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Abstract

Conocí a Stanislav Grof en el 2006 en Barcelona en una charla que dio en la UPF. A sus 76 años me pareció una persona con mucha presencia, cercano y de una gran lucidez. En aquel momento comenzaba mi doctorado con la intención de estudiar los efectos que produce la Respiración Holotrópica, y tuve la oportunidad de hablarlo con el. Grof me escucho atentamente, como siempre hace, y me dio algunos consejos. Un año después se me presento la oportunidad de hacer una investigación en un seminario que realizaba cerca de Nueva York. Nuestra relación se fue consolidando, y partir de entonces nos fuimos encontrando en diferentes contextos (congresos, cursos de formación y talleres de respiración holotrópica) y lugares del mundo (Suiza, San Francisco, Moscú, el desierto de Josua Tree…). En el 2009 volví a participar en un seminario suyo en Nueva York, y le pedí una entrevista. Me concedió un par de horas de su tiempo en el hotel en el que se alojaba en el aeropuerto JFK, mientras esperaba su vuelo. Esa entrevista se ha ido prolongando desde entonces: la continuamos aquel mismo año en Milán, y al año siguiente en Moscú y San Francisco. Y, cada vez que le vuelvo a ver, aprovecho para hacerle alguna pregunta que se me quedo en el tintero o que emerge en la medida que profundizo en su trabajo. A continuación, presento un extracto de nuestra entrevista-dialogo, centrándome en sus aportaciones a la psicología transpersonal, y la primera etapa de su carrera, en la que trabajo en investigación con psiquedélicos.
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C
onocí a Stanislav
Grof en el 2006 en
Barcelona en una
charla que dio en
la UPF. A sus 76
años me pareció
una persona con mucha presencia,
cercano y de una gran lucidez.
En aquel momento comenzaba
mi doctorado con la intención de
estudiar los efectos que produce
la Respiración Holotrópica, y tuve
la oportunidad de hablarlo con el.
Grof me escucho atentamente,
como siempre hace, y me dio
algunos consejos. Un año después
se me presento la oportunidad
de hacer una investigación en un
seminario que realizaba cerca de
Nueva York. Nuestra relación se fue
consolidando, y partir de entonces
nos fuimos encontrando en
diferentes contextos (congresos,
cursos de formación y talleres de
respiración holotrópica) y lugares
del mundo (Suiza, San Francisco,
Moscú, el desierto de Josua
Tree…).
En el 2009 volví a participar en un
seminario suyo en Nueva York, y le
pedí una entrevista. Me concedió
un par de horas de su tiempo en
el hotel en el que se alojaba en el
aeropuerto JFK, mientras esperaba
su vuelo. Esa entrevista se ha ido
prolongando desde entonces: la
continuamos aquel mismo año en
Milán, y al año siguiente en Moscú
y San Francisco. Y, cada vez que le vuelvo a ver, aprovecho para hacerle alguna pregunta que se me quedo en el tintero o
que emerge en la medida que profundizo en su trabajo.
A continuación, presento un extracto de nuestra entrevista-dialogo, centrándome en sus aportaciones a la psicología
transpersonal, y la primera etapa de su carrera, en la que trabajo en investigación con psiquedélicos.
Entrevista
Stanislav
GROF
PSICOLOGÍA Y RESPIRACIÓN HOLOTRÓPICA
VIDEO
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Parte I
Iker Puente: Stan, ¿nos podrías explicar brevemente que
es la Psicología Transpersonal y cuál ha sido su aportación a
la psicología?
Stalisnav Grof: Bien, la Psicología Transpersonal nació a
nales de los años sesenta en los EEUU. Abraham Maslow
llamo a esta corriente la Cuarta Fuerza en psicología,
siendo las tres primeras el conductismo, el psicoanálisis
Freudiano, y la psicología humanista. En la primera mitad
del siglo XX, la psicología y psiquiatría europea y americana
estaban dominadas exclusivamente por el conductismo y el
psicoanálisis.
La psicología humanista, fundada por Maslow y Anthony
Sutich, emergió como una reacción a las limitaciones
de estas dos primeras fuerzas. El foco de interés de los
humanistas eran los valores humanos más elevados y la
tendencia humana a alcanzarlos, dirigiendo a la persona
hacia lo que Maslow denomino “auto-actualización”
y “autorrealización”. Esta escuela también aporto un
marco amplio para el desarrollo de una nueva forma de
psicoterapias, denominadas “psicoterapias experienciales”,
como la terapia Gestalt o la Bioenergética.
Pero al poco tiempo, se dieron cuenta de que aun faltaba
algo más en la formulación de esta nueva psicología.
