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Especies silvestres llevadas a cautiverio y colecciones privadas: Una introducción al problema.

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hecho tan comúnmente difundido y aceptado que no ha merecido la atención suficiente de la problemática o consecuencias que ello implica tanto para las poblaciones silvestres como para los animales que se llevan a cautiverio o las motivaciones internas y externas que inducen a llevar al animal a ese cautiverio. Estas motivaciones, normalmente están asociadas a situaciones conflictivas, como el mercado y tráfico (más veces ilegal que legal) de especies silvestres incentivado por un mercado estructurado entorno a una distorsión de valores éticos y culturales que se iniciaron nada más y nada menos que con la propia distorsión del significado etimológico de las palabras involucradas: Vocablos como mascota, manso, animal afectivo, domesticación, etc. son utilizados indistintamente para expresar significados erróneos pero convenientes a los fines del comercio y tráfico y consecuentemente, dicha confusión es aprovechada en forma inescrupulosa por comerciantes y no pocas veces, por algunos profesionales que aún desde medios de difusión masiva (TV, radio, periódicos, etc.) favorecen y estimulan este mercado, que según veremos tiene poco sustento de existir. Pretender comprender el problema exige mínimamente replantearse entonces, no sólo los significados de las palabras involucradas sino además, y por limitantes de espacio, algunos de los cuestionamientos y situaciones más frecuentes al respecto o los que generan mayor discusión a saber: LLAMANDO A LAS COSAS POR SU NOMBRE Y SIGNIFICADO... Mascota: Es un neologismo francés originado en la palabra Masco (= bruja) y derivado luego en Mascotte (= Amuleto). Vale decir que el término mascota se originó con el significado de amuleto, significado que el hombre usó correctamente desde el inicio de los tiempos. Efectivamente, para el hombre primitivo, respetuoso y temeroso del alma animal (sensu Saunders, 1996), el uso de una parte de dichos animales implicaba la adquisición y/o transmisión de una determinada particularidad, virtud o poder desde el animal al hombre que la portaba. Ejemplos de uso de tales amuletos son por demás abundantes en la literatura universal desde que el hombre es conciente de sí mismo a la actualidad, y por tanto la Argentina no está excluida de ellos. Así, por ejemplo, los mapuches se insertaban esquirlas de huesos de Yaguareté bajo la piel y con ello lograban adquirir las propiedades brutales y sanguinarias del animal y además sólo podían ser muertos por el yaguareté (fide Palermo, 1983). En la mesopotamia argentina, el hueso peneano del yaguareté envuelto en trozos de piel constituye un payé, talismán ó amuleto para tener fuerza y valentía (Pero el animal debía ser cazado por el dueño). Un cuero de Yaguareté atado sobre la cintura es amuleto para la salud y el vigor. Los abipones en el siglo XVIII mataban yacarés especialmente para la obtención de sus dientes. Un colgante de diente de yacaré hacía vomitar cualquier veneno y entre otras virtudes también servía contra el aire (Como la barra de azufre) y Florián Paucke atestigua incluso haber presenciado el estallido de un diente en el cuello de un esclavo que de no haberlo portado hubiera enfermado inmediatamente. Estas propiedades hicieron que en tiempos coloniales los dientes de yacaré fueran un bien muy apreciado por los españoles que los engarzaban en oro y plata y tenían tanto valor que llegaban a figurar en los testamentos de la época. Luego, el vocablo mascota no refiere, en general a un animal vivo y su significado dista demasiado de acercarse siquiera al que comúnmente se le dá. Se trata entonces de un término que no debería ser utilizado en el contexto de animales cautivos con fines afectivos, de compañía o similares. Doméstico: Una especie doméstica es aquella resultante del manejo genético intuitivo de la especie silvestre originaria en tiempo histórico o prehistórico y por tanto es portadora de un fenotipo fruto de dicho manejo (Richard, 2000b). El proceso de domesticación conduce a modificaciones genéticas visibles somáticamente y a diferentes grados de especiación. Al hombre le llevó miles de años dicho proceso y se aplica tanto a animales (Vaca, oveja, caballo, gallina, perro, gato, etc.) como a plantas (Arroz, tomate, maíz, papa, centeno, manzana, etc.). Sin embargo es demasiado frecuente que se confunda "doméstico" con "manso" y todavía es más frecuente escuchar decir que se va a "domesticar (amansar) una mascota silvestre", frase que aporta poca luz a la problemática. Efectivamente, existen animales domésticos que no son mansos y también los que son mansos (genotipo y fenotipo) como consecuencia de dicho proceso. Así, el perro (Canis lupus familiaris) es el resultado del proceso de domesticación (Más de 14.000 años) del lobo (Canis lupus lupus) y, como consecuencia de dicho proceso el perro adquirió una mansedumbre genética (neoténica). Luego, el perro es un animal genéticamente seleccionado (Domesticación) para ser un animal manso. Una especie silvestre puede ocasionalmente ser amansada como consecuencia de técnicas de aprendizaje (o represión) pero nunca domesticada; al menos, por obvias razones, durante la vida de la misma o del que pretende ser su dueño. A manera de ejemplo, una de las
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RICHARD, E., 2000. Especies silvestres llevadas a cautiverio y colecciones privadas: Una introducción al problema...
