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The impact of human activities on the natural environment of the Canary Islands (Spain) during the pre-Hispanic stage (3rd-2nd Century BC to 15th Century AD): An overview

Authors:

Abstract

This paper presents a brief review of archaeological evidence for the impact of the pre-Hispanic population on the environment of the Canary Islands. Prior to human colonisation, the archipelago was an untouched environment with high botanical and faunal biodiversity. The first human settlement can be traced to the early 1st millennium BC; this period of settlement finished at the end of the 15th century AD when the Spanish Crown conquered the archipelago. It has often been assumed that the pre-Hispanic population had little significant impact on the islands' ecosystems. However, abundant evidence for faunal extinctions, deforestation and soil erosion has been recovered from archaeological sites across the islands. This indicates that pre-Hispanic colonisers introduced cultivated plants, opened up the forests to create fields and cut woody vegetation for fuel. They also introduced domestic animals and alien predators resulting in a major depletion of native fauna.
Nº 19 2007
DIFUSIÓN GRATUITA
LOS ZIFIOS EN LAS ISLAS CANARIAS
LA FLORA VASCULAR TERRESTRE
EN EL CATÁLOGO DE ESPECIES AMENAZADAS DE CANARIAS
EL PLAN DE RECUPERACIÓN DEL
LAGARTO GIGANTE DE EL HIERRO
LA DISPERSIÓN DE SEMILLAS DEL TASAIGO
EL IMPACTO DE LAS ACTIVIDADES HUMANAS
SOBRE EL MEDIOAMBIENTE DE LAS ISLAS CANARIAS DURANTE LA PREHISTORIA
PLAN DE RECUPERACIÓN DEL
LAGARTO GIGANTE DE EL HIERRO
72
73
El impacto
de las actividades
humanas sobre el
medioambiente
de las islas Canarias
durante la prehistoria
La prehistoria de las islas Ca-
narias se inicia desde al me-
nos la segunda mitad del pri-
mer milenio antes de Cristo
(500-0 a.C.). En ese momento el archi-
piélago es colonizado por poblaciones
amazighes procedentes de las vecinas
costas africanas, aunque aún descono-
cemos el origen preciso y la forma en
que se produjo esta colonización. Du-
rante aproximadamente dos mil años,
estos grupos humanos desarrollan sus
formas de vida en las distintas islas en
un relativo aislamiento, hasta que en el
siglo XIV d.C. una serie de explorado-
res europeos establecen el contacto con
los aborígenes canarios. Doscientos
años más tarde, el reino de Castilla se
anexiona el archipiélago y las socieda-
des indígenas desaparecen debido a los
procesos de colonización y conquista.
En este transcurso de tiempo entre
el primer contacto y el colapso total
del mundo prehispánico, los colonos
y exploradores europeos realizan al-
gunas descripciones del medio natural
del archipiélago, que han sido recogi-
das en distintas publicaciones. En estos
documentos etnohistóricos las islas
aparecen retratadas como lugares pri-
vilegiados donde abundan los recursos
naturales y apenas existe necesidad de
trabajar para conseguir excelentes co-
sechas. Una lectura sesgada de estas
fuentes ha sugerido a muchas personas
que los aborígenes vivían en armonía
con un entorno que les proporcionaba
todo cuanto ellos podrían necesitar.
Hasta muy recientemente se ha
creído que los primeros habitantes del
archipiélago no afectaron al medio am-
biente insular y que duran-
te dos milenios el paisaje
se conservó en su forma
original. Sin embargo, in-
vestigaciones realizadas
en yacimientos arqueoló-
gicos han demostrado que
las sociedades aborígenes
afectaron negativamente,
de modo directo e indirec-
to, a la riqueza natural del
entorno en el que vivían.
El propósito del presente
trabajo es mostrar preci-
samente algunos de estos
resultados para ilustrar la
forma y la intensidad con
que se desarrollaron es-
tos cambios. En cualquier
caso, las transformaciones
humanas no deben ser entendidas sólo
en términos negativos relativos a la
deforestación, extinción de animales o
destrucción del medio, y es necesario
concebirlas como un proceso histórico
en el que las sociedades y los agentes
naturales se desenvuelven de forma
dialéctica.
Los aborígenes canarios:
rasgos generales
Los primeros colonos norteafricanos
arribaron a uno de los archipiélagos
oceánicos con mayor biodiversidad
natural del mundo. La convergencia de
distintos agentes geográcos y climáti-
cos ha generado en las islas un medio
ambiente único, que en la actualidad
alberga alrededor de 3.670 especies en-
démicas (39% de fauna, 21% de plantas
y 6% de hongos)1. De las más de 2.000
plantas descritas, 1.000 de ellas son au-
tóctonas y más de la mitad de éstas son
endémicas. En lo que respecta a la vida
animal, ésta muestra también una gran
diversidad, si bien se caracteriza, como
en otros archipiélagos oceánicos, por
la ausencia de grandes mamíferos. En
cualquier caso, los animales presentes
maniestan un grado de endemicidad
muy alto, como en el caso de los repti-
les nativos que son todos exclusivos del
archipiélago2.
Aún se desconoce el momento pre-
ciso de llegada de los primeros habitan-
tes prehispánicos. Las dataciones más
antiguas registradas en el archipiélago
se han efectuado en Tenerife, concre-
tamente en el yacimiento
de la cueva de Los Guan-
ches, donde se obtuvo una
fecha situada en torno al
siglo X antes de Cristo3.
Sin embargo, éstas y otras
dataciones muy antiguas,
ubicadas en la primera
mitad del primer milenio
antes de la Era cristiana,
han suscitado comprensi-
bles dudas. Esto se debe a
que en los niveles datados
existen muestras muy dis-
cordantes entre que no
guardan una ordenación
lógica en su secuencia-
ción estratigráca. En fun-
ción de los datos más con-
trastados, las fechas más
Grabados líbico-beréberes que confirman la procedencia norteafricana de los
habitantes prehispánicos del archipiélago. Barranco de Balos, Gran Canaria.
Foto J. Velasco. Foto página anterior Nicolás Martín.
Jacob Morales Mateos
Amelia Rodríguez Rodríguez
Verónica Alberto Barroso
M. Carmen Machado Yanes
Constantino Criado Hernández
Semillas carbonizadas de higo con una antigüedad superior
a 600 años procedentes del yacimiento arqueológico de
lomo Los Melones, Gran Canaria. Foto J. Morales.
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antiguas de cada isla se sitúan
en torno a:
Tenerife proporciona da-
taciones fiables en torno a los
siglos IV y II a.C.4.
Lanzarote aporta una fe-
cha de 70 d.C. en el único yaci-
miento datado, El Bebedero5.
