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LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
El Efecto de Rebote de las Drogas: Un Riesgo Fatal para el Tratamiento Convencional y una Base Farmacológica para el Tratamiento Homeopático
El Efecto de Rebote de las
Drogas: Un Riesgo Fatal para
el Tratamiento Convencional y
una Base Farmacológica para el
Tratamiento Homeopático
*Prof. Dr. Marcus Zulian Teixeira
* Facultad de Medicina de la
Universidad de São Paulo
(FMUSP), São Paulo, Brasil.
Artículo publicado originalmente
en el volumen 11, No. 39 (2012),
de International Journal of High
Dilution Research. Se publica en
La Homeopatía de México con
la autorización expresa del autor.
Traducción del inglés al español:
Dra. Isis Infante Regalado y Dr.
Gustavo Aguilar Velázquez.
Resumen
El modelo homeopático considera la acción secundaria o la reacción vital del orga-
nismo como un método terapéutico y, por lo tanto prescribe tratamientos por el prin-
cipio de similitud; éste consiste en administrar a los individuos enfermos sustancias
que han causado síntomas similares en individuos sanos. La reacción vital homeos-
tática o paradójica de un organismo puede ser explicada cientícamente en base
al efecto de rebote de los medicamentos modernos, el cual puede causar eventos
iatrogénicos fatales posteriores a la suspensión de un tratamiento antipático (un tér-
mino utilizado en medicina alternativa para el tratamiento paliativo, también conocido
como enantiopático).
Aunque el efecto de rebote ha sido estudiado por la farmacología moderna,
este ha sido poco difundido y discutido entre los profesionales de la salud, quienes
en muchas ocasiones han sido privados de información crucial necesaria para el ma-
nejo seguro de los medicamentos actuales. En este artículo se presenta una revisión
actual sobre el efecto de rebote de los medicamentos modernos que fundamentan
el principio homeopático de curación y alerta a los médicos sobre este tipo de efecto
adverso que usualmente no se notica.
El efecto de rebote de los medicamentos modernos paliativos fue señalado
por Hahnemann hace más de dos siglos, mencionando que éste puede causar efec-
tos adversos fatales, los cuales pueden ser evidenciados como en el caso del ácido
acetilsalicílico, los agentes antiinamatorios, antidepresivos, broncodilatadores, las
estatinas, los inhibidores de la bomba de protones, etc. Aunque el efecto de rebote
solamente se presenta en una pequeña fracción de individuos (susceptibles) y pue-
de ser evitado mediante una disminución gradual de los medicamentos antipáticos,
este ha demostrado una importancia epidemiológica signicativa como resultado del
uso masivo de tales drogas paliativas y la falta de conocimiento a este respecto.
PALABRAS CLAVE:
Homeopatía, Ley
de similitud, Acción
farmacodinámica de
los medicamentos
homeopáticos, Efecto
secundario, Efecto de
rebote; Reacción pa-
radójica, Enfermedad
iatrogénica.
Revisión histórica
www.latindex.unam.mx
Recibido: octubre, 2012. Aceptado: octubre, 2012.
14 LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
Prof. Dr. Marcus Zulian Teixeira
KEYWORDS:
Homeopathy, Law of sim-
ilarity, Pharmacodynamic
action of homeopathic
medicines, Side effects,
Rebound; Paradoxi-
cal reaction, Iatrogenic
disease
Introducción
El método homeopático para el tratamiento de las en-
fermedades está basado en cuatro pilares: el princi-
pio de la cura por lo semejante, la experimentación
de sustancias medicinales en individuos sanos, el uso
de medicinas diluidas y sucucionadas (dinamizada)
secuencialmente, y la prescripción de medicinas in-
dividualizadas. Aunque se le ha atribuido gran impor-
tancia a las “medicinas dinamizadas” (diluciones ultra-
altas), las cuales fueron introducidas posteriormente
para minimizar la agravación de los síntomas, los dos
primeros pilares son propiamente los que fundan el
modelo epistemológico homeopático, permaneciendo
la individualización del medicamento como la condi-
ción esencial para despertar la respuesta terapéutica.
Después de haber probado en él mismo la Cin-
chona ofcinalis, Samuel Hahnemann trató de conrmar
la Ley de los semejantes o de la similitud a través del
método cientíco de la “analogía” y la “enumeración”,
así como del estudio de reportes clínicos llevados a
cabo previamente por otros médicos. En estos reportes
fue capaz de encontrar innumerables referencias que
eventualmente lo llevaron a elevar al principio de simi-
litud a nivel de una “ley natural” que soportaba su uso
en la lógica inductiva: para que una sustancia cure los
síntomas en un individuo enfermo, debe de causar sín-
tomas similares en individuos sanos.
Inaugurando la Homeopatía en 1796 con la
publicación de su trabajo Ensayo sobre un nuevo prin-
cipio que determina el poder curativo de las drogas1,
Hahnemann describió la acción primaria de los me-
dicamentos y la consecuente acción secundaria del
organismo hacia ellos, sistematizando este efecto bi-
fásico farmacológico en docenas de drogas paliativas
utilizadas en aquel tiempo. Para ilustrar este aspecto
es útil citar el ejemplo de Agaricus muscarius:
• Acción primaria directa: Aparece manía furiosa,
como de borracho (combinada con determinación
vengativa y audaz, disposición para hacer versos,
profecías, etcétera), exaltación de la fuerza, tem-
The homeopathic model considers the secondary action or the organism vital reac-
tion of the body as a therapeutic method and therefore prescribes treatments by the
principle of similarity, which consists to administer to the sick person substances that
have caused similar symptoms in healthy individuals. The vital homeostatic or para-
doxical reaction of an organism may be explained scientically based on the rebound
effect of modern drugs, which can cause fatal iatrogenic events after discontinuation
of the antipathic treatment (a term used in alternative medicine for palliative, also
known as enantiopathic).
Although the rebound effect has been studied by modern pharmacology, this
was not widely known and discussed among health professionals, who have often
been deprived of crucial information necessary for the safe handling of current medi-
cations. This article presents a current review on the rebound effect of modern me-
dicines as a fundament of homeopathic healing, and alert doctors about these side
effects usually are not notied.
The rebound effect of modern palliative drugs, which was pointed out by
Hahnemann more than two centuries ago, might cause fatal adverse events, which
might be illustrated with the examples of acetylsalicylic acid, anti-inammatory agents,
bronchodilators, antidepressants, statins, proton-pump inhibitors, etc. Although the
rebound effect is expressed by a small fraction of (susceptible) individuals and might
be avoided by gradual tapering of antipathic drugs, it exhibits epidemiologic importan-
ce as a function of the massive use of such palliative drugs and lack of knowledge in
its regard.
Abstract
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LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
El Efecto de Rebote de las Drogas: Un Riesgo Fatal para el Tratamiento Convencional y una Base Farmacológica para el Tratamiento Homeopático
blores y convulsiones; una acción directa de entre
12 y 16 horas.
• Acción indirecta secundaria: utilizada exitosa-
mente en la epilepsia (causada por miedo), com-
binada con temblor, cura afecciones mentales y
situaciones similares a las que causa.
En la introducción a la primera edición del Or-
ganon de la Medicina2, Hahnemann describió cientos de
“ejemplos de curas homeopáticas involuntarias verica-
das por los médicos de la vieja escuela”. Así, fue capaz
de fundamentar sus observaciones iniciales en relación
al principio de la similitud terapéutica en 247 referencias
bibliográcas procedentes de diferentes autores.
Para continuar con el ejemplo de Agaricus
muscarius:
“Los efectos dañinos que algunos autores (Georgi, entre
otros) atribuyen al uso de la Agaricus muscarius por los habitan-
tes de Kamtschatka, y que consisten en temblores, convulsiones
y epilepsia, se convirtieron en un remedio sanador en las manos
de C. G. Whistling, quien utilizó este hongo con éxito en los casos
de convulsiones acompañadas de temblores. De igual forma, en
los casos de J. C. Bernhardt, quien lo utilizó con éxito en varios
tipos de epilepsia”.
En los parágrafos 63 a 65 del citado Organon,
Hahnemann sugirió una explicación siológica para
esta “ley natural de curación”, la cual basó en el princi-
pio de similitud de la acción primaria del medicamento
y la correspondiente opuesta secundaria a la reacción
vital del organismo:
“Cada agente que actúa sobre la vitalidad, cada medicina
desarregla más o menos la fuerza vital, y causa una cierta alte-
ración en la salud del individuo por un periodo más corto o más
largo. Esto es llamado la acción primaria. [...] A esta acción la
fuerza vital se esmera para oponer su propia energía. Esta acción
resistente es una propiedad, es un efecto, una acción automática
de nuestro poder de auto conservación, que lleva el nombre de
acción secundaria o contra-reacción” (Organon., parágrafo 63).
Hahnemann ejemplicó este mecanismo “uni-
versal” de acción de las medicinas (farmacodinamia
“universal”), observada en los diferentes cambios de
sensaciones y de funciones orgánicas (signos y sín-
tomas), en los efectos bifásicos farmacológicos de los
tratamientos paliativos (antipáticos o enantiopáticos)
utilizados en ese tiempo:
“[... ]Una mano sumergida en agua caliente está en un
principio mucho más caliente que la otra mano que no ha sido tra-
tada (acción primaria), pero cuando se retira del agua caliente y
ha sido secada, en un corto tiempo se tornará fría, mucho más fría
que la otra, (acción secundaria). Una persona que se calienta por
el ejercicio violento (acción primaria), posteriormente es afectada
por escalofrío y estremecimiento (acción secundaria). Para quien
se calentó el día de ayer tomando mucho vino (acción primaria),
el día de hoy en cada respiración siente mucho frío (contra-reac-
ción del organismo, o acción secundaria).
“Un brazo que se ha mantenido mucho tiempo en agua fría
estará inicialmente más pálido y frío que el otro (acción primaria),
pero posteriormente, fuera del agua fría y ya seco, se tornará no
sólo más caliente que el otro, sino que se encontrará hiperémico
e inamado (acción secundaria; la reacción de la fuerza vital). La
excitabilidad excesiva que aparece posterior al consumo de café
concentrado (acción primaria), se convierte en pereza y somnolen-
cia durante mucho tiempo después (reacción, acción secundaria),
y esto no se retira totalmente si luego de un corto tiempo no se
absorben nuevos suministros de café (paliativo).
“Después del estupor y el sueño profundo causado por el
opio (acción primaria), la noche siguiente será imposible conciliar
el sueño (reacción, acción secundaria). Después del estreñimiento
producido por el opio (acción primaria), se produce la diarrea (ac-
ción secundaria), y después de un purga con medicamentos que
irritan los intestinos, sobreviene estreñimiento que dura varios días
(acción secundaria). Y en la forma como sucede siempre, después
de la acción primaria de un medicamento que produce en grandes
dosis un gran cambio en la salud de una persona sana, como se
ha observado, luego se produce exactamente lo opuesto durante la
acción secundaria por nuestra fuerza vital” (Organon, parágrafo 65).
El método homeopático emplea esta acción
secundaria o vital del organismo con nes terapéuticos,
a través de la administración de medicamentos a las
personas enfermas que causan síntomas similares en
individuos sanos (principio de semejantes) para desper-
tar una reacción curativa del propio organismo contra la
enfermedad.
Para enfatizar que dicha acción secundaria del
organismo (opuesto en carácter a la acción primaria del
medicamento) se observa “en todas y cada una de las
instancias sin excepciones” con dosis ponderables o
innitesimales en individuos sanos y enfermos, Hahne-
mann planteó el principio de similitud con el nivel de una
“ley natural” (Organon, parágrafos 58, 61 y 110 al 112):
“En esas prescripciones anteriores, a menudo peligrosas
de medicamentos ingeridos en dosis excesivamente grandes, nota-
mos ciertos estados producidos, no al comienzo, sino hacia la ter-
minación de estos tristes acontecimientos, y que eran de una natu-
raleza exactamente opuesta a los que aparecieron por primera vez.