Pp: 260 – 268. En: Bertonatti, C. y J. Corcuera (Eds). Situación Ambiental Argentina 2000. FVSA y WWF. 440 p. Argentina..
a
ESPECIES SILVESTRES LLEVADAS A CAUTIVERIO Y COLECCIONES PRIVADAS: UNA INTRODUCCIÓN
AL PROBLEMA.
Por Enrique Richard (1)
(1) Director, Reserva Experimental Horco Molle, Fac. de Cs. Nat. e Inst. M. Lillo. Universidad Nacional de Tucumán. Casilla
de Correo 454. 4000 – Tucumán. Argentina. enrique.richard@tucbbs.com.ar
En la actualidad, la presencia de especies silvestres en cautiverio, ya sea en el hogar o en colecciones privadas de
creciente auge es un hecho tan comúnmente difundido y aceptado que no ha merecido la atención suficiente de la
problemática o consecuencias que ello implica tanto para las poblaciones silvestres como para los animales que se llevan
a cautiverio o las motivaciones internas y externas que inducen a llevar al animal a ese cautiverio. Estas motivaciones,
normalmente están asociadas a situaciones conflictivas, como el mercado y tráfico (más veces ilegal que legal) de
especies silvestres incentivado por un mercado estructurado entorno a una distorsión de valores éticos y culturales que se
iniciaron nada más y nada menos que con la propia distorsión del significado etimológico de las palabras involucradas:
Vocablos como mascota, manso, animal afectivo, domesticación, etc. son utilizados indistintamente para expresar
significados erróneos pero convenientes a los fines del comercio y tráfico y consecuentemente, dicha confusión es
aprovechada en forma inescrupulosa por comerciantes y no pocas veces, por algunos profesionales que aún desde medios
de difusión masiva (TV, radio, periódicos, etc.) favorecen y estimulan este mercado, que según veremos tiene poco
sustento de existir. Pretender comprender el problema exige mínimamente replantearse entonces, no sólo los significados
de las palabras involucradas sino además, y por limitantes de espacio, algunos de los cuestionamientos y situaciones más
frecuentes al respecto o los que generan mayor discusión a saber:
LLAMANDO A LAS COSAS POR SU NOMBRE Y SIGNIFICADO...
Mascota: Es un neologismo francés originado en la palabra Masco (= bruja) y derivado luego en Mascotte (= Amuleto).
Vale decir que el término mascota se originó con el significado de amuleto, significado que el hombre usó correctamente
desde el inicio de los tiempos. Efectivamente, para el hombre primitivo, respetuoso y temeroso del alma animal (sensu
Saunders, 1996), el uso de una parte de dichos animales implicaba la adquisición y/o transmisión de una determinada
particularidad, virtud o poder desde el animal al hombre que la portaba. Ejemplos de uso de tales amuletos son por demás
abundantes en la literatura universal desde que el hombre es conciente de sí mismo a la actualidad, y por tanto la
Argentina no está excluida de ellos. Así, por ejemplo, los mapuches se insertaban esquirlas de huesos de Yaguareté bajo
la piel y con ello lograban adquirir las propiedades brutales y sanguinarias del animal y además sólo podían ser muertos
por el yaguareté (fide Palermo, 1983). En la mesopotamia argentina, el hueso peneano del yaguareté envuelto en trozos
de piel constituye un payé, talismán ó amuleto para tener fuerza y valentía (Pero el animal debía ser cazado por el dueño).
Un cuero de Yaguareté atado sobre la cintura es amuleto para la salud y el vigor. Los abipones en el siglo XVIII mataban
yacarés especialmente para la obtención de sus dientes. Un colgante de diente de yacaré hacía vomitar cualquier veneno y
entre otras virtudes también servía contra el aire (Como la barra de azufre) y Florián Paucke atestigua incluso haber
presenciado el estallido de un diente en el cuello de un esclavo que de no haberlo portado hubiera enfermado
inmediatamente. Estas propiedades hicieron que en tiempos coloniales los dientes de yacaré fueran un bien muy
apreciado por los españoles que los engarzaban en oro y plata y tenían tanto valor que llegaban a figurar en los
testamentos de la época. Luego, el vocablo mascota no refiere, en general a un animal vivo y su significado dista
demasiado de acercarse siquiera al que comúnmente se le dá. Se trata entonces de un término que no debería ser utilizado
en el contexto de animales cautivos con fines afectivos, de compañía o similares.
