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La violencia intrafamiliar como representación
en la prensa gráfica en el diario de mayor distribución
en el interior de Argentina*
70
por Laura Valdemarca**
Paola Bonavitta***
Fecha de recepción: 19 de octubre de 2009
Fecha de aceptación: 27 de abril de 2010
Fecha de modificación: 17 de junio de 2010
RESUMEN
Este trabajo es un estudio de caso sobre el tratamiento que realiza el periódico más importante del interior argentino en torno a
la violencia intrafamiliar. En él se exponen los resultados de una investigación desarrollada a partir de fuentes primarias, y apoyada
metodológicamente en el análisis del discurso. Entendemos que los medios construyen representaciones sociales desde un criterio
de noticiabilidad; por eso analizamos el discurso gráfico alrededor de la violencia familiar. Destacamos que la construcción apoya
varias de las creencias instaladas y legitimadas dificultando en los lectores la generación de una representación que supere la mirada
dicotómica de víctima-victimario y se comprometa en la reversión de esta problemática social.
PALABRAS CLAVE
Medios de comunicación, discurso, violencia intrafamiliar.
Representations of Domestic Violence in the Largest Circulating Newspaper
from the Interior of Argentina
ABSTRACT
This article is a case study of how the most important newspaper from the interior of Argentina treats the issue of domestic
violence. It is based on a study of primary sources and supported, methodologically, by discourse analysis. The discursive
analysis of images related to domestic violence rests on the understanding that the media constructs social representations from
a news-worthy criteria. We emphasize the ways in which such a construction supports various widely-entrenched beliefs, making
it difficult for readers to go beyond the victim-perpetrator dichotomy and become committed to resolving this social problem.
KEY WORDS
Mass Media, Discourse, Domestic Violence.
A violência intrafamiliar como representação na imprensa gráfica no diário de maior
distribuição no interior da Argentina
RESUMO
Este trabalho é um estudo de caso sobre o tratamento que realiza o jornal mais importante do interior argentino com relação
à violência intrafamiliar. Nele, expõem-se os resultados de uma pesquisa desenvolvida a partir de fontes primárias e apoiada
metodologicamente na análise do discurso. Entendemos que os meios constroem representações sociais desde um critério de
noticiabilidade; por isso analisamos o discurso gráfico ao redor da violência familiar. Destacamos que a construção apoia várias
das crenças instaladas e legitimadas dificultando nos leitores a geração de uma representação que supere a visão dicotômica
de vítima–vitimário e se comprometa na reversão desta problemática social.
PALAVRAS CHAVE
Meios de comunicação, discurso, violência intrafamiliar.
* Esta investigación pertenece al trabajo realizado en el equipo de investigación dirigido por la Dra. Nora Lloveras, bajo el tema A nálisis multicultural d e la
violencia intrafamiliar e intervenciones estatales: un estudio comparativo e interdisciplinar México – Argentina. Asentado en el Centro de Investigaciones
Jurídicas y Sociales (CIJS), con aval institucional de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba. En convenio con la
Universidad Autónoma de Yucatán (México).
** Licenciada y Doctora en Historia por la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Se desempeña como profesora adjunta ordinaria en la cátedra de Historia
Argentina en la Escuela de Ciencias de la Información de la Universidad Nacional de Córdoba y en la Cátedra de Historia Argentina en la Escuela de Historia de la
Universidad Nacional de Córdoba. Actualmente hace parte del Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional
de Córdoba. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran: Historias en la historia. Nuevas tecnologías y escuela. Revista de Educación (en prensa) y Gran-
des comerciantes y política en la Córdoba moderna 1880-1920. Revista Procesos Históricos 18 (en prensa), 2011. Correo electrónico: lauvaldemarca@arnet.com.ar
*** Actualmente cursa el doctorado en Es tudios Sociales en América Latina en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Licenciada en Comunicación
Social y Magíster en Sociología por la Universidad Nacional de Córdoba. Es becaria de CONICET y adscrita en la Cátedra de Sociología I de la Escuela
de Ciencias de la Información de la Universidad Nacional de Córdoba. Sus últimas publicaciones han sido La espec tacularización del sujeto: niños, niñas y
adolescentes tejiendo redes virtuales. En Niñas, niños y adolescentes: problemática s actuales. Guadalajara: Universidad de Guadalajara (en prensa); y Golpe
de Estado en Honduras: el discurso de Cristina Fernández. Revista Razón y Palabra 74, 2010. Correo electrónico: paola.bonavitta@gmail.com
lA violenciA intrAfAmiliAr en
La Voz deL InterIor (lvi)1
Los medios masivos de comunicación son reconocidos
por la influencia que ejercen sobre la sociedad. Toman
hechos con los que construyen realidades para ser con-
sumidas, debatidas y procesadas por el gran público,
y que en muchos casos incidirán en la resolución de
agendas políticas. En sus páginas circula aquello que
los dueños de los medios consideran que un ciudadano
bien informado debe conocer.
Entre esos hechos, la violencia intrafamiliar (en adelan-
te, VIF) es uno de los temas que circula en el discur-
so de los medios. Vamos a definir la VIF como aquella
forma de violencia que tiene lugar dentro de la familia,
ya sea que el agresor comparta o haya compartido el do-
micilio con la víctima, y que comprende actos asociados
o individuales de violencia física, psicológica, sexual,
emocional y económica (Lagarde 2006, 30). La VIF es
un modelo de conductas coercitivas producidas en una
relación desigual que busca someter, controlar, redu-
cir la autonomía de las personas, ejercer sus derechos
y hasta aspirar a sociedades más igualitarias (Carrillo
1992), ya sean mujeres, menores, ancianos o discapa-
citados. En muchos casos, se trata de pautas cultura-
les aprendidas y justificadas socialmente, y suelen ser
el mecanismo utilizado por los hombres para asegurar el
mantenimiento del poder, el disfrute de privilegios y/o
el patriarcado (Vega Montiel 2010, 4).
