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Creating a new cadre of academics capable of integrating socio-ecological approach to conservation biology

Authors:

Abstract

As education shapes the thinking of the next generation of researchers, its conceptual framework, analytical tools and the way in which these interact with their natural surroundings, will significantly impact scientific studies, policies and decision making. The objective of this article is to analyze how graduate programs in Chile related to ecology and natural resource management are integrating socio-ecological aspects in their courses of conservation biology. Additionally, we present our perspectives about the processes, benefits and challenges that arise with participation in programs with interdisciplinary emphases. In Chile, we reviewed 22 graduate programs (nine doctoral and thirteen master's) related to themes of ecology and natural resource management and certified by the National Accreditation Commission as of October 2008. Of them, 64 % had a course in Conservation Biology. In spite of some integration of socio-economic aspects in the contents of these courses, the educational perspective of these continues to be within a utilitarian paradigm, which contrasts from broader approaches encompassed within environmental philosophy. We propose that it is necessary to change the teaching paradigm of conservation biology in Chile, such that it addresses social and ecological aspects that transcend utilitarian and instrumental values, incorporating the human being within ecosystems and the non-equilibrium ecosystem model. To integrate the socio-ecological perspective in conservation courses, we propose the inclusion of four educational components: (a) biocultural approach, (b) interdisciplinarity, (c) multi-directional communication and participation, and (d) field experiences and direct encounters with nature and the local communities.
FORMANDO INVESTIGADORES EN CONSERVACIÓN BIOLÓGICA 17
Revista Chilena de Historia Natural 83: 17-25, 2010 © Sociedad de Biología de Chile
REVISTA CHILENA DE HISTORIA NATURAL
Formando una nueva generación de investigadores capaces de integrar
los aspectos socioecológicos en conservación biológica
Creating a new cadre of academics capable of integrating socio-ecological approach to
conservation biology
RODRIGO A. ESTÉVEZ1, *, DIEGO A. SOTOMAYOR2, 3, ALEXANDRIA K. POOLE4 & J. CRISTÓBAL PIZARRO3, 5
1 Programa de Doctorado, Faculty of Science, University of Melbourne, Australia
2 Programa de Magíster en Ciencias Biológicas m/ Ecología de Zonas Áridas, Departamento de Biología,
Universidad de La Serena, La Serena, Chile
3 Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), Chile
4 Programa de Conservación Biocultural Subantártica; Programa de Doctorado, Department of Philosophy and Religion
Studies; y Programa de Maestría, Department of Environmental Sciences, University of North Texas, USA
5 Programa de Magíster en Ciencias Conservación y Manejo de Recursos Naturales en Ambientes Subantárticos,
Universidad de Magallanes; Parque Etnobotánico Omora, Puerto Williams, Chile
*Autor correspondiente: r.estevez@pgrad.unimelb.edu.au
RESUMEN
Así como la educación moldea los pensamientos de la siguiente generación de investigadores, sus marcos
conceptuales, herramientas analíticas y la manera en que estos interactúan con su entorno natural, impactará
significativamente los estudios científicos, las políticas y la toma de decisiones. El objetivo del presente
artículo es analizar cómo los programas de postgrado en Chile, relacionados con ecología y manejo de
recursos naturales, integran los aspectos socioecológicos en sus cursos de Biología de la Conservación.
Adicionalmente, presentamos nuestras perspectivas acerca de los procesos, beneficios, y desafíos que se
presentan con la participación en programas con enfoques interdisciplinarios. En Chile, revisamos 22
programas de postgrado (nueve doctorales y trece de magíster) relacionados con temas de ecología y/o
manejo de recursos naturales, acreditados por la Comisión Nacional de Acreditación a octubre del año 2008.
De ellos, el 64 % tienen un curso de Biología de la Conservación. A pesar de cierta integración de aspectos
socioeconómicos en los contenidos de estos cursos, la perspectiva educativa de estos sigue mayoritariamente
el paradigma utilitarista, lo cual contrasta con las aproximaciones más amplias en la filosofía ambiental.
Proponemos que es necesario un cambio de paradigma en la enseñanza de la Biología de la Conservación en
Chile, de tal manera que abarque aspectos sociales y ecológicos, más allá de su valor utilitario o
instrumental, incorporando al ser humano dentro de los ecosistemas y el modelo ecosistémico del no
equilibrio. Para integrar la perspectiva socioecológica en los cursos de Biología de la Conservación
proponemos incluir 4 componentes en la enseñanza: (a) perspectiva biocultural, (b) interdisciplinariedad, (c)
comunicación multidireccional y participación y, (d) experiencia de campo y encuentros directos con la
naturaleza y las comunidades locales.
Palabras clave: biocultural, biología de la conservación, Chile, educación de postgrado, interdisciplinaridad.
ABSTRACT
As education shapes the thinking of the next generation of researchers, its conceptual framework, analytical
tools and the way in which these interact with their natural surroundings, will significantly impact scientific
studies, policies and decision making. The objective of this article is to analyze how graduate programs in
Chile related to ecology and natural resource management are integrating socio-ecological aspects in their
courses of conservation biology. Additionally, we present our perspectives about the processes, benefits and
challenges that arise with participation in programs with interdisciplinary emphases. In Chile, we reviewed
22 graduate programs (nine doctoral and thirteen master’s) related to themes of ecology and natural
resource management and certified by the National Accreditation Commission as of October 2008. Of them,
64 % had a course in Conservation Biology. In spite of some integration of socio-economic aspects in the
contents of these courses, the educational perspective of these continues to be within a utilitarian paradigm,
which contrasts from broader approaches encompassed within environmental philosophy. We propose that it
is necessary to change the teaching paradigm of conservation biology in Chile, such that it addresses social
and ecological aspects that transcend utilitarian and instrumental values, incorporating the human being
TEMA ESPECIAL: INVESTIGACIÓN A LARGO PLAZO
18 ESTÉVEZ ET AL.
within ecosystems and the non-equilibrium ecosystem model. To integrate the socio-ecological perspective in
conservation courses, we propose the inclusion of four educational components: (a) biocultural approach, (b)
interdisciplinarity, (c) multi-directional communication and participation, and (d) field experiences and direct
encounters with nature and the local communities.
Key words: biocultural, Chile, conservation biology, graduate education, interdisciplinarity.
