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Importancia de la gestión forestal y de las comunidades de micromamíferos en la estrategia de conservación del mochuelo boreal (Aegolius funereus) en la vertiente sur del Pirineo. Pp 307-320. In: Conservación de la biodiversidad y gestión forestal: su aplicación en la fauna vertebrada, ed. J. Camprodon i E. Plana, Edicions de la Universitat de Barcelona.

Authors:

Abstract

Resumen El presente trabajo aborda diversos aspectos relacionados con la conservación del mochuelo boreal (Aegolius funereus) en el Pirineo oriental, rapaz nocturna de distribución poco conocida y con una población escasa y amenazada en la zona de estudio. Las in-vestigaciones realizadas hasta el momento han permitido determinar que se trata de un ave forestal asociada fundamentalmente a los bosques subalpinos de pino negro (Pinus uncinata) con unas características estructurales muy definidas: bosques maduros, abier-tos o con claros, con abundancia de cavidades y madera muerta y poca cobertura arbus-tiva. Desde el punto de vista paisajístico, el mochuelo se encuentra asociado a bosques viejos próximos a grandes áreas de paisaje estructuralmente diverso, con múltiples par-ches de distintos hábitats (canchales, prados, etc.) y, en general, numerosas áreas eco-tonales. Esta gran heterogeneidad paisajística pudiera estar relacionada con la riqueza y abundancia de pequeños mamíferos, presas mayoritarias en la dieta del mochuelo y fac-tor determinante del éxito reproductor de la rapaz. Finalmente, se proponen una serie de medidas de gestión encaminadas a conseguir la mejora o el mantenimiento de las poblaciones pirenaicas de mochuelo boreal, median-te 1) la gestión sostenible de los bosques de pino negro y hábitats adyacentes, y 2) la gestión del hábitat de los pequeños mamíferos. Palabras clave Mochuelo boreal, lechuza de Tengmalm, Aegolius funereus, pino negro, Pinus unci-nata, bosque subalpino, gestión forestal, pequeños mamíferos, selección de hábitat. Importancia de la gestión forestal y de las comunidades de pequeños mamíferos en la estrategia de conservación del mochuelo boreal en la vertiente sur de los Pirineos The importance of forest management and small mammal communities in the strategy for the conservation of the Boreal Owl on the southern slope of the Pyrenees Abstract This work presents various aspects related to the conservation of the little Boreal Owl (Aegolius funereus) in the eastern Pyrenees. It is a nocturnal predator of little known distribution with a small, threatened population in the zone under scrutiny. The investigations realized up to now have permitted us to determine that it is a forest bird fundamentally associated with subalpine forests of Black Pine (Pinus uncinata) of very defined structural characteristics: mature forests, open or with clearings with an adun-dance of cavities and dead wood and very little shrub covering. The little owl is associ-ated with old forests situated close to large areas of structurally diverse landscape with multiple patces of distinct habitats (meadows, prairies, etc.) and in general numerous ecotonal areas. This large heterogeneous lancsape could be related to the richness and abundance of small mammals, prey which is the mainstay of the little owl's diet and a determining factor in the successful reproduction of the predator. Finally, a series of management measures are proposed with the aim of improving or maintaining the Pyre-neen population of the little owl, by means of: 1) The sustainable management of the black pine forests and adjacent habitats, and 2) The management of the small mam-mals' habitat.
Resumen
El presente trabajo aborda diversos aspectos relacionados con la conservación del
mochuelo boreal (Aegolius funereus) en el Pirineo oriental, rapaz nocturna de distribución
poco conocida y con una población escasa y amenazada en la zona de estudio. Las in-
vestigaciones realizadas hasta el momento han permitido determinar que se trata de un
ave forestal asociada fundamentalmente a los bosques subalpinos de pino negro (Pinus
uncinata) con unas características estructurales muy definidas: bosques maduros, abier-
tos o con claros, con abundancia de cavidades y madera muerta y poca cobertura arbus-
tiva. Desde el punto de vista paisajístico, el mochuelo se encuentra asociado a bosques
viejos próximos a grandes áreas de paisaje estructuralmente diverso, con múltiples par-
ches de distintos hábitats (canchales, prados, etc.) y, en general, numerosas áreas eco-
tonales. Esta gran heterogeneidad paisajística pudiera estar relacionada con la riqueza y
abundancia de pequeños mamíferos, presas mayoritarias en la dieta del mochuelo y fac-
tor determinante del éxito reproductor de la rapaz.
Finalmente, se proponen una serie de medidas de gestión encaminadas a conseguir
la mejora o el mantenimiento de las poblaciones pirenaicas de mochuelo boreal, median-
te 1) la gestión sostenible de los bosques de pino negro y hábitats adyacentes, y 2) la
gestión del hábitat de los pequeños mamíferos.
Palabras clave
Mochuelo boreal, lechuza de Tengmalm, Aegolius funereus, pino negro, Pinus unci-
nata, bosque subalpino, gestión forestal, pequeños mamíferos, selección de hábitat.
Importancia de la gestión forestal
y de las comunidades de pequeños mamíferos
en la estrategia de conservación del mochuelo boreal
en la vertiente sur de los Pirineos
The importance of forest management
and small mammal communities in the strategy
for the conservation of the Boreal Owl
on the southern slope of the Pyrenees
• Raimon Mariné •
• Jordi Dalmau •
• Ignasi Torre •
• Ramon Martínez-Vidal •
Abstract
This work presents various aspects related to the conservation of the little Boreal
Owl (Aegolius funereus) in the eastern Pyrenees. It is a nocturnal predator of little
known distribution with a small, threatened population in the zone under scrutiny. The
investigations realized up to now have permitted us to determine that it is a forest bird
fundamentally associated with subalpine forests of Black Pine (Pinus uncinata) of very
defined structural characteristics: mature forests, open or with clearings with an adun-
dance of cavities and dead wood and very little shrub covering. The little owl is associ-
ated with old forests situated close to large areas of structurally diverse landscape with
multiple patces of distinct habitats (meadows, prairies, etc.) and in general numerous
ecotonal areas. This large heterogeneous lancsape could be related to the richness and
abundance of small mammals, prey which is the mainstay of the little owl’s diet and a
determining factor in the successful reproduction of the predator. Finally, a series of
management measures are proposed with the aim of improving or maintaining the Pyre-
neen population of the little owl, by means of: 1) The sustainable management of the
black pine forests and adjacent habitats, and 2) The management of the small mam-
mals’ habitat.
