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GEOGRAFÍA FÍSICA Y CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA 133
Papeles de Geografía, 36 (2002), 133-146
ISSN: 0213-1781
GEOGRAFÍA FÍSICA Y CONSERVACIÓN DE LA
NATURALEZA*
Francisco López Bermúdez1
Universidad de Murcia
RESUMEN
El suelo, el agua, la vegetación y el paisaje, componentes básicos de la naturaleza, son
recursos vitales y en gran parte no renovables que están sometidos a una presión humana
cada vez mayor. Para que puedan desempeñar sus numerosas funciones, es necesario man-
tenerlos en buen estado y hacer de ellos una gestión y uso durables, y para ello, se precisa
conocer las complejas y dinámicas relaciones que registran, en el marco del sistema natura-
leza. La Geografía Física, como ciencia ambiental, socialmente útil, puede y debe contribuir
al conocimiento de la funcionalidad y valores de la naturaleza y sus recursos, y a la relación
de los humanos con ella.
Palabras clave: Geografía Física, naturaleza, complejidad, reduccionismo, holismo,
paisaje, armonía
SUMMARY
Physical Geography and conservation of the Nature. The soil, the water, the vegetation
and the landscape, basic components of the nature, are nonrenewable vital resources and to a
large extent under a human pressure every greater time. So that they can perform his numerous
functions, it is necessary to maintain them in good state and to make of them a durable
management and use, and for it, one needs to know the complex and dynamic relations that
register, within the framework the system nature. Physical Geography, as environmental
science, socially useful, can and must contribute to the knowledge of the functionality and
values of the nature and their resources, and to the relation of the humans with her.
Key words: Physical geography, nature, complexity, reductionism, holism, landscape,
harmony
Fecha de recepción: 12 de noviembre de 2002. Fecha de aceptación: 5 de diciembre de
2002.
* El presente trabajo fue objeto de una ponencia invitada en el IX Coloquio Ibérico de Geografía:
Fronteras en movimiento. Universidad de Huelva. Departamento de Geografía. Huelva, 9 Noviembre de 2002.
1 Departamento de Geografía Física, Humana y Análisis Regional. Universidad de Murcia. Campus de La
Merced. 30001 MURCIA (España). E-mail: lopber@um.es
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«En todo lugar es deber de lo animado el velar por lo inanimado»
(Platón, Fedro 246b)
EL DESAFÍO
La conservación de la naturaleza ha definido una preocupación antigua sobre el pro-
blema de cómo evitar o mitigar que la incidencia humana sobre el medio natural lo
degrade o destruya excesivamente. Pero fue a partir de la primera conferencia de las
Naciones Unidas sobre desarrollo (Estocolmo, 1972) cuando el interés, la sensibilidad,
por todo lo relacionado con la naturaleza y el medio ambiente ha conocido un vigoroso
despertar. El incremento de la presión demográfica sobre el territorio, junto a la progresiva
capacidad tecnológica de la humanidad, ha acarreado una creciente degradación de la
naturaleza, traducida en alteración de procesos naturales, en deterioro de ecosistemas,
pérdida de geo y biodiversidad, agotamiento de recursos, pérdida de calidad paisajística
natural, desertificación, etc., (Van der Leeuw, 1995; López Bermúdez, 1996). Esta consta-
tación, condujo a muchas personas, movimientos ciudadanos, organizaciones no guberna-
mentales, organismos internacionales y algunos gobiernos, a tratar de introducir medidas
de protección y conservación de ámbitos naturales o lugares y especies valiosas o admira-
das. El más conocido aspecto de este amplio movimiento para la conservación de la
naturaleza, es la declaración de espacios protegidos, en particular, los parques nacionales,
parques regionales y parques naturales (Fig. 1).
