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El paradigma interpretativo en la investigación social y educativa: Nuevas respuestas para viejos interrogantes

Authors:
EL PARADIGMA INTERPRETATIVO EN LA INVESTIGACIÓN SOCIAL Y EDUCATIVA:
NUEVAS RESPUESTAS PARA VIEJOS INTERROGANTES.
JOSÉ GONZÁLEZ MONTEAGUDO. UNIVERSIDAD DE SEVILLA.
(Artículo*de*revista,*publicado*en*español*en:*Cuestiones)Pedagógicas,*Universidad*de*Sevilla,*
2001,*nº*15,*227-246.*ISSN:*0213-1269.
En la década de los noventa hemos vivido en nuestro país, entre otras novedades en el
panorama de la investigación y de la propia teoría social y educativa, un creciente interés hacia los
enfoques interpretativos y cualitativos. Ya han pasado, felizmente, los tiempos en que se discutía la
legitimidad académica e investigadora de las propuestas interpretativas. Esto ha permitido un mejor
conocimiento tanto de los fundamentos epistemológicos y teóricos como de los procedimientos
metodológicos de estos enfoques de investigación. Por nuestra parte, y como contribución al rico e
inacabado debate que se ha abierto hace algunos años, nos gustaría presentar en este artículo una
caracterización teórica, epistemológica y metodológica del paradigma interpretativo. En ocasiones
anteriores, nos hemos ocupado de los métodos cualitativos en el ámbito general de las ciencias sociales
y en el más específico de la parcela educativa (cf. González Monteagudo, 1996; 1996 a; 1996 b;1997;
González Monteagudo y Peñalver Gómez, en prensa). Este artículo pretende aportar una visión global
sobre el paradigma interpretativo, visión que no aparece en las publicaciones que acabamos de referir.
Para evitar la reproducción de material ya publicado, remitimos al lector a nuestro artículo escrito en
colaboración con la profesora Casilda Peñalver Gómez, en el cual ofrecemos una detenida discusión
sobre el problema axiológico y la superación del dualismo entre sujeto y objeto desde la óptica
específica del enfoque interpretativo. Por último, antes de adentrarnos en nuestra discusión, queremos
dedicar este artículo a la memoria de Casilda, cuya temprana muerte nos ha dejado, tanto en el plano
personal como profesional, un vacío difícilmente reparable.
1. Caracterización inicial del paradigma interpretativo.
Tenemos que precisar que a lo largo de nuestra exposición usamos de manera intercambiable
las expresiones paradigma, tradición o enfoque interpretativo (cf. Erickson, 1989). Pensamos que se
trata de términos usados y aceptados por muchos investigadores, que contienen un significado amplio
y plural. En algunos de los textos que hemos consultado, aparecen las denominaciones de paradigma
naturalista y de paradigma constructivista. En términos generales consideramos estas dos expresiones
equivalentes a paradigma interpretativo, pero creemos que la expresión interpretativismo es más
amplia que la de constructivismo y menos ambigua que la de naturalismo. Este vocablo tiene, en
muchos autores, un significado equivalente a positivismo, pues desde este punto de vista el naturalismo
se caracterizaría por tomar como pauta para la investigación el modelo de las ciencias naturales. Carr y
Kemmis (1988, 67-97), por ejemplo, identifican naturalismo y positivismo. Lincoln y Guba (1985), en
cambio, defienden el enfoque de la "investigación naturalista" en el sentido de investigación
interpretativa y cualitativa, aunque estos mismos autores han abandonado ese término y en sus últimas
publicaciones prefieren hablar de "constructivismo" (cf. Guba y Lincoln, 1994; Guba, 1990a; para una
exposición sobre los diferentes sentidos del término naturalismo, cf. Ferrater Mora, 1990, III, 2315-
2318). Otras expresiones que aparecen en la literatura consultada son las de enfoque etnográfico,
fenomenológico, hermenéutico y simbólico (sobre el paradigma simbólico, cf. Popkewitz, 1988, 70-
75). En el primer caso, la etnografía remite, sobre todo, al trabajo de campo de orientación
antropológica; y en el segundo y tercer casos, los rminos fenomenológico y hermenéutico tienen que
ver con orientaciones específicas de la filosofía y con sus derivaciones en algunas corrientes de
investigación de corte cualitativo. A nuestro juicio, la expresión paradigma interpretativo resulta menos
restringida y más abarcadora que las expresiones etnográfico, fenomenológico, hermenéutico o
simbólico.
Según Lincoln y Guba (1985, 36-38; cf. también Guba y Lincoln, 1991), el paradigma
interpretativo se caracteriza por cinco axiomas:
(1) La naturaleza de la realidad. Frente al concepto positivista de la realidad como algo simple y
fragmentable, el concepto de que las realidades son múltiples, holísticas y construidas. Esto
implica la renuncia al ideal positivista de la predicción y del control. El objetivo de la
investigación pasaría a ser la comprensión de los fenómenos.
(2) La relación entre el investigador u observador y lo conocido. Frente al concepto positivista del
dualismo y de la independencia del investigador y del objeto investigado, el concepto de la
interacción y la influencia entre el sujeto cognoscente y lo conocido. Se postula que ambos son
inseparables.
(3) La posibilidad de generalización. Frente a la aspiración positivista del desarrollo de un cuerpo
nomotético de conocimientos bajo la forma de generalizaciones universales, la aspiración de
desarrollar un cuerpo ideográfico de conocimientos capaz de describir el caso objeto de
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indagación.
(4) La posibilidad de nexos causales. Frente a la suposición positivista de que toda acción puede
ser explicada como el resultado (es decir, el efecto) de una causa real que la precede en el
tiempo, la suposición de que los fenómenos se encuentran en una situación de influencia
mutua, por lo que no resulta factible distinguir causas de efectos.
(5) El papel de los valores en la investigación. Frente al planteamiento positivista de una
investigación libre de valores, el planteamiento de que cualquier tipo de actividad investigadora
está comprometida con los valores. En concreto, la investigación está influida por: a) el
investigador; b) la elección del paradigma desde el que se trabaja; c) la elección de la teoría
sustantiva utilizada para guiar la recogida y el análisis de los datos y la interpretación de los
resultados; d) los valores que forman parte del contexto en el que se desarrolla el trabajo.
De estos axiomas se deducen varias características de la investigación interpretativa (Lincoln y
Guba, 1985, 39-43):
(1) Ambiente natural. Los fenómenos no pueden ser comprendidos si son aislados de sus
contextos.
(2) El instrumento humano. En este paradigma, el sujeto humano es el instrumento de
investigación por antonomasia, puesto que no resulta factible idear un instrumento no humano
capaz de adaptarse a las diferentes realidades de cada contexto.
(3) Utilización del conocimiento tácito. Junto al conocimiento de tipo proposicional, el
conocimiento tácito ayuda al investigador interpretativo a apreciar los sutiles fenómenos
presentes en los ámbitos objeto de indagación.
(4) Métodos cualitativos. Estos métodos se adaptan mejor a las realidades múltiples con las que se
ha de trabajar.
(5) Análisis de los datos de carácter inductivo. El investigador interpretativo prefiere el análisis
inductivo porque este procedimiento ofrece grandes ventajas para la descripción y comprensión
de una realidad plural y permite describir de una manera completa el ambiente en el cual están
ubicados los fenómenos estudiados.
(6) Teoría fundamentada y enraizada. Se supone que la teoría se conforma progresivamente,
"enraizada" en el campo y en los datos que emergen a lo largo del proceso de investigación.
(7) Resultados negociados. El investigador naturalista prefiere negociar los significados y las
interpretaciones con los sujetos humanos que configuran la realidad investigada, contrastando
con ellos su propia visión del proceso.
(8) El informe tiene la forma de estudio de casos. No se trata de un informe de carácter técnico.
Esto significa que ha de recoger, entre otros aspectos, una descripción completa del contexto y
del papel del investigador en el proceso de comunicación con los sujetos.
(9) Interpretación ideográfica. Las interpretaciones se llevan a cabo remitiéndose a la
particularidad del caso analizado y dependen del contexto concreto y de las relaciones
establecidas entre el investigador y los informantes.
(10) Criterios especiales para la confiabilidad. Las especiales características de la investigación
interpretativa exigen unos criterios diferentes para valorar la confianza que merece la
investigación. Frente a los conceptos convencionales de validez, fiabilidad y objetividad, la
investigación interpretativa se propone demostrar que merece credibilidad hacia el proceso que
pone en marcha y hacia los resultados que dicho proceso genera.
