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Keywords: strychnine, aldicarb, poisoning, wild birds
Introducción
Las Directivas 79/409/CEE y 92/43/CEE de la Unión Europea
prohíben expresamente el uso de cualquier método de destrucción
masiva o no selectiva como método de control de predadores [1,2]. En
España, hasta finales de la década de los 80, el uso de cebos
preparados con sustancias altamente tóxicas para el control de las
denominadas “alimañas” ha sido una práctica legal y muy habitual en
los cotos de caza. A partir de 1989, varias regulaciones sobre
protección y conservación de la fauna silvestre enumeran los medios
y métodos de captura que quedan prohibidos, incluyendo el uso de
veneno [3,4]. Ante el elevado uso que de estas prácticas se seguía
haciendo, el gobierno español incluyó como delito, en la reforma del
Código Penal [5], el uso de venenos contra la fauna silvestre. A pesar
de las medidas regulatorias y coactivas citadas, esta práctica sigue
arraigada en ciertos sectores de la población, sobre todo en zonas
rurales y en cotos cinegéticos, lo que llevó al Ministerio de Medio
Ambiente a aprobar la “Estrategia Nacional contra el uso ilegal de
cebos envenenados en el medio natural” el 23 de noviembre de 2004.
Aunque varios productos son utilizados para envenenar fauna
silvestre y doméstica, destacan entre ellos el aldicarb y la estricnina,
al que en determinadas zonas ha de sumarse el carbofurano, lo cual ha
sido documentado tanto en España [6-10] como en el resto del mundo
[11-16]. En España, a parte de la información recabada por el
programa Antídoto, las citas científicas al respecto han sido
preferentemente las aportadas por los laboratorios o servicios de
Toxicología de las Facultades de Veterinaria.
Aunque nos movemos en un espectro de productos químicos bastante
bien definido y conocido, que facilita la búsqueda de la causa de
muerte, es habitual que el mayor o menor uso de un determinado
producto se vea condicionado por las medidas legales restrictivas y
controles que en cada momento se ejerzan sobre él, tal es el caso de la
estricnina [17] o del aldicarb [18]. Esto determina a su vez un efecto
en la actuación del envenenador a la hora de elegir el producto que
menos problemas le pueda plantear, tanto en su adquisición como en
las posibles consecuencias en caso de ser acusado de
envenenamiento. Así por ejemplo, tras la prohibición de la estricnina,
el número de casos de envenenamiento por ésta descendió
bruscamente, mientras que aumentó considerablemente el uso de
aldicarb [19]. Sin embargo, con el inicio de las medidas que
restringían el uso de aldicarb en las prácticas agrícolas y su posterior
prohibición por la Unión Europea, con una moratoria para España y
otros países hasta el 2007 [18], los casos de envenenamiento por
estricnina han vuelto a recuperar parte de su protagonismo [20].
Los cebos preparados con estos productos nunca son selectivos, y por
Resumen: Aldicarb y estricnina son frecuentemente usados para
envenenar fauna silvestre y doméstica. La estricnina se utilizó
ampliamente hace algunos años hasta que fue prohibido su uso en
1994, siendo sustituida por otros plaguicidas carbamatos como el
aldicarb o el carbofurano. En los últimos años se ha producido un
aumento de envenenamientos por estricnina. Los síntomas de la
intoxicación por estricnina y carbamatos están ampliamente descritos
en mamíferos, pero no en aves. En la mayoría de los casos forenses la
única información disponible es el análisis químico-toxicológico del
cadáver o del cebo. Esta carencia de información es debida, en gran
medida, a un inadecuado manejo y procesado de la escena del crimen,
la inadecuada formación de los agentes para tomar y embalar las
muestras, y/o la falta de formación toxicológica y/o forense de los
veterinarios. La escena del crimen es solo uno de los componentes de
la investigación pero necesita ser coordinada con los otros aspectos
de la investigación. La escena del crimen debe ser estudiada hasta el
más mínimo detalle para establecer un correcto diagnóstico. En este
trabajo, utilizando como referencia el envenenamiento por aldicarb y
estricnina, enfatizamos algunos aspectos clínicos y forenses que
deben ser tenidos en cuenta en la investigación del envenenamiento
de aves silvestres.
Palabras clave: estricnina, aldicarb, envenenamiento, aves silvestres
Abstract: Clinical and forensic aspects of the poisoning of wild
birds: differences between aldicarb and strychnine.