Hay un universo importante en relación con la repre-
sentación de la VIF. Las representaciones sociales son
constructos cuyas fuentes son diversas, y los medios
de comunicación constituyen una muy importante,
que, además, contribuyen a la formación, sostenimien-
to o cambio de cualquier representación social. Las
representaciones logran que el mundo sea inteligible
para las personas y que, además, se puedan comuni-
car y entender entre ellas. Hemos de advertir que una
representación es una forma de presentar la realidad
una vez interpretada por quienes la describen bajo la
forma de noticias, en nuestro caso, los periodistas. Las
representaciones son subjetivas y se realizan a partir de
conocimientos, mapas cognitivos, etcétera, que pueden
hacerse explícitos o no. Los periodistas utilizan diferen-
tes recursos lingüísticos, gráficos, semánticos, etc., para
1 La Voz del Interior es el principal diario de la provincia de Córdoba,
Argentina. Llega a todo el territorio de Córdoba y a las provincias de
Catamarca, Santiago del Estero, La Rioja, San Luis, Santa Fe y Buenos
Aires. Es el diario más vendido del interior del país, que alcanza ventas
netas diarias promedio de lunes a domingo de 64.567 ejemplares.
interpretar la realidad y presentar esa idea que gestaron
en sus mentes de la forma más apropiada para su medio
y sus lectores; por tanto, resulta muy interesante cono-
cer la visión de los periodistas, el tipo de representación
que un medio requiere y el ethos discursivo generado.
Como hemos dicho, las representaciones corresponden
al orden de lo imaginario, son imágenes, no especulares,
que condensan significados y se constituyen en sistemas
referenciales que nos permiten interpretar y clasificar
una realidad compleja. La construcción de representa-
ciones es una actividad cognitiva, en cuanto imagen percep-
tual de un fenómeno en la que se fusionan percepto y
concepto. Las estrategias cognitivas producen el sentido
de los objetos del mundo social más allá de los atribu-
tos visibles. Cuando se habla de “representación” se está
aludiendo a “interpretación”, pues se está apelando a un
marco conceptual, como decíamos antes: se une un per-
cepto a un concepto; entonces, ambos términos consti-
tuyen un proceso que es más adecuado definirlo como de
representación/interpretación; se trata de una construc-
ción personal que se desprende del flujo concreto de los
acontecimientos (González 2007, 11). No obstante, una
idea muy difundida en la prensa es su pretensión de ob-
jetividad, lo cual limita la consecuencia que puede tener
la brecha entre realidad, interpretación y representación.
En este trabajo analizaremos las representaciones sobre
VIF y las posibles repercusiones para los lectores del
principal diario de la ciudad de Córdoba y de mayor co-
mercialización en el interior del país.2
No podemos obviar la mención del contrato de lectura
existente entre un medio de comunicación y sus lecto-
res. El contrato explica cómo una empresa periodísti-
ca, cuya mayor necesidad es sostenerse en un mercado
competitivo, se vincula con sus lectores. Implica que
hay acuerdos casi implícitos por los cuales los lectores
encuentran positivo informarse a través de determina-
do medio. Éste, a su vez, sostiene su contrato porque
constituye su estilo, reconocido por sus lectores y su
salvaguarda, frente a la competencia. Basado en este
contrato, el medio enuncia y construye representa-
ciones aceptables para los lectores; aun acerca de los
temas más complejos, trata siempre de mantener in-
formado a su lector, según lo esperado por éste. Con
2 La ciudad de Córdoba (1.309.536 habitantes en 2008) está ubicada en
el centro de Argentina. Es la capital del segundo estado por su población
(3.221.001 en 2008) y economía. Es también un importante centro cul-
tural, financiero y de entretenimiento; es conocida como la Docta, por su
universidad cuatricentenaria, y la Ciudad de las Campanas, por la impor-
tancia del catolicismo, plasmada en sus numerosas iglesias coloniales.
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La violencia intrafamiliar como representación en la prensa gráfica en el diario de mayor distribución en el interior de Argentina
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Dossier
base en la idea del contrato de lectura, se establece que
existen diversos tipos de prensa: amarilla y blanca. La pri-
mera es vulgar, sensacionalista, parcial y espectacular y la
segunda es objetiva, culta y actualizada. El periódico que
analizamos se autorreferencia en esta segunda categoría.
noticiAs, contrAtos y conflictos
Todo medio de comunicación social convierte en noti-
cia aquello que cree conveniente, según su orientación
política-ideológica y su contrato de lectura. En general,
hay estrategias mediáticas por las cuales se otorga mayor
nivel de visibilidad a unos hechos que a otros. Algunos
criterios de noticiabilidad son la novedad, originalidad,
evolución de los acontecimientos, importancia y grave-
dad de los mismos, proximidad geográfica, jerarquía de
los protagonistas, etcétera (Martini 2000, 85). Para un
medio que se precie de objetivo es imprescindible man-
tener informados a los lectores, aun cuando esto su-
ponga incluir fenómenos sociales perturbadores por la
complejidad de los hechos, por su carácter estructural,
de difícil resolución, o porque provocan zozobra en la
sociedad. Entre éstos se encuentran las diversas clases
de violencias: discriminación, racismo, exclusión, mar-
ginalidad, injusticia. ¿Cómo hace un medio para que la
representación de esta realidad no impida a sus lectores
seguir consumiendo noticias? y ¿qué recursos buscará
para representar los fenómenos más disruptivos sin rom-
per su contrato de lectura?
