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ARTÍCULO
ESPECIAL
Rev Méd Chile 2005; 133: 121-128
Médicos-Científicos en Chile:
¿Una especie en extinción?
Sofía P. Salas I1 y Attilio Rigotti R2.
Physicians in biomedical research in
Chile: A species under risk of
extinction?
Several studies have reported a progressive reduction in the
number of grant applications and research projects approved by medical doctors (MD) in the
United States. The overall trend and current situation of MDs actively involved in biomedical
research in Chile has not been defined. Thus, we analyzed the professional profile of the
principal investigators (PI) that have led research grants approved by the Technology and
Medical Sciences study groups of the Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico
(FONDECYT), during the last 20 years. The results show that the projects led by MDs
corresponded to 80% in 1984, decreasing to 50% in 2003, with further reduction projected for
the next years. We think that the physician doing biomedical research represents a human
resource indispensable to preserve a genuine academic environment within medical schools;
thus, it is necessary to design and apply strategies to reverse this worrying trend of less MDs
actively involved in research in Chile. Among these, we consider important to stimulate research
activities at both the undergraduate and postgraduate levels of MD training particularly
increasing the flexibility of the postgraduate fellowship programs. In addition, it is necessary to
support both in terms of money and spare time those physicians who are beginning an
academic career involved in biomedical research. Finally, we consider important that non-
academic institutions (e.g., pharmaceutical companies, health medical organizations, and
philanthropic foundations) should also support academic development and biomedical
research in our medical schools (Rev Méd Chile 2005; 133: 121-8).
(Key-words: Biomedical research; Clinical investigators; Medical research; Researchers)
Recibido el 10 de septiembre, 2004. Aceptado el 8 de octubre, 2004.
Departamentos de 1Obstetricia y Ginecología y 2Gastroenterología, Escuela de Medicina,
Pontificia Universidad Católica de Chile.
Correspondencia a: Dra. Sofía P. Salas. Marcoleta 391, San-
tiago. Fax: (56-2) 632-1924. Fono: (56-2) 354-8172.
E-mail: ssalas@med.puc.cl
Recientemente, diversas publicaciones han ex-
presado preocupación sobre el futuro de la
investigación clínica, especialmente sobre el desti-
no de aquellos que tradicionalmente la lideraban:
los «médicos científicos» o «médicos-investigado-
res», es decir, aquellos médicos (MD) o MD con
doctorados (PhD) que dedican la mayor parte de
su vida académica a la investigación bio-médica1-
5. Para fines prácticos, hemos agrupado bajo el
término de «investigación bio-médica» a la investi-
gación básica, investigación orientada a la enfer-
medad, investigación orientada al paciente, o
epidemiología clínica1,5-7, centrándonos en quién
investiga más que en lo que se investiga.
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En 1979, Wyngaarden señaló que los médicos-
investigadores eran una especie en extinción8.
Veinticinco años después, esta preocupación se ha
hecho extensiva a diversas especialidades de la
medicina, como gastroenterología9, psiquiatría10,
pediatría11, obstetricia12 y dermatología13. En la
actualidad, apenas 25% de los proyectos de
investigación financiados por los Institutos Nacio-
nales de la Salud de Estados Unidos (NIH) son
obtenidos por MD o MD-PhD1,6, debido a una
disminución absoluta, tanto del número de pro-
yectos presentados como de proyectos aprobados
por médicos, existiendo además una dramática
reducción en el número de médicos jóvenes que
postulan por primera vez a fondos del NIH6.
Para lograr una rápida traducción de los nuevos
descubrimientos al tratamiento de los pacientes, es
fundamental que exista un número suficiente de
médicos capaces de hacer preguntas clínicamente
relevantes en un ambiente propicio para investi-
gar14-16. De no ser así, puede desperdiciarse un
número importante de descubrimientos, al dificultar-
se que las nuevas tecnologías, medicamentos y
conocimiento lleguen en forma efectiva al paciente.
