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European Journal of Investigation in Health,
Psychology and Education
2013, Vol. 3, Nº 3 (Págs. 215-225)
© Eur. J. investig. health psychol. educa
ISSN 2174-8144 // www.ejihpe.es
Adicción al móvil en alumnos de secundaria: efectos en la convivencia
Noelia Flores Robaina1, Cristina Jenaro Río1, Francisca González Gil1,
Elena Martín Pastor1 y Raquel Poy Castro2
1Universidad de Salamanca, 2Universidad de León (España)
El objetivo general del presente estudio ha sido evaluar los patrones de uso del teléfono
móvil en población adolescente escolarizada en centros de Educación Secundaria. De
modo adicional, hemos evaluado correlatos psicológicos (ansiedad, depresión) y
conductuales y asociación con rendimiento escolar. Para la realización del estudio se contó
con 528 alumnos, con edades entre los 12 y los 19 años, pertenecientes a cinco centros
educativos, cuatro públicos y uno concertado. Los instrumentos utilizados fueron el
Cuestionario de Evaluación de la Depresión de Beck (BDI), el Cuestionario de Evaluación
de la Ansiedad de Beck (BAI), las escalas de baja autoestima y problemas escolares del
Cuestionario de Personalidad MMPI-A, y el Cuestionario para evaluar el uso excesivo del
Móvil (COS). Los resultados indican que un porcentaje significativo de estudiantes que
abusan del teléfono móvil muestran sintomatología depresiva y ansiógena y baja
autoestima. Un 14.8% de los participantes obtiene puntuaciones que les sitúa en un rango
de problemas escolares elevado o alto, a su vez vinculado con un uso patológico del
teléfono móvil. Todos estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de plantear
intervenciones que reduzcan patrones conductuales desajustados y mejoren la convivencia
escolar.
Palabras clave: Adicciones, convivencia, teléfono móvil.
Mobile Addiction in secondary school students: effects in coexistence. The objective of
this study was to evaluate the patterns of mobile phone use among in secondary school
students. Further, we assessed psychological (anxiety, depression) and behavioral
correlates and association with school performance. To carry out the study we had 528
students, aged between 12 and 19 years, belonging to five schools, four public and one
grant-aided private school. The instruments used were the Beck Depression Inventory
(BDI), the Beck Anxiety Inventory (BAI), the low self-esteem and the school problems
subscales of the MMPI-A Personality Questionnaire, and the Mobile Overuse Scale
(COS). The results indicate that a significant percentage of students who abuse cell-
phones show anxious and depressive symptoms, and low self-esteem. Of participants,
14.8% obtained scores placing them in a range of medium-high to high for school
problems associated to pathological use of the mobile phone. All these results highlight
the need to establish interventions to reduce maladjusted behavioural patterns and improve
school coexistence.
Key words: Addiction, coexistence, mobile phone.
Correspondencia: Noelia Flores Robaina. Facultad de Psicología. Universidad de Salamanca.
Avda. de la Merced, 109-131. C.P. 37005. Salamanca (España). E-mail: nrobaina@usal.es
FLORES et al. Adicción al móvil en alumnos de secundaria: efectos en la convivencia
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Si bien la sociedad actual no podría entenderse sin el uso de las nuevas
tecnologías de la información y de la comunicación (NTIC), y existe un acuerdo en
reconocer sus ventajas, un creciente número de investigadores se centra en valorar los
riesgos que entraña la tecnología de la información en la salud física y emocional,
especialmente en jóvenes (Weare, 2004).
Cada vez son mayores las posibilidades de acceso a dichas herramientas y
también cada vez es mayor su uso. Por ejemplo, respecto al uso de los teléfonos móviles
y más concretamente de los mensajes de texto SMS, en los últimos cinco años se ha
experimentado un claro incremento en su empleo y este medio de comunicación parece
que continuará siendo el preferido frente a otras alternativas como son los mensajes
multimedia, las llamadas telefónicas e incluso los contactos o interacciones cara a cara
(Reid y Reid, 2004). De hecho, según Pedrero, Rodríguez y Ruiz (2012), el teléfono
móvil ha pasado de ser un mero instrumento de comunicación interpersonal a convertirse
en una plataforma de creciente complejidad que impacta en la vida de las personas en
unas condiciones difícilmente comprensibles tan sólo unos años atrás. Por tanto, si bien
en un principio cabía considerar al móvil como un teléfono inalámbrico privado, ahora
es sólo una de sus múltiples utilidades, debiendo considerarse en la actualidad como una
plataforma que oferta servicios variados, especialmente dirigidos a los más jóvenes, que
no ha acabado de incorporar aún todas las funcionalidades posibles (Buchinger,
Kriglstein, Brandt y Hlavacs, 2011).
