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Abstract

Resumen. Objetivo. Se trata de explorar la prevalencia del insomnio y la calidad del sueño en una muestra de médicos de atención primaria desde una perspectiva de género. Sujetos y métodos. Se seleccionó una muestra representativa compuesta por 240 médicos de 70 centros de atención primaria de la Comunidad de Madrid. La tasa de respuesta fue del 71,6%. El cuestionario incluía información sociodemográfica, síntomas de insomnio según los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) y el índice de calidad del sueño de Pittsburgh (ICSP). Resultados. El 18,8% del total de la muestra cumplió los criterios diagnósticos de insomnio del DSM-IV, con una mayor frecuencia en las mujeres (23%) comparadas con los hombres (9,6%). El mismo patrón apareció en el despertar antes de lo deseado y en el malestar diurno. La relación entre género e insomnio se confirmó mediante análisis de regresión binaria, controlando las variables sociodemográficas. Además, los resultados indicaron que las mujeres obtuvieron puntuaciones significativamente mayores que las de los hombres en el índice ICSP y en sus componentes. Una puntuación global igual o mayor de 5 en el ICSP resulta un criterio válido desde el punto de vista clínico para discriminar entre buenos y malos durmientes. Mediante este criterio, puede considerarse que el 35,4% de los médicos encuestados era mal durmiente, y es significativamente mayor el porcentaje de mujeres que cumplía dicho criterio (el 40% frente al 25,3%). Conclusiones. Los datos indican una elevada prevalencia de las alteraciones del sueño en médicos de atención primaria, especialmente entre las mujeres. [REV NEUROL 2008; 47: 119-23] Palabras clave. Atención primaria. Calidad del sueño. Comunidad de Madrid. Diferencias de género. DSM-IV. Insomnio.
ORIGINAL
REV NEUROL 2008; 47 (3): 119-123 119
INTRODUCCIÓN
El insomnio es el más común de los trastornos del sueño, tanto
en la población general como en la práctica médica [1]. Los da-
tos existentes sobre la prevalencia de este trastorno son muy va-
riables, dependiendo de la definición utilizada [2-4]. No obstan-
te, con independencia de la definición del insomnio, se ha de-
mostrado de manera concluyente que las mujeres tienen un ma-
yor riesgo que los hombres de padecer insomnio en una propor-
ción de 1 a 1,2-2 [2-8].
El aumento del interés por el problema del insomnio ha sido
constante, en parte debido al conocimiento del impacto y las re-
percusiones que tiene sobre la calidad de vida de las personas
que lo padecen. Los problemas del sueño se han asociado con
un mayor riesgo de morbilidad psiquiátrica [3,9], especialmen-
te con el desarrollo de trastornos depresivos [10]. Igualmente,
se han encontrado relaciones con el absentismo laboral, con los
cambios de humor y los problemas del comportamiento, así co-
mo con la vulnerabilidad al consumo de drogas y alcohol [1].
Otros estudios han relacionado el insomnio con los accidentes
de tráfico y laborales, el absentismo y un peor rendimiento en el
trabajo [11].
Recientemente asistimos a un aumento en el interés por el
estudio del sueño y sus alteraciones entre los profesionales de la
medicina. Diversos estudios coinciden en destacar el riesgo que
supone la privación de sueño para la salud del profesional, para
su desgaste personal y, en definitiva, para la calidad del trabajo
asistencial y del trato a los pacientes [12]. No obstante, faltan
estudios sobre el insomnio entre los profesionales de la medici-
na. Es conocido que los médicos se encuentran sometidos a di-
versos problemas relacionados con el estrés laboral, como el
desgaste profesional o burnout, cuyas tasas de prevalencia son
especialmente elevadas entre los profesionales de la atención
primaria [13]. Investigaciones recientes al respecto han señala-
do la importancia que tiene el sueño en los procesos de desgas-
te profesional [14], y su papel clave en la recuperación del es-
trés [15].
A pesar de las implicaciones prácticas de esta línea de in-
vestigación, hasta el momento su estudio no ha recibido la aten-
ción suficiente. En nuestro país, hasta donde conocemos, no
existe en la actualidad ningún estudio sistemático acerca del in-
somnio y la calidad del sueño en los profesionales de la medici-
na. El presente estudio tiene por objetivo explorar la prevalencia
del insomnio y la calidad del sueño en una muestra de médicos
de atención primaria de la Comunidad de Madrid.
SUJETOS Y MÉTODOS
La muestra de este estudio transversal estuvo compuesta por 240 médicos
de atención primaria de la Comunidad de Madrid. Para garantizar la repre-
sentatividad de los datos, la selección de los sujetos se realizó mediante un
muestreo aleatorio estratificado en las 11 áreas sanitarias existentes en la
Comunidad, y se seleccionaron 70 centros de atención primaria. Se envia-
ron cartas de invitación a los coordinadores médicos de cada centro elegido
en el muestreo, donde se le explicaba a cada uno el propósito y el procedi-
miento de la investigación y se le solicitaba la colaboración de su centro en
el estudio. Junto con la carta y la batería de cuestionarios, se enviaba un so-
INSOMNIO Y CALIDAD DEL SUEÑO EN MÉDICOS DE ATENCIÓN PRIMARIA: UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO
Resumen. Objetivo. Se trata de explorar la prevalencia del insomnio y la calidad del sueño en una muestra de médicos de
atención primaria desde una perspectiva de género. Sujetos y métodos. Se seleccionó una muestra representativa compuesta
por 240 médicos de 70 centros de atención primaria de la Comunidad de Madrid. La tasa de respuesta fue del 71,6%. El cues-
tionario incluía información sociodemográfica, síntomas de insomnio según los criterios del Manual diagnóstico y estadístico
de los trastornos mentales (DSM-IV) y el índice de calidad del sueño de Pittsburgh (ICSP). Resultados. El 18,8% del total de
la muestra cumplió los criterios diagnósticos de insomnio del DSM-IV, con una mayor frecuencia en las mujeres (23%) com-
paradas con los hombres (9,6%). El mismo patrón apareció en el despertar antes de lo deseado y en el malestar diurno. La re-
lación entre género e insomnio se confirmó mediante análisis de regresión binaria, controlando las variables sociodemográ-
ficas. Además, los resultados indicaron que las mujeres obtuvieron puntuaciones significativamente mayores que las de los
hombres en el índice ICSP y en sus componentes. Una puntuación global igual o mayor de 5 en el ICSP resulta un criterio vá-
lido desde el punto de vista clínico para discriminar entre buenos y malos durmientes. Mediante este criterio, puede conside-
rarse que el 35,4% de los médicos encuestados era mal durmiente, y es significativamente mayor el porcentaje de mujeres que
cumplía dicho criterio (el 40% frente al 25,3%). Conclusiones. Los datos indican una elevada prevalencia de las alteraciones
del sueño en médicos de atención primaria, especialmente entre las mujeres. [REV NEUROL 2008; 47: 119-23]
Palabras clave. Atención primaria. Calidad del sueño. Comunidad de Madrid. Diferencias de género. DSM-IV. Insomnio.
