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Abstract

Introduction: The term acquired brain injury (ABI) refers to any kind of non-degenerative injury that occurs in the brain. Group physical activities (GPA) are an effective treatment that improves the functional capacity. Aims: To analyse the efficacy of a GPA programme in persons with ABI in the subacute phase so that they can be re-integrated physically in the community. Patients and methods: Thirty-three patients with ABI, aged 33.18 ± 10.39 years, took part in a 10-week GPA programme (circuit workshops, simple equilibrium, dual equilibrium, dual displacement and physical-sports activities). At the start and the end of the programme the following variables were evaluated: speed (10-metre walking speed test), resistance (six-minute walk test), dynamic balance (Step Test), functional capacity (Timed Up and Go), safety perception scale (Activities-specific Balance Confidence Scale) and Physical Activity and Disability Survey (PADS), the average per hour intensity of the activity and the number of steps outside the rehabilitation centre (using physical activity monitors). The t test for related samples was used to evaluate the differences among the variables. Results: Significant differences were found (p <= 0.05) in the variables speed, resistance, balance, functional capacity, perception of safety, perception of general activity performance (question 3 of the PADS) and number of steps. Conclusions: GPA programmes improve physical capacities, perception of safety, performance of activity in general and the number of steps, which can lead to greater participation in the community.
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ORIGINAL
Introducción
El daño cerebral adquirido (DCA) hace referencia a
cualquier tipo de lesión no degenerativa que se pro-
duce de forma aguda en el encéfalo [1-3]. Este tipo
de lesión puede causar un deterioro neurológico
permanente, que repercute en la calidad de vida del
individuo, disminuyendo su capacidad para realizar
las actividades de la vida diaria [2,3]. La etiología
lesional del DCA puede venir provocada por acci-
dentes cerebrovasculares (ACV) o ictus, traumatis-
mos craneoencefálicos, tumores, encefalopatía pos-
tanóxica por parada cardiorrespiratoria, enferme-
dades infecciosas, etc. [1,2]. Los déficits que produ-
ce un DCA son muy variados y se pueden englobar
en cuatro aéreas: cognitivos, emocionales y de con-
ducta, sensoriales y físicos [1].
El número de casos de DCA en nuestro país ha
aumentado considerablemente en los últimos años,
aunque sigue siendo una discapacidad desconocida
por la sociedad [3]. Según la Encuesta de Discapa-
cidad, Autonomía Personal y Situaciones de Depen-
dencia realizada por el Instituto Nacional de Esta-
dística en 2008, en España hay 420.064 personas con
DCA; el 78% de los casos se debe a ACV y el 22%
restante a otras causas [4].
La persona con DCA pasa por tres fases en su
recuperación: aguda, subaguda y crónica. En la pri-
mera, el objetivo es estabilizar al paciente; en la se-
gunda, conseguir la mayor recuperación funcional
de la persona afectada; y en la fase crónica, que el
paciente saque el mayor rendimiento a las capaci-
dades conservadas y no pierda las capacidades al-
canzadas en la fase anterior [5,6].
A los tratamientos de fisioterapia individual para
la rehabilitación sica de las personas con DCA,
sobre los que se ha demostrado su eficacia, se han
sumado nuevas técnicas grupales de rehabilitación
física, como las sesiones de circuito y terapia grupal
[7,8]. Las sesiones de circuito son programas gru-
pales de intervención adaptados a personas con
ACV para la realización de tareas funcionales en las
Análisis del efecto de las actividades físicas grupales en
pacientes con daño cerebral adquirido en fase subaguda
Juan José García-Hernández, Lázaro Mediavilla-Saldaña, Marta Pérez-Rodríguez, Javier Pérez-Tejero,
Carlos González-Alted
Introducción. El daño cerebral adquirido (DCA) hace referencia a cualquier tipo de lesión no degenerativa que se produce
en el cerebro. Las actividades físicas grupales (AFG) se presentan como un tratamiento efectivo para la mejora de la capa-
cidad funcional.
Objetivo. Analizar la eficacia de un programa de AFG en personas con DCA en fase subaguda para su integración física en
la comunidad.
Pacientes y métodos. Treinta y tres pacientes con DCA, con una edad de 33,18 ± 10,39 años, participaron en un programa
de AFG (talleres de circuito, equilibrio simple, equilibrio dual, desplazamiento dual y actividades físico-deportivas) de 10
semanas. Al comenzar y concluir el programa se evaluaron las variables de velocidad (prueba de velocidad de la mar-
cha en 10 metros), resistencia (prueba de marcha de seis minutos), equilibrio dinámico (Step Test), capacidad funcional
(Timed Up & Go), escala de percepción de seguridad (Activities-specific Balance Confidence Scale) y Physical Activity and
Disability Survey (PADS), el promedio por hora de la intensidad de la actividad y el número de pasos fuera del centro de
rehabilitación (usando monitores de actividad física). La prueba t para muestras relacionadas se utilizó para evaluar las
diferencias en las variables.
Resultados. Se hallaron diferencias significativas (p0,05) en las variables de velocidad, resistencia, equilibrio, capacidad
funcional, percepción de seguridad, percepción de realización de actividad general (pregunta 3 del PADS) y número de pasos.
Conclusión. Los programas de AFG mejoran las capacidades físicas, percepción de seguridad, realización de actividad en
general y número de pasos, lo que puede conllevar una mayor participación en la comunidad.
