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Authors:
Acimed 2007; 15(2)
Influencia del paradigma tecnológico en la organización de la
información*
Lic. Rosa Lidia Vega Almeida1
RESUMEN
Un paradigma tecnológico sustenta la denominada sociedad de la información. A partir
de una aproximación a la realidad informacional, se expone su presencia en el desarrollo
de la teoría y la práctica de la ciencia de la información. Se particulariza en la influencia
de dicho paradigma a nivel subdisciplinario en la organización de la información. Se
destaca, además, la significación de la dimensión cognitiva y social en la concepción del
Web semántico en el contexto tecnológico actual.
Palabras clave: Paradigma tecnológico, organización de información, ciencia de la
información, sociedad de la información, Web semántico.
ABSTRACT
A technological paradigm supports the so called information society. Starting with an
approximation to the informational reality, the presence of such paradigm in the
development of the theory and practice of Information Science is exposed. A
characterization is made on the influence of such paradigm at a sub disciplinary level in
the organization of the information. The meaning of the social and cognitive dimension
in the conception of the Web semantics is emphasized, in the present technological
context.
Key words: Technological paradigm, information organization, information science,
information society, Web semantics.
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de la Licencia Creative Commons Reconocimiento-No Comercial-Compartir Igual 2.0,
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comerciales y con licencia idéntica, siempre que se cite adecuadamente el autor o los
autores y su fuente original.
Cita (Vancouver): Vega Almeida RL. Influencia del paradigma tecnológico en la
organización de la información. Acimed 2007;15(2). Disponible en:
http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol15_1_06/aci07106.htm [Consultado: día/mes/año].
Las radicales transformaciones económicas y sociales, visibles en el creciente uso de la
información, el incremento de la generación de servicios, la utilización intensiva y
extensiva de las tecnologías de la información y la comunicación, así como las nuevas
formas de aprehender la realidad, han condicionado la transición de la sociedad
industrial a la sociedad de la información.
1
Convivimos en una sociedad en la que las tecnologías de la información y la
comunicación devienen ceñidor de transmisión para la generación, el acceso, la
diseminación y el intercambio de información en red . Por consiguiente, la instantánea
accesibilidad, la transportabilidad y la distribución simultánea de este recurso
constituyen tres características distintivas de la revolución digital, revolución que, sin
lugar a dudas, se ha convertido en una de las más importantes transformaciones
informacionales en la historia de la humanidad.
Por supuesto, la existencia de un nuevo contexto en la sociedad eminentemente
informacional y tecnológico marca el desarrollo de los campos de conocimiento que
tienen como objeto de estudio al flamante recurso: la información. Por tanto, resulta
conveniente examinar la influencia de las tecnologías de la información y la
comunicación no solo a nivel de la sociedad, sino concretamente en la ciencia de la
información y, en particular, en la organización de la información, un proceso
imprescindible para la sostenibilidad de la información como recurso estratégico.
Si como bien plantea Gatten J (1991), los profesionales de la información “ necesitan
estar conscientes de la existencia de paradigmas y cómo los paradigmas conforman la
práctica en la profesión”;1 entonces esto implica, en primer lugar, identificar la
presencia de paradigmas en la teoría y la praxis de nuestra comunidad científica y
profesional. Por esta razón, se pretende con esta contribución identificar y afirmar la
existencia del paradigma tecnológico en la sociedad, en la ciencia de la información, y
específicamente en la organización de la información, expresada en el Web semántico
ante la necesidad de asumir la dimensión cognitiva y social como respuesta pertinente al
contexto tecnológico actual.
¿Paradigma tecnológico?
La sociedad de la información se configura, según asevera Wersig (1993), como
resultado de “un cambio en la función del conocimiento para los individuos, las
organizaciones y las culturas”, que se expresa en dos dimensiones: filosófica y
tecnológica. Dicho autor no duda en afirmar que la nueva situación del conocimiento
fue causada por el progreso de las propias ciencias y el desarrollo de una serie de
tecnologías que se cristalizan en el fenómeno de la “informatización”, fenómeno que
puede resumirse en la relación tricotómica objetal y procesal de información-tecnología-
comunicación en un entorno de red, social, digital e interoperativo.2
Se trata de “una transformación sociotecnológica” a nivel macro y micro social, donde
las condiciones de generación de conocimiento y procesamiento de la información se
han alterado sustancialmente debido, según Castells (2002) a una revolución
tecnológica;3 sustentada en la convergencia de las tecnologías de comunicación y de
computación, el rápido crecimiento de la red computacional y la disminución
considerable de los costos y precios del procesamiento de información, que ha
posibilitado una mayor accesibilidad a la información y al conocimiento, considerados,
tanto recursos clave, como factores centrales y estratégicos para el progreso social y
económico.4
De esta manera, las tecnologías de la información y la comunicación, devenidas “nuevo
instrumento técnico-organizativo”,5 y que sustentan un nuevo modo de desarrollo,
constituyen entonces un componente estructural esencial, cuya presencia y su
2
utilización intensiva y extensiva resulta un imperativo en el contexto de la sociedad
emergente, al extremo de considerarse “fundamento básico de la sociedad de la
información”.6
Esta característica permite comprender la concepción de las tecnologías de la
información y la comunicación como sello cultural de esta sociedad postindustrial; se
convierte, entonces, en referente modélico que orienta y guía, atnto la reorganización
como la reconstrucción de la realidad. Esto significa que los actores de la flamante
sociedad comienzan a comprender, aprehender e interpretar su realidad de manera
diferente; lo que implica pensar, concebir, actuar y responder a un mundo diferente.
