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ORIGINAL
REV NEUROL 2008; 47 (3): 119-123 119
INTRODUCCIÓN
El insomnio es el más común de los trastornos del sueño, tanto
en la población general como en la práctica médica [1]. Los da-
tos existentes sobre la prevalencia de este trastorno son muy va-
riables, dependiendo de la definición utilizada [2-4]. No obstan-
te, con independencia de la definición del insomnio, se ha de-
mostrado de manera concluyente que las mujeres tienen un ma-
yor riesgo que los hombres de padecer insomnio en una propor-
ción de 1 a 1,2-2 [2-8].
El aumento del interés por el problema del insomnio ha sido
constante, en parte debido al conocimiento del impacto y las re-
percusiones que tiene sobre la calidad de vida de las personas
que lo padecen. Los problemas del sueño se han asociado con
un mayor riesgo de morbilidad psiquiátrica [3,9], especialmen-
te con el desarrollo de trastornos depresivos [10]. Igualmente,
se han encontrado relaciones con el absentismo laboral, con los
cambios de humor y los problemas del comportamiento, así co-
mo con la vulnerabilidad al consumo de drogas y alcohol [1].
Otros estudios han relacionado el insomnio con los accidentes
de tráfico y laborales, el absentismo y un peor rendimiento en el
trabajo [11].
Recientemente asistimos a un aumento en el interés por el
estudio del sueño y sus alteraciones entre los profesionales de la
medicina. Diversos estudios coinciden en destacar el riesgo que
supone la privación de sueño para la salud del profesional, para
su desgaste personal y, en definitiva, para la calidad del trabajo
asistencial y del trato a los pacientes [12]. No obstante, faltan
estudios sobre el insomnio entre los profesionales de la medici-
na. Es conocido que los médicos se encuentran sometidos a di-
versos problemas relacionados con el estrés laboral, como el
desgaste profesional o burnout, cuyas tasas de prevalencia son
especialmente elevadas entre los profesionales de la atención
primaria [13]. Investigaciones recientes al respecto han señala-
do la importancia que tiene el sueño en los procesos de desgas-
te profesional [14], y su papel clave en la recuperación del es-
trés [15].
A pesar de las implicaciones prácticas de esta línea de in-
vestigación, hasta el momento su estudio no ha recibido la aten-
ción suficiente. En nuestro país, hasta donde conocemos, no
existe en la actualidad ningún estudio sistemático acerca del in-
somnio y la calidad del sueño en los profesionales de la medici-
na. El presente estudio tiene por objetivo explorar la prevalencia
del insomnio y la calidad del sueño en una muestra de médicos
de atención primaria de la Comunidad de Madrid.
SUJETOS Y MÉTODOS
La muestra de este estudio transversal estuvo compuesta por 240 médicos
de atención primaria de la Comunidad de Madrid. Para garantizar la repre-
sentatividad de los datos, la selección de los sujetos se realizó mediante un
muestreo aleatorio estratificado en las 11 áreas sanitarias existentes en la
Comunidad, y se seleccionaron 70 centros de atención primaria. Se envia-
ron cartas de invitación a los coordinadores médicos de cada centro elegido
en el muestreo, donde se le explicaba a cada uno el propósito y el procedi-
miento de la investigación y se le solicitaba la colaboración de su centro en
el estudio. Junto con la carta y la batería de cuestionarios, se enviaba un so-
INSOMNIO Y CALIDAD DEL SUEÑO EN MÉDICOS DE ATENCIÓN PRIMARIA: UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO
Resumen. Objetivo. Se trata de explorar la prevalencia del insomnio y la calidad del sueño en una muestra de médicos de
atención primaria desde una perspectiva de género. Sujetos y métodos. Se seleccionó una muestra representativa compuesta
por 240 médicos de 70 centros de atención primaria de la Comunidad de Madrid. La tasa de respuesta fue del 71,6%. El cues-
tionario incluía información sociodemográfica, síntomas de insomnio según los criterios del Manual diagnóstico y estadístico
de los trastornos mentales (DSM-IV) y el índice de calidad del sueño de Pittsburgh (ICSP). Resultados. El 18,8% del total de
la muestra cumplió los criterios diagnósticos de insomnio del DSM-IV, con una mayor frecuencia en las mujeres (23%) com-
paradas con los hombres (9,6%). El mismo patrón apareció en el despertar antes de lo deseado y en el malestar diurno. La re-
lación entre género e insomnio se confirmó mediante análisis de regresión binaria, controlando las variables sociodemográ-
ficas. Además, los resultados indicaron que las mujeres obtuvieron puntuaciones significativamente mayores que las de los
hombres en el índice ICSP y en sus componentes. Una puntuación global igual o mayor de 5 en el ICSP resulta un criterio vá-
lido desde el punto de vista clínico para discriminar entre buenos y malos durmientes. Mediante este criterio, puede conside-
rarse que el 35,4% de los médicos encuestados era mal durmiente, y es significativamente mayor el porcentaje de mujeres que
cumplía dicho criterio (el 40% frente al 25,3%). Conclusiones. Los datos indican una elevada prevalencia de las alteraciones
del sueño en médicos de atención primaria, especialmente entre las mujeres. [REV NEUROL 2008; 47: 119-23]
Palabras clave. Atención primaria. Calidad del sueño. Comunidad de Madrid. Diferencias de género. DSM-IV. Insomnio.