Aldicarb and strychnine are frequently used to poison wild and
domestic animals. Strychnine was widely used until it was banned in
1994, being substituted for carbamates such as aldicarb or
carbofuran. Recently, an increase of deliberated poisonings using
strychnine has been observed. Symptoms of aldicarb and strychnine
poisonings have been widely described in mammals, however they
have been poorly reported in birds. In most forensic cases the only
available data is the chemical analysis realized on baits or tissues
from dead animals. This scarcity of information is due usually to an
inadequate management and processing of the crime scene, an
unsuitable training of the first officer to collect and package the
physical evidences, and/or unsuitable toxicological and forensic
training of the veterinarians. Is should be recognized the crime scene
is only one component of an investigation and needs to be
coordinated with other aspects of the investigation. The crime scene
should be investigated down to the last detail in order to establish an
accurate diagnosis. In this work, using aldicarb and strychnine
poisonings as references, we emphasize some clinical and forensic
aspects which should be taken into account in the investigation of
poisoning of wild birds.
AJ García-Fernández, P María-Mojica, E Martínez-López, D Romero, I Navas,
A Hernández-García, P Gómez-Ramírez.
Servicio de Toxicología y Veterinaria Forense. Facultad de Veterinaria. Universidad de Murcia. Campus de Espinardo, 30100 Murcia. (Spain).
Aspectos clínicos y forenses del envenenamiento de
aves silvestres: diferencias entre aldicarb y estricnina
*e-mail: ajgf@um.es
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tanto, pueden acabar con la vida de cualquier especie animal,
mamíferos, aves, reptiles, etc. Tan solo la preparación del cebo puede,
de alguna manera, imprimir cierto carácter de selectividad al ser más
apetecible para cierto grupo de animales y menos para otros [7]. A
pesar de ello, la dieta de la fauna silvestre está condicionada a la
disponibilidad de alimento en el medio natural por lo que no es
extraño que algunos animales ingieran alimentos que no son
habituales o comunes para su especie. Entre las especies más
envenenadas en España se encuentran las aves rapaces, todas ellas
protegidas y muchas de ellas en situaciones delicadas de
conservación [21,22].
En España, en 1998, el Tribunal Superior de Justicia de Murcia dictó
la primera sentencia condenatoria por uso de cebos envenenados
contra la fauna silvestre, precisamente por el envenenamiento de un
águila perdicera con aldicarb. Desde entonces no muchas sentencias
han sido dictadas por estos actos, lo cual es debido a múltiples
factores legislativos, administrativos y judiciales, bien
documentados en la Estrategia aprobada por el Ministerio, a los que
hay que añadir algunos problemas que tienen que ver con la actuación
forense, desde la toma de las pruebas y muestras necesarias para la
resolución del caso hasta las posibilidades analíticas e investigadoras
de la causa de la muerte [23]. Es de destacar en este último aspecto
que parte importante de los indicios que ofrece el escenario de la
muerte de un animal silvestre para el esclarecimiento de la causa no
son tenidos en cuenta por los agentes que participan en la recogida del
cadáver, las muestras o la información [24]. Este hecho se debe en
gran medida a un déficit en la preparación de estos para este tipo de
actuaciones.
A continuación comentaremos aspectos diferenciadores, algunos
muy sutiles, entre el envenenamiento por estricnina y por aldicarb,
con el fin de enfatizar la importancia de los detalles que pueden
ayudarnos a entender mejor el proceso de recogida de información y
establecimiento final del diagnóstico de muerte. Hemos de tener
presente que el resultado final en ambos casos suele ser siempre el
mismo, un animal encontrado muerto. La mayoría de las veces solo el
análisis químico-toxicológico es la única prueba disponible para
elaborar el informe pericial. Esto es así porque tanto la recogida del
cadáver por los agentes como la propia actuación forense veterinaria
quedan relegadas a la rotundidad y “comodidad” de un análisis
químico. Sin embargo, somos de la opinión de que el análisis debe ser
considerado como una prueba más y no la única, ya que, en no pocas
ocasiones, un análisis químico bien realizado puede ser erróneamente
interpretado [25]. Cierto es que, en el caso del aldicarb y la estricnina,
dada su toxicidad y su rapidez de acción letal, otros indicios aparte del
análisis suelen tener una importancia relativa; sin embargo, a la hora
de defender un informe ante los juzgados toda información es útil
para justificar el diagnóstico de causa de muerte. Como referencia de
la toxicidad del aldicarb, baste con decir que un sólo gránulo produce
la muerte de un ave del tamaño de un gorrión común (Passer
domesticus) [26]. En cualquier caso, cuanta más información esté
disponible sobre las circunstancias que rodean a la muerte del animal,
más factible, económica y rápida será la obtención de un resultado
analítico positivo.
