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INTRODUCCIÓN
En la región de Los Menucos aflora un ex-
tenso complejo eruptivo con intercalacio-
nes sedimentarias del Triásico medio a tar-
dío, cuyas rocas constituyen uno de los re-
gistros de esa edad más extensos de la Pa-
tagonia. Los mismos han sido considerados
como integrantes de la cuenca de Los Me-
nucos (Kokogian et al. 1999) o bien como
parte del plateau ignimbrítico del macizo
nordpatagónico (Llambías et al. 1984). Su
evolución tectomagmática fue relacionada
con el rifting del Gondwana (Uliana y Biddle
1987) o con procesos de trasarco sobre el
margen protopacífico del Gondwana (Spa-
lletti 2001), habiéndose señalado su afinidad
petrogenética con las plutonitas del batolito
de la Patagonia Central y su desvinculación
de la provincia volcánica mesojurásica de la
Patagonia (Rapela et al. 1996). Dalla Salda et
al. (1991), en su interpretación tectomag-
mática de la asociación plutónico-volcánica
triásica de la región de Chasicó-Mencué,
Revista de la Asociación Geológica Argentina 62 (3): 355-365 (2007)
ESTRUCTURA DEL TRIÁSICO DE LA REGIÓN NORTE
DEL MACIZO NORDPATAGÓNICO (40º-41ºS, 67º30´-69º45´O)
RÍO NEGRO
Raúl GIACOSA1,2, Hebe LEMA1, Alicia BUSTEROS1, Mario ZUBIA1,2, Rubén CUCCHI1e Inés DI TOMMASO1
1 Instituto de Geología y Recursos Minerales - Servicio Geológico Minero Argentino;
2Departamento de Geología - Universidad Nacional de la Patagonia.
E-mail: giacosaraul@yahoo.com.ar
RESUMEN
Se describen las características geométricas y cinemáticas de las estructuras que se observan en la región de Los Menucos, en la parte norte
del macizo nordpatagónico, caracterizada por extensos afloramientos de rocas volcánicas e intrusivas y sedimentarias del Triásico. Estas
estructuras son fallas de rumbo O-E, cuyas longitudes superan los 120 km, y que presentan evidencias de desplazamientos dextrales de al
menos 7 kilómetros.
Es posible establecer claras relaciones genéticas entre la evolución geométrica y cinemática de las fallas y algunos componentes del com-
plejo volcánico, tales como lavas andesíticas, domos dacíticos y venas epitermales; asimismo, la ubicación de sedimentitas clásticas grue-
sas sugiere un control por parte de las fallas. Por el contrario, las rocas más jóvenes, como las sedimentitas del Cretácico y las sedimenti-
tas y flujos basálticos del Terciario, no se observan afectadas por este fallamiento.
Las relaciones entre volcanismo y fallamiento y la falta de cizallamiento en rocas más jóvenes, sugieren que la deformación habría ocurri-
do principalmente en el Triásico tardío, en tanto que algunas de las fallas principales, tienen la misma orientación que fallas y estructuras
penetrativas que caracterizan al basamento paleozoico de la región. Esta característica, en conjunto con la distribución de rocas paleozoi-
cas y triásicas, permite inferir una morfología de tipo rift para el borde norte de la cuenca durante el Triásico.
Desde el punto de vista de la deformación regional, la geometría y la cinemática de las fallas, sugieren una dirección de extensión oblicua
regional NNE-SSO a NE-SO, en acuerdo con las relaciones entre vetas mineralizadas y fallas, que permite establecer características espe-
cíficas de la deformación al momento de la formación de las vetas (régimen transtensional dextral).
Palabras clave: Fallas transcurrentes, tectónica, volcanismo, vetas mineralizadas.
ABSTRACT: Structure of the Triassic in the northern region of the Northpatagonian Massif. This paper describes the geometry, kinematic and geolo-
gic relationships of the structures of the Los Menucos region, in the northern part of the Northpatagonian Massif that is characterized
for the extensive outcrops of Late Triassic volcanic rocks accompanied by intrusive and sedimentary rocks. Their structure are characte-
rized by large (>120 km) W-E dextral strike-slip faults that show evidence of kilometric displacements (> 7 km).
Rocks associated with the Triassic volcanism as clastic sediments, andesitic flows, dacitic domes and extensional epithermal veins, show
geometric and kinematic relationships with the faults. Younger rocks, including Cretaceous and Cenozoic sedimentary rocks and Tertiary
flow basalts, are not deformed.
Our interpretation of the relationships between faulting and volcanism, sedimentation and mineralization and the lack of the signifi-
cant post-Triassic shearing, suggest that the age of the deformation was mainly Late Triassic, and some faults would be the shallow expres-
sion of Paleozoic basement structures. In this framework it is possible to infer a rift morphology for the northern border of the basin.
Faulting shows geometric and kinematic relationships that allow inferring a NNE-SSW to NE-SW regional oblique extension direction. It
is consistent with the relationships between hydrothermal veins and faults, which suggest a specific type of the deformation regime at the
time of vein formation (dextral transtension).
Keywords: Strike-slip faults, tectonic, volcanism, mineralized veins.
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señalaron un modelo de formación por cal-
deras en un ambiente de extensión y fusión
cortical.
Los afloramientos ocupan la parte centro-
norte del macizo nordpatagónico, en cerca-
nías del borde septentrional, región que du-
rante el Triásico tardío estuvo enmarcada
por procesos de subducción sobre el mar-
gen protopacífico ubicado al oeste. El basa-
mento pre-triásico, situado en cercanías del
curso del río Limay, separaba el borde norte
del macizo nordpatagónico del sector sur
de la cuenca marginal neuquina. Esta es-
tructura habría constituido un borde geo-
tectónico de primer orden en la organiza-
ción tectonoestratigráfica del norte de la
Patagonia (Franzese y Spalletti 2001), en un
período que marca el fin del ciclo gondwá-
nico y los prolegómenos del desmembra-
miento del Gondwana.
