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Nota crítica
Disyuntivas: impactos ambientales asociados
a la construcción de presas
Angelina Martínez Yrízar*
Alberto Búrquez*
Thierry Calmus**
Los aspectos ecológicos de la provisión de agua dulce son la base
fundamental para abordar de manera integral la problemática social
del agua, que ha sido ampliamente analizada desde la perspectiva
histórica, política, de gobernanza y de gestión de los recursos hí-
dricos, ya que su disponibilidad es el principal motor del desarrollo
económico y social (Wittfogel 1957; Aboites Aguilar 2009). Esta
nota crítica se centra en el componente ecológico de la provisión
de agua dulce, un recurso esencial para la vida. Más allá de las re-
percusiones sociales y económicas, es relevante considerar las capas
basales relacionadas con el uso de recursos, que en este caso son
los efectos ecológicos derivados de la construcción de presas, como
herramienta de control y manejo del agua.
Sólo 2.5 por ciento del agua total disponible en la Tierra es dulce
y apropiada para satisfacer las necesidades humanas. De esta frac-
ción, dos terceras partes se encuentran en forma sólida en los gla-
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* Instituto de Ecología, Universidad Nacional Autónoma de México (unam). Correos elec-
trónicos: angelina@unam.mx / montijo@unam.mx
** Instituto de Geología (unam). Blvd. Colosio y Sahuaripa s/n, Hermosillo, C. P. 83250,
Sonora, México. Correo electrónico: tcalmus@unam.mx
Los autores agradecen el apoyo técnico de Enriquena Bustamante Ortega, en la recopi-
lación bibliográfica. Este trabajo se realizó durante las estancias sabáticas de los autores, con
ayuda del Programa de Apoyos para la Superación del Personal Académico (paspa) dgapa-unam,
amy y ab en la Universidad de Arizona, ee uu y tc en la Universidad de Grenoble, Francia.
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ciares y casquetes polares y del tercio restante la mayor parte está a
gran profundidad, por lo tanto de acceso difícil. En términos reales,
0.02 por ciento del agua dulce total del planeta se encuentra en los
lagos, ríos, acuíferos someros, humedales, plantas, el suelo y en la
atmósfera (Postel y Carpenter 1997, 195). De especial importancia
es el componente aéreo del ciclo hidrológico, ya que constituye el
medio de renovación del agua dulce.
Hoy en día, las demandas de la sociedad, que incluyen el uso
de agua para consumo humano, crecimiento urbano e industrial,
el riego agrícola, para desarrollos pecuarios, acuícolas y turísticos
ejercen una fuerte presión sobre la disponibilidad de agua dulce. “La
solución a estas demandas que se vuelven generalmente conflictivas
es compleja y depende no sólo de información y datos confiables,
sino también de disposición entre los distintos actores para conciliar
intereses, lo que constituye un gran reto para la sociedad y la toma
de decisiones” (Mark y Dickinson 2008, 25).
La disponibilidad de agua para el bienestar social depende de la
integridad ecológica de los ecosistemas dulceacuícolas.1 No obs-
tante, por resultar un bien esencial para la vida y el desarrollo so-
cial, éstos han sido los principales ecosistemas perjudicados por las
actividades humanas. La alteración de la dinámica hidrológica, la
contaminación y la invasión de especies exóticas a los cuerpos de
agua constituyen las mayores amenazas para la conservación de los
ecosistemas dulceacuícolas en el mundo (Johnson et al. 2008, 357;
Alcocer y Bernal-Brooks 2010, 56). Una de las causas más impor-
tantes de dichas alteraciones fue la construcción acelerada de presas
en la segunda mitad del siglo xx, con la instalación de más de 45
mil presas grandes en todo el mundo.2 Esta red, que cubre un área
aproximada de 337 mil km2, cambió de forma dramática la distri-
bución global de agua dulce (Downing et al. 2006, 2396), y alteró
severamente los patrones naturales de variación hidrológica y de
transporte de sedimentos de los ríos. México no es la excepción
(Alcocer y Bernal-Brooks 2010, 30), en el país existen 840 reservo-
1 Son los ecosistemas de agua dulce que incluyen a los ríos, arroyos, lagunas, lagos, ma-
nantiales y humedales, entre otros.
2 Entre 1945 y 1971 se construyeron 8 140 presas de más de 15 m. En los años sesenta
fueron alrededor de dos presas nuevas por día (Petts y Gurnell 2005, 28).
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rios artificiales clasificados oficialmente como grandes presas, con
una capacidad conjunta de almacenamiento de 150 km3 (Aguilar
2003, 4). De ellas, una estimación muy conservadora muestra que
611 presentan un volumen superior a 0.5 millones de m3. Desde
la perspectiva ambiental y sin consideración a su tamaño y modos
de operación, todas las presas modifican los procesos biofísicos y
regímenes naturales de los ríos, en detrimento directo o indirecto
de los ecosistemas colindantes y de sus pobladores.
Las presas son consideradas la principal herramienta usada en el
control y manejo de recursos hídricos limitantes, por lo tanto, no
sorprende su ubicación en zonas con escasez de agua. Sin embargo,
y a pesar de la existencia de cientos de miles de presas en todo el
mundo, la extensión y severidad de la falta de agua para consumo
humano es creciente, y se espera que se intensifique en las próxi-
mas décadas. Por ello, en la literatura científica y en los debates in-
ternacionales se cuestiona de manera constante esta contradicción
de qué tan efectivas han sido las presas en el manejo sostenible del
agua, y qué tan pertinente es la construcción de nuevos proyectos
de infraestructura hidráulica (Stanley y Doyle 2003, 15). Aunque
se reconoce que las presas han contribuido al desarrollo humano y
que son considerables3 los beneficios derivados de ellas, también
ha sido evidente que su construcción, operación y mantenimiento
van acompañados de un complejo arreglo de costos ambientales,
económicos y sociales inaceptablemente altos, derivados de inter-
nalizar los costos externos de carácter ambiental, económico y so-
cial (Aguilar 2003, 4; Stanley y Doyle 2003, 15).
El agua almacenada en las presas y otros reservorios representa
una forma de apropiación del recurso hídrico, para proporcionar
bienes extractivos a la sociedad a expensas de los servicios que pro-
veen de manera gratuita los ecosistemas,4 en los que la sociedad
3 Mitigar inundaciones, asegurar el suministro de agua, generar energía hidroeléctrica;
beneficios que han permitido mejorar la salud humana, aumentar la producción de alimentos
y crecimiento económico.