Fue entonces cuando Maslow me invito a unirme con
un pequeño grupo de debate en Palo Alto, en donde
participe en una serie de reuniones con Maslow, Antony
Sutich, Jim Fadiman, Victor Frankl Miles Vich. En aquellas
reuniones hablamos sobre la misión y los principios básicos
de esta nueva corriente, que bautizamos como Psicologia
Transpersonal (PT). Maslow y Tony Sutich tomaron el nombre
“transpersonal” de mi clasicación de las experiencias
psiquedélicas psiquedélicas psiquedélicas psiquedélicas:
biográcas, perinatles y transpersonales. Entonces, la PT
añadió una nueva e importante dimensión: el reconocimiento
de la espiritualidad como un aspecto legitimo e importante
de la psique humana. Esta concepción diere radicalmente
de la psicología académica, que rechaza y reduce cualquier
forma de espiritualidad a mera superstición, pensamiento
mágico primitivo, inmadurez emocional o patología. Otro
aspecto importante de esta corriente es que estudia todo el
espectro de la experiencia humana, incluyendo los estados
no ordinarios de consciencia (ENOC-s), y particularmente
varias formas de experiencias místicas.
La psicología transpersonal fue profundamente
inuenciada por las experiencias y observaciones
provenientes del estudio de los ENOC-s, como los que
ocurren durante las prácticas chamánicas, los ritos de
paso aborígenes, los antiguos misterios de muerte y
renacimiento, las sesiones psiquedélicas, y varias formas de
práctica espiritual (incluyendo diferentes escuelas de yoga,
el Budismo, el Taoísmo, el Susmo, el misticismo Cristiano
etc.). Y aquí es donde se enraíza mi propio trabajo.
Entonces, cuando la psicología transpersonal tomo su
forma inicial, estábamos muy satisfechos con el resultado.
Sentíamos que era culturalmente sensible y respetuosa con
los diversos rituales y la vida espiritual de la humanidad, y
no convertía en esquizofrénicos ni psicóticos borderline
a los padres fundadores de las grandes religiones, los
chamanes y los místicos, algo común en la psiquiatría.
Además incorporaba las desaantes observaciones
realizadas desde la investigación de la consciencia, la
terapia psiquedélica, la antropología, los estudios sobre la
meditación, las religiones comparadas y otras áreas. Pero nos
enfrentábamos a un grave problema. Esta nueva psicología
era fundamentalmente incompatible con la cosmovisión
formulada por la ciencia Occidental y su losofía monista-
materialista. Era muy vulnerable a las acusaciones de ser
acientíca, poco profesional, irracional y/o new age. Por
algún tiempo no supimos como enfrentar este reto.
Pero entonces apareció otra persona que me inuyo
profundamente: Fritjof Capra. Leyendo su primer libro, El
Tao de la Física, me di cuenta de que el problema al que nos
enfrentábamos era que estábamos intentando reconciliar
la psicología transpersonal con el pensamiento del siglo
XVII. La propia física, como demostraba Capra, había
trascendido todos los aspectos del paradigma Newtoniano-
Cartesiano que había dominado la ciencia los últimos tres
siglos. Pero el resto de disciplinas- biología, medicina,
psiquiatría y psicología- estaban aun ancladas en el viejo
modo de entender la realidad. Entonces nos dimos cuenta
de que lo que teníamos que hacer era conectar la psicología
transpersonal con el nuevo paradigma cientíco que estaba
emergiendo.
¿Qué es la Psicología transpersonal?
La psicología transpersonal nace a nales de los años sesenta en los EEUU a raíz del interés de un grupo de
psicólogos, entre los que se encontraban Abraham Maslow, y S. Grof, en expandir el marco de la psicología humanista,
interesándose por el estudio de la dimensión espiritual y trascendente de la naturaleza humana y de la existencia. En el
primer número de la Journal of Transpersonal Psychology apareció su primera denición.:
“La psicología transpersonal… es el nombre dado a una fuerza emergente en el campo de la psicología… y esta
especícamente interesada en el estudio cientíco y la implementación responsable de las metanecesidades, los
valores últimos, la consciencia de unidad, las experiencias cumbre, el éxtasis, las experiencias místicas, el Ser, la
auto-actualización, el sentido último, los fenómenos trascendentes y los conceptos, experiencias y actividades
relacionados”.
