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NotasNotas
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Anales Venezolanos de Nutrición 2007; Vol 20 (1): 47-52. 47 Anales Venezolanos de Nutrición 2007; Vol 20 (1): 47-52. 47
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Anales Venezolanos de Nutrición 2007; Vol 20 (1): 47-52. 47
Transición alimentaria y nutricional. Entre la desnutrición y la obesidad
Nutrition transition. Amidst malnutrition and obesity
Alexander Laurentin1, Mercedes Schnell2, Juscelino Tovar1, Zury Domínguez2, Betty M. Pérez3 y Mercedes López de Blanco4
.
1 Instituto de Biología Experimental, Facultad de Ciencias, U.C.V.
2 Facultad de Medicina, U.C.V.
3 Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, Facultad de Ciencias
Económicas y Sociales, U.C.V.
4 Universidad Simón Bolívar y Fundación para la Alimentación y Nutrición
“José María Bengoa”.
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Solicitar copia a: Alexander Laurentin, Apdo. 47248, Caracas 1041-A,
Venezuela. Correo-E: alexlaur@ciens.ucv.ve
Foro “Transición Alimentaria y Nutricional – Entre laForo “Transición Alimentaria y Nutricional – Entre la
Foro “Transición Alimentaria y Nutricional – Entre laForo “Transición Alimentaria y Nutricional – Entre la
Foro “Transición Alimentaria y Nutricional – Entre la
desnutrición y la obesidad”desnutrición y la obesidad”
desnutrición y la obesidad”desnutrición y la obesidad”
desnutrición y la obesidad”
El Foro “Transición Alimentaria y Nutricional – Entre la
desnutrición y la obesidad” fue realizado en la sede de la
Facultad de Ciencias de la Universidad Central de
Venezuela, en el marco de la LV Convención Anual de la
AsoVAC, el 22 de noviembre de 2005. Debido a la
necesidad de tener un espacio de encuentro
interdisciplinario e interinstitucional para el análisis,
reflexión y discusión de ideas; así como, para la
identificación e instrumentación de estrategias con
relación a la transición alimentaria y nutricional, la
Fundación para la Alimentación y Nutrición “José María
Bengoa” creó el
Grupo de Trabajo en Transición
Alimentaria y Nutricional
, el 11 de julio de 2005.
Este Foro constituye la primera actividad pública del Grupo
de Trabajo y tuvo como objetivo definir las implicaciones
de la transición alimentaria y nutricional. En Venezuela,
coexisten las dos caras de esta moneda: la desnutrición y
la obesidad. Debido a que el problema de la desnutrición
ha sido objeto de diversas discusiones y programas de
intervención, el foro se centró en los aspectos
epidemiológicos de la obesidad y del sindrome
metabólico.
I. Transición alimentaria y nutricional en países enI. Transición alimentaria y nutricional en países en
I. Transición alimentaria y nutricional en países enI. Transición alimentaria y nutricional en países en
I. Transición alimentaria y nutricional en países en
desarrollodesarrollo
desarrollodesarrollo
desarrollo
La mencionada actividad se inició con la ponencia titulada
“Transición nutricional: ¿Podemos proveer una respuestaTransición nutricional: ¿Podemos proveer una respuesta
Transición nutricional: ¿Podemos proveer una respuestaTransición nutricional: ¿Podemos proveer una respuesta
Transición nutricional: ¿Podemos proveer una respuesta
de salud pública?de salud pública?
de salud pública?de salud pública?
de salud pública?”, dictada por el experto mundial Barry
Popkin mediante videoconferencia desde la Universidad
de Carolina del Norte en Chapel Hill (Estados Unidos). El
expositor comenzó definiendo el fenómeno de transición
alimentaria y nutricional como una serie de cambios en
la dieta y en la composición corporal de la población que
están estrechamente asociados a cambios demográficos
y epidemiológicos. Esta transición, puede ser dividida en
cinco grandes patrones: (1) recolección de alimentos, (2)
hambruna, (3) desaparición de la hambruna, (4)
enfermedades degenerativas y (5) cambio de
comportamiento. En la actualidad, uno de los aspectos
de mayor interés en este campo es el tránsito desde el
patrón 3 hacia el patrón 4. En otras palabras, la
modificación de una dieta poco variada basada en
productos amiláceos, rica en fibra y pobre en grasa, hacia
una dieta rica en grasa, azúcar y alimentos procesados. A
esto se asocia un cambio en la estructura de la pirámide
poblacional, en la cual se pasa de una población
predominantemente joven, afectada por enfermedades
transmisibles, a una población con un incremento en el
porcentaje de adultos mayores y afectada, principalmente,
por las enfermedades no transmisibles asociadas a la
nutrición.