La preocupación por la naturaleza y sus recursos, es una reinvindicación creciente de
las sociedades de la mayor parte de los países del mundo y uno de los principales objetivos
de los gobiernos. Esta disposición favorable hacia la naturaleza, hacia el medio natural, se
acentúa y la preocupación por su conocimiento y conservación crece al verla en peligro,
alterada, degradada, a causa de una actitud humana basada en la búsqueda de su dominio
absoluto, en la explotación desmesurada e incontrolada: la deforestación, las roturaciones
de tierras marginales, el exceso de laboreo de los suelos, la explotación abusiva de las
aguas subterráneas, la expansión de la agricultura intensiva, el uso abusivo de agroquímicos,
los cambios en los usos del suelo y modificación de los albedos, la espectacular intensifi-
cación de las redes viarias, el avance demoledor de las urbanizaciones, y todo un amplio
abanico de acciones sobre el territorio nada respetuosas, han roto la estructura y alterado
el funcionamiento de la naturaleza en extensos espacios.
Con frecuencia, a juzgar por muchas acciones y expresiones del lenguaje de los
humanos, se tiende a ver a la sociedad más o menos independiente de la naturaleza, por
ello, cuando la actividad económica provoca daños de mayor o menor envergadura a los
sistemas naturales, llamadas «externalidades negativas», se está subrayando la
marginalidad de la naturaleza en la conciencia social actual (Wackernagel & Rees,
1996). La pérdida de un recurso o valor natural es vista, por los sistemas económicos
depredadores, como una cuestión desafortunada, como un costo necesario del creci-
miento económico.
Sin embargo, la humanidad y sus sistemas económicos son un subsistema dependiente
de la ecosfera, es decir, que todos los seres vivos están insertos en la naturaleza. La
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humanidad depende de la naturaleza y no a la inversa. Buscar y alentar a las sociedades e
investigadores de todo el mundo a conocer el funcionamiento de los sistemas naturales, a
conservar la integridad y la diversidad de la naturaleza y asegurar la gestión y uso de los
recursos naturales de modo equitativo y durable, es un desafío y puede convertirse en la
conquista ambiental y social del siglo XXI. Hoy, parece más conveniente hablar de la
imagen de las relaciones de los humanos con la naturaleza que de la imagen de la
naturaleza porque la diferencia que establece Descartes entre res cogitans y la res extensa
no es ya apropiada como punto de partida para el entendimiento de las ciencias de la
naturaleza (Durán, 1975).
En la actualidad, vastos territorios del planeta Tierra están marcados por la degrada-
ción y destrucción de los sistemas naturales, los sistemas de vida de los que depende la
humanidad están cada vez más amenazados, por el crecimiento, la producción y el consu-
mo de la humanidad. Sin una naturaleza con diversidad de paisajes, sin una naturaleza que
nutra los recursos naturales básicos para la vida, para las gentes y sus culturas; sin
políticas y actitudes humanas que reconozcan a la conservación y al uso durable de los
recursos naturales como ejes fundamentales de la seguridad ambiental, económica y social
FIGURA 1. España, fue uno de los primeros países europeos en incorporarse a la política de protec-
ción integral de espacios singulares, con la Ley General de Parques Nacionales de 1916. Dos años
más tarde, se declararon los Parques Nacionales de la Montaña de Covadonga y el Valle de Ordesa.
La creación de estas figuras de protección las ha convertido en un instrumento básico de conserva-
ción de la naturaleza. En la imagen, el valle glaciar de Ordesa con el Monte Perdido al fondo. Este
Parque de montaña, fue reclasificado en el año 1982 y su extensión pasó de 2.100 ha., a las 15.608
actuales con la inclusión del Circo de Pineta y los cañones cársticos de Añisclo y Escuáin.
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de todos los pueblos; que permitan a la naturaleza recobrar sus paisajes degradados y la
capacidad productiva para aliviar el hambre y el sufrimiento humano, no puede haber
desarrollo sostenible.
