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ARQUEOLOGÍA EXPERIMENTAL, UNA HERRAMIENTA PARA EL
CONOCIMIENTO DE LA PREHISTORIA
RODRIGO ALONSO ALCALDE
(clomana@ubu.es)
Área de Prehistoria, Departamento de Ciencias Históricas y Geografía. Universidad de Burgos.
Edificio I+D+I. Plaza Misael Bañuelos s/n, 09001 Burgos
Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). Avda. de la Paz, 28,
09004 Burgos
MARCOS TERRADILLOS BERNAL
J. CARLOS DÍEZ FERNÁNDEZ-LOMANA
Área de Prehistoria, Departamento de Ciencias Históricas y Geografía. Universidad de Burgos.
Edificio I+D+I. Plaza Misael Bañuelos s/n, 09001 Burgos
Resumen: La Arqueología Experimental es una disciplina científica en auge que facilita la comprensión de
las diferentes actividades desarrolladas por el ser humano a lo largo de la Prehistoria. Su dinamismo
y visualidad la han convertido en una excelente herramienta de transmisión de conocimientos tanto
en la divulgación como en la didáctica. En los últimos años la Arqueología Experimental está
llegando a las aulas universitarias aportando un nuevo enfoque a la interpretación de los modos de
vida del pasado prehistórico, al presentar con una gran interactividad los diferentes procesos de
producción de instrumentos. En este artículo se presenta un estado de la cuestión y un ejemplo
práctico de la aplicación de la Arqueología Experimental como herramienta didáctica en la
Universidad de Burgos.
Palabras clave: Arqueología Experimental, Didáctica, Prehistoria, Procesos de aprendizaje
Abstract: Experimental Archaeology is a growing scientific discipline, which makes easier to comprehend
the different activities developed by human beings along Prehistory. Its visual and dynamic nature
has converted it into an excellent tool of knowledge transmission, in didactics as well divulgations
programs. In the last years, Experimental Archaeology has been present in university studies,
contributing with a new focus on how to interpretate prehistoric ways of life, showing the processes
of tool production in clear and interactive way. In this article, we express its current state and a
practical example on how to apply the Experimental Archaeology as an educational method in the
University of Burgos.
Keyword: Experimental Archaeology, Didactics, Prehistory, Learning processes
1. INTRODUCCIÓN
En la actualidad la Arqueología Experimental esta cobrando una especial relevancia
dentro, no sólo de la investigación científica, sino también en los campos de la divulgación
y la didáctica de la Prehistoria. Su dinamismo, visualidad, así como el factor lúdico de esta
modalidad científica la convierte en una excelente herramienta para acercar a la sociedad
actual, y en concreto a los alumnos universitarios, los diferentes modos de vida
desarrollados por los grupos humanos del pasado.
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Al mostrar de forma práctica y participativa la técnica de producción de una
herramienta se adquiere un conocimiento más completo de cómo el ser humano desarrolló
los diferentes procesos técnicos, los materiales empleados, con qué tipo de problemas se
enfrentó, cómo pudo superarlos, cuáles eran sus objetivos y a qué posibles fines podría
destinar cada instrumento.
Es una forma de acercarse a la comprensión de los patrones adaptativos de los
homínidos intentando recrear aspectos potenciales de sus formas de vida (Coles, 1973) así
como de dotar de una base empírica que contraste en tiempo real las interpretaciones
realizadas por otras metodologías (Baena, 2007). A este hecho se suma el dinamismo
interpretativo de esta modalidad científica, que la convierte en un excelente apoyo para
comprender y comunicar los aspectos básicos del sistema socio cultural de los grupos
humanos del pasado.
La Arqueología Experimental se ha convertido en los últimos años en una importante
herramienta didáctica y educadora de los centros de interpretación arqueológicos, museos y
aulas universitarias por su gran capacidad para transmitir conocimientos. Por estas razones,
desde el Área de Prehistoria de la Universidad de Burgos, se planteó por uno de nosotros (C.
