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¿Políticas de salud y salud politizada? Un análisis de las políticas de salud sexual y reproductiva en Perú desde la perspectiva de la ética médica, calidad de atención y derechos humanos

Authors:

Abstract

La ética médica es considerada entre los profesionales de salud como la disciplina que proporciona las bases para brindar una atención adecuada a los pacientes. En los últimos años, los conceptos de calidad de atención y derechos humanos – así como sus diversos discursos acompañantes – se han sumado al concepto de ética médica entre los paradigmas a tener en cuenta en la atención de las personas, tanto a nivel individual, así como a nivel de políticas de salud. El presente trabajo busca analizar tales paradigmas, utilizando como estudio de caso las políticas de salud sexual y reproductiva que se dieron en Perú en los últimos 10 años.
Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 24(1):7-15, jan, 2008
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¿Políticas de salud y salud politizada? Un análisis
de las políticas de salud sexual y reproductiva
en Perú desde la perspectiva de la ética médica,
calidad de atención y derechos humanos
Health policies and politicized health? An analysis
of sexual and reproductive health policies in Peru
from the perspective of medical ethics, quality of
care, and human rights
1 Asociación Civil para la
Educación en Derechos
Humanos con Aplicación en
Salud, Lima, Perú.
2 Department of
Epidemiology and
Population Health, London
School of Hygiene and
Tropical Medicine, London,
U.K.
3 Facultad de Salud Pública y
Administración, Universidad
Peruana Cayetano Heredia,
Lima, Perú.
4 Petrie-Flom Fellow on
Global Health and Human
Rights, Harvard Law School,
Boston, U.S.A.
5 Department of Health
Policy and Management,
Harvard School of Public
Health, Boston, U.S.A.
Correspondencia
J. J. Miranda
Asociación Civil para la
Educación en Derechos
Humanos con Aplicación en
Salud.
Moquegua 145, Santa
Patricia 2, La Molina,
Lima 12, Perú.
jaime.miranda@edhucasalud.
org
jaime.miranda@lshtm.ac.uk
J. Jaime Miranda
1,2,3
Alicia Ely Yamin
1,4,5
Abstract
Health professionals view medical ethics as a
discipline that provides the basis for more ad-
equate patient care. In recent years the concepts
of quality of care and human rights – with their
attending discourses – have joined the concept of
medical ethics among the paradigms to consider
in care for humans both at the individual and
health policy levels. The current study seeks to
analyze such paradigms, based on a case study of
sexual and reproductive health policies in Peru
in the last 10 years.
Sexual and Reproductive Health; Health Policy;
Quality of Health Care; Medical Ethics; Human
Rights
Introducción
Las acciones que se plantean para proteger y
promover un buen estado de salud, así como los
actores necesarios para llevar tales tareas a ca-
bo, dependen de la manera en que se concep-
tualiza el término “salud. Este ensayo presenta
una breve descripción de las políticas de salud
vinculadas a la salud sexual y reproductiva que
tuvieron lugar en Perú en los últimos 10 años,
continuando con un análisis de las implicancias
y repercusiones que distintos paradigmas – o
puntos de partida para comprender y concep-
tualizar la salud – nos ofrecen. Los conceptos de
ética médica, calidad de atención y derechos hu-
manos han sido escogidos para tal análisis, dada
su relevancia e importancia en el cuidado de la
salud de nuestros congéneres. Concretamente,
estos paradigmas nos ofrecen maneras distintas
de formular, ejecutar y evaluar las políticas de sa-
lud, además de comprender las relaciones entre
los diferentes actores, a distintos niveles, involu-
crados en el proceso. Utilizando como base tra-
bajos previos sobre las políticas de salud sexual y
reproductiva en el Perú
1,2
y críticas a los modelos
clásicos de la prestación de servicios de salud,
este documento enfatiza la importancia de crear
y promover una cultura de salud como derecho,
salud como derecho humano.
REVISÃO REVIEW
Miranda JJ, Yamin AE
8
Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 24(1):7-15, jan, 2008
Salud sexual y reproductiva en contexto
Los indicadores de mortalidad materna y morta-
lidad infantil son utilizados frecuentemente en el
área de salud sexual y reproductiva. De un total
de 27 millones de peruanos, las mujeres en edad
reproductiva constituyen un 25% de la población
total
3
. La tasa de mortalidad materna en Perú pa-
ra el período previo al año 2000 fue de 410 muer-
tes por 100.000 nacidos vivos. Perú y Bolivia, cuya
tasa es de 420 muertes, son los países con peores
indicadores de mortalidad materna en América
del Sur
4
.
Un niño que nace en Perú, donde la morta-
lidad infantil es de 32 por 1.000 nacidos vivos,
tiene más del doble de posibilidades de fallecer
antes de llegar a su primer año de vida que un
niño nacido en Chile y más de 10 veces cuando
se compara con las probabilidades de sobrevivir
en Suecia o Japón
4
.
Las cifras promedio a nivel nacional enmas-
caran una realidad de indicadores divergentes y
de disparidades en donde las zonas de los Andes
y de la Amazonía figuran entre las más desfavore-
cidas, además de una clara y marcada diferencia
urbano-rural
5
.
Un aspecto importante en el campo de la sa-
lud sexual y reproductiva lo constituye, por su
vinculación como una de las causas de mortali-
dad materna, la problemática del aborto y de los
embarazos no deseados. A pesar de que éstos no
son parte de la discusión en el presente trabajo,
vale la pena mencionar algunos hallazgos que
permitan poner en contexto la complejidad de la
salud sexual y reproductiva en Perú.
El aborto inseguro representa un 16% del total
de muertes maternas. Existen aproximadamente
66 abortos por cada 100 nacidos vivos en el país,
en donde el aborto es ilegal. Como mínimo, 30%
del total de abortos resulta en complicaciones
6
.
Adicionalmente, se estima que 60% del total de
embarazos son no deseados, y un 25% de mu-
jeres sexualmente activas en edad reproductiva
en el Perú no están adecuadamente protegidas
contra un embarazo no deseado
6
. Esta situación
añade variables distintas al no menos complejo
problema de la salud sexual y reproductiva en
Perú.
1995-1998: el control poblacional
como meta
No es nuevo el sostener que en las últimas dé-
cadas muchos países en desarrollo han tenido,
y siguen teniendo, presión internacional con el
fin de aplicar modelos económicos neoliberales
a través de los llamados “programas de ajustes
estructurales” (del Inglés, structural adjustment
programs). Tales modelos formulan que los go-
biernos deberían permitir que el mercado se
“haga cargo” de la provisión de servicios básicos
a los ciudadanos, incluyendo salud. La oferta
y la demanda brindarían las condiciones ne-
cesarias para que los servicios necesarios sean
otorgados al consumidor de acuerdo con sus
demandas y preferencias. El mercado brindaría
el mecanismo más eficiente para la asignación
de los recursos a los servicios sociales básicos.
Al mismo tiempo, la privatización de tales servi-
cios permitiría que se tenga un Estado con me-
nos gastos, y en el futuro le permitiría ser más
eficiente y estar en una mejor posición para
afrontar sus compromisos fiscales, sobretodo,
la deuda externa.
El resultado de tal modelo, aplicado con di-
ferente rigurosidad en diferentes países por el
Fondo Monetario Internacional, conjuntamente
con bancos multilaterales para el desarrollo, ha
sido en la práctica no menos que catastrófico
7
.
En muchos países, incluyendo Perú, el sector sa-
lud ha sido uno de los primeros en ser afectados
al no recibir financiamiento adecuado por parte
del gobierno
8
.
El beneficio potencial de tales modelos y pre-
dicciones no ha llegado, y lo que es peor, la salud
de millones de personas – sobretodo aquellas
fuera de la “economía productiva” – se ha visto
afectada al encontrarse atrapados en un círculo
vicioso de pobreza-enfermedad que conduce a
mayor pobreza-enfermedad.