Aceptado tras revisión externa: 05.06.08.
ª Departamento de Psicología Biológica y de la Salud. Facultad de Psico-
logía. b Departamento de Psiquiatría. c Departamento de Medicina Preven-
tiva. Facultad de Medicina. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid,
España.
Correspondencia: Dr. Alfredo Rodríguez Muñoz. Departamento de Psicolo-
gía Biológica y de la Salud. Facultad de Psicología. Universidad Autónoma
de Madrid. Ivan Pavlov, 6. E-28049 Madrid. Fax: +34 914 975 215. E-mail:
alfredo.rodriguez@uam.es
Agradecimientos. A todos los médicos de atención primaria de la Comuni-
dad de Madrid que participaron en el estudio, por su colaboración y ayuda
prestada.
©2008, REVISTA DE NEUROLOGÍA
Insomnio y calidad del sueño en médicos de
atención primaria: una perspectiva de género
A. Rodríguez-Muñoza, B. Moreno-Jiméneza, J.J. Fernández-Mendoza b,
S. Olavarrieta-Bernardinob, J.J. de la Cruz-Troca c, A. Vela-Bueno b
A. RODRÍGUEZ-MUÑOZ, ET AL
REV NEUROL 2008; 47 (3): 119-123120
bre franqueado para facilitar la devolución de los resulta-
dos. Finalmente, 53 centros participaron en el estudio, lo
que representa una tasa del 75,6%. La recogida de los
datos se realizó en el período comprendido entre los me-
ses de enero y julio de 2005. Los sujetos participaron vo-
luntariamente en la investigación, previo consentimiento
informado anónimo. El comité de ética de la Universidad
Autónoma de Madrid aprobó la investigación (n.º CEI
11-184).
El instrumento utilizado fue la validación española
[16] del índice de calidad del sueño de Pittsburgh (ICSP)
[17], que consta de 19 preguntas autoadministradas y
cinco cuestiones que debe responder el compañero/a de
cama o de habitación (para la corrección sólo se utilizan
los primeros). La escala autoadministrada consta de 15
ítems de opción múltiple de respuesta que examinan la
frecuencia de alteraciones del sueño y la calidad subjeti-
va del sueño, y cuatro preguntas abiertas sobre la hora
habitual de acostarse, de levantarse, latencia y duración
del sueño. Las cinco preguntas para el compañero/a son de
opción múltiple de respuesta y están relacionadas con al-
teraciones del sueño. Todos los ítems son breves y fáciles
de contestar para la mayoría de adolescentes y adultos.
El ICSP genera siete puntuaciones, que corresponden a
las siguientes dimensiones: calidad subjetiva del sueño, latencia de sueño,
duración del sueño, eficiencia habitual del sueño, alteraciones del sueño, uso
de medicación hipnótica y disfunción diurna. La puntuación de cada com-
ponente va de 0 (sin dificultad) a 3 (dificultad severa). Las puntuaciones de
los componentes se suman para dar una puntuación total (oscila entre 0-21).
Una puntuación global del ICSP > 5 indica una alteración significativa del
sueño. No hay puntos de corte disponibles para las diferentes dimensiones.
El ICSP se ha utilizado ampliamente en numerosas investigaciones que apo-
yan su validez y fiabilidad [18-19]. En el presente estudio se obtuvo una fia-
bilidad, medida mediante el αde Cronbach, de 0,8.
Los criterios utilizados para establecer la presencia del insomnio fueron
los establecidos por el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-IV) [20]:
– La queja predominante es la dificultad para iniciar o mantener el sueño, o
no tener un sueño reparador, durante, al menos, un mes.
La alteración del sueño (o la fatiga diurna que se asocia con ella) causa
malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras
áreas importantes de la actividad del individuo.
En el presente estudio, el modo operativo para identificar el insomnio inclu-
yó los siguientes requisitos [20]. El primer criterio se cumplía cuando se da-
ba al menos uno de los siguientes subcriterios:
– Latencia del sueño igual o mayor de 30 minutos (dificultad para iniciar el
sueño).
Despertar durante la noche por tiempo superior a 30 minutos (dificultad
para mantener el sueño).
Despertarse por las mañanas 30 minutos antes de lo deseado, durante
más de 10 días en el último mes (despertar antes de lo deseado).
El segundo criterio se cumplía cuando se daba al menos uno de los siguien-
tes subcriterios:
Insatisfacción con la calidad del sueño. Se evaluó con la siguiente pre-
gunta: ‘Durante el último mes, ¿cómo valoraría, en conjunto, la calidad
de su sueño?’ (bastante buena, buena, mala, bastante mala), y se clasificó
como insatisfechos con su sueño a aquellos sujetos que escogen las dos
últimas opciones.
– La mala calidad del sueño afecta a áreas importantes de la actividad diur-
na del sujeto, durante más de cuatro días en el último mes, lo que se eva-
luó con la siguiente pregunta: ‘¿Le ocurre que la mala calidad de su sue-
ño afecta a sus actividades u obligaciones diarias?’ En caso afirmativo,
‘¿con qué frecuencia le ha sucedido durante el último mes?’ (nunca, 4
días, 5-10 días, 11-20 días, más de 20 días).
Para considerar que un sujeto tenía insomnio, debía cumplir ambos crite-
rios. Este modo operativo de detectar el insomnio es válido y fiable [4].
Para la realización de los análisis estadísticos se utilizó el paquete esta-
dístico SPSS, versión 12.0, y se calcularon las prevalencias de los distintos
síntomas de insomnio y sus intervalos de confianza al 95% (IC 95%). Para
explorar la relación entre el género y el insomnio, se utilizaron las pruebas
de chi al cuadrado (χ2) y análisis de regresión binaria odds ratio (OR), jun-
to con sus IC 95%. Posteriormente, se llevaron a cabo pruebas tde Student
para analizar la relación entre género y la calidad del sueño. Las diferencias
se consideraron significativas para los valores de p< 0,05.
RESULTADOS
Descripción de la población estudiada
Las características sociodemográficas de los participantes se incluyen en la
tabla I.
De los 335 cuestionarios enviados, se recibieron 240 (una tasa de res-
puesta del 71,6%), de los que 75 eran hombres (31,2%) y 165 mujeres
(68,7%). La media de edad es similar para ambos grupos, aunque los hom-
bres eran ligeramente mayores, sin llegar a ser significativa la diferencia
(p> 0,05). Respecto a la experiencia laboral, no se encontraron diferencias
significativas aunque los hombres tenían mayor numero de años de expe-
riencia en la profesión (x= 17,50 ± 8,34) comparados con las mujeres (x=
15,30 ± 7,8) (t= 1,95, p= 0,058). No se encontraron diferencias en cuanto
al número de hijos, las relaciones personales y el nivel de estudios, con una
distribución similar entre ambos géneros.