Key words
Boreal Owl, Tengmalm’s Owl, Aegolius funereus, Black Pine, Pinus uncinata, sub-
alpine forest, forest management, small mammals, habitat selection.
Introducción
Distribución
El mochuelo boreal (Aegolius funereus) es una rapaz nocturna de pequeño tamaño
y hábitos crepusculares. Su distribución es del tipo circumpolar holártica, abarcando
buena parte de la franja boreal de eurasia y norteamérica (Mikkola, 1983). Es un ave
esencialmente forestal, que habita en los fríos bosques de coníferas que cubren las la-
deras de las altas montañas meridionales y los valles de la Taigá. En las latitudes tem-
peradas también se encuentra en formaciones de caducifolios como el haya (Fagus
sylvatica), el abedul (Betula pendula) y el álamo temblón (Populus tremula; Cramp,
1983).
Los núcleos poblacionales más importantes de esta especie en Europa se localizan
en Rusia, Suecia, Finlandia, Bielorrusia y Noruega, siendo también destacables los pre-
sentes en las repúblicas bálticas (Cramp, 1983). A medida que nos desplazamos hacia
el sur, presenta una distribución más agregada, concentrada en bosques de montaña
(Austria, Alemania, Suiza y Chequia), aunque también se localiza a baja altitud. El lí-
mite occidental de su área de distribución europea se sitúa en Holanda, mientras que el
límite meridional se localiza en los Pirineos, Italia y Grecia (Cramp, 1983; Díaz et al.,
1996).
376 Importancia de la gestión forestal y de las comunidades de pequeños mamiferos...
Problemática de conservación
La situación y viabilidad poblacional del mochuelo boreal en los Pirineos plante-
an todavía numerosas incógnitas. En primer lugar, la distribución de la especie en la
cordillera es aún poco conocida. Se trata de una especie escasa y amenazada (cataloga-
da como Casi amenazada en España, y no amenazada en el ámbito comunitario; Ma-
droño et al., 2006) que, durante decenios, no se ha tenido en cuenta en la planificación
de los aprovechamientos forestales, puesto que su presencia en la vertiente sur del Pi-
rineo era desconocida hasta los años 80 (Alamany, 1989). Prospecciones más recientes
(Dalmau et al., 2000) han revelado que la especie es más abundante de lo que hasta
ahora se pensaba (Prodon et al., 1990), aunque sigue siendo una especie rara y limita-
da a bosques con unas características estructurales muy definidas (Mariné & Dalmau,
2000). El establecimiento de medidas de conservación para esta rara especie pasa por
el conocimiento exhaustivo de su área de distribución pirenaica y de los hábitats que
ocupa en la cordillera.
A medida que avanza el conocimiento de la situación del mochuelo boreal en la
vertiente sur del Pirineo oriental, se van delimitando con mayor claridad los factores que
potencialmente pueden amenazar la viabilidad de la especie. Sin duda, una de las prin-
cipales amenazas que hoy se ciernen sobre la conservación de esta rapaz nocturna en los
Pirineos, se fundamenta en el desconocimiento de su área de distribución y de las carac-
terísticas estructurales del hábitat que ocupa, siendo éstas dos herramientas fundamenta-
les para la toma de decisiones de manejo por parte del gestor forestal. A ello se suman
la dificultad de prospección, tanto por los hábitos nocturnos y su localización invernal,
como por la orografía y características climáticas de su distribución pirenaica.
Otro factor a tener en cuenta es la proliferación de pistas de esquí nórdico y alpi-
no. La destrucción del hábitat mediante la eliminación de la superficie forestal para am-
pliar el dominio esquiable es una amenaza palpable para el mochuelo y para muchas
otras especies forestales que habitan en los Pirineos.
Finalmente, hay que destacar el papel de la explotación forestal como una de las
grandes bazas a jugar de cara a la conservación del hábitat del mochuelo boreal en los
Pirineos. Una gestión adecuada puede incluso mejorar las expectativas para esta espe-
cie en amplias zonas de su distribución pirenaica (Dalmau & Mariné, 1999a).
En los siguientes apartados se aborda la descripción de la estructura del hábitat de
nidificación del mochuelo boreal y se proponen medidas de gestión sostenible de los bos-
ques de pino negro ocupados o susceptibles de ser ocupados por esta rapaz. También se
proponen medidas de gestión del hábitat de los pequeños mamíferos que habitan los bos-
ques subalpinos de pino negro, que constituyen la principal fuente de alimento para el
mochuelo en el Pirineo (Alamany, 1989; Dalmau & Mariné, 1998).
Descripción del hábitat de reproducción
La distribución altitudinal y las características del hábitat ocupado por el mochuelo
boreal en los Pirineos son variables, según nos desplacemos de norte a sur y de este a
oeste. En la vertiente sur del Pirineo oriental, ocupa fundamentalmente bosques subal-
Raimon Mariné, Jordi Dalmau, Ignasi Torre y Ramon Martínez Vidal 377
pinos de pino negro, aunque de manera ocasional también se localiza en bosques de
pino albar y abetales (Prodon et al., 1990; Dejaifve et al., 1990).
El rango altitudinal de distribución de la especie en esta extensa área se localiza
entre los 1650 y los 2200 metros snm, situándose la mayoría de los territorios entre los
1800 y los 2000 metros (Dalmau et al., 2000). La elevada altitud a la que se encuentra
el grueso de las poblaciones de mochuelo boreal en la vertiente sur de los Pirineos pue-
de ser explicada por factores climáticos (ver, por ejemplo, Hayward et al., 1993) o de
competencia con otras especies de rapaces nocturnas, como el cárabo (Mikola, 1983;
Alamany, 1989).
Dentro de su rango altitudinal de distribución, la abundancia de cavidades es la ca-
racterística que mejor puede predecir la adecuación de un bosque a los requerimientos
del mochuelo boreal. Como se ha mencionado anteriormente, se trata de una especie
que nidifica en agujeros en los árboles. El mochuelo es un ocupante secundario de ca-
vidades, es decir, que ocupa agujeros producidos en los árboles de manera fortuita, o
bien excavados por los pícidos (aves excavadoras u ocupantes primarios de cavidades;
Fuller, 1995). Por tanto, la presencia de cavidades en los árboles es un factor limitante
de la distribución del mochuelo boreal en los bosques subalpinos pirenaicos. Habida
cuenta de que rara vez los mochuelos nidifican dos años consecutivos en una misma
cavidad y de que no todas las cavidades son óptimas para que estas aves nidifiquen en
su interior, resulta fundamental la existencia de un acervo de agujeros disponibles en
los territorios de cría (figura 1).
