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Rev. Ciencias Sociales 105: 155-168 / 2004 (III)
ISSN: 0482-5276
EL ANFITRIÓN COMO ACTOR SOCIAL EN EL TURISMO.
REFLEXIONES DESDE EL CASO DE IXTAPAN DE LA SAL, MÉXICO
Alfonso González Damián
RESUMEN
Se presenta una descripción detallada del concepto de anfitrión, elaborado desde la
práctica de hoteleros en una población en el Estado de México, bajo el enfoque de la
propuesta teórica de Peter L. Berger y Thomas Luckmann. El argumento central es
que el rol de anfitrión sólo puede desempeñarse por la persona a partir de su relación
de interacción con el rol de turista, así como este último sólo adquiere sentido en su
relación con el de anfitrión.
PALABRAS CLAVE: TURISMO * SOCIOLOGÍA INTERPRETATIVA * METODOLOGÍA
CUALITATIVA * TURISTA * ANFITRIÓN * IDENTIDAD INTERGENERACIONAL
KEY WORDS: TOURISM * INTERPRETIVE SOCIOLOGY * QUALITATIVE METHODOLOGY
* TOURIST * HOST * INTERGENERATIONAL IDENTITY
INTRODUCCIÓN
El presente documento se deriva de una
investigación realizada en la localidad turística
de Ixtapan de la Sal, México, en la que explora-
mos las formas y significados que conforman
la relación entre turista y anfitrión, específica-
mente desde el punto de vista de este último.
Como sucede con toda investigación de este
corte, al acercarnos al actor social, a su mundo
de vida y a los significados que en su comuni-
dad son compartidos, encontramos que muchas
de las prenociones, categorías y conceptos que
como investigadores suponíamos, se veían
pobres, incluso minúsculos frente a la realidad
social construida intersubjetivamente. No sólo
por la relación asimétrica, aunque simple, del
turista frente al anfitrión, sino a partir de la
relación con la familia y otros significativos cer-
canos al anfitrión, así como de las característi-
cas sociohistóricas del contexto específico en el
que se presenta el fenómeno turístico estudiado.
Por ello tuvimos que reformular algunos de los
conceptos de apertura y elaborar una estrategia
metodológica propia, tanto para la recogida de
información como para el análisis.
Fue así, que surgió la inquietud de some-
ter a la consideración y debate del sector aca-
démico, el conjunto de reflexiones y decisiones
que sobre conceptos, método y técnicas reali-
zamos en el camino de esta investigación; más
que propiamente el punto de vista del actor
“anfitrión” ixtapense sobre sí mismo y su vida
cotidiana, el propósito del presente artículo es
justamente aportar ideas para un debate en
torno a los conceptos.
156 Alfonso González Damián
CONTEXTUALIZACIÓN: IXTAPAN DE LA SAL,
TURISMO EN EL SUR DEL ESTADO DE MÉXICO
Durante los primeros años del siglo XX
en la población de Ixtapan de la Sal, comunidad
primordialmente agrícola habitada desde tiem-
pos inmemoriales por grupos matlatzincas y
ocupada históricamente por invasiones mexica
y española, comenzó a aparecer la actividad
turística. En su origen intervino la ubicación
estratégica que ocupaba la población, a medio
camino entre la zona minera de oro y plata de
Taxco y Zacualpan y la ciudad comercial de
Toluca, capital del Estado de México. Fue punto
de descanso y de aprovisionamiento para los
que “a lomo de mula” transportaban cargamen-
tos de oro y plata. Así surgieron las posadas y
casas de huéspedes que atendían las necesida-
des de descanso y alimentación de las personas
y sus animales de carga. Se tiene información
de la existencia de al menos tres posadas aten-
didas por personas que sin saberlo en aquel
momento se convertirían al paso del tiempo en
los fundadores de la hotelería Ixtapense.
En la década de 1930-40 se comenzaron
a utilizar los manantiales de aguas termales
con fines recreativos, fue creado un balneario
al que las familias acudían durante los fines
de semana, en una población que comenzaba
a crecer a causa del paso de los transportistas
y comerciantes. En la década de los cuarenta,
a iniciativa del gobernador del Estado, Isidro
Fabela, se decretó como zona turística el área
norte de la población, ubicada en una ladera del
mazo montañoso del Nevado de Toluca, sitio en
el que se ubica el manantial más importante de
aguas termales en la zona. Se construyó una
carretera pavimentada de 85 Km que comuni-
caba a Toluca con Ixtapan, se acondicionó un
bulevar turístico y a través de la inversión del
Sr. Arturo San Román se creó el Hotel Ixtapan,
de gran lujo y orientado principalmente a aten-
der a un mercado norteamericano que buscaba
relajamiento y tratamientos terapéuticos a tra-
vés de las aguas termales. A esta persona se le
otorgó la licencia para el usufructo del manan-
tial termal, lo cual le permitió a él y su familia,
desarrollar durante los siguientes 50 años un
parque acuático, el hotel de lujo y una zona
residencial con campo de golf. Como impacto
directo de todo ello, se presentó una dramática
transformación del perfil socioeconómico de
la población de Ixtapan, de la cual aún hoy son
notorias las consecuencias.
En la época en que se declaró la zona
turística, existían cuatro hoteles y un par de
casas de huéspedes con servicio de alimentos;
para el año 2002 se tuvo un inventario de más
de 30 establecimientos de hospedaje de diver-
sas categorías, restaurantes, dos agencias de
viajes, tres balnearios, dos zonas verdes para la
recreación, una unidad deportiva, una pequeña
y moderna terminal de autobuses de pasajeros y
una autopista de cuota de 66 Km que une Ixta-
pan con la ciudad de Toluca.