El uso excesivo de estas herramientas ha hecho que algunos autores
(p.e. Baruch, 2001) aludan a la “sociedad autista” para referirse a una sociedad
caracterizada por la ausencia de intercambios sociales cara a cara y la puesta en marcha
de conductas compulsivas relacionadas con dichas tecnologías. De acuerdo con Griffiths
(2004), para muchas personas el concepto de adicción se relaciona con la ingesta de
drogas. No obstante, cada vez más se reconoce la existencia de numerosas conductas
potencialmente adictivas que no implican la ingesta de sustancias y que implican la
puesta en marcha de una conducta con una frecuencia, intensidad o duración más
elevada de lo considerado saludable.
Paulatinamente van apareciendo estudios que aluden a trastornos psicológicos
y problemas conductuales relacionados con el uso abusivo de las NTIC. Así, respecto al
uso del teléfono móvil, si bien los estudios relacionados con los problemas psicológicos
asociados a su uso excesivo (tanto para realizar llamadas telefónicas, como para enviar
mensajes de texto o acceder a juegos) son aún muy escasos, se ha encontrado una
relación entre esta conducta y otras que suponen un riesgo para la salud, como son el
consumo de alcohol y/o tabaco (Leena, Romi y Arja, 2005). Otros trabajos realizados
con estudiantes universitarios constatan una estrecha relación entre el excesivo envío de
SMS (servicio de mensajes breves) y el estrés (Jenaro et al., 2007; Thomeée, Eklöf,
Gustafsson, Nilsson y Hagberg, 2007). Por su parte, en un estudio realizado con
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población adolescente también se puso de manifiesto que el consultar frecuentemente la
pantalla del teléfono móvil para ver si se había recibido alguna llamada o SMS era la
conducta que mayor dependencia y malestar generaba en esta población (Labrador y
Villadongos, 2010).
Uno de los peligros a los que se suele aludir frecuentemente es a las
dificultades en el adecuado desarrollo de habilidades sociales, que caracteriza a estos
jóvenes (Weare, 2004). También se ha encontrado una relación entre el uso de NTIC por
parte de estudiantes universitarios y niveles de estrés percibido, síntomas de depresión y
trastornos del sueño (p.e. Thomeée, Eklöf, Gustafsson, Nilsson y Hagberg, 2007).
Además, se han constatado los efectos negativos de los videojuegos de contenidos
violentos en las conductas hostiles y agresivas de los adolescentes (Gentile, Lynch,
Linder y Walsj, 2004).
Los trabajos en este campo están además proporcionando interesantes
evidencias empíricas que, a su vez, permiten formular o reformular planteamientos
teóricos en este campo. Así, se alude a una serie de factores comunes a la adquisición y
mantenimiento de las diferentes conductas adictivas (Echeburúa, 1994). Dichos factores
se relacionan no sólo con variables individuales sino también con factores ambientales,
como pueden ser la aceptación social y disponibilidad ambiental de estos estímulos.
A la vista de lo anteriormente expuesto, con el presente trabajo pretendemos
contribuir a incrementar los conocimientos referentes a estas nuevas adicciones,
concretamente la del teléfono móvil en estudiantes de secundaria. Para ello nos hemos
marcado los siguientes objetivos: 1) Evaluar la presencia de conductas adictivas
relacionadas con el uso del teléfono móvil en estudiantes de Secundaria; 2) Identificar
correlatos psicológicos y conductuales asociados al uso abusivo del teléfono móvil; y 3)
Evaluar el impacto del uso abusivo del móvil en variables escolares.
MÉTODO
Procedimiento
Los datos fueron recogidos durante el primer semestre de 2011. El proceso
para ello se inició contactando a través del correo electrónico con todos los centros de
Educación Secundaria públicos y algunos concertados y privados de Salamanca capital.
Transcurridos unos días de esta notificación se realizaron varios contactos telefónicos
con cada centro para concretar su posible participación y los detalles de la misma.