La conferencia estuvo basada en estudios realizados en
países de Asia, África, Oriente Medio y Latinoamérica;
además, se presentaron algunos contrastes entre los
patrones dietéticos de los Estados Unidos y los países en
desarrollo. El expositor mostró que el cambio en la dieta
ha sido dramático en los países con bajo y moderado
ingreso. Por ejemplo, el consumo de azúcar y otros
edulcorantes calóricos, le ha añadido entre 200 y 300
kcal/persona/día a la dieta de esas poblaciones durante
los últimos 25 años. En China, los adultos entre 25 y 45
años han incrementado el consumo energético en más
del 13% en el término de sólo 10 años. En general, el
consumo de alimentos de origen animal ha aumentado y
el consumo de frutas y vegetales ha disminuido.
Los cambios en la actividad física están menos
documentados, pero también han sido muy rápidos. Por
ejemplo, la fuerza laboral se ha desplazado del sector
agrícola y otras ocupaciones que demandan intensa
actividad física, al sector de servicios y empleos que
requieren un menor esfuerzo físico. Adicionalmente, la
modificación en el tipo de transporte utilizado y las
actividades realizadas durante el tiempo de esparcimiento,
disminuyen el gasto energético de los individuos.
Los cambios experimentados en la composición corporal
parecen estar ocurriendo aun más rápidamente. Un
estudio longitudinal en adultos entre 20 y 45 años
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Laurentin et al.
realizado en China en el año 1989, mostró que el
sobrepeso se duplicó en mujeres y se triplicó en hombres
durante un periodo de sólo 11 años. Para el año 2002, el
porcentaje de sobrepeso (12% – 38%) y de obesidad (2% –
32%) en los países en desarrollo fue variable pero, en
general, fue alto. En Latinoamérica, el sobrepeso osciló
entre 25% – 35% y la obesidad entre 7% – 25%. Los países
latinoamericanos, particularmente México, mostraron una
de las más altas tasas de incremento anual en la frecuencia
de sobrepeso y obesidad del mundo.
El conferencista presentó varios aspectos muy novedosos.
Uno de los más llamativos fue en relación a la aparición
de la obesidad en adultos y niños. Datos muy recientes
sugieren que el aumento en la frecuencia de obesidad en
los adultos ocurre antes de la aparición del incremento
de obesidad en los niños. También destacó la enorme
diversidad encontrada en la ingesta de alimentos de niños
y adolescentes al analizar los cambios en el patrón de
consumo en la población de 2 – 19 años en Estados
Unidos, Rusia, China y Filipinas. Este estudio demostró
que los jóvenes estadounidenses y filipinos consumen
diariamente alimentos preparados fuera del hogar, los
cuales proporcionan más de un tercio de las calorías totales
de la dieta. En contraste, el consumo de alimentos
preparados fuera del hogar fue mínimo en los jóvenes rusos
y chinos.
Un aspecto interesante de la conferencia destacó que el
efecto de la transición ya no puede ser considerado como
un comportamiento exclusivo de las poblaciones de alto
nivel socioeconómico, por el contrario, está apareciendo
en las poblaciones de bajos recursos económicos, tanto
en áreas urbanas como rurales. Estudios en Brasil
mostraron que la obesidad aumentó (6,6% – 15%) en
forma considerable y continua, desde 1975 hasta 1997,
en las mujeres más pobres que viven en la región más
desarrollada del país. En contraste, las mujeres de mayor
nivel de ingreso económico de la misma región, tuvieron
un aumento de obesidad (9,1% – 13%) entre 1975 y 1989,
seguido de una disminución (13% – 8,2%) entre 1989 y
1997. Al comparar los patrones globales de peso en
adultos, entre 1992 y 2000, se encontró que el sobrepeso
fue mayor que el déficit de peso, particularmente en
mujeres, en la mayoría de las áreas urbanas y en muchas
áreas rurales de 36 países.
