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This text goes through the verbal and symbolic violence in language and in the popular proverb in Spanish language.The point is the violence to some social sectors: women, children and old people.
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Violencia, sexo, edad
y refranero
Anna M. Fernández Poncela
A M. F P: Departamento de Política y Cultura,
Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, Distrito Federal, México
fpam1721@correo.xoc.uam.mx
Desacatos, núm. 38, enero-abril 2012, pp. 139-156
Recepción: 25 de julio de 2009 / Aceptación: 8 de diciembre de 2009
En este texto se revisa la violencia verbal y simbólica en el lenguaje, en particular el refranero popular en lengua
española y en concreto la violencia hacia algunos sectores sociales: las mujeres, la infancia y la vejez.
Palabras clave: violencia, sexo, edad, refranero, lenguaje
Violence, Sex, Age and Proverbs
This text goes through the verbal and symbolic violence in language and in the popular proverb in Spanish lan-
guage. The point is the violence to some social sectors: women, children and old people.
Keywords: violence, sex, age, proverbs, language
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ESQUINAS Desacatos ENEROABRIL 2012
INTRODUCCIÓN
El habla es acto social... El habla produce acción social
y tiene consecuencias para nuestros modos de estar en el
mundo y, en última instancia, para la humanidad.
Alessandro Duranti.
Los textos son un intercambio social de sentido, un hecho
sociológico y un encuentro semiótico en el cual tiene lugar
el intercambio de signicados. Todo ello en un contexto
determinado y compartido —no anterior ni externo
a los sujetos— para los cuales existe una competencia
interaccional. Sobre esto “No sólo el ‘contexto’ determina
el sentido de las producciones signicativas, también éstas
actúan sobre ese contexto, del mismo modo que no sólo
los sujetos producen los discursos, sino que también son
un producto de ellos”.
Jorge Lozano, Cristina Peña-Marín y Gonzalo Abril.
L
as narrativas que nos acompañan en la vida
nos inuyen de alguna manera y nosotros
las inuimos: las creamos y las recreamos, las
desechamos o las adaptamos. Los refranes popula-
res son una de dichas narrativas. Aunque fueron
creados en una época histórica y un contexto social1
diferentes los hay también de fecha reciente,
2
han perdurado hasta nuestros días: no son supervi-
vencias del pasado (Malinowski, 1976), sino readap-
taciones actuales. Si bien en algunos ámbitos no son
tan usuales como antaño, no es menos cierto que
aparecen en nuestra oralidad popular de vez en
cuando, o en todo caso forman parte de nuestra he-
rencia cultural, ya como discurso, ya como creencia.
Los refranes conforman un conjunto de enunciados
que producen y reproducen deniciones sociales,
formas de pensar y actuar, roles y estereotipos. Im-
ponen códigos, los critican, los imponen, critican o
legitiman de nuevo, según el caso. Muestran, acon-
sejan, describen, interpretan, evidencian, prescri-
ben. Portan un conjunto de ideas preconcebidas de
cómo son, “cómo deben ser las cosas” o “cómo no
deben ser” de acuerdo con los códigos sociales y las
normas de conducta hegemónicas de cada modelo
cultural. También existe una mirada crítica sobre los
diferentes temas, pero no es tan abundante como el
discurso que respalda al sistema normativo estable-
cido socialmente, el statu quo dominante. De ahí su
calicación de didáctico-moral (Conca y Guia,
1996), o incluso de lapidario (Pérez, 1988), entre
otras deniciones.
Aquí se considera al refranero popular como un
relato oral y narrativa social que forman parte de la
cultura popular —interrelaccionada con la cultura
hegemónica—, toda vez que se muestra cómo crea, o
fortalece, un discurso hegemónico discriminatorio y
violento hacia sectores sociales no dominantes al es-
tereotiparlos, desvalorizarlos y, por tanto, al discri-
minarlos incluso a través del uso de la violencia.
1 La Biblia y varios libros sagrados de la India antigua y la Grecia
clásica son algunos de sus orígenes conocidos. “La primera com-
pilación de refranes que se conoce es la llevada a cabo por Aris-
tóteles, a la que siguieron otras, como la de Crisipo y Cleante. El
nombre de Plutarco no es extraño tampoco en esta tarea, mien-
tras que las obras de algunos poetas, como Plauto, se nos apare-
cen sembradas de abundantes proverbios. El mismo Shakespeare
utiliza el aforismo con el carácter sistemático de toda la metodo-
logía literario-filosófica… Los griegos lo heredaron, posiblemen-
te del antiguo Oriente, transmitiéndolo a los romanos, quienes a
su vez lo pasaron a todas las lenguas del mundo occidental. Eras-
mo contribuyó poderosamente a esta última fase de dicha propa-
gación, con su Adagiorum Collectanae, traducción del latín bajo
de numerosísimos proverbios antiguos, que sirvió de puente para
que este acervo de cultura popular griega, e incluso anterior, lle-
gara a difundirse por toda Europa (Acerete, 2001: 2-3). Entre
otros reconocidos pensadores y literatos “la obra magistral de la
mente cervantina, Don Quijote de la Mancha, hizo una parodia
del exceso en que habían caído muchas personas en el uso de los
refranes y denunció el desconocimiento de su apropiada aplica-
ción” (Calero, 1999: 129).
2 “Quién fuera Onassis para tener su Jacquelineo incluso en el
mismo presente. Hagan la prueba de pasearse por internet: “No
por mucho mega carga Windows más temprano”, “No hay
e-mail que por bien no venga”, “No postees mañana lo que puedes
publicar hoy”, “Más vale post publicado que cientos preparados”,
Al idiota, bloc de notas”, “Esposa con blog no hace comida, “La
esposa con chat, al marido en Pizza Hut” —estos dos últimos son
ejemplo claro y renovado del sexismo de muchos refranes con un
lenguaje actualizado.
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LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES
Y GRUPOS ETARIOS
La violencia es toda acción u omisión, directa o in-
directa, que limita o impide el libre ejercicio de los
derechos humanos de una persona. Según el artícu-
lo 1 de la Declaración sobre la eliminación de la vio-
lencia contra la mujer de la Organización de las
Naciones Unidas ():
se entiende todo acto de violencia basado en la perte-
nencia al sexo femenino que tenga o pueda tener co-
mo resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico para la mujer, así como las amenazas de
tales actos, la coacción o privación arbitraria de liber-
tad, tanto si se produce en la vida pública como en la
privada (, 1993).
Los tipos de violencia son física, sexual y psicológi-
ca; los espacios: la familia, la comunidad y el Esta-
do.3 El tema se había tratado en la Primera
Conferencia Internacional de la Mujer que tuvo lu-
gar en México en 1975. En 2007 se aprobó la Ley
General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia, donde se estableció que los tipos de
violencia contra las mujeres son física, patrimonial,
económica y sexual. En el artículo 6 se añade: “Cual-
quiera otras formas análogas que lesionen o sean
susceptibles de dañar la dignidad, integridad o li-
bertad de las mujeres, y los capítulos subsecuentes
abarcan la violencia familiar, laboral y docente, en la
comunidad, institucional y feminicida.4
Quisiéramos agregar que se puede observar otra
suerte de violencia o especie de agresión
5
distinta
del ejercicio de la fuerza física o material directa, es
decir la coacción psicológica, emocional y cultural.
La violencia simbólica y concretamente la violen-
cia en el lenguaje es más indirecta e inconsciente,
menos visible y más tolerada por ello, pero igual de
opresiva. No es violencia física, pero coerción
que perpetúa la discriminación, la desvalorización,
la dependencia y el control. Se trata de una violen-
cia que estructura tanto la psique personal como la
mentalidad y el imaginario cultural. No se limita a
la violencia emocional de gritos, humillaciones,
burlas, amenazas, intimidaciones, insultos o veja-
ciones,6 tiene que ver con invisibilizar —androcen-
trismo— y desvalorizar —sexismo— a la población
femenina en general, y con adjudicarle roles y este-
reotipos como modelo a seguir, o denunciar y erra-
dicar en su caso.7 El objetivo de este texto es la
revisión de la violencia verbal y simbólica (Bour-
dieu, 1999), en especial de género y edad, inscrita
en el refranero popular. Una violencia que existe,
que se ve poco y se reconoce o investiga menos. Se
hará una revisión de la bibliografía teórica existen-
te y de la reexión práctica más amplia con casos y
ejemplos de estudio. La agresión o violencia sim-
bólica y lingüística también se registra en otros
grupos sociales o etarios. Se trata de la misma diná-
mica empleada hacia las mujeres: aparentemente
desvalorizar y supuestamente controlar.