Las teorías que han influido de manera más determinante la configuración del paradigma
interpretativo son el historicismo, la hermenéutica y la fenomenología, construcciones filosóficas
originadas en Alemania, así como el interaccionismo simbólico, oriundo de los Estados Unidos (sobre
estas corrientes, cf.: Blumer, 1982; Gadamer, 1993 y 1994; Weber, 1984 y 1993; Mèlich, 1994; Rubio
Carracedo, 1984; Husserl, 1991; Berger y Luckmann, 1978; Ferrater Mora, 1990). Aquí no vamos a
desarrollar la exposición de estas teorías, para concentrarnos en la caracterización epistemológica y
metodológica del interpretativismo. En otra ocasión, hemos tratado de esas tres corrientes del
pensamiento en sus relaciones con el enfoque interpretativo y con la investigación cualitativa (cf.
González Monteagudo, 1996, 89-110; 1997).
Los supuestos del paradigma interpretativo están en consonancia con los principales rasgos del
"nuevo paradigma" o "paradigma emergente", surgido de la perspectiva de la complejidad que
caracteriza a la ciencia contemporánea (cf. Lincoln y Guba, 1985, 51-68; Capra, 1985). Según Capra:
La perspectiva cartesiana del mundo es mecanicista; en cambio, la visión del mundo
que emerge de la física moderna se caracteriza por ser orgánica, holística y
ecológica. Se la podría llamar una visión de sistemas, en el sentido de teoría general
de sistemas. El mundo ya no puede percibirse como una máquina formada por una
gran cantidad de objetos, sino que ha de concebirse como una unidad indivisible y
dinámica cuyos elementos están estrechamente vinculados y pueden comprenderse
sólo como modelos de un proceso cósmico (Capra, 1985, 84).
La naturaleza dual de la materia y de la luz, es decir, el hecho de que sea a la vez partícula y
onda, impone una nueva lógica en la comprensión de la realidad. Las partículas subatómicas no tienen
ningún significado como entidades aisladas, sino como correlaciones entre diferentes procesos de
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observación y medida; son, pues, "... modelos de probabilidades, conexiones de una red cósmica
indivisible que incluye al observador humano y su conciencia" (Capra, 1985, 101). En un amplio grupo
de ámbitos (física, química, ecología, evolución, filosofía, política, matemáticas, lingüística,
psicología, etc.) está teniendo lugar un cambio de los patrones convencionales de pensamiento.
El paradigma de la complejidad, como afirma Peñalver Gómez (1988, 167), "es un
pensamiento que se abre, él mismo, a la multidimensionalidad fenoménica... es un pensamiento que se
reconoce a mismo como limitado, sujeto a múltiples paradojas y avatares, y reconoce la realidad
como paradójica, incluso azarosa". El concepto fundamental de esta perspectiva es el "holon", que
supone la irreductibilidad del todo a las partes, pero también la irreductibilidad de las partes en el todo
(Peñalver Gómez, 1988).
Lincoln y Guba (1985, 51-68), basándose en las investigaciones de Schwartz y Ogilvy,
resumen los nuevos enfoques de esta manera: a) el paso de realidades simples a realidades complejas;
b) el paso de conceptos de orden jerárquico a conceptos de orden "heterárquico" ("heterarchic
concepts"); c) el paso de imágenes mecánicas a imágenes holográficas; d) el paso de la determinación a
la indeterminación; e) el paso de la causalidad lineal a la causalidad mutua; f) el paso de puntos de
vista objetivos a puntos de vista orientados por perspectivas. En opinión de Lincoln y Guba (1985, 56-
68), estos enfoques apoyan los axiomas del paradigma interpretativo.
Para completar el concepto del paradigma interpretativo, presentamos unos comentarios sobre
las siguientes cuestiones: el concepto de realidad; el concepto de comprensión (en el marco de la
polémica comprensión/explicación); el carácter cualitativo de este enfoque (en el marco del debate
cualitativo/cuantitativo); el tipo de conocimiento generado; las implicaciones metodológicas; los
argumentos relativos a la credibilidad; y, por último, el papel de la teoría. Para los temas de la relación
entre el investigador y los sujetos investigados, y también de los valores, remitimos a un artículo
anterior, escrito en colaboración (cf. González Monteagudo y Peñalver Gómez, en prensa). Nos parece
que la lectura de ese trabajo resulta decisiva para completar la caracterización del interpretativismo que
realizamos aquí. Por otra parte, nos ha parecido que no era necesario resumir o citar extensamente ese
artículo en colaboración al que acabamos de aludir.
2. El concepto de realidad y la búsqueda de la comprensión.
Desde el punto de vista ontológico, podemos diferenciar los conceptos de realidades objetiva,
percibida y construida (Lincoln y Guba, 1985, 82-87; Guba y Lincoln, 1994, 110-112). La discusión de
estos tres conceptos nos ayuda a entender la perspectiva interpretativa más cabalmente. La realidad
objetiva coincide con la posición del realismo ingenuo, el cual asume la existencia de una realidad
social, física y temporal tangible, que se puede llegar a conocer de una manera completa e inequívoca,
una vez que se cuente con la metodología adecuada. Para el realismo objetivo, el todo es simplemente
la suma de las partes. La realidad percibida supone la existencia de un realismo de carácter perceptual.
Es decir, se admite la existencia de una realidad objetiva, pero de la cual sólo podemos conocer
aspectos limitados, puesto que ninguna persona o grupo puede facilitar un retrato completo de dicha
realidad.
La realidad construida es un concepto defendido por quienes enfatizan el papel de los
individuos y de los grupos en la consideración de la realidad como una construcción mental y cognitiva
de los seres humanos, los cuales interpretan de diferentes maneras los mismos fenómenos. De esta
manera, la realidad se supone que es inseparable del proceso a través del cual las personas reconocen y
describen dicha realidad. Esta posición epistemológica no significa ignorar los aspectos situacionales,
sociales y culturales que limitan y constriñen a los individuos en la vida diaria. Simplemente se trata de
asumir que esos factores limitativos no configuran necesariamente la actividad y el pensamiento de los
seres humanos y que esos factores son, también, un producto de la praxis humana. Lo objetivo debe
pasar necesariamente el filtro de la subjetividad humana. Sartre, después de hacer suya la tesis de
Engels de que los hombres hacen la Historia por sí mismos, pero en un medio dado que los condiciona
(cf. Sartre, 1982, 984ss.), lo expresa así:
Lo subjetivo aparece entonces como un momento necesario del proceso objetivo. Para
llegar a ser condiciones reales de la praxis, las condiciones materiales que gobiernan
a las relaciones humanas tienen que ser vividas en la particularidad de las situaciones
particulares (Sartre, 1982, 994-995).
La mayor parte de las corrientes de carácter interpretativo manejan, sea en un ámbito implícito,
sea en un ámbito explícito, la posición ontológica del realismo construido. Esta posición tiene apoyos
sólidos en las tradiciones sociológicas, antropológicas y epistemológicas contemporáneas (como
elocuente botón de muestra, cf. Berger y Luckmann, 1978).
En el ámbito de la filosofía de la educación, Clausse (1972, 55-194) ha sistematizado una triple
aproximación a la verdad, cuyo enfoque pensamos que apoya la concepción de la realidad construida.
Clausse distingue la verdad dada, la verdad descubierta y la verdad construida. Desde su punto de
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vista, la verdad construida, superando el determinismo, el racionalismo y el objetivismo, es la única
que tiene sentido en el mundo actual, a la vista del cuestionamiento del universo newtoniano por parte
de la física contemporánea. Para Clausse, la noción lewiniana de "campo" implica la concepción del
organismo viviente y de su entorno como campos dinámicos que actúan continuamente de manera
recíproca. La consecuencia que extrae Clausse es que el relativismo ha de ser un supuesto fundamental
de una perspectiva moderna sobre la sociedad y la educación (cf. Núñez Cubero, 1986, 74-82 y 88-89).
El paradigma interpretativo renuncia al ideal objetivista de la explicación (“Erklären”) y
postula la búsqueda de la comprensión (“Verstehen”). Desde el paradigma interpretativo carece de
sentido la pretensión de establecer un saber de tipo causal en las ciencias sociales, aunque esto no tiene
por qué suponer una carencia de rango científico. Como alternativa, se propone la búsqueda de la
comprensión. Este término, "Verstehen", procede del romanticismo alemán y fue elaborado de manera
más precisa por Dilthey (cf. Ferrater Mora, 1990, I, 545-546). Dilthey entiende en un principio por
comprensión el acto por el cual se aprehende lo psíquico a través de sus diferentes exteriorizaciones.