Palabras clave. Actividad física grupal. Capacidad funcional. Daño cerebral adquirido. Monitor de actividad. Participación
en la comunidad. Rehabilitación.
Centro de Estudios sobre Deporte
Inclusivo (J.J. García-Hernández,
J. Pérez-Tejero). Club Deportivo
Elemental Deporte para Daño
Cerebral Adquirido (J.J. García-
Hernández, M. Pérez-Rodríguez).
Universidad Politécnica de Madrid-
INEF (L. Mediavilla-Saldaña, J. Pérez-
Tejero). Centro de Referencia Estatal
de Daño Cerebral Adquirido
(C. González-Alted). Madrid, España.
Correspondencia:
Juan José García-Hernández.
Centro de Estudios sobre Deporte
Inclusivo. Martín Fierro, 7, planta 3.
E-28040 Madrid.
Fax:
+34 913 364 069.
E-mail:
inves2.cedi.inef@upm.es
Aceptado tras revisión externa:
24.05.13.
Cómo citar este artículo:
García-Hernández JJ, Mediavilla-
Saldaña L, Pérez-Rodríguez M,
Pérez-Tejero J, González-Alted C.
Análisis del efecto de las
actividades físicas grupales
en pacientes con daño cerebral
adquirido en fase subaguda.
Rev Neurol 2013; 57: 64-70.
© 2013 Revista de Neurología
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Actividades físicas grupales en pacientes con daño cerebral adquirido
que no hay una ratio de más de tres pacientes por
terapeuta y en los que aumenta la complejidad de
las tareas en función de la evolución del paciente.
La terapia grupal se describe como la actividad en
que participan dos o más pacientes con un nivel
funcional similar. Las sesiones se realizan con poca
o ninguna adaptación individual y con progresión
en la dificultad de los ejercicios y actividades plan-
teados, y por lo general están dirigidas sólo a la me-
jora de un déficit [7].
La revisión de la bibliografía señala la existencia
de enfoques en formato de circuito [7,8], así como
otras terapias grupales [7]. En ese contexto es posi-
ble establecer un tipo alternativo de sesiones gru-
pales que pueden denominarse actividades físicas
grupales (AFG). Las AFG se pueden describir como
distintos tipos de talleres grupales dirigidos por
uno o dos terapeutas en los que trabajan dos o más
pacientes con un grado similar de capacidad fun-
cional. Deben existir adaptaciones individuales, y
una progresión en la dificultad y objetivos de las ac-
tividades, trabajando así la mejora de la capacidad
cognitiva además de las capacidades físicas.
Estas terapias deben realizarse cuando se esta-
blezca un grado de seguridad elemental para el pa-
ciente. El objetivo del tratamiento es mejorar la ca-
pacidad funcional, lo que conlleva un aumento de
su integración en la comunidad y, por extensión,
una mejora de la calidad de vida. Los circuitos se
presentan como un tipo de terapia segura que no
aumenta el número de caídas, es efectiva en la mejo-
ra de la movilidad y puede reducir la duración de la
estancia hospitalaria, aunque todavía se desconoce
si es útil en todas las fases de la rehabilitación, según
la gravedad de la lesión, y qué actividades son mejo-
res [8]. En el estudio de English et al [7], el trata-
miento en circuito grupal consigue los mismos re-
sultados de mejora de velocidad, resistencia y equi-
librio que el tratamiento individual de fisioterapia,
además de una mayor independencia en la marcha
en el momento del alta hospitalaria. Los pacientes
se mostraron satisfechos con la cantidad de terapia
recibida, y el número de sesiones de rehabilitación
física fue mayor. Investigaciones con pacientes con
ACV crónico que participaron en un programa de
circuito mostraron mejoras significativas en la resis-
tencia [9,10], la capacidad cardiorrespiratoria [10] y
la fuerza muscular de la pierna parética [10], pero
no en el aumento de la actividad física en la comuni-
dad en comparación con pacientes que participaron
en programas en los que no había intervención para
la mejora de la funcionalidad del miembro inferior.
Las terapias grupales de actividad acuática han
demostrado mejoras significativas en la fuerza, la
movilidad articular, la flexibilidad, la composición
corporal y la resistencia, además de un aumento del
número de actividades de la vida diaria que realiza-
ban de forma independiente pacientes con DCA
crónico respecto a un grupo control que realizó un
programa de escritura y de lectura para la mejora de
la funcionalidad del miembro superior y la habilidad
para la escritura [11]. Otro programa de interven-
ción de actividades acuáticas en personas con ACV
moderado obtuvo mejoras en la velocidad, la resis-
tencia, la fuerza y la máxima carga de trabajo en com-
paración con un grupo que realizó trabajo en circui-
to de actividades de la vida diaria para la mejora del
miembro superior [12]. Pacientes con ACV crónico
que realizaron un programa de terapia grupal logra-
ron mejoras en la percepción del equilibrio y de inte-
gración en la vida normal respecto a un grupo con-
trol que realizó un programa educacional [13].
Aunque se conocen los beneficios que la activi-
dad física aporta para la integración de personas
con DCA en la comunidad, la falta de bibliografía
específica y el desconocimiento de la validez de los
programas de rehabilitación de AFG en esta pobla-
ción española hacen necesario analizar este tipo de
intervenciones. El presente estudio tiene como ob-
jetivo analizar la eficacia de un programa de AFG
en un centro de rehabilitación de pacientes con
DCA en fase subaguda.
