Content uploaded by Alberto Pérez-López
Author content
All content in this area was uploaded by Alberto Pérez-López on Sep 12, 2014
Content may be subject to copyright.
AL DÍA
L
(6 ) (7 )
Diabetes
La diabetes se ha convertido en un creciente
problema de salud a nivel mundial. Prueba de
ello es que en 2013 esta patología fue padecida
por 383 millones de personas, causó alrededor
de cinco millones de muertes y los costes rela-
cionados alcanzaron los 548 billones de dólares
en todo el mundo.
Por ello, con el objetivo de controlar la pro-
ducción y efectividad de la insulina, así como
la tolerancia a la glucosa en tejidos periféricos,
es necesario llevar a cabo estrategias saludables
que permitan la recuperación del equilibrio
energético y metabólico (Figura 1), por medio
de la reducción de la ingesta y el incremento
del gasto energético.
ALBERTO PÉREZLÓPEZ,
DAVID VALADÉS CERRATO, NATALIO GARCÍA HONDUVILLA
Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud.
Universidad de Alcalá.
UN PROGRAMA
DIETÉTICO
ACOMPAÑADO
DE EJERCICIO
ADECUADAMENTE
SUPERVISADO
FAVORECE
LA PÉRDIDA DE PESO
Y SU MANTENIMIENTO
MEDIO-LARGO PLAZO.
¿CUÁL ES LA MEJOR ESTRATEGIA?
La reducción calórica se ha convertido en una
de las estrategias dietéticas más recurridas tanto
a nivel popular como a nivel clínico durante las
últimas décadas. Denida como una reducción
del 20-40% de la ingesta energética ad libitum,
manteniendo los niveles de proteínas, grasas
e hidratos de carbono estables y evitando la
malnutrición, esta práctica ha mostrado ser
beneciosa sobre algunos parámetros cardio-
metabólicos (nivel glucémico, insulínico y de
colesterol, entre otros), así como sobre el fun-
cionamiento de las mitocondrias en las células
musculares (“horno” donde son quemados gran
parte de los ácidos grasos y glucosa). Pero es
el efecto asociado de pérdida de peso a corto
plazo el que ha atraído a investigadores, clínicos
y población en general.
¿Es, por tanto, la restricción calórica la mejor
estrategia para revertir el equilibrio energético
y metabólico en el organismo? Sin duda, los
benecios que induce a corto plazo deben ser
tenidos en cuenta y por ello, podría resultar
una herramienta útil en determinados casos
o situaciones, no debiendo ser descartada su
utilización. Sin embargo, a medio-largo plazo,
esta estrategia no ha mostrado ser tan efectiva,
observándose el temido “efecto yoyó” e, incluso,
la reversión de los benecios cardiometabólicos
obtenidos.
Además, aunque el principal objetivo del uso
de este tipo de estrategias es la activación del
“modo catabólico” en el organismo, que per-
mite la oxidación o quema de grasas (lo cual
¿Por qué eL múscuLo es tan
imPortante Para evitar eL
“efecto yoyó”?
Los autores observaron que, si bien la dieta pro-
ducía cambios de peso considerables a corto
plazo, dichos benecios se iban difuminando a
medida que la duración de la dieta se dilataba en
el tiempo. Es más, muchos de los participantes
volvieron a ganar el peso perdido tras la inter-
vención dietética o incluso superaron el peso
que inicialmente poseían. Concretamente, se
estimó que solo un 3% de los pacientes que son
tratados únicamente por medio de un programa
dietético son capaces de mantener la pérdida de
peso obtenida tras cinco años de la dieta, si bien
la mayoría lo recuperaba al año de la misma.
Sin embargo, aquellos participantes que además
del programa dietético llevaban a cabo un pro-
grama de ejercicio adecuadamente supervisado,
no solo experimentaron mayores pérdidas de
peso, sino que además fueron capaces de mante-
ner en gran medida a medio-largo plazo la pér-
dida de peso conseguida con dicha intervención.
Profundizando a este respecto, otro estudio
de investigación trató de averiguar los cam-
bios que un programa dietético de manera
individual o unido a un programa de ejercicio
(aeróbico o de fuerza) producía sobre la grasa
es necesario y benecioso), este modo cata-
bólico también estimulará la quema de otros
nutrientes, entre ellos las proteínas, principal
constituyente del músculo, que son de vital
importancia. Veamos por qué.
MODO CATABÓLICO.
