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La “Gallina Ciega” (Coleoptera: Scarabaeoidea: Melolonthidae) Vista Como Un “Ingeniero del Suelo”

Authors:
  • Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, México

Abstract

Se presenta una revisión actualizada sobre el potencial de la “gallina ciega” (GC) como un insecto que puede promover la fertilidad del suelo. Históricamente la GC ha sido considerada como una plaga de importancia económica, debido a que causa daños en diversos cultivos agrícolas. Sin embargo, muchas especies también consumen restos vegetales en proceso de descomposición. De acuerdo con la literatura, la GC brinda beneficios a los suelos agrícolas al descomponer la materia orgánica y contribuir a la formación de sustancias húmicas de manera similar a como lo hacen las lombrices de tierra. Las principales actividades benéficas de las GC y por las cuales pueden ser consideradas como “ingenieros del suelo” (IS) son: (1) incremento de la porosidad, drenaje y aireación del suelo, al comportarse de manera similar a las lombrices e influir positivamente en las características físicas del mismo; (2) mejoramiento de las características químicas del suelo al inmovilizar y distribuir nutrientes, así como al mineralizar y/o humificar la materia orgánica, funcionando así como catalizadores biológicos, y (3) estimulación de las diversas actividades biológicas del suelo, incrementando la descomposición microbiológica de la materia orgánica, regulando la composición biótica y exportando algunos de los nutrientes del suelo contenidos en su fase adulta, hacia el subsistema supraedáfico. Todo ello permite ver a la GC como IS y permite replantear una nueva perspectiva sobre su actividad como plaga, lo cual puede inspirar posibles soluciones para su manejo.
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VOL. 35, NO. 3 SOUTHWESTERN ENTOMOLOGIST SEP. 2010
PERSPECTIVES
La “Gallina Ciega” (Coleoptera: Scarabaeoidea: Melolonthidae) Vista Como
Un “Ingeniero del Suelo”
Angel Alonso Romero-López1*, Miguel Angel Morón1, Agustín Aragón2, y
Francisco Javier Villalobos3
Resumen. Se presenta una revisión actualizada sobre el potencial de la “gallina
ciega” (GC) como un insecto que puede promover la fertilidad del suelo.
Históricamente la GC ha sido considerada como una plaga de importancia
económica, debido a que causa daños en diversos cultivos agrícolas. Sin
embargo, muchas especies también consumen restos vegetales en proceso de
descomposición. De acuerdo con la literatura, la GC brinda beneficios a los suelos
agrícolas al descomponer la materia orgánica y contribuir a la formación de
sustancias húmicas de manera similar a como lo hacen las lombrices de tierra. Las
principales actividades benéficas de las GC y por las cuales pueden ser
consideradas como “ingenieros del suelo” (IS) son: (1) incremento de la porosidad,
drenaje y aireación del suelo, al comportarse de manera similar a las lombrices e
influir positivamente en las características físicas del mismo; (2) mejoramiento de
las características químicas del suelo al inmovilizar y distribuir nutrientes, así como
al mineralizar y/o humificar la materia orgánica, funcionando así como catalizadores
biológicos, y (3) estimulación de las diversas actividades biológicas del suelo,
incrementando la descomposición microbiológica de la materia orgánica, regulando
la composición biótica y exportando algunos de los nutrientes del suelo contenidos
en su fase adulta, hacia el subsistema supraedáfico. Todo ello permite ver a la GC
como IS y permite replantear una nueva perspectiva sobre su actividad como
plaga, lo cual puede inspirar posibles soluciones para su manejo.
Abstract. An updated review has been made on the potential of “white grubs” as
beneficial insects for increasing soil fertility. Historically white grubs have been
considered economic pests because they cause damage in diverse agricultural
crops. However, many species of white grubs also consume plant residues in the
decaying process. According to the written literature, white grubs may promote
fertility in agricultural soils mainly through decomposition of organic matter,
rendering humic substances in a similar way as earthworms do. Main activities in
which white grubs are considered as soil engineers that may increase soil fertility
are that: 1) white grubs may act as earthworms because they may positively affect
________________________
1
Red de Biodiversidad y Sistemática, Instituto de Ecología, Xalapa, Veracruz, Apartado Postal 63,
C.P. 91000, México; *aaromelo@gmail.com, miguel.moron@inecol.edu.mx.
2
Departamento de Agroecología y Ambiente, Instituto de Ciencias Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla, 14 sur 6301, Col. San Manuel, Puebla, Puebla C.P. 72570, México;
aragon@siu.buap.mx.
3
El Colegio de la Frontera Sur Unidad San Cristóbal, Carretera Panamericana y Periférico Sur s/n,
Barrio María Auxiliadora, C.P. 29290, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México;
fvillalobos@ecosur.mx.
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soil physical functions through increasing soil pore space and improve drainage and
aeration; 2) white grubs may affect soil chemical functions either by nutrient
immobilization, nutrient distribution, mineralization and/or humification in a dynamic
way acting like biological facilitators, and 3) white grubs may stimulate soil biological
activities by increasing microbiological decomposition of organic matter and
regulating soil biotic composition and exporting aboveground soil nutrients
contained in the adult beetle. All of these activities may give us a different vision of
the problem caused by white grub when it is regarded as a soil engineer and may
inspire possible solutions for their management.
Introducción
Las “gallinas ciegas” (GC) son larvas de escarabajos del suelo incluidas en
la familia Melolonthidae (Morón et al. 1997), las cuales forman parte de la
macrofauna edáfica y comúnmente se les asocia con la agricultura por sus efectos
negativos en cultivos de importancia económica (Morón 2003, Pérez-Agis et al.
2008). Gran parte de los estudios se han enfocado en atender los efectos nocivos
que provocan las especies rizófagas de GC a nivel agrícola. Sin embargo, la
información sobre los beneficios que la GC puede ofrecer al suelo es relativamente
escasa y aislada (Morón 1983a, 2001; Villalobos 1994; Brown et al. 2003; Oliveira
et al. 2003). Por ello, el objetivo de este trabajo es actualizar la información sobre
el tema y analizar las perspectivas para una mayor difusión del potencial benéfico
de este insecto.