Una cuestión que ha de quedar clara desde un ini-
cio es que el lenguaje no es sexista ni discriminato-
rio per se, pero sí puede serlo el uso que las personas
3 La violencia doméstica, intrafamiliar, o incluso de género, a ve-
ces reduce los espacios y desdibuja u oculta a los actores y actoras
de la misma y su objetivo.
4 La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia fue aprobada por la Cámara de Diputados del H. Con-
greso de la Unión y publicada en el Diario Oficial de la Federación
el 1 de febrero de 2007.
5 Existe un debate sobre la diferencia entre violencia y agresión. En
general, la primera se asocia con el acto de la utilización de la fuer-
za y la segunda con el insulto. Toda violencia es agresión, pero qui-
zás no todas las agresiones son del todo y abiertamente violentas.
6 “la violencia emocional o psicológica se refiere a aquellas for-
mas de agresión reiterada que no inciden directamente en el
cuerpo de la mujer, pero sí en su psique. Se incluyen aquí prohi-
biciones, coacciones, condicionamientos, insultos, amenazas, in-
timidaciones, humillaciones, burlas, actitudes devaluatorias, de
abandono, y que provoquen en la mujer el deterioro, disminu-
ción o afectación a su estructura de personalidad. Naturalmente
en todas las otras formas de violencia también está presente la
violencia emocional” (Castro y Riquer, 2004: 34).
7 Lo mismo acontece con la población masculina —en menor
grado—, como con diversos grupos humanos por razones de
edad, etnia o religión, y como se verá en este trabajo con la vejez
y la niñez.
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o las culturas hacen del lenguaje: el habla, la lengua
y los signicados. Lo mismo se podría decir del re-
franero, porque como parte de la cultura popular
posee un carácter polisemántico y gran ambigüe-
dad. No obstante, hay ciertas tendencias androcén-
tricas y sexistas, discriminaciones muy claras por
razones de edad, producto de su creación y uso. En
estas páginas se revisarán la imagen y las creencias
en el tratamiento discursivo de las mujeres, la infan-
cia y la ancianidad; no sólo la discriminación y vio-
lencia de género, sino también por razones de edad.
Es necesario subrayar de manera preliminar que
en este trabajo se pretende hacer una revisión y una
reexión de carácter general de los mensajes y el dis-
curso que el refranero contiene en torno a la violen-
cia hacia las mujeres, la infancia y las personas
adultas mayores. Por supuesto, hay otro tipo de men-
sajes no violentos y el refranero como fruto de la cul-
tura popular reporta una gran ambivalencia en este
sentido, aunque presenta una línea de pensamiento
tendencial que es estudiada en este texto. Por otro
lado, más allá de su vigencia, armamos que ésta
continúa entre varios grupos, quizás no con la inten-
sidad y extensión de antaño, si bien podemos corro-
borar que goza de salud en varios ámbitos en
nuestros días. En todo caso, como hemos advertido
hay refranes que ya no se utilizan o no se escuchan
tanto como antes, pero conforman nuestra herencia
cultural. No se estudiarán en su contexto y uso, sim-
plemente sus mensajes y el signicado de los mis-
mos. Además es pertinente aclarar que los refranes
no son determinantes de conducta. No obstante, pa-
rece obvio que son fuente de imágenes y creencias
(Lozano, Peña-Marín y Abril, 1999; Duranti, 2000),
de estereotipos culturales e introyecciones psicoló-
gicas como parte del lenguaje, entendido como acto
social (Van Dijk, 2001a) que la sociedad reproduce
dentro del entramado de la construcción cultural y
afectiva de la misma. Se propone una nueva veta de
estudio sobre el tema: revisar algunos de los mensa-
jes y discursos del refranero, valorar su importancia
cultural y visibilizar la violencia simbólica y verbal.
Esto es, iluminar la cocreación del refranero popular
en la formación y reproducción de representaciones
para ciertos grupos sociales que dan lugar al menos-
precio, la dependencia, el control, y de paso justi-
can el uso de la violencia hacia otros sectores sociales.
Como se verá con posterioridad, el discurso es un
medio y un recurso en el ejercicio del poder.
LENGUAJE Y DISCURSO8
El lenguaje es un recurso de la cultura y el habla una
práctica cultural. Es un modo de acción:
[Es] un conjunto de estrategias simbólicas que forman
parte del tejido social y de la representación individual
de mundos posibles o reales... en una visión del len-
guaje como un conjunto de prácticas que desempeñan
un papel esencial en la mediación de aspectos materia-
les e ideativos de la existencia humana y, en conse-
cuencia, en la creación de maneras singulares de estar
en el mundo (Duranti, 2000: 22-23).
La manera en que hablamos sobre el mundo afecta
la forma de explicarlo y comprenderlo, y el mundo
existe a través del matiz de las palabras: “Es en y por
el lenguaje como el hombre se construye como suje-
to” (Benveniste, 1984: 180). El discurso es un proce-
so semiótico, se identica con el enunciado o con lo
que es enunciado —concatenación de frases que se
construyen—, es producido por un sujeto por me-
dio de la apropiación del lenguaje (Benveniste,
1984). Se trata del lugar de construcción de un suje-
to: a través del discurso el sujeto se construye y
construye el mundo como objeto (Greimas, 1987),
es un proceso expresivo que integra registros semió-
ticos heterogéneos. El discurso es básicamente:
8 Se presentan ideas muy generales de diversa índole, lo que nos
interesa no es desarrollar un marco teórico, sino abrir el abanico
de posibilidades en el sentido de conocer corrientes y autores
que aporten definiciones que consideramos pertinentes para
este trabajo.
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una forma de uso del lenguaje... un proceso de comu-
nicación [que] es una caracterización que incorpora
algunos de estos aspectos funcionales... las personas
utilizan el lenguaje para comunicar ideas o creencias (o
para explicar emociones) y lo hacen como parte de su-
cesos sociales más complejos (Van Dijk, 2001a: 22).
una actividad humana controlada, intencional y con
un propósito: por lo general no hablamos, escribimos,
leemos o escuchamos de modo accidental o tan sólo
para ejercitar nuestras cuerdas vocales o manos... Aun-
que las intenciones y los propósitos suelen describirse
como representaciones mentales, también son social-
mente relevantes porque se maniestan como activi-
dad social y porque nos son atribuidos por otros que
interpretan esa actividad: es así como los otros nos in-
terpretan o denen como personas más o menos ra-
cionales y, al mismo tiempo, como actores sociales
(Van Dijk, 2001b: 28-29).
En relación con las intenciones:
para denir el poder social es el de control. Un grupo
tiene poder sobre otro si tiene alguna forma de control
sobre ese otro grupo. Más especícamente, un control
de este tipo puede aplicarse a las acciones de [los miem-
bros de] el otro grupo: controlamos a los otros si pode-
mos hacer que actúen como deseamos (o impedir que
actúen en contra nuestra). […] suele utilizarse el térmi-
no hegemonía para hacer referencia al poder social: el
poder hegemónico hace que las personas actúen como
si ello fuera natural, normal o simplemente existiese
consenso (Van Dijk, 2001b: 40, 43).
El discurso no es sólo un medio para el ejercicio del
poder, es también un recurso de poder:
debemos tener presente que el poder social de los
grupos no es monolítico, permanente ni carente de
contradicciones. Es ejercido y puesto en práctica dia-
riamente por los miembros del grupo, también me-
diante textos y habla. Esta realización individual hace
posibles las variaciones, el disenso e incluso los cam-
bios (Van Dijk, 2001b: 49).9
Hay algunos estudios y publicaciones sobre las rela-
ciones de género y en cuanto a la infancia y a la ter-
cera edad en México. Debemos enfatizar que este
trabajo se concentrará en la discriminación discursi-
va y simbólica. Algo que bien pudiera hacerse exten-
sivo para la infancia y los adultos mayores, así como
a otros grupos sociales no hegemónicos es que:
La producción de formas culturalmente apropiadas
respecto al comportamiento de los hombres y las mu-
jeres es una función central de la autoridad social y
está mediada por la compleja interacción de un amplio
espectro de instituciones económicas, sociales, políti-
cas y religiosas (Conway, Bourque y Scott, 1997: 23).