4 Los servicios ecosistémicos son los beneficios que la sociedad obtiene directamente del
ecosistema y sus procesos, como la provisión de agua dulce, alimento, leña, resinas, plantas
medicinales y polinizadores, regulación de inundaciones y control de erosión, regulación tér-
mica y de la calidad del agua, control de plagas, belleza escénica y valor cultural.
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misma está inmersa. Se han visto como una solución inmediata para
cubrir las demandas de agua dulce para uso doméstico, industrial y
agrícola, como una alternativa para la generación de energía eléc-
trica y como una avenida para satisfacer los requerimientos de em-
pleo, en una economía en recesión cíclica. Esta forma de desarrollo
parte de la premisa de que el agua dulce es un bien imperecedero
que puede ser controlado, usado y manejado ilimitadamente (Ga-
rrido-Pérez et al. 2010, 26).
A pesar de su papel como un símbolo de avance social y proeza
tecnológica, el conocimiento actual indica que los daños causados
por las presas en los procesos ecológicos de los ríos y lagos son
profundos, complejos, múltiples y por lo general negativos; pue-
den inducir sismos, debido al cambio del campo de esfuerzos local
debajo de ellas y a sus alrededores.5 Dicho cambio está asociado
a las fuerzas adicionales provocadas por la presión ejercida por la
masa de agua superficial y por la infiltración del agua en el subsuelo,
incluyendo los cimientos de la presa. En una zona tectónicamente
activa, la infiltración puede provocar la lubricación de una falla y
disminuir la magnitud de los esfuerzos necesarios para iniciar una
ruptura. Estudios previos, en particular en Canadá, muestran que
la geología es un factor más importante que la masa de agua o la
profundidad de la presa. Aun si los sismos asociados a la puesta en
agua de presas tienen comúnmente magnitudes inferiores a 5 o 6
grados. Está todavía presente la discusión sobre la posible relación,
mas no comprobada, entre el terremoto del 12 de mayo de 2008 de
magnitud 7.9 en la provincia de Sichuan, y la presencia de la presa
Zipingpu cerca de un sistema de fallas activas.6
La construcción de una presa y su operación implican la conver-
sión de un sistema en movimiento continuo (lótico), estocástico,
de flujo libre y de descargas con volúmenes de agua muy variables,
5 El estudio del marco geológico y ecológico en donde se instalará una presa forma parte
de la evaluación de factibilidad previa a su construcción. Es necesario conocer no sólo el en-
torno biológico y las características del paisaje de los ecosistemas, sino también la geología
del vaso y de las riberas para anticipar los dos tipos de efecto de la acumulación de agua: la
infiltración (su tasa), y la masa del agua que modifican los equilibrios previos.
6 La evidencia sugiere que el terremoto pudo haber sido inducido por la masa del embalse
Zipingpu, en un fenómeno conocido como sismicidad inducida (Kerr y Stone 2009, 322).
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a uno de agua almacenada (léntico) en un reservorio artificial y de
flujo controlado, con la consecuente alteración de un amplio rango
de características ambientales más allá del entorno local (Magilligan
y Nislow 2005, 70; Gordon y Meentemeyer 2006, 427). En térmi-
nos ecológicos, ocurre un cambio drástico de uso de suelo, con la
pérdida neta de una extensión considerable de la cubierta vegetal
y de los ecosistemas ribereños alterados por el área de inundación
del embalse, en perjuicio, río abajo, de los procesos de construcción
del delta y la dinámica de las comunidades costeras. Un costo inicial
considerable de grandes presas (como la Tucurui, en el Amazonas)
es la desaparición de millones de metros cúbicos de madera, que
quedan sumergidos en el cuerpo de agua. La pérdida de la cubierta
vegetal no sólo implica la de recursos forestales, sino también el
acervo de usos potenciales y el valor de la biodiversidad, indepen-
diente de cálculos utilitarios (Fearnside 2001, 381).
Aunque los efectos de las alteraciones hacia arriba de una presa
son difíciles de predecir en términos espaciales exactos, se sabe que
los de río abajo son geográficamente de mayor alcance, al interrum-
pir o modificar los procesos de erosión y deposición de sedimentos,
así como los naturales de inundación de las planicies y la recarga
de agua del subsuelo. Cualquier modificación en el balance de se-
dimentos (tamaño y tipo de partículas) influye en la distribución
de la vegetación a lo largo del río. La estabilidad del corredor de
vegetación ribereña es una condición esencial que protege al canal
de la erosión durante eventos de avenidas extraordinarias (Gordon
y Meentemeyer 2006, 427). Más allá de la regulación del flujo, las
presas fragmentan los hábitats acuáticos impidiendo el movimiento
de las especies y el aporte de nutrientes río abajo.
En los sitios donde el agua tiene un tiempo de residencia prolon-
gado, como las presas, además de las pérdidas de agua por evapora-
ción, la carga o flujo de solutos tiene un alto potencial de sedimen-
tación dentro del embalse, porque el movimiento del agua en su
interior es limitado; el agua no se mezcla, y se establece una estrati-
ficación vertical de la temperatura y de la concentración de oxígeno
disuelto en ella (Graf 2005, 16). Durante el desfogue se descarga
agua con una temperatura y características fisicoquímicas muy di-
ferentes a las que fluían por el río, con la consecuente afectación de
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las interacciones bióticas río abajo (Wu et al. 2010, 123). A estas
alteraciones se suma que los embalses, anunciados como fuentes de
energía “limpia” sin una huella significativa de carbono, generan
cantidades considerables de dióxido de carbono (CO2) y otros gases
de efecto invernadero, como el metano (CH4). Estas emisiones en
conjunto son similares, y en algunos casos hasta 3.6 veces mayores
que las producidas por una central eléctrica de combustible fósil
equivalente, durante toda su vida útil (Fearnside 2001, 687; Roland
et al. 2011, 287); una externalidad que por lo general no se incluye
en los protocolos de diseño de presas.