En consecuencia, si hasta ahora se tenía una doble visión de la realidad; concretamente
se realizaba un desdoblamiento de nuestra realidad en un mundo objetivo referido a “los
sistemas materiales” y otro subjetivo, relacionado con “los sistemas cerebrales”.
Alburquerque Barreto (1998) presenta una realidad, reducida a tres mundos, en la que
añade “el mundo cibernético, de los sistemas simbólicos e informatizados, la realidad
del ciberespacio, del tiempo cero, de la existencia por la no presencia, de la realidad
virtual”.7
Según Castells (2002), “al hablar de sociedad del conocimiento (o de la información),
nos referimos a la constitución de este nuevo paradigma tecnológico”,3 Castells (2002),
cuya máxima concreción es el fenómeno Internet. Esta afirmación, sin dudas, conlleva
reconocer la aparición y existencia de un paradigma inscripto culturalmente en el ente
social del siglo XXI. La UNESCO, por su parte, también reconoce su existencia, al
aludir explícitamente a la transición a un nuevo paradigma tecnológico y social.8
Sin embargo, el nuevo contexto de la sociedad no se reduce solo a la construcción de
una infraestructura digital, porque la información y el conocimiento, recursos distintivos
de esta sociedad, resultan vitales para el incremento de la producción, al devenir
“sustitutos de la fuerza de trabajo”,8 y por eso, su generación, procesamiento y
diseminación constituyen procesos indispensables para la sostenibilidad de este
proyecto social.
La necesaria complementariedad entre información-conocimiento y tecnologías de la
información y la comunicación se opone, entonces, a ese determinismo tecnológico que
pudiera aceptarse como innegable e incuestionable cuando de afirmar la existencia del
paradigma tecnológico se trata porque, como plantea Gómez García, esta tecnología “no
determina la sociedad linealmente aunque imponga nuevos modelos de organización
que se manifiestan en complejas interacciones en las redes que han influido
directamente en la descomposición del tejido social propio de la sociedad industrial”.9
Ciencia de la información y paradigma tecnológico
El intento por evidenciar la existencia e influencia del paradigma tecnológico no ha de
limitarse a la sociedad en sentido general. Por consiguiente, resulta pertinente una
aproximación a la realidad informacional que permita afirmar que el progreso de la
teoría y la praxis en la ciencia de la información está signado por la presencia del
mencionado paradigma, que coexiste o —para ser más precisos— confluye con los
paradigmas físico, cognitivo y social, cuyas presencias, en determinados períodos
históricos, se reconocieron y aceptaron por nuestra comunidad científica.
3
El contexto histórico en el que se produce el surgimiento y desarrollo de la ciencia de la
información se distingue por la sucesión de profundas transformaciones no solo en lo
político, económico y social sino, de manera particular, en lo científico y tecnológico.
Se trata de un período de transición epistémica, un término utilizado por Foucault,10
donde se inician importantes cambios en la infraestructura de información que se
manifiestan, tanto en la naturaleza y velocidad de la producción, como en la
diseminación de información y conocimiento, resultado de los prolongados efectos de
las tecnologías de la información y la comunicación.
En consecuencia, Rayward (1983) establece que la ciencia de la información es casi un
fenómeno de la era computacional.11 Esta idea, que relaciona la ciencia de la
información con la tecnología computacional, también es observable en Saracevic quien
—al enunciar las tres características generales que marcan la evolución y existencia de
esta disciplina científica— se refiere, en segundo lugar, precisamente a la indisoluble
conexión con las tecnologías y admite que el imperativo tecnológico, al tiempo que
impulsa también limita el desarrollo de este campo de conocimiento, al depender este de
la evolución de un número importante de disciplinas y, por otra parte, de la sociedad de
la información como un todo.12 No obstante, el autor reconoce la prioritaria y fuerte
dimensión social y humana de esta ciencia, y se niega a la adopción de una posición
determinista en relación con la influencia de las tecnologías en esta parcela del
conocimiento.
Según Capurro, la ciencia de la información tiene dos raíces: la primera trata el estudio
de los problemas relacionados con la transmisión de los mensajes, y la segunda, con la
computación digital. Sobre esta segunda raíz, el autor apunta que es de carácter
tecnológico reciente y que se refiere al impacto de la computación en los procesos de
producción, recolección, organización, interpretación, almacenamiento, recuperación,
diseminación, transformación y uso de la información; es decir, en todos los procesos
incluidos en el ciclo de vida de la información.