Prevalencia del insomnio
Un total de 44 (18,8%, IC 95% = 13,8-23,7) sujetos cumplieron los criterios
diagnósticos de insomnio del DSM-IV, mientras que el 42,5% presentó al-
guno de los síntomas que caracterizan al insomnio. Así, un 8,4% (IC 95% =
4,8-11,9) de los médicos encuestados reconoció padecer problemas para
iniciar el sueño durante el último mes, con una latencia de sueño mayor de
30 minutos. En lo que respecta a la dificultad para mantener el sueño, expre-
sada como estar despierto en la noche durante más de 30 minutos, el 15,4%
de la muestra (IC 95% = 10,8-19,9) señaló padecer este problema. Por su
parte, el 22,5% (IC 95% = 19,5-30,4) se despertaba 30 minutos antes de lo
deseado sin poder volver a conciliar el sueño, mientras que el mismo por-
centaje (IC 95% = 17,2-27,7) se mostraba insatisfecho con la calidad de su
sueño. Un 14,2% de los encuestados (IC 95% = 9,7-18,6%) se quejaba del
malestar diurno, que se asocia con el deterioro social, laboral o de otras im-
portantes áreas de la actividad del que padece insomnio.
Como puede verse en la tabla II, las mujeres padecen más insomnio, de
acuerdo con el DSM-IV (el 9,6% frente al 23%; p= 0,015). En cuanto a los
problemas con el sueño, se encontraron diferencias significativas en la difi-
cultad para mantener el sueño (hombres = 7,2%; mujeres = 19%, p= 0,024)
y en las repercusiones negativas diurnas (hombres = 5,6%; mujeres = 18,2%,
Tabla I. Descripción de las características sociodemográficas por género.
Muestra total Hombres Mujeres
p
(
n
= 240) (
n
= 75) (
n
= 165)
Edad (media ± DE) 41,9 ± 7,7 43,1 ± 7,6 41,3 ± 7,7 0,09
N.º de hijos (media ± DE) 1,36 ± 1,19 1,55 ± 1,05 1,28 ± 1,24 0,111
Años de experiencia profesional 16 ± 8,03 17,5 ± 8,34 15,30 ± 7,8 0,058
(media ± DE)
Relaciones personales
Con pareja estable 197 (83,5%) 64 (85,3%) 133 (80,6%) 0,245
Sin pareja 39 (16,5%) 9 (12%) 30 (18,2%)
Nivel de estudios
Licenciatura 56 (23,9%) 13 (18,1%) 43 (26,5%) 0,16
Estudios de posgrado 178 (76,1%) 59 (81,9%) 119 (73,5%)
DE: desviación estándar.
INSOMNIO Y CALIDAD DEL SUEÑO
REV NEUROL 2008; 47 (3): 119-123 121
p= 0,011). La relación entre género e insomnio se confirmó mediante aná-
lisis de regresión binaria, controlando las restantes variables demográficas
(OR = 2,81, IC 95% = 1,18-6,65, p= 0,019).
Calidad del sueño
Por otra parte, para analizar la relación entre género y calidad del sueño se
utilizaron pruebas tde Student, con la puntuación global del ICSP y sus sie-
te componentes como variables dependientes. Los resultados se exponen en
la tabla III. Tal y como se aprecia, existen diferencias significativas en la
puntuación global del ICSP (p= 0,02) y en los componentes de alteraciones
del sueño (p= 0,018) y la disfunción diurna (p = 0), obteniendo las mujeres
peores indicadores de calidad del sueño. Si bien el ICSP proporciona una
puntuación global sobre las alteraciones del sueño, es interesante diferen-
ciar entre ellas para observar específicamente dónde aparecen las diferencias
de género. El 11,9% de las mujeres padece pesadillas como mínimo una vez
a la semana, frente al 2,8% de los hombres (p= 0,001). Mientras que las
mujeres tienden a sufrir con mayor frecuencia dolores durante el sueño (el
4,3% frente al 8,2%; p= 0,064) y problemas de ánimo para llevar a cabo las
actividades cotidianas como consecuencia de la mala calidad del sueño (el
5,4% frente al 13,8%; p= 0,009), los hombres tosen y/o roncan con mayor
frecuencia (el 18,6% frente al 3,7%; p= 0,001). Por otra parte, se observó
que las mujeres presentan una tendencia a tener mayor latencia de sueño
(p= 0,09), según a las puntuaciones medias del ICSP. En el mismo sentido,
las mujeres muestran una tendencia a hacer un mayor uso de medicación
hipnótica en comparación con los hombres (p= 0,059).
Una puntuación global 5 en el ICSP resulta un criterio válido desde el
punto de vista clínico para discriminar entre buenos y malos durmientes. De
esta forma, puede considerarse que
el 35,4% de los médicos encuesta-
dos es mal durmiente, y es significa-
tivamente mayor el porcentaje de
mujeres que cumplía dicho criterio
(el 40% frente al 25,3%; χ2= 4,84,
p= 0,028).
DISCUSIÓN
El presente estudio aporta da-
tos sobre la prevalencia del in-
somnio y la calidad del sueño
en una muestra representativa
de médicos de atención prima-
ria de la Comunidad de Ma-
drid. El muestreo aleatorio es-
tratificado a través de las 11
áreas sanitarias existentes en
la Comunidad nos permite ge-
neralizar los resultados encon-
trados.
Según los resultados de es-
te trabajo, los médicos encues-
tados muestran una elevada pre-
valencia del insomnio (18,8%),
de acuerdo con los criterios del
DSM-IV, mientras que el
42,5% presenta alguno de los
síntomas de insomnio. Estos
datos son similares a los de un
estudio de Leger et al [21] con
población general, quien, utili-
zando los criterios del DSM-
IV, halló un 19% de prevalen-
cia del insomnio. Con criterios
similares, Pallesen et al [4] en-
contraron una prevalencia inferior (11,7%) en población general
en Noruega. Del mismo modo, otros estudios europeos realiza-
dos en población general de Alemania [22], Finlandia [23] o Ita-
lia [24] han hallado tasas de prevalencias inferiores a las encon-
tradas en nuestro estudio. En general, la tasa de prevalencia de
insomnio del presente estudio es superior a la de otros estudios
europeos. Una posible explicación al respecto consiste en que
los citados estudios emplean muestras de poblaciones generales,
mientras que el nuestro se centra en una población específica.
Por otra parte, la comparación con estudios en España resulta
complicada, debido a la escasez de estudios que empleen crite-
rios restrictivos y validados [20,25]. En un estudio entre adoles-
centes, se halló que la prevalencia del insomnio fue del 9,9% se-
gún los criterios del DSM-IV [26].
