ArticlePDF Available

Estudio sobre la Competitividad de la Industria Azucarera en México

Authors:

Abstract and Figures

En este documento estudiamos diversos rasgos estructurales clave del campo cañero y los ingenios azucareros en México. En lo concerniente al campo: (a) documentamos una relación en forma de U entre la extensión de los predios cañeros y su productividad, y mostramos evidencia sugestiva de que esta relación está determinada por el uso más intensivo de insumos en las parcelas de menor y mayor superficie relativo a las de tamaño medio; (b) planteamos que existen factores que dificultan el funcionamiento del mercado de tierras; y (c) presentamos evidencia que refuta la conjetura de que el mecanismo utilizado para determinar el pago de la caña afecta negativamente la calidad de este cultivo. En lo que respecta a los ingenios, encontramos que aquellos ingenios capaces de generar electricidad más eficientemente tienden a observar mejores rendimientos en la producción de azúcar.
Content may be subject to copyright.
Banco de M´exico
Documentos de Investigaci´on
Banco de M´exico
Working Papers
N
2013-16
Estudio sobre la Competitividad de la Industria
Azucarera en M´exico
Francisco Campos-Ortiz Mariana Oviedo-Pacheco
Banco de M´exico Banco de M´exico
Noviembre 2013
La serie de Documentos de Investigaci´on del Banco de M´exico divulga resultados preliminares de
trabajos de investigaci´on econ´omica realizados en el Banco de exico con la finalidad de propiciar
el intercambio y debate de ideas. El contenido de los Documentos de Investigaci´on, as´ı como las
conclusiones que de ellos se derivan, son responsabilidad exclusiva de los autores y no reflejan
necesariamente las del Banco de exico.
The Working Papers series of Banco de exico disseminates preliminary results of economic
research conducted at Banco de exico in order to promote the exchange and debate of ideas. The
views and conclusions presented in the Working Papers are exclusively of the authors and do not
necessarily reflect those of Banco de M´exico.
Documento de Investigaci´on Working Paper
2013-16 2013-16
Estudio sobre la Competitividad de la Industria
Azucarera en M´exico
*
Francisco Campos-Ortiz
Mariana Oviedo-Pacheco
Banco de M´exico Banco de M´exico
Resumen: En este documento estudiamos diversos rasgos estructurales clave del campo
ca˜nero y los ingenios azucareros en M´exico. En lo concerniente al campo: (a) documentamos
una relaci´on en forma de U entre la extensi´on de los predios ca˜neros y su productividad,
y mostramos evidencia sugestiva de que esta relaci´on est´a determinada por el uso as in-
tensivo de insumos en las parcelas de menor y mayor superficie relativo a las de tama˜no
medio; (b) planteamos que existen factores que dificultan el funcionamiento del mercado de
tierras; y (c) presentamos evidencia que refuta la conjetura de que el mecanismo utilizado
para determinar el pago de la ca˜na afecta negativamente la calidad de este cultivo. En lo que
respecta a los ingenios, encontramos que aquellos ingenios capaces de generar electricidad
as eficientemente tienden a observar mejores rendimientos en la producci´on de az´ucar.
Palabras Clave: Az´ucar; Industria Azucarera; Competitividad; Ca˜na de Az´ucar; Rendi-
miento en Campo; Eficiencia de abrica.
Abstract: In this paper, we study various key structural features of sugarcane produc-
tion and sugar mills in Mexico. Regarding the production of sugarcane: (a) we document a
U-shaped relationship between the size of sugarcane cultivation plots and their yield, and
show suggestive evidence that this relationship is driven by the more intensive use of inputs
in smaller and larger plots relative to those of medium size; (b) we argue that there are factors
that complicate the functioning of the land market; and (c) we present evidence refuting the
conjecture that the mechanism used to determine payments for sugarcane affects negatively
the quality of this crop. With respect to sugar mills, we find that those mills that are able
to generate electricity more efficiently tend to observe higher returns in sugar production.
Keywords: Sugar; Sugar Industry; Competitiveness; Sugarcane; Plot Yield; Sugar Mill Ef-
ficiency.
JEL Classification: D23, D24, L66, Q1.
*
Agradecemos los comentarios, orientaci´on y puntos de vista expresados durante las conversaciones que
sostuvimos con miembros y representantes de los sectores ca˜nero e industrial, comercializadores y autori-
dades gubernamentales. Este trabajo se ha beneficiado con las valiosas sugerencias de Marcelo Delajara,
Santiago Guerrero, Ra´ul Ibarra, Miriam Ju´arez, Jos´e Antonio Murillo, Salvador Rodr´ıguez, Rainer Schwabe,
Eduardo Torres-Torija, Daniel Vaughan, dos dictaminadores an´onimos, y participantes en los seminarios del
Banco de M´exico, la Universidad de Guadalajara, la Universidad Aut´onoma de Guadalajara, la Universidad
Aut´onoma de Nuevo Le´on, la Universidad Panamericana (campus Guadalajara), el EconLunch del Colegio
de exico, y la conferencia anual de la Agricultural and Applied Economics Association. Los autores asumen
la responsabilidad de cualquier error en el presente documento.
Direcci´on General de Investigaci´on Econ´omica. Email: fcampos@banxico.org.mx.
Direcci´on General de Investigaci´on Econ´omica. Email: mariana oviedo@banxico.org.mx.
1
I Introducción
Un importante ingrediente para la adecuada conducción de la política monetaria
consiste en el entendimiento de los factores institucionales que influyen en el
proceso de formación de precios de productos y servicios relevantes para la
dinámica inflacionaria. El grupo de alimentos y bebidas tiene especial relevancia
dada su alta ponderación en el índice de precios al consumidor (22.5%) así como las
claras implicaciones de bienestar social que conllevan las fluctuaciones en los
precios de los bienes que componen este grupo. En particular, el azúcar ha cobrado
notoriedad por el comportamiento de su precio en años recientes y su lugar como
uno de los productos agroindustriales de mayor importancia en México. La presente
investigación estudia una serie de rasgos estructurales en dos eslabones clave de la
industria azucarera: el campo cañero y los ingenios azucareros. No es de nuestro
conocimiento que exista algún otro estudio de la industria azucarera en México con
el alcance o el rigor metodológico de esta investigación.
Primeramente estudiamos una terna de factores institucionales que inciden
sobre la producción de caña de azúcar. Comenzamos examinando la relación entre
la extensión de los predios cañeros y su productividad. Encontramos una relación
en forma de U entre el tamaño de las parcelas y sus rendimientos. Presentamos
evidencia que apunta a que esta relación ocurre a través del uso s intensivo de
factores de la producción (e.g., fertilizante, sistemas de irrigación) en los predios de
menor y mayor superficie comparado a las parcelas de tamaño medioaquéllas con
una superficie aproximada de ocho hectáreas.
Posteriormente discutimos la operación del mercado de tierras. Mostramos
que existen factores que obstruyen el funcionamiento de este mercado al generar
tanto costos de transacción como costos de oportunidad que desincentivan la
participación de vendedores y compradores.
Cerramos nuestro escrutinio del campo cañero analizando el sistema
utilizado para definir el pago de la caña de azúcar. Sometemos a pruebas
estadísticas la conjetura de que la fórmula utilizada para determinar el precio al
que se paga la caña afecta negativamente la calidad del cultivo. De acuerdo a este
argumento, la fórmula desincentiva la búsqueda de mejoras a la calidad del
producto al considerar la calidad promedio de toda la caña recibida por el ingenio
en vez de la calidad específica de la carga de cada abastecedor. La evidencia que
encontramos no ofrece sustento empírico a esta conjetura.
El segundo eslabón que exploramos corresponde a los ingenios azucareros.
Investigamos el grado en que la administración (pública o privada) de los ingenios
y la diversificación del portafolio de producción más allá del azúcar se asocian con
la productividad de los ingenios. La evidencia indica que ni la administración de los
ingenios, ni su capacidad de producir alcohol, sostienen una relación significativa
2
con su productividad. En contraste, aquellos ingenios capaces de generar energía
eléctrica más eficientemente tienden a exhibir niveles superiores de productividad
habiendo ajustado por sus requerimientos operativos de electricidad.
El resto del documento está organizado de la siguiente manera. En la
siguiente sección presentamos una breve reseña sobre la producción de azúcar en
México. En la Sección III describimos los datos que se utilizaron en esta
investigación. La Sección IV se concentra en la producción de caña de azúcar, en
tanto que la Sección V está dedicada a la discusión sobre los ingenios. En la
Sección VI presentamos nuestras conclusiones.
II Producción de azúcar en México
1
La relevancia de la industria azucarera en México se hace manifiesta primeramente
en su aportación al Producto Interno Bruto (PIB) de la industria alimentaria. El
valor promedio de la producción de azúcar durante los ciclos 2006/07 a 2010/11 (el
ciclo azucarero en México comprende del 1 de octubre al 30 de septiembre del año
siguiente) fue equivalente al 2.1% del PIB de la industria alimentaria, alcanzando
en 2011 un máximo de MN$53,745 millones, o 2.4% del valor del PIB de dicha
industria.
2, 3
Por su parte, la contribución al PIB agrícola por parte de la caña de
azúcarcultivo a partir del cual se produce el azúcar en Méxicose ha ubicado en
niveles promedio del 7.8% durante el periodo 2006-2011, ascendiendo en 2011 a
8.6%, equivalente a MN$30,369 millones. Ello ubica a la caña de azúcar como el
segundo producto agrícola más valioso en el país, tan sólo detrás del maíz en grano.
Asimismo, la caña de azúcar constituye uno de los diez principales cultivos (entre
alrededor de trescientos) a juzgar por la superficie dedicada a ésta, con una
superficie cosechada ligeramente superior a las 710 mil hectáreascirca 3.9% de la
superficie total cosechada en el año agrícola 2011.
4
La caña de azúcar es un cultivo que se desarrolla bajo condiciones tropicales
o subtropicales. Su traslado a los ingenios azucareros no debe demorar a fin de
1
Una descripción más extensa de la producción de azúcar en México puede consultarse en FIRA (2009, 2011).
2
El PIB de la industria alimentaria representa alrededor del 4% del PIB nacional. Los cálculos elaborados con
base en información del Banco de México y la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera
(CNIAA). Para el cómputo del valor de la producción de azúcar, se utilizó el precio de referencia del azúcar
para la liquidación del pago de la caña publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 24 de octubre
de 2011.
3
El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) es un producto substituto del azúcar que ha venido aumentando
su participación en el mercado nacional de edulcorantes en los últimos años. En el Anexo A1 discutimos
brevemente esta situación.
4
Al cierre de 2011, los diez principales cultivos en términos de la superficie cosechada fueron (en orden): maíz
grano, pastos, sorgo grano, frijol, caña de azúcar, café cereza, trigo grano, avena forrajera, alfalfa verde y
naranja. Fuente: Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).
3
evitar pérdidas en su calidad que a su vez afecta negativamente el volumen de
azúcar que se pueda extraer. En función de estos factores, la cosecha de caña y
producción de azúcar se concentra en 15 estados de la república con climas
tropicales o subtropicales, entre los cuales destacan Veracruz, San Luis Potosí y
Jalisco al aportar casi el 60% de la producción nacional de caña y azúcar (ver
Tabla 1).
La industrialización de la caña con el fin de transformarla en azúcar se lleva
a cabo en 54 ingenios, la mayoría de los cuales pertenecen a algún conglomerado de
empresas azucareras. La Tabla 2 presenta un listado de los ingenios agrupados de
acuerdo al conglomerado al que pertenecieron durante el ciclo 2010/11, así como la
contribución de cada ingenio y grupo a la producción de azúcar nacional. Como se
puede observar, el sector azucarero no se caracteriza por tener algún productor
claramente dominante. Ningún ingenio aportó más de 4.5% a la producción