REFRANES Y MENSAJES
Lo que nos importa, a instancias de este trabajo, es
que los refranes son fórmulas de pensamiento y un
acto de comunicación nacidos de las necesidades
mnemotécnicas (, 1992) de las culturas orales,
son parte de un discurso que almacena conocimien-
tos. Reejan una manera de entender el mundo en
un momento concreto en una sociedad determina-
da, aunque tengan larga duración en el tiempo y una
difusión geográca amplia. Se trata de una narrativa
didáctico-moral todavía vigente, si no en todo su sig-
nicado discursivo sí en su práctica discursiva, co-
mún en ciertos sectores y ambientes (Reyes Heroles,
1989: 27).10 Como se mencionó desde un inicio, el
lenguaje produce relaciones intersubjetivas y a la vez
es su producto. El lenguaje orienta, regula y transfor-
ma los modos de correspondencia entre los sujetos,
objetiva la realidad, crea y actualiza el mundo.
9 Sobre las ideologías y sus funciones sociales, éstas son desa-
rrolladas por los grupos dominantes para reproducir y legitimar
la dominación... por ejemplo, presentar la dominación como
impuesta por Dios, natural, benigna, inevitable, o persuadir al
grupo dominado para que simplemente dé por hecha esa rela-
ción social” (Van Dijk, 2001b: 51).
10 “Son también, a veces, una creación de nuestro suelo, y otras
veces proceden de la herencia hispana... Son los refranes resúme-
nes de sabiduría vulgar” (Reyes Heroles, 1989: 27).
3
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Las objetivaciones comunes de la vida cotidiana se
sustentan primariamente por la signicación lin-
güística. [...] El lenguaje es capaz de transformarse
en depósito objetivo de vastas acumulaciones de sig-
nicado y experiencia, que puede preservar a través
del tiempo y transmitir a generaciones futuras. [...]
Me proporciona una posibilidad ya hecha para las
continuas objetivaciones que necesita mi experien-
cia para desenvolverse (Berger y Luckmann, 1986:
55-57).
Algo similar podríamos decir de los refranes como
parte del lenguaje, como discurso: acumulan signi-
cados, objetivan y tipican experiencias. El refra-
nero popular a través de sus operaciones sirve como
medio para ciertos nes, como persuadir, cooperar
con otros, inducir comportamientos, amenazar,
aconsejar, disuadir de conductas, etc. Los refranes
son una:
Forma antigua popularizada, anónima breve, que
presenta un lenguaje metafórico, no exento, en algu-
nos casos, de cierta jocosidad, y que se ayuda de una
serie de elementos mnemotécnicos para facilitar su
memorización. Basa su sabiduría en una experiencia
que se considera contrastada, lo que le conere un ca-
rácter sentencioso y verdadero, no siempre cierto
(Conde, 2004: 3).
Como hemos precisado, si bien la mayoría de los
refranes revisados provienen de la Península Ibéri-
ca, tienen años o siglos de antigüedad y no son tan
empleados como en otras épocas, no es menos cier-
to que se utilizan todavía en determinados espacios
y que presentan cierta vigencia. Aunque en ocasio-
nes no se reconozca fehacientemente, vienen a la
mente y a veces son expresados. Para efectos de la
revisión y análisis de contenido que realizaremos,
se utilizan refraneros de España y México, pero nu-
merosos dichos se comparten con otros países de
habla hispana. La revisión histórica nos ayudará a
ubicar de dónde venimos y qué decían nuestros an-
tepasados. En general el refrán proviene del Viejo
Continente, concretamente de España. Algunos
son producto reelaborado en diversos pueblos del
mundo (Guevara, 1974) y se encuentran en Améri-
ca Latina y otras latitudes en diferentes versiones.11
LAS MUJERES Y LA VIOLENCIA SIMBÓLICA
EN EL REFRANERO12
Para empezar, sobre el trato del refranero popular
hacia la población femenina es preciso reparar en
los aspectos apuntados por las personas que han es-
tudiado el tema. En primer lugar, existe un gran
número de refranes dedicados a las mujeres. En se-
gundo lugar, la mayoría son de carácter negativo,
con tintes agresivos y violentos (Fernández Ponce-
la, 2002, 2009; Sánchez y Vallés, 2008). En tercer
lugar y grosso modo, pueden dividirse en categorías:
los refranes que señalan los defectos de la mujer
(García, 1994) o lo que se ha llamado estereotipos
“reales” o “cómo son las mujeres” (Fernández Pon-
cela, 2002), aquellos que previenen a los hombres
sobre el comportamiento femenino (García, 1994),
los que aconsejan o legitiman el uso de la fuerza y el
maltrato hacia ellas con objeto de corregir su mal-
dad “por naturaleza” (Fernández Poncela, 1994a,
1994b; Calero, 1999) —se advierte a los hombres
11 En la bibliografía se presentan los más utilizados como fuentes
para el mismo.
12 En primer lugar, es necesario hacer hincapié en que el trabajo
de incursionar y presentar el tema requiere de cierta extensión y
profundidad que aquí no puede ser atendida a cabalidad pues,
como se mencionó, la mujer es quizás el personaje que más ha
despertado la creatividad refranística, como la consulta de cual-
quier refranero nos puede mostrar a simple vista. En segundo
lugar, sólo se profundizará sobre cómo dice el refranero que son
las mujeres. Por motivos de espacio, obviaremos el ideal de mujer
o cómo deben ser. Sin embargo, señalaremos aspectos que la
anulan y la condenan a la invisibilidad, a la negación, al encierro,
al ostracismo o a la sobreexplotación como formas de violentar-
las. Otras cuestiones que no abordaremos son las relaciones de
pareja o no pareja, en su caso, de la población femenina —solte-
ronas, doncellas, esposas, viudas y putas—, ni sus roles familiares
en tanto vínculos de sangre —madres e hijas—, como su relación
con la familia política —madrastras, suegras, nueras y cuñadas—
(Fernández Poncela, 2002). Por último, advertiremos que tam-
bién hay violencia contra los hombres —aunque en menor grado,
pero sí presenta gran dureza— (Fernández Poncela, 2003).
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respecto de las artimañas de las que son capaces, en
especial en el aspecto sexual (Calero, 1999)— y los
que preconizan un prototipo (Calero, 1999) o ima-
gen ideal, también denominado “deber ser” (Fernán-
dez Poncela, 1994a, 1994b) para ser aceptadas por la
sociedad y de paso adaptarse a las necesidades de los
hombres (Calero, 1999). Por supuesto, todo esto está
anegado, cuando no sumergido, en la agresividad ver-
bal y la violencia simbólica (Bourdieu, 1999). Se verán
aquí brevemente algunos ejemplos.
Se puede presentar un resumen, en función de lo
ya investigado, en torno a la caracterización de las
mujeres en el refranero según autores y autoras es-
pecialistas en el tema. Hay mensajes que muestran a
las mujeres como malvadas “por naturaleza, luego
como charlatanas, mentirosas, indiscretas, irracio-
nales, incoherentes, desordenadas, mudables, con-
tradictorias, peligrosas, iguales a los animales y
peores que el demonio. Se les considera “un mal ne-
cesario, “culpables de todo mal” y por ello “mere-
cen maltrato. Esto es: se justica y legitima el
control, la domesticación y el maltrato. En el reverso
de la moneda, las imágenes idealizadas, las mujeres
serían calladas, discretas, sumisas, obedientes, lim-
pias, caseras, laboriosas, hacendosas y trabajadoras.
Al respecto, se añade en la refranística popular la
exclamación de “quién encuentra ese tesoro para
subrayar la escasez de este tipo de mujeres (Fernán-
dez Poncela, 1994a, 1994b, 2002).