378 Importancia de la gestión forestal y de las comunidades de pequeños mamiferos...
FIGURA 1. Los rodales de nidificación del mochuelo boreal presentan un mayor nú-
mero de cavidades que zonas escogidas al azar (Dalmau & Mariné, 1999).
FIGURE 1. Tengmalm’s Owl nesting forest plots hoard more cavities than random
selected areas.
En la práctica totalidad de su área de distribución europea, el mochuelo boreal ni-
difica fundamentalmente en agujeros excavados por el pito negro (Dryocopus martius;
Mikkola, 1983). Aunque esto ocurre también en el Pirineo, en ocasiones ocupa cavida-
des horadadas por pico picapinos (Dendrodopos major) o pito real (Picus viridis) (Dal-
mau & Mariné 1998, 1999 a,b; Dalmau et al., 2000). Probablemente ello se deba a que,
en pendientes pronunciadas y altitudes superiores a los 1.800 m, la disponibilidad de
cavidades de pito negro disminuye sensiblemente (Ramon Martinez-Vidal, datos no pu-
blicados; Dalmau & Mariné 1998), viéndose obligado a nidificar en agujeros de menor
tamaño. Esta disminución de la densidad de cavidades de pito negro tiene su origen en
la escasez de árboles de gran diámetro y de tipología rectilínea existentes a altitudes
muy elevadas (por la disminución de la profundidad del suelo, las pendientes elevadas,
la acumulación de nieve, etc., Blanco et al., 1997).
El tamaño de puesta del mochuelo boreal y la supervivencia de los pollos están al-
tamente correlacionados con el tamaño de la cubeta de nidificación (p. e. la superficie
de la base de la cavidad escogida para criar; Korpimäki, 1987b), hecho que acentúa la
peculiaridad de las poblaciones pirenaicas de esta especie y su baja tasa de reproduc-
ción (Dalmau & Mariné, 1998, 1999 a, b).
Otra de las características estructurales destacables del hábitat de reproducción del
mochuelo boreal en la vertiente sur de los Pirineos es que se trata de bosques abiertos,
con gran espaciamiento entre árboles o con la presencia de abundantes claros (Mariné
& Dalmau, 2000). Esta característica refleja la madurez de las masas forestales en las
que podemos encontrar al mochuelo, donde se mezclan árboles de gran diámetro en pie
con árboles caídos por la fuerza de su propio peso. La presencia de claros originados
por la caída de árboles de gran diámetro o por antiguos aprovechamientos madereros
es de gran interés, puesto que constituyen áreas ecotonales con mayor diversidad de
presas (Torre 1998, 1999). Además, la presencia de claros facilitaría la estrategia de
caza del mochuelo, eliminando el número de obstáculos y facilitando la localización y
captura de las presas (Norberg, 1978). En relación con la presencia de claros y la es-
trategia de caza del mochuelo, destaca también la práctica ausencia del estrato arbusti-
vo en sus territorios de cría pirenaicos (Joveneaux & Durand, 1987; Alamany, 1989,
Mariné & Dalmau, 2000).
La abundancia de atalayas, o puntos de vigía, también es una característica desta-
cable en los bosques pirenaicos ocupados por el mochuelo boreal (Mariné & Dalmau,
2000). En este sentido, las raíces de los grandes árboles caídos, la presencia de pinos
jóvenes (de entre 1 y 1,5 metros de altura) y de tocones de cierta altura (más de 50 cm)
proporcionan excelentes atalayas para cazar (Hayward, 1993). La estrategia de caza del
mochuelo consiste en desplazarse incesantemente entre diferentes posaderos, para loca-
lizar a las presas (Norberg, 1978), siendo la heterogeneidad estructural del hábitat un
buen reflejo de la presencia de numerosas atalayas en los territorios de cría.
Finalmente, otra de las variables estructurales que mejor pueden predecir la pre-
sencia del mochuelo boreal en un bosque de pino negro es la abundancia de madera
muerta (Mariné & Dalmau, 2000). Los árboles muertos que se mantienen en pie pro-
porcionan alimento y lugares en los que excavar los nidos a los pícidos, de los cuales
el mochuelo boreal depende en gran medida. La madera muerta acumulada en el suelo
constituye un refugio y un lugar de reproducción para las comunidades de pequeños
Raimon Mariné, Jordi Dalmau, Ignasi Torre y Ramon Martínez Vidal 379
mamíferos forestales, principal recurso trófico para esta rapaz (Torre & Arrizabalaga,
1998).
Una comparación entre diversas variables estructurales entre rodales de pino negro
con presencia de mochuelo boreal y otros donde la especie estaba ausente (Mariné y
Dalmau, en prensa), demostró que los rodales ocupados presentaban significativamen-
te un mayor número de cavidades, de madera muerta, de atalayas, un mayor diámetro
medio de los árboles (figura 2) y un mayor espaciamiento entre ellos.
Pero la correcta gestión forestal de los rodales de nidificación del mochuelo no solu-
cionaría el problema de su conservación a medio y largo plazo. Un análisis de las fotogra-
fías aéreas de los mismos territorios (Dalmau & Mariné, 1999b) sugiere que la proporción
de los diferentes hábitats anexos al rodal de nidificación podría jugar un papel importante
en la selección del hábitat del mochuelo. En este sentido, la distribución agregada de al-
gunos territorios está relacionada significativamente con la proximidad de canchales, pra-
dos, caminos, márgenes y, en general, numerosas áreas ecotonales.
Por lo general, los rodales adyacentes a un rodal de nidificación del mochuelo bo-
real, corresponden a bosques abiertos (figuras 3 y 4; Dalmau & Mariné, 1999 b), es-
tructuralmente heterogéneos.
Por tanto, parece que el mochuelo se encuentra asociado a bosques viejos próxi-
mos a grandes áreas de paisaje estructuralmente diverso, con múltiples parches de dis-
tintos hábitats. Esta gran heterogeneidad paisagística pudiera estar relacionada con la
riqueza de pequeños mamíferos.
380 Importancia de la gestión forestal y de las comunidades de pequeños mamiferos...
DIÁMETRO MEDIO
FIGURA 2. Los rodales de nidificación del mochuelo boreal presentan árboles de
mayor diámetro medio que zonas escogidas al azar (Dalmau & Mariné, 1999).