nacional. El grupo que contribuyó mayormente a la producción total con 20.8% es
el Fondo de Empresas Expropiadas del Sector Azucarero (FEESA), compuesto por
los nueve ingenios que para el ciclo 2010/11 permanecían en propiedad del gobierno
como resultado de la expropiación de ingenios realizada en 2001. El índice
HerfindahlHirschman, utilizado ampliamente como una medida de concentración
del mercado, toma un valor de 247.04 puntos a nivel de ingenio y de 1,091.25
puntos a nivel de grupo; en ningún caso se consideran estos valores indicativos de
un mercado concentrado.
El sector azucarero juega un papel toral en la vida económica de ciertas
regiones del país. Se considera una actividad de alto impacto en 227 municipios
compuestos por alrededor de 12 millones de habitantes. En su conjunto, la
industria azucarera genera más de 450 mil empleos (equivalente a 0.9% y 6.7% de
la Población Económicamente Activa total y del sector primario, respectivamente)
y beneficios directos a más de 2.2 millones de personas.
5
Como componente del índice inflacionario, el azúcar recibe una ponderación
(en una escala de 0 a 100 puntos porcentuales) de 0.18 en el Índice Nacional de
Precios al Consumidor (INPC, base 2010 y ponderadores vigentes a partir de la
primera quincena de abril de 2013), ubicándolo como el 31
er
producto de mayor
ponderación entre los 108 genéricos que constituyen el subíndice “Alimentos,
Bebidas y Tabaco”. En el Anexo A2 documentamos la contribución del azúcar a la
evolución de la inflacionaria durante la década pasada.
Como parte del Índice Nacional de Precios al Productor (INPP, base 2012),
la caña de azúcar recibe una ponderación (en una escala de 0 a 100 puntos
porcentuales) de 0.16, lo cual ubica a este producto como el 8
o
producto de mayor
ponderación entre los 69 productos que componen el subíndice “Agricultura, cría y
5
Fuentes: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA, 2007a), e
Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).
4
explotación de animales, aprovechamiento forestal, pesca y caza”. Por su parte, el
azúcar tiene una ponderación de 0.34, ubicándose como el 27
o
producto de mayor
ponderación entre los 361 productos que forman el subíndice “Industria
Manufacturera”.
Finalmente en el plano internacional, México ocupó en 2011 la 7
a
posición a
nivel mundial entre los países productores de azúcar (ver Figura 1) y 9
a
como
consumidor del edulcorante (ver Figura 2).
6
III Datos y estadísticas descriptivas
Los datos utilizados en esta investigación se obtuvieron primordialmente de tres
fuentes. Primero, las Estadísticas de la Agroindustria de la Caña de Azúcar,
volúmenes 2001-2010 y 2002-2011. Esta publicación, elaborada por la Unión
Nacional de Cañeros de la Confederación Nacional de Productores Rurales (UNC-
CNPR), contiene información histórica y actual para cada uno de los 59 ingenios
que han operado en dicho periodo. La información provista por esta fuente se
enfoca en indicadores generales del volumen de producción de caña y azúcar, las
características del cultivo, y diversas métricas referentes a la operación de los
ingenios; empero, no proporciona información detallada de los diferentes factores
que influyen en la productividad del sector (e.g., si el cultivo es de riego o de
temporal, o la aplicación de fertilizantes). Este tipo de datos fueron obtenidos de
una segunda fuente, el Manual Azucarero Mexicano, volúmenes 2002 a 2012, el cual
es publicado por la Compañía Editora del Manual Azucarero (CEMA). Este
documento contiene un acervo de información exhaustivo sobre las condiciones de
la producción de caña y de azúcar, así como las características geográficas
existentes en la zona donde se ubica el ingenio. No obstante la riqueza de la
información contenida en los manuales, no se proporcionan los datos completos
para todos los ingenios. Además, estos manuales únicamente están disponibles en
medio impreso y la forma en que están presentados los datos es en su mayoría
prosa, por lo que fue necesario capturar manualmente la información de cada libro.
Finalmente, se utilizó información proporcionada por la Comisión Nacional
del Agua (CONAGUA) para conocer la precipitación de lluvia que se presentó en
las estaciones más cercanas a los ingenios. Para ello se utilizó el software ArcGIS
con el que se identificaron las estaciones cercanas y posteriormente se obtuvo el
total de lluvia que se registró en los 18 meses previos al inicio de la zafra, periodo
6
Koo y Taylor (2011) estiman que en 2010 el consumo de azúcar per cápita en México habría sido de 40.5
kilogramos, cifra que se compara con 74 kg en EE.UU., 60.4 kg en Brasil, 59.8 kg en Australia, 47 kg en la
Unión Europea, 39.4 kg en Canadá, 23.3 kg en Corea del Sur, 20.4 kg en Indonesia, 20 kg en India, 17.7 kg en
Japón, y 11.2 kg en China.
5
máximo que se considera adecuado para que la caña madure lo suficiente para su
cosecha (FAO, 2012; Pérez Zamorano, 2007; SAGARPA, 2010).
La Tabla 3 presenta un listado ordenado alfabéticamente de las variables
utilizadas en este estudio acompañadas de su definición y fuente. La Tabla 4
muestra las estadísticas descriptivas de dichas variables durante el periodo
completo de estudio (zafras 2000/01-2010/11) así como de la zafra 2010/11 a fin de
mostrar la situación vigente al último ciclo para el cual disponemos de datos. La
unidad de observación son los ingenios, de los cuales consideramos únicamente los
54 ingenios que operaron en cada uno de los once ciclos incluidos en este estudio.
7, 8
En relación a las estadísticas de campo de mayor interés para este estudio, la
Tabla 4 indica que en promedio, el sector cañero registró rendimientos de 10
toneladas de sacarosa por hectárea (ver variable “Sacarosa” en las Tablas 3 y 4)
generados por la producción de 75 toneladas de caña por hectárea (variable
“Caña”) cuyo contenido de sacarosa fue de 13.5% (variable “Contenido sacarosa”).
Para la zafra 2010/11, la producción promedio de sacarosa por hectárea ascendió a
9.5 toneladas, resultado primordialmente de la caída de los rendimientos de campo
promedio a 68 toneladas de caña por hectárea, ya que el contenido de sacarosa
exhibió incluso una pequeña alza al ubicarse en 13.9%.
Como medida de la extensión de las unidades de producción de caña,
consideramos el número de hectáreas cultivadas por cañero (variable “Tamaño
parcela”); es decir, esta medida captura el tamaño promedio de las parcelas que
abastecen a cada ingenio. La parcela promedio exhibió una superficie de 4.5
hectáreas, cifra que se mantuvo estable durante todo el periodo considerado, de tal
suerte que para la zafra 2010/11 la extensión promedio ascendió a 4.7 hectáreas.
En lo relacionado al uso del factor capital, observamos que en promedio 82%
de la caña fue alzada y colocada mecánicamente en vehículos que transportarían la
caña del campo al ingenio (variable “Alzado mecánico”). Una medida indicativa de
un uso aún s intensivo del factor capital es la proporción de caña cosechada
mecánicamente, lo cual involucra tanto el cortado como el alzado mecánico de la
caña; esta métrica se ubi en un nivel promedio de 22% (variable “Cosecha
mecánica”). La utilización de sistemas de riego ofrece otro indicativo de la
penetración del factor capital en la producción de caña. En promedio 48% de la
superficie industrializada contaba con irrigación (variable “Riego”). Cabe señalar
dos observaciones adicionales. Primero, hay una alta heterogeneidad en el uso de
capital entre los productores de caña. En todos estos indicadores, el rango abarcó
7
La decisión de excluir a los ingenios de Independencia, La Concepción, San Gabriel, San Sebastián y Santo
Domingo obedece al objetivo de reducir el riesgo de que nuestro análisis econométrico sufriera de sesgos
generados por la cancelación de sus operaciones en algún punto del periodo estudiado; técnicamente, para
evitar el llamado “attrition bias.
8
El número de observaciones difiere entre variables debido a que algunos ingenios no reportan
consistentemente sus estadísticas.
6
tanto la utilización prácticamente nula de factores de capital como una penetración
del 100%. Segundo, estas medidas presentaron tendencias relativamente constantes
a lo largo de los once ciclos considerados, por lo que el uso de capital registró
durante la zafra 2010/11 cifras similares al promedio de todo el periodo.
A continuación cambiamos nuestra atención a los ingenios. La Tabla 4
muestra que el proceso de re-privatización de ingenios acaecido a partir de la
expropiación de 27 ingenios en septiembre de 2001 no ha concluido. Para el ciclo
2010/11 nueve (20%) de los 54 ingenios en operación continuaban aún en propiedad
del gobierno, siendo administrados por el FEESA (variable “Administración
ingenio”).
9
Nuestra medida clave de la productividad de los ingenios es la llamada
eficiencia de fábrica, la cual captura la tasa de transformación de sacarosa en
azúcar; en otras palabras, es el cociente de la producción de azúcar sobre la del
volumen de sacarosa industrializada. Durante el periodo 2000/01-2010/11, el
ingenio promedio exhibió una eficiencia de 82.3% (variable “Eficiencia de fábrica”);
es decir, obtuvo poco más de ocho toneladas de azúcar por cada diez toneladas de
sacarosa. Para la zafra 2010/11, esta cifra registró un pequeño aumento al ubicarse
en 82.5%. Otra métrica comúnmente utilizada para analizar la productividad de los
ingenios es el rendimiento de fábrica, el cual se compone del cociente de la
producción de azúcar sobre el volumen de caña molida. Como se aprecia en la
Tabla 4, el ingenio promedio registró durante todo el periodo de estudio un
rendimiento de 11.1% (variable “Rendimiento de fábrica”), ligeramente inferior al
promedio de 11.5% del ciclo 2010/11.
10
Además de ser la principal fuente de azúcar en México, la explotación de la
caña permite la generación de energía eléctrica y producción de alcohol. Durante
nuestro periodo de estudio, el ingenio promedio produjo 17.3 kWh por tonelada de
9
El 23 de julio de 2012 se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el acuerdo para desincorporar
del régimen de dominio público de la federación los nueve ingenios azucareros y autorizar su enajenación. El 29
de noviembre del mismo año el entonces Secretario de Agricultura, Francisco Mayorga, señaló en conferencia de
prensa que el procedimiento por el que se enajenarán los ingenios será el de concurso mercantil. Éste es un
proceso judicial que consta de dos etapas, la de conciliación y la de quiebra. De acuerdo con el artículo 3 de la
Ley de Concursos Mercantiles, la conciliación se hace para lograr la conservación de la empresa mediante el
convenio que suscriba el comerciante con sus acreedores reconocidos. La finalidad de la quiebra es la venta de
la empresa, de sus unidades productivas o de los bienes que la integran para el pago a los acreedores
reconocidos. En el caso de los ingenios azucareros, el gobierno depositó mil millones de pesos que corresponden
al bono expropiatorio para pagar a los acreedores. En el artículo 198 de la misma ley se señala que la
enajenación de los bienes deberá realizarse a través de subasta pública, la cual inicia con un precio mínimo y se
entrega el bien subastado al mejor postor. Sin embargo, el artículo 207 señala que si transcurren seis meses a
partir del inicio de la etapa de quiebra, y aún no se han enajenado todos los bienes, entonces cualquier persona
interesada podrá presentar al juez una oferta para la compra de cualquier bien o conjunto de bienes
remanentes.
10
El rendimiento de fábrica considera sólo la cantidad de caña molida, ignorando su calidad (i.e., contenido de
sacarosa). En consecuencia, es una medida que castiga (premia) a ingenios que reciben caña de baja (alta)
calidad, haciéndolos lucir menos (más) productivos de lo que realmente son. El hecho de que la eficiencia de
fábrica captura tanto la cantidad como la calidad de la caña procesada hace de esta métrica una medida más
apropiada de la productividad de los ingenios, y por este motivo nos enfocamos en dicho indicador.
7
caña (variable “Generación electricidad”). Empero, esta cifra enmascara la
tendencia creciente que se ha observado desde el ciclo 2003/04, cuando la
generación promedio fue de 16.6 kWh/Ton; para la zafra 2010/11, la producción de
electricidad ascendió a un máximo de 18.1 kWh/Ton.
11
Ello contrasta con el patrón