Sin ir muy lejos, en Perú entre los años 1997
y 2001, el 80% del total de gastos privados en sa-
lud – aquellos que no son gastos por parte del
Gobierno – provienen directamente de los bol-
sillos de las personas
4
. En un país con más de
la mitad de la población viviendo en niveles de
pobreza – 57,4% en 1991 y 54,1% en el año 2000
9
– no es difícil predecir que los niveles de salud de
tales sectores de la población se verán afectados
de manera importante, además de otras esferas,
como educación, por sacrificios, usualmente in-
visibles, llevados a cabo para poder sobrevivir.
Concretamente, si no puedes pagar para tener
un nivel adecuado de salud, dejas de estudiar, no
puedes trabajar y las oportunidades de progresar
en la vida se ven severamente afectadas.
Este modelo de salud tiene también conse-
cuencias distintas a nivel de género. Son las mu-
jeres las que cuidan el hogar y la familia, son las
mujeres las que asumen mayor responsabilidad
cuando el Estado abandona su rol de proveer ser-
vicios básicos, y son ellas mismas las que tendrán
niños, aquellos que eventualmente formarán
parte del sector laboral o parte del sector desem-
pleado
10,11
.
ANÁLISIS DE LAS POLÍTICAS DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
9
Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 24(1):7-15, jan, 2008
En Perú, en la década de los 90, durante el
mandato de Albero Fujimori (1990-2001) se lle-
varon a cabo las políticas del modelo de desa-
rrollo neoliberal, las mismas que incluyeron la
“modernización” del sector salud. En este mismo
período se consideró que el crecimiento pobla-
cional era uno de los factores limitantes para el
desarrollo económico del país, vale decir, los mi-
llones de pobres de Perú traían al mundo más
individuos pobres.
Interesante como suena, en un país en donde
los temas de salud no son parte de la agenda de
los gobernantes, ni obtienen titulares de primera
plana, el mismo Fujimori en julio de 1995 anun-
ció que la planificación familiar sería una priori-
dad para el gobierno. Poco después, el Congreso
de la República aprobaría y legalizaría la esterili-
zación quirúrgica como un método de planifica-
ción familiar.
La meta era reducir la tasa de crecimiento
poblacional anual a una cifra alrededor de 1,17
para el período 1995-2000
12
. Dicho indicador
mostraba un descenso progresivo que se había
iniciado en las décadas anteriores, siendo 2,8 en
el período 1961-1972, 2,0 entre 1981-1993, al-
canzando 1,7 entre 1993-2002, incluyendo este
último el período de gobierno de Fujimori. En
otras palabras, el esperar la tendencia de reduc-
ción del crecimiento poblacional de acuerdo a
las tendencias observadas no sería suficiente.
Entonces, la meta sería por el contrario acelerar
el proceso. El mismo Fujimori tomó un interés
personal en tal programa y, como cualquier plan
que necesita mostrar resultados, algunas metas
fueron establecidas para poder monitorear los
avances y evaluar los logros de este programa,
entre ellas el número de mujeres esterilizadas.
Ha sido indicado que el proceso de monitoreo
era implementado desde el mismo Palacio de
Gobierno
13
.
Producto de dicho programa, más de 250.000
“beneficiarias” fueron esterilizadas
14
, la mayoría
sin un proceso adecuado de consentimiento in-
formado, producto de las presiones tácitas para
cumplir con las metas establecidas. Vale la pena
resaltar que la mayoría de dichas mujeres corres-
pondían al estrato socioeconómico bajo y eran a
la vez procedentes de zonas rurales con alta con-
centración de poblaciones indígenas pobres.
En 1998 y 1999, la revelación de que esteri-
lizaciones quirúrgicas fueron llevadas a cabo de
manera involuntaria como parte de dicho pro-
grama produjo un gran escándalo, no sólo a nivel
local, sino también a nivel internacional. En par-
ticular, un grupo de representantes del congreso
de los EEUU establecieron su propia comisión
investigadora, debido a que la Agencia para el
Desarrollo Internacional de dicho país (USAID
– US Agency for Internacional Development) ha-
bía financiado directamente, y en gran parte, tal
programa de salud.
2001-2003: introduciendo agendas
conservadoras como parte del remedio
Desde que el Presidente Alejandro Toledo asu-
mió el poder en 2001, el Ministerio de Salud fue
dominado por elementos conservadores reli-
giosos, quienes reformularon las políticas de los
programas relacionados con la salud sexual y re-
productiva de acuerdo con una agenda ideoló-
gica específica. Tal mandato se reflejó principal-
mente, aunque no únicamente, en un bloqueo al
acceso a métodos anticonceptivos e imponiendo
penalidades más severas para los casos de aborto
1,2,15,16
. En parte, dichos cambios en la posición
del gobierno en relación a la salud sexual y re-
productiva eran justificados como respuesta a la
mala experiencia durante la época de las esteri-
lizaciones.
Casi inmediatamente después de la asunción
al mando del Presidente Toledo se formaron dos
comisiones para investigar los casos de las esteri-
lizaciones – uno dentro del propio Ministerio de
Salud y uno dentro del Congreso de la República,
el mismo que fue promovido por políticos vin-
culados a organismos y agendas religiosas con-
servadoras. Ambas comisiones encontraron ha-
llazgos similares. La comisión del Congreso llegó
incluso a calificar las esterilizaciones llevadas a
cabo como parte de una política de “genocidio”.
Esta misma comisión cita, por su parte, figuras
de procedimientos de esterilización quirúrgica
realizados de manera involuntaria o forzada del
orden de 90 veces más altas que aquellas reporta-
das por grupos feministas y la misma Defensoría
del Pueblo
17
.
Del mismo modo que el deseo de controlar
el crecimiento poblacional para facilitar el desa-
rrollo económico era un reflejo del momentum
de tendencias transnacionales, también lo fue el
fortalecimiento de influencias religiosas conser-
vadoras en sector salud del Perú. Por ejemplo, al
mismo tiempo y progresivamente, el gobierno
de los EEUU inició el bloqueo de financiamien-
to de programas que promovían la salud sexual
y reproductiva de manera contradictoria a sus
principios ideológicos. Esta creciente influencia
religiosa conservadora de parte del gobierno de
los EEUU conllevó, en la práctica y entre otras
cosas, a reducir el financiamiento de organismos
técnicos de la Naciones Unidas, tales como el
Fondo de Población de las Naciones Unidas
18,19
.
Específicamente, las políticas restrictivas del
gobierno de los EEUU, en cuanto a financiamien-
Miranda JJ, Yamin AE
10
Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 24(1):7-15, jan, 2008
to a instituciones extranjeras en temas de salud
sexual y reproductiva, incluyen no solamente li-
mitaciones en la provisión de tales servicios, sino
también en la provisión de información en te-
mas relacionados al aborto, política comúnmen-
te conocida como la Ley Global de la Mordaza,
o “Global Gag Rule” en Inglés. Asimismo, toda
información relacionada con estrategias de pre-
vención en VIH/SIDA deberá poner énfasis en la
abstinencia, incluso a costa de iniciativas de edu-
cación sexual y provisión de condones. Estos he-
chos han promovido marcadas críticas, por parte
de líderes y expertos en los sectores políticos y
de salud, a nivel internacional
20
. Resulta claro,
entonces, que todo organismo que pretenda ac-
ceder a los recursos de la cooperación externa
de los EEUU deberá someterse a sus políticas y
agendas específicas en temas de reproducción
en los países en vías de desarrollo, vale decir, an-
ti-aborto y pro-abstinencia.
Paradigmas para comprender la
prestación de servicios de salud:
puntos de partida diferentes nos
dan interpretaciones diferentes
Bioética y ética médica
La profesión médica tiene una larga historia en
la promoción de una conducta ética hacia los
pacientes. El Juramento Hipocrático, promul-
gado por el antiguo filósofo griego y médico Hi-
pócrates, se constituye como el código que guía
la conducta ética y responsable de los médicos
para con los pacientes. En los últimos años, re-
conocidos cuerpos médicos locales e internacio-
nales siguen trabajado en base a declaraciones
y códigos de ética, los mismos que tienen que
ver principalmente con las responsabilidades de
parte de la profesión médica en el cuidado de los
pacientes
21,22
.