Posteriormente, el concepto adquiere en este autor un sentido más amplio, en la dirección de una
hermenéutica de las estructuras objetivas en cuanto expresiones de la vida psíquica. Desde Dilthey es
usual la contraposición entre explicación (como modo de aprehensión de los objetos de las ciencias
naturales) y comprensión (como modo de aprehensión de los objetos de las llamadas ciencias del
espíritu, culturales, humanas o sociales).
Para Gadamer (1993; 1994; cf. Ferrater Mora, 1990, I, 546-547), la comprensión no consiste
meramente en un método para el acceso a las ciencias del espíritu, sino en una estructura ontológica del
ser del hombre en cuanto ser histórico. La comprensión es diálogo inserto en una tradición. Gadamer
ha puesto de relieve la importancia del lenguaje en esta especie de conversación dentro de la tradición,
actualizando y renovando el punto de vista hermenéutico en tanto que sistema de interpretación de
significados.
La orientación interpretativa ha sido propiciada por varias fuentes diferentes. Junto a la
hermenéutica, las aportaciones de Max Weber son decisivas. Para el sociólogo alemán, la ciencia
social se ocupa de la comprensión de la acción social:
Debe entenderse por sociología...: una ciencia que pretende entender,
interpretándola, la acción social para de esa manera explicarla causalmente en su
desarrollo y efectos. Por “acción” debe entenderse una conducta humana (bien
consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o permitir) siempre que el
sujeto o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo. La “acción
social”, por tanto, es una acción en donde el sentido mentado por su sujeto o sujetos
está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo (Weber,
1993, 5).
El comportamiento humano no se reduce a mera conducta, sino que deviene acción. La acción
humana es, justamente, la conducta dotada de una significación subjetiva. Si admitimos esta distinción,
es lógico llegar a la conclusión de que el saber sobre los fenómenos sociales sólo puede legitimarse
mediante la interpretación por parte del observador del sentido conferido por el actor a su conducta.
Esta es una de las razones fundamentales para mantener que las acciones humanas no pueden
observarse del mismo modo que los objetos naturales (cf. Carr y Kemmis, 1988, 102-104).
Desde nuestro punto de vista, el instrumento clave mediador de la comprensión es el lenguaje.
Según Ibáñez, en nuestra sociedad "el lenguaje funciona como equivalente general de valor... de todas
las prácticas significantes" (Ibáñez, 1986, 41). El lenguaje no es sólo un instrumento para investigar la
sociedad, sino "el objeto propio del estudio: pues, al fin y al cabo, el lenguaje es lo que la constituye o
al menos es coextensivo con ella en el espacio y en el tiempo" (Ibáñez, 1986, 42). Desde esta
perspectiva, las ciencias sociales desembocan en una semiología: semiología del inconsciente con
Lacan, semiología del mito y del parentesco con Levi-Strauss, semiología de las relaciones y
contradicciones sociales con Althusser, semiología de la literatura con Barthes, semiología de la
historia con Foucault (Ibáñez, 1986, 42).
La importancia del lenguaje se pone de relieve al considerar que la "tecnología lingüística" es
superior y anterior, lógica y prácticamente, a la "tecnología estadística", puesto que, como escribe
Ibáñez, "contar unidades es una operación posterior y lógicamente inferior a la de establecer
identidades y diferencias; sólo se puede contar aparte aquello que previamente se sabe que está
separado de lo otro y es en sí idéntico" (Ibáñez, 1986, 43-44).
La cuestión del lenguaje ha tenido un tratamiento importante en el ámbito de la hermenéutica
filosófica propuesta por Gadamer. Para el autor de Verdad y método, el lenguaje es el medio, la
condición y el horizonte a través de los cuales se realiza la experiencia hermenéutica:
El lenguaje no es sólo una de las dotaciones de que está pertrechado el hombre tal
como está en el mundo, sino que en él se basa y se representa el que los hombres
simplemente tengan mundo. Para el hombre el mundo está ahí como mundo, en una
forma bajo la cual no tiene existencia para ningún otro ser vivo puesto en él. Y esta
existencia del mundo está constituida lingüísticamente (Gadamer, 1993, 531).
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Gadamer considera el lenguaje y su función comprensiva un supuesto ontológico, y no
meramente metodológico o epistemológico. La consecuencia de esta perspectiva es radical: no
podemos evadirnos, ni siquiera cuando intentamos hacer ciencia, del "círculo mágico de nuestra
educación lingüística, de nuestros hábitos lingüísticos y de nuestro modo de pensar mediado
lingüísticamente" (Gadamer, 1994, 195). Expresa esta misma idea con una frase bella y rotunda:
"Habitamos en la palabra" (Gadamer, 1994, 194).
Gadamer (1993, 585) pone de relieve que "para garantizar la verdad no basta el género de
seguridad que proporciona el uso de métodos científicos", especialmente en el caso de las ciencias del
espíritu. Al tener en cuenta el hecho de que no existe comprensión libre de todo prejuicio, resulta
lógica la limitación del método cientifista y se evidencia la necesidad de la herramienta hermenéutica:
"Lo que no logra la herramienta del método -escribe Gadamer- tiene que conseguirlo, y puede
realmente hacerlo, una disciplina del preguntar y el investigar que garantice la verdad" (Gadamer,
1993, 585). En los últimos tiempos, estamos asistiendo a la recuperación de la tradición hermenéutica y
a la influencia de la misma en los planos epistemológico y metodológico de la investigación social
(Beltrán, 1988, 81-87).
Berger y Luckmann (1978, 52-65) enfatizan el decisivo papel que desempeña el lenguaje en la
configuración de la vida cotidiana y en el conocimiento de ésta. El lenguaje es el sistema de signos más
importante de la sociedad humana y en él se sustentan, fundamentalmente, las objetivaciones comunes
de los seres humanos. Además, tipifica las experiencias, permitiendo incluirlas en categorías amplias,
dentro de las cuales adquieren un sentido para los sujetos.
La investigación social está viviendo en los últimos años un importante y novedoso "giro
lingüístico", caracterizado no tanto por la pretensión de identificación de lo verdadero, cuanto por el
intento de dar cuenta de la manera en que los discursos particulares producen "efectos de verdad" (cf.
Lather, 1992, 96; Geertz, 1987).
3. El enfoque cualitativo. La disputa cuantitativo/cualitativo.
Normalmente se suelen asociar las expresiones paradigma interpretativo y paradigma
cualitativo y, por otro lado, paradigma positivista y paradigma cuantitativo. La expresión
"investigación cualitativa" ha llegado a ser una expresión general y abarcadora de un conjunto
heterogéneo de enfoques de investigación alternativos al planteamiento positivista y postpositivista. De
hecho, dos Handbooks sobre investigación no convencional publicados en los últimos años de
indudable resonancia en la comunidad investigadora incluyen en su título la denominación de
"investigación cualitativa" (LeCompte et al., 1992; Denzin y Lincoln, 1994). Pensamos que esta
denominación se ha impuesto de manera generalizada.
El debate cualitativo/cuantitativo ha sido y continúa siendo un debate abierto, en el cual
queremos entrar ahora, en el contexto de nuestra exposición del paradigma interpretativo. Las
soluciones propuestas han sido muchas (cf. Alvarez Méndez, 1986; Alvira, 1983; Reichardt y Cook,
1986; García Ferrando, 1988; Ibáñez, 1988; Pérez Serrano, 1994, 52-72; Lucio-Villegas, 1991, I, 78-
87; Morales y Moreno, 1993; Mukherjee, 1993). Nos limitaremos a señalar las cuestiones más
relevantes de la discusión en el marco de nuestro planteamiento, siendo conscientes de que se trata de
una discusión de una enorme complejidad.
La dicotomía cualitativo/cuantitativo surge como una consecuencia metodológica de la
cuestión del "Methodenstreit". Las contraposiciones entre comprensión y explicación y entre ciencias
ideográficas y nomotéticas desembocan en el debate sobre cualidad/cantidad y sobre el empleo, o no,
de métodos estadísticos-matemáticos (Alvira, 1983, 54). Alvira analiza la dicotomía radical en
sociología entre la perspectiva humanista/cualitativa (deudora de las propuestas de Dilthey y de Rickert
y de los trabajos de la Escuela de Chicago, caracterizada por su énfasis en el lenguaje, la interpretación
de los hechos humanos y el punto de vista del actor social) y la perspectiva cientifista/cuantitativa
(alineada con los diferentes positivismos, caracterizada por su énfasis en la formalización de teorías, la
explicación, la medición y la contrastación objetivas). En realidad, una posición intermedia entre las
dos perspectivas ya fue adoptada por los teóricos de la Escuela de Frankfurt, quienes admitieron la
posibilidad de una explicación de los fenómenos sociales, pero se distanciaron de la perspectiva global
positivista, afirmando la necesidad de enjuiciar críticamente los fenómenos estudiados a la luz de la
teoría crítica (cf. García Ferrando, 1988, 217).