Diversidad y Función de la Fauna del Suelo. La fauna edáfica está
constituida por organismos que pasan toda o una parte de su ciclo de vida sobre la
superficie inmediata del suelo o dentro de él, incluyendo desde animales
microscópicos hasta vertebrados de talla mediana (Lavelle et al. 1992). De
acuerdo con el tamaño del adulto (diámetro) y tipo de respiración, los animales
pueden subdividirse en tres categorías: (1) microfauna, constituida por animales
acuáticos que viven en el agua que está entre las partículas del suelo y miden entre
0.10 y 0.60 mm (protozoarios, rotíferos y nemátodos); (2) mesofauna, formada por
animales de respiración aérea cuyo tamaño va de 0.60 mm a 10.4 mm (algunos
microartrópodos y enquitreidos), y (3) macrofauna, animales de respiración aérea
de más de 10.4 mm que se mueven activamente a través del suelo y que pueden
elaborar galerías y cámaras en las cuales viven (lombrices, hormigas, larvas de
escarabajos y roedores) (Fragoso et al. 2001, Brechelt 2004). Por su papel directo
en la fertilidad de un suelo, también vale la pena mencionar a la microflora como un
importante grupo de la biota edáfica dentro de la cual destacan las bacterias y los
hongos ascomicetos (Stevenson 1982). Las interacciones entre la microflora y la
fauna edáfica son fundamentales para los procesos de reciclaje de nutrientes
(Lavelle et al. 1997). De acuerdo a su comportamiento dentro del suelo, la
macrofauna puede ser: (1) epígea (macroartrópodos detritívoros, lombrices
pigmentadas y escarabajos, los cuales promueven la descomposición de la
hojarasca ubicada en la superficie del suelo); (2) endógea (lombrices endógeas o
geófagas, termitas y algunas larvas de escarabajos, los cuales se alimentan de
materia orgánica o de raíces en el interior del suelo; y (3) anécica (lombrices,
termitas, y hormigas, las cuales reubican la hojarasca de las capas superficiales
hacia el interior del suelo y cambian la dinámica de su descomposición y su
distribución espacial) (Lavelle et al. 1997, Brown et al. 2001). La macrofauna
incluye organismos de más de veinte grupos taxonómicos, que pueden ser
333
considerados como benéficos o como plagas de cultivos. Dentro de este grupo, los
escarabajos suelen ser los más diversos, aunque en abundancia predominan
generalmente las termitas y las hormigas y en biomasa las lombrices (Fragoso et
al. 2001). En una hectárea, la abundancia de toda la macrofauna puede alcanzar
varios millones de individuos y su biomasa varias toneladas (Merlim et al. 2005).
En cuanto a la diversidad, la macrofauna podría superar el millar de especies por
hectárea en ecosistemas complejos, como la selva tropical (Morón 2004).
La actividad de la macrofauna del suelo puede regular los procesos de
descomposición y esto deriva en una mayor o menor productividad del ecosistema.
Entre los organismos herbívoros que pueden disminuir esta productividad destacan
las hormigas, larvas de escarabajos, gusanos de alambre, larvas de lepidópteros, y
caracoles. Estos organismos pueden causar una reducción de la biomasa aérea o
subterránea, afectando el crecimiento y la absorción de agua y nutrientes de las
plantas (Morón 2004). La fauna que normalmente se considera como benéfica ha
sido menos estudiada. Dentro de esta se incluyen los individuos que se alimentan
de restos de materiales orgánicos, contribuyendo a incrementar su tasa de
descomposición que genera una consecuente liberación de nutrientes, lo cual es
aprovechado por las plantas (Brown et al. 2001). Otro de los resultados de la
descomposición realizada por la macrofauna es la formación de sustancias
húmicas que confieren al suelo propiedades para el crecimiento vegetal (Stevenson
1982). En este grupo “benéfico” destacan las lombrices, las termitas y las
hormigas, que son considerados como “ingenieros del ecosistema” o “ingenieros
del suelo” (IS) (sensu Jones et al. 1994, Jones et al. 1997, Jouquet et al. 2006).
Los IS se caracterizan por su habilidad para desplazarse a través del suelo y
construir estructuras órgano-minerales con propiedades físicas, químicas y
microbiológicas específicas, generalmente llamadas estructuras biogénicas
(perforaciones, galerías y depósitos de excremento). Con su actividad, influyen
sobre las propiedades del suelo al ejercer un efecto regulador sobre otros
organismos a través de la competencia por los recursos (Brown et al. 2000,
Jouquet et al. 2006).
La GC Como Integrante de la Macrofauna Edáfica. En general, los
melolóntidos presentan un ciclo biológico variable en su duración y en el tiempo
que transcurre entre una generación y otra (Ritcher 1958). De acuerdo con la
especie y el entorno ecológico, el ciclo de vida de estos insectos se compone de
una fase de huevo, tres estadios de larvas o GC, una prepupa, una fase de pupa, y
la etapa adulta. El ciclo completo puede variar de seis meses a varios años
(Ritcher 1958, Morón et al. 1997). Todas las especies de este grupo son
holometábolas y las GC permanecen en el suelo durante una buena parte de su
ciclo biológico. La morfología externa de las GC corresponde al tipo de larva
escarabeiforme, entre 3 y 90 mm de largo, con un peso fresco de 0.05 a 27 g; éstas
pueden encontrarse en densidades cercanas a los 600 individuos/m², lo cual
coincide con las abundantes muestras de melolóntidos adultos, obtenidas en
numerosas localidades representativas de diferentes ecosistemas (Morón 2001).
Como GC se desarrollan dentro del suelo o en troncos en proceso de
descomposición, alimentándose de raíces vivas y en proceso de descomposición,
tejidos xilosos, hojarasca, humus (Morón et al. 1997), composta y pilas de estiércol
(Ramírez-Salinas y Castro-Ramírez 2000), así como detritus de la hormiga Atta
mexicana (Navarrete-Heredia 2001). Incluso, se ha reportado que algunas larvas
del melolóntido Costelytra zealandica White, especie con actividad rizofágica
evidente, pueden ingerir lombrices en pastizales introducidos de Nueva Zelanda y
334
cumplir con su ciclo de vida completo por dos generaciones, en suelos
enriquecidos con estiércol ovino y desprovistos de raíces vivas (ver Villalobos
1994).
La actividad de la GC en el suelo se asocia generalmente con daños a las
raíces de diversas plantas cultivadas (Morón 2003, Castro-Ramírez et al. 2006,
Aragón et al. 2008). Algunas especies de GC se consideran como plagas agrícolas
(Aragón 2005) y pueden provocar pérdidas estimadas entre el 30 y 40% de la
producción de grano de maíz por unidad de superficie, en zonas agrícolas
mexicanas (Villalobos et al. 2003, Castro-Ramírez et al. 2006). En México, éstos y
otros daños son atribuidos principalmente a especies del género Phyllophaga. Se
estima que por lo menos veinte de ellas son las responsables de daños de
intensidad variable en cerca de dieciocho cultivos básicos, industriales o de
exportación y con frecuencia se carece de una identificación precisa de la especie
a la que pertenecen sus larvas (Morón 2003). En cambio, pocos autores han
informado parcialmente sobre algún aspecto de la importancia o utilidad de la GC
(incluso como adultos) en el suelo. Se ha propuesto su potencial como
recicladores y restauradores ecológicos (Morón 1985, Villalobos 1994), indicadores
de perturbación ambiental (Morón y Terrón 1984) o indicadores de biodiversidad
(Morón 1994). Asimismo, Núñez-Valdez et al. (2008) han intentado reconvertir su
función rizofágica en saprofágica, mediante el uso de toxinas bacterianas
estudiadas con métodos biotecnológicos. Para ampliar y profundizar sobre este
tema, se requiere comparar de manera cuantitativa el papel benéfico de las GC con
otros macroinvertebrados.
Antecedentes Sobre las Actividades de la GC que Favorecen la
Fertilidad del Suelo. Debido a su abundancia y diversidad de funciones
ecológicas (Villalobos 1994), las especies de GC saprófagas y fitófagas pueden ser
utilizadas como indicadoras de calidad ambiental (Tapia-Rojas et al. 2003). Se
sabe que las larvas de algunas especies de Phyllophaga prefieren suelos areno-
arcillosos o arcillo-arenosos, oscuros, profundos, bien drenados, con un alto
porcentaje de nitratos, ricos en materia orgánica y con un pH entre 4.23 y 7.64
(Katovich et al. 1998). Otras especies con requerimientos más flexibles parecen
tolerar un intervalo de variaciones en las características edáficas. El aumento de
insolación, el decremento de permeabilidad o el cambio de pH, asociado a la
disminución de la densidad de árboles o el aumento del predominio de especies
arbóreas, herbáceas o arbustivas pueden ser bien toleradas por algunas especies
pero no por otras (Tapia-Rojas et al. 2003). Con base en estas propiedades, las
GC podrían emplearse como bioindicadoras, aunque hace falta promover este
potencial, escasamente aplicado en México.