En cuanto a las características de estas experiencias transpersonales destacan: una sensación aumentada de
lucidez; una percepción de las dimensiones del espacio y tiempo que se aleja de lo habitual; intensos afectos positivos;
apreciación de la naturaleza unitiva e integrada del universo y sus componentes, y del lugar que a uno le corresponde en
él; y la sensación de que escapan a toda descripción. Estas experiencias se pueden producir espontáneamente o inducir
a través de toda una serie de técnicas: la meditación, el ayuno, la danza, la ingestión de substancias psicoactivas y la
hiperventilación. A través de estas técnicas se accede a lo que se ha denominado estados modicados de consciencia,
uno de los objetos de estudio de esta corriente.
Entrevista
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I. P. : ¿Puedes explicarnos brevemente la formación que
recibiste en tu juventud?
S.G.: Nací y me eduque en Praga, Checoslovaquia. Estudie
medicina en la Escuela de Medicina de la Charles University,
en Praga. Y en Praga también realice la especialización en
psiquiatría y mi formación en psicoanálisis Freudiano, que
incluía siete años de análisis personal.
I. P. :¿Te formaste como un psicoanalista tradicional?
S.G.: Si. De hecho, me matricule en la escuela de medicina
con el objetivo explicito de convertirme en psicoanalista. En
aquella época estaba muy impresionado con el trabajo de
Freud.
I. P. :¿Y qué te llevo a desarrollar tu interés por la psicología
transpersonal?, ¿Cuándo y cómo empezaste a trabajar desde
este enfoque?
S.G.: Llego un momento en el que experimente un conicto
en relación al psicoanálisis, que versaba sobre la relación
entre la teoría y la practica psicoanalítica. A medida que leía la
literatura psicoanalítica, cada vez estaba más impresionado
con la teoría del psicoanálisis y con la amplia gama de áreas
que había explorado. Pero después, me fui dando cuenta de
la estrecha gama de indicaciones que tenía en la practica. Los
pacientes tienen que cumplir unos criterios muy especícos
para ser considerados buenos candidatos para la terapia
Freudiana, y aquellas personas que son aceptadas tienen
que comprometer una gran cantidad de tiempo. En aquella
época el psicoanálisis tradicional implicaba de tres a cinco
sesiones semanales. Esto implicaba una cantidad enorme
de tiempo, dinero y energía. Y después me di cuenta de
que, incluso después de varios años, los resultados no eran
exactamente impresionantes. Esto no tenía mucho sentido
para mí, y empecé a sentirme profundamente desilusionado
con la formación que estaba recibiendo.
Entonces sucedió algo muy importante en mi vida, que
condiciono el resto de mi trayectoria profesional. Estaba
trabajando en el Departamento de Psiquiatría de la Escuela
de Medicina en Praga, y en aquella época de la psiquiatría
la psicofarmacología había comenzado a dar sus primeros
pasos y a obtener sus primeros triunfos, con la aparición
de los primeros tranquilizantes. Un día recibimos de la
compañía farmacéutica suiza Sandoz una gran caja llena
de ampollas y con una carta describiendo la substancia, su
química, farmacología e historia. Era LSD-25, una droga muy
interesante que había sido descubierta por Albert Homan,
que se intoxico de forma accidental durante su síntesis. La
carta sugería que esta substancia, administrada en dosis
minúsculas, medidas en millonésimas de gramo, podía
inducir una “psicosis experimental”, un estado similar al de
las psicosis reales. Por lo tanto, la investigación clínica y de
laboratorio del LSD podía ofrecer información y claves sobre
el enigma de la psicosis, especialmente de la esquizofrenia.
Y nos pedían si podíamos trabajar con esa substancia y
darles feedback sobre los posibles usos legítimos del LSD en
psiquiatría.
La carta de Sandoz también sugería otra posibilidad
fascinante: que el LSD podía ser útil como una herramienta
poco convencional para la formación de psiquiatras,
psicólogos, estudiantes de medicina y psicología, y
enfermeras. El LSD podía ofrecer a los profesionales de la
salud mental la posibilidad de pasar unas horas sumergidos
en el mundo de sus pacientes. Después de esta experiencia,
podrían ser capaces de entender mejor a sus pacientes,
comunicarse con ellos de una forma más ecaz y, tal vez,
obtener mejores resultados terapéuticos. Naturalmente,
yo estaba muy excitado con esta posibilidad y no habría
perdido esa oportunidad por nada del mundo, así que fui
uno de los primeros en presentarme como voluntario para
esta investigación.
I. P. : ¿Nos podrías explicar cómo fue tu primera experiencia
con LSD?
S.G.: Bien. Cuando me presente como voluntario, acepte
ser expuesto durante el experimento a una intensa luz
estroboscópica, ya que el investigador jefe estaba muy
interesado en la electroencefalografía y en la conducción
de las ondas cerebrales. La primera parte de mi experiencia
con LSD estuvo dominada por bellos fractales, y visiones
de arabescos, imágenes caleidoscópicas, patrones que
me recordaban las vidrieras de las catedrales góticas, y
otras visiones. Después la experiencia se abrió a mi historia
individual; era algo parecido a un análisis personal, pero
mucho más profundo. Estaba viendo conexiones que no
había descubierto en mis previas autoexploraciones.
