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Halcón tagarote · Falco pelegrinoides
Barbary Falcon
Halcón, falcón, halcón real, halcón palomero
Se trata de una especie sedentaria en el archipielago canario, aunque los jóvenes podrían realizar movimien-
tos dispersivos. Muchos territorios de nidificación se encuentran en acantilados marinos con altitudes entre
los 60 y 650 m, pero también utilizan grandes paredes situadas en el interior, llegando a más de 15 km de
la costa y a los 2.000 m de altitud (Rodríguez et al., en prensa). La época reproductiva abarca desde media-
dos de octubre, con las primeras muestras de cortejo, hasta la primera quincena de mayo cuando los pollos
abandonan el nido (Delgado et al., 1999; Siverio & Concepción, 2004).
Halcón tagarote (Fotografía: José Juan Hernández)
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DISTRIBUCIÓN
Mundial. Considerada por algunos autores como una subespecie de Falco peregrinus, de distribución cosmo-
polita (Brosset, 1986; Del Hoyo et al., 1994; Helbig et al., 1994; Wink & Seibold, 1996), y por otros con
rango de especie (Cramp & Simmons, 1980; Clark & Shirihai, 1995; Shirihai et al., 1998). Sus característi-
cas morfológicas son diferentes al peregrino pero la variación genética es muy baja dentro del grupo peregri-
nus/pelegrinoides (Wink et al., 2000). Además, en Canarias aparecen ejemplares con rasgos de F. p. pelegrinoides
pero que muestran similitudes genéticas con la subespecie F. peregrinus brookei (Amengual et al., 1996).
Considerando como especie independiente, las dos formas reconocidas (F. p. pelegrinoides y F. p. babylonicus) se
distribuyen por zonas dispersas del norte de África, Próximo Oriente y sur de Asia, desde Canarias hasta
Mongolia (Cramp & Simmons, 1980; Fergusson-Lees & Christie, 2002).
España. Restringido como reproductor al archipiélago canario (Siverio & Concepción, 2004), existiendo
observaciones antiguas y dudosas de divagantes vistos en la península ibérica (De Juana, 2006).
Canarias. A finales del siglo XX se había constatado su reproducción en muy pocas islas. En la actualidad
está presente en todas ellas, así como en el Roque del Este, Alegranza y Montaña Clara (Delgado et al., 1999;
Martín & Lorenzo, 2001; Siverio & Concepción, 2004).
Roque del Este. La presencia de una pareja es conocida desde la década de 1980, habiéndose comprobado su
reproducción en diferentes ocasiones (Varios autores, 1988; Delgado et al., 1999; Martín & Lorenzo, 2001).
Alegranza. Existe una pareja que tiene su territorio al oeste de La Caldera (Martín & Lorenzo, 2001). Esta
pareja fue mencionada por Lovegrove (1971), pero su reproducción se confirmó en 1989 (Delgado et al.,
Atlas de las aves nidificantes en el archipiélago canario (1997-2003)
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Distribución del halcón tagarote en el archipiélago canario durante el período de estudio (1997-2003) según las categorías de
nidificación (cuadrículas UTM de 5 x 5 km).
1999) y en 1990 (Martín & Nogales, 1993). Desde esa fecha al menos una pareja se reproduce todos los años
(Martín & Lorenzo, 2001).
Montaña Clara. Desde principios del siglo XX es citada la presencia de una pareja en este islote (Polatzek,
1908; Bannerman, 1914). Más recientemente, una pareja ha criado de forma más o menos regular desde 1987
hasta la actualidad (Delgado et al., 1999; Martín & Lorenzo, 2001).
Lanzarote. El primer dato acerca de su reproducción se confirmó en el risco de Famara (Polatzek, 1908).