Una vez lograda la participación, se establecieron los horarios para la
aplicación de cuestionarios. Dicha aplicación se realizó conjuntamente a todos los
alumnos de cada aula de secundaria. Todos los participantes colaboraron de manera
voluntaria en el estudio. A todos ellos se les garantizó, además, el anonimato y la
confidencialidad en las respuestas emitidas. Los miembros del equipo investigador
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asumieron el compromiso de enviar un informe general a los centros con los resultados
obtenidos en el estudio.
Participantes
Los participantes, un total de 528, se distribuyen en 280 mujeres (53%) y 246
hombres (46.6%), existiendo dos personas (0.4%) que no incluyen esta información. Las
edades de los estudiantes oscilan entre los 12 y los 19 años, con un ligero predominio de
quienes tienen 14 años (19.7%), seguido de quienes tienen 15 o 16 años (18.2 y 15.5%).
En cuanto al tipo de centro en el que se encuentran escolarizados, cabe
destacar un predominio de los centros públicos (80.9%), frente a los privados (10.7%) y
concertados (8.4%).
Respecto al curso en el que estudian los participantes, conviene destacar que
93 estudiantes se caracterizan por encontrarse en 1º de la ESO (17.6%); 89 en 2º (16.9%)
134 en 3º (25.4%) y 68 en 4º (12.9) frente a 92 alumnos que pertenecen a 1º de
Bachillerato (17.4%) y 52 que se encuentran cursando 2º curso de Bachillerato (9.8%),
respectivamente.
Instrumentos
En primer lugar, y para evaluar la adicción al teléfono móvil se utilizó la
Escala de Uso Excesivo de teléfono móvil (COS) diseñada por Jenaro, Flores, Gómez-
Vela, González-Gil y Caballo (2007). Se trata de un instrumento compuesto por 23 ítems
que evalúa conductas, pensamientos y sentimientos relacionados con el uso y abuso del
teléfono móvil. Los participantes deben indicar en una escala tipo Likert de 6 puntos,
que oscila de 1 (nunca) a 6 (siempre), la frecuencia en que experimentan el contenido de
cada uno de los enunciados. Un ejemplo de ítem sería: “¿Se siente preocupado por si ha
recibido alguna llamada o mensaje y piensa en ello cuando tiene el móvil apagado?”.
Dicho instrumento está basado en los criterios diagnósticos propuestos por el DSM-IV
(4th ed.; DSM-IV; American Psychiatric Association, 1994) para el juego patológico, si
bien se trata de evaluar un uso excesivo más que un trastorno adictivo. La fiabilidad de
dicho instrumento fue de alfa=0.87.
En segundo lugar, para evaluar los correlatos psicológicos se utilizaron las
versiones españolas del Cuestionario de Evaluación de la Depresión BDI y el
Cuestionario de Evaluación de la Ansiedad BAI de Beck (Beck, Rush, Shaw y Emery,
1979; Beck, Brown, Epstein, y Steer, 1988). Respecto al BDI, consta de 21 ítems con
cuatro respuestas (de 0 a 3) para cada síntoma y una puntuación total que abarca de 0 a
63. Las categorías de severidad se clasifican en: normal (de 0 a 9 puntos), ligera (de 10 a
15), moderada (de 16 a 23) y severa (de 24-63). De las diversas versiones españolas,
hemos empleado la adaptación de Sanz y Vázquez (1998) (Sanz y Navarro, 2003). El
punto de corte empleado en esta versión y recomendado por el autor original es de 18.
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Este es, por tanto, el punto de corte que hemos empleado en este trabajo para
distinguir entre población clínica o no, en cuanto a depresión. La fiabilidad del
instrumento fue contrastada mediante el alfa de Cronbach y los resultados (alfa=0.88)
apoyaron su fiabilidad. Por su parte el BAI también consta de 21 ítems, que evalúan la
intensidad de la ansiedad clínica de modo independiente de la depresión. Las
puntuaciones oscilan de 0 a 62. De acuerdo con algunos estudios (e.g. Somoza, Steer,
Beck, y Clarke, 1994), el punto de corte de las muestras clínicas es 14. Éste es el punto
empleado en el presente estudio. Hemos calculado también el alfa de Cronbach y los
resultados (alfa=0.87), apoyan su fiabilidad.