Pacientes y métodos
Muestra
En este estudio han participado 39 pacientes con
DCA en fase subaguda. Los datos de seis partici-
pantes no se utilizaron para el análisis, al abando-
nar el estudio tres al recibir alta del centro de reha-
bilitación, dos por falta de implicación y uno por
enfermedad. La etiología lesional de los pacientes
que han participado en el estudio es la siguiente: 13
traumatismos craneoencefálicos graves, siete ACV
hemorrágicos, cinco ACV isquémicos, cuatro tu-
mores, dos encefalopatías postanóxicas y dos trau-
matismos craneoencefálicos moderados. La distri-
bución por sexo ha sido de 22 hombres (65%) y 11
mujeres (35%). La tabla I muestra la caracterización
de la muestra objeto de estudio en su comienzo, de-
tallando según la edad, meses desde que se ha sufri-
do el DCA, meses de rehabilitación en el Centro de
Referencia Estatal de Atención al Daño Cerebral
(CEADAC), índice de masa corporal, así como la
escala de coma de Glasgow, el Rancho Los Amigos
y el cociente de inteligencia premórbido.
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J.J. García-Hernández, et al
Los requisitos para participar en el estudio fue-
ron: estar en tratamiento ambulatorio en el CEA-
DAC, no precisar en el momento evolutivo actual
tratamiento fisioterápico individual específico, te-
ner un suficiente nivel cognitivo para comprender y
contestar un cuestionario, tener capacidad para re-
cordar las actividades que realizan en su vida diaria,
comprender el idioma castellano y no tener contra-
indicaciones médicas para la participación en el
programa de AFG.
Los participantes y los familiares fueron infor-
mados previamente de los objetivos del estudio y de
las características de las pruebas, y todos ellos fir-
maron un consentimiento informado al amparo de
los principios éticos de la Declaración de Helsinki.
Instrumentos
Los datos de peso y altura se recogieron utilizando
la báscula seca modelo 703. Para obtener el cocien-
te de inteligencia premórbido se siguió la fórmula
propuesta por Bilbao y Seisdedos [14]. Los instru-
mentos utilizados se detallan a continuación.
Prueba de velocidad de la marcha en 10 metros
Este instrumento valora la velocidad que emplea el
participante en recorrer 10 m a la xima veloci-
dad sin correr. La variable dependiente registrada
es el tiempo (en segundos) [9,15-18]. Existen diver-
sos protocolos para la medición de la variable. En el
presente estudio se realizó una medición y los par-
ticipantes comenzaron la prueba estando parados.
Prueba de marcha de seis minutos
Este instrumento evalúa la distancia que el partici-
pante recorre a la máxima velocidad sin correr. La
variable dependiente que se registra es la distancia
(en metros) [9,10,15,18,19]. La distancia del pasillo
que recorre el participante varía en función de los
autores. En este estudio se utilizó un pasillo de 20 m.
Step Test
El equilibrio dinámico se midió mediante este ins-
trumento, que consiste en subir y bajar el pie no pa-
rético apoyándolo completamente en un escalón de
7,5 cm de altura el mayor número de veces en 15 s.
La variable dependiente registrada es el número de
repeticiones que se realiza la tarea completa [8,15,
16,18,20]. Existen diversos protocolos sobre el nú-
mero de veces que se realiza la medición de la va-
riable. En el presente estudio se realizó una toma de
datos.
Timed Up & Go (TUG)
Consiste en levantarse de una silla con reposabra-
zos, caminar tres metros o 10 pasos, girar para re-
gresar a la silla y sentarse, y evalúa la capacidad fun-
cional. La variable dependiente registrada es el tiem-
po (en segundos necesarios para la realización com-
pleta de la tarea) [9,15,17,19,21]. Además, este test
demanda al participante que realice varias manio-
bras potencialmente desestabilizadoras [20]. Existen
diversos protocolos para la medición de la variable.
En el presente estudio se realizó una medición.
Activities-specific Balance Confidence Scale (ABC)
Mide la percepción de seguridad en actividades en
la comunidad mediante una escala que consta de 16
preguntas, en la que los participantes dan su per-
cepción de confianza de equilibrio al realizar activi-
dades cotidianas sobre una escala numérica entre 0
y 100 (donde una puntuación de 0 no representa
ninguna confianza y una puntuación de 100 repre-
senta total confianza en el desempeño de la activi-
dad) [9,17,22].
Physical Activity and Disability Survey (PADS)
Este cuestionario evalúa la participación en la co-
munidad a través de la medición de la actividad fí-
sica, y está diseñada para personas que llevan una
vida sedentaria o presentan discapacidad física [23].
Consta de seis apartados: ejercicio, actividad física
en el tiempo de ocio, actividad general, terapia, tra-
bajo/estudios y usuarios en silla de ruedas, y tam-
bién se utiliza en pacientes con ACV [9,24].
El cuestionario PADS y la escala ABC se tradujeron
al castellano previamente y se realizó un pilotaje para
comprobar su comprensión y unificar criterios res-
pecto a su aplicación por parte de los investigadores.