El objetivo de este trabajo es contribuir a la
caracterización tectónica de la región, apun-
tando a sustentar interpretaciones tecto-
magmáticas y geodinámicas más detalladas,
ya que se interpreta que existen relaciones
entre algunas estructuras y elementos del
complejo eruptivo que contribuyen a carac-
terizar estructuralmente al Triásico medio-
tardío.
Los datos fueron obtenidos durante el rele-
vamiento regional a escala 1:100.000 de las
hojas 4169-17 y 18 (Cerro Abanico y Co-
lonia Ganzu Lauquen) por cuenta del
SEGEMAR - IGRM en el marco del pro-
yecto GEOSAT-AR (Lema et al. 2004,
Busteros et al. 2005). Algunos datos e inter-
pretaciones preliminares ya fueron dados a
conocer recientemente por los autores
(Giacosa et al. 2005).
GEOLOGÍA REGIONAL
La región centro-norte del Macizo Nord-
patagónico, al norte de la meseta de So-
muncurá (Fig. 1), se caracteriza por aflora-
mientos de rocas ígneas y metamórficas
paleozoicas. Del Paleozoico inferior afloran
metamorfitas de grado bajo a medio y plu-
tonitas, en tanto que las plutonitas pertene-
cientes al ciclo eruptivo gondwánico (Llam-
bías et al. 1984) tienen edades del Neopa-
leozoico hasta el Triásico (Fig 1).
En esta región está incluido el sector estu-
diado, ubicado entre los 40º- 41ºLS y los
67º30´ - 69º45´ LO, con una superficie de
20.000 km2(Fig. 2). Sus antecedentes geoló-
gicos están en las hojas geológicas Piedra
del Águila (Cucchi et al. 1998) y Los Me-
nucos (Cucchi et al. 2001). En este sector,
las rocas más antiguas son las metasedimen-
titas de bajo grado de la Formación Colo
Niyeu (Labudía y Bjerg 1994) que por co-
rrelación con rocas similares de Valcheta se
asignan al Eopaleozoico. Las eruptivas
gondwánicas, cuyas edades alcanzan al Triá-
sico temprano, están constituidas por varios
plutones reunidos en los Complejos La Es-
peranza (Llambías y Rapela 1984) y Cayupil
(Cucchi 1992).
Desde Fita Ruín al oeste y hasta Sierra
Colorada al este, cubriendo un área de
9.000 km2, apoyan sobre el basamento pale-
R. GIACOSA, H. LEMA, A. BUSTEROS, M. ZUBIA, R. CUCCHI E I. DI TOMMASO
Figura 1: Mapa geológico regional de la región centro-norte del macizo nordpatagónico (tomado del mapa geológico de la provincia de Río Negro).
Referencias: M/Pz (metamorfitas paleozoicas); P/Pz (granitoides paleozoicos); E/Mz (eruptivas y sedimentitas del Mesozoico inferior); S/K (sedimenti-
tas del Cretácico); S/Cz (sedimentitas del Cenozoico) y B/Cz (basaltos cenozoicos).
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Estructura del Triásico de la región norte del macizo ...
Figura 2: Mapa estructural de la región de Mencué, Los Menucos y Sierra Colorada. Ubicación en figura 1. Referencias: 1) sistema de fallas Planicie Baja, 2) fallas La Esperanza; 3) falla Loma
Blanca; 4) fallas del sistema Piche; 5) sinforme Piche; 6) falla Lenzaniyeu; 7) falla Cerro La Laja; 8) falla Cerro La Laja norte; 9) falla Lagunitas; 10) falla Choique; PAP) pull-apart Piche; PUC) push-
up Caledonia. Adviértase que las fallas afectan exclusivamente a rocas pre-cretácicas.
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ozoico, rocas volcánicas del Triásico acom-
pañadas por sedimentitas clásticas e intru-
siones someras. Éstas, fueron referidas
como Formación Los Menucos, Formación
Sierra Colorada y sedimentitas continenta-
les con Dicroidium (Stipanicic et al. 1968),
como Formación Garamilla (Nullo 1978),
como Grupo Los Menucos (Labudía et al.
1995) y como Complejo Los Menucos (Cu-
cchi et al. 2001). En el área de Los Menucos
y Sierra Colorada se reconocen varias litofa-
cies (Lema et al. 2005): (a) facies de ignim-
britas, (b) facies de sedimentitas y volcani-
clastitas, (c) facies lávicas a subvolcánicas,
(d) cuerpos epizonales a subvolcánicos de
dioritas/monzonitas y leucogranitos y, (e)
facies de diques riolíticos. Sobrepuestas a la
mayoría de estas litofacies hay extensas zo-
nas de alteración con mineralización, rela-
cionadas con los episodios hidrotermales
tardío-volcánicos.
La edad de este complejo está acotada por
la presencia de una flora de Dicroidium ex-
tensamente distribuida en la facies de sedi-
mentitas intercaladas en las rocas volcani-
clásticas, y además, por una edad isotópica
Rb-Sr de 222 ± 2 Ma, en ignimbritas dacíti-
cas ubicadas a 23 km en dirección N40°O
de la localidad de Los Menucos (Rapela et
al. 1996). Este valor coincide con el piso
cortaderitiano en el que Spalletti (2001) ubi-
ca la zona florística.
Entre las rocas atribuidas al Jurásico, aflo-
ran andesitas y basandesitas; hacia el límite
norte del área comienzan a ser importantes
los afloramientos de sedimentitas jurásicas
y especialmente de rocas cretácicas de ori-
gen continental y marino de la cuenca neu-
quina.
Las rocas terciarias están representadas por
varias unidades sedimentarias de naturaleza
continental y marina cuyas edades van des-
de el Paleoceno hasta el Mioceno y por nu-
merosas intercalaciones de flujos basálticos,
así como por las intrusiones subvolcánicas
alcalinas de la sierra de Queupuniyeu.