En Gran Canaria existe
una única datación del primer
milenio antes de la Era (s. V
a.C.) realizada en la necrópo-
lis de Arteara6. Las siguientes
dataciones más antiguas se si-
túan en torno a los siglos II y
III d.C. 7.
En La Palma nos encon-
tramos con nuevos problemas
cronológicos, ya que el yaci-
miento más antiguo, El Ten-
dal, presenta fechas distintas
según el método de datación.
Así, mientras los análisis de
carbono 14 sitúan el primer
uso de la cueva en torno a los
siglos III-V d.C., los resultados obte-
nidos por la técnica de termoluminis-
cencia atrasan este momento hasta el
siglo IV a.C.8.
En Fuerteventura, el único yaci-
miento datado, el de Villaverde, ha pro-
porcionado unas fechas que se sitúan en
torno a los siglos III y IV d.C.9.
El Hierro presenta asimismo unas
primeras dataciones realizadas en la ne-
crópolis de La Lajura circunscritas alre-
dedor de los siglos II y V d.C.10.
En La Gomera las dataciones más
antiguas, aún no calibradas, hay que
situarlas en torno a los siglos V y VI
d.C.11.
Según estudios sobre la economía
y la paleodieta realizados sobre una
larga serie de evidencias arqueológicas
del archipiélago, las sociedades prehis-
pánicas basaron su economía en la agri-
cultura y en la ganadería12 13
14 15 16. Para ello, los primeros
colonos trajeron consigo las
plantas y animales domésticos
necesarios para estas prácticas.
Entre los cultivos implantados
debemos destacar la cebada
vestida Hordeum vulgare, el
trigo duro Triticum durum,
las habas Vicia faba, las lente-
jas Lens culinaris, las arvejas
Pisum sativum y los higos Fi-
cus carica. En lo que respecta
a los animales, los primeros
aborígenes se hicieron acom-
pañar de cabras Capra hircus,
ovejas Ovis aries, cerdos Sus
domesticus, perros Canis fa-
miliaris y gatos Felis catus.
Sin embargo, no todas las es-
pecies de plantas y animales
fueron introducidas en todas
las islas. En la mayor parte del
archipiélago la ganadería fue
la principal actividad econó-
mica, salvo en Gran Canaria, donde se
ha constatado la existencia de una com-
pleja economía agrícola que sustentaba
a toda la población 17 18.
Estas actividades productivas se
complementaban con la pesca, el ma-
risqueo, la caza y la recolección vege-
tal, que además de alimento propor-
cionaban materias primas para realizar
herramientas y recursos para otras acti-
vidades humanas. Al ser un archipiéla-
go volcánico, no existen aoramientos
de minerales metalíferos que pudieran
explotar con su tecnología los habitan-
tes prehispánicos y las herramientas
debieron ser realizadas sobre soporte lí-
tico, básicamente basaltos y obsidianas.
Este hecho limitó considerablemente el
impacto que pudieran realizar los abo-
rígenes sobre su entorno. Sin embargo,
los aproximadamente dos mil años de
práctica de la agricultura y la ganadería,
junto a otras actividades como la caza y
la recolección vegetal, así como el efec-
to de las especies invasoras (sobre todo
gatos, perros y cabras) debieron produ-
cir una transformación considerable del
medio ambiente insular.
La transformación del medio
ambiente en las islas Canarias
Durante la ocupación prehispánica del
archipiélago se produjeron distintos
cambios en la ora y la fauna: se in-
trodujeron plantas y animales, muchas
especies nativas vieron reducido su
hábitat y su frecuencia o cambiaron su
localización. En el presente trabajo sólo
pretendemos exponer los datos más
ilustrativos referidos a la deforestación,
la degradación del suelo y la extinción
de animales. Debido a la especicidad
de cada isla, hemos optado por mostrar
separadamente los resultados obtenidos
en cada una de ellas. En un ejemplar an-
terior de esta revista (El Indiferente, nº
14) se ha publicado un artículo, rmado
por Juan Carlos Rando, especíco so-
bre las extinciones animales, así que no
nos hemos extendido a este respecto en
el presente trabajo.
Lanzarote
No se han realizado muchos estudios
sobre este tema en Lanzarote y los po-
cos datos que disponemos corresponden
a episodios de erosión muy marcados
que han dejado al descubierto distintos
perles estratigrácos de la isla. La da-
tación de estos niveles los vincula al pe-
riodo de ocupación prehispánico y muy
posiblemente el proceso de erosión se
debió a los efectos del pastoreo sobre la
frágil vegetación insular19 20. Además,
hay que señalar que en esta isla se pro-
dujo durante el mismo periodo la extin-
ción de dos animales endémicos, el ra-
tón del malpaís Malpaisomys insularis
y la pardela del malpaís Pufnus olsoni.
Es posible que el primero de ellos fuera
desplazado por la introducción del ratón
doméstico Mus domesticus que, según
hallazgos recuperados en otras islas,
acompañó a los primeros colonos norte-
africanos, mientras que la pardela pudo
desaparecer a consecuencia de ser objeto
de caza, ya que sus huesos aparecen en
algunos yacimientos arqueológicos21.
Fuerteventura
Esta isla no presenta en la actualidad
ninguna masa boscosa apreciable; sin
embargo, es muy posible que antes de
la llegada del primer ser humano esta si-
tuación fuera diferente. Entre los restos
arqueológicos recuperados en la cueva
de Villaverde se identicaron una serie
de carbones que habían sido utilizados
por los habitantes de este lugar para en-
cender fuego. Sorprendentemente, en
niveles datados por carbono 14 entre
los siglos IV y VII después de Cristo
se hallaron carbones pertenecientes a
especies arbóreas que en la actualidad
Perfil estratigráfico mostrando los episodios erosivos
sufridos durante los últimos dos mil años. Femés,
Lanzarote. Foto C. Criado.
Las sociedades prehispánicas basaron su economía
en la agricultura y en la ganadería. Los primeros
colonos trajeron consigo las plantas (cebada vestida,
trigo duro, habas, lentejas, arvejas e higos)
y animales (cabras, ovejas, cerdos, perros y gatos)
necesarios para estas prácticas.
La existencia de numerosas infraestructuras para conservar la cosecha ratifica
la importancia de la agricultura durante la prehistoria de Gran Canaria. Granero
colectivo de Valerón. Foto J. Morales.
Detalle de malva
Malva parviflora
, la mala hierba más común durante la
ocupación prehispánica de Gran Canaria. Foto J. Morales.
Comparación entre el húmero del lagarto gigante
Gallotia goliath
(dcha.),
hoy extinto, y el del lagarto tizón de Tenerife
G. galloti.
Comparación entre la mandíbula de la rata de campo
Rattus rattus
(dcha.) y
la de la rata gigante de Tenerife
Canariomys bravoi
, hoy extinta.
Foto V. Alberto.