FIGURE 2. Tengmalm’s Owl nesting forest plots host trees with higher diameters
than random selected areas.
Raimon Mariné, Jordi Dalmau, Ignasi Torre y Ramon Martínez Vidal 381
FIGURA 3. Los alrededores de los rodales de nidificación del mochuelo boreal pre-
sentan un menor número de rodales de bosque denso que zonas escogidas al
azar (Dalmau & Mariné, 1999).
FIGURE 3. Tengmalm’s Owl nesting sites are surrounded by fewer thick forest plots
than random selected areas.
Figura 4. Los alrededores de los rodales de nidificación del mochuelo boreal pre-
sentan un mayor número de rodales de bosque claro que zonas escogidas al azar
(Dalmau & Mariné, 1999).
FIGURE 4. Tengmalm’s Owl nesting sites surroundings host more clear forest plots
than random selected areas.
El papel de los pequeños mamíferos en la conservación
del mochuelo boreal
La abundancia de presas es el factor principal que determina el éxito reproduc-
tor del mochuelo boreal (Korpimäki, 1981) y, por tanto, una gestión forestal respe-
tuosa con las comunidades de pequeños mamíferos subalpinos es una pieza clave en
la estrategia de conservación de la especie. En este sentido, es de gran importancia
la aplicación práctica de medidas de gestión derivadas de estudios de selección del
hábitat de los pequeños mamíferos que habitan los bosques subalpinos de pino
negro. Hayward et al. (1993) sugieren la correcta gestión del hábitat de los pequeños
mamíferos forestales como uno de los puntos fuertes en la estrategia de conservación
del mochuelo boreal en las Montañas Rocosas americanas. La diversidad estructural
de los hábitats anexos a los rodales de nidificación del mochuelo boreal en la ver-
tiente sur de los Pirineos podría soportar esta estrategia de gestión si se demuestra
que las zonas estructuralmente heterogéneas presentan una mayor riqueza de peque-
ños mamíferos.
Diversidad y riqueza de las comunidades
de pequeños mamíferos en medios subalpinos
La comunidad de pequeños mamíferos de la alta montaña pirenaica se puede con-
siderar como una de las más diversas de Catalunya y Andorra. En total se han descri-
to 19 especies (7 insectívoros y 12 roedores) (ver Gosàlbez, 1987; Torre & Tella,
1994; Torre, 1998, 1999), de las cuales al menos tres quedan fuera del abanico de pre-
sas potencialmente aprovechables por el mochuelo boreal, debido a su gran tamaño
(ver tabla 1). El piso subalpino puede verse enriquecido con la incorporación de las
especies propias de los pisos montano, altimontano y alpino. A pesar de la riqueza es-
pecífica de la comunidad de pequeños mamíferos de los bosques subalpinos, estos am-
bientes presentan, en general, una baja abundancia de ejemplares si los comparamos
con los ambientes propios de la media montaña y de la montaña mediterránea. Esto es
debido a la existencia de un efecto general negativo de la altitud sobre la abundancia
de pequeños mamíferos, efecto no tan sólo documentado en la cordillera pirenaica,
sino también en otros sistemas montañosos de la Península Ibérica (Cordillera Cantá-
brica, Delibes, 1985; Sistema Central, Alcántara, 1989). Este hecho es especialmente
remarcable en el caso del ratón de campo (Apodemus sylvaticus), recurso biomásico
de importancia para el mochuelo boreal (Alamany, 1989; Torre & Arrizabalaga, 1998),
pues sus poblaciones pueden ver reducidos sus efectivos hasta a menos de un 10% en
un gradiente altitudinal de 1000 metros (Torre 1998, 1999). Esta disminución en la
densidad puede ser consecuencia de las adversas condiciones para la vida que se dan
en la alta montaña.
382 Importancia de la gestión forestal y de las comunidades de pequeños mamiferos...
Los ambientes del piso subalpino
Las especies de pequeños mamíferos presentes en los ambientes subalpinos acos-
tumbran a seleccionar hábitats diferentes para evitar la competencia por el alimento y
la disponibilidad de refugios. Entre los ambientes subalpinos, los bosques son medios
pobres en diversidad y abundancia de pequeños mamíferos. En general, las masas fo-
restales grandes acostumbran a presentar densidades de pequeños mamíferos inferiores
Raimon Mariné, Jordi Dalmau, Ignasi Torre y Ramon Martínez Vidal 383
TABLA 1. Lista de especies de micromamíferos presentes en los dominios vitales
del mochuelo boreal.
TABLE 1. Small mammal species found in Tengmalm’s Owl Territories.
O. Insectivoros
Musaraña enana (Sorex minutus)
Musaraña bicolor (Sorex araneus)
Musaraña tricolor (Sorex coronatus)
Musgaño patiblanco (Neomys fodiens)
Musgaño de Cabrera (Neomys anomalus)
Musaraña gris (Crocidura russula)
Topo europeo (Talpa europaea)
O. Roedores
Ardilla roja (Sciurus vulgaris)
Marmota alpina (Marmota marmota)
Topillo rojo (Clethrionomys glareolus)
Rata topera (Arvicola terrestris)
Neverón pirenaico (Chionomys nivalis)
Topillo de Gerbe (Microtus gerbei)
Topillo mediterráneo (Microtus duodecimcostatus)
Topillo de campo (Microtus arvalis)
Topillo agreste (Microtus agrestis)
Ratón leonado (Apodemus flavicollis)
Ratón de campo (Apodemus sylvaticus)
Lirón careto (Eliomys quercinus)
a las pequeñas (en el caso de Apodemus sylvaticus, Tellería et al., 1991). Esto es debi-
do a que la abundancia del ratón de campo se encuentra claramente condicionada por
el efecto de margen, comportándose como una especie ecotónica como es esperable te-
niendo en cuenta su comportamiento generalista en cuanto a la selección del hábitat
(García et al. 1998). Los canchales, seguramente debido a su distribución puntual y si-
tuación ecotónica (generalmente son espacios rodeados o en contacto con bosques y
prados), son medios extraordinariamente ricos en pequeños mamíferos. Las rocas re-
presentan un buen refugio para los pequeños mamíferos que se alimentan en prados ve-
cinos (neverón pirenaico Chionomys nivalis, topillos campesino y agreste Microtus
agrestis), o una fuente de invertebrados rupícolas para especies total o parcialmente in-
sectívoras (musarañas, lirón careto Eliomys quercinus, ratón de campo). Es por ello que
estos medios acogen una densidad, riqueza y biomasa de pequeños mamíferos superior
a cualquier otro ambiente subalpino (ver figura 5).