Según esta narrativa social, las mujeres tienen
muchos defectos y son mentirosas, histéricas, ine-
les, hipócritas, parlanchinas, ingratas, interesadas,
curiosas, sucias, codiciosas, mandonas, mudables y
traidoras (García, 1994). Por todo ello se aconseja y
sugiere a los varones el trato que han de darles
(García, 1994): la violencia queda más que legiti-
mada ante tanto defecto. Hay violencia en el discur-
so y los mensajes al retratar a las mujeres cual
imagen de todo lo negativo. La violencia en el len-
guaje justica, cuando no aplaude, el maltrato con
objeto de hacerlas desistir de su comportamiento e
inducirlas a seguir un modelo nuevo, es decir, vio-
lencia en el ámbito de las prácticas sociales, más
allá del lenguaje y el discurso.
Viudas de "la tierra arrasada" trabajando en caminos municipales, Nebaj, Quiché, 1988.
Santiago Bastos
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Otras aproximaciones (Calero, 1999) subrayan
que con objeto de controlar y sojuzgar a las mujeres
el refranero las considera: débiles, indecisas, con ten-
dencia a equivocarse, no inteligentes, incapaces de
hacer lo correcto, algo así como menores de edad y
con necesidad de guía, por supuesto, masculina.
Agregan que las mujeres tachadas de malvadas por
naturaleza son perversas y poseen innumerables de-
fectos, por lo cual los hombres deben encauzarlas
por medio del uso de la fuerza y el maltrato. También
se establece y dene el prototipo ideal de mujer se-
gún las pretensiones y necesidades masculinas. Este
ideal aparece como obligatorio, puesto que la aproxi-
mación a dicha imagen es la que proporcionará
aceptación social a las mujeres. Dicho sea de paso, la
única promoción social permitida para ellas, de
acuerdo con el estudio del refranero, es el matrimo-
nio. Las mujeres tienen que ser dóciles, obedientes,
eles, honestas, adaptables, dulces, laboriosas, aho-
rradoras, prudentes, piadosas, hogareñas, calladas,
discretas, bellas y femeninas (Calero, 1999). Se pro-
pugna su necesario alejamiento del poder y de la to-
ma de decisiones a partir de su desacreditación y
porque son incapaces, no poseen inteligencia, les fal-
ta carácter, son volubles e intolerantes, por lo que
han de ser reducidas al ámbito del hogar y a activida-
des de carácter servil. Se previene a los hombres so-
bre las artimañas femeninas, en especial las
relacionadas con el libre ejercicio de la sexualidad. El
mensaje es que una mujer sexualmente activa es un
peligro. Ligado a este aspecto, se penaliza el adulterio
femenino —no así el masculino— a través de la vigi-
lancia y la reclusión, entre otras cosas, para conr-
mar la legitimidad de la descendencia. En síntesis,
podemos enumerar algunas características sobre có-
mo son las mujeres según el refranero popular:
1.
Las mujeres son charlatanas (parlanchinas),
mentirosas (engañosas), indiscretas e intrigantes:
Truchas y mujeres, por la boca se pierden.
Antes se queda el ruiseñor sin canción, que la mujer
sin conversación.
Ni al perro que mear ni a la mujer que hablar, nunca
les ha de faltar.
La mujer y la mentira nacieron el mismo día.
Mujer que no mienta ¿quién la encuentra?
En cojera de perro y lágrimas de mujer no hay que
creer.
Nunca hombre sabio y discreto revela a la mujer un
secreto.
2.
Las mujeres son incoherentes, desordenadas,
volubles (mudables, contradictorias, inestables),
inseguras y tontas —se hace hincapié en la sinra-
zón femenina y su hipersentimentalismo, por
llamarlo de alguna manera—:13
La cabeza de la mujer es el varón.
Mujeres y libros, siempre mal avenidos.
La mujer tiene largo el cabello y corto el entendimiento.
Entre el sí y el no de una mujer, no cabe la punta de un
aller.
Febrero y las mujeres, por día diez pareceres.
Como se muda la luna, el necio y la mujer se mudan.
Mujer, viento y verdura, pronto se mudan.
3.
Son irracionales, inadecuadas y salvajes como
los animales. Las mujeres son comparadas con
las características negativas de los fenómenos de
la naturaleza, con los objetos y las cosas, pero
también son susceptibles de ser contrastadas
con los animales, en igualdad de condiciones y
en ocasiones colocándolas por debajo de éstos:
El buey para que are y la mujer para que guarde.
El marrano y la mujer, más vale acertar que escoger.
13 “Mujer que sabe latín ni pesca marido, ni tiene buen fin”, “Ni
mujer que hable latín, ni hombre que hable como gachupín, “De
hombre caminero y ruin, de mujer que habla latín y de caballo
sin rienda, Dios nos libre y nos defienda”, “Mula que hace hin y
mujer que parla latín nunca hicieron buen fin”, “La gallina que
canta al martín y la mujer que sabe latín nunca hacen buen fin,
“Mujer que sabe latín, rara vez tiene buen fin”, “Mujer que sabe
latín, mal fin”, “Mujer que sabe latín, no la quiero para mí”, “Mu-
jer que sepa latín, guárdala para ti.
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ENEROABRIL 2012 Desacatos ESQUINAS
Gatos y mujeres, buenas uñas tienen.
De mujer compuesta en función y mula gorda en fe-
ria, ten cautela.
La mujer en mi país es un mono natural, cuanta moda
se presenta ella la tiene que usar.
La mujer es el piojo del hombre.
4.
Son iguales o más malvadas que el mismo de-
monio o son señaladas como sus maestras:
Dijo la mujer al diablo: ¿te puedo ayudar en algo?
Tres hijas y una madre, cuatro diablos para el padre.
La mujer sabe un poco más que Barrabás y Satanás.
A ratos, la mujer da lección a los demonios nonatos.
5.
Son malvadas y peligrosas en general, merecen
desconanza y precaución por una parte, y mal-
trato y domesticación por otra:
Las mujeres son un mal necesario.
La mujer, el fuego y los mares son tres males.
Las mujeres son la perdición de los hombres.
A quien tiene escopeta, guitarra, reloj o mujer, nunca
le falta un traste que componer.
El hombre ha de tener tres cosas codiciadas: su mujer,
su caballo y su espada.
La mujer como la escopeta, cargada y en un rincón.
La mujer en la casa y la pierna quebrada.
De la mujer buena te has de guardar y de la mala no ar.
No hay más que dos mujeres buenas en el mundo: la
primera se ha perdido y la otra hay que encontrarla.
La nuez y la mujer, a golpes se han de vencer.
A la mujer y a la cabra, soga larga.
A la mujer y a la mula, vara dura.
El burro ojo y la mujer mala, apaleados han de ser.
La mujer es animal que gusta de castigo.
Espuela quiere el bueno y mal caballo; y la mujer ma-
la y buena, palo.
¿En qué se parecen la mula y la mujer? En que una
buena paliza las hace obedecer.
Con la mujer, ojo alerta, mientras no la vieres muerta.
La mujer es sólo buena después de muerta.
6. Para enlazar con el siguiente apartado, presenta-
mos la comparación entre las mujeres y los niños
—y niñas—. Las mujeres son consideradas como
menores de edad, con necesidad de cuidado, guía
y castigo, infantilizadas y de paso desvalorizadas,
juzgadas de inocentes y de inconscientes. Esto
también es agresión hacia la infancia.
Niños y mujeres, dan más disgustos que placeres.
La mujer y el niño, sólo callan lo que no han sabido.
Mujer, niño y loco no guardan secreto de otro.
EL TRATAMIENTO DESPECTIVO
DEL REFRANERO HACIA LA NIÑEZ
Y LA JUSTIFICACIÓN DEL
MALTRATO INFANTIL
En cuanto a la infancia, el refranero utiliza las pala-
bras “niño” y “niña” —más la primera que la segun-
da—, y en ocasiones el genérico masculino que
incluye a ambos sexos. Apenas hay refranes especí-
cos sobre niñas, todo lo contrario que sobre muje-
res y viejas.14
1. Varios refranes dan a entender que los niños y
las niñas son muy valorados. No obstante, tam-
bién presentan características que los hacen pa-
recer poco gratos.15 Un aspecto es su dinamismo,
ya que son muy movidos y traviesos. Esto no es
violencia simbólica, tal vez, pero se parece mu-
cho a una antesala de la misma:
El que con niños se acuesta, cagado se levanta.