Hemos rastreado los recursos discursivos que utiliza un
medio para presentar la VIF sin alterar la representa-
ción socialmente construida entre sus lectores. El re-
sultado es que el lector interpretará la VIF a partir de
hechos micro, aislables, cuyas causas inmediatas serán
fácilmente encontradas en el sentido común. El medio
usará la narración y la descripción sin buscar argumen-
tos discursivos que involucren al lector, que quedará
envuelto en un escenario de trivialización que evade el
hecho de que la VIF es una problemática social, y la
ubica lo suficientemente alejada de su vida cotidiana,
como para no causar una angustia irreparable. El lec-
tor, informado e indignado, podrá pasar a otra noticia
cuando la VIF ya no sea un hecho noticiable para el
medio. Probablemente este lector no llegue a asumir
responsabilidades ciudadanas en la vigencia y cumpli-
miento de las leyes, el respeto por los derechos huma-
nos y la transformación de su sociedad.3
3 Que los derechos ciudadanos se cumplan no depende sólo del hecho de
que sean escritos y aprobados como leyes, sino que haya una sociedad
vif y prensA escritA:
cuAndo el dAño es noticiA
Desde el retorno a la democracia en 1983, Argentina
realizó esfuerzos por igualar los derechos de la mujer
con respecto al hombre y ha profundizado su compro-
miso por la defensa de los derechos humanos a través de
numerosas acciones legales.4 En 1994 el Congreso de la
Nación aprobó la legislación contra la VIF, promulgada
como ley en 1996. Dadas las características de nues-
tro sistema, esa ley no tenía potestad en las provincias,
aunque imponía en éstas la premura por legislar sobre la
cuestión. En Córdoba hubo varias presentaciones legis-
lativas, pero todas quedaron postergadas frente a otras
cuestiones. El propio aparato estatal (policial y judicial)
no se había modernizado para tratar la problemática,
aun cuando las informaciones estadísticas indicaban un
registro importante sobre los hechos de VIF.5
Diez años después, la provincia de Córdoba dictó una
ley específica (Ley Provincial de Violencia Familiar
9.283/2006) bastante novedosa en la materia, puesto
que incluía el tratamiento de la víctima; paralelamente,
se creó una estructura judicial y de contención.6 El
rol de la prensa fue indiscutible para que la legislatu-
ra provincial se abocara a aprobar la legislación sobre
el tema. Los medios encontraron la manera legítima
de instalar en la opinión pública el tema de la VIF al
convertir un hecho noticiable en el detonante de un
dispuesta a hacer cumplir esas leyes, como expresa E. Jelin (1996, 12);
la ciudadanía es un acto de solidaridad y responsabilidad.
4 En 1985 se modificó el Código Civil para declarar la custodia o pa-
tria potestad compartida por ambos padres (antes correspondía sólo
al varón); en 1994 se incorporó al texto constitucional la Declaración
Universal de los Derechos Humanos y en noviembre de 2006 se aprobó
el Protocolo CEDAW.
5 Según datos del año 2001, en Argentina hay violencia en una de cinco
parejas; el 42% de los asesinatos de mujeres es en manos de sus pare-
jas; la violencia es algo común dentro del matrimonio, ya que el 54% de
mujeres golpeadas eran casadas, y un tercio de ellas con más de veinte
años de convivencia. La probabilidad de que haya también niños me-
nores de edad golpeados o víctimas de alguna clase de violencia en este
tipo de hogares es muy alta, y lo es también la posibilidad de que esos
niños reproduzcan las conductas aprendidas en sus hogares durante su
infancia. Los avances estadísticos han discriminado especialmente la
violencia de género pero se sabe que hay una proporción importante de
menores, ancianos e incluso varones que son víctimas de VIF.
6 El 1 de marzo de 2006, casi seis meses después de la muerte de Lud-
mila Bachetti, la legislatura unicameral aprobó por unanimidad la Ley
Provincial de VIF No. 9.283. Resume varios aspectos que fallaron para
prevenir aquel caso y tantos otros: ordena medidas autosatisfactorias
urgentes y sumarísimas que son del fuero de familia, por ejemplo, la
exclusión, pero para proteger a la(s) víctima(s), habilita a la justicia a
actuar con premura, aun violando el principio de inocencia reconocido
por el Artículo 18 de la Constitución Nacional, y que es aplicable al
orden penal.
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abril de 2011: Pp. 192. ISSN 0123-885X
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clima social y de demanda de acción gubernamental,
abriendo la oportunidad política para quienes venían
reclamando con anterioridad una política pública en
relación con la VIF.
Paradójicamente, la VIF se convirtió en noticia para La
Voz del Interior a partir de la muerte de una beba de
cinco meses, resultado de maltratos paternos.7 Enten-
demos que ésa fue considerada una vía legítima para
tomar el tema en su agenda mediática y establecer una
comunicación con sus lectores que permitiera soste-
ner el hecho como noticia. Decimos paradójicamente
porque los casos de violencia sobre niños son menos
frecuentes que sobre mujeres adultas; sin embargo, el
medio no produjo hechos noticiables a partir de la vio-
lencia de género, ni la había tomado en su agenda pre-
viamente, como se puede observar en la tabla 1.
7 La bebé se llamaba Ludmila Bachetti. Fue internada por su estado de
salud; su padre era un desempleado de 22 años y su madre una estu-
diante universitaria de 21. Los médicos determinaron traumatismos,
incluso previos a los que desencadenaron la gravedad de la niña y luego
la muerte cerebral. Ellos fueron los que denunciaron los hechos ante la
Policía; la abuela había intentado meses antes que la justicia le tomara
una denuncia pero no había sido escuchada.
El caso de la bebé-víctima fue expuesto por el diario en
su tirada impresa a partir del 16 de setiembre; desde esa
fecha y hasta el 30 de septiembre aparecieron treinta y
siete notas sobre VIF, la mayor parte vinculadas al caso
de la beba golpeada y algunas en relación con otros ca-
sos de VIF ocurridos en fechas lejanas (tres años atrás).