Los tres aspectos claves presentes en el debate son las dicotomías explicación frente a
comprensión, medición frente a caracterización cualitativa y abstracción frente a concreción (Alvira,
1983, 59). La postura de Alvira coincide con la de Reichardt y Cook en el sentido de defender la
complementariedad y necesariedad de las dos perspectivas (Alvira, 1983, 58 y 73-74), pero estimamos
que su propuesta, en los términos en que la formula, es inadecuada porque hace uso de una versión
muy "débil" del concepto de explicación, porque recurre a los autores que están en la frontera de cada
una de las dos perspectivas (por ej., Lazarsfeld en el lado cuantitativo; Glasser y Strauss en el lado
cualitativo) y porque autonomiza, como hacen otros autores, el nivel metodológico del paradigmático-
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epistemológico. En una línea similar a la de Alvira y Reichardt y Cook se sitúa Pérez Serrano (1994, I,
52-72), autora que diferencia entre las críticas bien fundadas al enfoque cuantitativo y las críticas
engañosas e incluso exageradas. Pérez Serrano (1994, I, 71-72) defiende el acercamiento de los dos
enfoques y la necesidad de concentrar los esfuerzos en el desarrollo de investigaciones y no en la
discusión metodológica.
Uno de los aspectos que ha complicado la controversia se refiere a las deficiencias con que se
han usado ambos términos (Morales y Moreno, 1993). La falta de delimitación de los dos términos
provoca ambigüedad. Existe un uso polisémico de dichos vocablos. Por ejemplo, cuantitativo puede
aludir a las características propias del positivismo, al uso de entrevistas o cuestionarios estandarizados
o a la utilización de la estadística en el análisis de los datos; por su parte, cualitativo puede aludir a las
características propias de la fenomenología, al uso de estudios de casos o a la utilización de la
etnografía.
Desde el punto de vista de los autores positivistas, lo cuantitativo hace referencia a los
fenómenos que son formalizables dentro de leyes o teorías; lo cualitativo tiene que ver con los
fenómenos que no pueden expresarse de manera formal. Desde el punto de vista interpretativo, lo
cualitativo describe las acciones sociales reguladas por normas sociales, mientras que lo cuantitativo
describe los fenómenos no regulados por normas, como las conductas de tipo reflejo (cf. Morales y
Moreno, 1993, 41).
Un planteamiento más riguroso es el propuesto por Reichardt y Cook, que diferencian, dentro
de cada concepto, los niveles paradigmático y metodológico (Reichardt y Cook, 1986, 31-39; Morales
y Moreno, 1993, 42-44). Desde esta perspectiva, el paradigma cuantitativo tendría las características
propias del positivismo y el método cuantitativo estaría relacionado con los experimentos, la
observación no participante y las entrevistas y encuestas estandarizadas. Y el paradigma cualitativo
tendría las características propias del paradigma fenomenológico y el método cualitativo estaría
relacionado con el estudio de casos, la observación participante, la etnografía y las entrevistas y
encuestas sin estandarizar.
Morales y Moreno (1993, 44-49; seguimos la exposición de estos autores, aunque nos
distanciamos de las conclusiones a las que llegan), después de analizar las propuestas de autores como
Halfpenny, Jacobs y Reichardt y Cook, proponen una clasificación en base a dos criterios. El primero
de ellos es la noción de paradigma empleada:
(1) Noción de paradigma mediante características epistemológicas (método propuesto, relaciones
entre sujeto y objeto, objetivos de la investigación, papel de la objetividad, noción de
causalidad). Desde este prisma, se podría caracterizar el paradigma cuantitativo como idéntico
al positivismo por: la separación entre sujeto y objeto; la aspiración a la objetividad y a la
causalidad; el uso de un método riguroso; y el objetivo de la verificación. El paradigma
cualitativo sería descrito como equivalente al enfoque interpretativo, por: la idea de que la vida
social no está sujeta a regularidades como la vida natural; el acto de conocimiento está
determinado por el sujeto que lo realiza; la objetividad es entendida como acuerdo o consenso
social; y el método es propio de las ciencias sociales.
(2) Noción de paradigma mediante características relacionadas con la contrastación. La
contrastación de carácter cuantitativo tendría que ver con: manipulación de variables definidas
operacionalmente y medidas con escalas de razón o intervalo; uso de procedimientos
estandarizados para la recogida de datos; interacción mínima del investigador en la situación;
control riguroso de variables extrañas; utilización de la estadística y del modelo lineal para
medir las covariaciones entre variables. La contrastación de carácter cualitativo tendría que ver
con: no manipulación de variables; uso de procedimientos no estandarizados para la recogida
de datos; el investigador se implica en la situación; no control de variables extrañas; no uso de
la estadística ni de modelos lineales.
El segundo criterio empleado por Morales y Moreno es la actitud ante la problemática.
Mediante este criterio existen dos tipos de trabajos: los que adoptan una actitud de incompatibilidad
y los que mantienen una actitud de integración. Desde nuestro punto de vista, los autores que
plantean la integración de los dos enfoques, una vez admitida la diferencia entre un nivel
paradigmático y otro metodológico, tienden a defender la autonomización de este último, señalando
que aunque existan diferencias conceptuales y epistemológicas, se puede producir una convergencia
de las técnicas con las que trabaja cada enfoque (cf. Morales y Moreno, 1993, 49; Reichardt y
Cook, 1986, 31ss.). En otros casos, bajo la etiqueta de "investigación cualitativa" se esconde un
análisis cuantitativo de datos recogidos cualitativamente. Estas investigaciones no difieren
demasiado de las investigaciones de corte empirista y positivista.
Reichardt y Cook (1986, 43-48) indican tres razones que justifican el empleo conjunto de
ambas estrategias: pueden responder a objetivos múltiples; pueden apoyarse mutuamente para
conseguir un conocimiento más amplio; y finalmente, la triangulación contribuye a la corrección de los
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sesgos presentes en cada método. Sin embargo, los argumentos de estos dos autores tenemos que
ubicarlos en el ámbito específico en el que sitúan la discusión, que es el ámbito de la investigación
evaluativa. En nuestra opinión, los argumentos que aducen para la convergencia metodológica en este
campo son convertidos por los autores, sin discutir sus consecuencias, en argumentos de carácter
general.
El abordaje más usual de la distinción entre cuantitativo y cualitativo parece olvidar que la
matematización está presente no sólo en el primer enfoque, sino también en el segundo, puesto que el
concepto más general en matemáticas no es el de número, sino el de orden. Y ambos enfoques aspiran
a realizar un análisis "ordenado". Para clasificar, ordenar y medir es preciso un sujeto y un dispositivo
de medición. Este proceso se desarrolla en un ámbito social. Por eso, la expresión "medida de la
sociedad" es ambigua, puesto que "sociedad" es objeto (es decir, es medida) y sujeto (esto es, mide)
(Ibáñez, 1988, 219 y 226). Dicho en otros términos, a nuestro juicio, y siguiendo las sugerencias
planteadas por Ibáñez, el enfoque cuantitativo ya supone, de entrada, por el dispositivo metodológico
empleado y por las operaciones de selección y filtraje de la realidad que implica dicho dispositivo, una
orientación "cualitativa" en el estudio de la "realidad" social. De hecho, para analizar correctamente los
procesos sociales hay que tener en cuenta que la cualidad se transforma en cantidad (por ej., la
codificación lingüística de procesos dinámicos) y la cantidad se transforma en cualidad (por ej., los
datos y las estructuras numéricas y no numéricas forman parte de dispositivos de control social
mediado por sujetos humanos, en cuya conciencia la cantidad se transforma en una cualidad) (Ibáñez,
1988, 228).
Finalmente, queremos indicar varias ideas para concluir este debate. En primer lugar,
estimamos que puede resultar beneficioso explorar las posibilidades de confluencia de los dos
enfoques, pero dejando bien claramente establecido el significado otorgado a los términos y la
orientación de base del investigador. Las sugerencias para un acercamiento de las dos orientaciones en
el ámbito de la investigación educativa formuladas por Mukherjee (1993) nos parecen importantes y
dignas de atención.