Influencia de la estructura del hábitat en la distribución
de los pequeños mamíferos
Los pequeños mamíferos de vida epigea dependen de la disponibilidad de micro-
hábitats apropiados para protegerse de sus depredadores, hacer sus nidos o para obte-
ner el alimento (Yahner, 1982). Las masas forestales más apropiadas para los pequeños
mamíferos son aquellas en donde el suelo se encuentra recubierto por arbustos y mus-
gos, y/o existe abundante madera muerta en forma de acumulaciones de ramas y tron-
cos. Estos elementos del paisaje proporcionan protección frente a los depredadores aé-
reos (Longland & Price, 1991), además de constituir una importante fuente de alimen-
to (frutos, brotes, hojas, etc.). Las extensas alfombras de musgo permiten a las musa-
rañas (Género Sorex) desarrollar gran parte de su vida por debajo de éstas (Gosàlbez,
1987), donde además de protección, encuentran abundante alimento en forma de pe-
queños invertebrados. Los roedores, en cambio, necesitan dejar más a menudo la segu-
ridad de sus escondites donde viven y salir al exterior para buscar el alimento. Es por
ello que la presencia de cobertura arbustiva permite un mejor camuflaje, y la presencia
de troncos y ramas muertas les permite desplazarse por el bosque sin hacer mucho rui-
do (Barnum et al., 1992). Este hecho es particularmente importante en ausencia de las
coberturas arbustiva y muscinal, pues la existencia de madera muerta en el suelo redu-
ce significativamente la predación por parte de los depredadores que utilizan el senti-
do del oído para cazar (Barnum et al., 1992). La asociación con el estrato arbustivo es
especialmente patente en las especies epigeas como el topillo rojo (Clethrionomys gla-
reolus) y el ratón de campo (Janeau, 1980; Mazurkiewicz, 1994), pero también en es-
pecies de vida hipogea como el topillo campesino (Microtus arvalis), hecho explicable
porque acostumbra a excavar sus galerías bajo los arbustos (Gosàlbez, 1987).
En el caso de los pequeños mamíferos de vida hipogea o subterránea, las limita-
ciones más destacables son las producidas por el tipo y calidad del suelo. Resulta mu-
cho más fácil excavar galerías subterráneas en terrenos blandos, profundos y con pocas
rocas. Los terrenos calcáreos son poco apropiados para la vida de las especies hipoge-
as, como el topo europeo (Talpa europaea) o el topillo mediterráneo (Microtus duode-
384 Importancia de la gestión forestal y de las comunidades de pequeños mamiferos...
comcostatus), pero también puede ser un inconveniente para las demás especies. En te-
rrenos más favorables para la excavación, los pequeños mamíferos hipogeos pueden
verse limitados por la compactación del suelo y la degradación de la vegetación produ-
cidas por el pastoreo de ganado doméstico (vacuno, Torre et al., 1999), y posiblemen-
te por los ungulados salvajes (rebecos, etc.). En este sentido, la abundancia del topillo
campesino es 16 veces superior en exclusiones para el ganado vacuno que en pastos en
zonas de montaña del Sistema Central (figura 6). El pastoreo también afecta negativa-
mente a roedores e insectívoros de vida epigea, como el ratón de campo, y sobretodo
la musaraña gris (Crocidura russula) (Torre et al., 1999).
Conclusiones generales
Los bosques subalpinos de pino negro donde habita el mochuelo boreal son, en ge-
neral, maduros, abiertos o con claros, presentan abundancia de cavidades y madera
muerta y poca cobertura arbustiva.
Estos bosques presentan valores bajos de abundancia y biomasa de pequeños ma-
míferos, a pesar de ser muy ricos en cuanto a número de especies. Esto es debido al
efecto negativo de la altitud sobre la abundancia de especies como el ratón de campo.
De cualquier modo, cabe suponer la posibilidad de que los territorios de reproducción
no coincidan con las zonas de caza.
Raimon Mariné, Jordi Dalmau, Ignasi Torre y Ramon Martínez Vidal 385
FIGURA 5. Riqueza media (en blanco) y biomasa (en oscuro) de micromamíferos
en cuatro ambientes subalpinos.
FIGURE 5. Mean richness of small mammal species (white bars) and their biomas-
ses (striped bars) in four different subalpine habitats.
Existen ambientes especialmente favorables para los pequeños mamíferos, como
es el caso de los canchales (con gran riqueza específica y biomasa), siendo las masas
forestales pobres en estrato arbustivo poco favorables (aunque son éstas precisamente
las seleccionadas por el mochuelo boreal como áreas de cría).
Es necesario establecer criterios de gestión de los ambientes subalpinos para po-
tenciar la proliferación de pequeños mamíferos y favorecer la disponibilidad de presas
para el mochuelo boreal y otros depredadores.
La heterogeneidad estructural del hábitat puede favorecer el incremento de la di-
versidad de la comunidad de pequeños mamíferos, facilitando la disponibilidad de pre-
sas de diferentes especies. Así pues, si las poblaciones de una especie-presa disminu-
yen, el depredador siempre puede encontrar otras.
Propuestas de gestión del hábitat
En los rodales ocupados o susceptibles de ser ocupados por el mochuelo boreal
deben respetarse los árboles que presenten cavidades (cualquier cavidad de pícido).
Éstas son imprescindibles para que la especie nidifique y deben estar en número su-
ficiente para asegurar una cierta rotación anual de cría en diferentes cavidades y/o ár-
boles.
No deben retirarse los árboles muertos en pie y, en caso de hacerlo, deberían man-
386 Importancia de la gestión forestal y de las comunidades de pequeños mamiferos...
FIGURA 6. Abundancia y riqueza medias (± error estándard) en exclusiones y pas-
tizales de montaña del Sistema Central (Torre et al., 1999).
FIGURE 6. Abundance and mean richness (6 standard error) in fenced and open
mountain grasslands in the Sistema Central mountains.
tenerse aquellos que presenten un menor estado de decrepitud, puesto que son intensa-
mente seleccionados por los pícidos para horadar en ellos sus cavidades.
Es importante mantener una cierta cantidad de madera muerta en el suelo, cuanta
más mejor. La madera muerta proporciona alimento y refugio a los pícidos y a los pe-
queños mamíferos.