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77
no se encuentran en la isla, como son
el viñátigo Persea indica y el madroño
Arbutus canariensis, y de otros taxones
relícticos como el laurel Laurus azorica
o el palo blanco Picconia excelsa. To-
das estas especies requieren elevados
niveles de humedad y se desarrollan
fundamentalmente en el monteverde
de las islas más montañosas del archi-
piélago. En niveles posteriores, datados
entre los siglos IX y XV de nuestra Era,
los carbones de las anteriores especies
arbóreas desaparecen completamente y
sólo se documentan restos de arbustos y
otras plantas más adaptadas a la falta de
humedad y a la elevada insolación. Este
cambio ha sido interpretado como el
resultado de una intensa deforestación
efectuada por los aborígenes con el ob-
jeto de proveerse de leña, crear zonas de
pasto y realizar otros aprovechamientos.
Igualmente, la introducción del ratón
doméstico pudo ser una de las causas
de la desaparición de las especies arbó-
reas, ya que este roedor puede comer las
semillas de los árboles, dicultando su
germinación22.
En lo que respecta a las extinciones
animales, en Fuerteventura se ha detec-
tado asimismo el mayor número de ca-
sos, que afectaron al ratón del malpaís,
la pardela del malpaís y la codorniz
canaria Coturnix gomerae23 24. La recu-
peración de huesos de las dos últimas
especies en yacimientos prehispánicos
está indicando que la caza por los seres
humanos pudo ser responsable en parte
de su extinción. Una situación similar
ocurrió con la foca monje Monachus
monachus que también fue cazada por
los aborígenes, si bien a la llegada de los
primeros europeos aún quedaban ejem-
plares en la isla de Lobos25.
Gran Canaria
En esta isla se ha constatado una mayor
complejidad en la explotación del terri-
torio que en el resto del archipiélago, lo
cual se maniesta en los resultados al-
canzados en diversos trabajos.
En relación con la deforestación, es-
tudios de las maderas utilizadas como
combustible demuestran la existencia
de formaciones boscosas más amplias
que en la actualidad. En el yacimiento
de Hogarzales, un complejo minero de
explotación de la obsidiana situado en
el suroeste de Gran Canaria, se ha docu-
mentado en niveles del siglo XI d.C. la
presencia de árboles como madroños y
acebiños Ilex canariensis, especies au-
sentes de la zona y que en la actualidad
sólo se encuentran en el monteverde26.
En el yacimiento de playa de El Burre-
ro, situado en el litoral oriental de la isla,
se aprecia un patrón similar. En niveles
datados entre los años 340-650 d.C. y el
intervalo entre 980-1050 d.C. y 1100-
1140 d.C., los estudios han mostrado la
existencia de maderas pertenecientes a
especies hoy muy raras o
desaparecidas en esta isla,
como el sanguino Rham-
nus glandulosa, el follao
Viburnum rigidum o el
palo blanco27.
Además de las forma-
ciones vegetales nativas,
presentes con anterioridad
a la llegada del ser huma-
no, se ha podido constatar
arqueológicamente la exis-
tencia de una ora pratense
y ruderal que se desarrolla
con preferencia en tierras
roturadas o degradadas,
donde ha sido modicada
la cubierta vegetal origi-
nal. Algunas de estas plan-
tas, comúnmente conoci-
das como malas hierbas,
pudieron ser introducidas
involuntariamente por la
población prehispánica
desde el norte de África.
Entre las malas hierbas
más abundantes que se
han documentado, desde
niveles fechados entre los
siglos IV y VI d.C. en ade-
lante, hay que destacar la
malva Malva parviora,
el bledo Amaranthus sp.,
la hierbamora Solanum
nigrum o el cenizo Che-
nopodium murale. Se trata
de plantas ruderales que
pudieron crecer con pre-
ferencia en explotaciones
agrícolas de carácter intensivo y sobre
terrenos sometidos a una intensa rotura-
ción, como caminos, vertederos, alrede-
dores de las viviendas, etc. 28.
Otra de las consecuencias de la mo-
dicación del suelo efectuada por el
ser humano es la erosión acelerada. En
Cendro, un asentamiento conformado
por cuevas y estructuras de piedra seca
situado en el casco urbano de Telde, se
ha constatado la existencia de un impor-
tante episodio de erosión. La presencia
de fragmentos de cerámica prehispáni-
ca indica que este hecho debió ser pro-
vocado por la población aborigen, que
alteró el entorno como consecuencia
del pastoreo y una explotación agrícola
intensiva29.
Al igual que en el resto del archipié-
lago, en Gran Canaria se consumieron
los lagartos Gallotia stehlini, si bien
aquí no llegaron a extinguirse30. Sin em-
bargo, sí se ha constatado la extinción
de la rata gigante de Gran Canaria Ca-
nariomys tamarani, aunque se descono-
ce si los aborígenes fueron responsables
de este hecho, ya que los únicos restos
hallados en yacimientos arqueológicos
se localizaron en niveles previos a la
ocupación humana31.
Tenerife
Los estudios antracológicos, que se
encargan de analizar las especies ar-
bóreas utilizadas en el pasado, han
mostrado en esta isla un proceso de
deforestación acaecido durante la ocu-
pación prehispánica. Esta transforma-
ción del medio boscoso se aprecia cla-
ramente en distintos yacimientos del
norte de Tenerife. Mientras que en los
yacimientos más antiguos la leña usada
procede principalmente del bosque ter-
mólo, a partir de niveles datados en el
siglo XI d.C. la madera es
originaria del monteverde.
Este cambio en el patrón
de recolección está muy
vinculado al impacto de
las actividades humanas,
que hicieron retroceder la
extensión de los bosques
termólos hasta prácti-
camente su desaparición,
debiendo explotar con
posterioridad especies del
monteverde32. Asimismo,
en un yacimiento situado
en las Cañadas del Teide se
documentó, en niveles da-
tados en el siglo XIII d.C.,
la presencia de abundantes
carbones pertenecientes a
pino canario Pinus cana-
riensis y cedro Juniperus
cedrus. Sin embargo, en
los estratos datados en el
siglo XV d.C. los carbo-
nes identicados proceden
en su mayoría de especies
arbustivas como la retama
de cumbre Spartocytisus
supranubius o el escobón
Chamaecytisus proliferus,
que sustituyeron a las ar-
bóreas, probablemente ta-
ladas por los guanches33.
Además de los cambios
en la vegetación leñosa,
también se han documen-
tado algunas extinciones
animales. Por su relación
con los primeros habitantes
debemos señalar los casos del lagarto
gigante G. goliath y la rata gigante de
Tenerife C. bravoi. En lo que respec-
ta al lagarto, mediante las marcas que
aparecen en sus huesos, procedentes de
distintos yacimientos arqueológicos, in-
ferimos que fueron consumidos por los
isleños, si bien la frecuencia de estos
hallazgos va disminuyendo conforme
avanza el poblamiento prehispánico. La
existencia de documentación que cita su
presencia en el siglo XV d.C. indica que
Cueva de El Tendal, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de La
Palma. Foto J. Morales.
