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Nutrición y salud ocular.

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www.katedrakelloggs.com Conceptos clave • El deterioro de la visión es un importante problema de salud pública que afecta a unos 314 millones de personas. Se estima que alrededor de un 80% de ellas se pueden prevenir o tratar. • Entre las principales causas de ceguera se encuentran las cataratas (39%) y la DMAE (7%) y han sido objeto de numerosos estudios nutricionales. • Son enfermedades de origen y desarrollo multifactorial por lo que los enfoques de tratamiento también deberían ser diversos, entre ellos el nutricional (para algunas patologías). • Es importante evitar en la medida de lo posible los factores de riesgo implicados (tabaco, exposición solar [utilizando gafas que bloqueen al máximo los rayos UV]) y favorecer la ingesta de alimentos ricos en componentes beneficiosos (luteína, zeaxantina, vitaminas C y E, cinc y AGP n-3 [EPA y DHA], entre otros). • En el estudio Age-Related Eye Disease Study (AREDS) se concluyó que las personas mayores de 55 años, principalmente, con drusas intermedias y extensas o atrofia geográfica no central en uno o los dos ojos, o aquellos con DMAE avanzada o con pérdida de visión de un ojo, deberían considerar tomar suplementos con antioxidantes y cinc como los utilizados en este estudio (vitaminas C y E, β-caroteno y cinc). Aunque todos estos compuestos se obtienen a través de la dieta, las cantidades en que se utilizaron en dicho estudio fueron muy superiores a las que se pueden obtener por medios dietéticos. . Hasta la fecha hay datos sobre el efecto de componentes de la dieta en progresión y síntomas de DMAE y cataratas, pero no sobre el papel que pueden jugar en su prevención. Ese es uno de los objetivos del estudio AREDS2, actualmente en curso, en el que se aporta luteína, zeaxantina, EPA y DHA, en cantidades su periores a las habitualmente ingeridas en la dieta. • La luteína y la zeaxantina son componentes de la dieta que pueden aumentar la densidad del pigmento macular (que tiende a disminuir con la edad), mejorar la función visual y la sensibilidad al contraste en la mayoría de las personas, sobre todo en mayores de cincuenta años, y por tanto pueden mejorar la calidad de vida. • Es importante tener precaución con dosis muy elevadas de luteína o de cualquier otro componente de la dieta (nutriente o no) que sea beneficioso para la salud ocular (por ejemplo, β-caroteno, cinc, vitaminas C y E, AGP n-3, etc.), ya que a largo plazo y en el contexto de prevención o disminución de riesgo de EC, suele ser más beneficioso el aporte sistemático de pequeñas cantidades que el aporte de cantidades elevadas durante periodos cortos de tiempo.
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Nutrición y salud ocular
BEGOÑA OLMEDILLA ALONSO
Conceptos clave
El deterioro de la visión es un importante problema de salud pública que afecta a
unos 314 millones de personas. Se estima que alrededor de un 80% de ellas se
pueden prevenir o tratar.
Entre las principales causas de ceguera se encuentran las cataratas (39%) y la
DMAE (7%) y han sido objeto de numerosos estudios nutricionales.
Son enfermedades de origen y desarrollo multifactorial por lo que los enfoques de
tratamiento también deberían ser diversos, entre ellos el nutricional (para algunas
patologías).
Es importante evitar en la medida de lo posible los factores de riesgo implicados
(tabaco, exposición solar [utilizando gafas que bloqueen al máximo los rayos UV])
y favorecer la ingesta de alimentos ricos en componentes beneficiosos (luteína,
zeaxantina, vitaminas C y E, cinc y AGP n-3 [EPA y DHA], entre otros).
En el estudio Age-Related Eye Disease Study (AREDS) se concluyó que las per-
sonas mayores de 55 años, principalmente, con drusas intermedias y extensas o
atrofia geográfica no central en uno o los dos ojos, o aquellos con DMAE avanzada
o con pérdida de visión de un ojo, deberían considerar tomar suplementos con an-
tioxidantes y cinc como los utilizados en este estudio (vitaminas C y E, β-caroteno
y cinc). Aunque todos estos compuestos se obtienen a través de la dieta, las
cantidades en que se utilizaron en dicho estudio fueron muy superiores a las que
se pueden obtener por medios dietéticos.
24.
378
MANUAL PRÁCTICO DE NUTRICIÓN Y SALUD • NUTRICIÓN Y ENFERMEDAD
1 • Introducción
La influencia que el estilo de vida tiene sobre el
estado de salud es un hecho bien conocido, y
entre los parámetros que lo conforman se en-
cuentra la dieta. Aunque el objetivo principal de
la dieta sea el aporte de los nutrientes suficien-
tes para cubrir los requerimientos metabólicos
de un individuo, tanto la dieta de forma global
como sus componentes, son factores de ries-
go a tener en consideración en relación con
diversas EC. A través de numerosos estudios
se ha puesto de manifiesto el gran efecto de las
modificaciones en la dieta, tanto positivo como
negativo, sobre la salud.
En el ámbito clínico, la dieta ha sido considera-
da principalmente en relación con la prevención
de EC y se ha dado menos relevancia, en la
práctica habitual, al papel de una nutrición ópti-
ma como profiláctico para lograr una buena sa-
lud, tanto sistémica como visual, y para dismi-
nuir el riesgo de diversas enfermedades.
