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PRINCIPIOS ETICOS Y DERECHOS RELACIONADOS CON EL TRATAMIENTO ANTIRRETROVIRAL EN LOS PACIENTES CON VIH-SIDA

Authors:
Rev Med Hered 15 (4), 2004 225
* EDHUCASALUD, Asociación Civil para la Educación en Derechos Humanos con Aplicación en Salud, Lima,
Perú. www.edhucasalud.org
.
Sociedad Científica de Estudiantes de Medicina de la Universidad Peruana Cayetano
Heredia (SOCEMCH). Lima, Perú.
** International Health and Medical Education Centre, University College London, Londres, Reino Unido
ADHUCASALUD, Asociación Civil para la Educación en Derechos Humanos con aplicación en Salud. Lima,
Perú.
Derechos Humanos y Salud: El caso del
VIH/SIDA.
Human Rights and Health: The Case of HIV/AIDS
UGARTE GIL Cesar Augusto*, MIRANDA MONTERO J. Jaime **
SUMMARY
The history of HIV/AIDS (Human Immunodeficiency Virus/ Acquired Immunodeficiency Syndrome) has
shown us, continuously, many experiences in the political, moral, economic, social, therapeutic and clinical
areas, amongst others. Due to the various and diverse implications of this complex problem, a solitary
analysis framed by only one of those fields results difficult and inappropriate. We argue that a human
rights approach should be undertaken to understand and address this problem. The advantage of this type
of analysis goes beyond clinical aspect of the patient, and thus provides an integral vision that every health
professional should handle in a day-to-day basis.(Rev Med Hered 2004;15:225-228).
KEY WORDS: Acquired Immunodeficiency Syndrome, Human Rights, discrimination.
INTRODUCCIÓN
En el 2003, el VIH/SIDA cobró más de 3 millones de
vidas, adicionalmente aproximadamente 5 millones de
personas adquirieron esta enfermedad, sumando un total
de 40 millones de seres humanos viviendo con el VIH/
SIDA en el mundo (1). En la historia de la humanidad
no ha habido pandemia que haya causado más conmo-
ción y revolución en todos los ámbitos humanos que el
VIH/SIDA. A partir de 1981, luego del reconocimien-
to de la infección por el VIH, los avances en este cam-
po han sido nada menos que impresionantes, sobre todo
en el nivel científico. En este periodo se logró la identi-
ficación y tipificación del agente causal, la identifica-
ción de problemas asociados a la infección por el virus,
el descubrimiento y desarrollo de nuevas drogas
antivirales, además de la disponibilidad de tratamiento
efectivo—aunque no curativo—que permite un control
de la enfermedad. Esta ultima opción, la de mayor re-
percusión en las vidas de las personas infectadas con el
VIH, resulta accesible a sólo 400 000 personas, cifra
alarmante en comparación a un total de 6 millones de
infectados en países en vía de desarrollo que necesitan
este tratamiento para sobrevivir, hecho que ha sido de-
clarado recientemente como una emergencia sanitaria
mundial (2). En estos días, esta enfermedad sigue sien-
do para la mayoría una sentencia más que un diagnós-
tico.
Discriminación: Lección no aprendida de epidemias
pasadas
Desde los inicios de la aparición de la epidemia, re-
portada en homosexuales con infecciones inusuales,
CONTRIBUCION ESPECIAL
226 Rev Med Hered 15 (4), 2004
existía una discriminación por defecto. Este “nuevo mal”
fue catalogado como “la revancha de la naturaleza con-
tra la homosexualidad” (3) por Patrick Buchanan, en-
tonces asesor republicano del presidente de los Esta-
dos Unidos. “Cáncer gay” o “enfermedad de los homo-
sexuales” eran términos comunes utilizados en los ini-
cios de los 80’s. Lo más grave es que no sólo fueron
palabras y adjetivos, sino también hubo acciones con-
tra esta población tales como pérdida de trabajo, sepa-
ración de seres queridos, entre otras.
Si bien la población discriminaba a los infectados,
esta enfermedad no discriminaba a los que infectaba.
Otros grupos, entre ellos los drogadictos endovenosos,
se contaron entre las siguientes víctimas y la discrimi-
nación fue extendida a dichos grupos “marginales”. Mas
adelante cuando los que sufrían de hemofilia se conta-
giaron con el VIH, dada la necesidad de repetidas trans-
fusiones sanguíneas, comenzó entonces una ola de te-
mor por la epidemia. “La revancha de la naturaleza” o
la enfermedad que afecta a los grupos marginales era
capaz también de atacar a niños pequeños o a
heterosexuales.