El expositor señaló las principales causas que pueden
haber ocasionado los cambios mostrados en los países en
desarrollo: (a) disminución a largo plazo en el costo de
los alimentos, particularmente en los últimos 15 años; (b)
incremento en la urbanización, (c) globalización de la
producción, el mercadeo y la distribución de los alimentos
(como el de las bebidas gaseosas y la comida rápida); (d)
aumento en las innovaciones tecnológicas que afectan
negativamente el gasto energético en el trabajo, el
transporte y durante el tiempo de esparcimiento; (e)
expansión de los medios masivos de comunicación, y (f)
inequidades relacionadas con la infraestructura y servicios
ofrecidos a la comunidad.
Para concluir, Popkin enfatizó que la prevención es la
única vía factible para combatir las enfermedades no
transmisibles asociadas a la nutrición, ya que los costos
de tratamiento y manejo de esas enfermedades
representarían un enorme peso sobre la economía de los
países en desarrollo. No obstante, el reto está en
implementar las políticas nacionales y globales que
pudieran disminuir o detener los efectos nocivos de la
transición alimentaria y nutricional. De crucial
importancia para esta agenda son los cambios en la
política alimentaria, como el precio de los alimentos, la
regulación del etiquetado, el mercadeo, los comedores
escolares; así como también, los cambios que afecten el
estilo de vida de la población, tales como la educación
física en las escuelas, el modo de transporte, las opciones
para el tiempo libre y la actividad física, entre otros.
II. Aspectos clínicos y fisiopatológicos del sindromeII. Aspectos clínicos y fisiopatológicos del sindrome
II. Aspectos clínicos y fisiopatológicos del sindromeII. Aspectos clínicos y fisiopatológicos del sindrome
II. Aspectos clínicos y fisiopatológicos del sindrome
metabólicometabólico
metabólicometabólico
metabólico
El Foro continuó con la sesión titulada “
Aspectos clínicos
y fisiopatológicos del sindrome metabólico
”. Para iniciar
la sesión, Mercedes López de Blanco de la
Universidad
Simón Bolívar
y la
Fundación para la Alimentación y
Nutrición “José María Bengoa”
, presentó la iniciativa que
tuvo esta Fundación para la creación del
Grupo de Trabajo
en Transición Alimentaria y Nutricional
. Luego, Carlos
Carrera Boada del
Centro Médico Docente La Trinidad
y
la
Asociación Venezolana para el Estudio de la Obesidad
(AVESO), nos habló sobre “Obesidad y sindromeObesidad y sindrome
Obesidad y sindromeObesidad y sindrome
Obesidad y sindrome
metabólico – criteriosmetabólico – criterios
metabólico – criteriosmetabólico – criterios
metabólico – criterios”. La primera reflexión del ponente
versó sobre la evolución del
Homo sapiens
desde la era
paleolítica hasta nuestros días. En el paleolítico, para
conseguir alimentos el hombre necesitaba realizar una
enorme actividad física diaria, a diferencia de la época
actual cuando el progreso tecnológico y la
industrialización permiten almacenar alimentos y tenerlos
“a mano” para su preparación y consumo. A principios
de los años sesenta, se propone que la interacción entre
los ciclos de actividad física y los procesos metabólicos
ocurridos en el hombre del paleolítico, favorecieron la
selección de un genotipo ahorrador; es decir, un conjunto
de genes que aseguran la maquinaria enzimática capaz
de generar una buena reserva de glucógeno muscular y
de triglicéridos en el tejido adiposo, que son requeridos
para sobrevivir en un hábitat hostil. Esta dotación genética
debió enfrentar hace menos de 200 años un patrón distinto
de disponibilidad de alimentos. Con la industrialización
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Transición alimentaria y nutricional. Entre la desnutrición y la obesidad
aparecen alimentos en abundancia, que además se
caracterizan por poseer una alta densidad calórica y un
bajo contenido en fibra dietética, y al mismo tiempo la
actividad física deja de ser un factor esencial para
conseguir estos recursos. El consumo calórico aumentado
y la presencia de genes ahorradores que permiten el uso
eficiente de esta energía, pueden explicar el aumento de
peso y la predisposición a la aparición de enfermedades
crónicas no transmisibles como la obesidad, la diabetes
mellitus tipo 2 y el sindrome metabólico. Diferentes
estudios epidemiológicos realizados en grupos con
genotipo ahorrador, como los indios Pima en
Norteamérica, aportan evidencias que sustentan esta
hipótesis.
