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Ácido docosahexaenoico (DHA), un ácido graso esencial a nivel cerebral

Authors:
  • INTA, Universidad de Chile

Abstract and Figures

Docosahexaenoic acid (C22: 6 -3, DHA) is a long-chain polyun-saturated fatty acid of marine origin essential for the formation and function of the nervous system, particularly the brain and the retina of humans. It has been proposed a remarkable role of DHA during the human evolution, mainly on the growth and development of the brain, effect that allowed the emergence of the first cognitive skills that differentiated our specie from other animals. Currently, DHA is considered a critical nutrient during pregnancy and breastfeeding due to it active participation at both, the structural and functional development of the nervous system in early life. DHA and specifically one of its derivatives known as neuroprotectin D-1 (NPD-1), has neuroprotective properties against brain aging, neurodegenerative diseases and injury caused by the damage generated during brain ischemia-reperfusion episodes. This paper reviews and discusses the importance of DHA in the human brain given the importance of this fatty acid in the development of the tissue and as neuroprotective agent. It also includes a critical view about the use of this noble fatty acid in the population.
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Rev Chil Nutr Vol. 40, Nº4, Diciembre 2013
ARTÍCULOS DE ACTUALIZACIÓN
Ácido docosahexaenoico (DHA), un ácido
graso esencial a nivel cerebral
Docosahexaenoic acid (DHA), an essential
fatty acid at the brain
INTRODUCCIÓN
Desde los primeros estudios realizados por el matrimonio
de investigadores George y Mildred Burr, a nales de la década
de 1920, que demostraron la importancia de los lípidos en
el crecimiento y desarrollo de ratas (1); continuando con las
investigaciones de Arild Hansen, respecto de la esencialidad
de los ácidos grasos linoleico (C18:2 ω-6 AL ) y alfa linolénico
(C18:3 ω-3, ALA) a mediados de 1960 (2); posteriormente
los reportes de Dyerberg y Bang que demostraron el rol car-
dio protector de los ácidos grasos poliinsaturados omega-3
de cadena larga (AGPICL ω-3) de origen marino (3); y más
recientemente los trabajos de Bazan y Joel, quienes identi-
caron a los ácidos docosahexaenoico (C22:6 ω-3, DHA) y
araquidónico (C20:4 ω-6, AA) en cantidades importantes en
el tejido cerebral (4), se ha acumulado una gran cantidad de
información sobre la esencialidad de los ácidos grasos ω-6 y
ω-3 (5). Múltiples y sólidas evidencias experimentales, clínicas
y epidemiológicas han establecido la importancia para el ser
Rodrigo Valenzuela B. (1)
Jessica Morales P. (1)
Julio Sanhueza C. (2)
Alfonso Valenzuela B. (2,3)
(1) Escuela de Nutrición y Dietética. Facultad de Medicina,
Universidad de Chile. Santiago, Chile.
(2) Centro de Lípidos. Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA),
Universidad de Chile. Santiago, Chile.
3) Facultad de Medicina, Universidad de los Andes, Santiago, Chile.
Dirigir la correspondencia a:
Profesor
Rodrigo Valenzuela B.
Casilla 1227
Independencia, Santiago, Chile.
Fono: 56-2-29786014
Fax: 56-2-29786182
e-mail: rvalenzuelab@med.uchile.cl
Este trabajo fue recibido el 30 de Julio de 2013
y aceptado para ser publicado el 15 de Agosto de 2013.
ABSTRACT
Docosahexaenoic acid (C22: 6 -3, DHA) is a long-chain polyun-
saturated fatty acid of marine origin essential for the formation
and function of the nervous system, particularly the brain and
the retina of humans. It has been proposed a remarkable role of
DHA during the human evolution, mainly on the growth and
development of the brain, effect that allowed the emergence of
the fi rst cognitive skills that differentiated our specie from other
animals. Currently, DHA is considered a critical nutrient during
pregnancy and breastfeeding due to it active participation at both,
the structural and functional development of the nervous system
in early life. DHA and specifi cally one of its derivatives known
as neuroprotectin D-1 (NPD-1), has neuroprotective properties
against brain aging, neurodegenerative diseases and injury cau-
sed by the damage generated during brain ischemia-reperfusion
episodes. This paper reviews and discusses the importance of
DHA in the human brain given the importance of this fatty acid
in the development of the tissue and as neuroprotective agent.
It also includes a critical view about the use of this noble fatty
acid in the population.
Key words: Docosahexaenoic acid, human evolution, brain de-
velopment, pregnancy, breast feeding, neuroprotection.
humano de los ácidos grasos poliinsaturados, especialmente
aquellos de cadena larga (de 20 o más átomos de carbono)
(6,7). En este contexto que en las últimas tres décadas el DHA
ha adquirido un especial interés por parte de los investigadores
debido a sus particulares características físico-químicas y a los
efectos bioquímicos y siológicos que derivan de su presencia
a nivel celular (8). El DHA es un ácido graso particularmente
interesante debido a su estructura altamente insaturada
(posee seis dobles enlaces, siendo el ácido graso de mayor
insaturación en nuestro organismo) y ubicación celular, ya
que se encuentra mayoritariamente concentrado en la posi-
ción sn-2 de los fosfolípidos de las membranas celulares a las
que aporta una gran uidez (9). En la gura 1 se presenta un
esquema de la estructura molecular del DHA. El DHA está
presente en cantidades signi cativas casi exclusivamente en
los alimentos de origen marino (pescados, mariscos, algunas
algas e incluso mamíferos) y fue precisamente la incorporación
de estos alimentos lo que marcó de forma signi cativa un
384
punto de in exión en la evolución humana (10), proceso que
se caracterizó por un incremento en la masa encefálica y en el
desarrollo de las habilidad motrices con un fuerte componente
cognitivo (11). Además de la importancia evolutiva del DHA
para nuestra especie, se suma su relevancia durante el emba-
razo y los primeros años de vida, etapa en la cual este ácido
graso cumple un papel trascendental en el desarrollo cerebral
y visual, (12), repercutiendo directamente en la capacidad
de aprendizaje, memorización y agudeza visual del niño (9).
Junto con los bene cios para el desarrollo cerebral y visual
que otorga el DHA, fundamentales en la etapa perinatal, ac-
tualmente existen numerosas investigaciones que demuestran
su rol neuroprotector especí camente en el envejecimiento,
en las enfermedades neurodegenerativas y en el daño por
isquemia- reperfusión a nivel cerebral (13,14), donde un de-
rivado del DHA conocido como neuroprotectina D-1 (NPD-1)
tendría importantes efectos neuroprotectores, particularmente
en la preservación de la estructura y siología neuronal (15).