GEOLOGÍA ESTRUCTURAL
El rasgo estructural más notorio de la zona
de estudio y de la región, es una intensa
fracturación, en la que son dominantes las
fallas de rumbo O-E y, en menor medida,
de rumbos ONO y ENE a NE. Algunas de
estas variaciones de rumbo están vinculadas
con sistemas de fallas que interactúan for-
mando zonas dilatantes y antidilatantes, con
depresiones tectónicas y altos estructurales,
respectivamente (Fig. 2). Las fallas se obser-
van claramente en las imágenes satelitales
como lineamientos kilométricos, presenta-
do muchas de ellas, evidencias de una im-
portante componente de transcurrencia
dextral.
Las fallas afectan a los metasedimentos eo-
paleozoicos, a los granitoides gondwánicos
y a las rocas del Complejo Los Menucos.
Las sedimentitas del Cretácico inferior y ro-
cas más jóvenes no muestran evidencias de
deformación cizallante. Se presentan como
fallas individuales o como asociaciones de
fallas genéticamente vinculadas conforman-
do sistemas de fallas. Las principales son
(Fig. 2): el sistema de fallas Planicie Baja, las
fallas de La Esperanza, la falla Loma Blan-
ca, el sistema de fallas Piche, las fallas Cerro
La Laja y Cerro La Laja Norte y la falla
Lagunitas. Estructuras relacionadas con el
fallamiento son, entre otras, el pull-apart Pi-
che, el push up Caledonia y el sinforme Pi-
che. Por su longitud, la falla Loma Blanca,
el sistema de fallas Piche y la falla Lagunitas
son regionalmente las más importantes,
adquiriendo relevancia ésta última dado que
a ella se vinculan numerosas áreas de altera-
ción hidrotermal.
Las evidencias de fallamiento en el terreno
-con excepción de algunas áreas de altera-
ción- son muy escasas. La inclinación gene-
ral de los mantos volcánicos oscila entre 15
y 25º (Fig. 3b), alcanzando mayores valores
en sectores próximos a las fallas importan-
tes, como el caso de la serranía cercana a la
estancia La Caledonia (45º/50º al SSO) o en
inmediaciones de la falla sur del sistema
Piche (35º/45º al E-ESE), resultando fre-
cuentes las modificaciones en los rumbos
en las inmediaciones de las fallas (Fig. 3a).
Finalmente, se mencionan otras estructuras
citadas en la literatura, como las fallas de la
sierra de Queupuniyeu y el lineamiento
Aguada de Guerra-Sierra Colorada (Ro-
senman 1975, Corbella 1975).
GEOMETRÍA DE LAS
FALLAS
Sistema de fallas Planicie Baja: Está formado
por una falla de rumbo O-E de más de 50
km de longitud, que controla el contacto
entre los granitoides neopaleozoicos y las
rocas triásicas, y un grupo de fallas menores
subparalelas y diagonales. El desplazamien-
to de las rocas indica una cinemática dex-
tral. Una de las estructuras diagonales, la fa-
lla Sierra Blanca, de rumbo NO, tiene evi-
dencias de cinemática dextral (Fig. 2).
Fallas de La Esperanza: Son tres fallas subpa-
ralelas de rumbo O-E y cinemática dextral.
La deformación involucra principalmente al
basamento granítico de La Esperanza y en
menor medida a vulcanitas e intrusivos triá-
sicos, sector donde puede estimarse un des-
plazamiento de rumbo de al menos 2 km.
Al igual que el sistema Planicie Baja, estas
fallas no afectan a las sedimentitas cretáci-
cas ubicadas al pie de la altiplanicie de El
Cuy.
Falla Loma Blanca: Esta estructura fue seña-
lada y nominada por Corbella (1975). Tiene
una longitud de 120 km, alcanzando hacia el
oeste el cañadón Fita Ruín. Afecta rocas de
los Complejos La Esperanza y Cayupil, del
Complejo Los Menucos y de Vulcanitas Lo-
ma Blanca, aunque se observan sus mejores
evidencias en un plutón del Granito Calvo
(Fig. 2). Está cubierta por los basaltos de
Pillahuincó y de Bajo Hondo. No presenta
muchas evidencias de campo, aunque a
unos 2 km al este de la ruta 8, en un sector
de 30-40 m de ancho, afloran brechas de fa-
lla asociadas a un conjunto de fallas secun-
darias de rumbo E-O.
Se reconoce una falla principal y fallas se-
cundarias situadas a bajo ángulo con aqué-
lla; las ubicadas al sur de la traza principal
podrían corresponder a cizallas P, en tanto
que algunas ubicadas al norte, podrían in-
terpretarse como cizallas R1 (ambas sintéti-
cas con la cinemática de la falla principal; cf
Giacosa et al. 2005, Fig. 2). La falla tiene una
cinemática dextral y, en el sector del plutón
granítico ubicado sobre la ruta, su desplaza-
miento medido como componente de rum-
bo es de 7 kilómetros.
Sistema de fallas Piche: Son varias estructuras
de rumbo dominante O-E, que a lo largo de
unos 40 km delimitan la depresión estructu-
ral denominada por Corbella (1973) graben
del cerro Piche. Son dos fallas principales
que en la parte más ancha de la depresión,
al este de la ruta 8, distan 4 km entre sí, en
R. GIACOSA, H. LEMA, A. BUSTEROS, M. ZUBIA, R. CUCCHI E I. DI TOMMASO
359
Estructura del Triásico de la región norte del macizo ...