El conferencista comentó que tanto el sobrepeso como la
obesidad se caracterizan por un aumento en la
acumulación de tejido adiposo que favorece el aumento
del peso corporal. Además, señaló que el indicador de
obesidad mundialmente reconocido es el índice de masa
corporal (IMC), pero que el incremento de la
circunferencia abdominal también podría ser usado como
indicador de obesidad. El riesgo a desarrollar el sindrome
metabólico aumenta a medida que aumenta el IMC y es
mayor si la circunferencia abdominal es superior a los
puntos de corte determinados para cada población. Incluso
cuando el peso corporal es normal, el riesgo de
enfermedad se considera de leve a moderado si la
circunferencia abdominal es superior a los puntos de corte.
El expositor resaltó como un aspecto fundamental la
relación que existe entre la distribución corporal del tejido
adiposo y la aparición del sindrome metabólico. La
acumulación de tejido adiposo en la región
viscero-abdominal (topografía androide) se asocia a la
aparición de esta patología; mientras que, la acumulación
del tejido adiposo en el tejido subcutáneo glúteo-femoral
(topografía ginecoide) no coadyuva a la aparición del
sindrome. Esto se debe a que el tejido adiposo de la región
intra-abdominal posee una elevada actividad lipolítica que
aumenta el flujo de ácidos grasos libres en plasma. Por lo
tanto, aumentan los sustratos para la síntesis hepática de
lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) que son muy
ricas en triglicéridos y, en el músculo, se disminuye la
captación de glucosa. Además, no se inhibe eficazmente
la producción hepática de glucosa; lo cual conduce a un
incremento de la glucemia que estimula la secreción de
insulina, pudiendo provocarse hiperinsulinismo.
El sindrome metabólico (conocido a lo largo del tiempo
como sindrome de Reaven, sindrome X, cuarteto de la
muerte, sindrome de resistencia a la insulina, sindrome
cardiovascular dismetabólico o sindrome plurimetabólico)
se caracteriza por la presencia simultánea de un conjunto
de factores de riesgo de enfermedad cardiovascular y/o
diabetes mellitus tipo 2. El criterio diagnóstico del
sindrome metabólico ha ido variando a lo largo de tiempo.
En el año 2005, la “
International Diabetes Federation
”
propuso que el sindrome metabólico se puede diagnosticar
cuando se presenta obesidad abdominal (circunferencia
abdominal elevada o IMC > 30 kg/m2) acompañada de
dos de los siguientes cuatro factores de riesgo: (a) presión
arterial ≥ 130/85 mm Hg, (b) triglicéridos ≥ 150 mg/dL
(1,7 mmol/L), (c) colesterol-HDL < 50 mg/dL (1,29 mmol/
L) en mujeres, < 40 mg/dL (1,03 mmol/L) en hombres, y
(d) glucemia 100 mg/dL (5,6 mmol/L). Es evidente que
para hacer el diagnóstico del sindrome metabólico es
indispensable la presencia de obesidad abdominal; sin
embargo, se propone el uso del IMC porque es sencillo
de medir. Los puntos de corte para la circunferencia
abdominal propuestos por la “
International Diabetes
Federation
” (88 cm para la mujer y 102 cm para el hombre)
son válidos para la población norteamericana.
Actualmente se está trabajando para establecer los valores
adecuados para Latinoamérica; sin embargo, las
evidencias sugieren usar los puntos de corte de la
población sur asiática (80 cm para la mujer y 90 cm para
el hombre). El conferencista también destacó el hecho
que la resistencia a la insulina no se propone como criterio
diagnóstico del sindrome metabólico.