Es bien conocido el papel de ciertos alimentos
en relación con la visión y la salud ocular. En el
papiro de Ebers, mil quinientos años antes de
Cristo, se describe la utilización del hígado en el
tratamiento de la hemeralopia, síntoma precoz
de la carencia de vitamina A. Sin embargo, la
investigación de enfermedades, en concreto
oculares, en relación con la dieta y sus compo-
nentes, con un cierto rigor metodológico, no se
inicia hasta finales del siglo XIX, destacando en
el siglo siguiente el descubrimiento de la vitami-
na A y la descripción de los síntomas asociados
a su carencia (por ejemplo, ceguera).
El planteamiento inicial en la investigación del
efecto de componentes dietéticos en la dismi-
nución del riesgo de enfermedades, se dirigió a
valorar el papel de los nutrientes de forma aisla-
da, sin tener en consideración las interacciones,
sinérgicas o antagónicas, que se producen en-
tre muchos de ellos, tanto entre nutrientes como
entre estos y otros componentes. En la última
década, el interés por las interacciones en la
absorción, metabolismo o en la función ha ido
Hasta la fecha hay datos sobre el efecto de componentes de la dieta en pro-
gresión y síntomas de DMAE y cataratas, pero no sobre el papel que pueden jugar
en su prevención. Ese es uno de los objetivos del estudio AREDS2, actualmente
en curso, en el que se aporta luteína, zeaxantina, EPA y DHA, en cantidades su-
periores a las habitualmente ingeridas en la dieta.
La luteína y la zeaxantina son componentes de la dieta que pueden aumentar la
densidad del pigmento macular (que tiende a disminuir con la edad), mejorar la
función visual y la sensibilidad al contraste en la mayoría de las personas, sobre
todo en mayores de cincuenta años, y por tanto pueden mejorar la calidad de vida.
Es importante tener precaución con dosis muy elevadas de luteína o de cualquier
otro componente de la dieta (nutriente o no) que sea beneficioso para la salud
ocular (por ejemplo, β-caroteno, cinc, vitaminas C y E, AGP n-3, etc.), ya que a
largo plazo y en el contexto de prevención o disminución de riesgo de EC, suele
ser más beneficioso el aporte sistemático de pequeñas cantidades que el aporte
de cantidades elevadas durante periodos cortos de tiempo.
379
24. NUTRICIÓN Y SALUD OCULAR MANUAL PRÁCTICO DE NUTRICIÓN Y SALUD
(1)
Olmedilla B. Luteína y
micronutrientes en la prevención
de la degeneración macular
asociada a la edad. En: Nutrición
y alimentación en promoción de
la salud. Ortega RM, Requejo
AM, Martínez RM (eds.). UIMP
y Consejería de Sanidad de
Castilla-La Mancha. 2007. p.
148-163.
(2)
Lien EL, Hammond BR.
Nutritional influences on visual
development and function. Prog
Ret Eye Res 2011;30:188-203.
(3)
Action plan for the prevention
of avoidable blindness and
visual impairment 2009-2013.
WHO. 2010. http://www.who.
int/blindness/ACTION_PLAN_
WHA62-1-English.pdf
en aumento y las intervenciones nutricionales se
plantean frecuentemente como combinación de
compuestos.
El establecimiento de causalidad en la etiología
o desarrollo de enfermedades es relativamente
fácil cuando se trata de enfermedades carencia-
les, ya que la ausencia o presencia de un com-
puesto de la dieta, da lugar o elimina la enferme-
dad, pero en el caso de ECD (por ejemplo,
enfermedades oculares asociadas a la edad) el
estudio es mucho más complicado ya que en la
dieta intervienen multitud de componentes, la
EC es en general multifactorial y la susceptibili-
dad de los individuos a desarrollarla es diferen-
te. Por ello, la valoración de los posibles compo-
nentes beneficiosos de la dieta mediante
ensayos utilizando los tradicionales objetivos
clínicos (prevención y curación) no es factible
por muchas razones, entre las que están el ele-
vado número de componentes de la dieta a es-
tudiar, el hecho de que el impacto de una dieta
o de uno de sus componentes sobre nuestro
organismo depende del tiempo de utilización
(no sólo de la cantidad), también que las EC
tienen un periodo de latencia muy largo y son de
origen y desarrollo multifactorial y finalmente
que cada factor implicado muestra una gran
variabilidad interindividual(1).
En la visión, tanto en el desarrollo como en la
función, influye la nutrición, según se ha puesto
de manifiesto a través de diversos tipos de estu-
dios que se comentarán en este capítulo. Por
otra parte, mediante estudios epidemiológicos
se ha comprobado cómo las alteraciones mo-
deradas de la visión son responsables de un
gran aumento en el riesgo de mortalidad, espe-
cialmente si se consideran las enfermedades
oculares asociadas al envejecimiento (cataratas
y degeneración macular). Esta asociación se
puede deber a que muchos factores de los que
dañan el cristalino, la retina y otras estructuras
oculares, también promueven el deterioro gene-
ral sistémico. Por ejemplo, uno de los más co-
nocidos modelos teóricos de envejecimiento
destaca el papel central que juega el estrés
oxidativo, el cual también es fundamental en el
desarrollo de enfermedades como cataratas o
degeneración macular, pero también en mu-
chas de las principales enfermedades degene-
rativas como la ECV o la DM2(2).
En este texto se comentan los componentes de
la dieta más representativos en la relación dieta
y enfermedades oculares asociadas al envejeci-
miento, en concreto, luteína y zeaxantina, algu-
nas vitaminas y minerales, así como los AGP de
cadena larga.