Diversos autores han propuesto que los hospitales y
centros ambulatorios universitarios, son los lugares
óptimos para el desarrollo pleno de este tipo de
médicos-investigadores. Haciendo una analogía con
la biodiversidad ecológica, se ha considerado que
los médicos-científicos no sobrevivirán si se destruye
este «ecosistema» tan particular que se desarrolla en
torno a las escuelas de medicina8,17,18. Desgraciada-
mente, muchos hospitales universitarios han optado
por sacrificar a las nuevas generaciones de médicos-
científicos, ya que la actividad de investigación es
visualizada como un uso ineficiente de recursos
humanos y materiales, difícil de conciliar con las
presiones por parte de los administradores económi-
cos por mantener un presupuesto equilibrado5,7.
¿Cuál es la realidad actual de los médicos-
científicos en Chile? ¿Están también sometidos al
riesgo de extinción? En el presente artículo,
entregamos evidencia que muestra que, en Chile,
también se observa una preocupante disminución
en la participación de médicos como líderes en
los proyectos de investigación del Fondo Nacional
de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDE-
CYT), dependiente de la Comisión Nacional de
Investigación Científica y Tecnológica (CONI-
CYT). Discutiremos los posibles motivos de esta
realidad nacional, las eventuales repercusiones
que esta disminución puede tener en la actividad
académica y, finalmente, propondremos estrate-
gias para intentar revertir esta situación.
PARTICIPACIÓN DE MÉDICOS EN
INVESTIGACIÓN BIO-MÉDICA EN CHILE
Para evaluar la participación de médicos en
investigación en Chile, analizamos el perfil profe-
sional de los investigadores responsables (IR) de
los proyectos regulares aprobados por FONDE-
CYT durante los últimos 20 años. En Chile, el
programa FONDECYT constituye la principal
fuente de fondos concursables para investigación
bio-médica no ligada a empresas farmaceúticas.
Los proyectos de médicos-investigadores son pre-
sentados al área de «Tecnología y Ciencias Médi-
cas», donde se agrupan todas las disciplinas de la
medicina clínica, enfermería y educación en salud,
farmacia, fisiopatología, odontología, enfermeda-
des de la nutrición y otras especialidades afines.
A partir de la información disponible en la base
de datos de CONICYT (www.conicyt.cl/bases/fon-
decyt/disciplina/100.html), buscamos la profesión y
la edad consignada de cada IR de los proyectos
adjudicados en la disciplina de Tecnología y Cien-
cias Médicas. Los antecedentes del IR se actualizan
periódicamente, por lo que la información consig-
nada puede no reflejar el grado académico del IR al
momento de ser aprobado el proyecto. Para el
propósito de este trabajo, agrupamos las profesio-
nes en las siguientes categorías: 1) Médico cirujano
(MD); 2) médico con doctorado en ciencias (MD-
PhD); 3) PhD y bioquímicos o biólogos; 4) Otras
(odontólogos, psicólogos, ingenieros, médicos ve-
terinarios, tecnólogos médicos, enfermeras). De los
232 proyectos aprobados en estos años, sólo en 2
no se obtuvo información sobre la profesión del IR,
asignándose ésta a la categoría «otras».
Tal como se aprecia en la Figura 1, tanto el
número absoluto, como la participación porcentual
de los IR con el título de MD o MD-PhD ha
disminuido en estos años. En este período, no se
observó una incorporación significativa de médicos a
los grupos de estudio FONDECYT del área de
Biología, por lo que la disminución de la participación
de médicos no es un mero cambio a otro grupo de
estudio de FONDECYT. Lamentablemente, descono-
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MÉDICOS-CIENTÍFICOS EN CHILE: ¿UNA ESPECIE EN EXTINCIÓN?- S Salas et al
cemos las características de los IR de los proyectos
rechazados, por lo que no es posible determinar si
existe menor competitividad de los médicos frente a
otros investigadores. Al menos en Estados Unidos,
esta disminución no se debió a pérdida de competiti-
vidad frente a los PhDs, sino que a menor número de
proyectos presentados por médicos19. Al menos
durante el año 2003, no hubo diferencias significativas
con respecto a la edad de los IR dentro de las distintas
categorías: MD=46±8 años; MD-PhD=55±10 años;
PhD=48±11 años y Otras=50±13 años, (valores pro-
medio ±ES, P > 0,05; ANOVA).