Doméstico: Una especie doméstica es aquella resultante del manejo genético intuitivo de la especie silvestre originaria en
tiempo histórico o prehistórico y por tanto es portadora de un fenotipo fruto de dicho manejo (Richard, 2000b). El
proceso de domesticación conduce a modificaciones genéticas visibles somáticamente y a diferentes grados de
especiación. Al hombre le llevó miles de años dicho proceso y se aplica tanto a animales (Vaca, oveja, caballo, gallina,
perro, gato, etc.) como a plantas (Arroz, tomate, maíz, papa, centeno, manzana, etc.). Sin embargo es demasiado
frecuente que se confunda “doméstico” con “manso” y todavía es más frecuente escuchar decir que se va a “domesticar
(amansar) una mascota silvestre”, frase que aporta poca luz a la problemática. Efectivamente, existen animales
domésticos que no son mansos y también los que son mansos (genotipo y fenotipo) como consecuencia de dicho proceso.
Así, el perro (Canis lupus familiaris) es el resultado del proceso de domesticación (Más de 14.000 años) del lobo (Canis
lupus lupus) y, como consecuencia de dicho proceso el perro adquirió una mansedumbre genética (neoténica). Luego, el
perro es un animal genéticamente seleccionado (Domesticación) para ser un animal manso. Una especie silvestre puede
ocasionalmente ser amansada como consecuencia de técnicas de aprendizaje (o represión) pero nunca domesticada; al
menos, por obvias razones, durante la vida de la misma o del que pretende ser su dueño. A manera de ejemplo, una de las
RICHARD, E., 2000. Especies silvestres llevadas a cautiverio y colecciones privadas: Una introducción al problema...
Pp: 260 – 268. En: Bertonatti, C. y J. Corcuera (Eds). Situación Ambiental Argentina 2000. FVSA y WWF. 440 p. Argentina..
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especies más frecuentemente llevadas al hogar en el Noroeste Argentino es el puma (Puma concolor), de hecho sólo en la
provincia de Tucumán existe una población cautiva registrada de 197 animales ! (Richard, 2000a; 2000b). En este caso,
el puma es un animal silvestre que es llevado a cautiverio normalmente como cachorro; sin embargo conforme crece y
aparece la agresividad innata del animal, es reprimida con castigos severos (Caratulados como procesos de amansamiento
ó domesticación !) complementados con intervenciones quirúrgicas (Extracción de garras, limadura de dientes, etc.). Aún
así y con todas estas medidas, han ocurrido accidentes que aparecen con demasiada frecuencia en los periódicos, y que
finalizan sacrificando al animal o llevándolo a un Zoo, Reserva o afín según la gravedad del hecho. Vale decir, que si el
animal fue llevado a cautiverio por una cuestión afectiva, de compañía o aún de esnobismo, existe entonces una clara
distorsión de valores con respecto a ello. Luego, las especies silvestres, no son, ni pueden (en tiempo ecológico) ser
domesticadas y el grado de mansedumbre logrado frecuentemente por los procesos descriptos es reversible por lo que el
mismo es muy frágil.
Animal afectivo (Activo): Aquel animal capaz de recibir afecto interpretarlo como tal, y devolverlo recíprocamente
(Richard, 2000b). Si tomamos en cuenta dicha definición, nos encontramos con que son muy pocos los animales
preparados para ello, de hecho, el animal afectivo activo por excelencia y que fue genéticamente preparado
(Domesticación) para ello es el perro. El término de animal afectivo activo se corresponde con el de Pet de habla inglesa
que literalmente significa mimar, acariciar, acariciarse. Dado que ninguna especie silvestre ha sido preparada
genéticamente para cumplir con este precepto, las mismas no pueden considerarse animales afectivos y por tanto
cualquier interpretación de afecto que le atribuyamos serán interpretaciones erróneas (Antropomorfismos) de nuestra
parte (1). De ello, podemos deducir que de los animales que normalmente se eligen adquirir con fines de compañía, muy
pocos son afectivos y de los silvestres, ninguno (1). Algo que merece serios replanteos a la hora de adquirir alguno si
realmente el motivo que induce a ello es una necesidad de afecto.
TRAYENDO UNA ANIMAL AL HOGAR O EL RETORNO A LA BIOFILIA:
Desde los albores de la humanidad, el hombre sintió la necesidad de contar con compañías animales y sentirse, en ese
vínculo, parte de la naturaleza que lo vio nacer. Ese amor, afinidad por la vida, por integrarse a ella o biofilia en palabras
de Kellert (1997) motivó la costumbre de tener animales en el hogar, justamente desde que el hombre es hombre. Desde
entonces y hasta nuestros tiempos (Richard et al, 1996) las distintas sociedades tribales, campesinas, etc. han llevado a
cautiverio con fines afectivos, placer y/o compañía (Morris, 1990) animales diversos. De hecho, derivado de ello
surgieron muchas de las especies domésticas que hoy conocemos y utilizamos. Este sentimiento de biofilia podría, por
tanto, interpretarse como innato y consecuentemente, resulta comprensible la necesidad real de buscar una compañía
animal en algún momento de nuestras vidas o por alguna circunstancia especial que así lo desencadene. Sin embargo, si
bien la necesidad es real no debe perderse de vista que los animales tienen también derechos reales que deben respetarse
más allá de la necesidad egoísta del hombre de buscar afecto animal.