DIETA Y EJERCICIO
En 2009, investigadores de la Universidad de
Harvard analizaron los resultados obtenidos
por 18 estudios de investigación en los que se
comparaba la efectividad de dos estrategias a la
hora de inducir una reducción de peso: por un
lado, dieta, y por otro, dieta unida a un programa
de ejercicio durante un periodo variable de seis
meses a seis años (Figura 2).
INGESTA
ENERGÉTICA GASTO
ENÉRGETICO
EJERCICIO
Y ACTIVIDAD FÍSI-
PROTEÍNAS
ETA
(Efecto térmico de la
alimentación)
GRASA
METABOLISMO
BASAL
CARBOHIDRATOS
Figura 1. Equilibrio ingesta / gasto energético
2
1
0
-1
-2
-3
-4
-5
-6
-7
Dieta + ejercicio
Dieta
Figura 2. Dieta vs. Dieta + ejercicio.
(Modificado de Wu et al., 2009)
m
COMER MENOS Y
MOVERSE MÁS. La clave
reside en una reducción
de la ingesta acompañada
de un incremento del gasto
energético.
(8 )
Diabetes
visceral, subcutánea y la masa muscular, en una
población de obesos.
Tras 16 semanas, los resultaron mostraron una
reducción de peso de similares características en
los tres tipos de intervenciones. Sin embargo,
en los protocolos en los que fue incluido un
programa de ejercicio no solo se observó una
mayor reducción de la grasa visceral, la cual se
ha relacionado con la aparición de otras pato-
logías fundamentalmente cardiovasculares, sino
que además los pacientes aumentaron un 1% su
masa muscular, a diferencia del 7% de pérdida
sufrido por los participantes que únicamente
siguieron un programa dietético.
En otras palabras, el programa dietético acti-
va en todo el organismo el modo catabólico,
como consecuencia de la escasez energética,
con el objetivo de obtener energía por medio
de la destrucción de tejidos como el adiposo
(visceral y subcutáneo), pero también del teji-
do muscular. No obstante, cuando la dieta es
complementada con un programa de ejercicio
este modo catabólico, se activa en el tejido adi-
poso, pero no tanto en el muscular, evitándose
la destrucción del mismo.
Durante mucho tiempo se pensó que el mús-
culo era un tejido más que contribuía indife-
rentemente en el peso corporal y por tanto
no se dio importancia a la destrucción de este
tejido. Sin embargo, con el tiempo se observó
que el músculo juega un papel básico en el
metabolismo basal (energía que quemamos
cuando estamos en reposo). En este sentido, en
la gura 4 se puede observar la contribución de
diversos tejidos y órganos en el metabolismo
basal (kcal quemadas por kg de peso al día)
en un hombre sedentario de unos 70 kg de
peso. Como puede verse, por kilogramo de
músculo las kcal al día quemadas no son muy
elevadas. Sin embargo, ya que el músculo es uno
de los tejidos más abundantes en el organismo
humano (kg), cualquier cambio en este tejido
resultaría relevante en lo que a quema de kcal
darías por kilogramo de peso respecta.
Recapitulando, en orden cronológico, al llevar
a cabo un programa dietético de restricción
calórica se produce una reducción de peso
inicial en la que se destruye una considerable
cantidad de músculo, y tras un año de la dieta,
a lo sumo 5, el peso perdido es recuperado. La
cuestión es: ¿cómo recuperamos ese peso? Y
aquí está la clave: lo haremos fundamental-
mente en forma de grasa, no de músculo. En
otras palabras, sustituiremos el músculo que
inicialmente teníamos por grasa (subcutánea
y visceral), con lo cual no solo no habremos
bajado de peso, sino que, como consecuencia
de la reducción de músculo, el organismo no
será capaz de quemar tanta energía en reposo
como lo hacía con anterioridad.
Por todo ello, es necesario que cualquier inter-
vención llevada a cabo en población diabética
Referencias:
• Tamayo T, Rosenbauer J, Wild SH, Spijkerman AM, Baan C, Forouhi NG, et al. Diabetes in Europe: An upda-
te for 2013 for the IDF Diabetes Atlas. Diabetes Res Clin Pract. 2013.
• Soare A, Weiss EP, Pozzilli P. Benets of caloric restriction for cardiometabolic health, including type 2
diabetes mellitus risk. Diabetes Metab Res Rev. 2014;30 Suppl 1:41-7.