Hayes (1998) corrobora esta segunda raíz y el propio carácter paradigmático de las
tecnologías, desde los orígenes de la disciplina, cuando asegura que en el período 1948-
1964, debido a los requerimientos para el almacenamiento y acceso focalizado
especialmente en y hacia la comunidad científica, las computadoras fueron vistas como
el medio potencial para imbricar estos procesos. Esta es la razón por la cual el autor
señala, además, que a pesar de las limitaciones del período, las expectativas en torno a
las tecnologías se orientaron a su mejoramiento continuo y se dedicaron a realizar
muchos esfuerzos para solucionar los problemas técnicos y teóricos de este campo de
aplicación en la actividad informacional.13
La influencia de las tecnologías en los procesos del ciclo de vida de la información
también se observa en la definición de la disciplina desarrollada por la American Society
for Information Science, la cual resalta que esta ciencia se ocupa de los procesos
mencionados con “un énfasis particular en las aplicaciones de las nuevas tecnologías en
estas áreas”. Tecnologías que, como acota Hjorland (2000), es necesario reiterar, no
constituyen el interés esencial de la ciencia de la información, al devenir el medio y no
el fin; aunque el propio autor acepte que la digitalización de los recursos y servicios de
información constituye un paso extremadamente importante para el desarrollo de la
disciplina.14
4
Esta última acotación, que confirma la confianza en la tecnología, también estuvo
presente en los fundadores de la documentación en la década de los años 30, quienes
consideraron que los medios de la tecnología de la época ofrecían la perspectiva de una
solución tecnológicamente revolucionaria a las ineficiencias de los sistemas de
comunicación científica y académica,10 un problema que enfrentaba este campo de
conocimiento y que es hoy observable.
En la década de los años 70, cuando la American Society for Information Science
presenta su definición, Hanson (1971) destaca que la disciplina parecía tener dos
significados en la práctica. De esta manera, el autor señala que el concepto de “ciencia
de la información” podía utilizarse para significar la explotación de la información
científica y técnica de todo tipo (no solo documental) y por todos los medios (tanto
manuales como automatizados ) para el beneficio de la comunidad científico-técnica;
además de emplearse con mucha frecuencia para significar la aplicación de la ciencia y
la tecnología al manejo de la información en general.15 Se manifiesta así que la relación
información-usuario-tecnología no solo está presente en la conceptualización y
concepción de la disciplina sino que, al parecer, constituye la clave para la
aproximación y comprensión de este campo de conocimiento en su dimensión teórica y
práctica.
Como se ha observado, el reconocimiento de la importancia de la utilización y el
impacto de la tecnología computacional en la disciplina resulta evidente desde las
primeras décadas de su surgimiento, el que también se ha extendido hasta la actualidad
y se expresa en el aparato teórico-conceptual, como enfatiza Hjorland (2000) de dos
maneras:14
Directa: cuando se asocian las partes científicas del trabajo de las
organizaciones informacionales con la automatización y, por tanto, se considera
la automatización de dichas instituciones el objeto de investigación en la
disciplina para circunscribir el campo de conocimiento a un marco bien estrecho
en el que se niega la investigación de los mecanismos y la dinámica que subraya
el uso de la información.
Indirecta: cuando se centra en algunas teorías o enfoques específicos, que se
muestran fructíferos en la tecnología computacional, pero que resultan
problemáticos como marcos teóricos para la ciencia de la información, como es
el caso de la teoría matemática de la información, de Shannon, o el propio
impacto de las tecnologías en la Psicología, que ha suscitado el desarrollo de la
ciencia cognitiva de acentuada incidencia en la etapa finisecular en nuestra
ciencia.
En la década de los años 90, cuando este campo de conocimiento focaliza su atención,
según Borem (2003), en: 1) la efectividad de la comunicación del conocimiento y sus
representaciones entre los seres humanos, 2) el uso y la necesidad de información y 3)
las tecnologías de la información”,16 Meadows reafirma el lugar y la función de estos
constructos digitales, al expresar categóricamente: “el impacto de las tecnologías de la
información en la práctica de la ciencia de la información es más que obvia”.15
Dicho autor asevera que, de manera particular, la influencia de la tecnología en el
decursar histórico de la disciplina es observable en el área temática de la recuperación
de la información, un área que, desde 1950, ha incidido significativamente en el
5
desarrollo de esta ciencia y se ha convertido en un potente componente de ella.