Para finalizar su conferencia, Carrera Boada resaltó la
importancia del diagnóstico del sindrome metabólico,
pues su presencia en un paciente indica un alto riesgo
para el desarrollo de diabetes mellitus tipo 2 y/o
enfermedad cardiovascular y aún cuando no estén
presentes todos los criterios para diagnosticarlo, es un
alerta para mantener la vigilancia del paciente.
En la segunda parte, Zury Domínguez de la
Universidad
Central de Venezuela
, en su ponencia “Delgadez – SusDelgadez – Sus
Delgadez – SusDelgadez – Sus
Delgadez – Sus
implicaciones en la obesidad y sindrome metabólicoimplicaciones en la obesidad y sindrome metabólico
implicaciones en la obesidad y sindrome metabólicoimplicaciones en la obesidad y sindrome metabólico
implicaciones en la obesidad y sindrome metabólico”,
comenzó enfatizando que el peso corporal del adulto y,
en particular, la masa de tejido adiposo son el resultado
de la interacción entre factores genéticos y ambientales.
El exceso de calorías consumidas en forma aguda, ejemplo
de un factor ambiental, conduce a un aumento del gasto
energético (termogénesis facultativa) lo que permite
mantener el peso, pero si el exceso de calorías se prolonga
en el tiempo, hay un reajuste a un nuevo peso corporal
mayor. Los factores genéticos incluyen a genes
relacionados tanto con las vías de síntesis y degradación
de triglicéridos como los involucrados en la proliferación
y diferenciación de los adipocitos. Como resumen se
puede decir que
a
priori
, poseer una carga genética que
propenda a la delgadez es un factor de protección contra
la obesidad y el sindrome metabólico.
50 Anales Venezolanos de Nutrición 2007; Vol 20(1): 47-52.50 Anales Venezolanos de Nutrición 2007; Vol 20(1): 47-52.
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Laurentin et al.
La expositora resaltó que, dada la importancia que tiene
la obesidad en el progreso del sindrome metabólico, es
fundamental conocer el proceso de desarrollo de la célula
adiposa; el cual comienza durante la vida fetal y continua
en la fase post-natal. En este periodo, el número de
adipocitos aumenta rápidamente hasta los 2 años de edad
y continúa en aumento, pero más lentamente, entre los 8
y 18 años. En contraste, si la ingesta calórica es adecuada
el tamaño de la célula adiposa aumenta hasta los 2 años
de edad y es capaz de mantenerse a través de toda la
vida, lo cual indica que la masa del tejido adiposo es
regulada dentro de límites muy estrechos, alrededor del
denominado punto de ajuste. En este sentido, se ha
demostrado experimentalmente que si individuos adultos
sanos son sometidos a ayuno o a dietas de alta densidad
calórica, ellos regresan espontáneamente a su peso inicial,
una vez cesado el tratamiento. Estos mecanismos de
regulación del peso corporal están controlados por el
sistema nervioso central. Por ejemplo, la disminución de
la masa adiposa (durante el ayuno) disminuye la
concentración de leptina e insulina circulantes y estimula
la secreción de grelina. Estas hormonas poseen receptores
en el núcleo arcuato del cerebro donde estimulan las vías
neuronales que conducen a la represión del centro de la
saciedad y estimulación del centro del hambre.
La conferencista retomó la hipótesis del genotipo
ahorrador, ya esbozada por Carrera Boada, como una
posible causa de la disfunción en la regulación de la masa
adiposa y, además, habló de la otra cara de la moneda, el
denominado fenotipo ahorrador. A principios de los años
noventa, se introdujo la hipótesis del fenotipo ahorrador,
la cual plantea que la subnutrición, tanto intrauterina como
infantil, especialmente la malnutrición proteica, afecta
adversamente el desarrollo y la función pancreática. La
subnutrición intrauterina se caracteriza por un bajo peso
para la edad gestacional (bajo peso al nacer) y conlleva a
una alteración en el desarrollo de los islotes de Langerhans,
los cuales son de menor tamaño con menor número de
células â, menos vascularizados y contienen menor
cantidad de insulina. Estas condiciones modifican, de
forma irreversible, la programación celular en cuanto al
gasto energético y a la secreción de insulina. Se propone
que esta re-programación
in
utero
explicaría la aparición
de la mayor parte de la obesidad, el sindrome metabólico
y la diabetes mellitus tipo 2 en un adulto que nació con
bajo peso para la edad gestacional y que luego ha sido
expuesto a un ambiente de abundancia en alimentos,
como las comunidades que enfrentan el proceso de
transición alimentaria y nutricional.