El impacto ecológico preciso de una sola presa es único y depen-
de no sólo de su estructura y operación, sino también de la hidro-
logía local, de las restricciones geomorfológicas, del clima y de los
atributos clave de la biota local (flora y fauna). Si una presa causa
impactos severos río abajo, la construcción de una segunda repre-
senta la destrucción de la mayoría de los procesos vitales del río,
como consecuencia de la fragmentación y pérdida de conectividad
del sistema (Garrido-Pérez et al. 2010, 28). Río arriba, la acumula-
ción de sedimentos finos en su parte distal producirá polvos finos,
que alterarán la dinámica atmosférica local. Río abajo, el control o
la reducción del caudal anual y el aporte de sedimentos dañará, en
forma dramática, la productividad natural de las planicies y deltas
(Petts y Gurnell 2005, 37). Estas alteraciones se acentúan por el
control en la operación de la presa, que varía según las necesidades
estacionales de irrigación y de generación de energía.
Además de los impactos ambientales,7 otros costos derivados de
la construcción de presas incluyen externalidades económicas y so-
ciales (Bergkamp et al. 2000, 52). Estos costos se manifiestan en la
pérdida de bienestar social en sectores ajenos a las entidades que
construyeron y operan la presa, por ejemplo el acceso a los recursos
naturales debido a la inundación para crear el embalse, la degrada-
ción de tierras agrícolas y de pastoreo de las áreas inundadas, de
7 Los de primer nivel (por ejemplo, cambios en la dinámica hidrológica y en la morfo-
logía del canal, sismicidad inducida); de segundo (alteración de la productividad primaria) y
de tercero (efectos en la fauna, sus poblaciones e interacciones bióticas). Se estima que estas
alteraciones serán más complicadas por los efectos potenciales del calentamiento global.
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hábitats ribereños que dependen de un flujo muy particular del
agua, del potencial pesquero en los estuarios, por ausencia de apor-
te de agua dulce al mar y del capital cultural, por el desplazamiento
forzado de un gran número de personas, etnias o grupos sociales
minoritarios.
En los debates pasados sobre las repercusiones socioeconómi-
cas de la construcción de presas se reconocía que la inundación de
centros de población y la relocalización es uno de los aspectos más
devastadores (Gleik 2009, 145). Esta preocupación es generalizada,
debido a que las personas desplazadas enfrentan riesgos de largo
plazo de aumento en las condiciones de pobreza, amenaza ante la
falta de tierras, mayor inseguridad alimentaria, carencia de empleos
y marginalización social (Ibid., 146). En fecha reciente, el Gobier-
no de Pekín reconoció por primera vez, que aunque la presa Las
Tres Gargantas (Three Gorges) provee grandes beneficios sociales,
existen problemas urgentes que deben resolverse con una alta prio-
ridad, como asegurar una mejora en el bienestar de los residentes
desplazados (cerca de 1.5 millones de personas), implementar me-
didas de protección ecológica y eventual prevención de un desastre
geológico grave (United Press Internacional, upi 2011). Las grandes
inundaciones han puesto en evidencia la limitada capacidad de la
infraestructura para controlar el caudal del río, desde el peligro de
desbordamiento en el control de avenidas extraordinarias, hasta la
escasez de agua durante periodos relativamente cortos de sequía.
La decisión de construir una presa, del diseño y manejo de su
operación, se debe basar en un análisis riguroso de costos y benefi-
cios. Si estos costos quedan ocultos en la evaluación de factibilidad,
los impactos ambientales, que crean una situación de inequidad
intra e intergeneracional, no podrán ser cubiertos en las mayoría
de los casos.
Las directrices del enfoque ecosistémico para el manejo integra-
do del agua fueron promovidas por la Comisión Económica para
Europa de las Naciones Unidas (unece, por sus siglas en inglés), en
1993. Este marco de referencia se basa en la idea de que los recur-
sos hídricos no deben ser administrados en forma aislada de otros
componentes del ecosistema (suelo, aire, recursos bióticos) y de las
economías y las sociedades humanas (unece 1993).
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Este enfoque reconoce y opera sobre la base de la interrelación
entre la ecología, economía y sociedad, y que es posible garan-
tizar un suministro adecuado de agua de buena calidad a toda la
población, sin comprometer las funciones hidrológicas, biológicas
y químicas de los ecosistemas. Al considerar la cuenca como un
ecosistema, la protección, el uso sostenible y la restauración de sus
componentes son esenciales para la gestión y manejo sostenible de
los recursos hídricos. La conservación de los bienes y servicios de
los ecosistemas naturales es un elemento central del concepto de
manejo integrado de cuencas. De acuerdo con Maass (2004, 57-
58), “es sumamente relevante identificar qué procesos ecológicos
y qué componentes del ecosistema son los más importantes en el
control o mantenimiento de la integridad estructural y funcional
del mismo y que por lo tanto deben de incorporarse a los esquemas
de manejo”. Esto implica asignar los recursos de la cuenca de forma
óptima entre los usuarios; desde los elementos determinantes en la
generación de los servicios ambientales, hasta los usuarios directos
de estos servicios ecosistémicos. Se advierte que para implementar
un adecuado manejo integrado de cuencas se requiere de volun-
tad política, información precisa y conocimientos sobre la cuenca,
tecnología sostenible, gestión y acuerdos institucionales y legales
apropiados, participación de todos los actores involucrados y viabi-
lidad económica.
En la práctica, estas condiciones no se reflejan en la mayoría de
los proyectos de factibilidad asociados con la construcción de pre-
sas. Estas deficiencias de información han llevado a que instancias
gubernamentales nacionales e internacionales revisen los principa-
les conceptos, metodologías y lecciones aprendidas que ayuden a
su ejecución exitosa en cualquier situación (Cotler y Caire 2009,
22). Un avance importante ha sido el reconocimiento generalizado
de considerar a la cuenca como territorio o unidad de análisis y de
gestión. Delimitada de forma natural por un borde y con un punto
común de drenaje, los elementos de una cuenca representan una
manifestación espacial de la relación entre las sociedades rurales y
urbanas con su ambiente. En este contexto, el manejo integrado de
cuencas puede entenderse como un proceso de planeación, imple-
mentación y evaluación de acciones en la cuenca entera, dirigidas
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al control de las externalidades negativas, mediante la participación
organizada e informada de la población (Ibid., 16-17). Es un proce-
so continuo, con un enfoque de manejo adaptativo, a través del cual
se toman y se van ajustando las decisiones para el uso sostenible, el
desarrollo, la restauración y la protección de las características de
los ecosistemas, las funciones y sus vínculos.