Si se analiza la frecuencia de los distintos síntomas de in-
somnio por separado, se observa que los más frecuentes fueron
los relativos a las dificultades en el mantenimiento del sueño
(despertar antes de lo deseado) y la insatisfacción con su cali-
dad, ambos síntomas con una prevalencia del 22,5%. Estas ci-
fras son similares a las del estudio de Ohayon y Roth [27], quie-
nes, en una muestra de 24.600 personas de seis países europeos,
hallaron que el 22,2% presentaba problemas para mantener el
sueño al menos durante tres noches a la semana. Sin embargo,
en otros estudios con criterios similares a los nuestros, se han
Tabla II. Prevalencia (%) de los síntomas de insomnio por género.
Total Hombres Mujeres
p
(IC 95%) (IC 95%) (IC 95%)
Latencia de sueño > 30 minutos 8,4 (4,8-11,9) 4,1 (1,9-8,5) 10,4 (5,7-15) 0,102
Despertar durante la noche > 30 minutos 15,4 (10,8-19,9) 7,2 (1,3-13) 19,0 (13,0-24,9) 0,024
Despertar 30 minutos antes de lo 22,5 (19,5-30,4) 21,9 (12,5-31,2) 26,4 (19,6-33,1) 0,464
deseado > 9 días en el último mes
Insatisfacción con la calidad 22,5 (17,2-27,7) 16,4 (8-24,7) 25,2 (18,5-31,8) 0,138
del sueño durante el último mes
Malestar diurno > 4 días 14,2 (9,7-18,6) 5,6 (0,3-10,8) 18,2 (12,3-24) 0,011
durante el último mes
Insomnio según los criterios del DSM-IV 18,8 (13,8-23,7) 9,6 (2,5-15,4) 23,0 (16,5-29,4) 0,015
Tabla III. Media (M) y desviación estándar (DE) del índice global del ICSP y sus componentes.
Total Hombres Mujeres
MDE M DE M DE
p
Índice global del ICSP 4,25 3,54 3,46 2,7 4,61 3,82 0,020
Componentes
Calidad del sueño 0,89 0,81 0,79 0,78 0,93 0,82 0,201
Latencia del sueño 0,77 0,90 0,62 0,81 0,83 0,93 0,090
Duración del sueño 0,67 0,80 0,65 0,76 0,68 0,81 0,770
Eficiencia habitual del sueño 0,44 0,79 0,34 0,75 0,48 0,81 0,201
Alteraciones del sueño 0,94 0,50 0,73 0,44 1,01 0,50 0,018
Uso de medicación 0,29 0,68 0,11 0,45 0,38 0,75 0,059
Disfunción diurna 0,96 0,83 0,82 0,66 1,02 0,89 0,000
ICSP: índice de calidad del sueño de Pittsburgh.
A. RODRÍGUEZ-MUÑOZ, ET AL
REV NEUROL 2008; 47 (3): 119-123122
encontrado prevalencias sensiblemente inferiores. En un recien-
te estudio con población asiática, se han comunicado frecuen-
cias menos elevadas, con un 1,8% con problemas de despertar
adelantado y un 4,7% con sueño poco restaurador [28]. En la
misma línea, Leger et al [21] han encontrado cifras más bajas
que las de nuestra investigación. En el ámbito nacional, Vela-
Bueno et al [2] han hallado un 8,9% de personas aquejadas de
un despertar final adelantado.
Si bien existe controversia respecto a las tasas de prevalencia
del insomnio y los criterios utilizados en los diferentes estudios,
uno de los hallazgos más consistentes en la literatura es la dife-
rencia de género en los problemas de sueño. Los resultados del
presente estudio, de forma similar a otros previos [2-8,21,27-
29], confirman que el insomnio es más frecuente en mujeres. En
concreto, se ha constatado que las mujeres informan con mayor
frecuencia de síntomas de insomnio, y se han encontrado dife-
rencias significativas entre hombres y mujeres en la dificultad
para mantener el sueño, la disfunción diurna y en el diagnóstico
de insomnio. Los resultados presentados se hallan en consonan-
cia con los encontrados en el estudio de Bixler et al [3], donde el
9% de las mujeres cumplía los criterios diagnósticos del insom-
nio, frente al 5,9% de los hombres. Algo similar encontraron Le-
ger et al [21], en cuyo estudio las mujeres presentaban el doble
de probabilidades de padecer insomnio. Estas diferencias se
mantienen tras controlar los niveles de ansiedad y depresión [8].
Un reciente metaanálisis confirmó que existe una predisposición
entre las mujeres a padecer problemas de insomnio, con una ra-
tio de 1,41 (IC 95% = 1,28-1,55%) [30].
Aparte de los síntomas de insomnio mencionados, los resul-
tados mostraron que las mujeres presentan peores puntuaciones
en los indicadores de calidad del sueño, y existen diferencias
significativas con los hombres en las alteraciones del sueño,
en el uso de medicación y en la disfunción diurna. Al igual que en
estudios previos [4,6,24], el consumo de medicación hipnótica
fue más frecuente en mujeres. Aunque los datos sobre consumo
de sustancias en médicos parecen ser similares a los de la pobla-
ción general, se ha descrito que los profesionales médicos pre-
sentan un mayor riesgo, por la facilidad para la autoprescrip-
ción de fármacos. Del mismo modo, estudios previos confirman
que las mujeres padecen en mayor grado otros problemas de
sueño, como, por ejemplo, las pesadillas [31].
A pesar de las numerosas investigaciones llevadas a cabo,
aún sigue habiendo cierta controversia acerca de cuáles son los
factores etiológicos que más influyen en la aparición del in-
somnio. La evidencia empírica indica que con frecuencia los
acontecimientos estresantes preceden a la aparición de los sín-
tomas de insomnio [32]. Del mismo modo, los trastornos del
sueño se encuentran asociados con problemas psicopatológi-
cos, especialmente con la ansiedad y la depresión, cuya fre-
cuencia es mayor en las mujeres [8,33]. De esta forma, se ha
hallado que los trastornos psicológicos constituyen factores de
riesgo en el desarrollo y mantenimiento del insomnio en hom-
bres y mujeres [27,34]. Sin embargo, parecen existir factores de
riesgo en las mujeres. Las investigaciones al respecto señalan
que las mujeres perciben los factores psicológicos como las
causas principales de sus problemas de sueño, mientras que los
hombres señalan el trabajo como la causa de sus trastornos
[35]. Li et al [29], en un estudio en población general china,
identificaron que estar divorciada o viuda, los factores ambien-
tales y el consumo de alcohol eran potentes predictores impor-
tantes del insomnio en las mujeres. Por su parte, Kawada et al
[36] encontraron que los estados depresivos y los acontecimien-
tos estresantes constituían factores de riesgo para padecer in-
somnio en mujeres japonesas.