Figura 3: A. Mapa estructural de las hojas Cerro Abanico y Colonia Ganzú Lauquén (geología en Lema et al. 2004 y Busteros et al. 2005). Ubicación en figuras 1 y 2; referencias de las fallas
igual a la figura 2. Referencias: LM (localidad de Los Menucos), MCC (meseta Caita-Co), SQ (sierra Queupuniyeu), LL (bajo Las Lagunitas), SC (serranías en alrededores de estancia
Caledonia), CM (cerro La Mina), CL (cerro La Laja), C (prospecto Cuyas), CC (prospecto Choique Mahuida o cerro Choique), LB (prospecto La Brecha), CG (cerro Guacho). En el sector
NO fueron señaladas las vetas La Bienvenida y La Casual, ambas citadas en el texto, otras vetas están señaladas con la letra V. Nótese: a) la ubicación de las zonas de alteración silíceas (Si) y
arcillosas (K) en relación con el trend estructural O-E controlado por las fallas Cerro La Laja y Lagunitas; b) afloramientos de lavas y aglomerados andesíticos en los planos de fallas y en
algunos bajos estructurales y, c) la relación espacial de algunas vetas con las fallas. B. Proyección estereográfica de polos de estratificación en el Complejo Los Menucos; nótese que las mayo-
res concentraciones corresponden a planos de estratificación de ángulos bajos a intermedios. C. Diagrama de rumbos de las vetas ubicadas en la zona comprendida en la figura 3A.
360
tanto que hacia el oeste, en proximidades
del cerro Piche, tienden a unirse en una sola
zona de falla. La traza se interrumpe en la
meseta de Coli Toro para reaparecer al oes-
te en los afloramientos de granitos pérmi-
cos y continuar hasta los 69º 30´O, en inme-
diaciones del cañadón Fita Ruín, (Fig. 2). La
sierra de Queupuniyeu interrumpe la obser-
vación de este sistema hacia el este, pero
podría inferirse su continuación en el sector
norte del bloque de ignimbritas de la sierra
de La Caledonia. Con estas evidencias se
puede estimar una longitud mínima de 100/
120 kilómetros.
Las fallas afectan a rocas plutónico-volcáni-
cas de varios complejos: La Esperanza, Ca-
yupil y Los Menucos, y en el oeste, a aque-
llas del basamento metasedimentario. En el
bloque norte, diques graníticos de rumbo
NE, intrusivos en la granodiorita Prieto, se
encuentran curvados (en sentido horario)
en inmediaciones de la falla norte, lo que
sugeriría arrastre durante la transcurrencia.
Regionalmente, el sistema de fallas Piche,
junto con la falla Loma Blanca, separan un
ambiente de rocas plutónicas gondwánicas
intruidas por diques y stocks del Complejo
Los Menucos, de un sector sur con un do-
minio de las rocas extrusivas y sedimenta-
rias de este complejo, junto con sus princi-
pales zonas de alteración y mineralización.
Los cambios de rumbo originan zonas dila-
tantes (pull apart Piche) y de levantamiento
(push-up Caledonia).
Aunque los sedimentos cuaternarios ocul-
tan en gran medida a los depósitos del pull
apart Piche, se advierte que dentro y sobre
los bordes de la depresión afloran conglo-
merados y andesitas triásicas (Corbella
1973, Cucchi et al. 2001), posiblemente rela-
cionados con la evolución de la depresión
estructural.
Los flujos ignimbríticos y andesíticos del
Complejo Los Menucos ubicados al sur del
pull apart Piche, tienen una disposición es-
tructural caracterizada por inclinaciones ha-
cia el E, que progresivamente cambian al
SE y SO, en inmediaciones del borde sur de
la depresión (Fig. 3a). Esta estructura bu-
zante al SE (Figs. 2, 5), y denominada sin-
forme Piche (Giacosa et al. 2005), fue atri-
buida a efectos de arrastre durante la trans-
currencia. Sin embargo, podría tratarse tam-
bién de un sinclinal en el bloque de techo de
la falla Piche (sur) generado como conse-
cuencia de la componente de inclinación
durante la extensión oblicua.
Falla Lenzaniyeu: Esta falla se expresa como
un lineamiento N20ºO de unos 15 km de
longitud, que constituye el límite occidental
de un bloque de basamento con metamor-
fitas de la Formación Colo Niyeu intruidas
por granitoides del Neopaleozoico (Fig. 2).
La relación angular con la falla sur del siste-
ma de fallas Piche (80º), estructura con la
cual se relaciona, induce a considerarla una
falla sinistral (cizalla antitética, R2), en tanto
que las consecuencias estratigráficas que
produce al exponer la base de la secuencia
volcánica triásica, apoyando en discordancia
sobre el basamento, sugiere una componen-
te de inclinación.
Falla Cerro La Laja: Es una falla de rumbo
O-E con desplazamiento dextral, de unos
35 km de longitud, cuyas evidencias cine-
máticas son claras en el cerro La Laja (Figs.
2 y 3a), donde el desplazamiento de rumbo
en las tobas y andesitas del Complejo Los
Menucos es cercano a 1 km. Cizallas secun-
darias sintéticas se hallan en el sector oeste
del cerro La Laja (Figs. 3a y b). La presen-
cia de rocas con foliación de flujo en las
inmediaciones de su traza sería un indicio
de actividad durante el desarrollo del cam-
po volcánico.
Falla Cerro La Laja Norte: Ubicada 2 km al
norte de la anterior, tiene un rumbo O-E
por unos 20 km y luego continúa hacia el
oeste o bien interactúa con una falla de
rumbo N60º-70ºO de 18 km de longitud
(Fig. 3a). Sus últimos movimientos son cla-
ramente posteriores a la alteración de las
ignimbritas y sobre su traza se ubican pe-
queños cuellos volcánicos basálticos, indi-
cando su reactivación por presión magmáti-
ca en el Cenozoico.