Para finalizar su exposición, Domínguez resaltó que el
intestino, los islotes de Langerhans, los elementos de la
vasculatura portal e incluso, el tejido adiposo de la región
viscero-abdominal se comunican con el sistema nervioso
central a través de vías neuronales y endocrinas. Esas
señales que reflejan, entre otras, las reservas de energía y
el estado nutricional reciente son integradas en el sistema
nervioso central, especialmente en el hipotálamo, para
coordinar la ingesta y el gasto de energía. La comprensión
cabal de los sistemas reguladores está progresando
rápidamente, particularmente después del descubrimiento
de la leptina.
III. Epidemiología de la obesidad y del sindromeIII. Epidemiología de la obesidad y del sindrome
III. Epidemiología de la obesidad y del sindromeIII. Epidemiología de la obesidad y del sindrome
III. Epidemiología de la obesidad y del sindrome
metabólicometabólico
metabólicometabólico
metabólico
El Foro finalizó con la sesión titulada “
Epidemiología de
la obesidad y del sindrome metabólico
”. En la primera
ponencia “Espectro latinoamericano y venezolano de laEspectro latinoamericano y venezolano de la
Espectro latinoamericano y venezolano de laEspectro latinoamericano y venezolano de la
Espectro latinoamericano y venezolano de la
obesidad y del sindrome metabólicoobesidad y del sindrome metabólico
obesidad y del sindrome metabólicoobesidad y del sindrome metabólico
obesidad y del sindrome metabólico”, Imperia Brajkovich
de la
Universidad Central de Venezuela
y del
Grupo
Latinoamericano para el estudio del sindrome metabólico
y la obesidad
(GLESMO), comenzó por recalcar que
durante la evolución humana se ha pasado del carácter
recolector–cazador, que llevó al desarrollo del genotipo
ahorrador, a una situación de industrialización y
abundancia de comidas altas en grasas y azúcares
refinados; lo cual nos coloca frente a una epidemia de
obesidad y sindrome metabólico, que ya está presente en
la población de niños y adolescentes en Latinoamérica y,
por ende, Venezuela. Esto es de tal importancia, que ya
las enfermedades infecciosas dejaron de ser la principal
causa de mortalidad en la región, desplazadas por los
trastornos cardiovasculares.
En este contexto, en Latinoamérica destaca el alto
consumo de bebidas industrializadas (refrescos) y el
sedentarismo, este último con niveles de 72% – 85%. La
prevalencia de obesidad por su parte, osciló entre 29% y
42% en adultos y entre 12% y 15% en niños, mientras
que el sobrepeso en adultos se ubicó entre 52% y 62% y
en niños entre 22% y 32%; la prevalencia del sindrome
metabólico fue de 26% a 38%. Esto ha originado altas
cifras de diabetes y se estima que para el año 2025, se
registre un incremento de 88% en los países
latinoamericanos. Por otro lado, en Venezuela todavía
hay pocos estudios, pero ASCARDIO (en Lara) y
PRECARDIO (en Monagas), con una muestra de 16.830
encuestados en el 2003, estimaron una prevalencia de
obesidad entre 20% y 28% según la región, y de sobrepeso
entre 32% y 36%. Otro factor de riesgo evaluado fue el
sedentarismo, el cual llegó a 75%.