El presente trabajo revisa en forma actualizada los diferentes
antecedentes que respaldan la importancia del DHA para el
ser humano, particularmente en el desarrollo cerebral y en
sus propiedades neuroprotectoras, plantea como incrementar
el consumo de DHA de forma sustentable en la población.
DHA, DIETA Y EVOLUCIÓN
Actualmente existe una sólida evidencia que respalda el
papel trascendental del DHA en la evolución de nuestra espe-
cie, principalmente en el crecimiento y siología del sistema
nervioso central (16,17). Estudios realizados en fósiles indican
una in exión en la evolución humana a partir, del consumo
de alimentos de origen marino, principalmente pescados y
mariscos (18,19). Se estima que los humanos arcaicos tardíos
(Neandertales) consumían proteínas a partir de animales te-
rrestres (restos de lobos, hienas y grandes felinos), en contraste
con el importante consumo de proteínas de origen marino
que consumían los considerados como humanos modernos
(a partir de la segunda mitad del período paleolítico superior)
(20). La incorporación de alimentos de origen marino en la
dieta coincidió con el advenimiento de las primeras culturas
que elaboraron cerámicas, herramientas y productos textiles
y que practicaban la ornamentación personal y la decoración
de sus cementerios, habilidades que derivaron posteriormente
en el origen de los pueblos que conformaron las civilizaciones
del Mediterráneo (11). Los trabajos de Crawford, Cunnane y
otros investigadores (20-23), plantean una vinculación directa
entre la dieta y el tamaño del cerebro, especí camente cómo
la incorporación habitual de pescados y mariscos en la dieta
permitió la expansión de la materia gris en la corteza cerebral,
particularmente en la etapa evolutiva entre el Homo erectus y
el Homo sapiens, en quien el proceso de encefalización alcanzó
una tasa de crecimiento exponencial en los últimos 200.000
años, a diferencia del limitado crecimiento cerebral observado
en el Australopihtecus u otros homínidos contemporáneos
al Homo sapiens (22). El cerebro humano actual presenta la
mayor cantidad de DHA (35-40% del total de ácidos grasos)
comparado con otras especies (42 especies en total) (23) y
este ácido graso se ubica principalmente en los fosfolípidos
de las membranas neuronales y de la retina (23,24). Un
aspecto particular del cerebro humano y de su crecimiento
asociado a la ingesta de alimentos de origen marino es que,
comparado con otras especies, este tejido es el más grande
en relación al tamaño del cuerpo (22). Además, en el resto de
los mamíferos estudiados, el tamaño del cerebro disminuye
logarítmicamente a medida que aumenta el tamaño del cuerpo
(22-24). El cerebro humano tienen una baja capacidad de
biosíntesis de DHA a partir de su precursor ALA, ya que se
estima que menos de un 1% del ALA se transforma en DHA
(5), actividad que ocurre principalmente en el hígado (5), con
lo cual existiría una incapacidad metabólica para asegurar un
aporte su ciente de DHA al cerebro, la que debe haber sido
limitante en un momento determinado de nuestra evolución
(25). Es precisamente esta realidad la que fortalece, aún más,
FIGURA 1
Estructura molecular del ácido dcosahexaenoico (DHA).
Ácido docosahexaenoico (C 22:6 ω-3, Δ 4, 7, 10, 13, 16, 19; DHA)
Valenzuela R. y cols.
385
la hipótesis respecto a la importancia de la incorporación de
productos del mar en la dieta y su relación con el incremento
signi cativo de la masa cerebral y su corteza (25). Nuestros
ancestros, al habitar sectores cercanos al mar y/o lagos, tenían
un amplio acceso a pescados y mariscos, alimentos menos
complejos de obtener, de fácil digestión y que requieren una
menor preparación para su consumo comparado con las carnes
rojas. Posiblemente, fue esta realidad la que al asegurar una
fuente adecuada de nutrientes de alta calidad biológica, prin-
cipalmente proteínas, ácidos grasos poliinsaturados y energía,
permitió una expansión de la masa cerebral y su corteza, y el
posterior desarrollo del lenguaje y de las primeras herramien-
tas utilizadas por el ser humano (24).
DHA Y DESARROLLO CEREBRAL
El DHA es el AGPICL ω-3 más abundante en el sistema
nervioso central y periférico, ubicándose principalmente en los
fosfolípidos de las membranas neuronales y gliales, constitu-
yendo 25% del total de ácidos grasos presentes en la corteza
cerebral, 30% en la retina y 60% en las células fotorreceptoras
de la retina (conos y bastoncitos) (26). El DHA adquiere un
rol preponderante en la neurogénesis y sinaptogénesis, par-
ticularmente en el desarrollo fetal y durante los primeros dos
años de vida (24). Por este motivo es que el estado nutricional
de DHA de la madre pre-gestacional, gestacional y durante la
lactancia representa una etapa crítica para el desarrollo cerebral
y visual de su hijo (27,28). Algunos estudios establecen que
los altos niveles plasmáticos de DHA en la madre y particu-
larmente en la leche materna, se correlacionan directamente
con mayor desarrollo cerebral y visual en sus hijos (20-31).