La GC puede consumir de 45 a 80 veces su peso en raíces o materia
orgánica para completar su desarrollo (Morón 2001). Con base en esta capacidad
de consumo, pueden llegar a evacuar proporciones importantes de heces ricas en
nutrientes, acumular y recircular parte de la materia orgánica, aumentar la
porosidad del suelo y alimentar a una amplia gama de depredadores, parásitos y
parasitoides (Villalobos 1994, Morón 2001). De acuerdo a ello y con base en las
propuestas de Morón (1983a, 2001), Villalobos (1994), y Oliveira et al. (2003), las
GC pueden ofrecer diversos beneficios ecológicos al suelo, entre los que destacan:
(1) mediante sus contracciones corporales y el accionar de sus piezas bucales,
raster y patas, que desplazan gran cantidad de suelo y abren galerías que
favorecen la circulación de aire y agua, lo que a su vez favorece la penetración de
raíces, el transporte de materiales orgánicos e inorgánicos a través de las diversas
335
capas edáficas y la mezcla del material orgánico y mineral; (2) al abrir galerías
horizontales y verticales como parte de su locomoción, así como cámaras o celdas
pupales (bioporos) que utilizan antes de su emergencia como adultos, contribuyen
en ambos casos al aumento de porosidad, aireación e infiltración del suelo; (3) al
desplazarse a través de las galerías, capturan y retienen en su cuerpo nutrientes
del suelo, con lo cual podrían prevenir la lixiviación de éstos durante la temporada
de lluvias; (4) mediante la movilización, transporte, redistribución, mineralización y
humificación de nutrientes (principalmente carbono, nitrógeno, fósforo y azufre) y
de sus excrementos enriquecidos con bacterias o productos nitrogenados de fácil
asimilación, contribuyen significativamente al ciclo de nutrientes del suelo y
promueven su fertilidad en un corto, mediano y largo plazo; y (5) al interaccionar
con las raíces, la materia orgánica del suelo, los microorganismos y otros
integrantes de la fauna edáfica, brindando el equilibrio adecuado para que las
plantas se desarrollen y puedan regenerarse en un medio fértil y nutritivo. Éstas y
otras funciones benéficas de la GC, han sido ampliadas y categorizadas como
físicas, químicas y biológicas por Villalobos (1994) y Núñez-Valdez et al. (2005).
La mayor parte de los estudios sobre el potencial benéfico de la GC, se han
enfocado en la construcción de galerías en el suelo por parte de diferentes
especies brasileñas. Se sabe que larvas de Bothynus spp. (Dynastinae) pueden
construir galerías con una profundidad entre 0.4 y 1.28 m. También se ha
encontrado que los niveles de fósforo, potasio y materia orgánica son altos en las
celdas larvales de estas especies, siendo equivalentes a los de la capa superficial
del suelo y mucho mayor a los encontrados en la capa donde se encuentran esas
cámaras (Gassen 1999). Resultados semejantes se reportan en parcelas de trigo
para larvas del dinastino Diloboderus abderus Sturm, las cuales construyen hasta
73 galerías verticales/m
2
con 1.8 cm de diámetro, detectándose niveles de potasio,
magnesio, calcio y materia orgánica en el interior de las celdas pupales,
equivalentes a los de la capa superficial (10 cm) y superiores a los de la capa entre
15 y 25 cm (Gassen y Kochhann 1993, Gassen 1999). Brown et al. (2003)
enfatizan la importancia de estas galerías para el suelo, tomando en cuenta su
número, diámetro y profundidad, con lo cual es posible estimar su volumen y
predecir las posibles implicaciones sobre las propiedades del suelo (infiltración-
porosidad) en diferentes tipos edáficos y condiciones de manejo del cultivo. Morón-
Ríos (2008) ha documentado la importancia ecológica de Xyloryctes lobicollis Bates
(Dynastinae) en el Estado de Chiapas, cuya actividad como larva contribuye a la
degradación e incorporación de la materia vegetal muerta al suelo forestal.
Asimismo, al alimentarse, los terceros estadios (L
3
) de esta especie promueven la
degradación de la hojarasca en suelos vegetales, llegando a consumir en promedio
227.4 gr de hojarasca al año y aumentando la concentración de nutrientes (calcio y
nitrógeno particularmente) en un 200% en los bolos fecales, en comparación al
suelo circundante. En el Estado de Veracruz, se ha observado que las excretas de
las larvas del cetonino Paragymnetis flavomarginata sallei Schaum, son también un
buen mejorador de suelos. La mayoría de los nutrientes contenidos en el sustrato
en el que se desarrollan, bajo condiciones de cría artificial, usando lombricomposta
de pulpa de café, se conservan, e incluso, algunos de ellos incrementan su
concentración como el nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, carbono y materia
orgánica (sobre todo, la fracción de ácidos húmicos y fúlvicos) (Martínez-Virués
2000). En un estudio más reciente con el cetonino Cotinis mutabilis Gory y
Percheron en el Estado de Puebla, se ha medido el aporte nutricional de sus
336
excretas, obteniéndose datos que sugieren un aporte nutricional benéfico para el
suelo (Pérez-Torres y Aragón, datos no publicados).
La diversidad alimentaria de las GC se relaciona con el género y subfamilia
a la que pertenecen (Ritcher 1958; Morón et al. 1997). La capacidad para
alimentarse de diferentes y variados sustratos se basa en las características de su
tracto intestinal, el cual se compone de dos compartimentos principales: un
intestino medio tubular (mesenterón), sitio de la secreción de numerosas enzimas
hidrolíticas y un intestino posterior bulboso (proctodeo), cuya porción anterior
dilatable se conoce como cámara de fermentación (Lemke et al. 2003; Egert et al.
2005). Aunque ambos compartimentos intestinales están colonizados por diversos
microorganismos, se sabe poco sobre su participación en la digestión. La
composición de la microflora intestinal, las actividades y la distribución espacial de
poblaciones microbianas dentro del intestino de la larva del cetonino africano
Pachnoda ephippiata Gerstaecker, han sido recientemente documentadas (Egert et
al. 2005). Tanto el mesenterón como el proctodeo se caracterizan por las altas
concentraciones de productos microbianos fermentados y una comunidad
microbiana diversa que difiere claramente entre los compartimentos (Egert et al.
2003). Los estudios microbiológicos para GC se han enfocado sobre todo en
entomopatógenos de varias especies plaga con importancia económica (Bauchop y
Clarke 1975, Klein y Jackson 1992, Tan et al. 2006). Algunos patógenos
oportunistas pueden ser también miembros de la microbiota intestinal en individuos
sanos, pero no llegan a ser importantes numéricamente. Además, los estudios
basados en el cultivo de microorganismos in vitro son incapaces de brindar un
punto de vista objetivo sobre la estructura de esta comunidad microbiana (Egert et
al. 2005). Se sabe que el intestino de las larvas es el principal medio por el cual se
regulan estos procesos de movilización de nutrientes hacia el suelo. Esta
regulación, a su vez, influye directamente en la cantidad de algunos nutrientes
esenciales disponibles para el crecimiento de las plantas, como ha sido confirmado
para P. ephippiata (Li et al. 2006).