La distribución de las cavidades en los bosques subalpinos es agregada (Jovene-
aux & Durand, 1987). Es interesante mantener las zonas con alta densidad de cavida-
des intactas, a modo de pequeñas reservas de unas pocas hectáreas (1-3 ha/100ha).
Respetar el periodo reproductor de la especie, debiendo realizarse los aprovecha-
mientos forestales preferentemente en otoño.
Mantener un paisaje en mosaico, con la presencia de masas forestales maduras,
poco densas y discontinuas, con claros y espacios abiertos (prados). Potenciar el des-
arrollo de bosques maduros en zonas ecotónicas (canchal-bosque, prado-bosque) para
proporcionar zonas de alimentación y reproducción a los mochuelos.
Potenciar el efecto ecotono mediante la fragmentación ocasional de extensas ma-
sas forestales homogéneas. De este modo se puede beneficiar al ratón de campo, espe-
cie de gran importancia biomásica para el mochuelo.
Potenciar la presencia de claros con especies herbáceas (gramíneas) y arbustivas
productoras de bayas, para favorecer la alimentación de los pequeños mamíferos.
El clareo ocasional de bosques densos sin sotobosque, dejando ramas y troncos en
el suelo, puede favorecer la creación de escondites y vías de campeo para los pequeños
mamíferos.
Evitar la alteración del sotobosque durante los trabajos de aprovechamiento fores-
tal, creando pocas vías de extracción de madera.
Evitar la alteración de los canchales, y tratar de respetar su estructura cuando se
pretenda construir alguna infraestructura (carreteras, pistas de esquí, etc.).
Mantener exclusiones para el ganado doméstico y salvaje en pequeñas parcelas,
tanto en zonas forestales como en pastizales. De esta manera se puede favorecer el in-
cremento de las poblaciones de pequeños mamíferos forestales y de espacios abiertos,
creando importantes reservas de presas para el mochuelo boreal y otros depredadores.
Evitar el sobrepastoreo, para impedir la excesiva compactación del terreno y la degra-
dación de la vegetación arbustiva.
Finalmente, todos los criterios de gestión mencionados son aplicables tanto a las
zonas con presencia de mochuelo boreal, como a aquellas zonas de hábitat óptimo en
donde la especie no se halle presente.
Agradecimientos
El Ministeri de Medi Ambient del M. I. Govern d’Andorra ha financiado un segui-
miento poblacional del mochuelo boreal en Andorra, gracias al apoyo y confianza de Na-
tàlia Rovira y Josep Naudí. La Fundació Territori i Paisatge financió el seguimiento po-
blacional del mochuelo boreal en Catalunya. Vaya nuestro sincero agradecimiento a Mi-
quel Rafa, a Jordi Sargatal y a Pepe Guillén, por el especial interés que han mostrado en
el estudio. Jordi Camprodon revisó y mejoró notablemente el manuscrito original.
Raimon Mariné, Jordi Dalmau, Ignasi Torre y Ramon Martínez Vidal 387
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390 Importancia de la gestión forestal y de las comunidades de pequeños mamiferos...
... Small mammal abundance showed a significant decrease along the elevation gradient of the Montseny mountain. The decrease of small mammal abundance along elevation seems to be a common pattern in mountains of the Iberian peninsula , Fa et al, 1992, Mariné et al. 2001, and has been recorded in other mountains around the world , Li et al. 2003. The decrease in abundance was generally attributed to the increase in the severity of environmental conditions and to decreasing availability of food resources with elevation , Fa et al. 1992, Li et al. 2003. ...
... We hypothesised that the increase of alpha diversity with elevation would be explained by changes in the dominance of wood mice in small mammal communitites along elevation. It has been shown that the abundance of this generalist rodent decreases with elevation (Janeau 1980, Orsini 1990, Fa et al. 1992, Mariné et al. 2001. Following Brown and Lomolino (1998), there is reason to suspect that inverse relationships between community dominance and species richness is a general phenomenon. ...
... Small mammals mean abundance showed a significant increase along the productivity gradient, showing higher mean and total values in lowlands than in highlands. The decrease of species abundance along elevation seems to be a recurrent pattern, and has been recorded in other mountains , Mariné et al. 2001, Li et al. 2003. The decrease in abundance is generally attributed to the increase in the severity of environmental conditions, as availability of food resources with increasing elevation . ...
... Desde el inicio de estos planes por parte de la Diputación de Barcelona el año 1992(P.N. Montseny, Miño 1999, todos los parques naturales han ido incorporando estos planes de seguimiento como tareas prioritarias de cara a la gestión y conservación de los espacios naturales (Bombí 19972001, Castell 1998, 2000. A pesar de la discontinuidad de las líneas de seguimiento en estos espacios naturales los resultados parecen ser satisfactorios tras un primer análisis de los resultados de 10 años de seguimiento (Bombí et al. 2002). ...
... Así pues, algunas especies de micromamíferos son consideradas de importancia funcional en el conjunto del ecosistema. Éste es el caso del ratón de bosque (Apodemus sylvaticus), especie de importancia trófica para muchos depredadores emblemáticos (Torre et al. 2002, Mariné et al. 2001), y con un papel relevante en la tarea dispersiva de muchas semillas (Torre et al. 2002). Otras especies con poblaciones de margen de área, como es el caso de Sorex araneus en el Montseny, o Microtus agrestis en el Montnegre, pueden ser muy sensibles a los cambios ambientales a corto o medio plazo. ...