Estos síntomas, totalmente contrarios de la acción primaria (§ 63) o
la acción apropiada de los medicamentos sobre la fuerza vital, es la
reacción de ésta en el organismo, su acción secundaria (§ 62-67),
de los cuales, sin embargo, se presentan en muy pocas ocasiones
dentro de los experimentos con dosis moderadas en los pacientes
sanos, y aún menos en las dosis bajas. En la acción curativa ho-
meopática el organismo vivo reacciona sólo tanto como sea nece-
sario para aumentar la salud de nuevo al estado normal saludable”
(Organon, parágrafo 112).
Al mencionar a los “tristes resultados” del uso
indiscriminado de medicamentos paliativos (Organon,
parágrafos 59 al 61), Hahnemann advierte sobre el ries-
go que representa esta indeseable acción secundaria
del organismo que puede producir “una enfermedad
más grave o, con frecuencia, de peligro para la vida o
incluso la muerte misma”. Por lo tanto, además de ne-
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gar la ecacia del tratamiento convencional o paliati-
vo (principio de los contrarios), Hahnemann valida el
tratamiento homeopático (principio de semejantes) a
través del silogismo aristotélico o el modus tollens de
la lógica deductiva clásica (modo que arma a través
de la negación, “prueba indirecta” o “hipótesis nula”
de bioestadística moderna):
“Si estos efectos negativos se producen tan naturalmente
como el empleo antipático de los medicamentos, los médicos or-
dinarios imaginan que este medicamento puede superar la dicul-
tad administrando, en cada una de las agravaciones renovadas,
una dosis más fuerte del remedio, mediante el cual realizan una
nueva supresión transitoria; y como es, pues, una gran necesi-
dad dar siempre el aumento de las cantidades de los paliativos,
produce otra enfermedad más grave que incluso con frecuencia
pone en peligro la vida y trae la muerte, pero no la cura de una
enfermedad o su considerable disminución de tiempo padecido”
(Organon, parágrafo 60).
En los términos de la razón cientíca moder-
na y los conceptos sio-farmacológicos, lo que Hah-
nemann denomina como acción primaria correspon-
dería a los efectos terapéuticos, efectos adversos y
secundarios de los fármacos convencionales. La ac-
ción secundaria o vital, a su vez, se corresponde con
el efecto rebote o reacción paradójica del organismo,
la cual se ha observado después de la interrupción de
varias clases de fármacos que actúan contrariamente
a los síntomas de enfermedades (medicamentos con-
vencionales, paliativos, enantiopáticos o antipáticos),
y que se ilustra en la gura 1.
Siguiendo los pasos de Hahnemann, a partir
de 1996 hemos estudiado el efecto de rebote de los
medicamentos modernos, con la intención de funda-
mentar, dentro de las nociones de farmacología ex-
perimental clínica, el principio homeopático curativo
(principio de semejantes, que señala que “lo semejan-
te cura lo semejante”) 3-10.
En un afán por llamar la atención de la comu-
nidad médica sobre este tipo de eventos adversos que
con frecuencia pasan inadvertidos, en esta revisión
actualizada hemos documentado las características
más importantes de los efectos de rebote que suce-
den cuando se interrumpen medicamentos conven-
cionales, con el n minimizar estos acontecimientos
iatrogénicos que podrían ser fatales.
Material y métodos
Con el objetivo de ampliar la comprensión del prin-
cipio de semejantes de acuerdo con la farmacología
moderna, revisamos la bibliografía encontrada en la
base de datos PubMed utilizando como términos de
búsqueda las siguientes palabras (originalmente en
inglés): “rebote” (rebound), “retirada” (withdrawal),
“ácido acetilsalicílico” (acetylsalicylic acid), “antiina-
matorio” (anti-inammatory), “broncodilatador” (bron-
chodilator), “antidepresivo” (antidepressant), “estati-
nas” (statin) e “inhibidor de la bomba de protones”
(proton pump inhibitor).
Añadiendo otras referencias a los trabajos ini-
cialmente revisados, se seleccionaron los artículos más
relevantes para analizar la evidencia cientíca disponi-
ble en relación con los postulados homeopáticos. De
esta forma, se obtuvieron las evidencias que soporta-
ban el principio terapéutico de semejanza de Hahne-
mann, tomando en cuenta cientos de publicaciones en
revistas cientícas, las cuales incluyeron tanto a los tex-
tos clásicos como a las obras más recientes.
Figura 1. Mecanismo universal de la acción de los medicamentos: la acción principal
del fármaco seguida de la acción secundaria del organismo (principio de similitud).
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El Efecto de Rebote de las Drogas: Un Riesgo Fatal para el Tratamiento Convencional y una Base Farmacológica para el Tratamiento Homeopático
Efecto de rebote en la
farmacología moderna
Un evento adverso (EA) o una reacción hacia una
droga (AR) es denida por la Organización Mundial
de la Salud (OMS)11 como “una respuesta a un me-
dicamento que es nociva y no intencionada, que se
presenta a dosis normalmente aplicadas en el hom-
bre para la prolaxis, el diagnóstico o el tratamiento
de una enfermedad, o para la modicación de una
función siológica”.
A pesar de que el efecto de rebote es un even-
to adverso que podría tener graves consecuencias, ha
sido poco divulgado y discutido por los profesionales
de la salud, de tal forma que éstos han sido privados
de un conocimiento importante y necesario para el
manejo de los medicamentos modernos.
Según el Nuevo diccionario médico mundial de
Webster12, el término “rebote” se dene como “la inver-
sión de la respuesta al retiro de un estímulo”, mientras
que por “efecto de rebote” se entiende “la producción
de un aumento de los síntomas negativos cuando el
efecto de un fármaco ha terminado o el paciente ya no
responde al medicamento; si un medicamento produce
un efecto de rebote, la condición para la cual se utili-
za como tratamiento puede reaparecer de una manera
más intensa que la que presentaba originalmente, cuan-
do el fármaco se suspende o termina su ecacia”.
A este hecho se le conoce también como
“reacción paradójica del organismo”, y una de las iro-
nías de este fenómeno es que provoca en los pacien-
tes una sensación muy similar a los efectos que te-
nían la esperanza de que desaparecieran con uso de
medicamentos paliativos. De esta forma, derrumba el
principal pilar de la terapia farmacológica moderna,
es decir, el tratamiento basado en el principio de los
contrarios.
En términos generales, el efecto de rebote es
el resultado de los intentos del organismo para recu-
perar el equilibrio (homeostasis) después de que se
administró un fármaco con el n de neutralizar los
síntomas de cierta enfermedad. Descrito en 1860 por
Claude Bernard, profesor de la Sorbona, como “xité
du milieu intérieur” (estabilidad del medio interno), el
término homeostasis fue acuñado en 1929 por el sió-
logo de Harvard Walter Bradford Cannon para nom-
brar la tendencia o capacidad de los seres vivos para
mantener un ambiente interno constante a través del
ajuste autónomo de sus procesos siológicos.
Tales procesos siológicos o mecanismos ho-
meostáticos están presentes en todos los niveles de
la organización biológica, desde la más simple de las
células hasta a las funciones mentales y emocionales
más complejas.
Aunque el mecanismo exacto no está claro,
la principal hipótesis para explicar el efecto de rebote
es que éste podría deberse a una mayor sensibilidad
(tendencia a la sobre regulación) de los receptores del
medicamento utilizado.
De acuerdo con las evidencias farmacológicas,
los efectos de rebote se presentan con una mayor inten-
sidad o frecuencia que los síntomas originales corres-
pondientes que fueron suprimidos (lo cual permite distin-
guir una reacción paradójica de la reaparición natural de
la enfermedad después de la suspensión del fármaco),
apareciendo nuevamente a intervalos variables des-
pués de la interrupción de la droga y, por último, también
en períodos de tiempo variables.
En una revisión bibliográca hecha por
Hodding y colaboradores13, se describieron los dis-
tintos conceptos, criterios de evaluación y evidencias
cientícas relacionados al síndrome de abstinencia
de varios medicamentos modernos (anticoagulantes,
anticonvulsivantes, antipsicóticos, barbitúricos, ben-
zodiazepinas, cimetidina, clonidina, corticosteroides,
los opiáceos, propranolol y antidepresivos tricíclicos,
entre otros). Al igual que en otras revisiones14-16, los
autores consideraron a los términos síntomas de re-
tiro o síntomas de interrupción como sinónimos de
síntomas de rebote.
Asimismo, distinguieron al rebote o síndrome
de abstinencia de la evolución natural de la enferme-
dad y los denieron como “los síntomas resultantes
de la interrupción del tratamiento farmacológico, te-
niendo que ser necesario distinguirlos de la reapa-
rición de los síntomas de la enfermedad o de una
‘recuperación’ de la patología de base, lo cual pue-
de surgir en ausencia de la acción farmacológica del
medicamento”.
También coincidieron en que los síntomas de
retiro son más severos que los iniciales, por lo que re-
comiendan la disminución gradual de la dosis cuando
un tratamiento debe ser interrumpido.
Por denición13-16, los efectos de rebote más
evidentes pueden ocurrir después de la interrupción
de fármacos paliativos (enantiopático o antipáticos),
o al disminuir o eliminarse las concentraciones del
fármaco en suero y la desocupación parcial o total
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consecuente de los receptores (ausencia del efecto
biológico). Esta falta del efecto biológico del fármaco
permite la manifestación de la reacción paradójica del
organismo en el sentido de volver a la homeostasis
inicial, alterada por el agente farmacológico mediante
la producción de los síntomas con intensidades supe-
riores a los síntomas iniciales suprimidos por los fár-
macos paliativos.
Otro aspecto del fenómeno que debe anali-
zarse es su desarrollo en el tiempo, ya que podría
ayudar a determinar la magnitud real del efecto de
rebote, cuya duración, muchas veces, es más prolon-
gada que el metabolismo del fármaco (vida media) o
que la regulación de los cambios siológicos.
Al estudiar cuidadosamente el efecto de re-
bote o reacción paradójica del organismo, después
de la interrupción o supresión parcial de las distin-
tas clases de medicamentos modernos, hemos en-
contrado muchas descripciones acerca del aumento
en la intensidad y/o frecuencia de los síntomas, en
comparación con el estado de los pacientes al inicio
del tratamiento, los cuales corresponden a la acción
secundaria o reacción vital del organismo (mode-
lo homeopático) para mantener su equilibrio interno
después de que ha sido roto por la acción de los me-
dicamentos paliativos.
Para señalar este fenómeno, podríamos ana-
lizar el caso de los fármacos clásicamente utilizados
en el tratamiento del angor pectoris o angina de pe-
cho (beta bloqueadores, bloqueadores de los cana-
les de calcio, nitratos), los cuales inducen a estados
benécos durante su efecto primario (anti-angina de
pecho), y podrían generar un incremento paradóji-
co de la frecuencia e intensidad del dolor precordial
después de que han sido interrumpidos o cuando se
hace un uso irregular de las dosis, sin respuesta a
medio terapéutico alguno.
Los fármacos utilizados para el control de la
hipertensión arterial (agonistas alfa-2, beta-bloquea-
dores, inhibidores de la enzima convertidora de an-
giotensina IECA, inhibidores de la monoamino oxida-
sa, nitratos, nitroprusiato sódico, hidralazina) pueden
inducir hipertensión arterial como reacción paradójica
del organismo al estímulo inicial; fármacos antiarrít-
micos (amiodarona, adenosina, beta-bloqueadores,
bloqueadores del canal de calcio, disopiramida, e-
cainida, lidocaína, mexiletina, moricizina, procainami-
da, quinidina, digitales) pueden inducir una exacerba-
ción de las arritmias ventriculares basales cuando se
interrumpe el tratamiento.
Los fármacos hipolipemiantes para tratar la
hiperlipidemia (clobrato, colestipol, colestiramine,
ácido nicotínico, uvastatina, lovastatina, pravastati-
na), debido a su acción primaria, promoverán como
efecto de rebote el incremento de los niveles lipídicos
después de su interrupción. Fármacos antitrombóticos
(argatroban, bezabrato, heparina, salicilatos, warfari-
na, clopidogrel) utilizados en la prolaxis de la trombo-
sis, debido a sus efectos primarios, pueden promover,
como reacción paradójica del organismo, complicacio-
nes trombóticas.