Aceptado tras revisión externa: 05.06.08.
ª Departamento de Psicología Biológica y de la Salud. Facultad de Psico-
logía. b Departamento de Psiquiatría. c Departamento de Medicina Preven-
tiva. Facultad de Medicina. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid,
España.
Correspondencia: Dr. Alfredo Rodríguez Muñoz. Departamento de Psicolo-
gía Biológica y de la Salud. Facultad de Psicología. Universidad Autónoma
de Madrid. Ivan Pavlov, 6. E-28049 Madrid. Fax: +34 914 975 215. E-mail:
alfredo.rodriguez@uam.es
Agradecimientos. A todos los médicos de atención primaria de la Comuni-
dad de Madrid que participaron en el estudio, por su colaboración y ayuda
prestada.
©2008, REVISTA DE NEUROLOGÍA
Insomnio y calidad del sueño en médicos de
atención primaria: una perspectiva de género
A. Rodríguez-Muñoza, B. Moreno-Jiméneza, J.J. Fernández-Mendoza b,
S. Olavarrieta-Bernardinob, J.J. de la Cruz-Troca c, A. Vela-Bueno b
A. RODRÍGUEZ-MUÑOZ, ET AL
REV NEUROL 2008; 47 (3): 119-123120
bre franqueado para facilitar la devolución de los resulta-
dos. Finalmente, 53 centros participaron en el estudio, lo
que representa una tasa del 75,6%. La recogida de los
datos se realizó en el período comprendido entre los me-
ses de enero y julio de 2005. Los sujetos participaron vo-
luntariamente en la investigación, previo consentimiento
informado anónimo. El comité de ética de la Universidad
Autónoma de Madrid aprobó la investigación (n.º CEI
11-184).
El instrumento utilizado fue la validación española
[16] del índice de calidad del sueño de Pittsburgh (ICSP)
[17], que consta de 19 preguntas autoadministradas y
cinco cuestiones que debe responder el compañero/a de
cama o de habitación (para la corrección sólo se utilizan
los primeros). La escala autoadministrada consta de 15
ítems de opción múltiple de respuesta que examinan la
frecuencia de alteraciones del sueño y la calidad subjeti-
va del sueño, y cuatro preguntas abiertas sobre la hora
habitual de acostarse, de levantarse, latencia y duración
del sueño. Las cinco preguntas para el compañero/a son de
opción múltiple de respuesta y están relacionadas con al-
teraciones del sueño. Todos los ítems son breves y fáciles
de contestar para la mayoría de adolescentes y adultos.
El ICSP genera siete puntuaciones, que corresponden a
las siguientes dimensiones: calidad subjetiva del sueño, latencia de sueño,
duración del sueño, eficiencia habitual del sueño, alteraciones del sueño, uso
de medicación hipnótica y disfunción diurna. La puntuación de cada com-
ponente va de 0 (sin dificultad) a 3 (dificultad severa). Las puntuaciones de
los componentes se suman para dar una puntuación total (oscila entre 0-21).
Una puntuación global del ICSP > 5 indica una alteración significativa del
sueño. No hay puntos de corte disponibles para las diferentes dimensiones.