INTRODUCCIÓN
La biología de la conservación surge a partir
de la necesidad reconocida por científicos de
estudiar el impacto de la actividad humana en
la diversidad de especies, las comunidades
biológicas, los ecosistemas y en los procesos
ecológicos, con el objetivo de mejorar las
estrategias de manejo de la tierra (Vitousek et
al. 1997, Sanderson et al. 2002, Foley et al.
2005, Rozzi et al 2006a). En respuesta a la
creciente homogeneización de los
ecosistemas, los científicos han trabajado en el
desarrollo de metodologías que permitan el
manejo sustentable de los recursos naturales
para el bienestar de la especie humana y los
seres vivos en general (Ehrlich 2002), pero el
éxito de los proyectos que buscan equilibrar el
bienestar humano con la sustentabilidad del
medio ambiente dependerá de la habilidad de
los investigadores por comprender los
sistemas bióticos como sistemas socio-
ecológicos (Liu et al. 2007). Esta perspectiva
ha motivado a diversas iniciativas a explorar
las múltiples dimensiones e interrelaciones
que existen entre los sistemas sociales y
naturales, y sus componentes culturales y
biológicos. En proyectos recientes, como el
Programa de Conservación Biocultural
Subantártica, liderado por el Parque
Etnobotánico Omora en la Isla Navarino
(Chile), un equipo interdisciplinario de
ecólogos, filósofos y artistas han reconocido
esta necesidad desde la conservación
biológica, integrando una aproximación
biocultural que considera la diversidad en sus
expresiones tanto biológicas como culturales y
lingüísticas (Rozzi et al. 2006b).
En este trabajo, proponemos que en busca
de mejorar el entendimiento y optimizar los
procesos de conservación biológica,
incorporando los sistemas naturales y sociales
en una unidad de estudio, es necesario
analizar y redefinir los marcos conceptuales y
metodologías utilizadas en la enseñanza y
formación de profesionales de la conservación.
Esta redefinición aprovechará el cambio de
paradigma que la ecología ha experimentado
hacia el modelo del no equilibrio (Pickett &
Ostfeld 1995, Pickett et al. 1997), incorporando
además los valores de la ética ambiental
(Leopold 1949, Rozzi et al. 2008a) para incluir
el elemento social dentro de los estudios
ecosistémicos. Esto requiere estudiar nuestro
entorno como un sistema integral, no como
sistemas sociales y ecológicos aislados,
alejándose también del modelo que separa las
ciencias sociales de las biológicas, y a su vez
las ciencias en «duras» y «blandas». Este
enfoque considera a los ecosistemas como
sistemas «humano-naturales», cuyos atributos
ecológicos están interrelacionados con actores
humanos.
Una aproximación socioecológica requiere
de un enfoque interdisciplinario que utilice un
amplio conjunto de herramientas para
responder a los desafíos de la Biología de la
Conservación y el manejo de los recursos
naturales (Daily & Ehrlich 1999, Ehrlich 2002).
Siguiendo este argumento, consideramos que
es crucial integrar no solo los aspectos socio-
económicos con los principios ecológicos a lo
largo de la educación de postgrado, sino
también abrir el abanico de aproximaciones
desde las humanidades como el arte, la
filosofía, la música y otras formas del saber
humano (Rozzi et al. 2008a, 2008b). Esto
permitirá a los estudiantes de estos programas
incorporar un dominio más amplio de la
experiencia y entendimiento humano y sus
distintos modos de relacionarse, interpretar y
representar su entorno.
En este sentido, cabe destacar que durante
las dos últimas décadas, los cursos en Biología
de la Conservación se han establecido como
una materia fundamental en variadas
universidades a nivel mundial, tanto en los
programas de pre y postgrado (Collet &
Karakashain 1996). Por ejemplo, en Estados
Unidos, gran parte de los cursos en esta área
son interdisciplinarios, incorporando también
a académicos no ligados directamente a la
FORMANDO INVESTIGADORES EN CONSERVACIÓN BIOLÓGICA 19
biología (Jacobson 1990, Jacobson et al. 1995).
No obstante, en Chile los cursos en biología de
la conservación aún no han sido caracterizados
en su conjunto. En este artículo, nuestro
objetivo es analizar cómo los programas de
postgrado relacionados con ecología y manejo
de recursos naturales en Chile, actualmente
integran aspectos socioecológicos en sus
cursos de biología de la conservación. Además,
a partir de nuestra experiencia como
estudiantes de postgrado, presentamos una
perspectiva propia sobre los procesos,
beneficios y desafíos asociados a participar en
cursos y programas interdisciplinarios que
incluyen explícitamente este tipo de
aproximación en la formulación de problemas
medioambientales, proponiendo algunos
componentes que a nuestro parecer son claves
para el desarrollo de cursos interdisciplinarios.
Como veremos, la incorporación del
componente humano en los cursos de biología
de la conservación puede ocurrir a dos niveles:
i) un análisis descriptivo del impacto antrópico
en el ecosistema, y ii) la preparación de
investigadores como actores sociales con
valores y responsabilidades dentro del estudio
de los sistemas ecológicos.
Programas de postgrado relacionados con ecolo-
gía y/o manejo de recursos naturales en Chile
A octubre del año 2008, 293 programas de
postgrado estaban acreditados en Chile por la
Comisión Nacional de Acreditación (CNA)
(117 de doctorado y 176 de magíster).
Veintisiete de estos estaban ligados
directamente con la ecología y/o manejo de
recursos naturales. Seleccionamos una
muestra discrecional de 22 programas,
equivalente al 80 % del total. Analizamos la
malla curricular de estos programas disponible
en Internet. Catorce (64 %) de estos contaban
con cursos sobre Biología de la Conservación.
Vía correo electrónico se solicitó el contenido
o programa del curso respectivo para su
revisión. Las Tablas 1 y 2 muestran el listado
completo de programas analizados.
La revisión del contenido de los cursos
reveló que la mayoría de estos incluyen el
análisis de indicadores socioeconómicos, así
como evaluaciones de programas de manejo de
recursos naturales para explicar las causas
principales de la crisis ambiental actual. Los
aspectos sociales son integrados en los cursos
mayoritariamente a través de módulos
específicos que estudian un área determinada
vinculada al componente social. Por ejemplo, a
través de capítulos como Amenaza a la
Biodiversidad y Uso de la Tierra, estudio de
Sistemas de Gestión Ambiental, Percepción y
Valoración de Biodiversidad o el Rol de
Instituciones Internacionales (e.g, FAO,
ONU).