Un análisis multivariado demostró que a menor ingesta de
DHA durante el embarazo aumenta el riesgo de una menor
agudeza visual en los niños (32), con lo cual se ha propuesto
que la ingesta de DHA durante el embarazo sería un predic-
tor de un mejor desarrollo visual en los infantes (32). Estos
hallazgos han corroborado que la suplementación de la dieta
de la madre con DHA durante el embarazo y la lactancia, o el
consumo de una de una fórmula adicionada de DHA, permite
incrementar los niveles de DHA en el lactante y la obtención
de un mejor desarrollo visual y neurológico (32). Por el con-
trario, una dieta pobre en AGPICL ω-3 durante el embarazo
y/o lactancia tendría implicaciones directas en el desarrollo
visual y neurológico del niño (33,34). Un ejemplo de este
efecto es que recién nacidos alimentados con leche materna
pobre en DHA (menos de 0.17% del total de ácidos grasos,
normalmente la leche contiene un 0,3-0,4%) presentaron
menores niveles de DHA en los eritrocitos, menor agudeza
visual y menor desarrollo del lenguaje a los 14 meses post-
parto, comparados con recién nacidos alimentados con leche
materna que contenía 0,36% de DHA (28,35). Un estudio en
mujeres embarazadas suplementadas con DHA (400 mg/día)
a partir de la décima sexta semana de embarazo, demostró un
incremento signi cativo en la agudeza visual, particularmente
en los recién nacidos de sexo masculino, estableciéndose que
el DHA es posiblemente el mejor predictor para este indicador
de desarrollo cerebral (36). Numerosos estudios han estable-
cido asociaciones directas entre mayores niveles eritrocitarios
de DHA (en madres e hijos) y el mejor desarrollo neuronal y
visual (37,38,39), que se re eja a largo plazo en bene cios en
el desarrollo de habilidades cognitivas y motoras de los niños
(40). La suplementación perinatal con DHA ha permitido la
disminución del riesgo de presentar una menor puntuación
en el coe ciente intelectual en niños provenientes de familias
de muy bajos recursos (41,42). Un estudio reciente (2013),
que consideró la información de 28 países, estableció que los
niveles de DHA en la leche materna contribuyen de manera
signi cativa a lograr un mejor rendimiento en pruebas de ma-
temáticas, en forma independiente y superior al que se obtiene
en niños provenientes de hogares de ingreso alto y/o mayor
gasto en educación (43). Está demostrado que la presencia de
determinados polimor smos en los genes que codi can para
las enzimas Δ-5 y Δ-6 desaturasas, encargadas de la formación
de los AGPICL ω-3, estarían asociados a cambios signi cativos
en los niveles de estos ácidos grasos y particularmente de DHA
(44). Por ejemplo, la presencia en niños del polimor smo rs
174575 en la enzima Δ-6 desaturasa permitiría la formación
de mayores niveles de DHA y la obtención de una mayor pun-
tuación en pruebas de coe ciente intelectual (45), situación
que indicaría la importancia de las variaciones genéticas en el
metabolismo de los AGPICL ω-3, (en la relación producto/pre-
cursor) y un posible efecto bené co en el desarrollo cerebral.
DHA Y NEUROPROTECCIÓN
El DHA es un lípido fundamental no sólo en la com-
posición neuronal, también en la neuroseñalización (13).
Es así como en los últimos años, este ácido graso ha sido
identi cado como un agente neuroprotector frente al enve-
jecimiento cerebral, enfermedades neurodegenerativas y a
la enfermedad cerebro vascular, particularmente el daño por
isquemia - reperfusión (13,15). Se ha propuesto que el DHA,
i) mantendría la integridad y funcionalidad de las membranas
neuronales, ii) preservaría las vías de señalización neuronal
y iii) disminuiría la muerte neuronal (8,13,15). Los mecanis-
mos exactos por los cuales el DHA ejercería determinados
efectos neuroprotectores aún no están totalmente de nidos,
pero se postula que un derivado de este, la neuroprotectina
D-1 (NPD-1) sería el principal responsable de los bene cios
neurológicos asociados al DHA (46). En condiciones normales
el DHA se ubica mayoritariamente en los fosfolípidos de las
membranas neuronales y no en el citoplasma neuronal (47),
sin embargo bajo condiciones adversas, tales como la isquemia
reperfusión -cerebral, este ácido graso es liberado desde los
fosfolípidos de la membrana al citoplasma mediante la acción
de la enzima fosfolipasa A2, siendo posteriormente transfor-
mado en NPD-1 por la enzima lipooxigenasa-15 (48). En ratas
sometidas a isquemia - reperfusión cerebral experimental,
se ha observado un incremento en la formación in situ de la
NPD-1 y donde la administración adicional de NPD-1 (400
ng por 48 horas) genera una signi cativa protección cerebral
frente a la injuria generada por la isquemia - reperfusión (49).
La formación de NPD-1 es estimulada por diversos factores,
destacando; i) el incremento en el estrés oxidativo originado
por H2O2, ii) el factor de necrosis tumoral-alfa (TNF-α) y la
interleuquina 1-beta (IL-1β) y iii) la isquemia - reperfusión
cerebral (48,50,51). Estudios de seguimiento en humanos han
demostrado que un alto consumo de pescado, y principalmen-
te de pescados grasos o azules (como una importante fuente
de DHA) se asocia inversamente con el riesgo de presentar un
infarto cerebral (53-56). Actualmente, existe una sólida eviden-
cia que en el envejecimiento cerebral y en las enfermedades
neurodegenerativas se produce un estrés oxidativo que genera
una importante peroxidación de AGPICL en las membranas
neuronales (57,58), donde la oxidación no controlada del
DHA (y posiblemente del AA) sería un aspecto relevante en
el origen del daño a nivel de membrana neuronal (59). Entre
las enfermedades neurodegenerativas, la enfermedad de Al-
zheimer es la que muestra más evidencias, particularmente a
nivel molecular, de los bene cios producidos por el DHA, y
Ácido docosahexaenoico (DHA), un ácido graso esencial a nivel cerebral
386
particularmente por la NPD-1 (60), la que tendría la capacidad
de disminuir la generación de citoquinas proin amatorias;
de reducir la formación del péptido β-amiloide, compuesto
citotóxico considerado como neurotóxico - promotor del estrés
oxidativo, que altera la sinaptogénesis y promueve la apoptosis
neuronal; de estimular la expresión de genes antiapoptósicos;
y de reducir la expresión de genes pro-apoptóticos (61,62).
La gura 2 resume los posibles efectos neuroprotectores de
la NPD-1. Más recientemente, se ha planteado que el DHA, y
particularmente la NPD-1, favorecerían la producción de una
desintegrina alfa-secretasa, una metaloproteasa que presenta
propiedades neurogénicas y neurotró cas y que inhibe la
generación del péptido β-amiloide (51,63). Se ha observado
que los individuos que muestran un con sumo frecuente de
pescados grasos y/o de suplementos nutricionales con AGPICL
ω-3, presentan un menor riesgo de presentar enfermedades
neurodegenerativas en com paración con aquellos que acusan
una baja ingesta de estos ácidos grasos (64,65).
INGESTA DE AGPICL ω-3 Y ESENCIALIDAD
NUTRICIONAL DEL DHA
A pesar de los diversos estudios que respaldaban la re-
levancia nutricional y metabólica de los AGPICL ω-3, hasta
inicios de la década de 1980 existían dudas sobre la real im-
portancia de ellos sobre la esencialidad del ALA, el precursor
de los AGPICL ω-3. Esta duda se disipó con el primer reporte
sobre de ciencia de ALA que se registró en 1982, relacionado
con el caso de una niña de 6 años que había sido sometida
a resección quirúrgica de parte de su intestino delgado, por
lo cual recibió nutrición parenteral total que contenía aceite
de cártamo, aceite que contiene un 69% de AL y menos de
un 1% de ALA. Después de cinco meses de recibir nutrición
parenteral, la niña presentó alteraciones neurológicas, parti-
cularmente adormecimiento de sus extremidades, parestesia,
problemas para caminar, dolor en las piernas y visión borrosa.