• Wu T, Gao X, Chen M, van Dam RM. Long-term eectiveness of diet-plus-exercise interventions vs. diet-
only interventions for weight loss: a meta-analysis. Obes Rev. 2009;10(3):313-23.
• Ross R, Rissanen J, Pedwell H, Cliord J, Shragge P. Inuence of diet and exercise on skeletal muscle and
visceral adipose tissue in men. J Appl Physiol (1985). 1996;81(6):2445-55.
• Elia M. Organ and tissue contribution to metabolic rate. In: Kinney J, Tucker H, editors. Energy metabo-
lism: tissue determinants and cellular corollaries. New York,: Raven Press; 1992. p. 61-80.
• Pedersen BK, Febbraio MA. Muscles, exercise and obesity: skeletal muscle as a secretory organ. Nat Rev
Endocrinol. 2012;8(8):457-65.
m
(9 )
y/o obesa o con sobrepeso no subestime el papel
de la masa muscular, y combine programas de
ejercicios junto a programas dietéticos para
mantener las pérdidas de peso a largo plazo,
controlando que los procesos catabólicos o
de destrucción no afecten por igual al tejido
adiposo y al tejido muscular. Pero si solo nos
quedáramos en la importancia de la masa mus-
cular sobre la pérdida de peso, volveríamos a
infravalorar el papel de este tejido sobre en el
equilibrio energético y metabólico.
LAS MIOKINAS
El músculo esquelético es, además, un tejido
biológicamente activo. En otras palabras, se ha
observado que en respuesta al ejercicio es capaz
de producir unas moléculas, denominadas mio-
kinas, que ejercen funciones de comunicación
dentro del propio músculo o con otros tejidos;
10
0
-10
-20
-30
-40
-50
-23 -22
-25
-32
-39 -40
1 1
-7
Figura 3. Efectos de la dieta y/o del ejercicio sobre la masa grasa y muscular
(modificado de Ross et al., 1996).
Figura 4. Contribución de diferentes órganos y tejidos al metabolismo basal de un
hombre sedentario de 70 kg (modificado de Elia, 1992).
Cambio (%)
Grasa subcutánea
Dieta Dieta + ejercicio
aeróbico
Dieta + ejercicio
de fuerza
Masa muscular
Grasa visceral
Kcal/kg/día Kg
12 23,3
4,5 15,0
13 28,0
440 0,3
440 0,3
240 1,4
200 1,8
Otros
Tej. adiposo
Músculo
Riñones
Corazón
Cerebro
Hígado
0 5 10 15 20 25
entre ellos, el tejido adiposo o grasa.
Especialmente interesante parece la producción
y acción de la interleukina-6, la irisina, el factor
de crecimiento de broblasto 21 y la interleuki-
na-15, pues parecen activar una gran variedad
de procesos biológicos en diferentes órganos y
tejidos de especial relevancia en pacientes con
obesidad/sobrepeso y diabetes:
●Aumentan la quema de grasas en el tejido
adiposo.
●Incrementan la secreción de insulina y protege
las células beta en el páncreas.
●Incrementa la producción de glucosa y oxi-
dación de ácidos grasos en el hígado.
●Mejora el funcionamiento y número de mito-
condrias, la absorción de glucosa y la quema de
ácidos grasos en el músculo esquelético.
Sin embargo, debido a la falta de ejercicio, la
actividad biológica del músculo decae, y con él
la producción y acción de estas miokinas por
parte del músculo. Cuando esto ocurre, otros
tejidos actúan como sustitutos y se encargan
de producir estás moléculas; no obstante, sus
funciones parecen cambiar radicalmente. De he-
cho, recientemente se ha observado que, cuando
no es el músculo el productor, estas moléculas
no solo no son beneciosas para el organismo,
sino que han sido relacionados con procesos
perjudiciales para el mismo.
En conclusión, el mantenimiento de la can-
tidad y actividad del músculo esquelético en
el ser humano es de esencial relevancia para
mantener o recuperar el equilibrio energético y
metabólico. Por lo tanto, este debe ser uno de los
principales objetivos a conseguir por equipos de
trabajo multidisciplinares, a través de la puesta
en marcha de estrategias dietéticas y programas
de ejercicio sobre población diabética. D
DIETA Y EJERCICIO.
Es muy importante
combinar un programa
de ejercicio junto con
unas pautas dietéti-
cas para mantener la
actividad y cantidad de
músculo esquelético.
AL DÍA