¿Acaso la humanidad retrocedió en este corto tiem-
po? Intolerancia y discriminación, repudio y vergüen-
za, estigma y una variedad de reacciones más, fueron
las respuestas cotidianas, en distintos niveles, muchas
de ellas similares y peores a las reacciones ante la lepra
y sífilis en el pasado (4). Algunos testimonios mues-
tran lo injusta de la situación de los afectados: “... Co-
menté a mi jefe que era seropositivo, porque sabían
que era homosexual y siempre habían mostrado un apo-
yo total. Justo dos semanas antes se me había ofrecido
una Sociedad. Mi jefe dijo que no lo comentaría con
nadie, pero cuando su esposa se enteró, reunió a todas
las esposas de otros directores... como resultado, al
siguiente día me dieron dos horas para dejar la oficina.
Nunca he regresado, no tengo carrera... ni puedo obte-
ner otro trabajo porque laboro en un pequeño mundo y
se preguntarán por qué tuve que dejarlo cuando me iba
tan bien... “ (5).
Esta época de vasta ignorancia y pánico queda refle-
jada en las palabras del escritor Guillermo Thorndike:
“Habría tal vez, que echarse a descifrar las profecías
de Nostradamus o perseguir en los versos del Apoca-
lipsis el sombrío galope de la peste y calcular el tiempo
que nos queda. Quizás no sea una locura decir que
empezó la cuenta final del hombre sobre la tierra o ima-
ginar otra humanidad futura, subterránea, enferma, en
mutación… ahora se acepta que el contagio se produce
a través de todos los fluidos orgánicos... hay quienes
advierten que el Sida también puede ser transmitido por
contacto con la saliva... y acaso, por qué no, a través
del sudor”(3).
En estos tiempos, cuando se supone que hay un ma-
yor conocimiento del tema, aun hay hechos que nos
reflejan que poco se ha avanzado: que una niña
seropositiva no sea aceptada en un colegio (a mas de
20 años del inicio de la pandemia) (6) o que los médi-
cos de diversos hospitales no den pase a unidades de
cuidados intensivos a estos pacientes, o incluso no los
aceptan para hospitalizar (7); como vemos, este recha-
zo, nunca justificado, es practicado por profesionales
de la salud y educación, persistiendo hasta nuestros días.
El papel de los Derechos Humanos en la historia
del VIH/SIDA
Actualmente, la discriminación se perpetúa día a día
en los enfermos que no tienen acceso a los medica-
mentos. Desde el enfoque de los derechos humanos,
resulta claro que el derecho a la vida y el derecho a
gozar de los avances científicos no son completamente
alcanzados por la mayoría de las personas viviendo con
el VIH. El SIDA, debido a su magnitud, se puede cata-
logar además como una situación de desastre humani-
tario (8).
Después del descubrimiento de las terapias combina-
das contra el SIDA, que volvían a la enfermedad de
mortal a crónica, la mortalidad por SIDA en Europa y
en los Estados Unidos se redujo drásticamente en un
70% (9). Sin embargo, como se dijo anteriormente, en
los países en desarrollo, los mismos que albergan más
del 95% de las personas en el mundo viviendo con la
infección por el VIH en estadío SIDA, la gran mayoría
no tienen acceso a dichos medicamentos. Tema aparte
y vinculado es que sólo estamos mencionando los me-
dicamentos que controlan el problema del VIH, sin con-
siderar los medicamentos necesarios para las infeccio-
nes oportunistas –tuberculosis, toxoplasmosis,
candidiasis, criptococosis, entre otras- las que también
requieren tratamiento adicional. La producción de
antiretrovirales genéricos en India, Tailandia y Brasil ha
incrementado el acceso al tratamiento en algunos ca-
sos, debido a la reducción en los costos hasta en un
70% en los últimos 5 años (10).
Es innegable que cada vez el conocimiento acerca del
VIH/SIDA es mayor, sin embargo, es un problema aún
difícil de resolver por la complejidad de los diversos
factores en juego: sociales, económicos y políticos, todos
ellos mas allá del nivel individual, que de por sí, son
también complejos. Dentro del ejercicio médico se con-
tinúa dando una mayor importancia a los aspectos clí-
nicos y terapéuticos de las enfermedades, siendo una
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visión reduccionista del espectro total de una enferme-
dad. Uno de los factores al que se le presta poca aten-
ción es el respeto de los derechos de toda persona -sea
o no un paciente- por parte del personal de salud:
específicamente los derechos humanos son vistos como
un aspecto nada “médico”. Al no ser concientes de ello,
hacemos de este un comportamiento natural y —so-
cialmente y profesionalmente—aceptable.