No obstante, en los programas revisados,
no está explícitamente señalada la integración
dentro de un marco conceptual y metodológico
de los sistemas socioecológicos (sensu Liu et
al. 2007), lo que permitiría la formulación de
problemas desde un enfoque interdisciplinaria
(Primack et al. 2006). Bajo esta perspectiva,
los programas de postgrado actuales,
relacionados con temas de ecología o manejo
de recursos naturales en Chile no han
presentado la Biología de la Conservación
como una disciplina interdisciplinaria que se
liga directamente a la diversidad cultural de las
comunidades que habitan los sistemas
naturales (Primack et al. 2006), sino como una
extensión de la biología aplicada a los
problemas de la conservación de la
biodiversidad (sensu stricto).
INTEGRANDO LA DIMENSIÓN SOCIOECOLÓGICA
EN LA ENSEÑANZA DE LA BIOLOGÍA DE LA
CONSERVACIÓN
La crisis ambiental actual ha demostrado no
solo que los humanos dependen de los
ecosistemas naturales, sino que son un
componente de gran importancia en ellos. Sin
embargo, el modelo ecológico clásico que
suponía un equilibrio ecológico está centrado
en el balance ideal de la naturaleza. Este
paradigma posiciona a la naturaleza en un
estado específico que debe ser mantenido y
aislado en su interrelación con otros sistemas,
como el social (Pickett & Ostfeld 1995) y bajo
esta perspectiva, los humanos están excluidos
debido a que están fuera del control del
manejo del ecosistema y la dinámica del
sistema es cerrada (Pickett 1997). Este
modelo, también referido como el modelo
prístino de la naturaleza, considera a los
humanos como seres no naturales y dañinos
para el ambiente, y como conclusión, los seres
20 ESTÉVEZ ET AL.
humanos deben estar físicamente fuera de las
áreas de conservación para prevenir el daño a
los procesos ecológicos.
El desarrollo del modelo del no equilibrio
ha permitido que las comunidades de humanos
sean consideradas como parte de los
ecosistemas (Pickett et al. 1992). Con las
crecientes presiones antropogénicas, que
alteran significativamente la dinámica de los
ecosistemas y la composición de la
biodiversidad, el modelo ecológico prístino no
puede abarcar las necesidades de la biología
de la conservación y el manejo de los recursos
naturales, debido a que excluye el componente
humano del ecosistema. Es claro que los
ecosistemas y los procesos ecológicos no se
limitan a los territorios políticos o las unidades
elegidas para investigación, y los impactos
antropogénicos no pueden ser contenidos por
líneas territoriales dibujadas en un mapa. Por
otro lado, los esfuerzos mayoritarios para
describir el valor de los ecosistemas y la
biodiversidad, se han realizado desde una
perspectiva utilitaria, la cual se enfoca en el
valor económico de la naturaleza en términos
del consumo humano (Constanza et al. 1997).
La consecuencia de esto es que el valor
monetario es equivalente e indicativo del valor
real de esos recursos.
Para resolver esas limitaciones, distintos
autores han enfatizado la importancia del
trabajo interdisciplinario para apoyar el
desarrollo de nuevas agendas de investigación
científica para la biología de la conservación y
valoración de la naturaleza (Lubchenco et al.
1991, Daily & Ehrlich 1999). En el presente
trabajo, en base a nuestras experiencias y
apoyándonos en las metodologías de
educación desarrolladas en los cursos de
conservación de campo del Programa de
Conservación Biocultural Subantártica del
Parque Etnobotánico Omora (véase Rozzi et al.
2010), proponemos cuatro componentes para
integrar los aspectos socioeconómicos, éticos
TABLA 1
Programas de doctorado en biología, ecología o manejo de recursos naturales acreditados
por la CNA hasta octubre 2008, según universidad y curso de conservación biológica, en Chile
(S/I = sin información).
Doctoral programs in biology, ecology or natural resources management accredited by CNA up to October 2008,
according to university and conservation biology course, in Chile (S/I = without information).
Universidad Programa Curso Nombre
1 Pontificia Universidad
Católica de Chile Doctorado en Ciencias Biológicas m/ Ecología No
2 Pontificia Universidad
Católica de Chile Doctorado en Ciencias de la Agricultura Conservación Biológica
3 Universidad Austral Doctorado en Ciencias Agrarias No
4 Universidad Austral Doctorado en Ciencias m/ Sistemática y Ecología Biología de la Conservación
5 Universidad de Chile Doctorado en Ciencias m/ Ecología de la Conservación
Ecología y Biología Evolutiva Biológica
6 Universidad de Doctorado en Ciencias Biológicas m/ Botánica Conservación Biológica
Concepción
7 Universidad de Doctorado en Ciencias Ambientales m/ Bases Científicas para la
Concepción Sistemas Acuáticos Continentales Conservación de Sistemas
Acuáticos y Ecología y
Conservación de Peces
de Agua Dulce
8 Universidad de Doctorado en Ciencias Forestales Conservación Biológica
Concepción /
Universidad Austral
9 Universidad de La Doctorado en Ciencias de Recursos Naturales Conservación de Suelo
Frontera y Medio Ambiente
FORMANDO INVESTIGADORES EN CONSERVACIÓN BIOLÓGICA 21
y biológicos en los cursos y programas de
postgrado en biología de la conservación. Esto
contribuirá a que los programas educativos en
esta área superen la dominancia del enfoque
utilitario, dentro de los estudios ecológicos,
que a su vez influyen ampliamente en los
científicos y los tomadores de decisiones
dentro de estas disciplinas. Esta propuesta
consiste en desarrollar los estándares
educacionales y los conceptos teóricos del
trabajo interdisciplinario, que se reflejará en la
creación de metodologías para actividades
prácticas en cursos que contextualicen y
promuevan el aprendizaje interdisciplinario.
Este cambio expandirá la metodología para
incluir cuatro componentes, que reflejan la
integración del componente humano en dos
niveles: descriptivo y reflexivo. Estos cuatro
componentes adicionales son: (i) perspectiva
biocultural, (ii) interdisciplina, (iii)
comunicación multidireccional y participación,
y (iv) experiencia de campo y encuentros
directos.