Fig. 1: Las figuras de la izquierda desencadenan instinto maternal o sentimientos de ternura en
el hombre (Modificado de Lorenz, 1968). Este tipo de formas son las utilizadas en la fabricación
de “peluches”.
Efectivamente, dicha necesidad emerge del hombre y en especies silvestres no encuentra reciprocidad alguna y en la
mayoría de las domésticas (Excepto los animales afectivos activos) tampoco. En la conciliación de estos valores han
surgido alternativas culturales en distintos grupos humanos que no involucran animales vivos pero que ayudan a
canalizar las necesidades de afecto animal. Entre ellas, la más antigua, encontramos la figura inanimada del animal
afectivo pasivo, objetos estos comúnmente llamados “peluches”. Para conformarlos, el hombre apeló a características
organolépticas y sensoriales de diferentes materiales con los cuales crear objetos con forma de animal, con caracteres
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neoténicos evidentes (cabezas redondeadas, ojos grandes, orejas cortas, etc.) (Fig. 1) realizados en materiales que
despierten sensaciones agradables al tacto (endorfínicas) y/o que además tengan colores y olores agradables.
En el afán de desencadenar tales sensaciones se ha llegado a los por demás frecuentes casos de crear figuras que por su
forma o textura difieren en extremo de la realidad (tortugas y peces peludos, etc.), por lo que a los fines educativos poco
aportan (Fig.2), pero que de cualquier forma cumplen el objetivo planteado (Animal afectivo pasivo).
Fig. 2: Animal afectivo pasivo ó “peluche”. En este caso, una tortuga de mar “peluda” y de colores
y diseño y proporciones no reales pero efectivas para crear sensaciones de ternura y afecto
(Endorfínicas) (Foto E. Richard).
Una etapa más avanzada de este fenómeno social universal es el relativamente reciente auge de animales de compañía
robotizados como el popular AIBO (ERS 110 y ERS 111) en la sociedad japonesa (Fig. 3) y que a diferencia del
“peluche” aquel posee movimiento e incluso según sus creadores
Fig. 3: AIBO, robot fabricado por SONY con la finalidad de servir de
manera análoga a un animal afectivo activo (Tomado de Sony, 2000).
emociones, expresiones, instintos, memoria, capacidad de aprendizaje a partir de experiencias (¿?)... El fenómeno AIBO,
a pesar de su relativamente elevado costo, a tenido una gran aceptación por la sociedad japonesa y, en forma creciente, en
la CEE y Australia como se desprende de los volúmenes de venta y los clubes de fans, torneos de habilidades, etc. (fide
http://www.world.sony.com/Electronics/aibo/top.html).
Lo cierto es que, ante la real y por demás antigua necesidad de afecto y/o compañía animal, existen alternativas que no
involucran animales vivos, y otras que sí. En este último caso, sólo los animales afectivos activos son capaces de
interpretar el afecto y mostrar reciprocidad y, en este esquema, las especies silvestres están totalmente excluidas. De
hecho, la presencia de las mismas en el hogar urbano y/o colecciones privadas, por lo hasta aquí discutido, no puede
sustentarse sobre un principio de biofilia o en todo caso derivado de una biofilia mal interpretada o tergiversada. Luego,
queda el esnobismo o estatus social provocado en y por una sociedad de consumo inducida por mensajes amparados en el
desconocimiento de lo aquí expuesto y emitidos por personas cuyo único fin es lucrar con la fauna silvestre.
EL ANIMAL SILVESTRE CAUTIVO O LA OTRA CARA DE LA MONEDA:
Cuando se lleva un animal silvestre a cautiverio pocas veces (o ninguna) se evalúa el daño que se le ocasiona.
Efectivamente, con la excusa egoísta de darle cariño, de considerarlo afectivo o una buena compañía se llevan
frecuentemente cachorros de monos, corzuelas, etc. a cautiverio. Dichos animales, por el contacto con el hombre se
troquelan con actitudes y comportamientos humanos u otras combinaciones “patológicas” o simplemente se distorsionan
sus pautas comportamentales normales. Dichos troqueles, marcarán definitivamente el destino del animal para un futuro
en cautiverio. Así, un fenómeno social muy común resulta del hecho que los felices poseedores de animales silvestres,
suelen asistir a charlas o conferencias sobre conservación, manejo, etc. y en ellas toman contacto con la realidad del daño
que egoísta pero involuntariamente han causado. Luego, sobreviene el remordimiento de conciencia que induce al
poseedor del animal a realizar alguna de las siguientes acciones y consecuencias:
1) Llevar el animal a un Zoo, ONG’s ambientalista u Centro de Rehabilitación: Este es uno de los casos más
comunes. De hecho, sólo en la Reserva Experimental Horco Molle (REHM) (Tucumán), llega un promedio de
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18 personas al mes con esta problemática. En este caso, la creencia es que a su animal se lo recibe, rehabilita y
devuelve al medio. Nada mas alejado de la realidad. Este tipo de situaciones deriva en una problemática aún
mas compleja. En primer lugar se debe explicar el problema de la rehabilitación de ese animal: Si está
troquelado con el ser humano u otra distorsión etológica grave, su rehabilitación se hace imposible. A manera de
ejemplo, en la REHM existe un mono carayá (Alouatta caraya) macho que fue tenido solo en una casa desde
pequeño y que actualmente se lo mantiene junto a una hembra de su especie. Durante el celo, el mono se
masturba ante la presencia de cualquier mujer, pero desconoce a la hembra de su especie con la que convive.