El ICSP se ha utilizado ampliamente en numerosas investigaciones que apo-
yan su validez y fiabilidad [18-19]. En el presente estudio se obtuvo una fia-
bilidad, medida mediante el αde Cronbach, de 0,8.
Los criterios utilizados para establecer la presencia del insomnio fueron
los establecidos por el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-IV) [20]:
– La queja predominante es la dificultad para iniciar o mantener el sueño, o
no tener un sueño reparador, durante, al menos, un mes.
–La alteración del sueño (o la fatiga diurna que se asocia con ella) causa
malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras
áreas importantes de la actividad del individuo.
En el presente estudio, el modo operativo para identificar el insomnio inclu-
yó los siguientes requisitos [20]. El primer criterio se cumplía cuando se da-
ba al menos uno de los siguientes subcriterios:
– Latencia del sueño igual o mayor de 30 minutos (dificultad para iniciar el
sueño).
–Despertar durante la noche por tiempo superior a 30 minutos (dificultad
para mantener el sueño).
–Despertarse por las mañanas 30 minutos antes de lo deseado, durante
más de 10 días en el último mes (despertar antes de lo deseado).
El segundo criterio se cumplía cuando se daba al menos uno de los siguien-
tes subcriterios:
–Insatisfacción con la calidad del sueño. Se evaluó con la siguiente pre-
gunta: ‘Durante el último mes, ¿cómo valoraría, en conjunto, la calidad
de su sueño?’ (bastante buena, buena, mala, bastante mala), y se clasificó
como insatisfechos con su sueño a aquellos sujetos que escogen las dos
últimas opciones.
– La mala calidad del sueño afecta a áreas importantes de la actividad diur-
na del sujeto, durante más de cuatro días en el último mes, lo que se eva-
luó con la siguiente pregunta: ‘¿Le ocurre que la mala calidad de su sue-
ño afecta a sus actividades u obligaciones diarias?’ En caso afirmativo,
‘¿con qué frecuencia le ha sucedido durante el último mes?’ (nunca, 4
días, 5-10 días, 11-20 días, más de 20 días).
Para considerar que un sujeto tenía insomnio, debía cumplir ambos crite-
rios. Este modo operativo de detectar el insomnio es válido y fiable [4].
Para la realización de los análisis estadísticos se utilizó el paquete esta-
dístico SPSS, versión 12.0, y se calcularon las prevalencias de los distintos
síntomas de insomnio y sus intervalos de confianza al 95% (IC 95%). Para
explorar la relación entre el género y el insomnio, se utilizaron las pruebas
de chi al cuadrado (χ2) y análisis de regresión binaria odds ratio (OR), jun-
to con sus IC 95%. Posteriormente, se llevaron a cabo pruebas tde Student
para analizar la relación entre género y la calidad del sueño. Las diferencias
se consideraron significativas para los valores de p< 0,05.
RESULTADOS
Descripción de la población estudiada
Las características sociodemográficas de los participantes se incluyen en la
tabla I.
De los 335 cuestionarios enviados, se recibieron 240 (una tasa de res-
puesta del 71,6%), de los que 75 eran hombres (31,2%) y 165 mujeres
(68,7%). La media de edad es similar para ambos grupos, aunque los hom-
bres eran ligeramente mayores, sin llegar a ser significativa la diferencia
(p> 0,05). Respecto a la experiencia laboral, no se encontraron diferencias
significativas aunque los hombres tenían mayor numero de años de expe-
riencia en la profesión (x= 17,50 ± 8,34) comparados con las mujeres (x=
15,30 ± 7,8) (t= 1,95, p= 0,058). No se encontraron diferencias en cuanto
al número de hijos, las relaciones personales y el nivel de estudios, con una
distribución similar entre ambos géneros.