¿Es necesario que existan médicos-científicos?
Como hemos visto, en Chile la participación de
médicos como IR de proyectos del área de
Tecnología y Ciencias Médicas de FONDECYT se
encuentra en un punto crítico, con una clara
pendiente hacia la progresiva disminución (Figura
2). Expondremos, a continuación, nuestros argu-
mentos a favor de la idea de que sí importa que
disminuya la participación de médicos en investi-
gación bio-médica.
Los médicos cumplen un papel fundamental
en servir de puente entre los hallazgos observados
en el laboratorio y su posterior transferencia para
resolver problemas médicos en pacientes14,16,20.
Asimismo, los médicos clínicos serán los que
plantearán las preguntas fundamentales que
orientarán la investigación biomédica. Como lo
señalara Rosenberg, «puede ser cierto que la
educación médica no nos prepare para responder
FIGURA 1. Profesión de los
Investigadores Responsa-
bles de Proyectos Fonde-
cyt aprobados por los
grupos de Medicina, Pe-
ríodo 1984-2003, tanto en
números absolutos como
su distribución porcentual.
Gráficos generados a par-
tir de base de datos de
Fondecyt.
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preguntas científicas, pero sí es la situación ideal
para formularlas»6. Algo similar afirman Zemlo y
cols., cuando señalan que los médicos-investiga-
dores han sido entrenados para identificar aspec-
tos clínicamente relevantes en investigación
biomédica conducentes al desarrollo de proyectos
de investigación que unan las ciencias básicas con
la clínica. Estos autores consideran que los médi-
cos-científicos son «un recurso insustituible para
asegurar la excelencia en la educación médica,
puesto que enseñan a los alumnos las bases
científicas de la medicina y que el rigor científico
debe aplicarse tanto al cuidado del paciente como
a la investigación»5. La ausencia de médicos
involucrados en investigación no sólo dificultará
la formulación de nuevas preguntas inspiradas en
un enfermo, sino que también impedirá el flujo de
información clínicamente relevante desde el labo-
ratorio hacia los médicos tratantes14-16,20. Mat-
thews señala que el tipo de médico-investigador
más amenazado no es aquél dedicado por com-
pleto a la investigación básica y que compite de
igual a igual con un PhD, ni tampoco aquel
médico que analiza, organiza y aplica datos
clínicos o participa en ensayos clínicos. El grupo
más vulnerable corresponde al de aquellos médi-
cos que se encuentran tratando de balancear la
práctica clínica con la investigación básica. Según
Matthews, es de suma importancia tratar de
preservar este grupo, el cual, por su posición y
capacidad para desenvolverse entre ambos mun-
dos, puede con éxito establecer puentes reales y
sólidos entre la investigación básica y la práctica
clínica7. Nosotros compartimos esta visión.
POSIBLES EXPLICACIONES A LA DISMINUCIÓN DE LA PAR TI-
CIPACIÓN DE MÉDICOS EN INVESTIGACIÓN
Aspecto económico
Los motivos de la disminución de los médicos-
investigadores son múltiples y complejos. En
Estados Unidos, el crecimiento explosivo de la
salud administrada es considerado como una de
las amenazas más importantes que enfrentan los
médicos interesados en dedicarse a la investiga-
ción, ya que la administración ha impuesto una
contención del gasto en los centros académicos y
una fuerte presión para generar más recursos.