El que con niños se acuesta, amanece orinado.
Niño quieto y callado, es que hace algo malo.
Niño con pies, no me lo des.
14 Los escasos refranes referidos a las niñas hablan de su sexuali-
dad: hay que vigilarlas o cuidarlas, como a las mujeres.
15 Estos refranes, más allá del sentido literal, presentan una se-
gunda lectura metafórica: hay que tener cuidado con las personas
inmaduras que traen problemas y lesionan intereses.
3
148
ESQUINAS Desacatos ENEROABRIL 2012
2. La crianza implica varias cuestiones, como la ali-
mentación y el cuidado, además de la disciplina.
En este último punto el maltrato infantil resalta
como algo usual, una descripción que a su vez es
legitimación, pero sobre todo orientación y con-
sejo dentro de la intención didáctico-moral del
refranero: la disciplina es importante, no hay que
consentir ni mimar al niño, no se debe malcriar:
Al niño llorón, boca abajo y coscorrón.
Niño mimado, niño ingrato.
3. La infancia es acusada de indiscreta y hay que
desconar de ella, así como de las mujeres. Si
bien aquélla, a diferencia de éstas, es también sin-
cera. Se compara a los niños con los locos y los
borrachos de forma algo dura quizás:
Dicen los niños en el portal lo que oyen a sus padres
en el hogar.
Lo que no quieras que se sepa, que niños no lo oigan
ni lo vean.
Niños y locos lo cuentan todo.
¿Quieres saber la verdad? Los niños y los locos te la
dirán.
Los borrachos y los niños siempre dicen la verdad.
4. La infancia es considerada el y agradecida, pe-
ro no por ello deja de señalarse su variabilidad
en el refranero. Los infantes son comparados
con locos y viejos, así como con las mujeres, por
medio de metáforas ecaces e ilustrativas:
Allá va el niño donde lo tratan con cariño.
El agua cuesta arriba dura poco, y menos el amor de
niño y loco.
Amor de viejo y de chiquillo, agua es en canastillo.
El amor y el niño empiezan brincando y acaban llo-
rando.
Niños y mujeres no agradecen.
5. Los más pequeños suelen ser protagonistas de tra-
vesuras y pleitos, por lo que parece conveniente
cuidarse de ellos. Se les compara con el diablo y
a menudo con animales. Todo ello no hace más
que recordarnos los refranes dedicados a las
mujeres. Tanto mujeres como niños son consi-
derados seres menores de edad y sin sentido:
Algo de ángel tiene el niño, y mucho de animal dañino.
Los muchachos, no son hombres, sino diablos.
A quien mal quieras, en manos de chiquillos le veas.
Tal te veas entre enemigos, como pájaro entre niños.
6. En resumen, los niños son comparados con ani-
males, locos, viejos, borrachos, diablos y mujeres.
Queremos enfatizar que esta contrastación im-
plica cierta minusvalorización, desvalorización y
violencia simbólica hacia la infancia, y los otros
grupos sociales mencionados, en sentido similar
a lo visto para las mujeres, y a lo que constatare-
mos a continuación para los adultos mayores:
Niños y pollos, siempre comiendo y siempre ham-
brientos.
Gatos y niños siempre dicen “mío, mío”.
Hijos buenos, los menos; los más, parecen hijos de
Satanás.
Los niños y los locos adivinan.
Niño que bebe vino y mujer que habla latín no han de
tener buen n.
Niños y mujeres dan más disgustos que placeres.
Predicar a niños, confesar a monjas y espulgar a pe-
rros, perder el tiempo.
7. Otra manera de desprestigiarlos es compararlos
con las personas de edad avanzada. En este ca-
so, las y los ancianos parecen ser los más perju-
dicados en la contrastación ante los niños y las
niñas, son objeto de burla y escarnio. Sin em-
bargo, no se deja por ello de minusvalorar tam-
bién a la infancia:
El niño por su bien llora; y el viejo, por su mal.
Los niños siempre hablan de lo que están haciendo,
los viejos de lo que hicieron y los pendejos de lo que
van a hacer.
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ENEROABRIL 2012 Desacatos ESQUINAS
Los viejos, a la vejez, se tornan a la niñez.
Los viejos son dos veces niños.
8. La educación y la disciplina en el refranero justi-
can y legitiman el maltrato de forma clara y
directa, el castigo y el golpe guran como el
principal medio educativo. Se habla de domar y
enderezar mediante el castigo y el golpe. Y más
que como insinuación o justicación, aparece
como consejo claro y directo:
Castigar cuando empieza el niño a andar.
El palo, en verde se endereza.
Desde chiquito se ha de criar al árbol derechito.
Doma a tu hijo pequeño, que grande no tiene
remedio.
A hijo malo, pan y palo.
Al hijo más amado, del pan y del palo.
Al hijo querido, el mayor regalo es el castigo.
Quien no castiga, mal cría.
Quien se olvida del castigo, no quiere bien a su hijo.
El amor, no sólo la buena educación y la corrección,
se demuestra por medio del castigo. La calidad mo-
ral, bondadosa y correcta de los progenitores, tam-
bién. Al parecer no hay escapatoria, la legitimación
del maltrato físico es clara, se introduce como algo
normal y necesario dentro de la educación. Todavía
hoy algunas prácticas sociales continúan abrevando
de estas viejas creencias.
Al mulo y al muchacho, en el rabo.
Hijo mimado, mal educado.
Hijos y criados no has de regalar, si quieres de ellos
gozar.
Hijos y criados sujetos, para que tengan respeto.
El que escatima el palo, malcría al hijo.
El que a su hijo consiente, está criando una serpiente.
En ocasiones se describe la división en la imposi-
ción del castigo según el sexo de los progenitores.
Las madres son presentadas con una imagen más
benévola, el padre es o aparece como la gura de
autoridad última en la familia, en el mismo sentido
que en la canción infantil o en los cuentos populares:
El padre para castigar y la madre para tapar.
Azote de madre, ni rompe hueso ni saca sangre.
9. Aunque también se destaca que los tiempos están
cambiando y los niños son más libres y vitales, los
nuevos refranes son pocos y quizás se abran paso
hacia el futuro:
En los tiempos que andan, los hijos mandan.
Hoy el niño menos diestro quiere enseñar al cura el
Padrenuestro.
REFRANES QUE SUBESTIMAN
Y RIDICULIZAN A LAS PERSONAS
DE LA TERCERA EDAD
Respecto de la tercera edad, el refranero utiliza las
palabras “viejo” y “vieja”. El primer término como
supuesto universal genérico.16
1. Se observa menosprecio hacia la vejez. Hay
burlas duras y mordaces, otras veces frívolas y
jocosas centradas en la decadencia de sus ca-
racterísticas físicas:
Calvicie, canicie, muelas y dientes son accidentes; im-
potencia, arrugas y arrastre de pies, eso es la vejez.
Catarro, casamiento y cagalera llevan al viejo a la huesa.
Los viejos son como los cuernos: duros, huecos y
retorcidos.
Es común sostener que los ancianos tienen mal ca-
rácter por las quejas de sus males o por su enojo con
la vida y con todos en general:
16 Aquí se alternó con otros vocablos, como: ancianidad, vejez,
tercera edad, adultos mayores o adultos en plenitud.
3
150
ESQUINAS Desacatos ENEROABRIL 2012
¿Qué es la vejez? Estornudar, toser, gruñir y preguntar
qué hora es.
A la vejez, se acorta el dormir y se alarga el gruñir.
Los viejos son codiciosos y maliciosos.
Años y desengaños hacen a los hombres huraños.
2. Se estigmatiza, como en el caso de las mujeres,
que hablen mucho:
Al viejo nunca le falta qué contar, ni al sol ni al hogar.
Antes faltarán peces en el mar que le falten al viejo
cosas que contar.
Todos eran en la conseja, y más la vieja.