Hoy la sociedad necesita asumir una nueva ética ambiental que reconozca que sin
naturaleza no hay paz, no hay vida. Buscar la armonía en la naturaleza (Colón y Díaz del
Olmo, 1989), la armonía entre los humanos y la «madre tierra» es un objetivo a conquis-
tar. La ciencia, la Geografía Física, suministran herramientas que pueden y deben contri-
buir a esta conquista. Los geógrafos deben ahondar y difundir el conocimiento de la
naturaleza y brindar sus conocimientos y experiencias, junto a la de otros científicos, a los
políticos y sectores económicos y sociales, a los medios de comunicación para que
adopten el compromiso, tomen decisiones y alienten el debate y se apliquen medidas y
políticas de conservación de la naturaleza.
En los inicios del siglo XXI, uno de los mayores desafíos para la Geografía, como
ciencia ambiental y socialmente útil, es investigar, conocer, explicar y comunicar la
funcionalidad y valores de la naturaleza, la relación de los humanos con ella y contribuir
a la conservación y uso sostenible de los recursos naturales.
ENFOQUES Y CAMPOS TEMÁTICOS DE LA GEOGRAFÍA FÍSICA ACTUAL
Interesarse por la Geografía Física y sus relaciones con la naturaleza lleva a preguntar-
se y a preocuparse por su contenido y límites, así como por la coherencia intelectual de la
misma. La historia de los paisajes de nuestro planeta Tierra se describe y se entiende, no
siempre totalmente, sobre la base de los procesos que la han modelado en el tiempo. Este
es un rasgo general en la construcción de la naturaleza.
La naturaleza es el escenario donde transcurre la acción evolutiva de los paisajes y de
las especies vivientes. La Geografía Física, como otras ciencias de la tierra, contribuye
con la aventura de conocimiento, a comprender la realidad, a penetrar en el alma de los
paisajes físicos, construyendo modelos que aspiran a explicar complejos sistemas en el
marco espacio-temporal de la ventana y experiencia de la observación. Sin embargo, la
naturaleza y sus paisajes, como la vida, es un experimento inacabado, en evolución, en
continuo cambio. En el alba del nuevo siglo, el creciente interés por la naturaleza lleva
consigo cierta racionalidad que hace perder el interés por las sutiles distinciones de
antaño, entre lo que es ciencia geográfica y lo que no es.
A partir de mediados del siglo XX, la Geografía Física, siguiendo la estela de los
postulados contenidos en el Discurso del Método de Descartes (1637), subraya la necesi-
dad racional de descomponer la naturaleza en sus componentes básicos y a diversas
escalas (materiales sólidos, estructuras, climas, aguas, suelos, especies vivientes, paisajes
y subsistemas integrados en éstos), para después recomponerla con la intención de com-
prende el todo a partir del más fácil entendimiento de las partes. Se trata de una Geografía
neopositivista fundamentada en el análisis, en la medida y en la deducción, defensora del
mismo método científico de las ciencias físico-matemáticas, tomadas como ejemplo (Mar-
tín Vide, 2001).
Este método científico, conocido como reduccionismo, se ha revelado bastante eficaz
en la construcción del pensamiento científico y sus consecuencias tecnológicas, sobre
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todo, al ser aplicado a la comprensión de sistemas naturales más o menos sencillos tales
como el clima local, el modelado de una ladera, la formación de un cono aluvial, la
aparición y desarrollo de una cárcava, la sedimentación, o el biotopo de un ecosistema
árido. Los geógrafos físicos, durante mucho tiempo han venido practicando este método
de análisis; enfoque que continua siendo válido pero no suficiente, sobre todo, cuando se
aplica con excesiva rigidez al abordar la comprensión de los sistemas complejos conteni-
dos en la naturaleza y el medio ambiente. La naturaleza no es un conjunto de elementos
discretos, aislables, una composición de procesos y formas, de biomas, de biotopos y
biocenosis que existen independientemente. La realidad está en sus relaciones, de modo
que establecer fronteras entre unos elementos y otros o entre lo biológico y lo no biológi-
co, o entre lo humano y lo no humano resulta un empeño vano. La referencia no ha de
buscarse en el elemento, en la tesela, en la variable, sino en el conjunto, en el paisaje, en
la comunidad biótica. El todo no es sólo mayor que la suma de las partes, sino que es más
importante y vale más que cualquiera de ellas.