La información en la escena del crimen
La escena del crimen es la primera fuente de información útil para el
esclarecimiento de la causa de muerte de un animal [24]. De ella
obtendremos, por ejemplo, datos sobre la posición del cadáver, el
lugar donde se encuentra, las modificaciones o características del
terreno, etc. En el caso de las intoxicaciones agudas, como el aldicarb
o la estricnina, estos factores juegan un papel decisivo en el
diagnóstico. Todos ellos pueden orientar sobre la severidad y rapidez
con la que se instauraron los síntomas previos a la muerte, lo cual está
a su vez influenciado por el mecanismo y lugar de acción del tóxico y
por la toxicidad del producto [25]. En la tabla 1 se detallan datos de
toxicidad de la estricnina y el aldicarb en diferentes grupos de
animales.
Tabla 1. Valores de toxicidad aguda para el aldicarb y la
estricnina [27-28]
Así por ejemplo, en cuanto al lugar, dado que los animales silvestres
enfermos o débiles suelen buscar refugio para protegerse de los
predadores, encontrar un cadáver en una zona abierta podría sugerir
que la muerte fue muy rápida, lo cual nos llevaría a sospechar de un
producto de extrema toxicidad. Por el contrario, un cadáver
escondido entre matorrales, por ejemplo, sugeriría un proceso clínico
más lento inducido por un producto, probablemente menos tóxico,
que permitiera al animal encontrar refugio.
En el caso del terreno, la información a obtener puede ser muy
variada: cebos, recipientes o envases de plaguicidas, bolsas, tierra
removida, insectos muertos alrededor del cadáver, hierbas secas, etc.
El hallazgo del cebo debe ser prioritario en la mente del agente
actuante, por cuanto significa de ayuda tanto desde el punto de vista
analítico como interpretativo del resultado [23]. Ha de tenerse
presente que muchos plaguicidas presentan unas características
organolépticas (forma, color y olor) característicos que facilitan
enormemente la tarea laboratorial. Así por ejemplo, el aldicarb se
comercializa en exclusividad por Bayer (Temik) en forma de
pequeños gránulos negros de un diámetro aproximado de 1 mm. Por
otro lado, el producto impregnado o mezclado en el cebo presenta su
estructura química prácticamente intacta, y por tanto, su separación,
purificación y detección es mucho más sencilla. Además, la
observación visual del mismo producto en el supuesto cebo y en el
contenido gástrico del animal es una prueba de gran valor en el juicio.
Finalmente, la fabricación del cebo también, en ocasiones, es capaz
de aportar información sobre quien puede haberlo preparado y
colocado, o al menos, sobre sus conocimientos sobre la materia. Así,
por ejemplo, la colocación de gránulos de aldicarb entre las plumas de
una paloma viva y atada al suelo (cebo vivo) es un indicio claro de que
el envenenador es conocedor de los hábitos alimenticios de su víctima
(no carroñera) y del lugar de búsqueda de alimento. Otro de los casos
investigados en nuestro Servicio, fue el de varios perros muertos en
un Parque Natural donde se habían colocado bolas de manteca de
cerdo de unos 4-5 cm de diámetro conteniendo gran cantidad de
gránulos de aldicarb en su interior. El envenenador en este caso, sabía
que el animal moriría relativamente lejos del lugar de colocación del
cebo, ya que pasaría tiempo hasta que la bola de manteca se deshiciera
en el estómago dejando libre el aldicarb para su absorción. En la tabla
2 se detallan los tipos de cebo remitidos al Servicio de Toxicología de
la Universidad de Murcia en los últimos trece años para su análisis.
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volar hasta un lugar seguro, y provocándole la muerte en no más de 10
minutos. La primera convulsión o contracción se produce sin previo
aviso, no dando al animal prácticamente tiempo para tener constancia
de estar enfermo. Pasado este primer episodio convulsivo, los
siguientes son cada vez más intensos y el intervalo entre ellos cada
vez menor. Este cuadro tan violento es debido a la acción directa de la
estricnina sobre el sistema nervioso central actuando como
antagonista competitivo y reversible de los receptores de la glicina de
la médula y del bulbo espinal, como consecuencia de lo cual se asiste
a una estimulación incontrolada de los músculos esqueléticos [29].