3. En ocasiones se trata a los ancianos de forma
dura, sin respeto ni valoración, o con franca vio-
lencia. Si esta etapa, inevitable, se vive o sobrevi-
ve en condiciones adversas, en la pobreza y la
enfermedad es señalada como doblemente pesa-
da y dolorosa. Por otra parte, aparece la idea de
la muerte, quién sabe si para aligerar, prevenir,
exorcizar o asustar:
Los viejos, al rincón.
Hombre anciano, cuando muere no es llorado.
La vejez empieza cuando los recuerdos pesan más que
la esperanza.
El viejo que no tiene, fortuna no espere.
No hay vida más trabajosa que vejez menesterosa.
Para enfermedad de años no hay medicina.
La vida pasada, hace la vejez pesada.
Viejos y al par dichosos, pocos.
La vejez es fría, y la muerte más todavía.
Dijo la muerte al viejo: “¿Qué haces aquí?” Y respon-
dió el viejo: “Esperándote a ti”.
4. El problema principal de los adultos mayores es
la falta de salud, enfermedades en general y en
especial aquellas relacionadas con la edad. El te-
ma se trata con cierta ironía y en tono jocoso.
Más que burla directa, se intenta quitarle grave-
dad al asunto. La enfermedad es percibida como
amenaza, prevención o susto:
Vejez, ausencia de bien.
La vejez no viene sola.
Ancianidad, hermana de la enfermedad.
La vejez es un saco de enfermedades.
De los viejos viven los médicos.
Al viejo no se ha de preguntar: “¿Cómo estáis?”, sino:
¿qué os duele?”.
5. La crítica humorística condena a los hombres
de edad que tienen pareja joven a ser cornudos
o a acabar pronto en el cementerio. El refranero
calica dicha unión como “interesada”. Tam-
bién se subraya la sexualidad y los deseos de
ejercerla, a veces con aplauso, otras en sentido
peyorativo:
Viejo con mujer joven, casado, difunto o venado.
Viejo que hace el amor, candidato al panteón.
El viejo que casa con niña, uno cuida la cepa y otro la
vendimia.
Quien de joven no corrió, de viejo se desbocó.
Vejez enamorada, chochera declarada.
Vejez con amor, no hay nada peor.
6. De nuevo aparece el mensaje de que la vejez es
una vuelta a la infancia. Lo más común es com-
parar viejos con niños, para señalar que los pri-
meros regresan a la segunda niñez igualando los
términos de la contrastación o destacando las
diferencias entre ambos:
De lo que el niño se duele, el viejo se muere.
Niños y viejos, todos son parejos.
Al viejo que se anda a retozar, como a un niño le
deben azotar.
Al viejo el vino otra vez le hace niño.
La vejez es segunda niñez.
Los viejos son dos veces niños.
Tórnanse los viejos a los años primeros.
4151
ENEROABRIL 2012 Desacatos ESQUINAS
7. Las viejas aparecen menos. En ocasiones, bajo el
vocablo de “viejo” se ubican ambos sexos, pero en
general el refranero se dirige más a los hombres
mayores. La crítica también alcanza a las mujeres
de la tercera edad alrededor de sus condiciones fí-
sicas y mentales, violentándolas simbólicamente:
Vieja que baila, mucho polvo levanta.
Vieja y fea, el demonio que la vea.
A veces se compara a viejas con jóvenes. Según ad-
vierte el refranero, la pérdida de la lozanía y la belle-
za es lo más preocupante para las mujeres ancianas:
Vejez y belleza, no andan juntas en una pieza.
Cuanto más vieja, más pelleja.
La vieja a estirar su piel y el diablo a arrugar.
También hay refranes que se burlan de su sexuali-
dad a través de insinuaciones, aunque no en la mis-
ma cantidad que los dedicados al sexo masculino:
No hay vieja sin queja.
La vieja de dos cuarenta, sus mocedades cuenta y el
alma se calienta.
De vieja galana no fíes nada.
A su vez, el refranero se remonta a la crítica o seña-
lamiento negativo de su pasado. Al mismo tiempo
se menciona lo relacionado con la libertad que pro-
porciona la vejez: se trabaja menos, no hay hijos que
criar o cuidar, no hay embarazos que evitar, cuentas
que rendir ante la familia y la sociedad:
Vieja verde y caprichosa ni fue buena madre ni buena
esposa.
Niños participantes en consulta antiminería en Coyá, San Miguel Acatán, Huehuetenango, 2007.
Manuela Camus
3
152
ESQUINAS Desacatos ENEROABRIL 2012
Vieja de tres veintes, no es raro que el diablo la tiente.
No hay vieja, que al pensar en el trote, no galope.
Las viejas hilan temblando, por temor a la muerte y
al diablo.
8. Lo único que no es negativo y que no conlleva
desvalorización, menosprecio y, por tanto, vio-
lencia simbólica es el señalamiento de la expe-
riencia de los ancianos: la acumulación de
conocimientos, vivencias y la posibilidad de
proporcionar consejos:
Es viejo, mas no en el consejo.
Del viejo el dinero y el consejo.
Cuando no es oído el viejo, es evidente que está entre
necios.
Ciertos cargos piden canas.
Con las canas viene el seso.
Cuando el hombre es más anciano, tiene el juicio más
sano.
El mozo de buen juicio, cuando es viejo es adivino.
La sabiduría del anciano es comparada con la del
diablo. Lo mismo que las mujeres y los niños:
¿Por qué sabe el diablo tanto? Porque es viejo experi-
mentado.
Por eso dicen que el diablo sabe tanto, porque es viejo.
Más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Diablo es igual a sabio. Mujeres y viejos son dia-
blos, por tanto sabias y sabios. Queda claro que el
diablo es sabio, pero es también malvado. Se trata
de una maldad relacionada con la inteligencia, la
sabiduría, el conocimiento y su ejercicio. No se
ahondará en el asunto, sin embargo, el diablo es te-
mido y es símbolo de maldad y conocimiento. La
comparación con los sectores sociales desvaloriza-
dos y discriminados tiene importancia simbólica,
es un reconocimiento indirecto de la sabiduría de
estos grupos: inteligencia, conocimiento y poder, y
un mensaje directo a combatirlos por su maldad,
temerlos y protegerse de ellos.
CONCLUSIONES
Cuando las personas comprenden el discurso,
los mensajes hablados o impresos no se copian
meramente en sus mentes. Más bien, la mente
humana construye en forma activa diversos tipos
de representaciones cognitivas (esto es, códigos,
rasgos, signicados, conjuntos estructurados de
elementos) que interpretan el input lingüístico. Estas
representaciones cognitivas pueden incluir palabras,
sintaxis, semántica oracional, actos de habla,
patrones de diálogo, estructuras retóricas, pragmática,
mundos reales e imaginarios.
Arthur C. Graesser, Morton A. Gernsbacher
y Susan R. Goldman
Los dichos, refranes y frases paremiológicas son se-
gún varios autores “sabiduría popular”, “enseñanza
viva, discurso normativo, “argumentar cotidiano,
“verdades del habla popular, “resumen práctico de
sabiduría popular”, “viejos tópicos retóricos. Se tra-
ta de una narrativa social en el discurso oral propio
de la cotidianeidad de la comunicación intersubjeti-
va, que contiene mensajes con ciertas tendencias
ideológicas dentro de un discurso inscrito en un
modelo hegemónico cultural que llega hasta nues-
tros días. La función concreta de los refranes en el
ámbito de la comunicación es expresar un discurso
normativo, predictivo, práctico, así como didáctico-
moral y retórico que describe, evidencia, señala, in-
terpreta, orienta, prescribe, aconseja, recomienda,
seduce, coacciona, intimida, transmite experiencias,
desafía, sanciona, disuade de seguir un comporta-
miento considerado inapropiado e induce a seguir
uno percibido como correcto.17 Su veracidad no es
17 “Cuando aquel que no piensa él mismo en acciones, estructu-
ra la comunicación partiendo de sí, la conduce a la finalidad de
la orientación de la acción. Puede querer persuadir a los demás
a la acción, o intentar tranquilizar a uno dispuesto a la misma, o
disuadirle de su propósito. Da consejos, advierte, incita, estimu-
la, argumenta, pide que se vea el problema de diferente modo.
De nuevo hay que pensar dos cosas, a saber, que da su orienta-
ción para la acción a un interlocutor, que sabe y está de acuerdo.