¿La Geografía Física responde o puede responder a este enfoque? La Geografía Física
nace con la Geografía puesto que ésta tiene, en su origen, un objetivo y enfoque naturalis-
ta. Sus rastros pueden seguirse desde la Antigüedad Clásica, pasando por el Renacimiento
(Vilá Valentí, 1983), hasta tiempos recientes, en Humboldt; Davis 1906; Horton 1945;
Bertrand 1968, 1982; Chorley, 1971; Tricart 1977; Newson & Hanwell 1982 y otros. Sin
embargo, no es hasta mediados del pasado siglo cuando la Geografía Física experimenta
importantes cambios en su concepción, estructura y enfoques metodológicos (Martín
Vide, 2001a).
La Geografía Física, como ciencia transversal, ha sido tradicionalmente, una de las
ciencias de la naturaleza depositaria del conocimiento de los sistemas naturales y, en la
actualidad, es una de las llamadas a intervenir en la investigación y búsqueda de solucio-
nes integrales que presentan los importantes problemas de la naturaleza y del medio
ambiente. Sin embargo, la complejidad de los problemas que aquejan a estos, exigen la
intervención simultánea de otras ciencias naturales, así como de las sociales, humanísticas
y tecnológicas. La salida a la crisis ambiental y de la naturaleza agredida por la que
atraviesa la sociedad actual, no puede asociarse exclusivamente con el desarrollo y aplica-
ción de nuevos avances tecnológicos, sino que hay que considerar y analizar los valores
culturales y éticos relacionados con la explotación y dominación económica y política
(Mérida Rodríguez y López Figueroa, 2001).
En la década de los ochenta del pasado siglo, los geógrafos físicos, de modo bastante
dispar, adoptan técnicas y herramientas automáticas con el soporte básico de la informáti-
ca (teledetección, sistemas de información geográfica, cartografías automáticas,
modelización) que relanza a la ciencia geográfica hacia el paradigma de un mayor
cuantitativismo, sin olvidar el empirismo. Este enfoque supone una importante moderni-
zación y entronque con la evolución general de las ciencias naturales. Desde hace unos
años, la práctica de la ciencia reconoce, la complejidad de los sistemas naturales, la
existencia de sistemas desordenados, caóticos (como la aparición y duración de una
sequía, hora y lugar en donde estallará la tormenta, cuando se producirá un terremoto y
que impacto desencadenará, el cambio global). La ciencia geográfica reconoce la impor-
tancia máxima que tienen los grandes eventos de la naturaleza, los de alta intensidad y
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baja frecuencia, la validez de combinar la observación y la utilización de instrumentos
para el procesamiento de la información, evaluación y seguimiento de procesos en la
naturaleza, a la vez que se tiene en cuenta que el modo en que se interpreta y modeliza la
realidad no es inmutable.
El concepto de complejidad lleva implícita la idea de algo que no es reducible a
componentes más sencillos. Se expresa en el número de conexiones, probables y posibles,
que un elemento tiene con otro. Si un paisaje se trocea y separa del conjunto, es posible
que cada componente pueda ser más fácilmente analizado, pero probablemente se pierda
por el camino el sentido de la conexión con otros componentes y el de la unidad de la
naturaleza como propiedad emergente de una complejidad no reducible a partes.