Sin embargo cuando en la fórmula parenteral se reemplazó
el aceite de cártamo por aceite de soya (54% AL y 7% ALA),
los trastornos neurológicos se revirtieron totalmente (66). Fue
en base a estos antecedentes que Ralph Holman y su grupo
determinaron la esencialidad del ALA y que la dosis mínima
necesaria para prevenir los síntomas generados por una de-
ciencia de ALA era entre el 0,5 y 0,6% de la energía total
(67). Posteriormente, en un estudio en pacientes ancianos
institucionalizados alimentados mediante sonda directamente
al estómago con fórmulas basadas en aceite de maíz (61% AL
y 0,5% ALA) no se observaron las alteraciones neurológicas
previamente observadas en la paciente de 6 años, pero sí
alteraciones dermatológicas, particularmente dermatitis y
piel escamosa, junto con niveles circulantes de EPA y DHA
muy bajos. Al incorporar ALA en 0,3% a las fórmulas, los
síntomas cutáneos se resolvieron en cuatro semanas junto con
una normalización en los niveles plasmáticos de EPA y DHA
(67). En base a estos resultados, los investigadores plantea-
ron que en adultos mayores la ingesta diaria mínima de ALA
debería ser de 0,2 a 0,3% de la energía/día, y para el EPA
más DHA de 0,1 a 0,2% de las energía/día, junto con indicar
que en situaciones de carencia de EPA y DHA la biosíntesis
endógena de estos ácidos grasos a partir de ALA aumenta
signi cativamente (68). Sobre estos datos y en relación a la
importancia del DHA en el sistema nervioso, particularmente
cerebro y retina, actualmente existe un relativo acuerdo que
el ser humano solo es capaz de metabolizar 1% del ALA que
ingiere en DHA, siendo esta conversión más e ciente y fun-
damental durante los primeros años de vida (69). Después
del parto, la leche materna es el único alimento que aporta
todos los nutrientes esenciales para el recién nacido, siendo
el aporte de AGPICL ω-3 y ω-6 fundamentales para asegurar
un óptimo desarrollo cerebral, adquiriendo así una particular
importancia la nutrición y alimentación de la madre durante
el embarazo y la lactancia (12,70,71). El contenido de DHA
en la leche materna varía signi cativamente en las diferentes
poblaciones, encontrándose valores de 0,1% a más del 1% de
DHA y Neuroprotectina D-1 (NPD-1)
FIGURA 2
Efectos neuroprotectores de la neuroprotectina D-1 (NPD-1)
Valenzuela R. y cols.
387
DHA en el total de ácidos grasos presentes en la leche ma-
terna, variaciones explicadas principalmente por el consumo
de pescado u otros alimentos de origen marino presentes o
provenientes de animales terrestres que han sido alimentados
con harina y/o aceite de pescado, como es el caso de pollos,
pavos y cerdos. (28,72). Es destacable que en las últimas tres
décadas los niveles de DHA en leche materna han disminuido
signi cativamente, a causa del bajo consumo de alimentos
considerados buena fuente de DHA, entre los que destacan
los pescados grasos o azules, como atún, jurel, salmón, sardina
y anchoveta, entre los más importantes (73).
CONCLUSIONES
El DHA es un ácido graso de cadena larga (22 átomos de
carbono) altamente insaturado (6 dobles enlaces), que posee
un muy bajo punto de fusión (-20°C). Características que le
otorgan importantes propiedades físico - químicas a nivel
biológico. Es uno de los principales componentes estructurales
de las neuronas y las glías cerebrales, adquiriendo tanto un rol
estructural como funcional a nivel de estas células. Múltiples
investigaciones han reportado las importantes funciones bio-
químicas y nutricionales de este ácido graso, particularmente
a nivel cerebral, destacando la eventual participación del DHA
en la evolución del cerebro humano y que nos diferencia de
otros primates. El adecuado aporte de DHA durante toda la
vida, particularmente durante el embarazo, la lactancia y la
vida adulta, sería fundamental para promover un adecuado
desarrollo cerebral durante la vida intrauterina y los primeros
años de vida, y una conservación del tejido cerebral durante el
envejecimiento. Durante el embarazo y la lactancia el consumo
de DHA en forma directa o como suplementación, produciría
importantes bene cios en los recién nacidos, especialmente
en las funciones cognitivas y visuales (9,12,70), mientras que
una alta ingesta de DHA durante el envejecimiento ayudaría a
prevenir el deterioro cognitivo (8,59,65), siendo la NDP-1 un
importante agente neuroprotector (15,46). Diversos trabajos
han establecido la relevancia de un adecuado aporte de DHA
en lactantes y niños y los bene cios observados en el rendi-
miento escolar (74-76). Lamentablemente, en la actualidad
la dieta occidental presenta un muy bajo aporte de DHA,
situación que ha estimulado el desarrollo de alimentos y/o
nutraceúticos que lo contienen en diferentes concentraciones y
presentaciones, para lo cual se han realizado números esfuerzos
destinados a obtener ingredientes factibles se ser utilizados
como fuentes de DHA y a lograr incorporar este ácido graso
en diversos alimentos (77). En relación a los ingredientes, hoy
en día se dispone de aceites marinos (desodorizados, estabi-
lizados y concentrados) ricos en DHA (sobre el 30% del total
de ácidos grasos), DHA obtenido a partir de microalgas (como
etilésteres o triacilglicéridos) y como fosfolípidos (aceite de
krill) (78,79). En los últimos años se han desarrollado tecnolo-
gías de micro y nano-encapsulación de aceites ricos en DHA,
lo cual ha permitido incorporar este ácido graso a diversas
matrices alimentarias, particularmente leche y productos lác-
teos, jugos, panes, galletas, entre otros, (77). Estos desarrollos
tecnológico - alimentarios surgen como una alternativa viable
para incrementar el consumo de este noble nutriente en la
población, y en aquellos grupos más vulnerables, tales como
embarazadas, nodrizas, niños y adultos mayores. En la gura 3
se presenta un esquema de como se puede incorporar DHA al
organismo bajo diferentes formas y cuáles serían los bene cios
generados a nivel cerebral derivados de la suplementación.