En segundo lugar, creemos que el conocimiento de los fundamentos epistemológicos y del
procedimiento metodológico del paradigma rival puede llegar a ser un elemento esclarecedor del
paradigma en el cual se desenvuelve el investigador. Sobre esta cuestión, Reichardt y Cook han
señalado que los investigadores conocen mejor uno de los dos paradigmas, lógicamente el enfoque con
el que trabajan normalmente, e ignoran el otro (Reichardt y Cook, 1986, 49).
En tercer lugar, las soluciones propuestas en el litigio paradigmático cuantitativo /cualitativo
parecen depender, a la vista de la literatura consultada, de al menos estos factores: la perspectiva propia
del investigador que realiza la propuesta, perspectiva que incluye su adscripción disciplinar, su
ubicación profesional y sus preferencias paradigmáticas; el contenido semántico específico de los
conceptos empleados, que varía entre los diferentes investigadores, aún en el caso de los mismos
conceptos; los autores y corrientes de investigación seleccionados para legitimar la propuesta; y el tipo
de problemas seleccionados a los cuales se supone que resulta aplicable la propuesta. Si esto es así,
entonces las propuestas realizadas son todas de carácter situacional y deben de ser analizadas en
función del contexto y procesos de los que dependen. Pensamos que es difícil articular una propuesta
de carácter global que pueda eludir esta problemática.
En cuarto lugar, nos parece interesante recoger la propuesta de M. de Miguel (1988), que
resume, basándose en Morgan, las actitudes ante los diferentes paradigmas en cinco tipos de
respuestas: de supremacía, en el caso de que se considere que uno de ellos es superior a los demás; de
síntesis, si se da una combinación ecléctica de aportaciones; de contingencia, en el supuesto que se
proponga que el investigador debe de elegir en función de los fenómenos y del contexto; dialéctica, al
concebir las diferencias entre perspectivas contrarias como un modo de hacer aflorar nuevos modos de
conocimiento; y en último término la actitud, en la línea de Feyerabend, del "todo vale", al pensar que
no existe idea, por antigua o absurda que sea, que no haga avanzar el conocimiento.
En quinto lugar, otra aclaración que nos parece pertinente tiene que ver con los términos
cantidad y cualidad (cf. Ibáñez, 1988, 225; los ejemplos recogidos son de Ibáñez). La cualidad tiene
que ver con la comprensión de conceptos o conjuntos y la cantidad con su extensión. La cantidad es
intensiva en el caso de que el todo sea mayor que una parte (por ej., "algunos españoles son
socialistas") y es extensiva cuando una parte es mayor o menor que otra parte. La cantidad extensiva es
no métrica, cuando no sabemos cuánto mayor es una parte respecto de la otra (por ej., "casi todos los
españoles votaron al PSOE") o métrica, si sabemos cuánto mayor es (por ej., "diez millones de
españoles votaron al PSOE"). La cantidad métrica exige que las partes y el todo puedan ser reducidos a
iteraciones de una unidad. Pero este tipo de medida no es el único, aunque tienda a confundirse lo
cuantitativo con lo que es susceptible de medición en el sentido restringido ya apuntado. En nuestra
opinión, una perspectiva de este tipo no es conjugable con un enfoque de carácter cualitativo.
Finalmente, y siguiendo las sugerencias de Guba y Lincoln (1994, 115-116), creemos que
existe una divergencia epistemológica básica entre las perspectivas cualitativa y cuantitativa, pero que
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ello no impide la consecución de cierta convergencia técnica, que debe ser realizada desde los
supuestos del paradigma propio mediante la adaptación y modificación de las técnicas del otro
paradigma que se estimen convenientes. Así, creemos que es posible aprender mucho de las
investigaciones realizadas con una metodología cuantitativa, pero concebidas desde una epistemología
de orientación crítica. La investigación de Lerena (1989) nos parece importante. Otra cuestión
importante es la observación de Husen, en el sentido de que la estrategia que se adopte depende en una
buena parte del objetivo que se pretende conseguir en la investigación (Husen, 1988, 52).
4. La producción y la utilización del conocimiento. Implicaciones metodológicas.
La credibilidad.
En el paradigma interpretativo, el conocimiento social obtenido posee unas características
genuinas que lo diferencian del conocimiento social nomotético formulado en leyes generalizables
propio del positivismo (para este apartado, cf. Greene, 1990, 227-245). El conocimiento interpretativo
es un conocimiento fundamentado o enraizado ("grounded") en los ámbitos sociales en los que se
genera, puesto que está basado en las experiencias en el campo del investigador y de los participantes.
Esto implica el recurso al conocimiento de tipo emic (en tanto que opuesto a etic; cf. Harris, 1987, 491-
523; Ibáñez, 1988, 219-221) es decir, a las visiones subjetivas de los individuos y a los significados de
las mismas en el marco del contexto social. Dado que se trata de conocimiento "emic", es lógico inferir
que estamos tratando con un saber problemático y cargado de significaciones personales, sociales,
ideológicas y valorativas.
La acumulación del conocimiento de carácter interpretativo posee una función de tipo
evocador, en el sentido de que los resultados de un estudio nos facilitan un punto de partida en un ciclo
continuado de indagación. La transferibilidad (cf. Lincoln y Guba, 1985, 316), como alternativa a la
generalización de carácter hipotético-deductivo, es un concepto útil para dar cuenta del tipo de
conocimiento propiciado por el paradigma interpretativo y de la eventual utilidad de los saberes
producidos. Desde la perspectiva de la transferibilidad, el objetivo de investigador consiste en
proporcionar una descripción tan completa del caso particular estudiado que permita a otras personas
emitir un juicio fundado respecto a la aplicabilidad de los resultados al contexto propio. La
formulación del juicio sobre las consecuencias de la investigación se traslada del investigador a los
usuarios potenciales. El conocimiento interpretativo implica una colaboración entre el investigador y
los participantes, una de cuyas consecuencias puede ser la mejora de la acción y de las perspectivas que
poseen los actores sociales sobre su propia existencia, sobre su praxis y sobre el contexto de su vida
cotidiana. La investigación interpretativa, desde este punto de vista, es decididamente democrática, a
diferencia del modelo positivista, en el cual la relación investigador-investigado es vertical y
jerárquica.
Hasta ahora hemos caracterizado al paradigma interpretativo ontológica y
epistemológicamente. Aunque en las discusiones anteriores se pueden intuir las implicaciones
metodológicas, no hemos llegado a indicarlas de manera específica. Según Schwandt (1990, 266), las
metodologías interpretativas tienen los siguientes rasgos:
(1) Énfasis en la comprensión de la experiencia humana, y de cómo es vivida y sentida por parte de
los participantes.
(2) Realización de la investigación en un contexto particular, puesto que la experiencia sólo
adquiere significado en una trama particular.
(3) Las acciones transcurren de un modo natural, en el sentido de que no se trata de acciones
"fabricadas" o creadas artificialmente.
(4) El investigador desarrolla procedimientos adecuados para captar la experiencia y el contexto
como un todo complejo geográfico, temporal y sociocultural.
(5) La investigación se lleva a cabo considerando al investigador como un instrumento; para ello,
el investigador se sirve de métodos de campo, los cuales incluyen técnicas como la observación
participante y la entrevista en profundidad.
(6) El análisis adopta normalmente una forma inductiva, que suele concluir en un informe de caso
narrativo y no en un informe técnico e impersonal.
Las metodologías interpretativas hacen hincapié en la fidelidad al asunto investigado, en
oposición a la primacía del método de la ciencia objetivista; defienden la complementariedad de
perspectivas aportadas por el investigador y por los participantes; y desarrollan un concepto de verdad
entendido como el grado de correspondencia establecido entre el relato del investigador sobre la
experiencia de los participantes y la visión de éstos (Schwandt, 1990, 272-273). Todos estos rasgos se
consideran propios de un enfoque fenomenológico, hermenéutico y dialéctico (Guba y Lincoln, 1994,
109).
En los últimos años se han multiplicado, desde diferentes aproximaciones, las aportaciones
tendentes a establecer criterios de calidad para asegurar la credibilidad de la investigación
interpretativa (cf. Altheide y Johnson, 1994; Anguera, 1986; Cajide, 1992, 359-364; Eisenhart y Howe,
1992; Goetz y LeCompte, 1984, 212-246; Guba, 1983; Hamilton, 1983; Hammersley, 1992; Lincoln y
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Guba, 1985, 119-125, 155-157 y 289-331; Marshall, 1990; Miles y Huberman, 1984, 230-243; Santos
Guerra, 1990, 161-175; Smith, 1990; Spindler y Spindler, 1992, 72-74; cf. también Alvira et al., 1981,
21-89 y Cronbach, 1981).