El uso de medicamentos psiquiátricos como
ansiolíticos (barbitúricos, benzodiacepinas, carba-
matos), sedantes hipnóticos (barbitúricos, benzo-
diazepinas, morna, prometazina, zopiclona), esti-
mulantes del sistema nervioso central (anfetaminas,
cafeína, cocaína, mazindol, metilfenidato), antidepre-
sivos (tricíclicos, inhibidores de la MAO, inhibidores
selectivos de la recaptación de serotonina) o antip-
sicóticos (clozapina, fenotiazinas, haloperidol, pimo-
zida) podrían asociarse con una reacción paradójica
del organismo en busca de mantener la homeostasis
orgánica y, por lo tanto, inducir la aparición de los sín-
tomas contrarios a los esperados a partir de su uso
terapéutico primario. Por consiguiente, provocarían
una agravación del estado clínico inicial.
Los fármacos con acción primaria antiina-
matoria (corticoides, ibuprofeno, indometacina, para-
cetamol, salicilatos) podrían dar lugar a reacciones
paradójicas del organismo que aumentan la inama-
ción junto con la concentración sérica de sus media-
dores. Los fármacos con acción primaria analgésica
(cafeína, canales de calcio, betabloqueantes, cloni-
dina, ergotamina, metisergida, opiáceos, salicilatos)
pueden presentar hiperalgesia signicativa como
efecto de rebote.
Los diuréticos (furosemida, torasemida, tria-
mtereno) usados enantiopáticamente para disminuir
el volumen de plasma (edema, hipertensión arterial,
insuciencia cardíaca congestiva) pueden causar
como efecto de rebote la retención de sodio y pota-
sio, lo que aumenta el volumen de plasma basal.
Fármacos utilizados principalmente como
anti-dispépticos (antiácidos, antagonistas H2, mi-
soprostol, sucralfato, inhibidores de la bomba de
protones) en el tratamiento de gastritis y úlceras
gastroduodenales podrían promover después de la
disminución primaria de la acidez un aumento de re-
bote de la misma y de la producción estomacal de
ácido clorhídrico, causando nalmente la perforación
y formación de úlceras gastroduodenales crónicas.
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El Efecto de Rebote de las Drogas: Un Riesgo Fatal para el Tratamiento Convencional y una Base Farmacológica para el Tratamiento Homeopático
Los broncodilatadores (fármacos adrenér-
gicos, cromoglicato de sodio, epinefrina, ipatropio,
nedocromil, formoterol, salmeterol) utilizados en el
tratamiento del asma bronquial podrían empeorar la
broncoconstricción como respuesta paradójica del
organismo a la interrupción o interrupción parcial del
tratamiento, y como éstos muchos otros3-10.
Además de la necesidad de un periodo de
tiempo variable o punto de quiebre (tiempo de laten-
cia que puede ir de unas horas hasta semanas) para
que este fenómeno aparezca después de la interrup-
ción del tratamiento, el efecto de rebote o reacción
paradójica del organismo también permanece por un
periodo de tiempo variable (horas a semanas) en fun-
ción de las propiedades de los fármacos y sus carac-
terísticas individuales.
La farmacología clínica y experimental ha
demostrado5-10 que algunas de las propiedades del
efecto de rebote o reacción paradójica del organismo
manifestadas por todas las clases de medicamentos
son:
I. Aparecen sólo en los individuos susceptibles
(idiosincrasia) que presentan síntomas similares
a los efectos primarios del medicamento.
II. No dependen de la droga, de la repetición de
las dosis ni del tipo de síntomas (enfermedad).
III. Sucede posterior a la acción primaria del fár-
maco (suspensión), como una manifestación au-
tomática del organismo.
IV. Induce un estado orgánico (síntomas) opuesto
de una mayor intensidad y/o duración a los de la
acción primaria del fármaco.
V. La magnitud de su efecto es proporcional a la
intensidad de la acción primaria del fármaco.
A pesar de la naturaleza idiosincrática del
efecto de rebote, el cual se aprecia en una pequeña
fracción de los individuos, evidencias cientícas ac-
tuales apuntan a la aparición de los “eventos iatrogé-
nicos graves y mortales” como parte de la reacción
paradójica del organismo después de la interrupción
de los diferentes tipos de medicamentos paliativos
modernos
Efecto de rebote de los
fármacos antiplaquetarios5, 6.
Analicemos a fondo dos casos en este grupo de me-
dicamentos.
a) El ácido acetilsalicílico (ASA)
El ácido acetilsalicílico (ASA) es un medicamento an-
tiinamatorio no esteroide (AINES) que pertenece a la
clase de los inhibidores no selectivos de la enzima ci-
clooxigenasa (COX), el cual cataliza la transformación
del ácido araquidónico en prostaglandinas (COX-2) y
tromboxanos (COX-1). Es ampliamente utilizado para
prevenir eventos tromboembólicos, y en su efecto ini-
cial es capaz de prevenir la formación de coágulos
por la acción inhibidora del ASA sobre la COX-1 (un
mediador de la actividad plaquetaria en sangre que
estimula la síntesis de tromboxano o TXA2) y la agre-
gación plaquetaria.
Estudios experimentales17-24 han demostrado
que después de la interrupción de los fármacos utili-
zados en la prolaxis del tromboembolismo, el orga-
nismo podría reaccionar por medio de un efecto de
rebote o de una reacción paradójica en la producción
de COX-1, así como en la actividad de las plaquetas
(TXA2) a niveles superiores a los iniciales, lo que au-
menta la producción de coágulos y la probabilidad de
accidentes cerebrovasculares: angina inestable (AI),
infarto agudo de miocardio (IAM), accidente vascular
cerebral (AVC) y otros, en individuos susceptibles.
En un estudio retrospectivo25 se interrogó a un
total de 1,236 pacientes hospitalizados por síndrome
coronario agudo (SCA) para determinar si se había
interrumpido la ingesta proláctica de ASA. Los resul-
tados señalaron que 51 de estos casos de SCA, es
decir, el 4.1% de los eventos coronarios, así como el
13.3% de las recaídas, se produjeron en un periodo de
un mes posterior a la interrupción de la aspirina.
Dentro de los pacientes que presentaron re-
caídas, la incidencia de SCA con elevación del seg-
mento ST fue mayor en aquellos que habían interrum-
pido el ASA en comparación con 332 pacientes que no
lo habían hecho (39% vs 18%, P= 0.001). La media
de tiempo transcurrido entre la interrupción del ASA y
el evento coronario agudo fue de 10 ± 1.9 días. Estos
resultados apoyan la hipótesis de que la suspensión
del ASA en pacientes con síndrome coronario puede
representa un riesgo real para la aparición de un nue-
vo evento coronario.
20 LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
Prof. Dr. Marcus Zulian Teixeira
Investigando la interrupción del tratamiento
con ASA como factor de riesgo para el ictus isquémi-
co (IS), Maulaz y colaboradores26 llevaron a cabo un
estudio de control de casos con 309 pacientes con
IS o ataque isquémico transitorio (AIT), sometidos a
tratamiento a largo plazo con ASA antes de su episo-
dio, cotejándolo con otro grupo de 309 casos que no
habían tenido episodios en los últimos seis meses;
se comparó la frecuencia de la interrupción del tra-
tamiento con ASA durante 4 semanas antes de un
evento isquémico cerebral en los pacientes, y en los
controles, 4 semanas antes de la entrevista.
La suspensión del tratamiento con ASA se aso-
ció a un rango de posibilidad u oportunidad relativa (OR)
de 3.4 para IS o TIA (OR 3.4, IC 95% 1.08-10.63, P<
0.005). En otras palabras, en pacientes que interrumpie-
ron el tratamiento se presentó un riesgo 3.4 veces ma-
yor de padecer accidentes isquémicos. Estos resultados
enfatizan la importancia de llevar a cabo adecuadamen-
te la terapia con ASA e informar a los pacientes con
compromiso de IS una estimación del riesgo asociado a
la interrupción del tratamiento con ASA, especialmente
a aquellos con enfermedad coronaria.
Se realizó una revisión sistemática y un meta-análisis27
con 50,279 pacientes (seis estudios) en situación de
riesgo de enfermedad arterial coronaria (CAD), acerca
de los peligros de interrumpir, o no, el cumplimiento del
tratamiento con ASA. Uno de los estudios (31,750 pa-
cientes) se centró en el apego a la terapia con aspirina
para la prevención secundaria de la enfermedad coro-
naria; los otros dos (2,594 pacientes) fueron sobre la
interrupción aguda de la aspirina en CAD.
Dos estudios más (13,706 pacientes) se rela-
cionaron con el apego a la terapia con ácido acetilsa-
licílico, antes o poco después de la cirugía de injerto
para revascularización coronaria y, por último, uno
que incluyó a 2,229 pacientes se basó en la suspen-
sión de la aspirina en los pacientes sometidos a la co-
locación de un stent coronario liberador de fármaco.
En general, la falta de adherencia o la suspen-
sión de la aspirina se asoció a un riesgo hasta tres ve-
ces mayor para la presentación de eventos cardiacos
adversos mayores (OR= 3.14, IC 95% 1.75-5.61, P=
0.0001). Este riesgo es mayor en pacientes con stents
intracoronarios; así mismo, la interrupción del trata-
miento antiplaquetario se asoció a un riesgo aún ma-
yor de eventos adversos (OR= 89.78, IC 95%; 29.90 a
269.60).
Para evaluar el riesgo de un infarto de miocar-
dio y muerte por una enfermedad coronaria después de
la interrupción de la dosis bajas de aspirina en pacientes
que presentaban antecedentes de eventos cardiovas-
culares, se diseño recientemente en el Reino Unido un
estudio de control de casos con 39,513 personas, las
cuales recibieron una prescripción inicial de ASA (75-
300 mg/día) para la prevención secundaria de eventos
cardiovasculares.
Se les dio seguimiento a los individuos durante
una media de 3.2 años para identicar casos de infarto
al miocardio no fatal o muerte por enfermedad corona-
ria, dentro de los cuales se encontraron 876 infartos al
miocardio no mortales.
Las personas que habían dejado de tomar ASA
recientemente tuvieron un riesgo signicativamente
mayor a un infarto al miocardio no fatal o muerte por
enfermedad coronaria combinados (RR 1.43, IC 95%,
1.12-1.84) o únicamente infarto al miocardio no fatal en
comparación con los usuarios corrientes (RR 1.63, IC
del 95%, 1.23 a 2.14).
No se encontró una asociación signicativa en-
tre la suspensión reciente de las dosis bajas de ASA y
el riesgo de muerte por enfermedad coronaria (RR 1.07,
IC del 95%, 0.67 a 1.69).
Durante un año, por cada 1,000 pacientes,
hubo alrededor de cuatro casos más de infarto al mio-
cardio no fatal entre los pacientes que suspendieron
el tratamiento con ASA a dosis bajas (interruptores
recientes), que con los pacientes que continuaron el
tratamiento28, 29.
En el estudio sobre la frecuencia de accidentes
cerebrovasculares que se producen después de la inte-
rrupción de los fármacos antiplaquetarios (APD), Sibon
y colaboradores30 encontraron que sólo el 4.49% de los
accidentes cerebrovasculares están relacionados con la
interrupción reciente de APD. Todos los casos se produ-
jeron entre el sexto y décimo día después de la interrup-
ción del tratamiento (P< 0.0001).
De esta forma se ha venido conrmando a tra-
vés de innumerables evidencias, como un fenómeno
natural y universal, que todas las clases de fármacos
antiplaquetarios (aspirina, heparina, warfarina, clopi-
dogrel y otros) pueden inducir tromboembolismo de
rebote tras su suspensión, pudiendo causar acciden-
tes cardiovasculares31-37.
En vista de la conocida importancia del uso de
la aspirina para prevenir el tromboembolismo, cuyos
benecios pueden superar a los riesgos, los médicos
y los pacientes deben ser alertados sobre el peligro de
21
LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
El Efecto de Rebote de las Drogas: Un Riesgo Fatal para el Tratamiento Convencional y una Base Farmacológica para el Tratamiento Homeopático
la suspensión abrupta del ASA con el n de los mini-
mizar acontecimientos iatrogénicos tromboembólicos
graves en consecuencia del efecto de rebote38-40.
b) Antiinamatorios no esteroideos (AINES)
Los mecanismos exactos por los cuales los AINES,
incluyendo los inhibidores COX-2, aumentan el riesgo
de un evento cardiovascular no son claros: han sido
implicados factores como la reducción en la produc-
ción de prostaciclina en el endotelio vascular, la supre-
sión de la síntesis de óxido nítrico, la disminución de
la neo vascularización, la supresión de la actividad de
la adrenomedulina y el aumento de la producción de
radicales libres.