Perspectiva biocultural
La integración de los aspectos sociales,
económicos y culturales en la investigación en
biología de la conservación requiere que los
científicos aborden adecuadamente las
TABLA 2
Programas de magíster en biología, ecología o manejo de recursos naturales acreditados por la
CNA hasta octubre 2008, según universidad y curso de conservación biológica, en Chile (S/I = sin
información).
Masters programs in biology, ecology or natural resources management accredited or in that process by CNA until
October 2008, according to university and conservation biology course, in Chile (S/I = without information).
Universidad Programa Curso Nombre
1 Pontificia Universidad Magíster en Ciencias Animales Conservación biológica
Católica de Chile
2 Pontificia Universidad Magíster en Ciencias Vegetales Conservación biológica
Católica de Chile
3 Universidad Austral Magíster en Ciencias m/ Producción Animal No
4 Universidad Austral Magíster en Ciencias Vegetales Conservación de Recursos
Genéticos Vegetales
5 Universidad Católica Magíster en Ciencias del Mar m/ S/I
del Norte Recursos Costeros
6 Universidad de Chile Magíster en Áreas Silvestres y Conservación Conservación de Flora
de la Naturaleza Conservación y Estudio de
las Poblaciones Animales
Conservación y Manejo
Integrado de Suelo y Agua
Ecofisiología para la
Conservación y Gestión
de la Vegetación
7 Universidad de Chile Magíster en Ciencias Biológicas S/I
8 Universidad de Concepción Magíster en Ciencias m/ Botánica Conservación biológica
9 Universidad de Concepción Magíster en Ciencias m/ Pesquería No
10 Universidad de Concepción Magíster en Ciencias m/ Zoología Tópicos sobre
Conservación Biológica
11 Universidad de la Serena Magíster en Ciencias Biológicas m/ Biología de la Conservación
Ecología de ZonasÁridas
12 Universidad de Talca Magíster en Horticultura No
13 Universidad de Tarapacá Magíster en Ciencias Biológicas No
22 ESTÉVEZ ET AL.
dimensiones humana y biológica para la
sustentabilidad de los ecosistemas (Daily &
Ehrlich 1999). Por ejemplo, estudios revelan
que existe una correlación entre una alta
diversidad lingüística y biológica (Sutherland
2003) y a su vez Primack et al. (2006)
muestran cómo las comunidades humanas han
coevolucionado con sus ecosistemas locales,
desarrollando formas particulares de describir,
relacionarse y coexistir con este. Esta
conexión e interrelación entre diversidad
biológica y cultural se ha llamado diversidad
biocultural, y es una expresión del
reconocimiento del vínculo intrínseco entre la
diversidad de culturas humanas, lenguajes y
ecorregiones (Maffi 2001, Rozzi et al. 2006b).
Por ejemplo, en el norte-centro de Chile, el uso
extensivo de los pastizales naturales por
cabras tiene un amplio impacto en la
vegetación, lo que genera un conflicto de
intereses ambientales entre las demandas de
conservación de la flora nativa y las
necesidades de subsistencia de las
comunidades locales en ecosistemas áridos.
Una aproximación biocultural, para abordar
este escenario, consideraría no solo el
desarrollo de estrategias para manejar los
ecosistemas en términos de productividad
(una aproximación clásica de manejo), o de
exclusión absoluta de animales de las praderas
naturales (una aproximación clásica de
conservación), sino que contemplaría
estrategias que integren el conocimiento
ecológico tradicional de la comunidad local,
junto con sus prácticas culturales, sobre el
aprovechamiento de los pastizales a partir de
la rotación del uso de praderas a través del
movimiento del ganado (transhumancia)
(Erazo 2009). Entender el ecosistema en
términos de sus componentes biológicos y
culturales es una aproximación que
consideramos más apropiada para la
conservación, debido a que además facilita la
toma de decisiones en el manejo de los
recursos naturales (Maguire 2004).
Interdisciplina
El desarrollo del concepto de la conservación
biocultural, como un modelo teórico y
práctico, permite integrar las ciencias
naturales con la filosofía (Rozzi et al. 2008b).
Sin embargo, analizar los sistemas ecológicos
y sociales como una unidad en sí misma,
requiere desarrollar programas educacionales
interdisciplinarios y estrategias de manejo de
los recursos naturales que se aproximen a las
preocupaciones sociales y ecológicas
simultáneamente. El efecto de este tipo de
trabajos es múltiple y tiene impactos tanto en
el resultado de la investigación como en los
mismos investigadores. Por ejemplo, Sung et
al. (2003) proponen que la cultura
interdisciplinaria debe influenciar la vida de
los científicos como parte integrante de su
formación académica. Estos aspectos
promueven la colaboración para constituir
grupos de trabajo y favorecen la comunicación
(Graybill et al. 2006). Por otro lado, la
interdisciplinariedad aporta a la diversidad de
conocimiento y perspectivas que ayudan a
percibir los distintos aspectos del entorno y
sus problemas ambientales. En el desarrollo
de programas de postgrado, recomendamos
que estos procesos pueden ser promovidos
incorporando alumnos extranjeros o
estudiantes con formaciones en otras áreas del
conocimiento a los programas de postgrado en
ecología. No obstante, para que esta
incorporación sea efectiva, requiere que la
participación sea en un nivel de igualdad con
los científicos del área biológica, lo cual
implica un cambio profundo en la cultura
académica de los ecólogos y biólogos de la
conservación.
Comunicación multidireccional y participación
Para que se produzca este cambio cultural y
lograr una investigación interdisciplinaria, uno
de los mayores obstáculos es establecer
comunicación efectiva (Daily & Ehrlich 1999).