Technical Report
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Este informe presenta los resultados finales del seguimiento de micromamíferos comunes de España (proyecto SEMICE), desarrollado entre la primavera del 2008 y 2013 (seis años). Después de la prueba piloto que se llevó a cabo en Cataluña en el período 2008-2010, se considera que la red de seguimiento ya tiene una implantación notable en la región, con 44 estaciones activas el 2013. En total se han implantado 63 estaciones en toda España. Se ha utilizado una metodología de muestreo estandarizada, consistente en el trampeo en vivo con trampas Longworth (captura en vivo) y Sherman alternadas en parcelas de 36 trampas espaciadas unos 15 metros (0.56 ha), siguiendo un protocolo semejante al establecido en Gran Bretaña. Debido a la baja disponibilidad de trampas Longworth, en muchos casos se ha optado por utilizar solamente trampas Sherman. Las parcelas se sitúan en un gradiente altitudinal de más de 2000 m (11-2255 m.s.n.m.), desde zonas típicamente mediterráneas (pinares, matorrales, encinares), a la alta montaña subalpina (canchales y prados), pasando por bosques eurosiberianos (robledales, abetales). Esta gran variedad de ambientes permitirá capturar una gran diversidad de especies, y observar como varían las poblaciones de las especies en función de la altitud y la latitud. Durante la campaña de primavera del 2013 se han capturado 456 micromamíferos de 12 especies en las 45 estaciones de las que se dispone de los resultados del muestreo de primavera. Como es habitual, el ratón de campo (Apodemus sylvaticus) representa la mayor parte de las capturas (55,7%), seguido por la musaraña gris (Crocidura russula, 25,6%), y el ratón moruno (Mus spretus, 10,1%). El resto de especies no supera el 5%. Desde que se inició el seguimiento en el año 2008 se han capturado un total de 4.548 micromamíferos de 22 especies.
... El impacto de las plantaciones forestales sobre los micromamíferos no ha sido evaluado en España, aunque se intuye un efecto negativo de las prácticas selvícolas intensivas. El manejo a que se vea sometido el subvuelo forestal debe influir fuertemente sobre los parámetros comunitarios (riqueza, abundancia, originalidad; Mariné et al., 2001). ...
Article
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Hunting by Aegolius funereus (L.) was studied by direct observation, and various phases of the prey capture were photographed. The owls hunted in forest land and frequented dense parts of the forest where they flew skilfully. They searched for prey from low perches, mean height 1.7 m, and waited a short time at each perch, mean 1 4/5 min. Mean distance between perches was ca. 17 m. Strikes occurred from close range, ca. 4.5 m. The owl's eyes were closed for protection just before impact. At impact the talons of both feet combined covered an area approximately 4 by 6 1/2 cm. The prey was usually killed by bites in the head or back of the neck. Due to its choice of low perches and strike from close range, the owl can make good use of auditory clues.
Article
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The ear apertures in the skin of Tengmalm's owl, Aegolius funereus (Linne) (Strigiformes), are slit-like and ca. 24 mm long. This equals the height of the skull. The ear opening in the skin is bounded by a continuous fold of skin that is developed into a preaural and a postaural flap. The preaural flap carries the facial disk feathers that are structurally specialized to be sound transparent. They form a multi-layered, but sparse and delicate web over the ear opening. The postaural flap carries very densely packed feathers that form an anteriorly concave facial ruff. The ear folds (flaps) and the ear slit in the skin of one ear exhibit bilateral symmetry relative to those of the other ear, but because of asymmetry of underlying skull bones the postaural folds come to be oriented in somewhat different ways in the left and right ear. The skull bones, their constellation, and their role in the bilateral skull asymmetry are described in skulls at various stages of development (12-25 days post-hatching). Inside the ear aperture in the skin lies the smaller ear aperture in the skull. This is ca. 11 mm high. The ear and skull asymmetry reaches its maximum at the ear apertures of the skull. Hence the right ear aperture of the skull lies ca. 6.5 mm higher than the left one. Viewed from in front, a line connecting the centres of the ear apertures deviates 12^circ from the horizontal. The asymmetry then decreases towards the posterior parts of the external auditory meatuses, and the flattened meatus parts extended over the eardrum exhibit complete bilateral symmetry. As projected on the vertical median plane of the head, an axis through the centre of the eardrum and the centre of the ear aperture of one ear gives an angle of vertical divergence of ca. 40^circ with the corresponding, projected, axis of the other ear. The tympanic ring, the eardrum, the middle ear, the stapedial complex, and the bony cochlea and semicircular canals exhibit complete bilateral symmetry. However, one pair of the three pairs of air spaces communicating with the middle ear, namely the superior air space, is of different shape on the two sides. The skull bones participating in the asymmetry are: the orbitosphenoid, squamosal, parietal, frontal, and the squamoso-occipital wing. Of the jaw muscles the M. depressor mandibulae and the aponeurosis 1 portion of M. adductor mandibulae externus exhibit pronounced bilateral asymmetry. Both muscles are related to the highly asymmetrical squamoso-occipital wings. The combined volume of the middle ear cavity and the air spaces communicating with it is ca. 730 mm^3 in one ear. This is almost as much as the volume of the external auditory meatus, which is about 830 mm^3. The large volume of air inside the eardrum should result in (1) a lowering of the resonant frequency of the middle ear, and (2) a lowering of impedance in the stiffness controlled frequency region below the resonance frequency, with a corresponding increase in transmission of these frequencies to the cochlea. An ecological consequence to the owl of lowered middle ear impedance, and hence threshold of hearing at low frequencies, is an improvement of the owl's ability in far range detection of sounds containing low frequencies, such as rustling sounds made by prey moving about in vegetation. While high frequencies are potentially more useful for sound localization than low ones, low frequencies are less attenuated by air and less diffracted and reflected by vegetation, and therefore travel farther and are more useful for detection of sound at some distance. The area ratio between the eardrum and the footplate of stapes is 35.3, which is a high value for a bird. The stapedial complex consists of two functional units that perform two different, but interrelated, movement patterns. One unit is formed by the extracolumella and the Ligamentum ascendens. This unit is rigid and rotates about its axis of rotation at the rim of the tympanic ring. It is the functional equivalent to the mammalian ear ossicles malleus and incus. The other unit is the bony stapes. It performs a pistonlike motion and corresponds to the mammalian stapes. Because of the oblique orientation of the stapedial complex relative to the plane of the tympanic ring, the force lever arm becomes longer than the resistance arm. The maximum transformer ratio attainable by the stapedial complex amounts to 1.6. The combined transformer action, due to the area ratio and the transformer action of the stapedial complex, thus becomes 56 (the possible curved-membrane effect not included). The middle ear transformer ratio thus seems to be close to the optimal one (ca. 65), i.e. that resulting in maximum pressure transfer to the inner ear. The external ears are bilaterally asymmetrical in the vertical plane. This strongly suggests that the asymmetry is linked to vertical directional hearing. The mere fact that there is a bilateral asymmetry of the external ears strongly suggests that vertical directional hearing is based on binaural comparison of signals from the two ears. Indeed, the entire asymmetry would seem meaningless as to auditory localization, if the information processing at the neural level were not based on binaural comparison. It is suggested that the remarkably large height of the symmetrical ear slits in the skin serves the purpose of extending the effect of ear asymmetry to lower frequency domains. Data from acoustical measurements show that the vertical sensitivity pattern is different between the left and right ear for frequencies above 6000 Hz. This demonstrates that the ear asymmetry in Aegolius is capable of producing excellent physical cues to vertical localization of sound. A hypothesis on localization of complex noise is given; it suggests that the owl performs a binaural comparison of spectral pattern. Low frequencies (below 6000 Hz) provide intensity cues to azimuth, high frequencies intensity cues to elevation angle. In theory, the median plane ambiguity, inherent to symmetrical ears, is removed by the bilateral asymmetry. This is because the asymmetry, at some frequencies, causes interaural intensity differences at most elevation angles in the median plane. The use of interaural differences in spectral pattern in auditory localization, would remove also the problem of distinguishing 'what' from 'where', i.e. the uncertainty as to whether a specific spectral pattern should be attributed to the sound source or to a direction-dependent spectral transformation imposed by head and ear. The ear asymmetry provides the cue in the vertical plane. The hypothesis on auditory localization is summarized in a simple mathematical expression.