D.) en 1999 una asignatura optativa, denominada “Tecnología Prehistórica”, dentro de la
Licenciatura de Humanidades, la cual pasó a impartirse con posterioridad como de Libre
Elección con la finalidad de que pudiera ser cursada desde cualquier plan de estudios
(Diplomatura en Educación, Diplomatura en Turismo, Ingenierías técnicas, etc.) de la
Universidad de Burgos.
2. ESTADO DE LA CUESTIÓN. ¿QUÉ SABEMOS DE LA PREHISTORIA?
Hasta la última década del siglo pasado era habitual que en los colegios los
contenidos referentes a los tiempos prehistóricos se limitasen a unas pocas páginas de los
capítulos introductorios de los manuales de Ciencias Sociales. En ocasiones, no existían
referencias a dicho periodo y se hacía coincidir el inicio de la historia de la humanidad con
el desarrollo de las grandes civilizaciones del Próximo Oriente (Egipto, Mesopotamia, etc.)
(Bardavio, 1999). De esta forma, se discriminaba una gran parte de nuestra historia, en la
cual se habían gestado las principales características que nos definen como humanos y nos
diferencian del resto de animales. El bipedismo, la encefalización, la fabricación de
herramientas, la aparición del lenguaje articulado o la producción de energía (fuego) son
acontecimientos históricos tan importantes como el descubrimiento de la escritura, de la
gravedad o de la máquina de vapor. Sin embargo la explicación de estos contenidos apenas
tenía trascendencia, llegando incluso en ocasiones a omitirse por completo.
La situación comenzó a cambiar con las reformas educativas de la década de los 90.
A partir de esos momentos, la Prehistoria se configuró como un bloque de contenidos más
en el currículo de los alumnos. Este bloque, que puede desarrollarse en una o varias
unidades didácticas, se imparte en el primer ciclo de la ESO. Bajo el título "Cazadores y
recolectores. Cambios producidos por la revolución neolítica. Aspectos significativos de la
Prehistoria en el territorio español actual" se explica cómo se produjo el proceso de
hominización y el desarrollo y evolución de los primeros grupos humanos (Equipo Edebé,
2002).
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La principal ventaja de esta transformación curricular radica en que ahora los
alumnos adquieren una serie de conocimientos sobre la Prehistoria antes de llegar a la
universidad (Boj, 2001). Es en los estudios superiores donde los alumnos que deciden cursar
las carreras de Historia y Humanidades profundizan sobre todo este periodo, ampliando el
bagaje de conocimientos referentes a dicha temática.
Uno de los problemas existentes en la didáctica de este periodo se sitúa en la forma
que el alumno, tanto de secundaria como de universidad, recibe estos contenidos. Nuestra
experiencia nos ha permitido constatar que los alumnos son receptores pasivos de toda una
serie de datos cuyo fin último es secuenciar los acontecimientos históricos asociados a ellos.
Esta forma de transmitir conocimientos, heredera en gran medida del historicismo del siglo
XIX, ha permitido construir una Prehistoria unilineal basada en una “evolución” de periodos
culturales (Paleolítico, Neolítico, Edad de los Metales) con sus consiguientes subdivisiones.
Con esto, la percepción que el alumno recibe de este amplio periodo es que los grupos humanos
han ido “progresando”, adquiriendo diferentes avances tecnológicos que desembocan en el origen
de las grandes civilizaciones.
Esta forma de enseñanza se ha articulado en base a una lectura parcial del registro
arqueológico, priorizando el estudio de los objetos en vez de entender y comprender los
procesos de fabricación. Por tanto vemos como la Prehistoria se ha construido en base a
“acontecimientos”, los cuales quedaron materializados con sus correspondientes
descubrimientos tecnológicos (piedra tallada, cerámica, fundición de metales, etc.).