Por estas situaciones, la Organización Mundial de la
Salud (OMS) inició en 1988 el cambio de la perspecti-
va que tenían las políticas de salud relacionados a los
personas infectadas con el VIH, siendo en 1989 la Pri-
mera Consulta Internacional sobre SIDA y Derechos
Humanos donde participaron la Oficina del Alto Comi-
sionada de la ONU para los Derechos Humanos
(OHCHR) y la OMS. En esta reunión se comenzaron a
trabajar guías que pudieran ayudar a los estados miem-
bros de la Naciones Unidas a plantear políticas adecua-
das en este tema. Después de varias conferencias y
reuniones se promulgó en 1996, con la participación
de la OHCHR y OMS, las Directrices Internacionales
sobre VIH/SIDA y Derechos Humanos, dentro del
marco de la Segunda Consulta Internacional sobre SIDA
y Derechos Humanos (11).
Según estas directrices, los siguientes derechos son
los más relevantes al paciente con VIH/SIDA: el dere-
cho a la no discriminación e igualdad ante la ley; dere-
cho a la vida; salud; libertad y seguridad de la persona;
libertad de expresión; estar libre de tratos y castigos
infrahumanos y degradantes; libertad de movimiento;
privacidad; derecho al matrimonio y a formar una fa-
milia; educación; trabajo; derecho a un nivel adecuado
de vida; seguridad social, asistencia y bienestar; solici-
tar y gozar asilo; compartir los avances científicos y
sus beneficios; participar en la vida pública y cultural.
Nuevamente, revisando esta lista de derechos que ata-
ñen a las personas viviendo con VIH/SIDA, notamos
como en el día a día muchos de ellos son vulnerados.
Volviendo al punto de discriminación, uno de los dere-
chos establecidos es el de “estar libre de tratos y casti-
gos infrahumanos y degradantes”. Si se revisa la publi-
cidad de la campaña mundial del SIDA 2002-2003 “Vive
y Deja Vivir”(7), se observará que más que el dolor
físico, es la muerte social que se le da al individuo lo
que degrada su condición de ser humano.
Las aspiraciones de poner en la práctica alternativas
para contrarrestar el problema del VIH/SIDA con una
perspectiva de derechos humanos no es una utopía.
En Diciembre del 2003 la Organización Mundial de la
Salud anunció la iniciativa denominada “3 by 5”, que
busca alcanzar que 3 millones de personas obtengan
tratamiento antiretroviral para el año 2005 (12). El res-
peto y la promoción de los derechos humanos consti-
tuyen un pilar fundamental de dicha iniciativa (13).
Conclusiones
La protección de los derechos humanos resulta fun-
damental para salvaguardar la dignidad y para asegurar
la existencia de los individuos y las sociedades. En el
caso del VIH/SIDA en particular, la protección de los
derechos humanos alcanza esas metas globales.
Jonathan Mann (14), en los inicios de la lucha contra la
epidemia, argumentó que el respeto a los derechos hu-
manos reduce la vulnerabilidad a la infección por VIH,
porque ayuda en la prevención de la enfermedad, redu-
ciendo además el impacto del VIH/SIDA en aquellos
que ya están infectados, alentándolos a sobrellevar la
enfermedad.
Los profesionales de la salud en general deberían con-
siderar, que tanto el Juramento Hipocrático como la
Declaración Universal de los Derechos Humanos son
herramientas que guían y fortalecen la misión como
profesionales de la salud. En toda situación, la protec-
ción de los derechos humanos es fundamental para sal-
vaguardar la dignidad humana y, sobretodo, para ase-
gurar una existencia saludable para individuos y socie-
dades.
Los derechos humanos proveen un marco coherente
y útil para la respuesta a la vulnerabilidad al VIH, que
cualquier otro derivado del trabajo tradicional biomédico
o de salud pública no ha podido proporcionar en todos
estos años. Sólo cuando se pueda entender y añadir
dicha promoción a todas las campañas de prevención,
habrá una respuesta más efectiva a esta pandemia.
Correspondencia:
Cesar Augusto Ugarte Gil
Dirección: Calle Loma Verde 383, Lima 33, Perú
E-mail: cesar.ugarte@edhucasalud.org
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El Manual Moderno, 1989.
Derechos Humanos y Salud: El caso del VIH/SIDA.
228 Rev Med Hered 15 (4), 2004
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14. Mann J. Human Rights and AIDS: The Future of the
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eds. Health and Human Rights: A Reader. New York:
Routledge;1999:7-20.
Recibido: 01/04/04
Aceptado para publicación: 16/07/04
Ugarte C. y col.