Saracevic (2000), en relación con dicho impacto, destaca, además, la consecuente
aparición de nuevas tareas concernientes a los estudios de interacción, la búsqueda en
Internet, la recuperación multilingüe de información y las bibliotecas digitales.15
Mientras, desde un punto de vista más amplio, Hjorland (2000) se refiere a la influencia
positiva de estas tecnologías en la ciencia de la información, por su contribución al
cambio de la perspectiva de los servicios de información individuales y la creación de
las bases de una nueva perspectiva mucho más general, orientada hacia los sistemas y
soportada en la investigación teórica y aplicada.14
En este sentido, se observa que los cambios dinámicos, determinados por el cúmulo
apabullante de información y el impetuoso desarrollo tecnológico, han generado nuevas
formas sociohistóricas de la actividad informacional que redimensionan las funciones
del profesional de la información y de sus usuarios. García Gutiérrez también alude a
los nuevos hábitos y asegura que “han aparecido de un lado y otro del terminal, tanto
para los profesionales de la información como para sus usuarios”,17 consecuencia del
profundo cambio que ha generado la producción de conocimiento en red.
Indudablemente, el propio desarrollo vertiginoso de las tecnologías de la información en
la última mitad del siglo XX y el primer lustro del siglo XXI han influido en la
reorganización de la actividad informacional, y que, según Alburquerque Barreto
(1998), en las postrimerías del siglo XX, este desarrollo y la constante interacción
produjo “una crisis en la ciencia de la información”,7 una situación crítica que condujo a
la redefinición continua de su contenido y la prioridad de sus objetivos porque, como
toda ciencia, ella se define no solo por los problemas que enfrenta, sino también por los
métodos que utiliza en la búsqueda de soluciones en cada circunstancia histórica.
Tras el impacto de estas tecnologías, como sugiere Alburquerque Barreto (1998), los
objetivos de la ciencia de la información se inscriben en realidades diferenciadas y en
sus intersecciones:7
El mundo de la realidad subjetiva: espacio de las construcciones teóricas, de los
contenidos de significación, de la generación, interpretación y asimilación de la
información.
El mundo de la realidad de los objetos: espacio de los sistemas materiales y de
los instrumentos.
El mundo de la realidad del ciberespacio: espacio de los símbolos cibernéticos,
área de comunicación entre los seres humanos y la computadora, en la que sus
dos mundos coinciden.
En esta polivisión cohesiva e incluyente de la realidad informacional, sin dudas, se
manifiesta el carácter paradigmático de las tecnologías en este campo de conocimiento.
Por tanto, en la realidad resultante de la confluencia sinérgica de estos tres mundos,
donde se puede hablar de comunicación electrónica, el flujo de información y
conocimiento se modifica estructuralmente para actuar en los siguientes puntos:18
La interacción del receptor con la información: el receptor abandona su
posición de distanciamiento alienante con respecto al flujo de información y
6
participa en su fluidez como si estuviera posicionado en su interior. Su
interacción con la información es directa, coloquial y sin intermediarios.
El tiempo de interacción: el receptor conectado en línea diseña su propia
interacción con el flujo de información en tiempo real, con una velocidad que
reduce el tiempo de contacto casi a cero; velocidad de acceso y uso que sitúa al
receptor en una nueva dimensión para estimar el valor de la información, al
pasar a ser juez que evalúa la importancia de la información a la que accede en
tiempo real, en el momento de su interacción y nunca más en condición ex - pos
de retroalimentación intermedia.
La estructura del mensaje: el receptor, en un mismo documento, puede elaborar
la información en diversos lenguajes, combinar texto, imagen y sonido. No está
sujeto a una estructura lineal de la información, que pasa a ser asociativa en
condiciones de un hipertexto o hipermedia. Cada receptor interactúa con el texto
del mensaje circularmente y crea su propio documento con la intención de una
percepción orientada por su decisión.
La facilidad de ir y venir: una conexión en red amplía la dimensión de su
espacio de comunicación; el receptor navega por diferentes memorias o
almacenes de información en el momento en que lo desee.
Obviamente, como precisa Masuda, la importancia de las tecnologías de la información
radica en proporcionar la infraestructura para modificar, de manera irreversible, las
relaciones de la información con sus usuarios.18
Por supuesto, en el contexto de esta situación emergente y de esta interacción mediática
se habla de un nuevo modelo de producción, acceso, difusión y recepción de la
información; que implica mutaciones no solo en el proceso de recuperación de
información (problema cuya solución ha enfrentado la ciencia de la información), sino
también, y de manera particular, en el proceso de organización de la información.
Organización de la información y paradigma tecnológico
La búsqueda y recuperación de la infomación no ha dejado de constituir un problema.
De hecho, nos enfrentamos a un problema que lejos de ser solucionado se acrecienta
con la vertiginosa expansión de Internet y, específicamente, con la evolución de la
World Wide Web (WWW),19 un problema cuya supuesta solución se concibe e
implementa fuera de los límites de la ciencia de la información, que suscita una
situación controversial, antes no vista, como afirma Saracevic.12
Inevitablemente, los principios negentrópicos inherentes al propio proceso de
recuperación de información resultan un imperativo porque, como plantea Jacob (2004),
son los procesos de selección y representación; es decir, el proceso de organización el
que provee el fundamento para la consecución y efectividad de la recuperación de la
información.20 Por tanto, focalizar la preocupación y ocupación en la organización de la
información, etapa que acrecienta su importancia en el entorno digital,19 desde una
perspectiva transdisciplinaria parece imprescindible.