Ejemplar de pino canario, árbol que fue intensamente empleado por los
habitantes prehispánicos del archipiélago. Foto J. Morales.
Al igual que en el resto
del archipiélago,
en Gran Canaria se
consumieron los lagartos
Gallotia stehlini
, si
bien aquí no llegaron a
extinguirse. Sin embargo,
sí se ha constatado la
extinción de la rata
gigante de Gran Canaria
Canariomys tamarani
,
aunque se desconoce si
los aborígenes fueron
responsables de este hecho,
ya que los únicos restos
hallados en yacimientos
arqueológicos se localizaron
en niveles previos a la
ocupación humana.
78
79
su extinción pudo acaecer justamente en
los años posteriores a la conquista cas-
tellana34. La rata gigante fue asimismo
consumida por los guanches, como de-
muestran numerosos hallazgos arqueo-
lógicos, aunque conocemos muy poco
la afección que sobre ella representó la
presencia humana en la isla, o en algu-
nos ámbitos de ésta. De hecho, aunque
los hallazgos más recientes se sitúan en-
tre los siglos XII y XIII d.C., momento
que coincide con un retroceso del bos-
que termólo (Fig. 1), no existen su-
cientes elementos de juicio para armar
que su desaparición se produjo en época
aborigen 35 36.
La Palma
Los análisis antracológicos realizados
en esta isla muestran, al igual que en
el resto del archipiélago, un incipiente
proceso de transformación del entor-
no vegetal. Entre los escasos estudios
realizados debemos señalar los hallaz-
gos efectuados en el yacimiento de El
Tendal, en el municipio de San Andrés
y Sauces. En niveles datados en el si-
glo IV d.C. se recuperaron numerosos
carbones pertenecientes a especies de
transición al monteverde, como el ace-
biño o la faya Myrica faya, mientras
que en estratos posteriores, fechados a
partir del siglo VIII d.C., los carbones
más abundantes corresponden a árboles
propios del monteverde, como el laurel
y el viñátigo. El cambio en la pauta de
recogida de leña ha sido interpretado,
tras sopesar otras posibles causas, como
una consecuencia de la deforestación
del entorno y la realización de despla-
zamientos cada vez mayores para hacer
acopio de leña37.
Además, en este mismo yacimiento
se ha documentado la presencia de un
registro muy amplio de malas hierbas,
cuyas semillas se han recuperado en ni-
veles datados entre los siglos IV y VIII
d.C. Entre las especies más corrientes
podemos citar el trébol Trifolium/Me-
dicago spp., el bledo, la hierbamora o
el abrepuño Emex spinosa, plantas que
se desarrollan con preferencia en suelos
transformados como los campos de cul-
tivos, caminos o entorno de las vivien-
das38. Asimismo, el hallazgo de restos
de lagarto gigante y de codorniz canaria
en algunos yacimientos arqueológicos
de esta isla sugiere que los habitantes
prehispánicos pudieron ser parcialmen-
te responsables de la extinción de am-
bos animales17.
La Gomera y El Hierro
No son muy abundantes los estudios
realizados en ambas islas y contamos
con escasas evidencias del impacto hu-
mano en el medio ambiente.
En la isla de La Gomera, recupera-
ciones inéditas en los yacimientos de
lomo de Piquillo y el alto de Garajonay
documentan la existencia de pinos ca-
narios, a pesar de que en la actualidad
los ejemplares naturales son muy esca-
sos y se localizan en aoramientos ro-
cosos inaccesibles. Los restos de lomo
de Piquillo y de alto de Garajonay es-
tán indicando por tanto que los pinares
fueron probablemente más extensos
durante el pasado. Su uso como com-
bustible pudo ser responsable en gran
parte de su casi extinción, aunque tam-
poco se puede descartar que los restos
identicados llegaran a la isla gracias a
las corrientes marinas o fueran traspor-
tados desde otra isla por estos habitan-
tes prehispánicos39 40.
En la isla de El Hierro, en lo referi-
do a la deforestación, los estudios son
igualmente escasos y sólo cabe resaltar
los análisis antracológicos realizados
Figura 2. Evolución de las formaciones leñosas existentes en el entorno de los yacimientos de Villaverde (Fuerteventura), entre 1730+/- 50 BP a 880+/-30 BP.; El Tendal (La
Palma) 2200+/-90 BP. a 960 +/-160 BP; y el complejo arqueológico de Don Gaspar (Tenerife) 540-630 d.C. a 770-1040 d.C.; según el análisis de los carbones (elaboración M. C.
Machado).
en el yacimiento de Guinea y Juaclos.
En este enclave situado en la costa nor-
te los resultados muestran una explota-
ción muy intensa del pino canario, que
en la actualidad está ausente de esta
vertiente de la isla41. Además, se ha do-
cumentado en yacimientos arqueológi-
cos los huesos de la codorniz canaria,
extinta en la actualidad, y del lagarto
gigante de El Hierro G. simonyi42,43,
especie de la que se han reintroduci-
do ejemplares de cría en cautividad en
distintos enclaves (La Dehesa, El Julan
y el roque Chico de Salmor), y cuya
única población natural aún subsiste en
la fuga de Gorreta.
Conclusiones
A pesar de que el archipiélago canario
ha sido descrito desde la primera expe-
dición europea como un paraíso en la
tierra, lo cierto es que sin la práctica de
la agricultura y la ganadería sería muy
difícil la supervivencia de una sociedad
estable. No existen muchas plantas na-
tivas comestibles, a pesar de la riqueza
de la ora, y los únicos animales no ma-
rinos de cierta relevancia eran las ratas
gigantes (sólo en Gran Canaria y Tene-
rife), los lagartos y las aves.
Los primeros colonos de las islas de-
bieron traer consigo un conjunto de plan-
tas y animales domesticados para hacer
posible su instalación permanente. Ellos
practicaron la agricultura y la ganadería,
creando campos de cultivos y zonas de
pasto mediante la roturación de terrenos
totalmente vírgenes. Como resultado de
esta actividad se desarrolló un entorno
más productivo, capaz de sostener la
existencia de densas poblaciones huma-
nas. No obstante, este cambio beneció
a las comunidades humanas a costa de
la desaparición de ecosistemas nativos.
Consecuencia de esta alteración es la
presencia de malas hierbas, que ocupan
los suelos arrebatados a la ora endémi-
ca. Y por otro lado, el desplazamiento de
las comunidades animales que reducen
su población, llegando en algunos casos
a extinguirse, debido a la desaparición
de sus nichos ecológicos, la caza por
parte de los aborígenes y la introducción
de depredadores foráneos.
