 28,76 p < 0,001;). Como se rese-
ña en la figura 4, el 45 % de las chicas españolas y el 54 % de las argentinas
están satisfechas con su imagen frente al 36,2% de los varones españoles o al
48 % de los argentinos. Para matizar estos resultados, hay que señalar que en
las series de ambos países en las categorías 1 y 2 es mayor la frecuencia de
chicos con 51,8% de españoles y 50% de argentinos respectivamente. Es decir
los varones insatisfechos con su imagen desean en mayor proporción ganar
peso, mientras que en el caso de las chicas la situación es inversa. Las muje-
res insatisfechas con su imagen se incluyen sobre todo en las categorías 4 y 5,
donde se ubican el 31,4% de españolas y el 29% de argentinas, que desearían
ser más delgadas.
Los resultados descritos son similares a los publicados por Shih (2000) en
población taiwanesa y a los obtenidos en población canadiense por Quail et al.,
(2004), donde también se constató que la mayoría de las mujeres deseaban una
figura más esbelta mientras los varones, por lo general, deseaban ser algo mas
robustos. Esta circunstancia se debe posiblemente a que los chicos identifican
una mayor corpulencia con una masa muscular más desarrollada, mientras que
las chicas la asocian con un mayor grado de adiposidad, aspecto constatado
también por otros autores como Ricciardelli y Mccabe (2004) o Cafri et al.
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Figura 4. Satisfacción con la propia figura
Están satisfechos con su imagen chicos chicas
argentinos 48 % 54 %
españoles 36 % 45 %
23
(2005). En este sentido, expertos como Smolak y Stein (2006) refieren textual-
mente que “la imagen corporal es por ello una construcción de género” y su sig-
nificado difiere de hombres a mujeres.
En las figuras 5 y 6 queda patente cuál es la imagen que desearían para sí
mismos los jóvenes estudiados. Las diferencias son mínimas entre países de ori-
gen, pero muy significativas en función del sexo. Las chicas eligieron para sí la
silueta 3 (IMC 21) seguida de la 4 (IMC 23), mientras que los varones manifes-
taron su preferencia por la silueta 4, seguida de la 3. Como también queda
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Figura 5. Imagen que desearían tener los jóvenes españoles
Silueta 12131415
IMC 19 21 23 25
Figura 6. Imagen que desearían tener los jóvenes argentinos
Silueta 12131415
IMC 19 21 23 25
24
patente en la tabla 2, un porcentaje no desdeñable de mujeres, el 16%, desea-
ría tener una figura a la que corresponde un índice de masa corporal de 19 valor
muy próximo al 18,5 considerado por la OMS (1998) y la SEEDO (2000) como
límite inferior del normopeso. Los resultados apoyan las observaciones de Peix
(2000) en su estudio llevado a cabo en la comarca de Osona en el sentido de
que las mujeres desean una silueta más esbelta que los hombres. Sin embargo,
otros autores como Perry et al., (2004) son de la opinión de que esta situación
no es general, ya que en su estudio de carácter multiétnico resultó que respecto
a las mujeres de origen caucásico, las africanas eligen con preferencia siluetas
más robustas como imagen deseada.
En la tabla 3, se analizan las preferencias por el sexo contrario, es decir que
tipo físico femenino prefieren los chicos y qué imagen masculina prefieren las
jóvenes. Como puede apreciarse, las figuras femeninas consideradas más atrac-
tivas por los chicos de ambos países fueron la 4 (IMC 23) seguida de la 3 (IMC
21). Tan sólo un mínimo porcentaje de la muestra masculina valoró positiva-
mente la figura 2, mientras que el 14,2 % de los chicos argentinos consideraron
como más atractiva la figura 5 (IMC 25), que curiosamente marca el límite supe-
rior del normopeso de acuerdo a las referencias de la OMS (1998) o la SEEDO
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Tabla 2. Figura corporal que desearían tener los jóvenes analizados
Silueta 2 (%) Silueta 3 (%) Silueta 4 (%) Silueta 5 (%)
Varones españoles 13,5 18,6 57,1 20,8
Mujeres españolas 16,0 58,4 23,3 12,3
Varones Argentinos 101. 19,1 60,1 20,2
Mujeres argentinas 16,0 55,0 26,2 12,8
Tabla 3. Figura corporal considerada como más atractiva para el sexo opuesto
Silueta Silueta Silueta Silueta Silueta Silueta
1 (%) 2 (%) 3 (%) 4 (%) 5 (%) 6 (%)
Silueta femenina
mas valorada por los
varones españoles 0,0 5,0 30,4 57,3 5,3 2,0
Silueta masculina
mas valorada por las
mujeres españolas 0,7 6,0 33,6 46,4 8,6 4,7
Silueta femenina
mas valorada por los
varones argentinos 0,0 4,0 31,8 50,0 14,210,0
Silueta masculina
mas valorada por las
mujeres argentinas 0,0 6,0 40,8 46,0 7,2 0,0
25
(2000). Estos resultados parecen indicar que no existe gran correspondencia
entre cómo las chicas quisieran ser y cuales son las preferencias masculinas.