2 • Alteraciones visuales
más prevalentes
El deterioro de la visión, de acuerdo a la última
estimación de la OMS(3), es un problema impor-
tante de salud a nivel mundial que afecta a unos
314 millones de personas y es debido a enferme-
dades de los ojos o a errores de refracción sin
corregir. De ellos, 45 millones están ciegos y en
un 90% viven en países con rentas per cápita
bajas, donde el riesgo de pérdida visual es eleva-
do simplemente por la falta de servicios oftalmo-
lógicos. Sin embargo, en términos generales, la
OMS estima que alrededor de un 80% de las al-
teraciones en la visión se pueden prevenir o tratar.
Las principales causas de ceguera a nivel mun-
dial son las cataratas (39%), los errores refracti-
vos sin corregir (18%), el glaucoma (10%), la
DMAE (7%), las opacidades de la córnea (4%), la
retinopatía diabética (4%), el tracoma (3%), y las
enfermedades oculares en niños (3%) (por ejem-
plo, causadas por deficiencia en vitamina A) y la
oncocercosis (0,7%). La ceguera asociada a
la edad está en aumento, como por ejemplo la
380
MANUAL PRÁCTICO DE NUTRICIÓN Y SALUD • NUTRICIÓN Y ENFERMEDAD
(2)
Lien EL, Hammond BR.
Nutritional influences on visual
development and function. Prog
Ret Eye Res 2011;30:188-203.
debida a la DM sin controlar. En cambio, la ce-
guera debida a infecciones está disminuyendo
como resultado de las intervenciones en salud
pública.
La DMAE es una enfermedad que afecta a la
mácula, zona central de la retina, produciendo
pérdida de la visión central. En general hay dos
manifestaciones:
La forma seca o atrófica (más frecuente, el
85-90% de los casos), que puede ser el re-
sultado de un adelgazamiento de los tejidos
maculares debido a la edad, de una sedimen-
tación del pigmento de la mácula, o de una
combinación de ambos procesos.
La forma húmeda o exudativa o neovascular
(la más grave, y para la que hay algunos tra-
tamientos), en la que crecen nuevos vasos
sanguíneos debajo de la retina que permiten
la salida de sangre y líquidos, y que provoca
la muerte de células de la retina y crea puntos
de pérdida en la visión central.
Es la principal causa de ceguera legal, irreversi-
ble, en población mayor de cincuenta años en
los países desarrollados, encontrándose en el
tercer lugar de las causas globales de deterioro
visual (prevalencia del 8,7%) pero, a pesar de
ello, es una enfermedad bastante desconocida
por la población. Este desconocimiento impide
poner en práctica una serie de medidas que
permitan evitar factores de riesgo y prevenir esta
enfermedad, especialmente entre aquellos que
presentan una predisposición genética a pade-
cerla o debido a la edad avanzada. Entre los
factores de riesgo modificables se encuentran la
dieta, el tabaco y la exposición a la luz solar.
Las cataratas son una enfermedad de los ojos
caracterizada por la pérdida de visión como con-
secuencia de la opacidad del cristalino. La mayo-
ría de las cataratas están relacionadas con el
envejecimiento. Entre los factores de riesgo de
esta enfermedad destacan, además de la edad, la
presencia de ciertas enfermedades (por ejemplo,
DM), el uso de tabaco y el consumo de alcohol,
así como la exposición prolongada a los rayos del
sol. El tratamiento es generalmente quirúrgico.
De las mencionadas enfermedades oculares,
las cataratas y la DMAE son las que han sido
objeto de más estudios nutricionales, tanto ob-
servacionales como de intervención, que se han
potenciado en los últimos años y han abierto
interesantes expectativas para mejorar la cali-
dad de vida de las personas que las padecen.
3 • Inuencia de los nutrientes
en la función visual
Entre los nutrientes y otros componentes de los
alimentos que se encuentran en el tejido ocular,
destacan los carotenoides luteína y zeaxantina,
las vitaminas E y C y algunos AGP. Estos com-
puestos tienen papeles complejos e interrela-
cionados en el ojo, pero no de una forma prefi-
jada ni tampoco estable a lo largo del tiempo.
Así, por ejemplo, tras el nacimiento, el niño tiene
niveles de tocoferol en la retina y en el epitelio
pigmentario retiniano que tienden a aumentar
durante las cinco siguientes décadas, pero que
pueden disminuir en la séptima década(2).
La retina es muy susceptible al estrés oxidativo
ya que contiene una gran cantidad de AGP y es
una zona con elevada exposición a la luz en la
que existen procesos de fagocitosis (en el epite-
lio pigmentario) y hay una elevada actividad me-
tabólica por su elevada vascularización. La má-
cula es especialmente susceptible al daño
oxidativo, que provocaría un deterioro progresi-
vo del epitelio pigmentario, que puede ser con-
trarrestado por los diversos mecanismos de de-
fensa presentes en el ojo:
381
24. NUTRICIÓN Y SALUD OCULAR MANUAL PRÁCTICO DE NUTRICIÓN Y SALUD
(4)
Stringham JM, Bovier ER,
Wong JC y col. The influence of
dietary lutein and zeaxanthin on
visual performance. J Food Sci.
2010;75:R24-R29.
Enzimas antioxidantes (por ejemplo, catalasa,
peroxidasa y los minerales implicados, como
el cinc, selenio, manganeso y cobre).
Vitaminas (por ejemplo, E, C, carotenoides
con actividad provitamínica A).