El carácter complejo de la naturaleza exige enfrentarse a otra metodología científica
para poder abordarlo ya que el análisis tradicional reduccionista no parece suficiente al
quedar más cerca de los datos de observación y de las medidas originales. El enfoque
sistémico puede responder a esta exigencia aunque parezca conducir al enfrentamiento
con la Geografía Física reduccionista.
Desde mediados del pasado siglo XX, pueden encontrarse científicos que encarnan el
origen moderno de la noción de sistemas y del enfoque sistémico (singularmente Bertalanffy,
1976, el principal proponente de la teoría general de sistemas; Chorley y Kennedy, 1971;
Willer 1985, Margalef, 1980, 1991, entre otros); sin embargo, las raíces de este modo de
abordar el conocimiento global se hallan en los pensadores clásicos como Herodoto o
Platón. Un carro, dijo Herodoto, sólo puede comprenderse como «totalidad organizada» y
difícilmente podrá entenderse a partir del desmenuzamiento de sus componentes: ruedas,
tablas, vigas… (Pascual Trillo, 2000). El enfoque sistémico ha impregnado el desarrollo
de numerosos campos del conocimiento y entre ellos a la Geografía Física. Esto ha
supuesto desplegar una nueva forma de abordar la interpretación, la comprensión y la
modelización de la compleja realidad de los sistemas naturales.
Este enfoque ha encontrado amparo bajo el término holismo, palabra de origen griego
(holos significa «todo») con la que se quiere centrar el punto de vista en el conjunto. Se
suele justificar diciendo que el todo, el conjunto es más que la suma de las partes. Si se
aspira a la comprensión de los sistemas complejos de la naturaleza, sistemas que registran
propiedades emergentes, es decir, propiedades que surgen de la existencia del todo y no se
hallan en sus partes individuales, se desprende que no es suficiente utilizar los métodos
tradicionales del análisis y reducción de los geosistemas a sus partes. La naturaleza abarca
los tres estado físicos de la materia trabados por flujos de energía (atmósfera, hidrosfera,
litosfera) y los procesos que los interrelacionan y la modelan, además comprende a todos
los organismos vivos y las señales de su actividad (biosfera). Todas las piezas del rompe-
cabezas están diversamente trabadas a la vez que originan una concatenación de causas y
efectos, de procesos y respuestas. Lo más importante en la naturaleza es su constructividad
(Margalef, 1991), su capacidad de desplegar una creatividad sin límite. En la naturaleza se
encuentra estructura, sorpresa, universalidad y sistemas impredecibles.
Por ello, la naturaleza sólo puede entenderse globalmente desde la perspectiva que
permite el enfoque de sistemas, capaz de interpretar y modelizar las relaciones, no solo de
los ambientes naturales, sino también de estos con el sistema social. Esta vía, la Geografía
Física, la encuentra y construye en el paisaje (Martínez de Pisón, 1998). El desarrollo y
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aplicación de nuevos conceptos y métodos, capaces de penetrar en el alma de los sistemas
naturales complejos es, en la actualidad, uno de los aspectos más interesantes y necesarios
que debe incorporar la Geografía Física en el período científico actual.
En el abultado número de definiciones de Geografía Física, los términos medio físico,
medio natural, medio biofísico, medio ambiente, sistema natural, procesos y formas te-
rrestres… soportes básicos de la naturaleza, son los más repetidos. La Geografía Física es
una ciencia que estudia las componentes del medio natural, compartiendo campos de
estudio con otras ciencias de la naturaleza (Geología, Edafología, Ecología, Meteorología,
Hidrología, Botánica, etc.), al menos parcialmente. Entonces, ¿la filiación de la Geografía
Física está con las ciencias de la naturaleza o con las otras Geografías? Recientemente, en
España, un buen número de geógrafos se han ocupado de responder a la importante
cuestión, entre ellos Ortega Valcárcel, 2000; Martín Vide, 2001b; Meaza, 2001; Ortega
Villazán, 2001, etc. En un trabajo titulado Geografía Física o Ciencias Naturales, García
Fernández (2001) se plantea la pregunta en forma de disyuntiva optando, finalmente, por
la opción Geografía Física y Geografía por considerar que ambas están inseparablemente
unidas. Cuarenta años antes, Terán (1960) consideraba a la Geografía como ciencia
FIGURA 2. El paisaje es la expresión en el espacio de la organización de un sistema funcional de
interacciones de componentes bióticos y abióticos, con equilibrios críticos fáciles de alterar por
acciones humanas. En la imagen, un paisaje de calidad sin alterar. Valle del río Alhàrabe, La Puerta,
Moratalla (Murcia).