Un plan de manejo integrado de cuencas incluye una variedad
de subprogramas diseñados para reducir la erosión, a través del es-
tablecimiento o expansión de áreas protegidas, de identificar y re-
mediar las fuentes de contaminación puntual y difusas, llevar a cabo
acciones de restauración o reforestación, diseñar la introducción de
tecnologías agrícolas mejoradas o tipos de producción alternativos
e instituir programas de educación ambiental y participación social,
entre otros. La implementación de estas acciones debe ser clara y
dar pautas sobre su prioridad temporal, identificar las zonas de in-
tervención y los actores relevantes involucrados (Ibid., 235).
En la situación actual existe gran preocupación por el ambiente,
y puesto que los recursos financieros son limitados, se ha propues-
to el pago por servicios ambientales8 (psa) como un instrumento
prometedor y alternativa a los procedimientos de mando-control
para la protección de los ecosistemas, la conservación de la biodi-
versidad y el manejo de cuencas hidrográficas.9 Este instrumento
ha probado ser un mecanismo eficaz para resolver conflictos fa-
cilitando la interacción entre los usuarios río arriba y abajo de la
cuenca (Kosoy et al. 2005, 2-3). Experiencias probadas en América
Latina demuestran que es rentable el mantenimiento de servicios
hidrológicos de los ecosistemas. Ejemplos de estos esquemas de psa
incluyen la adopción de mejores prácticas de manejo al interior de
la cuenca, como la prevención y control de fuegos, reforestación en
años sucesivos y garantizar la no extracción de recursos forestales
y la caza ilegal. La adopción de estas y otras acciones depende de
8 Son programas que incluyen pagos a ejidos, comunidades rurales y pequeños propie-
tarios por servicios hidrológicos, carbono, conservación de la biodiversidad y agroforestería,
que han probado ser experiencias exitosas en México (Balvanera y Cotler 2007, 120).
9 Los psa pueden generar ingresos adicionales alternativos, desviar fondos a tecnologías
ambientalmente amigables y a patrones de producción sostenibles, crear incentivos para la
inversión y aumentar la participación del sector privado en la protección del medio ambiente.
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la legislación, del nivel socioeconómico, los costos de oportunidad
para la conservación de los bosques y las percepciones de las partes
interesadas sobre las condiciones de los recursos hídricos de cada
región.
Por el contrario, abundan los ejemplos en que la construcción
de presas y diques e instalaciones de purificación de agua han sido
mucho más costosas que la protección o restauración de los eco-
sistemas, que pueden ofrecer los mismos servicios.10 Una muestra
simple de la importancia de la aplicación de un esquema de psa es la
necesidad de mantener las partes altas de las cuencas en condiciones
óptimas, para la captura y conducción natural del agua. El pago por
este servicio, desde luego debe de ser costeado por los usuarios río
abajo. En muchos casos, el costo del agua no refleja su valor real
ni ofrece compensación alguna a los usuarios en la parte alta de la
cuenca, para su conservación. Al tener el agua un costo bajo y no
existir una responsabilidad social por parte de los usuarios río aba-
jo, desaparecen los incentivos para promover la cosecha de agua y
disminuir la carga de sedimentos en las partes altas de las cuencas, y
para hacer más eficiente el uso del agua destinada al ámbito agrícola
o urbano.
En síntesis, las presas son el elemento que ha permitido el de-
sarrollo social. Sin embargo, aún se necesitan ejercicios de evalua-
ción económica de los servicios ecosistémicos perdidos debido a
su construcción; como los costos tanto por la pérdida del potencial
pesquero, de los recursos maderables y no maderables en los deltas,
como de la fertilidad y aporte de sedimentos y la recarga de los
acuíferos, entre otros (Búrquez y Martínez 2000). La cuantificación
de los servicios ambientales que prestan los ríos y los ecosistemas
de agua dulce, para situarlos en su justo valor, permitiría apoyar
la toma de decisiones y de gestión hacia un uso eficiente del agua
entre necesidades que compiten (tanto de los ecosistemas como
de la sociedad), o para actuar según el principio precautorio. Con
este enfoque de valoración, la meta es alcanzar un balance entre la
10 Un ejemplo icónico es la inversión de más de mil millones de dólares de la ciudad de
Nueva York para comprar tierras y restaurar los hábitats en los bosques de las montañas Cats-
kill, para así asegurar la provisión urbana de agua potable en el largo plazo.
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disponibilidad de agua y las demandas y protección de la integridad
funcional de los ecosistemas acuáticos, para asegurar la provisión de
agua dulce en el largo plazo.
En el caso de las presas del estado de Sonora, la mayoría se cons-
truyeron a mediados del siglo xx, con el propósito de almacenar
agua para riego.11 Tres de ellas, El Mocúzari, El Oviachic y El Novi-
llo con una cortina de 88.5 m, 90 m, y 133.8 m, respectivamente,
operan como plantas hidroeléctricas.12 Como en otras regiones de
México (Cotler y Gutiérrez 2005, 9), el uso principal de la mayo-
ría de las presas en Sonora es proveer agua para la agricultura de
riego,13 y en menor cantidad para uso público urbano e industrial.
Algunas de estas presas también fueron construidas con el beneficio
anticipado de controlar los escurrimientos superficiales, y reducir el
riesgo potencial de inundaciones. Sin embargo, este beneficio, pla-
neado en el largo plazo, ha sido contrarrestado por las inundaciones
periódicas que afectan núcleos poblacionales poniendo en eviden-
cia la incapacidad de regulación de flujos extraordinarios del caudal
en estas grandes cuencas. Esta incapacidad de regulación deriva de
las contradicciones entre la deforestación, lograr el máximo alma-
cenamiento para fines agrícolas y energéticos y la protección civil;
un caso cada vez más patente en las inundaciones periódicas en el
sureste de México (Pérez Vega y Ortiz Pérez 2002; Perevochtchikova
y Lezama de la Torre 2010).
La generación de energía en las tres presas más grandes de So-
nora es relativamente pequeña, y no contribuyen de forma impor-
tante a resolver las demandas energéticas regionales. La capacidad
instalada, como plantas hidroeléctricas, permite que juntas generen
164 Mw por año (10, 19 y 135 Mw El Mocúzari, El Oviachic y El
Novillo, respectivamente; datos de la Comisión Nacional del Agua).