La búsqueda de criterios seguros sobre los que apoyar la investigación ha sido uno de los
rasgos característicos de las corrientes positivistas. El enfoque convencional en la investigación social
tiene su origen en la conocida obra de 1963 de Campbell y Stanley sobre diseños experimentales y
cuasi-experimentales. Estos autores establecieron los conceptos validez interna y de validez externa y
describieron las amenazas a cada una de ellas y los modos posibles de neutralizarlas. La mayor parte de
la investigación social convencional de los últimos treinta años ha seguido la estela propuesta por
Stanley y Campbell.
Las críticas a este enfoque se hicieron cada vez más fuertes y consistentes. A comienzos de los
setenta, Harré y Secord (cits. en Alvira et al., 1981, 54-58) formularon cuatro aspectos problemáticos
de la investigación experimental: a) limitaciones impuestas por la misma naturaleza de la situación
experimental: esta situación es artificial porque no tiene nada que ver con la experiencia cotidiana y
porque impide al sujeto la exploración activa de la situación, limitándolo a la respuesta ante los
estímulos presentados por el experimentador; b) deficiencias en la operacionalización de los conceptos,
que no se adecuan al mundo externo, al cual deben representar; c) desconocimiento del parámetro de la
personalidad de los sujetos experimentales, puesto que las diferencias de personalidad entre sujetos son
tratadas como varianzas de error; y d) influencia de la interacción peculiar entre sujeto e investigador,
ante la cual responde el sujeto de una manera ritualizada al no conocer al experimentador.
Otro hito importante en la crítica a los criterios de bondad del enfoque convencional provino de
la famosa conferencia de Cronbach (1981), el cual, ante el "santuario" científico de la Asociación
Americana de Psicología, atacó el ideal de la generalización y defendió una interpretación de los
resultados de la investigación ligada al contexto. Sus palabras influyeron poderosamente los enfoques
metodológicos de la investigación social:
Nos ha llegado el momento de "exorcizar" la hipótesis nula. No podemos permitirnos
tirar costosos datos por la alcantarilla cada vez que los efectos presentes en la
muestra "no lleguen a alcanzar significación significativa"...
Hay más cosas en los cielos y en la tierra de las que soñamos en nuestras hipótesis, y
nuestras observaciones deberían estar abiertas a ellas (Cronbach, 1981, 270-271).
Según este autor, la observación en el contexto debe convertirse en una prioridad de la
investigación, relegando a segundo término el objetivo de la generalización. Y en todo caso, debe
quedar claro que "toda generalización es una hipótesis de trabajo, no una conclusión" (Cronbach, 1981,
273). Cronbach reclama, finalmente, ir más allá de las dos disciplinas científicas de la Psicología (es
decir, el control experimental y la correlación sistemática), a través de una observación contextual
intensiva realizada mediante una actitud de completa apertura mental (cf. Hamilton, 1983, 143-145).
En el ámbito del paradigma interpretativo, las cuestiones sobre la credibilidad de la
investigación han cobrado una progresiva importancia en los últimos años. Al superarse la fase inicial
de establecimiento de este paradigma y al consolidarse y aumentar su legitimidad metodológica,
epistemológica, académica y social, el problema de los criterios de garantía de la investigación ha
pasado a primer plano. Fundamentalmente podemos diferenciar tres posturas (cf. Eisenhart y Howe,
1992). La primera supone una aplicación, adaptada y modificada, de los criterios sobre validez y
fiabilidad propuestos en el enfoque convencional. En esta postura podemos situar a Denzin (en sus
primeras publicaciones) y a Goetz y LeCompte (1984, 212-246). Goetz y LeCompte (1984, 212), por
ejemplo, son partidarias del establecimiento de criterios claros de evaluación de las investigaciones que
sean susceptibles de ser analizados y valorados por las comunidades científicas. La fiabilidad externa
concierne a los problemas sobre el status del etnógrafo, la selección de informantes, los escenarios
sociales, los constructos analíticos y los métodos de recogida y análisis de datos. La fiabilidad interna
tiene que ver con el uso de descriptores de bajo nivel inferencial, la simultaneidad de varios
investigadores y la comprobación por parte de los participantes. La validez interna se refiere a la
historia, la influencia del observador, la selección y regresión, la mortalidad y las conclusiones
espurias. Finalmente, la validez externa tiene que ver con las amenazas procedentes de los efectos de
selección, de escenario, de historia y de constructo. Goetz y LeCompte señalan que el punto fuerte de
la investigación interpretativa es la validez, a causa de la convivencia con los participantes, las
entrevistas, la observación natural y el proceso de autovigilancia por parte del investigador (Goetz y
LeCompte, 1984, 224). En nuestra opinión, la propuesta de estas autoras, aunque realizada desde una
posición de compromiso con la investigación objetivista, resulta muy útil por la variedad de cuestiones
planteadas y por su carácter sistemático.
La segunda postura sobre los criterios de bondad presenta un enfoque alternativo al
convencional. En este caso, no se trata ya de adaptar el enfoque de Campbell y Stanley, sino de
elaborar unos criterios autónomos, desde la propia lógica de la investigación interpretativa. Según
Eisenhart y Howe (1992, 648-653), podemos situar en esta órbita las propuestas de Erickson (1989) y
de Lincoln y Guba(1985).
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Guba (1983) y, posteriormente, Lincoln y Guba (1985, 289-331) han formulado un conjunto
de criterios para garantizar la calidad de la investigación interpretativa. Estos autores emplean cuatro
conceptos: credibilidad, transferibilidad, dependencia y confirmabilidad, que constituyen los
equivalentes, respectivamente, de los términos convencionales de validez interna, validez externa,
fiabilidad y objetividad. Comentamos los cuatro conceptos siguiendo a Guba (1983) y a Lincoln y
Guba (1985, 289-331):
(1) Credibilidad. Los autores sugieren cinco procedimientos para aumentar la credibilidad:
a) Actividades que aumentan la probabilidad de que los resultados producidos sean creíbles:
- estancia prolongada en el escenario.
- observación persistente.
- triangulación (diferentes fuentes, métodos, investigadores y teorías).
b) Actividades que proporcionan una comprobación externa:
- juicio crítico de los compañeros.
c) Actividades dirigidas al refinamiento de la hipótesis de trabajo:
- análisis de casos negativos.
d) Actividades que hacen posible comprobar los resultados y las interpretaciones mediante la
contrastación con "datos brutos" ("raw data"):
- adecuación referencial.
e) Actividades que facilitan una prueba directa sobre los resultados por parte de los
informantes:
- comprobación con los participantes.
(2) Transferibilidad. El investigador interpretativo se limita a formular hipótesis de trabajo junto a
una descripción del tiempo y del contexto en el los cuales se producen esas hipótesis. La
capacidad para juzgar la transferencia del estudio se deja en manos de los lectores o usuarios.
Para facilitar esta tarea, se debe hacer un muestreo teórico, se recogen abundantes datos
descriptivos y se desarrollan descripciones minuciosas.
(3) Dependencia. Para favorecer la estabilidad de los datos, los autores proponen:
a) métodos solapados, de manera que puedan complementarse y suplir mutuamente las
deficiencias.
b) réplica paso a paso, mediante la cual dos equipos de investigadores revisan el mismo
material y contrastan sus conclusiones de manera continuada a lo largo de todo el proceso de la
investigación.
c) establecimiento de una pista de revisión, que permita realizar un seguimiento del proceso de
investigación.
d) posibilidad de revisión por parte de un observador externo ("inquiry audit").
(4) Confirmabilidad. Los autores proponen un conjunto de procedimientos para comprobar la
adecuación de la investigación y el correcto proceder del investigador en todo el proceso. Entre
otros elementos, se acude, nuevamente, a la triangulación y al mantenimiento de un diario
reflexivo por parte del investigador.
La tercera postura sobre la credibilidad tiene unos tintes más radicales y a nuestro juicio supone
una ruptura drástica con las dos anteriores. Autoras como Roman (Roman, 1992; Roman y Apple,
1991) y Lather (1990, 1992) consideran que hay que trascender los criterios propuestos por una parte
de los investigadores interpretativos. Para ello, es preciso reconsiderar y asumir hasta sus últimas
consecuencias el carácter político, dialéctico, subjetivo e implicativo que entraña la investigación
social. Los investigadores situados en esta postura preconizan nuevas y creativas formas de entender la
validez de la investigación. Por ejemplo, Lather (cf. Lather, 1992, 94-95), en una de sus
investigaciones, realizada desde una orientación que ella denomina "postestructuralista" y
"postrepresentacional", redactó cuatro historias diferentes sobre el trabajo empírico llevado a cabo,
construyendo cuatro "cuentos" sobre la experiencia vivida: realista, crítico, deconstructivo y reflexivo.