El paradigma tradicional de ética médica asu-
me una relación “dual” o “diádica” entre médico
y paciente – refiriéndose a una comunicación bi-
direccional que no admite influencias externas
– que usualmente se encuentra largamente di-
vorciada del contexto social.
La mayoría de discusiones éticas en medicina
examinan cómo decisiones “puramente” clíni-
cas podrían afectar la vida de los pacientes. El
conocimiento especializado del médico y la vul-
nerabilidad de los pacientes demandan una re-
lación fiduciaria, basada en la confianza. De ella
se desprenden, como es de esperarse, una serie
de obligaciones éticas básicas: beneficencia, no
maleficencia, autonomía y justicia
23
. Bajo este
modelo, el cumplimiento de tales obligaciones
es regulado y evaluado de manera interna – o sea,
entre los mismos profesionales – por los respecti-
vos organismos o agrupaciones médicas.
La “voz” de los pacientes – aquellos que pro-
ceden de culturas diferentes y específicas, ade-
más de mantener concepciones particulares so-
bre su propio bienestar – es raramente escuchada
en discusiones éticas profesionales. Vale la pena
notar que aquellos factores que no forman parte
de la interacción médico-paciente – incluyendo
las influencias que tienen la cultura y los siste-
mas tradicionales de salud en como se definen y
promueven el bienestar en diferentes individuos
y sociedades – no son contemplados cuando se
trata el tema de ética médica.
Es por ello que, los diferentes modelos de
relación médico-paciente desarrollados por es-
pecialistas en ética de países desarrollados pare-
cerían tener una relevancia limitada en las áreas
rurales del Perú. Prejuicios culturales e históricos
conllevarían a que el doctor cumpla no sólo un
rol paternalista, sino también “civilizador”. La
medicina occidental, así como la lógica inhe-
rente a dicha práctica, parecería que tuviese un
efecto civilizador sobre las costumbres de los pa-
cientes indígenas o campesinos. Además de ello,
muchos pacientes no toman individualmente
decisiones sobre su salud, así como tampoco tie-
nen la opción de elegir donde recibir la atención
debida para el cuidado de su salud. Dado que en
teoría el poder de los médicos es regulado por
medio de estándares éticos, aquellas relaciones
de poder que no son consideradas parte de la re-
lación médico-paciente – a pesar que por si mis-
mas afectan el bienestar del paciente – no están
sujetas a escrutinio en este modelo.
En relación a las esterilizaciones que se lleva-
ron a cabo sin un debido consentimiento, un mo-
delo basado en ética médica en un vacío buscaría
la sanción del médico practicante, dejando de la-
do una evaluación de la política per se o de como
ésta tendría un efecto sobre la conducta a nivel
individual del profesional de salud. Continuando
en el marco ético, el primer Ministro de Salud
durante el gobierno de Alejandro Toledo, Dr. Luis
Solari de la Fuente, tomó acciones que brinda-
ban una clara apreciación de las esterilizaciones
como un tema de “lealtad dual”. Esto es, el deber
de los profesionales de salud para con los pacien-
tes se encontraba en una situación de conflicto
con las políticas perversas de la administración
previa
24
. Solari propuso una Ley de Objeción de
Conciencia, la misma que hubiera permitido a
los médicos rehusar brindar atención de salud
en situaciones moralmente conflictivas, sobre la
base de objeciones religiosas u otras creencias.
Solari-de la Fuente
25
sostenía que la causa de las
esterilizaciones involuntarias se encontraba en el
ANÁLISIS DE LAS POLÍTICAS DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
11
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hecho de que “el profesional de salud no tenía la
libertad para hacer lo que su conciencia y entre-
namiento le decían”.
La solución propuesta buscaba, aparente-
mente, empoderar a los médicos con el fin último
de asegurar y salvaguardar una mejor atención a
los pacientes. Sin embargo, el brindar a los mé-
dicos toda la aprobación para rehusar tratar a un
individuo hubiera potencialmente puesto en una
situación compleja – y quizás desfavorecedora
– el cuidado de los pacientes, como por ejemplo
en casos de emergencia en donde un único mé-
dico puede ser la única fuente de atención dispo-
nible en muchas áreas rurales del Perú. Aquellos
que han explorado el problema de “lealtad dual”,
aquel que surge de un conflicto de intereses en-
tre la lealtad hacia el paciente y hacia el Estado,
enfatizan la necesidad de expandir las concep-
ciones éticas tradicionales más allá de la relación
interpersonal entre médico y paciente, debiendo
considerarse el contexto en el cual se presta la
atención
26,27
.
Calidad de atención
Cambios en la salud pública han conducido a una
mayor atención al tema de calidad de atención.
La calidad de atención, incluyendo el tratamien-
to de pacientes por parte de sus proveedores, ha
sido un componente crítico en el mejoramiento
de la provisión de servicios de salud en Perú y
alrededor del mundo. El “paradigma de calidad
de atención” al que nos referimos en este trabajo
emerge del campo de la salud pública, teniendo
marcados contrastes con la medicina clínica.
Las nociones económicas de eficiencia, cos-
to-efectividad y mercado han jugado un rol sus-
tancial, aunque no exclusivo, en el desarrollo
de modelos para la evaluación del concepto de
calidad de atención. Los análisis de costo-efec-
tividad son una de las herramientas, entre otras,
sobre las que se basan las decisiones acerca de
la provisión de servicios de calidad. Vale la pena
notar que tales análisis varían dependiendo del
punto de vista desde el cual se realice el análi-
sis, sea en términos de costo para los pacientes
o usuarios, para los servicios de salud o para la
sociedad. Los resultados serán diferentes, depen-
diendo de las presunciones en las que se basen
los cálculos, dado que la percepción de los costos
y las prioridades son diferentes entre los distintos
tipos de actores, notándose además diferencias
intra e inter contextos.
Este constructo ubica al acto médico en el
contexto del sistema de salud, donde los actores
pasan a jugar el rol de “proveedores” y “clientes”,
refiriéndose a profesionales de salud y pacien-
tes, respectivamente. En un nivel de sistemas, la
atención del “cliente” no debería dejarse al de-
seo o discreción del proveedor individual, por el
contrario debería cumplir con ciertos requisitos
y regirse por ciertas normas. Algunos de estos son
de tipo técnico, con el fin de mejorar la capacidad
de los servicios, mientras que otros están más
directamente relacionados con la manera en que
los pacientes son tratados y la gestión del esta-
blecimiento.
En Perú, en respuesta al criticismo por el
respaldo al Programa de Planificación Fami-
liar, USAID encargó un estudio sobre el tema de
las esterilizaciones involuntarias a Population
Council, quienes analizaron el problema desde
una perspectiva de calidad de atención. El re-
porte preparado por Population Council limitó
la discusión de los abusos cometidos, así como
la inapropiada intervención del Estado, a una es-
fera totalmente personal en la relación entre mé-
dicos y pacientes. El reporte concluyó que, inter
alia, habían existido algunas brechas en algunas
instancias de confidencialidad, comunicación e
información entre proveedores y clientes, así co-
mo a distintos niveles del sistema, lo que condujo
a un estándar pobre en la calidad de atención,
incluyendo la muerte de un número de mujeres.
Concretamente, hubo error en el cálculo de los
costos y beneficios de proveer incentivos y san-
ciones a los profesionales de salud que llevarían
a cabo las esterilizaciones, presentándose conse-
cuencias secundarias. El reporte incluía también
algunas recomendaciones acerca de cómo el Mi-
nisterio de Salud podría rectificar estos errores
en el futuro
28
.
Derechos humanos
El marco de los derechos humanos sitúa la sa-
lud, y por ende la práctica de la medicina, como
parte de relaciones sociales e instituciones que
progresan, o afectan, la justicia social. En esto el
personal de salud tiene un rol en la provisión de
atención accesible, aceptable y de calidad a to-
dos los pacientes sin discriminación alguna
29
.