La organización de la información, según Vizcaya (1997), consiste en “la estructura
formal que, como resultado de las variables (usuario, temática, tipología de fuentes,
tecnología y presupuesto) dispone, define y coordina las diferentes etapas del ciclo de
vida de la información con el propósito de cumplir con los objetivos del sistema”.21 Esta
7
estructura, en opinión de Jacob (2004), contribuye al establecimiento de un contexto
semántico porque, como el propio autor destaca, las estructuras concretas y los tipos de
relaciones específicas que se originan en el interior de esta etapa coadyuvan a la
producción de entornos informacionales de significado.20
Así, el impacto de las tecnologías en la organización de la información es un tema
recurrente en la literatura de la especialidad en estos últimos lustros en el que se
enfatizan las características adquiridas en sus subprocesos (selección, procesamiento,
representación y almacenamiento de la información) tras dicha influencia. Sin embargo,
es importante destacar que el interés mayor de la comunidad científica y profesional
recae en la subetapa de procesamiento o representación de la información ante el
crecimiento sostenido de Internet y de la World Wide Web (WWW).
Alvarenga (2001) plantea que el volumen de información libremente colocado en el
Web imposibilita un tratamiento de la información desde la perspectiva tradicional.22
Según esta autora (2003), en el proceso de tratamiento o procesamiento de los registros
de conocimiento para fines de almacenamiento en los sistemas de información, se
requiere de un nuevo estadio de representación, que no parta de ser ontológico en sí,
sino del conocimiento sobre el ser, expresado en documentos.23 Ella apunta que esta
sería una representación secundaria, la que tendría por objeto prioritario no el acervo de
la ontología, de las cosas o seres existentes, sino el acervo de conocimientos sobre esas
cosas o seres, objeto de la epistemología.22 En consecuencia, muchos son los
profesionales que trabajan en el desarrollo de herramientas de organización y búsqueda
constante en los objetos digitales del Web; pero el lugar del profesional de la
información en estas cuestiones no es protagónico.
En relación también con este tema del procesamiento de la información, Méndez
Rodríguez y Merlo Vega se refieren a la situación de la normalización en el Web. Estos
autores concluyen que “proliferan los proyectos y tentativas de normalización de la
información Web”;24 aunque precisan que aún es incipiente el estado de la cuestión de la
ubicación, identificación y descripción de los documentos Web, al no disponerse de
estándares sólidos, fiables e internacionalmente reconocidos. Describen, además, la
situación actual concerniente a este tema y afirman que:24
En la mayoría de los casos, se trata simplemente de iniciativas más o menos
serias de normalización o de estándares que pretenden serlo de facto para una
comunidad especializada de usuarios. El proceso de estandarización formal
evoluciona con demasiada lentitud para ajustarse a las necesidades del entorno
de información del Web, y en la mayoría de los casos, la falta de masa crítica,
dificulta aún más el éxito de estos proyectos.
Es fundamental en el desarrollo y evolución de estas normas, la función que
realizan las instituciones encargadas de la estandarización como la ISO o la
ANSI/NISO, o las encargadas del desarrollo de Internet y el Web como el W3C
o el IETF; así como las empresas que desarrollan software, que deben asimilar
estas tendencias.
Los objetivos de todas estas iniciativas normativas son los mismos: identificar y
recuperar el conocimiento albergado en el Web; por eso, y ante la diversidad de
este nuevo entorno informativo, los estándares deben desarrollarse de manera
paralela hacia normas flexibles de estructura que permitan desarrollar una "Web
semántica".
8
Precisamente, el tránsito hacia una Web semántica, una Web más bibliotecaria, como
enuncia Méndez Rodríguez, o lo que es igual, una Web organizada, parece ser la
solución mediata al problema de la recuperación de la información.
El Web semántico es un proyecto tecnológico que ha de permitir una mejor interacción
entre las computadoras y las personas. Según Berners-Lee (1999), se trata de un
proyecto, liderado por la World Wide Web Consortium (W3C), que pretende integrar
inteligencia y contexto en los códigos XML, utilizados para la confección de las páginas
Web.25
Sin embargo, no solo desde la perspectiva bernersiana, sino bajo la influencia del
pensamiento ecologizado, se pudiera hablar entonces de la necesidad de la auto-eco-
organización del Web para la construcción del Web semántico, lo que significa que “la
organización del mundo exterior (del Web, que no sería otro que el mundo subjetivo al
que se refiere Alburquerque Barreto), está inscrita en el interior de la propia
organización viviente”,26 ese futuro Web semántico, un sistema abierto y dinámico en el
que se generan entornos informacionales concretos de significado.