Así, Lather desborda el procedimiento clásico consistente en la redacción de un informe de
investigación. Roman (1992), por su parte, reclama, desde una óptica feminista y materialista, una
concepción democratizadora y dialógica de las relaciones entre el investigador y los participantes. En
este proceso, el objetivo último es no sólo la mejora de la comprensión y del conocimiento, sino
fundamentalmente el replanteamiento de la praxis, tanto de los sujetos como del propio investigador
(Roman, 1992). Los autores que siguen esta postura se sitúan en enfoques críticos, feministas o
deconstructivos y acentúan el carácter relativista y situacional de la validez interpretativa. Tanto los
enfoques de Lincoln y Guba (1985) como los de Roman (1992) y Lather (1992) suponen una posición
alternativa a las propuestas de orientación realista. Nos encontramos, pues, más allá del realismo sutil
(Hammersley, 1992), del realismo crítico (Philips, 1990) y del realismo trascendental (Miles y
Huberman, 1984, 15-25).
El interpretativismo tiene una orientación no fundacionalista, puesto que rechaza la idea de que
hay un criterio absoluto de certeza. Se trata, pues, de una perspectiva relativista y no realista, puesto
que, como escribe Marshall (1990, 175), "la realidad social no es una realidad independiente, sino que
es una realidad construida socialmente: la realidad de significados, intenciones y propósitos es
descubierta en la interpretación o es establecida por la interpretación". Este relativismo no significa una
posición escéptica sobre las posibilidades de la razón humana para conseguir referencias adecuadas
21
para la vida, para el trabajo y para la praxis. En este sentido, estos enfoques nos sitúan más allá del
objetivismo y del relativismo (empleando este término en el sentido negativo de escepticismo y
nihilismo), dado que se trataría de promover, de manera práctica, en todos los ámbitos en que sea
posible, "el tipo de solidaridad, participación y reconocimiento mutuo que se encuentra en las
comunidades dialógicas" (Bernstein, 1983, 231).
5. La concepción del paradigma interpretativo sobre la teoría y su función.
Desde la perspectiva interpretativa, la teoría se concibe de una manera opuesta a los enfoques
positivistas. En éstos, la teoría suministra la pauta a partir de la cual se conducirá la práctica educativa.
En cambio, el paradigma interpretativo aspira simplemente a explicitar los significados subjetivos
asignados por los actores sociales a sus acciones así como a descubrir el conjunto de reglas sociales
que dan sentido a las actividades sociales sometidas a escrutinio (en nuestro caso, las actividades
educativas), y así revelar la estructura de inteligibilidad que explica por qué dichas acciones tienen
sentido para los sujetos que las emprenden (Carr y Kemmis, 1988, 103-104). Así, la teoría, aunque
construida por el investigador, es generada a partir de los supuestos explicitados por los propios
participantes. De esta manera, la perspectiva interpretativa crea al menos dos posibilidades de cambio
en la práctica. Una se refiere a la reducción de los problemas de comunicación, puesto que el hecho de
revelar el sentido asignado a las acciones por sus protagonistas facilita el diálogo y la comunicación.
Este talante dialogante resulta fundamental en situaciones sociales tradicionalmente saturadas de
intolerancia y falta de acuerdo (sobre el diálogo, cf. Not, 1992). Además, el interpretativismo influye
en la práctica al ofrecer a los sujetos la posibilidad de reconsiderar sus actitudes, creencias y maneras
típicas de razonamiento que están en la base de la práctica. De esta forma, los individuos pueden alterar
el entendimiento que mantienen sobre sí mismos y sobre sus contextos cotidianos, haciendo viable, en
consecuencia, la mejora de la propia práctica. Como señalan Carr y Kemmis (1988, 106), “el método
interpretativo de convalidación del conocimiento implica que la teoría afecta a la práctica exponiendo a
la autorreflexión el contexto teorético que define la práctica”. La misión de la ciencia social
interpretativa consiste, pues, en “transformar las conciencias, diferenciar los modos de aprehensión e
iluminar la acción” (Carr y Kemmis, 1988, 108).
RESUMEN
En este artículo, que contemplamos ante todo como un intento de bosquejar de una manera
dinámica un conjunto de ideas provisionales, discutimos los principales supuestos del paradigma
interpretativo, cuyo interés en nuestro país es aún relativamente reciente. Como una contribución al
debate en torno a esta tradición de teoría y de investigación en las ciencias sociales, presentamos una
exposición sobre los rasgos más importantes del referido paradigma: el concepto de realidad como algo
construido; el énfasis sobre lo cualitativo, la visión dialéctica superadora del dualismo entre el sujeto
que conoce y el objeto conocido; y, por último, los criterios de credibilidad. En función de estos rasgos,
proponemos un enfoque de la investigación abierto, emergente, inductivo, holístico e implicativo.
ABSTRACT
In this paper, that should be viewed as a snapshot in time of a set of emergent ideas, we discuss
the main assumptions of interpretive paradigm. Interest on interpretive methods for social (and
educational) theory and research is relatively recent in Spain. In order to contribute towards the
knowledge and debate of this research and theory tradition, we present a discussion about the main
features of interpretive paradigm: ontological concept of reality as constructed; qualitative focus;
dialectic viewpoint about the knower-know relationship; and specific trustworthiness and credibility
criteria. In accordance with the characteristics mentioned before, we are of the opinion that the research
process should be viewed as open, emerging, inductive, holistic, and implicative.
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... [33] incorporating adjusted residuals (AR) >1.96 or <-1.96. Additionally, effect sizes were considered, evaluated through the Cramer's V test, with interpretation thresholds: 0.10 = small effect, 0.30 = medium effect, and 0.50 = large effect [34]. ...
... The quality of the interpretative research was supported by the criteria of credibility and confirmability of the results through the triangulation of methods and researchers and external verification through the critical judgement of peers in the motor action research group (GIAM) [28,34]. ...
... Cat Role Change from Cat to Mouse (CM). The trend was similar in both modalities V1 (47) and V2 (34). ...
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This manuscript is based on two studies that investigate the process of social construction of time in the two versions of traditional sports game (TSG) known as Elbow Tag. The internal logic of this TSG has an original role-change system. Changing a rule in version 1 (V1) implies a major modification of the role system in V2. It is a mixed methods design employing an associative and interpretive strategy. It involved 140 participants in two eight-minute games V1 and V2. Different statistical techniques (cross-tabulations, classification trees, T-Patterns) were used to analyse data on motor behaviours (external observation), and content analysis of the strategic and emotional meaning of motor conducts (internal gaze). Multidimensional internal temporal units were used: changes of subroles, (cognitive) number of interactions (relational) and time required for different physical efforts (organic). The temporal plot is constructed by deciphering the exchanges between the Cat, Mouse and Pitcher roles. In V1 and V2 of the Elbow Tag game, each Role caused a singular and multidimensional subjective time. This fact can be observed through the strategic chains, their decisional and emotional interpretation. The findings favour an innovative physical education, in order to educate the students’ temporal motor conducts.
... La relevancia de emplear la metodología cualitativa radica en considerar las experiencias y percepciones individuales respecto al liderazgo y cómo este emerge en la interacción con las diferentes figuras educativas en formación. En este sentido el liderazgo se estudia como un fenómeno socialmente construido, esta construcción como lo menciona González (2001), es un acto subjetivo, que se interpreta de manera única y personal. ...
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El presente artículo tiene como objetivo explorar las percepciones y prácticas del liderazgo de los facilitadores en el marco de la formación continua docente, a fin de identificar cómo conciben y ejercen el liderazgo dentro de la capacitación. Para ello, se adoptó un enfoque cualitativo con apoyo de la aplicación de entrevistas semiestructuradas, lo que permitió captar las experiencias y visiones de once facilitadores del Estado de Hidalgo y Guerrero entre los 27 y 57 años de edad. Este proceso incluye un análisis exhaustivo de los testimonios que permitió agrupar las diferentes prácticas en 4 categorías de liderazgo: transformacional; distribuido; situacional y para la justicia social. Los principales hallazgos, subrayan la importancia del liderazgo en la formación docente, y cómo emergen las comunidades de aprendizaje como herramienta formal e informal que amplifica el impacto de la formación continua y trasciende el aprendizaje en la práctica educativa cotidiana. Una futura línea de investigación podría centrarse en profundizar la disparidad de participación en los procesos de capacitación docente.