En resumen, tenemos como el alumnado conoce qué ocurrió pero no cómo ocurrió, o
dicho en otras palabras es capaz de construir una lectura diacrónica de este periodo a través
del estudio de los objetos (restos arqueológicos), pero desconocen de que manera se
desarrollaron todos estos cambios.
Imagen 1: Cuadros cronológicos sobre el Paleolítico en manuales del primer ciclo de la ESO (Cortés et al.,
1995: 17; García et al., 2002: 7)
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3. ¿QUÉ ES LA ARQUEOLOGÍA EXPERIMENTAL?
La Arqueología Experimental es una disciplina científica que reproduce las
estrategias, gestos y técnicas documentadas en el registro arqueológico para contrastar
hipótesis referidas a procesos tecnológicos. De la misma forma, es una excelente
herramienta de carácter divulgativo y educador, que facilita a la sociedad y a los alumnos la
comprensión de los procesos técnicos, de los avances y manifestaciones culturales y de los
modos de vida pretéritos.
3.1. Orígenes
La experimentación en Arqueología surge de forma prácticamente paralela a ésta,
aunque en sus inicios estuvo centrada básicamente en el instrumental lítico. Por el contrario,
la Arqueología Experimental, entendida como una práctica científica o como instrumento de
divulgación de conocimientos, es un fenómeno relativamente reciente que sólo ha
comenzado a desarrollarse durante la segunda mitad del siglo XX.
La reproducción de objetos líticos, así como la observación y descripción de
talladores de grupos cazadores y recolectores de América, Asia y Oceanía, fue una práctica
que se empezó a llevar a cabo en el contexto de las primeras expediciones científicas
durante el siglo XVIII (Alonso, 2008). Las reproducciones, asociadas a los estudios
prehistóricos, pueden remontarse al final del siglo XIX con las primeras experiencias
desarrolladas por Sven Nilsson y Sir Jonh Evans (Nilssón, 1868; Evans, 1890). Esta
disciplina surge ante la necesidad de los primeros investigadores de probar si los elementos
arqueológicos, principalmente piedras talladas, eran de hecho auténticos artefactos
realizados por el ser humano. Asimismo, se comienza a experimentar la utilidad de estos
instrumentos prehistóricos y a describir los tipos de fractura del sílex, definiendo las
características de ciertos elementos técnicos como el bulbo de percusión (ibidem; Joly,
1894; Muller, 1903).
Ya desde la década de los 90 del siglo XIX comienzan a plantearse las bases de la
experimentación arqueológica como disciplina científica distinguiéndose los pasos en el
estudio metodológico de los instrumentos prehistóricos así como las principales técnicas de
producción y sus variables (Holmes, 1894). El marco teórico se instala en esos momentos,
adoptando el uniformitarismo como vía de conocimiento de los procesos pretéritos.
En la primera mitad del siglo XX los estudios sobre los instrumentos prehistóricos se
han centrado básicamente en la realización de clasificaciones cronológicas y listas
tipológicas basadas en la morfología final de los utensilios. Este hecho implicaba que las
experimentaciones se centraran en la reproducción de los instrumentos más característicos.
Estas clasificaciones de instrumentos estuvieron acompañadas por estudios de viajeros y
etnógrafos relativos a los modos de vida, de los cultos, de las relaciones de parentesco y de
otros elementos culturales no líticos como las cabañas, los atuendos corporales o los ritos
funerarios.
A partir de la segunda mitad del siglo XX se produce una adquisición de un carácter
más científico al impulsarse el análisis de las técnicas y una pérdida de la búsqueda de lo
estético (Bordes, 1947; Neill, 1952). A pesar de este hecho, la Arqueología Experimental
quedó en un segundo plano, a la sombra del marco teórico imperante en el momento que
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valoraba las culturas por su capacidad de elaborar instrumentos bellos caracterizados por
una marcada simetría. Esto motivó que la mayoría de los trabajos se centraran en analizar
únicamente los útiles en su forma final, sin entrar a valorar otro tipo de restos arqueológicos
derivados del proceso de producción de dichos objetos.