En contraste con las grandes presas hidroeléctricas del sur de Méxi-
11 El tamaño, capacidad de almacenamiento y operación es muy variable, las más grandes
son las ubicadas en el río Yaqui.
12 La subregión con mayor infraestructura hidráulica es la del río Yaqui-Mátape en la que
se encuentran 18 de las 32 presas del estado, seguida por la del río Sonora con 7, río Concep-
ción con 4 y río Mayo con 3. La capacidad de almacenamiento total es de 8 648 hm3.
13 Más de 80 por ciento del agua se destina a la producción de granos básicos, cultivos
industriales y forrajes (Reyes Martínez y Quintero Soto 2009, 14).
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co,14 la producción eléctrica en las sonorenses es inapreciable. En
comparación con centrales termoeléctricas promedio,15 El Novillo
apenas produce entre 10 y 25 por ciento de la electricidad, mientras
que El Mocúzari y El Oviachic en conjunto representan menos de 5
por ciento de una planta convencional promedio.16
En cuanto a la propuesta del nuevo proyecto hidráulico en una
región de alta evaporación, como es el caso de Los Pilares del plan
Sonora Sí, en la cuenca media del río Mayo, a pesar de los beneficios
esperados17 es preocupante el interés en construir una presa que
en términos netos quizá decrezca el volumen disponible de agua
en el valle del Mayo (excepto cuando se presenten fuertes avenidas
en años de lluvias extraordinarias). En un sistema ribereño con una
presa que habitualmente está por debajo de su capacidad operativa
óptima, cualquier uso del agua río arriba representa una disminu-
ción en la disponibilidad para los usuarios río abajo, incluso del
distrito de riego. La partición de los embalses en dos superficies de
evaporación (alrededor de 2 m anuales) e infiltración al subsuelo
hará que las pérdidas de agua sean sustanciales. En este proyecto
sobre el río Mayo, se plantea que se moverá agua de un lugar donde
es abundante a uno donde es escasa y más necesaria. Esta última
es supuestamente la función de los ríos, y sin duda lo hacen tan
bien como cualquier canal u obra de infraestructura hidráulica. Las
derivaciones hídricas para proyectos locales, sumadas a la elevada
evaporación anual en la región, representan una situación en la que
los usuarios actuales tendrán pérdidas hídricas desde pequeñas has-
ta graves, suponiendo que en muy buenos años se logre acumular
agua en ambas presas y que al menos parte de ella permanezca entre
años.
A la problemática potencial anterior, de este nuevo proyecto Los
Pilares, se suman otras características socioambientales que ponen
14 Como Chicoasén (2 400 Mw) y Malpaso, en Chiapas; Infiernillo, en Guerrero y Agua-
milpa, en Nayarit (cada una genera 1 000 Mw).
15 Nucleares, de carbón, combustóleo o gas natural, que generan entre 500 y 1 000 Mw.
16 Datos calculados a partir de la Base de datos eia-860 (2005).
17 Una infraestructura que permita el control de avenidas extraordinarias en beneficio de
las zonas agrícolas y urbanas, y de generación de energía. Proyecto del Gobierno del Estado
de Sonora (http://sonorasi.mx/ y http://www.conagua.gob.mx/ocnO07/Comunicados/
comunicado008ocno.pdf).
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en duda su justificación, ya que se trata de una zona con una alta
diversidad de ambientes, una gran riqueza de recursos naturales y
la presencia de comunidades indígenas únicas, con profundas raíces
regionales (Haro et al. 1996, 74). En términos ecológicos también
se trata de una localidad única, que representa el límite norte de la
distribución geográfica de la selva baja caducifolia en el neotrópico;
un tipo de vegetación rica en especies endémicas (40 por ciento de
la flora) y con un alto valor por sus recursos genéticos y su función
en la provisión de bienes y servicios ecosistémicos (Maass et al.
2005, 11). Además de ser reconocida por su riqueza biológica, la
selva baja caducifolia está muy amenazada por actividades huma-
nas, y enfrenta graves problemas de conservación; razones por las
que las selvas bajas caducifolias de México han recibido especial
atención de protección, sobre todo los ambientes de vegetación ri-
bereña (Bezaury-Creel et al. 2010, 27). En esta región de la sierra
sonorense también hay comunidades de bosque tropical secunda-
rio, que se desarrollan en sitios de selva baja caducifolia, que una
vez fueron desmontados y convertidos a pastizales de zacate buffel
(Pennisetum ciliare L.), y debido al sobrepastoreo y manejo incorrecto
del pastizal se degradaron y fueron abandonados (Búrquez y Martí-
nez Yrízar 2007, 544). Aunque los bosques secundarios son comu-
nidades indicadoras de disturbio, también lo son de un proceso de
regeneración natural,18 ecológicamente importante, y de recupera-
ción de servicios ecosistémicos. La selva baja caducifolia es además
el hábitat y refugio de gran cantidad de vertebrados, entre los que
destacan especies migratorias y endémicas, además de numerosas
de artrópodos, muchos de ellos necesarios en la polinización de
plantas silvestres y cultivadas y en la degradación de materia orgá-
nica, entre otras funciones ecosistémicas (Ceballos et al. 2010, 371;
Hutto 2010, 217; Zaragoza et al. 2010, 197).
Tal como se propone, el proyecto Los Pilares plantea modificar el
discurso a “beneficiarios indirectos”, y buscar una inclusión directa,
18 Es un proceso dinámico y complejo de recuperación de las propiedades del ecosistema.
Los bosques secundarios representan etapas intermedias (20-30 años) en este proceso de
regeneración. Tienen un alto valor ecológico, por su capacidad de acumular biomasa en un
periodo relativamente corto, reflejando así su potencial para almacenar carbono (Alvarez Yépiz
et al. 2008, 364).
Región y sociedad / númeRo especial 3 / 2012
302
efectiva y concreta de los pobladores afectados. El análisis de forta-
lezas y debilidades detecta amenazas reales, como que las personas
tengan que someterse a un desplazamiento interno forzado y aban-
dono de sus viviendas, pérdida de sus tierras agrícolas, tradiciones
y costumbres y, por lo tanto, de su estructura social, agravando sus
condiciones de extrema pobreza y marginación social. No hay cer-
tidumbre de que se les otorguen mejores condiciones de vida por la
reubicación, ni de que serán considerados en la toma de decisiones.