Estos condicionantes económicos, sin duda, han
repercutido en la motivación y formación de
nuevas generaciones de médicos-investigado-
res6,21-23. Los alumnos de pregrado escuchan a
sus tutores quejarse sobre lo difícil que es obtener
FIGURA 2. Porcentaje del to-
tal de Investigadores Res-
ponsables médicos versus
los no-médicos que apro-
baron proyectos Fondecyt
en los grupos de Medicina
durante los años 1984-2003.
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financiamiento y perciben la frustración sobre el
poco tiempo libre que les queda para la investiga-
ción misma, frente a la demanda asistencial. Aún
más, los alumnos ven a sus tutores fuertemente
presionados para aumentar los ingresos dentro de
su grupo de trabajo. Adicionalmente, esta situa-
ción se agrava por el alto nivel de endeudamiento
de los estudiantes de medicina para financiar su
formación, lo que constituye un incentivo adicio-
nal hacia la búsqueda de mejores ingresos5-7. En
Chile, a diferencia de lo que ocurre con los fondos
del NIH, los honorarios para investigadores de
proyectos FONDECYT son insuficientes para com-
pensar los ingresos provenientes de la actividad
asistencial, por lo que es dable suponer que el
tema económico puede ser aún más relevante.
Experiencia de investigación a nivel del pregrado
Otra posible explicación se refiere al perfil del
egresado de medicina que se desea obtener. En el
último tiempo, se ha dado un énfasis importante en
atención primaria y salud pública, lo que no ha sido
balanceado por igual vigor en estimular la formación
de egresados dedicados a investigar6,24,25. El currículo
de muchas escuelas de medicina tampoco provee de
instancias suficientes para la formación en investiga-
ción, evidenciándose una disminución significativa
del número de horas dedicada a prácticas de labora-
torio26. Probablemente, esta disminución no será
modificada, debido a los costos, tanto en recursos
humanos como en renovación tecnológica, que se
requieren. Aún más, en países donde el ingreso de los
alumnos está determinado por un Comité de Admi-
sión, se ha privilegiado a estudiantes con fuerte
historial de servicio público, en desmedro de aquellos
con antecedentes de trabajo de investigación27. En un
estudio que analizó los múltiples factores que influ-
yen en el interés por una carrera de investigación
posterior a la titulación, se observó que aquellos
alumnos que siguieron realizando actividad científica,
se habían incorporado a escuelas de medicina priva-
das, mientras que los que ingresaron a escuelas
públicas presentaron una pérdida precoz de este
interés28. Esto puede reflejar el efecto importante que
tienen los modelos o las posibilidades de acceso a
actividades de investigación durante el pregrado.
Experiencia de investigación a nivel del postgrado
Otro aspecto se refiere a la formación en investi-
gación durante las becas de especialización. Si
bien los programas de doctorado en medicina
forman médicos capaces de realizar investigación
de primera línea, su impacto numérico es limita-
do. Asimismo, no es infrecuente constatar que al
término del doctorado, los MD-PhD chilenos
ingresan a programas de especialización clínica,
donde tienen escaso tiempo para investigar. En
Estados Unidos, el Instituto de Medicina estableció
un comité para estudiar maneras de mejorar la
calidad del entrenamiento de médicos-investiga-
dores, concluyendo que era necesario aumentar el
número de becados de sub-especialidad con
interés en desarrollar carrera en investigación. Así,
en Medicina Interna se diseñó un nuevo programa
para aquellos interesados en la carrera de investi-
gación, consistente en dos años de residencia en
medicina interna, 1-2 años de entrenamiento
clínico en una sub-especialidad y un mínimo de 3
años de entrenamiento en investigación, bajo la
supervisión de un investigador establecido. Un
estudio reciente evaluó los resultados de este
programa en diversas áreas de la medicina inter-
na, describiendo importantes diferencias en el
tiempo dedicado a la investigación entre una
especialidad y otra29. Como podía esperarse, los
programas de hospitales universitarios estaban
más dispuestos a aceptar personas interesadas en
investigación, en comparación con centros no
universitarios. Estrategias similares han sido desa-
rrolladas con éxito por otras especialidades médi-
cas12,24. Es probable que los programas
tradicionales de formación de especialistas en
Chile den baja prioridad a las actividades de
investigación. La reciente creación del Fondo de
Investigación en Salud, por iniciativa del Ministe-
rio de Salud y CONICYT, ofrecerá a algunos
residentes la posibilidad de participar y de recibir
honorarios por su trabajo en proyectos de investi-
gación aplicada en Medicina Clínica y Salud
Pública. Esta iniciativa puede ayudar a orientar a
los estudiantes de post-título hacia la actividad
científica.