Pero la parte más importante de la experiencia sucedió
entre la segunda y la tercera hora. El investigador asistente
vino y me dijo que era el momento de conducir las ondas
cerebrales. Así que me tumbe, me coloco los electrodos, trajo
una luz electroboscopica gigante, la coloco sobre mi cabeza,
la encendió y yo sentí una increíble explosión de luz, que me
recordó a la explosión de la bomba atómica en Hirosima.
En ese momento mi consciencia fue catapultada fuera de
mi cuerpo: perdí la conexión con la sala del experimento,
con el asistente, con la clínica, con Praga, y después con el
planeta. Tuve la sensación de que mi consciencia no tenía
absolutamente ninguna frontera. Me convertí en “Todo Lo
Que Es”, en la totalidad de la Existencia. En ese momento, mi
experiencia se centro en el universo astronómico. Sucedían
cosas para las que ni siquiera tenía un nombre. Más tarde,
cuando leí sobre el Big Bang, los agujeros negros etc., me di
cuenta de que se trataba de esa categoría de fenómenos,
un increíble despliegue de visiones cósmicas. Mientras
tanto, el asistente seguía rigurosamente el protocolo e iba
modicando la intensidad de la luz. Finalmente la apago
y mi consciencia comenzó a contraerse: volví a conectar
con el planeta, la sala y nalmente con mi cuerpo. Por un
momento no pude alinear mi consciencia con mi cuerpo.
En ese momento, se hizo absolutamente claro para mí que
todo lo que me habían enseñado en la universidad -de que
la consciencia es un producto de la materia, de los procesos
neurosiológicos del cerebro- no era verdad. La consciencia
era claramente algo mucho mayor; era por lo menos igual
a la materia, pero posiblemente algo supraordenado en
relación a la materia. En ese momento, me podía imaginar
que la consciencia podía crear la realidad por una compleja
orquestación de experiencias, pero me parecía absurdo
que la materia pudiese crear la consciencia. Finalmente el
viaje fue llegando a su n y estaba muy impresionado. Me
di cuenta de que aun estaba fascinado con la psiquiatría, y
El foco de interés de los humanistas eran
los valores humanos más elevados y la
tendencia humana a alcanzarlos, dirigiendo
a la persona hacia lo que Maslow denomino
“auto-actualización” y “autorrealización”
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Entrevista
sentí que la cosa más interesante que un psiquiatra podía
hacer era estudiar los estados no ordinarios de consciencia
como el que yo acababa de experimentar. Esta experiencia
sucedió en 1956, y en los últimos 50 años he hecho muy
pocas cosas a nivel profesional que no estuvieran de algún
modo relacionadas con el estudio de un subgrupo de
estados no ordinarios de consciencia a los que empecé a
denominar “holotrópicos”. Esta palabra compuesta signica
literalmente “orientado hacia la totalidad” o “moviéndose
en dirección a la totalidad”. Estos son la clase de estados que
los chamanes inducen en sus clientes y que experimentan
ellos mismos cuando sanan a otros, las experiencias de
los iniciados en los ritos de paso de las culturas indígenas
o en los antiguos misterios de muerte y renacimiento, las
experiencias de los yoguis, los budistas y los místicos Sufís
y Cristianos. Son experiencias que creo tienen un gran
potencial sanador, heurístico, transformativo e incluso
evolutivo. Y desde entonces el estudio de estos estados se
convirtió en mi profesión, vocación, pasión y dedicación de
por vida.
Entonces, mi contribución a la psicología transpersonal
proviene de estas cinco décadas de exploración sistemática
del potencial terapéutico, transformativo y evolutivo de los
ENOC-s. Dedique aproximadamente la mitad de este tiempo
realizando psicoterapia con sustancias psiquedélicas,
primero en Checoslovaquia en el Instituto de Investigación
Psiquiátrica de Praga, y después en los EEUU, en el Centro
de Investigación Psiquiátrica de Maryland, en Baltimore,
donde participe en el último programa de investigación
psiquedélica de los EEUU. A partir de 1975 comencé a
trabajar con la respiración holotrópica, un poderoso
método de terapia y autoexploración que desarrolle en el
Instituto Esalen junto con mi esposa Christina. A lo largo
de estos años también he apoyado a muchas personas
que atravesaban crisis psicoespirituales, o “emergencias
espirituales”, como Christina y yo las empezamos a
denominar. El denominador común de estas tres situaciones
es que todas ellas implican ENOC-s o, más especícamente,
una subcategoria de ENOC-s que denomino holotrópicos.