La atención ética de los pacientes, así como
la certeza de la provisión de servicios con cali-
dad, constituyen partes integrales del derecho a
la salud. A pesar de ello, el paradigma de los de-
rechos humanos, por el contrario, va más allá. El
marco de derechos apuesta por empoderar a los
pacientes para que no se vean a sí mismos tan só-
lo como pacientes con un diagnóstico determi-
nado, ni tampoco como los consumidores de los
servicios de salud que deberían recibir calidad,
sino como ciudadanos poseedores de derechos
capaces de hacer demandas que van más allá de
los paquetes de servicios. La salud bajo este pa-
radigma es entendida como una precondición y
Miranda JJ, Yamin AE
12
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una reflexión de un ejercicio activo de la ciudada-
nía. Resulta lógico, por ello, que la perspectiva de
derechos humanos preste atención a los grupos
socialmente marginados que se ven excluidos
tanto de la salud como de la posibilidad de par-
ticipar como ciudadanos y ciudadanas plenos en
su sociedad
30
.
En contraste con las posturas tomadas por el
entonces Ministro Solari o Population Council,
el grupo de mujeres del Comité Latinoamerica-
no para la Defensa de los Derechos de la Mujer
(CLADEM) preparó un reporte en donde el pro-
blema se conceptualizó desde una perspectiva
de derechos humanos
31
. El CLADEM concep-
tualizó los eventos no solamente en el contexto
de sistemas de salud, sino en la sociedad amplia,
e insistió en una política más amplia y en cam-
bios legislativos, así como en reparaciones para
las víctimas y sus familias. Una aproximación de
derechos humanos entiende el problema fun-
damental de las esterilizaciones forzadas como
minar la capacidad de elección y la dignidad de
mujeres que eran en su gran mayoría indígenas.
Es así que, en un marco de derechos huma-
nos, la protección del derecho a la salud debe
estar vinculada a acciones que involucren otros
sectores, además del sector salud. Esto incluye
la provisión de educación, acceso a un sistema
judicial, libertades civiles, derechos laborales, y
la oportunidad para participar políticamente.
Tales requisitos coinciden con la nueva ola de
pensamiento, proveniente del campo de la salud
pública, en relación con las cualidades necesa-
rias para determinar qué intervenciones serían
las más efectivas.
Aparte de constituir por si mismo un para-
digma conceptual diferente en el cual la salud se
entiende como parte de amplias y diversas con-
diciones sociales de la vida de la gente, los dere-
chos humanos también conforman un cuerpo
de leyes. Como tales, entonces, imponen ciertas
obligaciones a los Estados en relación con la sa-
lud, además de una serie de otros aspectos rela-
cionados con el bienestar social. Los gobiernos
que ratifican los tratados internacionales son le-
galmente responsables ante la sociedad acerca
del cumplimiento de ciertas obligaciones para
sus ciudadanos.
Tales responsabilidades implican, en primer
lugar, que la determinación de ciertas políticas y
la implementación de programas respecto al sis-
tema de salud nacional deberán ser guiadas por
ciertos principios fundamentales, en vez de ser
simplemente un asunto de negociación política.
En segundo lugar, deben ponerse al alcance los
recursos necesarios para aquellos agraviados por
la falta – o falla – del Estado en honorar tales prin-
cipios. El discurso de los derechos, además de la
vinculada responsabilidad legal del gobierno en
respetar, proteger y satisfacer sus obligaciones
con respecto a la salud impulsa un diálogo abier-
to y mantiene una atención pública, que de otra
manera podría pasar desapercibida
32
.
De allí que, el considerar a los derechos hu-
manos simplemente como un grupo más de
principios de ética o guías para una atención con
calidad, sería una completo error entender la
concepción de la dimensión de los derechos
33,34
.
Easley et al.
34
(pp. 1922-3) presentan la si-
guiente diferenciación: “Los derechos humanos
tienen una base moral y filosófica, con un esbozo
en lo que significa e implica ser un ser humano,
y en procesos legales y políticos por los cuales las
sociedades humanas son gobernadas. La ética, co-
mo una de las ramas de la filosofía que detalla
primariamente con la definición de acciones mo-
ralmente correctas, opera en un área del discurso
relacionada, pero a la vez diferente. Como profe-
sionales de salud pública, encontramos la ética
como descripciones de o prescripciones para com-
portamientos morales hacia nuestros pacientes
o clientes. Estos mandatos éticos son codificados
frecuentemente por organizaciones profesionales
y sirven como guías para la toma de decisiones
en situaciones prácticas específicas. Los derechos
humanos también son resultado del juicio moral
acerca del buen comportamiento, pero en la for-
ma de normas bajo mutuo acuerdo, articulando
los reclamos de grupos e individuos y la obligación
relacionada del Estado”.
En Perú, por ejemplo, CLADEM buscó que
se compensen a familias de las víctimas, así co-
mo el establecimiento de precedentes legales de
responsabilidad institucional. Junto con otros
grupos de derechos humanos CLADEM peleó
por un caso emblemático, en el que una mujer
fue forzada a un procedimiento de esterilización,
falleciendo poco después. Después de que el ca-
so no fue favorable en el sistema legal peruano,
estos grupos condujeron de manera satisfactoria
una petición a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos
35
.
¿Después del análisis, qué? Educación
en derechos humanos y salud para los
profesionales de salud
Retomando una de las afirmaciones hechas al
inicio del presente documento, es importante te-
ner claro que las acciones que se plantean para
proteger y promover un buen estado de salud,
así como los actores necesarios para llevar tales
tareas a cabo, dependen de la manera en que se
conceptualiza el término “salud”. La conceptuali-
zación de la salud – la manera como se entiende y
ANÁLISIS DE LAS POLÍTICAS DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
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define salud – es un proceso. En tal proceso inter-
vienen diferentes factores, tanto a nivel personal
como grupal o social, además de las condiciones
del entorno y el estatus social. Todos ellos “darán
forma” a lo que se entiende por salud y estado
saludable. Específicamente, variables importan-
tes para la concepción de salud son educación y
estrato socioeconómico.
En relación al presente trabajo en donde se
discuten paradigmas diferentes, es de esperar
que sean diferentes los actores participantes
según el paradigma estudiado. Entre ellos se
encontrarán bioéticos, médicos generales y es-
pecialistas, salubristas o profesionales de salud
pública, administradores de salud, abogados y
empleados del gobierno. La concepción de sa-
lud, o mejor dicho, la manera en que se entien-
de salud difiere entre ciudadanos comunes, en-
tre profesionales con distinto entrenamiento, y
más aún entre aquellos directamente vinculados
con el sector salud como aquellos mencionados
anteriormente. Ha sido demostrada que la dis-
quisición clásica, y completamente errónea, de
que los derechos humanos son temas sólo para
abogados y la salud sólo para los médicos ya no
es aplicable cuando hablemos de salud en el si-
glo XXI. Ambas son disciplinas que requieren las
aportaciones de ambas profesiones.
Como se ha visto anteriormente en el análi-
sis de las políticas de salud sexual y reproductiva
que se dieron en Perú, los enfoques de ética mé-
dica y calidad de atención presentan dificultades
en distintos niveles del proceso de evaluación de
políticas de salud pública. El marco de derechos
humanos, por su parte, es un marco complemen-
tario y alternativo que permite identificar – y,
de aplicarse apropiadamente, podría también
prevenir – algunas de las dificultades observa-
das con los otros enfoques discutidos. Uno de
los principios fundamentales de la práctica de
la medicina, establecidos en el Juramento Hipo-
crático, es primun non nocere, primero no hacer
daño. Muchos de los involucrados en el diseño y
ejecución de políticas públicas de salud concor-
darían en que mucho mejor sería prevenir aque-
llas situaciones que, potencialmente, resulten en
violaciones de derechos humanos producto de
la puesta en práctica de políticas o programas,
incluyendo aquellas políticas relacionadas al sec-
tor salud.