Tabla I. Datos del grupo.
nMedia ± desviación estándar Rango
Edad (años) 33 33,18 ± 10,39 18-51
Meses de lesión 33 9,18 ± 4,73 2-20
Meses de rehabilitación 33 4,67 ± 3,70 0-15
Índice de masa corporal 33 25,64 ± 5,72 18-41
Escala de coma de Glasgow 20 8,60 ± 4,51 3-15
Rancho Los Amigos 33 7,48 ± 0,71 6-9
Cociente de inteligencia premórbido 33 113,44 ± 15,41 91,71-145,73
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Actividades físicas grupales en pacientes con daño cerebral adquirido
Además de los cuestionarios anteriores, se utili-
zaron monitores de actividad física Actigraph (mo-
delo GT1M) y SenseWear (SWA, modelo Pro Arm-
band 2), que registraron el número de aceleraciones
que realizaron y de pasos de cada persona partici-
pante en el estudio. Ambos instrumentos se han uti-
lizado en población con DCA [25,26]. Con los datos
recogidos por los monitores de actividad física y las
variables de edad, altura, peso, brazo dominante y
fumador o no, los programas informáticos Inner-
View y Actilife estimaron el tiempo en minutos de
actividad en sedentaria –1 a 2,99 equivalentes meta-
bólicos (MET)–, moderada (3-5,99 MET) e intensa
(≥ 6 MET). Los participantes en el estudio llevaron
durante una semana, las 24 horas del día, un moni-
tor de actividad física GT1M o SWA antes de co-
menzar el estudio, y otra semana al concluir el pro-
grama de evaluación, utilizando cada participante
siempre el mismo instrumento. En los participantes
con hemiparesia, el SWA se colocó en el brazo no
parético, y en los pacientes sin hemiparesia, en el
brazo derecho. Una vez obtenidos los datos de ace-
lerometría, se calculó el promedio de las horas que
el participante realizaba actividad física fuera del
centro de rehabilitación, sin incluir las horas de sue-
ño ni cuando el monitor estaba desconectado.
Diseño
El programa de AFG tuvo una duración de 10 sema-
nas y se llevó a cabo por un equipo transdisciplinar
formado por fisioterapeutas, médicos rehabilitado-
res, terapeutas deportivos y terapeutas ocupaciona-
les. El programa se compone de cinco talleres, que
son: circuito (sortear obstáculos y paso de bipedes-
tación a sedestación), equilibrio simple (ejercicios
para la mejora del equilibrio sobre colchonetas),
equilibrio dual (ejercicios para la mejora del equili-
brio y la marcha sobre colchonetas, a la vez que se
realizan tareas cognitivas, como sumas, restas o de-
letrear palabras), desplazamiento dual (marcha, a la
vez que se realizan tareas cognitivas, como sumas,
restas o deletrear palabras) [27] y actividades fisico-
deportivas, que incluyen actividades acuáticas en
piscina profunda, natación, desplazamiento, coordi-
nación, equilibrio deportivo, fútbol, baloncesto, uni-
hockey, hockey interior, disco volador, ringo, palas,
minicestas, tenis de mesa y voleibol [28].
No todos los pacientes participaron en todos los
talleres ni con la misma carga de trabajo semanal.
El programa se adaptó a los pacientes en función de
la disponibilidad de cada caso y la prescripción de ac-
tividades por el equipo transdisciplinar. La frecuen-
cia media de trabajo semanal fue de 305 ± 123 min
(rango: 90-570 min). Los pacientes valorados de-
bían tener la capacidad suficiente para poder par-
ticipar en los cinco talleres que componían el pro-
grama de intervención. Los datos se tomaron entre
abril de 2010 y julio de 2011, y se realizaron cuatro
programas de intervención en los que participaron
nueve, seis, 10 y ocho pacientes, respectivamente.
Antes de comenzar, y al finalizar cada programa,
se evaluaron cuatro variables físicas, y se adminis-
traron la escala ABC y el cuestionario PADS. Para
ello, se utilizó un diseño anterior y posterior a la
aplicación del programa. En la medición de las
pruebas físicas, y con el objetivo de minimizar los
problemas de velocidad de reacción, atencionales y
de procesamiento de la información que muestran
las personas con DCA, como indican Ríos et al [1],
el evaluador comenzaba a cronometrar cuando el
participante comenzaba la evaluación.
Estadística
Todas las variables superaron una prueba de nor-
malidad (Kolmogorov-Smirnoff ), por lo que se uti-
lizó estadística paramétrica. Para la recogida de da-
tos se utilizaron el programa InnerView v. 6.2 para
los datos del SWA, Actigraph v. 4.0.4 para los datos
del GT1M, y Microsoft Excel 2007 para el resto de
variables y para calcular los tamaños del efecto.
Posteriormente, los datos se trataron con el progra-
ma estadístico SPSS v. 18.0. Los minutos de activi-
dad sedentaria y ligera dados por el acelerómetro
GT1M se sumaron para agrupar todos los valores
de intensidad 2,9 MET en una sola medida (in-
tensidad ligera), al igual que hace el SWA. Los datos
de actividad muy intensa se descartaron porque en
todos los participantes el valor era 0. Para conocer
el tamaño del efecto se calculó la d de Cohen (la
media de la postintervención se restó a la media de
la preintervención, y la diferencia se dividió entre la
desviación de la postintervención). El tamaño del
efecto se consideró pequeño (d = 0,2), moderado
(d = 0,5) o grande (d = 0,8). Se empleó la prueba t
para muestras relacionadas con el fin de comprobar
si había mejoras entre las medias de los grupos an-
tes y después de aplicar el programa de AFG. Se con-
sideró significación estadística el valor de p ≤ 0,05.
