Se consideran al menos dos características de las emociones: 1) En una de ellas se llega a un punto de equilibrio, las emociones van de lo positivo (feliz o seguro) a lo negativo (miedo o enojo). Estas fluctuaciones normales conllevan pautas conductuales que les caracterizan. Por ejemplo, en los estados emocionales positivos, hay una tendencia hacia la atracción o acercamiento, una mayor interacción social. En cambio, los estados emocionales negativos están asociados con la aversión, la defensa, el escape y la evitación. 2) Una segunda característica de la emoción es el alertamiento, para llevar al sujeto que la experimenta desde la tranquilidad relativa hasta altos niveles de actividad locomotriz; ya en un extremo, pueden llevar al individuo a patrones de afrontamiento pasivos donde se da el congelamiento, es decir, se detiene la emisión de cualquier
conducta; o por el contrario, afrontamientos proactivos que llevan a tomar acciones para poner distancia con la situación aversiva que desencadeno la emoción, por ejemplo huyendo. En cualquiera que sea la circunstancia, la emoción puede tener utilidad para el individuo, por ejemplo, cuando se pone a salvo; o condenarle a ser presa indefensa, mediante el congelamiento. En el primer caso, la emoción (miedo, por ejemplo) lleva al individuo a huir y quizá salvarse; en el segundo caso, la emoción (y nuevamente, miedo) le paraliza y le vuelve completamente vulnerable y en no pocos casos, en una actitud sumisa. Habrá que observar que en ambas situaciones, la emoción es la misma, el miedo, pero la pauta conductual elegida, puede o no, ser útil y preservar, o no, la integridad del individuo. Es por ello (ver más adelante) que se ha acunado el concepto de memoria emocional. Así, las emociones juegan un papel fundamental en la vida cotidiana de los individuos, permitiéndoles enfrentar situaciones habituales y aun novedosas para adaptarse al entorno en el cual se desarrollan. En el presente trabajo se revisaran algunos conceptos como el estrés, el miedo y dos de sus acompañantes habituales, la ansiedad y la depresión, sus bases neurobiológicas y tratamientos, así como sus métodos de estudio. Resaltando que los factores estresantes y el estrés producido en los animales, incluyendo al ser humano, son predisponentes cruciales de las alteraciones emocionales en los individuos.