RESUMEN
El ácido docosahexaenoico (C22:6 ω-3, DHA) es un
ácido graso poliinsaturado de cadena larga de origen marino
fundamental para la formación y funcionalidad del sistema
nervioso, especialmente para el cerebro y la retina de los
humanos. Es destacable el rol trascendental que se propone
tuvo este ácido graso en la evolución humana, principalmente
en el crecimiento y desarrollo cerebral, efecto que permitió
el surgimiento de las primeras habilidades cognitivas y de
inteligencia que diferenciaron a nuestra especie de otros ani-
FIGURA 3
Esquema simpli cado de como se puede incorporar DHA al organismo y cuáles serían los bene cios generados a nivel cerebral.
Ácido docosahexaenoico (DHA), un ácido graso esencial a nivel cerebral
388
males. Actualmente se considera al DHA como un nutriente
crítico durante el embarazo y la lactancia debido a su activa
participación en el desarrollo del sistema nervioso tanto a
nivel estructural como funcional en los primeros años de
vida. DHA y especí camente uno de sus derivados conocidos
como neuroprotectina D-1 (NPD-1), presenta propiedades
neuroprotectoras frente al envejecimiento cerebral, algunas
enfermedades neurodegenerativas y a la injuria causada por el
daño durante episodios de isquemia-reperfusión cerebral. En
este trabajo se revisa y discute la relevancia del DHA a nivel
cerebral, considerando la importancia de este ácido graso tanto
en el desarrollo cerebral como en los efectos neuroprotectores
que presenta. Se incluye, además, una visión crítica sobre el
consumo de este noble ácido graso en la población.
Palabras clave: Ácido docosahexaenoico, evolución
humana, desarrollo cerebral, embarazo, lactancia materna,
neuroprotección.
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Valenzuela R. y cols.
... Se ha evidenciado que el DHA es fundamental para el desarrollo cerebral, sistema visual y cognitivo del RN y el lactante. Su participación, junto con el ácido araquidónico, en la conformación de los fosfolípidos entrega características de mayor fluidez a las membranas y se ha propuesto que a nivel cerebral afectaría positivamente a la neurogénesis y al desarrollo de las dendritas y las sinapsis neuronales (12)(13)(14)(15). En relación con el ARA, se ha descrito como el mayor componente estructural del sistema nervioso central, esencial para el correcto desarrollo de todas las membranas internas celulares de los órganos, la división y señalización celulares, el metabolismo óseo, la regulación cardiaca y aspectos específicos de la inmunidad (16). ...
... En relación con el ARA, se ha descrito como el mayor componente estructural del sistema nervioso central, esencial para el correcto desarrollo de todas las membranas internas celulares de los órganos, la división y señalización celulares, el metabolismo óseo, la regulación cardiaca y aspectos específicos de la inmunidad (16). En cuanto a las proporciones reportadas, el DHA se encuentra mayoritariamente presente en el cerebro y la retina, constituyendo cerca de un 90 % de los AGPI w-3, el 10-20 % de los lípidos totales a nivel cerebral (10,17,18), un 30 % de los ácidos grasos totales en la retina y el 60 % en las células fotorreceptoras de la retina (conos y bastoncitos), lo que permitiría un adecuado desarrollo visual (6,15,19). El ARA constituye alrededor del 10 al 12 % de los ácidos grasos totales presentes en el tejido del sistema nervioso central (corteza cerebral y retina) y forma parte de la mayoría de las células de los órganos corporales (16). ...
... Durante los primeros 1000 días, que contemplan la gestación y los primeros dos años de vida, el desarrollo cerebral y visual está en su máxima expresión. El cerebro aumenta 4-5 veces su peso, alcanzando un 90 % de su peso total a los 3 años de vida (15,47). El DHA y el ARA son importantes componentes estructurales de las membranas celulares del sistema nervioso central (48). ...
Article
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Introduction: Omega-3 long-chain, polyunsaturated fatty acids are essential, so they must be provided through the diet, as their biological synthesis is limited, making it essential to meet their requirements during physiological stages such as pregnancy and lactation. A narrative review was conducted on the effects of omega-3 supplementation during pregnancy and lactation on the fatty acid composition of breast milk in the first months of life. Eight randomized clinical studies were analyzed, showing a significant increase in docosahexaenoic acid (DHA) concentration in breast milk (BM) post-supplementation, compared to control groups. One study evaluated the dose needed to achieve 8 % DHA in erythrocytes and 1 % DHA in BM, reaching these levels with a supplementation close to 1 g of docosahexaenoic acid + eicosapentaenoic acid (EPA). Finally, a trial was found that used supplementation with small lipid contributions (0,59 g α-linolenic acid (ALA)), without generating significant changes in the DHA composition of LM, but in the ALA content. Therefore, it is inferred that omega-3 supplementation beneficially modifies DHA and EPA levels in the composition of BM in pregnant women and during the lactation stage, although further studies are needed to identify doses, times, beneficial effects on development, and more efficient forms of delivery of omega-3 supplementation.
... Several authors have analyzed fatty acids from food and associated consumption of these substances with health benefits 33,34,35,36 . ...
... Hydrogenation, together with the great presence of lauric acid, can increase the oxidative stability of the product, causing it to have an acidity index within those recommended by the regulators of Identity and Quality of Oils and Fats 34 . ...
Article
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The potential use of babassu (Orbignya phalerata Mart.) in several activities is large. In view of these facts, this study aimed to determine the physicochemical composition of the babassu almond (OpAM) and evaluate the chemical, physical and physicochemical aspects of babassu coconut oil isolated by different methods of extraction. Babassu nut oil was removed by extraction with a hot solvent (Soxhlet) (OpS), hydraulic pressure (OpHP) and cold extraction (Blight and Dyer) (OpBD). Two artisanal samples from the states of Pará (OpP) and Maranhão (OPM) were also tested. OpAM presented 2% protein, 49.5% fat, 42.4% carbohydrates and water activity of 0.670. No statistical differences were found between the babassu coconut extraction techniques which presents saturated fatty acids as major oil fatty acids, especially lauric (41.6%), myristic (14.6%) and unsaturated oleic (15.7%). No samples tested positive in the thiobarbituric acid reactive substances test, and they also showed low levels of acidity. Babassu coconut oil showed good oxidative stability with a high induction period. The samples tended to green and yellow colors, and the babassu oil extracted by Soxhlet was less viscous than the others.
... El DHA, por su parte, tiene efectos antiinflamatorios e inhibe la producción de citoquinas proinflamatorias, independiente de la producción de eicosanoides (11); se encuentra principalmente en el cerebro, retina y espermatozoides (13), cumpliendo un rol importante en la neurogénesis y sinaptogénesis en los primeros dos años de vida, asociándose con una mejor agudeza visual y habilidad cognitiva (7,8); además, también se le atribuyen funciones neuroprotectoras en el envejecimiento cerebral, en enfermedades neurodegenerativas y en enfermedad cerebrovascular (14,15). ...