descendente que ha registrado el aprovechamiento de la caña para la producción de
alcohol durante el periodo 2000/01-2010/11. Los ingenios abrieron la década
produciendo en promedio 1.2 Lts/Ton, tocaron fondo en el ciclo 2009/10 al generar
0.2 Lts/Ton, y cerraron produciendo 0.4 Lts/Ton (variable “Producción alcohol”).
El promedio de todo el periodo fue 0.7 Lts/Ton.
12
En lo referente al uso de energéticos, observamos que en promedio los
ingenios consumieron 17 kilowatts-hora (variable “Consumo electricidad”), 8 litros
de petróleo (variable “Consumo petróleo”) y 0.6 toneladas de vapor (variable
“Consumo vapor”) por tonelada de caña molida. Cabe mencionar que la utilización
de petróleo ha ido disminuyendo consistentemente en el tiempo hasta alcanzar un
mínimo de 2.3 Lts/Ton en el ciclo 2010/11, con dieciocho ingenios prescindiendo
por completo de este insumo. En el caso de la electricidad y el vapor, el uso de
estos insumos se ha mantenido estable a lo largo de nuestro periodo de estudio.
Otro rubro en el que los ingenios también han observado disminuciones
considerables es el de la fracción del tiempo laboral perdido por motivos
misceláneos, cuyo promedio de 20% durante todo el periodo alcanzó su mínimo en
el ciclo 2010/11 con 15% (variable “Tiempo perdido total”). Las mejorías en esta
métrica fueron mayores cuando la pérdida de tiempo se debió a festividades o por
cuestiones del campo. En ambos casos, el ingenio promedio registró pérdidas
mínimas de 0.4% (variable “Tiempo perdido festividades”) y 2.4% (variable
“Tiempo perdido campo”) durante la última zafra considerada.
Cabe por último señalar que como parte de la presente investigación
realizamos una serie de entrevistas a diversos partícipes en la industria azucarera,
específicamente representantes de los grupos cañero e industrial, comercializadores
y autoridades gubernamentales.
11
Como lo explican en mayor detalle FIRA (2010) y SAGARPA (2010), la energía eléctrica es producida a
partir de la combustión del residuo fibroso (llamado bagazo) que resulta de la molienda de la caña. La
legislación permite a los ingenios generar la electricidad que utilizan en su proceso productivo. Para el ciclo
2010/11, a nivel nacional los ingenios azucareros satisficieron 94% de sus requerimientos operativos de energía
eléctrica con generación propia.
12
El alcohol que producen los ingenios es utilizado para la elaboración de bebidas y uso industrial. Los ingenios
mexicanos no han incursionado en la producción de biocombustibles dado que únicamente dos ingenios (La
Gloria y San Nicolás) cuentan con la infraestructura para la producción de alcohol deshidratado, el cual se
mezcla con gasolina para producir combustible. A lo largo de la década pasada se ha visto una reducción
gradual en el número de ingenios que producen alcohol debido a su baja rentabilidad, y por la competencia que
representan las grandes destilerías que utilizan la caña exclusivamente para la producción de alcohol. La
producción de etanol conlleva un costo de oportunidad en términos de la producción de azúcar (IMCO, 2007),
el cual se ha visto exacerbado ante los aumentos de los precios mundial y doméstico del azúcar que se han
observado a partir de 2006.
8
IV El campo cañero
La sacarosa contenida en la caña de azúcar es el principal insumo para la
producción de azúcar en México.
13
Resulta por ende menester examinar la
capacidad del campo cañero mexicano de proveer este insumo a fin de lograr un
mejor entendimiento de la industria azucarera.
A nivel internacional, México se ubicó en 2011 entre los diez principales
productores de caña de azúcar al haber reportado una molienda de 44.13 millones
de toneladas (ver Figura 3). Dicha cosecha se obtuvo a partir de la
industrialización de 673 mil hectáreas, una de las mayores de la última década. Sin
embargo, la producción de caña durante la zafra 2010/11 quedó distante de los
máximos alcanzados durante los ciclos 2004/05-2007/08, los cuales promediaron
una molienda de 48.88 millones de toneladas no obstante que la superficie
industrializada se ha mantenido relativamente estable en años recientes (ver Figura
4). Estos patrones sugieren una caída en los rendimientos de la producción de caña
de azúcar.
En efecto, durante 2011 la productividad en la cosecha de caña de azúcar
medida por el volumen de caña obtenida por hectáreacoloca a México lejos de los
niveles alcanzados por países como Perú, Colombia o Egipto. Mientras que estos
países registraron rendimientos cercanos o superiores a las 100 toneladas de caña
por hectárea, en México esta métrica fue de 65.6 tn/ha (ver Figura 5), nivel que
preservó la tendencia decreciente observada durante los últimos seis ciclos.
14
La
disminución progresiva de los rendimientos en campo ha sido el principal
determinante detrás de la reciente tendencia a la baja de la producción de
sacarosatanto en términos absolutos como en rendimiento por hectáreaya que
el contenido de sacarosa en caña ha incluso mostrado un patrón alcista durante los
últimos años, alcanzando un máximo de 14.1% en el ciclo 2010/11 (ver Figuras 6 y
7). En otras palabras, el deterioro del potencial del campo de proveer sacarosa que
pueda ser transformada en azúcar no ha sido resultado de cambios en la calidad de
la caña cosechada, sino del declive en la capacidad del campo de producir mayores
volúmenes de este cultivo por hectárea.
15
En esta sección estudiamos tres factores institucionales que inciden sobre la
productividad del campo cañero. Primeramente analizamos la relación entre la
extensión de los predios cañeros y su productividad. Posteriormente discutimos el
13
La remolacha azucarera es el otro cultivo fuente de sacarosa. Al contrario de la caña, que sólo puede
desarrollarse en zonas tropicales y subtropicales, la remolacha crece en climas templados y exhibe una alta
resistencia al frío. La producción de este cultivo se concentra en países europeos y EE.UU.
14
Algunas cifras presentadas a partir de esta sección no coinciden con las estadísticas descriptivas porque las
segundas no ponderan por la contribución de cada unidad de observación (ingenios) a las estadísticas
nacionales.
15
La cantidad (toneladas de caña por hectárea) y la calidad (concentración de sacarosa) de la caña no son
medidas independientes, sino que mantienen una relación positiva. En el Anexo A3 discutimos esta relación.
9
funcionamiento del mercado de tierras. El tercer elemento que examinamos es el
sistema utilizado para definir el pago de la caña de azúcar.
IV.A Extensión de predios cañeros y productividad
En este apartado evaluamos empíricamente la relación entre el tamaño de las
parcelas cañeras y sus rendimientos en la producción de sacarosa. La motivación de
este análisis proviene de la apreciación compartida entre diversos participantes de
la industria azucarera de que la estructura agraria en México en general, y del
campo cañero en particular, caracterizada por su alta fragmentación/atomización
(i.e., la alta prevalencia de unidades de producción de poco tamaño), es uno de los
mayores obstáculos a la productividad del sector cañero.
16
Este análisis contribuye al extenso debate que durante varios años se ha
desarrollado en torno a la relación entre el tamaño de las parcelas y su
productividad. Una referencia seminal es Sen (1962), quien propone la existencia de
una relación inversa entre la extensión de las granjas indias y su productividad. Sen
atribuye esta asociación al uso más intensivo de mano de obra en las granjas
pequeñas, lo cual resulta de la mayor disponibilidad de mano de obra de familiares.
A partir de esta publicación varios autores han estudiado este fenómeno en África,
Asia y América Latina. Una rama de esta literatura ha encontrado evidencia
apoyando la hipótesis de que los pequeños agricultores son más productivos, lo cual
se justifica por factores tales como un uso más eficiente e intensivo de la tierra,
mano de obra, y capital por parte de los pequeños agricultores (Ahmad y Khan
Qureshi, 1999; Bardhan, 1973; Carter, 1984; Cornia, 1985; Fan y Chan-Kang, 2005)
e imperfecciones en los mercados de tierra, trabajo, seguros, y crédito (Heltberg,
1998).
Bhalla y Roy (1988) refutan estos resultados argumentando que la relación
inversa es generada por la omisión de variables en el modelo tales como la calidad
del suelo. La evidencia presentada por Chen et al. (2011) hace eco a dicho
argumento. En un tono similar, otros estudios concluyen que la relación inversa se
debilita e incluso se invierte ante la presencia de un mayor uso de tecnología,
mayor aplicación de fertilizantes, y otros insumos intensivos en capital. Thapa
(2007) muestra que la relación inversa tiende a volverse insignificante si los
agricultores tienen mejor acceso a recursos como créditos, tecnologías avanzadas,
riego e información de mercados.
Existen tres estudios que sobresalen por tener una relación más cercana a
nuestro análisis. Primero, el exhaustivo estudio que Pérez Zamorano (2007) realiza
de la producción de caña en el valle de Matamoros, Puebla. Una de las tesis
16
La alta fragmentación del campo ha sido identificada como una de las características estructurales de mayor
relevancia para el sector agrícola en México (Fernández y Fernández, 1946; Artís Espriu, 1997; Warman, 2003;
SAGARPA, 2007b).
10
principales de dicho trabajo es que un campo cañero altamente atomizado socava
su productividad al dificultar: (i) el acceso a financiamiento para la adquisición de
insumos, maquinaria y equipo, y la renovación de las plantaciones, entro otros; (ii)
la administración de recursos acuíferos; y (iii) la utilización eficiente de la mano de
obra. Nuestro trabajo se distingue de este estudio primordialmente por la
explotación que realizamos de datos longitudinales de los sectores cañero e
industrial, en tanto que el análisis de Pérez Zamorano se basa en el método
(cualitativo) de estudio de caso.
Por tratarse del agro mexicano, el segundo estudio estrechamente
relacionado al nuestro es el de Kagin et al. (2012), quienes explotan un panel de
datos a nivel de parcelas obtenidos de la Encuesta Nacional de Hogares Rurales de
México. Tanto el trabajo de Kagin et al. como el nuestro aportan a una
prácticamente inexistente literatura sobre la relación entre la extensión de las
parcelas y sus rendimientos en el contexto del campo mexicano (lo cual a su vez ha
devenido por la carencia de datos para llevar a cabo este tipo de estudios). Kagin
et al. encuentran que los predios pequeños son más productivos y operan más
eficientemente que los de mayor tamaño. Los resultados que aquí presentamos se
alinean con los de estos autores para el caso de parcelas suficientemente pequeñas.
Ello es complementado con nuestro hallazgo de que a partir de un tamaño crítico,
la extensión de los predios cañeros se asocia positivamente con sus rendimientos.
El tercer estudio que guarda una relación cercana al nuestro es el análisis de
Helfand y Levine (2004) sobre los determinantes de la eficiencia productiva en el
campo cañero brasileño. Estos investigadores presentan evidencia de una relación
en forma de U entre eficiencia y el tamaño de las granjas, la cual atribuyen al
hecho de que los grandes productores tienen acceso preferencial a instituciones,
servicios (e.g., red eléctrica, asistencia técnica, canales de comercialización) y
tecnologías que coadyuvan a mejorar su productividad. Similar a Helfand y Levine,
nosotros documentamos una relación en forma de U entre la extensión de las
parcelas cañeras y sus rendimientos. A diferencia de estos autores, encontramos que
la relación aludida se disipa una vez que controlamos por la utilización de ciertos
factores de capital.
La Figura 8 ofrece una primera ilustración de la relación en forma de U
entre el tamaño de los predios cañeros y la producción de sacarosa por hectárea
alcanzada por los abastecedores de caña durante las zafras 2000/01 a 2010/11. Con
el fin de dar un sustento más robusto a esta impresión visual, en la Figura 9
presentamos la regresión no paramétrica de los rendimientos de sacarosa por
hectárea sobre el tamaño de las parcelas cañeras. El resultado de este ejercicio
refuerza la idea de una asociación en forma de U entre estas variables, la cual
examinamos econométricamente a continuación.
11
Una estrategia parsimoniosa que captura dicha asociación no monotónica
radica en estimar la ecuación