En tercer lugar, hemos empleado el MMPI-A (Butcher, Willians, Graham,
Archer, Tellegen, Ben-Porathe, y Kaemmer, 1992). Este instrumento Permite evaluar
distintos rasgos de la personalidad normal y patológica en adolescentes. La adaptación
española (Jiménez-Gómez y Ávila-Espada, 2003) presenta adecuadas propiedades
psicométricas. Concretamente, se han aplicado las escalas de baja autoestima y
problemas escolares de este instrumento. La primera está compuesta por 18 ítems.
Puntuaciones elevadas denotan opiniones negativas sobre sí mismos. Las personas
pueden considerarse muy influenciables por los demás e incapaces de resolver
problemas interpersonales. La segunda escala, está compuesta por 20 ítems cuyas
puntuaciones altas revelan distintos tipos de dificultades como experiencias de fracaso
en los aprendizajes así como dificultades de ajuste al medio escolar.
RESULTADOS
Presentamos en primer lugar los resultados relativos a nuestro primer objetivo,
esto es, evaluar la posible presencia de conductas adictivas, relacionadas con el uso del
teléfono móvil, en estudiantes de educación secundaria.
Así, en la tabla 1 se detallan los patrones de utilización de teléfono móvil. En
este sentido, se puede apreciar cómo una amplia mayoría (96%) indican tener teléfono
móvil y cómo incluso un 19.3% indican tener más de uno. Por lo general (54.2%) se
trata de teléfonos con tarjeta de recarga y se emplean para las actividades ordinarias:
llamar por teléfono o enviar SMS (95.1 y 90.9% respectivamente). No obstante, un alto
porcentaje de los encuestados lo utiliza como bluetooth (73.1%) o para envío de MMS
(30.7%). Por lo general los estudiantes emplean el móvil menos de una hora al día
(51.5%) o entre 1 y 3 horas (25.8%), y realizan un gasto mensual entre 10 y 40 euros.
Una vez presentados los patrones de uso, pasamos a analizar con más detalle
los patrones de abuso o uso excesivo del teléfono móvil. Para ellos empleamos la Escala
de Uso Excesivo del Teléfono Móvil (COS).
Como indicamos previamente, el instrumento se utiliza para identificar, en
primer lugar, a quienes hacen un uso elevado vs. bajo (es decir, centiles 75 y 25; N=138
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y N=130, respectivamente), de este sistema, tomando como referencia la muestra
estudiada. Por otro lado, utilizamos como punto de corte para diferenciar entre población
clínica o no (es decir, usuarios patológicos o no) el cumplimiento de los criterios del
DSM. Así, de acuerdo con los criterios DSM-IV, un 19.3% (N=102) de la muestra total
se pueden considerar usuarios patológicos de Móvil.
Tabla 1. Patrones de uso del teléfono móvil
N
%
Teléfono móvil
Sí, más de uno
102
19.3
Sí, uno
388
73.5
Sí, compartido
12
2.3
No
21
4.0
N.R.
5
0.9
Tipo de móvil
Con tarjeta de recarga
286
54.2
Con contrato
181
34.3
Ambos
37
7.0
N.R.
24
4.5
Usos del móvil
Realizar llamadas
502
95.1
Envío de sms
480
90.9
Descargas de tonos
34
6.4
Descargas de juegos
39
7.4
Descargas de fondos
21
4.0
Para chatear (WAP)
9
1.7
Videollamadas
51
9.7
Como bluetooth
386
73.1
Envío de mms
162
30.7
Promedio diario de uso
Menos 1 hora
272
51.5
1-3 horas
136
25.8
4-5 horas
32
6.1
Más de 5 horas
65
12.3
N.R.
23
4.4
Gasto mensual
Menos de 10 euros
238
45.1
10-20 euros
167
31.6
21-40 euros
59
11.2
41-60 euros
24
4.5
61-80 euros
5
0.9
Más 80 euros
13
2.5
NR
22
4.2
En la tabla 2 se observa además la existencia de participantes que cumplen
diferente número de síntomas clínicos asociados al uso patológico del móvil, existiendo
un predominio de quienes cumplen con un criterio (27.3%).
Para considerar que un sujeto cumple con los criterios diagnósticos de uso
patológico es necesario el cumplimiento de cinco o más síntomas. En nuestro caso, se
observa cómo un 19.3% de los encuestados cumplen con los criterios diagnósticos.