Por ejemplo, el aislamiento epistemológico de
las disciplinas dentro de las ciencias biológicas
y la filosofía disminuye la comunicación entre
especialistas (Rozzi & Feinsinger 2006). Crear
vías fructíferas de diálogo entre las ciencias
biológicas, las ciencias sociales y las
humanidades es complejo, pero aún más
complicado es lograr un vínculo real con la
sociedad, debido a que cada disciplina
desarrolla su propio lenguaje técnico (Redman
1999). En la creación de cursos y programas
de postgrado, esta integración podría
desarrollarse no solo fortaleciendo los vínculos
entre estudiantes y académicos, sino también
FORMANDO INVESTIGADORES EN CONSERVACIÓN BIOLÓGICA 23
entre los estudiantes y otros miembros de la
sociedad. Para ello se deben promover
instancias formales (e.g., pasantías en
escuelas, cursos de campo interdisciplinario) e
informales (e.g., grupos de trabajo
comunitario, agrupaciones estudiantiles y
sociales) de interacciones e intercambio de
conocimiento, lo que permitirá que los
graduados se comuniquen mejor con grupos
diversos de personas, prerrequisito para
enfrentar y resolver conflictos ambientales en
el futuro. En nuestra experiencia, cabe
destacar el modelo desarrollado en el Parque
Etnobotánico Omora, en la Reserva de la
Biosfera Cabo de Hornos, que se ha convertido
en un espacio donde coexisten programas
formales de intercambio de conocimiento
científico y el saber de las comunidades
locales, con el objetivo de mejorar los procesos
de conservación de la biodiversidad, en
sintonía con las costumbres y tradiciones de
los habitantes locales (Rozzi et al. 2005). A su
vez, los programas del Parque Omora han
permitido que grupos de estudiantes (como los
autores del presente trabajo) se conozcan,
interactúen y generen investigación
interdisciplinaria a través de países, disciplinas
e idiomas.
Experiencia de campo y encuentros directos
Finalmente, quisiéramos subrayar la
importancia de la experiencia de campo y el
encuentro directo, entre estudiantes y
académicos con las comunidades humanas que
habitan lugares de alto valor ecológico. Este
componente surge como un paso clave para la
educación de estudiantes de postgrado desde
una aproximación biocultural, ya que les
permite tener experiencias directas no solo
con su entorno (objeto de estudio tradicional)
sino también con las comunidades locales (el
contexto social más amplio del “eco”-sistema)
que utilizan los recursos que se buscan
conservar. Este método de aprendizaje
balancea el exceso de información mediada
recibida a través de distintas fuentes (e.g.,
publicaciones científicas, medios de
comunicación) que puede distorsionar nuestra
apreciación sobre la naturaleza y el uso de los
recursos naturales por las comunidades
locales (Rozzi et al. 2006b). En este contexto,
se resalta la necesidad de generar programas y
cursos de campo que posean una continuidad
temporal y cuenten con los recursos
necesarios para su desarrollo. Es así como, los
Sitios de Estudio Socio-Ecológico a Largo
Plazo (LTSER, por sus siglas en inglés) son
fundamentales para facilitar estos encuentros
directos con la naturaleza y las comunidades, y
ganar experiencia directa en investigación y
conservación (Anderson et al. 2008). Una de
las misiones de la red LTSER propuesta en
Chile fue la de conducir investigación que
impulse el crecimiento de programas de
bienestar sostenible tanto ecológico como
social (Anderson et al. 2008). En esta
perspectiva, los investigadores en el área de la
conservación biológica no solo deben
involucrarse con la naturaleza como objeto de
estudio, sino que además debieran llevar este
nivel de compromiso a sus acciones como
miembros de una sociedad en riesgo
ambiental.
REFLEXIÓN FINAL
El renombrado ecólogo y conservacionista
Aldo Leopold criticó el modelo utilitario de
valoración, debido a que no consideraba la
relación entre entidades humanas y no
humanas. Además, Leopold argumentó que
este enfoque no incluye los valores
recreacionales, estéticos y emocionales que la
sociedad le atribuye al ambiente y por eso
propuso una nueva ética conservacionista, que
amplía los límites de la comunidad para incluir
a los suelos, el agua, las plantas y animales, o
como él lo llamó colectivamente: la tierra.
(Leopold 1949).
Hoy reconocemos que los modelos
educativos moldean el tipo de estudios que
llevan a cabo los biólogos de la conservación y
ayudan a informar a los tomadores de
decisiones, cuando buscan mayor
entendimiento de las consecuencias de las
estrategias de manejo. Por esto, los biólogos y
ecólogos que enfoquen su investigación en los
procesos que afectan o promueven la
conservación de la biodiversidad, debieran
evaluar los componentes biológicos y
culturales al momento de analizar los
ecosistemas. Esto facilitará su habilidad de
comunicar estos valores en foros científicos,
educativos y políticos. El cambio de paradigma
24 ESTÉVEZ ET AL.
en las ciencias ecológicas y en la conservación
de la biodiversidad, hacia una perspectiva
socioecológica y/o biocultural, requiere que el
esquema y las metodologías utilizadas
incorporen las nuevas aproximaciones tanto en
su enseñanza como en su aplicación práctica.
Siguiendo los conceptos de Aldo Leopold de
la conciencia ecológica, que emerge con el
conocimiento del ecosistema y la experiencia
directa: “la conservación es un estado de
armonía entre el hombre y la tierra. A pesar de
cerca de un siglo de propaganda
conservacionista, esta aún continúa a paso de
tortuga; el progreso mayormente consiste en
titulares alarmantes y oratoria en
convenciones… la respuesta usual a este dilema
es más educación en conservación. Nadie
debatirá esto ¿pero solo el volumen de educación
necesita aumentar? ¿no será que también falta
algo de contenido?” (Leopold 1949).
MATERIAL COMPLEMENTARIO
La versión en inglés de este artículo está
disponible como Material Complementario
online en http://rchn.biologiachile.cl/
suppmat/2010/1/MC_Estevez_et_al_2010.pdf
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen al Programa de
Conservación Biocultural Subantártica
(University of North Texas y Universidad de
Magallanes) y al Instituto de Ecología y
Biodiversidad (IEB) por la invitación al Curso
“Siguiendo la ruta de Darwin” durante junio
del 2008, lo que fue financiado por el Proyecto
Redes Formales (ICM-MIDEPLAN) y Hispanic
Global Award (UNT). Además agradecemos a
Christopher Anderson, Ricardo Rozzi,
Francisca Massardo y James Kennedy por su
continuo apoyo y por convertir al Parque
Etnobotánico Omora, en un lugar para la
práctica y reflexión sobre la Conservación
Biocultural. REW agradece al IEB por la Beca
de Magíster del Proyecto ICM-P05-002 (2007)
y a CONICYT por la beca de Magíster (2008).
DAS agradece la beca de Magíster de
CONICYT M-58080091. JCP agradece a la
Beca otorgado por el Programa de
Financiamiento Basal, PFB-23 a través del IEB.