En este caso particular, ¿existen soluciones viables a la proble-
mática del manejo del agua? Sí las hay. Lo relevante es pasar de las
decisiones desarrollistas de la gran hidráulica, donde la “esperanza”
ha sido siempre esgrimida como argumento para la apropiación del
agua, a un entendimiento de la interrelación entre disponibilidad
de agua, uso de recursos y sostenibilidad, sin incurrir en los esque-
mas históricos documentados por Wittfogel (1957), que sin duda
tienen un ejemplo casi perfecto en el México del siglo xx, pero no
caben más en el xxi.
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... La Comisión Mundial de Represas (2000), reconoció que las hidroeléctricas representan un aporte significativo al cambio climático, en conjunto, sus emisiones son similares o hasta 3.5 veces mayores que las producidas por una central eléctrica de combustible fósil durante su vida útil. Los gases de efecto invernadero generados (dióxido de carbono y metano) por la remoción y descomposición de la vegetación y los suelos inundados continua durante la vida del embalse, modificando el ciclo del carbono al elevar la concentración de este a una tasa mayor a la que puede ser reincorporado (Martinez, Búrquez, & Calmus, 2012). (Angarita, et al, 2018) (Moran, Lopez, Moore, Müller, & Hyndman, 2018). ...
... De acuerdo con Moreno, Rueda y Andrade (2018), en Colombia hay 1494 especies de peces de agua dulce, 112 de éstas realizan migraciones exclusivamente en estas aguas y representan los mayores aportes en la pesca artesanal. Las barreras en estas migraciones no solo repercuten en las poblaciones de las especies, sino que también en el sustento de las comunidades que dependen de estas para su alimentación o comercialización (Martinez, Búrquez, & Calmus, 2012). Dichas alteraciones, generan variaciones en la composición y abundancia de los peces y en la estructura de la ictiofauna en la cuenca, como resultado, las especies no migratorias aumentan y las migratorias, que tienden a tener importancia comercial, disminuyen. ...
... El enfoque ecosistémico promovido por la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas, integra los componentes del ecosistema, la economía y la sociedad para que la administración del recurso hídrico no se haga de forma aislada (Martinez, Búrquez, & Calmus, 2012). La Gestión integral del recurso hídrico en Colombia, es un proceso que promueve el desarrollo de políticas públicas orientadas al desarrollo económico, social y protección de ecosistemas (MAVDT, 2010). ...
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La tendencia de esta transformación se ha caracterizado por considerar los bosques, el suelo, la fauna y el agua como recursos renovables, ocasionando la degradación y destrucción de ecosistemas estratégicos. Estas problemáticas requiere integrar diferentes disciplinas para entender las causas y consecuencias de la transformación del territorio. En consonancia con lo expuesto, esta cartilla pretende enfocarse en la visión holística del mundo planteada por Capra (1998) bajo el concepto de ecología profunda, que “reconociendo la interdependencia fundamental entre todos los fenómenos y el hecho que, como individuos y sociedades, estamos inmersos en (y finalmente dependiente de) los procesos cíclicos de la naturaleza”. Siendo así, se pretende, ver el todo funcional y entender la interdependencia de las partes, para llevar a cabo el análisis de estudios de caso que incluyen las aplicaciones ingenieriles sobre factores bióticos y abióticos del ecosistema y su impacto sobre estos. Sumado a esto, esta cartilla busca que el estudiante logre integrar las diferentes aplicaciones de las ciencias sobre problemas reales de la ingeniería.
... También hay aportaciones más recientes, como la de Haro y Martínez (2019), que se refieren al caso específico del pueblo guarijío; y otras que, basadas en experiencias que han tenido otros pueblos nativos en el mundo, proponen recomendaciones internacionales para el manejo más adecuado de este tipo de proyectos (Cernea 1995(Cernea , 2007Comisión Mundial de Represas 2001). Así mismo, los estudios de especialistas en ecosistemas que son de gran importancia para el mejor conocimiento de las afectaciones al ambiente y a las personas (Martínez et al. 2012), por mencionar algunos. En todas estas obras se consignan los efectos que causan las represas al medio ambiente, específicamente a la flora y fauna, a los suelos, al clima; también a la salud de las personas que habitan a su alrededor, por el contacto con agua estancada, que promueve la producción de agentes patógenos. ...
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A partir de dos estudios de caso y de la investigación etnográfica, las autoras abordamos los impactos sociales, culturales y ambientales a pueblos indígenas en México, producidos por megaproyectos de empresas. Ambos casos se refieren a la lucha de los pueblos por la defensa de sus recursos y territorio. El primero, una comunidad zapoteca, en Oaxaca, contra el restablecimiento de la minería y, el otro, en Sonora, contra la construcción de una represa. Si bien, cada caso tiene particularidades, podemos observar generalidades en las formas de proceder de los actores, quienes, de acuerdo a su nivel de poder, desplegaran estrategias para alcanzar sus intereses. Es necesario precisar que la propuesta de un megaproyecto establece relaciones de poder entre los actores involucrados, sin embargo, será en condiciones desiguales y desventajosas para los pueblos indígenas. Durante todo el proceso están presentes diferentes tipos de violencias y transgresiones a los derechos colectivos, donde el Estado y las empresas tienen responsabilidades. Aún en un contexto de pandemia, las empresas continúan realizando actividades, al mismo tiempo, se hacen presentes diferentes respuestas por parte de los pueblos indígenas: desarrollo de consultas, movilizaciones, denuncias públicas, acciones judiciales, entre otras.
... This classic or traditional model of water management, based on supply strategies and the neoliberal principles of privatisation, has detrimental effects on the environment as well as on the economy and the society, which has led certain population groups to question the validity of these unsustainable management models [3,4]. ...
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This article addresses the process of designing and validating a questionnaire on the New Water Culture, which aims to collect information on various issues related to water, such as its management, savings, and consumption. The questionnaire was subjected to a double validation process: an evaluation by a panel of experts, including members of the New Water Culture Foundation, and a pilot study, which allowed us to estimate the validation of the content as well as the corresponding internal consistency of the questionnaire. The construction and validation process resulted in a questionnaire consisting of 27 items with a total of 71 variables distributed in four sections: the first is related to scarcity, quantity, and distribution of water; the second collects questions about the different dimensions of water; the third analyses the different ways of carrying out water management; and the fourth and last section is related to personal actions associated with water. The reliability study showed a Cronbach alpha of 0.913, which demonstrates the development of a robust and reliable instrument allowing the identification of the most problematic issues associated with the New Water Culture.