Este ejemplar, en tales condiciones no es rehabilitable ya que dicho troquel es irreversible, por lo que jamás
podrá reproducirse. Tanto en mamíferos como en aves silvestres es muy común, sobre todo en los primeros años
de vida, que se troquelen por el cautiverio adquiriendo pautas conductuales o perdiendo la oportunidad de
desarrollarlas (Habilidad de cazar, en el caso de los felinos por ejemplo) y que luego dificultan o mayormente
impiden cualquier proceso de rehabilitación conducente a la suelta del animal. Lamentablemente, este daño
ocasionado por la decisión de llevar un animal silvestre a cautiverio es pocas veces asumida por su responsable,
quien no pocas veces muestra ira y enojo y la no aceptación de los argumentos impiden su rehabilitación. El
caudal de personas que intentan volver a sus animales a la naturaleza, deriva en una saturación de los centros de
rehabilitación y entidades similares que se ven obligadas a rechazar el ingreso de nuevos animales. Esta
situación induce a su vez a que afloren nuevas actitudes humanas; entre ellas la más común es el acto extorsivo:
Si no aceptan este animal, me voy ver obligado soltarlo o matarlo.... Este último caso, merece un replanteo de
las motivaciones que condujeron a adquirir el animal...
2) Soltar al animal, pensando que es lo mejor para su vida. Esta práctica es tan común como la anterior y también
errónea en la gran mayoría de los casos. Efectivamente, si el animal está troquelado con el ser humano, al
soltarlo se convertirá en una animal ecológicamente inútil ya que no podrá dejar descendencia (Caso del citado
mono carayá); eso por supuesto asumiendo que el animal sea aceptado por la manada, entre otros factores. En
otros casos, como el de los felinos especialmente el puma (uno de los más frecuentes); estos son llevados de
cachorro a cautiverio y cuando el animal se vuelve inmanejable por su agresividad o bien se lo mutila (Se les
quitan las garras y/o dientes) o bien se los suelta; situación frecuente en el Noroeste Argentino. Este animal,
jamás aprendió a cazar y relaciona al ser humano con alimento por lo que, cuando sienta apetito se acercará a la
primer vivienda que encuentre ronroneando en actitud de solicitar comida. Normalmente, el animal termina
muerto de manos del dueño de dicha vivienda y, quien lo llevó a cautiverio, seguirá creyendo que su puma
volvió feliz al monte... Cuando se realizan este tipo de “sueltas” mayormente se realizan inescrupulosamente, es
decir, sin tener en cuenta si el animal puede causar algún daño a pobladores locales (Demasiados ejemplos con
pumas) o si el animal que se suelta es del lugar o no; factor por demás importante habida cuenta de que, en no
pocos casos, la suelta de animales silvestres fuera de su área de distribución ha originado poblaciones
antropocóricas (Richard, 1999a) conducentes a desequilibrios ecológicos y otras consecuencias. Finalmente, la
suelta de animales cautivos en áreas de distribución de la especie no pocas veces ha acarreado la casi extinción
de la población silvestre por la introducción de algún parásito o enfermedad llevada desde el cautiverio e
inexistente en dicha población como ocurrió con la tortuga del desierto de California (Gopherus agassizii).
El daño que normalmente se le ocasiona a una especie silvestre llevándola a cautiverio es un factor demasiado poco
tenido en cuenta y las consecuencias de su posterior destino o futuro, en caso de concientización y/o arrepentimiento, aún
menos.