... Sin embargo, la transformación de ácido alfa-linolénico (ALA) en DHA no es eficiente en el cuerpo humano, donde solo se metaboliza el 1 %, y el EPA entre un 0,2 a un 6 %, pues el organismo utiliza los PUFAs principalmente como fuente de energía (16,14); razón por la cual se recomienda el consumo directo de EPA y DHA a partir de sus principales fuentes como son los peces grasos tipo atún, jurel, salmón, entre otros (9,12). ...
Article
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Antecedentes: en los últimos años, los estudios enfocados en el consumo de peces como fuente de ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs), específicamente de cadena larga (DHA y EPA), han tomado más fuerza debido a la evidencia creciente de diversos efectos de protección y prevención en salud, y ha sido el salmón el más recomendado. Objetivo: identificar el contenido de PUFAs y omega 3 de diferentes especies de peces y determinar si son fuente de estos, mediante la recolección, revisión y selección de estudios realizados a nivel nacional e internacional acerca del perfil de ácidos grasos en peces y su posterior clasificación según la Resolución 333 de 2011 de Colombia y las recomendaciones de consumo del Codex Alimentarius y la FAO-FINUT. Resultados: se clasificó como excelente fuente de PUFAs la tilapia, la cachama, la carpeta, la sardina, la corvina y el atún rojo; por LC-PUFAs, la mayoría fue excelente fuente, siendo el atún rojo, la cachama, el salmón común, la anchoa, la sardina y el atún aleta amarilla las principales especies. La mayoría cubrieron el 100 % de las recomendaciones diarias de consumo de estos nutrientes. Conclusión: las especies halladas como fuente de PUFAs y omega 3 en esta revisión las constituye en nuevas alternativas de consumo, contribuyendo al cubrimiento de las necesidades de los individuos en las comunidades.
... MAríA fErNANDA MONDéN 10 , liC. viCtOriA rEbAGliAti 11,12 , liC. ANA vittAl 13,14 , liC. ...
... Los dos AGPI-CL que se encuentran en mayor concentración son el AA y DHA, los cuales se localizan predominantemente esterificados en los fosfolípidos de las membranas neuronales (11). El cerebro tiene una baja capacidad de biosíntesis de DHA a partir de su precursor ALA, con lo cual existiría una incapacidad metabólica para asegurar un aporte suficiente de DHA al cerebro si éste no es incorporado preformado (12). A su vez, el DHA neuronal influye en el contenido de los fosfolípidos de la membrana plasmática al aumentar la producción de fosfatidilserina y fosfatidiletanolamina, y promoviendo el crecimiento de neuritas durante el desarrollo y en la vida adulta (13). ...
... En nuestro estudio los pacientes con un estado nutricional bajo presentaron DCL, en cambio los pacientes con un estado nutricional normal no. Esta interrelación no ha sido explorada previamente en este grupo poblacional aunque si se ha investigado en otros tipos de sujetos como: mujeres embarazadas y en periodo de lactancia 33 , ancianos institucionalizados 34 , enfermos de Alzheimer 35 o ancianos con obesidad 36,37 . Durante el embarazo y la lactancia se considera al ácido docosahexaenoico (DHA) un nutriente esencial por su activa participación en el desarrollo del sistema nervioso en los primeros años de vida y por sus propiedades neuroprotectoras 33 . ...
... Esta interrelación no ha sido explorada previamente en este grupo poblacional aunque si se ha investigado en otros tipos de sujetos como: mujeres embarazadas y en periodo de lactancia 33 , ancianos institucionalizados 34 , enfermos de Alzheimer 35 o ancianos con obesidad 36,37 . Durante el embarazo y la lactancia se considera al ácido docosahexaenoico (DHA) un nutriente esencial por su activa participación en el desarrollo del sistema nervioso en los primeros años de vida y por sus propiedades neuroprotectoras 33 . También ciertas vitaminas y minerales (riboflavina y ácido fólico, hierro y magnesio) y algunos micronutrientes (vitamina E, C y betacaroteno) tienen propiedades antioxidantes, esto puede verse en ancianos sanos institucionalizados sin deterioro cognitivo 34 . ...
Article
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Introduction: Chronic obstructive pulmonary disease (COPD) is a progressive disease with a prevalence that increases with the aging of the subject. It presents a high prevalence of comorbidities, such as cognitive decline, which is gaining great clinical relevance in recent years. Factors such as pulmonary function, hypoxemia, hypercapnia or exacerbations contribute to the decline of cognitive functions. The nutritional status has been added to these factors as contributing to cognitive function decline when presenting in COPD. Objective: To evidence the relationship between cognitive decline, nutritional status and the clinical profile of patients admitted because of an acute exacerbation of COPD (AECOPD). Methods: 110 subjects hospitalized because of COPD, divided in two groups according to their nutritional status and assessment of cognitive decline at admittance, nutritional status and clinical profile. Results: Significant differences between groups concerning nutritional status in anthropometric variables (sex and IMC), functional ability (Barthel index and Daily Life Activities Scale), quality of life (Euroqol- 5D y SGRQ), sleep quality (Pittsburgh), mood (HAD) and cognitive decline (MoCa attention, MoCa abstraction). (p<0.05). Conclusion: Cognitive function is affected in COPD patients with an altered nutritional status when compared to those with a normal nutritional status. The nutritional decline is a factor contributing to the impairment of cognitive functions in this kind of patients, particularly a decline in attention and abstraction ability.
... Its deficit in the body is associated with defects in development and behavior according to preclinical evidence in different species and models. From this it is postulated that dietary interventions based on PUFA supplementation would provide benefits at the CNS level, providing clinical improvements in patients suffering from mental disorders and/or neurodegenerative diseases (22). ...
Article
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Introduction: the main treatment for people with autism spectrum disorder (ASD) corresponds to cognitive behavioral therapy in conjunction with pharmacotherapy. Together they seek to attenuate the behavioral symptoms of these patients, as well as to increase their social functionality. However, other strategies have become popular to achieve the same goal of classical treatment. Particularly, nutritional interventions are positioned above others, and it is necessary to investigate their effectiveness, considering that infants with ASD present a marked food selectivity, as well as gastrointestinal alterations. Objective: to evaluate the effectiveness of nutritional interventions in the behavioral symptomatology of infants with ASD. Methods: a systematic search was carried out in the Scopus and PubMed databases, in Spanish and English. The filters of clinical studies and original articles were used, choosing only nutritional interventions in children under 19 years of age and who had had at least 4 weeks of intervention. Results: evidence was found on gluten- and casein-free diets, ketogenic diet, omega-3 supplementation, prebiotics/probiotics, and vitamins/minerals presenting positive results in most of the articles analyzed; however, the heterogeneity presented requires a greater body of evidence to promote its use. Conclusion: the five types of nutritional interventions evaluated show varied evidence that does not allow defining the degree of effectiveness between one or the other in terms of behavioral improvements in the population with ASD.