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This article seeks to contribute to a better understanding of the policies and modes of governance driving the acceleration of construction mineral extraction rates in Mexico, through a case study of a controversial development project that resulted in hundreds of thousands of tons of unused concrete: El Zapotillo Dam in the Highlands of Jalisco, Mexico. It analyzes the types and volumes of materials extracted for the construction of El Zapotillo Dam and for the housing infrastructure meant for displaced families, the subjects involved in the extraction and transformation of these materials, and the socio-environmental impacts. Information was obtained through Mexico’s National Transparency Platform and by reviewing environmental impact assessments, academic texts on the conflict around the dam, newspaper sources and data available on the Internet. Primary sources include the application of interviews and direct observation during a series of visits to the affected territories and the dam site between August 2022 and June 2024. In accordance with extractive tendencies on the national and global levels, the findings of this research illustrate how – even in the case of a high-profile development project – poor regulation can combine with the emergence of hybrid forms of governance to expand the extractive frontier.
Article
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Chone basin is located in the province of Manabí and is formed by four micro basins: San Lorenzo river, Garrapata river, Mosquito river and Grande river. Chone Multipurpose Project (CHMPP) was installed at the Grande river, with two purposes: to provide drinking water to the canton and to provide water for irrigation to the population that is dedicated to agriculture, through a drainage system, which also avoids floods caused by El Niño phenomenon. This research aimed to establish the suitability for irrigation of the water of the CHMPP, based on the total, calcium and magnesium hardness variation in the Grande basin, before (2014) and after (2017) the dam began to operate. 17 sampling points were selected: one of them was in the CHMPP reservoir and the remaining ones, upstream of the Grande river. To measure total and calcium hardness, the APHA 2340 Hardness method was used; magnesium hardness was calculated with the difference of titration volumes and the soil suitability for irrigation in 2017 was established from the Magnesium Adsorption Ratio (MAR). According to the MAR, 70.6% of the tributaries upstream of the Grande river are not suitable for irrigation, so consideration should be given to the softening of these waters or the addition of calcium as amendment to balance ion exchange ratios in soil.
Chapter
In this chapter, we provide an overview of the diversity of the Mexican freshwater mollusks (gastropods and bivalves). We outline their current status as one of the most imperiled group of animals in Mexico and we discuss necessary changes to stop their decline. The Mexican freshwater molluscan fauna is composed of 292 species, of which 195 are gastropods and 97 bivalves. Like many other aquatic invertebrates worldwide, members of both molluscan classes are rapidly declining in most regions of Mexico. These losses constitute a silent extinction during the Anthropocene resulting from water pollution, large diversions for irrigation of arid regions, hydropower production, and introductions of non-native species. The lack of historical data about molluscan distributions, especially of bivalves, makes it difficult to determine the full extent of these local and regional extinctions. However, a few case studies that include the methods of conservation paleobiology are used to show an alarming picture: the comparison of local sub-fossil records with recent data documents a dramatic loss of freshwater snail diversity of more than 80% in only a century. In light of this, it is becoming increasingly clear that current conservation efforts alone will not be enough to stop more extinctions. Climate change, especially increased frequency and intensity of regional drought, is known to decrease habitat quality. Dam removal along with more and larger protected areas and ecosystem restorations can reverse the trend of some of these potential species losses. We advocate a shift in consciousness so that natural scientific efforts are part of an integrated holistic solution that includes the ecological, economic, philosophical, and theological values for society.
Article
Objetivo. Analizar los factores presentes en el proceso de construcción de grandes presas sobre el río Yaqui entre 1934 y 1964. Metodología. Se revisó la historiografía más relevante sobre los usos y apropiación de tierra y agua en la región, analizándose varios cuerpos documentales de archivo y hemerografía en torno a la construcción de las presas, las posturas de los grupos sociales, las políticas públicas y el impacto al medio ambiente. Resultados. El presente trabajo expone el papel del Estado mexicano como constructor de las grandes presas de almacenamiento e impulsor de la agricultura bajo riego, generando con ello la creación de diversos paisajes y la contaminación por agroquímicos, entre otros efectos. Conclusión. En el valle del Yaqui, las modalidades en el uso y apropiación de los recursos tierra y agua, cuyo requisito fue la construcción de grandes presas, precipitaron intensas alteraciones en la naturaleza.
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Presentación del número NÚM. XV (8): MIRADAS Y PRÁCTICAS ECO-SOCIALES EN IBEROAMÉRICA, en Revista Iberoamérica Social.
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Ibereroamérica Social: Revista-red de estudios sociales. Año 8, Número XV
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Resumen El objetivo de este trabajo es analizar cómo la construc-ción de la presa El Cajón, ubicada sobre el río Santiago, en Nayarit, generó cambios físico-ambientales que modificaron las formas y medios de vida de una co-munidad. El estudio se sustenta en investigación docu-mental, recolección de información directa en campo mediante el método etnográfico, y análisis de las variables cualitativas. Se aportan evidencias de los cambios socioambientales, las tensiones y los conflictos que ex-perimentan los actores de las comunidades contiguas y externas después de la construcción de grandes obras de infraestructura. La investigación es relevante por-que el enfoque de territorios hidrosociales utilizado per-mitió entender la reconfiguración del territorio hídri-co, y reveló cambios productivos y conflictos surgidos tras una competencia exacerbada por los recursos de la pesca comercial. Se concluye que es necesario refor-mular las intervenciones gubernamentales compulsi-vas que desatan este tipo de procesos, que incluyen las evaluaciones previas y los mecanismos de restitución y compensación social. Palabras clave: presas hidroeléctricas; abastecimiento de agua; gestión del agua; políticas ambientales; recur-sos hídricos; embalses; Nayarit. Abstract The purpose of this paper is to analyze how the construction of the El Cajón dam, located on the Santiago River, in Nayarit, generated physical-environmental changes that modified the ways of life and livelihoods of a community. The study is based on documentary research, collection of direct information in the field through the ethnographic method, and analysis of qualitative variables. Evidence of the socio-environmental changes, tensions and conflicts experienced by the actors of the adjacent and external communities after the construction of major infrastructure projects is provided. The research is relevant because the hydrosocial territories approach used allowed to understand the reconfiguration of the water territory, and revealed productive changes and conflicts that arose after an exacerbated competition for commercial fishing resources. It follows that it is necessary to refor-mulate the compulsive government interventions that unleash this type of processes, which include the previous assessments and the mechanisms of restitution and social compensation.