Actualmente, el tráfico y comercio de especies silvestres a nivel mundial es el segundo en importancia después de las
armas y las drogas. En Argentina, este mercado es muy importante y su importancia depende directamente de la
demanda. Demanda que se sustenta en la desinformación sobre lo que la fauna silvestre representa o nos puede aportar
para nuestro bienestar. Cada animal silvestre que llevamos a cautiverio representa un individuo menos de su población
silvestre, la exhibición social del mismo y el incentivo para una mayor demanda de individuos de dicha especie. En la
mayoría de los casos, estos animales adquieren patologías comportamentales que los hacen no rehabilitables (aún para
planteles de manejo ex situ) haciendo de su cautiverio, un camino sin retorno. Paradójicamente, ninguna de estas especies
reúne las condiciones mínimas de animal afectivo y el fundamento del esnobismo o estatus social es, por lo hasta aquí
expuesto, fatuo. En este sentido, es necesario encarar campañas educativas tendientes a revertir esta problemática que
únicamente favorece el bolsillo e intereses de los traficantes y que afecta las poblaciones silvestres y esto, es una
imperiosa necesidad, si tenemos en cuenta que actualmente al menos 131 especies de vertebrados silvestres (Muchos de
ellos con estatus de riesgo o CITES) son llevados a cautiverio y en altos números, sólo en el Noroeste Argentino (Tabla
1).
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e
EPÍLOGO
Biólogos, naturalistas, veterinarios, educadores ambientales, entre otros, deben jugar un papel protagónico en revertir la
situación planteada; el comercio y tráfico de vida silvestre, el mercado de animales silvestres supuestamente para
compañía, pseudomascotismo o estatus social, las consecuencias de llevar a cautiverio a estas especies y las derivadas de
dejar luego dicho cautiverio; necesariamente debe realizarse desde la perspectiva educativa y comenzando por llamar a
las cosas por su nombre: Al animal afectivo pasivo, peluche; al animal afectivo activo, perro; al animal doméstico, perro,
gato, vaca etc. y al yaguareté, fiera silvestre...
Si la cultura se define como la herencia social de un pueblo, está en ese pueblo cambiar dicha herencia, está en esa
mentalidad volver a las raíces; la naturaleza con sus criaturas, el hombre urbano con las suyas...
NOTAS
(1) Animal afectivo pasivo: Objeto inanimado elaborado sobre la imagen de alguna especie animal, sobre el cual se puede
manifestar afecto, provocando sensación de reciprocidad a través de características estructurales (suavidad, aspecto
neoténico, olores agradables, etc.) que provocan estímulos y/o sensaciones agradables (endorfínicas) a quienes los manipulan
(Richard, 2000b). Los ejemplos más comunes son los denominados “peluches”.
(2) Existen algunas especies silvestres cuyo nivel de inteligencia (Primates principalmente) les permite manifestar un
comportamiento afectivo recíproco con el hombre; pero el mismo es el resultado de un troquelado temprano que
generalmente es irreversible; por lo que dicho comportamiento es para la especie anómalo o patológico.
RECONOCIMIENTOS
A Claudio Bertonatti por invitarme a escribir esta opinión sobre el tema. A Tania González por sus sugerencias, críticas y
correcciones. A todas las personas que me hicieron llegar sus opiniones y sugerencias en los cursos, seminarios y charlas
sobre la temática y que sin duda alguna enriquecieron esta nota. Finalmente, a los que siempre están, por y para la
conservación y educación.
LITERATURA CITADA
! GARCÍA FERNÁNDEZ, J.; R. OJEDA; R. FRAGA; G. DÍAZ y R. BAIGUN (Compiladores)., 1997. Libro Rojo de
Mamíferos y Aves amenazados de la Argentina. FUCEMA, SAREM, AOP y APN (Eds.). Buenos Aires 221 p.
! KELLERT, S. 1997. The value of life: Biological diversity and Human society. Island Press. 263 p.
! LAVILLA, E. O.; E. RICHARD y G. J. SCROCCHI (Eds)., 2000. Categorización de los Anfibios y Reptiles de la República
Argentina. Asociación Herpetológica Argentina. 97 p.
! MORRIS, D., 1991. El contrato animal. Ed. EMECE. 243 p.
! RICHARD, E., L. D. VUOTO, P. VUOTO, C. D. LAREDO, P. E. BELMONTE y J. P. JULIA. 1996. Aspectos etnozoológicos
en la economía de una comunidad rural de Santiago del Estero (Argentina). Pp. 235-244. In: Bolsi, A. S.; D’Arterio, J.; C. L. de
Albornoz y R. Pucci (Eds). Región y Sociedad en Latinoamérica: Su problemática en el Noroeste Argentino. Ed. Fac. Filos. y
Letras, Univ. Nac. de Tucumán. 502 p.
! RICHARD, E., 1999a. (Prólogo de G. Scrocchi) Tortugas de las Regiones Áridas de Argentina. Contribución al conocimiento
de las tortugas de las regiones áridas de Argentina (Chelidae y TESTUDINIDAE) con especial referencia a los aspectos
ecoetológicos, comerciales y antropológicos de las especies del complejo chilensis (Chelonoidis chilensis y C. donosobarrosi)
en la provincia de Mendoza. Literature of Latin America, Buenos Aires. Monografía Especial n0 10 (10): i-xv + 1-200,
! RICHARD, E. 1999b. COMERCIO Y TRAFICO DE FAUNA: Desde el chaco argentino, al primer mundo por la vía del
Pacífico. Pp.94 - 103. Memorias III Congreso Nacional de Fauna. Univ. Nac. de Rio Cuarto, Fac. de Agron. y Vet. 119 p.