Es importante señalar que las plaquetas des-
empeñan un papel fundamental en el desarrollo de
estos eventos cardiovasculares, y todos estos meca-
nismos también afectan la actividad plaquetaria.
De manera similar al ASA, otros tipos de AINES
no selectivos, como los inhibidores de la COX, aumen-
tan el riesgo de IAM después de la interrupción del tra-
tamiento. En un análisis de casos y controles realizado
en el British General Practice Research Database43, con
8,688 casos y 33,923 controles, se estudió el riesgo de
IAM durante el tratamiento con AINES (diclofenaco),
tanto durante la exposición como después de la inte-
rrupción de la terapia con este fármaco, y se conrmó
el resultado de los estudios experimentales en donde se
observa que los AINES estimulan la agregación plaque-
taria y la actividad de la trombina41, 42.
Los resultados mostraron que el riesgo de
IAM fue superior en un índice de 1.52 (95% CI 1.33-
1.74) en los sujetos que habían suspendido el AINE
29 días antes del evento, en comparación con los no
usuarios del medicamento. Estos resultados sugieren
que el riesgo de IAM se incrementa durante varias se-
manas después del cese de la terapia con AINES.
El retiro de ibuprofeno provoca una agrega-
ción plaquetaria de rebote con aumento de la forma-
ción de trombos y la frecuencia de los eventos cardio-
vasculares (IAM)44. El uso de AINES también parece
estar relacionado de forma independiente con un ma-
yor riesgo de eventos cerebrovasculares en pacientes
con aterotrombosis estable45.
Para evaluar el riesgo cardiovascular de los
inhibidores selectivos de la COX-2, un estudio de tipo
retrospectivo analizó la historia clínica de 1.4 millones
de usuarios de medicamentos (1999-2001)46, y se
demostró que 8,199 pacientes (0.58%) sufrieron un
ataque al corazón durante el uso de rofecoxib. Antes
de este estudio, otras investigaciones habían demos-
trado que el consumo repetido de rofecoxib a dosis
altas (> 50 mg/día) podría elevar el riesgo de padecer
graves problemas cardiovasculares, lo cual fue conr-
mado por otros estudios47-50.
Tratando de correlacionar el efecto de rebo-
te en la actividad plaquetaria, y considerando que el
tratamiento con ASA está asociado a una mortalidad
reducida en los accidentes vasculares, Serebruany y
colaboradores51 se dieron a la tarea de determinar el
efecto del uso y la suspensión de los AINES en la ac-
tividad plaquetaria.
Se compararon las características de las pla-
quetas de 34 voluntarios sanos que estuvieron reci-
biendo AINES o inhibidores selectivos de la COX-2
con 138 controles libres de fármaco, y se analizaron
las plaquetas en 2 ocasiones a nivel basal y después
de 14 días.
La actividad plaquetaria durante el tratamien-
to fue similar y sin diferencia en ambos grupos, aun-
que se presentó un aumento altamente signicativo
de la actividad plaquetaria después del retiro de los
AINES no selectivos y de los inhibidores selectivos de
la COX-2.
Los autores concluyeron que la suspensión
de los medicamentos, más que la terapia continua con
ellos, podría asociarse con una activación plaquetaria
de rebote y, por ende, predispondría a un mayor ries-
go de eventos vasculares. Experimentos in vitro tam-
bién han demostrado que mecanismos trombogénicos
como los previamente mencionados para otros AINES
también ocurren con el rofecoxib52.
Conrmando esta hipótesis, estudios pre-
vios demostraron un riesgo particularmente alto de
IAM para los nuevos usuarios del rofecoxib53, 54; estos
eventos aparecieron poco después de la suspensión
de las dosis bajas de la terapia con este fármaco, pro-
bablemente como una dinámica del efecto de rebote.
Un estudio de control de casos del mismo
grupo, que utilizó los datos recogidos y se basó en la
población anterior55, valoró la naturaleza temporal del
riesgo de un primer IAM asociado con el uso de rofe-
coxib y celecoxib.
Los resultados permitieron observar que el
riesgo de IAM fue mayor en los casos en los que rofe-
coxib se usó como primera opción durante algún tiem-
22 LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
Prof. Dr. Marcus Zulian Teixeira
po (RR 1.67, IC del 95%, 1.21 a 2.30), ya que se pre-
sentaron eventos dentro de una media de 9 días (6-13)
después del inicio de la terapia con estos fármacos.
La duración del tratamiento no se pudo aso-
ciar a un riesgo mayor, y éste se mantuvo elevado du-
rante los primeros 7 días después de que se suspen-
dió el rofecoxib (RR 1.23, IC del 95%, 1.05 a 1.44),
pero parecía volver al nivel inicial entre los días 8 y 30
después de la suspensión del fármaco (RR 0.82, IC
del 95 %, CI 0.61 a 1.09), observándose así el fenó-
meno de rebote56.
Asimismo, se realizó una importante revisión
sistemática en la que se analizaron 23 estudios ob-
servacionales sobre los efectos de los AINES (inhibi-
dores tanto selectivos como no selectivos de la COX-
2) en los eventos cardiovasculares (17 sobre control
de casos y 6 estudios de cohorte) en una población
de 1.6 millones de pacientes57.
En esta revisión fue evidente la presencia de
un riesgo relacionado a la dosis de rofecoxib. El ries-
go relativo (RR) de 1.33 (IC 95%, 1.00-1.79; 6 estu-
dios) con 25 mg/día o menos, aumentó a 2.19 (IC del
95%, 1.64-2.91; 7 estudios) con más de 25 mg/día.
Entre los medicamentos antiguos no selec-
tivos con mayores riesgos se encontraron: el diclo-
fenaco, que apareció como el de mayor riesgo, ya
que presentó un RR de 1.40 (IC del 95%, 1.16-1.70;
9 estudios); el meloxicam, con un RR de 1.25 (IC del
95%, 1.00-1.55; 3 estudios), y la indometacina, con
un RR de 1.30 (IC del 95%, 1.07-1.60; 6 estudios).
Estos datos indican que el riesgo es mayor al iniciar el
tratamiento (los primeros 30 días) tras el primer even-
to cardiovascular.
En un estudio de 33,309 casos (138,949 con-
troles) sobre el riesgo de presentar hospitalización por
infarto de miocardio y el uso de los AINES58, las estima-
ciones del RR fueron las siguientes: para rofecoxib, 1.36
(95% CI, 1.18-1.58; 12 estudios); para diclofenaco, 1.40
(IC 95%, 1.19-1.65; 10 estudios); para meloxicam, 1.24
(IC del 95%, 1.06-1.45; 4 estudios), y para indometacina,
1.36 (IC del 95%, 1.15-1.61; 7 estudios).
En otro de meta-análisis, Kearney y colaborado-
res59 estudiaron los efectos de los AINES selectivos y
no selectivos en relación con el riesgo de eventos vascu-
lares graves durante un período de al menos cuatro se-
manas de duración (145,373 participantes). Se revisaron
los datos de 138 ensayos aleatorios y se estimó un RR
para el rofecoxib de 1.42 (95%, CI 1.13 a 1.78), y para el
diclofenaco de 1.63 (95%, CI 1.12-2.37).
Aumentando la validez y la causalidad del fe-
nómeno de rebote, estudios recientes han demostra-
do resultados similares60-64. Análogamente al ASA,
los médicos y los pacientes deben de ser alertados
sobre el peligro que ocasiona la suspensión abrupta
de los AINES, con el objeto de reducir eventos cardio-
vasculares mortales65-70.
Efecto de rebote
de los fármacos
broncodilatadores5, 7
A lo largo de las últimas décadas, varios estudios de
observación clínica y experimental han conrmado
que se produce una “broncoconstricción de rebote”
posterior a la interrupción parcial o total de los bron-
codilatadores, con una “agravación del asma” y un
aumento en la “reactividad bronquial”71-82.
Debido a los informes sobre episodios gra-
ves de broncoespasmo y efectos paradójicos aso-
ciados al uso de los agonistas beta-2 de acción pro-
longada (LABA, por sus siglas en inglés), salmeterol,
y las epidemias anteriores de muertes por asma en
pacientes que toman otros beta agonistas de acción
prolongada, la FDA (Food and Drug Administration
o Administración de Medicamentos y Alimentos, de
Estados Unidos) solicitó a los laboratorios GlaxoS-
mithKline un ensayo aleatorio (que inicio en 1996)
para comparar el salmeterol con el placebo (Salme-
terol multicenter asthma trial research, SMART).
Dicho estudio se suspendió prematuramen-
te en septiembre de 2002, después de que un análi-
sis preliminar sugirió un mayor riesgo de muerte por
asma en los pacientes que habían utilizado el fárma-
co comparado con el grupo placebo.
Desde 2005, la FDA advirtió a través de uno
de sus avisos de salud pública (public health advi-
sory) sobre el peligro en la utilización de los LABA
(salmeterol, formoterol), incluso cuando se adminis-
tran combinados con esteroides como la uticasona
(“los LABA se han asociado a un mayor riesgo de
exacerbaciones asmáticas graves, y en ocasiones
hasta con la muerte relacionada con el asma”).
En un principio se le ordenó al laboratorio
GlaxoSmithKline colocar en el envase del medica-
mento una alerta especial (black box warning), advir-
23
LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
El Efecto de Rebote de las Drogas: Un Riesgo Fatal para el Tratamiento Convencional y una Base Farmacológica para el Tratamiento Homeopático
tiendo a los médicos que dicho fármaco podría tener
efectos secundarios mortales83.
Después de una cantidad innumerable de
protestas de la comunidad cientíca84, desde que
GlaxoSmithKline presentó los datos parciales del
SMART en la 69ª Asamblea Anual Internacional
Cientíca del Colegio Estadounidense de Médicos
Especialistas del Tórax o American College of Chest
Physicians (CHEST 2003), en el que se argumentó
que “el análisis preliminar no era concluyente”, los
resultados del análisis general de 26,355 individuos
aleatorizados fueron publicados en el 200685.
Posteriormente a la revisión del análisis pre-
liminar, se llevaron a cabo estudios exploratorios en
cada evento que surgió dentro de las subpoblacio-
nes, encontrándose un aumento signicativo en los
decesos vinculados a eventos respiratorios (RR 2.16,
IC 95%; 1.06 a 4.41) al asma (RR 4.37, IC del 95%;
1.25 a 15.34) y en los eventos graves o fallecimien-
tos (RR 1.71, IC 95%; 1.01-2.89) de quienes habían
recibido salmeterol, en relación con quienes tomaron
el placebo.
El desequilibrio ocurrió especialmente en
las subpoblaciones afroamericanas (en compara-
ción con sujetos de raza caucásica): se encontraron
índices más elevados de muertes relacionadas con
eventos del sistema respiratorio o situaciones poten-
cialmente mortales (RR 4.10, IC 95%; 1.54-10.90) y
la combinación de muertes relacionadas con el asma
o potencialmente mortales (RR 4,92, IC 95%; 1,68
a 14,45) en los sujetos que recibieron salmeterol en
relación con el placebo.
En 2006, Salpeter y colaboradores86 publi-
caron un meta-análisis de 19 estudios controlados
contra placebo que incluyó a 33,826 participantes
con asma seguidos durante 16,848 años/paciente (la
duración promedio del ensayo fue de 6 meses).
En números redondos, el 15% de los indivi-
duos eran afroamericanos. Los LABA utilizados en los
estudios fueron salmeterol, formoterol, y eformoterol.
Durante los estudios se utilizaron corticoste-
roides inhalados concomitantes en aproximadamen-
te el 53% de los participantes de ambos grupos. El
propósito del trabajo fue evaluar los efectos de los
LABA en las exacerbaciones del asma severa que re-
quirieron hospitalización, ataques de asma potencial-
mente mortales, así como en muertes relacionadas
con el asma.