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transversal al sostener que lo real en la superficie terrestre «no es la forma del relieve
abstracta de las condiciones climáticas que en ella actúan, de su revestimiento vegetal y de
todo aquello que el afán y el trabajo del hombre añade, lo real es su trabazón».
Tradicionalmente, los campos de estudio de la Geografía Física han sido las conside-
radas «ramas» de la misma, más o menos interrelacionadas: Climatología, Hidrografía,
Geomorfología y Biogeografía. Las cuatro han tenido una evolución similar, una primera
fase analítica y una segunda donde el enfoque global o sistémico es el dominante. Esta
visión holística de la naturaleza, centrada en las relaciones, en el conjunto, que aporta la
visión integrada de los problemas y de las soluciones, es lo que practica o debiera
practicar, la Geografía Física global o sistémica, o quizás, lo que bien podría llamarse, la
Geografía Física profunda: el paisaje es la expresión de este modo de abordar el estudio y
la comprensión de la naturaleza (Fig. 2). El conjunto, el paisaje, conecta con la hipótesis
GAIA (Lovelock, 1979) que considera a la Tierra en su totalidad, como un ser vivo,
consciente, con su propio funcionamiento y autocontrol, capaz de sentir las acciones
humanas.
NATURALEZA Y MEDIO AMBIENTE, OBJETIVOS DE LA GEOGRAFÍA FÍSICA
Desde la penúltima década del siglo XX, los estudios sobre la naturaleza global y,
notoriamente, sobre el medio ambiente, han ido ganando protagonismo por la crisis
ambiental que se registra, a consecuencia de la desestabilización de la estructura y función
de los sistemas geoecológicos, por la ruptura del acoplamiento entre el sistema natural y el
sistema humano que lo explota (López Bermúdez, 1984, 1997). Hoy, los problemas
derivados de esta geoecocrisis constituyen líneas de investigación prioritarias en los
programas de I+D de ámbito regional, estatal, de la Unión Europea y departamentos
especializados de las Naciones Unidas. El interés creciente por la naturaleza y el medio
ambiente, por las relaciones recíprocas entre naturaleza y el ser humano, por las políticas
de uso y gestión de los recursos naturales, la preocupación por su deterioro, su incorpora-
ción al concepto de desarrollo durable, las repercusiones del cambio global, los riesgos
naturales, la consideración de la inexistencia de fronteras en el medio ambiente planetario,
etc., constituyen nuevos campos temáticos de la Geografía en general y de la Física en
particular.
La influencia e impactos antrópicos en los sistemas naturales y en el medio ambiente,
constituye un factor de primer orden en el análisis y entendimiento de la naturaleza a la
vez que expresa una de las líneas de investigación y de aplicación más relevantes y
valoradas en la Geografía Física (Chorley, 1969; Gregory & Walling, 1981; Goudi, 1984;
Willer, 1985; Goudi y Viles, 1997), a la vez que presenta el valor de estrechar los vínculos
con la Geografía Humana. Las acciones perturbadoras humanas sobre la naturaleza han
ido aumentando en cantidad y calidad a lo largo de la historia, pero es la generación
actual, la primera en la larga historia de la humanidad, la que tiene la capacidad para
alterar, modificar y destruir los sistemas naturales sea cual fuere su escala.