A diferencia de la estricnina, nuestras observaciones con altas dosis
de aldicarb (similares también a las que se encuentran en cebos
envenenados) muestran un comienzo clínico más tardío (10-15
minutos, aproximadamente) con un cuadro menos incapacitante para
el movimiento del animal durante los primeros momentos. En estas
circunstancias, y en condiciones de campo, el animal puede tener
tiempo para encontrar un refugio, siempre y cuando no estuviera muy
alejado. El animal tiene tiempo de sentirse débil y enfermo, ya que los
síntomas aparecen cronológicamente en tres etapas: una primera fase
muscarínica, con aumento de secreciones y contracciones de la
musculatura lisa; una segunda fase nicotínica, con temblores
musculares que acaban en convulsiones; y una tercera fase de
alteración del sistema nervioso central, con convulsiones y marcada
depresión [30]. En nuestras observaciones sobre aves, y en los
primeros momentos, el lagrimeo, la salivación y los ruidos al respirar
son evidentes pero compatibles con el desplazamiento y respuesta de
huida del animal. Sin embargo, la gravedad e intensidad de los
síntomas aumenta progresivamente y el animal empezará a mostrar
signos de debilidad que pueden llevarle a la muerte rápidamente. En
estos momentos finales, el lagrimeo es abundante manteniendo los
párpados cerrados; la salivación es muy profusa observándose gran
cantidad de burbujas de saliva alrededor del pico que mojan las
plumas de la cabeza y que se acompañan de movimientos verticales
de la cabeza, en un intento de eliminar la saliva que le llena la cavidad
bucal; los ruidos respiratorios son fácilmente audibles y se
acompañan de movimientos de extensión de la cabeza y apertura de
las alas para facilitar la respiración.
La posición del cadáver
En el caso de la estricnina hemos observado que el ave suele morir
tumbada sobre su quilla (el esternón de los mamíferos) tras una
contracción intensa que sacude de forma violenta todo su cuerpo.
Durante esta última violenta contracción que le lleva a la muerte
(similar a las contracciones previas menos duraderas), el ave se estira
completamente, extiende en dirección caudal las extremidades
posteriores, pliega las alas quedando pegadas al cuerpo, mientras que
extiende el cuello y la cabeza en dirección craneal. El ave muere así
completamente estirada. Las contracciones son de tal intensidad que
su acción sobre los músculos respiratorios termina por provocar una
severa disnea, hipoxemia y finalmente la muerte [29]. Cuando la
muerte se produce en el campo sobre tierra es fácil observar indicios
del padecimiento de este cuadro, ya que las convulsiones dejarán su
huella en forma de tierra removida alrededor del cadáver.
Por su parte, la muerte por aldicarb en un ave no resulta tan violenta.
El animal, que se ha ido debilitando durante el curso clínico de la
intoxicación, suele sentarse o recostarse flexionando las
extremidades posteriores bajo el cuerpo y extendiendo la cabeza
hacia delante apoyándola en el suelo, con ligeras convulsiones de
intervalo variable entre ellas. En estos casos, a diferencia de lo
comentado con la estricnina, es menos probable que se hallen
Tabla 2. Tipos de cebos, especies animales diana y casos de
envenenamientos en los que se ha utilizado estricnina y/o aldicarb
(datos del Servicio de Toxicología de la Universidad de Murcia
1992-2005).
A pesar de lo dicho, no ha de olvidarse nunca que estos indicios solo
sirven para orientar y facilitar la investigación, pero nunca para
descartar definitivamente la implicación de otros productos, o incluso
la muerte por etiología no tóxica. No debemos caer en el error de
dejarnos llevar por la apariencia de lo observado; un error, por
desgracia, que hemos detectado en algunos informes periciales
veterinarios y toxicológicos. Tengamos presente que el
envenenamiento, como acto ilícito e intencionado que es, se rodea
muchas veces de situaciones provocadas por el envenenador para
desorientar al perito en su búsqueda de la verdad. Como bien
argumenta Stroud [25], la interpretación de los resultados debe estar
basada sobre todos los factores que rodean al caso.
Los síntomas previos a la muerte
En los casos de envenenamiento es muy raro que se observe al
animal enfermo, siendo lo más habitual el encontrar el cadáver. En
estas circunstancias, solo la observación atenta y precisa del cadáver
y su entorno nos pueden ofrecer información sobre el proceso
agónico del animal antes de la muerte, y con ello orientar también el
diagnóstico. Tanto aldicarb como estricnina son productos altamente
tóxicos, tanto para aves como para mamíferos [27-28]; sin embargo,
derivado de sus respectivos mecanismos de acción y, con ellos, de los
síntomas con los que cursan, es posible establecer ligeras diferencias
que permitan dirigir las sospechas hacia uno u otro.