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Tabla 2. Presencia de síntomas clínicos de uso de Móvil en la muestra analizada
N
%
Número de síntomas clínicos de Uso de Móvil
Cero
144
27.3
Uno
108
20.5
Dos
80
15.2
Tres
47
8.9
Cuatro
47
8.9
Cinco
34
6.4
Seis
36
6.8
Siete
32
6.1
Síntomas de adicción al móvil
Población no clínica
426
80.7
Población clínica
102
19.3
Respecto a los bajos vs. altos usuarios de teléfonos móviles (N=138 y N=130,
respectivamente), el 25% (N=45) de los usuarios no patológicos de teléfonos móviles
fueron clasificados como elevados usuarios, mientras que el 96.6% (N=85) de los
usuarios patológicos fueron clasificados correctamente como altos usuarios. En suma, es
posible afirmar que la muestra objeto de estudio incluye más elevados usuarios que
usuarios patológicos (Tabla 3).
Tabla 3. Comparación entre grupos altos y bajos, y grupos clínicos y no clínicos (Utilización de Móvil)
Grupo Bajo
Grupo Alto
Total
Grupo No Clínico
135 (75%)
45 (25%)
180 (100%)
Grupo Clínico
3 (3.4%)
85 (96.6%)
88 (100%)
Total
138 (51.5%)
130 (48.5%)
268 (100%)
El segundo objetivo se centraba en identificar correlatos psicológicos y
conductuales asociados al uso abusivo del teléfono móvil. Respecto a los correlatos
psicológicos, es posible identificar cómo 166 (31.4%) estudiantes de secundaria de
nuestra muestra cumplen con los criterios diagnósticos de ansiedad según el BAI frente a
362 (68.6%) de los alumnos que pueden considerarse población no clínica. Así mismo,
respecto a la sintomatología depresiva evaluada a través del BDI, encontramos que un
25.8% de los participantes (N=136) obtiene puntuaciones que le sitúan con un grado de
depresión de leve a severo, frente al 74.2% (N=392) que no presentan sintomatología
depresiva clínicamente significativa. En cuanto a la autoestima, un 16% (N=84) presenta
puntuaciones correspondientes a baja autoestima. En este sentido, los análisis chi
cuadrado realizados para contrastar la presencia o ausencia de una asociación entre
síntomas clínicos de ansiedad, depresión y baja autoestima y la ausencia o presencia de
uso patológico del teléfono móvil, indicaron la presencia de una asociación significativa
con dichas variables (Tabla 4).
Tabla 4. Significación de la asociación entre síntomas y uso patológico del móvil
2
p
Ansiedad (BAI)
16.162
0.000
Depresión (BDI)
10.322
0.001
Baja Autoestima (LSE)
14.918
0.001
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Respecto a los correlatos conductuales, en la tabla 5 se puede observar la
presencia de conductas adictivas y saludables en la muestra de estudiantes de secundaria.
Por su parte, los análisis chi cuadrado realizados para contrastar la presencia o
ausencia de uso patológico del móvil y las conductas adictivas, indicaron una asociación
significativa con las variables fumar más de 20 cigarrillos (2=10.299; p=0.004), beber
alcohol de manera abusiva (2=11.437; p=0.001) y jugar a máquinas tragaperras
(2=12.822; p=0.001). Así mismo, también se encontró asociación significativa con las
conductas saludables de dormir horas suficientes (2=6.254; p=0.009), realizar actividad
física moderada (2=4.019; p=0.030), practicar deporte o ejercicio al menos tres veces a
la semana (2=4.395; p=0.025) y destinar tiempo para el ocio (2=4.964; p=0.021).
Tabla 5. Presencia de conductas adictivas y saludables en la muestra objeto de estudio
N
% del total (N=528)
Conductas Adictivas
Fumar más de 20 cigarrillos al día
22
4.2
Consumir sustancias
49
9.3
Beber alcohol de manera abusiva
75
14.2
Jugar a máquinas tragaperras o bingo, más de una vez a la semana
20
3.8
Jugar a apuestas (lotería, bonoloto, quinielas, etc.) más de una vez a la semana
75
14.2
Conductas Saludables
Dormir horas suficientes
358
67.8
Realizar actividad física moderada (p.e. caminar rápido)
333
63.1
Practicar deportes o ejercicio al menos tres veces a la semana
330
62.5
Destinar tiempo para el ocio
423
80.1
Finalmente, y en relación con nuestro tercer objetivo, esto es, evaluar el
impacto del uso abusivo del móvil en variables escolares, en la tabla 5 exponemos la
frecuencia de aparición de problemas escolares o no, según el MMPI-A. Se puede
observar que un 14.8% de los participantes obtiene puntuaciones que les sitúa en un
rango de problemas escolares elevado o alto. Por su parte, el análisis de la asociación
entre la presencia o ausencia de problemas escolares y la utilización patológica del
teléfono móvil puso de manifiesto la existencia de asociación entre ambas variables
(2 =21.641; p=0.000).