Se ocuparon del tema casi todas las secciones del dia-
rio: Sucesos, Opinión, Sociedad, y además en los Titulares
de la tapa. Esa cantidad, que supera las dos notas por
jornada, sorprende con relación a la tirada del mes de
agosto, cuando hubo seis notas referidas a VIF, como se
puede apreciar en la tabla 1, y en los meses posteriores
a septiembre, en los que el diario cambió su agenda,
hasta febrero/marzo, cuando se produjo el tratamiento
legislativo del proyecto de ley.
El análisis de las 143 notas referidas a VIF nos per-
mite decir que el medio convirtió en hecho noticiable
la violencia sobre un bebé, por considerarla un acon-
tecimiento inobjetable para instalar el tema de la VIF,
que garantizaba su contrato con los lectores. El “Caso
Ludmila” reunió varias de las condiciones resaltadas por
Martini (2000, 85) para adquirir noticiabilidad: proxi-
midad geográfica (el caso ocurrió en Córdoba capital,
Secciones/
Sucesos Sociedad Opinión Titular Otros Totales
Meses
Agosto 6 6
Septiembre 23 7 5 2 37
Octubre 3 3
Noviembre 8 1 1 10
Diciembre 6 1 7
Enero 2 1 3
Febrero 13 4 1 18
Marzo 14 27 8 1 50
Abril 441 9
79 40 14 8 2 143
TABLA 1. Notas sobre VIF, La Voz del Interior (septiembre de 2005 a abril de 2006)
Fuente: elaborada por Pablo Castro, con base en datos de La Voz del Interior (ediciones impresas).
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donde el diario vende la mayor cantidad de ejemplares),
jerarquía del personaje (un bebé), evolución de los acon-
tecimientos (hasta la declaración de muerte cerebral, se
mantuvo la esperanza de la supervivencia de la beba),
importancia y gravedad (padres que maltratan a su hija
–además, universitarios, es decir que cuentan con un
nivel educativo alto, por lo cual no se esperaría, según
el imaginario colectivo, este tipo de hechos violentos– y
abuela denunciante no atendida por la Justicia). Como
señalamos, el caso no era novedoso ni inédito, ni tam-
poco el más frecuente ejemplo de VIF, pero sí era capaz
de provocar la indignación social de manera unívoca.
Luego de este episodio, el medio retornó a su agenda
habitual, en la que la VIF no logró imponerse por sobre
otros temas, hasta los meses de febrero y marzo, cuando
se produjo el tratamiento legislativo de la Ley sobre VIF.
La excepción fue el mes de noviembre, cuando el medio
presentó diez notas sobre VIF y se vinculó al asesinato
de otro niño.
Entonces, para analizar el contexto de producción y
la producción misma de las noticias en torno a la Ley
cordobesa de VIF, partimos de un hecho tomado por
el medio: la muerte de una beba por maltrato paterno
y materno. El caso comenzó a ser noticia desde el mo-
mento de la agonía de la beba hasta su muerte, incluido
el desenlace, con la prisión de los padres. Un niño de
tres años murió, en circunstancias similares, dos me-
ses después. A partir de este hecho, todos los medios
locales (gráficos, televisivos, radiales) convirtieron en
noticia otros hechos violentos que ocuparon primeras
planas, y especialistas en el tema dieron su opinión des-
de distintas perspectivas (psicológica, judicial, asisten-
cial, etcétera), con el objetivo de informar, racionalizar
y encontrar respuestas a esta clase de hechos que por
unos meses conmovieron a la opinión pública. Como
se puede observar en la tabla 1, el medio dio un trata-
miento predominante en la sección Sucesos (ex Policia-
les) –prácticamente el 50% del total en el período bajo
análisis–, seguido de las notas aparecidas en la sección So-
ciedad, que constituyen el 27%, y las de Opinión, que
son el 10%. Por la ubicación de la noticia en el periódico
podemos presumir que el medio elige ubicar a la VIF
como una cuestión próxima a lo delictivo y, de modo
bastante secundario, como un problema social: el delito
se castiga, el problema se resuelve.
Por otra parte, los medios de comunicación consideran
que la sección Sucesos está destinada a la población
femenina. Es por ello que se ubica en las páginas pos-
teriores del diario, ya que, además, se ha estudiado que
las mujeres leen los diarios de atrás hacia adelante. Esto
indica otra lectura sobre la forma de tratar la violencia
doméstica desde LVI: al ubicarla en la sección más leída
por mujeres, se ata este problema al género: la violencia
intrafamiliar es algo que compete a las mujeres y no a
toda la sociedad. La sección condiciona la noticia por-
que la violencia aparece como un fenómeno aislado, resul-
tado de causas individuales (pasión, despecho, maltrato
en la niñez), y no como un problema social, resultado
del patriarcado y/o del autoritarismo, de la discrimina-
ción o de la marginalidad. No se invita al lector a reali-
zar una lectura de la violencia familiar como fenómeno
social que, si bien en cada caso puede ser el resultado
de causas individualizables, es un problema social, en
cuanto afecta el desempeño de la comunidad.
Sólo el 27% de la información pertenece a la sección
Sociedad. Lo mismo ocurre con la sección Opinión,
donde sólo se habló de la violencia doméstica en un 9%
de las oportunidades. Es por ello que se presume que
el medio no le otorga al tema la importancia que mere-
ce, puesto que no se debate necesariamente sobre él,
sino que se expone como hecho noticioso dejando la
reflexión en manos del lector, y no así del equipo perio-
dístico. La intención no es opinar desde el medio, sino
otorgar las herramientas al lector para que éste pueda
debatir, discutir y formarse un punto de vista con su
círculo de pares. El periódico prefiere no explicitar en
un editorial su opinión acerca de la violencia doméstica.