= +
(ñ 

) +
(ñ 

)
+

+
+
+

, (1)
donde 

representa la producción de sacarosa por hectárea alcanzada por
los abastecedores del ingenio ubicado en el estado durante el ciclo =
2000/01,..., 2010/11; es una constante; ñ 

denota el tamaño
promedio de las parcelas productoras de caña de azúcar que abastecen al ingenio ;

es un vector de controles;
y
representan efectos fijos de los ciclos y
estados, respectivamente; y

es el término residual. Tanto las variables de
control como los efectos fijos son introducidos gradualmente en las diversas
especificaciones que consideramos. Los coeficientes de interés son
y
.
17, 18
La Tabla 5 presenta los resultados de las estimaciones de (1). La primera
columna muestra las estimaciones de nuestra especificación más simple, la cual sólo
incluye (además del intercepto) los términos lineal y cuadrático de nuestra medida
de la extensión de las unidades de producción de caña. Los resultados confirman la
relación en forma de U entre el tamaño promedio de las parcelas y los rendimientos
de sacarosa que se aprecia en las Figuras 8 y 9, e indican que el tamaño crítico de
las parcelas a partir del cual se observa una relación positiva entre estas variables
es de 8.3 hectáreas.
Una primera extensión de esta especificación base consiste en examinar si la
relación se mantiene a lo largo de los ciclos que comprenden este análisis. Ello se
logra con la inclusión de variables dummy por cada zafra. En efecto, la columna (2)
muestra que la asociación no monotónica se mantiene aún con la inclusión del
efecto fijo por zafra de tal forma que el tamaño crítico de las parcelas disminuye
marginalmente a 8.2 hectáreas. Asimismo se puede argumentar que existen
condiciones que los productores cañeros de algún estado comparten (e.g., marco
institucional, geografía, etc.) que pudiesen afectar su productividad. Para capturar
dicho efecto incluimos dummies por estado, lo cual arroja las estimaciones que se
exhiben en la columna (3). Observamos que la relación en forma de U es también
17
La ecuación (1) excluye el efecto fijo por ingenio porque su inclusión generaría problemas de identificación
debido a que la variable de interés, el tamaño de los predios cañeros, carece de suficiente varianza a lo largo del
tiempo. (El caso extremo de este problema es cuando la variable es constante en el tiempo, en cuyo caso dicha
variable es eliminada por completo de la regresión.) Por ende, nuestros resultados se derivan principalmente de
la heterogeneidad transversal entre ingenios. Los errores estándar son agrupados por municipio a fin de atender
la posibilidad tanto de correlación espacial como de correlación serial (los 54 ingenios están distribuidos en 49
municipios).
18
La carencia de datos para algunos ingenios en diversas zafras (lo cual se ve reflejado en la disparidad de N
entre las diferentes especificaciones) nos fuerza a imponer el supuesto de que la falta de observaciones no
responde a patrón alguno habiendo condicionado por las variables explicativas de nuestro modelo. La aparente
aleatoriedad con la que dejamos de tener algunas observaciones, así como la extensa gama de controles que
incluimos, nos da confianza de que éste es el caso.
12
robusta a la inclusión del efecto fijo por estado; a pesar de que la estimación de los
coeficientes cambia en magnitud, el tamaño crítico de parcelas se mantiene cercano
a la especificación original al ubicarse en 8.1 hectáreas.
En las especificaciones subsecuentes procedemos a introducir gradualmente
las variables de control. Primeramente controlamos por la precipitación pluvial y la
administración de los ingenios (privada vs. gubernamental). La columna (4)
muestra que la asociación en forma de parábola se preserva bajo esta especificación,
sugiriendo un tamaño crítico de las parcelas de 8.6 hectáreas.
A continuación incluimos controles relacionados a la utilización de insumos.
La columna (5) presenta evidencia de que la relación en forma de U se conserva
aun cuando controlamos por el uso de fertilizantes, e indica un tamaño crítico de
las parcelas de 8.7 hectáreas.
19
En la siguiente especificación incluimos controles
relacionados al alzado mecánico de la caña, el número de vehículos que transportan
la caña del campo al ingenio, y el número de cortadores. Bajo esta especificación
encontramos una primera indicación de que la introducción de insumos puede hacer
redundante el efecto de la extensión de las parcelas sobre los rendimientos de
sacarosa. Como se aprecia en la columna (6), se mantiene la relación convexa entre
tamaño y rendimientos, aunque el término cuadrático pierde su significancia
estadística.
20
La superficie de las parcelas se vuelve completamente redundante una
vez que controlamos por el uso de sistemas de riego (columna (7)) o la cosecha
mecánica de la caña (columna (8)), variables que aparecen positivamente
relacionadas con los rendimientos de sacarosa. Nuestras estimaciones sugieren que
un incremento de diez puntos porcentuales en la superficie de cultivo con sistema
de riego, o en la fracción de caña cosechada mecánicamente, puede aumentar la
producción de sacarosa por hectárea promedio en aproximadamente 4%. Las
columnas (9) y (10) confirman la redundancia del tamaño de las unidades
productivas bajo nuestras especificaciones más completas que incluyen toda la
batería de variables de control.
Como se mencionó anteriormente, el efecto fijo del estado podría estar
capturando condiciones geográficas relevantes para la productividad del campo. A
fin de evaluar esta hipótesis, substituimos el efecto fijo del estado por la altitud
sobre el nivel del mar de los ingenios, la cual es una medida más precisa de las
condiciones geográficas que enfrentan las parcelas cañeras. Las columnas (11) a
(13) corroboran nuestros resultados, a saber, la relación en forma de U se preserva
en tanto no se incluyan controles sobre la utilización de sistemas de irrigación o
cosecha mecánica. De otra forma, la extensión de los predios cañeros se vuelve
19
La inclusión del término cuadrático de la variable de fertilizantes es resultado de pruebas que indican que la
inclusión de dicho término es una mejora estadísticamente significativa sobre los modelos que únicamente
incluyen el término lineal de la variable en cuestión.
20
Este resultado se obtiene únicamente al usar conjuntamente los controles de alzado mecánico, vehículos y
cortadores. La inclusión por separado de estas variables conserva la dirección y significancia estadística a
niveles convencionales de los coeficientes de interés. (Omitimos mostrar estos resultados para ahorrar espacio.)
13
redundante. Asimismo, estos resultados indican que una mayor altitud tiene efectos
benéficos sobre los rendimientos de sacarosa. Parcelas ubicadas a una altitud
adicional de 100 metros pueden esperar tener mayores rendimientos de sacarosa de
entre 2 y 3%.
Los resultados de la Tabla 5 también apuntan en su conjunto a que el tipo
de propiedad de los ingenios no incide significativamente en la productividad del
campo.
21
Una situación similar se presenta con las variables de alzado mecánico,
vehículos y cortadores. Asimismo, observamos evidencia mixta en lo referente a la
relación entre lluvia y los rendimientos de sacarosa.
22
La dirección de los
coeficientes correspondientes al uso de fertilizantes apuntan a una relación convexa
con la productividad de campo; empero, la falta de robustez de este resultado
levanta sospechas de dicha relación.
23
En el Anexo A4 sometemos a pruebas de robustez la forma funcional de la
ecuación (1) así como los principales resultados presentados en la Tabla 5.
Demostramos que la inclusión del término cuadrático constituye una mejora
estadísticamente significativa sobre el modelo que sólo incluye el componente lineal
en aquellas especificaciones que no controlan por la utilización de insumos. Bajo las
especificaciones que contienen controles sobre el uso de insumos, tanto el término
lineal como el cuadrático pierden su relevancia. Asimismo, nuestros resultados son
robustos a la exclusión de observaciones que pudieran considerarse atípicasi.e.,
los ingenios La Primavera (PRI) y El Higo (HIG)así como a la estimación de (1)
ponderando por el volumen de caña industrializada o el volumen de azúcar
producida.
¿Cómo se pueden racionalizar estos resultados? La extensión de los lotes
cañeros no es por sí misma un determinante de la productividad del campo, sino
que ejerce indirectamente su influencia a través de la generación de un ambiente
más conducente al uso de insumos que inciden directamente sobre los rendimientos
de sacarosa. El hecho de que el efecto del tamaño de los predios sobre los
rendimientos de sacarosa se vuelva redundante una vez que incluimos controles
sobre la utilización de insumos indica que el mecanismo de dicho efecto opera a
21
Aun cuando las columnas (12) y (13) señalan que los proveedores de ingenios privados registran en promedio
menores rendimientos de sacarosa, la carencia de resultados similares bajo otras especificaciones evita que
derivemos conclusión alguna.
22
Nótese que la relación negativa entre lluvia y productividad (aun en los casos en que carece de significancia
estadística) emerge cuando omitimos el control de riego, y se vuelve positiva cuando el riego es incluido. Ello
sugiere que es en zonas que reciben menos precipitación donde los sistemas de irrigación se vuelven más
necesarios. En estas zonas, una mayor precipitación es más proclive a impulsar una mayor productividad del
campo. En contraste, en las zonas que reciben naturalmente altas cantidades de lluvia, una mayor precipitación
puede incluso tener consecuencias adversas al provocar inundaciones por ejemplo.
23
Pueden ser varias las razones por las que no encontramos evidencia más contundente sobre la relación entre
el uso de fertilizantes y los rendimientos de sacarosa. Por ejemplo, nuestra variable da cuenta de la cantidad de
fertilizante aplicada en una primera dosis, ignorando el tipo de fertilizante que las características de cada suelo
demanden o las aplicaciones subsecuentes; nuestra medida tampoco captura si el fertilizante es aplicado
correctamente.
14
través del impacto de estos factores, siendo el sustento empírico particularmente
robusto para el caso del riego.
Bajo este argumento, el siguiente paso natural es analizar la relación entre la
escala promedio de las parcelas y la utilización de los diversos factores de
producción que hemos considerado. Con este ejercicio buscamos tener un mejor
entendimiento del porq de la relación en forma de U entre el tamaño de los
predios cañeros y su productividad. Para ello estimamos regresiones similares a la
ecuación (1), con la diferencia de que las variables dependientes son la dosis de