Un mejor uso de los paradigmas expuestos
sería el prevenir situaciones conflictivas para los
proveedores de salud antes que utilizarlos con el
propósito de “identificar” y “sancionar” a respon-
sables. Por ende, parte primordial de tal proceso
debería incluir la participación de los profesiona-
les de salud en general en debates abiertos sobre
el ámbito y repercusión de los campos de ética,
calidad de atención y, sobretodo, derechos hu-
manos en la salud de las personas.
El punto crítico para el progreso de la concep-
tualización de la salud hacia una salud que respe-
te los derechos de todas las personas requiere la
educación de médicos, enfermeras, salubristas y
todo profesional de salud en temas de derechos
humanos. Lamentablemente, este progreso se ve
limitado por la inacción y falta de atención, en
casi todos los ámbitos, de aquellos involucrados
con la salud y los derechos humanos: el sector
público, la academia y las organizaciones de la
sociedad civil.
El sector público es responsable, pues no
considera la salud como un derecho. La acade-
mia es responsable, porque no inculca a sus es-
tudiantes el entender la salud como un derecho.
La sociedad civil es responsable, porque no exige
que el profesional de salud entienda, como ellos
lo entienden, la salud como un derecho. Mientras
existan estos distanciamientos, el progreso hacia
la realización de la salud como derecho está le-
jos de ser alcanzado
18,19,36,37,38
. Una exposición
temprana a discusiones abiertas y comparacio-
nes de diferentes paradigmas, resultaría benefi-
ciosa para las nuevas generaciones de médicos y
demás profesionales de salud, para los pacientes
y ciudadanos, y, sobretodo, para la sociedad en
general.
Conclusión
Las políticas de salud sexual y reproductiva del
Perú han sido analizadas desde diferentes ángu-
los – el de ética, calidad de atención y derechos
humanos – resaltando en cada uno de ellos los
vacíos que ocurren, y mostrando áreas de con-
vergencia y sinergia, especialmente en el campo
de los derechos humanos.
En Perú, un país con una historia de gobier-
nos represivos podría existir resistencia a tocar el
tema entre los diseñadores de programas, pre-
cisamente porque hablar de derechos humanos
significa retomar al punto de las obligaciones y
responsabilidades del Estado. Por ello, muchos
activistas en temas de salud prefieren discutir so-
bre tópicos como “calidad de atención” y “ética
médica” o “valores”. Es por ello que nos parece
importante resaltar por qué estos modelos no
pueden simplemente ser sustituidos por una di-
sertación de derechos humanos.
Las mejoras en la calidad de atención o la
educación en ética médica per se hacen poco
para revertir las estructuras de poder social que
niegan la voz de las personas con respecto a su
propia salud. El marco de los derechos humanos
reta a las atrincheradas estructuras de poder que
Miranda JJ, Yamin AE
14
Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 24(1):7-15, jan, 2008
permiten la existencia y permanencia de grandes
inequidades en los estándares de salud en las po-
blaciones, tanto internamente en un mismo país,
como entre diferentes países. En este contexto de
adversidades, este marco liga el derecho a la sa-
lud y el rol del profesional de salud en una lucha
mayor en pro de la democracia y la justicia social,
de allí la importancia de este trabajo exposición
y de la educación en derechos humanos a los fu-
turos profesionales de salud.
Resumen
La ética médica es considerada entre los profesionales
de salud como la disciplina que proporciona las bases
para brindar una atención adecuada a los pacientes.
En los últimos años, los conceptos de calidad de aten-
ción y derechos humanos – así como sus diversos dis-
cursos acompañantes – se han sumado al concepto de
ética médica entre los paradigmas a tener en cuenta
en la atención de las personas, tanto a nivel indivi-
dual, así como a nivel de políticas de salud. El presente
trabajo busca analizar tales paradigmas, utilizando
como estudio de caso las políticas de salud sexual y
reproductiva que se dieron en Perú en los últimos 10
años.
Salud Sexual y Reproductiva; Política de Salud; Cali-
dad de la Atención de Salud; Ética Médica; Derechos
Humanos
Colaboradores
J. J. Miranda y A. E. Yamin concibieron el artículo. J. J.
Miranda escribió la primera versión del artículo, A. E.
Yamin revisó el artículo y contribuyó con contenidos
intelectuales importantes. Ambos autores revisaron la
versión final del mismo y dieron su aprobación para
publicación.
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Recibido el 12/Feb/2007
Aprobado el 05/Jun/2007
... 23 Great disparities exist between states and cities in the same countries, between urban and rural areas, between those who have and do not have access to education, and along ethnic lines. 20,[24][25][26] For example, total fertility rates in the region persist in being 20-80% higher in rural compared to urban areas, and most deaths from cervical cancer are concentrated in women from lower socioeconomic groups. 12,27 In Guatemala, indigenous women are twice as likely as non-indigenous women to die due to pregnancy-related causes. ...
... For example, Fujimori's government in Peru embarked on an aggressive programme between 1995 and 2000 in which 250,000 women, mostly poor and indigenous women from rural areas, were sterilized without their full and informed consent. 26 A case relating to this policy was presented against the state of Peru to the Inter-American Commission on Human Rights in 1999. The Commission found the Peruvian government to be in breach of the right to life of María Mamérita Mestanza Chavez after she was forced to undergo sterilization in 1996 and then died after post-operative complications were ignored. ...
... 27,41 Structural adjustment programmes in the 1980s-90s had debilitating effects on the health sector in many Latin American countries, as governments were pressured by international financial institutions to lower public expenditure at all costs. 26 The common trend of health sector reform in the region, often part of these structural adjustment packages, has had mixed results in terms of promoting sexual and reproductive health services. 27 An emphasis on efficiency and revenue generation was translated into the contracting out of services and the introduction of user fees, further segmenting access to services along socioeconomic lines. ...