Luteína y zeaxantina.
La vitamina E, en forma de α-tocoferol, el ácido
ascórbico, el glutatión (y enzimas como el su-
peróxido dismutasa y el glutatión peroxidasa) y
la luteína y la zeaxantina, interactúan en el tejido
de la retina y del epitelio pigmentario retiniano
de forma que probablemente permitan una óp-
tima protección del tejido y de su funciona-
miento.
Los carotenoides que forman el pigmento ma-
cular, la luteína y la zeaxantina, tienen una gran
capacidad para absorber la energía lumínica, y
se concentran en las capas internas de la má-
cula. En cambio, la vitamina E se encuentra en
mayor concentración fuera de la mácula, en el
epitelio pigmentario retiniano y en la zona exter-
na de los bastones. Luteína y zeaxantina son
antioxidantes muy eficaces a bajas concentra-
ciones de oxígeno y su actividad se comple-
mentaría con la de la vitamina E que es buen
antioxidante a altas presiones de oxígeno, como
las que se mantienen en la zona externa de la
retina(2).
Los carotenoides y la vitamina C (ácido ascórbi-
co) pueden funcionar de forma sinérgica con el
α-tocoferol por dos vías, la atenuación de la
reactividad de los radicales de oxígeno y al reci-
clar el radical α-tocoferilo que se produce cuan-
do el α-tocoferol captura un radical oxígeno. El
ácido ascórbico puede regenerar al α-tocoferol
a partir del radical tocoferoxilo (en ausencia de
vitamina C, la vitamina E puede llegar a ser pro-
oxidante). La vitamina E puede ayudar a preve-
nir los cambios perjudiciales que produce la
deficiencia de vitamina A en la córnea y en la
conjuntiva.
En el adecuado comportamiento visual tienen
gran importancia la luteína y la zeaxantina, los
cuales se encuentran en una elevada concen-
tración en la retina y dan nombre a la parte
central, la mácula lútea (en latín, mancha amari-
lla). Dado que la luz debe cruzar la zona de luteí-
na y zeaxantina antes de ser procesada por los
fotorreceptores, ésta es absorbida por estos
pigmentos según su perfil de absorbancia, que
es bastante específico. La cantidad de luteína y
zeaxantina presente en la mácula se valora por
medio de la densidad del pigmento macular, el
cual puede variar con el aporte dietético de es-
tos compuestos, con la edad, etc. Parece claro
que estos pigmentos deben tener una función
en el sistema visual humano y hay numerosos
trabajos que así permiten documentarlo. Los
principales efectos parecen estar relacionados
con su actividad como filtro óptico, como se
desprende de los trabajos que muestran cómo
luteína y zeaxantina reducen los problemas vi-
suales y el malestar ante el deslumbramiento,
también cómo reducen el tiempo de recupera-
ción ante un destello lumínico, y mejoran el
contraste de la visión. El pigmento macular
mejora el comportamiento del ojo ante el des-
lumbramiento ya que absorbe la luz de longitud
de onda corta más diseminada (azul). Además,
es importante mencionar que la luteína y la
zeaxantina podrían también mejorar la visión por
medios puramente biológicos, ya que protege-
rían a la retina y al cristalino del estrés oxidativo
actuando como antioxidantes lipídicos, contri-
buyendo a la disminución del riesgo de enfer-
medades oculares asociadas a la edad(4).
382
MANUAL PRÁCTICO DE NUTRICIÓN Y SALUD • NUTRICIÓN Y ENFERMEDAD
(5)
Seddon JM, Ajani UA, Sperduto
RD y col.; for the Eye Disease
Case-Control Study Group.
Dietary carotenoids, vitamins A,
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(6)
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A randomized, placebo
controlled, clinical trial of high-
dose supplementation with
vitamins C and E, β-carotene,
and zinc for age-related
macular degeneration and
vision loss. Arch Ophthalmol
2001;119:1417-1436.
4 • Degeneración macular
asociada a la edad y cataratas:
relación con la dieta y estudios
de suplementación (AREDS
y AREDS2)
El origen de ambas enfermedades, las cataratas
y la DMAE, es multifactorial. Sobre la etiología
de la DMAE hay diversas hipótesis, en general
no excluyentes, como son la hipótesis oxidativa,
el deterioro de la membrana de Bruch, la insufi-
ciencia vascular (en la circulación coroidal) y la
hipótesis genética. Están implicados muchos
factores de riesgo, algunos de ellos modifica-
bles, como son los factores ambientales (por
ejemplo, tabaco, luz solar), algunos componen-
tes de la dieta y aspectos CV (por ejemplo, HTA,
hipercolesterolemia), la obesidad, y otros no
modificables, como son la edad y los genéticos
(historia familiar).
Entre los componentes de la dieta que en nu-
merosos estudios epidemiológicos han mostra-
do una asociación inversa con diversas enfer-
medades oculares crónicas (por ejemplo,
DMAE, cataratas) destacan algunas vitaminas
(α-tocoferol y ácido ascórbico), minerales (por
ejemplo, cinc, selenio, manganeso y cobre),
carotenoides (β-caroteno, luteína y zeaxantina).
En un interesante estudio(5), se valoró la relación
entre la DMAE neovascular y la ingesta dietética
de carotenoides y vitaminas A, E y C, conclu-
yendo que un aumento en el consumo de ali-
mentos ricos en ciertos carotenoides, en con-
creto de aquellos de hoja de color verde oscuro
(alto contenido en luteína), podían disminuir el
riesgo de desarrollar DMAE.