! RICHARD E., 2000a. Reserva Experimental Horco Molle. En: Yanosky, A. Eds.. MANEJO Y CONSERVACIÓN DE
FAUNA SILVESTRE EN LA AMERICA LATINA. Fundación Moisés Bertoni, University of Florida, Instituto de Ecología y
Wildlife Conservation Society.(En prensa).
! RICHARD, E., 2000b. Mascotismo en la Argentina: Análisis y reflexiones del problema y sus eventuales implicancias en los
programas de rehabilitación. Seminario II Jornadas de Trafico de Fauna Silvestre y Concientización Social, Buenos Aires, 25 al
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SAUNDERS, N.J., 1996. Los espíritus animales: Simbolismo y mitología de los animales a través de diversas culturas y
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Pp: 260 – 268. En: Bertonatti, C. y J. Corcuera (Eds). Situación Ambiental Argentina 2000. FVSA y WWF. 440 p. Argentina..
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TABLA I: Número de especies silvestres autóctonas, por Orden sistemático, llevadas a cautiverio hogareño y/o
colecciones privadas en el Noroeste Argentino (Resumido de Richard, 2000b)
Clase/Orden Número de Especies Spp con estatus de riesgo (1) Spp CITES
MAMMALIA
Primates 3 1 3
Xenarthra 8 4 4
Carnivora 17 8 11
Artiodactyla 6 1 4
Perissodactyla 1 1 1
Rodentia 4 1 1
AVES
Rehiformes 1 1
Phoenicpteriformes 1 1
Anseriformes 5 1
Cathartiformes 3 1
Falconiformes 8 1 8
Gruiformes 3
Charadriiformes 3
Galliformes 2
Columbiformes 3
Psittaciformes 9 3 9
Strigiformes 4 4
Piciformes 1
Passeriformes 32 1 3
REPTILIA
Crocodylia 1 1 1
Sauria 3 2
Serpentes 3 2 2
Chelonii 5 4 2
ANFIBIA 5
Totales 131 29 58
(1) Para mamíferos y aves se consideró el trabajo de García Fernández et al, 1997 y para Anfibios y Reptiles el de
Lavilla et al, 2000.
CITACIÓN BIBLIOGRÁFICA
RICHARD, E., 2000. Especies silvestres llevadas a cautiverio y colecciones privadas: Una introducción al problema. Pp.
260 – 268. En: Bertonatti, C. y J. Corcuera (Eds). Situación Ambiental Argentina 2000. FVSA y WWF. 440 p.
Argentina. ISBN 950-9427-09-8.
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... Es importante destacar que, aunque fue con los grupos criminales con los que se planteó la PAE como un fenómeno de interés para el presente estudio, esta es una actividad porcentualmente representativa del grupo de personas civiles; ya (Richard, 2000); o bien, son sacrificados para trabajos de taxidermia ilegal. ...
... y ¿cómo pasan a la sombra de la regulación de las instituciones? Sin embargo, en la PAE se identifican otros factores interrelacionados, como el desconocimiento de las condiciones del número de poblaciones animales en vida libre, la carga cultural, tradiciones arraigadas en la sociedad y la moda adquirida de poseer animales exóticos como mascotas o animales de compañía (Richard, 2000;Drews, 2001;Abarca-Morales, 2005;Carpio-Domínguez et al., 2018b). ...
... Estos lugares detectados en el estudio permiten, a su vez, conocer cómo se evidencia empíricamente el fenómeno en la realidad social, económica, política y de seguridad. La discusión sigue abierta acerca de si los animales exóticos son mascotas o no (Richard, 2000, Staats et al., 2008Walsh, 2009) o bien, si son animales potencialmente peligrosos; sin embargo, se evidencia que la interrelación de las personas con los animales exóticos ha trascendido la postura tradicional del uso de animales domésticos como mascotas o para el trabajo del campo, al incluir a animales exóticos como mascotas o animales de compañía (Álvarez et al., 2008;Álvarez-Chavarría, 2016;Richard, 2000). ...
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La posesión de animales exóticos es un fenómeno en incremento y una de las principales causas de tráfico legal e ilegal de fauna, por lo que es necesaria una aproximación criminológica del fenómeno para analizar los contextos sociales, económicos y políticos del fenómeno. Este articulo explora los casos de posesión de animales exóticos en México, a través de la consulta en medios hemerográficos y su relación con fenómenos sociopolíticos en el país durante el periodo 2008-2018. Encontramos que la posesión de animales exóticos tiene implicaciones sociales, de seguridad, políticas y económicas, y a través de los años ha ido incrementando, incluso frente los esfuerzos de las autoridades por atenderla y regularla, además se encuentra relacionado con otras formas de criminalidad en el país, por lo tanto, sigue siendo un tema pendiente en la investigación criminológica sobre tráfico ilegal de vida silvestre en México.