Las diferencias biológicas entre hombres y mujeres también
pueden ayudar a explicar las diferencias de género en los pro-
blemas de sueño. Por ejemplo, se ha encontrado que las altera-
ciones del sueño son la queja más común entre las mujeres que
han pasado la menopausia [37] y entre aquéllas que padecen
disforía premenstrual [38]. En este sentido, parece que los cam-
bios hormonales pueden hacer a la mujer más susceptible para
padecer alteraciones y problemas de sueño [38,39]. Además, en
los problemas de sueño también intervendrían factores familia-
res o genéticos. De esta forma, se ha observado que muchas de
las personas que padecen insomnio presentan historias familia-
res de problemas de sueño [40].
Por último, es necesario destacar algunas de las limitaciones
de la presente investigación. Aunque se empleó un muestreo
aleatorio estratificado en las 11 áreas sanitarias existentes en la
Comunidad, existe un mayor número de mujeres que de hom-
bres, lo que puede estar afectando la elevada prevalencia del in-
somnio en la muestra utilizada. Sin embargo, aunque no existen
estadísticas oficiales al respecto, los escasos datos existentes in-
dican que el número de mujeres comienza a ser mayoría entre
los facultativos españoles, especialmente en algunas especiali-
dades, como atención primaria [41]. Del mismo modo, otra li-
mitación consiste en que no se ha controlado la nacionalidad de
los participantes. En los últimos años se ha asistido al aumento
de médicos extranjeros en la sanidad española, lo que introduce
un factor de diversidad cultural y diferencia de costumbres que
podría estar alterando los hábitos de sueño. Otra variable a tener
en cuenta en futuras investigaciones es el trabajo a turnos, pues-
to que se ha encontrado una fuerte relación con los problemas
de sueño [42,43].
En resumen, los resultados muestran que alrededor de un
19% de los médicos de atención primaria de la Comunidad de
Madrid padece insomnio, y que es más frecuente entre las mu-
jeres. Del mismo modo, las mujeres presentan peores indicado-
res de calidad del sueño. Las implicaciones de los resultados del
presente estudio son importantes, debido a la influencia que pa-
rece tener el sueño en la calidad y eficiencia profesional. Parece
necesario establecer programas de prevención de los trastornos
del sueño, lo que ayudará a conseguir mayor calidad de vida de
los médicos y, probablemente, una mejora en la calidad del tra-
bajo asistencial y del trato a los pacientes. El uso de la terapia
cognitivoconductual, que ha mostrado su eficacia en este cam-
po, puede ayudar a solucionar o a paliar algunos de los proble-
mas del insomnio [44,45].
INSOMNIO Y CALIDAD DEL SUEÑO
REV NEUROL 2008; 47 (3): 119-123 123
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BIBLIOGRAFÍA
INSOMNIA AND QUALITY OF SLEEP AMONG PRIMARY CARE PHYSICIANS: A GENDER PERSPECTIVE
Summary. Aim. To assess insomnia and sleep quality in primary care physicians from a gender perspective. Subjects and
methods. A representative sample of 240 physicians was drawn from 70 medical centers from the Madrid Autonomous region.
The participation rate was 71.6%. The questionnaire included sociodemographic data, insomnia symptomatology using DSM-IV
criteria and the Pittsburgh Sleep Quality Index (PSQI). Results. 18.8% of the total sample met DSM-IV criteria for insomnia
diagnosis, with higher frequency among women (23%) compared to men (9.6%). The same pattern appeared for early
morning awakening and daytime impairment. Results of logistic regression analyses showed that, after controlling for
sociodemographic variables, this relationship between gender and insomnia remained significant. Furthermore, the results
indicate that women scored significantly higher than men on global sleep quality and on its components. A PSQI global score
= or > 5 is an optimal cut-off score for distinguishing good sleepers from subjects with clinical sleep problems. Following this
criteria, 35.4% of physicians had sleep problems, with a significant higher prevalence among women (40% vs. 25.3%).
Conclusions. The data indicates that the prevalence of sleep disturbances is high among primary care physicians, especially
among women. [REV NEUROL 2008; 47: 119-23]
Key words. Community of Madrid. DSM-IV. Gender differences. Insomnia. Primary care physicians. Sleep quality.
... Se trata de una queja heterogénea que refleja insatisfacción con la duración, eficacia o calidad del sueño [2]. Se estima que aproximadamente un 30% de la población adulta y hasta un 40% de la población anciana sufre este trastorno [3][4][5], siendo su prevalencia mayor entre las mujeres [6][7][8][9][10][11]. El insomnio, especialmente cuando se vuelve crónico, se asocia a diversas consecuencias negativas que alteran el funcionamiento y la calidad de vida de quienes lo sufren [12]. ...
... Por último, y con objeto de examinar la validez discriminante, se pusieron a prueba las hipótesis de que la gravedad del insomnio sería mayor entre las mujeres, los individuos en tratamiento médico y los participantes con deterioro cognitivo. Estas hipótesis se basan en evidencias previas que sostienen una mayor prevalencia del insomnio en las mujeres [6][7][8][9][10][11], así como una mayor gravedad del insomnio en pacientes en tratamiento médico [4,14,19] y con deterioro cognitivo [22,23]. Los resultados muestran diferencias estadísticamente significativas en las puntuaciones del ISI en función de las tres variables. ...
... In a younger sample (X = 41.9 years) of primary care physicians, it was found that 35.4% had poor sleep quality. 31 Outside of Spain, other studies obtained results consistent with ours, with an average score for the PSQI ranging from 4.79 to 5.28 in the studied age ranges. 32 At older ages (X = 74 years), somewhat higher scores have been reported (men: 5.95; women: 6.59), consistent with those obtained at this age range in our sample. ...
... These results agree partially with studies that found differences for sleep disturbances and daytime dysfunction, but not for the other subscales. 31 The much higher frequency of use of sleeping medication in women, as compared to men, is also consistent with other studies in Spanish population 18, 35 and would be mainly the result of the greater prevalence of sleep problems. ...
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Objective: Sleep quality has a significant impact on health and quality of life and is affected, among other factors, by age and sex. However, the prevalence of problems in this area in the general population is not well known. Therefore, our objective was to study the prevalence and main characteristics of sleep quality in an adult population sample. Methods: 2,144 subjects aged between 43 and 71 years belonging to the Murcia (Spain) Twin Registry. Sleep quality was measured by self-report through the Pittsburgh Sleep Quality Index (PSQI). Logistic regression models were used to analyse the results. Results: The prevalence of poor sleep quality stands at 38.2%. Univariate logistic regression analyses showed that women were almost twice as likely as men (OR: 1.88; 95% confidence interval [95%CI]: 1.54 to 2.28) to have poor quality of sleep. Age was directly and significantly associated with a low quality of sleep (OR: 1.05; 95%CI: 1.03 to 1.06). Conclusions: The prevalence of poor sleep quality is high among adults, especially women. There is a direct relationship between age and deterioration in the quality of sleep. This relationship also appears to be more consistent in women.