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Editor Asociado: Juan J. Armesto
Recibido el 11 de mayo de 2009; aceptado el 5 de febrero de 2010
26 ESTÉVEZ ET AL.
... Such efforts have required a shift in the conceptualisation of governance, natural sciences, and decision-making, leading to an evolution from reductionist, command-and-control science and management to more holistic, adaptive, systems-based models Petrosillo et al., 2015). The SES framework, based on complex systems theory, is designed to provide a more sophisticated understanding of this complexity by looking at each system as the result of the contributions and interactions of its human and biophysical elements (Berrouet, 2018;Estevez et al., 2010;Liu et al., 2007;Petrosillo et al., 2015). In the last ten years, the SES framework has become a tool commonly used to investigate complex human-nature interactions and diagnose how sustainable such relationships are (Ostrom 2009;Partelow, 2018). ...
Thesis
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By successfully merging social and ecological elements, many Indigenous landscapes have become over the centuries rich reservoirs of biodiversity, where nature grows intertwined with local livelihoods, cultural beliefs, and value systems. These biocultural oases are however not immune to pressures that might temper with their richness by exposing them to negative social and ecological consequences. In order to ensure effective and just protection of this heritage, conservation should be based on a nuanced understanding of the dynamic socio-ecological relations that have fostered such biocultural richness in order to appropriately detect potentially harmful changes and to address them without affecting local human-nature nexuses. The history of Indigenous people and conservation is long and problematic. In contrast, contemporary conservation narratives and discourses look at Indigenous communities as actors playing a pivotal role in nature and biodiversity protection. This – sometimes contradictory – perspective is rooted in the recent recognition of the importance of traditional environmental knowledge, customary practices, and cultural systems in securing sustainable and mutually beneficial human-nature relationships. By building on this body of knowledge, this thesis analyses an Indigenous sacred landscape of high ecological and cultural value: Naimina Enkiyio forest in Southern Kenya. It does so with the goal of exploring how social, cultural, and spiritual dynamics have fostered the emergence of a successful conservation scenario and how the latter is changing under the pressure of new socio-ecological challenges. The complex relationships between local Maasai communities and their ancestral land is studied through the lens of socioecological system theory. The notion of biocultural diversity and conservation frontier are also mobilised to decode traditional conservation patterns and changing socioecological dynamics. Supported by literature review, qualitative research methods are used to meet this thesis’s goals. The results show how conservation is deeply embedded in local livelihood systems and cultural practices. Despite almost entirely relying on their surroundings for survival, Loita Maasai have developed a form of constructive dependence with the landscape that ensured ecological richness and well-being until today. The extraction and protection of resources is carefully mediated by tacit traditional environmental knowledge, cultural beliefs, and traditional institutions. All members of the communities play their part in reproducing these mutually beneficial dynamics and ensuring the survival of the region’s biocultural richness. In Naimina Enkiyio conservation is an every-day practice aimed at protecting the resources constituting the basis of Maasai cultural identity and survival. The data collected on the field also shows the delicate nature of Naimina Enkiyio socioecological system. The thesis presents a number of challenges that are increasingly modifying the traditional human-nature relationship that ensured the conservation of the local natural and cultural heritage. Considering the strict bond between culture and nature characterising the region, these challenges act as disruptive elements causing negative externalities both in ecological and social terms. This study argues that the transformative nature of these changes is creating a conservation frontier, ultimately bringing new actors and interests in the area potentially opening the way for future fortress conservation strategies based on the exclusion of local communities and the disruption of traditional and precious biocultural ties.
... While there has been a range of research investigating the degree of interdisciplinarity of degree programmes in conservation and related disciplines such as restoration ecology (Baxter et al. 1999, Bonine et al. 2003, Niesenbaum & Lewis 2003, Van-Heezik & Seddon 2005, Estevez et al. 2010, Vincent & Focht 2011, Elliott et al. 2018, Sansevero et al. 2018, this has been largely focused at postgraduate levels, namely master's and doctoral programmes. A number of papers have also highlighted the interdisciplinary approach adopted by particular degree programmes (Farnsworth et al. 2001, Zarin et al. 2003, Kainer et al. 2006, Fitzgerald & Stronza 2009, Vinhateiro et al. 2012, Welch-Devine et al. 2014, Battisti 2018, Kelley et al. 2019; however, these have also focused on postgraduate teaching. ...
Article
The practice and science of conservation have become increasingly interdisciplinary, and it is widely acknowledged that conservation training in higher education institutions should embrace interdisciplinarity in order to prepare students to address real-world conservation problems. However, there is little information on the extent to which conservation education at the undergraduate level meets this objective. I carried out a systematic search of undergraduate conservation degree programmes in the UK and conducted a simple text analysis of module descriptions to quantify the extent to which they provide social science training. I found 47 programmes, of which 29 provided module descriptions. Modules containing social science content ranged from 3.8% to 52.2% of modules across programmes, but only 55.2% of programmes offered a social-focused conservation module, and only one programme offered a module in social science research methods. On average, almost half of the modules offered (46.2%) comprised biology and ecology modules with no conservation focus, and 17.9% comprised skills-based modules (research and vocational skills). Conservation-focused modules comprised a mean of only 22.5% of modules. These results show that undergraduate conservation teaching in the UK is still largely biocentric and is failing to deliver the interdisciplinary education that is widely called for.
... The role of TEK itself has undergone its own paradigmatic shift, going from the vertical "dendritic" approach of topdown, reactive fixes to problems into a horizontal "rhizomic" approach of bottom-up, proactive planning for development with participatory communal benefits (Guattari 1995). In postcontemporary discourse, the conservation toward sustainability paradigm emphasizing biocultural heritage replaces the prior paradigm of conservation toward nature pristine that emphasized wilderness (Estevez et al. 2010;Rotherham 2015; see Table 1). ...
... Gracias a estos y otros trabajos, la etno-ornitología chilena ha inspirado a una nueva generación de científicos, humanistas y artistas. Ellos, desde sus quehaceres, ven las relaciones entre la aves y la gente como puntos de encuentro entre lo ecológico y lo social, y como expresiones complejas, interdependientes y co-evolutivas de lo humano y lo no-humano (Estévez et al. 2010). ...