Prevalencia del insomnio
Un total de 44 (18,8%, IC 95% = 13,8-23,7) sujetos cumplieron los criterios
diagnósticos de insomnio del DSM-IV, mientras que el 42,5% presentó al-
guno de los síntomas que caracterizan al insomnio. Así, un 8,4% (IC 95% =
4,8-11,9) de los médicos encuestados reconoció padecer problemas para
iniciar el sueño durante el último mes, con una latencia de sueño mayor de
30 minutos. En lo que respecta a la dificultad para mantener el sueño, expre-
sada como estar despierto en la noche durante más de 30 minutos, el 15,4%
de la muestra (IC 95% = 10,8-19,9) señaló padecer este problema. Por su
parte, el 22,5% (IC 95% = 19,5-30,4) se despertaba 30 minutos antes de lo
deseado sin poder volver a conciliar el sueño, mientras que el mismo por-
centaje (IC 95% = 17,2-27,7) se mostraba insatisfecho con la calidad de su
sueño. Un 14,2% de los encuestados (IC 95% = 9,7-18,6%) se quejaba del
malestar diurno, que se asocia con el deterioro social, laboral o de otras im-
portantes áreas de la actividad del que padece insomnio.
Como puede verse en la tabla II, las mujeres padecen más insomnio, de
acuerdo con el DSM-IV (el 9,6% frente al 23%; p= 0,015). En cuanto a los
problemas con el sueño, se encontraron diferencias significativas en la difi-
cultad para mantener el sueño (hombres = 7,2%; mujeres = 19%, p= 0,024)
y en las repercusiones negativas diurnas (hombres = 5,6%; mujeres = 18,2%,
Tabla I. Descripción de las características sociodemográficas por género.
Muestra total Hombres Mujeres
p
(
n
= 240) (
n
= 75) (
n
= 165)
Edad (media ± DE) 41,9 ± 7,7 43,1 ± 7,6 41,3 ± 7,7 0,09
N.º de hijos (media ± DE) 1,36 ± 1,19 1,55 ± 1,05 1,28 ± 1,24 0,111
Años de experiencia profesional 16 ± 8,03 17,5 ± 8,34 15,30 ± 7,8 0,058
(media ± DE)
Relaciones personales
Con pareja estable 197 (83,5%) 64 (85,3%) 133 (80,6%) 0,245
Sin pareja 39 (16,5%) 9 (12%) 30 (18,2%)
Nivel de estudios
Licenciatura 56 (23,9%) 13 (18,1%) 43 (26,5%) 0,16
Estudios de posgrado 178 (76,1%) 59 (81,9%) 119 (73,5%)
DE: desviación estándar.
INSOMNIO Y CALIDAD DEL SUEÑO
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p= 0,011). La relación entre género e insomnio se confirmó mediante aná-
lisis de regresión binaria, controlando las restantes variables demográficas
(OR = 2,81, IC 95% = 1,18-6,65, p= 0,019).
Calidad del sueño
Por otra parte, para analizar la relación entre género y calidad del sueño se
utilizaron pruebas tde Student, con la puntuación global del ICSP y sus sie-
te componentes como variables dependientes. Los resultados se exponen en
la tabla III. Tal y como se aprecia, existen diferencias significativas en la
puntuación global del ICSP (p= 0,02) y en los componentes de alteraciones
del sueño (p= 0,018) y la disfunción diurna (p = 0), obteniendo las mujeres
peores indicadores de calidad del sueño. Si bien el ICSP proporciona una
puntuación global sobre las alteraciones del sueño, es interesante diferen-
ciar entre ellas para observar específicamente dónde aparecen las diferencias
de género. El 11,9% de las mujeres padece pesadillas como mínimo una vez
a la semana, frente al 2,8% de los hombres (p= 0,001). Mientras que las
mujeres tienden a sufrir con mayor frecuencia dolores durante el sueño (el
4,3% frente al 8,2%; p= 0,064) y problemas de ánimo para llevar a cabo las
actividades cotidianas como consecuencia de la mala calidad del sueño (el
5,4% frente al 13,8%; p= 0,009), los hombres tosen y/o roncan con mayor
frecuencia (el 18,6% frente al 3,7%; p= 0,001). Por otra parte, se observó
que las mujeres presentan una tendencia a tener mayor latencia de sueño
(p= 0,09), según a las puntuaciones medias del ICSP. En el mismo sentido,
las mujeres muestran una tendencia a hacer un mayor uso de medicación
hipnótica en comparación con los hombres (p= 0,059).
Una puntuación global ≥5 en el ICSP resulta un criterio válido desde el
punto de vista clínico para discriminar entre buenos y malos durmientes. De
esta forma, puede considerarse que
el 35,4% de los médicos encuesta-
dos es mal durmiente, y es significa-
tivamente mayor el porcentaje de
mujeres que cumplía dicho criterio
(el 40% frente al 25,3%; χ2= 4,84,
p= 0,028).