Falla Lagunitas: Esta falla, de 75 km de lon-
gitud, tiene un diseño convexo hacia el nor-
te (Fig. 3a); al norte del cerro Abanico tiene
un rumbo N80ºE y hacia el O se asocia a
una falla de rumbo N90ºE. Entre ambas li-
mitan la depresión estructural de Las Lagu-
nitas. Al oeste de cerro Abanico, la falla tie-
ne ramas de rumbo N70º-80°E, en tanto que
el segmento principal sigue un rumbo N115°.
Todo este sistema queda cubierto por ba-
saltos oligocenos en la meseta Caitá-Có.
R. GIACOSA, H. LEMA, A. BUSTEROS, M. ZUBIA, R. CUCCHI E I. DI TOMMASO
Figura 4: Clasificación
del rumbo de fallas
menores con respecto al
hundimiento de las
estrías, para estructuras
localizadas en canteras
cercanas a fallas mayo-
res. Varias de ellas se
encuentran ilustradas en
la figura 6.
Figura 5: Construcción de McCoss (1986)
para la veta Don Gregorio. Referencias: (X)
dirección de mayor extensión, (S) vector de
desplazamiento (dirección de apertura de la
fractura de extensión).
361
Estructura del Triásico de la región norte del macizo ...
Las principales evidencias del fallamiento
son los rasgos lineales de su traza, el arras-
tre provocado en los mantos volcánicos de
la zona de cerro Abanico, e importantes zo-
nas lineales de silicificación en el cerro Ban-
dera (Fig. 3a, LB) Evidencias cinemáticas de
desplazamiento dextral, son la curvatura
por arrastre en los mantos ignimbríticos y la
ubicación y génesis de la veta extensional
Don Gregorio. En algunos sectores afloran
andesitas alineadas según el plano de falla,
en tanto que continuando hacia el este, sus
Figura 6: a a d: Canteras
Cerro La Laja. a). Zona de
falla dextral paralela a la
falla Cerro La Laja; So
estratificación de las tobas.
b) Detalle de la zona de
falla, integrada por una bre-
cha de atricción (Br) y ciza-
llas de Riedel sintéticas (R1)
y antitéticas (R2). c) Falla
de componente normal que
desplaza a un dique riolítico
intrusivo en las tobas riolí-
ticas. d) Zona de falla con
cinemática normal. Nótese
que las dos fallas normales
son paralelas a la falla
Cerro La Laja. e) Canteras
Zanón en cerro La Mina.
Zona con transtensión
caracterizada por un caballo
de roca, limitado por planos
de falla con estrías subhori-
zontales (Lsh) y de inclina-
ción (Li). f y g). Cantera
Equivocada (caolín) ubicada
en la intersección de la falla
Lagunitas con una falla
secundaria de orientación
ENE. f) Planos de falla
subverticales a verticales
con estrías subhorizontales
(Lsh), se señala la ubicación
de la fotografía g. g). Zona
de falla con componente de
inclinación (cinemática
indeterminada).
g
362
últimos 20 km delimitan por el norte una
depresión estructural ubicada al SO de la
meseta Caitá-Có (Figs. 2 y 3a).
Falla Choique: Es una falla de 45 km de lon-
gitud que aflora al sur del cerro Choique,
donde tiene un rumbo aproximado O-E.
Hacia el este se bifurca en dos ramas, una
de las cuales (muy rectilínea), con rumbo
N75°E y cinemática dextral, finaliza cubier-
ta por las basaltos de la meseta Caitá-Có.
Investigaciones anteriores señalaron la pre-
sencia de lineamientos en coincidencia con
la morfología de la sierra de Queupuniyeu y
del trazado rectilíneo de la zona atravesada
por la ruta nacional 23. La relación entre la
naturaleza lineal de la sierra de Queupu-
niyeu y fallas o fracturas de rumbo meridia-
no o submeridiano, fue apuntada por Ro-
senman (1975), en tanto que Corbella
(1975) enfatizó la vinculación entre falla-
miento gravitacional y volcanismo alcalino
de intraplaca. Si bien ambos autores señala-
ron la presencia de fallas diagonales y trans-
versales a la sierra, nuestras observaciones
no permitieron determinar deformaciones
tangenciales relacionadas con estructuras
O-E. Si bien no es posible cartografiar fa-
llas, nuestra interpretación apunta a la intru-
sión de los cuellos volcánicos de basaltos a
lo largo de una o más fallas de rumbo N-S
coincidentes con la morfología de la sierra
(véase discusión).
Estos autores también señalaron un linea-
miento regional entre Aguada de Guerra y
Sierra Colorada, de unos 250 km de longi-
tud, que en gran parte coincide con el traza-
do de la ruta 23. En superficie, no se obser-
van evidencias geológicas que permitan a-
valar la presencia de una falla de tal magni-
tud, aunque parcialmente puedan observar-
se sectores, como aquel entre cerro Aba-
nico y Los Menucos, que sugerirían la pre-
sencia de una discontinuidad estructural.
Allí afloran ignimbritas dacíticas y basaltos
neógenos al sur de la ruta 23 e ignimbritas
riolíticas de la zona de alteración y minera-
lización cerro La Mina-cerro Abanico-A-
guada Guerra, al norte. Asimismo, en dicho
tramo, el relevamiento aeromagnetométri-
co, señala una marcada anomalía lineal de
rumbo NE, ubicada un poco más al SE de
la ruta (cf Giacosa et al. 2005, Fig. 1).
Fracturas en ignimbritas: Las ignimbritas
que afloran al sur de la ruta 23, entre las lo-
calidades de Sierra Colorada y Los Menu-
cos, se caracterizan por una gran densidad
de fracturas (Fig. 3a), de rumbo dominante
NE, algunas de varios kilómetros de longi-
tud. Estas fracturas no alteran el ordena-
miento estratigráfico porque generalmente
están restringidas a alguna unidad de flujo y
podrían interpretarse como una fractura-
ción relacionada al enfriamiento de los flu-
jos.