Por supuesto, que en la concepción y desarrollo del Web, se deben considerar los tres
órdenes principales de problemas semánticos, enunciados por Guiraud (1975), y en
torno a los cuales gira la atención de nuestra comunidad científica influenciada por el
paradigma sociocognitivo.25
Estos problemas son de orden:
psicológico: que relaciona los estados fisiológicos y psíquicos de los
interlocutores en los procesos de comunicación de signos.
lógico: que establece las relaciones de los signos con la realidad en el proceso de
significación.
lingüístico: que establece la naturaleza y las funciones de los diversos sistemas
de signos.
Según Rocha y Alvarenga, este último orden de problemas acentúa y justifica más el
uso del calificativo de “semántico” para el Web; porque se observan las crecientes
posibilidades de asociación de los documentos y sus significados por medio de los
metadatos descriptivos y las ontologías construídas en consenso por las comunidades de
usuarios y los desarrolladores de aplicaciones que permiten compartir significados
comunes.25 Aunque se debe advertir que es precisamente en la unidad indisoluble de los
tres tipos de problemas donde es justificable el calificativo de semántica.
Estos autores consideran entonces que el Web semántico se aproxima a un gran sistema
de recuperación de información, donde existen herramientas y tecnologías para la
anotación semántica de las páginas Web y la construcción de ontologías para la
representación y fundamentalmente, la indización (la organización de la información);
además de la presencia de agentes asociados a los mecanismos de búsqueda e inferencia
(Inference engine) para la recuperación de información de manera eficaz, al ser capaces
de “comprender” sus contenidos con el objetivo de que la información sea
significativamente utilizada por los usuarios (humanos o no humanos) del Web.
9
Una cuestión importante mencionada por estos autores es que el acceso a estas nuevas
tecnologías es posible por medio de los portales comunitarios (community portals)
donde la información se encuentra en su propio contexto de significado. De esta
manera, se traslada a la red digital la estructura de los grupos sociales (comunidades),
para lograr, como señala Lancaster (2003): “el orden local en ese caos global ”.19
Por supuesto, no se puede centrar la atención en la organización de la información
determinada tecnológicamente como ocurre, a gran escala, en Internet en espera de la
generalización del Web semántico. El interés, como el de todo profesional de la
información, si hoy resulta imposible en la praxis, al menos en teoría debe centrarse en
lo que García Gutíerrez denomina “organización cognitiva”; es decir, “la organización
lógico-semántica y discursiva de los textos, basado en la reflexión con respecto a cómo
construyen el conocimiento, los emisores pertenecientes a dominios concretos
(comunidades discursivas y repertorios de intereses) con el objetivo de proponer
itinerarios lógico-semánticos de recuperación en el contexto de la red digital.12
Nuevamente, se reitera la idea de la representación epistemológica de los objetos del
Web y la función activa del usuario involucrado en estrategias cognitivas para realizar
una adecuada interpretación y comprensión de esos objetos, circunscritos a entornos
sociales concretos y donde resulta imprescindible la correlación entre el nivel de
conocimiento y la situación socio-cultural.
La preocupación en torno al significado también ha estado presente en Vizcaya, quien
en 1997 afirmó que, al hablar de la utilización de las tecnologías, no se refiere a la
simple existencia de información electrónica sino a la necesaria existencia de una
verdadera estructura lingüística que permita, debido a la relación estrecha que existe
entre lenguaje y conocimiento, hacer verdaderas inferencias útiles para la búsqueda, a
partir de las relaciones semánticas existentes entre todas y cada una de las unidades
lingüísticas que conforman el acervo terminológico de una disciplina; así una vez más
se delimita el entorno social.21
Vizcaya también cuestiona y critica, cuando plantea: ¿de qué relación puede hablarse en
nuestra actividad informativa entre lenguaje y conocimiento cuando son muy pocas las
bases de datos que nos proporcionan una estructura lingüística que, basadas en las
relaciones semánticas entre los términos, nos permita una inferencia capaz de abrir
horizontes cognoscitivos?21
CONSIDERACIONES FINALES
La interrogante anterior nos lleva a reflexionar y considerar que, si bien es posible
afirmar la existencia del paradigma tecnológico, la solución del problema de la
recuperación de la información y, por supuesto, de la organización de la información no
parece depender exclusivamente de la tecnología.
Al respecto, Lancaster y Warner (2001), aseguran que probablemente transcurrirá
mucho tiempo antes de que las máquinas sean lo suficientemente inteligentes para
reemplazar en su totalidad a los seres humanos en lo relativo a la organización de la
información.27 Es por eso que Hjorland (2000) afirma que el progreso futuro parece ser
mucho más dependiente de los temas relacionados con los tipos cognoscitivos de
problemas/(soluciones) que con los problemas/(soluciones) de naturaleza puramente
tecnológica.14
10
El propio autor reitera que volvemos a los problemas relacionados con la pertinencia, el
significado y el lugar de los diferentes tipos de “textos”, documentos y sistemas en los
procesos de aprendizaje y descubrimiento; volvemos a los tipos de problemas
cognoscitivos.14
El proceso de organización de la información compele a la necesaria comprensión del
proceso constructivo del conocimiento y el significado en los marcos de la comunidad
productora y receptora, en esa relación indisoluble entre pensamiento y lenguaje que en
dominios particulares basados en la división social común del trabajo homogeneíza y
condiciona la generación de necesidades individuales de información en congruencia
con las necesidades sociales de información.