Article
Full-text available
The Programme of Action of the International Conference on Population and Development (ICPD) in 1994 defined strategies and goals for advancing reproductive health and rights that are still far from being reached in Latin America. This paper will use elements of a framework developed by Gruskin et al¹ that analyses the interconnected factors affecting the sexual and reproductive health of people living with HIV. We use and adapt some of these elements to examine the extent to which sexual and reproductive rights have been realized in Latin America since 1994. Specifically, we consider the rights, needs and aspirations of people; the socioeconomic context; national and international law and policy; health systems, services and programmes; the opposition; the perceived high costs of political support; the role of civil society, NGO networks and coalitions; and development aid, donor policy and government funding. There are a growing number of progressive regional and national bodies, organizations, groups and individuals with a commitment to sexual and reproductive health and rights in the region, and many gains have been made in the realization of these rights. However, these gains are only partial, given the acute inequality across ethnic, socioeconomic and geographic lines, and there is evidence of widening gaps. Given the breadth of the subject and the number of countries involved, this paper can cite only a few of the enormous number of examples from the literature. We hope the paper will stimulate further in-depth, critical reviews of these issues at the country and regional level. Résumé En 1994, le Programme d'action de la Conférence internationale sur la population et le développement a défini des stratégies et des objectifs pour faire progresser la santé et les droits génésiques que l'Amérique latine est encore loin d'avoir réalisés. Cet article emprunte des éléments d'un cadre élaboré par Gruskin et al ¹ qui analyse les facteurs interdépendants qui touchent la santé génésique des personnes vivant avec le VIH. Nous utilisons et adaptons certains de ces éléments pour déterminer dans quelle mesure l'Amérique latine a réalisé les droits génésiques depuis 1994. Concrètement, nous examinons les droits, les besoins et les aspirations des individus ; le contexte socioéconomique ; les législations et politiques nationales et internationales ; les systèmes, services et programmes de santé ; l'opposition ; les coûts élevés du soutien politique tels qu'ils sont perçus ; le rôle de la société civile, des réseaux d'ONG et des coalitions ; et l'aide au développement, les politiques des donateurs et le financement gouvernemental. Un nombrecroissant d’organismes nationaux et régionaux,d’organisations, de groupes et d’individusprogressistes sont engagés en faveur de la santéet des droits génésiques dans la région, etbeaucoup de progrès ont été accomplis dans laréalisation de ces droits. Néanmoins, les progrèsne sont que partiels, étant donné les profondesinégalités entre les différents groupes ethniques,socio-économiques et géographiques, et il estmanifeste que les écarts se creusent. Compte tenu de l'ampleur du sujet et du nombre de pays concernés, nous ne pouvons citer que quelques-uns des multiples exemples tirés des publications. Nous espérons que l'article encouragera la réalisation de nouvelles études approfondies et critiques de ces questions au niveau régional et national. Resumen El Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, celebrada en 1994, definió estrategias y metas para promover la salud y los derechos reproductivos, que aún falta mucho por alcanzar en Latinoamérica. En este artículo se utilizan elementos de un marco creado por Gruskin et al¹, el cual analiza los factores interconectados que afectan la salud sexual y reproductiva de las personas que viven con VIH. Utilizamos y adaptamos algunos de estos elementos para examinar hasta qué punto se han realizado los derechos sexuales y reproductivos en Latinoamérica desde 1994. Específicamente, consideramos los derechos, las necesidades y las aspiraciones de las personas; el contexto socioeconómico; las leyes y políticas nacionales e internacionales; los sistemas, servicios y programas de salud; la oposición; los percibidos altos costos del apoyo político; la función de la sociedad civil, redes de ONG y coaliciones; y la ayuda financiera para el desarrollo, políticas de donantes y fondos gubernamentales. Existe un creciente número deorganismos, organizaciones, grupos y personasprogresistas, tanto a nivel regional comonacional,con un compromiso a la salud y los derechossexuales y reproductivos en la región, y se hanlogrado muchas ganancias en la realización deestos derechos. Sin embargo, estas gananciasson solo parciales, dada la aguda desigualdadentre diversos grupos étnicos, socioeconómicos ygeográficos, y hay evidencia de que las diferenciasse están acentuando. Debido a la amplitud del tema y al número de países implicados, en este artículo podemos citar sólo unos pocos del gran número de ejemplos de la literatura. Esperamos estimular más revisión crítica a fondo de estos asuntos a nivel nacional y regional.
... 23 Great disparities exist between states and cities in the same countries, between urban and rural areas, between those who have and do not have access to education, and along ethnic lines. 20,[24][25][26] For example, total fertility rates in the region persist in being 20-80% higher in rural compared to urban areas, and most deaths from cervical cancer are concentrated in women from lower socioeconomic groups. 12,27 In Guatemala, indigenous women are twice as likely as non-indigenous women to die due to pregnancy-related causes. ...
... For example, Fujimori's government in Peru embarked on an aggressive programme between 1995 and 2000 in which 250,000 women, mostly poor and indigenous women from rural areas, were sterilized without their full and informed consent. 26 A case relating to this policy was presented against the state of Peru to the Inter-American Commission on Human Rights in 1999. The Commission found the Peruvian government to be in breach of the right to life of María Mamérita Mestanza Chavez after she was forced to undergo sterilization in 1996 and then died after post-operative complications were ignored. ...
... 27,41 Structural adjustment programmes in the 1980s-90s had debilitating effects on the health sector in many Latin American countries, as governments were pressured by international financial institutions to lower public expenditure at all costs. 26 The common trend of health sector reform in the region, often part of these structural adjustment packages, has had mixed results in terms of promoting sexual and reproductive health services. 27 An emphasis on efficiency and revenue generation was translated into the contracting out of services and the introduction of user fees, further segmenting access to services along socioeconomic lines. ...
Article
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The Programme of Action of the International Conference on Population and Development (ICPD) in 1994 defined strategies and goals for advancing reproductive health and rights that are still far from being reached in Latin America. This paper will use elements of a framework developed by Gruskin et al¹ that analyses the interconnected factors affecting the sexual and reproductive health of people living with HIV. We use and adapt some of these elements to examine the extent to which sexual and reproductive rights have been realized in Latin America since 1994. Specifically, we consider the rights, needs and aspirations of people; the socioeconomic context; national and international law and policy; health systems, services and programmes; the opposition; the perceived high costs of political support; the role of civil society, NGO networks and coalitions; and development aid, donor policy and government funding. There are a growing number of progressive regional and national bodies, organizations, groups and individuals with a commitment to sexual and reproductive health and rights in the region, and many gains have been made in the realization of these rights. However, these gains are only partial, given the acute inequality across ethnic, socioeconomic and geographic lines, and there is evidence of widening gaps. Given the breadth of the subject and the number of countries involved, this paper can cite only a few of the enormous number of examples from the literature. We hope the paper will stimulate further in-depth, critical reviews of these issues at the country and regional level. Résumé En 1994, le Programme d'action de la Conférence internationale sur la population et le développement a défini des stratégies et des objectifs pour faire progresser la santé et les droits génésiques que l'Amérique latine est encore loin d'avoir réalisés. Cet article emprunte des éléments d'un cadre élaboré par Gruskin et al ¹ qui analyse les facteurs interdépendants qui touchent la santé génésique des personnes vivant avec le VIH. Nous utilisons et adaptons certains de ces éléments pour déterminer dans quelle mesure l'Amérique latine a réalisé les droits génésiques depuis 1994. Concrètement, nous examinons les droits, les besoins et les aspirations des individus ; le contexte socioéconomique ; les législations et politiques nationales et internationales ; les systèmes, services et programmes de santé ; l'opposition ; les coûts élevés du soutien politique tels qu'ils sont perçus ; le rôle de la société civile, des réseaux d'ONG et des coalitions ; et l'aide au développement, les politiques des donateurs et le financement gouvernemental. Un nombrecroissant d’organismes nationaux et régionaux,d’organisations, de groupes et d’individusprogressistes sont engagés en faveur de la santéet des droits génésiques dans la région, etbeaucoup de progrès ont été accomplis dans laréalisation de ces droits. Néanmoins, les progrèsne sont que partiels, étant donné les profondesinégalités entre les différents groupes ethniques,socio-économiques et géographiques, et il estmanifeste que les écarts se creusent. Compte tenu de l'ampleur du sujet et du nombre de pays concernés, nous ne pouvons citer que quelques-uns des multiples exemples tirés des publications. Nous espérons que l'article encouragera la réalisation de nouvelles études approfondies et critiques de ces questions au niveau régional et national. Resumen El Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, celebrada en 1994, definió estrategias y metas para promover la salud y los derechos reproductivos, que aún falta mucho por alcanzar en Latinoamérica. En este artículo se utilizan elementos de un marco creado por Gruskin et al¹, el cual analiza los factores interconectados que afectan la salud sexual y reproductiva de las personas que viven con VIH. Utilizamos y adaptamos algunos de estos elementos para examinar hasta qué punto se han realizado los derechos sexuales y reproductivos en Latinoamérica desde 1994. Específicamente, consideramos los derechos, las necesidades y las aspiraciones de las personas; el contexto socioeconómico; las leyes y políticas nacionales e internacionales; los sistemas, servicios y programas de salud; la oposición; los percibidos altos costos del apoyo político; la función de la sociedad civil, redes de ONG y coaliciones; y la ayuda financiera para el desarrollo, políticas de donantes y fondos gubernamentales. Existe un creciente número deorganismos, organizaciones, grupos y personasprogresistas, tanto a nivel regional comonacional,con un compromiso a la salud y los derechossexuales y reproductivos en la región, y se hanlogrado muchas ganancias en la realización deestos derechos. Sin embargo, estas gananciasson solo parciales, dada la aguda desigualdadentre diversos grupos étnicos, socioeconómicos ygeográficos, y hay evidencia de que las diferenciasse están acentuando. Debido a la amplitud del tema y al número de países implicados, en este artículo podemos citar sólo unos pocos del gran número de ejemplos de la literatura. Esperamos estimular más revisión crítica a fondo de estos asuntos a nivel nacional y regional.