Article
Full-text available
We studied the nocturnal hunting and diurnal roosting behavior of 17 radio-equipped Tengmalm's owls (Aegolius funereus), 12 males and 5 females, in coniferous forest during their nesting season. The owls perched lower when hunting than when roosting, probably because hunting perches were selected to minimize the predator-prey distance or to obtain unobstructed access to the ground-dwelling small mammal prey, whereas roosting perches were selected to minimize the probability of being detected by an avian predator. There was no difference between perching heights associated with giving up and prey attack, nor were there any differences between perching heights, perching times, and attack distances associated with successful and unsuccessful attacks. There were no sexual differences in perching height during hunting or roosting. However, giving-up times tended to be longer for females than for their mates, which is expected because females are larger than males, and the relative cost of flight increases with body mass. The instantaneous attack rate was independent of perching time. The owls gave up their perches at a constant rate and independently of the amount of time already spent on the perch in an exponentially decaying pattern. The owls perched longer, however, before launching an attack than before giving up, probably in order to observe detected prey until the right moment for an attack. Attack distance was independent of both perching height and perching time. Perching time was inversely related to perching height, which fits the theoretical expectation that the search area will decrease with increasing height in birds that locate prey auditorily.
Article
In 2 vole peak years 9% and 14%, respectively, of males trapped were bigynous. On average bigynous males reared more fledglings and monogamous ones (7.8 vs 4.2 in 1982, 9.5 vs 5.1 in 1984). All bigynous males breeding >1yr were site tenacious and tended to produce more fledglings when bigynous than other bigynous males (8.8 vs 7.3 in 1982, 10.8 vs 8.7 in 1984). Primary females laid more eggs than monogamous females breeding at the same time. Because of lower nestling survival secondary females produced fewer fledglings than did primary females (2.8 vs 5.1 1982, 3.3 vs 6.2 in 1984) and monogamous females. In total, individual bigynous males did not bring more prey to their primary and secondary females than did monogamous males to their mates. During the laying period they fed secondary and primary females equally well but tended to favour the primary ones later on. Evidence of polyterritorial behaviour is in line with the 'deception' hypothesis.-from Authors
Article
Use of microhabitat by five species of small mammals in farmstead shelterbelts was studied in summer and autumn during a 3-year period. Peromyscus leucopus typically was captured at trap stations characterized by dense woody understory, low densities of forbs, and large overstory trees. Clethrionomys gapperi generally was trapped at stations with dense woody understory, low densities of forbs, but small overstory trees. Microtus pennsylvanicus occupied open areas of shelterbelts away from woody vegetation. Intermediate values of woody understory, overstory trees, and percentage of canopy cover were common to sites used by Sorex cinereus and Blarina brevicauda. Percentage of canopy cover at trap stations best segregated between microhabitat use of P. leucopus and M. pennsylvanicus. Use of microhabitats by the five common species in these man-made habitats is both a function of foraging and predator-avoidance behaviors and is similar to that reported in studies conducted in natural habitats.
Article
We examined path selection and avoidance by tracking Peromyscus leucopus marked with fluorescent powder in Minnesota and Maryland. Mice at both sites selected logs >5 cm in diameter and avoided logs <5 cm in diameter. In Minnesota, two types of soft log, smooth and mossy, were strongly selected, and hard, smooth logs were avoided. Mice selected forb cover and avoided grass cover in Minnesota and selected bare ground and avoided leaf cover in Maryland. The same pathways were used repeatedly in Maryland, but not in Minnesota. Individual P. leucopus appear to restrict their movements to paths that offer protection from predators searching by sight or sound.
Article
Coexisting heteromyid rodent species of North American deserts differ in habitat use and in locomotory morphology. Quadrupedal species forage primarily in structurally complex microhabitats, such as under bush canopies, while bipedal species forage in open spaces. A common explanation for this morphology-microhabitat association is that species differing in morphology also differ in vulnerability to predators, that microhabitat structure affects predation risk, and that animals preferentially forage in the safest microhabitats. We tested this for two bipedal and two quadrupedal heteromyid species (matched by body size), and one cricetid species, by quantifying effects of habitat and illumination on activity and on risk of predation by Great Horned Owls. Capture frequencies were lower for all heteromyid species than for the cricetid species, Peromyscus maniculatus. Heteromyid activity was lower in open habitat and under bright illumination. Illumination had no significant effect on risk, perhaps because rodents changed activity patterns under full moon to compensate for a potential increment in risk. Habitat, however, did affect risk: all species were attacked and captured more frequently in the open. Bipedal species were attacked relatively more in the open than were quadrupeds. If these results apply to all predators, they indicate that predation alone cannot account for the divergent microhabitat associations of bipedal and quadrupedal species. Bipedal heteromyids, however, escaped owl attacks more frequently than did quadrupeds of equivalent size. It is therefore conceivable that they experience lower overall risk in nature, where owls may preferentially attack more easily captured prey species when given a choice. Under these circumstances, owl predation could reinforce divergent microhabitat specializations based on some other factor, such as foraging economics, by restricting quadrupeds more strongly than bipeds to the safety of bushes.
Article
Abundance, food-searching intensity, physiological status, and population attributes of wood mice (Apodemus sylvaticus) were studied in forest islands of central Spain. Seventeen isolated woodlots (Quercus rotundifolia) ranging from 0.1 to 280 ha were studied. The results show high densities of mice and high rates of predation on acorns in the smaller forests.