Esta es la razón por la que solo puede concebirse el Web semántico y los procesos de
organización y recuperación en contextos o dominios concretos, idea presente, además,
desde la década de los años 80 en Winograd y Flores, quienes alertaron a los
diseñadores de herramientas computacionales sobre la necesidad de trabajar en el
dominio generado por el espacio de los vuelcos potenciales; es decir, en esos espacios
socioculturales.28
Sin embargo, desde esta perspectiva, el Web semántico, el gran sistema de recuperación
de información al que hacen referencia Roche y Alvarenga, no es más que un espacio
metacognitivo en el que surgen y se desarrollan subsistemas específicos (concretos) de
organización y recuperación de información, por el que transitan e interactúan las
fuentes de información personales al desempeñar determinada función en la sociedad.25
Precisamente, todo parece indicar que el Web semántico, como sistema organizado,
busca crear el contexto semántico mediante la construcción de entornos
informacionales, cimentados en “la relación dialógica entre la tecno-red y la red lógico-
semántica de información y el conocimiento”.17
Por tanto, el foco de atención ha de recaer en el usuario y sus entornos sociales, el
significado socializado y la tecnología, elementos devenidos ejes para la reorientación
de la ciencia de la información y, particularmente como se ha argumentado, para la
propia organización de la información.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Recibido: 22 de noviembre del 2006. Aprobado: 10 de diciembre del 2006.
Lic. Rosa Lidia Vega Almeida. Unidad de Análisis y Tendencias en Salud. Ministerio de
Salud Pública. Calle 23 esq. N. El Vedado. Plaza de la Revolución. La Habana. Cuba.
Correo electrónico: vega.rosa@infomed.sld.cu
*Versión ampliada de la conferencia presentada en el panel “Diversos enfoques de la Sociedad
de la Información ” en el Congreso Internacional de Información INFO 2006.
1Licenciada en Información Científico-Técnica y Bibliotecología. Unidad de Análisis y
Tendencias en Salud. Ministerio de Salud Pública. Cuba.
Ficha de procesamiento
Clasificación: Artículo teórico.
Términos sugeridos para la indización
Según DeCs1
CIENCIA DE LA INFORMACIÓN; TEORÍA DE LA INFORMACIÓN;
PROCESAMIENTO AUTOMATIZADO DE DATOS.
INFORMATION SCIENCE; INFORMATION THEORY; AUTOMATIC DATA
PROCESSING.
Según DeCI2
CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN; TEORÍA DE LA INFORMACIÓN;
TECNOLOGÍA DE LA INFORMACIÓN; PROCESAMIENTO DE LA
INFORMACIÓN.
13
INFORMATION SCIENCE; INFORMATION THEORY; INFORMATION
TECHNOLOGY; INFORMATION PROCESSING.
1BIREME. Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS). Sao Paulo: BIREME, 2004.
Disponible en: http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm
2Díaz del Campo S. Propuesta de términos para la indización en Ciencias de la
Información. Descriptores en Ciencias de la Información (DeCI). Disponible en:
http://cis.sld.cu/E/tesauro.pdf
14
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Panoramic study on aspects of Information Science (IS) and Cognitive Science (CS), showing recent contributions in four possible intersections: Categorization, Indexing, Information Retrieval (IR) and Man-Computer Interaction.
Article
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For most of its modern history library and information science has been governed by the mode of thinking best characterized as positivism. This epistemology, shared with most of the social sciences for some time, features the quest for universal laws and the reduction of all phenomena, including behavioral, cognitive, and so on, to the physical, among other elements. This means to knowledge is unworkable for this field; a proposed replacement for it is hermeneutical phenomenology. This article outlines the elements of a revised epistemological approach that seeks an understanding of the essences of things (such as the library) and that takes into account, among other things, the intentional stances of the human actors within the realm of library and information science. Such a re-formed epistemology allows for a different set of questions asked and a different approach to answering them.
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Abordando algumas interfaces do fenômeno da cognição com a ciência da informação, este ensaio tem por objetivo refletir sobre alguns componentes do processo de representação de conhecimentos, no contexto atual balizado pelo surgimento e desenvolvimento dos arquivos e bibliotecas digitais. Como um esquema básico, contendo idéias introdutórias a serem posteriormente trabalhadas, destina-se especialmente a pesquisadores e estudantes de cursos oferecidos no âmbito disciplinar da ciência da informação. O texto se inicia com uma introdução que ressalta os processos de representação, passíveis de ocorrer em momentos distintos: na produção dos registros de conhecimento, na organização dos sistemas de informações documentais e no acesso às informações pelos usuários. São também incluídas neste texto discussões preliminares sobre as relações da representação com a ontologia e a epistemologia, campos tradicionais da filosofia. Seguem se outros tópicos relacionados ao tema, cujos títulos denotam seus conteúdos específicos: cognição e transdisciplinaridade; conceito como produto da representação primária e insumo para a representação secundária; novos espaços e métodos peculiares de representação do conhecimento.