4153
ENEROABRIL 2012 Desacatos ESQUINAS
una condición, su incidencia tampoco —no es fácil
medir su inuencia—, todo ello en el mismo senti-
do de otras narrativas sociales.
Los mensajes sugieren reexiones, acciones, so-
metimientos, reproducciones, pero también, aun-
que menos, resistencias, subversiones, alternativas,
ambivalencias, ambigüedades, pactos y consensos
hegemónicos (Fernández Poncela, 2002). La agre-
sión y la violencia simbólica y verbal (Bourdieu,
1999) aparecen claramente en palabras, frases, in-
tenciones, mensajes y discurso, se legitima, invita, o
aconseja incluso, a una violencia más allá del dis-
curso. Los refranes se insertan en el discurso social
de la realidad cotidiana:
El hecho de describir el discurso como práctica social
sugiere una relación dialéctica entre un suceso discur-
sivo particular y las situaciones, instituciones y estruc-
turas sociales que lo enmarcan. Ahora bien, una
relación dialéctica es siempre bidireccional: el suceso
discursivo está moldeado por las situaciones, institu-
ciones y estructuras sociales, pero a su vez les da for-
ma. Otra manera de expresar este fenómeno es decir
que lo social moldea el discurso pero que éste, a su vez,
constituye lo social: constituye situaciones, los objetos
de conocimiento, la identidad social de las personas y
las relaciones de éstas y de los grupos en sí. Las consti-
tuye en el sentido de que contribuye a sustentar y re-
producir el statu quo social, y también en el sentido de
que contribuye a transformarlo… Las prácticas discur-
sivas pueden tener efectos ideológicos de peso, es de-
cir, pueden ayudar a producir y reproducir relaciones
de poder desiguales entre (por ejemplo) las clases so-
ciales, las mujeres y los hombres, las mayorías y las mi-
norías culturales o étnicas (Fairclough y Wodak, 2001).
En resumen y grosso modo, la niñez es valorada po-
sitivamente, aunque con varios “peros. Se la consi-
dera inquieta y se describen dicultades en su
cuidado. Niñas y niños son calicados —o descali-
cados— como charlatanes, indiscretos y dignos
de desconanza, si bien se les adjudica sinceridad.
Necesitan cariño y van allí donde lo hallan; sin em-
bargo, poseen una gran variabilidad en cuanto a
los sentimientos y el carácter. Son traviesos, hay
que cuidarlos, toda vez que cuidarse de ellos, pues
pueden representar una verdadera amenaza. Se les
compara con animales, vegetales, locos, borrachos,
viejos, mujeres y con el mismo diablo, a modo de
metáfora ilustrativa de, por ejemplo, su glotonería,
maldad, poca cordura, causantes de disgustos o ne-
cesidad de castigo, todo un rosario de signicaciones
negativas, cuando no agresivas, lo cual inuye en la
endoculturación infantil y en la formación de nocio-
nes sociales de la infancia (Delval, 1999). Se contras-
ta la infancia con otras edades, de forma especial con
la vejez. Se contraponen sus diferencias, se destacan
sus semejanzas en el sentido de considerar el caso
concreto de la ancianidad como una segunda infan-
cia. Ambas etapas, niñez y vejez, son criticadas. La
intención es minusvalorar e infantilizar la vejez, y se
hace lo mismo respecto de los niños y las niñas. El
tema de la crianza y la disciplina infantil abunda en
refranes. Se propone y promueve una educación du-
ra y rigurosa que incluye el castigo, el maltrato y los
golpes como normales, justicados en aras de do-
mesticar a los infantes. Este comportamiento auto-
ritario se corresponde con la demostración del
amor lial: ejercer el poder signica que son unos
buenos padres. Se trata de un modelo educativo he-
gemónico, para cuyo mensaje no hay alternativa ni
ambigüedad o polisemia. El refranero parece la-
mentarse: los tiempos están cambiando. Esto pare-
ce, al menos, una tendencia general.
La vejez es una etapa de la vida que también es re-
cogida en numerosas expresiones populares. Los
refranes que hacen burla a los cambios físicos, la
merma de la salud, la exasperación del carácter, son
más que aquellos que maniestan veneración. En los
refranes se critica la locuacidad de los ancianos, se
les recuerda la proximidad de la enfermedad y de la
muerte. Su sexualidad es objeto de ridiculización. Se
compara esa etapa de la vida con la infancia, en el
sentido de violentar y considerar menores, infantiles
con ello o que intenta persuadir o disuadir a otro para la acción
sin que se tematice este propósito de la comunicación y el otro lo
adivine” (Schilieben-Lange, 1987: 132)
3
154
ESQUINAS Desacatos ENEROABRIL 2012
e inconscientes a las personas de la tercera edad. Las
mujeres ancianas no escapan a la burla, entre otros
aspectos, por la pérdida de la belleza física y la crítica
al ejercicio de su sexualidad. La vejez es valorada por
la acumulación de experiencias a lo largo de los años
y la sabiduría que ésta conlleva, lo que puede desem-
bocar en consejos acertados.
En cuanto a las mujeres, queda clara su imagen y
los adjetivos con que son calicadas y clasicadas:
charlatanas, mentirosas, indiscretas, irracionales,
incoherentes, desordenadas, mudables, contradic-
torias, culpables, peligrosas, malvadas como ani-
males y como el demonio. El lenguaje describe y
nombra, crea y recrea imaginarios culturales y re-
presentaciones sociales. Los refranes explican, des-
criben, también aconsejan o incluso prescriben su
comportamiento didáctico-moral. La comunica-
ción está orientada a la acción y a la identidad, a per-
suadir a los demás a la acción, a tranquilizar a alguien
dispuesto a la misma o a disuadirle de su proyecto
(Schilieben-Lange, 1987). El discurso social hege-
mónico es un fenómeno agresivo y violento hacia
ciertos grupos sociales, es un fenómeno legitimado
e incluso orientador hacia la violencia como forma
de control de otros sectores sociales.
En la actualidad, la agresión verbal y simbólica ha-
cia estos grupos sociales no es bien vista, ni mucho
menos considerada “políticamente correcta. Éste es
el pasado cultural y psicológico del que venimos, las
huellas de nuestro camino en la cultura. Puede ar-
marse que para algunos sectores todavía es el paso y
el camino. Hay grupos que reproducen este discurso,
lo ponen en práctica y lo actúan, basta revisar las ci-
fras de violencia hacia las mujeres en nuestros días.18
Existe un modelo androcéntrico en esta narrativa
(Moreno, 1986). Ancianos y ancianas, infantes y
mujeres son objeto de críticas, son juzgados y con-
denados por un discurso, si no ocial, sí hegemóni-
co en general. El refranero popular es el discurso
predominante y hegemónico en el que estos grupos
sociales son desvalorizados y discriminados. Los
refranes van construyendo las representaciones de
las identidades sociales, toda vez que legitiman la
violencia simbólica en las relaciones entre adultos-
ancianos, adultos-infantes, hombres-mujeres, y sus
interrelaciones. La violencia se repite, no sólo dis-
cursiva y simbólicamente:
Los discursos y los mitos sociales ordenan, legitiman,
disciplinan, denen los lugares de los actores de las des-
igualdades en los espacios sociales y subjetivos que la
violencia —visible o invisible, física o simbólica— insti-
tuye. De tal modo, su posicionamiento será el resultado
histórico-social, pero también singular, de las posibili-
dades de las fuerzas en juego, de las cuales la subordina-
ción es su efecto complejo, difuso y recurrente.
Más que a la razón, el imaginario social interpela a
las emociones, las voluntades y los sentimientos; sus
rituales promueven las formas que adquirirán los
comportamientos de agresión, temor, amor y seduc-
ción, que son las formas como el deseo se anuda al
poder (Fernández, 1992: 11,15).
Es preciso reexionar los motivos y objetivos de la
violencia verbal y simbólica como herencia histórica y
cultural, emocional, geográca y social; de la violencia
discursiva para tener o mantener el poder. El discurso
es un medio y un recurso de poder (Van Dijk, 2001b).