Los primeros canarios centraron su
actividad productiva en nichos ecológi-
cos antropizados, especícamente crea-
dos por su actividad, como los campos
de cultivo y los pastizales. Parte de la
biota existente en estos espacios huma-
nizados estuvo compuesta por un grupo
de plantas y animales que acompañaron
a las primeras colonizaciones desde el
norte de África. Animales domésticos,
plantas cultivadas, malas hierbas y pro-
bablemente ratones habitaron estos ni-
chos, y luego se extendieron progresi-
vamente en la isla a costa del retroceso
de las comunidades nativas (Fig. 2).
En lo que atañe a la biodiversidad,
una de las consecuencias generales más
apreciables de la colonización humana
de las islas oceánicas es la pérdida de
especies y comunidades originales. Sin
embargo, en comparación a los efectos
producidos por la colonización caste-
llana y la instalación de una agricultura
intensiva destinada íntegramente a la
exportación, las secuelas del pobla-
miento prehispánico fueron reducidas,
como sugiere el hecho de que la mayor
parte de extinciones animales se produ-
jeran al nal de la ocupación prehispá-
nica o ya tras la conquista castellana.
En cualquier caso, los hallazgos mos-
trados permiten armar con cierta cer-
teza que las prácticas humanas durante
la prehistoria debieron producir una
transformación considerable del medio
ambiente insular
Los restos de lomo de Piquillo y de alto de Garajonay
indican que los pinares fueron probablemente más
extensos durante el pasado. Su uso como combustible
pudo ser responsable en gran parte de su casi
extinción, aunque tampoco se puede descartar que los
restos identificados llegaran a La Gomera gracias a las
corrientes marinas o fueran trasportados desde otra
isla por estos habitantes prehispánicos.
Figura 1. El histograma muestra la relación entre la presencia de fauna nativa y la explotación del bosque en
Buenavista del Norte (Tenerife), a partir del estudio de los restos óseos y los carbones. El mayor consumo de
animales extintos se produce en el último periodo, cuando la explotación del bosque termólo sufre un retroceso
(elaboración M. C. Machado).
80
81
Amazighes: Comúnmente conocidos como be-
réberes, amazighes es el nombre que reciben las
poblaciones nativas del norte de África y amazigh
el lenguaje que ellos hablan.
Documentos etnohistóricos: Lo que se
conoce como documentos etnohistóricos abarca
un amplio corpus de relatos producto de la inte-
racción entre las sociedades nativas de las islas y
los primeros colonos y viajeros europeos; proceso
que fue narrado por estos últimos. Los relatos, en
su mayor par te crónicas historiográficas, descrip-
ciones de viajes u obras líricas, dan cuenta a través
de menciones, más o menos directas, de aspectos
relativos a los pobladores nativos y sus costum-
bres. Entre las aportaciones más interesantes hay
que destacar el primer relato conocido, el de Boc-
cacio “De Canarias y de las otras islas nuevamente
halladas en el océano allende España” (1341),
la obra de los religiosos Bontier y Le Verrier “Le
Canarien: crónicas francesas de la conquista de
Canarias” (1402), el libro del Padre Espinosa “His-
toria de nuestra Señora de Candelaria” (1594) y la
conocida “Historia de la conquista de las siete islas
de Canaria” (1602) de Abreu Galindo.
Paleodieta: Término relativo a los hábitos ali-
menticios de los seres humanos durante el pasado.
Carbono 14: El carbono 14 es una partícula
presente en todos los seres vivos que se descom-
pone a un ritmo constante desde el momento en
que muere el organismo. Esta propiedad ha sido
utilizada para conocer la edad de especímenes
orgánicos con una antigüedad no superior a los
60.000 años. Es lo que se conoce por edad radio-
carbónica y se expresa en años BP (B efore Pre-
sent). Esta escala equivale a los años transcurridos
desde la muerte del ejemplar hasta el año 1950
de nuestro calendario. Se elige esta fecha por con-
venio y porque en la segunda mitad del siglo XX
los ensayos nucleares provocaron severas anoma-
lías en las curvas de concentración relativa de los
isótopos radiactivos en la atmósfera. Sin embargo,
gracias a la ayuda proporcionada por otros medios
de datación se consigue corregir las estimaciones
y obtener fechas calibradas que pueden ser inte-
gradas en nuestro calendario y que en la presente
publicación expresamos como a.C. (antes de Cris-
to) y d.C. (después de Cristo).
Relícticos: Plantas nativas ex tendidas en el pa-
sado, con escasa o muy localizada representación
en la flora actual.
Termoluminiscencia: Se trata de la emisión
de una energía previamente absorbida como re -
sultado de un estímulo térmico. Esta propiedad
física, presente en muchos minerales, es utilizada
como técnica de datación.
Estudios antracológicos: Disciplina asociada
a la Botánica y la Arqueología, dedicada al estudio
de los carbones prehistóricos y la relación entre las
poblaciones humanas y el medio vegetal.
GLOSARIO
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Jacob Morales Mateos es doctor en Historia por la Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria. Su línea de investigación se centra en el
estudio de restos carpológicos (semillas y frutos) procedentes de ya-
cimientos arqueológicos, así como en la recuperación de información
etnobotánica referida a las plantas canarias. Su campo de trabajo se
extiende a la totalidad del archipiélago, donde se ha interesado por la
explotación de los recursos vegetales y el impacto de las actividades
humanas en el medio ambiente durante la prehistoria. Parte de sus
investigaciones han sido publicadas en revistas nacionales e interna-
cionales. En la actualidad realiza su labor en la Universidad de Las
Palmas y en el Parque Arqueológico Cueva Pintada.
e-mail: jacobmor@terra.es
Amelia Rodríguez Rodríguez es doctora en Historia y profesora titular
de Prehistoria del Departamento de Ciencias Históricas de la Univer-
sidad de Las Palmas. Sus principales líneas de investigación en Ca-
narias se orientan al estudio de la cultura material de los aborígenes,
para lo que, además del estudio de los repertorios arqueológicos, ha
recurrido también a la Etnoarqueología. En esos trabajos se interesa
especialmente por la evolución diacrónica de las manifestaciones ma-
teriales del conjunto de actividades desarrolladas por los habitantes
preeuropeos del archipiélago. Sus trabajos se han publicado en diver-
sas revistas y monografías.
e-mail: arodriguez@dch.ulpc.es
Verónica Alberto Barroso es licenciada en Geografía e Historia por la
Universidad de La Laguna y acumula una amplia y diversificada expe-
riencia en trabajos arqueológicos en todas las islas del archipiélago,
así como en la península Ibérica. Buena parte de su trayectoria investi-
gadora ha estado vertebrada por los estudios zooarqueológicos, lo que
se ha materializado en diversas publicaciones en revistas especiali-
zadas de ámbito local, estatal e internacional, así como en trabajos
monográficos. Actualmente realiza su trabajo en distintos proyectos de
investigación, tanto en el ámbito público como en el privado.