En estudios experimentales realizados en nuestro laboratorio con
codornices (Coturnix coturnix) hemos observado que la ingestión de
altas dosis de estricnina (similares a las utilizadas para preparar cebos
envenenados) provoca el inicio de un cuadro convulsivo violento
antes de 3 minutos tras la ingestión, impidiendo al animal andar o
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evidencias claras sobre el suelo.
El rigor mortis
Las aves envenenadas con estricnina mueren en la posición antes
comentada de estiramiento completo, quedando en esta postura rígida
que no perderá hasta que comiencen los procesos putrefactivos del
cadáver; se dice que muere en rigor mortis. A diferencia de la muerte
por estricnina, el animal intoxicado por aldicarb no muere rígido y,
por tanto, se establecerá el rigor mortis de manera gradual. Oates [31],
en cadáveres de mamíferos silvestres, estableció que el rigor mortis se
establece entre las 3 y las 24 horas postmortem, en función de la
temperatura ambiente y la temperatura del animal; para ir
posteriormente perdiéndose en un intervalo de tiempo entre las 24 y
48 horas postmortem. Con independencia del momento o intervalo de
tiempo concreto en que empiece el rigor mortis en las aves, la
información sobre la rigidez obtenida en el momento de la recogida
del cadáver es un dato de gran interés para el establecimiento final de
la causa de muerte.
La recogida del cadáver
Los signos e indicios mencionados que pueden alertarnos de la
probable causa de muerte son muchas veces pasados por alto y
perdidos en el momento en que el agente actuante recoge el cadáver
para introducirlo en una bolsa para su envío. No es raro que los
cadáveres que lleguen a los laboratorios toxicológicos o forenses
veterinarios muestren indicios de haber sido manipulados sin
intención, lógicamente, y que, por tanto, la obtención de información
a partir del cadáver y de la escena del crimen no sea todo lo
satisfactoria que sería deseable [24].
Indicios comentados como la presencia de saliva alrededor del pico,
plumas pericloacales manchadas, párpados manchados o húmedos,
son signos de gran utilidad fácilmente observables en los momentos
cercanos a la muerte, pero que, desgraciadamente, se van perdiendo o
enmascarando conforme pasa el tiempo. Muchas veces, la actuación
del veterinario forense sobre el cadáver se realiza pasadas muchas
horas, y en ocasiones días después de la muerte del animal, lo que
dificulta más aún la obtención de esta información; la cual, sin
embargo, puede ser obtenida in situ por personal debidamente
entrenado en el momento del levantamiento del cadáver.
Conclusiones
Consideramos de especial interés remarcar la importancia de los
detalles en la actuación clínica y forense, ya que de ellos depende, en
buena medida, el llegar a un correcto diagnóstico que facilitará, a su
vez, la obtención de las pruebas analíticas y periciales necesarias. Es
prioritaria la formación de los agentes actuantes en la recogida de
cadáveres y de los veterinarios en aspectos toxicológicos y periciales
para evitar pérdida de información relevante en el esclarecimiento de
las causas de muerte por envenenamiento.
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... The three snakes encountered in the study were rescued by the Instituto Brasileiro do Meio Ambiente e dos Recursos Naturais Renováveis -IBAMA and the fire department. Two of them were victims of poisoning after consuming rats that had been killed with strychnine, an alkaloid used as a pesticide to control rodents (33). Another snake had gastrointestinal issues caused by parasitism. ...
Article
Full-text available
The retrospective study addressed the casuistry of wild animals treated at the Veterinary Hospital of Centro Universitário Anhanguera in Leme, São Paulo, Brazil. The research analyzed data from the medical history of all wild animals treated between 2009 and 2019, whether free-living or captive, belonging to Brazilian and exotic fauna species, with the aim of understanding the profile and main occurrences related to these animals. Medical records, medical reports, and information about the treated species were reviewed, including diagnoses, treatments, and clinical outcomes. The study revealed a wide variety of treated species, including 21 mammals (41.1%), 17 birds (33.4%), and 13 reptiles (25.5%), totaling 51 species. Dermatological diseases, musculoskeletal conditions, respiratory illnesses, gastrointestinal diseases, intoxications, poisoning, oncological disorders, and theriogenological conditions were observed in all species. Notably, avian species presented musculoskeletal diseases, respiratory illnesses, and other pathologies, while reptiles and mammals showed a higher incidence of dermatological issues. The institution's partnerships with other animal protection organizations facilitated the flow of care and specialized assistance. Additionally, some endangered species were identified, highlighting the veterinary hospital's role in local wildlife conservation, and the university's responsibility to raise awareness among the population to seek professionals who can handle and care for these animals.