El campo de estudio, el objetivo, de la Geografía Física es la naturaleza y el medio
ambiente en donde el ser humano es agente destacado. En la actualidad, el medio natural,
es cada vez menos natural y más reducido, a la vez que la intensidad de antropización
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aumenta por la creciente presión humana. Cada vez es más difícil establecer fronteras
entre la naturaleza primigenia y la naturaleza alterada. La intervención humana puede ir
desde la simple perturbación de un proceso natural, ecosistema o paisaje, hasta el agota-
miento de recursos no renovables o degradación total de un escenario natural (Fig. 3). Un
ejemplo de esta intervención humana se halla en el paisaje mediterráneo en donde es
prácticamente imposible encontrar un solo metro cuadrado del territorio sin estar
influenciado por el hombre (Ibáñez et al., 1997; Geeson et al., 2002). Se considera que la
intensidad del impacto humano en los geosistemas mediterráneos, es el mayor del mundo.
El paisaje mediterráneo es heterogéneo, un mosaico de teselas, es un paisaje antropizado,
cultural.
El geógrafo debe ser capaz de entender el funcionamiento de los sistemas naturales y
evaluar los impactos de la actividad humana sobre ellos. Los problemas de la naturaleza y
del ambiente requieren, para su estudio, aplicar, a la vez, metodologías analíticas e
integradoras. Primero hay que comprender y explicar los componentes de las realidades
complejas, para después hallar la relación e interferencias entre ellos. Hoy, el enfoque
científico se realiza, o debería realizarse, con metodología sistémica y base analítica con el
objetivo de ofrecer diagnosis de los problemas que registran los sistemas naturales y
ambientales y prognosis de resultados. La Geografía Física, apoyada en otras ciencias de
la Tierra, del espacio, empíricas, sociales, humanísticas y tecnológicas, es una ciencia útil
que puede responder, sectorialmente, a las crecientes demandas sociales en desarrollar y
Fig. 3. La desaparición de la cubierta vegetal natural o cultivada, acarrea la rápida degradación del
suelo, especialmente, por erosión. Surcos, cárcavas y barrancos son la expresión en el paisaje de
acciones humanas inapropiadas. Cuenca del río Chícamo (Murcia).
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aplicar modelos de uso durable de los recursos naturales y gestión medio ambiental.
Ocupa, pues, una situación de frontera, de bisagra, entre las ciencias de la naturaleza y
ambientales y las ciencias sociales.
El geógrafo debe estudiar e interpretar la naturaleza para que pueda ser entendida,
investigar el medio físico de modo coherente a diferentes escalas espacio-temporales, con
fines de avanzar en el conocimiento de la naturaleza y en la aplicación y predicción de
procesos y respuestas actuales y futuras. Pero además, la Geografía Física debe acercarse
a la naturaleza y al paisaje, como decía González Bernáldez (1985), no sólo a través del
conocimiento científico, también debe hacerlo de un modo afectivo. En estas tareas, el
geógrafo, cuando fuese necesario, debe buscar la colaboración con otros profesionales e
investigadores ya que la naturaleza es demasiado compleja para ser abordada por un único
especialista, la pluridisciplinariedad es, casi siempre, una exigencia.
La Geografía Física, no puede ser encorsetada en las ciencias naturales o en las
ciencias sociales, no encaja plenamente en esta estrecha clasificación, salvo que se quiera
ver en ella una disciplina sencilla y fragmentada. Los geógrafos, como muchos que nos
precedieron, debemos construir, robustecer y prestigiar, un campo científico que contenga
FIGURA 4. Desarrollar estrategias de intervención y evaluación son necesarias para la sostenibilidad
de la naturaleza y sus recursos. El sector litoral de Mónsul, en el Parque Natural de Cabo de Gata-
Níjar (Este provincia de Almería), es un buen exponente de estas políticas.