LVI sólo publicó artículos de opinión en septiembre de
2005 (cinco, tras el caso Ludmila), en marzo de 2006
(ocho, en el momento del debate parlamentario) y en
abril de 2006 (uno, luego de haber sido sancionada la
Ley). Por otra parte, en el mes de agosto de 2005 sólo
se publicaron seis noticias sobre violencia doméstica,
todas en la sección Sucesos.
En septiembre de 2005, luego de la internación y pos-
terior muerte de Ludmila Bachetti, fueron publicadas
treinta y siete noticias sobre VIF. De ellas, el 62% se
divulgó en la sección Sucesos, el 18% en Sociedad,
el 13% en Opinión y el 5% en Tapa. Por una sola vez,
en el período analizado, los casos de violencia fueron
publicados en todas las secciones consideradas como
plausibles de publicación por el medio. Además, fue el
segundo mes con mayor cantidad de notas publicadas
(el mes que ocupa el primer lugar es marzo de 2006,
luego de sancionada la Ley de Violencia Doméstica).
Los medios gráficos, televisivos y radiales convirtieron en
un acontecimiento espectacular la muerte de Ludmila Ba-
chetti. El diario relató con pormenores los padecimientos
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previos de la niña, los pasos de los médicos y de la abuela.
La “verdad” fue develada por el medio; el episodio dio la
oportunidad a LVI para ocupar el lugar que los actores res-
ponsables habían eludido reforzando en la opinión pública
la idea muy difundida sobre la ineficacia del sistema judicial.
El medio aseguraba el contrato de lectura, el ethos discursivo,
puesto que asumía el rol de informante responsable ante una
sociedad indignada.
medios y discursos
Los planteamientos teórico-metodológicos en que se
sustenta este trabajo se circunscriben al ámbito del
análisis del discurso, entendido globalmente como “el
estudio de la relación entre el lenguaje y los contex-
tos en que se usa” (McCarthy 1991, 30). El discurso
representa la principal materialización de la ideología
en sentido amplio; supone una manera de actuar sobre
un auditorio con fines prácticos, que funciona como
creador y sostén de representaciones dirigidas a los
ciudadanos para compartir ciertas visiones del mundo
e, incluso, maneras de pensar, hablar y actuar, como
hemos detallado anteriormente. Estas representaciones
son capaces de activar tanto prejuicios como producir
manifestaciones sociales masivas. Lo que se denomina
“acontecimiento” es la movilización, espontánea o pro-
vocada, de los medios alrededor de algo que, durante
un cierto tiempo, conviene considerar como tal (Cham-
pagne 2000). Los “malestares” que surgen en la prensa
son, en realidad, “malestares para periodistas”, es decir,
aquellos cuya representación pública se fabricó para in-
teresar a los periodistas o que sólo atraen porque son
fuera de lo común, dramáticos, conmovedores o co-
mercialmente rentables y, por lo tanto, dignos de una
primera plana (Champagne 2000). En particular, las
desdichas y reivindicaciones deben expresarse mediáti-
camente si quieren tener una existencia públicamente
reconocida y que el poder político los tenga en cuen-
ta (Champagne 2000). Parte de esas desdichas son las
violencias espectaculares que constituyen la “primera
plana” de los medios.
Las representaciones sociales de género, mediante la
socialización de los discursos circulantes en la prensa,
cumplen una función fundamental: la de la reproduc-
ción del sistema patriarcal. Los medios de comunicación
construyen creencias y opiniones que se estructuran como
reglas sociales (Vega Montiel 2010), y transmiten en su
discurso la mirada patriarcal y opresora de género de ma-
nera naturalizada, al no criticar decididamente la vio-
lencia de género.
En general, los medios masivos reflejan en sus noti-
cias el hecho violento, ignorando el tratamiento de las
causas que llevan a la violencia; sintetizan mostrando
solamente los datos indispensables y simplificando
las situaciones para que tengan una resolución infor-
mativa inmediata. Cada hecho noticiable que genera
una representación social a través de un medio tiene
un origen, responde a ciertos intereses y tiene límites
de tratamiento, o límites hasta donde los cuales puede
representar. Esto debe resolverse así porque, como ya
expresamos, hay un contrato de lectura entre el lector,
el medio y las empresas que publicitan en éste.
Los discursos de los medios construyen, constituyen,
cambian, definen y contribuyen al sostenimiento de las
estructuras sociales (Van Dijk 1995), de modo tal que la
“interfaz” entre discurso y sociedad puede denominar-
se “representativa” o “indexical”, en el sentido de que
las estructuras del discurso hablan sobre –denotan o
representan– partes de la sociedad, según quieran los
dueños de esos medios. Se trata de periodistas reales
escribiendo para lectores reales; esta relación supone
dos seres virtuales: el enunciador o la imagen que el
escritor construye de sí mismo en el texto y el destinata-
rio o la imagen que el escritor compone de su supuesto
lector; ambos transcurren en el ethos discursivo (Verón
1997). La estrategia enunciativa es la manera en que
enunciador, destinatario, y la relación entre ellos, se
construyen dentro del texto. Cada diario tiene la suya
propia, la cual es más o menos exitosamente adaptada a
las expectativas de sus lectores.
LVI tiene un estilo propio en la construcción del enun-
ciador al que quiere familiarizar con el universo de la
VIF. Elabora su propia definición sobre ésta, y es re-
petida en varios artículos dedicados al análisis o a la
información. Es un enunciador capacitado para dar
juicios, es omnipresente y tiene información que lo
acerca a la verdad; el medio sólo usa pronombres neu-
trales para asegurar su mirada equidistante. El enun-
ciador no se suma al reclamo por la ley sobre VIF sino
que adopta un tono impersonal, no especifica quién
la reclama ni adhiere al pedido. No individualiza a los
actores sociales como políticos, políticas, militantes
feministas, víctimas involucradas en los reclamos, et-
cétera. De esta manera, el proceso aparece alejado de
centros de decisión y de los actores. No hay protagonis-
tas colectivos visibles de los hechos de violencia, pero
tampoco hay responsables de la no violencia, sólo hay
víctimas y victimarios individualizados cuya edad, nom-
bres, sexo, ocupación y características socioculturales
los alejan del lector de LVI.