Los análisis de los subgrupos se utilizaron
para comparar los resultados para el salmeterol y el
formoterol entre niños y adultos. La OR para la hospi-
talización fue de 2.6 (IC 95%, 1.6 a 4.3) para los beta-
agonistas de acción prolongada en comparación con
el placebo.
Los autores no incluyeron el SMART en este
análisis debido a que los investigadores no habían
proporcionado información sobre las hospitalizacio-
nes debida al asma, más que en las exacerbaciones
que ponían en peligro la vida. No obstante, cuando
se incluyeron los datos del SMART en las exacerba-
ciones amenazantes para la vida, la OR fue de 2.1
(IC 95%, 1.5-3.0).
El riesgo de hospitalización fue mayor con el
salmeterol (OR 1.7, IC 95% 1.1-2.7), formoterol (OR
3.2, IC 95%; 1.7-6.0), en los niños (OR 3.9, IC 95%;
1.7 a 8.8) y adultos (OR 2.0, IC 95%; 1.0 a 3.9). La
OR para los ataques de asma potencialmente morta-
les atribuidas a LABA fue de 1.8 (IC 95%, 1.1-2.9), el
cual no dirió signicativamente entre los ensayos de
salmeterol y el formoterol, o entre niños y adultos. La
OR para las muertes relacionadas con asma se ob-
tuvo de SMART (OR 3.5, IC 95%; 1.3-9.3, P= 0.013).
En su conjunto, los riesgos para una exacerbación
severa y muertes relacionadas con el asma aumen-
taron de 2 a 4 veces.
A pesar del conocido efecto protector de los
corticosteroides inhalados, aquellos autores que eva-
luaron por separado los estudios en los cuales más
del 75% de los participantes estaban recibiendo cor-
ticoides inhalados concomitantemente, encontraron
que el riesgo de hospitalización se incrementó aún
dos veces más (OR 2.1, IC 95%; 1.3-3.4), eviden-
ciando así la importancia del efecto de rebote en la
siología orgánica.
En relación con la explicación siológica del
fenómeno de rebote, los autores han correlacionado
el uso regular de los beta-agonistas (asociados o no
con corticosteroides inhalados) con la aparición de
una tolerancia a los efectos de los medicamentos y
un empeoramiento en el control de la enfermedad87-92.
Los resultados de la tolerancia al mecanismo
de retroalimentación negativa aparecen por medio
del sistema beta-adrenérgico, lo cual es una respues-
ta adaptativa a la estimulación de los receptores.
De esta forma, se causa un desacoplamiento
e internalización de los receptores, que se conoce
como desensibilización, a lo que le sigue una dismi-
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Prof. Dr. Marcus Zulian Teixeira
nución en la densidad de los receptores y una baja
en la expresión genética de los mismos, es decir, una
regulación negativa (down regulation)93.
Se ha demostrado que el uso regular de be-
ta-agonistas aumenta la hiperreactividad bronquial a
pesar de mantener cierto grado de broncodilatación.
Este efecto, junto con una reducción a la res-
puesta de los beta-agonistas de rescate subsecuen-
te, hace difícil el control del asma sin que se presente
alguna advertencia o aumento de los síntomas92, 94.
Como se ha citado en los estudios anteriores71-82, la hi-
perreactividad bronquial es lo mismo que la hiperreac-
tividad de rebote o la broncoconstricción de rebote95.
En un meta-análisis reciente que incluyó a 17
estudios controlados aleatorizados (ECA) y a un total
de 7,032 participantes, se compararon la ecacia y
el perl de seguridad en niños y adultos con asma
que incorporaron diariamente un LABA o un anti-leu-
cotrieno (RTAL, por sus siglas en inglés), siempre y
cuando fueran asintomáticos durante el tratamiento
regular de corticosteroides inhalados (ICS).
Los resultados demostraron la presencia de
más eventos adversos serios posteriores al uso de
LABA que con los RTAL (RR 1.35, IC del 95%; 1.00
a 1.82), y que el riesgo de la suspensión del medica-
mento por cualquier razón en los adultos fue signi-
cativamente menor con los LABA e ICS que con los
RTAL e ICS (RR 0.84, IC del 95%; 0.74 a 0.96)96.
En un estudio reciente de cohorte retrospec-
tivo en el cual se estudió el riesgo de exacerbaciones
asmáticas graves asociadas con LABA en 940,449
pacientes con asma, se demostró que el uso de
LABA se asocia signicativamente con las hospitali-
zaciones y las intubaciones, comparado con los beta-
agonistas de corta acción97.
Otros estudios han conrmado una bronco-
constricción severa de rebote después de la suspen-
sión de los LABA, lo que ha requerido una evaluación
de riesgo y una estrategia de atenuación del medica-
mento para facilitar el uso seguro de estos productos,
que incluya una guía de medicación para los pacien-
tes y un plan para la capacitación de los profesio-
nales de la salud sobre el uso apropiado de estos
fármacos98 -101.
Efecto de rebote de
los medicamentos
antidepresivos5, 8
Como en otros tipos de medicamentos paliativos o
antiopáticos, los antidepresivos también presentan un
efecto rebote de los síntomas depresivos después de
la suspensión del tratamiento (cesar la medicación o
alterar las dosis, incluyendo incluso el olvido de una
sola dosis en constituciones susceptibles y/o medi-
camentos con una corta vida media), con cambios
evidentes en los mediadores involucrados (sensibili-
zación de receptores y de los niveles de ciertos neu-
rotransmisores).
En una revisión realizada por Wolfe sobre
este tema12, se plantea que al suspender la adminis-
tración de los antidepresivos se puede generar una
amplia variedad de reacciones, “las cuales se pre-
sentan desde algunos días hasta algunas semanas
después de suspender la medicación, y luego persis-
tir durante días o semanas”.
Tanto los antidepresivos tricíclicos como los
inhibidores selectivos de la recaptación de serotoni-
na (SSRI, por sus siglas en inglés) causan síndromes
similares, principalmente caracterizados por altera-
ciones gastrointestinales o somáticas, trastornos del
sueño, cambios de humor y desórdenes en el mo-
vimiento. El tratamiento para estos eventos implica
reiniciar su administración y disminuirla con mayor
lentitud.
Otra revisión, esta vez a cargo de Lader102,
perfeccionó el entendimiento del síndrome de sus-
pensión de los antidepresivos (fenómeno de rebote)
con mayores datos y estudios: “Se ha postulado que
el fenómeno puede estar asociado con los síntomas
de rebote, como la reaparición de la depresión des-
pués de la interrupción abrupta.
Estos síntomas de la suspensión se asocian
con la mayoría de las clases de antidepresivos, siem-
pre que se detenga la medicación sin una apropiada
reducción de la dosis y/o la frecuencia de la misma.
El fenómeno asociado a la suspensión de
casi todos los antidepresivos, incluyendo los SSRI,
son resultado no de una verdadera dependencia,
sino de una reducción en los niveles de serotonina
intra sináptica (5-HT) que se presenta posteriormen-
te a una regulación a la baja del receptor”.
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El Efecto de Rebote de las Drogas: Un Riesgo Fatal para el Tratamiento Convencional y una Base Farmacológica para el Tratamiento Homeopático
Este síndrome se caracteriza por un pun-
to de aparición de síntomas claramente denidos y
cuanticables, los cuales se desarrollan al suspender
o reducir un antidepresivo que ha sido tomado por
más de algunas semanas103.
Típicamente, los pacientes describen sínto-
mas transitorios que comienzan y hacen pico en una
semana posterior a la interrupción del tratamiento,
son leves en su severidad y siguen un patrón deni-
do a lo largo del tiempo, que suele durar entre un día
y tres semanas104.
A pesar de los datos publicados en la litera-
tura, en donde se demuestra que la incidencia de los
síntomas de rebote leves y autolimitados es general-
mente menor a 5%104, 105, datos recientes indican que
ocurren síndromes severos e incapacitantes después
del retiro del fármaco hasta en el 5% de los pacientes,
lo que exige una pronta modicación de la estrategia
de manejo en estos individuos idiosincráticos106.
La literatura revela que la paroxetina está
especialmente asociada a reacciones de interrupción
(alrededor de 5%), más que los otros SSRI (uoxeti-
na, por ejemplo), con un deterioro de diversos aspec-
tos de la salud y la función104, 107-110.
Esta diferencia se explica principalmente por
la mayor vida media del principal metabolito de la
uoxetina, el cual disminuye paulatinamente111.
Así como en otras clases de fármacos las
reacciones de rebote no son especícas de aquella
condición particular (enfermedad) en que se utilizan,
los síndromes de interrupción de los antidepresivos
son similares tanto en la incidencia como en la na-
turaleza y la extensión a lo largo de la depresión,
los trastornos de pánico, los trastornos de ansiedad
generalizada, los trastornos de ansiedad social y los
trastornos obsesivo-compulsivos. De la misma ma-
nera, la duración del tratamiento no inuye en las
reacciones de suspensión112 .
En una revisión de los mecanismos neuro-
biológicos del síndrome de suspensión de los anti-
depresivos, Harvey y colaboradores113 sugieren una
perspectiva preliminar molecular y una hipótesis so-
bre las consecuencias neuronales de la interrupción
de la medicación, y han descrito las evidencias que
fundamentan la asociación entre el efecto de rebo-
te del antidepresivo y la actividad del glutamato del
cerebro, así como con la síntesis del óxido nítrico y
del ácido gamma-amino butírico: “una interrupción in-
adecuada del tratamiento con los medicamentos y un
incumplimiento del mismo son la causa principal de
la morbilidad a largo plazo durante el tratamiento de
la depresión.
Cada vez hay más evidencia que fundamen-
ta la asociación entre la enfermedad depresiva y las
alteraciones en la actividad cerebral del glutamato,
la síntesis del óxido nítrico y del ácido gamma-amino
butírico.
Los modelos animales también conrman
que la supresión de la actividad del receptor del glu-
tamato N-metil-D-aspartato (NMDA) de la vía del óxi-
do nítrico-cíclico guanosin monofosfato, así como el
aumento de los niveles cerebrales del ácido gamma-
amino butírico, pueden ser elementos clave en la ac-
ción antidepresiva.
Estudios de imagenología demuestran, en su
mayor parte, la disminución del volumen del hipocam-
po en pacientes con depresión, lo cual se puede agra-
var después de episodios depresivos recurrentes.
Los modelos preclínicos relacionan esta pa-
tología potencialmente neurodegenerativa con una
remodelación sináptica inducida por un estrés con-
tinuo, derivado de la liberación de glucocorticoides,
glutamato y óxido nítrico. Estos cambios estructura-
les inducidos por estrés pueden ser revertidos por el
tratamiento con medicamentos antidepresivos.
En pacientes con depresión, la suspensión
del medicamento antidepresivo después de la ad-
ministración crónica del mismo se asocia a una res-
puesta de estrés, así como con cambios funcionales
y neuroquímicos.
Los datos preclínicos muestran, también,
que la interrupción del antidepresivo provoca una
respuesta conductual similar a la del estrés, la cual
se asocia con el aumento de la densidad del recep-
tor NMDA en el hipocampo, siendo ambas respues-
tas dependientes de la activación del receptor de
NMDA”.
Los síntomas que siguen a la interrupción de
los antidepresivos incluyen mareos, náuseas, mo-
lestias gastrointestinales, cefalea, inestabilidad de la
marcha, letargo, parestesia, ansiedad, irritabilidad,
sueños vívidos y estado de ánimo disminuido, entre
otros.
Mientras que la suspensión de los antide-
presivos tricíclicos puede explicarse por un exceso
de colinérgicos, muchos de estos síntomas sugieren
26 LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
Prof. Dr. Marcus Zulian Teixeira
que existe un aumento de la excitabilidad de las neu-
ronas serotoninérgicas.
De la misma manera en que los tratamientos
crónicos con antidepresivos llevan a una desensibili-
zación de los receptores de la serotonina post y pre-
sináptica (5-HT1A), la interrupción brusca esta inhibi-
ción de la recaptación de la 5-HT disponible causará
un décit temporal de 5-HT (reguladas por recepto-
res) intrasináptica, provocando un patrón neuroquí-
mico y conductual causado por la pérdida del inhibi-
dor de 5-HT1A mediada por el control sináptico y el
aumento de la 5-HT circulante113-115.