Resultados
En la tabla II se observa que se produjeron mejoras
estadísticamente significativas en la velocidad, re-
sistencia, equilibrio dinámico, capacidad funcional,
percepción de equilibro, así como en la pregunta 3
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J.J. García-Hernández, et al
del PADS referente a la actividad general y el núme-
ro de pasos en la vida en la comunidad. Los resulta-
dos del tamaño del efecto fueron entre pequeños y
moderados en todas las variables, excepto en la
percepción de equilibrio, donde el efecto fue entre
moderado y grande. La velocidad media en el pre-
test fue de 1,54 ± 0,419 m/s, y en el postest, de 1,73
± 0,47 m/s, con una mejora de 0,19 m/s.
Discusión
Los resultados obtenidos en la evaluación de las ca-
pacidades físicas son similares a los programas de
actividad acuática para la velocidad en pacientes con
ACV [12] y resistencia en participantes con DCA
[11], y de circuito para la resistencia en pacientes
con ACV [9], en el equilibrio dinámico en partici-
pantes con ACV [15]. Los resultados deben anali-
zarse con cautela, ya que los estudios se han realiza-
do en población con una única etiología lesional, de
mayor edad y en fase crónica, y los resultados se
comparan con un grupo control en vez de con los
efectos de la intervención, como es la caso de la pre-
sente investigación, y estas diferencias entre las
muestras pueden explicar que la mejora de la capa-
cidad funcional sea significativa en la presente in-
vestigación y no en un programa de terapia en cir-
cuito [15]. En cuanto a los valores de percepción de
seguridad, son similares a los de un estudio anterior
[13] con pacientes con ACV crónico de mayor edad.
El porcentaje de mejora de la velocidad no es clí-
nicamente relevante al estar por debajo del 16% [29],
al contrario que ocurre si se toma como referencia
la diferencia entre mediciones en m/s, al superar los
0,16 m/s [30]. Ambos estudios se realizaron en pa-
cientes con ACV, con un tiempo de evolución simi-
lar al de esta investigación y con una media de edad
Tabla II. Comparación de la puntación media, desviación estándar y significación bilateral entre la preintervención y la postintervención (media ±
desviación estándar) para las variables analizadas.
nPreintervención Postintervención % de mejora Tamaño del efecto (d) p
10 metros 33 7,20 ± 3,01 6,43 ± 2,62 10 0,29 0,00 a
6 minutos 33 442,36 ± 128,73 474,21 ± 120,93 7 0,26 0,00 a
Step Test 33 14,30 ± 4,84 16,21 ± 5,48 11 0,35 0,00 a
Timed Up & Go 33 8,02 ± 3,42 6,74 ± 2,75 15 0,47 0,00 a
ABC 33 75,97 ± 18,32 86,01 ± 12,77 13 0,79 0,00 a
PADS Pre 1 33 49,50 ± 48,30 63,52 ± 75,04 22 0,19 0,25
PADS Pre 2 33 10,94 ± 22,05 12,02 ± 17,47 9 0,06 0,80
PADS Pre 3 33 9,72 ± 4,89 12,57 ± 7,66 23 0,37 0,00 a
PADS Pre 4 33 10,81 ± 2,20 11,62 ± 2,45 7 0,33 0,07
PADS Pre 5 33 –4,41 ± 2,16 –1,52 ± 11,59 5 0,25 0,14
PADS 33 76,55 ± 54,34 98,20 ± 81,68 22 0,27 0,11
Actividad sedentaria 30 56,89 ± 2,81 56,05 ± 5,00 1 0,17 0,13
Actividad moderada 30 3,07 ± 2,74 4,01 ± 4,78 23 0,20 0,06
Actividad intensa 30 0,05 ± 0,15 0,11 ± 0,32 55 0,20 0,11
Pasos 30 495,22 ± 252,77 502,52 ± 268,87 1 0,22 0,02 a
10 metros: prueba de velocidad de la marcha en 10 metros; 6 minutos: prueba de marcha de seis minutos; ABC: Activities-specific Balance Confidence Scale;
PADS: Physical Activity And Disability Survey. a p ≤ 0,05.
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Actividades físicas grupales en pacientes con daño cerebral adquirido
mayor. Las mejoras de resistencia y capacidad fun-
cional están algo por debajo del 13% y 16% [29],
respectivamente, por lo que no pueden considerar-
se clínicamente relevantes.
Respecto a los resultados del PADS, no son sig-
nificativos en la puntuación general, al igual que los
datos de intensidad registrados por los monitores
de actividad física. Estos resultados coinciden con
otros estudios que concluyen que las AFG tienen
un beneficio sobre las capacidades físicas de los
participantes, pero no conllevan una mayor partici-
pación en la comunidad [9,10]. Los resultados obte-
nidos en el PADS, en los que se aprecian diferencias
significativas, pueden deberse a que las tres últimas
preguntas del cuestionario no son las más adecua-
das al momento evolutivo de los participantes en el
estudio, puesto que hacen referencia a las horas de
terapia que reciben los pacientes (pregunta 4), tiem-
po que cada vez es menor, al encontrarse al final de
su tratamiento rehabilitador y al ser el objetivo al-
canzar una inclusión progresiva en la comunidad y
reducirse las horas y días de tratamiento. La pregun-
ta 5 hace referencia a los estudios y al trabajo, pero,
al estar inmersos en un programa de rehabilitación
intensivo, no pueden retomar las labores anteriores
a la lesión; y, por último, la pregunta 6 hace referen-
cia al uso de la silla de ruedas, que ninguno de los
participantes utiliza.
Se observa una mayor puntuación en el cuestio-
nario PADS y en la intensidad de la actividad física
medida mediante los monitores de actividad física
posteriormente respecto a la evaluación inicial (Ta-
bla II), aunque las diferencias no son significativas.