POSIBLES SOLUCIONES
En Chile todavía existe una generación de médicos
que hacen investigación competitiva, semejante a
lo que ocurría en Estados Unidos hace 40 años.
Todo esfuerzo que hagamos para revertir la dismi-
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nución en el número de médicos-investigadores,
tendrá un costo económico y académico menor,
comparado con esperar hasta la casi extinción de
los mismos para tomar las medidas correspondien-
tes. Es por todos conocido el largo camino que
debe recorrer un médico hasta lograr desarrollar
una línea de investigación independiente y produc-
tiva según estándares internacionales. Este recurso
humano, y toda la logística e infraestructura relacio-
nadas, son extremadamente escasos y costosos y es
difícil asegurar que los programas de doctorado en
ciencias médicas constituyan una fuente de recam-
bio suficiente y real a nuestras necesidades futuras
de médicos-científicos.
Se han sugerido diversas estrategias para re-
vertir esta tendencia11,25,30, algunas de las cuales
se encuentran vigentes en escuelas de medicina
chilenas. En primer lugar, nos parece necesario
resaltar la importancia de la experiencia en inves-
tigación en el pregrado. Un estudio reciente
evaluó 25 años del programa conjunto de estímu-
lo a la investigación en el pregrado que realizaron
dos escuelas de medicina estadounidenses con el
patrocinio del NIH. En estos programas, los
alumnos trabajaron durante el verano de su
primer o segundo año en un proyecto de investi-
gación bajo tutoría de un científico, además de
participar en un programa estructurado con char-
las y profesores visitantes. Los resultados de dicho
estudio mostraron un mayor interés por la carrera
académica, más alumnos siguieron haciendo in-
vestigación al término de esta experiencia y en la
evaluación a largo plazo, varios persistían desarro-
llando investigación y generando publicaciones25.
Por otro lado, los programas de entrenamiento
intensivo en investigación en el pregrado, auspi-
ciados por el Howard Hughes Medical Institute de
Estados Unidos, aumentaron la probabilidad de
obtención de cargos académicos de investigación
así como el financiamiento para proyectos de
investigación30. Por lo tanto, se puede plantear
que la aplicación de estrategias similares en
nuestro país con estudiantes adecuadamente se-
leccionados, y con financiamiento de las propias
escuelas de medicina o mediante programas espe-
ciales de FONDECYT, podría tener un gran impac-
to en contrarrestar la situación actual.
En segundo lugar, se requiere flexibilizar los
programas de post-título, favoreciendo el acceso
de candidatos con interés en la investigación bio-
médica y garantizando espacios adecuados de
tiempo para que desarrollen actividades de inves-
tigación, especialmente para aquellos que al tér-
mino del doctorado realicen una especialización
clínica31. Estimamos que estas modificaciones en
los criterios de selección y en el trabajo de los
residentes, requeriría de mayor tiempo de forma-
ción como especialista, para lo cual se necesitan
buenos tutores que evalúen frecuentemente los
progresos del residente, tanto en el campo clínico
de la especialidad como en la calidad de los
resultados de su proyecto de investigación.