Por otra parte, la figura masculina más elegida por las argentinas y españolas
fue la 4 a la que corresponde un IMC de 23 seguida de la 3 (IMC 21), aprecián-
dose aquí una mayor coincidencia entre los gustos femeninos y el canon estéti-
co que quisieran tener los varones.
Por lo que respecta al Índice de Riesgo de padecer TCA, según los resultados
del test psicométrico y como queda gráficamente expresado en la tabla 4 y figu-
ra 7, más del 60% de los individuos analizados no presentan riesgo alguno para
desarrollar un TCA. En el otro extremo el 8.6% de las argentinas y un 13,9 % de
las chicas españolas encuestadas se encuentra en la categoría 3, lo que signifi-
ca que ya han presentan una alteración de la conducta alimentaria y en la mis-
ma situación se encuentran el 1,2 % de los chicos argentinos y el 3,9 % de los
españoles. Como se deduce de las cifras reseñadas, las diferencias en el nivel
de riesgo para el desarrollo de un TCA las diferencias revisten carácter significa-
tivo en función del sexo pero también en función del país de origen.
Según se deduce de la literatura científica, la insatisfacción con la propia
imagen puede ser un factor que contribuye a padecer TCA, por lo que su análisis
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Tabla 4. Prevalencia de TCA valorada por psicometría
IR1 (%) IR2 (%) IR3 (%)
Varones españoles 76,7 19,5 03,9
Mujeres españolas 60,5 25,6 13,9
Varones argentinos 94,0 04,8 01,2
Mujeres argentinas 81,0 10,4 08,6
Figura 7. Riesgo de padecer TCA valorado por psicometría
26
se presenta como imprescindible en este tipo de estudios (Garfinkel et al., 1995;
Garner, 1998; Matusek, 2004). En ninguna de las series se observó asociación
significativa entre las categorías de percepción y el riesgo de TCA pero sí entre la
puntuación obtenida en el test psicométrico y el grado de insatisfacción con la
propia imagen (X2= 6,23 p< 0,012) lo que apoya resultados previamente obte-
nidos por autores como Bueno et al. 2004 y refuerza la idea de que tal variable
tiene interés en la diagnosis de los TCA.
5. CONCLUSIONES
Con independencia del país de origen, las mujeres muestran una mejor auto-
percepción de su imagen corporal que los varones. Tanto los chicos argentinos
como los españoles tienden a valorar su figura como mas robusta de lo que es
en realidad.
Los jóvenes argentinos de ambos sexos muestran mayor satisfacción con su
imagen que los españoles. La disconformidad muestra diferente tendencia en
función del sexo de modo que las chicas que no están satisfechas desean ser
más delgadas mientras los varones quieren ser, en mayor proporción, más robus-
tos. Tales observaciones efectuadas corroboran que el significado de la imagen
corporal es diferente entre los varones y las mujeres.
Por lo se refiere a la figura que los jóvenes quisieran tener no existen dife-
rencias significativas en función del país de origen pero sí hay diferencias de
género. Tanto las argentinas como las españolas eligieron como silueta ideal la
3 (IMC = 21), mientras varones de ambos países se decidieron en primer lugar
por la silueta 4 (IMC = 23).
Tanto las chicas argentinas como las españolas consideraron mayoritaria-
mente como mas atractiva la silueta masculina número 4 (IMC=23). Los chicos
de ambos países también votaron en mayor proporción esta silueta femenina, de
lo que se deduce que no hay concordancia entre los gustos de los chicos y el ide-
al de belleza que las chicas desean conseguir.
La incidencia de TCA estimada por psicometría resulta superior en las series
femeninas y mas elevada entre la población española que en la argentina. Así
como la percepción no resulta un factor claro de predisposición a los TCA, la insa-
tisfacción si debiera tenerse en cuenta como factor predisponente, y por tanto,
útil en el diagnóstico precoz de dichas patologías.
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