A partir del conocimiento que se tiene sobre el papel de las lombrices como
IS, se han realizado estudios comparativos con diferentes especies de GC. La
importancia de C. zealandica en la mineralización de la materia orgánica, es similar
a la de la lombriz Allolophora caliginosa Savigny, en Nueva Zelanda (Yaccob 1967).
En este estudio se observó que ambas especies incrementaban la cantidad de
nitrógeno amoniacal y de nitratos en el suelo mediante sus deyecciones. La
actividad de larvas de Aphodius rufipes Linnaeus (Coleoptera: Scarabaeinae) ha
sido comparada con la de lombrices de los géneros Allolobophora, Octolasium y
Lumbricus (Holter 1977). Para especies de melolóntidos mexicanos, el único
reporte de este tipo corresponde a Phyllophaga setifera Burmeister y Cyclocephala
barrerai Martinez, cuya actividad y comportamiento se ha comparado con la de la
lombriz Pontoscolex corethrurus Muller (Romero-López et al. 2010). En este
estudio tanto las GC como las lombrices incrementaron la tasa de respiración
edáfica y tuvieron un efecto en la disminución del pH del suelo.
Perspectivas de Considerar a la GC Como un IS. Para aprovechar los
beneficios de la macrofauna del suelo en la agricultura, es necesario conocer las
características bioecológicas de las especies involucradas. Además, se requiere
conocer el efecto de las diferentes prácticas agrícolas y de los cambios en el
paisaje rural sobre las poblaciones y actividades de los organismos benéficos y/o
perjudiciales. Asimismo, habría que evaluar con precisión el efecto de estos
organismos sobre las propiedades del suelo y el crecimiento de las plantas. Como
337
ya se ha señalado, sólo algunos integrantes de la macrofauna son considerados
como IS por su influencia en la fertilidad y características nutricionales del suelo.
Los IS más comunes son las lombrices, las hormigas y las termitas (Jones et al.
1997, Jouquet et al. 2006). A pesar de los diferentes cuestionamientos y
discusiones sobre los paradigmas inherentes a este y otros términos relacionados
(Wright y Jones 2006, Jouquet et al. 2006), el papel de un IS sigue resultando
fundamental para explicar y atender problemas relacionados con la conservación y
fertilidad del ambiente edáfico. En el caso de los coleópteros, la mayor parte de la
literatura se enfoca a los adultos de aquellas especies con hábitos coprófagos, los
cuales promueven desde la dispersión de semillas hasta el reciclaje de nutrientes y
regulación de parásitos (Favila 2001, Nichols et al. 2008). Para el caso de las GC,
a pesar de los esfuerzos por resaltar su papel como IS, aún hace falta reforzar esta
noción. Lavelle et al. (1997) y Oliveira et al. (2003) fueron los primeros en emplear
el término IS para referirse a estos insectos. En Brasil esta propuesta se ha
basado en los datos obtenidos con especies de Bothynus y Diloboderus (Gassen
1999). Sin embargo, a la fecha no se ha retomado esta idea y la propuesta ha ido
quedándose rezagada con el paso del tiempo. Como impacto inmediato, al
considerar a la GC como un IS se enfatiza su importancia biológica y ecológica
como parte del ecosistema, con lo cual, se ofrece una visión alternativa para
ponderar sus efectos nocivos. Con esta visión sería factible orientar nuevas
investigaciones para comprender mejor este fenómeno.
Antes de profundizar en la viabilidad de la propuesta de la GC como IS, es
preciso definir algunos términos. A pesar de que el status de IS es bien conocido y
jerarquizado, con el paso del tiempo han surgido propuestas que impulsan un
replanteamiento conceptual. Entre las consideraciones más importantes destaca la
de delimitar claramente los alcances del término. Es posible distinguir entre “IS con
fenotipo extendido” e “IS accidentales”, con base en las modificaciones que
producen y porque influyen en su propia biología a través de los efectos de su
alimentación (Jones et al. 1994, 1997; Jouquet et al. 2006). De acuerdo a esto, los
IS con fenotipo extendido concentran sus actividades en pocos puntos del suelo,
construyendo estructuras biogénicas para mantener condiciones óptimas para su
crecimiento. Por otro lado, los IS accidentales al desplazarse vertical y
horizontalmente en el suelo, contribuyen a la homogenización y distribución de
nutrientes en todo el ecosistema. Las hormigas y las termitas podrían ser incluidos
en el primer grupo, mientras que algunas especies de lombrices podrían ser
consideradas como IS accidentales (Jouquet et al. 2006). La GC podría ser
insertada en el segundo grupo, ya que sus L
2
y L
3
presentan un comportamiento
similar al de las lombrices geófagas, con desplazamientos continuos a través de la
matriz edáfica. Sin embargo, cuando las L
3
están por transformarse en prepupas,
dejan de moverse y de defecar, presentan un comportamiento más propio de un IS
con fenotipo extendido. Al disminuir su movilidad estas larvas concentran toda su
actividad benéfica en sitios definidos del suelo como es la celda pupal, la cual en
algunas especies es del doble del volumen que tiene la pupa. La flora microbiana
intestinal propia de las larvas, en particular de las de tercer estadio terminal
(Villalobos 1994, Egert et al. 2005) y los desechos de su actividad alimentaria
utilizados principalmente para la construcción de su celda pupal (Morón 1983b,
Aragón y Morón 1993, Arce-Pérez y Morón 1999), pueden tener un impacto
benéfico en el suelo. Estos materiales que se utilizan para construir la celda pupal
propician un confinamiento de los principales nutrientes, promoviendo la formación
de agregados que contribuyen a formar reservorios órgano-minerales para los
338
microorganismos del suelo y posiblemente un incremento de la actividad
microbiológica en el suelo (Romero-López et al. 2010). Se ha observado también
que larvas de Phyllophaga vetula Horn y Phyllophaga ravida Blanchard confinadas
en laboratorio producen deyecciones lodosas que al secarse se tornan pastosas
hasta que se endurecen formando “pelotillas”. Estas deyecciones podrían dar
información valiosa acerca de las propiedades nutricionales del suelo (Yaccob
1967, Aragón 2005). Asimismo, el efecto de poda que pueden tener los adultos de
estos insectos sobre el follaje de los arbustos y plantas de las que se alimentan y el
hecho de ser una fuente de nutrientes para la fauna que los depreda, son otras
funciones biológicas que deben considerarse en este contexto (Villalobos 1994).