En la terapia psiquedélica, estos estados son inducidos por
la administración de substancias o plantas psiquedélicas. En
la respiración holotrópica, la consciencia es alterada por una
combinación de respiración acelerada, música evocativa y
trabajo corporal. En las emergencias espirituales, los estados
holotrópicos ocurren espontáneamente, en medio de la
vida cotidiana, y generalmente su causa es desconocida.
Finalmente, he participado de manera más periférica en
diferentes disciplinas que están relacionadas con el tema
de los ENOC-s. He participado en ceremonias sagradas de
culturas indígenas en diferentes partes del mundo, he tenido
contacto con chamanes Norteamericanos, Mexicanos
y Sudamericanos, y he intercambiado información con
muchos antropólogos. También he tenido amplio contacto
con representantes de diversas disciplinas espirituales,
incluyendo el Budismo Vipassana, Zen y Vajrayana, el Siddha
Yoga, el Tantra y la orden Cristiana Benedictina.
Después de estos años estudiando diversas formas de
ENOC-s, he llegado a la conclusión de que las experiencias
y observaciones de este trabajo muestran una necesidad
urgente de revisar profundamente el pensamiento
imperante en psicología y psiquiatría. Una revisión que
por su amplitud y profundidad se podría comparar a lo
que sucedió en física en las primeras tres décadas del siglo
XX, cuando se produjo el cambio de la física Newtoniana a
las teorías de la relatividad y después a la física cuántica.
He descrito estas implicaciones en varios de mis libros,
incluyendo Psicología Transpersonal: nacimiento, muerte y
transcendencia en psicoterapia y Psicología del Futuro.
I. P. : ¿Y qué lugar ocuparon los psiquedélicos en el
desarrollo de la psicología transpersonal?
S.G.: Para mí, el campo de lo transpersonal se abrió como
resultado de la investigación psiquedélica que realice.
Empecé trabajando con LSD en 1956, poco después de
tener mi primera experiencia con esta substancia. Comencé
a trabajar con un grupo de investigadores que tenía acceso
a una serie de psiquedélicos. Disponíamos de psilocibina,
psilocina, LSD y mescalina, entre otros. Durante dos años
estuvimos haciendo investigaciones desde el modelo de
la “psicosis experimental”. Teníamos un grupo de sujetos
“normales” (psiquiatras, psicólogos, biólogos etc.), en total
unas 40 personas, incluyéndonos a nosotros mismos, que
venía al Instituto de investigación para un día completo y
tomaba una de estas substancias, y realizábamos toda una
serie de pruebas y exámenes: sangre (cada hora), orina,
test psicológicos, test electrosiológicos... y la idea básica
era encontrar si cada una de estas substancias producían
unos efectos especícos, o si en conjunto producían
estados similares. Un día se les daba un placebo, para
comparación, y otro día la substancia. Después traíamos al
Instituto personas del Hospital Psiquiátrico con diagnóstico
de psicosis que venían para un día y les que hacíamos las
mismas pruebas. Emparejábamos a estos sujetos por edad,
sexo, coeciente intelectual y otros parámetros con los
controles, y el objetivo era ver si los resultados de las pruebas
de las personas que tomaban las substancias psiquedélicas
convergían con los resultados encontrados en los pacientes
psicóticos. Este era básicamente el objetivo del modelo de
la “psicosis experimental”. La idea básica subyacente era
que estas substancias producían una “psicosis tóxica”, y
que las experiencias producidas por la administración de
Stalisnav Grof
El LSD podía ofrecer a los profesionales
de la salud mental la posibilidad de pasar
unas horas sumergidos en el mundo de
sus pacientes. Después de esta experiencia,
podrían ser capaces de entender mejor a
sus pacientes, comunicarse con ellos de una
forma más eficaz y, tal vez, obtener mejores
resultados terapéuticos.
Parte I
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estas substancias eran producidas articialmente por la
interacción entre la droga y el cerebro.
Entonces comencé a observar un fenómeno interesante
que me hizo cambiar de opinión. Observe que la
experiencia psiquedélica mostraba una enorme variabilidad
interindividual: si das la misma substancia en una misma
dosis y en un mismo setting a personas diferentes, cada
persona tenía experiencias completamente diferentes.