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Desde fines de 1992,un equipo interdisciplinario de investigadores de varias instituciones ha venido conduciendo un proyecto de investigación-acción en la región Guarijío / Makurawe de Sonora, con el objetivo de formular un modelo de atención a la salud aplicable a los grupos indígenas en la entidad. 1 Siguiendo el enfoque de los Sistemas Locales de Salud (SILOS), se aplicaron diversas estrategias y metodologías, planteadas de acuerdo a los intereses disciplinarios de los participantes en el equipo. Como resultado, se conformó una propuesta de análisis situacional de la región seleccionada para el estudio, dividida en 9 ejes con sus correspondientes líneas de acción o propuestas estratégicas. El modelo construido muestra que la interdependencia de los fenómenos implicados en el proceso salud / enfermedad en esta región indígena, amerita una visión interdisciplinaria capaz de dar cuenta de la particularidad que adquiere este proceso en el diagnóstico situacional de una región definida como intercultural, como también de un modelo de atención integral sustentado en el concurso de los recursos disponibles, la diversificación de actividades productivas y de otras acciones que reclaman un enfoque intersectorial y requieren para su implementación de la participación de la población.
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http://www.agua.org.mx/h2o/index.php?option=com_content&view=article&id=23518:diversidad-amenazas-y-areas-prioritarias-para-la-conservacion-de-las-selvas-secas-del-pacifico-de-mexico&catid=1294:conservacion-de-bosques&Itemid=99 El volumen incluye 20 capítulos escritos por una amalgama de autores, incluyendo los investigadores más reconocidos en el campo, en conjunción con autores que cada día se hacen más notables por sus contribuciones, así como investigadores más jóvenes que empiezan a incursionar al estudio de las selvas secas, pero aportando capítulos degran valía. Este documento nos deja ver que la diversidad biológica de las selvas secas de México es notable. Como botón de muestra, se enfatiza que la diversidad florística confirma la sospecha que alguna vez aventuró el gran botánico Al Gentry: la riqueza de especies (diversidad Alfa) no se ajusta al paradigma latitudinal (a mayor latitud menos diversidad), pues en las latitudes de México (y, al parecer, en sus contrapartes de Sudamérica) la diversidad es mayor que en latitudes más ecuatoriales. A su vez, el recambio de especies entre localidades dentro de México (diversidad Beta) es inusitadamente alto. El nivel de endemismo es espectacular, alcanzando niveles que rebasan el 50% de las especies de plantas vasculares del país. Dicho endemismo, si bien manifiesto sobre todo a nivel de las especies, incluye también formas de vida endémicas, como el caso de un gremio de especies del género Ipomoea, que en todas partes en que existen son plantas herbáceas trepadoras, mientras que en las selvas secas de México, además de las formas herbáceas, han evolucionado como árboles, a veces de gran porte, que con su floración masiva decoran la selva seca. La exuberancia de especies endémicas también es notable en varios grupos de animales, vertebrados e invertebrados, como lo enfatizan varios de los capítulos del volumen. Destaca también la profusión de plantas útiles que existen en las selevas secas y de cómo dicha utilidad se cristaliza por el profundo conocimeinto etnobiológico, tradicionalde sus pobladores. Asimismo se nos ofrece un panorama que permite asomarnos al gran cúmulo de servicios ambientales que la sociedad a nivel local, regional, o incluso nacional derivamosde estos ecosistemas. Aunque con gran sesgo, pues mucha de la información que se aporta en el volumen proviene de uno o pocos sitios relativamente mejor estudiados, la dinámica ecosistémica, es decir “el pulso” ecológico de la selva seca también empieza a entenderse, al tiempo que remarca la necesidad de abordar estudios similares en otras partes del país. No obstante, aún considerando el caso de los sitios mejor estudiados, el volumen hace evidente que muchonos falta por hacer en varios frentes, incluyendo desde la aplicación de estudios de tipo funcional (dinámica ecosistémica) hasta problemas de manejo y conservación de las selvas secas.
Article
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Freshwater ecosystems are at the forefront of the global biodiversity crisis, with more declining and extinct species than in terrestrial or marine environments. Hydrologic alterations and biological invasions represent two of the greatest threats to freshwater biota, yet the importance of linkages between these drivers of environmental change remains uncertain. Here, we quantitatively test the hypothesis that impoundments facilitate the introduction and establishment of aquatic invasive species in lake ecosystems. By combining data on boating activity water body physicochemistry, and geographical distribution of five nuisance invaders in the Laurentian Great Lakes region, we show that non-indigenous species are 2.4 to 300 times more likely to occur in impoundments than in natural lakes, and that impoundments frequently support multiple invaders. Furthermore, comparisons of the contemporary and historical landscapes revealed that impoundments enhance the invasion risk of natural lakes by increasing their proximity to invaded water bodies, highlighting the role of human-altered ecosystems as "stepping-stone" habitats for the continued spread of freshwater invaders.
Article
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Article
Provision of clean freshwater is an essential ecosystem service that is under increasing pressure worldwide from a variety of conflicting demands. Water yields differ in relation to land-cover type. Successful resource management therefore requires accurate information on yields from alternative vegetation types to adequately address concerns regarding water production. Of particular importance are upper watersheds/catchments, regardless of where water is extracted. Research in New Zealand has shown that, when in good condition, indigenous tall tussock grasslands can maximize water yield relative to other vegetation cover types. A long-term hydrological paired-catchment study revealed reductions (up to 41% after 22 years) in water yielded annually from an afforested catchment relative to adjacent indigenous grassland. Furthermore, a stable isotope assessment showed that water from fog may. substantially contribute to yield in upland tussock grasslands. The tall tussock life-form and its leaf anatomy and physiology, which minimize transpiration loss, appear to be the differentiating factors. Thus, maintaining dominance of such cover is important for water production, especially in upland catchments. Ecological analogues and integrated land-use planning are discussed in the context of this essential ecosystem service. Water management programs in other countries are reviewed and that of South Africa is commended as a model.