fertilizante; la fracción de caña alzada mecánicamente; la disponibilidad de
vehículos de transporte, cortadores, e irrigación; y la proporción de caña cosechada
mecánicamente. Los regresores de interés son los términos lineal y cuadrático del
tamaño promedio de las parcelas; en cada caso estimamos primeramente la
regresión usando el término lineal únicamente y después ambos términos. Como
variables de control incluimos la precipitación, la administración del ingenio, y los
efectos fijos de la zafra y el estado.
La Tabla 6 muestra los resultados del ejercicio. Las primeras dos columnas
dan evidencia de una relación en forma de U entre el tamaño de las parcelas y el
uso de fertilizantes, con una escala crítica de las parcelas de 6.7 hectáreas. El
segmento positivo de la relación se puede explicar con un argumento de economías
de escala; i.e., el costo medio del fertilizante disminuye conforme aumenta su
cantidad demandada, lo cual hace más redituable la inversión en este insumo
cuando se adquiere en mayores cantidades (para satisfacer los requerimientos de
predios de mayor superficie) que en cantidades pequeñas. La parte negativa pudiera
justificarse como sigue. Al ser pocoo nulamenterentable la inversión en
fertilizantes, los administradores de parcelas chicas utilizarían una cantidad
insuficiente de este insumo. En este contexto, parcelas de una mayor dimensión
(pero aún más pequeñas del tamaño crítico) estarían recibiendo menos fertilizante
por hectárea dado que la diferencia en la superficie superaría el cambio en la
disponibilidad del insumo.
24
Las columnas (3) y (4) sugieren una asociación no significativa entre la
superficie de las parcelas y la fracción de caña alzada mecánicamente. Una razón
posible detrás de esta (aparentemente) nula relación es que el alzado mecánico de
la caña es un servicio que se puede rentar por un monto proporcional a la superficie
de la parcela, lo cual impide el aprovechamiento de las economías de escala que
parcelas de mayor tamaño generan.
24
Bajo un supuesto de monotonicidad (que nuestra evidencia refuta), Pérez Zamorano (2007) señala que el
tamaño pequeño de las parcelas desincentiva la compra de fertilizante dado que los requerimientos de este
insumo se ubican por debajo de la cantidad considerada de mayoreo que permite acceder a un precio por
tonelada más accesible.
15
Por otra parte, la escala de las parcelas aparece negativamente relacionada
al número de vehículos de transporte disponibles por hectárea (columnas (5) y (6)).
En su estudio cualitativo del caso del valle de Matamoros, ubicado en el estado de
Puebla, y donde se localiza el ingenio Atencingo, Pérez Zamorano (2007) sugiere
una explicación plausible, a saber, que el cargamento de cada abastecedor de caña
debe pesarse por separado en el ingenio a fin de determinar sin ambigüedades el
pago correspondiente a cada proveedor. Esta situación implica naturalmente que
entre mayor sea la atomización del campo, mayor es el número de cañeros, y
consecuentemente mayor el número de vehículos utilizados para transportar la caña
al ingenio.
La columna (8) exhibe una relación convexa entre la superficie promedio de
las parcelas y la utilización de cortadores por hectárea, con un tamaño crítico de
las parcelas de 12 hectáreas. El hecho de que dicha escala crítica se ubique en
niveles superiores a la gran mayoría de nuestras observaciones implica que el
segmento negativo de la curva domina la relación, situación que se refleja en el
coeficiente del término lineal que aparece en la columna (7). Este resultado pudiera
ser visto como consistente con aquellos estudios que argumentan que los pequeños
agricultores tienden a usar más intensivamente el factor trabajo (vide supra). Otra
fuente probable de este resultado proviene de la mayor dificultad de planear una
asignación más eficiente de las cuadrillas de cortadores en un campo altamente
fragmentado—situación que igualmente conlleva mayores variaciones en los
tiempos óptimos de cosechapor lo que simplemente se opta por contar con un
número superior de cortadores.
Las columnas (9) y (10) sugieren que una mayor intensidad de las
precipitaciones recibidas en el área colindante a los ingenios reduce el uso de
sistemas de irrigación al hacerlos menos necesarios. Nuestras estimaciones indican
que un incremento de 10% en la acumulación de lluvia promedio conlleva una
menor utilización de sistemas de riego en 5 puntos porcentuales. Vale la pena
señalar que aun cuando el tamaño de las parcelas aparece relegada a un papel
secundario en las dos especificaciones consideradas, una inspección de la evidencia
revela que esto es en gran parte resultado del efecto fijo de los estados.
25
Al excluir
este efecto fijo, encontramos una relación estadísticamente significativa en forma de
U, con un tamaño crítico de las parcelas de 6.9 hectáreas (las tablas están
disponibles a petición del lector).
26
25
Ello puede derivar si por ejemplo los gobiernos estatales cuentan con políticas (e.g., subsidios, créditos
blandos) que le faciliten a los productores de caña del estado la adquisición de sistemas de riego
independientemente del tamaño de sus parcelas. De ser éste el caso, el tamaño se volvería un factor irrelevante,
lo cual podría estar determinando la falta de significancia de los coeficientes de interés.
26
Los sistemas de irrigación representan el caso típico de un factor de capital que no es posible rentar (por no
ser un factor móvil) y cuya adquisición conlleva altos costos fijos que sólo pueden ser recuperados si se cuenta
con una escala mínima.
16
Las últimas dos columnas tienen como variable dependiente a la fracción de
caña cosechada mecánicamente. La columna (11) presenta evidencia de una
relación positiva entre el tamaño promedio de las parcelas y el grado de
mecanización de la cosecha. Nuestra estimación señala que parcelas de una escala
más grande en una hectárea exhiben una mayor mecanización en su labor de
cosecha de 1.5 puntos porcentuales, equivalente al 7% del promedio.
27
Este
resultado no se mantiene ante la introducción del término cuadrático, como se
observa en la columna (12). Sin embargo, un par de pruebas estadísticas indican
que la especificación lineal captura razonablemente bien la relación entre estas
variables, haciendo innecesaria la inclusión del término cuadrático. En efecto, tanto
una prueba de cociente de verosimilitud (
= 0.1, = 0.75) como de Wald
ajustada por heteroscedasticidad (
,
= 0.03, = 0.86) evitan que rechacemos la
hipótesis nula de que la inclusión del término cuadrático no representa una mejora
estadísticamente significativa sobre el modelo que excluye dicho término. La nula
ganancia que se logra en el poder explicativo de la regresión ofrece sustento
adicional al argumento que la especificación lineal es suficiente.
Estos resultados complementan el argumento derivado de la Tabla 5la
relación no monotónica entre el tamaño de los predios cañeros y su productividad
opera a través del uso de insumos. No obstante la carencia de resultados de
contundencia incuestionable, en su conjunto la evidencia presentada en la Tabla 6
sugiere que las parcelas de menor y mayor tamaño utilizan más intensivamente
factores de la producción comparado a las parcelas de tamaño medio (aquéllas con
una superficie cercana a ocho hectáreas), lo cual repercute para que las parcelas
pequeñas y grandes presenten mayores rendimientos que las de tamaño medio. En
particular, las parcelas de menor tamaño tienden a utilizar más intensivamente
fertilizantes, mano de obra y sistemas de riego; las parcelas de mayor superficie
tienden a utilizar más intensivamente fertilizantes, irrigación y maquinaria de
cosecha.
La generación de economías de escala que vuelvan redituable la inversión en
factores de producción se puede aludir como una explicación plausible detrás de la
mayor utilización de insumos en parcelas de mayor superficie.
28
Este mismo
argumento puede inclusive ser extendido a un escenario de un campo altamente
atomizado dado que una de las principales razones por las que la fragmentación de
27
Pérez Zamorano (2007) señala tres razones por las que una estructura minifundista inhibe una mayor
mecanización del campo. Primero, el costo es prohibitivo relativo a la ganancia que se le puede extraer por
explotar una parcela pequeña. Segundo, la maquinaria tiene usualmente una capacidad que supera los
requerimientos de un minifundio. Y tercero, la reticencia a mecanizar labores del campo que sustituya el
trabajo manual realizado por jornaleros (incluidos familiares en algunos casos).
28
Aparte de los mayores incentivos a la inversión en capital, Pérez Zamorano (2011) discute otros mecanismos
(no explorados en esta investigación) a través de los cuales la consolidación de la tierra en parcelas de mayor
tamaño incide positivamente sobre el desarrollo del agro mexicano. Este autor argumenta que la explotación de
unidades productivas de mayor extensión facilita el acceso al crédito y a canales más eficientes de
comercialización. Aunado a ello, los subsidios a la producción son menos propensos a acabar siendo subsidios al
consumo, y se reduce el impacto ambiental de la actividad agrícola así como los riesgos de conflictos agrarios.
17
la tierra se ha mantenido (en algunos casos incluso exacerbado) radica en la
división y repartición de predios entre los hijos(as) de los cañeros (Pérez Zamorano,
2007). En este contexto, observaríamos parcelas pequeñas contiguas cuyos
administradores son parientes, lo cual produce capital social que a su vez facilita la
consolidación de facto de los predios a fin de generar economías de escala. Otros
mecanismos a través de los cuales se pudiera estar fomentando la consolidación de
facto de las parcelas cañeras radican en la renta de lotes y otros esquemas de
asociación entre pequeños propietarios.
Un factor adicional que también pudiera estar incidiendo sobre la utilización
más intensiva de insumos en los predios de menor y mayor extensión se deriva a
partir de que los productores medianos no cuentan con los apoyos (e.g., subsidios)
que los pequeños productores reciben para la adquisición de insumos, ni poseen la
misma capacidad financiera que los grandes productores tienen para el mismo fin.
IV.B Operación del mercado de tierras
Según lo documenta Appendini (2010), alrededor del 60% de la superficie cubierta
por predios agrícolas en México operan bajo un régimen de tenencia comunal (ejido
o comunidad). Por consiguiente, cualquier discusión sobre el mercado de tierras
agrícolas debe concentrarse en el marco legal que define la operación del mercado
de tierras comunales. En este apartado mostramos que existen factores legales y
extra-legales que complican el libre funcionamiento de este mercado.