También observe que cuando una misma persona repetía la
sesión psiquedélica con la misma substancia en momentos
diferentes, las experiencias también eran muy diferentes,
había una enorme variabilidad intraindividual. Fue a partir
de esas observaciones cuando supe que no estábamos
haciendo farmacología. De hecho, la farmacología sería
imposible si las substancias se comportaran de ese modo, ya
que en farmacología se busca que una substancia produzca
los mismos efectos en todas las personas con una misma
dosis.
Además de ser diferentes unas de otras, las sesiones
consecutivas de una misma persona parecían seguir una
especie de progresión, de proceso. Entonces entendí
que lo que teníamos realmente en nuestras manos era
un catalizador, una substancia que aumentaba de alguna
forma el nivel energético en la psique, de modo que los
procesos profundos en la
psique se hacían disponibles.
Comencé a verlas como el
equivalente a un microscopio
o un telescopio, algo con
el mismo signicado que el
microscopio tiene para la
biología o el telescopio para
la astronomía. De forma
que tienes la posibilidad
de estudiar ciertas áreas que de otro modo no se podrían
estudiar. Pensé que el LSD podía ser una herramienta
para profundizar, intensicar y acelerar el proceso
psicoterapéutico. Entonces cogí estas substancias y las
lleve al hospital psiquiátrico para trabajar con un grupo
de pacientes que no conseguían mejorar con ningún
tratamiento, y comencé a realizar psicoanálisis asistido
por LSD y psilocibina (alcaloide profármaco del clásico
compuesto alucinógeno: psilocina).
En este punto tenía mi formación médica y estaba
familiarizado con el psicoanálisis y su marco conceptual.
Entonces hacíamos series de sesiones con dosis medias
desde una óptica psicoanalítica, lo que se conoce como
terapia psicolítica. Inicialmente comencé las sesiones con
un setting psicoanalítico: la persona se tumbaba en el diván
y yo me sentaba detrás de él. Poco a poco, este setting se
fue mostrando más y más inapropiado. Después comencé a
sentarme frente a frente. Al principio las personas todavía
tenían los ojos abiertos la mayor parte del tiempo de la
sesión, por lo que pude recoger muchas observaciones de
como el cliente me veía a lo largo de la sesión; entonces
me podía convertir en un jaguar, o en Hitler, o en un juez
supremo, o en un ángel o lo que fuera. Y las personas veían
de una forma diferente la sala de tratamiento: a veces
se podía convertir en una sala de juicios, o en una playa
desierta, o en un corredor de la muerte. En aquel momento,
como psicoanalista estaba fascinado preguntándome
porque en un momento especíco me veía de una manera
determinada, que había debajo de eso. Entonces vi que el
material que estaba viniendo del inconsciente era lo que
dictaba esas transformaciones ilusivas de la percepción. Y
en la medida que íbamos avanzando sesión tras sesión, era
como si se fueran abriendo una capa tras otra, lo que un
paciente mío llamaba “ir pelando la cebolla del inconsciente”,
lo que da un sentido muy preciso de como las diferentes
capas del inconsciente están interconectadas. Es de estas
observaciones de donde proviene el concepto de sistemas
COEX, de cómo las cosas están interconectadas en el
inconsciente, y como se asocian a los síntomas. Después me
di cuenta de que este no era el contexto psicoterapéutico
más ecaz, pero fue una etapa exploratoria interesante.
Gradualmente empecé a pedir a los pacientes que tuviesen
los ojos cerrados y que mantuviesen el proceso en el interior
todo el tiempo, básicamente lo mismo que hacemos ahora
en la Respiración Holotrópica (RH).
Y después, en 1964, fui a Londres a un Congreso en
Psiquiatría Social, donde había un Symposyum sobre el LSD.