... El contenido de ácido docosahexaenoico (DHA, C22: 6n3) fue ligeramente superior en el huevo café de gallinas Marans que en el huevo azul (Tabla 3), ácido fundamental para el desarrollo visual y neurológico, además de componente mayoritario de la estructura cerebral (Gil-Campos et al. 2010). El DHA es precursor de docosanoides (metabolitos del DHA, Valenzuela et al. 2013) de los que deriva la neuroprotectina D1 con propiedades neuroprotectoras frente al envejecimiento cerebral, debido a que inhibe el estrés oxidativo y favorece la supervivencia celular. ...
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El perfil de ácidos grasos del del huevo es un aspecto importante en la salud del consumidor. El objetivo de este trabajo fue describir los ácidos grasos presentes en el huevo azul de gallinas Araucanas y café de gallinas Marans. El huevo azul fue similar en peso, largo y ancho que el de color café. El huevo café mostró ligeramente mayor contenido de proteína ue el huevo azul, mientras que, el huevo azul tuvo mayor concentración de extracto etéreo que el huevo café. El contenido de ácido oleico y ácido docosahexaenoico fue superior en el huevo café, sin embargo, el azul presentó mayor contenido de ácido linoleico y linolénico con respecto al huevo café. En conclusión, el huevo azul de gallinas Araucanas y el huevo café de gallinas Marans contiene ácidos grasos, que de acuerdo con la literatura consultada son benéficos para la salud humana.
... Y en segundo término, la hipótesis n3, la cual nos plantea que solamente un espectro paleodietético con elevados niveles de ácido graso docosahexaenoico (22:6, omega-3 [n3; w3]) y otros ácidos grasos omega 3, en combinación con ácido graso araquidónico (20:4, omega 6 [n6; w6]) y otros nutrientes selectivos esenciales como el hierro y el yodo, pudo poner en funcionamiento el costoso y complejo proceso de evolución y mantenimiento del cerebro humano (e.g. Cunnane, 2010;Stewart, 2010;Valenzuela et al., 2013;Duarte, 2014). Dos hipótesis, por lo tanto, que se refuerzan mutuamente. ...
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Objective: Determine the food consumption of pregnant women, women who breastfeed, and children from 0to 5 years old, that are attended in first level Health Centers in La Paz City in September 2018. Materials and methods: A descriptive and correlational cross-sectional study was carried out on 126 pregnant women, 120 breastfeeding women, 105 children from 0to 5 months, and 117children from 6 to 60 months, who attended a consultation in Health Centers. The 24-hour recall method was applied to determine food consumption. Results: The average intake of 1,999 kcal in pregnant women and 1,943 kcal in lactating women is lower than recommended; inadequate in fats, calcium and zinc; sufficient in proteins, carbohydrates, and vitamins A and C; iron is deficient in pregnant women. The adequacy levels of the diet in children aged 6 to 23 months are 88.3% calcium, 75% iron. From 24 to 60 months are: 86.3% calories, 46.9% fats and 50.6% zinc. Conclusions: The average consumption observed in women and children is lower than the nutritional recommendations. Nutritional status does not correspond to excess or deficit in intake. Poor intake of micronutrients is due to insufficient consumption of vegetables and fruits
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Perinatal undernutrition stress predisposes several disorders in adult life, which could be programed using nutraceuticals. However, the effect of perinatal undernutrition stress on orexin peptides, brain lipids, and its amelioration by a potent antioxidant (Astaxanthin) needs exploration. The present study focussed on the effect of perinatal undernutrition stress on brain fatty acid levels, Orexin peptides A and B, and its amelioration by Astaxanthin. Twenty-four male Wistar rats (Rattus norvegicus) were allocated to four groups (n = 6) as Normal, Perinatally Undernourished (UN), Astaxanthin treated (AsX, 12mg/kg), and perinatally Undernourished-but-Astaxanthin treated (UNA), and are allowed to grow for 1, 6 and 12 months. The fatty acid and orexin peptides A & B at different brain parts were measured and compared. Orexin peptides were assessed using an ELISA kit. Fatty acid levels were estimated using HP 5890 gas chromatograph. Data were analyzed by ANOVA followed by Tukey’s posthoc test. P < 0.05 was considered significant. The hair cortisol, Orexin-A, and B were significantly increased (p < 0.001) in the UN group compared to normal and were modulated significantly by AsX in the UNA group. Undernutrition stress during the perinatal period altered the lipid profile, Total SFA, Total MUFA, Total n-3 PUFA, Total n-6 PUFA, n-3: n-6 PUFA, which Astaxanthin effectively modulated at 6 and 12 months of postnatal life. There was no difference between DHA and AA ratio. These results indicate that nutritional enrichment with Astaxanthin during the perinatal period positively contributes to adult health. Further, the mechanism of regulation of brain chemistry by Astaxanthin is warranted.