A partir de los años 60 hubo un cambio en los planteamientos científicos de la
Arqueología Experimental al incorporar el concepto de cadena operativa (Mauss, 1947,
Leroi-Gourham, 1964, Pelegrin et al., 1988), por el que los objetos arqueológicos se
analizan y reproducen a partir de una serie de procesos técnicos y tecnológicos que van
desde la elección de la materia prima hasta el abandono del elemento realizado, pasando por
su producción y utilización. De esta forma, la Arqueología Experimental ha aportado una
mayor objetividad global en el análisis de los elementos culturales (Semenov, 1957;
Geneste, 1988; Karlin, 1991) fundamentándose en el establecimiento de las relaciones
existentes entre un sistema técnico y la organización socioeconómica que las ha producido
(Lemonnier, 1976; Carbonell et al., 1983; Kelly, 1983; Pelegrin, 1990; Ramos, 1999).
En la actualidad, la experimentación se ha mostrado como una excelente metodología
en la verificación de hipótesis al introducir nuevos parámetros de análisis como los gestos,
secuencias, cualidades de los materiales, tiempos de elaboración, así como, aprendizaje y
capacidades (Boëda et al., 1990; Ploux, 1994; Baena, 1998; Terradillos y Alonso, 2008 inter
alia).
De la misma forma, en las últimas décadas se está empleando la Arqueología
Experimental como un magnifico instrumento para transmitir los conocimientos científicos
a los distintos sectores de la población no implicados en la investigación desde diferentes
ámbitos y en variados contextos.
3.2. De qué al cómo ocurrió
La aplicación de la Arqueología Experimental al campo de la didáctica es algo
relativamente novedoso. No es así en otros campos como la museología, donde la
Arqueología Experimental comenzó a utilizarse con la aparición de los primeros Parques
Arqueológicos en los países del norte de Europa durante la década de los 70 (Coles, 1973).
En nuestro país todo este tipo de experiencias comenzaron a desarrollarse desde
finales de los 90, siendo en la actualidad una de las principales herramientas utilizadas tanto
en los Parques Arqueológicos como en los principales Museos (VV.AA., 2005). La
aplicación de estas herramientas permite acercar al gran público de una manera amena y
divertida como se produjeron los principales avances tecnológicos acontecidos durante la
Prehistoria (diferentes formas de tallar la piedra, cómo hacer herramientas en hueso, de qué
manera se pude fabricar una cuerda, etc.) (Luque, 2001). Sin embargo la Arqueología
Experimental es mucho más que un juego (Baena, 1997, Ramos et al, 2007), es una
excelente herramienta que supera con creces su factor lúdico para convertirse en una
disciplina que mediante la experimentación, recogida de datos y verificación de hipótesis
nos permite conocer empíricamente como realmente se desarrollaron estos procesos
tecnológicos en el pasado.
Su aplicación dentro del ámbito académico español es algo aún muy novedoso. En la
actualidad asignaturas de Arqueología Experimental sólo forman parte de los planes de
estudios de la Universidad de Burgos y de la Universidad Autónoma de Madrid. Sin
embargo, empieza a generalizarse el desarrollo de “experiencias” experimentales como
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complemento de algunas asignaturas. En estas asignaturas sigue primando la forma
tradicional de transmisión del conocimiento, basada en la toma de apuntes por parte del
alumno y en el dictado de clases magistrales por parte del profesor.