... Un ejemplo claro, que se recoge en una reciente publicación, señala que desde que Alejandro Toledo asumió la presidencia de la república el Ministerio de Salud fue dominado por elementos conservadores religiosos, que se reflejó en un bloqueo al acceso a los métodos anticonceptivos, dicha posición fue asumida como respuesta a las políticas del gobierno de Fujimori (17) . ...
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El concepto de la planificación familiar (PF), tradicionalmente, ha estado y está muy relacionado con la salud sexual y reproductiva. En la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo llevada a cabo en El Cairo en 1994, la PF es reconocida como una estrategia de salud, que bien aplicada puede contribuir al desarrollo de las naciones. A través de los últimos años se ha podido constatar que los beneficios no solo están dirigidos a prevenir embarazos no deseados y, con ello, prevenir abortos inducidos y la muerte materna, sino también mejora la salud infantil, mejora el acceso a la educación de los niños en el mundo; favorece el empoderamiento de la mujeres, no solo en el campo laboral sino también en otras áreas como en lo político y, con ello, el concepto de género; contribuye a disminuir la pobreza estimulando el desarrollo económico y el nivel de vida de las personas. Es decir, que contribuye a lograr no solamente uno sino los ocho objetivos de desarrollo del milenio para el año 2015. A pesar de la evidencia de sus beneficios, aún persisten barreras sociales, culturales, políticas o religiosas que hacen que exista una necesidad insatisfecha en planificación familiar, que no se respete el derecho de las personas a elegir y decidir el número de hijos que desean tener, y que impiden el disfrute de una sexualidad sana.
... Una revisión de los trabajos sobre la medicina social por parte de grupos en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador y México indica que "la medicina social de América Latina se ha convertido en un campo de trabajo productivo, cuyas conclusiones son pertinentes en todo el mundo" (4) . Ninguna región del mundo tiene mayores desigualdades en la distribución de la riqueza entre ricos y pobres, con todas sus consecuencias en la distribución de la salud y los problemas de salud, ni tiene una mayor presencia de la Iglesia Católica, con todas sus consecuencias para la salud reproductiva de las mujeres en particular (18)(19)(20) . Estas características de contexto sociopolítico latinoamericano, sin duda, han aumentado la urgencia de encontrar nuevos enfoques para definir y abordar la salud. ...
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La salud ha permanecido en la práctica, en gran medida, en el ámbito de los médicos y profesionales de la salud, quienes han examinado la salud y los problemas de salud prácticamente con un enfoque biomédico basado en la presencia o ausencia de enfermedad. Esta división separa la salud del contexto social -relaciones sociales y de poder- en el que las personas viven. Los autores sostienen, a partir de las graves desigualdades e inequidades existentes en el estado de salud dentro y entre los países en los inicios del siglo XXI, que la salud no puede seguir siendo simplemente un concepto biomédico, sino que debe ampliarse para incorporar los conocimientos de otras disciplinas y, en particular, la de los derechos humanos. Nunca ha sido más importante para los futuros proveedores la necesidad de ser educados en un paradigma más amplio de la salud. No podemos decir que estamos formando "buenos" médicos -o buenos enfermeros y enfermeras, obstetrices o técnicos- hasta que se use un modelo de educación médica que considera no sólo los factores biológicos, sino también los factores que determinan la situación social y consideren a la salud como un derecho humano fundamental.
Chapter
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In the six decades since the Universal Declaration of Human Rights (UDHR) was proclaimed as a ‘common standard of achievement for all peoples and all nations’, human rights has become the hegemonic discourse for social emancipation around the world. Yet, from its inception the legalism and abstraction of the international framework have posed challenges for local resistance movements who sought to use rights in their social struggles, including struggles relating to health. Further, it has often been difficult to find allies within the health field itself, pervaded as it is by the paternalism of clinical medicine and the utilitarianism of conventional public health. It is only in the last fifteen years or so that countries have seen a proliferation of rights-based movements for health. All of these health rights movements share a common focus on issues of equality and non-discrimination, accountability and participation by the people whose lives are affected by health programmes. A central notion across all rights-based approaches to health lies in converting the beneficiaries of health and development programmes into claims-holders who can demand that the state, or other actors, comply with certain obligations.
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Los derechos humanos y los principios bioéticos son vulnerados con frecuencia en los hospitales públicos, a pesar del deber ético que tiene el profesional de salud y los acuerdo internacionales para promover la igualdad entre los sexos, la vulneración de los derechos de las mujeres persiste. El objetivo del estudio fue identificar los casos de violación de los derechos humanos en salud en las pacientes hospitalizadas, centrándose en los aspectos bioéticos. Material y método: el estudio fue cuantitativo û cualitativo, se realizó en los servicios de medicina, cirugía y ginecología en el Hospital público docente de la ciudad de Lima. Fueron entrevistadas 38 pacientes, participaron en la recolección de casos estudiantes de enfermería del pregrado capacitadas quienes emplearon una guía semiestructurada. Los casos fueron codificados y revisados estableciendo la categoría analítica acorde con la metodología. Resultados: En el 97 por ciento de las pacientes atendidas no se respetaron los principios bioéticos, mientras que los derechos humanos en salud se vulneran por la relación de poder, por negarles la información y por postergar la atención. En muchos de los casos las alumnas narran que no le hacen caso a la paciente. Conclusiones: son varias las circunstancias que influyen en la aplicación de los principios bioéticos y en el respeto de los Derechos Humanos en salud, pero sobre todo existe un conocimiento muy limitado de los Derechos Humanos, tanto por parte de las usuarias de los servicios de salud, quien por más publicidad que se difunda parece no sentirse incluida, como por el personal de salud que persiste en un modelo de atención paternalista además de considerar que el tema de los derechos corresponde al ámbito jurídico
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Sociodemographic and behavioral characteristics of 212 Peruvian female sex workers (FSWs) were analyzed. The association between genital tract infections (GTIs) and risk factors by multivariate analysis was evaluated. Eighty-eight percent of FSWs were diagnosed with at least one GTI (HSV-2 80.1%, BV 44.8%, candidiasis 9.9%, syphilis seropositivity 9.4%, Trichomonas vaginalis 2.4%, HIV seropositivity 2.4%). Reported condom use with clients was nearly universal (98.3%), but infrequent with husband/regular partners (7.3%). In multivariate analysis BV was negatively associated with more consistent condom use ( PRR = 0.63 , 95% CI, 0.42–0.96). Many had not visited a Sexually Transmitted Infection (STI) clinic or been tested for HIV in the past year (40.6%, 47.1%, resp.). Nonclient contraceptive use was low (57%) and induced abortion was common (68%). High GTI burden and abortions suggest that a services-access gap persists among marginalized FSWs. Continued health outreach programs and integrating family planning and reproductive health services into existing STI clinic services are recommended.
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In practice, health has largely remained the domain of medical and health professionals who have examined health and ill-health in biomedical terms of the presence or absence of disease. Such dichotomization divorces health from the social context—the social and power relations—in which a person lives. We argue that the gross inequalities and inequities in health status within and among countries at the beginning of the Twenty-first Century make it clear that health cannot remain simply a biomedical concept, but must be expanded to incorporate the insights of other disciplines, and in particular those of human rights. Never has it been more crucial for future providers to be educated in a broader paradigm of health. We cannot claim that we are training "good doctors"—or good nurses, midwives or technicians—until we are using a model of medical education that considers not just biological factors but also those factors that determine social status and regards health as a fundamental human right.