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“Reclaman ley contra el maltrato de la mujer” (sep-
tiembre de 2005). En este tema particular, su discurso
prioriza el contexto espacial de la provincia de Córdoba
y analiza en segundo plano y de manera superflua los
casos regionales, limitándose a los títulos, excluyendo
bajadas, cintillos, volantas e incluso fotografías. Esta
construcción del enunciador –si bien ayuda a resaltar
el localismo y la diferencia, un elemento importante en
este contrato de lectura–, genera un destinatario abs-
traído de contextos más amplios.
El lenguaje utilizado por el enunciador es coloquial,
capaz de ser entendido por diferentes lectores; el
enunciatario construido por este medio es un sujeto
amplio, que posee competencias básicas, frente al cual
el medio prefiere un lenguaje carente de formalismos y
cientificismos. Como se puede observar en el ejemplo
anterior, LVI no construye su destinatario explícitamen-
te, es decir que no recurre a un “ustedes”, no invoca al lec-
tor ni lo involucra usando la misma estrategia que utiliza
cuando el enunciatario estructura los acontecimientos.
Como el enunciador, el enunciatario es borrado del dis-
curso pronominalmente; sólo existe en el imaginario del
periódico como un ser capaz de comprender el lenguaje
puesto en juego desde la redacción. Al insistir en la bús-
queda de la objetividad mediante la tercera persona, el
enunciador elimina las huellas del destinatario.
LVI toma la palabra valiéndose de diferentes valores
que legitiman su postura. Más allá de su intención de
perseguir la “neutralidad periodística”, el enunciador se
muestra tomando partido ante la definición del sujeto
que ejerce la violencia y aquel sobre el cual se ejerce
la misma. Por ejemplo: “Mujeres: Víctima del 90% del
maltrato” (febrero de 2006).
Este titular deja en evidencia la posición que toma el me-
dio frente a la situación de la mujer. Ella es la víctima, el
golpeador, el victimario. Se presenta a la mujer agredida
como ubicada en una situación de pasividad y debilidad
pero también como objeto de las pasiones. En este aspec-
to, la mirada del diario es muy clara: cuando hay meno-
res, se trata de maltratos; cuando hay adultos, se trata de
pasiones. La mirada hacia la violencia es prácticamente
la mirada policial: la violencia que deja marcas físicas:
“Los innumerables episodios de violencia familiar que se
vienen registrando en Córdoba desde el año pasado, ya
sea por niños maltratados o por dramas pasionales que
derivaron en horrorosos crímenes…” (marzo de 2006).
LVI utiliza diferentes voces para legitimar su enun-
ciación. Recurre a periodistas especializados, jueces,
defensores de mujeres, abogados, psicólogos y traba-
jadores sociales. Los elegidos contribuyen a afianzar
la posición tomada por el enunciador y a reforzar sus
enunciados. De esta manera, si bien mantiene un tono
impersonal en su discurso, en éste también afloran cier-
tos calificativos (horrorosos, terribles) que buscan incitar
al enunciatario a tomar una posición ante el suceso. Como
dijimos antes, no compromete a su lector en la transfor-
mación de los derechos ciudadanos ni de la sociedad,
pero lo incita a sentir repulsión frente a la VIF a partir
de informaciones mínimas pero que el contrato de lec-
tura presenta como indispensables.
definiciones de vif utilizAdAs por lvi
LVI separa el maltrato infantil de la violencia contra la mu-
jer. No es casual que haya tomado la muerte de una
beba para introducir el tema en su agenda. No los trata
como a un todo, tal como lo es la violencia originada en
el seno de la vida doméstica. Así, LVI utiliza la siguiente
definición de maltrato infantil:
El maltrato infantil en los niños implica diversas
circunstancias, modos de crueldad e instrumentos,
representa claramente la patología mental del autor o
autores, la insensibilidad, perturbación y disfunción
familiar, las agresiones provocan lesiones graves, gra-
vísimas y muerte del niño. Si es sobreviviente, las
consecuencias físicas y emocionales son, en numero-
sos casos, irreversibles. El niño nunca comprenderá
por qué sus propios padres le ocasionaron intencio-
nalmente el daño (LVI septiembre 2005, 15).
En esta conceptualización del enunciador, la violencia se
limita a la violencia física como producto exclusivo de
una patología mental. El agresor es, para el medio, una
persona insensible, perturbada y con disfuncionalidad
familiar, alejando lo más posible cualquier característica
de sus lectores de estos sujetos agresivos y pasionales. El
medio, además, detalla los comportamientos de maltrato:
Los comportamientos de maltrato comprenden gol-
pes, mordeduras, heridas provocadas con diversos
objetos, quemaduras, ataduras y castigos diversos.
También por una conducta de omisión: privarlos de
alimentos, de asistencia médica, de ropas y cuidados
que lesionan al niño; por ejemplo, intencionalmente
no cambiarles los pañales (LVI octubre de 2005, 12).