... Todos estos factores influyen en el rendimiento académico de los estudiantes de medicina. (13) Un estudiante de medicina cansado, somnoliento, con altos niveles de estrés está expuesto a disminución de la motivación y la habilidad para lograr concentrarse y aprender. (14) Además, diversos factores y hábitos reconocidos como generadores de problemas de sueño y mala calidad del dormir pueden estar presentes, especialmente el consumo de cigarros y alcohol, sedentarismo, excesivo uso de internet y falta de apoyo social. ...
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ABSTRACT Introduction: In university life, changes in lifestyle occur; and sleep is one of the most frequently disturbed. Perhaps, due to social and academic demands, many university students adopt irregular sleeping patterns, which give rise to variation in this habit. Objective: To describe the prevalence of poor sleep quality in university students in the health area. Methods: A literature review of systematic searches was carried out in the Web of Science, SciELO, Dialnet, Scopus, Lilacs, Redalyc, DOAJ, Proquest, EBSCOhost, Springer,Elsevier, Clinicalkey, Mendeley, Google Scholar and PubMed. Studies published from 2002 to 2022 were identified, which reported on the prevalence of poor sleep quality in university students in the health area. For the search in Spanish, the descriptors “prevalencia”, “calidad de sueño” were used in the title section, and the descriptor “universitarios” throughout the document. In the exploration of publications in English, the descriptors “prevalence”, “sleep quality” and “college students” were used with the same formula and as Boolean operators “y”, “or” “and”. Forty articles were identified that met the inclusion and exclusion criteria. Results: In most research, the main causes of poor quality sleep are high academic demands and workload, stress, frequent consumption of alcoholic beverages, coffee,energy drinks, stimulant substances, cigarettes and sleeping medications. In addition,lifestyle, chronic physical illnesses, inadequate sleeping habits, and mental disorders are factors that also contributed to poor sleep quality. Conclusions: A prevalence between 25% and 91.80% of poor sleep quality was evident in the university population in the health area, according to the Pittsburg sleep quality index. Keywords: prevalence; poor sleep quality; university students. RESUMEN Introducción: En la vida universitaria se producen cambios en el estilo de vida; y el sueño es uno de los que se altera con más frecuencia. Tal vez, debido a las demandas sociales y académicas muchos estudiantes universitarios adoptan patrones de sueño irregulares, los cuales dan lugar a la variación en este hábito. Objetivo: Describir la prevalencia de la mala calidad del sueño en estudiantes universitarios del área de la salud. Métodos: Se realizó la revisión de la literatura de búsquedas sistemáticas en la Web of Science, SciELO, Dialnet, Scopus, Lilacs, Redalyc, DOAJ, Proquest, EBSCOhost, Springer, Elsevier, Clinicalkey, Mendeley, Google Scholar y PubMed. Se identificaron estudios publicados entre los años 2002 y 2022, que informaron sobre la prevalencia de la mala calidad del sueño en estudiantes universitarios del área de la salud. Para la búsqueda en español se usaron los descriptores “prevalencia”, “calidad de sueño” en el apartado título, y el descriptor “universitarios” en todo el documento. En la exploración de publicaciones en inglés se usaron los descriptores “prevalence”, “sleep quality” y “college students” con la misma fórmula y como operadores boleanos and y or. Se identificaron 41 artículos que cumplieron los criterios de inclusión y exclusión Resultados: En la mayoría de las investigaciones las principales causas de la mala calidad de sueño son la alta exigencia académica y carga horaria, el estrés, el consumo frecuente de bebidas alcohólicas, café, bebidas energizantes, sustancias estimulantes, cigarrillos y medicamentos para dormir. Además, el estilo de vida, las enfermedades físicas-crónicas, los hábitos de sueño inadecuados y los trastornos mentales son factores que también contribuyeron con la mala calidad de sueño. Conclusiones: Se evidenció una prevalencia entre el 25 % y el 91,80 % de mala calidad de sueño en la población universitaria del área de la salud, según el índice de calidad de sueño de Pittsburg. Palabras clave: prevalencia; mala calidad de sueño; universitarios.
... Todos estos factores influyen en el rendimiento académico de los estudiantes de medicina. (13) Un estudiante de medicina cansado, somnoliento, con altos niveles de estrés está expuesto a disminución de la motivación y la habilidad para lograr concentrarse y aprender. (14) Además, diversos factores y hábitos reconocidos como generadores de problemas de sueño y mala calidad del dormir pueden estar presentes, especialmente el consumo de cigarros y alcohol, sedentarismo, excesivo uso de internet y falta de apoyo social. ...
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Introducción: En la vida universitaria se producen cambios en el estilo de vida; y el sueño es uno de los que se altera con más frecuencia. Tal vez, debido a las demandas sociales y académicas muchos estudiantes universitarios adoptan patrones de sueño irregulares, los cuales dan lugar a la variación en este hábito. Objetivo: Describir la prevalencia de la mala calidad del sueño en estudiantes universitarios del área de la salud. Métodos: Se realizó la revisión de la literatura de búsquedas sistemáticas en la Web of Science, SciELO, Dialnet, Scopus, Lilacs, Redalyc, DOAJ, Proquest, EBSCOhost, Springer, Elsevier, Clinicalkey, Mendeley, Google Scholar y PubMed. Se identificaron estudios publicados entre los años 2002 y 2022, que informaron sobre la prevalencia de la mala calidad del sueño en estudiantes universitarios del área de la salud. Para la búsqueda en español se usaron los descriptores “prevalencia”, “calidad de sueño” en el apartado título, y el descriptor “universitarios” en todo el documento. En la exploración de publicaciones en inglés se usaron los descriptores “prevalence”, “sleep quality” y “college students” con la misma fórmula y como operadores boleanos and y or. Se identificaron 41 artículos que cumplieron los criterios de inclusión y exclusión Resultados: En la mayoría de las investigaciones las principales causas de la mala calidad de sueño son la alta exigencia académica y carga horaria, el estrés, el consumo frecuente de bebidas alcohólicas, café, bebidas energizantes, sustancias estimulantes, cigarrillos y medicamentos para dormir. Además, el estilo de vida, las enfermedades físicas-crónicas, los hábitos de sueño inadecuados y los trastornos mentales son factores que también contribuyeron con la mala calidad de sueño. Conclusiones: Se evidenció una prevalencia entre el 25 % y el 91,80 % de mala calidad de sueño en la población universitaria del área de la salud, según el índice de calidad de sueño de Pittsburg.
... Los problemas de sueño se han asociado con un mayor riesgo de alteraciones de la salud mental, especialmente, con el desarrollo de trastornos depresivos (16) . Igualmente, se han encontrado relación con el ausentismo laboral, con los cambios de humor y los problemas del comportamiento, así como con la vulnerabilidad al consumo de drogas y alcohol en los profesionales de salud (17,18) . ...