La conferencista señaló que no hay trabajos en la región
que propongan la medida adecuada de circunferencia
abdominal. Es por esto, que en febrero del 2005, se
conformó el
Grupo Latinoamericano para el estudio del
sindrome metabólico y la obesidad
(GLESMO), que
Anales Venezolanos de Nutrición 2007; Vol 20 (1): 47-52. 51Anales Venezolanos de Nutrición 2007; Vol 20 (1): 47-52. 51
Anales Venezolanos de Nutrición 2007; Vol 20 (1): 47-52. 51Anales Venezolanos de Nutrición 2007; Vol 20 (1): 47-52. 51
Anales Venezolanos de Nutrición 2007; Vol 20 (1): 47-52. 51
Transición alimentaria y nutricional. Entre la desnutrición y la obesidad
incluye a Venezuela y otros siete países de la región, con
el fin de determinar la medida de la circunferencia
abdominal a emplear para la evaluación del sindrome
metabólico en la población latinoamericana. Actualmente,
al aplicar los criterios diagnósticos de sindrome metabólico
recién propuestos por la “
International Diabetes
Federation
” y descritos por Carrera Boada en su ponencia,
se utiliza la medida de circunferencia abdominal para la
población sur asiática: 80 cm para la mujer y 90 cm para
el hombre.
Para finalizar su ponencia, Brajkovich señaló que en el
estudio INTERHEART, que evaluó factores de riesgo
atribuibles a infarto al miocardio, participaron cuatro
países de América del Sur. El estudio demostró que en
estos países existen los mismos factores de riesgo (fumar,
baja ingesta de frutas y verduras, sedentarismo,
hipertensión arterial, obesidad abdominal y dislipidemia)
que en los países desarrollados. El problema es la
diferencia que representa para nuestros países el hecho
de no tener los recursos para enfrentar esta epidemia.
La sesión incluyó también tres presentaciones cortas de
resultados originales obtenidos en Venezuela. Vivian
Núñez de Sansón del
Centro de Atención Nutricional
Infantil de Antímano
(CANIA) presentó cifras sobre la
“Obesidad infantil y sindrome metabólicoObesidad infantil y sindrome metabólico
Obesidad infantil y sindrome metabólicoObesidad infantil y sindrome metabólico
Obesidad infantil y sindrome metabólico” de una
parroquia de Caracas. Entre enero de 2000 y septiembre
de 2005, se evaluaron 328 niños y adolescentes de 2 a 17
años, con diagnóstico de sobrepeso u obesidad, con
Acantosis nigricans
y/o antecedentes familiares de
diabetes. Fueron seleccionados 160 pacientes (95
hembras, 65 varones) por presentar criterios diagnósticos
de intolerancia a la glucosa, según la
Organización
Mundial de la Salud
(OMS), y resistencia a la insulina y/o
hiperinsulinismo, utilizando el “homeostatic model
assesment” (HOMA-IR). El 99% presentó resistencia a la
insulina y/o hiperinsulinismo, intolerancia a la glucosa:
3,7%, hipertrigliceridemia: 60%, colesterol–HDL menor
que el percentil 5: 59% e hipertensión arterial: 8%. En 74
de los 160 pacientes se diagnosticó el sindrome metabólico
según los criterios de la OMS; la prevalencia por grupo
de edad fue: 55% en el grupo de 10 a 14 años, 41% en
niños de 6 a 10 años, 2,7% en jóvenes ≥ 15 años y 1,3%
en niños de 2 a 6 años. El 50% correspondieron a obesidad
grave, 47% a obesidad moderada y 3% a obesidad leve.
Esta información lleva a la conclusión que el sindrome
metabólico es frecuente en niños y adolescentes obesos
de Antímano, Caracas, y su prevalencia se incrementa
con la severidad de la obesidad.
En la ponencia titulada “Alteraciones metabólicas en niñosAlteraciones metabólicas en niños
Alteraciones metabólicas en niñosAlteraciones metabólicas en niños
Alteraciones metabólicas en niños
y adolescentes de la ciudad de Maracaiboy adolescentes de la ciudad de Maracaibo
y adolescentes de la ciudad de Maracaiboy adolescentes de la ciudad de Maracaibo
y adolescentes de la ciudad de Maracaibo”, Luz Marina
Morales de la
Universidad del Zulia
comentó la alta
incidencia de diabetes mellitus tipo 2 y enfermedad
cardiovascular a nivel mundial, que ha conducido a darle
prioridad al análisis de los factores de riesgo para estas
enfermedades en niños y adolescentes. Entre dichos
factores se cuenta la resistencia de las células a la acción
de la insulina y los trastornos asociados a ella. Asimismo,
factores genéticos unidos al sedentarismo y el consumo
de dietas ricas en energía, contribuyen a la aparición de
la obesidad. La hiperinsulinemia se emplea como un
marcador bioquímico de resistencia a la insulina y está
relacionada con el desarrollo y mantenimiento del exceso
de adiposidad. Un estudio inicial en Maracaibo demostró
que 37% de adolescentes con un IMC de 21,5 kg/m2
presentaron niveles altos de insulina, HOMA-IR,
triglicéridos, presión arterial sistólica y diastólica;
comparados con los adolescentes delgados
normoinsulinémicos. Luego se encontró que en los
adolescentes de la región con IMC ≥ 21 kg/m2, coexistían
factores de riesgo (hiperinsulinemia, hiperleptinemia y
disminución de la hormona de crecimiento), lo cual se
relaciona con marcadores de obesidad (IMC e índice de
obesidad), alteraciones lipídicas y resistencia a la insulina).