Hasta ahora sólo hay tratamientos que contri-
buyen a prevenir la pérdida severa de visión en
la forma neovascular de la enfermedad (forma
húmeda), pero no se dispone de tratamiento
para la forma más frecuente, la seca o atrófica.
Si a la falta de tratamiento añadimos el aumento
de la expectativa de vida, es fácil suponer un
aumento en la prevalencia de esta enfermedad,
con el correspondiente impacto negativo en la
calidad de vida y el elevado gasto sanitario que
puede conllevar debido a problemas colaterales
(por ejemplo, roturas de huesos producidas por
caídas debidas a una escasa visión).
El estudio AREDS(6) el primer estudio de inter-
vención a gran escala con componentes de la
dieta en cantidades elevadas, obtuvo como re-
sultado un retraso en la progresión de la DMAE,
abriendo con ello interesantes expectativas para
mejorar la calidad de vida de las personas que
tienen esta enfermedad.
El AREDS, realizado entre 1992 y 1998, fue di-
señado para valorar los efectos de elevadas
dosis de suplementos de micronutrientes antio-
xidantes (vitaminas C, E, β-caroteno y cinc) so-
bre la progresión (como valoración objetiva) y la
agudeza visual (resultado más subjetivo), de-
mostrando que se podía modificar favorable-
mente el curso de la DMAE. Participaron más
de 3.500 personas con DMAE durante 6,3
años. En este estudio se establecieron cuatro
grupos:
1. Antioxidantes (vitamina C: 500 mg/día, vita-
mina E: 400 mg/día, β-caroteno: 15 mg/día).
2. Cinc: 80 mg/día.
3. Antioxidantes y cinc.
4. Placebo.
Todos estos compuestos tienen importantes pa-
peles en el metabolismo humano, pero debido a
que el organismo no los sintetiza, los debe obte-
ner de la dieta. Sin embargo, a partir de la dieta
no es posible ingerir las cantidades suministra-
das en el estudio AREDS, que fueron mucho
383
24. NUTRICIÓN Y SALUD OCULAR MANUAL PRÁCTICO DE NUTRICIÓN Y SALUD
más elevadas a las habitualmente ingeridas en la
dieta media (superaban en más de cinco veces la
cantidad recomendada de vitamina C, veintiséis
veces la cantidad de vitamina E y diez veces la de
cinc)(1,6).
Los resultados del estudio AREDS(6) mostraron
beneficios para las personas en estadios avan-
zados de la enfermedad, pero no para aquellas
en estadios iniciales (hay que tener presente
que esta enfermedad progresa lentamente y en
los estadios iniciales es más difícil ver resultados
durante el tiempo que duró el estudio). El grupo
con mejores resultados fue el que tomó los an-
tioxidantes y el cinc, observándose un menor
riesgo de progresión de la enfermedad y de
disminución de la agudeza visual. Por lo que sus
autores concluyeron que las personas (en gene-
ral mayores de 55 años) con drusas intermedias
y extensas, o atrofia geográfica no central en
uno o los dos ojos, o aquellos con DMAE avan-
zada o con pérdida de visión de un ojo, debe-
rían considerar tomar suplementos con antioxi-
dantes y cinc como los utilizados en el AREDS.
La luteína no estaba comercialmente disponible
cuando se inició el estudio AREDS, aunque ha-
bía sido utilizada esporádicamente y de forma
experimental desde 1951 en pacientes con en-
fermedades oculares y en protección de función
visual, pero con resultados desiguales y difícil-
mente comparables debido a la disparidad de
pacientes y de las formas y pautas de adminis-
tración.
En el primer estudio de intervención con luteína
realizado en pacientes con cataratas (n = 17) o
con DMAE (n = 5), tomaron 15 mg de luteína
3 veces/semana, durante más de dos años.
Esta cantidad semanal se corresponde con la de
una ingesta diaria de unos 6 mg de luteína, que
es la cantidad que se puede obtener en unos
100 g de espinacas (aunque la biodisponibilidad
de la luteína tomada en cápsulas o la ingerida a
partir de alimentos es bastante diferente). Se
establecieron tres grupos: luteína, vitamina E y
placebo. El número de pacientes fue pequeño,
pero la duración de la intervención bastante lar-
ga (más de dos años) y no se observaron efec-
tos adversos. Se valoró la luteína en sangre y la
función visual, observándose una mejoría en los
que tomaron luteína, pero no en los otros dos
grupos. La mejoría de la función visual se produ-
jo a pesar de la progresión de la catarata(7).
En 2004 se publicaron los resultados de un es-
tudio con luteína (10 mg/día, durante un año) en
sujetos con DMAE atrófica (estudio LAST), ob-
teniendo un aumento en la densidad del pig-
mento macular (formado por luteína y zeaxanti-
na), así como una mejoría en la agudeza visual,
sensibilidad al contraste y recuperación tras
pruebas de deslumbramiento. El estudio LAST
indica que ciertos signos característicos de la
DMAE (por ejemplo, metamorfopsia, dificultad
de recuperación tras el deslumbramiento, alte-
raciones del epitelio pigmentario y de los foto-
rreceptores) aparecen bastante antes que los
signos oftalmoscópicos y, por ello, en ausencia
de curación, actualmente, cualquier interven-
ción terapéutica que retrase el tiempo de pérdi-
da de visión central, podría tener un significativo
impacto sobre la calidad de vida(8). Más recien-
temente, se ha publicado el resultado del estu-
dio con luteína (12 mg/día) y DHA (800 mg/día)
o placebo, durante cuatro meses, en mujeres
(60-80 años), en las que se observó que la luteí-
na aumentaba la densidad del pigmento macu-
lar de forma excéntrica, mientras que la suple-
mentación con DHA provoca un aumento en la
zona central, así como que la combinación de
DHA y luteína provoca un efecto combinado(9).