Allí estaban varios de los investigadores americanos, con
los que conecte bien, y me invitaron a participar en Long
Island en la I Conferencia Mundial sobre LSD de 1965, y ese
fue mi primer viaje a los EEUU. Por aquella época ya tenía
amigos por los EEUU por lo que pude viajar por dos meses
y dar algunas charlas en diferentes universidades. Una
de esas charlas fue en la Universidad de Yale, y el Decano
de la Escuela de Medicina, estaba allí y se mostro muy
entusiasmado con mi trabajo
y me ofreció una beca. El era
parte del comité de fondos
para la psiquiatría en New
Haven, así que me dieron
una beca y volví a los EEUU
en 1967. Para entonces
había conectado con Joel
Elkes, que era el Jefe de
la Clínica Psiquiátrica de
la Universidad John Hopkins, y estaba muy interesado
en los psiquedélicos. Además el también estaba en ese
comité, y dijo: “bueno, si vienes con una beca, ¿porque no
empezamos un proyecto de investigación con psiquedélicos
en la John Hopkins?”. Entonces esa era la razón por la
que estaba viniendo a los EEUU. Pero cuando estaba
llegando a Baltimore en 1967, hacia una semana que se
había publicado un artículo sobre los “Efectos del LSD en
los cromosomas”. Era un artículo de Maimon Cohen, un
investigador que estaba estudiando los efectos de diversas
substancias en los cromosomas, en los linfocitos; cogía los
linfocitos, los metía en un tubo de ensayo y después añadía
las diferentes substancias. Entonces probó con el LSD y vio
cambios estructurales en los cromosomas, de igual modo
que había visto y descrito antes con la cafeína, la aspirina,
los antibióticos tricíclicos y otras substancias. Pero esto
era LSD, y era la época en la que el LSD estaba dando
titulares a la prensa. Entonces los periodistas chequeaban
los resúmenes de los artículos cientícos que se publicaban
cada mes, y cuando vieron LSD, cromosomas, herencia... lo
amasaron todo y apareció un artículo en el que aparecía una
foto desenfocada de un niño, y el titular decía: “Si tomas LSD
solo una vez puedes tener un bebe deforme”, atemorizando
a las personas y diciendo: “no importa lo que hagas, puedes
tener un bebe deforme”. Pero puedes ir a la peluquería y
tener un bebe deforme. No había ninguna conexión causal.
Pero la histeria nacional y las personas que luchaban contra
el uso de esta substancia hicieron que esta información
tomara un tamaño desproporcionado. Entonces John Alkys
no quiso comenzar un nuevo proyecto hasta que la situación
se aclarara.
Gradualmente empecé a pedir a los pacientes
que tuviesen los ojos cerrados y que
mantuviesen el proceso en el interior todo el
tiempo, básicamente lo mismo que hacemos
ahora en la Respiración Holotrópica (RH).
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STANISLAV GROF
Stanislav Grof es uno de los fundadores y principales
representantes de la psicología transpersonal, y un
investigador pionero en el uso de estados modificados
de consciencia con propósitos de introspección,
crecimiento personal y terapéuticos. Su carrera
profesional cubre más de 50 años dedicados al estudio
de estos estados. Nació el 1 de julio de 1931 en Praga, Checoslovaquia,
donde estudio medicina, especializándose en psiquiatría y formándose en
psicoanálisis freudiano durante más de 7 años. Tras tener su primera
experiencia con LSD siendo voluntario de un estudio que se realizaba en
la escuela de medicina en Praga, decidió dedicarse al estudio de estas
substancias y los estados no ordinarios de consciencia. Grof trabajo durante
casi 20 años realizando investigaciones de laboratorio y psicoterapia con
psiquedélicos en Praga y en EEUU. Tras la prohibición de la investigación
con estas substancias en los años 70, se mudo al Instituto Esalen en Big
Sur a escribir su primer libro. Vivió allí desde 1973 hasta 1987, y en 1975
desarrollo junto con su mujer Christina la Respiración Holotrópica, una
técnica no farmacológica para producir estados similares a los producidos
por las substancias psiquedélicas. Posteriormente fundó la International
Transpersonal Asociation (ITA), dirigiendo congresos internacionales e
interdisciplinares por todo el mundo. Desarrolló el concepto de emergencias
espirituales en los años 80, y inicio una formación internacional en
psicología transpersonal y respiración holotrópica. Ha escrito más de 20
libros y decenas de artículos científicos y de divulgación.
www.stanislavgrof.com
Pero por una de esas increíbles sincronicidades, el
único proyecto con psiquedélicos que aun se mantenía
en marcha en los EEUU estaba en Baltimore, en el Spring
Grove State Hospital, y yo venía para trabajar con LSD.
Entonces llegamos a un acuerdo, de modo que estaba dando
clases en John Hopkins a media jornada, pero realmente
estaba formando parte del equipo de Spring Grove que ya
estaba establecido. Era un equipo muy interesante: estaba
Walter Pankhe, Bill Richards, Helen Bonnie, Sandy Anger,
y después llegaron Richard Yensen y Franco DiLeo. Sandy
Anger viajaba a los diferentes lugares en los que estaban
realizando investigaciones y diseño un gran estudio en el
Maryland Psyquiatric Research Center de psicoterapia con
LSD con un grupo de alcohólicos crónicos. Eran alcohólicos
que venían del Centro de Rehabilitación de Alcohólicos, una
categoría realmente difícil de tratar. En nuestro programa
también tuvimos un grupo de drogadictos adictos a dogas
duras que venían de prisión, y tenían la opción de entrar en
nuestro estudio a doble ciego, podían ser controles o tomar
LSD. Todos los que entraban en el estudio tenían la opción
de cumplir el resto de la sentencia en libertad condicional, a
condición de venir cada día al centro para un análisis de orina.