DISCUSIÓN
El presente estudio aporta da-
tos sobre la prevalencia del in-
somnio y la calidad del sueño
en una muestra representativa
de médicos de atención prima-
ria de la Comunidad de Ma-
drid. El muestreo aleatorio es-
tratificado a través de las 11
áreas sanitarias existentes en
la Comunidad nos permite ge-
neralizar los resultados encon-
trados.
Según los resultados de es-
te trabajo, los médicos encues-
tados muestran una elevada pre-
valencia del insomnio (18,8%),
de acuerdo con los criterios del
DSM-IV, mientras que el
42,5% presenta alguno de los
síntomas de insomnio. Estos
datos son similares a los de un
estudio de Leger et al [21] con
población general, quien, utili-
zando los criterios del DSM-
IV, halló un 19% de prevalen-
cia del insomnio. Con criterios
similares, Pallesen et al [4] en-
contraron una prevalencia inferior (11,7%) en población general
en Noruega. Del mismo modo, otros estudios europeos realiza-
dos en población general de Alemania [22], Finlandia [23] o Ita-
lia [24] han hallado tasas de prevalencias inferiores a las encon-
tradas en nuestro estudio. En general, la tasa de prevalencia de
insomnio del presente estudio es superior a la de otros estudios
europeos. Una posible explicación al respecto consiste en que
los citados estudios emplean muestras de poblaciones generales,
mientras que el nuestro se centra en una población específica.
Por otra parte, la comparación con estudios en España resulta
complicada, debido a la escasez de estudios que empleen crite-
rios restrictivos y validados [20,25]. En un estudio entre adoles-
centes, se halló que la prevalencia del insomnio fue del 9,9% se-
gún los criterios del DSM-IV [26].
Si se analiza la frecuencia de los distintos síntomas de in-
somnio por separado, se observa que los más frecuentes fueron
los relativos a las dificultades en el mantenimiento del sueño
(despertar antes de lo deseado) y la insatisfacción con su cali-
dad, ambos síntomas con una prevalencia del 22,5%. Estas ci-
fras son similares a las del estudio de Ohayon y Roth [27], quie-
nes, en una muestra de 24.600 personas de seis países europeos,
hallaron que el 22,2% presentaba problemas para mantener el
sueño al menos durante tres noches a la semana. Sin embargo,
en otros estudios con criterios similares a los nuestros, se han
Tabla II. Prevalencia (%) de los síntomas de insomnio por género.
Total Hombres Mujeres
p
(IC 95%) (IC 95%) (IC 95%)
Latencia de sueño > 30 minutos 8,4 (4,8-11,9) 4,1 (1,9-8,5) 10,4 (5,7-15) 0,102
Despertar durante la noche > 30 minutos 15,4 (10,8-19,9) 7,2 (1,3-13) 19,0 (13,0-24,9) 0,024
Despertar 30 minutos antes de lo 22,5 (19,5-30,4) 21,9 (12,5-31,2) 26,4 (19,6-33,1) 0,464
deseado > 9 días en el último mes
Insatisfacción con la calidad 22,5 (17,2-27,7) 16,4 (8-24,7) 25,2 (18,5-31,8) 0,138
del sueño durante el último mes
Malestar diurno > 4 días 14,2 (9,7-18,6) 5,6 (0,3-10,8) 18,2 (12,3-24) 0,011
durante el último mes
Insomnio según los criterios del DSM-IV 18,8 (13,8-23,7) 9,6 (2,5-15,4) 23,0 (16,5-29,4) 0,015
Tabla III. Media (M) y desviación estándar (DE) del índice global del ICSP y sus componentes.
Total Hombres Mujeres
MDE M DE M DE
p
Índice global del ICSP 4,25 3,54 3,46 2,7 4,61 3,82 0,020
Componentes
Calidad del sueño 0,89 0,81 0,79 0,78 0,93 0,82 0,201
Latencia del sueño 0,77 0,90 0,62 0,81 0,83 0,93 0,090
Duración del sueño 0,67 0,80 0,65 0,76 0,68 0,81 0,770
Eficiencia habitual del sueño 0,44 0,79 0,34 0,75 0,48 0,81 0,201
Alteraciones del sueño 0,94 0,50 0,73 0,44 1,01 0,50 0,018
Uso de medicación 0,29 0,68 0,11 0,45 0,38 0,75 0,059
Disfunción diurna 0,96 0,83 0,82 0,66 1,02 0,89 0,000
ICSP: índice de calidad del sueño de Pittsburgh.