... En las muertes por envenenamiento, predomina el uso de raticidas (carbamatos), debido a la fácil adquisición del producto 17 . Por ello se han convertido en la primera elección, como mecanismo de autoeliminación. ...
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The insects associated with corpses of guinea pigs were determined, in the two forms of death with the highest incidence in Piura: poisoning (rat poison) and white weapon (knife); using as a witness, a death due to cardiorespiratory arrest. For this purpose, female guinea pigs, of similar weights and from the same farm, were slaughtered in three repetitions (one per month), exposed in an area of dry forest in the district of Castilla, in metal mesh cages, and separated 60 meters between them. The collection of adult diptera was carried out with an entomological network, and the sacrifice of these, in a deadly vial with cyanide. Coleoptera were collected by manual sampling around the body, and sacrificed in a deadly vial with 70% alcohol. All individuals were determined and quantified with a stereoscope and taxonomic keys, always trying to reach the lowest taxonomic level. The SPSS program Vs.22 was used to calculate the differences in the entomofauna between the forms of death, through the analysis of variances (ANOVA). There were a total of 24 species, corresponding to 22 species for the control, 17 for poisoning and 19 for weaponry, at an average temperature and humidity of 25.94 °C and 63.19% respectively, there being no statistically significant differences between the forms of death at a significance level of 0.05.
... En las muertes por envenenamiento, predomina el uso de raticidas (carbamatos), debido a la fácil adquisición del producto 17 . Por ello se han convertido en la primera elección, como mecanismo de autoeliminación. ...
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Se determinaron los insectos asociados a cadáveres de cobayas, en las dos formas de muerte con mayor incidencia en Piura: envenenamiento (raticida) y arma blanca (cuchillo); utilizando como testigo una muerte por parada cardiorrespiratoria. Para este fin, se sacrificaron cobayas hembras, de pesos similares y procedentes de la misma granja, en tres repeticiones (una por mes), expuestos en un área de bosque seco en el distrito de Castilla, dentro de jaulas de malla metálica, y separadas 60 metros entre sí. La colecta de dípteros adultos se realizó mediante una red entomológica, y se les sacrificó con cianuro en un frasco mortal. Los coleópteros se colectaron por muestreo manual alrededor del cadáver, y se sacrificaron en un frasco mortal con alcohol al 70%. Todos los individuos fueron determinados y cuantificados con un estereoscopio y claves taxonómicas, siempre procurando llegar al nivel taxonómico más bajo. Se utilizó el programa SPSS Vs.22 para calcular las diferencias en la entomofauna entre las formas de muerte, mediante el análisis de varianzas (ANOVA); encontrándose un total de 24 especies, correspondientes a 22 especies para el testigo, 17 para envenenamiento y 19 para arma blanca, a una temperatura y humedad promedio de 25,94 °C y 63,19%, respectivamente. Estadísticamente, no existían diferencias significativas entre las formas de muerte con un nivel de significancia de 0,05.
... Some xenobiotics are more common in animal poisoning than others because of their accessibility and toxicity. Carbamates, coumarin agents, and toxic alkaloids from Nux vomica are some of the most popular substances used for animal intoxication, followed by phenobarbital (PHE) at a minor rate (Garc ıa-Fern andez et al. 2006;Khoutorsky and Bruchim 2008;Bulcão et al. 2010;CIT 2015;SINITOX 2015). ...
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In this study, an analytical strategy to identify brucine, strychnine, methomyl, carbofuran (alkaline compounds), phenobarbital and warfarin (acid compounds) using thin-layer chromatography (TLC) screening with ultraviolet (UV) detection at 254 nm in stomach content is shown. The optimum mobile phase was found to be a chloroform: ethyl acetate: diethylamine (0.5:8.5:1) mixture for alkaline substances while a mixture of chloroform: acetone (9:1) has given better results for acidic substances. As for extraction, an equal proportion between distillated water and crude material (1:1) is required. For alkaline compounds, a filtration system was created in order to avoid any interferences from the biological matrix while for acidic compounds only centrifugation (4000 rpm/10 minutes) was required to obtain an appropriate sample. After the respective pre-treatments, a one-step liquid-liquid extraction (LLE) has been employed for alkaline substances using a 3 mL of chloroform: ethyl ether (2:1) mixture for 2 minutes while acidic analytes used 3 mL of chloroform only during 5 minutes. For both methodologies described, the respective organic layers were dried down and re-suspended with 50 µL of methanol for further TLC plate application. The methodologies have been developed, successfully validated and applied to gastric contents from real case samples of suspected animal poisoning. Positive results from TLC/UV screening were confronted with HPLC-UV and confirmed by GC-MS.