Nuevamente, en el detalle se evaden otros tipos de vio-
lencias más sutiles y se orienta la imagen al niño más
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indefenso, el bebé, corriendo el riesgo de excluir a otros
niños-víctimas y provocar empatía hacia las víctimas
más pequeñas. La violencia se limita a la ejercida física-
mente o por medio de prohibiciones u omisiones en el
cuidado, pero el enunciador no evidencia referencias a
la violencia ejercida directamente a la personalidad de
un individuo. Tampoco abre un abanico de causas de la
conducta violenta; enfatiza las descripciones donde se re-
producen las marcas del discurso policial y deja de lado
las razones que llevan a la conducta violenta generando
una representación en la que esta clase de violencia so-
bre niños parece ser la forma más legítima de violen-
cia y la que le permite al diario optimizar su contrato
de lectura; no ocurrirá lo mismo con otras víctimas y
victimarios, donde requerirá de otras voces para armar
la representación sobre la VIF. Es en el caso de la vio-
lencia hacia las mujeres cuando el medio recurre a la
voz erudita: “Una mujer golpeada es la que ha recibido
por parte de su compañero, con quien mantiene rela-
ciones íntimas estando o no legalmente casada, abuso
físico, psíquico y/o sexual, o se le ha impedido realizar
acciones que deseaba, o se le han impuesto otras que
no deseaba, todo ello en una sociedad que lo avala” (de-
finición de Cristina Vila –precursora en asistencia a las
mujeres golpeadas en Argentina–, tomada en diversos
artículos de La Voz. Febrero de 2006).
En este caso, el enunciador reconoce la violencia psí-
quica, a diferencia de la violencia sobre los menores. Al
tomar a una profesional para definir violencia hacia las
mujeres, el enunciador construye su legitimación. Es
decir, apela a una voz autorizada para tomar la palabra
y darla a conocer ante el destinatario, probablemente
porque el tema de violencia entre adultos sea más com-
prometedor que la violencia sobre bebés o niños que
nada pueden hacer frente a la situación.
La representación determinista del diario se repite en
varios de sus títulos: “La violencia, el signo de nuestros
tiempos” (septiembre de 2005). Este titular asume la
violencia, en cualquiera de sus formas, como propia de
la actualidad. Pero en vez de verla como una problemá-
tica a la cual hay que enfrentar y buscarle una solu-
ción, la presenta como algo cotidiano, que no puede
evitarse, casi podría decirse como una moda. Es un
punto determinista de tratar a la violencia; se enfa-
tiza una construcción unívoca: de nuestro tiempo no
podemos evadirnos; por lo tanto, tenemos que asumir la
violencia, lo cual se repite en otro título de tapa: “La vio-
lencia no para: otro chico muerto por maltrato” (marzo
de 2006). Los chicos mueren a causa de “la violencia”
y no de “personas violentas”. Se desdibuja el verdadero
culpable de la muerte de niños que han sufrido maltra-
to. Así, se hace hincapié en “los chicos muertos” y no
en la “sociedad violenta”, en adultos violentos o en
familias violentas.
Cuando el enunciador construye la representación de
la violencia, repite otra característica: el agresor perma-
nece invisibilizado, al tiempo que puede ocupar el lugar
de víctima de una patología o el de un ser irracional, es-
casamente responsable de sus actos: “Lo dejó su mujer
e incendió su casa” (septiembre de 2005); “Estremece-
dor: Tambero enfurecido masacró a su familia” (febrero
de 2006). Título: “Condenaron a siete años de prisión a
novio celoso y violento”. Bajada: “El irascible joven ha-
bía baleado a su novia que lo había dejado y a un amigo
que la acompañaba” (marzo de 2006).
Se remarca la lógica causa-consecuencia, tras la idea de
que la ira es provocada por otros: la mujer que abandona a
su esposo y algo que sucede a un trabajador del campo; en
otros casos importa más caracterizar al agresor como celo-
so, violento e irascible, que remarcar el hecho de violencia
hacia otra persona, al tiempo que se invisibiliza la decisión
del castigo impuesta por la justicia, despersonalizándola.
Título: “La violencia familiar estalla el fin de semana”.
Bajada: “Creen que es porque los miembros del hogar
pasan más tiempo juntos y porque se consume más al-
cohol, entre otras cosas” (marzo de 2006). Varios ele-
mentos requieren de atención. Se usa el verbo estallar,
que indica un acto de violencia, para caracterizar a la
VIF; se responsabiliza de la violencia a la convivencia
desacostumbrada y al alcohol, lo cual, en nuestra so-
ciedad, está plagado de connotaciones peyorativas, ya que
desde el sentido común se atribuye la ingesta de alcohol
a la marginalidad y a la pobreza; si a esto se le suma el
escaso espacio que tienen las viviendas de las personas
en situación de pobreza en relación con la cantidad de
habitantes, entonces, podrá tenerse la representación
final de quiénes son los violentos en esta sociedad.
Otras veces, los calificativos utilizados inducen a for-
marse una idea de la noticia que se aproxima: “Aberran-
te: Violadas por el padre tuvieron 4 hijos” (noviembre
de 2005). La utilización del adjetivo aberrante implica
una visión moralizadora sobre el hecho, y es utilizado
en todos los casos donde hay relaciones sexuales inces-
tuosas, algo contrario a nuestras normas sociales. Esto
permite, de nuevo, identificar fácilmente a las víctimas,
y se vuelve complejo justificar al victimario, ya que está
transgrediendo uno de los máximos tabúes sociales: el
del incesto. En este caso señalado, la agresión tiene
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La violencia intrafamiliar como representación en la prensa gráfica en el diario de mayor distribución en el interior de Argentina
Laura Valdemarca, Paola Bonavitta
Dossier
consecuencias en cuatro embarazos, prueba tangible y
detestable de la transgresión. En otros, la prueba mate-
rial es la transmisión de una enfermedad venérea; la vi-
sión sanitarista supera incluso a la del incesto, ya que en
una el hecho es aberrante, y en la otra lo es la conducta
(que mediatiza al hecho). Volanta: “Aberrante” (marzo de
2006). Título: “Abusó de sus hijastras y las contagió de sí-
filis”. Volanta: “Conducta aberrante” (noviembre de 2005).