Más recientemente, Hernández et al. (1991) detectan tres parejas en la misma zona, y Bacallado et al. (1993)
duplican esa cifra en ese lugar. Para el conjunto de la isla Delgado et al. (1999) contabilizan un total de 9
parejas, mencionando dos parejas en el Parque Nacional de Timanfaya y Los Ajaches. También se citan pare-
jas en otras localidades del interior (Martín & Lorenzo, 2001). Según Concepción (2006) la población insu-
lar actual es de unas 17 parejas.
Lobos. Se observan ejemplares de forma ocasional, por lo que podría criar alguna pareja en los pocos luga-
res adecuados existentes, en especial en La Caldera.
Fuerteventura. Su nidificación es confirmada a principios del siglo XX por Polatzek (1908). En el año
1988 se detectan dos territorios ocupados, donde también se confirma la presencia de adultos en el año
1993 (Hernández et al., 1991; Bacallado et al., 1993). En la actualidad se encuentra más repartido y está
presente en los principales macizos y acantilados costeros de la isla. En el sur ha sido visto en Jandía y en
los acantilados comprendidos entre Gran Tarajal y Pozo Negro, siendo éstas las localidades clásicas donde
se le conocía (Varios autores, 1988; Hernández et al., 1991; Bacallado et al., 1993). Además, está presen-
te en el macizo de Betancuria y el litoral de la costa occidental, desde Vigocho hasta Esquinzo. También
en cuchilletes cercanos a Triquivijate, Casillas del Ángel y La Matilla. Estimaciones recientes han cifrado
la población en 4-5 parejas (Delgado et al., 1999; Martín & Lorenzo, 2001), pero la población mínima
actual asciende a un mínimo de 7 parejas (Siverio & Concepción, 2004), aunque al agrupar la informa-
ción obtenida en el presente estudio, y considerando únicamente los avistamientos de adultos en lugares
adecuados para criar o mostrando señales de reproducción, dicha cifra puede ascender a un mínimo de
8-10 parejas.
Gran Canaria. Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta principios del XX existen referencias, algunas
no muy precisas, de su presencia (Bolle, 1857; Tristram, 1889; Polatzek, 1909). En 1968, una pareja fue
observada por Pérez-Chiscano (1969), pero no es hasta 1993 cuando se confirma la presencia de dos parejas
(Delgado et al., 1999). Con posterioridad parece haber aumentado su reparición, y durante el período de estu-
dio se ha detectado en diferentes puntos de la costa: La Isleta, Guía, Sardina, Jinámar y sobre todo en el sec-
tor entre Mogán y La Aldea de San Nicolás. En este último lugar es donde lo citan nidificando Bacallado et
al. (1993). También se ha visto en localidades del interior, como el Barranco de Tauro, inmediaciones del
embalse del Horno, Caldera de Bandama, etc. Aunque la mayor parte de esta información se refiere a obser-
vaciones de ejemplares solitarios o parejas, reflejan una distribución similar a la mencionada previamente por
Delgado et al. (1999) y Martín & Lorenzo (2001). Así, la especie estaría presente en los principales macizos
y acantilados costeros. La estimación de un mínimo de 10 parejas realizada por Delgado et al. (1999) se ha
visto superada por el hallazgo de parejas reproductoras en nuevos enclaves, con lo que en la actualidad exis-
ten un mínimo de 24 (Zuberogoitia, 2005).
Tenerife. La primera información fehaciente de su presencia se remonta a principios del siglo XX, cuando el
ornitólogo Rudolf von Thanner colectó dos hembras en el sur de la isla (Thanner, 1909; Hernández et al.,
1991). Después de esto, existe muy poca información (Martín, 1987), y no es hasta 1991 cuando se comprue-
ba la nidificación de dos parejas por primera vez en esta isla (Hernández et al., 1992; obs. pers.). En la actua-
lidad se distribuye por diferentes puntos dispersos, y parece encontrarse en franca expansión. Se han localiza-
do parejas nidificantes en los macizos de Anaga y Teno, costa de El Sauzal, Guía de Isora y macizo de Adeje,
además de en distintos acantilados costeros y barrancos interiores del sur. Las estimas más actuales de esta
HALCÓN TAGAROTE · FALCO PEREGRINUS PELEGRINOIDES
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población la cifran en 15 parejas (Siverio & Concepción, 2004), lo que incrementa la cifra anterior de Delgado
et al. (1999) de unas 11 parejas. Sin embargo en un censo llevado a cabo durante los años 2004 y 2005 se detec-
taron 26 parejas seguras y varios territorios con hembras solitarias (Rodríguez et al., en prensa).