Ixtapan de la Sal, es uno de los tres pun-
tos de destino turístico considerados por el
Instituto Nacional de Geografía, Estadística e
Informática de México (INEGI) para las cuen-
tas nacionales especializadas en turismo en el
Estado de México (Los otros dos son Toluca y
Valle de Bravo) ocupando el tercer lugar estatal
en llegadas de turismo nacional y el segundo
en llegadas de turistas internacionales, oferta
hotelera y de restaurantes. Es asimismo el
destino turístico en el Estado de México con
mayor número de habitaciones de hotel de
cinco estrellas o gran turismo, más incluso
que la propia capital y que poblaciones del
área conurbada del Distrito Federal como
Naucalpan, Tlalnepantla y Cuautitlán que
cuentan también con una infraestructura
importante en este rubro. Comparativamente
para el 2000 tenía 1003 habitaciones de hotel.
Además, la actividad turística representa el
motor de la economía de Ixtapan que gira
entre empleos directos e indirectos en alrede-
dor del 60% de la actividad de la población. La
mayor parte del comercio sobrevive también
gracias al turismo y lo mismo se puede decir
de las empresas de construcción y la microin-
dustria existente en el lugar.
El resto de la población está vinculada
a las actividades agropecuarias, propietaria de
pequeños predios de cultivos de temporal para
autoconsumo de maíz, frijol, papa y hortalizas.
En la región noreste del municipio, se cultiva
flor para exportación, de manera intensiva y con
alta tecnología. A ello favorece el clima templa-
do-cálido de la región y el régimen de humedad
más o menos constante durante el año.
157El anfitrión como actor social en el turismo
Quienes residen en Ixtapan de la Sal
opinan que seguramente el estilo de vida del
pueblo sería totalmente distinto, tal vez muy
deprimido económicamente, de no ser por la
actividad turística. Para aproximarnos al senti-
do que tiene su participación en el turismo, es
necesario efectuar algunas consideraciones de
carácter conceptual sobre el asunto, en primera
instancia respecto a qué es a lo que se consi-
deró como turismo en este estudio, para estar
en condiciones de contrastarlo con la imagen y
significados que a este le atribuyen los actores
que en él participan.
EL TURISMO: CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA
RELACIÓN ANFITRIÓN-TURISTA
El turismo para la gran mayoría de los
autores considerados fundamentales en su
estudio (Jafari, Leiper, McIntosh, Goeldner y
Ritchie, Cohen, Smith entre otros) es visto
como la actividad que hoy conocemos, con la
masificación de los medios y vías de comunica-
ción y transporte. Esto es, surgida solo a partir
del siglo XX.
Antiguamente los viajes se realizaban con
fines de exploración, descubrimiento, migra-
ción, estudios, etc. Aún en el caso de quienes
realizaban viajes por el puro placer de viajar, la
aventura literalmente se constituía como una
expedición, en la que se sabía cuándo se dejaba
el hogar pero se desconocía cuándo y aún si se
lograría regresar a él. Fue hasta el advenimien-
to del transporte masivo: ferrocarril, barco y
autobús, que fue posible la disminución en los
costos del traslado, abriendo la posibilidad de
viajar a más gente. Esta situación permitió que
ya no fuera necesario dejar el empleo, la escuela
ni las costumbres cotidianas para salir de viaje,
es decir se abrieron fragmentos de tiempo para
salir de lo cotidiano y entrar a lo desconocido
con la certeza de que se volvería al punto de
origen, que quedaría a salvo y con un curso
normal, al cual sería posible regresar en cual-
quier momento. Aquí hago referencia al mundo
normal como el mundo de lo cotidiano para
Alfred Schutz (Schutz y Luckmannn, 1973).
Para atender las necesidades de estos
nuevos viajeros han surgido un conjunto de
empresas e individuos que en conjunto reciben
la denominación de “prestadores de servicios
turísticos” o proveedores del servicio, cate-
goría que incluye a los individuos que operan
empresas de alojamiento, alimentos y bebidas,
transporte, orientación y guía para el turista,
operadores de parques y en general a todo aquel
que labora en una empresa orientada a la aten-
ción de las necesidades del turista a cambio de
una remuneración. Es por ello que la actividad
turística es considerada una actividad primor-
dialmente económica, puesto que genera ingre-
sos para los inversionistas en este tipo de nego-
cios, genera empleos y distribuye la riqueza; lo
cual ha llevado a que se le analice e investigue
mucho más en el ámbito económico que en el
social y cultural.
El profuso análisis existente sobre el
turismo en su dimensión económica, ha llevado
a una comprensión parcelaria del fenómeno,
centrada en los procesos de intercambio de ser-
vicios, objeto de medición cuantificable1.
El turismo sin embargo, visto en un con-
texto más amplio, consiste en un cúmulo de
actividades humanas, a las que el sujeto atribu-
ye un significado particular, más allá de lo que
establezcan los discursos oficiales, las leyes y
los analistas del impacto económico del mismo.
Tan es así que incluso desde el nivel del sentido
común se atribuyen significados al turismo
que exceden las definiciones formales. No hay
que olvidar que como actividad humana que
se presenta en la sociedad, adquiere significado
como constructo social, intersubjetivamen-
te construido, tal cual sucede con cualquier
otra actividad humana; y que dicho significado
puede ser compartido, intuido o por lo menos
supuesto, por cualquier integrante de la socie-
dad en que se presenta, independientemente de
que el integrante tenga el carácter de experto,
lego o informado respecto a la actividad.