Este fue otro estudio muy interesante. Ambos estudios, con
alcohólicos y drogadictos, fueron completamente exitosos.
Después teníamos un estudio con pacientes neuróticos,
este fue nuestro tercer grupo de pacientes, donde también
obtuvimos buenos resultados. Por otro lado, también
podíamos dar sesiones psiquedélicas a profesionales de
salud mental: psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales,
counsellers e incluso algunos curas y personal del clero.
Este grupo podía tener hasta tres sesiones con propósitos
educacionales, para descubrir cómo funcionaba la mente y el
inconsciente. Este fue el estudio para el que más dicultades
tuvimos para obtener los permisos. Y después el estudio más
interesante con diferencia fue con pacientes terminales de
cáncer, que describí en mi libro El viaje denitivo.
Entonces me uní a este grupo por varios años, pero después
se fue haciendo cada vez más difícil obtener los permisos y
nanciación, y las cosas se fueron complicando cada vez más.
En ese momento yo tenía una enorme cantidad de datos
provenientes de mis investigaciones en Praga con la terapia
psicolítica, con dosis bajas de LSD y sesiones repetidas,
donde tuve muchos insigths sobre la cartografía de la
psique. Porque incluso con dosis bajas las personas podían
llegar al nacimiento y/o tener experiencias transpersonales.
I. P. : ¿Y en la terapia psicolítica, estas dosis bajas eran de
unas 100 micras?
S.G.: Bueno, inicialmente comenzábamos con 100 micras.
En los estudios de laboratorio también usamos entre 100 y 150
micras. Después en la terapia psicolítica usábamos entre 100
y 200 micras, que es una dosis bastante decente. Y después
cuando vine a los EEUU hacíamos la terapia psiquedélica,
usando dosis de entre 300 y 600 micras, eran sesiones muy
internalizadas y haciendo gran énfasis en el setting, en crear
un contexto favorable, con ores, frutas, etc.
En la terapia psiquedélica el foco estaba en lo que llamábamos
una “dosis única desbordante” (the single overwhelming
dose), buscando una gran experiencia de transformación,
centrándonos especialmente en lo místico. De hecho, los mayores
cambios se producían en personas que tenían experiencias de
muerte-y-renacimiento, y experiencias transpersonales. Walter
Pankhe estaba en nuestro grupo, un hombre fascinante, con 2
doctorados, que se hizo famoso por su experimento del Viernes
Santo. Hizo este experimento cuando todavía era un estudiante
para completar su tesis, lo realizo en una Capilla en Harvard. Era
un experimento de doble ciego: dio psilocibina a un grupo de
estudiantes de Teología, y uso niacina como placebo. Basándose
en el estudio de la literatura espiritual desarrollo un cuestionario
enfocándose en las características básicas de lo que él denominaba
“experiencias cumbre”, o experiencias místicas; entonces les dio
este cuestionario, y las personas a las que había dado la psilocibina
tenían experiencias que eran prácticamente indistinguibles
fenomenológicamente de las experiencias de los místicos.
Entonces esto se convirtió en un foco muy importante de nuestra
investigación en Spring Grove. Pankhe desarrollo un cuestionario,
el “Psychedelic Experience Questionnaire”, donde había categorías
que denían las experiencias cumbre: experiencia de unidad
(interna o externa), numinosidad, trascendencia del espacio y el
tiempo, inefabilidad, sensación de objetividad y realidad, y también
cambios positivos en la conducta y en el modo de experimentar la
vida. El cuestionario recogía más información, pero había ciertas
categorías que recogían estas “experiencias cumbre”, y nosotros
estudiábamos las correlaciones entre estas experiencias cumbre y
los cambios clínicos.
Concluimos esta primera parte cerrando la primera etapa
del trabajo de Stanislav Grof, centrada en la investigación con
psiquedélicos. En la segunda parte nos centraremos en su etapa
en Esalen, donde desarrollo la Respiración Holotrópica, y en las
características de esta técnica.
IKER PUENTE
Licenciado en Psicología y Antropología. Profesor e
investigador en la Facultad de Psicología de la UAB.
Ha desarrollado investigaciones en diversos paises,
estudiando diferentes técnicas y contextos para
acceder a Estados Modificados de Consciencia. Ha
publicado una decena de artículos en revistas
especializadas y de divulgación. Editorial Assistant
de la Journal of Transpersonal Resarch, actualmente trabaja como
Psicoterapeuta Transpersonal en Barcelona.
www.ikerpuente.com ikerpuente@hotmail.com
Entrevista
Stalisnav Grof
Parte I
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