... Domestic and wild animals deaths due to carbamates poisoning are increasingly common, [17,18] and in many cases there is a criminal intent [19]. From 1989-1992 a total of 202 samples from animals that died from suspected intoxication were brought to the Animal Pathology Department, School of Veterinary Medicine, University of Sao Paulo. ...
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Agricultural pesticides used with the criminal intent to intoxicate domestic and wild animals are a serious concern in Veterinary Medicine. In order to identify the pesticide carbofuran and its metabolite 3- hydroxycarbofuran in animals suspected of exogenous intoxication a high pressure liquid chromatography with diode array detector (HPLC-DAD) method was developed and validated in stomach contents, liver, vitreous humor and blood. The method was evaluated using biological samples from seven different animal species. The following parameters of analytical validation were evaluated: linearity, precision, accuracy, selectivity, recovery and matrix effect. The method was linear at the range of 6.25-100μg/mL and the correlation coefficient (r(2)) values were >0.9811 for all matrices. The precision and accuracy of the method was determined by coefficient of variation (CV) and the relative standard deviation error (RSE), and both were less than 15%. Recovery ranged from 74.29 to 100.1% for carbofuran and from 64.72 to 100.61% for 3-hydroxycarbofuran. There were no significant interfering peaks or matrix effects. This method was suitable for detecting 25 positive cases for carbofuran amongst a total of 64 animal samples suspected of poisoning brought to the Toxicology Diagnostic Laboratory, School of Veterinary Medicine and Animal Sciences, University of Sao Paulo.
... These pesticides have an extremely low median lethal dose, LD 50 , a general indicator of a substance's acute toxicity. Studies of the lethality of carbamates indicate that high doses of this poison cause clinical symptoms within 10–15 minutes and death ensues soon after (García-Fernández et al. 2006 ). Usual concentrations of these pesticides in poison baits are so high that death of the target animal occurs near the site of placement and shortly after exposure (Mineau et al. 1999). ...
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Wild predators are targeted if they are perceived to affect game species or domestic animals. Over the last century, the direct persecution of birds of prey and mammalian carnivores has led to their widespread decline, even local extirpations. Many such cases involved the illegal use of poisoned bait. We used 1,305 detected poisoning events and 59 biophysical variables to construct a distribution model of illegal poisoning throughout Andalusia, southern Spain. We chose this region because the largest number of poisoning events recorded in Spain were detected in Andalusia during the period 19902005. Our results showed greater incidence of poisoning was correlated with areas of high predator richness and high wild rabbit hunting yields. Thus, we hypothesize that wildlife managers should be able to estimate current and potential poisoning areas using frequency of poisoning events data. Managers can then focus control within those areas identified as conflict zones and establish surveillance schemes that prevent the loss of wildlife within the targeted areas. Our results have potential application in strategic planning for conservation of vulnerable high-profile species such as birds of prey and mammalian carnivores in southern Spain and other regions. (c) 2012 The Wildlife Society.
... These pesticides have an extremely low median lethal dose, LD 50 , a general indicator of a substance's acute toxicity. Studies of the lethality of carbamates indicate that high doses of this poison cause clinical symptoms within 10-15 minutes and death ensues soon after (García-Fernández et al. 2006). Usual concen-trations of these pesticides in poison baits are so high that death of the target animal occurs near the site of placement and shortly after exposure (Mineau et al. 1999). ...
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Wild predators are targeted if they are perceived to affect game species or domestic animals. Over the last century, the direct persecution of birds of prey and mammalian carnivores has led to their widespread decline, even local extirpations. Many such cases involved the illegal use of poisoned bait. We used 1,305 detected poisoning events and 59 biophysical variables to construct a distribution model of illegal poisoning throughout Andalusia, southern Spain. We chose this region because the largest number of poisoning events recorded in Spain were detected in Andalusia during the period 1990—2005. Our results showed greater incidence of poisoning was correlated with areas of high predator richness and high wild rabbit hunting yields. Thus, we hypothesize that wildlife managers should be able to estimate current and potential poisoning areas using frequency of poisoning events data. Managers can then focus control within those areas identified as conflict zones and establish surveillance schemes that prevent the loss of wildlife within the targeted areas. Our results have potential application in strategic planning for conservation of vulnerable high-profile species such as birds of prey and mammalian carnivores in southern Spain and other regions.
