La temperatura del planeta está experimentando una subida clara desde principios del siglo XX. De hecho, los 16 años más cálidos que se han vivido desde 1880 se han registrado en los últimos 20 años. A consecuencia del calentamiento de la atmósfera y del océano, las cantidades de nieve y hielo han disminuido y el nivel del mar ha subido. Además, algunos de los cambios observados desde los años cincuenta no habían tenido precedentes desde hace décadas o, en algunos casos, desde hace milenios. En estos momentos, parece claro que el calentamiento global observado está causado por el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, especialmente de dióxido de carbono, metano y óxido de nitrógeno, y que la actividad humana es la responsable de este aumento. De hecho, las concentraciones de GEI han llegado a los niveles más elevados de los últimos 800.000 años.
En cuanto a las Illes Balears, desde 199050 hasta 2008 las emisiones aumentaron un 70 %, una cifra notablemente superior a la media del Estado español (un 50 %). Durante los años de la crisis, hasta 2014, las emisiones disminuyeron, para volver a remontar a partir de aquel año. En 2016, las Balears emitieron un 39 % más de GEI que en 1990, lejos de los compromisos adoptados por España en el marco del Protocolo de Kyoto de 199751. Este aumento de emisiones nos aleja también, por ahora, de los objetivos establecidos en el marco del reciente Acuerdo de París, en el marco del cual la UE ha fijado una reducción de las emisiones del 40 % para el año 2030 respecto de las emisiones de 1990. Por sectores, el informe del Mapama de 2016 indica que el 42 % de las emisiones de las Balears están asociadas a la producción de energía eléctrica, el 37 % al transporte, el 4,7 % a los procesos industriales, el 3,8 % al tratamiento de residuos y el 2,3 % a la agricultura. Si desglosamos el consumo de energía, encontramos que en nuestra comunidad está dominado por el transporte terrestre (33 %) y aéreo (29 %), seguidos por el consumo residencial (13,8 %) y los servicios (13,5 %), mientras que es mucho más pequeña la contribución del sector primario (3,9 %), la industria (3,9 %) y los servicios públicos (2,7 %; CAIB, 2016). Hay que decir que en estos datos no se incluyen las emisiones “importadas”, generadas durante la producción en el exterior de bienes y servicios intermedios y finales demandados por los diferentes sectores y consumidores en las Illes Balears.
El calentamiento global tendrá unos efectos claros sobre el clima, tanto a nivel global como regional. Hay indicios que cuanto más se tarde en iniciar la reducción de emisiones, mayores serán los impactos y más difíciles de evitar o de adaptarse. El objetivo de este capítulo es hacer una revisión de los cambios observados hasta ahora y de los cambios proyectados para las próximas décadas en cuanto a variables ambientales, económicas y sociales en relación con el cambio climático. Hay que hacer énfasis en el hecho que los cambios serán más notables a medio y largo plazo (2050-2100); es decir, más allá de 2030, que es el horizonte temporal de este informe, pero las medidas para limitarlos y adaptarse se tienen que empezar a tomar ahora para que sean efectivas. A corto plazo, los cambios se harán también presentes (algunos ya han sido observados), pero su magnitud será más difícil de discernir de la variabilidad natural del clima. En cualquier caso, los cambios esperables a medio y largo plazo son tan importantes, y con consecuencias potencialmente tan graves, que se considera imprescindible que las Illes Balears cuenten con planes de adaptación y mitigación del cambio climático antes de 2030, dado que la puesta en práctica de estos planes requerirá tiempo y recursos.
También se quiere remarcar que en este capítulo nos centraremos únicamente en cuestiones vinculadas al cambio climático. Hay que tener en cuenta que hay otros problemas asociados al medio ambiente no causados directamente o principalmente por el cambio climático, que tienen una gran relevancia y que requerirían un estudio y una toma en consideración adecuadas a la hora de establecer una planificación responsable para las Balears de cara a 2030. Nos referimos, por ejemplo, a la sobreexplotación de recursos o a las diversas formas de contaminación (de acuíferos, del suelo, del aire...). Hay que tener presente, en todo caso, que estos problemas no necesariamente originados por el cambio climático se pueden ver agravados por este fenómeno.