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Omega-3 long-chain polyunsaturated fatty acids (LC-PUFA), especially DHA (docosahexaenonic acid) are essential for brain development and physical health. Low blood Omega-3 LC-PUFA have been reported in children with ADHD and related behavior/learning difficulties, as have benefits from dietary supplementation. Little is known, however, about blood fatty acid status in the general child population. We therefore investigated this in relation to age-standardized measures of behavior and cognition in a representative sample of children from mainstream schools.493 schoolchildren aged 7-9 years from mainstream Oxfordshire schools, selected for below average reading performance in national assessments at age seven.Whole blood fatty acids were obtained via fingerstick samples. Reading and working memory were assessed using the British Ability Scales (II). Behaviour (ADHD-type symptoms) was rated using the revised Conners' rating scales (long parent and teacher versions). Associations were examined and adjusted for relevant demographic variables.DHA and eicosapentaenoic acid (EPA), accounted for only 1.9% and 0.55% respectively of total blood fatty acids, with DHA showing more individual variation. Controlling for sex and socio-economic status, lower DHA concentrations were associated with poorer reading ability (std. OLS coeff. = 0.09, p
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Background: Evidence is accumulating that a dietary supply of long-chain polyunsaturated fatty acids (LC-PUFAs) enhances the development of attention and efficient information processing in infants. However, it is uncertain whether LC-PUFAs in infancy influence cognitive development in later childhood. Objective: The objective was to determine the effects of dietary LC-PUFAs in infancy on measures of cognitive function at age 6 y. Design: Infants were randomly assigned to receive formula containing either docosahexaenoic acid and arachidonic acid or no LCPUFAs for a period of 4 mo. A reference breastfed group was also included. In a follow-up conducted at age 6 y, children received assessments of intelligence quotient (IQ), attention control (Day-Night Test), and speed of processing on the Matching Familiar Figures Test (MFFT). Results: At follow-up there were 71 children in the LC-PUFA group, 76 in the control group, and 88 in the breastfed group. The formula groups did not differ on measures of Full-Scale IQ (LCPUFA mean = 98.0; control mean = 100.9) or attention control (LCPUFA mean = 12.7; control mean = 12.8). MFFT error scores were the same for both formula groups, but when making correct responses, the LC-PUFA group was significantly faster (mean = 6.2 s) than the control group [mean = 7.8 s; F(1, 131) = 6.09, P = 0.015]. Conclusions: IQ scores of children who were fed a formula containing either LC-PUFAs or no LC-PUFAs did not differ at age 6 y. However, children who received LC-PUFAs were faster at processing information compared with children who received unsupplemented formula. Variation in the dietary supply of LC-PUFAs in the first months of life may have long-term consequences for the development of some cognitive functions in later childhood.
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This review is part of a series intended for nonspecialists that will summarize evidence relevant to the question of whether causal relations exist between micronutrient deficiencies and brain function. Here, we focus on experiments that used cognitive or behavioral tests as outcome measures in experimental designs that were known to or were likely to result in altered brain concentrations of the n−3 fatty acid docosahexaenoic acid (DHA) during the perinatal period of “brain growth spurt.” Experimental designs reviewed include observational breastfeeding studies and randomized controlled trials in humans and studies in rodents and nonhuman primates. This review is based on a large number of expert reviews and commentaries and on some 50 recent studies in humans and animals that have not yet been included in published reviews. Expert opinion regarding the strengths and weaknesses of the major experimental systems and uncertainties associated with interpreting results is summarized. On the basis of our reading of this literature, we conclude that evidence from several types of studies, particularly studies in animals, suggests that, within the context of specific experimental designs, changes in brain concentrations of DHA are positively associated with changes in cognitive or behavioral performance. Additional experimental information required to conclude that a causal association exists is discussed, as are uncertainties associated with applying results from specific experimental designs to the question of whether infant formula should be supplemented with DHA.
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A 6-yr-old girl who lost 300 cm of intestine was maintained by total parenteral nutrition. After 5 months on a preparation rich in linoleic acid but low in linolenic acid she experienced episodes of numbness, paresthesia, weakness, inability to walk, pain in the legs, and blurring of vision. Diagnostic analysis of fatty acids of serum lipids revealed marginal linoleate deficiency and significant deficiency of linolenate. When the regimen was changed to emulsion containing linolenic acid neurological symptoms disappeared. Analysis indicated that linoleate deficiency had worsened but linolenate deficiency had been corrected. The requirement for linolenic acid is estimated to be about 0.54% of calories.
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The large chain polysaturated fatty acids omega-6; arachidonic acid, and omega-3; docosahexaenoic acid, are fundamental in the formation of the structure and the function of the human nervous and visual systems. These fatty acids form more than 30% of the lipid content of the brain and of the cones and rods of the retina. Their function is to provide a high grade of fluidity to the cell membrane, permiting the movement of proteins on the surface and within the lipid bilayer. These fatty acids are formed from smaller chain precursors principally in the liver, linoleic acid going to form arachidonic acid and linolenic acid forming docosahexanic acid. During the third trimester of pregnancy and the first 6 months of life large amounts of both fatty acids are needed. Hepatic production is not sufficient to meet the demand of these fatty acids, and additional support is needed, by transplacental transfer during pregnancy and from the maternal milk thereafter. This comes from the mothers tissue reserves, biochemical synthesis in the maternal liver and dietary support in the form of fatty acid precursors. Thus the dietary content of precursor and formed fatty acids are vitally important for the formation of the nervous and visual systems. Alterations in the function of these 2 systems in children who have not received an adequate intake of omega-6 and omega-3 fatty acids have been demonstrated. It is suggested that milk formulas are supplemented with omega 6 and 3 fatty acids or their precursors.
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Omega-3 long-chain polyunsaturated fatty acids (ω-3 LCPUFA) eicosapentaenoic acid (EPA) and docosahexae-noic acid (DHA) are found in significant amounts in fatty fish (tuna fish, mackerel and salmon) and especially in the oil obtained from these species, which is actually utilized as a nutritional supplement (nutraceutical). After ingestion, both EPA and DHA are rapidly incorporated into cellular membrane phospholipids where they can be released by lipooxygenases and cyclooxygenases enzymes and transformed in powerful bioactive products wich have cytoprotective and especially anti-inflammatory activities. Clinical and epidemiological evidence have firmly established that consumption of EPA and DHA may contribute to the prevention and/or treatment of a number of diseases, especially those where inflammation plays a remarkable role in its development. EPA and DHA exhibit potent anti-infammatory properties, either via the generation of anti-inflammatory products, such as the resolvins, or by blocking inflammatory agents. In the present paper we review possible clinical applications of EPA and DHA in pathologies, such as cardiovascular and neurodegenerative diseases, cancer, inflammatory bowel disease, rheumatoid arthritis and ischemia - reperfusion injury. The evidence suggests that ω-3 LCPUFA may have promising applications in the prevention and/or treatment of different clinical and nutritional pathologies.
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Convergent evidence from neuronal biology and hominin brain hypertrophy suggests that omega-3 fatty acids are a limiting resource for neural and cognitive development in Homo sapiens, and therefore that children from populations with higher omega-3 availability should display superior cognitive performance. Using multiple regression, we tested this prediction in a sample of 28 countries, with Programme for International Student Assessment (PISA) math scores in 2009 as an index of cognitive performance, and country-specific breast milk levels of omega-3 docosahexaenoic acid (DHA) as an index of omega-3 availability. Breast milk DHA makes a highly significant contribution to math scores (β = 0.462, P = 0.006), greater in magnitude than the control variables of per capita Gross Domestic Product (PCGDP) and educational expenditures per pupil. Together, dietary fish (positively) and total fat (negatively) explain 61% of the variance in maternal milk DHA in a larger sample of 39 countries.