A. RODRÍGUEZ-MUÑOZ, ET AL
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encontrado prevalencias sensiblemente inferiores. En un recien-
te estudio con población asiática, se han comunicado frecuen-
cias menos elevadas, con un 1,8% con problemas de despertar
adelantado y un 4,7% con sueño poco restaurador [28]. En la
misma línea, Leger et al [21] han encontrado cifras más bajas
que las de nuestra investigación. En el ámbito nacional, Vela-
Bueno et al [2] han hallado un 8,9% de personas aquejadas de
un despertar final adelantado.
Si bien existe controversia respecto a las tasas de prevalencia
del insomnio y los criterios utilizados en los diferentes estudios,
uno de los hallazgos más consistentes en la literatura es la dife-
rencia de género en los problemas de sueño. Los resultados del
presente estudio, de forma similar a otros previos [2-8,21,27-
29], confirman que el insomnio es más frecuente en mujeres. En
concreto, se ha constatado que las mujeres informan con mayor
frecuencia de síntomas de insomnio, y se han encontrado dife-
rencias significativas entre hombres y mujeres en la dificultad
para mantener el sueño, la disfunción diurna y en el diagnóstico
de insomnio. Los resultados presentados se hallan en consonan-
cia con los encontrados en el estudio de Bixler et al [3], donde el
9% de las mujeres cumplía los criterios diagnósticos del insom-
nio, frente al 5,9% de los hombres. Algo similar encontraron Le-
ger et al [21], en cuyo estudio las mujeres presentaban el doble
de probabilidades de padecer insomnio. Estas diferencias se
mantienen tras controlar los niveles de ansiedad y depresión [8].
Un reciente metaanálisis confirmó que existe una predisposición
entre las mujeres a padecer problemas de insomnio, con una ra-
tio de 1,41 (IC 95% = 1,28-1,55%) [30].
Aparte de los síntomas de insomnio mencionados, los resul-
tados mostraron que las mujeres presentan peores puntuaciones
en los indicadores de calidad del sueño, y existen diferencias
significativas con los hombres en las alteraciones del sueño,
en el uso de medicación y en la disfunción diurna. Al igual que en
estudios previos [4,6,24], el consumo de medicación hipnótica
fue más frecuente en mujeres. Aunque los datos sobre consumo
de sustancias en médicos parecen ser similares a los de la pobla-
ción general, se ha descrito que los profesionales médicos pre-
sentan un mayor riesgo, por la facilidad para la autoprescrip-
ción de fármacos. Del mismo modo, estudios previos confirman
que las mujeres padecen en mayor grado otros problemas de
sueño, como, por ejemplo, las pesadillas [31].
A pesar de las numerosas investigaciones llevadas a cabo,
aún sigue habiendo cierta controversia acerca de cuáles son los
factores etiológicos que más influyen en la aparición del in-
somnio. La evidencia empírica indica que con frecuencia los
acontecimientos estresantes preceden a la aparición de los sín-
tomas de insomnio [32]. Del mismo modo, los trastornos del
sueño se encuentran asociados con problemas psicopatológi-
cos, especialmente con la ansiedad y la depresión, cuya fre-
cuencia es mayor en las mujeres [8,33]. De esta forma, se ha
hallado que los trastornos psicológicos constituyen factores de
riesgo en el desarrollo y mantenimiento del insomnio en hom-
bres y mujeres [27,34]. Sin embargo, parecen existir factores de
riesgo en las mujeres. Las investigaciones al respecto señalan
que las mujeres perciben los factores psicológicos como las
causas principales de sus problemas de sueño, mientras que los
hombres señalan el trabajo como la causa de sus trastornos
[35]. Li et al [29], en un estudio en población general china,
identificaron que estar divorciada o viuda, los factores ambien-
tales y el consumo de alcohol eran potentes predictores impor-
tantes del insomnio en las mujeres. Por su parte, Kawada et al
[36] encontraron que los estados depresivos y los acontecimien-
tos estresantes constituían factores de riesgo para padecer in-
somnio en mujeres japonesas.