De acuerdo a todo lo anterior, la GC podría cumplir funciones duales de IS
extendido y accidental, dependiendo de su desarrollo larval. Pero para considerar
a la GC como tal, habría que trabajar sobre una visión más integral. También es
necesaria la retroalimentación con otras disciplinas y áreas de estudio, que
permitan conocer mejor la biología y ecología de estos insectos, no sólo en su
etapa larvaria. Se requiere conocer más acerca de la alimentación, búsqueda de
pareja y apareamiento de los adultos, lo cual resulta fundamental para el mejor
desarrollo de las siguientes generaciones. Asimismo, es necesario tomar en
cuenta las experiencias de los productores agrícolas del medio rural mexicano,
quienes a través de los años han desarrollado formas de relación con la GC bajo
una perspectiva más integral, sustentable y con un profundo respeto por la
naturaleza. Pueden ejemplificarse tres casos donde podemos constatar lo
enunciado anteriormente:
En la visión de las comunidades indígenas tzeltales se tiene un respeto
especial por la naturaleza. En enero del 2010 el grupo Jcanan umqu'inal
(“Cuidadores/as de la tierra”), realizó un taller para reflexionar en torno a la
importancia de recuperar la milpa tradicional (policultivo de diferentes variedades
de maíz, frijol, calabaza). En este taller realizado en la misión Jesuita de Bachajón,
Chiapas, se incluyó a la GC como parte del “Altar Maya” que se construyó con
elementos representativos tales como alimentos, flores y otros objetos simbólicos
valiosos que reflejan la visión cosmogónica de los pueblos mayas. Al inicio del
taller un 30% de los productores declararon que sembraban siguiendo el método
tradicional y al final del mismo, el 100% de los asistentes aceptaron que
regresarían para el próximo ciclo de siembra al método que utilizaban sus
ancestros.
Otra experiencia fue la vivida con Raymundo Toscano Sánchez, productor
de maíz de Yecapixtla, Morelos, en el año 2001. Don Raymundo, además de
practicar la labranza de conservación por más de 10 años, hacía aplicaciones
repetidas de estiércol bovino (6 a 10 ton/ha) que se producía en su granja donde
realizaba su actividad agrícola y ganadera, de una manera integral. En esta
parcela se encontraron los mejores indicadores de la fertilidad del suelo incluyendo
un porcentaje de materia orgánica de 9.8%. A pesar de que en la actualidad se
han dejado de aplicar insecticidas, el daño por GC sigue siendo prácticamente nulo
en esa parcela.
El tercer ejemplo se remonta a los años 1995 y 1996, en la Reserva de la
Biosfera “El Cielo” en Tamaulipas, en un lugar conocido como “La Joya de Salas”.
Ahí se tuvo contacto con Don Angel Ruíz, campesino del lugar, quien en sus
charlas destacaba el problema histórico de la GC en la zona, en particular en
épocas de ataques severos por parte de este insecto. De acuerdo con Don Angel,
llegó a ser tan fuerte el problema de GC en los maizales, que en alguna ocasión se
339
tuvo que llamar a un sacerdote para hacer oraciones que “sanaran” las milpas
afectadas. Curiosamente, con esta acción el problema de la GC disminuyó durante
algún tiempo, (aunque poco después regresó). Don Angel promovía
insistentemente el “resignificar” el concepto de perdón a la GC. Al ver el efecto
positivo de la aplicación de gallinaza en plantas de maíz sobrevivientes, Don Angel
comenzó a sentir que la perdonaba. Esta aplicación fue realizada unos meses
antes de la siembra en una parcela donde había síntomas evidentes de daño por
GC, de la especies Phyllophaga trichodes y Phyllophaga misteca. Don Angel llegó
a la conclusión de que la GC tiene su lugar en la milpa y que lo único que pide al
agricultor es, como él decía: “denle de comer y así nos dejará algo para las
tortillas”.
Conclusiones
La diversidad, abundancia, biomasa, hábitos y tipo de alimentación de las
GC edáficas, son factores que permiten sugerir un papel importante en los
procesos de reciclaje de nutrientes y en la estabilidad o mejoramiento de las
condiciones físico-químicas del suelo. Asimismo, el contenido de materia orgánica
del suelo y su conservación pueden ser un factor que determine la diferencia entre
los efectos deseables causados por las GC y los efectos indeseables asociados a
su pérdida, en agroecosistemas sobre-explotados. Tomando en cuenta el origen
forestal de algunas especies de GC, aún las del género Phyllophaga consideradas
generalmente como rizófagas estrictas, podrían actuar como saprófagas
facultativas bajo la influencia de una mayor cantidad y calidad de materia orgánica.
Un conocimiento integral de la GC permitirá ponderar las funciones ecológicas de
sus especies y su potencial benéfico para el suelo, en contraposición a sus daños
en diversos cultivos. Estos aspectos han sido escasamente tomados en cuenta en
estudios previos y se requieren evaluar con detalle, en distintos ambientes. La GC
vista como un IS nos invita a cuantificar el efecto de su actividad biológica con
miras a revalorar su papel en los agroecosistemas de México.
Agradecimientos
Al Instituto de Ecología A.C. por el apoyo en la estancia posdoctoral de A.A.
Romero-López. A I. Barois y C. Fragoso por el material bibliográfico facilitado y por
compartir su visión sobre la ciencia del suelo. Al CONACyT por apoyar la estancia
posdoctoral de Francisco J. Villalobos en el ECOSUR.
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... Tropical (and subtropical) soils are well known to harbor a huge diversity (þ20 taxonomic groups per ha; Brown et al., 2001) and density or biomass (5e100 g fresh weight m À2 ; Lavelle et al., 1997) of soil engineers such as termites, earthworms, scarabaeid grubs, ants, etc. These represent key ecological actors because of the modulation of soil physicochemical and microbiological processes induced by their diverse feeding and foraging activities (Lavelle et al., 1997;Jouquet et al., 2006;Romero-López et al., 2010). However, most studies regarding the involvement of soil macrofauna in N 2 O emission have focused mainly on earthworms (Karsten and Drake, 1997;Wüst et al., 2009;Giannopoulos et al., 2010), termites (Brummer et al., 2009;Majeed et al., 2012a) and, to a lesser extent, on ants (Jones and Diane, 2006). ...
... To date, there has been very little study on the potential role of soil-dwelling coleopterous white grubs (scarabaeid grubs) in N 2 O emission dynamics in tropical soils. These grubs represent one of the major edaphic invertebrate groups, with a considerable biomass (5À54 larvae m À2 and sometimes up to 600 larvae m À2 in severe outbreaks) (Pardo-Locarno et al., 2005;Blanchart et al., 2007;Romero-López et al., 2010). Their gut compartments harbor physicochemical conditions similar to those of the termites (Fig. 1), i.e. steep gradients of pH, H 2 , O 2 and redox potential (Eh) concomitant with high gut alkalinity and high levels of microbial diversity Lemke et al., 2003;Zhang and Jackson, 2008;Huang et al., 2010). ...
... It was postulated that, in tropical and subtropical terrestrial ecosystems, the guts of scarabaeid grubs constitute hotspots of atmospheric N 2 O emissions and that these emissions are mediated by in situ ammonia-oxidizer and denitrifier microbial communities. To test this hypothesis, in vitro N 2 O emissions were assessed in a selection of scarabaeid grub species belonging to three most dominant scarabaeid families (Dynastidae, Melolonthidae and Rutelidae) found in tropical and subtropical areas (Pardo-Locarno et al., 2005;Romero-López et al., 2010;Kishimoto-Yamada and Itioka, 2012). ...