Título: “Condenaron a un hombre que abusó de su hijo de
sólo 5 años”. Bajada: “El acusado confesó, pidió perdón y
dijo que su padre le hizo lo mismo a él”. Otras veces, la
posición del victimario es ponderada en un marco que
permitiría justificarlo y lo pone casi al nivel de la víc-
tima, es decir, sin autonomía: “Natalia declaró que su
bebé se le escapó de los brazos” (agosto de 2005).
El diario reproduce la declaración de una madre que no
pudo retener a un bebé en sus brazos; la madre parece
ocupar el lugar de otra víctima, ya que resulta complejo
comprender la violencia proveniente de una madre. Tí-
tulo: “Menor asesinó a cuchillazos a su padrastro” (sep-
tiembre de 2005). Bajada: “El crimen fue el desenlace
de una discusión por un grabador”.
Se plantea que el crimen fue provocado por un grabador;
no se menciona el uso de armas entre menores; la relación
aparece enturbiada porque se trata de un padrastro, y
puede contribuir a identificar violencia con pobreza.
A modo de conclusión
Las mujeres, las niñas y los niños corren a menudo gran-
des peligros precisamente allí donde deberían estar más
seguros: con sus familias, en su hogar. Para muchos de
ellos y ellas, el “hogar” es un sitio donde impera un ré-
gimen de miedo y violencia, instaurado por alguien con
quien tienen relaciones estrechas, por alguien de quien
deberían poder fiarse (UNICEF 2007). Estas vícti-
mas de malos tratos sufren física y psicológicamente. Se
ven en la incapacidad de tomar decisiones personales,
de expresar sus opiniones o de brindarse protección a
sí mismas. Sus derechos son pisoteados y la amenaza
constante de la violencia les impide vivir con tranquili-
dad; no obstante, hay numerosas prácticas sociales que
aceptan y justifican las conductas violentas.
Las verdades sociales se construyen, quizá, en las ten-
siones entre lo visible y lo enunciable, entre lo conclui-
do y lo manifiesto, o entre lo bueno/normal y aquello
que no lo es. Aquí se analizaron “las cosas que se dicen”
sobre la VIF y “cómo se dicen” en LVI.
Del corpus seleccionado se pudo establecer que el dia-
rio se refiere a las situaciones de violencia doméstica
noticiables, cuyo desenlace es, en general, la tragedia.
Sin embargo, hay cierta discriminación entre violen-
cias: hay una violencia cuya víctima es el menor de
edad, y hay otra violencia entre adultos que puede ser
de género o no. La primera es más legítima para el dia-
rio, para convertirla en hecho noticiable siguiendo las
reglas de su contrato de lectura. En cambio, la segunda,
la más frecuente en la realidad social, resulta una ver-
dad más incómoda para el periódico; necesita utilizar
recursos discursivos especiales para este caso: la voz
del especialista convertido en enunciatario es uno de
los más importantes. La representación que contribuye
a generar sobre este tipo de violencia tiene una marca
especial de género y de situación social. Las marcas de
género se pueden ver desde la ubicación que se otorga
a estas noticias en el diario hasta la visibilidad que se
da a las agresiones sobre mujeres. Sin embargo, hay
algo más grave que es necesario destacar: la violencia
sobre la mujer, en general, es provocada por la ira in-
contenible del agresor, cuyo origen es alguna conducta
femenina, que, cuando se hace explícita, es el desamor.
La VIF también logra que los pobres, desempleados y
marginados de la sociedad, que viven apretados y se
entretienen bebiendo alcohol, ocupen un lugar en el
medio, con lo cual la representación generada tiene
un componente social importante: la cultura violenta
corresponde a los marginales de la sociedad. LVI no
reflexiona sobre los antecedentes del agresor, sobre las
situaciones de violencia a las que se ha visto expuesto
a lo largo de su vida. Justifica un hecho violento que
tiene carácter noticioso a partir de estados emociona-
les contextuales, y los expone para que el lector saque
sus propias conclusiones. El medio tampoco plantea
periodísticamente el problema de la detección de la
violencia y el abuso, la burocracia, la ineficiencia de los
informantes profesionales, la insuficiencia del aparato
estatal para detectar y actuar ante la denuncia de agre-
sión, previa a ella y posterior a la misma.
El diario construye el acontecimiento y se queda en
el acontecimiento mismo, deja que su lector rehaga la
representación basándose en sus propias convicciones
y percepciones, sintiéndose un lector capacitado para
ello, ya que ha leído con detalle todas las descripciones
que LVI hace de aquellos hechos violentos. No importa
analizar el antes y menos aún el después; en algunos
casos, hasta se presenta como algo inherente a las so-
ciedades actuales. Cuando el medio decidió agendar el
tema VIF, lo hizo a través de un caso inobjetable, en el que
ningún medio deseaba quedarse afuera: la muerte de
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una beba. Esto le permite acordar con sus lectores sin
trastocar los modelos culturales que éstos puedan tener,
ni cuestionar sus conceptos de violencia sobre las muje-
res, sobre los niños y/o en el núcleo familiar.
De esta manera, puede concluirse que el hecho que fue
tomado en el presente trabajo como punto de partida
fue lo que aceleró el tratamiento por LVI de un tema
crucial como es el de la violencia doméstica en Córdo-
ba. Los sentimientos que despertó el conocimiento de
este hecho en la opinión pública ejercieron una fuerte
presión social en la sociedad cordobesa, lo cual apresu-
ró, finalmente, la sanción de la Ley 9.283.
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La violencia intrafamiliar como representación en la prensa gráfica en el diario de mayor distribución en el interior de Argentina
Laura Valdemarca, Paola Bonavitta
Dossier