Nuestra experiencia nos está permitiendo comprobar como la Arqueología
Experimental es una perfecta herramienta para explicar procesos complejos como los
tecnológicos. En ella el alumno pasa de ser el sujeto pasivo que simplemente asimila
conceptos, para convertirse en sujeto activo en sus propias experimentaciones. De la misma
forma se supera el factor lúdico que esta disciplina ha desarrollando en los ambientes
museísticos para dejar paso al método científico como única forma objetiva para conocer el
pasado. Para ello se sistematizan todos los experimentos realizados haciendo especial
hincapié en cada uno de ellos en los siguientes aspectos:
1. Estudio de un elemento del registro arqueológico
2. Planteamiento del problema a resolver
3. Enunciación de ideas y/o hipótesis
4. Diseño de la experimentación
5. Preparación del experimento
6. Realización del experimento y recogida de datos
7. Análisis de los resultados experimentales
8. Comparación de los resultados obtenidos con el material arqueológico
9. Grado de validación de la hipótesis de partida
De esta manera conseguimos dos objetivos básicos para la praxis arqueológica. En
primer lugar el alumno no sólo conoce qué sucedió sino cómo sucedió. En segundo lugar se
logra familiarizar al alumnado con la utilización del método inductivo (Bacon, [1620] 2002)
y el método hipotético-deductivo de Newton, entendido este último como un paso más del
método baconiano, como las formas correctas para interpretar una realidad material como es
el registro arqueológico.
4. UN EJEMPLO PRÁCTICO EN LA UNIVERSIDAD DE BURGOS
En la Universidad de Burgos se viene ofertando desde el curso 1999-2000 con una
gran aceptación una asignatura de libre elección denominada “Tecnología Prehistórica” (tres
créditos). Esta asignatura surge con una doble finalidad: generar referentes de las principales
actividades desarrolladas a lo largo de la Prehistoria y presentar las técnicas, tecnologías y
modos de vida del pasado desde una perspectiva más visual, interactiva y con una
programación de objetivos.
Esta asignatura esta planteada para un grupo máximo de 15 alumnos y en ella se
presentan los principales avances tecnológicos producidos durante la Prehistoria de una
manera eminentemente práctica. El objetivo se centra en que el alumno desarrolle varios
programas experimentales relacionados con estos procesos tecnológicos para que
comprenda con una mayor claridad cómo el ser humano de la Prehistoria planificó sus
acciones, cuáles eran sus objetivos, las diferentes técnicas, materias primas, productos y
subproductos así como su posible funcionalidad.
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El objetivo principal de esta materia curricular es realizar un cambio en los
planteamientos de la didáctica de la Prehistoria, presentando los principales descubrimientos
tecnológicos (talla, pulimento, fuego, cerámica etc.) dentro de una secuencia marcada por la
selección de determinados materiales, así como por secuencias de gestos y técnicas que
desembocan en un instrumento final potencialmente útil.
La asignatura se ha dividido en cinco módulos diferentes: trabajo de la piedra (talla y
pulimento), trabajo del hueso (corte, talla y pulido), extracción de materias blandas
(descuartizado, cordajes, grasa), agregación de minerales (pintura y cerámica) y tecnología
pirotécnica (producción de fuego). Cada módulo se estructura con una presentación
preliminar acompañada de un dossier didáctico. Continúa con una demostración práctica por
parte del docente y con la realización de la experimentación por parte de los alumnos
(guiada por el docente). Finalmente cada clase termina con una recogida de impresiones y
valoración de la sesión por parte de los alumnos.
El primero de los módulos impartidos en esta asignatura tiene como temática el
trabajo de la piedra, tanto por medio de la talla como por el pulido. Los estudios sobre la
industria lítica ocupan un lugar protagonista en las investigaciones prehistóricas por su
importancia cuantitativa y por ser el principal testimonio cultural de los homínidos durante
la Prehistoria. La tecnología lítica se reconoce en el registro arqueológico desde hace 2,6
millones de años en África del Este y se ha continuado realizando prácticamente hasta la
actualidad (producción de piedras de fusil y de trillos).