Posterior a la Revolución Mexicana, y hasta 1992, las tierras comunales
fueron por disposición constitucional propiedad de la nación. Durante este periodo
la venta o renta de los predios ejidales estaba prohibida con el fin de mantenerlos
ligados a la comunidad. La herencia de la tierra era permitida, pero ésta
continuaba siendo propiedad del Estado (OCDE, 1997). A partir de la reforma del
artículo 27 constitucional llevada a cabo en 1992, se permite modificar el sistema de
propiedad ejidal para transformarlo en propiedad privada y así propiciar la
enajenación de las parcelas.
29
Ello con el objeto de impulsar el mercado de tierras
en el cual éstas servirían como un activo que pudiese ser usado como garantía para
el crédito (Yúnez Naude, 2010). Conceptualmente, el mercado de tierras
promovería la consolidación de predios agrícolas en unidades productivas de mayor
extensión al facilitar la asignación y explotación más eficiente de este recurso.
30
Sin
embargo, la reforma se ha quedado corta en alcanzar las metas que se pretendían
29
Una descripción y discusión exhaustivas de la reforma de 1992 pueden ser consultadas en Appendini (2010) y
Pérez Zamorano (2007).
30
La Ley Agraria contempla otras vías alternativas a la enajenación para fomentar la conjunción de parcelas en
unidades productivas de mayor superficie: asociarse con fines productivos (artículos 45 y 50); concesión a otros
ejidatarios o terceros del uso o usufructo, mediante aparcería, mediería, asociación, arrendamiento o cualquier
otro acto jurídico no prohibido por la ley (artículo 79); y transmitir el dominio de tierras de uso común a
sociedades mercantiles o civiles en las que participen el ejido o los ejidatarios, lo cual requiere de la
autorización de la asamblea ejidal (artículo 75). Ninguno de estos procedimientos implica que la persona pierda
su calidad de ejidatario.
18
de tal suerte que la fragmentación del campo mexicano persiste al día de hoy.
31
Appendini (2010) encuentra que para 2007, solo 4.4% de tierras ejidales/comunales
se habían transformado a propiedad privada.
Se pueden citar tres importantes motivos detrás de estos resultados.
Primero, las barreras a la entrada del mercado de tierras que enfrentan
compradores potenciales que sean ajenas al ejido. El primer paso del procedimiento
de cambio de régimen de propiedad de la tierra ejidal a propiedad privada consiste
en la regularización de los derechos de propiedad. Ello se realizó bajo el Programa
de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares (PROCEDE), cuyo
protocolo se ilustra en la Figura 10.
32
La certificación de la propiedad comunal es
condición sine qua non para que las parcelas puedan ser enajenadas, que sin
embargo no garantiza el dominio pleno de los ejidatarios/comuneros sobre sus
parcelas (artículo 81 de la Ley Agraria)sólo el 7% de la propiedad comunal
certificada había adoptado el régimen de dominio pleno que sí confiere a los
ejidatarios/comuneros la facultad de enajenar sus parcelas (Appendini, 2010). Una
limitante al ejercicio del dominio pleno sobre las parcelas, y por ende al ágil
funcionamiento del mercado de tierras, deriva de que la venta de lotes a personas
ajenas al ejido está supeditada a la autorización de la asamblea ejidal y al derecho
de preferencia (conocido como “derecho del tanto”) para familiares, personas que
hayan trabajado las parcelas por más de un año, ejidatarios, avecindados y el
núcleo de población ejidal (ver Sección Sexta de la Ley Agraria, artículos 81 y
84).
33
Con estas disposiciones, la ley impone a personas ajenas al ejido barreras a la
entrada en el mercado de tierras.
La falta de certidumbre jurídica en torno a la propiedad de las parcelas es
plausiblemente una segunda explicación detrás del efecto limitado de la reforma.
Este tema surgió recurrentemente en nuestras entrevistas con diversos partícipes en
la industria azucarera. Entre las anécdotas que nuestros interlocutores
compartieron, podemos citar situaciones en las que los nuevos propietarios sufrieron
la invasión de sus predios y recibieron una respuesta insatisfactoria por parte de las
31
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Hogares Rurales de México (ENHRUM) de 2002, la superficie
promedio de los predios cuyo cultivo es el algodón es de 14 hectáreas, arroz 2.5 ha, café 1.2 ha, caña de azúcar
4.2 ha, cebada y avena 3.2 ha, frijol 1.9 ha, hortalizas 1.6 ha, maíz 1.9 ha, naranja 1.7 ha, sorgo 3.7 ha, soya 8
ha, tabaco 1.5 ha, y trigo 1.7 ha.
32
PROCEDE operó de 1993 a 2006, cuando concluyó habiendo certificado el 95% de los núcleos agrarios
comunales. Posterior al PROCEDE, se implementaron los programas de Fomento a la Organización Agraria
(FOMAR) y el Fondo de Apoyo a Núcleos Agrarios sin Regularización (FANAR). El FOMAR se concentra en
mediar en conflictos agrarios que habrían evitado la regularización de esos predios bajo PROCEDE. El FANAR
asiste a ejidos y comunidades no certificados que busquen regularizar su situación. Ver Appendini (2010).
33
El artículo 80 de la Ley Agraria concede la facultad de enajenar sus derechos parcelarios a otros ejidatarios o
avecindados del mismo núcleo de población sin necesidad de la aprobación de la asamblea ejidal, aunque este
artículo sí preserva el derecho del tanto al cónyuge, concubina o concubinario y los hijos del enajenante.
19
autoridades; o casos en que las autoridades ejidales autorizaban la venta de la
misma parcela en múltiples ocasiones.
34
Un tercer factor que obstaculiza la operación del mercado de tierras radica
en el hecho de que, además del tabaco, la caña de azúcar es el único cultivo que
permite a los productores y sus dependientes económicos acceder a la seguridad
socialatención médica y el derecho a una pensiónbajo el régimen obligatorio del
Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS (artículos 12 y 236 de la Ley del Seguro
Social).
35, 36
Para recibir los servicios de seguridad social, el productor cañero debe
realizar sus aportaciones al IMSS y mantener su condición de agricultor cañero
independientemente del tamaño de su parcela cultivada (los jornaleros también son
elegibles durante el periodo de zafra). Esta característica del sector cañero dificulta
el funcionamiento del mercado de tierras ya que genera incentivos para que los
productores busquen conservar en todo momento parte o la totalidad de sus
parcelas y con ello su estatus de cañeros. Puede incluso argumentarse que este
distintivo del sector cañero fomenta una mayor atomización de los predios dado
que: (a) los productores cañeros buscarían que sus descendientes tengan igualmente
acceso a la seguridad social, lo cual se lograría subdividiendo la parcela; o (b) en
caso de que el agricultor decida cambiar de cultivo, existen incentivos para
mantener una fracción de la parcela produciendo caña.
IV.C Sistema de pago de la caña de azúcar
La caña de azúcar es un cultivo que se paga de acuerdo al procedimiento
establecido en la Ley de Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar (LDSCA), el
cual describimos en mayor detalle en el Anexo A5. Aun cuando la LDSCA
contempla el pago de la caña por calidad uniforme así como el pago de la caña por
calidad individual o por grupo (Art. 62 de la LDSCA), el método más utilizado es
el pago por calidad uniforme según lo señala uno de nuestros interlocutores en el
34
Un factor adicional que surgía repetidamente en nuestras entrevistas que podría incidir negativamente sobre
la operación del mercado de tierras es la cultura de apego al campo. Elizondo Mayer-Serra (2011) también
menciona que el desconocimiento por parte de los ejidatarios sobre el proceso a seguir para modificar el régimen
de tenencia de sus tierras pudiera estar coadyuvando a mantener predios fuera del mercado.
35
La Ley del Seguro Social establece dos regímenes de seguridad social, uno obligatorio y otro voluntario (Art.
6). Aun cuando ambos regímenes proveen los mismos servicios, el régimen obligatorio recibe prioridad sobre el
voluntario. Por ejemplo, no procede el aseguramiento voluntario cuando de manera previsible éste pueda
comprometer el equilibrio financiero del IMSS o la eficacia de los servicios que proporciona a los asegurados
bajo el régimen obligatorio (Art. 226); o se autoriza al IMSS establecer plazos de espera para el disfrute de las
prestaciones en especie del seguro de enfermedades y maternidad (Art. 225). Los productores de cultivos
diferentes al tabaco y la caña pueden únicamente enrolarse en el régimen voluntario.
36
Como lo explica Pérez Zamorano (2007), la recaudación de las cuotas al IMSS es llevada a cabo por las
organizaciones cañeras o los ingenios deduciendo la aportación del cañero de su pago final por la caña
entregada al ingenio. La deducción equivale al 25% de la aportación del cañero al IMSS. El resto de la cuota es
cubierta por el ingenio (50%) y el gobierno (25%). El Presupuesto de Egresos de la Federación, dentro del
Programa Especial Concurrente (PEC) considera en el Ramo 19 una partida presupuestal para la Seguridad
Social de los Cañeros. Con este presupuesto los cañeros reciben un subsidio en las cuotas que pagan
anualmente. Dicho subsidio no está disponible para ningún otro cultivo.
20
sector cañero.
37
En este contexto, se puede argumentar que el sistema que rige el
pago de la caña genera incentivos perversos que incitan el oportunismo (free-riding)
entre los agricultores cañeros. Ello porque la fórmula no les permite apropiarse por
completo de los beneficios generados por sus esfuerzos en mejorar la calidad de su
cultivo, sino que dichos beneficios se distribuyen entre todos los abastecedores al
mejorar el promedio de la calidad de la caña que recibe el ingenio (Pérez
Zamorano, 2007). De acuerdo a este razonamiento, el sistema que rige el pago de la
caña incide negativamente sobre la calidad de la caña al desincentivar a los cañeros
a buscar mecanismos que mejoren su cultivo.
38
A continuación sometemos esta
conjetura a pruebas empíricas examinando la relación entre el número de
abastecedores cañeros y la calidad promedio de la caña recibida por los ingenios
(medida por su concentración de sacarosa). Evidencia en favor de la hipótesis se
observaría a manera de una asociación negativa entre estas variables.
La Figura 11 ofrece una primera ilustración de la asociación no lineal entre
el número de abastecedores cañeros y la calidad de la caña, misma que es
confirmada a través de la regresión no paramétrica que se muestra en la Figura 12.
Una manera sencilla de evaluar econométricamente dicha relación que tome en
cuenta la no linealidad de la relación sugerida en la Figura 12 es estimando diversas
especificaciones del siguiente polinomio de cuarto grado:
 