En otras palabras, el turismo es recono-
cido como tal hasta por el hombre menos infor-
mado sobre turismo. No es necesario haber
1 Prueba de esta afirmación puede encontrarse al
revisar la bibliografía sobre turismo, especialmen-
te los que hablan de “teoría del turismo”, los con-
tenidos de los programas de estudio de las carreras
universitarias en turismo, la normatividad de la
Organización Mundial del Turismo, etc.
158 Alfonso González Damián
estudiado una serie de conceptos y teorías para
reconocer a un turista y sin embargo como
saben bien los especialistas del ramo, el turis-
mo es un concepto sobre el que abundan las
definiciones operativas parciales y escasean los
conceptos generales.
Toda vez que el turismo es identificable
en el nivel del sentido común, a partir de las
actividades que realizan individuos, entonces
debe ser posible enunciarlos formalmente y
en un lenguaje académico que posibilite su
estudio y análisis, a partir de su construcción
social intersubjetiva. Es posible y en mi opi-
nión deseable, que los conceptos de turista,
anfitrión y turismo sean elaborados desde
el significado que socialmente les atribuyen
los propios sujetos que los viven como algo
cotidiano. Es necesario refrescar el análisis
de estos conceptos desde un ángulo cualita-
tivamente distinto al que se le ha dado en la
teoría del turismo mayoritaria desarrollada en
el siglo XX.
Las preguntas de apertura entonces ten-
drían que llevarnos a acotar el ámbito de la
reflexión en torno a ¿quiénes son los turistas
y quiénes los anfitriones? Sorprendentemente,
sobre una de las dos partes existe amplia infor-
mación: sobre el turista, en tanto que por la otra
solo hay información parcial y un tanto sesgada.
En relación con el turista, se ha dicho
que todos podemos serlo si reunimos algunas
características específicas, que tienen que ver
con viajar, con desplazarse fuera del lugar de
residencia, aunque se reconoce que no todos los
viajes pueden ser considerados turísticos pues
existen las migraciones, los viajes de explora-
ción, de conquista o intervención militar, que
por sus características no podrían ser conside-
rados “turísticos”. En este sentido, son caracte-
rísticas de los viajes turísticos:
✧ Son viajes de ida y vuelta, la expectativa del
que viaja está centrada en la certeza de que
llegará el momento de regresar a una coti-
dianidad “normal”.
✧ Son viajes que suponen la existencia de una
infraestructura de vías de comunicación,
medios de transporte, hoteles, restaurantes
y otros servicios que permiten la realización
del viaje y la estancia “cómoda” del viajero
durante el tiempo que permanece fuera de
su hogar.
✧ Son viajes cuyo costo es financiado por
el viajero mediante su actividad laboral o
empresarial cotidiana.
✧ Son viajes motivados por un conjunto muy
diverso y complejo de factores pero que en
general pueden denominarse “placer” y no
vinculados al deseo de establecerse ni rea-
lizar alguna actividad “cotidiana normal”
alterna a la de origen.
El turista es pues el viajero, que ha salido
de su sitio de residencia temporalmente, sus-
pendiendo sus actividades y relaciones inter-
personales cotidianas, para entablar relaciones
y realizar actividades que corresponden a lo
que la generalidad reconoce como actividades
que realiza un turista, en conjunto se trata de
actividades “no cotidianas”. En otras palabras
puede afirmarse que un turista es aquel que
actúa conforme a lo que la sociedad atribuye
al tipo “turista”. De esto se deduce que el tipo
“turista” es una construcción social intersub-
jetiva, que se elabora a partir de las interpreta-
ciones que los turistas y los “no-turistas” hacen
respecto de sus actividades.
El concepto de turista se construye inter-
subjetivamente, es decir no depende de lo que
individualmente, como sujetos hayamos decidi-
do sobre nuestras acciones o sobre las de otros,
el ser o no ser turista depende más del grado de
identificación de las actividades realizadas por
los individuos con las actividades que realiza el
tipo generalizado de turista que de una convic-
ción personal, subjetiva.
Con estas ideas en mente, podemos
abordar el análisis del concepto de anfitrión,
como espejo del turista, es decir como el “otro”
frente al que el turista se construye, aquel
que es el “propietario” del mundo de vida que
se visita en los viajes turísticos. Si bien existe
poca literatura sobre el tema bajo este enfoque,
no es posible menospreciar la relevancia en
el turismo de los habitantes de la población
que recibe al turista, que se ha convertido en
punto de destino para el turismo. Individuos
a quienes en prácticamente la totalidad de la
159El anfitrión como actor social en el turismo
literatura turística se les ha tratado como a
“ellos” a quienes el turismo debería de benefi-
ciar pero que en general mantiene al margen,
o en el mejor de los casos, los identifica como
parte del folklore local, que es a su vez parte
del “atractivo turístico” del sitio.
El habitante de la comunidad receptora es
quien acoge al sector turismo, en muchos casos
es quien le da vida con un carácter y personalidad
específica. De esa comunidad surgen los emplea-
dos que ocupan los cargos y puestos abiertos por
la actividad a través de las empresas y son quienes
a la larga reciben de buen grado o rechazan a los
externos, a los turistas.
Los puntos de destino turístico a su vez
reciben el impacto de la visita de turistas, ya
sea a través de los ingresos económicos, por el
cambio en la estructura de la producción, por la
inversión de los empresarios del turismo, o por
las influencias de comportamientos, costum-
bres, vicios y enfermedades desconocidas sin el
turismo.