Article
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La ética médica es considerada entre los profesionales de salud como la disciplina que proporciona las bases para brindar una atención adecuada a los pacientes. En los últimos años, los conceptos de calidad de atención y derechos humanos – así como sus diversos discursos acompañantes – se han sumado al concepto de ética médica entre los paradigmas a tener en cuenta en la atención de las personas, tanto a nivel individual, así como a nivel de políticas de salud. El presente trabajo busca analizar tales paradigmas, utilizando como estudio de caso las políticas de salud sexual y reproductiva que se dieron en Perú en los últimos 10 años.
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Health professionals view medical ethics as a discipline that provides the basis for more adequate patient care. In recent years the concepts of quality of care and human rights - with their attending discourses - have joined the concept of medical ethics among the paradigms to consider in care for humans both at the individual and health policy levels. The current study seeks to analyze such paradigms, based on a case study of sexual and reproductive health policies in Peru in the last 10 years.
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Last month WHO declared the HIV/AIDS epidemic a global health emergency. Should governments go one step further and treat it as a disaster? Over the past 20 years, the public health community has learnt a tremendous amount about the HIV/AIDS epidemic. Yet, despite widespread discussion about the epidemic and some measurable progress, the overall response has been insufficient: globally 42 million people are already infected with HIV, prevalence continues to rise, and less than 5% of those affected have access to lifesaving medicines.1 In the face of this growing crisis, the World Health Organization has made scaling up treatment a key priority of the new administration.2 We argue that not only is the HIV/AIDS epidemic an emergency, but its devastating effects on societies may qualify it as one of the most serious disasters to have affected humankind. As such, this crisis warrants a full disaster management response. Why the HIV/AIDS epidemic should be formally treated as a disaster According to the United Nations, a disaster is any “serious disruption of the functioning of a society, causing widespread human, material or environmental losses which exceed the ability of a society to cope using only its own resources.”3 In just over two decades, the epidemic has already killed over 23 million people.4 Although other diseases may have cumulatively resulted in more deaths, HIV and AIDS are unique because they attack young adults in their peak productive years. These are the people who are essential to a society's current stability, potential economic growth, and functioning in the next generation.5 Unless more effort is put into saving lives and remedying the loss of human resource capacities in vulnerable countries with high prevalence or increasing incidence rates, the devastating effects may exceed these societies' ability to cope and could lead to their eventual disintegration. This potential can already be seen in …
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BACKGROUND & METHODS: National surveillance data show recent, marked reductions in morbidity and mortality associated with the acquired immunodeficiency syndrome (AIDS). To evaluate these declines, we analyzed data on 1255 patients, each of whom had at least one CD4+ count below 100 cells/mm' who were seen at 9 clinics specializing in the treatment of human immunodeficiency virus (HIV) infection in 8 U.S. cities from January 1994 through June 1997. RESULTS: Mortality among the patients declined from 29.4/100 person-yrs in the first quarter of 1995 to 8.8/100 in the second quarter of 1997. There were reductions in mortality regardless of sex, race, age, and risk factors for transmission of HIV. The incidence of any of 3 major opportunistic infections (Pneumocystis curinii pneumonia, Mycohacterium avium complex disease, and cytomegalovirus retinitis) declined from 21.9 /100 person-yrs in 1994 to 3.7/100 person-yrs by mid-1997. In a failure-rate model, increases in the intensity of antiretroviral therapy (classified as none, monotherapy, combination therapy without a protease inhibitor, and combination therapy with a protease inhibitor) were associated with stepwise reductions in morbidity and mortality. Combination antiretroviral therapy was associated with the most benefit; the inclusion of protease inhibitors in such regimens conferred additional benefit. Patients with private insurance were more often prescribed protease inhibitors and had lower mortality rates than those insured by Medicare or Medicaid. CONCLUSIONS: The recent declines in morbidity and mortality due to AIDS are attributable to the use of more intensive antiretroviral therapies.
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Vive y deja vivir: Campaña Mundial del SIDA En: http://www.unaids.org/wac
UNAIDS. Vive y deja vivir: Campaña Mundial del SIDA 2002-2003. En: http://www.unaids.org/wac/2002/ Spanish/posters2_sp.html (Visualizado el 6 Diciembre 2003).
Historia de las políticas sobre el VIH/SIDA en el Perú
  • M Cueto
  • Culpa Y Coraje
Cueto M. Culpa y Coraje: Historia de las políticas sobre el VIH/SIDA en el Perú. Lima: CIES/Facultad de Administración y Salud Pública, Universidad Peruana Cayetano Heredia, 2001, 170 p.
  • L Stabinski
  • K Pelley
  • St Jacob
  • Jm Long
  • J Leaning
  • Reframing
  • Aids Hiv
Stabinski L, Pelley K, Jacob ST, Long JM, Leaning J. Reframing HIV and AIDS. BMJ 2003; 327:1101-3.