= +
(
ñ

)

+

+
+
+

, (2)
donde  

denota la concentración de sacarosa en la caña
cosechada por los abastecedores del ingenio localizado en el estado durante el
ciclo = 2000/01,..., 2010/11; es una constante; ñ

es el número de
abastecedores cañeros del ingenio ;

es un vector de variables de control;
y
representan efectos fijos de los ciclos y estados, respectivamente; y

es el
término de error. La conjetura a evaluar implicaría que
< 0 y
=
=
=
0.
39
La Tabla 7 muestra los resultados de las regresiones. El Panel A presenta las
estimaciones del modelo que únicamente incluye el término lineal de la variable
ñ, en tanto que el Panel B exhibe las estimaciones del polinomio de cuarto
grado. El Panel C muestra los controles que se incluyeron en cada especificación;
por ejemplo, los efectos fijos de los ciclos y estados fueron incluidos en las
estimaciones que aparecen en las columnas (A2) y (B2).
37
Previo a la LDSCA (promulgada en 2005), el pago uniforme de la caña había sido implementado bajo el
amparo del decreto por el que se declaraba de interés público la siembra, el cultivo, la cosecha y la
industrialización de la caña de azúcar, publicado en el DOF el 31 de mayo de 1991, artículos 11-13.
38
IMCO (2007) argumenta que dado que el pago de la caña se define a partir del volumen de las cargas
individuales y la calidad de toda la caña recibida por el ingenio, los abastecedores tienen incentivos a agregar
materiales (e.g., piedras) que aumenten el peso de su carga y con ello su pago.
39
Por motivos similares a la situación que enfrentamos con la ecuación (1), la ecuación (2) excluye el efecto fijo
por ingenio para evitar el problema de no poder identificar los coeficientes de interés, ya que la variable clave,
el número de abastecedores cañeros, no varía lo suficiente a lo largo del tiempo.
21
La columna (A1) da cuenta de una correlación positiva entre el número de
abastecedores cañeros y la calidad de la caña, la cual se preserva frente a la
inclusión de los efectos fijos, como se aprecia en la columna (A2). Bajo estas dos
primeras especificaciones, podemos rechazar la hipótesis nula
< 0 con una
confianza de al menos 97%. Sin embargo, la relación pierde su significancia
estadística al incluir controles de administración del ingenio, precipitación pluvial y
volumen de caña obtenida por hectárea (columna (A3)). Bajo esta especificación,
continuamos rechazando la hipótesis nula con una confianza del 94%. Las
siguientes dos columnas muestran que la asociación entre abastecedores cañeros y
la calidad de la caña tampoco es robusta a la inclusión de controles sobre la
disponibilidad de irrigación, aplicación de fertilizantes, alzado mecánico, vehículos y
cortadores (columna (A4)); y cosecha mecánica (columna (A5)). En estos últimos
dos casos, no podemos rechazar la hipótesis nula a niveles de confianza
convencionales, pero tampoco es posible rechazar la hipótesis alternativa
0.
Así, los resultados que se reportan en el Panel A nos llevan a concluir que la
evidencia no apoya la conjetura de que un mayor número de abastecedores cañeros
estará siempre asociado a una menor calidad de la caña que los ingenios reciben.
El Panel B demuestra que el polinomio de cuarto grado tiene un mayor
poder explicativo que el modelo que sólo incluye el término lineal. Como se observa
en las columnas (B1) a (B5), las estimaciones de los coeficientes del polinomio
mantienen su significancia estadística bajo todas las especificaciones que
consideramos. Asimismo, los valores arrojados por las pruebas de cociente de
verosimilitud y la de Wald ajustada por heteroscedasticidad nos permiten rechazar
con una confianza del 99% la hipótesis nula
=
=
= 0.
40
Las estimaciones
son utilizadas para calcular los puntos críticos en los cuales cambia la dirección de
la relación. (Véase la Figura 13 para facilitar el entendimiento de la siguiente
descripción.) Nuestros cálculos indican que un mayor número de abastecedores
cañeros estará asociado con una calidad superior de la caña mientras que el número
de abastecedores sea menor de circa 2,500. La relación se torna negativa cuando el
número de cañeros supera los 2,500, volviéndose a revertir cuando el número de
abastecedores supera los 4,000 aproximadamente. A partir de este punto, y hasta
alrededor de los 6,800, de nueva cuenta un mayor número de cañeros se asocia con
una concentración superior de sacarosa. El último segmento de la relación,
observado a partir de los 6,800 abastecedores, indica una correlación negativa entre
el número de abastecedores y la calidad de su cosecha.
40
Los resultados de regresiones ponderadas por la producción de caña o de azúcar muestran que las
estimaciones significativas reportadas en el Panel A (columnas (A1) y (A2)) no son robustas a la utilización de
ponderadores. Ello contrasta con los resultados mostrados en el Panel B, los cuales se mantienen al estimar las
regresiones ponderadas.
22
En suma, no encontramos evidencia contundente de que la fórmula que
define el pago de la caña socave los incentivos de los abastecedores cañeros a
encontrar maneras de aumentar la calidad de la caña.
V Ingenios azucareros
La industrialización de la caña en azúcar corre a cargo de los ingenios azucareros.
Como se aprecia en la Figura 13, la productividad de éstosmedida por la
eficiencia y el rendimiento de fábricase ha mantenido relativamente estable a lo
largo del periodo 2000/01-2010/11, exhibiendo una ligera tendencia a la alza
(siendo la zafra 2009/10 la excepción) en los ciclos más recientes. En el caso de la
eficiencia de fábrica, la diferencia entre su máximo y su mínimo del periodo es de
1.3 puntos porcentuales; la amplitud del rango del rendimiento de fábrica es de 0.9
puntos porcentuales. Ambos indicadores registraron su mínimo durante la zafra
2006/07 y su máximo durante el último trienio. A nivel internacional, el
rendimiento de fábrica observado durante el ciclo 2010/11 coloca a México en el
ptimo sitio entre los principales productores de azúcar de caña (ver Figura 14).
41
En esta sección estudiamos la relación que guarda la eficiencia de fábrica con
diversos determinantes potenciales. Nuestra atención se centra en la administración
(pública o privada) de los ingenios y en la eficiencia con la que éstos generan
productos diferentes al azúcar, específicamente alcohol y energía eléctrica.
Nuestro análisis se basa en la estimación de diferentes variantes de la
ecuación
  á

= +
(ó. )

+
(
ó 
)

+
(
ó 
)

+

+
+
+

, (3)
donde   á

representa la eficiencia de fábrica registrada por el
ingenio durante el ciclo = 2000/01,..., 2010/11; es una constante;
ó. 

denota la propiedad (pública o privada) del ingenio;
ó 

y ó 

indican la producción de
electricidad y alcohol por tonelada de caña molida;

es un vector de controles;
y
representan efectos fijos de los ingenios y ciclos, respectivamente; y