La comunidad receptora en general,
entendida como sociedad que acoge turistas se
ha organizado y se ha especializado. Existen
organismos que atienden directamente al turis-
ta: las empresas prestadoras de servicio turísti-
co. A la vez existen organismos dedicados a la
promoción del turismo, su organización, regu-
lación y creación de infraestructura que lo faci-
lite: los organismos de gobierno especializados
en el turismo. En el caso de México estos son:
la Secretaría de Turismo en el nivel federal y las
oficinas de turismo en los gobiernos estatales
y municipales en el ámbito del poder ejecutivo
y las comisiones de turismo en el Congreso de
la Federación y en los Congresos Locales en los
estados.
Es claro que todos nos hemos identifi-
cado al menos una vez en la vida como turis-
tas, pero ¿nos identificamos como anfitriones?
¿Sabemos que somos anfitriones desde el punto
de vista de los turistas que nos visitan? En los
escritos sobre turismo hay pocas respuestas a
este asunto, hay en realidad poco trabajo teóri-
co o empírico al respecto.
El anfitrión difícilmente se identifica a sí
mismo como tal, puesto que si partimos del aná-
lisis hecho sobre el papel de turista, encontramos
que el anfitrión es quien habita el mundo de vida
que el turista solo visita, es quien realiza activi-
dades que pueden calificarse como cotidianas
o “normales” en los espacios y tiempos que el
turista comparte sólo en un nivel de referencia.
De ello se destaca el asunto de la temporalidad: el
turista decide en qué momento visita al anfitrión,
en tanto que este último sólo decide si recibe o no
al turista, no decide el momento en que puede ser
visitado por un turista en particular. Al igual que
en el caso del turista, no es necesario que como
individuos nos identifiquemos como anfitriones,
basta con que los turistas nos identifiquen como
habitantes del mundo de vida que se visita, para
ser considerados como aquellos “otros” que dan
consistencia al significado de los viajes turísticos.
Por supuesto que algunos anfitriones
son más conscientes de su rol como anfitrión,
socialmente establecido, especialmente aquellos
que tienen como actividad la de atender direc-
tamente a los turistas. En cierto sentido son los
anfitriones activos, aquellos que se identifican
como “prestadores de servicios turísticos”, cuya
actividad laboral cotidiana adquiere sentido por
su relación interpersonal con el turista.
Bajo este mismo tenor, podemos conside-
rar como anfitriones pasivos a aquellos que habi-
tan un mundo de vida visitado por turistas y que
son identificados como tales por los turistas. Las
actividades que realiza el observado por el turista
y los significados que este último le atribuye a
tales actividades le permiten suponer un mundo
de vida ajeno al propio.
De lo anterior se desprende que el turis-
mo puede ser comprendido como la relación
que se establece entre el turista y el anfitrión,
con las siguientes características:
✧ Es una relación entre personas que provie-
nen de dos mundos de vida distintos, en
la que al menos una de las dos partes se
encuentra consciente de tal relación y de tal
diferencia.
✧ Es una relación a la que una parte acude
voluntariamente y la otra puede hacerlo en
forma activa o pasiva. Cuando lo hace de
forma pasiva, se trata de una relación asi-
métrica.
✧ Es una relación que implica la existencia de
previas tipificaciones de turista y de anfi-
trión, de las actividades que realizan tanto
160 Alfonso González Damián
el turista como el anfitrión y de los signi-
ficados más probables que tienen las acti-
vidades de cada uno, interpretados por su
contraparte respectiva.
✧ Es una relación que tiene significados social-
mente determinados pero que se reproducen
en la interacción entre individuos, es decir
en la relación intersubjetiva. Esto es que
aunque los individuos tienen previamente
las tipificaciones mencionadas en su acer-
vo de conocimientos, en cada interacción
se reproducen, con la posibilidad de que se
modifiquen o amplíen tales tipificaciones,
aunque conserven una base de sentido
socialmente reconocible. Así el turismo
no se comprende exactamente igual en
México que en Argentina, en España o en
Israel.
✧ La base de sentido de lo que implica el
turismo se ha construido socialmente en
un acumulado histórico de interacciones
subjetivas y que se ha sedimentado en el
acervo social del conocimiento como un
conjunto de tipificaciones de sujetos, accio-
nes y significados.
Con base en lo anterior, se puede propo-
ner una definición de turismo desde el punto
de vista social, que es suficientemente amplia
y operativa para este estudio: el turismo es el
conjunto de tipificaciones, de la relación entre
anfitrión y turista, de sus acciones y de los sig-
nificados que se han elaborado social e históri-
camente y que se reproducen en la interacción
específica entre individuos.
Esto implica que el turismo existe de
manera previa al individuo, como tipificación,
pero se reproduce en cada interacción humana,
o desde el otro extremo, se crea en el momento
de la interacción, pero se determina a través de
la tipificación.
El turismo entendido así, puede ser visto
como un fenómeno primordialmente moder-
no y del presente, que ha surgido en tiempos
relativamente recientes y que se organiza, a
partir de la estructura de la sociedad moderna,
aunque tenga antecedentes históricos. En la
sociedad actual se produce y reproduce y por lo
tanto se ve afectado por las dificultades y crisis
del mundo moderno, de lo que muchos autores
hoy llaman posmodernidad, esto independien-
temente del sitio en el que se lleve a cabo la
actividad, aún cuando el turismo aparezca en
las zonas y regiones más lejanas a las estructu-
ras sociales denominadas pos-modernas.
METODOLOGÍA DEL ESTUDIO
El estudio que da origen a estas refle-
xiones, consistió en realidad en una primera
aproximación, con carácter exploratorio-des-
criptivo al significado de la identidad de anfi-
trión, que pretendió aportar información sobre
este aspecto que ha sido muy poco trabajado,
particularmente en su elaboración desde el
punto de vista del propio anfitrión.