... La amenaza actual del ser humano ha llevado que cientos de animales expandan o reduzcan su territorio, ocasionando la extinción de un sin número de especies; sin embargo, existen otras causas como la pérdida de su hábitat, el comercio ilegal, la presencia de predadores, la presencia de especies no nativas, la contaminación y el cambio climático que llevan al mismo fin (Bertonatti y Corcuera, 2001). Por lo que la crianza ex situ (en cautiverio) está enfocada en salvar a poblaciones amenazadas, para su posterior liberación en el medio ambiente (Enrique, 2000). ...
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Introducción: La amenaza actual del ser humano ha llevado que cientos de animales expandan y/o reduzcan su territorio, ocasionando la extinción de un sin número de especies, pérdida de su hábitat, comercio ilegal, presencia de predadores entre otros. Por lo que la crianza ex situ (en cautiverio) está enfocada en salvar a poblaciones amenazadas, para llevar un registro y su posterior liberación en el medio ambiente. Objetivo: Fue aplicar chips de identificación por vía subcutánea y vía interfascial a psitácidos pertenecientes al Eco Zoológico Tarqui. Métodos: El análisis fue descriptivo cuantitativo y cualitativo con respecto a las posibles complicaciones post aplicación encontradas; como la presencia y/o ausencia del chip, la migración del mismo, la presencia de hematomas o presencia de abscesos. Resultados: 24 horas tras la aplicación no se registró una ausencia del chip en los 20 guacamayos (Ara ararauna – Ara macao) y 30 loritos (Amazona amazónica – Amazona ochrocephala); tampoco existieron casos de migración en los 20 guacamayos y 30 loritos; no se evidenció hematomas ni abscesos en la población. Conclusiones: Los dos psitácidos que presentaron complicaciones (presencia de hematoma y absceso) tras la aplicación por vía subcutánea del microchip pertenecen a la especie Amazona ochrocephala.
... Se trata de una especie resultante del proceso de domesticación (fide Richard, 2000) del lobo, sin embargo otros autores, entre ellos Lorenz (1988), postulan al chacal dorado (Canis aureus) además del lobo, como predecesores de las distintas razas. Esta postura y otras que indican un origen polifilético (ver Thevenin, 1961), han sido empero abandonadas por la mayoría de los autores (Simmons, 1982) en favor de un origen monofilético a partir de Canis lupus lupus. ...
... En el primer caso, a cargo de grupos militantes que se interesan por problemas ambientales y en el segundo caso, por un interés más dirigido al avance del conocimiento del objeto mismo (la especie) que de su uso y manejo. En general, las poblaciones urbanas que dependen de ecosistemas r tienden a creer que la tecnología tiene las soluciones a todos los problemas de la humanidad, incluido el de la provisión de alimentos y, normalmente, ven a los ecosistemas naturales como un espacio desaprovechado que ya debería estarse cultivando... Así, los niños entre 5 y 6 años de las grandes urbes, en Latinoamérica por ejemplo, en su mayoría, poseen la percepción de que insumos como la carne de vaca y los tomates tienen su origen en un supermercado... La visión r, hacia las especies silvestres es una visión lejana y de rareza, con lo cual se promueven patologías urbanas como la de llevar especies silvestres a cautiverio (Richard, 2000) con fines de conseguir, a través de ellas, un estatus social... Esta patología, es la principal responsable de promover el tráfico de especies silvestres y actualmente, ha llegado a su máxima expresión con el manejo genético de muchas de ellas para producir rarezas que no existen en la naturaleza (especies albinas, tortugas bicéfalas, etc.) y que representan la máxima expresión de rareza y por tanto de status social... Aparecen también los valores humanistas dirigidos hacia especies silvestres con grandes asociaciones antropomórficas, carismáticas ó neoténicas fuertes, con lo que las estrategias de conservación eventualmente derivadas de estos valores, están dirigidos a la paradoja de pretender conservar especies individuales y no ecosistemas. En este paradigma (r), algunas especies (las que despiertan los valores indicados, por ejemplo un oso panda) tienen derecho a vivir; en tanto que otras (valores negativos, por ejemplo ofidios venenosos) no. ...
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The Value of Life is an exploration of the actual and perceived importance of biological diversity for human beings and society. Stephen R. Kellert identifies ten basic values, which he describes as biologically based, inherent human tendencies that are greatly influenced and moderated by culture, learning, and experience. Drawing on 20 years of original research, he considers: the universal basis for how humans value nature differences in those values by gender, age, ethnicity, occupation, and geographic location how environment-related activities affect values variation in values relating to different species how vlaues vary across cultures policy and management implications Throughout the book, Kellert argues that the preservation of biodiversity is fundamentally linked to human well-being in the largest sense as he illustrates the importance of biological diversity to the human sociocultural and psychological condition.