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características propias, que es el transdisciplinar, en el sentido de aportar enfoques e
interpretaciones nuevas, incorporando aportaciones de aquellas ramas de las ciencias
colindantes que generen, como la Geografía Física, experiencias, saberes, métodos y
técnicas útiles para el avance del conocimiento y para la comprensión y uso durable de la
naturaleza. El potencial de la Geografía Física reside en su capacidad para trascender,
desde una visión global, la limitada mirada de lo complejo que ofrecen las disciplinas
tradicionales. La Geografía Física debe responder a las demandas sociales a través del
conocimiento, de la interpretación, de la comprensión de las relaciones entre humanos y
naturaleza, y ser capaz de ofrecer información válida y útil para desarrollar y aplicar
políticas y actuaciones sostenibles en la naturaleza y en el entorno (Fig. 4).
En suma, no se puede observar, analizar, comprender y comunicar lo que es naturaleza
y medio ambiente, desde convencionales prejuicios de lo que es y no es Geografía Física.
El impulso y la fuerza para consolidar y prestigiar el edificio de nuestra ciencia, para
conseguir que la sociedad asuma los resultados que es posible ofrecer, que puede aportar,
que la investigación geográfica tiene sentido y valor, debe proceder del colectivo de
geógrafos.
LA GEOGRAFÍA FÍSICA Y LA ARMONÍA CON LA NATURALEZA
Vivir en armonía debe significar vivir en armonía con la naturaleza. La armonía con la
naturaleza no es compatible con los modelos insostenibles de producción y consumo, con
la mayor parte de los sistemas de uso y explotación, ni con el crecimiento económico del
consumo sin tasa, ni con buena parte de los indicadores de bienestar y progreso de la
sociedad, ni con las «ventajas» de ciertas tecnologías que pueden colocar a los humanos
en posición de convertirse en instrumentos de sus instrumentos, ni con los cada vez más
estrechos márgenes que la «eficacia» va imponiendo, en plazos y rendimientos, en preocu-
pante convergencia (Ramos, 1993). La Geografía debe contribuir al cambio en los patro-
nes de producción y consumo de los recursos naturales, a ayudar y a diseñar estrategias
que inviertan la tendencia actual de degradación de los paisajes naturales, a fomentar una
nueva cultura del territorio y de convivencia con la naturaleza.
La protección y conservación de la naturaleza ha de estar presente en todos los ámbitos
de la actividad humana con la mirada puesta en la conciliación de las necesidades huma-
nas, en la equidad social y en la solidaridad; en la integridad de la naturaleza y el uso
durable de sus recursos. La conservación de la naturaleza, no es un fin, sino un medio
indispensable para el verdadero progreso humano, una garantía de seguridad vital para
todas las gentes presentes y futuras. Una ética mediaombiental que la Geografía Física
debe practicar y fomentar mediante la investigación, identificando, aceptando y aplicando
un conjunto de geoindicadores que ayuden a realizar diagnósticos del estado de la natura-
leza y sus recursos a fin de determinar la evolución, ya sea por causas naturales, debido a
la influencia humana o por ambas, de su deterioro (López Bermúdez y González Barberá,
2002).
Además, la Geografía Física puede desarrollar sistemas de detección temprana de
procesos, con evaluación permamente y detallada. Evaluando costos y beneficios socio-
económicos y ambientales, directos e indirectos, del deterioro de la naturaleza, proponien-
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do medidas de prevención, mitigación y rehabilitación. La Geografía Física puede sumi-
nistrar información para permitir una mejor formulación y selección de las políticas sobre
naturaleza y medio ambiente, para elaborar estrategias de desarrollo durable a largo plazo
y aportar reflexión y datos en el proceso de adopción de decisiones. Para ello, será
indispensable acrecentar el conocimiento, fortalecer la capacidad científica de los investi-
gadores y lograr que la Geografía Física tenga en cuenta las necesidades que vaya deman-
dando la sociedad.
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