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Soil biological processes that produce greenhouse gases, such as N2O, are more intense in tropical soils because of the warm and humid climate; however, the role played by the wide diversity of fauna in these soils in soil N2O production is still poorly understood. This study attempts to assess the role of scarabaeid grubs (Coleoptera), a major faunal group in tropical soils, in emissions of atmospheric N2O. It was hypothesized that (i) the guts of these grubs are important sites of N2O-genesis, since they present environmental conditions (anoxia, high labile C and N mineral contents) that are suitable for N2O production; and (ii) rates of N2O emissions will vary according to the density of gut microbial communities that are involved in N2O emission (i.e. ammonia-oxidizers and denitrifiers). Through laboratory microcosm experiments, in vitro emissions of N2O were determined directly from live grubs of different scarabaeid species (collected from tropical soils of Madagascar and Mexico) and from their surrounding parent soils. Quantitative PCR was used to determine the abundance of the total bacterial community (using the 16S rRNA gene) as well as the ammonia-oxidizing (bacterial AOB and archaeal AOA) and denitrifying (nirK, nirS and nosZ) microbial communities in the grub guts and surrounding soils. The mineral N contents of grub guts and parent soils were also determined using a continuous flow analysis technique. All of the studied grub species emitted significantly higher N2O than the parent soils and presented a high gut ammonium to nitrate ratio (16:1). Their guts harbor a higher density of total bacterial (4.5-fold) and nitrite reductase (nirK) genes (1.5-fold) than the parent soils. However, with the exception of nirK, the relative and absolute abundances of all ammonia-oxidizer and denitrifier genes were higher in soils than in the grub gut environment. The average gene abundance of AOA was 10-fold higher than that of its bacterial counterpart (AOB). Emission of N2O from grubs correlated significantly with the gene abundance of their gut ammonia-oxidizers (AOA and AOB) and denitrifiers (nirS), but not with mineral N contents. Based on average biomass values, these scarabaeid grubs are estimated to contribute between 0.2 and 1.8% of total soil N2O emissions in tropical areas.
... Entre las especies que por sus hábitos y abundancia pueden tener un impacto benéfico para el mejoramiento del suelo se encuentran Hoplia squamifera Burmeister, Ataenius spp., y Germarostes sinuatus (Bates), estas gallinas ciegas con sus movimientos ayudan a la circulación del agua y el aire entre las raíces y las partículas del suelo. También al comer los restos vegetales, aceleran la transformación de los compuestos duros en sustancias que fácilmente pueden ser usadas por otros organismos más pequeños, además, sus excrementos poseen un alto contenido de nitrógeno asimilable, que ayudan en el crecimiento de las plantas (Romero et al. 2010;Morón et al. 2013Morón et al. , 2016c (Fig. 2). ...
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Resumen. A partir de colectas bimestrales y trimestrales realizadas en el suelo de tres ranchos del municipio de Xico, Veracruz, México en los años 2015 y 2016, se obtuvieron 779 especímenes en 62 monolitos, representando a 58 taxones (86% Coleoptera), de los que predominan los Scarabaeoidea con 26 especies o morfoespecies. Las muestras comparten tres de las 26 especies. Los ranchos Cocoxatla y Temascalapa comparten cinco especies, Temascalapa y Xamalapa comparten nueve especies, y Xamalapa y Cocoxatla comparten seis especies, representando un alto valor de recambio de especies. En el año 2015 la localidad de Xamalapa tuvo la mayor abundancia (144 ejemplares), Xamalapa y Temascalapa tuvo la mayor riqueza específica (14 spp.). En el año 2016 el rancho en Xamalapa registró la mayor abundancia (44 ejemplares) y la mayor riqueza específica (11 spp.). En las tres localidades se distinguieron entre 8 y 14 especies o morfoespecies de escarabajos edafícolas, esto muestra valores de diversidad específica proporcionalmente elevados, se debe tomar en cuenta que la región tiene un largo historial de modificaciones en las comunidades naturales, como es el predominio de pastos exóticos. Los datos obtenidos en muestras en pasto soleado o parcialmente sombreado muestran 20 especies o morfoespecies, solo cuatro especies se comparten en los tres ranchos. Las especies predominantes son Hoplia, Phyllophaga, Paranomala, Strigoderma, Epectinaspis, y Pachystethus. Las especies de "gallina ciega" potencialmente dañinas a las raíces de los pastos son Phyllophaga tenuipilis (Bates), Ph. menetriesi (Blanchard), y Ph. testaceipennis (Blanchard), ninguna se encontró en densidades mayores a 5 larvas de tercer estadio/m 2. Entre las especies que por sus hábitos y abundancia pueden tener un impacto benéfico en el suelo al incorporar nutrientes y ayudar en la circulación de aire y agua se encuentran, Hoplia squamifera Burmeister, Ataenius spp., y Germarostes sinuatus (Bates). Abstract. From bimonthly and quarterly collections on the ground at three ranches in the municipality of Xico, Veracruz, Mexico in 2015 and 2016, 779 specimens in 62 monoliths representing 58 taxa (86% Coleoptera) were obtained, Scarabaeoidea
... Despite Scarabaeoidea species at Santa Marta representing only 35% of the individuals in samples of all families of Coleoptera obtained by the soil monolith method, their body size and fresh weight were at least five times larger than many of the other edaphicolous species and, as a result, their biomass might be very important in the soil food-chain, as primary consumers or decomposers as well as prey or hosts of other soil arthropods (Morón 2001, Romero-López et al. 2010. ...
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Resumen. Como una contribución al inventario biótico regional se presentan y comentan los resultados de los muestreos realizados en la parte baja de las vertientes internas de las montañas orientales de Los Tuxtlas, Veracruz, México, en tres localidades con cuatro usos de suelo. Durante el otoño de 2003 en 281 muestras de suelo se obtuvieron 273 ejemplares que representan 5 familias de Coleoptera Scarabaeoidea, incluyendo adultos y larvas de 26 especies, las familias con mayor riqueza específica fueron Melolonthidae (11) y Scarabaeidae (12), y la familia con mayor abundancia fue Melolonthidae (182). Se concluye que los pastizales de San Fernando tuvieron los valores más altos de abundancia y riqueza de todos los grupos, y los suelos de los bosques perennifolios presentaron menos registros de Melolonthidae. Se incluyen algunos comentarios sobre el valor de las especies de Scarabaeoidea como indicadores biológicos. Por su abundancia y biomasa Macrodactylus fulvescens Bates y Ataenius apicalis Hinton fueron, respectivamente, los coleópteros rizófagos y sapófágos más importantes en el área estudiada. Abstract. Results of sampling soil beetle communities at three tropical localities with distinct land uses in lower inner slopes of eastern mountains at Los Tuxtlas, Veracruz, Mexico are presented and commented on as a contribution to the biotic inventory of the region. From 281 soil samples collected in fall 2003, we obtained 273 specimens including adults and larvae of 26 species in five families of Coleoptera: Scarabaeoidea. The families with the most species richness were Melolonthidae (11) and Scarabaeidae (12), and the family with most abundance was Melolonthidae (182). Pastures at San Fernando had the most abundance and richness in all groups, and fewest Melolonthidae were in soil of a rainforest. Comments on the value of species of Scarabaeoidea as biological indicators are included. By their abundance and biomass, Macrodactylus fulvescens Bates and Ataenius apicalis Hinton were the most important rhizophagous and saprovorous beetles, respectively, in the study area.
... Sus estados larvales conocidos como "gallina ciega" (GC), "nixticuil" o "gusano blanco" incluidas en la familia Melolonthidae principalmente, son las plagas de suelo con mayor importancia agrícola en cultivos como la caña de azúcar y el maíz (Morón et al., 1996;Aragón et al., 2012;Pérez et al., 2014). Es sabido que los géneros Phyllophaga, Macrodactylus y Paranomala concentran a las principales especies que dañan a las plantas cultivadas (Morón, 2010); sin embargo, el "complejo gallina ciega" además incluye a especies benéficas con hábitos alimenticios saprófitos, capaces de descomponer la materia orgánica e incorporarla al suelo (Romero et al., 2010;Morón et al., 2014). ...