e-mail: veroalberto@terra.es
M. Carmen Machado Yanes es doctora en Geografía e Historia; espe-
cialista en Antracología y miembro externo del equipo de investigación
“Arqueología del territorio” de la Universidad de La Laguna. Ha publi-
cado numerosos artículos en revistas científicas y divulgativas sobre
los caracteres anatómicos de las maderas canarias y las relaciones
entre los habitantes prehispánicos y el medio vegetal. Su tesis docto-
ral “Primeros estudios antracológicos en el Archipiélago canario. Las
comarcas de Icode y Daute” se centra en el estudio de los carbones
arqueológicos. Actualmente, como especialista independiente, cola-
bora en distintos proyectos de investigación dirigidos por miembros de
las universidades de La Laguna, de Las Palmas de Gran Canaria y de
Alicante; y realiza estudios en calidad de experta independiente.
e-mail: camaya@neuf.fr
Constantino Criado Hernández es doctor en Geografía por la Universi-
dad de La Laguna. Profesor titular en el Departamento de Geografía de
la Universidad de La Laguna, sus principales campos de investigación
son la Geomorfología de regiones áridas y la Geoarqueología. Ha pu-
blicado dos libros así como numerosos artículos, varios de ellos en
revistas internacionales. Igualmente ha participado en congresos na-
cionales e internacionales, así como en dos campañas del Programa
Nacional Antártico.
e-mail: ccriado@ull.es
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... Human consumption of G. goliath is also documented at Cueva de La Arena, Tenerife (120 to 405 cal CE, 95% HPD), Roque de Los Guerra (La Palma), and Guinea, El Hierro (590 to 825 cal CE, 95% HPD) (86) (SI Appendix, Table S1 and Dataset S1). Intriguingly, these species only disappeared from the islands' archaeological record long after the Berber settlement, in the early 2nd millennium CE (7,86). Other species, including the giant rat of Gran Canaria (Canariomys tamarani), the eastern islands' lava mouse (Malpaisomys insularis), and bird species such as the lava shearwater (Puffinus olsoni) and the Canary Island quail (Coturnix gomerae), may have become extinct due to indirect human impact like habitat destruction, disease, and predation by introduced species such as dogs and cats (6). ...
... Wood charcoal analysis at Cueva de Villaverde in Fuerteventura shows the presence of now-extinct tree species in layers dating from the 3rd to 7th centuries CE, but these disappeared by the 9th century (88). Similarly, La Palma and Tenerife show a decline in local taxa and an increase in higher altitude species during the early 2nd millennium CE, indicative of deliberate deforestation for fuel and to enable agricultural and grazing practices (7). In Lanzarote, early human occupation at the El Bebedero site shows intense erosion from animal trampling, coinciding with the introduction of domesticated animals like goats and pigs (5). ...
... An equivalent hunter-gatherer endeavor may have failed since the Canary pnas.org Islands lack native edible resources such as large land mammals and starch-rich plant foods (4,6,7). In fact, the initial settlement of most African islands typically involved farming societies (3,12). ...
Article
The human colonization of the Canary Islands represents the sole known expansion of Berber communities into the Atlantic Ocean and is an example of marine dispersal carried out by an African population. While this island colonization shows similarities to the populating of other islands across the world, several questions still need to be answered before this case can be included in wider debates regarding patterns of initial colonization and human settlement, human–environment interactions, and the emergence of island identities. Specifically, the chronology of the first human settlement of the Canary Islands remains disputed due to differing estimates of the timing of its first colonization. This absence of a consensus has resulted in divergent hypotheses regarding the motivations that led early settlers to migrate to the islands, e.g., ecological or demographic. Distinct motivations would imply differences in the strategies and dynamics of colonization; thus, identifying them is crucial to understanding how these populations developed in such environments. In response, the current study assembles a comprehensive dataset of the most reliable radiocarbon dates, which were used for building Bayesian models of colonization. The findings suggest that i) the Romans most likely discovered the islands around the 1st century BCE; ii) Berber groups from western North Africa first set foot on one of the islands closest to the African mainland sometime between the 1st and 3rd centuries CE; iii) Roman and Berber societies did not live simultaneously in the Canary Islands; and iv) the Berber people rapidly spread throughout the archipelago.
... The Canary Islands saw the arrival of humans ca. 2,000 years ago and were settled by people who developed their ways of life there based on crops and domesticated animals brought from the mainland of Africa, as well as using the resources of the islands, including endemic and native plants and animals (Morales et al. 2009;de Nascimento et al. 2020). There are many unanswered questions regarding how the indigenous inhabitants and then the European colonisers shaped the landscapes of these islands. ...
... Upon the first colonization of the Canary Islands, humans introduced a series of domestic plants and animals, elements of a transported landscape directly brought from northwest Africa. Ethnohistorical and archaeological sources have confirmed the introduction of Capra aegagrus hircus (feral goats), Ovis orientalis aries (sheep), Sus scrofa domestica (pigs) and Canis familiaris (dogs), as well as cereals such as Hordeum vulgare (barley) and Triticum durum (hard wheat), legumes such as Lens culinaris (lentil), Vicia faba (faba bean) and Pisum sativum (pea), together with fruit trees such as Ficus carica (fig) (Machado Yanes 2007; Morales et al. 2009). While the herding of livestock has been proven to be a major subsistence activity among the indigenous populations, evidence of agriculture has also been found on all the islands (Morales and Gil 2014b; Hagenblad and Morales 2020; Morales et al. 2023). ...
... 3c, f, 5u). F. carica was not part of the original flora of the Canary Islands, but was introduced by indigenous people into Gran Canaria and Tenerife (Morales 2003;Morales et al. 2009). Figs played an important role in the diet of the first inhabitants of Gran Canaria, suggesting their role as a staple food, a resource eaten on a regular basis and perceived as an essential part of the food of a group (Morales and Gil 2014a). ...