ESTRUCTURAS SECUNDARIAS
Fallas mesoscópicas: Además de las fallas se-
cundarias cuya longitud supera el kilómetro,
hay muchas otras cuyo tamaño oscila entre
la centena y la decena de metros. Son comu-
nes en las inmediaciones de las fallas Cerro
La Laja (canteras del cerro La Laja) y La-
gunitas (canteras Zanón). En el primer ca-
so, la mayoría corresponde a estructuras de
desplazamiento lateral de rumbos N30ºE a
N90ºE (Figs. 4 y 5), en tanto que otras tie-
nen una componente de inclinación con un
buzamiento de 45º a 60º (Fig. 4). La zona de
falla puede ser muy delgada o puede pre-
sentar zonas de hasta 60 cm de ancho con
brechas tectónicas (Figs. 6a, b), lateralmen-
te confinadas por planos de fricción y ja-
boncillo de falla. Entre las fallas de inclina-
ción las hay con cinemática normal, algunas
de las cuales desplazan diques riolíticos in-
truidos (Fig. 6c) en las epipiroclastitas del
cerro La Laja. Es común la presencia de
caballos (Fig. 6e) limitados entre fallas de
inclinación y de desplazamiento lateral
(Figs. 6f y g), lo que sugiere (véase discu-
sión) partición de la deformación a escala
mesoscópica.
Vetas: La gran mayoría de las mineralizacio-
nes de la región, son vetas con F, Au-Ag,
Mn, Cu, Pb y Ba, incluidas en el Distrito
Minero Los Menucos y serían parte del ci-
clo metalogenético Paleozoico superior-Ju-
rásico (Malvicini y Vallés 1984).
Muchas de estas manifestaciones vetifor-
mes están relacionadas con estructuras ma-
yores, como por ejemplo las vetas de fluori-
ta localizadas sobre la falla que limita por el
norte el pull apart Piche (Fig. 3a). Otro con-
junto de mineralizaciones y de zonas de
alteración tiene una estrecha relación espa-
cial con una franja tectónicamente domina-
da por las fallas Cerro La Laja y Lagunitas y
sus estructuras subsidiarias (Fig. 3a). En es-
ta franja, zonas de silicificación como La
Brecha, se ubican directamente sobre la fa-
lla Lagunitas, en tanto que zonas de caolini-
zación (canteras de caolín) están en la in-
tersección de dicha estructura con otra de
segundo orden.
Con respecto a la relación entre vetas y es-
tructuras frágiles, varias vetas se ubican so-
bre el plano de estas fallas, en tanto que
otras lo hacen en inmediaciones de la mis-
ma, más específicamente en la denominada
zona de daño de la pared (véase Kim et al.
2004); en otro grupo minoritario de vetas
no se observan evidencias que permitan
vincularlas directamente con fallas mayores.
La mayoría de las vetas de F-Qz se forma-
ron por relleno de fracturas extensionales a
híbridas, o bien en zonas dilatantes ubica-
das dentro de fracturas de cizalla. Los rum-
bos dominantes son O-E y, en menor medi-
da NNE, (Fig. 3C). Aunque algunos siste-
mas, como el cateo Cerro Abanico (Fig. 3a),
tienen individualmente diseños vetiformes,
en conjunto constituyen un sistema de stock-
works abiertos de grandes dimensiones.
RELACIONES GEOLÓGICAS
Con el objeto de precisar la edad de la de-
formación y su influencia en los eventos ge-
ológicos del Triásico, se describirán de ma-
nera separada las relaciones observadas en-
tre las fallas, el volcanismo, la intrusión de
R. GIACOSA, H. LEMA, A. BUSTEROS, M. ZUBIA, R. CUCCHI E I. DI TOMMASO
Figura 7: Bosquejo interpretativo para el
Triásico, que representa el borde norte de la
cuenca Los Menucos y su posible relación
con el basamento paleozoico a través de fallas
normales E-O y N-S.
363
Estructura del Triásico de la región norte del macizo ...
diques y cuerpos subvolcánicos, la sedimen-
tación y la mineralización y alteración.
Volcanismo: Se destaca la presencia, en el ce-
rro La Laja, de lavas andesíticas y rocas con
foliación de flujo según el plano de la falla
Cerro La Laja; de lavas en los bajos estruc-
turales asociados con zonas dilatantes como
en el interior del pull apart Piche (Corbella
1973) y en Las Lagunitas; de lavas andesíti-
cas según el plano de la falla Lagunitas (sec-
tor oriental) y de aglomerados volcánicos
en sus cercanías (Fig. 3a).
Intrusiones: Se observan domos dacíticos en
el extremo oeste de la falla Lagunitas (Fig.
3a), en tanto que la geometría radial a hemi-
rradial de los enjambres de diques riolíticos
(de longitudes kilométricas), sugiere que su
intrusión estaría relacionada a fracturas ex-
tensionales causadas por el campo de es-
fuerzos, durante el emplazamiento de intru-
siones subvolcánicas.
Sedimentación: Se ha mencionado entre las
sedimentitas clásticas, depósitos de conglo-
merados dentro del pull apart Piche (Fig. 2,
Corbella 1973).
Mineralización y Alteración: Los episodios de
alteración y mineralización hidrotermal de
la región (pertenecientes al distrito minero
Los Menucos), están relacionados con el
desarrollo del volcanismo triásico. Franco et
al. (1999) proponen un modelo de altera-
ción-mineralización de tipo epitermal aurí-
fero de alta sulfuración, donde las extensas
zonas de alteración estarían relacionadas
con intrusiones de domos riolíticos subya-
centes a las vulcanitas. Para Gimeno et al.