Que este aumento no sea significativo puede deber-
se a que las pruebas físicas más utilizadas para eva-
luar la capacidad de desplazarse no valoran caminar
distancias largas, tareas como sortear obstáculos,
desplazamientos sobre distintos tipos de superficies
o en la comunidad [31]. Otro motivo puede ser que
los programas de intervención simulan actividades
en la comunidad en las que, al realizarse en un en-
torno seguro, no existe transferencia; por tanto, se
hace necesario realizar los programas de AFG en en-
tornos habituales para conseguir un aumento de la
participación en la comunidad [9]. También los re-
sultados pueden verse influenciados por el hecho de
que los pacientes estaban inmersos en un proceso
intensivo de rehabilitación, por lo que su participa-
ción en la comunidad dependía de su evolución y
del tiempo libre fuera del centro de rehabilitación.
Los resultados obtenidos en siete variables son
significativos, aunque en seis de ellas el tamaño de
efecto es pequeño; por lo tanto, se hace necesario
realizar estudios que amplíen la muestra y que com-
paren los efectos de los programas de AFG entre un
grupo experimental y otro grupo control.
En conclusión, los resultados de esta investigación
indican que la inclusión de un programa de AFG en
la rehabilitación de personas con DCA mejora las
capacidades físicas, la percepción de seguridad, la
actividad general y el número de pasos, si bien, en
el futuro, se hace necesario ampliar la muestra o
segmentar la muestra por etiología lesional.
Bibliografía
1. Ríos M, Benito J, Paúl-Lapedriza N, Tirapu J. Neuropsicología
del daño cerebral adquirido. In Tirapu J, Ríos M, Maestú F,
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Analysis of the effect of physical group activities in patients with acquired brain injury in the subacute phase
Introduction. The term acquired brain injury (ABI) refers to any kind of non-degenerative injury that occurs in the brain.
Group physical activities (GPA) are an effective treatment that improves the functional capacity.
Aims. To analyse the efficacy of a GPA programme in persons with ABI in the subacute phase so that they can be re-
integrated physically in the community.
Patients and methods. Thirty-three patients with ABI, aged 33.18 ± 10.39 years, took part in a 10-week GPA programme
(circuit workshops, simple equilibrium, dual equilibrium, dual displacement and physical-sports activities). At the start and
the end of the programme the following variables were evaluated: speed (10-metre walking speed test), resistance (six-
minute walk test), dynamic balance (Step Test), functional capacity (Timed Up & Go), safety perception scale (Activities-
specific Balance Confidence Scale) and Physical Activity and Disability Survey (PADS), the average per hour intensity of the
activity and the number of steps outside the rehabilitation centre (using physical activity monitors). The t test for related
samples was used to evaluate the differences among the variables.
Results. Significant differences were found (p ≤ 0.05) in the variables speed, resistance, balance, functional capacity,
perception of safety, perception of general activity performance (question 3 of the PADS) and number of steps.
Conclusions. GPA programmes improve physical capacities, perception of safety, performance of activity in general and
the number of steps, which can lead to greater participation in the community.
Key words. Acquired brain injury. Activity monitor. Community participation. Functional capacity. Physical group activities.
Rehabilitation.
... Despite all the above, more evidence is needed to determine the best strategies during the subacute and chronic phase [13]. It is remarkable that during the subacute phase the multidisciplinary team will set the goals for the recovery, while in the chronic phase the person usually returns to his environment and can have greater autonomy on their own decisions and choices [14]. ...
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Featured Application This paper sheds light on the intention to design exercise programs for people with acquired brain injury. This proposal has a direct practical application with athletes with acquired brain injury with whom we work with every day. Abstract Exercise is an important element in the process of recovery from an acquired brain injury (ABI). However, specific guidance for exercise prescription and interventions in this population are missed. The aim of this study was to establish the key parameters to design and implement exercise programs based on the International Classification of Functioning, Disability, and Health (ICF) domains. A panel of experts that consisted of 13 professionals from neuro-rehabilitation centers evaluated the key parameters of this original proposal. The Heinemann methodology was used for all qualitative analyses. Additionally, Cronbach’s alpha was applied to the statistical analyses. According to the results, Cronbach’s alpha (0.97) indicated excellent internal consistency, and the experts perceptions ratified the proposed criteria to develop exercise programs for people with ABI. The proposed key parameters for the development of exercise programs for people with ABI based in ICF domains (body functions, activity—participation and environmental factors) bring a new, solid, and innovative tool for methodological design of these programs in sub-acute and chronic rehabilitation settings.
... [1][2][3] Numerous are the consequences of this condition and due to its heterogeneity in terms of range of deficits over the patients, it requires individualized approaches conduced by interdisciplinary teams. [4,5] In the recent years, sport sciences experts and health providers became more important in implementing fruitful physical activity (PA) programs for this population during subacute [6,7] and chronic phases. [8] Some of the expected effects are the improvements in health related quality of life (HRQoL) [9,10] as well as in physical [11] and cognitive functions. ...