Recientemente, un estudio demostró que un alto
porcentaje de habitantes entre 7 y 15 años presentó
hiperinsulinismo, resistencia a la insulina y alteraciones
de la secreción de insulina. Según estos resultados los niños
y adolescentes con estado nutricional normal de
Maracaibo presentan alteraciones metabólicas que
incrementan el riesgo para la aparición temprana de
diabetes mellitus tipo 2 y enfermedad cardiovascular.
Finalmente, en la intervención titulada “Componentes delComponentes del
Componentes delComponentes del
Componentes del
sindrome metabólico en tres poblaciones de los andessindrome metabólico en tres poblaciones de los andes
sindrome metabólico en tres poblaciones de los andessindrome metabólico en tres poblaciones de los andes
sindrome metabólico en tres poblaciones de los andes
venezolanosvenezolanos
venezolanosvenezolanos
venezolanos”, Elsy Velázquez–Maldonado de la
Universidad de Los Andes
recalcó que dado que los
criterios de la OMS imponen la concurrencia de al menos
tres componentes para definir el diagnóstico del sindrome
metabólico, el grupo se propuso evaluar la frecuencia de
los marcadores de este sindrome en una muestra de
población obtenida en tres pueblos de los andes
venezolanos en el año 2001. Para ello se manejó una
muestra de 304 sujetos (227 mujeres, 77 hombres; entre
20 y 70 años) reclutados en un programa de pesquisa de
factores de riesgo cardiovascular en las poblaciones de
Lagunillas (33%), Ejido (36%) y Mucuchíes (31%). La suma
de frecuencia de obesidad y sobrepeso, indicó que el 76%
mostró un IMC > 25 kg/m2. La co-ocurrencia de
marcadores del sindrome metabólico indicó que los sujetos
con obesidad y sobrepeso tenían tres o más marcadores
metabólicos comparados con individuos de peso normal
(21%, 16% y 4%, respectivamente). Se concluyó, que los
componentes del sindrome metabólico se encuentran
presentes con una alta frecuencia en las poblaciones
merideñas estudiadas y su expresión clínica varía de una
52 Anales Venezolanos de Nutrición 2007; Vol 20(1): 47-52.52 Anales Venezolanos de Nutrición 2007; Vol 20(1): 47-52.
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Laurentin et al.
región a otra, por lo que se advierte que estos resultados
no pueden ser directamente extrapolados a la población
venezolana.
De la presentación y discusión de las distintas ponencias,
quedó claro que en Venezuela no se utilizan criterios
homogéneos para la evaluación y diagnóstico del sindrome
metabólico, particularmente cuando se trata de los puntos
de corte utilizados en niños y adolescentes. Esto hace
indispensable la búsqueda de consenso que permita una
valoración homogénea de la prevalencia del problema a
nivel nacional. El
Grupo de Trabajo en Transición
Alimentaria y Nutricional
de la Fundación para la
Alimentación y Nutrición “José María Bengoa”
emprenderá las acciones para lograr este consenso. El
Foro también hizo evidente que la epidemia de obesidad,
sindrome metabólico y diabetes mellitus tipo 2 en
Latinoamérica y particularmente en Venezuela, debe ser
objeto de la atención y preocupación de todos, pues la
prevención es la única vía factible para combatir las
enfermedades no transmisibles asociadas a la nutrición.