(2000), el sistema de cerro Choique tiene
características de sistema de baja sulfura-
ción con una mineralización asociada a los
procesos de silicificación. Independiente-
mente del modelo correcto, la relación con
la estructura puede constatarse de dos
maneras. En primer término, por la ubica-
ción de sectores con fuerte alteración hi-
drotermal en las zonas de intersección de
fracturas, con un incremento de la fractura-
ción y la formación de zonas dilatantes. Así,
las principales zonas de alteración y minera-
lización no vetiforme (Cerro La Mina, Ce-
rro Abanico, Cuyas y La Brecha, entre
otras) caracterizadas por una fuerte silicifi-
cación y argilitización, se ubican en una faja
O-E, asociadas a las fallas Lagunitas,
Choique y Cerro La Laja (Fig. 3a). Canteras
de caolín y prospectos auro-argentíferos
como Choique, se en-cuentran en la inter-
sección de estas fallas con otras estructuras
asociadas, especialmente donde aquéllas
cambian su rumbo.
Por otro lado, ciertas vetas cercanas a las fa-
llas presentan compatibilidad geométrica y
cinemática con respecto a distintos estadios
de la evolución progresiva de las principales
fallas de rumbo. Tal el caso de vetas de fluo-
rita como Don Gregorio en relación a la fa-
lla Lagunitas y de La Casual y La Bienvenida
con respecto a las fallas del sistema Piche,
estas últimas en el sector NO del área de
estudio (Fig. 3a; véase también mapa geoló-
gico en Corbella 1973).
Don Gregorio es una veta extensional ver-
tical con fluorita, de 2 km de longitud y
rumbo N80ºE, ubicada en inmediaciones
de la falla Lagunitas, y se localiza en un sec-
tor donde esta falla comienza a cambiar de
rumbo; entre la veta y la falla hay un ángu-
lo de 10º. Con estos datos es posible cono-
cer la naturaleza del régimen tectónico al
momento de formación de una fractura ex-
tensional asociada a una estructura mayor,
utilizando la metodología propuesta por
McCoss (1986). Esta construcción geomé-
trica aplicada a la veta Don Gregorio (ángu-
lo Â: 153º; Fig. 5), indica que en inmedia-
ciones de la falla, al momento de la forma-
ción de la veta, el régimen tectónico domi-
nante (deformación infinitesimal) fue trans-
tensional (elipsoide oblado), con un vector
de desplazamiento (dirección de apertura
de la fractura) hacia el SSO (S: N187º).
También es posible conocer la orientación
en planta, de los ejes -horizontales- princi-
pales máximo y mínimo de stress (σ1 y σ3)
y las direcciones de máximo (Z) y mínimo
(X) acortamiento: σ1, Z: N80ºE; σ3,X:
S10ºE).
La Casual es una veta extensional vertical de
fluorita de rumbo N80ºE, ubicada en la fa-
lla que limita el borde norte del pull apart
Piche. La construcción geométrica indica
que el régimen dominante fue de extensión
plana hacia el SSE (azimut vector S: N170º;
cf. McCoss 1986).
El análisis de los rumbos dominantes de las
vetas extensionales (Fig. 3c) indica dos di-
recciones azimutales dominantes de fractu-
ración extensión regional al momento de la
formación de las vetas: a) fracturación ex-
tensional N-S (350º/0º - 170º/180º) y b)
fracturación extensional ONO-ESE (280º/
290º - 100º/110º).
DISCUSIÓN
En un reciente trabajo sobre la estructura
de la región (Giacosa et al. 2005), se descri-
bieron muchas de las características geomé-
tricas aludidas previamente, enfatizando la
vinculación entre la actividad de las fallas de
desplazamiento de rumbo y algunos ele-
mentos del complejo eruptivo triásico, ca-
racterizando de esta manera un marco tec-
tónico transcurrente para el Triásico tardío.
Sin embargo, algunos aspectos tales como
la relación entre las fallas de desplazamien-
to lateral y ciertas litofacies, como la ignim-
brítica, que constituye los mayores volúme-
nes del complejo, no pudieron ser profun-
dizados.
Si bien los desplazamientos de rumbo son
muy evidentes, no es menos cierto que las
fallas separan las rocas triásicas de su basa-
mento, lo que indica una importante com-
ponente de inclinación. Por lo tanto, es im-
portante discutir qué rol le cupo a las fallas
transcurrentes en el contexto de la forma-
ción de la cuenca Los Menucos, y, si éstas
actuaron solas, o asociadas con otro tipo de
fallas en un régimen tectónico mixto.
A pesar de que no hemos observado en el
campo fallas normales de tamaño cartogra-
fiable, otros elementos que citaremos a
continuación sugieren su presencia: a) fallas
normales mesoscópicas en las canteras cer-
canas a las fallas Cerro La Laja y Lagunitas
(Figs. 6c, d); b) el rumbo de las vetas exten-
sionales, en dos direcciones casi ortogona-
les (Fig. 3c), sugiere fracturación extensio-
nal bidireccional (cf. Angellier 1994); c) fa-
llas como la del borde sur del sistema Piche
y las del sistema de Planicie Baja, además de
poseer una componente dextral muy mar-
cada, limitan un bloque norte con rocas de
basamento de un bloque sur con volcanitas
triásicas (Figs. 1 y 2); d) de manera similar,
el diseño cartográfico (cóncavo hacia el sur;
Figs. 2 y 3a) de las fallas Lagunitas y del sis-
tema Piche, sugieren fallas que inclinan con
alto ángulo al sur; e) la sierra de Queupu-
niyeu, formada por numerosas intrusiones
ubicadas en una franja N-S a lo largo de
más de 50 km (Fig. 1), separa rocas del
364
basamento al oeste de rocas volcánicas al
este y uniría el sistema de fallas Planicie
Baja (al norte) con el sistema Piche (al sur),
por lo que inferimos la presencia de una o
más fallas N-S, coincidentes con la sierra.