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Background: Exercise has proven to be a tool improving health related quality of life in people with acquired brain injury (ABI) as part of multidisciplinary team during the subacute and chronic phase. While intervention studies and revisions have been increased in recent years, there is no consensus about the type, frequency and variables of control in exercise interventions. Besides, this collective need programs that respond to different functional levels, given the heterogeneity of people with ABI, not only because of the etiology, but also because of the severity differences over their deficits. The aim of this systematic review and meta-analysis is to summarize the evidence regarding the relationship between exercise and health related quality of life in subacute and chronic phase. Methods: A protocol of systematic review and meta-analysis will examine the benefits of physical exercise (PE) toward people with ABI will be conducted. A comprehensive search will be conducted in the following electronic databases: MEDLINE, The Cochrane Library, CINAHL, SportDiscus, and Web of Science from inception to July 2020. Independent review authors will evaluate the title and abstract for each trial and disagreements will be solved by discussion with a third author if necessary. Standard pairwise meta-analysis, including heterogeneity analysis, subgroup analysis, and sensitivity analysis, will be performed using the Stata software. The quality evaluation of this study will be completed using the Cochrane collaboration risk of bias tool and the risk of bias assessment will be conducted by the World Health Organization grading of recommendations, assessment, development, and evaluation. The review will be reported in accordance to the preferred reporting items for systematic reviews and meta-analyses statement. Results and conclussion: This systematic review and meta-analysis protocol will provide an overview regarding the benefits of PE on functioning, social participation and quality of life toward people with ABI. The variability of outcomes across PE from the selected studies will provide important information for future trial designs. Results of the proposed review will inform practice and the design of future clinical trials. This study will summarize all the selected trials aimed at estimating the effectiveness of applying physical activity programs to ABI users.Systematic review registration number: PROSPERO CRD42020191779.
... Literature points out that HRQoL is lower in people with an ABI compared to that in people without an ABI due to the sedentary lifestyle, generating secondary problems [6,7], and social leisure activities are recommended to promote the highest HRQoL [6]. In this line, physical activity (PA) has demonstrated being an important tool to improve not only physical affectation [8,9] but also cognitive [10,11] and behavioral sequels [12], being a key to socialize, to increase reintegration into the community, and improve HRQoL [13]. It seems in the literature that there is no consensus on the type of PA program that should be proposed to people with chronic ABI, whose main goal should be to improve HRQoL, coinciding with interest in group activities [14,15]. ...
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Background and objectives: Acquired brain injury (ABI) is the first cause of disability and physical activity (PA) is a key element in functional recovery and health-related quality of life (HRQoL) during the subacute and chronic phases. However, it is necessary to develop PA programs that respond to the heterogeneity and needs of this population. The aim of this study was to assess the effectiveness of a PA program on the HRQoL in this population. Materials and Methods: With regard to recruitment, after baseline evaluations, participants were assigned to either the intervention group (IG, n = 38) or the control group (CG, n = 35). Functional capacity, mood, quality of life and depression were measured pre- and post-intervention. The IG underwent the “Physical Activity and Sport for Acquired Brain Injury” (PASABI) program, which was designed to improve HRQoL (1-h sessions, two to four sessions/week for 18 weeks). The CG underwent a standard rehabilitation program without PA. Results: Results for the IG indicated significant differences and large effect sizes for the physical and mental dimensions of quality of life, as well as mood and functional capacity, indicating an increase in HRQoL. No significant differences were found for the CG across any variables. Conclusions: The PASABI program was feasible and beneficial for improving physiological and functionality variables in the IG. The wide range of the activities of the PASABI program allow its application to a large number of people with ABI, promoting health through PA, especially in the chronic phase.
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Objective: To analyze the relationship between registered and perceived physical activity in persons with physical disabilities using accelerometry and questionnaire, and to study the differences evaluated with both instruments regarding personal level of physical activity and other variables like gender or use of a wheelchair. Methodology: 37 subjects, 28 men and 9 women, mean age 38 years (± 10.9) with physical disabilities. The sample was divided into three groups depending on the number of hours of weekly physical activity: sedentary (S, n = 8), regular practitioners (PH, n = 13) and high-performance practitioners (AR, n = 16). The subjects wore a physical activity monitor metabolic SenseWear Pro Armband (SWA) for seven days, 24 hours. Once removed, the questionnaire Physical Activity Scale for Individuals with Physical Disabilities (PASIPD 1) was administered to measure perceived physical activity. Anthropometric and demographic data were also collected. Results: Pearson's rank correlation coefficient (n =37) shown relationship between PASIPD and the SWA variables average METS (r=0,52; p<0,01), active energy expenditure (r=0,35; p<0,05) and duration of physical activity (r=0,53; p<0,01). The PASIPD (en MET hr/day) yielded the following values according to groups: S 8.55 ±4.35, PH 12.99 ±5.88; AR 27.41 ±19.66. Regarding groups, the SWA showed, among other variables, the average METs (S 1.35 ± 0.26, PH 1.46 ± 0.19; AR 1.70 ± 0.18) and duration of physical activity (S 10:33:07 ±7:47:42; PH 12:59:32 ±7:21:38; AR 22:22:26 ±7:58:58). ANOVA shown differences between groups (p<0.05) for PASIPD and the above mentioned SWA variables. Conclusions: This study confirms the appropriateness of using a combined questionnaire and a metabolic monitor physical activity in people with physical disabilities for level of physical activity evaluation in this population.
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Acquired brain injury is a heterogeneous clinical concept that goes beyond the limits of the classical medical view, which tends to define processes and diseases on the grounds of a single causation. Although in the medical literature it appears fundamentally associated to traumatic brain injury, there are many other causes and management is similar in all of them, during the post-acute and chronic phases, as regards the measures to be taken concerning rehabilitation and attention to dependence. Yet, despite being an important health issue, today we do not have a set of diagnostic criteria or a classification for this condition. This is a serious handicap when it comes to carrying out epidemiological studies, designing specific care programmes and comparing results among different programmes and centres. Accordingly, the Extremadura Acquired Brain Injury Health Care Plan working group has drawn up these proposed diagnostic criteria, definition and classification. The proposal is intended to be essentially practical, its main purpose being to allow correct identification of the cases that must be attended to and to optimise the use of neurorehabilitation and attention to dependence resources, thereby ensuring attention is provided on a fair basis.