En el trabajo, se realizó un acercamien-
to al ejercicio de interpretación a partir de
la información obtenida directamente en el
campo con los actores sociales involucrados,
es decir, bajo un enfoque cualitativo; por lo
tanto tiene atributos que lo hacen distinto a
los trabajos cuantitativos: en lugar de que la
claridad sobre las preguntas de investigación
e hipótesis precedan “a la recolección y el aná-
lisis de los datos, se desarrollaron preguntas e
hipótesis antes, durante y después” (Hernán-
dez: 2003: 9) de ellos. Se trata de un proceso
de carácter dinámico entre los hechos y su
interpretación, en el cual se hizo énfasis por
entender el fenómeno, no en medir las varia-
bles involucradas.
Este tipo de estudios se recomien-
da cuando se pretende entender el contexto o
el punto de vista del actor social, como es el
caso de este estudio, que se realizó mediante el
seguimiento de varias acciones:
1. El primer momento consistió en identificar
la forma en que se lleva a cabo el turismo
en comunidades que han sido catalogadas
como destinos turísticos, mediante consul-
tas a los bancos de información del gobier-
no del Estado de México, de la Universidad
Autónoma del Estado de México y a través
de una serie de visitas de reconocimiento y
de levantamiento de imágenes fotográficas
en los 23 destinos turísticos que promueve
el actual gobierno estatal.
161El anfitrión como actor social en el turismo
2. A continuación, se seleccionó el destino
turístico de Ixtapan de la Sal, que inclu-
ye la cabecera municipal del mismo nom-
bre y la población de Cuastecomates en el
mismo municipio, la población de Tonatico
y las Grutas de la Estrella en el municipio de
Tonatico. Básicamente debido a que Ixtapan
es uno de los tres principales destinos turís-
ticos del Estado de México y sus caracte-
rísticas socioeconómicas le dan un perfil
principalmente turístico, por sobre otras
actividades económicas. Esto favoreció que
las observaciones realizadas y a su vez, las
conclusiones obtenidas pudieran tener un
vínculo más cercano al turismo que a cual-
quier otra actividad económica.
3. En Ixtapan de la Sal, se realizó un acer-
camiento más profundo, para identificar
informantes relevantes para el estudio, se
seleccionó en este rubro a los integrantes
de familias de hoteleros y restauranteros
con empresas funcionando por al menos dos
generaciones: padres e hijos. En este punto,
se identificó a tres familias de hoteleros que
en conjunto poseen y administran más del
70% de los establecimientos de este tipo en
Ixtapan. Asimismo se identificó a dos fami-
lias de restauranteros que cumplían con el
criterio, poseedores de dos restaurantes, uno
por familia.
4. La siguiente actividad fue la realización
de una serie intensa de entrevistas del
tipo de relato autobiográfico (Piña: 1989,
Chanfrault-Duchet: 1988, Catani: 1990,
Cabanes: 1996 y Lalive: 1990), cuya finali-
dad fue aproximarse a través del relato del
sujeto a las elaboraciones de sentido sobre la
actividad que lleva a cabo el anfitrión turís-
tico y las características intersubjetivamente
atribuidas a este tipo de personajes.
5. La información obtenida de las entrevistas,
además de aspectos obtenidos a través de
la observación, permitió realizar una pri-
mera transcripción (Moore: 1999, Camas
y García: 1997, Kohler: 1993 y Lejeune:
1989) que arrojó elementos para interpre-
tar lo obtenido, vinculándolo con infor-
mación teórica-conceptual sobre turismo
(Smith: 1992, Cohen: 1984, Jafari: 1991,
Hiernaux: 2000, Jiménez: 1992 y 1998),
modernidad-posmodernidad (Touraine:
1995, Berger y Luckmann: 1997, Giddens:
1997), empresa (Pfeffer: 1998, Mintzberg:
1999), empresa familiar (Gersick: 1997),
transición intergeneracional (Muxel) y
vida cotidiana y estructura social (Berger
y Luckmann: 1968).
6. A través de nuevos análisis sobre las
transcripciones se elaboró una interpre-
tación que nos acerca al punto de vista
del actor social (Cf. Lindón: 2000), por
ende de la comunidad estudiada, identi-
ficando conceptos y prácticas que pue-
den ser referidas como características del
anfitrión turístico en Ixtapan de la Sal.
El análisis de esta información se realizó
con orientación a dos grandes categorías:
los conceptos y las prácticas del anfitrión
turístico y la construcción de la identidad
de los mismos a partir de la familia en un
contexto moderno. Para ello, se elabora-
ron dos matrices de análisis, a través de
una mezcla diseñada a partir de las pro-
puestas para el análisis interpretativo de
información cualitativa de Molitor (1999)
y de Lalive (1990) y que consistió básica-
mente en la identificación de conceptos
y su agrupación e integración sucesiva a
nuevos conceptos cada vez más generales
y de mayor abstracción, para lo cual fue
de gran utilidad el uso de software espe-
cializado: Atlas-ti y NVivo2.
Esto permitió aproximarse al cono-
cimiento de la manera en que se construye
socialmente el anfitrión turístico en Ixtapan de
la Sal y a plantear hipotéticamente las carac-
terísticas de este actor social. Tal elaboración
puede funcionar como fundamento para futu-
ras investigaciones en las que se profundice
sobre este tema.
