Las ciudades contemporáneas afrontan diversos retos, entre los que destacan la necesidad de crear entornos promotores de envejecimiento activo y saludable para una población cada vez más longeva, así como la humanización y renaturalización de la vida urbana. En este afrontamiento, las azoteas comunitarias de las propiedades verticales se revelan como un espacio idóneo para la construcción de sostenibilidad urbana y la generación de entornos socialmente inclusivos y promotores de envejecimiento activo aportando importantes beneficios para la salud física, mental y el bienestar personal y colectivo.A partir de un diagnóstico participativo, desarrollado mediante técnicas de investigación cualitativa, este articulo tiene como objetivo evidenciar y explicar los resultados, derivados de la primera fase de un proyecto de investigación, la cual pretende indagar en cómo los protagonistas vecinos y vecinas de los barrios de La Barceloneta y El Raval (Barcelona, España) entienden y perciben el uso de las azoteas comunitarias identificando esencialmente potencialidades, limitaciones y condiciones. Los principales resultados alcanzados son los siguientes: en primer lugar, en ambos contextos de estudio, los cuales concentran indicadores de vulnerabilidad social, en particular, entre la población de la tercera edad, coinciden en señalar como principal potencialidad de la azotea, el ser un espacio “meso”, intermedio entre el domicilio y el espacio público, privilegiado para la sociabilidad y la construcción de comunidad, así como el reverdecimiento y desarrollo de la sostenibilidad medioambiental. En segundo lugar, se pone de manifiesto que las comunidades de vecinos ven necesario una serie de condiciones y requisitos para el uso vecinal de la azotea comunitaria; entre ellos, destacan: por un lado, las mejoras técnicas del espacio (accesibilidad, confort, seguridad y durabilidad), y, por otro lado, las mejoras en los usos colectivos, a través de la redacción y cumplimiento de un mapa de usos y normas de convivencia. En relación con este último grupo de condiciones, los datos ponen de manifiesto que, en el caso del Raval, los protagonistas del mapa de usos son propietarios e inquilinos de alquiler, mientras que en la Barceloneta son vecinos, propietarios de VUTs y turistas. Y, en tercer lugar, a pesar compartir una visión similar sobre las potencialidades del uso vecinal de la azotea comunitaria y sus condiciones de disfrute, las visiones de los vecinos y las vecinas con relación a las tensiones y dificultades derivadas de este uso son significativamente diversas en los dos barrios estudiados. En el Raval se identifican como principales dificultades el mantenimiento del espacio, así como su gestión y normas de uso, para evitar conflictos vecinales de convivencia, especialmente entre propietarios e inquilinos. Mientras que en el caso de la Barceloneta expresan de forma unánime como la presión del turismo masivo, manifestada a través de una constante emergencia de pisos turísticos ilegales en el barrio, hace inviable el poder fomentar el uso vecinal de la azotea comunitaria. De manera que, la presión turística que sufre el barrio se evidencia como un factor limitante determinante para el uso colectivo de las azoteas, y las tensiones se focalizan entre vecinos, propietarios de la VUTs y turistas.