Article
Full-text available
The Canary Islands were the first part of the Macaronesian archipelago to have been settled by humans. The various ways in which the indigenous inhabitants and later European colonisers interacted with the native and endemic flora is a central topic for archaeologists, geographers and ecologists. Floristic changes can be studied from phytoliths which are plant microfossils with a high potential for preservation in sediment deposits and they can help reconstruct past ways of life and vegetation changes through time. However, there is no comprehensive and systematic study and reference collection of phytoliths produced by the flora of the Canary Islands, so far. To make a start with a first phytolith reference collection of a selection of plants relevant for the study of past socio-ecological interactions there, we processed over a hundred modern plant specimens collected on the islands of Tenerife, Gran Canaria and La Palma to obtain the phytoliths from them, using the dry-ashing method. We then described the phytolith morphologies, and counted the numbers of morphotypes for each species. We have categorised taxa according to their phytolith concentration and production of morphotypes with diagnostic potential. Our results suggest that among the selected taxa, species within the Arecaceae, Boraginaceae, Cyperaceae, Poaceae and Urticaceae families are the main native producers of phytoliths in the archipelago. We also identified phytoliths with diagnostic potential in particular species within the Asteraceae, Brassicaceae, Cistaceae, Euphorbiaceae, Lamiaceae, Lauraceae, Ranunculaceae and Rubiaceae. We discuss how phytolith assemblages can be interpreted in archaeological sites and sediment records. Our growing reference collection is a significant step towards the application of phytolith analysis to disentangle the long-term climatic and human-driven transformation of this biodiversity hotspot, as well as the cultural use of plant resources.
... More specifically, a significant proportion of archaeological resources has been devoted to debating when and by whom the islands were first settled, often using arguments heavily conditioned by, or reliant on, interpretations of Classical Greek and Latin authors and sometimes to the detriment of advancing broader understandings of their inhabitants' history (Owens 2005; and see further below). As a result, only rarely (e.g., Morales et al. 2009;Nogué et al. 2017) have the islands figured in broader conversations within island archaeology. Syntheses of their archaeological record are also few (see del Arco Aguilar et al. 1992; Farrujia de la Rosa 2015; Navarro Mederos 1997; andwith a focus on heritage management and the history of archaeological enquiry-Farrujia de la Rosa 2014). ...
... Lacking evidence of human consumption, other taxa may have disappeared because of predation by the domestic and commensal animals that people introduced. Dogs are known to have been present on all the islands except possibly El Hierro, with cats on La Palma and Tenerife as well (Morales et al. 2009), while house mice were everywhere, save on El Hierro, La Gomera, and Gran Canaria before contact with medieval Europe got underway (Rando et al. 2014b). All three species are well known as predators of rodents and birds on oceanic islands, and endemic taxa that evolved in their absence are likely to have been highly exposed to the threat they posed (de Nascimento et al. 2020, p. 11). ...
... At El Tendal Cave near the northeast coast of La Palma, where the oldest high-quality radiocarbon date-on barley-is 1660±40 BP (Beta-206154, cal. AD 258-537), people were already exhausting locally available firewood sources by the seventh century, replacing them with fuel from higher elevations that must have required greater effort to acquire (Morales et al. 2009). More compellingly, the Cueva Villaverde sequence on Fuerteventura charts the almost complete disappearance of that island's indigenous laurel (laurisilva) and dry leeward forests, including taxa such as the strawberry tree (Arbustus canariensis), vinhático (Persea indica), and Macaronesian laurel (Laurus novocanariensis [formerly L. azorica]), and their replacement by chenopod shrubs (Machado 2007). ...
Article
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Island archaeology is a well-established field within the wider discipline, but African contributions to it remain scarce. The Canary Islands are unusual in the broader African context for their relatively long history of occupation (~2000 years) and the intensity with which archaeological research has been, and is, undertaken there. Much of that research, however, has focused on specifically Canarian issues, including efforts to demonstrate connections between the islands’ initial settlement and the Classical Mediterranean world. Relatively little of it has been conducted within the broader comparative framework that an island archaeology perspective provides. Additionally, much of the Canarian literature is not directly accessible to non-Hispanophones. In response, I synthesize what is currently known about the archaeology of the Canary Islands, focusing on determining when, how, and by whom they were first settled; the impacts of human settlement on their environments; inter-island variability in precolonial subsistence, social, and political trajectories; and the record left by European contact and subsequent colonization, which began in the 14th century AD. As well as pointing to further opportunities for research within the archipelago, I simultaneously map out several areas where archaeological work there could contribute to wider debates in island archaeology as a whole.
... Small islands, with constrained physical boundaries and finite natural resources, are particularly sensitive to human exploitation. Due to the genetic constraints of their plant and animal populations, providing limited capability for short-term adaptation, small islands have been identified as places where rapid extinction events are most likely to occur following anthropogenic pressure (e.g., Morales et al. 2009). Islands are often regarded as self-contained ecosystems, but those with long-term human occupation are not wholly isolated and must be understood within a broader ecological and cultural context, which includes the maritime environment (Rainbird 2007). ...
Article
Full-text available
This paper considers the value of past and prospective applications of key environmental archaeological and earth science fields relating to the historical ecology of Mauritius and the Mascarene islands more broadly: palaeoecology, geoarchaeology, zooarchaeology and climate studies. The contribution of each subfield is outlined with the aim of demonstrating the potential value of an integrated environmental archaeological approach for developing a long-term understanding of the human ecology of Mauritius and its associated islands. The paper considers the potential and limitations of existing approaches and data, as well as future challenges. Beyond solely reconstructing the nuances of anthropogenic impact on the environment in relation to the island’s history of settlement, we argue that environmental archaeology can contribute to an understanding of “biocultural diversity” as an integral element of Mauritian heritage, bridging the divide between cultural and natural heritage.
... Over the past 60 years, the Canary archipelago has experienced a decline in agricultural activities, resulting in the emergence of tourism as the main economic activity. This shift has led to considerable urban expansion, causing severe degradation of natural ecosystems, forest cover fragmentation, increased soil erosion, soil salinization, high fire risk, and the introduction and extinction of species (Emerson, 2003;Morales et al., 2009;Rodriguez-Rodriguez et al., 1993). A high level of soil erosion in the municipality affects the quality of coastal ecosystems and the regeneration of aquifers (Ayuntamiento de las Palmas de Gran Canaria, 2012; Gobierno de Canarias, 2014). ...
... Given the tremendous biogeographic diversity that characterizes the archipelago, the first settlers were driven to develop different life strategies that resulted in different adaptive processes in terms of social complexity, subsistence practices, and demographic development, making the settlement of the Canaries an intriguing human colonization process [17][18][19][20] . In that sense, the Canary Islands can also be used as unique laboratories to study complex demographic processes from a genetic perspective, including colonization, isolation, or admixture with other populations. ...
Article
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The indigenous population of the Canary Islands, which colonized the archipelago around the 3rd century CE, provides both a window into the past of North Africa and a unique model to explore the effects of insularity. We generate genome-wide data from 40 individuals from the seven islands, dated between the 3rd–16rd centuries CE. Along with components already present in Moroccan Neolithic populations, the Canarian natives show signatures related to Bronze Age expansions in Eurasia and trans-Saharan migrations. The lack of gene flow between islands and constant or decreasing effective population sizes suggest that populations were isolated. While some island populations maintained relatively high genetic diversity, with the only detected bottleneck coinciding with the colonization time, other islands with fewer natural resources show the effects of insularity and isolation. Finally, consistent genetic differentiation between eastern and western islands points to a more complex colonization process than previously thought.