Article
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La etno–ornitología estudia el complejo de rela-ciones entre las aves y los seres humanos. Estas interac-ciones se expresan en distintas dimensiones socio–cultu-rales como el lenguaje, el mito, la ontología y el sentido de lugar de comunidades humanas rurales y urbanas, gene-rando relaciones cotidianas, recíprocas y duraderas entre las aves y la gente. Las aves también se asocian a prácticas sociales como la medicina, la ciencia, la alimentación, las costumbres, el arte y los rituales propios de aquellas zo-nas donde ellas co–habitan con los humanos. De esta for-ma, la etno–ornitología entrelaza el mundo natural con la cultura para apreciar dos diversidades del mundo que son normalmente estudiadas y valoradas por separado: la di-versidad biológica y la diversidad cultural. En los trabajos etno–ornitológicos, ambas diversidades son apreciadas como una, llamada diversidad biocultural (Maffi 2005). A través del concepto de diversidad biocultural, se ha redes-cubierto empíricamente, para la ciencia, la estrecha rela-ción entre seres humanos y aves tanto en sus patrones de riqueza como en sus amenazas de conservación (Suther-land 2003). Por ejemplo, a nivel planetario, las zonas con más especies de aves se encuentran espacialmente corre-lacionadas con las zonas con mayor número de lenguajes humanos (Lirrazalde 2001, Maffi 2005). Conceptualmente, los estudios etno–ornitológi-cos favorecen el avance del conocimiento científico inter-disciplinario y una conservación que valora la avifauna y la cultura en su conjunto. Sin embargo, para cumplir con tal tarea, el conocimiento etno–ornitológico debe difun-dirse y ponerse en práctica. Con esta inquietud en men-te, organizamos un simposio sobre etno–ornitología en el XI Congreso Chileno de Ornitología (La Serena, Octubre 2014). En dicho simposio exploramos el indisoluble vín-culo aves–gente a través de varios casos de estudio a nivel local, nacional e internacional. De estos casos emergieron algunos ángulos críticos respecto a la aplicación y comu-nicación de la etno–ornitología en la educación, el arte, la conservación y la cohesión social. Luego, y como resulta-do de este Simposio, hicimos una convocatoria de mayor alcance para esta Edición Especial de etno–ornitología en el Boletín Chileno de Ornitología que incluye experien-cias de otras zonas de Latinoamérica. En esta nota, presen-tamos algunas reflexiones que surgieron durante el pro-ceso editorial, de las cuales identificamos tres principios transversales que pueden ayudar al desarrollo conceptual y práctico de la etno–ornitología en Chile y el Neotrópico. Además, ilustramos cada principio con los artículos que conforman esta Edición Especial de etno–ornitología.
... The role of TEK itself has undergone its own paradigmatic shift, going from the vertical "dendritic" approach of topdown, reactive fixes to problems into a horizontal "rhizomic" approach of bottom-up, proactive planning for development with participatory communal benefits (Guattari 1995). In postcontemporary discourse, the conservation toward sustainability paradigm emphasizing biocultural heritage replaces the prior paradigm of conservation toward nature pristine that emphasized wilderness (Estevez et al. 2010;Rotherham 2015; see Table 1). ...
... The role of TEK itself has undergone its own paradigmatic shift, going from the vertical "dendritic" approach of topdown, reactive fixes to problems into a horizontal "rhizomic" approach of bottom-up, proactive planning for development with participatory communal benefits (Guattari 1995). In postcontemporary discourse, the conservation toward sustainability paradigm emphasizing biocultural heritage replaces the prior paradigm of conservation toward nature pristine that emphasized wilderness (Estevez et al. 2010;Rotherham 2015; see Table 1). ...
Article
More than most other landforms, mountains have been at the vanguard of geographical inquiry. Whether promontories, cultural works on slopes, or even metaphorical/spiritual heights, mountain research informs current narratives of global environmental change. We review how montology shifts geographic paradigms via the novel approach of critical biogeography in the Andes. We use it to bridge nature and society through indigenous heritage, local biodiversity conservation narratives, and vernacular nature–culture hybrids of biocultural landscapes (BCLs), focusing on how socioecological systems (SES) enlighten scientific query in the Andes. In our Andean study cases, integrated critical frameworks guide the understanding of BCLs as the product of long-term human–environment interactions. With situated exemplars from place naming, wild edible plants, medicinal plants, sacred trees, foodstuffs, ritualistic plants, and floral and faunal causation, we convey the need for cognition of mountains as BCLs in the Anthropocene. We conclude that applied montology allows for a multi-method approach with the four Cs of critical biogeography, a model that engages forward-looking geographers and interdisciplinary Andeanists in assessments for sustainable development of fragile BCLs in the Andes.
... While the fishermen communities in Chile that are extracting M. pyrifera are generally smaller than the communities extracting Lessonia spp., there will likely be an increase in harvesting of this species with the increasing demand for kelp as food in abalone aquaculture (Flores-Aguilar et al 2007). This socio-ecological aspect (Estevez et al. 2010) will be important in promoting a sustainable kelp harvesting industry as the need for kelp products increases. Our research strongly indicates that, relative to the methods currently used, removing only half of the fronds from each AU is far superior for the sustainability of M. pyrifera populations in Chile. ...
Article
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Kelp harvesting in northern Chile is managed by local fishermen and is part of an organized industry. However, the lack of standardized harvesting protocols has made regulation difficult. This, in combination with the impacts of oceanographic disturbances has resulted in some kelp populations being considerably reduced during the last decade. Consequently, harvest methods that maintain kelp resources are sorely needed if harvesting is to remain a viable industry in Chile. Here, experiments were done to identify sustainable methods for harvesting Macrocystis pyrifera along the coast of northern Chile. Three methods were compared with regard to their impacts on kelp populations; one that involves extracting half of the fronds from each individual in a population, one that involves extracting all the fronds from half of the individuals in a population, and a third that involves extracting all the fronds from all of the individuals in a population (i.e., the method currently used). Following this, populations were evaluated over a 2-month period to monitor regrowth of the remaining individuals and recruitment of new individuals, as well as changes in understory algal diversity and herbivore abundance. Our results indicate that removing half of the fronds from each individual in a population was the best method for maintaining the resource for future harvest because, it (1) maintains rapid growth of new fronds on the harvested individuals, (2) promotes recruitment of new individuals, and (3) reduces herbivore densities through physical abrasion. Consequently, this method is recommended for future harvesting of M. pyrifera in Northern Chile.