Hasta la fecha hay resultados de estudios de
intervención con luteína sobre la progresión y
síntomas de la DMAE, pero todavía no se ha
(1)
Olmedilla B. Luteína y
micronutrientes en la prevención
de la degeneración macular
asociada a la edad. En: Nutrición
y alimentación en promoción de
la salud. Ortega RM, Requejo
AM, Martínez RM (eds.). UIMP
y Consejería de Sanidad de
Castilla-La Mancha. 2007. p.
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384
MANUAL PRÁCTICO DE NUTRICIÓN Y SALUD • NUTRICIÓN Y ENFERMEDAD
(12)
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podido valorar el efecto sobre su prevención,
que es uno de los objetivos del estudio AREDS2,
actualmente en curso.
El equipo de investigación del AREDS, en base
a los estudios en humanos y en animales, con-
sideró que ciertos nutrientes concentrados en el
ojo tienen la capacidad de modular factores y
procesos implicados en la patogénesis de la
DMAE y de las cataratas y diseñaron el AREDS2
(www.areds2.org). Este es un estudio multicén-
trico y aleatorizado, que está diseñado para va-
lorar el efecto de la suplementación con carote-
noides (luteína y zeaxantina) y/o AGP n-3 (DHA
y EPA) sobre el desarrollo y la progresión de las
dos enfermedades oculares relacionadas con el
envejecimiento con mayor prevalencia mundial,
la DMAE y las cataratas, que se inició en 2006,
incluyendo a 4.000 personas con edades entre
50 y 85 años. El estudio durará 5-6 años. Un
objetivo adicional de este estudio es valorar si la
nueva formulación del suplemento, con meno-
res cantidades de cinc y con β-caroteno (o sin
él) da lugar a iguales resultados sobre la reduc-
ción del riesgo de progresión que en el AREDS
inicial.
5 • Luteína y zeaxantina en dieta,
sangre y retina
La luteína (analizada en muchos casos de for-
ma conjunta con zeaxantina) en la ingesta y en
suero está específicamente asociada con un
menor riesgo de enfermedades oculares aso-
ciadas al envejecimiento (cataratas y DMAE). La
luteína es un pigmento vegetal que, junto con el
β-caroteno, es uno de los carotenoides más
ampliamente distribuidos en frutas y hortalizas
que, consideradas como parte de una dieta
variada, aportan el 95% de los carotenoides
que ingerimos (Tabla 1). La luteína y su isómero
estructural, la zeaxantina, son derivados
dihdroxilados de α-caroteno y β-caroteno que
al tener los anillos beta terminales sustituidos,
no tienen actividad provitamínica A.
La ingesta media de luteína por persona en la
población española a partir de frutas y verduras
frescas es de 0,5 mg/día, con pocas variacio-
nes estacionales (0,44-0,57 mg/persona/día) y
de 0,1 mg zeaxantina/persona/día y en la última
década se ha observado una bajada en la in-
gesta a nivel poblacional(12). Sin embargo, cuan-
do se calcula la ingesta de forma individualizada
por medio de registros de dieta auto-adminis-
trados y utilizando raciones estándar, estas
cantidades suelen ser mayores (por ejemplo, en
un estudio europeo, la ingesta de un grupo de
80 españoles mostró una mediana de 3,25 mg/
día (rango: 1,75-4,34 mg/día)(13).
Los alimentos que aportan más cantidad de lu-
teína en la dieta media de la población española
(bien por su elevada concentración en luteína
como por la frecuencia en que son consumi-
dos), son las espinacas, las acelgas, las lechu-
gas de hoja oscura y las naranjas, y respecto a
la zeaxantina, los principales contribuyentes son
las naranjas, las patatas y las espinacas(12).
Otros alimentos pueden contener luteína o
zeaxantina en grandes cantidades, pero al ser
poco frecuente su consumo no pueden ser
considerados buenos contribuyentes a la inges-
ta media de la población.
La luteína y la zeaxantina son selectivamente
acumuladas en la retina, donde los demás caro-
tenoides circulantes en sangre apenas se de-
tectan. En la mácula, la zona central, se acumu-
la preferentemente zeaxantina, mientras que la
luteína se encuentra en una mayor cantidad que
zeaxantina en las zonas periféricas. En la retina
también están presentes el α-tocoferol (vitamina
E), evitando la oxidación de los AGP presentes
en la retina(14).
www.areds2.org
385
24. NUTRICIÓN Y SALUD OCULAR MANUAL PRÁCTICO DE NUTRICIÓN Y SALUD
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Tabla 1. Contenido de luteína y zeaxantina de algunos alimentos (en µg/100 g de parte comestible
del alimento)(10,11)
n.d.: no detectado; Tr: trazas.
