In the recent past, human biology in anthropology was typically theorized as separate from—even in tension with—culture. In contrast, by further theorizing the social, political, and ecological processes through which what I call “cultural–biologicals” dialectically come into being, I foreground the restlessness and site specificity of human biology. In this article, I highlight research of three junior colleagues to propose two general processes connecting culture to biology: (1) through culturally specific readings of biological variables that, in turn, have biological consequences, and (2) through systems of global and local stratification that “get under the skin.” Anthropology is well positioned to follow the diverse pathways through which forms of stratification such as racism, sexism, and class inequalities seep into our biological beings, influencing states of nutrition, stress, and health, as well as ecology and culture. I show that biology does not stand still. By highlighting some of the restlessness of biological processes, I hope to move anthropology to reconsider a more complex, site-specific, and dialectical approach to human biology. Rethinking biology—especially human biology—in these ways may profoundly change how anthropologists, biologists, and citizens understand biology and thereby care for human bodies.
En el pasado reciente, la biología humana en antropología fue típicamente teorizada como separada—aún en tensión—con la cultura. En contraste, propongo que antropólogos reincorporen una biología humana más específica en términos de lugar y dinámica dentro de la antropología y, además, teoricen los procesos sociales, políticos y ecológicos a través de los cuales surgió dialécticamente lo que yo llamo “cultural-biológico”. En este artículo destaco la investigación de tres colegas de menor antigüedad para proponer dos procesos generales conectando cultura a biología: (1) a través de lecturas culturalmente específicas de variables biológicas que, a la vez, tienen consecuencias biológicas, y (2) a través de sistemas de estratificación global y local que “producen exasperación”. La antropología esta bien posicionada para seguir los diversos caminos a través de los cuales formas de estratificación como racismo, sexismo y desigualdades de clase se filtran en nuestros seres biológicos, influenciando estados de nutrición, estrés y salud, así como ecología y cultura. Demuestro que la biología no se estanca. A través de enfatizar algunos de los siempre cambiantes procesos biológicos, espero mover la antropología a reconsiderar una aproximación más compleja, especifica del lugar, y dialéctica a la biología humana. Repensar la biología—específicamente la biología humana—en estas maneras puede profundamente cambiar cómo los antropólogos, los biólogos, y los ciudadanos entienden biología, y de este modo prestan atención a los cuerpos humanos.