2 Ambos son marcas registradas.
162 Alfonso González Damián
RESULTADOS: EL ANFITRIÓN EN IXTAPAN DE LA
SAL, MÉXICO3
El turismo en Ixtapan de la Sal aparece
de manera simultánea a los primeros hoteles,
crece y se expande con la inversión realizada
en el hotel-balneario a través de la familia San
Román y se diversifica con el crecimiento de las
pequeñas cadenas de hoteles familiares: familia
Domingo y familia Albarrán.
Actualmente, el turismo en Ixtapan de la
Sal se caracteriza por estar orientado al turismo
de salud; para ello acuden a este destino, grupos
de familias durante los fines de semana, de vier-
nes a domingo, con la finalidad de hacer uso de
los balnearios y pernoctar en los hoteles de la
región. De ello se desprende que son los hoteles
los que rigen la actividad turística en Ixtapan, en
tanto que la relevancia de restaurantes y otros
servicios turísticos es relativamente menor. Esto
se observa claramente puesto que los restauran-
tes que no forman parte de la oferta de un hotel,
tienden a aparecer y desaparecer constantemente;
cambian de perfil, de propietarios o de ubicación.
Sólo dos restaurantes han permanecido durante
al menos dos generaciones, condición inicial para
ser incluidos en el estudio: el de la familia Fer-
nández: “las tulitas” y el de la familia Victoria.
Es de destacarse el hecho de que las
empresas han surgido y crecido como empre-
sas familiares, algunas de ellas han llegado a
tener grandes dimensiones, con inversión en el
extranjero y con vinculación con grupos econó-
micos financieros nacionales e internacionales,
sin perder su fisonomía de empresa familiar
(Cf. Gersick) en las que la propiedad, la opera-
ción y estructura corresponden también a las
características de las propias familias. Esto ha
propiciado que en Ixtapan se identifique a las
empresas por la familia que las posee más que
por sus nombres o marca comercial. Asimismo,
a los integrantes de las familias se les ve como
propietarios de las empresas hoteleras, aún
cuando realicen otras actividades. Esta es una
condición importante pues significa en cierto
sentido que el papel de anfitrión lo desempe-
ñan no directamente los individuos sino el
grupo familiar.
De lo anterior se tiene que la estructura
económica y política de la población y de los
municipios de Ixtapan de la Sal y otros cerca-
nos, correspondan a su vez con la estructura
familiar de las empresas hoteleras más grandes:
la de la familia San Román que es propietaria
de la mayor empresa y cuya hegemonía se ha
manifestado desde la década de los cuarenta
hasta la actualidad. Y la alineación a la política
establecida por esta familia por parte de otros
hoteleros: la familia Domingo y la familia Alba-
rrán, quienes alternativamente han ocupado
cargos políticos locales desde la década de los
cuarenta.
En este sentido, la historia de Ixtapan de
la Sal está directamente ligada a la historia del
turismo, de la hotelería en concreto y de mane-
ra más específica a la historia de las familias
San Román, Domingo y Albarrán.
La historia de la familia San Román es
la historia de una familia que llega a vivir a
Ixtapan de la Sal a mediados del siglo XX, prove-
niente de la ciudad de México y con una historia
empresarial en diversos sectores, siendo el prin-
cipal el de la industria maderera, que se esta-
blece en Ixtapan al adquirir la licencia de apro-
vechamiento del recurso del agua mineral en
los manantiales al norte de la población y que
significó el surgimiento del Hotel San Román
y del Balneario Ixtapan, hoy parque acuático y
Hotel Spa de Gran Turismo.
En las familias Domingo y Albarrán
se encuentran paralelismos que no resultan
impresionantes al analizar la interacción entre
ellas no únicamente en el ámbito empresa-
rial sino individual: son originarias de Ixtapan
hasta donde llega la memoria actual y los regis-
tros oficiales, iniciaron con un pequeño hotel
a mediados del siglo XX, cuando se abrió el
hotel San Román, con el tiempo ampliaron su
inversión para contar actualmente una familia
con tres hoteles y con seis la otra, por cierto los
únicos hoteles de mediano tamaño (tres a cinco
estrellas) en Ixtapan.
Los detalles de la historia familiar, la
lucha inicial por crecer, el auge económico, la
3 Para guardar la confidencialidad acordada con los
sujetos investigados, los nombres de las familias y
de sus empresas han sido modificados.