Espinacas Crudas
Cocidas
Verduras y hortalizas Luteína Zeaxantina
4.229
6.422
377
564
Crudas
Cocidas
Acelgas
Brécol Crudo
Cocido
Apio verde Crudo
Cocido
Espárrago verde Crudo
Cocido
Pimiento verde
Lechuga
Crudo
Cocido
Cruda
Zanahoria Cruda
Cocida
Coles de bruselas Crudas
Cocidas
Alcachofas Crudas
Cocidas
Apio blanco Crudo
Lechuga tipo iceberg Cruda
Calabacín Crudo
Cocido
Patata Cruda
Cocida
1.503 n.d.
1.960 n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
n.d.
4
21
1.108
1.043
860
1.335
609
738
Judías verdes Crudas
Cocidas
365
487
n.d.
n.d.
341
377
340
288
273
185
468
163
275
163
140
108
169
12
44
Aguacate
Frutas Luteína Zeaxantina
314 n.d
Kiwi
Ciruela
amarilla
Naranja
Cerezas
Sandía
Melocotón
Fresón
Pera
Plátano
96
n.d
n.d
83
68 66
44 4
40 n.d
16 31
14 Tr
11 n.d
7 n.d
386
MANUAL PRÁCTICO DE NUTRICIÓN Y SALUD • NUTRICIÓN Y ENFERMEDAD
(5)
Seddon JM, Ajani UA, Sperduto
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health. Br J Nutr 2003;90:487-
502.
La proporción en la que se encuentran luteína y
zeaxantina en sangre es 3:1, la cual pasa a 2:1
en la retina y a 1:1 en la mácula. En retina hay
aproximadamente un 38% de luteína, 18% de
zeaxantina y 18% de mesozeaxantina (esta últi-
ma no es de origen dietético)(15). En suero la
concentración de luteína en población española
está entre 8-15 µg/dl, siendo el centil 95 de
nuestra población, 25 µg/dl. Si se aporta luteína
de forma extra a la dieta habitual de personas
normolipémicas, la concentración de luteína no
suele sobrepasar los 100 µg/dl(16).
6 • Cantidades diarias de luteína
y otros componentes de la
dieta asociados con mejor
pronóstico o con disminución
de riesgo de DMAE
La cantidad diaria de luteína en la dieta que se
ha asociado con un mejor pronóstico o disminu-
ción de riesgo de la DMAE en estudios epide-
miológicos es de 6 mg/día (a partir de alimentos
y valorada junto con zeaxantina)(5). La ingesta de
luteína (valorada junto con zeaxantina) en la die-
ta media europea es de alrededor de 3 mg/
día(13). Por otra parte, los estudios de interven-
ción con luteína con objeto de aumentar la den-
sidad del pigmento macular se han realizado
tanto mediante dieta rica en luteína (por ejem-
plo, mediante el consumo de 60 g/día de espi-
nacas, 150 g/día de maíz) como mediante su-
plementos de luteína (30 mg/día, durante
alrededor de cuatro meses, y cantidades inferio-
res de hasta unos 3 mg/día), lográndose en la
mayoría de los sujetos de forma simultánea al
aumento de la concentración en suero.
Sobre la base de la gran cantidad de informa-
ción generada en los últimos años, se puede
considerar que es deseable mantener una
concentración de luteína en suero en el rango
entre 0,6 y 1,05 µmol/l (34-60 µg/dl de luteína)(17)
para procurar un efecto beneficioso sobre la
función visual y asegurar una adecuada dispo-
nibilidad en tejidos (por ejemplo, en la mácula),
ya que estos niveles se han asociado con
efectos beneficiosos, sin riesgo de posibles
efectos secundarios. Esta concentración en
sangre se puede alcanzar con una ingesta
media de 6 mg/día de luteína y zeaxantina
(unos 100 g de espinacas cocidas), mediante
el consumo habitual de alimentos ricos en lu-
teína que permita asegurar un aporte algo
mayor al anteriormente indicado ya que la
biodisponibilidad a partir de alimentos es va-
riable(13), así como también mediante el consu-
mo de complementos alimenticios y de ali-
mentos funcionales.
Actualmente hay una creciente disponibilidad
en el mercado de complementos alimenticios
que incorporan diversos componentes de los
alimentos, entre los cuales están luteína,
zeaxantina, AG, varios minerales y vitaminas.
Asimismo, en el ámbito de la industria alimenta-
ria se está trabajando en la elaboración de ali-
mentos funcionales en salud ocular (este tipo de
declaración tiene que ser evaluada y autorizada
por la EFSA y la AESAN).
La luteína es uno de los numerosísimos compo-
nentes de la dieta para los que no hay recomen-
daciones de ingesta ya que no se considera un
nutriente esencial (necesario para el crecimien-
to, la salud y supervivencia).
7 • Estrategias para aumentar
el consumo de luteína
y zeaxantina por medios
dietéticos
Para conseguir un aumento en el aporte dieté-
tico de luteína se pueden poner en práctica
387
24. NUTRICIÓN Y SALUD OCULAR MANUAL PRÁCTICO DE NUTRICIÓN Y SALUD
(18)
Granado F, Olmedilla B. Risk
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la salud. Ortega RM, Requejo
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Castilla-La Mancha. 2007. p.
148-163.
diversas estrategias. Desde un punto de vista
nutricional, en primer lugar habría que mencio-
nar las recomendaciones a la población gene-
ral, insistiendo en una dieta equilibrada y rica en
frutas y hortalizas, incluyendo las de color tanto
verde como amarillo. Dado que los efectos de
la dieta son acumulativos, sería una recomen-
dación prudente y segura, ya que simultánea-
mente aportaría otros fitoquímicos con poten-
ciales efectos positivos en la prevención de la
enfermedad.
