Los problemas de mesoclusión deben ser tratados tempranamente, áun cuando se trate de verdaderas displasias esqueléticas, debe instaurarse su corrección, podría ser que el componente genético no sea muy fuerte. Una vez establecido el diagnostico diferencial, es decir si se trata de una Clase III verdadera o falsa, se deberá instaurar tempranamente la terapia adecuada e informar a los padres acerca del pronóstico.