163El anfitrión como actor social en el turismo
formación de los hijos en escuelas privadas de
la ciudad de México, los viajes al extranjero,
las aventuras como empresarios y/o empleados
en otras ciudades: Acapulco, Puerto Vallarta,
Miami, Las Vegas, etc. la vuelta a Ixtapan y el
surgimiento de la tercera generación, el estanca-
miento del crecimiento de las empresas, no son
objeto de este documento pero por sí mismos
contienen elementos para análisis mucho más
amplio y prolijo, que darían lugar seguramente
a la construcción de nuevas categorías para
análisis. Para los fines del presente documento,
recupero algunos momentos, en los cuales se
deja ver la forma en que los anfitriones ixta-
penses construyen su identidad como tales, así
como su relación con el turista:
En cada una de las familias de hoteleros,
Domingo y Albarrán, se tienen dos concep-
ciones diametralmente opuestas acerca de su
identidad como anfitriones, por una parte aque-
llos que iniciaron las empresas, a las que ven
como resultado tangible de su actividad de vida,
como uno de ellos dijera “… y con muchos tra-
bajos compramos una parcela, para construir
unos cuartitos, que luego fuimos acabando…
y muchos de los muebles no los teníamos, las
camas fue lo primero y para la cocina ocupá-
bamos las cosas de la casa…”. En este grupo
de anfitriones, los de la primera generación de
hoteleros, que iniciaron su vida como emplea-
dos en el hotel de la familia San Román, se deja
ver el sentido que para ellos tiene la relación
con los turistas:
Lo que querían es comer rico y estar a
gusto, como en su casa, por eso les ponía-
mos unas mesas en el patio y traíamos
música… les traíamos sus cervezas, baja-
ba mi esposo a comprarlas y las enfriába-
mos en tinas con hielo, porque permiso
no teníamos para vender alcohol, pero
cerrábamos el hotel cuando ellos llegaban
y eran como de la familia…
Por su parte, los hijos y nietos de los ini-
ciadores, quienes actualmente se encuentran
a cargo de los hoteles, que recibieron estudios
profesionales fuera de Ixtapan y que vivieron
durante alguna etapa de su vida en otros sitios,
incluso fuera del país, ven su participación en
el turismo en términos de relación comercial,
como cualquier otra. Reproducimos aquí un
fragmento ilustrativo de esta situación:
… hace años esto si era negocio, yo tenía
otro hotel allá por la carretera, por donde
está el hotel del sindicato de maestros,
ahora es del sindicato de cinematógrafos,
pero ese hotel yo lo puse, firmé un con-
trato con el sindicato y cada fin de sema-
na llegaba gente, aquello siempre estaba
lleno… le puse alberca, unos asadores y
jardines, pero era un ingreso constante,
no faltaba el dinero. Lo vendí por proble-
mas de otro tipo, pero eso ya hace años,
ahora llega poca gente, lo que necesito es
firmar otros contratos como aquel del sin-
dicato, una vez lo estuvimos viendo con el
presidente municipal, que era mi primo y
quería que yo le fuera a ayudar en el ayun-
tamiento, pero yo le dije que no…
La relación con el turista es para este
segundo grupo, una relación comercial, por lo
que al forastero lo identifican como cliente,
… aquí los clientes vienen sobre todo los
viernes y sábados, esos días me ayudan
dos sobrinos, los demás días como casi
no hay clientela yo sólo me hago cargo…
[de hecho se podría ver una mayor iden-
tificación con ellos que con la propia
población de Ixtapan]… cuando uno
anda de viaje busca calidad y comodidad,
pagar lo justo, yo he estado en muchos
hoteles en distintas partes del mundo y
eso es lo que se cuida…
Varios hoteleros de la segunda y tercera
generación han extendido sus empresas a otros
ramos y sectores de la economía y se dedican a
la administración de los mismos, por lo que ha
disminuido su relación con los turistas que visi-
tan Ixtapan de la Sal y por supuesto ha cambia-
do la visión que tienen de su propio hotel como
empresa turística.
Los anfitriones de la primera generación,
a quienes aquí denominamos anfitriones acti-
vos, se sienten parte de la población de Ixtapan,
en la que se asientan sus empresas y ven a la
164 Alfonso González Damián
hotelería como su actividad de vida “… este es
nuestro hotel, el que pusimos mi esposo y yo,
ya los otros son para nuestros hijos…”; en tanto
que por su parte los anfitriones pasivos, ven a
Ixtapan como un sitio al que están ligados por
sus padres, no por decisión propia, ante lo que
poco pueden hacer “… regresé aquí para esta-
blecerme, está el hotel de mis padres, levanté
este en el que no nos va tan bien pero aquí
estamos…”
En resumen, los anfitriones activos en
Ixtapan de la Sal, construyen su identidad de
dos maneras diametralmente opuestas, los ini-
ciadores de las empresas se ven a si mismos
como verdaderos anfitriones, que gustan de
recibir visitantes foráneos en sus propias casas,
de hecho sus hoteles llevan nombres como
“Casa Raúl”, “Casa Sarita” etc. Y por otra parte
los hijos y nietos, que actualmente se encuen-
tran al frente de los hoteles como herencia de
sus padres, realizan las mismas actividades que
los primeros, pero se identifican a sí mismos
más bien como empresarios, como administra-
dores de negocios, inmersos en una relación
comercial, que no fue elegida por ellos.
REFLEXIONES FINALES
De lo investigado se desprende un con-
junto de planteamientos que fungen nuevamen-
te como reflexión sobre el turismo en Ixtapan,
con las características propias en las que se
estudió, pero a la vez puede establecerse como
planteamiento hipotético sobre realidades en
contextos con características parecidas o simi-
lares a las del turismo en Ixtapan.
En este tipo de investigación, los hallaz-
gos solo pueden ser circunscritos a la reali-
dad observada, sin embargo tienen la finalidad
de construir planteamientos teórico-reflexivos
sobre los que se pueden elaborar explicaciones
más ambiciosas. Con estas consideraciones, en
este apartado hago algunas conclusiones, que
se derivan de lo observado en Ixtapan de la Sal,
pero cuya finalidad es la de plantear posibilida-
des para el análisis del turismo en general.
En cierto sentido podría decirse que todas
las personas somos, al menos potencialmente,
turistas y ‘no-turistas’ a la vez, también anfitrio-
nes y “no anfitriones” y que adquiriríamos cada
categoría en diversos momentos. Esto puede ser
discutido y discutible, puesto que habría quien
defendiera la idea de que sólo es turista aquel que
hace uso de ‘servicios turísticos’ y no es turista
aquel que por ejemplo, viaja en su propio auto,
visita a un familiar por unas horas y no hace uso
de ninguna clase de servicio distinto a la carretera
por la cual transitó. En otro extremo habría quien
afirmaría que también son turistas aquellos que
por convicción propia deciden ‘hacer turismo’ en
su propio sitio de residencia y visitan los museos,
parques y plazas con ‘mirada de turista’, cámara
en mano, adquiriendo recuerdos y ‘souvenirs’ y
haciendo uso de los servicios de alimentos, guías
de turistas y tal vez hasta de hospedaje, todo
ello sin alejarse de su propia comunidad. Con un
planteamiento así, podríamos caer en la tenta-
ción de decir que las personas son turistas en el
momento en que así lo deciden y dejan de serlo
del mismo modo. Esto equivaldría a caer en un
subjetivismo al extremo, en el que el turista solo
existe en la mente del individuo.