En los síndromes severos e incapacitantes
por suspensión (alrededor de 5% de los pacientes)102,
observamos niveles de 5-HT sináptica francamente
elevados, los cuales pueden ser perjudiciales para la
integridad de la función neuronal, debido al aumento
en la ecacia de la función del receptor NMDA gluta-
mato cerebral.
Reiterando las premisas anteriormente men-
cionadas sobre el efecto de rebote, estos fenómenos
severos se determinan por varios factores, tales como
el perl farmacológico del antidepresivo, el punto de
quiebre y la duración del retiro del medicamento, la
forma de la interrupción o el incumplimiento, y fenó-
menos como la constitución genética y los factores
ambientales (constitución idiosincrásica)114 .
En los últimos años han llamado la atención
numerosos estudios sobre la relación entre los anti-
depresivos y la tendencia al suicidio.
Como una hipótesis inicial al respecto, se ha
planteado que el retiro de los antidepresivos provoca
un empeoramiento signicativo de los síntomas depre-
sivos que fueron inicialmente suprimidos (por ejemplo,
la ideación, los comportamientos y los intentos suici-
das) como consecuencia del efecto de rebote8, 116-120.
En el primer meta-análisis realizado para in-
vestigar la relación entre los antidepresivos y los in-
tentos de suicidio en pacientes pediátricos que han
participado en ensayos controlados con placebo,
Hammad y colaboradores121 incluyeron todos los es-
tudios que se habían enviado hasta ese momento a
la FDA.
Los datos evaluados se derivaron de 4,582
pacientes en 24 estudios: 16 investigaciones estudia-
ron pacientes con desorden depresivo mayor (MDD,
por sus siglas en inglés), 4 analizaron pacientes con
desorden obsesivo-compulsivo (TOC por sus siglas
en inglés) y 4 estudios más fueron con pacientes con
desorden de ansiedad no obsesivo-compulsivo. Sólo
20 estudios se incluyeron en el análisis de frecuencia
de riesgo de conducta suicida, ya que en 4 no se
presentaron eventos tanto en los grupos que toma-
ron medicamento como en los grupos que tomaron
placebo.
El estudio multicéntrico TADS122 fue el único
estudio individual que demostró una frecuencia de
riesgo (RR, por sus siglas en inglés) estadísticamen-
te signicativa (RR 4.62, IC 95%; 1.02 a 20.92). El
coeciente del riesgo general para los SSRI en los
estudios de depresión fue de 1.66 (IC 95%; 1.02-
2.68) y para todos los medicamentos en todas las
indicaciones fue de 1.95 (IC 95%; 1.28-2.98).
La diferencia del riesgo general (RD por sus
siglas en inglés) para todos los medicamentos en
todas las indicaciones fue de 0.02 (IC 95%; 0.01 a
0.03). La FDA concluyó que estos tratamientos po-
seen el doble de riesgo (el 4% de verum frente al 2%
del placebo) para el comportamiento suicida “o una
ideación suicida”, y un ligero aumento en el riesgo de
suicidio.
Vale la pena destacar que los eventos ad-
versos documentados por estos meta-análisis fueron
aquellos que ocurrieron durante o inmediatamente
después del período de tratamiento doble ciego, por
lo que se subestimó el efecto de rebote de los antide-
presivos con una vida media mayor.
Algunos estudios han demostrado que una
interrupción abrupta de un tratamiento continuo con
SSRI de 3 a 8 días se asoció a un mayor surgimiento
de síntomas somáticos y psicológicos de rebote (por
ejemplo, empeoramiento de la depresión y aumento
de las tendencias suicidas) en los pacientes tratados
con antidepresivos de vida media corta (paroxetina,
sertralina, venlafaxina) que en aquellos tratados con
uoxetina (antidepresivo de vida media más larga)116,
117, 120, 123-125.
Otro meta-análisis reciente y estudio multi-
céntrico prospectivo también valoró el riesgo de las
tendencias suicidas en jóvenes y adultos, encontran-
do resultados similares y advirtiendo tanto a médicos
como a pacientes sobre el cuidado especial que re-
quiere la suspensión de los SSIR126-132.
27
LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
El Efecto de Rebote de las Drogas: Un Riesgo Fatal para el Tratamiento Convencional y una Base Farmacológica para el Tratamiento Homeopático
Efectos de rebote
de los fármacos
antihipercolesterolémicos
(estatinas)9
Las estatinas son los fármacos más ampliamente
prescritos para reducir el colesterol y se consideran
como la primera línea terapéutica para la prevención
de la enfermedad cardíaca coronaria y la aterosclero-
sis (la causa principal de muerte en los países desa-
rrollados). Las estatinas actúan inhibiendo la enzima
3-hidroxi-3-metilglutaril-CoA reductasa (HMG-CoA), la
cual es una enzima limitante de la velocidad en la bio-
síntesis de colesterol endógeno, que cataliza la reduc-
ción de la HMG-CoA hacia ácido mevalónico.
La inhibición de esta enzima ha demostrado
ser efectiva para disminuir los niveles totales plasmá-
ticos de colesterol, las lipoproteínas de baja densi-
dad (LDL-C) y los niveles de triglicéridos en los seres
humanos, y por lo tanto puede ser muy útil en los
tratamientos de los trastornos ateroscleróticos y disli-
pidémicos.
Empero, los benecios clínicos de las estati-
nas se extienden más allá de sus efectos sobre la dis-
minución de los lípidos. Además de reducir la biosínte-
sis del colesterol, la inhibición del mevalonato también
conduce a una reducción en la síntesis de compues-
tos importantes intermedios, tales como los isoprenoi-
des (farnesil pirofosfato, pirofosfato de geranilgeranilo,
coenzima Q10, dolicol, isopenteniladenosina).
Estos compuestos intermedios están impli-
cados en la prenilación postraduccional de diferentes
proteínas (por ejemplo, Ras, Rho, Rac) que modulan
una variedad de procesos celulares incluyendo la se-
ñalización, la diferenciación y la proliferación celular.
Dado el papel central de estas proteínas iso-
preniladas en la función endotelial, la estabilidad de la
placa aterosclerótica, la actividad plaquetaria, la coa-
gulación, la oxidación, la inamación y las respuestas
inmunológicas, se reconoce que estos compuestos
pueden ejercer múltiples efectos beneciosos prima-
rios en un amplio espectro de trastornos, incluyendo la
enfermedad cardiovascular, la osteoporosis, la enfer-
medad de Alzheimer y la demencia vascular, las infec-
ciones virales y bacterianas, y otros.
Estos efectos independientes a los de re-
ducción del colesterol de las estatinas se denominan
efectos pleiotrópicos, y abarcan una serie de acciones
vasculoprotectoras que incluyen la mejora de la fun-
ción endotelial y un aumento en la biodisponibilidad
del óxido nítrico (NO), así como propiedades antioxi-
dantes, inhibición de respuestas inamatorias y trom-
bogénicas, acciones inmunomoduladoras, regulación
de células progenitoras y estabilización de las placas
ateroscleróticas133-135.
Independientemente del aumento en el rebote
de la biosíntesis del colesterol, hay evidencia cientíca
que sugiere que una interrupción repentina del trata-
miento con estatinas puede llevar a una alteración de
rebote de la función vascular con un aumento de la mor-
bilidad y mortalidad de los pacientes con enfermedades
vasculares. La suspensión del tratamiento con estatinas
conduce a un exceso de la activación de las proteínas
heterotrimétricas G, como son Rho y Rac, provocando
una producción de especies reactivas del oxígeno y la
supresión de la biodisponibilidad del óxido nítrico.
En los seres humanos, la interrupción de la
terapia con estatinas lleva a un estado prooxidante,
proinamatorio y protrombótico con la alteración de la
función endotelial.
Los estudios epidemiológicos han indicado
que la suspensión de la medicación con estatinas en
el IAM y pacientes con accidente cerebral isquémico
genera una posibilidad signicativamente mayor de
deterioro temprano cardiológico y neurológico, respec-
tivamente, con una pobre evolución. En resumen, la
suspensión de la terapia con estatinas resulta en una
provocación de un rápido retorno a la disfunción en-
dotelial y la amplicación de los procesos oxidativos e
inamatorios, que pueden aumentar el riesgo cardíaco
y cerebrovascular136-139.
En los estudios experimentales se han des-
crito los mecanismos siológicos y moleculares pre-
sentes en el síndrome de suspensión de las estatinas,
ampliándose el conocimiento sobre el radio de acción
del efecto de rebote en cuatro áreas:
I. Aumento de los marcadores de la biosíntesis del
colesterol140-144.
II. Empeoramiento de la función endotelial141, 145-147.
III. Incremento de la inamación y el estrés oxida-
tivo148-151.
IV. Estimulación de la respuesta trombogénica141-144.
28 LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
Prof. Dr. Marcus Zulian Teixeira
Los estudios clínicos han encontrado que la
interrupción de las estatinas (fenómeno de rebote), es-
pecialmente después de eventos agudos (por ejemplo,
IAM o ACV) tiene un efecto dañino sobre los resulta-
dos cardiovasculares y en la mortalidad de todo tipo:
los pacientes que han suspendido su tratamiento con
estatinas han tenido peores resultados que los que
nunca recibieron tratamiento con ellas.
Los estudios observacionales152-157 mostraron
que la interrupción de las estatinas dio lugar a un ma-
yor riesgo de mortalidad (secundaria a eventos vascu-
lares mortales) en comparación con el tratamiento de
mantenimiento (2.3 a 7.5 veces) o la falta (1.25 a 1.69
veces) de tratamiento.
Los estudios intervencionales mostraron que
la suspensión de las estatinas nos lleva a un aumento
signicativo del riesgo de mortalidad en relación con el
tratamiento de mantenimiento (4.66 veces)160, y un au-
mento signicativo en el riesgo de eventos vasculares
fatales en comparación con el mantenimiento (2.27 a
8.67 veces)158, 160 y la ausencia de tratamiento (19.01
veces)160, así como con el placebo158. La interrupción
del tratamiento con estatinas también se ha considera-
do como un predictor independiente de mortalidad de
todo tipo a un año159.
Otros estudios recientes en individuos sin
antecedentes de enfermedad cardiovascular han am-
pliado la evidencia, y demuestran que la suspensión
de las estatinas causa una alteración de rebote en la
función vascular y predispone a enfermedades coro-
narias y cerebrovasculares. Consecuentemente, se
recomienda que los médicos estén más alerta a este
tipo de efectos y aconsejen a sus pacientes que se
adhieran al tratamiento con estatinas161-172.
Efecto de rebote de
los medicamentos
antisecretores de ácidos
gástricos (antiácidos)10
De acuerdo con la FDA173, la hipersecreción ácida de
rebote se dene como un aumento de la secreción del
ácido gástrico (basal y/o estimulada) por arriba de los
niveles previos al tratamiento, después de la interrup-
ción del tratamiento antisecretor. El efecto de rebote
fue inicialmente informado en los estudios tras la ad-
ministración de antagonista de los receptores H2 de
histamina, y se pensó que se debía a un aumento en
la gastrina sérica y/o a la regulación aumentada de los
receptores H2.
Los niveles elevados de gastrina o la hiper-
gastrinemia es un efecto secundario que se produce
durante la inhibición crónica de la secreción del áci-
do gástrico, tal como ocurre con el tratamiento anti-
secretor por largo tiempo. En los seres humanos, la
gastrina es el principal regulador de la secreción de
ácido gástrico, la cual es mediada por la histamina
liberada por las células tipo enterocromanes (ECL,
por sus siglas en inglés).
El aumento en la gastrina plasmática estimu-
la a las células ECL a producir y liberar más hista-
mina con el n de estimular a las células parietales.
Además, un aumento de la masa celular parietal se
puede presentar conjuntamente con el uso crónico de
agentes antisecretores, y esto podría ser un mecanis-
mo adicional que explica el aumento de la secreción
de ácido que ocurre después de la interrupción del
tratamiento. Otra posible causa de la secreción ácida
de rebote es un aumento de la sensibilidad hacia la
histamina174.