Las diferencias biológicas entre hombres y mujeres también
pueden ayudar a explicar las diferencias de género en los pro-
blemas de sueño. Por ejemplo, se ha encontrado que las altera-
ciones del sueño son la queja más común entre las mujeres que
han pasado la menopausia [37] y entre aquéllas que padecen
disforía premenstrual [38]. En este sentido, parece que los cam-
bios hormonales pueden hacer a la mujer más susceptible para
padecer alteraciones y problemas de sueño [38,39]. Además, en
los problemas de sueño también intervendrían factores familia-
res o genéticos. De esta forma, se ha observado que muchas de
las personas que padecen insomnio presentan historias familia-
res de problemas de sueño [40].
Por último, es necesario destacar algunas de las limitaciones
de la presente investigación. Aunque se empleó un muestreo
aleatorio estratificado en las 11 áreas sanitarias existentes en la
Comunidad, existe un mayor número de mujeres que de hom-
bres, lo que puede estar afectando la elevada prevalencia del in-
somnio en la muestra utilizada. Sin embargo, aunque no existen
estadísticas oficiales al respecto, los escasos datos existentes in-
dican que el número de mujeres comienza a ser mayoría entre
los facultativos españoles, especialmente en algunas especiali-
dades, como atención primaria [41]. Del mismo modo, otra li-
mitación consiste en que no se ha controlado la nacionalidad de
los participantes. En los últimos años se ha asistido al aumento
de médicos extranjeros en la sanidad española, lo que introduce
un factor de diversidad cultural y diferencia de costumbres que
podría estar alterando los hábitos de sueño. Otra variable a tener
en cuenta en futuras investigaciones es el trabajo a turnos, pues-
to que se ha encontrado una fuerte relación con los problemas
de sueño [42,43].
En resumen, los resultados muestran que alrededor de un
19% de los médicos de atención primaria de la Comunidad de
Madrid padece insomnio, y que es más frecuente entre las mu-
jeres. Del mismo modo, las mujeres presentan peores indicado-
res de calidad del sueño. Las implicaciones de los resultados del
presente estudio son importantes, debido a la influencia que pa-
rece tener el sueño en la calidad y eficiencia profesional. Parece
necesario establecer programas de prevención de los trastornos
del sueño, lo que ayudará a conseguir mayor calidad de vida de
los médicos y, probablemente, una mejora en la calidad del tra-
bajo asistencial y del trato a los pacientes. El uso de la terapia
cognitivoconductual, que ha mostrado su eficacia en este cam-
po, puede ayudar a solucionar o a paliar algunos de los proble-
mas del insomnio [44,45].
INSOMNIO Y CALIDAD DEL SUEÑO
REV NEUROL 2008; 47 (3): 119-123 123
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BIBLIOGRAFÍA
INSOMNIA AND QUALITY OF SLEEP AMONG PRIMARY CARE PHYSICIANS: A GENDER PERSPECTIVE
Summary. Aim. To assess insomnia and sleep quality in primary care physicians from a gender perspective. Subjects and
methods. A representative sample of 240 physicians was drawn from 70 medical centers from the Madrid Autonomous region.
The participation rate was 71.6%. The questionnaire included sociodemographic data, insomnia symptomatology using DSM-IV
criteria and the Pittsburgh Sleep Quality Index (PSQI). Results. 18.8% of the total sample met DSM-IV criteria for insomnia
diagnosis, with higher frequency among women (23%) compared to men (9.6%). The same pattern appeared for early
morning awakening and daytime impairment. Results of logistic regression analyses showed that, after controlling for
sociodemographic variables, this relationship between gender and insomnia remained significant. Furthermore, the results
indicate that women scored significantly higher than men on global sleep quality and on its components. A PSQI global score
= or > 5 is an optimal cut-off score for distinguishing good sleepers from subjects with clinical sleep problems. Following this
criteria, 35.4% of physicians had sleep problems, with a significant higher prevalence among women (40% vs. 25.3%).
Conclusions. The data indicates that the prevalence of sleep disturbances is high among primary care physicians, especially
among women. [REV NEUROL 2008; 47: 119-23]
Key words. Community of Madrid. DSM-IV. Gender differences. Insomnia. Primary care physicians. Sleep quality.