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Objetivo: Identificar los factores asociados a insomnio en profesionales de salud de un hospital público de Trujillo, Perú.Materiales y métodos: Se aplicó la Encuesta de Insomnio de Atenas (EIA) a 220 profesionales de la salud. Se emplearon las pruebas de la ji al cuadrado y t de Student. El análisis multivariado fue utilizado para dentificar las variables asociadas al insomnio. Resultados: Se demostró que existe menos riesgo de insomnio en profesionales menores de 38 años (OR 0,77; IC 95% 0,68-0,87; p < 0,05). Existe mayor riesgo de presentar insomnio cuando el profesional de salud tiene una sobrecarga horaria en el trabajo (OR 4; IC 95% 1,22-9,73; p < 0,05); si se trabaja en un turno nocturno (OR 3,12; IC 95% 1,01-9,73; p < 0,05); si el trabajador labora por más de siete años en la institución (OR 1,50; IC 95% 1,22-1,85; p < 0,001), y si el profesional de salud padece lumbalgia (OR 11,28; IC 95% 3,61-35,28; p < 0,05), esta última variable presenta el mayor valor de asociación. Conclusiones: Nuestro estudio sugiere que los profesionales de la salud mayores de 38 años, con lumbalgia, sobrecarga laboral, trabajo nocturno y que trabajan más de siete años en la institución tienen mayor riesgo de riesgo de sufrir insomnio.
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La salud mental de los médicos es un tema crucial y a menudo subestimado. Los médicos y residentes se enfrentan a estados de agotamiento físico y mental tan normalizados, con horas insuficientes de descanso y trabajando en entornos que no siempre les ofrecen los mejores espacios para brindar una atención de calidad a sus pacientes. Todo esto, sumado al estado mental de los médicos, pueden incidir aún más negativamente en su desempeño profesional. Por este motivo, se realizó un estudio descriptivo, cuantitativo, no experimental y de corte transversal, cuyo objetivo fue evaluar el estado de salud mental autopercibida en médicos de un hospital público de Asunción. Se trabajó con una muestra intencionada de 50 participantes de las especialidades de pediatría, gineco-obstetricia y residentes de un hospital público de Asunción a los cuales se les administró el Cuestionario de Autorreporte de Salud General de Goldberg en su versión de 28 ítems (GHQ28). Se recurrió al uso de SPSS versión 24 para el análisis estadístico de datos. Los principales hallazgos sugieren el 82% (f= 41) de los evaluados presentan ansiedad y/o insomnio; el 72% (f= 36) síntomas de depresión; el 62% (f= 31) sintomatología de carácter somático y, el 90% (f= 45) de los examinados manifiestan importantes indicadores de disfunción social. Todos los hallazgos expuestos fueron estadísticamente significativos (p-valor= 0,000c), lo cual sugiere que es poco probable que los elevados porcentajes de ansiedad, insomnio, depresión, somatización y disfunción social observados en la muestra se deban al azar o a una fluctuación aleatoria.
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Objectives: Healthcare professionals working in tertiary care hospitals are often exposed to conditions that can negatively affect their sleep quality. However, studies of sleep quality among tertiary healthcare professionals in Saudi Arabia have not been published. Therefore, in this study, we aimed to assess sleep quality among physicians and nurses in a tertiary care center in Jeddah City and to identify the associated factors. Methods: This was a quantitative, analytical, cross-sectional study. An online, self-administered questionnaire was distributed to all physicians and nurses working at King Abdulaziz University Hospital (KAUH). A total of 395 healthcare professionals participated in this study. The questionnaire included the participants’ demographic characteristics and Pittsburgh Sleep Quality Index (PSQI) values. Results: The mean age and body mass index of the participating healthcare professionals were 37.74 ± 10.35 years and 26.32 ± 4.97 kg/m2, respectively. The majority of the participants were women (70.4%) and expatriates (55.4%). The prevalence of poor sleep quality was high, with 70.4% of the participants having a score of >5 on the PSQI. Several factors, such as female sex (adjusted odds ratio (AOR) = 2.03; 95% confidence interval (CI) = 1.113.74), shift work (AOR = 1.87; 95% CI = 1.013.45), physical inactivity (AOR = 2.43; 95% CI = 1.015.85), and current smoking (AOR = 4.64; 95% CI = 1.6812.80) were associated with poor sleep quality among healthcare professionals. Conclusions: This study concurs with previous studies indicating that poor sleep quality is highly prevalent among healthcare professionals. Furthermore, female sex, shift work, smoking, and physical inactivity were recognized as risk factors for poor sleep quality.
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Objetivo: describir el índice de masa corporal, el nivel de actividad física, la calidad del sueño y la relación entre ellos, en las enfermeras/os colegiadas en la provincia de Ávila. Método: estudio analítico descriptivo transversal. Se utilizó un cuestionario en el que se recogían datos sociodemográficos, el índice de masa corporal, cuestionario internacional de actividad física (IPAQ) y cuestionario de índice de calidad del sueño de Pittsburg (PSQI), de aquellas enfermeras/os colegiadas en la provincia de Ávila que participaron voluntariamente en el estudio. Para el análisis estadístico se utilizó el paquete estadístico SPSS v 26. Resultados: el 32,18% presentó algún tipo de exceso de peso, observándose una relación directa con la edad (p=0,022). El 8,47% de la muestra presentó un nivel bajo de actividad física. Se observó relación entre la edad y la actividad física intensa (p=0,042), siendo los hombres los que dedicaron mayor frecuencia y duración (p=0,040 y 0,034 respectivamente). El 55,08% de los participantes fueron “malos dormidores”. Se observó una relación significativa entre la edad y la necesidad del uso del wc y sentir demasiado calor (p=0,025 y 0,004 respectivamente), y el uso de medicación (p=0,002). Conclusiones: los niveles de índice de masa corporal, la práctica de actividad física y la calidad del sueño están estrechamente relacionados, ya que las enfermeras/os que estaban en normopeso fueron quienes presentaron un nivel alto de actividad física, y mejor calidad del sueño.
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The aim was to study the sleep habits and the psychological health of professionals in the health sector, as well as to analyse the relationships between both variables. The sample consisted of 511 workers from public hospitals in the Community of Madrid. Psychological health was evaluated using the GHQ-28 Questionnaire; and sleep habits with the CHAS Questionnaire. In addition, sociodemographic information was collected , such as age, sex, job position and professional category. The results showed statistically significant differences in somatic symptoms, psychological health and stability in sleep habits. Regression analysis indicated that sleep quality and daytime sleepiness are the variables most related to health dimensions, especially with anxiety/insomnia and somatic symptoms. These results reveal the differences between sleep habits and perceived health in nursing staff and doctors. Finally, healthcare workers present a higher prevalence of psychological distress, poor sleep quality and instability in sleep hours. Sleep impairment, somnolence and somatic symptoms are more frequent in nursing staff than in other healthcare professionals.