La neutralización de la acidez gástrica por
antiácidos (hidróxido de aluminio/magnesio o carbo-
nato de calcio), aunque no es un tratamiento antise-
cretor, también podría causar un fenómeno de rebote
después de interrumpir su administración. Estudios
clínicos han conrmado esta hipótesis después de
observar la ocurrencia de efectos de rebote en volun-
tarios sanos una hora después de una dosis estándar
de antiácidos175-176.
De manera similar a otros fármacos antago-
nistas competitivos, los antagonistas de los recepto-
res H2 (cimetidina, famotidina, nizatidina y ranitidina)
causan como efecto de rebote la hipersecreción áci-
da después de la suspensión del medicamento.
Aunque el mecanismo exacto permanece
poco claro, las hipótesis principal es que el fenómeno
de rebote puede ser causado por un aumento en la
reactividad (sobre regulación) de los receptores H2 a
la estimulación de histamina después de la inhibición
crónica competitiva, o bien, porque la estructura inhi-
bitoria de la secreción ácida se deteriora177.
Los estudios con pacientes e individuos sa-
nos han demostrado que la hipersecreción ácida de
rebote después de la interrupción de los antagonis-
tas de los receptores H2 ocurre desde los 2 ó 3 días
29
LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
El Efecto de Rebote de las Drogas: Un Riesgo Fatal para el Tratamiento Convencional y una Base Farmacológica para el Tratamiento Homeopático
hasta las 4 semanas después del tratamiento, y dura
aproximadamente 10 días178-183.
Los inhibidores de la bomba de protones
(esomeprazol, lansoprazol, omeprazol y pantopra-
zol) bloquean el paso nal en la secreción del ácido,
lo que resulta en una hipoacidez gástrica severa y
persistente con un aumento de la liberación conco-
mitante de la gastrina.
Esta hipergastrinemia de rebote es un resul-
tado de la estimulación continua de las células ECL y
una consecuente hiperhistaminemia, la cual no con-
duce a un aumento de la secreción ácido gástrica de-
bido a que la bomba de protones está bloqueada.
Además, la estimulación de la proliferación
de las células ECL induce a un aumento de su masa,
la cual permanece por más tiempo que el efecto de
los inhibidores de la bomba de protones (PPI, por sus
siglas en inglés) cuando el fármaco se interrumpe.
Como en cualquier circunstancia de un fenómeno
de rebote, la hipersecreción ácida es evidente en un
cierto punto de quiebre después de la suspensión del
tratamiento y se relaciona con la vida media de los
fármacos (ausencia de efectos biológicos).
La hipersecreción ácida de rebote después
de un período suciente de tratamiento con PPI se
produce a partir de la segunda semana (vida media
de los PPI) hasta la normalización de la masa celular
de ECL (alrededor de 2 meses), es decir, 2 o 3 meses
después de interrumpir el tratamiento. Este fenóme-
no es prolongado y dura por lo menos 2 meses des-
pués de un tratamiento de 60 días, con una persis-
tencia o elevación signicativa de la hipersecreción
ácida submáxima o máxima184-190.
La gastrina tiene efectos trócos sobre mu-
chos tejidos y estimula una serie de líneas de célu-
las tumorales en cultivo, incluyendo las células can-
cerosas de colon. Aunque de acuerdo con algunas
sugerencias la hipergastrinemia se asocia con un
aumento en el riesgo de cáncer de colon, 2 estudios
caso-control en la población, llevados a cabo en el
Reino Unido (1987-2002) y Dinamarca (1989-2005),
no encontraron evidencia alguna de tal aumento en
los pacientes que utilizaban los PPI191, 192.
Además, hay razones para creer que los pa-
cientes con enfermedad de reujo están más afecta-
dos durante el período de rebote por la hipersecre-
ción ácida después del curso del tratamiento con PPI
que antes. El aumento de la enfermedad de reujo
gastroesofágico observado en las últimas décadas
podría deberse al uso excesivo de los PPI para tratar
los síntomas de reujo.
Por tal razón, la hipergastrinemia podría te-
ner un posible efecto sobre la progresión del esófago
de Barrett hacia el cáncer, como una función de un
marcado aumento en la incidencia de adenocarcino-
ma en la unión gastroesofágica durante las últimas
dos décadas, en la medida en que la terapia ácido
supresiva para la enfermedad por reujo gastroeso-
fágico ha aumentado considerablemente193-196.
Un estudio de cohorte realizado en Dinamar-
ca, basado en la población (1990-2003), demostró
que entre los usuarios de los PPI, en comparación
con los no usuarios, existe una mayor incidencia de
cáncer gástrico mientras más prescripciones o ma-
yor tiempo de uso de los fármacos antagonistas de
los receptores del H2
197 .
De acuerdo con los autores, estos datos su-
gieren que la hipergastrinemia puede ser un factor de
riesgo para el desarrollo del cáncer gástrico, como
consecuencia del uso excesivo de PPI por parte de
la población.
Los tumores carcinoides han sido reconoci-
dos desde hace mucho tiempo como una consecuen-
cia de hipergastrinemia en el síndrome de Zollinger-
Ellison y la gastritis atróca198.
De la misma manera que la sugestión antes
descrita, el aumento en la incidencia de carcinoides
gástricos en las últimas 3 décadas (400% en varones
y 900% en mujeres) también se ha asociado con la
expansión de la venta de los PPI199-201. Según Mc-
Carthy196, las bases cientícas para esperar que el
uso a largo plazo de los PPI pueda causar tumores
carcinoides son muy fuertes y se merecen una con-
sideración seria. La hipergastrinemia también puede
estimular el desarrollo de los tumores carcinoides o
su crecimiento en otros sitios.
Para evaluar la presencia y la relevancia clí-
nica de la hipersecreción ácida de rebote después de
haber descontinuado un PPI, Hunfeld y colaborado-
res202 realizaron una revisión sistemática que incluyó
8 estudios (tamaño de la muestra, 6-32). De ellos,
5 (incluyendo 4 estudios clínicos aleatorizados) no
encontraron ninguna evidencia para hipersecreción
ácida de rebote después del retirado de los PPI. De
los 3 estudios no controlados, 2 sugieren que la hi-
persecreción ácida de rebote puede ocurrir en pa-
cientes negativos para Helicobacter pylori después
de 8 semanas de tratamiento con PPI.
30 LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
Prof. Dr. Marcus Zulian Teixeira
Estos autores concluyeron que no hay evi-
dencia fuerte para el aumento clínicamente relevante
de la producción de ácido después del retiro de la
terapia con PPI.
Además de criticar los estudios incluidos en
esta revisión sistemática, la cual no tuvo en cuenta la
necesidad de una terapia prolongada con PPI para
permitir el desarrollo de una hiperplasia signicativa
de las células ECL con el subsecuente rebote ácido,
Fossmark y Waldum203 reiteraron posteriormente que
es imposible evaluar la hipersecreción ácida de rebo-
te después de una dosis única de PPI, ni después de
25-días de uso, aunque los estudios incluidos tenían
un diseño aleatorizado: “estos 5 estudios sólo de-
muestran que los PPI deben utilizarse más de 1 a 25
días para inducir la hipersecreción ácida de rebote”.
Se encontraron evidencias clínicas de hiper-
secreción ácida de rebote después del retiro de PPI
en los últimos estudios intervencionales204-208.
Al evaluar indirectamente si la hipersecre-
ción ácida de rebote también ocurría en pacientes sin
enfermedad por reujo gastroesofágico, en algunos
estudios se describió una recaída de los síntomas en
aproximadamente el 70% de quienes usaron algún
PPI por tiempo prolongado, después de suspender la
terapia204, 207.
Los inhibidores de la bomba de protones son
algunos de los fármacos más utilizados en todo el
mundo y representan una carga nanciera importan-
te para el sistema de salud de muchos países, ya que
se prescriben para una amplia variedad de síntomas
gastrointestinales superiores, pretendidamente indu-
cidos por ácido209-213.
Por ejemplo, el uso total de los IPP aumentó
7 veces entre 1993 y 2007 en Dinamarca, y las dosis
diarias denidas por cada 1,000 habitantes aumenta-
ron sustancialmente en el período comprendido entre
2003 y 2007, pasando de 20 a 33.
En 2006, aproximadamente el 7% de la
población danesa fue tratada con un PPI214-216. Asi-
mismo, mientras que el uso de los antagonistas de
los receptores H2 declinó 72% entre 1995 y 2006
en Australia, el uso de PPI combinado aumentó en
1,318%217.
Entre 1999 y 2004, el uso de los PPI en los
Estados Unidos aumentó constantemente, mientras
que el uso de los antagonistas de los receptores an-
tagonistas H2 también disminuyó de manera cons-
tante. En 2007, el esomeprazol, el lansoprazol, y el
pantoprazol ocuparon los lugares 4, 8 y 14 entre los
medicamentos prescritos más vendidos en Estados
Unidos, reportando 26.4, 20.4, y 16.1 millones de re-
cetas, respectivamente.
En comparación, la ranitidina y la famotidina
fueron clasicadas en los lugares 47 y 120 entre los
medicamentos genéricos, con 13 y 3 millones de re-
cetas surtidas, respectivamente. Ni la cimetidina ni la
nizatidina se encontraban entre los 200 medicamen-
tos más vendidos en 2007218.
Aunque este uso liberal de los PPI ha sido
recientemente recomendado por muchas guías mé-
dicas para la dispepsia219, 220, está bien documentado
que estos fármacos a menudo se prescriben inade-
cuadamente para síntomas menores y sin una clara
indicación, donde los efectos de la terapia de supre-
sión ácida es controversial212, 214, 221-225.
Como resultado, una gran proporción de pa-
cientes que actualmente se prescriben con los PPI
no tienen síntomas relacionados con acidez y, por lo
tanto, no tienen ninguna indicación real para dicha
terapia.
Algunos estudios también han demostrado
que hasta un 33% de los pacientes que inician el tra-
tamiento con algún PPI resurten prescripciones en
varias ocasiones, sin ninguna indicación obvia para
un tratamiento de mantenimiento212, 226.
Este comportamiento empírico puede com-
plicar la interrupción de los PPI debido al desarrollo
de una hipersecreción ácida de rebote, llevando a la
recaída de los síntomas de la enfermedad relaciona-
da con el ácido (sensación de quemadura retroes-
ternal, ardor de estómago, regurgitación ácida y dis-
pepsia) que podrían resultar en una reanudación del
tratamiento204, 205.
Otros estudios recientes concluyeron que la
existencia del fenómeno de rebote tras la suspensión
del PPI debe advertir a los médicos para que reexio-
nen sobre los riesgos y benecios antes de iniciar
una terapia con estos medicamentos227-232.
31
LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
El Efecto de Rebote de las Drogas: Un Riesgo Fatal para el Tratamiento Convencional y una Base Farmacológica para el Tratamiento Homeopático
Uso de medicamentos
Homeopáticos
convencionales: aplicación
terapéutica del efecto de
rebote233-236
Se han documentado en la literatura cientíca algunas
situaciones de tratamiento homeopático involuntarios
con medicamentos convencionales.
Anticonceptivos bifásicos (anteovin) han sido
utilizados para estimular la ovulación de rebote y el
consecuente embarazo en mujeres con esterilidad
funcional; estimulantes del sistema nervioso central
(como el metilfenidato) se utiliza para calmar y me-
jorar la atención en niños con trastorno por décit de
atención e hiperactividad (TDAH); los estimulantes del
factor liberador de la hormona gonadotropina (como
la leuprorelina) han sido utilizados en el tratamiento
de tumores de próstata dependientes de testosterona;
inmunosupresores (como la tiomorfolina análoga a la
prazosina) induce una inmunoestimulación de rebote
después de la inmunosupresión primaria, y así sucesi-
vamente3, 4.
Volviendo sobre los pasos de la Homeopa-
tía clásica, a n de concluir las ideas mencionadas al
inicio del presente estudio233-236, en nuestro grupo de
trabajo sistematizamos el uso de los medicamentos
modernos de acuerdo con el principio de similitud te-
rapéutica.
Consecuentemente, sugerimos que la reac-
ción curativa paradójica (reacción vital) del organismo
puede estimularse por medio de drogas (en dosis in-
nitesimales) que han causado síntomas similares en
seres humanos.