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A new clinical test of dynamic standing balance, called the Step Test, has been developed to evaluate dynamic single limb stance. This aspect of balance is not adequately assessed in other reported balance tests and may be important in identifying balance problems during common potentially destabilizing activities, such as locomotion, for stroke patients. The Step Test involves stepping one foot on, then off, a block as quickly as possible in a set time period. Forty-one healthy elderly subjects (mean age 72.5, 44% males), and 41 stroke patients undergoing in-patient rehabilitation (mean age 72.5, 54% males) were assessed, on average 54 days post-stroke. Retest reliability was high in a subgroup of 14 healthy subjects (Intraclass Correlation Coefficents, ICC>0.90) and 21 stroke patients (ICC>0.88). Performace on the Step Test by the stroke group was significantly lower than that of the healthy elderly group (p<0.001), with only 4.8% scoring within one standard deviation of the healthy elderly mean score. Performance on the Step Test correlated significantly with Functional Reach and gait velocity and stride length (p<0.001). Based on the results of this study, it is recommended that the Step Test form part of a balance test battery for stroke patients.
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ObjectivesThe recovery of independent walking is an important goal in stroke rehabilitation. The objective of this systematic review was to identify all outcome measures used in the stroke research literature that included an evaluation of walking ability and evaluate the concepts contained in these measures with reference to the International Classification of Functioning, Disability and Health (ICF) framework.Data sourcesSearches were conducted of MEDLINE, CINAHL, EMBASE and PsycINFO databases for the time period January 1990–December 2005 using appropriate keywords.Review methodsStudies were selected for further analysis if they used one or more standardized outcome measure incorporating an aspect of walking defined by the ICF. The outcome measure had to have published psychometric properties and specifically measure walking rather than mobility. The content of each outcome measure was classified with reference to the ICF subcategories for walking. The number of times each outcome measure was used was calculated.ResultsThree hundred and fifty-seven studies met the selection criteria. Sixty-one different outcome measures were used a total of 848 times to measure walking ability. Six of the outcome measures reflected impairment and 52 reflected limitations of activity and participation. The other three outcome measures showed overlap between domains, reflecting aspects of both impairment and limitations in activity and participation. The three most frequently used measures (self-paced gait speed measured over a short distance, spatiotemporal parameters and fast gait speed) were used 350 times but only assessed one ICF subcategory. The Rivermead Mobility Index and the Adapted Patient Evaluation Conference System assessed the greatest number of ICF subcategories but were used only 19 times and once respectively.ConclusionsThe most frequently used outcome measures reflect only one aspect of walking ability: walking short distances. Mobility tasks related to function in the community, like walking long distances, around obstacles and over uneven ground, and moving around outside or in buildings other then the home are not well represented by outcome measures used in most studies.
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Background: Circuit class therapy (CCT) offers a supervised group forum for people after stroke to practise tasks, enabling increased practise time without increasing staffing. Objectives: To examine the effectiveness and safety of CCT on mobility in adults with stroke. Search strategy: We searched the Cochrane Stroke Group Trials Register (last searched October 2009), the Cochrane Central Register of Controlled Trials (CENTRAL) (The Cochrane Library, Issue 2, 2009), MEDLINE (1950 to November 2008), EMBASE (1980 to November 2008), CINAHL (1982 to November 2008) and 14 other electronic databases (to November 2008). We also searched proceedings from relevant conferences, reference lists and unpublished theses; contacted authors of published trials and other experts in the field; and searched relevant clinical trials and research registers. Selection criteria: Randomised or quasi-randomised controlled trials including people over 18 years old diagnosed with stroke of any severity, at any stage, or in any setting, receiving CCT. Data collection and analysis: Two review authors independently selected trials for inclusion, assessed methodological quality and extracted data. Main results: We included six trials involving 292 participants. Participants were long-term stroke survivors living in the community or receiving inpatient rehabilitation. All could walk 10 metres with or without assistance. Four studies measured walking capacity and three measured gait speed, demonstrating that CCT was superior to the comparison intervention (Six Minute Walk Test: mean difference (MD), fixed 76.57 metres, 95% confidence interval (CI) 38.44 to 114.70, P < 0.0001; gait speed: MD, fixed 0.12 m/s, 95% CI 0.00 to 0.24, P = 004). Two studies measured balance, showing a superior effect in favour of CCT (Step Test: MD, fixed 3.00 steps, 95% CI 0.08 to 5.91, P = 0.04; activities-specific balance and confidence: MD, fixed 7.76, 95% CI 0.66 to 14.87, P = 0.03). Studies also measured other balance items showing no difference in effect. Length of stay (two studies) showed a significant effect in favour of CCT (MD, fixed -19.73 days, 95% CI -35.43 to -4.04, P = 0.01). Only two studies measured adverse events (falls during therapy): all were minor. Authors' conclusions: CCT is safe and effective in improving mobility for people after moderate stroke and may reduce inpatient length of stay. Further research is required, investigating quality of life, participation and cost-benefits, that compares CCT to standard care and that also investigates the differential effects of stroke severity, latency and age.