es el
residuo. Estimamos diversas especificaciones en las que las variables de interés son
41
Carecemos de datos para poder realizar un comparativo internacional con la eficiencia de fábrica.
23
incluidas por separado o simultáneamente, mientras que las variables de control y
los efectos fijos son introducidos gradualmente.
La Tabla 8 muestra los resultados del ejercicio econométrico. Las tres
primeras columnas presentan las estimaciones de las especificaciones más simples
que únicamente incluyen (aparte de la constante) cada una de las variables de
interés por separado. Observamos que ni la administración del ingenio ni la
producción del alcohol ejercen un impacto significativo sobre la eficiencia de
fábrica. En cambio, la generación de electricidad exhibe (prima facie) una
asociación negativa y significativa con la eficiencia de fábrica. La columna (4)
confirma los resultados previos al incluir simultáneamente las tres variables de
interés. Las columnas (5) a (8) extienden las especificaciones estimadas en las
primeras cuatro columnas introduciendo los efectos fijos de los ingenios y ciclos.
Apreciamos que los resultados de las columnas (1) a (4) son robustos a la inclusión
de los efectos fijos.
A continuación procedemos con la introducción de variables de control. Un
primer grupo de controles se compone de la fracción del tiempo laboral perdido
bajo diferentes circunstancias. La columna (9) muestra que bajo esta especificación
se preservan los resultados ya observados anteriormente, a saber, sólo la generación
de electricidad presenta una relación estadísticamente significativa con la eficiencia
de fábrica. Asimismo, las estimaciones indican que los ingenios con mayores lapsos
de tiempo perdido exhiben una menor eficiencia de fábrica, siendo los tiempos
perdidos en fábrica y por festividades especialmente perjudiciales para la
productividad de los ingenios. La magnitud de estas asociaciones es sin embargo
pequeña; por ejemplo, un coeficiente de -0.2 implica que un incremento en el
tiempo perdido en un punto porcentual (un incremento substancial considerando
que la pérdida promedio por cuestiones de fábrica es de casi 10%) está asociado con
una caída de 0.2 puntos porcentuales en la eficiencia de fábrica, una fracción
minúscula del promedio de 82%.
La correlación negativa entre la generación de electricidad y la eficiencia de
fábrica podría parecer sorpresiva ya que es intuitivo pensar que aquellos ingenios
capaces de generar mayores montos de electricidad por tonelada de caña deberían
ser igualmente capaces de extraer más eficientemente el azúcar de la caña que
procesan. Empero, puede pensarse que la relación negativa podría estar capturando
las necesidades de energía eléctrica de los ingenios—los cuales producen su propia
energía eléctricade tal suerte que ingenios con mayores requerimientos de energía
tienden a ser menos productivos al contar con equipo de peor calidad, incluso
obsoleto. Para probar esta hipótesis incluimos controles del consumo de energéticos
(electricidad, petróleo y vapor) por tonelada de caña molida. Los resultados
presentados en la columna (10) dan sustento empírico a nuestra hipótesis. Ingenios
con requerimientos superiores de energéticos muestran niveles inferiores de
24
eficiencia de fábrica; fijando el consumo de energía, el coeficiente
revierte su
dirección, indicando que los ingenios con mayor capacidad de generación de
electricidad exhiben una mayor productividad en la manufactura de azúcar. La
magnitud del coeficiente es poco trivial: ingenios capaces de aumentar en 10% su
productividad en la generación de electricidad tienden a registrar incrementos en su
eficiencia de fábrica en 4% en promedio.
Finalmente incluimos simultáneamente todos los controles que hemos
considerado. Las estimaciones se muestran en la columna (11), donde observamos
que aún bajo la especificación más completa se conservan los principales resultados
descritos anteriormente, los cuales resumimos a continuación.
42
Primero, ni la
administración privada o gubernamental de los ingenios, ni su capacidad de
producir alcohol, parecen tener un impacto sobre su productividad. Segundo,
habiendo controlado por su consumo operativo de electricidad, los ingenios que
generan más eficientemente energía eléctrica tienden igualmente a transformar la
sacarosa en azúcar a tasas superiores. Y tercero, los ingenios de menor eficiencia
suelen registrar mayores pérdidas de tiempo y un mayor consumo de energéticos.
VI Conclusiones
No obstante la relevancia del sector azucarero en México, así como el número de
personas que dependen de éste, esta industria presenta rasgos estructurales que
potencialmente inhiben una mayor competitividad. En las entrevistas que
sostuvimos con diferentes partícipes del sector azucarero, la mayoría de nuestros
interlocutores citaban a la alta atomización del campo cañero como uno de los
obstáculos más pernicioso al desarrollo del sector. Ello bajo el argumento de que los
minifundios son incapaces de generar las economías de escala que vuelvan rentable
la inversión en insumos. A su vez, la falta de insumos erosiona la capacidad del
campo de producir un mayor volumen de alta calidad del cultivo base de esta
industria, la caña de azúcar. La presente investigación ofrece sustento empírico a
esta noción de que—a partir de una extensión aproximada de 8 hectáreas—los
predios de mayor superficie tienden a ser más productivos. Este resultado es
complementado con el hallazgo de que los minifundios también tienden a registrar
altos rendimientos relativo a las parcelas de tamaño medio. La evidencia que hemos
presentado apunta a que esta relación no monotónica entre el tamaño de los
predios cañeros y su productividad deviene a partir del uso más intensivo de
insumos en las parcelas de menor y mayor tamaño. Empero, aún se requiere mayor
investigación a fin de avanzar nuestro entendimiento de la relación entre la
extensión de los lotes cañeros y su productividad. En particular, el uso más
42
Regresiones ponderadas por la producción de azúcar arrojan resultados muy similares.
25
intensivo de insumos en parcelas pequeñas es un tema que merece un análisis s
profundo.
Asimismo, este estudio ofrece evidencia para sugerir esquemas de incentivos
encaminados a promover la inversión por parte de los ingenios en equipo, el cual
aumentaría sus rendimientos en la producción de azúcar.
Resulta valioso realizar estudios con alcances similares a la presente
investigación a fin de evaluar si los rasgos estructurales aquí identificados son
también observados en otros sectores agropecuarios. Estos estudios coadyuvarían a
lograr un mejor entendimiento de los componentes institucionales del proceso de
formación de precios de productos con una alta incidencia en la dinámica
inflacionaria, además de servir de guía para la formulación de políticas públicas
conducentes a mejorar la competitividad de la industria agropecuaria en México.
26
Referencias
Ahmad, Munir y Sarfaz Khan Qureshi, 1999, “Recent Evidence on Farm Size and
Land Productivity: Implications for Public Policy,”
The Pakistan
Development Review
, 38(4): 1135-1153.
Appendini, Kirsten, 2010, “La Regularización de la Tierra después de 1992: La
`Apropiación´ Campesina de PROCEDE,” en
Los Grandes Problemas de
México Vol. XI: Economía Rural
, editado por Antonio Yúnez Naude, El
Colegio de México.
Artís Espriu, Gloria, 1997, “Minifundio y Fraccionamiento de la Tierra Ejidal
Parcelada,”
Estudios Agrarios
, 3(8): 11-31.
Bardhan, Pranab, 1973, “Size, Productivity, and Returns to Scale: An Analysis of
Farm-Level Data in Indian Agriculture,”
Journal of Political Economy
, 81(6):
1370-1386.
Bhalla, S. S. y Roy, P., 1988, “Misspecification in Farm Productivity Analysis: The
Role of Land Quality,”
Oxford Economic Papers
, 40(1): 55-73.
Carter, M. R., 1984, “Identification of the Inverse Relationship between Farm Size
and Productivity: An Empirical Analysis of Peasant Agricultural Production,
Oxford Economic Papers
, 36(1): 131-145.
CEMA, 2002,
Manual Azucarero Mexicano 2002
, México, D.F.
CEMA, 2003,
Manual Azucarero Mexicano 2003
, México, D.F.
CEMA, 2004,
Manual Azucarero Mexicano 2004
,
México, D.F.
CEMA, 2005,
Manual Azucarero Mexicano 2005
,
México, D.F.
CEMA, 2006,
Manual Azucarero Mexicano 2006
,
México, D.F.
CEMA, 2007,
Manual Azucarero Mexicano 2007
,
México, D.F.
CEMA, 2008,
Manual Azucarero Mexicano 2008
,
México, D.F.
CEMA, 2009,
Manual Azucarero Mexicano 2009
,
México, D.F.
CEMA, 2010,
Manual Azucarero Mexicano 2010
,
México, D.F.
CEMA, 2011,
Manual Azucarero Mexicano 2011
,
México, D.F.
CEMA, 2012,
Manual Azucarero Mexicano 2012
,
México, D.F.
CEFP, 2005,
El Impacto de las Importaciones de Fructosa en la Industria
Azucarera
, Cámara de Diputados.
27
Chen, Zhou, Wallace Huffman y Scott Rozelle, 2011, “Inverse Relationship between
Productivity and Farm Size: The Case of China,”
Contemporary Economic
Policy
, 29(4): 580-592.
Cornia, G.A., 1985, “Farm Size, Land Yields and the Agricultural Production
Function: An Analysis for Fifteen Developing Countries,”
World Development
,
13(4): 513-534.
Fan, Shengen, y Chan-Kang Connie, 2005, “Is Small Beautiful? Farm Size,
Productivity, and Poverty in Asian Agriculture,”
Agricultural Economics
,
32(1): 135-146.
FAO, 2012,
Sistema de Información de los Recursos del Pienso
, disponible en:
http://www.fao.org/ag/AGA/AGAP/FRG/AFRIS/espanol/Document/tfeed8/
Data/474.HTM
Fernández y Fernández, Ramón, 1946, “Problemas Creados por la Reforma Agraria
en México,”
El Trimestre Económico
, 13(3): 463-494.
FIRA, 2009,
Competitividad de la Industria del Azúcar en México,
México, D.F.
FIRA, 2010,
Producción Sostenible de Caña de Azúcar en México
, México, D.F.
FIRA, 2011,
Panorama Agroalimentario: Azúcar 2011/12
,
México, D.F.
Helfand, Steven y Edward Levine, 2004, “Farm size and the determinants of
productive efficiency in the Brazilian Center-West,”
Agricultural Economics
,
31(2-3): 241-249.
Heltberg, Rasmus, 1998, “Rural Market Imperfections and the Farm Size-
Productivity Relationship: Evidence from Pakistan,”
World Development
,
26(10):1807-1826.
Elizondo Mayer-Serra, Carlos, 2011,
Por Eso Estamos Como Estamos: La
Economía Política de un Crecimiento Mediocre
, Editorial Debate.
IMCO, 2007,
The Integration of the North-American Sugar Market: Consequences
for Mexican Producers and Consumers
, Mimeo.
Kagin, Justin, J. Edward Taylor y Antonio Yúnez Naude, 2012, “Inverse
Productivity or Inverse Efficiency? Evidence from Mexico,” Mimeo.
Koo, Won y Richard Taylor, 2011, “2011 Outlook of the U.S. and World Sugar
Markets, 2010-2020,” Agribusiness & Applied Economics Report 679.
OCDE, 1997,
Examen de las Políticas Agrícolas de México
, París.
28
Pérez Zamorano, Abel, 2007,
Tenencia de la Tierra e Industria Azucarera
, Editorial
Porrúa.
Pérez Zamorano, Abel, 2011, “Estructura Agraria y Sector Agrícola en México,”
Mimeo.
SAGARPA, 2007a,
Programa Nacional de la Agroindustria de la Caña de Azúcar
2007-2012
, México, D.F.
SAGARPA, 2007b,
Programa Sectorial de Desarrollo Agropecuario y Pesquero
2007-2012
, México, D.F.
SAGARPA, 2010,
Bases Técnicas para el Fomento a la Producción de
Biocombustibles en el País a partir de la Caña de Azúcar
, México, D.F.
Sen, Amartya, 1962, “An Aspect of Indian Agriculture,”
Economic Weekly
, 14,
243–246.
Thapa, Sridhar, 2007, The relationship between farm size and productivity:
empirical evidence from the Nepalese mid-hills,” documento presentado durante
el 106
th
Seminar of the European Association of Agricultural Economists.
UNC-CNPR, 2010,
Estadísticas de la Agroindustria de la Caña de Azúcar 2001-
2010
,
México, D.F.
UNC-CNPR, 2011,
Estadísticas de la Agroindustria de la Caña de Azúcar 2002-
2011
, México, D.F.
Warman, Arturo, 2003, “La Reforma Agraria Mexicana: Una Visión de Largo
Plazo,”
Land Reform, Land Settlement and Cooperatives
, 2003/2: 84-94.
Yúnez Naude, Antonio 2010, “Las Políticas Públicas Dirigidas al Sector Rural: El
Carácter de las Reformas para el Cambio Estructural,” en
Los Grandes
Problemas de México Vol. XI: Economía Rural
, editado por Antonio Yúnez
Naude, El Colegio de México.
29
Anexos
A1 El jarabe de maíz de alta fructosa
El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) es un edulcorante que se obtiene a
partir del procesamiento del grano de maíz amarillo. Por ser un sustituto del azúcar
de menor costo para las industrias alimenticia y refresquera, el JMAF ha penetrado
gradualmente en el mercado mexicano desplazando al azúcar como insumo en
dichas industrias. Como se puede apreciar en la Figura A1.1, el consumo nacional
de edulcorantes (azúcar y fructosa) ha ido aumentando paulatinamente, pasando de
un promedio de 4.94 millones de toneladas por año durante el periodo 2000-2005 a
un promedio de 5.57 millones durante el periodo 2006-2012. Durante la primera
mitad de la década, el consumo total de edulcorantes estuvo dominado por el
azúcar, con la participación de la fructosa alcanzando su mínimo de 2.7% en 2003.
43
En contraste, la segunda parte de la década se caracterizó por el substancial
crecimiento en la demanda de JMAF, lo cual llevó al consumo total de edulcorantes
a máximos históricos no obstante la reducción en el consumo de azúcar. Para 2012,
el consumo de fructosa ascendió a 1.72 millones de toneladas, representando el 30%
del consumo total de edulcorantes.
La decisión de consumidores industriales de substituir azúcar por JMAF
como insumo obedece primordialmente al menor costo del segundo. La Figura A1.2
presenta un comparativo de los precios al mayoreo entre la fructosa y los azúcares
estándar y refinada, en el cual se aprecia que el precio de la fructosa se ubica
generalmente por debajo del precio de ambos tipos de azúcar. Cabe hacer notar que
el drástico aumento en la demanda de JMAF observada entre 2009 y 2010 coincide
con la fuerte alza del precio de los dos tipos de azúcar ocurrida en el mismo
periodo.
Actualmente, alrededor de tres cuartas partes del JMAF consumido en
xico proviene del extranjero. La fructosa ingresa a nuestro país libre de arancel
si proviene de EE.UU., Canadá, Chile o Uruguay bajo el amparo de los tratados
comerciales que México ha subscrito con estas naciones. Al resto del mundo se
43
México ha buscado en el pasado frenar las importaciones de JMAF. En 1997 México interpuso una demanda
promovida por la CNIAA acusando a EE.UU. de prácticas de dumping respecto a las importaciones de JMAF.
Derivado de ello, en 1998 la SE determinó que sí existía dumping, por lo que puso un arancel compensatorio a
las importaciones de alta fructosa. Por su parte las empresas estadounidenses que se vieron afectadas con esta
decisión presentaron su queja ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). El fallo de la OMC fue a
favor de México. Posteriormente, en diciembre de 2001 se aprobó un impuesto especial para la producción y
servicios (IEPS) de 20% a los refrescos que fueran endulzados con productos distintos al azúcar. Aunado a lo
anterior, en 2002 se elevó el arancel a la fructosa a 210% ad valorem (véase CEFP, 2005). Estos sucesos dieron
como resultado una disminución en las importaciones de fructosa. Las empresas productoras estadounidenses
nuevamente presentaron una demanda ante la OMC. En esta ocasión el fallo les favoreció por lo que en 2007
México se vio obligado a eliminar el IEPS a los refrescos.
30
aplica un arancel ad valorem de 175%.
44
Del total de JMAF que México importa,
aproximadamente el 80% proviene de EE.UU.
A2 Contribución del azúcar a la dinámica inflacionaria,
2000-2012
En este anexo describimos el comportamiento de los precios del azúcar y su
aportación a la inflación general durante el periodo 2000 a 2012. Para ello
utilizamos la incidencia de este producto, así como el porcentaje que esta incidencia
representa de la inflación general anual que se registró en cada mes durante el
periodo considerado.
45
En la Figura A2.1 se observa que previo al segundo semestre de 2006, la
incidencia del azúcar sobre la dinámica inflacionaria se mantuvo estable y
relativamente baja al promediar 1.4 puntos base, equivalente a una con