Para que esta propuesta resultara factible, fue
necesaria la realización de una Materia Médica Ho-
meopática de los medicamentos modernos que agru-
para los efectos primarios (terapéuticos, adversos y
colaterales), tal como se describe en The United Esta-
tes Pharmacopoeia Dispensing Information (USP DI,
2004) de acuerdo al esquema tradicional de capítulos
de trabajo sobre Materia Médica Homeopática.
Para facilitar la selección de la medicina in-
dividualizada (similar a la totalidad de los síntomas
del paciente), lo cual es una premisa esencial para
un tratamiento homeopático exitoso, la segunda eta-
pa de nuestro trabajo consistió en la elaboración de
un Repertorio Homeopático de los medicamentos
modernos, donde los síntomas y sus medicamentos
correspondientes se ordenan como en los repertorios
homeopáticos clásicos.
Este proyecto de investigación se titula Nue-
vos Medicamentos Homeopáticos: El uso de medi-
camentos modernos de acuerdo con el principio de
similitud, y fue dividido en tres grandes volúmenes:
Bases Cientícas del Principio de Similitud en la Far-
macología Moderna, Materia Médica Homeopática de
las Drogas Modernas y El Repertorio Homeopático
de las Drogas Modernas. Con la nalidad de divulgar
este proyecto entre los homeópatas de todo el mundo,
así como para permitir su mejora, está disponible en
línea, en la dirección electrónica: http://www.newho-
meopathicmedicines.com/237.
Discusión
La noción de una acción secundaria de la reacción vi-
tal incluida en el modelo terapéutico homeopático está
apoyada por estudios sobre el efecto de rebote, o las
reacciones paradójicas del organismo que se asocian
a fármacos modernos utilizados de acuerdo con el
principio terapéutico de los contrarios (efectos paliati-
vos, enantiopáticos o antipáticos).
Sujeto a investigación por la siología integral
a través del complejo sistema psico-neuro-inmuno-en-
docrino-metabólico, la homeostasis (“el poder preser-
vador de vida”) promueve reacciones orgánicas para
restablecer el equilibrio del medio interno alterado por
las drogas, los estímulos externos o factores psicoló-
gicos.
En busca de extender la reacción paradójica
(homeostático o vital) del organismo hacia factores psi-
cológicos (es decir, mental, emocional o característicos
del comportamiento), algunos estudios experimentales
han demostrado que por medio de “la supresión del
pensamiento” (por ejemplo, en la terapia cognitiva) po-
drían presentarse efectos paradójicos que resulten en el
subsecuente aumento de las ideas reprimidas.
Estos efectos podrían estar implicados en la
etiología o el empeoramiento de las obsesiones (trastor-
no obsesivo-compulsivo, etcétera), fobias (fobia social,
agorafobia), adicciones (tabaquismo, ingesta compulsi-
va) u otras condiciones psicopatológicas238, 245.
32 LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
Prof. Dr. Marcus Zulian Teixeira
Estas evidencias fundamentan la aplicación
terapéutica del principio de similitud en los aspectos
mentales de la individualidad.
La severidad de las reacciones paradójicas
mencionadas anteriormente, y que eventualmente
conducirá a los eventos iatrogénicos graves o mor-
tales, está en concordancia con la noción farmaco-
lógica del efecto de rebote, en donde la reacción
paradójica del organismo es a veces mayor que el
fenómeno similar inicialmente suprimido.
Aunque el efecto de rebote se maniesta
en pequeña proporción en individuos en verdadera
función de su naturaleza idiosincratica, estos even-
tos paradójicos graves o mortales representan una
importancia epidemiológica si tenemos en cuenta el
enorme consumo actual de estas drogas enantiopáti-
cas o paliativas.
En los estudios controlados con placebo
mencionados anteriormente, el riesgo de accidentes
isquémicos fue 3.4 veces mayor después de la inte-
rrupción del ASA, 1.52 veces mayor después de la
suspensión de los AINES, 1.67 veces mayor después
del retiro del rofecoxib, y 1.69 veces mayor después
de la cesación de estatinas.
El riesgo de conductas suicidas fue 6 veces
mayor tras la detención de los antidepresivos SSRI,
mientras que el riesgo de un broncoespasmo paradó-
jico fatal fue 4 veces mayor después del retiro de un
LABA.
El tiempo de aparición de la reacción paradó-
jica no muestra una variación signicativa tras des-
continuar el uso de los medicamentos paliativos: fue
de un promedio de 10 días para el ASA, 14 días para
los AINES, 9 días para el rofecoxib, 7 días para los
SSRI, 7 días para las estatinas, y 7 a 14 días para los
PPI.
La duración del efecto de rebote fue de 30
días con rofecoxib, 21 días con SSRI y 30 días con
IBP. La duración del tratamiento antes de la interrup-
ción de los fármacos no demostró una asociación
con el riesgo de inducir eventos paradójicos.
De manera similar a los efectos fatales iatro-
génicos de los medicamentos antes mencionados,
las tasas de mortalidad por asma han aumentado a
nivel mundial desde 1960, cuando los beta-agonistas
inhalados se introdujeron en el mercado246-248, y au-
mentaron todavía más en la última década, después
de que se introdujeron los LABA249-251.
Los LABA causan aproximadamente 1 caso
de broncoespasmo de rebote seguido de muerte por
cada 1,000 pacientes por año86, lo que correspondió
a entre 4,000 y 5,000 muertes en los Estados Unidos,
sólo en 2004 (el estimado para todo el mundo es de
40,000 a 50,000 decesos)7.
Los SSRI causan alrededor de 5 eventos
de rebote de tendencias suicidas por cada 1,000
adolescentes por año de uso252, lo que corresponde
a 16,500 casos de comportamientos o ideas suici-
das en los Estados Unidos en 20078. El ASA causa
aproximadamente 4 infartos agudos de miocardio de
rebote por cada 1,000 pacientes año-uso28, 29.
Algunos estudios han reportado una mayor
incidencia de tumores carcinoides gástricos en las úl-
timas décadas (400% en los hombres y 900% en las
mujeres) asociados con el aumento en el consumo
de los PPI.
Además de los fármacos mencionados ante-
riormente, en estudios recientes se advierte sobre los
riesgos asociados con la suspensión de los analgési-
cos253-255 y los fármacos psiquiátricos256-259, también en
relación con su enorme crecimiento y consumo.
En este contexto, vale la pena mencionar que
la interrupción del natalizumab (un anticuerpo mono-
clonal humanizado) en el tratamiento de la esclero-
sis múltiple, además de empeorar la actividad de la
enfermedad, eleva la posibilidad de que el paciente
desarrolle el síndrome inamatorio de reconstitución
inmune (IRIS), el cual se confunde con la leucoence-
falopatía progresiva multifocal (LMP) 260-265.
Ampliamente utilizados en el tratamiento de
la osteoporosis y la prevención de fracturas, los bi-
fosfonatos (alendronato, etidronato, zoledronato) au-
mentan la densidad ósea, dicultando la disolución
de los cristales de hidroxiapatita e inhibiendo la ac-
tividad de los osteoclastos (células óseas que reab-
sorben los cristales).
Recientemente, varios estudios han demos-
trado el efecto de rebote tras la interrupción de los
bifosfonatos (y de otros tratamientos, como los que
emplean estrógeno y denosumab) con aumento de
la actividad de los osteoclastos, causando fracturas
paradójicas atípicas de fémur, de tipo diasarias y
subtrocantéricas266-277.
33
LA HOMEOPATÍA DE MÉXICO. Volumen 81, número 681, noviembre-diciembre 2012, p. 13-40.
El Efecto de Rebote de las Drogas: Un Riesgo Fatal para el Tratamiento Convencional y una Base Farmacológica para el Tratamiento Homeopático
Conclusión
Un gran número de enfermedades iatrogénicas se
podría evitar si se le informara a los médicos sobre el
mantenimiento de la homeostasis en relación con el
efecto de rebote o la reacción vital del organismo, y
así se prevendría el empeoramiento paradójico de la
condición clínica de los pacientes al suspender lenta
y gradualmente los medicamentos utilizados según
el principio de los contrarios.
A pesar de que no se les considera como
eventos adversos convencionales, “los efectos pro-
ducidos por la interrupción de los medicamentos son
parte de la farmacología de un medicamento”16, y de-
ben incorporarse rutinariamente en la enseñanza de
la farmacología moderna.
En concordancia con las observaciones de
Hahnemann citadas al principio de este artículo so-
bre “los tristes resultados del uso de los medicamen-
tos antagonistas”, los investigadores y médicos de
renombre han puntualizados cada vez más los ries-
gos asociados con el efecto rebote de los tratamien-
tos paliativos modernos. Así, conrman la validez de
la aplicación del principio de semejanza o similitud a
través del modus tollens (modo que arma a través
de la negación o prueba indirecta) de la lógica aristo-
télica deductiva:
“Si los médicos hubiesen sido capaces de re-
exionar sobre los tristes resultados del empleo de los
remedios antipáticos, hace mucho tiempo que hubieran
descubierto esta gran verdad: que el verdadero arte de la
curación radical se debe encontrar en el opuesto exacto
del tratamiento antipático de los síntomas de la enferme-
dad. Se hubieran convencido de que así como una acción
medicinal antagónica a los síntomas de la enfermedad
(un medicamento utilizado antipáticamente) es seguida
sólo por el alivio transitorio, y de que su efecto es seguido
invariablemente por una agravación, del mismo modo lo
contrario de este procedimiento, es decir, el método ho-
meopático del empleo de los medicamentos de acuerdo
a la similitud de los síntomas, debe efectuar una curación
permanente y perfecta[...]” (Organon, parágrafo 61).
Después de observar los efectos iatrogéni-
cos de la interrupción del ASA en pacientes con en-
fermedad coronaria25, Emilio Ferrari dijo que “la tera-
pia de aspirina no puede interrumpirse con seguridad
en cualquier caso, pero especialmente en pacientes
con antecedentes de enfermedad coronaria”, y des-
tacó que nos sirve “como un recordatorio para todos
los profesionales médicos que tratan a pacientes co-
ronarios, que la interrupción de la aspirina no debe
aconsejarse y que otras recomendaciones alternati-
vas deberían considerarse”38.
En la misma entrevista, Richard Irwin, pre-
sidente del Colegio Estadounidense de Médicos Es-
pecialistas del Tórax, concluyó que “este estudio no
sólo refuerza la importancia del cumplimiento de la
terapia con aspirina en pacientes con enfermedad
coronaria, sino que también envía un mensaje a to-
dos los profesionales médicos en cuanto a que la de-
cisión de suspender la terapia de aspirina no debe
tomarse a la ligera”.
Análogamente, McColl y Gillen228 señalaron
que “la evidencia de que el tratamiento con inhibi-
dores de la bomba de protones induce los síntomas
para los que se utilizan”, y añadieron que esto sig-
nica que su prescripción “probablemente crea la
enfermedad para la que estos tratamientos fueron
diseñados, y ocasionan que los pacientes sin ante-
cedentes necesiten del tratamiento intermitente o de
larga duración de dicha terapia”.
Además de conrmar el principio de simili-
tud o semejanza como una “ley natural”, los informes
actuales continuos de mayor cantidad de eventos
iatrogénicos después de la suspensión de los fárma-
cos paliativos modernos demuestran la importancia
del fenómeno de rebote (reacción vital homeopática)
para promover alteraciones profundas del equilibrio
orgánico. Contrariamente, mediante el efecto de re-
bote para conseguir curas, la Homeopatía estimula al
organismo para reaccionar contra la enfermedad.
Con base en la observación pura, Hahne-
mann fue más allá del pensamiento cientíco de su
época y escribió directrices que, incluso en la actua-
lidad, siguen siendo ecaces para el tratamiento de
las enfermedades, a pesar de que son despreciadas
por las corrientes médicas convencionales:
“Estas verdades incontrovertibles que la naturaleza y la
experiencia presentan espontáneamente a nuestra ex-
pectativa, nos explican la acción benéca que tiene lugar
bajo el tratamiento homeopático, mientras que, por otra
parte, demuestran la no inocuidad del tratamiento anti-
pático y paliativo de las enfermedades con la acción an-
tagónica de los medicamentos” (Organon, parágrafo 67).
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