... Improving the monitoring, surveillance and the post-mortem labanalyses of illegal poisoning episodes could further help to build the necessary pressure to reduce the cases of malicious or negligent actions [46]. In this way, an accurate forensic diagnosis has a key role in the investigation of poisoning [47] and could be supported by techniques that facilitate rapid mortality detection, such as radio tagging and other remote sensing devices. ...
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Evidence for decline or threat of wild populations typically comes from multiple sources and methods that allow optimal integration of the available information, representing a major advance in planning management actions. We used integrated population modelling and perturbation analyses to assess the demographic consequences of the illegal use of poison for an insular population of Red Kites, Milvus milvus. We first pooled into a single statistical framework the annual census of breeding pairs, the available individual-based data, the average productivity and the number of birds admitted annually to the local rehabilitation centre. By combining these four types of information we were able to increase estimate precision and to obtain an estimate of the proportion of breeding adults, an important parameter that was not directly measured in the field and that is often difficult to assess. Subsequently, we used perturbation analyses to measure the expected change in the population growth rate due to a change in poison-related mortality. We found that poison accounted for 0.43 to 0.76 of the total mortality, for yearlings and older birds, respectively. Results from the deterministic population model indicated that this mortality suppressed the population growth rate by 20%. Despite this, the population was estimated to increase, albeit slowly. This positive trend was likely maintained by a very high productivity (1.83 fledglings per breeding pair) possibly promoted by supplementary feeding, a situation which is likely to be common to many large obligate or facultative European scavengers. Under this hypothetical scenario of double societal costs (poisoning of a threatened species and feeding programs), increasing poison control would help to lower the public cost of maintaining supplementary feeding stations.
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Data on 10-y of chemical toxicological analyses carried out in a veterinary laboratory in Barcelona, Spain for suspected wild and domestic animal poisonings are summarized. The 218 cases involved more than 1 million animals, some 7,500 of which died. Pesticides, especially insecticides (46.6%) and rodenticides (37.9%), were frequently involved. Strychnine (n = 11) and aldicarb (n = 10) were the most usual toxic agents in baits prepared for intentional poisonings; other cases involved pentachlorophenol, hexachlorocyclohexane or anticoagulant rodenticides. Service to veterinarians and others could be improved if a coordinated network of national and regional Animal Poison Centers were created.
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Data of toxicological analyses carried out over a 10-y period for suspected cases of wild and domestic animal poisonings are summarized. Of the 123 cases suspected as deliberate, 102 were be analyzed and 50 of them were positive to intentional poisoning, a total of 107 dead animals. Pesticides, especially insecticides (72%) and rodenticides (26%), were frequently involved. Aldicarb (n=15), anticoagulant rodenticides (n=8) and strychnine (n=4) were the most common toxins in baits prepared for intentional poisonings; carbofuran, methomyl, endosulfan and paraquat were also used. A coordinated Veterinary Toxicology Services network of collaboration should be set up in Spain to improve the quality of the services provided.
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Fatal animal poisonings in northern Greece from 1990 to 1995 are recorded. A total of 926 specimens have been analyzed by chromatographic techniques. Pesticides caused 78% of the poisoning cases and all other toxic substances caused 22%. The animals affected were mainly cats, dogs, sheep, birds and bees.
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A 10-y retrospective study of aldicarb intoxication in domestic animals from 1988 to 1998 is provided from animals submitted to the University of Georgia Veterinary Diagnostic and Investigational Laboratory. Within the period examined, 162 separate cases were confirmed and 18 additional cases were suspected based on bioassay but could not be confirmed. Some cases involving as many as 15 affected animals. Dogs were most often involved, but cats, horses, cattle and goats were also poisoned. Most intoxications appeared intentional or malicious. "Baits" including frankfurters, ham or ground beef were consistently found in stomach contents. The restriction of aldicarb to an agricultural soil application limits accidental exposure to domestic animals. Its use is regulated through license in Georgia as a systemic insecticide for pecan trees, peanuts and cotton. Unfortunately, aldicarb seems favored as a malicious poison, possibly due to its quick lethality.