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El objetivo de la investigación fue estudiar los hábitos de sueño y la salud psicológica de profesionales del sector sanitario, así como analizar las relaciones entre ambas variables. La muestra contó con 511 trabajadores de hospitales públicos de la Comunidad de Madrid. La salud psicológica fue evaluada con el Cuestionario GHQ-28; los hábitos de sueño a través del Cuestionario CHAS, además, se recogieron datos sociodemográficos como edad, sexo, puesto de trabajo, categoría profesional. Los resultados mostraron diferencias estadísticamente significativas en síntomas somáticos, salud psicológica y estabilidad en hábitos de sueño. Los análisis de regresión indicaron que calidad del sueño y somnolencia diurna son las variables más relacionadas con las dimensiones de salud, especialmente con la ansiedad/insomnio y síntomas somáticos. Estos los resultados ponen de manifiesto las diferencias entre hábitos de sueño y salud percibida en personal de enfermería y facultativos. En conclusión, la población sanitaria presenta mayor prevalencia en malestar psicológico, peor calidad de sueño e inestabilidad en las horas de sueño. Deterioro del sueño, somnolencia y síntomas somáticos son más frecuentes en personal de enfermería que en el resto de profesionales sanitarios. The aim was to study the sleep habits and the psychological health of professionals in the health sector, as well as to analyze the relationships between both variables. The sample consisted of 511 workers from public hospitals in the Community of Madrid. Psychological health was evaluated using the GHQ-28 Questionnaire; and sleep habits with the CHAS Questionnaire. In addition, sociodemographic data were collected, such as age, sex, job position, professional category. The results showed statistically significant differences in somatic symptoms, psychological health and stability in sleep habits. Regression analysis indicated that sleep quality and daytime sleepiness are the variables most related to health dimensions, especially with anxiety/insomnia and somatic symptoms. These results reveal the differences between sleep habits and perceived health in nursing staff and physicians. Finally, the health workers present a higher prevalence of psychological distress, and poor sleep quality and instability in sleep hours. Sleep impairment, somnolence and somatic symptoms are more frequent in nursing staff than in other health professionals.
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Los trastornos del sueño constituyen una entidad clínica de gran impacto sanitario y socioeconómico. En España existen datos epidemiológicos aislados, careciendo hasta la fecha de estudios que abarquen la globalidad de trastornos del sueño en población adulta.MétodoSe entrevistó a una muestra de 1.500 individuos adultos de la ciudad de Madrid durante el primer semestre de 1990, empleando un cuestionario clínico que incluía datos sociodemográficos, hábitos, trastornos del sueño, e información sobre patología somática y psiquiátrica. Se analiza la influencia del sexo, la edad y la situación laboral en la prevalencia de los distintos trastornos.Resultados1.131 sujetos (75,4%) completaron la entrevista. Un 22,8% (IC 95%: 20,4-25,4) refería padecer alguna dificultad con el sueño. El insomnio aparecía en el 11,3% (9,5-13,3) de los entrevistados, con un predominio en mujeres, edades avanzadas y niveles socioeconómicos más bajos. Dentro de los trastornos de excesiva somnolencia, un 11,6% (9,8-13,7) de la muestra se quejaba de somnolencia diurna y un 3,2% (2,2- 4,4) de hipersomnia, siendo infrecuentes los ataques de sueño y la parálisis del sueño. En lo concerniente a las parasomnias, las pesadillas aparecían en el 12,3% (10,4-14,4) de la muestra. La prevalencia del sonambulismo, los terrores nocturnos y la enuresis oscilaba en torno al 1%. El ronquido diario estaba presente en el 11,9% (10,1-14,0) de los encuestados. Un 1,1% (0,6-2,0) refería padecer pausas respiratorias durante el sueño.ConclusionesSe estima una elevada prevalencia de trastornos del sueño en la población adulta de la ciudad de Madrid. Las cifras son en general comparables a estudios realizados en otros países, comentándose las diferencias encontradas.
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Despite the high prevalence of sleep disorders among psychiatric patients, few questionnaires have been specifically designed to measure sleep quality in clinical populations. The Pittsburgh Sleep Quality Index (PSQI) was designed by D.J. Buysse et al. to assess the sleep auqlity and disturbances over a 1-month time interval. In this paper its spanish versión is presenteded.
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The relevance of stress on health is an increasing interest, as well as the growth of job stress in general and specifically of the medical job stress. A consequence is the rise of medical burnout. Though burnout rates can change depending on organizational contexts and specific samples, all the information indicates high rates of prevalence in the medical population. Consequences of the syndrome are wide and important, and affect mental health, physical health, quality of life and efficiency of physicians. This situation raises the need to develop programmes o prevention and intervention that help to control and to relieve such effects following the suggestions of the European Union.
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This study was an epidemiological questionnaire survey of a representative sample of the French population that included 12 778 individuals and in which adapted DSM-IV criteria for the definition of insomnia were used. Our goals were not only to assess the prevalence of ‘insomnia’ using these criteria, but also to compare the results obtained with those of prior studies using different definitions of ‘insomnia’. The aim of this study was also to identify where areas of agreement and disaggreement existed, as we believe that it is important to emphasize these points because DSM-IV recommendations are supposedly reflected in clinical practice. Seventy-three per cent of the individuals surveyed complained of a nocturnal sleep problem, but only 29% reported at least one sleep problem three times per week for a month, and 19% (2428 subjects) had at least one sleep problem three times per week for a month and complained of daytime consequences (DSM-IV criteria). Only 9% had two or more nocturnal sleep problems with daytime consequences and were classified as ‘severe insomniacs’. Our study indicates that if DSM-IV criteria are used, the diagnosis of ‘insomnia’ is lower than in other epidemiological studies. The DSM criteria have an advantage in that they emphasize the daytime consequences of nocturnal sleep disturbances, which seem to be responsible for the most important socio-economic costs of the problem.
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The purpose of this epidemiological survey (N = 1600) was to describe the factors which middle-aged urban people in Finland perceived as promoting or disturbing sleep. The response rate was 75%. The results suggested that quality of sleep is determined by numerous factors; social and psychological factors, health status, external sleeping conditions, life style and living habits. Every third respondent felt that exercise had a positive impact on sleep. Second in importance were reading and listening to music. Furthermore, sauna, shower and bath, stability in life, psychological factors, positive experience in work, satisfactory sexual life and good and quiet sleeping environment were reported to have positive effects on sleep. Men considered work-related pressure and fatigue (20%) as the most important factor disturbing falling asleep or quality of sleep. In women's ranking work problems appeared no sooner than in the third place. Women reported worries, interpersonal problems, and marital and family discord as the most disturbing factors to sleep (37%). Coffee in the evening had a negative effect on falling asleep. Although a 'nightcap' was considered to improve relaxation on falling sleep, men ranked alcohol as the fourth disturbing factor. Other disturbing factors were stress, irregularities in everyday life because of social events, travelling or atypical catnaps. Eating and exercising too heavily or too late in the evening were found to disturb sleep. On the other hand, temporary lack of exercise seemed to impair the quality of sleep. As external factors disturbing sleep the subjects considered noise light, too high room temperature, tight clothing, unfamiliar sleeping environment and restless children.(ABSTRACT TRUNCATED AT 250 WORDS)