Desde luego esta postura en extremo
subjetiva, no se sostiene, puesto que basta hacer
uso del sentido común para constatar que cual-
quiera de nosotros es capaz de identificar a un
turista, diferenciándolo de quien no lo es por
sus acciones y comportamiento, por el lenguaje
que utiliza, los sitios a los que acude, los objetos
y servicios que adquiere; en cierto sentido pode-
mos afirmar que reconocemos al turista por
medio de un conjunto de rasgos socialmente
aceptados como característicos de la persona
‘turista’, en este sentido el concepto de turista
es socialmente construido. El turista ha adqui-
rido históricamente una personalidad propia,
identificable socialmente y con derechos legí-
timos. El turista es entonces un sujeto social,
que vive, actúa y se vincula con otros, los ‘no
turistas’ en una realidad compleja a la que
hemos denominado ‘turismo’.
Si bien el turista poco a poco adquiere en
la historia esa calidad de sujeto o actor social
y en torno de él, sus actos y consecuencias se
reconstruyen individualmente por el reconoci-
miento de que es objeto frente a su alteridad,
frente a los ‘otros’, los ‘no turistas’.
Por otra parte, identificarse como anfi-
trión es mucho más complicado que identi-
ficarse como turista. Los pobladores de una
165El anfitrión como actor social en el turismo
comunidad muy fácilmente identifican a los
turistas, pero suponen que los anfitriones son
únicamente los propietarios y empleados de
empresas de servicios turísticos. Esto es para-
dójico al momento de contrastarlo con la reali-
dad de que todos los habitantes interactúan ya
con el turista directamente o con las activida-
des vinculadas a la atención al turista y que por
ende dependen en gran medida de la existencia,
número y temporalidad del turismo.
Los empleados de las empresas de ser-
vicios turísticos difícilmente se identifican a si
mismos como anfitriones, aunque en términos
de elaboración intersubjetiva de sentido si lo
sean. Suponen su relación con los turistas en
un esquema tipificador de la relación comercial
proveedor-consumidor.
La vocación por la hotelería incluye el
gusto por recibir personas ajenas en la casa
propia, derivada del concepto originario de
anfitrión. De acuerdo con la Real Academia de
la Lengua, Anfitrión, rey de Tebas, espléndi-
do en sus banquetes y que refiere a la perso-
na que tiene invitados a su mesa o a su casa.
Los empresarios que inician operaciones con
empresas de servicio tienen perfil de anfitrión,
sin embargo las generaciones posteriores tien-
den a percibir a la actividad como un empleo
parecido a cualquier otro, como una ocupación
a la que obligatoriamente habrá que dedicar
tiempo y esfuerzo.
En un principio los anfitriones activos,
los hoteleros de primera generación se involu-
cran en la atención y el servicio a sus huéspe-
des, en las posteriores generaciones la relación
se hace más de carácter comercial: proveedor-
cliente. Y tienden incluso a verse como anfitrio-
nes pasivos: solo reconocibles como tal por los
turistas.
La gente de la comunidad sabe que el
turismo aporta desarrollo económico a su pobla-
ción, pero el turista es un personaje que “inva-
de”, que ocupa los recursos propios y se torna en
un huésped poco deseable, pero necesario.
El anfitrión se construye socialmente y
vive una realidad similar a la que sucede en el
nivel individual, inicia con ánimo y gusto por
su actividad, para que con el paso del tiempo
se presente un “desgaste” de la relación que sin
embargo es difícil de romper o de transformar.
Esto lleva a suponer que se podría plan-
tear un ciclo de vida del anfitrión, en su carác-
ter de actor social, de manera similar al ciclo de
vida de un individuo: nace, crece, se desarrolla,
se estanca y decae.
Si bien en el turismo, entendido como
relación social construida (re-construida) por
individuos, se puede considerar anfitrión a todo
habitante del mundo de vida visitado por el turis-
ta, no se puede hablar de la existencia de rasgos
identitarios del “ser anfitrión” o como se les
denominó en este trabajo, anfitriones activos.
Únicamente se encuentran en el caso de los
empresarios turísticos de primera generación, en
los que se tiene una conciencia clara del sentido
de recibir a extraños en la casa propia, concepto
que se extiende a su actuar frente al turista.
En el caso de los anfitriones de segunda
o tercera generación se encuentran pocos ele-
mentos o rasgos de auto identificación con el
sentido del “ser anfitrión” o anfitriones activos,
en todo caso se puede hablar de la existencia de
anfitriones pasivos, no porque se identifiquen
a sí mismos con un papel de tales característi-
cas, sino por su funcionamiento como alteridad
para el turista.
Para el anfitrión activo el otro frente al
que se construye y se auto identifica es el turis-
ta, para el turista el otro es el anfitrión en gene-
ral, pero principalmente el pasivo, en tanto que
los anfitriones pasivos no tienen la necesidad de
auto construirse frente a los turistas, con lo que
nos encontraríamos con una relación desequili-
brada entre tres personajes, lo cual podría supo-
ner la explicación para muchos de los problemas
que ocasiona el turismo en lo cultural y social.
Sobre esto hace falta mucha más investigación
y desde luego, análisis e interpretaciones más
detallados y profundos.
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