Tabla 6. Problemas escolares
N
%
Problemas escolares
No Clínico
295
55.9
Moderadamente elevado
51
9.7
Alto
27
5.1
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Los resultados obtenidos en este estudio nos han permitido evidenciar cómo
un 19.3% de los estudiantes de secundaria evaluados cumplen con los criterios de uso
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patológico del teléfono móvil. Conviene decir que este resultado coincide con las tasas
de prevalencia encontradas en otros estudios realizados en nuestro país (Jenaro et al.,
2007; Labrador y Villadangos, 2010; Sánchez-Martínez y Otero, 2009).
Por lo tanto, y pese a que este estudio no haya empleado una muestra
seleccionada aleatoriamente, ni se haya empleado un sistema de muestreo que asegure la
representatividad de los datos obtenidos, las elevadas tasas de uso patológico del
teléfono móvil son similares a las encontradas en otros estudios (Carbonell, Fúster,
Chamarro y Oberst, 2012) y merecen ser tenidas en cuenta, dada la dependencia
emocional, falta de control e impacto adicional negativo en ámbitos sociales, laborales o
educativos, que estas conductas pueden ocasionar.
También hemos constatado cómo un 31.4% de los estudiantes cumple con los
criterios de ansiedad clínica; un 25.8% de los participantes obtiene puntuaciones que le
sitúan con un grado de depresión de leve a severo y un 16% de los estudiantes presentan
baja autoestima. Por su parte, el análisis de la posible asociación entre el uso excesivo o
no del teléfono móvil y las mencionadas alteraciones indicaron la existencia de una
asociación significativa con la ansiedad (medida según el BAI), la depresión (medida
según el BDI) y la baja autoestima (según el MMPI-A). De tal forma que existe una
mayor proporción de alumnos con elevada ansiedad, con elevada depresión y con baja
autoestima, que al mismo tiempo hacen un uso excesivo del teléfono móvil. Estos datos
apoyan lo obtenido en otras investigaciones (Billeux, Van der Linden y Rochat, 2008;
Kim et al., 2006; Morahan-Martin y Schumacher, 2000; Whang, Lee y Chang, 2003;
Young y Rogers, 1998).
En lo que se refiere a nuestro tercer objetivo, un 14.8% de los participantes
obtiene puntuaciones que les sitúa en un rango de problemas escolares elevado o alto, a
su vez vinculado con un uso patológico del teléfono móvil. Esto pone de manifiesto la
necesidad de plantear intervenciones a nivel educativo que ayuden a solucionar este tipo
de problemas con objeto de mejorar los problemas escolares que presentan estos
estudiantes y dotarles de estrategias que puedan favorecer sus relaciones interpersonales
y la convivencia en el ámbito escolar. Es necesario desarrollar, por tanto, estudios de
detección precoz de aquellos alumnos que se puedan encontrar en riesgo de presentar un
uso patológico, así como de realizar intervenciones psicológicas y educativas destinadas
a enseñar comportamientos de uso de la NTIC saludables y que incidan especialmente en
reducir las consecuencias psicológicas y escolares que estos problemas pueden generar
en el adolescente.
No queremos terminar sin antes reflejar algunas limitaciones del presente
estudio. En primer lugar, y como ya ha sido avanzado previamente, el procedimiento de
selección muestral no nos permite generalizar los resultados obtenidos, ni hablar en
sentido estricto de prevalencia de estos nuevos trastornos. En segundo lugar, es necesario
llevar a cabo más estudios con muestras más amplias de usuarios patológicos de teléfono
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móvil, que nos permitan confirmar o refutar los presentes hallazgos. En tercer lugar, es
necesario poner en marcha estudios longitudinales y estudios experimentales que nos
ayuden a dar respuestas a algunas cuestiones aún sin resolver y que, en definitiva,
contribuyan a reducir estos trastornos conductuales.
REFERENCIAS
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Recibido: 25 de febrero de 2013
Recepción Modificaciones: 8 de marzo de 2013
Aceptado: 19 de agosto de 2013