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En el estado de Nayarit, México, la caña de azúcar reviste gran importancia por la generación de empleos y la captación de divisas que genera su cultivo. Entre los factores que afectan su producción se encuentra la actividad de las “gallinas ciegas”, especies larvales de coleópteros Melolonthidae consideradas como las plagas de suelo con mayor impacto económico. La mayoría de los estudios que se le realizan se enfocan al conocimiento de la taxonomía, morfología y distribución en su estado adulto, mientras que su etapa larval es poco considerada. Con el objetivo de identificar el “complejo gallina ciega” y su distribución poblacional en la caña de azúcar, se realizaron muestreos de suelo semanales de julio a diciembre de 2014 en Xalisco, Nayarit. Los resultados mostraron la recolección de 745 especímenes de gallina ciega, tres subfamilias, seis tribus y 13 especies de los géneros Ceraspis, Triodonyx, Phyllophaga, Paranomala, Golofa, Cyclocephala y Macrodactylus. El género mejor representado fue Phyllophaga con tres especies. La especie más abundante fue Ceraspis jaliscoensis (Delgado y Navarrete- Heredia 2004) con 394 (52.89%) seguida de Triodonyx lalanza (Saylor, 1941) con 223 (29.93 %) con la mayor población de larvas presentes en septiembre. Otras especies abundantes fueron Paranomala forreri (Bates, 1888) y Golofa pusilla (Arrow, 1911). Del total de especímenes recolectados, la mayor abundancia de larvas se presentó en diciembre con 178 individuos (23.89 %), el cual difiere con el mes de máxima precipitación en el estado registrado en agosto.
... Entre las especies que por sus hábitos y abundancia pueden tener un impacto benéfico para el mejoramiento del suelo se encuentran Hoplia squamifera Burmeister, Ataenius spp., y Germarostes sinuatus (Bates), estas gallinas ciegas con sus movimientos ayudan a la circulación del agua y el aire entre las raíces y las partículas del suelo. También al comer los restos vegetales, aceleran la transformación de los compuestos duros en sustancias que fácilmente pueden ser usadas por otros organismos más pequeños, además, sus excrementos poseen un alto contenido de nitrógeno asimilable, que ayudan en el crecimiento de las plantas (Romero et al. 2010;Morón et al. 2013Morón et al. , 2016c (Fig. 2). ...
... Entre las especies que por sus hábitos y abundancia pueden tener un impacto benéfico para el mejoramiento del suelo se encuentran Hoplia squamifera Burmeister, Ataenius spp., y Germarostes sinuatus (Bates), estas gallinas ciegas con sus movimientos ayudan a la circulación del agua y el aire entre las raíces y las partículas del suelo. También al comer los restos vegetales, aceleran la transformación de los compuestos duros en sustancias que fácilmente pueden ser usadas por otros organismos más pequeños, además, sus excrementos poseen un alto contenido de nitrógeno asimilable, que ayudan en el crecimiento de las plantas ( Romero et al. 2010;Morón et al. , 2016c (Fig. 2). ...
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Moringa oleifera Lam. is a plant with nutraceutical and industrial value, and its seeds can be used to make biodiesel. In recent years, cultivation began in different regions of Mexico, from which reports on pests have increased. The objective of this work was to identify and determine abundance of thrips species associated with moringa flowers in a plantation in southeastern Mexico. Eight species of phytophagous thrips identified were Frankliniella cephalica (Crawford), F. insularis (Franklin), F. invasor Sakimura, F. gardeniae Moulton, F. parvula Hood, F. bruneri Watson, F. williamsi, and Microcephalothrips abdominalis (Crawford). A species of predatory thrips identified as Karnyothrips texensis (Hood) also was found. During the 1st year of sampling, the most abundant species of thrips was F. cephalica, while during the 2nd year it was F. insularis.
... Uno de los métodos estadísticos comúnmente utilizado para determinar las escalas de agregación de los organismos, así como las distancias a las que las observaciones son independientes en el espacio, son los variogramas (Fortin y Dale 2005). Debido a la importancia de las GC en la formación y estructuración del suelo (Romero-López et al. 2010) y al limitado conocimiento que se tiene sobre su distribución espacial en los trópicos y en los bosques mesófilos, en el presente estudio se realizaron muestreos en un bosque mesófilo de montaña y dos ecosistemas derivados de su disturbio en el estado de Veracruz, México. Asimismo se incursionó en el estudio de su distribución espacial. ...
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A persistent problem in the dominant agricultural development model is the imposition of technologies without regard to local processes and cultures. Even with the recent shift towards sustainability and agroecology, initiatives continue to overlook local knowledge. In this article we provide analysis of agroecological soil management in the Maya-Achi territory of Guatemala. The Achí, subject to five decades of interventions and development, present an interesting case study for assessing the complementarities and tensions between traditional, generally preventative practices and external initiatives which tend to be curative. Our findings reveal a complex farming system that continues to rely on ancestral knowledge and practices, many of which display a high potential for sustainability and are deeply embedded in local culture. While some new practices have been incorporated into the traditional system, abandonment rates are high, and some extension methods have been paternalistic. The Achí are thirsty for new ideas to help them confront their current, unprecedented challenges. However, future collaborations should be built on existing local knowledge, which has contributed to the development of preventative and restorative practices still in use. Introduced technologies must coincide with local needs and socioecological context in a manner that encourages beneficial synergies, as well as horizontal learning/teaching processes.
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In order to know the nocturnal fauna of Melolonthidae from the main agave tequilero fields in Jalisco, Mexico, monthly captures of adults were carried out from May to August 2007, using a fluorescent light black trap, funnel type, in Ixtlahuacán del Río, Tepatitlán de Morelos and San Juanito de Escobedo, Jalisco, Mexico. A total of 57,263 specimens included in 20 species were collected. Phyllophaga ravida (Blanchard) (58.7%), Paranomala cincta (Say) (14.1%), Phyllophaga misteca (Bates) (11.6), P. dentex (Bates) (2.5%) and Paranomala hoepfneri (Bates) (1.8%) were the best represented species. The highest abundance was registered in June (96%) and the lowest capture in July. The greatest species richness (17 species) was recorded in Tepatitlán de Morelos. A key to identify the recorded species is included.
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La actividad ganadedra y en cierta medida el crecimiento de la frontera agrícola han participado de manera importante en la pérdida de bosque mesófilo de montaña original y de la diversidad animal y vegetal que ahí existían. En este sentido uno de los objetivos de este estudio realizado en el centro del Municipio de Xico, fue primero analizar la problemática de la actividad ganadera y después construir conjuntamente con los productores, alternativas de solución encaminadas a lograr una ganadería amigable con el medio ambiente, en beneficio no solo de la producción, sino de la economía y bienestar de la comunidad que depende de esta actividad.