El refranero desacredita e incapacita de forma agresi-
va a ciertos grupos (Bourdieu, 1999) para perpetuar el
supuesto sometimiento, la discriminación y la des-
igualdad social en relación con los sectores “subalter-
nos(Fernández Poncela, 2002). Dichos grupos no
son tan sumisos y obedientes: ¿qué sentido tendría to-
da esta profusión de mensajes negativos?, ¿qué inten-
ción perseguiría la dureza y repetición de los mismos?
La violencia simbólica tiene el objeto de justicar la
inequidad y de legitimar el abuso y el maltrato físico o
sexual, entre otros (Fernández Poncela, 2002).
Esta violencia es necesaria porque, en el caso de
las mujeres, son más libres y autónomas de lo que la
sociedad, la cultura y algunos hombres y mujeres
preferirían. Lo mismo podría decirse de los otros
grupos sociales. Se ejerce violencia sobre los grupos
18 En 2006, 37% de las mujeres mexicanas dijeron haber sufrido
violencia emocional por parte de su pareja; 23%, violencia eco-
nómica, y 19%, violencia física (, 2007).
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ENEROABRIL 2012 Desacatos ESQUINAS
no controlados o domesticados sucientemente. Se-
ñalarlos desde la burla indirecta hasta la caracteriza-
ción negativa directa parece un intento de coacción,
de inducción y de control por medio de la acusación
pública. Prevalece el temor hacia la libertad de infan-
tes, ancianos y mujeres, a su poder o contrapoder.
¿Quién ejerce esa violencia? Se trata aparentemente
del hombre masculino y de edad adulta, seguramente
blanco. Lo que se conoce como el arquetipo viril y el
androcentrismo cultural (Moreno, 1986; Sau, 1986),
el hombre como centro y medida de todas las cosas,
de edad y color de piel determinados. Todos los secto-
res de la sociedad, incluidos los discriminados y los
violentados, hacen uso de los refranes por cuestiones
de consenso y de hegemonía cultural, en este caso de
un discurso.19 Pero no hay duda de que es desde la mi-
rada del hombre adulto que se ridiculiza o desvaloriza
a mujeres, infantes y ancianos, lo mismo que a otros
grupos que no tuvieron cabida en este artículo.20
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19 Debemos insistir en la existencia en el refranero de un discurso
que podríamos calificar de contestatario, que no llega a subversi-
vo, pero que muestra una polifonía de voces, estereotipos, opi-
niones, emociones y significados de carácter minoritario.
20 Indígenas, afroamericanos, judíos, extranjeros.
3
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... Es más, el refranero de la época refleja aquella realidad de violencia que sufrían muchas mujeres; por ejemplo "a la mujer y a la mula, vara dura" o "a nuez y la mujer, a golpes se han de vencer" 18 . Cabe señalar que, aunque fuese en un porcentaje inferior, también hubo esposos que solicitaron el divorcio de sus mujeres alegando, por lo general, las infidelidades, pero también la insubordinación femenina e, incluso, la violencia doméstica 19 . ...
Article
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En este artículo nos acercaremos a la figura jurídica del divorcio a través de cinco casos de rupturas matrimoniales que tuvieron lugar en la ciudad de Vitoria en los siglos XVII y XVIII. Nuestro objetivo es no solo conocer las identidades de aquellas parejas y familias que estuvieron involucradas en estos procesos, sino también los motivos que ocasionaron estos pleitos y sus consecuencias sociales y económicas.
... De acuerdo con Fernández (2012), las narrativas didáctico-morales o refranes presentan mensajes en los que hacen ver a las mujeres como: ...
Article
In the present paper, the most prestigious and thorough paremiographic source published in Spanish, Luis Martínez Kleiser's Refranero General Ideológico Español (1989), is analyzed to assess how misogynistic beliefs have manifested in Spanish paremiology and whether, having circulated for centuries, they were still considered relevant at the time of composition of the work. As stated in the paper, misogynist proverbs are believed to have been used by an exclusively male dominating class to shape society's point of view towards women. As shall be seen, this work was also conditioned by the socio-political context in which it was published, as well as the compiler's own political stance.
Research Proposal
Full-text available
Los refranes y canciones populares, hacen parte de la cultura y de la vida cotidiana, siendo constructos que se van fortaleciendo con el paso del tiempo, mediante la costumbre y la repetición. También son fuente de imágenes y creencias (Lozano, Peña-Marín & Abril, 1999; Duranti, 2000), de estereotipos culturales e introyecciones psicológicas como parte del lenguaje, entendido como acto social (Van Dijk, 2001a) que la sociedad reproduce dentro del entramado de la construcción cultural y afectiva de la misma. Dentro del contexto familiar es importante analizar la forma como algunos refranes de repetición popular, cobran matices de violencia verbal, emocional y física debido a los mensajes que algunos de ellos transmiten, legitimando la violencia en múltiples formas. Tal como lo relaciona Flores (2016) hay que tener en mente que en la biblioteca de dichos no todos representan mensajes de sabiduría popular. Existen también dichos cuyo mensaje comunican actitudes peyorativas, clasistas, machistas o discriminatorias, por ejemplo, “cuídate de piedra de honda y de mujer sabionda”, “el dinero lo da Dios y los indios lo trabajan”. De ahí que, más que idealizarlos como fuentes de “sabiduría”, convenga realizar una lectura crítica. En vista de la importancia que tiene el presente análisis, el objetivo fundamental se desarrolló en torno a identificar cuáles son las narrativas de los refranes y las canciones que legitiman la violencia en el contexto familiar. Dicho objetivo se llevó a cabo a través de un grupo focal con estudiantes del programa de psicología de Uniminuto UVD. El alcance del presente estudio es precisamente identificar aquellas letras en los refranes y canciones que legitiman narrativas de violencia en el contexto familiar, realizando previamente una revisión del estado del arte de diversos artículos y libros relacionados; empleando como metodología el análisis de las narrativas.
Article
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The purpose of this article is to argue that sexual consent is a social phenomenon with a gender framework that collaborates with male domination by reproducing the dichotomous active male/passive female model. The phenomenon gives women the responsibility for setting limits on male advances, and which are culturally naturalized and manifested as inevitable. The text presents and discusses the main theoretical currents on the basis of which research on sexual consent is researched. It also illustrates the everyday nature of the phenomenon, with reference to expressions drawn from the popular repertoire. © 2016. Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Sociales.
Article
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The purpose of this article is to argue that sexual consent is a social phenomenon with a gender framework that collaborates with male domination by reproducing the dichotomous ac- tive male/passive female model. The phenome- non gives women the responsibility for setting limits on male advances, and which are cultu- rally naturalized and manifested as inevitable. The text presents and discusses the main theore- tical currents on the basis of which research on sexual consent is researched. It also illustrates the everyday nature of the phenomenon, with reference to expressions drawn from the popular repertoire.
Article
Traducción de: A scientific theory of culture, and other essays Reimpresiones en 1966, 1967, 1970, 1976, 1978 Incluye bibliografía
Article
Los refranes de adaptan a las necesidades expresivas y a los recursos simbólicos de las sociedad que los cobija. Esta obra pone de manifiesto los refranes más hablados en México, y son aproximadamene 10, 000. Cada uno es ubicado en sus fuentes propias. El propósito del autor es ofrecer un corpus confiable que sirva de base a las investigaciones sobre el habla popular mexicano y a las tareas que desarrolla la paremiología.
Article
Mediante el análisis del género gramatical, de ciertos campos léxicos y del folclore verbal, la autora demuestra el grado de discriminación que arrastra la lengua española en el uso que se hace de ella y en su propia naturaleza. El español se convierte en un factor que refuerza la posición postergrada que tienen las mujeres en la mentalidad hispanoparlante y contribuye al mantenimiento de los estereotipos sexuales.
Fuentes clásicas de una parcela del refranero hispanoamericano
  • Darío Guevara
Guevara, Darío, 1974, "Fuentes clásicas de una parcela del refranero hispanoamericano", en Folklore Americano, núm. 18, México.
Proverbios, adagios y refranes del mundo entero, bruguera, barcelona
  • Julio C Acerete
Acerete, Julio C., 1973, Proverbios, adagios y refranes del mundo entero, bruguera, barcelona. ----, 2002, Proverbios, adagios y refranes del mundo, Óptima, Madrid.