Imagen 2: Cuadros resumen sobre la producción de herramientas líticas. A la izquierda manual de primer
ciclo de la ESO (Cortes et al., 1995: 13). A la derecha manual universitario (Carbonell, 2005: 471)
En la presentación inicial de la talla lítica se muestran los mecanismos de fractura
concoide, las materias primas más apropiadas (sílex, cuarcita, cuarzo y obsidiana), los
gestos (muñeca, brazo y antebrazo), las principales estrategias (percusión dura, percusión
lanzada, percusión blanda y presión) y los principales ejemplos de producción de lascas
(cantos tallados unifaciales y bifaciales, esferoides, discoides, levallois y laminares) y de
instrumentos (choppers, bifaces, raederas, buriles, raspadores y denticulados ).
La talla experimental ha permitido introducir a los alumnos dentro de conceptos
tales como cadenas operativas, selección de materias primas, percutor, bulbo, talón,
configuración/explotación etc. que facilitarán la comprensión de esta tecnología
prehistórica.
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Por su parte, el pulido de la piedra se practica básicamente en la fase final de la
Prehistoria (Neolítico y Edad de los Metales) principalmente para el trabajo de la madera,
los cultivos, la ornamentación personal y las ofrendas funerarias. Con esta práctica los
alumnos experimentan con diferentes materiales (ofita, cuarcita, sílex y silimanita) y
técnicas (abrasión en seco y húmedo, pulimento y bruñido), con lo que además de conocer
la técnica podrán diferenciar los recursos más óptimos para la confección de hachas, azuelas
y abalorios pulimentados y determinar sus utilidades.
El segundo módulo se centra en la confección de instrumentos en hueso y asta (corte,
talla y pulido). De esta forma, a partir del corte de segmentos, la talla con un percutor de
cuarcita y de la aplicación de la técnica de abrasión con arenisca los alumnos realizan
herramientas que han sido comunes a lo largo del Paleolítico superior y Neolítico
(azagaya, punzón o una aguja)
En el tercer módulo se aborda la extracción de materias blandas (descuartizado,
cordajes y grasa). En esta actividad los alumnos proceden (bajo la supervisación del
docente) a realizar todos los procesos de aprovechamiento de un animal (despellejado,
descarnado, evisceración, extracción de la grasa, curtido de la piel, elaboración de cordajes
con intestinos y tendones...) con los instrumentos en piedra elaborados en el módulo anterior
(lascas, cuchillos, raederas, raspadores enmangados...).
La agregación de minerales (pintura y cerámica) es la temática central del cuarto
módulo. Se inicia con el análisis de representaciones simbólicas del Paleolítico superior
(periodo cultural que se desarrolla en Europa entre hace 40.000 y 10.000 años y se
caracteriza por la presencia ya de una única especie humana, la nuestra). Se experimenta
con los diferentes materiales empleados por los homínidos para realizar las pinturas (carbón
vegetal, pigmentos minerales etc.), las técnicas (digital, pincel, tamponado, aerógrafo,
estampado de manos etc.) y la temática (animal, antropomorfos, abstracta...). Con estas
prácticas los alumnos tienen la posibilidad de utilizar un aerógrafo, fabricar sus propios
pinceles, elaborar sus pigmentos y dar rienda suelta a su creatividad sobre diferentes tipos
de soportes.
En relación a la tecnología cerámica, los alumnos experimentan con diferentes
materiales, grados de humedad, técnicas (vaciado, churro etc.), decoración (impresión,
incisión, repujados, calados, esgrafiados etc.) así como los diferentes tipos de cocción
(oxidante, reductora y mixta).
Finalmente, en el quinto módulo se analizan las diferentes técnicas desarrolladas para
producir fuego. La obtención del fuego ha sido una de las principales revoluciones
tecnológicas acontecidas durante el proceso de hominización. Ahondar en los orígenes y en
las técnicas empleadas para la producción del mismo son los objetivos principales de este
módulo. Para ello se van a realizar diferentes prácticas de producción tanto por la técnica de
percusión (utilizando un fragmento de pedernal y pirita o marcasita), como por la de
fricción de madera (manual o con el apoyo de un arco) profundizando principalmente en la
postura corporal y materiales empleados (tipos de madera, cordajes, rocas etc.).