La Gomera. La presencia de halcones era conocida por comentarios de lugareños mencionando ataques a
las palomas domésticas, así como por observaciones de ejemplares no identificados a nivel específico obser-
vados en Puntallana (San Sebastián) y en las cercanías de Valle Gran Rey (Martín & Lorenzo, 2001). En
1988, Delgado et al. (1999) efectuaron tres avistamientos en la isla, incluyendo una hembra y un juvenil,
probablemente del año. Más recientemente, Martín & Lorenzo (2001) recopilan observaciones de sendos
ejemplares de F. pelegrinoides en Arure el 18 de marzo de 1990 y en la Mña. de Garajonay en julio de 1992.
Con posterioridad, Bacallado et al (1993) encuentran 2-3 parejas en sectores del sur y oeste y en agosto de
1997 se observó una pareja y un juvenil en Los Órganos, Vallehermoso (Martín & Lorenzo, 2001).
Prospecciones costeras llevadas a cabo durante 1999 señalan que la especie está muy bien distribuida (La
Dama, Argaga, Valle Gran Rey, Taguluche (Arure y Hermigua), Majona, El Cabrito, Erese, El
Revolcadero, etc.). También se suelen ver aves tierra adentro (El Rejo, Roque Cano, Teselinde, etc.) aun-
que se desconoce con seguridad que críe en la mayoría de tales situaciones. Las estimaciones más recien-
tes cifran a la población en 7 parejas (Delgado et al., 1999), o algo más recientemente en un total de 12 o
14 (Martín & Lorenzo, 2001).
El Hierro. Los datos concernientes al pasado son escasos y poco claros (Hemingsen, 1963; Machado, 1985;
Trujillo, 1999; Martín & Lorenzo, 2001). Al margen de observaciones puntuales (Trujillo, 1999), es en 1999
cuando se observa una hembra y un juvenil en las inmediaciones de la Fuga de Gorreta (Martín & Lorenzo,
2001). En el presente estudio se observó básicamente por los acantilados costeros de gran altura de toda la
isla. La estimación más reciente de la especie fue llevada a cabo en los años 2003 y 2004, cuando se localiza-
ron un total de 9 territorios (Rodríguez & Siverio, 2006).
La Palma. Recientemente se ha confirmado su presencia mediante la observación de un macho en unos acan-
tilados marinos y un juvenil en el interior (Trujillo, 1995 y 1996). Durante el período de estudio se ha detec-
tado en diferentes puntos de la costa, sobre todo de la mitad septentrional: La Galga, Los Sauces, Barlovento,
Franceses, Gallegos, Juan Adalid, Garafía, Puntagorda, Tijarafe, El Time, etc. También en las inmediaciones
de Santa Cruz de La Palma, Puerto Naos, El Remo, Tamanca y en la costa de Mazo. Aunque la mayor parte
de esta información se refiere a avistamientos de ejemplares solitarios o parejas, reflejan una distribución
similar a la mencionada previamente por Delgado et al. (1999) y Martín & Lorenzo (2001). Así, la especie
estaría presente en los principales macizos y acantilados costeros de la isla; además recientemente se ha encon-
trado nidificando en el interior del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente (Lorenzo et al., 2006). Las
estimaciones mínimas poblacionales para toda la isla realizadas hasta la fecha comentan unas 5 o 6 parejas
(Delgado et al., 1999), u 8-10 (Martín & Lorenzo, 2001). En base a las observaciones actuales su población
real en la isla podría superar las 20 parejas.