Article
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Filosofía ambiental de campo y conser vación biocultural en el Parque Etnobotánico Omora: Aproximaciones metodológicas para ampliar los modos de integrar el componente social ("S") en Sitios de Estudios Socio-Ecológicos a Largo Plazo (SESELP) Field environmental philosophy and biocultural conservation at the Omora Ethnobotanical Park: Methodological approaches to broaden the ways of integrating the social component ("S") in Long-Term Socio-Ecological Research (LTSER) Sites
Article
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Filosofía ambiental de campo y conser vación biocultural en el Parque Etnobotánico Omora: Aproximaciones metodológicas para ampliar los modos de integrar el componente social ("S") en Sitios de Estudios Socio-Ecológicos a Largo Plazo (SESELP) Field environmental philosophy and biocultural conservation at the Omora Ethnobotanical Park: Methodological approaches to broaden the ways of integrating the social component ("S") in Long-Term Socio-Ecological Research (LTSER) Sites
Article
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The need for integrated concepts, capable of satisfying natural and social scientists and supporting integrated research, motivates a conceptual framework for understanding the role of humans in ecosystems. The question is how to add humans to the ecological models used to understand urban ecosystems. The ecosystem concept can serve as the basis, but specific social attributes of humans and their institutions must be added. Learning and feedback between the human and natural components of urban ecosystems are key attributes of the integrated model. Parallels with familiar ecological approaches can help in understanding the ecology of urban ecosystems. These include the role of spatial heterogeneity and organizational hierarchies in both the social and natural components of urban ecosystems. Although urban watersheds are commonly highly altered, the watershed approach can serve as a spatial basis for organizing comparative studies of ecosystems exhibiting differing degrees of urbanization. The watershed concept can also spatially organize the hierarchically scaled linkages by which the integrated human ecosystem model can be applied. The study of urban ecosystems is a relatively new field, and the questions suggested by the integrated framework can be used to frame ecosystem research in and associated with urban and metropolitan areas.
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Human alteration of Earth is substantial and growing. Between one-third and one-half of the land surface has been transformed by human action; the carbon dioxide concentration in the atmosphere has increased by nearly 30 percent since the beginning of the Industrial Revolution; more atmospheric nitrogen is fixed by humanity than by all natural terrestrial sources combined; more than half of all accessible surface fresh water is put to use by humanity; and about one-quarter of the bird species on Earth have been driven to extinction. By these and other standards, it is clear that we live on a human-dominated planet.
Article
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In order to effectively address the problems derived from global environmental change, environmental scientists, citizens and decision-makers now recognize the need to integrate more fully the human or social component into ecological research. We propose that to achieve this integration, Long-Term Socio-Ecological Research (LTSER) networks offer an ideal platform, because such sites enable research at ecological, cultural, and political local scales, and at the same time allow addressing these issues at a global scale. However, this socio-ecological work still requires better articulation of programs developed at multiple geographic, ecological and political scales. In addition, until now the social component considered in LTSER programs has focused on economic factors, omitting ethical dimensions. A central reason for this omission is the lack of methodologies to systematically integrate ethics into LTSER programs. As a contribution to resolve this limitation, here we develop a methodological approach that we call "field environmental philosophy." It integrates ecological research and environmental ethics into biocultural education and conservation through an interrelated four-step cycle: i) interdisciplinary ecological and philosophical research, ii) composition of metaphors, and communication through simple narratives, iii) design of guided field experiences with an ecological and ethical orientation, and iv) implementation of in situ conservation areas. This cycle has been defined a posteriori, by analyzing successful experiences of biocultural research, education and conservation program at the Omora Ethnobotanical Park (OEP) in the Cape Horn Biosphere Reserve (CHBR). The Masters of Science in Subantarctic Conservation at the University of Magallanes (UMAG) adopted this cycle as a structured methodology to design theses and academic curricula for students who are creating innovative educational and ecotourism activities, such as "Ecotourism with a Hand Lens" and "Ethical Birding." To articulate the programs at multiples scales, the OEP functions at the local scale as a research center in the CHBR, at the national level as a cofounder and southernmost site of the Chilean LTSER network coordinated by the Institute of Ecology and Biodiversity (IEB), Chile, and at the international level as a reserve and field station of the Subantarctic Biocultural Conservation Program that is coordinated by UMAG, IEB and the University of North Texas (UNT). This organization of nested units has permitted to synergistically articulate the work at local, national and international scales. Collaborative research has led to the discovery of biological and cultural diversity singularities in the remote Magellanic subantarctic ecoregion, enabled education and conservation work with multiple social actors and institutions, and has strengthened the incorporation of environmental philosophy into socio-ecological research. In this way, OEP's program is contributing to broaden the definition of the social ("S") component in LTSER, and to generate methodologies to integrate, at multiple scales, ecological and ethical dimensions into socio-ecological research, as well as biocultural education and conservation programs, which could be implemented and assessed at other LTER sites.
Article
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This article is in a special issue of Environmental Ethics based on the workshop "Integrating Ecological Sciences and Environmental Ethics: New Approaches to Understanding and Conserving Frontier Ecosystems," held in the temperate sub-Antarctic region of southern Chile, in March 2007.
Article
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Habitats (where we live), habits (how we live), and inhabitants (who we are) constitute an ecosystem unit. The biosphere is composed of a reticulate mosaic of these habitat-habit-inhabitant units, where humans (with their indigenous languages, ecological knowledge, and practices) have coevolved. Today, these diverse ecosystem units are being violently destroyed by the imposition of a single global colonial cultural model. In Cape Horn at the southern end of the Americas, educators, authorities, and decision makers do not know about the native habitats, language, and flora, and do not distinguish between Cape Horn's flora and the flora that grows in other parts of the country or the world. In contrast, indig-enous people and old residents have a detailed knowledge, but they do not participate in education, and decision making. It is not Homo sapiens in general, but bioculturally biased educators, authorities, and decision makers who need to be transformed into (educated and responsible) members and citizen of biocultural communities. The Omora Ethnobotanical Park educational program was launched to contribute to a biocultural citizenship involving three critical steps: (1) the disclosing of biocultural diversity with a "fine filter" approach that permits understanding of the cultural and ecological diversity hidden by general universal labels; (2) direct "face-to-face" encounters with human and nonhuman co-inhabitants; and (3) actions for protection of habitats and implementation of interpretative spaces that facilitate direct encounters and conservation of biocultural diversity. These steps have been implemented at local and regional scales through the creation of the Omora Ethnobotanical Park and the UNESCO Cape Horn Biosphere Reserve.