En tercer lugar, es necesario desarrollar medi-
das específicas para proteger a los médicos-
investigadores al inicio de su carrera, tanto en lo
que se refiere a incentivos económicos como a
disponibilidad de tiempo protegido para investi-
gar5,6,32,33. Además, se ha planteado la necesidad
de un apoyo formal por parte de científicos
establecidos a los más jóvenes, facilitando el
acceso a laboratorios y a nuevas metodologías, de
manera semejante a la tutoría que existe a los
residentes clínicos34. Asimismo, se han creado
programas posteriores a la especialización clínica,
de 2-3 años de dedicación exclusiva a investiga-
ción de avanzada, demostrando que sobre el 90%
de los egresados se dedica a la carrera académi-
ca35. Para que estas estrategias sean efectivas, se
requiere que tanto las jefaturas departamentales
como los administradores de los centros hospitala-
rios, consideren a la investigación biomédica un
aspecto prioritario del quehacer institucional4.
Creemos que el esfuerzo de las escuelas de
medicina podría ser significativamente potenciado
con proyectos de investigación especiales de
FONDECYT u otras instancias públicas y privadas
para apoyar el inicio de la carrera de los médicos-
científicos. Por ejemplo, el NIH tiene una nueva
categoría de fondos concursables, especial para
investigadores jóvenes1.
En cuarto lugar, una adecuada tutoría aparece
como un componente crítico para el crecimiento
profesional y el desarrollo académico, especial-
mente para aquellos alumnos de pre y post-grado
con intereses en investigación11,36,37. Estudios
recientes, han mostrado el impacto positivo que
tiene para los residentes la experiencia de tener
un buen tutor en investigación38. Debemos men-
cionar también la incorporación de PhD como
académicos en departamentos clínicos, puesto
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que entre otras funciones, pueden servir de
puente para transferir conocimiento básico a
práctica clínica, además de servir como tutores
para las nuevas generaciones de investigadores39.
Por último, se hace indispensable un esfuerzo
conjunto de fundaciones, compañías farmacéuti-
cas, empresas privadas y administradores de cen-
tros de salud, que, en conjunto con los centros
académicos, apoyen efectivamente el desarrollo
académico y la investigación biomédica6. En este
sentido, es necesario convencer a las autoridades
universitarias que el mantener un cuerpo acadé-
mico competitivo en investigación no sólo contri-
buirá al avance del conocimiento, sino que
aumentará la competitividad de fondos concursa-
bles para la investigación y generará mayor
demanda por sus postgrados, con el consecuente
prestigio para la institución. Cabe hacer notar que
el número de publicaciones indexadas en el
sistema ISI y el número de proyectos FONDECYT,
son considerados como aspectos importantes para
los sistemas de clasificación de Instituciones de
Educación Superior utilizados en Chile.
CONCLUSIONES
La disminución sostenida de la participación de
médicos en investigación científica competitiva en
Chile es una realidad preocupante que merece
análisis y soluciones en el corto plazo. Considera-
mos que los médicos-investigadores que logran ser
competitivos según estándares internacionales repre-
sentan un recurso humano absolutamente necesario
para las escuelas de medicina nacionales, pero son
de difícil y costosa generación, mantención y reno-
vación. Por lo tanto, es importante desarrollar
estrategias adecuadas, tanto dentro de las universi-
dades como a nivel nacional, para preservar y
revertir la extinción progresiva de esta valiosa
especie que todavía sobrevive con grandes dificulta-
des en nuestro ecosistema académico y profesional.
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Agradecimientos:
Agradecemos a varios académicos de la Escuela de
Medicina de la Pontificia Universidad Católica de
Chile por sus comentarios, sugerencias y discusión
generada en torno a este tema. En particular, quere-
mos agradecer a los Drs. Flavio Nervi y Vicente
Valdivieso por la revisión crítica de la versión final de
este artículo.
Rev Méd Chile 2005; 133: 121-128
ARTÍCULO
ESPECIAL