... presence of barley (Hordeum vulgare), wheat (Triticum durum), lentils (Lens culinaris), and fava beans (Vicia faba) in archaeological deposits suggests that agriculture also played a role in indigenous subsistence practices (Morales, 2003;Morales & Gil, 2014;Morales et al., 2007Morales et al., , 2009. Nevertheless, this evidence is isolated, as only a few cultivar seed remains have been found in only two archaeological sites, and highlight the prevalence of pastoral subsistence in La Palma. ...
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The indigenous populations of La Palma (Canary Islands), who arrived on the island from Northwest Africa ca. 2000 years B.P., were predominantly pastoralists. Yet, many aspects of their subsistence economy such as the procurement, management, and use of wild plant resources remain largely unknown. To explore this, we studied the 600–1100‐year‐old archaeological site of Belmaco Cave, which comprises a stratified sedimentary deposit representative of a fumier . Here, we present a high‐resolution, multiproxy geoarchaeological study combining soil micromorphology, lipid biomarker analysis, X‐ray diffraction, μ‐X‐ray diffraction, μ‐X‐ray fluorescence, Fourier transform infrared spectroscopy, and μ‐Fourier transform infrared spectroscopy, to characterize formation processes and explore plant sources. Recurrent goat/sheep habitation and maintenance activities are represented by interstratified layers of unburned dung, charcoal‐rich sediment, and dung ash. Lipid biomarker data show a herd diet mainly composed of herbaceous plants, which is key to understanding the mobility of indigenous shepherds. Our results also revealed an unusual suite of authigenic minerals including hazenite, aragonite, and sylvite, possibly formed through diagenetic processes involving interaction between ash, dung, urine, volcanogenic components, and bacterial activity, coupled with arid and alkaline conditions. Our study shows the potential of a multiproxy approach to a fumier deposit in a volcanogenic sedimentary context.
... Aunque los estudios sobre el impacto que la gestión indígena tuvo sobre los paisajes de diversos territorios colonizados han proliferado en las últimas décadas (p. ej., De Nascimento et al. 2020, Morales et al. 2009, Watling et al. 2017, las implicaciones que ello tiene para la comprensión del colonialismo de población y de la lógica de eliminación aún no han sido plenamente valoradas. ...
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Archaeologists in the Canary Islands have gathered substantial quantitative data from radiocarbon measurements and aDNA analyses. While undeniably helpful and necessary for apprehending past human activity, their interpretation, based on theories underpinning models developed for island chains, has lagged, leaving a gap in our understanding of processes of occupation and social network systems. The decontextualized nature of the archaeological landscape of the Canaries and a lack of consensus about proper radiocarbon methodologies are some of the factors contributing to heated scholarly debate. Here, for the Canary Islands, the author reviews the current literature on aDNA and discusses settlement theories, the chronological evidence used for occupation models, and how such perspectives align with current thinking on island colonization.
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The Canary Islands were settled ca. 1,800 years ago by Amazigh/Berber farming populations originating in North Africa. This historical event represents the last and westernmost expansion of the Mediterranean farming package in Antiquity, and investigating it yields information about crop dispersal along the periphery of the Mediterranean world around the turn of the first millennium ce. The current study focuses on archaeobotanical evidence recorded in a series of pre-Hispanic/Amazigh sites of the Canary Islands (ca. 2nd–15th centuries ce). It offers new, unpublished archaeobotanical findings and direct radiocarbon datings of plant remains from the different islands. The general goal is to gain a better grasp of how the first settlers of the Canary Islands adapted their farming activities to the different natural conditions of each island. The results suggest a shared crop ‘package’ throughout the islands since at least the 3rd–5th centuries ce. This set of plants was likely introduced from north-western Africa and consists of Hordeum vulgare (hulled barley), Triticum durum (durum wheat), Lens culinaris (lentil), Vicia faba (broad bean), Pisum sativum (pea), and Ficus carica (fig). The crop ‘package’ probably arrived in a single episode during the initial colonisation and was not followed by any other plants. Subsequent to the initial settling and until the arrival of the European seafarers, the islands remained isolated from each other and from the outside world, a condition that over time led to a decline in crop diversity in all of the islands except Gran Canaria.
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The last three millenia have brought major transformations in the Canarian landscape. Some of these changes were due to such strictly natural phenomena as lava and pyroclastic emissions and, furthermore, anthropic causes linked to farming and cattle raising developed during human colonization. In this latter area, with regards to Era change we note a considerable degradation on the island of Lanzarote. This degradation is associated with economic intensification based on cattle raising activities, part of a broader process of economic regeneration localized in the north west coast of Africa. This seems to be the reason why a fired population was established on that island several centuries after this had taken place in other islands of the Canarian Archipelago.
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The island of Lanzarote can be considered as an arid environment (UNESCO IA= 0.14), so the impacts produced by its early inhabitants triggered significant soil erosion. The sedimentological study of layers taken from the El Bebedero archaeological site gives enough evidence for this theory. The application of different techniques, including grain–size analysis, chemical features, geochemistry and 14C dates provides some information allows to get some geoarchaeological conclusions. In this sense, the stratigraphical cross-section shows five different layers presenting archaeological richness the number V (just the upper member), the IV and the III. The upper member of number V stratum and the number IV include some remains -pottery, glass and metals- with roman features. An increase of grain-size mean along with more carbonates, phosphoric oxide, and other data indicate significant soil degradation, produced by overgrazing of goats and sheeps (bones of theses animal are abundantly present) from the 1st century B.C. to the 3rd century A.D. The strata number III was developed during a long time period, since the 3rd century A.D. to the 14th century A.D. In addition, data provided by the palaeontological studies confirm an ecological crisis produced by the introduction of domestic animals and others species –as the rats–. These data show a very important environmental degradation induced by the human activities from the 1st century B.C. to the 4th century A.D., being it more moderated since the 4th to the 14th Century A.D. The occurrence of recent alluvial infilling in some of the valleys of the island (i.e., Femés and San José Valleys) could indicate that soil erosion phase was produced all over the island. Actually, we are involved in a new research projects to get consistent evidence of this last theory.
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The archaeological studies and the first historical documents (Le Canarien) about the Pre-European culture from Lanzarote show as the livestock played an important role in the economy of the Mahos. However, recent gearcheological surveys have got new evidences about the environmental degradation in coincidence with the first human settlements on the island. An important soil erosion phase has been dated in a moment before the II century BC to XVIII AC. At moment is very difficult evaluate if this soil erosion phase has been produced by the overgrazing or if there is a convergence of overgrazing and a climatic deterioration watched in Northwest African along the first milenium BC.