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Attini ants form a monophyletic group restricted to America. Atta and Acromyrmex are distributed from the United States south to South America excluding Chile and some of the West Indies. This paper provides new records in addition to the compilation of published information on the beetles associated with those ant genera, including a checklist. There are records for 411 species of beetles associated with Atta and/or Acromyrmex. They belong to 25 families: Carabidae (14 genera/17 species), Hydrophilidae (3/5), Histeridae (18/61), Ptiliidae (3/7), Scydmaenidae (5/8), Staphylinidae (60/141), Passalidae (3/4), Ochodaeidae (1/3), Ceratocanthidae (1/3), Scarabaeidae (33/111), Elateridae (3/6), Lycidae (1/1), Dermestidae (1/1), Anobiidae (1/1), Nitidulidae (2/3), Monotomidae (1/1), Phalacridae (1/1), Cerylonidae (1/3), Endomychidae (1/1) Colydiidae (1/1), Tenebrionidae (10/17), Anthicidae (1/1), Cerambycidae (1/1), Chrysomelidae (7/9) and Curculionidae (3/4). Glenus aureicollis Wasmann, 1902 (not Wasmann, 1925) is synonymized under Glenus regalis Erichson, 1840. Attini-beetle relationships evolved several times within the Order Coleoptera. Permanent beetles are associated with ant debris and/or in fungus chamber; however there is no evidence of direct interactions with the hosts. Most species are associated either with Atta or Acromyrmex, but there are a few species recorded from both genera. Based on the phylogeny of the ants, Attini-beetle relationships are recent ecological interactions, but those with Acromyrmex are older than the ones observed with Atta.
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The leaf-cuttíng ant Atta mexicana (F. Smith) removes the colony refuse out of the nest, forming typical mounds that attract many animáis. The purpose of this work was to study the insects living in the detritus. Forty nine species belonging in 9 orders were found; Coleptera constituted 51% of the total number of species, Collembola 16.3% and Díptera 10.2%. According to the developmental stages found in the refuse mounds, three categories were established: permanent, temporal and casual species. The entomofauna is aiso divided in oblígate and facultativa ¡nquilines. Seasonal populatíon changes are described taking the mound as a unit and divídíng it in three levels. The highest abundance was found in the dry and cool season. Trophíc categories are established for the entomofauna. The shelter and food resource roles that detritus play in the area are díscussed. The known information on insects associated with Atta refuse mounds is tabulated.
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Ecosystem engineers are organisms that directly or indirectly modulate the availability of resources to other species, by causing physical state changes in biotic or abiotic materials. In so doing they modify, maintain and create habitats. Autogenic engineers (e.g. corals, or trees) change the environment via their own physical structures (i.e. their living and dead tissues). Allogenic engineers (e.g. woodpeckers, beavers) change the environment by transforming living or non-living materials from one physical state to another, via mechanical or other means. The direct provision of resources to other species, in the form of living or dead tissues is not engineering. Organisms act as engineers when they modulate the supply of a resource or resources other than themselves. We recognise and define five types of engineering and provide examples. Humans are allogenic engineers par excellence, and also mimic the behaviour of autogenic engineers, for example by constructing glasshouses. We explore related concepts including the notions of extended phenotypes and keystone species. Some (but not all) products of ecosystem engineering are extended phenotypes. Many (perhaps most) impacts of keystone species include not only trophic effects, but also engineers and engineering. Engineers differ in their impacts. The biggest effects are attributable to species with large per capita impacts, living at high densities, over large areas for a long time, giving rise to structures that persist for millennia and that modulate many resource flows (e.g. mima mounds created by fossorial rodents). The ephemeral nests constructed by small, passerine birds lie at the opposite end of this continuum. We provide a tentative research agenda for an exploration of the phenomenon of organisms as ecosystem engineers, and suggest that all habitats on earth support, and are influenced by, ecosystem engineers.
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Soil fauna plays an important role in organic management through their effects on soil organic decomposition, nutrient mineralization, and amelioration of the soil's physical properties. This work evaluates the density and diversity of the soil macrofauna under types of cover plants in areas cultivated with Ficus carica L. under organic management. The soil macrofauna was collected in 0.25 × 0.25 m areas, down to a soil depth of 0.3 m, and at the surface layer. The treatments consisted of bahiagrass living mulch (Paspalum notatum), siratro living mulch (Macroptilium atropurpureum), and bahiagrass mulch. The highest macrofauna density and the lowest diversity were observed in bahiagrass, of which 80% were represented by ants, thus characterizing the soil under this cover crop as showing the lowest functional diversity and quality.
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Interactions between organisms are a major determinant of the distribution and abundance of species. Ecology textbooks (e.g., Ricklefs 1984, Krebs 1985, Begon et al. 1990) summarise these important interactions as intra- and interspecific competition for abiotic and biotic resources, predation, parasitism and mutualism. Conspicuously lacking from the list of key processes in most text books is the role that many organisms play in the creation, modification and maintenance of habitats. These activities do not involve direct trophic interactions between species, but they are nevertheless important and common. The ecological literature is rich in examples of habitat modification by organisms, some of which have been extensively studied (e.g. Thayer 1979, Naiman et al. 1988).
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Cattle dung pats from the field, initially without Aphodius larvae, were transferred to tubs with clean sand or garden soil. The experiment included four treatments: (1) pats on sand (controls); (2) pats on sand, 95 A. rufipes L. larvae added per pat; (3) pats on soil, 35-40 earthworms (mostly Lumbricus terrestris L.) added per pat; (4) pats on soil, 85 Aphodius larvae and 35-40 worms added per pat. The open tubs were placed outdoors for six weeks. The controls lost about 16% of their organic matter (averaged over the duration of the experiment). In treatment (2) loss of organic matter attributable to larvae was 0.62 g per larvae, i.e. 6-7 times the larval assimilation. Burial of organic matter contributed about 40% of this loss. In treatment (3) 0.75 g organic matter per g earthworm were lost through earthworm activity, under certain assumptions. The decrease in organic matter of pats subjected to treatment (4) indicated a simple additive effect of larvae and earthworms, without interactions. /// Экскременты крупного рогатого скота, собранные в поле и не заселенные личинками Aphodius, помещали в трубки с очищенным песком или садовой почвой. В экскрементах исследовали 4 варианта: 1. пробы на песке (контроль); 2. пробы на песке, заселенные 85 личинками A. rufipes L. в каждой пробе); 3. пробы на почве, заселенные 35-40 дождевыми червями (преимущественно Lumbricus terrestris L.); 4. пробы на почве с 85 личинками Aphodius и 35-40 червями. Открыые трубки содержались на открытом воздухе 6 недель. В контроле потеря веса органического вещества составляет около 16% (в течение опыта). Во вотором варианте потеря веса органического вещества В результате активности личинок составляла 0,62 г/экз., т.е. 6-7-кратную величину ассимиляции личинок. Закапывание органики составляет около 40% от общей потери веса. В ІІІ варианте опыта в некоторых пробах в результате активности дожевых червей потеря веса органики составляла 0,75 г/г массы первей. Потеря веса органики в экскрементах скота в IV варианте составляет суммированную величину активности личинок и червей, которые не взаимодействуют между собой.
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To address taxonomic and habitat-preference questions relating to Phyllophaga larvae, 120 cultivated and uncultivated sites in Wisconsin were sampled. Larvae were found at 58% of these sites, and 11 species of Phyllophaga larvae, pupae, or teneral adults (39% of the state's fauna based upon records of adults) were collected. Habitat profiles for the 11 species focus on soil characteristics, vegetation, topography, and site history. Several species show habitat preferences; this information may assist in the identification of larvae presently difficult to separate by using traditional morphological characters.