Por otra parte, para una cierta proporción de
sujetos con riesgo elevado de enfermedades
(por ejemplo, predisposición genética), que
presenten una demanda nutricional especial
(por ejemplo, síndromes de malabsorción) o
tengan enfermedad ocular que comprometa la
función visual (por ejemplo, DMAE, cataratas,
retinitis pigmentosa), sería útil la utilización de
complementos alimenticios o alimentos enri-
quecidos con luteína ya que probablemente
disminuirían la discapacidad y mejorarían la
calidad de vida.
La luteína y la zeaxantina están comercializados
como complementos alimenticios de utilidad
para la salud visual, solos o combinados con
AGP n-3 y algunas vitaminas y minerales. Los
complementos alimenticios, consisten en fuen-
tes concentradas de nutrientes o de otras sus-
tancias, que tienen un efecto nutricional o fisio-
lógico, en forma simple o combinada, cuya
finalidad es complementar la dieta habitual, y
están comercializados de forma que permiten
una dosificación determinada del producto y
deben tomarse en pequeñas cantidades unita-
rias (regulados por el Real Decreto 1487/2009,
relativo a complementos alimenticios: http://
www.boe.es/boe/dias/2009/10/09/pdfs/BOE-
A-2009-16109.pdf).
8 • Consideraciones sobre
el benecio y el riesgo
del aporte extra de luteína
y otros micronutrientes
La luteína puede aumentar la densidad del pig-
mento macular y mejorar la agudeza visual y
sensibilidad al contraste en la mayoría de las
personas que la ingieren y por tanto mejorar la
calidad de vida.
El nivel de riesgo de ingesta (cantidad máxima a
la cual no están descritos efectos adversos)
está propuesto en 20 mg/día. Sin embargo, en
opinión de Granado y Olmedilla(18) estudios de
intervención utilizando 15 mg/día de luteína han
mostrado, como efectos secundarios (reversi-
bles al disminuir la cantidad ingerida), la apari-
ción de carotenodermia y de ésteres de luteína
en suero (no presentes en suero en condiciones
normales de ingesta, y que no tienen significado
fisiológico conocido).
Finalmente, habría que recordar que aportes
muy superiores a los habituales en la dieta de
algunos de sus componentes (beneficiosos),
podrían dar lugar a modificaciones en procesos
metabólicos de otros micronutrientes, posibles
interacciones (sinérgicas o antagónicas), tanto a
nivel de absorción como de captación por teji-
dos, con el riesgo consiguiente de que al au-
mentar el aporte de unos, se actúe en detrimen-
to de otros componentes minoritarios que
puede que sean esenciales en pequeñas canti-
dades y cuyo metabolismo puede verse afecta-
do, sobre todo considerando las intervenciones
a largo plazo, con el consiguiente perjuicio. En
este contexto sería útil la utilización de marca-
dores para controlar la ingesta de compuestos,
que aunque presentes en la dieta, se aporten en
cantidades superiores a las dietéticas, de forma
prolongada(1).
388
MANUAL PRÁCTICO DE NUTRICIÓN Y SALUD • NUTRICIÓN Y ENFERMEDAD
Siglas utilizadas en este capítulo
AESAN: Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición; AG: ácidos grasos; AGP: ácidos grasos poliinsaturados;
AGP n-3: ácidos grasos poliinsaturados omega-3; AREDS: Age-Related Eye Disease Study; CV: cardiovascular;
ECV: enfermedad cardiovascular; DHA: ácido docosahexaenoico; DM: diabetes mellitus; DM2: diabetes mellitus tipo 2;
DMAE: degeneración macular asociada a la edad; EC: enfermedad crónica; ECD: enfermedad crónico-degenerativa;
EFSA: European Authority of Food Safety (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria); EPA: ácido eicosapentaenoico;
HTA: hipertensión arterial; n.d.: no detectado; OMS: Organización Mundial de la Salud; Tr: trazas.
... La luteína puede aumentar la densidad del pigmento macular y mejorar la agudeza visual y sensibilidad al contraste, en la mayoría de las personas que la ingieren y por tanto mejoran la calidad de vida. [21][22][23] La astaxantina es producida solo por las microalgas Pluvialis haematoccous cuando su suministro de agua se seca, forzándolo a protegerse por sí mismo de la radiación ultravioleta. Es el mecanismo de la supervivencia de las algas -la astaxantina sirve como un "campo de fuerza" para proteger a las algas de la falta de nutrición y / o de la luz solar intensa. ...
Article
Full-text available
Foundation: population’s knowledge about risk factors and how to implement preventive measures to avoid the appearance of eye diseases is vital to preserve a good ocular health. Objective: to determine the knowledge about risk factors and ocular disease prevention patients treated in the Cienfuegos Province. Methods: descriptive study about 300 patients older than 18 years who came to the ophthalmology consultation in Cienfuegos, from January to March 2016. They were applied a survey which included variables as: age, sex, profession so as aspects related to the knowledge they have about risk factors and prevention of ocular diseases. Results: the female sex predominated, age older than 50 years and the group of professionals. The most attentive to eye disease prevention were the elderly and women. The surveyed patients presume to have knowledge about eye disease prevention, but there is a high ignorance about the actions for visual organ preservation with good health, mainly the two bases of prevention: sun protection and specialist visit.Conclusions: there is still ignorance of risk factors and importance of eye disease prevention. In spite of the visual function relevance in the current society, eyes are not object of enough preventive measures.
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