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This article is the result of research related to the objective of proposing educational internationalization guidelines within the framework of the Police Educational Internationalization Network (RINEP) that allow the assurance of the quality of police educational systems. The study is exploratory, mixed, with concurrent triangulation, evidenced in hermeneutic units and descriptive statistical analysis, categories related to curricular internationalization, research, academic mobility and international accreditation, presented in semantic maps. Likewise, a comparative study of three police education institutions was generated as a sample of a population belonging to the RINEP of Colombia, Mexico and Honduras. For the collection of information, two semi-structured instruments were designed and validated, such as the survey and the interview. The conclusions are: internationalization among IEPs enables the strengthening of curricula. It promotes academic production and its alignment with social projection, based on police science. Cooperation to facilitate academic mobility of students, professors, researchers, managers and administrators for the training of international competences. Quality assurance of institutions and programs, within the framework of valid international standards specific to the police.
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Se presentan los resultados sobre la percepción de la violencia verbal entre el estudiantado de 28 escuelas secundarias del Estado de México. Con el objetivo de examinar, desde el punto de vista del alumnado, la percepción de la violencia verbal en las interacciones institucionales entre pares y en la relación maestro-alumno, así como los hábitos lingüísticos en la utilización de disfemismos para las prácticas comunicativas. El estudio se basó en un enfoque cualitativo, con un paradigma interpretativo y se integró con dos contextos: 1) la percepción de la violencia verbal en estudiantes y 2) los hábitos lingüísticos de los alumnos de educación secundaria, identificando en ambos casos el uso reiterado de disfemismos. La muestra del estudio estuvo compuesta por 7,068 estudiantes de un universo de 12,472 inscritos en las 28 escuelas participantes; se les aplicó un autoinforme mediante la plataforma Google Forms. El reporte final indica que, en el alumnado de secundaria, el uso de disfemismos se bifurca en dos vías: una, remite a la conformación de una gramática de la agresividad y deviene en violencia verbal, y otra representa una forma de construir la identidad y generar lazos afectivos con sus iguales, perfilando una gramática del reconocimiento.
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Un estudio de caso a través del cual se analiza la construcción de la identidad docente de académicos de la Facultad de pedagogía y se víncula con los procesos didácticos dentro del aula.
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The university professor is a fundamental subject that acts for the achievement of the mission of the university from the functions of Teaching, Research and Extension, therefore, he must be a leader with great capacity to reinvent himself every day and face the challenges of the daily educational work. Hence, this research article is developed with the purpose of showing the elements that ontologically resignify the notion of university teacher. It is stated that the research methodology followed was based on the precepts of the interpretivist paradigm, guided by the Theory of Phenomenology and the method of Hermeneutic Understanding of Martin Heidegger. Similarly, the deployment of qualitative methodologies was assumed, through the use of the phenomenological interview and the script of open questions aimed at capturing the experiential. As for the subjects of the research, 4 teachers of the Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM), selected by means of the qualitative technique of intentional sampling as key informants, participated in the study. The treatment of the data collected was based on the logic of the phenomenological processes of reduction, comprehension and destruction (reinterpretation). Finally, the results show the unveiling of six themes as emerging categories and two macro categories or structural themes, with which the notion of the university teacher can be redefined to the extent that he/she becomes a transformational leader in permanent training, since it is from this perspective that he/she can be a subject that generates change and transformations
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A inclusão educacional e social de pessoas com deficiência e autismo é um dos grandes desafios que o ensino superior enfrenta para avançar na construção de sociedades mais inclusivas. No Chile, diversas modificações foram feitas nas políticas públicas e na educação para garantir os direitos das pessoas com deficiência e autismo. Além disso, foram incorporadas adequações para garantir a acessibilidade universal na Prova de Acesso ao Ensino Superior (PAES). Ademais, as universidades trabalham colaborativamente em redes para trocar estratégias de apoio ou ajustes que permitam eliminar ou minimizar barreiras à aprendizagem e aumentar a participação social deste grupo de estudantes. Este texto descreve as estratégias de avaliação e ensino recomendadas por professores de educação diferencial ou especial em três universidades estaduais chilenas para garantir aos alunos com deficiência e autismo o direito ao ensino superior inclusivo e de qualidade, sua aplicabilidade, eficácia e desafios.
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El presente artículo corresponde al resultado de investigación, relacionado con el objetivo de proponer lineamientos de internacionalización educativa, en el marco de la Red de Internacionalización Educativa Policial (RINEP), que permitan el aseguramiento de la calidad de los sistemas educativos policiales. El estudio es de tipo exploratorio, mixto, con triangulación concurrente, evidenciado en unidades hermenéuticas y de análisis estadístico descriptivo, categorías relacionadas con la internacionalización curricular, la investigación, la movilidad académica y la acreditación internacional, presentado en mapas semánticos. Así mismo, se generó un estudio comparado de tres instituciones de educación policial como muestra de una población pertenecientes a la RINEP de Colombia, México y Honduras. Para la recolección de la información, se diseñaron y validaron dos instrumentos semiestructurados como la encuesta y la entrevista. Como conclusiones se encuentra: la internacionalización entre Instituciones de Educación Policial (IEP) posibilita el fortalecimiento de los currículos. Promueve la producción académica y su alineación con la proyección social, basados en la ciencia de policía. Cooperación para facilitar la movilidad académica de estudiantes, profesores, investigadores, directivos y administrativos para la formación de competencias internacionales.
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La enseñanza del inglés es fundamental en una sociedad que cada vez es más globalizada. A través de este manuscrito, presento mi investigación sobre video tutoriales para el fortalecimiento de la enseñanza del inglés en Escuela Nueva del Municipio de Oiba Santander. Nueve profesores participaron de este estudio. Se Presentaron algunas estrategias como lo fueron seis video tutoriales para mostrar herramientas digitales útiles en la educación del idioma inglés. Este estudio tuvo un enfoque de investigación cualitativo, así mismo uso un paradigma interpretativo, y se realizó mediante investigación- acción. Encuestas y diarios de campo formaron parte fundamental como instrumentos de recolección de datos. Como resultado se encontró que los docentes luego de tener un uso mínimo de herramientas, se logró mantenerlos intrigados por la información del siguiente video tutorial y la disposición por parte de ellos a integrarlos en sus futuras practicas pedagógicas.
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RESUMEN: Tradicionalmente se ha prestado poca atención a los enfoques antropológicos y etnográficos dentro del campo educativo. Sin embargo, en la actualidad estas temáticas provocan bastante atención y despiertan muchas expectativas. El objetivo de este trabajo consiste en presentar una visión panorámica y de conjunto de este campo. En este artículo se analizan el origen y el desarrollo de la Antropología y etnografía educativas. Se presenta la evolución desde las perspectivas antropológicas clásicas a los enfoques más interpretativos y simbólicos. También sugerimos algunas de las direcciones emergentes que está tomando la etnografía educativa, tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña. Por último, mencionamos algunas de las publicaciones en lengua española más importantes en este ámbito. Pensamos que en el futuro habremos de dedicar más tiempo y energía para escribir e investigar en este importante campo.SUMMARY: Traditionally it hasn't been paid enough attention to the anthropological and ethnographical approaches in the educational field. However, these matters are generating a lot of interest and expectation nowdays. The purpose of this work is to show a general view in this matter. In this paper the origin and development of Educational Anthropology and Ethnography are analysed. The progress from classic anthropological perspectives to more interpretive and symbolic approaches is presented. We also suggest some emergent directions of educational ethnography in United States and Great Britain. Finally, some of the most outstanding Spanish publications in this area are mentioned. We think that, in future, we should devote more time and energy to write and research into this important area.
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In discussions about qualitative research, questions often arise concerning appropriate research focus, researcher objectivity, manipulation of people or environments examined, study completeness, and value considerations. Goodness questions (reliability, replicability, and validity) get mixed with value questions (generalizability), with frustrating results for many students. Research decisions depend on the tradition or paradigm framing the endeavor. Early empiricists accepted the following assumptions: (1) truth is knowable; (2) values can be excised from the research process; (3) good research is empowering; (4) research uncovers the researcher's and others' truths; and (5) research uncovers what people believe to be true. A sixth postpositivist version of assumption 1 states that truth has no absolutely authoritative foundation, but good research comes from good methodology properly applied. Good research is honest, open inquiry, where the researcher searches for alternative explanations and is self-critical. Evaluating the goodness and value of research requires a judgment call. Critical-scientist, constructivist, and postempiricist judges all have different evaluation criteria. In judging goodness criteria, qualitative researchers should look for 20 alternative paradigms. Those supporting postpositivist criteria must help colleagues construct new realities and resist being beaten into submission by quantitative researchers' skepticism. (24 references) (MLH)