A estos cinco módulos hay que sumar la utilización de forma transversal en esta
asignatura de la Arqueología Experimental como disciplina de investigación de carácter
hipotético-deductivo. De esta forma, en cada módulo se plantean una serie de hipótesis
sencillas que los alumnos deben contrastar por medio de la experimentación. De la misma
forma, todos estos módulos están interconectados por medio de la realización de actividades
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que combinan diferentes tecnologías como por ejemplo los enmangues de instrumentos
(talla lítica, trabajo de la madera o asta, elaboración de cordaje y tratamiento de colágenos
naturales con fuego), o la realización de lámparas (talla lítica, extracción de grasa animal,
elaboración de cordaje y pirotecnología).
Imagen 3: A la izquierda cuadro resumen sobre diferentes técnicas de producción de fuego de un manual de
primer ciclo de la ESO. A la derecha esquema utilizado en las clases de Arqueología Experimental de la
Universidad de Burgos (Alonso et al., 2007: 179)
Tras nueve cursos impartidos de esta asignatura se ha podido concluir que la Arqueología
Experimental es una disciplina que despierta un gran interés y curiosidad en los alumnos, que les
proporciona conocimientos imposibles de adquirir desde otras vías de estudio y que éstos se
transmiten de una forma amena.
La asignatura de “Tecnología Prehistórica” no es la única actividad didáctica relacionada
con la Arqueología Experimental realizada en la Universidad de Burgos, ya que desde el Área de
Prehistoria se han organizado dos Jornadas de Arqueología Experimental. En las primeras jornadas,
denominadas “Arqueología Viva: Jornadas de recreación de actividades prehistóricas” se contó con
los principales especialistas de la Península que realizaron actividades de talla, pintura, caza y
fuego.
En las segundas jornadas, denominadas “La experiencia como forma de conocimiento del
pasado” se contó con ponentes de la propia Universidad de Burgos y un etnoarqueólogo, que
realizaron talleres de fuego, cestería, enmangues e industria ósea. En ambas jornadas se cubrieron la
totalidad de las plazas ofertadas y se despertó un gran interés entre los participantes por los modos
de vida de la Prehistoria (Alonso et al., 2004-2005).
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Imagen 4: Experimentación de cestería realizada en las II Jornadas de Arqueología Experimental de la
Universidad de Burgos
5-CONCLUSIONES
La Arqueología Experimental permite transformar un conocimiento básico (la historia de la
Prehistoria) dentro de unos parámetros científicos, merced a su grado de experimentalidad. Los
alumnos pueden unir la lectura diacrónica de los eventos que se han sucedido con la comprensión
del modo de proceder de las sociedades del pasado. Frente a las lecturas unilineales del desarrollo
tecnológico, observan que pueden obtenerse distintos resultados frente a un mismo problema, y
lograr un mismo producto para adecuarse a diferentes necesidades. De esa manera llegan a
comprender que los seres humanos fueron dando soluciones culturales a los retos de la vida,
inculcándoles valores de superación y solidaridad.
La apuesta por el autoaprendizaje de la Prehistoria, mediante la interactividad que se realiza
en las clases de “Tecnología Prehistórica”, contribuye a una participación activa del alumnado, a
una satisfacción personal por los logros realizados y a un mejor conocimiento de los modos de vida
y del valor que poseen los residuos culturales que forman nuestro Patrimonio Arqueológico.
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AGRADECIMIENTOS
Este trabajo se ha desarrollado dentro del Proyecto Pleistoceno y Holoceno de la Sierra de
Atapuerca: Paleobiología y Paleoeconomía de las poblaciones humanas III (CGL2006-13532-C03-
03). Los autores del presente artículo debemos agradecer la colaboración de Ignacio Renes, Jose
Manuel Marcos Sáiz y Sergio de la Parte. Marcos Terradillos Bernal es becario de la Cátedra
Atapuerca (Fundación Atapuerca y Fundación Duques de Soria).
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