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This paper investigates the problem of the labelling of the library, documentation and information field with particular emphasis on the terms ‘information’ and ‘document’. What influences introduced the concept of ‘information’ into the library field in the middle of the twentieth century? What kind of theoretical orientations have dominated the field, and how are these orientations linked to epistemological assumptions? What is the implication of the recent influence of socially oriented epistemologies for such basic concepts in IS as ‘information’ and ‘document’? The article explores these problems and advocates an approach with emphasis on documents and on the concept ‘memory institutions’ as generic terms for the central object of study.
Article
SE EXPONEN LOS ANTECEDENTES DEL USO DE LOS MÉTODOS CUANTITATIVOS EN LAS CIENCIAS SOCIALES Y, COMO UNA CONSECUENCIA DE ESTE, EL PROCESO DE INTEGRACIÓN QUE SE MANIFIESTA ENTRE LAS MATEMÁTICAS Y LAS CIENCIAS BIBLIOTECOLÓGICAS Y DE LA INFORMACIÓN, CON EL INTERÉS DE DESTACAR LA IMPORTANCIA QUE TIENE LA VINCULACIÓN DE LOS MÉTODOS Y MODELOS MATEMÁTICOS Y ESTADÍSTICOS EN LOS PLANES DE ESTUDIO DE LA LITERATURA EN ESTE CAMPO. SE PRESENTA COMO ESTUDIO DE CASO DE ESTE ANÁLISIS LA RESTRUCTURACIÓN DEL PLAN CURRICULAR DE LA LITERATURA EN BIBLIOTECOLOGÍA E INFORMACIÓN DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SAN LUIS POTOSÍ EN MÉXICO.
Article
Structural change of the knowledge flow: the electronic communication. The relationship between the information flow and the public, which is exposed to knowledge assimilation, has changed its structural model. Information technology has played a major role in this changing process. The electronic communication is analyzed as a way of disseminating information more profitable to the user than the oral or written process. The publicity of information and knowledge has become more efficient and accesible in the computer era.
Article
Information scientists often see their subject as severely practical. However, the range of theory being applied in infor mation science has expanded considerably over the past thirty years. The basic question now is not whether applicable theo ries can be found to fit the various branches of information science, but rather whether the existing range of theories can be brought together to provide an integrated theoretical picture of the whole subject.
Article
This article is a programmatic article, which formulates a new approach to information science (IS): domain-analysis. This approach states that the most fruitful horizon for IS is to study the knowledge-domains as thought or discourse communities, which are parts of society's division of labor. The article is also a review article, providing a multidisciplinary description of research, illuminating this theoretical view. The first section presents contemporary research in IS, sharing the fundamental viewpoint that IS should be seen as a social rather than as a purely mental discipline. In addition, important predecessors to this view are mentioned and the possibilities as well as the limitations of their approaches are discussed. The second section describes recent transdisciplinary tendencies in the understanding of knowledge. In bordering disciplines to IS, such as educational research, psychology, linguistics, and the philosophy of science, an important new view of knowledge is appearing in the 1990s. This new view of knowledge stresses the social, ecological, and content-oriented nature of knowledge. This is opposed to the more formal, computer-like approaches that dominated in the 1980s. The third section compares domain-analysis to other major approaches in IS, such as the cognitive approach. The final section outlines important problems to be investigated, such as how different knowledge-domains affect the informational value of different subject access points in data bases. © 1995 John Wiley & Sons, Inc.
Article
There is a lot of discussion about paradigms. Most of the approaches seem to have the same basic structure: Assuming a fixed problem and stating solutions. The alternative view would be to look at the deeper structural problem which could be illustrated by comparison with actors dealing with knowledge under conditions of a change in the role of knowledge. This is observed in four dimensions related to the development of sets of technologies: depersonalization and communication technologies, believability and observation technologies, fragmentation and presentation technologies, and rationalization and information technologies. This change is furthermore supported by the phenomenon of “informatization.” If information science considers itself to be that science, it has to learn that such a science would be established (together with some others like ecology) as a prototype of a new or postmodern science. Postmodern science is not like classical science, driven by the search for complete understanding of how the world works, but by the need to develop strategies to solve in particular those problems which have been caused by classical sciences and technologies. Such a science has to face a new theoretical situation for which three approaches are envisaged: (a) development of basic models by redefinition of broad scientific concepts (e.g., “system,” leading to the concept of actor, “communication,” leading to the concept of complexity reduction); (b) scientific reformulation of inter-concepts, that is, concepts that are that familiar and common in that they are not yet scientifically worked out as such (e.g., “knowledge”, “image”); and (c) interweaving of models and inter-concepts.