POBLACIÓN
Hasta mediada la década de 1980 sólo se disponía de datos puntuales sobre su presencia y nidificación en
Canarias, considerándose un ave poco común y muy localizada. En el primer censo realizado en 1987 y
1988 en el archipiélago se contabilizaron un total de 7 parejas ocupando sólo las islas orientales (Varios
autores,1988; Hernández et al., 1991). A partir de 1990 se localizaron varias parejas en las restantes islas
en zonas donde con certeza no estaba presente en la década anterior, lo que sugiere una recolonización,
quizás en parte desde el sector oriental. En 1993 existían un mínimo de 20 parejas en Montaña Clara,
Alegranza, Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife y La Gomera (Bacallado et al., 1993). A fina-
les de la década de 1990 se estimaron 51-53 territorios (Delgado et al., 1999) y 50-60 (Martín & Lorenzo,
2001) territorios en todo el archipielago. La detección de nuevas parejas en los últimos años indica que en
Atlas de las aves nidificantes en el archipiélago canario (1997-2003)
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la actualidad existe un mínimo de 75 parejas (Siverio & Concepción, 2004; BirdLife International, 2004).
Considerando los datos más recientes, en la actualidad deben reproducirse entre 85 y 118 parejas en el
archipiélago (obs. pers.).
Esta rapaz parece estar aumentando su rango de distribución y número de efectivos, lo que se ve ilustrado
por el número de parejas nuevas que se han encontrado en Tenerife durante los tres últimos años en áreas des-
ocupadas anteriormente. El crecimiento medio anual de su población en esta última isla ha alcanzado el 20%
en el periodo 1991-2005, pasando de 2 a 26 parejas conocidas (Hernández et al., 1991; Rodríguez et al., en
prensa). Por todo ello se puede considerar que la población no está aún estabilizada y se prevé continuará cre-
ciendo los próximos años.
AMENAZAS Y CONSERVACIÓN
Aunque no se conocen con precisión, la caza furtiva y los tendidos eléctricos parecen ser dos de los factores
principales de mortalidad no natural en el archipiélago. En este sentido, se conocen diez casos desde la últi-
ma década del siglo pasado de ejemplares abatidos o heridos con armas de fuego en Lanzarote, Fuerteventura,
Gran Canaria y Tenerife (Siverio & Concepción, 2004). En cuanto a las colisiones o electrocuciones con ten-
didos eléctricos, sólo se han realizados estudios en Fuerteventura y Lanzarote (Lorenzo, 1995; Lorenzo et al.,
1998; Lorenzo & Ginovés, 2007), citándose únicamente un caso por electrocución en la última isla. Sin
embargo, en Gran Canaria se halló un juvenil con quemaduras y enganchado a una torreta de alta tensión
(Siverio & Concepción, 2004). En cuanto a la mortalidad por colisión, se han comprobado casos en Lanzarote
en zonas localizadas. En los centros de recuperación de fauna silvestre de los cabildos insulares de Tenerife y
de Gran Canaria han ingresado al menos 8 individuos con diversas luxaciones que podrían haber sido provo-
cadas en tendidos eléctricos (Siverio & Concepción, 2004). Otro factor de amenaza para los halcones es el
expolio de huevos o pollos para la práctica de la cetrería; por ejemplo, se conoce la captura de una pollada en
Lanzarote en 1994, y en el mismo territorio muy probablemente se sustrajeron los huevos al año siguiente
(Siverio & Concepción, 2004). Aparte de estos hechos se conocen casos también en Gran Canaria y posible-
mente también en Tenerife (obs. pers.). Por último, las actividades en la naturaleza como senderismo, esca-
lada o parapente pueden ocasionar graves molestias en la época de nidificación a determinadas parejas
(Siverio, 2000; Siverio & Concepción, 2004).
Beneharo Rodríguez y Manuel Siverio
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