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Human Rights Quarterly 18.1 (1996) 23-66 If economic, social, and cultural rights are to be taken seriously, there needs to be a change in the paradigm for evaluating compliance with the norms established in the International Covenant on Economic, Social and Cultural Rights (hereinafter the Covenant). "Progressive realization," the current standard used to assess state compliance with economic, social, and cultural rights, is inexact and renders these rights difficult to monitor. Monitoring the major international human rights covenants is central to the development of a meaningful international human rights system. Otherwise, countries that ratify or accede to specific human rights instruments cannot assess their own performance in promoting effective realization of the enumerated rights. Further, without effective monitoring, states cannot be held accountable for implementation of, or be made liable for violation of, these rights. To assist states parties in fulfilling their obligations and to enable international monitors to evaluate a country's performance, each of the major international human rights covenants requires the regular submission of reports by states parties for review by UN established committees of experts. However, these requirements do not ensure necessarily that effective monitoring will take place. Monitoring state compliance is a complex and exacting process with numerous political and methodological prerequisites. Although effective monitoring requires the systematic collection and analysis of appropriate data, the determination of which data are relevant depends on translating the abstract legal norms, in which the various human rights covenants are framed, into operational standards. To accomplish this operationalization, specific enumerated rights (for example, the right to education) need to be adequately conceptualized and developed to measure implementation or to identify potential violations. These indicators, some of which may be based on statistical data, can then provide yardsticks to evaluate state compliance. Otherwise, the preparation and review of reports can be little more than a formality. This article reviews the problems that the current performance standard of "progressive realization" entails for monitoring economic, social, and cultural rights, and proposes a "violations approach" as a more feasible and effective alternative. The violations approach advocated here focusses on three types of violations: (1) violations resulting from actions and policies on the part of governments; (2) violations related to patterns of discrimination; and (3) violations taking place due to a state's failure to fulfill the minimum core obligations contained in the Covenant. In order to illustrate examples of violations of the rights enumerated in the Covenant, this article analyzes several years of reports by the UN Committee on Economic, Social and Cultural Rights. At first glance, the assertion that little effective or systematic monitoring of the Covenant is taking place seems to be at variance with the current international human rights system. The principle that the two major categories of rights, civil and political rights on the one hand and economic, social, and cultural rights on the other, are interrelated, interdependent, and indivisible constitutes one of the fundamental underpinnings of the international consensus on human rights norms. This principle has been endorsed on numerous occasions by the General Assembly, the Economic and Social Council, the Commission on Human Rights, and international conferences, the most recent being the 1993 World Conference on Human Rights. In addition to the Covenant, several other international human rights instruments enumerate economic, social, and cultural rights. These include the International Convention on the Elimination of All Forms of Racial Discrimination, the Convention on the Elimination of All Forms of Discrimination Against Women, and the Convention on the Rights of the Child. Countries which become states parties to these instruments also assume the international obligation to submit periodic reports to the United Nations on the measures that they have adopted and the progress made in achieving compliance. As of March 1995, 130 countries had become states parties to the Covenant. Currently, states parties to the Covenant are requested to submit an initial report dealing with the entire Covenant within two years of the Covenant's entry into force and to submit a periodic report every five years thereafter. These reports are reviewed by the UN Committee on Economic, Social and Cultural Rights, a body of experts (hereinafter the Committee...
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The debate section of the September 2001 issue was dedicated to the complex issue of globalisation.1–5 All the authors note the polarisation of the current debate and the importance of finding specific strategies to move forward. Our point here is not to take sides as to the results of globalisation but to address the question of why these debates are so polarised. That is, precisely part of the problem is that there is no true “debate” occurring here because there is no level playing field between rich and poor countries, between the winners and the losers of …
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Examples drawn from Peru suggest both challenges and possibilities for linking the health and human rights fields more systematically in a campaign for health as a basic question of social justice. Criteria that distinguish a human rights framework can be derived from an understanding of health as an issue of power relations as much as from biological or behavioral factors. A human rights approach to service delivery differs from conventional public health approaches and also raises challenges, such as balancing independence with collaboration with the governments. The implementation of the right to health also raises challenges for human rights groups, requiring them to go beyond their traditional, adversarial role and to work in coalitions that include elements of the government. The framework we use also determines our response to problems or abuses in the field, as evidenced by the case of involuntary sterilizations in Peru.
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This article examines Peru's population policy since the 1994 International Conference on Population and Development and assesses to what extent its policies and programmes have affected reproductive health and rights. It is drawn from data collected during ongoing monitoring of sexual and reproductive health policies and programmes in Peru since 1998 for the Center for Health and Gender Equity (CHANGE). Accomplishments since 1994 in Peru demonstrate good faith on the part of the government and foreign donors to make progress towards fulfilling the ICPD agenda by addressing key reproductive health concerns and promoting women's rights. Unfortunately, this progress has not been consistent. It has been overshadowed by two periods of anti-choice policies and interventions. The first, in 1996–97 under the Fujimori government, was a demographic approach that used numerical targets and undue pressure on women to accept sterilisation as the government's main poverty reduction strategy, which led to documented abuses. The second, in 2001–03 under the Toledo government, was a far-right approach that worked to limit access to essential services, including emergency contraception, condoms and post-abortion care. In spite of their contradictory nature, these two policy approaches have been the greatest obstacles to making long-lasting improvements to reproductive health and rights in Peru. Résumé Cet article examine la politique démographique du Pérou depuis la Conférence internationale de 1994 sur la population et le développement et évalue dans quelle mesure ses politiques et programmes ont influencé la santé et les droits génésiques. Il s'inspire de données recueillies lors du suivi des politiques et programmes de santé génésique au Pérou mené depuis 1998 pour le Centre for Health and Gender Equity (CHANGE). Les progrès enregistrés depuis 1994 prouvent la volonté du Gouvernement péruvien et des donateurs étrangers d'avancer vers les objectifs de la Conférence en s'attaquant aux principales préoccupations en matière de santé génésique et en protégeant les droits des femmes. Malheureusement, ces progrès n'ont pas été réguliers et ont été éclipsés par deux périodes de politiques et d'interventions opposées à l'avortement. La première, en 1996–1997, sous le gouvernement de Fujimori, était une approche démographique qui utilisait des objectifs numériques et faisait pression sur les femmes pour leur faire accepter la stérilisation comme principale stratégie gouvernementale de réduction de la pauvreté, ce qui a conduit à des violations avérées. La deuxième, en 2001–2003, sous le gouvernement Toledo, était une approche d'extrême droite qui souhaitait limiter l'accès aux services essentiels, notamment la contraception d'urgence, les préservatifs et les soins après avortement. Malgré leur nature contradictoire, ces deux approches ont constitué les principaux obstacles à des améliorations durables de la santé et des droits génésiques au Pérou. Resumen En este artı́culo se revisa la polı́tica de población del Perú desde la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, celebrada en 1994, y se evalúa hasta qué punto sus polı́ticas y programas han afectado la salud y los derechos reproductivos. Se basa en los datos recolectados mediante un monitoreo continuo de las polı́ticas y los programas de salud sexual y reproductiva en Perú, el cual se inició en 1998 para el Centro para la Salud y la Equidad de Género (CHANGE). Los logros alcanzados en Perú a partir de 1994 demuestran la buena voluntad del gobierno y los donantes extranjeros de hacer avances hacia el cumplimiento de la agenda de la CIPD abordando los aspectos clave respecto a la salud reproductiva y promoviendo los derechos de las mujeres. Desgraciadamente, los avances no han sido constantes. Se han visto eclipsados por dos perı́odos de polı́ticas e intervenciones en contra del derecho a decidir libremente. El primero, durante 1996–97 bajo el gobierno de Fujimori, fue un enfoque demográfico que utilizó metas numéricas y ejerció presión indebida sobre las mujeres para que aceptaran la esterilización como la principal estrategia del gobierno para disminuir la pobreza, lo cual propició abusos que han sido documentados. El segundo, en el perı́odo 2001–03 bajo el gobierno de Toledo, fue un enfoque de extrema derecha que se propuso limitar el acceso a los servicios esenciales, incluida la anticoncepción de emergencia, el condón y la atención postaborto. A pesar de su naturaleza contradictoria, estas dos polı́ticas han sido los mayores obstáculos al logro de avances duraderos en el campo de la salud y los derechos reproductivos en Perú.