Por lo tanto, inferimos la presencia de una
importante componente normal en las fa-
llas citadas y que las mismas habrían tenido
un rol significativo en el control de la depo-
sitación del Triásico. Fallas normales con
una dirección de extensión N-S, combina-
das con fallas transcurrentes dextrales O-E,
pueden asociarse en un régimen transten-
sional con extensión regional de dirección
NE-SO (Fig. 7). Un intervalo estratigráfico
similar al aquí tratado, pero en la cuenca
Neuquina, ubicada al noroeste, representa
un rift del Triásico tardío, causado por el
colapso extensional del orógeno permo-
triásico, período durante el cual la dirección
principal de extensión regional fue NE-SO
en una cuenca muy influenciada por estruc-
turas de basamento (Vergani et al. 1995).
Se propone, como hipótesis, que el borde
norte de los afloramientos tal como se se-
ñala en la figura 7, puede considerarse un
depocentro en el marco de una configura-
ción de tipo rift. Esto no sólo está basado en
la configuración rectilínea de fallas que po-
nen en contacto las rocas triásicas con el ba-
samento, sino que además incluye la consi-
deración de un espesor muy importante de
rocas volcánicas en la intersección de las
fallas Lenzaniyeu y Piche sur (Figs. 2 y 3a).
Recientemente Lema et al. (2005) mencio-
naron en una estimación muy conservado-
ra, un espesor mínimo de 2 km, valor algo
mayor que los 1.600 m medidos por Mi-
randa (1966). Si bien no hemos constatado
procesos de inversión tectónica positiva, si
se considera la altura topográfica de la re-
gión (mayor a los 1.000 m s.n.m.) y su pro-
ximidad a los Andes, es posible suponer
que haya tenido influencias de la compre-
sión andina. Una zona para investigar posi-
bles evidencias de inversión, podría situarse
en inmediaciones de la falla Lenzaniyeu,
sobre cuyo bloque oriental se encuentra
expuesto unos de los mayores espesores de
volcanitas triásicas.
En su estudio sobre los basaltos del cerro
Piche, Corbella (1973) ubicó, con posterio-
ridad a los depósitos danianos, varios episo-
dios de reactivaciones gravitacionales que
incluyen el hundimiento del denominado
graben Piche y elevaciones diferenciales del
bloque norte. Nuestras observaciones so-
bre las rocas cenozoicas ubicadas a ambos
lados de la depresión estructural en inme-
diaciones del cerro Piche, indican que los
estratos están dispuestos horizontalmente y
a la misma altura topográfica. A esto se a-
grega que todas las fallas de rumbo O-E es-
tán claramente cubiertas por los basaltos
oligocenos de las mesetas de Coli Toro y
Caitá-Có. Otra evidencia que sugiere ausen-
cia de deformaciones tangenciales impor-
tantes durante el Cenozoico es el hecho de
que las fallas del sistema Piche no desplazan
a las rocas basálticas y sedimentarias de la
sierra de Queupuniyeu. Tampoco se reco-
nocieron fallas en los extensos afloramien-
tos de sedimentitas cretácicas del NO de la
hoja Los Menucos (Fig. 1), ni en las rocas
del Cretácico superior de la Formación Coli
Toro que afloran en el borde oriental de la
meseta de Coli Toro (Cucchi et al. 2001).
Ahora bien, la falla que limita por el norte el
pull apart Piche muestra en las imágenes
satelitales, geoformas triangulares que incli-
nan hacia el centro de la depresión y que
podrían interpretarse como facetas triangu-
lares, lo que podría ser indicativo de algún
tipo de reactivación tectónica de esta depre-
sión, característica que fuera señalada por
Corbella (1973).
Las relaciones apuntadas entre las fallas y
algunos elementos del complejo triásico,
nos sugieren que la deformación tiene es-
trecha relación temporal con el desarrollo
del Complejo Los Menucos, que como se
mencionó al comienzo, es del Mesotriásico
tardío a Neotriásico temprano. Nuestra
conclusión es que las estructuras descriptas
fueron activas durante este intervalo y hasta
la finalización de la actividad hidrotermal,
además en zonas de fuerte alteración, como
la del cerro La Mina y otras, un gran núme-
ro de fallas postminerales afectan a las
zonas caolinizadas.
La presencia de cuellos volcánicos basálti-
cos asignados al Oligoceno-Mioceno (Cor-
bella 1973, Cucchi et al. 2001) en algunos
tramos de las fallas o bien en intersecciones
entre las mismas, indica una reactivación de
las fallas, por presión magmática, lo que
implica fracturación extensional local. En el
caso de la alta concentración de cuellos ba-
sálticos en la sierra de Queupuniyeu, como
se mencionó anteriormente, estas intrusio-
nes habrían sido canalizadas por una o más
fallas de rumbo norte-sur, que interpreta-
mos como fallas normales reactivadas.
CONCLUSIONES
En la evolución tectónica del Triásico me-
dio a tardío en el sector centro norte del
macizo nordpatagónico, se destacan los si-
guientes aspectos:
a) Una marcada tectónica transcurrente de
fallas dextrales de rumbo O-E y desplaza-
mientos kilométricos.
b) Se infiere que esta tectónica estuvo aso-
ciada con extensión con una dirección prin-
cipal cercana a NE-SO durante el Triásico,
conformando un régimen de extensión
oblicua (transtensión).
c) Este sistema puede interpretarse (al me-
nos en la parte norte) como un rift que con-
troló un depocentro con unos 2 km de es-
pesor mínimo de rocas volcánicas.
d) Los integrantes del complejo volcano-
sedimentario y especialmente las minerali-
zaciones y alteraciones que conforman una
faja mineralizada de rumbo O-E, están rela-
cionadas con esta tectónica.
AGRADECIMIENTOS
Las investigaciones que dieron lugar al pre-
sente artículo fueron financiadas por el Ins-
tituto de Geología y Recursos Minerales del
Servicio Geológico Minero Argentino. Se a-
gradecen las valiosas sugerencias de los ár-
bitros, la Dra. M. S. Japas y el Dr. J. M.
Cortés.
TRABAJOS CITADOS EN EL TEXTO
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