Los delitos sexuales constituyen en el Perú una importante causa de sanción e internamiento de menores en Centros Juveniles de Diagnóstico y Rehabilitación (CJDR). Con el fin de mejorar la comprensión de esta problemática, se realizó un estudio de casos y controles para identificar los factores de riesgo asociados con delitos sexuales en jóvenes varones de CJDR. Se aplicó un cuestionario ad hoc a 300 jóvenes internos en los CJDR de Lima (250) y Cusco (50), de entre quienes 111 constituyeron los casos y 189 los controles. El análisis se efectuó aplicando técnicas de estadística descriptiva e inferencial. Los factores de riesgo se determinaron mediante el cálculo de la razón de momios (OR) con un intervalo de confianza al 95%; se ajustó modelos de regresión logística, considerándose las variables con coeficientes significativos (p<0.05); y finalmente se obtuvo la tabla de clasificación de cada modelo. En el análisis descriptivo se identificó, en primer lugar, una importante diferenciación interna en el grupo de jóvenes internos por delitos sexuales, definida por la presencia o ausencia de antecedentes delictivos: quienes no reportaron tener problemas legales previos (66 casos) mostraron un perfil en muchos aspectos similar al de otros jóvenes de la población general; y en marcado contraste, quienes declararon tener antecedentes delictivos (45 casos) presentaron un extenso rango de complicaciones y singularidades en sus características individuales, psicológicas, familiares, sociales, sexuales y de sus contextos de vida más amplios. Considerando esta diferencia, se procedió con el análisis estadístico de los factores de riesgo no solo en función del eje delitos sexuales/otros delitos, sino realizando pruebas adicionales para cada uno de los dos segmentos identificados en el grupo de casos. En un primer modelo logístico, para delitos sexuales vs. otros delitos, aparecieron como factores de riesgo: tener fantasías sexuales con niños o niñas (OR= 4.484; IC 95%: 1.639 – 12.273), reportar lesiones autoinfligidas (OR= 2.512; IC 95%: 1.268 – 4.978) y sentimientos de soledad o desamparo (OR= 1.824; IC 95%: 1.028 – 3.234) antes del internamiento, haber experimentado violencia física en la familia después de los 12 años de edad (OR= 1.915; IC 95%: 3.341 - 63.0) y entender o hablar alguna lengua indígena (OR= 2.581; IC 95%: 1.291 – 5.162). Luego, en un segundo modelo de regresión, aplicado solo al segmento con antecedentes delictivos, surgieron como factores de riesgo: lesiones autoinfligidas (OR= 3.418; IC 95%: 1.583 – 7.378), fantasías sexuales con niños o niñas (OR= 4.892; IC 95%: 1.726 – 13.866), violencia física en la familia antes de los 12 años (OR= 2.493; IC 95%: 1.282 – 4.848), tener madres más jóvenes (edad<=40 años: OR= 1.116; IC 95%: 1.012 – 1.230), tener madres menos educadas, cuya escolaridad no supera el nivel primario (OR= 2.628; IC 95%: 1.239 – 5.574) y hablar alguna lengua indígena (OR= 2.714; IC 95%: 1.155 – 6.378). El tercer modelo, aplicado al segmento sin antecedentes delictivos, arrojó como único factor de riesgo la co-residencia con una madrastra o la pareja del padre (OR= 20.273; IC 95%: 0.670 – 613.346). Se concluye, en primer lugar, que existe una gran diferenciación interna en el grupo de jóvenes de CJDR sancionados por delitos sexuales, para la cual el criterio de los antecedentes delictivos constituye tan solo un indicador de muchas otras diferencias; y en segundo lugar, que los factores de riesgo para delitos sexuales entre estos jóvenes son diversos e involucran la violencia familiar, los estados emocionales y psicológicos, la estructura familiar (particularmente en relación con las madres) y aspectos culturales. Estos y otros hallazgos del estudio tienen implicancias para la definición y puesta en práctica de estrategias de tratamiento y rehabilitación de jóvenes que han cometido delitos sexuales, así como para las acciones y políticas de prevención de la violencia sexual.